꒰🍓꒱ 02
Sin poder resistirse más, Jungkook hizo un movimiento decidido y capturó los labios de Jimin en un beso.
Fue un roce suave, casi un susurro entre los dos, como si el pelirrosa le estuviera dando permiso para adentrarse un poco más en ese mundo intoxicante que habían creado. Jimin no retrocedió, sino que se quedó ahí, disfrutando del momento, lo que hizo que Jungkook sintiera que el tiempo se detenia.
Pero fue solo un instante, un roce que se sintió como un destello de electricidad, antes de que Jimin se apartara, una sonrisa burlona aún jugando en sus labios.
—Ahora quiero un trago—dijo Jimin, su voz llena de desafío y complicidad, y Jungkook sintió que su corazón se aceleraba de nuevo.
Sin darle tiempo a que procesara lo que acababa de suceder, Jimin lo tomó de la mano y lo arrastró hacia la barra. La multitud los rodeaba, pero en su mundo, solo existían ellos dos. Jungkook apenas podía pensar en la música, las luces, o la risa del resto de la gente. Solo podía concentrarse en el calor de la mano de Jimin y la forma en que lo guiaba.
Una vez frente a la barra, Jimin se giró hacia el bartender con esa misma sonrisa arrogante que había llevado antes y pidió un trago fuerte, como si estuviera acostumbrado a conseguir exactamente lo que quería. Jungkook observó, hipnotizado, cómo la tensión entre ellos crecía, cada pequeño movimiento del pelirrosa lo atraía aún más.
Cuando el bartender le sirvió la bebida, Jimin tomó el vaso, lo alzó como si estuviera brindando, y luego se volvió hacia Jungkook.
—Es delicioso, ¿no? —dijo, guiñándole un ojo antes de beber. La forma en que llevó el trago a sus labios hizo que Jungkook se sintiera completamente embelesado.
—¿Eso incluye mis labios? —preguntó Jungkook, intentando mantener un tono ligero, aunque la necesidad en su interior era cada vez más palpable.
Jimin soltó una risa que resonó en su pecho y le acercó el vaso.
—Claro —contestó, provocador, antes de acercarse un poco más.
Mientras Jungkook intentaba controlarse ante los coqueteos descarados, una risa familiar interrumpió el momento.
Namjoon apareció detrás de ellos, con su mirada curiosa y despreocupada, su camisa estaba desecha y llena de lápiz labial. Venía serio, pero cuando sus ojos se posaron sobre Jimin, el ambiente cambió.
—¿Qué tenemos aquí? —preguntó Namjoon, acercándose ahora con una sonrisa amplia, pero al instante su expresión se tornó más seria al captar la mirada de su amigo.
Jungkook entrecerró los ojos, sintiendo una oleada de posesividad recorrerlo. Era un territorio peligroso, y Namjoon parecía estar captando la energía que emanaba de ellos.
Jimin, ajeno a la tensión que comenzaba a formarse, sonrió de vuelta, coqueteando sin vergüenza. Namjoon se detuvo un momento, admirando la belleza del chico frente a él, y una chispa de interés se encendió en sus ojos. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que notara la forma en que Jungkook se posicionaba entre él y Jimin, como un escudo protector.
—Oye, Jungkook, ¿te puedo robar a tu amigo un segundo? —preguntó Namjoon, aunque la forma en que lo dijo denotaba que no estaba del todo seguro de que realmente quisiera hacerlo.
Jungkook, con los músculos tensos y un instinto feroz de protección, mantuvo su mirada fija en Jimin. No quería dejar que nadie más se acercara. —No, gracias. Está bien aquí.
Namjoon se rió levemente, entendiendo el mensaje implícito. Había algo en el aire, una advertencia silenciosa que provenía de Jungkook. Él sabía que este terreno ya le pertenecía a su amigo, y la atracción que había sentido hacia Jimin se desvaneció ante el poder del vínculo que parecía existir entre ellos. Era un juego que no quería jugar.
—Está bien, hermano, no quiero causar problemas —dijo Namjoon, levantando las manos en señal de rendición—. Solo me aseguraré de que no te metas en líos.
Jungkook sintió un alivio repentino al ver que Namjoon retrocedía, y cuando volvió a centrar su atención en Jimin, pudo notar cómo la chispa entre ellos volvía a encenderse. Jimin sonrió, como si todo lo que acababa de suceder no hubiera tenido ningún impacto en su energía.
—¿Por qué no vamos a un lugar más privado? —preguntó Jimin, sus ojos brillando con travesura.
—¿Qué tienes en mente? —respondió Jungkook, sintiendo cómo la adrenalina le subía.
El pelirrosa le lanzó una sonrisa seductora, inclinándose un poco hacia él. —Hay un área en la parte trasera, un pequeño balcón. Es más tranquilo y nadie nos molestará.
Jungkook, sin pensarlo dos veces, asintió y se dejó guiar por Jimin hacia la salida. La presión de su mano en su mano lo electrificaba. Sin embargo, mientras caminaban, comenzó a darse cuenta de que su urgencia podría parecer desesperación. No podía culparse, después de todo, Jimin lo había hechizado de una manera que jamás había imaginado.
Al salir al balcón, la brisa fresca de la noche lo envolvió, y Jungkook tomó un respiro profundo para calmarse. No quería parecer ansioso, aunque cada vez que miraba a Jimin, su deseo se intensificaba.
Jimin se apoyó en la barandilla, girando su cabeza para mirarlo, la luz de la luna reflejándose en su cabello rosa. —¿Te gusta el aire fresco? —preguntó, su tono ligero, casi burlón.
—Me gusta mucho más tú —respondió Jungkook, sintiéndose un poco vulnerable, pero incapaz de ocultar lo que sentía.
Jimin se acercó un poco más, sus cuerpos casi tocándose. La tensión se hizo palpable, y Jungkook sintió que su corazón latía con fuerza. Pero, al mismo tiempo, se dio cuenta de que necesitaba controlar sus impulsos. No quería que Jimin pensara que estaba desesperado.
—¿Sabes? —dijo Jimin en un susurro—. Estoy pensando en darte una oportunidad para conocer... Ya sabes, mi parte más vulnerable.
Al oír eso, Jungkook se inclinó hacia adelante, deseando capturar esos labios, pero Jimin se apartó justo a tiempo, con una sonrisa ladeada, dejando a Jungkook con el corazón latiendo a mil.
—No tan rápido, cariño —dijo Jimin, riendo suavemente—. Quiero disfrutar de esto.
Mientras Jungkook se quedaba allí, atrapado entre la frustración y el deseo, comprendió que estaba completamente en el juego de Jimin. Había algo cautivador en él que lo mantenía en su hechizo, y aunque quería actuar, no podía evitar la necesidad de dejarse llevar por el momento, mientras el aire fresco de la noche los envolvía.
Jimin lo miró, una sonrisa traviesa curvando sus labios. —¿Sabes? El aire fresco puede ser bastante... estimulante.
—Eso es cierto —replicó Jungkook, acercándose más—. Pero creo que hay cosas mucho más estimulantes aquí.
Jimin se inclinó un poco, su mirada provocativa. —¿Como qué, exactamente?
Jungkook, sintiendo la tensión en el aire, acarició suavemente el cuello de Jimin con su mano. —Te verías increíble con un collar aquí —dijo, su voz un susurro lleno de insinuación.
Jimin tragó saliva, sintiendo el roce cálido de los dedos de Jungkook. —¿Un collar? ¿Te gustaría eso?
—Sí —respondió Jungkook, sus ojos fijos en él—. Algo que realce tu cuello y te haga aún más irresistible.
—Tal vez deberías conseguir uno —dijo Jimin, disfrutando de la atención—. Aunque quizás prefieras que lo lleve puesto solo para ti.
—Sin duda —dijo Jungkook, sintiendo cómo el deseo se intensificaba. Sus dedos seguían deslizándose por la piel suave de Jimin. —Y, de paso, podría adornarte de otras maneras.
Jimin sonrió, sus ojos brillando con desafío. —Eso suena tentador. Pero asegúrate de que puedes manejar lo que eso implica.
—Oh, fresita. Ten por seguro que puedo manejarlo—dijo Jungkook, su voz llena de confianza—. La verdadera pregunta es, ¿tú podrás?
Jimin se acercó más, el aliento de Jungkook caliente contra su piel. —Siempre puedo.
Y Jungkook se lanzó.
El beso comenzó lentamente, exploratorio, como si ambos se estuvieran acostumbrando a la calidez del otro. Pero a medida que sus labios se movían, la pasión creció, transformándose en algo más ardiente. Jungkook deslizó sus manos por la cintura de Jimin, atrayéndolo hacia él, y sintió cómo el cuerpo del pelirrosa se adaptaba perfectamente al suyo.
Jimin respondió al beso, sus labios abriéndose ligeramente, permitiendo que Jungkook profundizara el contacto. Sus corazones latían al unísono mientras la tensión entre ellos crecía, como si el mundo alrededor desapareciera.
Al separarse, Jungkook y Jimin se miraron, la chispa de la atracción palpable en el aire. Sin pensarlo, Jungkook se inclinó hacia adelante y volvió a unir sus labios con Jimin, el beso comenzando de forma apasionada.
Jimin sonrió en medio del beso, su actitud provocativa haciendo que Jungkook sintiera que todo era un juego. La forma en que sus labios se movían en perfecta sincronía se sentía casi como una competencia, un tira y afloja entre el deseo y la diversión.
—Parece que no te quieres detener —dijo Jimin, separándose un momento, con una sonrisa desafiante.
—Nunca quiero —respondió Jungkook, sin poder contener una sonrisa—. Quiero todo de ti.
Jimin se acercó de nuevo, desafiándolo a seguir. —¿Listo para más?
Sin dudar, Jungkook se lanzó nuevamente, sus labios encontrándose en un beso más intenso, un poco más atrevido. Era como si se retaran mutuamente, disfrutando de la adrenalina del momento. La química entre ellos era innegable y, aunque había deseo, había una ligereza en su interacción que hacía que todo pareciera un juego divertido.
Jimin se dejó llevar, riendo contra los labios de Jungkook antes de profundizar el beso, sintiendo que el juego apenas comenzaba.
Jungkook sintió cómo Jimin se acercaba más, sus dedos entrelazándose en su cabello con una firmeza inesperada. El tirón suave le hizo soltar un suspiro, intensificando la conexión que ya ardía entre ellos.
Con el deseo a mil, Jungkook deslizó sus manos por la cintura de Jimin, sintiendo la suavidad de su piel a través de la tela de su camisa. Sin pensarlo dos veces, le quitó la chaqueta de cuero, dejándola caer al suelo. La forma en que el material resbaló reveló la figura esculpida de Jimin, su camiseta ajustada marcando cada línea de su torso y su transparencia no dejaba mucho a la imaginación.
Jimin lo miró con una sonrisa traviesa, su agarre en el cabello de Jungkook no aflojándose ni un poco.
—¿Y ahora qué? —preguntó Jimin, acercando su rostro aún más al de Jungkook, sus labios a centímetros de distancia.
Jungkook tragó saliva, el deseo creciendo en su interior. —Quizás deberías soltarme un poco —dijo, intentando mantener un tono despreocupado, pero la forma en que Jimin lo miraba lo hacía dudar.
—¿Y perderme de esta sensación? —respondió Jimin, tirando del cabello de Jungkook, haciendo que su cabeza se inclinara hacia atrás, exponiendo su cuello.
Sin pensarlo, Jimin se inclinó hacia adelante y comenzó a besar el cuello de Jungkook, sus labios tibios dejando un rastro de sensaciones que lo hicieron estremecerse. Jungkook sintió cómo el aliento de Jimin se mezclaba con su piel, cada roce provocando un cosquilleo que lo recorría desde la nuca hasta la base de la columna.
—Jungkook... —susurró Jimin, sus labios aún en contacto con la piel de Jungkook, creando una mezcla de placer y deseo.
El de cabello negro cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación.
Los suspiros de ambos resonaban en la oscuridad, y Jungkook sintió cómo la tensión se acumulaba en su pecho, un anhelo tan profundo que lo dejó sin aliento. El sonido del bar se desvanecía, reemplazado por el eco de sus corazones latiendo al unísono.
—Esto es… —Jungkook apenas pudo encontrar las palabras, su voz temblorosa mientras su mano se movía hacia la espalda de Jimin, atrayéndolo más cerca.
—¿Qué? —preguntó Jimin, levantando la vista con una sonrisa juguetona. —¿Te gusta?
—Me encanta —respondió Jungkook, sintiendo cómo el deseo lo consumía por completo.
Jimin lo miró con intensidad, como si cada mirada y cada toque sellaran un pacto entre ellos.
—Quiero más —susurró Jimin, su aliento caliente contra el rostro de Jungkook.
—¿Más? —preguntó Jungkook, sintiendo cómo la excitación le recorría el cuerpo. —¿Estás seguro?
—Nunca he estado más seguro de algo en mi vida —respondió Jimin, tirando de Jungkook hacia él, sus cuerpos finalmente en contacto, la química entre ellos palpable.
Mientras se besaban, Jungkook sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía, dejándolos solos en esa burbuja de deseo y conexión.
La tensión en el aire se intensificó mientras Jungkook y Jimin continuaban besándose, sus cuerpos cada vez más cerca. Jungkook sentía una necesidad abrumadora de despojar a Jimin de sus barreras, ansioso por descubrir la piel que tanto anhelaba tocar.
—¿Estás seguro de esto? —preguntó Jungkook, su voz temblorosa pero llena de emoción. A pesar de su descaro habitual, había una chispa de nerviosismo en sus ojos.
—Nunca he estado más seguro —respondió Jimin, su mirada fija en Jimin con una intensidad que hizo que el pelirrosa se sonrojara.
Con un movimiento decidido, Jungkook tomó las manos de Jimin y las llevó a su pecho. Luego, lentamente, comenzó a desabrochar la camisa de Jimin, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. Cada botón que se deslizaba liberaba una parte de Jimin, mostrando su piel suave y brillante bajo la luz de la luna.
—Jungkook... —murmuró Jimin, cerrando los ojos al sentir el aire fresco acariciar su piel. Un escalofrío recorrió su espalda, mezclando deseo y timidez.
—Eres hermoso —dijo Jungkook, su voz llena de admiración. Se inclinó para besar el cuello de Jimin, disfrutando del roce de su piel desnuda.
A medida que la camisa caía al suelo, Jimin sintió un impulso de confianza. Se apartó un poco, mirándolo a los ojos mientras comenzaba a desabrochar la chaqueta de Jungkook. Sin embargo, cuando la chaqueta cayó, la mirada de Jungkook sobre su propio cuerpo lo hizo sentir vulnerable.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Jungkook, notando de inmediato cómo Jimin se ponía tímido.
—Solo... —Jimin se detuvo, sus mejillas sonrojándose más. —Solo quería que te quites esto.
Jungkook sonrió, sintiéndose intrigado por la mezcla de descaro y timidez de Jimin. Acercándose, desabrochó el pantalón de Jimin con delicadeza. La visión de Jimin, a medio desnudar, lo llenó de deseo.
Entonces el pelinegro notó que la mirada sin vergüenza de Jimin cambio completamente.
Y lo notó.
—Oye, ¿eres virgen? —preguntó Jungkook, mirando a Jimin con curiosidad.
Jimin se sonrojó de inmediato, evitando la mirada de Jungkook. —¿Y qué si lo soy? —respondió, tratando de mantener un tono desafiante, pero su voz temblaba.
Jungkook se sintió intrigado. —Solo me pregunto porque, con esa actitud tan descarada, parece que estás escondiendo algo.
Jimin frunció el ceño, pero su nerviosismo era evidente. —No estoy escondiendo nada. Solo sé lo que quiero.
—Claro, claro —dijo Jungkook, acercándose más, sintiendo la tensión entre ellos. —Pero, ¿realmente te sientes cómodo?
—¿Comodidad? —Jimin se rió, aunque era una risa nerviosa—. ¿Qué crees que quiero de esto?
—Lo que quiero decir es que no tienes que actuar de una manera que no eres. No tienes que impresionar a nadie —explicó Jungkook, sintiendo cómo el deseo crecía en él.
Con un impulso, Jungkook dió la vuelta a Jimin y se inclinó sobre él con suavidad, lamió la parte baja de la espalda del pelirrosa. La reacción de Jimin fue instantánea, un suspiro que resonó en el aire.
—¿Te gusta? —preguntó Jungkook, su voz profunda.
—Tú… —Jimin titubeó, sorprendido por la mezcla de placer y vulnerabilidad que lo invadía—. Esto es… se siente bien.
—Lo sé —respondió Jungkook, levantando la mirada hacia él. —Quiero que disfrutes de esto, sin presiones.
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