Capítulo 1
Anastasia POV
Miro por la ventana de mi apartamento como cae la nieve, está como el día que dejé a mi amor, lo dejé no porque no lo ame, lo dejé porque no quería que fuéramos un ancla en su futuro. Mi amiga Julia dice que fui egoísta al marcharme; que debí decirle la verdad; que nunca estaría segura si el nos habría rechazado o no.
Julia es muy compañera de cuarto, asistimos a la universidad cuatro días a la semana y trabajamos los fines de semana en el casino del Waldorf Astoria, casi estoy de baja por mi avanzado estado de embarazo.
- ¿En qué piensas Ana? – La voz preocupada de Julia llama mi atención.
-En que pronto Phoebe estará con nosotros, podre abrazarla, llenarla de besos y consentirla – Le sonrío para que me crea.
-No me engañas, Ana. Sé que sigues pensando en el padre de la nena. Anastasia no sé que te llevo a abandonar al amor de tu vida. Pero sigo pensando que eres egoísta al no decirle que va ha ser padre y a negarle a tu hija el derecho de tener el suyo. Tu padre es un hombre de mierda que no le importas un carajo, más todos no son iguales –
-Lo sé Jul...- Me corta.
-No me digas nada, siempre es lo mismo. No quiero alterarte, sé que le afecta a la beba y tu no aceptas que tengo la razón. Dejémoslo por la paz mental de ambas. Ve a cambiarte que se nos hará tarde – Le obedezco; Julia tiene razón.
***
Una hora después estamos en nuestros puestos de trabajo; hoy va ha ser un día pesado, al entrar al casino las chicas no dejan de hablar de la despedida de soltero en uno de los salones, dice que pareciera una convención de dioses griegos, porque todos son muy hermosos. Sonrío porque yo pensaba lo mismo de Cristian, un dios griego y sobre todo del sexo, con él descubrí mi sexualidad, me llevo a la gloría, el día que celebramos su cumpleaños estábamos tan ebrios que se le olvido usar el vendito condón y a mí la píldora, fue el día que concebimos a mi niña.
- ¡Hey! ¿Estás aquí? – Uno de los jugadores me devuelve a la realidad.
-Si, lo siento. ¿Desea otra carta? –
-Creí que algo le sucedía a la criatura, no dejas de tocarte –
-Lo siento lo hago por reflejo – El hombre me mira, finge creerme y sigue jugando.
A la una de la mañana nos dan el descanso de una hora al menos para mí.
-Dicen que la fiesta de despedida de soltero del salón principal está candente – Sonríe mi compañera y amiga.
-Si eso oí decir a las meseras que dan servicio en ese lugar –
-Vamos a echar un vistazo, Ana – Toma mi mano y me jala hacia ella.
-Eso nos traerá problemas Julia – Sonrío por su tonta idea.
-No, sólo iremos, echamos un vistazo y regresamos, me quedan quince minutos Ana- Asiento por complacerla, tiene derecho de refrescar la vista y sobre todo es mi amiga.
Llegamos a la entrada del salón, para acortar el camino debimos atravesar un bloque de habitaciones, ella apenas abre un poco la puerta; mete su cabeza para mirar.
- ¡Madre de Dios! ¡De verdad parece el Olimpo! – Me embarga la curiosidad, por lo que decido abrir un poco más la puerta y meter mi cabeza para mirar.
-Son muy pocos Julia – Paseo mi vista por todo el lugar, chicos de papi y mami, se nota en sus ropas, la mayoría están babeando por las strippers en la tarima, he de suponer que el que están en el centro de la tarima es el futuro esposo. Es muy guapo su rostro me parece familiar. Él se levanta y toma el micrófono.
-Ven hermano, comparte mi felicidad, al lado de estas hermosas chicas – Mi vista va a donde alumbra el reflector, fijo mi mirada en la persona, es decir el chico al que señala el novio y dejo de respirar, mi corazón se detiene y un dolor agudo se instala en mi vientre.
-No, no puede ser- Digo en voz baja, sin embargo, Julia me escucha. Ella dirige su vista hacia donde están posados los míos.
- ¿Quién es él Ana? ¿Es el padre de Phoebe? – Salgo del lugar sin responder.
Cristian no puede saber que estoy aquí, sigo caminando hasta que una contracción muy fuerte me hace detenerme en medio del camino. Debo de calmarme, mi bebe no esta preparada para nacer aún, me falta mes y medio.
- ¿Ana? ¿Anastasia, eres tú? – Mi cuerpo se pone rígido al escuchar esa voz, volteo mi rostro y si es ella, la amiga que también dejé cuando escapé de mi vida, la vida de maltratos a los que me sometió mi padre.
-Kate, ¿Conoces a esta joven? – Una mujer como de unos cincuenta años le habla a la que una vez fue mi amiga.
Una vez pasada la contracción sigo caminando hasta mi puesto de trabajo, minutos después regresa Julia con cara de preocupación. En el transcurso de la noche siento que alguien me mira, no obstante, no encuentro a nadie conocido. Mi mirada se detiene en Julia, quien ve embobada al hombre frente a ella, un hombre de casi dos metros, de cabello negro como la noche y sus ojos no los puedo distinguir desde aquí.
El resto de la madrugada la paso inquieta, tanto que debo de pedirle a Jack Hyde, mi jefe que me permita irme antes, las contracciones han vuelto en menor intensidad, mi jefe me lo permite, es bueno que el hombre este casado y sea padre para que entienda por lo que estoy pasando. Llego al apartamento y tomo una ligera ducha para luego dejarme caer en mi cama, para luego rendirme al sueño.
Me despierto comprobando que es medio día, ¡Qué hambre tengo!, me dirijo a la cocina donde me encuentro con una amplia espalda recostada en la encimera, lo escucho hablar.
-No, no te importa donde estoy. Yo veré cuando regreso. Si ya sé, la reunión es mañana a las ocho. Si, Cristian, estaré ahí. No te preocupes, sé que Grey Company también es parte de mi sueño – No puede ser el hombre frente a mí, es amigo de Cristian y Julia lo ha traído. Mi cuerpo se pone pesado, me falta la respiración y otra contracción se instala en mi vientre.
- ¡AY! – Es lo único que puedo decir.
- ¿Está bien señora? – Él se levanta de un tirón dejando ver preocupación en sus ojos. Niego con la cabeza.
- ¡No, no esto no puede estar pasando! – Miro mis piernas por donde escurre el líquido sanguinolento.
- ¡JULIA! – Grita el hombre y mi amiga aparece por arte de magia.
- ¡Ana! - Me mira asustada.
-Juls, tengo miedo. Mi bebe no – Caigo de rodillas mientras me ataca otra contracción. Julia llega a mi mientras veo al hombre hablar por su móvil. Luego me toma entre sus brazos para acomodarme en el sillón.
-Julia, ve a vestirte y de paso trae ropa para tu amiga – Ella asiente y se marcha mientras el hombre se pone una camisa, que debe ser de él ya que aquí sería muy difícil encontrar una.
Vuelve a tomar su móvil y marca un nuevo número, mientras yo me retuerzo por otra contracción.
-Grace, necesito un favor; que hables al Hospital General, tengo a una amiga con una urgencia... Necesito al mejor ginecólogo y pediatra – Se queda en silencio.
-No es necesario yo tengo a mi doctor – Le trato de hablar, pero él me calla.
- ¡SHH! No es mi novia, Grace, es una amiga. Bien, te veo ahí – Cuelga la llamada. Julia regresa con dos pequeños bolsos el de mi bebe y el mío los tenía preparados de hace días.
-Todo listo Gabriel – Hasta ahora sé el nombre del desconocido.
-He llamada al servicio de emergencia, están por llegar. La madre de mi mejor amigo es pediatra y estará dando un seminario de pediatría en el General, se ofreció a conseguir a los mejores médicos para Ana – Nos informa el tal Gabriel.
-Yo iré con Ana Gabriel. ¿Puedes seguirnos en tu auto? –
-Eso ni lo pongas en duda- Él vuelve su mirada hacia mí, me mira con preocupación.
-Gabriel Emerson- Se presenta, pero algo en él ha cambiado.
Llegamos al hospital donde ya nos están esperando con una camilla, he entrado en labor de parto y el adelanto de este ha puesto a los médicos a correr.
Miro a mi alrededor, todo es borroso porque las lágrimas no me permiten ver bien, oigo a Gabriel hablar con Julia y luego con otra voz que no reconozco, luego todo se vuelve oscuro.
- ¿Julia porque no llamas al padre de la beba? - Pregunta la voz de Gabriel.
-No sé quien es, Gabriel- Profiere Julia.
- ¿Cómo que no sabes? Si eres tú mejor amiga- Le reprocha él.
-Te voy a contar algo, Emerson y lo hago porque has sido amable con un par de chicas desconocidas –
-Bien, escucho – No, no le puede contar.
-Ana y yo si somos las mejores amigas, pero de eso ace cinco meses, cuando aplicábamos por nuestros trabajos en el casino, Ana ya estaba embarazada cuando la conocí. Nunca habla del padre de Phoebe, la he oído llamarlo en sus pesadillas - ¿Llamó a Cristian en mis pesadillas?
- ¿Su familia? – Pregunta interrogante.
-Ni idea, sólo sé que su padre fue una mierda. Qué el tipo la alejo de su madre y nunca le ha dicho quien es la señora. Ana no quiere que el viejo sepa ¿dónde está? – Calla Julia no digas más.
-Buenas tardes. ¿Ha despertado la paciente? – Una voz dulce y reconfortante inunda el lugar.
-Doctora Trevelyan. ¿Cómo está mi sobrina? – Pregunta Julia preocupada.
-La beba es una guerrera, le ha ganado a la mamá. Que aún no despierta – Mis ojos se inundan de lágrimas que no puedo detener. Escucho pasos dirigirse a mí, una cálida mano se cierra en la mía.
-Tranquila todo estará bien. Kate quiere verte – Me besa en la frente y tengo que abrir los ojos para poder ver a mi niña.
-Quiero ver a mi bebe, por favor – Ruego porque es lo único que deseo es verla, estar segura de que está luchando.
- ¡Ana! Qué susto nos has dado – Julia me abraza y yo se lo devuelvo y lloramos juntas.
-Señor Emerson. Muchas gracias por lo que ha hecho, tengo una deuda con usted – Lo miro a los ojos.
-No es nada, Ana. No me debe nada – Niego con la cabeza.
-Bueno, Ana. Es hora de que te des un baño para que puedas ir a ver a esa hermosura que has dado a luz – Las palabras de la doctora Grace me alientan, no sé porque me habló de Kate, recuerdo que en la madrugada mi ex mejor amiga estaba con una mujer, ¿Será la doctora Grace?
-Ven y te ayudo – Ella se adelanta a Julia y me lleva de la mano al baño.
-Sé que eres de poco hablar. Así que seré yo quien hable. Kate es mi nuera y futura esposa de mi hijo Elliot. Kate me contó algo de tu vida Ana. Me contó que tiendes a escapar cunado las cosas se ponen difíciles y lo comprendo. Sin embargo, eso debe de parar, la niña pasará en la incubadora el tiempo que le faltaba de gestación. Sus primeros años deberá tener una dieta regulada y visitas constantes con el pediatra. Necesita una vida estable – Mis lágrimas vuelve a salir y debo reconocer que tengo miedo de que Ray nos encuentre.
-Kate, no me conoce al cien por ciento, doctora-
-Grace, Ana. Llámame, Grace – Ella me ayuda a bañarme, me explica el cuidado que debo tener por los siguientes cuarenta días.
Visitamos los cuatro los cuneros donde tienen a mi bebe.
- ¿Cómo se llamará esta preciosura? – Pregunta una enfermera.
-Phoebe Rose Steele – Digo con orgullo.
-Lindo nombre Ana – Me comenta Grace.
Dos días después me estaban dando el alta médica, lo doloroso es que tendría que irme a casa sin mi bebe, como Grace me lo había dicho, Kate trató de hablar conmigo, pero me negué en rotundo, ella es parte de un pasado el cual quiero dejar atrás para poder avanzar con mi hija, Grace tiene razón en algo debo de ser fuerte por mi hija.
Ellas volverán Washington y yo me quedaré aquí en New york. Todos volverán a sus vidas, la única que se siente triste por ese hecho es Julia, Gabriel tiene que regresar a la capital y continuar con su trabajo, él también había venido por la fiesta de soltero de Elliot el hijo mayor de Grace.
- ¿Triste? – Le pregunto a mi amiga que mira por la ventana como cae la nieve.
-Algo. Gabriel me dijo que vendría a menudo a verme y así saber de ustedes también –
- ¿Qué es lo que te preocupa, Julia? –
-Que no quiero, ni debo hacerme ilusiones. Gabriel me ha demostrado ser un hombre muy recto, por lo que creo que lo dijo por no hacerme sentir mal – Lo dice con lágrimas en los ojos.
-Te has enamorado, Julia-
-Muy a mi pesar, si- Responde con tristeza.
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