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Capítulo 6.

Cristian POV.

- ¡Grey! – Respondo el teléfono sin mirar.

-Señor, un auto llego a recoger a la señorita Steele y a la beba – Me informa Ryan.

-No se han marchado, espere – Y así lo hago.

-Señor ha llegado el señor Steele con sus hombres al edificio, si no me equivoco quien las sacó del edificio fue Sawyer, el auto esta frente al mí, me voy air para que me sigan y así ellos puedan escapar – Me va informado Ryan.

-Hazlo- Le ordeno.

¿Cómo mierdas dio Steele con Ana? y peor aún ¿cómo se enteró de mi hija? Lo que me tranquiliza es que Gabriel se enteró a tiempo y logró mandar por ellas a tiempo. Por suerte envié un guarda ropa completo para ella cuando le pedí a Gabriel que se las llevara a vivir a su casa, también como el acosador que soy mandé a camuflar cámaras en la casa para poder verlas en tiempo real. Por suerte mi mejor amigo no se negó, sólo me pidió que no pusiera cámaras en su habitación ni en el estudio.

-No quiero que nos utilices para masturbarte – Me dijo el muy imbécil.

El maldito de Raymond ha estado buscando a Ana y Phoebe por todo New York, por suerte no ha dado con ellas. Todavía no Welch no ha podido descubrir como fue que se enteró Raymond de la existencia de mi hija, obviamente ella esta registrada con el nombre Steele, sin embargo, no creo que este monitoreando hospitales o ¿sí? Me masajeo las sienes me ha empezado a doler la cabeza.

-Señor Grey – Andrea me saca de mis atribulados pensamientos.

-Tiene una llamada de su padre – Suspiro ha de ser importante.

-Pásala, por favor –

-Cristian, por favor ven a mi oficina, es importante – Mi padre me cuelga sin esperar a que yo diga algo.

Me lleva veinte minutos el llagar a la oficina de mi padre, saludo a la recepcionista y me dirijo a su oficina, saludo a Sharon la secretaria de papá y paso sin tocar, mi cuerpo adquiere una rigidez en fracción de segundos al ver a las personas que están en la oficina o al menos una de ellas.

-Pasa, hijo y toma asiento – Así lo hago sin quietarle la vista al mal nació que sonríe estúpidamente.

- ¿Para qué me has llamado padre? – Vuelvo la mirada a mi padre.

-El señor Steele me ha traído un documento el cual exige se haga cumplir por tu parte –

-Así, ¿qué clase de documento será? - Pregunto con desinterés.

-El señor Steele ...-

- ¡JA, señor! – Digo con sarcasmo.

- ¡Cristian! Guarda la compostura – Me regaña mi padre.

-El señor Steele trae un poder de conservaduría sobre su única hija, Anastasia Rose Steele. Según afirma el señor aquí presente su hija incumplió este poder cuando cumplió dieciocho años. Se escapó de su casa durante casi tres años, tiempo en el cual estuvo desaparecida, luego la encontró aquí en Washington estudiando en la universidad. Su prometido el señor Paul Clayton se enteró que vivía con su novio...- El tal Paul se levanta cuando escucha su nombre.

-Quiero a mi prometida de regreso y prometo perdonarle todas sus transgresiones. Inclusive que tuviese una hija con su hijo abogado Grey. Su hijo puede quedarse con la niña, no me encargaré de darle más hijos a Anastasia -El maldito hijo de perra sonríe con arrogancia. Me levanto para golpearlo, pero Steele me detiene.

Ni se te ocurra golpear a mi yerno. No creo que en tu creciente prestigio se vea bien una demanda por agresión al hijo del próximo senador del estado de California – Me detengo al ver a mi padre negar.

-Cristian, ¿Sabes dónde está la hija del señor Steele? – Pregunta mi padre.

-No, no los sé desde que nos separamos ace más de un año la he vuelto a ver. El señor Steele y el señor Clayton fueron muy claros cuando los vi la última vez. Es más no sabía que Ana estaba embarazada cuando se fue y menos que fuese una niña- Me tapo la cara con las manos para aguantar las lágrimas. El saber lo que le espera a Ana si estos hijos de puta la encuentran y no creo que Steele me entregue a Phoebe.

-Es curioso porque ella esta en New York, donde recientemente acabas de abrir la primera sucursal de tu empresa – Maldito hijo de perra.

-Y también realizaron la despedida de soltero del promiscuo de Elliot en el hotel donde trabajaba Ana. Dimos con su apartamento, cuando llegamos no estaba ninguna de las tres, ni la niña, ni su amiga, ni Ana -Dice el maldito Clayton.

-Señor Steele permítame corregirlo en algo, algo que si tengo conocimiento. El hotel donde se realizaron las despedidas de solteros fue elegido por mi nuera, Kate. No por mis hijos – Dice mi padre y es cierto. Ana me conto que había tenido que huir de la casa de su mejor amiga porque ella la entregó a su padre. Entonces puede ser que Kate sabía el paradero de Ana y ella le informó a Steele. Debo hablar con ella y sacarle la información.

-Señor Grey hable con su hijo. Lo quiero fuera de la vida de mi hija. Ana no es capaz de tomar sus propias decisiones. Para mí sería muy rápido encontrar el expediente clínico de mi hija e ingresarla en una clínica para personas con problemas mentales. Phoebe esta registrada con mi apellido así que la niña quedaría bajo mi custodia y me encargaría de criarla como se debe- Cierro los puños dentro de mi saco.

-Ray, creo que todo quedó claro para los señores Grey. Tengo una prometida que encontrar – Maldito hijo de puta. Después de esas palabras se ban. Suspiro cansado.

- ¿Es cierto que tienes una hija con Anastasia? y nunca me contaste - Me reprocha mi padre.

-Tu que crees-

-Soy abuelo y no lo sabíamos – Se le humedecen los ojos.

-Bueno sólo tú, Mia y Elliot. Mamá la conoció por accidente. La novia de Gabriel es su mejor amiga y de hecho estuvo en su nacimiento-

-Tengo que conocerla Cristian – Saco mi móvil y le muestro la foto que tengo de ella, una que me envío Gabriel.

-Mira- Las lágrimas se le escapan a papá.

-Se parece mucho a ti a esa edad- Ríe con tristeza.

-Padre que hacemos con Steele, no lo que firmo Ana no es valido y te juro que Ana es la mujer más cuerda del universo-

-No sé en qué condiciones se dio la firma de ese documento, conociendo a Steele se habrá valido de cualquier porquería para hacerla firmar, por la edad que dice que tenía Ana cuando firmo de podría pensar de una coacción por ser menor. Pero hasta no hablar con ella y obtener su versión, sólo tenemos las palabras de Steele – Dice mi padre.

-Los dictamines los puede falsificar y la conservaduría pudo pagarle algún juez para que los firmará- Teorizo.

- Puede ser-

-Padre tengo que hablar con tu nuera, Kate. Ella tiene mucho que contarme- Me despido de él.

Al llegar a la empresa llamo a Kate para que se reúna conmigo, pero me dice que esta visitando a sus padres, lo que me queda dejar esta conversación para otro día.

-Taylor, coordina con Stefan partimos para New York y coordina con los demás chicos de seguridad, puede que los necesitemos – Él asiente y yo le pido a Gail que me prepare una pequeña maleta. De todas maneras, tengo ropa suficiente en mi apartamento de esa ciudad.

Llegamos en la noche estoy cansado, pasamos coordinando la seguridad en la casa con Gabriel, tuve que contarle de la visita de Steele a lo que se puso furioso, me pulso al tanto que Ana mañana empieza a trabajar en la empresa, sé que es una mujer inteligente, Elliot la entrevistará mañana y me alegra que trabaje con mi hermano, Ana tiene un ojo para el diseño que le vendrá bien a la empresa en la parte de la construcción.

Por la mañana me reúno con algunos socios, me dirijo al de regreso al apartamento a hablar con mi madre, me cuenta que ha visto fotos de su nieta y esta como loca por volver a vela, también me contó del reproche de mi padre al ocultarle semejante información, que lo luego entendió el porque lo ocultamos, le comento mis dudas de Kate y ella me dijo que todo tenía una razón que le diera la oportunidad de explicarse, viniendo de ella lo acepte.

A las cinco y media de la tarde confirmo con Ryan, Anastasia siguen en su oficina, eso me molesta porque debería ir camino a casa para estar con nuestra hija, pero calmo mi mal genio porque eso me servirá para ejecutar mis planes.

Saludo al personal y subo al elevador en compañía de Taylor y Ryan.

-Quédense en aquí nadie entra a esta área- Ordeno, ambos asienten en silencio.

Esta de espaldas a la puerta, entro y cierro la puerta. Se ve tan hermosa en ese juego tipo sastre y para mi suerte vino en falda, una muy corta para mi gusto, por ahora se lo dejo pasar ya que fui yo quien compro su ropa.

Me acerco a ella, su cuerpo me ha reconocido y esa descarga eléctrica reconocida recorre mi cuerpo cada vez que estoy cerca de ella.

- ¡Hola! Anastasia- Me pego a su cuerpo y enredo mis brazos a su cuerpo, llevo mis labios a su cuello, donde dejo una serie de besos. La escucho gemir.

- ¿Te han comido la lengua los ratoncitos? - La escucho sollozar. Le doy la vuelta y su rostro está mirando al suelo.

-Mírame por favor y no llores – Ella posa sus hermosos ojos en los míos, cuanto extrañaba mirarlos.

-Necesitamos hablar, pero ahora sólo quiero demostrarte cuanto te he extrañado-

Paso mi brazo por su cintura, para acercarla más a mi y mi otra mano va a su nuca. La beso como un sediento, cuando encuentra un manantial de agua fresca, ella me responde, pasa sus brazos sobre mi nuca. Extrañaba besarla. Mis manos la sueltan para dirigirse al ruedo de su falda y subirlo, rompo su s bragas, ella trata de detenerme.

-Ambos lo deseamos Ana- Deja de luchar

La subo sobre su escritorio, metiéndome entre sus piernas. Suelto mi cinturón para bajar mi ropa y dejar libre mi erección la cual extraña hundirse dentro de ella, ella me mira con deseo y se muerde ese labio que tanto amo. La penetro de golpe acallando sus gritos con mi boca. La embisto una y otra y otra vez.

-Eres mía Anastasia, tu y mi hija son mías. No vuelvas a irte, lejos no las puedo proteger – Sollozo sobre su pecho sin dejar de moverme dentro de ella. Ella también lo hace llora conmigo y el orgasmo es agridulce. Saco mi pañuelo y limpio su sexo con él. Le ayudo a bajarse del escritorio y se acomoda la ropa mientras yo hago lo mismo. De su escritorio saca unos pañuelos faciales para secarse las lágrimas.

-Vamos que nuestra hija nos espera. Después de que la alimentes, te duches debemos hablar largo y tendido. ¿De acuerdo? – Ella me mira y asiente en silencio.

- ¡Mierda! – Dice por lo bajo.

- ¿Pasa algo, nena? –

-No usaste el maldito condón, otra vez– Me reprocha como si esto fura sólo mi culpa.

-No te oí quejarte. De todos modos, Phoebe no debería ser hija única. Es muy aburrido – Le digo riendo.

-Idiota, tú no eres el que los cargas por nueve meses. Es más Phoebe está muy pequeña – Inquiere.

-Vamos, pasaremos por una farmacia por la píldora del día después y no porque me arrepienta de lo que acaba de pasar, sino por los pendientes que tenemos que resolver. Ahora vamos – La tomo de la mano y salimos de la oficina para dirigirnos a la mansión de Gabriel.

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