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3.

El sonido del motor del auto resonaba suavemente mientras Jeongin conducía por la carretera desierta. La noche había caído y las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, pero en el interior del vehículo, la atmósfera era íntima y tranquila. Hyunjin miraba por la ventana, observando cómo las sombras se deslizaban en la oscuridad, sumido en sus pensamientos.

Jeongin, tras el volante, rompió el silencio.

—¿Quieres que encienda la calefacción?— preguntó, girando ligeramente la cabeza hacia su amigo.

—No, estoy bien así— respondió Hyunjin con una sonrisa leve, sintiendo que la temperatura del auto era agradable. Jeongin asintió y continuó conduciendo, pero su mente parecía estar en otra parte.

Después de unos momentos de silencio, Jeongin decidió arriesgarse.

—¿Puedo hacerte una pregunta personal?— preguntó con un tono serio pero curioso.

Hyunjin lo miró de reojo, intrigado.

—Adelante—. dijo, dándole permiso.

¿Cuándo fue la última vez que follaste...?— preguntó Jeongin, sin rodeos.

El ambiente en el auto cambió de inmediato. Hyunjin quedó en completo silencio, su mente procesando la pregunta. Finalmente, con un tono cauteloso, respondió:

—¿Y eso para qué quieres saberlo?

Jeongin tomó una respiración profunda antes de contestar.

—Hay una razón, pero antes necesito tu respuesta— insistió.

—Desde hace dos años—admitió Hyunjin, sintiendo una mezcla de vergüenza y resignación. La respuesta salió más rápido de lo que había anticipado.

Jeongin intentó reírse, pero el sonido fue más nervioso que divertido.

—Vaya, eso es... un tiempo—dijo mientras su mirada se centraba de nuevo en la carretera.

Hyunjin lo observó con una ceja alzada. —¿Perdón? ¿Te parece gracioso?—preguntó, sintiéndose un poco ofendido —No tengo tiempos para esas cosas...

—No, no es eso —se apresuró a aclarar Jeongin. —Es solo que... nunca pensé que dirías algo así, dijo eres atractivo —Luego hizo una pausa antes de continuar. —¿Alguna vez te has enamorado?.

Hyunjin sintió un ligero nudo en el estómago ante la pregunta.

—No realmente— respondió con sinceridad. —He tenido algunas relaciones, pero nada que se acercara a eso.

Jeongin frunció el ceño, como si estuviera evaluando cada palabra.

—Ahí está el problema— dijo finalmente.

Hyunjin lo miró confundido. —¿Qué problema?

—El problema es que la rutina es una pieza romántica que debería mostrar pasión— explicó Jeongin mientras maniobraba el auto por una curva suave. —Sin embargo, tú no has tenido ni pasión ni amor en mucho tiempo. Por ende, no eres capaz de sentir la sinfonía

Hyunjin lo miró fijamente, sin saber si debía reírse o sentirse ofendido.

—¿Y qué propones? ¿Que me enamore de alguien a la fuerza?.

—No exactamente— dijo Jeongin con un tono más serio. —Lo que quiero es que despiertes esas emociones que has dejado de lado. Mi siguiente tarea para ti es tener sexo con alguien. Solo para despertar esas hormonas.

Hyunjin se quedó boquiabierto ante la propuesta de su entrenador.

—¿Tienes idea de lo que estás diciendo? No es tan simple.

—Si no tienes con quién hacerlo, entonces hazlo tú solo —sugirió Jeongin sin inmutarse. —Solo necesitas despertar algo de deseo carnal. Para el patinaje es necesario sentir todas las emociones... Existe algo llamado mastur-

—Ya se que existe, solo que... Eso suena un poco extremo —replicó Hyunjin, cruzando los brazos sobre su pecho mientras trataba de procesar lo que Jeongin estaba diciendo.

—Lo sé—respondió Jeongin, su voz ahora más suave y comprensiva. —Pero piensa en ello como una forma de reconectar contigo mismo. El patinaje no es solo técnica; también es expresión emocional. Necesitas sentir para poder transmitirlo en el hielo.

Hyunjin se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de Jeongin. La idea de tener que forzarse a experimentar algo tan íntimo le resultaba incómoda, pero al mismo tiempo había una parte de él que sabía que tenía razón. Había estado tan atrapado en su rutina diaria y en sus entrenamientos que se había olvidado de explorar su propia humanidad.

—Tal vez tengas un punto —admitió finalmente Hyunjin, mirando por la ventana nuevamente mientras las luces de la ciudad pasaban rápidamente a su lado.

Hyunjin observó a Jeongin, tenía un perfil bastante atractivo, mentiria si dijera que su entrenador no era guapo o no ardiente, desde sus manos, hasta sus brazos... Su cintura, su cabello... Su mirada

Jeongin sonrió al escuchar eso y decidió cambiar de tema para aliviar la tensión.

—De acuerdo, entonces hablemos de algo más divertido. ¿Cuál es tu canción favorita para patinar?

Hyunjin sonrió al recordar su repertorio musical.

—Definitivamente 'Clair de Lune'. Es perfecta para expresar emociones profundas

—¡Esa es hermosa! —exclamó Jeongin, emocionado por la conversación sobre patinaje. —Creo que deberías patinarla, solo si logras explorar tus emociones...

Mientras continuaban hablando sobre música y patinaje, Hyunjin sintió una ligereza en su pecho que no había sentido en mucho tiempo. Quizás Jeongin tenía razón; tal vez era hora de dejar atrás el miedo y abrirse a nuevas experiencias, tanto en el hielo como en su vida personal.

La carretera se extendía ante ellos, llena de posibilidades y nuevos comienzos, y aunque el camino podría ser complicado, Hyunjin se sintió un poco más preparado para enfrentarlo.

—ya llegamos, gracias...

—No hay de que, recuerda tu tarea

—Claro, ¿Quien no querría follar conmigo? Mejor y uso mis manos —bromeo y jeongin soltó una sonrisa ladeada y Hyunjin mordió su labio, sin duda era sexy —B-buenas noches entrenador.

—Buenas noches

(....)

Hyunjin luego de darse una ducha se dejó caer en la cama intentando no pensar en aquello que había sucedido, sin embargo se le era imposible, así que desvío su mano a su miembro para comenzar a masturbarlo.

te lo dejo de tarea...

Su voz...

Mordió sus labios para ahogar sus gemidos, fue entonces cuando notó que comenzó a liberar líquido preseminal.

¿Hace cuánto no tienes sexo?

Sus manos, su cabello, sus ojos... Sus malditos labios...

Su respiración se agitaba rápidamente y mordía con fuerza su labio para no exhalar de forma ruidosa. Hyunjin movió su mano de arriba a bajo masajeando su erecto miembro. No podía mentir que lo hacía sentir algo culpable, su maldito entrenador lo estaba haciendo tener una erección, por qué justo ahora lo necesitaba, fácilmente podría llamar a alguien mas, ¿Por qué tenía que ser el?, su mente creaba imágenes una y otra vez haciendo que el menor mueva sus manos de manera rápida y luego lenta, sintió como su mano era impregnada de su propio líquido.

—Yang...

Su miembro palpitaba y la erección no se iba, continuo moviendo su mano de manera rápida y luego lenta creando un vaiven, su cuerpo comenzó a contraerse y fuera arrasado por una ola de placer pero no se detuvo siguió moviendo su manos masturbando su miembro alcanzando un segundo orgasmo gimiendo algo fuerte por qué no pudo contenerse, y su mano fue impregnada de su propia escencia.

Incluso después de masturbarse su cuerpo rogaba por más...

(....)

Hyunjin se deslizaba por la pista de patinaje, sus movimientos eran más fluidos y seguros que antes. La música resonaba en el aire, pero su mente estaba lejos de la rutina que estaba ejecutando. Cada giro y salto lo hacía pensar en Jeongin y en cómo lo miraría a la cara después de haberse dado placer, más de una vez, mientras pensaba en él. La ansiedad comenzaba a apoderarse de él, y aunque su desempeño había mejorado, había una inquietud latente que no podía ignorar.

De repente, la música se detuvo. Hyunjin se detuvo en seco, sintiendo el silencio como un peso sobre sus hombros. Jeongin lo miraba desde la orilla de la pista, una expresión de comprensión en su rostro.

—Veo que hiciste la tarea... ¿Alguien te ay—

—¡Yo solo! —gritó Hyunjin casi al instante, interrumpiendo a Jeongin. Su corazón latía con fuerza, y rápidamente se sintió avergonzado por su reacción.

Jeongin asintió, sin juzgarlo. —Perdón, estoy algo nervioso —confesó Hyunjin, sintiendo que sus mejillas se sonrojaban.

—¿Por qué estás nervioso? —preguntó Jeongin, acercándose un poco más, su mirada llena de preocupación.

—Porque la primera competencia es en unos días y yo... aún no logro dominar la rutina... —respondió Hyunjin, sintiendo que la presión comenzaba a aplastarlo.

Jeongin sonrió con confianza. —Te llevaré a un lugar. Ven conmigo.

Ambos salieron de la pista de patinaje y se subieron al auto. La tensión en el aire se sentía palpable mientras Jeongin conducía hacia un destino desconocido para Hyunjin. Después de un rato, llegaron a una mansión impresionante, con grandes ventanales y un jardín bien cuidado.

—¿A dónde vamos? —preguntó Hyunjin, mirando a su alrededor con curiosidad.

—Solo cálmate —respondió Jeongin con una sonrisa tranquilizadora mientras se adentraban en la casa.

Una sirvienta los saludó al entrar, y Jeongin le dijo que solo iba a su salón. La sirvienta asintió y los condujo a una habitación al final del pasillo. Al abrir la puerta, Hyunjin se encontró en un salón de la fama, adornado con trofeos, medallas y fotos enmarcadas de Jeongin y otros tres patinadores.

—¿Qué es esto? —preguntó Hyunjin, maravillado mientras caminaba por el espacio.

—Esto es un recordatorio —dijo Jeongin, acercándose a una de las fotos—. Mis amigos y yo decidimos hacer esto para recordarnos a los cuatro. Solo dos de nosotros siguieron patinando.

Hyunjin miró a su alrededor, notando que había una foto vacía en la pared. —¿Por qué los otros dos no siguieron patinando? —preguntó con curiosidad.

Jeongin bajó la mirada, su expresión cambiando ligeramente. —Uno murió... y el otro dejó de hacerlo por una lesión —respondió con tristeza.

Hyunjin sintió un nudo en el estómago. —¿Nunca lo intentaste después? —preguntó con cautela.

Jeongin negó con la cabeza. —No. Era demasiado doloroso...

Hyunjin se acercó a la foto vacía. —¿Quién era este que no tiene foto? —preguntó suavemente.

Jeongin respiró hondo antes de responder. —Era mi mejor amigo... Él murió en un accidente hace años. A veces pienso que si hubiera estado vivo, tal vez me habría obligado a seguir patinando.

La tristeza en la voz de Jeongin resonó en el corazón de Hyunjin. Se sentía abrumado por la vulnerabilidad de su amigo. Se dio cuenta de que todos tenían miedos y luchas, incluso aquellos que parecían tenerlo todo bajo control.

—Ustedes también tuvieron miedo al entrar en su primera competencia —dijo Hyunjin, tratando de ofrecer consuelo.

Jeongin asintió lentamente. —Sí, lo hicimos. Pero necesitabas tener confianza, Hyunjin. Es normal sentirse así.

Sin poder evitarlo, impulsado por una mezcla de emociones, Hyunjin se acercó y lo besó.

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