Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

Julia POV

Tres meses, tres benditos meses que Gabriel Emerson irrumpió en mi vida de una manera tan arrolladora que siento su ausencia como una eterna agonía, él me envía mensaje, me llama, aunque por escasos minutos, sin embargo, yo lo quiero a mi lado y sé que es pedir mucho, porque no sé que hay entre nosotros, no sé que somos.

Días antes que a Phoebe le dieran el alta médica y la trajéramos a casa, Gabriel habló con Ana, sé que tiene que ver con el parde de la niña porque después de esa llamada mi amiga se encerró en su habitación y se la paso llorando todo el día, hasta que salió de la habitación a comer algo, le pregunté ¿si quería hablar de ello? pero se negó en redondo. Intuyo que tiene que ver con el señor desconocido.

Phoebe vino a darle otro sentido a este lugar es una niña tranquila que sólo llora cuando tiene hambre o necesita un cambio de pañal. La amo como si fuese mía, cuando salgo del trabajo deseo llagar rápido consentirla, Ana esta valorando cambiar de trabajo, no concibe dejar a su hija por las noches con desconocidos.

Las pesadillas de Ana se han incrementado, me imagino que tienen que ver por la llegada de su hija, ese es otro tema que no quiere hablar, soy consciente que necesita un sicólogo para superara los traumas de su vida y así poder disfrutar de su maternidad al cien por ciento.

Llego a casa y todo está en silencio, me dirijo a mi habitación en, me quitos la ropa para darme una ligera ducha y tirarme a dormir; hoy es mi día libre así que dormiré hasta que mi cuerpo diga ya descansé. Me sumerjo en profundo sueño, hasta que mi estómago gruñe y me hace levantar por comida, pero antes me dirijo al baño a asearme.

Al salir a nuestra sala, miro a Ana alimentando a su hija, es una hermosa imagen, ansío mis propios hijos,

-Buen día, Ana. ¿Qué tal se portó nuestra princesa? – Phoebe sigue mi voz, soltando el seno de su madre para buscarme. Ella al mirarme balbucea haciéndonos reír.

-Bien, duerme casi toda la noche, sólo despierta para comer y vuelve a dormir- Me cuenta Ana. Conversamos contándole las anécdotas de la noche y reímos más, hasta que el timbre de la puerta no interrumpe. Me dirijo a la puerta para ver por la mirilla, no veo a nadie, voy a voltearme para ir a la cocina, no obstante, otra vez llaman a la puerta, maldigo en silencio ya que me muero del hambre y esta vez abro de golpe, dejándome ver al hombre que me tiene suspirando.

-Gabriel – Él me sonríe y yo me quedo ahí parada como tonta.

- ¿Puedo entrar? - Pregunta riendo.

-Claro pasa- Yo no sé que hacer, sólo puedo mirarlo. Sin embargo, el me tomo desprevenida, me abraza y me besa, con desesperación, siento que las piernas se me aflojan, Gabriel me sostiene.

-Te extrañé- Me dice al oído.

-Yo también- Me sincero.

-Ana. ¿Cómo están? – Mira a Phoebe con cariño.

-Bien, Gabriel. Me alegro de verte – Le dice mi amiga y él toma a la niña en sus brazos.

-Iré a preparar algo de comer – Anunció.

-No hagas nada, Julia. Quiero llevarlas a comer a las tres – Se ofrece Gabriel.

-No, no vallan ustedes. Afuera hace mucho frío todavía y debo cuidar a Phoebe de los resfriados –

-Bien, tienes razón, Ana. Prometo traerles algo. Ahora, nena ve a cambiarte – Salgo como bala y me cambio.

Dejamos a las chicas; media hora después estamos en un elegante restaurante, ordeno una ensalada de rúcula, y un filete con puré, Gabriel pide lo mismo sin la ensalada.

- ¿Cómo ha estado todo? – Me pregunta.

-Muy bien, hasta el momento –

-Me alegro de que todo esté bien con ustedes. Julia, sé que casi no nos conocemos y que sólo hemos tenido comunicación telefónica. Quiero cambiar eso, tú me gustas más de lo que dejo ver. Siento que estoy incompleto y ahora que estoy a tu lado siento que me complementas – Me voy a morir de felicidad.

-Tu también me gustas Emerson. El problema que yo no tengo mucho que ofrecerte nada más lo que hay en mi corazón, aunado a eso tu vives en Washington y yo aquí en New York – él me mira y sonríe.

-Mi domicilio va a cambiar –

- ¿Cómo? –

-La empresa que Cristian yo fundamos ha crecido mucho ente año. Por lo que decidimos expandirnos. Abriremos una sucursal de nuestra empresa aquí en New York. Por lo tanto, seré el CEO de esta sucursal. Ya el edificio se esta remodelando, estoy por comprar una casa, casa que deseo compartir contigo – Mis ojos se humedecen de alegría, no obstante, no puedo dejar a Ana y a Phoebe. Ellas son parte de mi vida.

-Me alegro de que estes cumpliendo tu sueño Gabriel, pero no puedo irme a vivir contigo – Le digo con lágrimas en los ojos.

-Lo siento Julia, estoy haciendo las cosas mal. Perdóname – Él saca de la bosa de su jacket una cajita de terciopelo roja. La abre dejando ver un fino anillo con un rubí. Toma mi mano y me lo pone en mi dedo anular. Dejándome boqui abierta.

-Se, mi novia, Julia. Sé que voy rápido con esto. Pero ya no quiero separarme de ti – Besa mi mano.

-Yo dije que no podía irme a vivir contigo, porque no quiero dejar a Ana. Ella es mi familia y no quiero que pienses en que quiero coaccionarte a que las lleves con nosotros... - Gabriel me calla con un beso.

-Tranquila ya pensé en eso y todo esta arreglado. Le he hablado a mi madre de ti, de Ana y la niña; muere por conocerlas. Mira sé que no debería intervenir en esto, pero me gustaría que tu y Ana trabajen en la empresa. Con los beneficios que les brindamos a los podrán seguir estudiando y no tener que salir a esas horas arriesgando sus vidas, hemos pensado en abrir una guardería para aquellos colaboradores con hijos pequeños que no tienen quien se los cuide. Piénsalo nena – Lo miro completamente enamorada.

-Yo no soy el problema, lo será Ana –

-No te preocupes, yo tengo quien la convenza- Me sonríe cariñoso.

- ¿Quién es esa persona? – Pregunto curiosa.

-Ya verás- Después de comer regresamos a la casa. Por suerte, Ana está durmiendo al lado de mi sobrina y aprovechamos para hacer el amor. Por la noche cuando despertamos, Ana esta terminando de preparar la cena. Cuando cenamos lo hacemos en silencio.

-Ana, Julia y yo hemos formalizado nuestra relación – Le informa Gabriel.

-Eso es maravilloso chicos, les deseo lo mejor- Se le salen las lágrimas.

-Eso no es todo, Ana- Le informo. Ella frunce su rostro. Gabriel le cuenta lo mismo que me dijo a mí.

-No, no yo no puedo ir a vivir con ustedes – Se niega.

-Ana, yo te necesito – Le ruego.

-Acepto lo del trabajo. Vivir con ustedes es...- Gabriel la interrumpe pasándole su móvil.

-Alguien desea hablar contigo – Ana se levanta, para hablar en privado con quien sea que este al teléfono.

-Ya verás, aceptará – Me dice con seguridad.

Mientras Ana habla por teléfono, mi chico y yo jugamos con mi sobrina, al parecer tiene muchas ganas de jugar. Ana regresa a los minutos con los ojos rojos, ha estado llorando.

-Está bien nos iremos a vivir con ustedes – Quiero preguntar, con quien hablo, pero me aguanto.

Al día siguiente asisto a trabajar como cualquier día, más antes de tomar mi puesto paso por la oficina de Jack.

-Buenas noches, Jack- Saludo antes de entrar.

-Buenas noches, Julia. En que puedo ayudarte.

-Bien esto no es grato para mí, pero antes quiero agradecerte de mi parte y la de Ana la oportunidad que nos brindaron de trabajar en esta empresa. Se nos ha presentado la oportunidad de trabajar en otro lugar, bueno puedes imaginarte – LE sonrío nerviosa.

-Lo entiendo, con otro horario y con más facilidades de estudio –

-Si, en la empresa donde trabajaremos tendrán guardería, por lo que no tendríamos que pensar en el cuido de la nena –

-Es completamente entendible – Le entrego las cartas de renuncia donde hacemos efectiva nuestra renuncia a partir de mañana. Voy a salir cuando Jack me detiene.

-Dile a Ana que un hombre vino preguntando por ella – Me paro en seco.

- ¿Di... dijo quién era? - Pregunto con miedo.

-Dijo que era su padre- ¡Mierda!

-Lo siento Jack no puedo quedarme. ¿Alguien le dio nuestra dirección? – Pregunto con miedo.

-Al menos yo no. Pero no sé si le preguntaron a alguien más –

-Gracias Jack. Si vuelve por favor no le digas donde vivimos y tampoco le digas que Ana tiene una hija, porque es evidente que sabe que trabajamos aquí –

-Él dijo que quería conocer a su nieta. Sabe de la existencia de la bebe-

- ¡Maldición! Alguien soltó la lengua – La puerta se abre de golpe.

-Eso es cierto y suelo pagar muy bien por la información- Dice una voz desagradable tras de mí. Me volteo y si en frente mío tengo al despreciable Raymond Steele.

-Yo jamás diré nada y me voy-

-No me niegue el derecho a conocer mi nieta señorita Mitchel –

-Usted no tiene hija y por consiguiente nieta – Salgo de la oficina de Jack, dirección al lobby del hotel, es el área más concurrida del edificio, de camino pongo al tango a Gabriel y de paso le informo que me quedaré en un hotel, este hombre puede seguirme y dar con el apartamento. Le pedí que no dejara por ningún motivo a las chicas.

Gabriel me reserva una habitación en un hotel a diez cuadras de este, me asegura que mantendrá seguras a Ana y a Phoebe y que vendrá por mi cuando sea seguro.

Sólo espero que no dé con el apartamento antes de que Gabriel haga algo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro