Capítulo Único
"If he's hooked
Send him a sweet look
And let your soft hands
Lightly touch him"
—ETUDE, Girls Generation
Fresas
Un grito agudo alertó a los pocos clientes que pasaban a eso de las cinco de la tarde por el almacén del barrio. Miradas extrañadas y otras reprobatorias, de señoras de mediana edad que circulaban con sus carros de compra llenos, se posaron sobre un par de jóvenes que conversaban en el pasillo de los lácteos.
—¡Hyung! .- Soltó el chico, bajando la cabeza lo suficiente como para que su flequillo de cabello rubio le tapase el rostro.—No grites, por favor.
—BaekHyun, esto es ridículo. - Le dijo el joven a su lado, un tipo bajito de ojos felinos y labios pequeños.
—Si sé, la cagué ¿vale? Pero por favor no hables tan fuerte. La vecina del 462 no deja de mirar hacia acá y ya sabes que me tiene tiña porque es homofóbica, quizás se inventa que estoy haciendo una escena y contagiado a los niños con mis conductas retorcidas.
—Vale, vale.- Le respondió el otro, respirando profundo y dejando en el cesto que traía en la mano una caja de leche entera. La verdad es que la mirada de esa vieja insoportable si le estaba poniendo los pelos de punta—Pero respóndeme una cosa.
—MinSeok hyung...
Hizo un puchero, el cual fue olímpicamente ignorado por el mayor, quien optó por emprender su recorrido en dirección a caja.
—Baek, es que no logro entender ¿en qué estabas pensando cuando le dijiste a ChanYeol que estás enamorado de alguien más? ¿Si quiera tiene sentido que estemos por ir a pagar todas estas cosas? .- Preguntó levantando el cesto para mostrar todos los ingredientes de repostería que habían acumulado.
— Entré en pánico.- Se quejó de forma infantil, sus mejillas rosadas de la vergüenza.—De verdad, no pensé lo que estaba haciendo, me puse nervioso y lo arruiné.
Byun BaekHyun no era más que un típico estudiante universitario que a sus veintiún años estaba viviendo el cliché más utilizado en el mundo del romance, estando irremediablemente enamorado de su mejor amigo. Ahora, el hombre en cuestión no era una gran maravilla, de hecho, a veces sus amigos le cuestionaban cómo es que podía seguir prendido de un tipo tan "común" siendo el mismo ridículamente popular; pero es que a sus ojos Park ChanYeol era simplemente el hombre de su vida.
Desde niño el menor de la familia Park siempre fue un alma sensible. Era amigable, hacía amigos a donde quiera que fuera y tenía un especial interés por los animales, tanto así que durante la escuela primaria fundó un club para rescatistas voluntarios el cual recibió el nombre de "Club del Hurón". Allí, en el salón que les asignaron luego de que lograra oficializar el club, pasaron sus tardes después de la escuela leyendo enciclopedias y cuidando todo tipo de criaturas que encontraban heridas en los alrededores del recinto. Y ChanYeol jamás lo sabría, pero sólo pudieron hacer oficial el club gracias a que él obligó a dos chicos menores a firmar como miembros activos: JongIn y SeHun hasta el día de hoy guardan el secreto de cómo BaekHyun los amenazó con contarle a sus madres que ellos cambiaban sus colaciones por cartas Pokémon durante el recreo para que firmaran y cooperaran en las colectas que organizaban para comprar materiales y otros recursos.
Aún recuerda lo mucho que su amigo lloró cuando disolvieron todo luego de que un pajarito con un ala rota que recogieron le picara la cara a una compañerita y se considerara demasiado peligroso como para ser un Club de niños de primaria. Ese día, Byun recibió su primera detención por gritarle al inspector que se estaba quedando calvo por lo insensible y amargado que era. También recuerda claramente como se volvió el enemigo natural de las chicas de su clase por haberle dicho a TaeYeon que era su culpa todo lo que había pasado, y que el pajarito la había atacado por ella lo había agobiado con su cara de bruja. Lo más irónico de todo aquello es que el creía que la chica era muy bonita, pero odiaba que ella siempre estuviera persiguiendo a ChanYeol.
Y es que con el pasar de los años el tipo siguió manteniendo esa personalidad extrovertida que lo caracterizaba, pero cambió su voz aguda por una tres octavas más grave, su sonrisa desdentada por una grande y bonita que le partía la cara en dos, sus brazos delgados por unos bien formados, su figura escuálida por un cuerpo tonificado, una espalda ancha y piernas largas. Era un gigante de metro ochenta y seis de altura y un corazón de oro.
—Mira, entiendo el pánico y que querías que fuera sorpresa, pero podrías haberle dicho que era un regalo para tu madre, joder.
Las palabras de MinSeok lo trajeron de vuelta al presente al mismo tiempo que ambos se ubicaban en la fila más corta para la caja.
—¿Cómo iba a creerme eso? Mi madre es su madrina, tiene el día de su cumpleaños marcado en su calendario. Y sabe que yo no soy de hacerle regalos sin sentido.
—Cualquier excusa era mejor que, nuevamente, mentirle con eso de que te gusta alguien más cuando toda tu maldita vida has estado babeando por él.
Kim TaeYeon fue, años después, su primera novia y la a su vez confirmación que necesitaba para definir que no le gustaban realmente las mujeres. A veces, mira hacia atrás y se arrepiente un poco aquello, después de todo sólo salió con la chica para alejarla de su amigo porque era un celoso de mierda y no soportaba que una chica tan guapa y dotada de talentos como ella le hiciera ojitos.
Se mintió muchos por años, en concreto, se trató de autoconvencer durante toda su jodida adolescencia que Park ChanYeol no era más que su mejor amigo y que los celos y apego emocional que sentía hacia él eran sólo porque se llevaban demasiado bien y pasaban tanto tiempo juntos, tanto así que estar separados le hacía sentir malestar por la falta de costumbre.
Nunca quiso admitirlo, porque en el fondo le tenía un miedo irracional al rechazo. Perder a ChanYeol por algo como el amor no estaba en sus planes. Siendo amigos podía disfrutar de la cercanía, podía salir con él a divertirse sin problemas, podía llamarlo sin razón sin reparo alguno, podía abrazarlo cuando tenía miedo o estaba triste, podían compartir prendas y hacerse regalitos sin necesidad de una celebración.
—Quedé en blanco ¿si? Estúpido piernas chuecas, ¿por qué tenía que llegar justo en ese momento?
—Quizás ese era el momento indicado para sincerarte y decirle lo que sientes.
Nunca pensó que se encontraría en una situación así, planeando confesarse cual quinceañero, pero si tenía que ser sincero ya se le estaba haciendo imposible seguir fingiendo demencia cada vez que la maldita sonrisa del tipo hacía su corazón latir tres veces más rápido.Quizás fue una mala idea haberse mudado juntos.
Sep, vivían juntos desde que egresaron de la escuela, puesto que ambos quedaron en la misma Universidad, pero en carreras diferentes. En un todo era como siempre, su relación intacta o tal vez incluso más estrecha que antes. Tenían una armonía increíble y no hubo problemas de convivencia, en general. Pero a la larga, es muy difícil vivir con el chico que te quita el sueño bajo el mismo techo y no sentir absolutamente nada, sobretodo cuando el maldito gigante tenía esa mala costumbre de pasearse semidesnudo por la casa, revolviéndole las hormonas.
A veces se preguntaba como es que ninguna víbora le había ahincado el diente aún al tipo, si era un adonis a sus ojos.
—Pero yo quería que fuera especial.- Mencionó cabizbajo, sintiendo unas ligeras ganas de llorar.
—La vida no es un Manga BL, amigo.
—Y ahora por idiota tengo que llegar al departamento, cocinar la cochina torta y fingir que la llevo a la universidad para regalársela a alguien cuando la verdad es que me la voy a comer yo solo escondido en el baño de la facultad.
Si, bien, siempre había sido un poco dramático.
Todo este jaleo que lo tenía siendo juzgado por la inquisitoria mirada de su amigo y hyung, se había armado luego de que ChanYeol lo sorprendiera listando los ingredientes para un pastel de crema y fresas que planeaba regalarle al tipo.
Pese a que no tenía pinta de ser muy romántico de buenas a primeras, BaekHyun en el fondo era un soñador. Podía ser un hijo de puta insoportable, bromista, ácido y celoso (y sabe que está mal ¿vale? incluso leyó un libro de autoayuda porque le avergonzaba el asuntito ese), despreocupado y en ocasiones poco detallista, pero cuando se trata de un ser especial siempre pone todo de sí para hacer lo mejor posible, hacerlo único y comunicar de todas las formas posibles sus sentimientos y su afecto.
Por eso fue que, luego de horas y horas de monólogo con MinSeok al otro lado de la linea telefónica, decidió que ya no podía seguir guardándose las cosas y que se confesaría.
Buscó como toda persona adulta racional haría: Yahoo Respuestas.
BBH04 ha publicado una pregunta: <<¿Cómo confesarme a mi mejor amigo?>>
Usuario_exoweareone: <<Hazle algo especial, una cosa que nunca hayas hecho antes para que se de cuenta que vas en serio>>
chanbaeklovefest: <<Sorpréndelo con un pastel ! Te puedo dejar mi receta favorita. ¿Le gustará la fresa?>>
Nunca pensó que iba terminar por hacer caso a aquellos consejos, pero luego de ver un video una serie animada que alguien adjuntó como referencia, quedó convencido que esa era su mejor opción. Tenía que hacerlo; Porque un día de estos iba a explotar, o peor aún, ChanYeol encontraría a alguien y tendría que vivir con el arrepentimiento de jamás haber hecho algo.
Y todo habría sido perfecto si su ridículamente alto amigo no hubiese aparecido por sorpresa al medio día.
— ¿Vas a cocinar algo?.- Le dijo, su voz grave por poco y derritiéndolo, su aliento cálido haciéndole cosquillas en el odio.- ¿Tu?
Sin previo aviso, el alto tomó la libreta en la cual estaba listando los ingredientes necesarios, para poder ir a comprarlos al almacén de la esquina.
— E-Es un pastel.-Titubeó, dándose la media vuelta y quedando frente a frente.
—¿Para quien?.- Lo miró extrañado, aguantándose una carcajada. Estúpido, quería tomarle el pelo porque él realmente no sabe cocinar.
— Para un chico que me gusta, ChanYeol.- Espetó, arrebatándole la libreta de forma brusca. Se arregló el flequillo, se limpió polvo inexistente de su sudadera gris y se dio media vuelta, fingiendo indignación, para que el tipo no se diera cuenta de como sus ojos se habían aguado y sus mejillas sonrojado.—No te incumbe.
Y por eso mismo, es que se perdió la triste expresión del tipo justo antes de que saliera por la puerta, alegando que olvidó que tenía una clase y debía volver a la Universidad.
En un inicio quiso mandar todo a la mierda. Su sorpresa se había arruinado, su plan un fracaso y ahora ChanYeol pensaba que él estaba enamorado de alguien más cuando el único ser humano que reinaba en su corazón era él y sus orejas de Dumbo. Pero finalmente decidió cocinar de todos modos, sino, iba a tener que enfrentarse a preguntas incómodas sobre el porqué había desistido con el pastel.
Volvió una pensar que todo era una pésima idea cuando se volvió a encontrar solo en su cocina, tras haberse despedido de su amigo que lo llenó de palabras de aliento y le dio un abrazo cálido a la salida del negocio. ¿Qué estaba pensando cuando decidió que cocinar era la opción más viable? Era un jodido desastre en la cocina, de hecho, habían decidido que ChanYeol sería el encargado de alimentarlos a ambos porque el rubio no pudo estar un fin de semana solo sin activar la alarma de incendios por quemar una vil quesadilla en la sarten.
—¿Qué mierda hice mal ahora?.- Se quejó desesperado, sus manos llenas de una masa viscosa que no se parecía ningún poco a ese tutorial que había visto en TikTok. Curioso, procedió a olerla y probarla— Carajo, sabe horrible.
—¿Y con esa boquita le das besos a tu perrito, Baek?
Joder, por poco y se atraganta.
—¿¡ChanYeol!?
—Me ofende que me mires de esa forma.- Dijo haciendo un puchero al mismo tiempo que se acercaba, dejando su mochila en uno de los taburetes que rodeaban la barra de la cocina, donde el rubio tenía un escenario digno de película de Terror: cascaras de huevos, leche derramada, harina por todos lados, cucharones llenos de masa de un color peculiar y el resto de los ingredientes ( o lo que quedaba de ellos) en una bolsa.
—Pensé que estabas en clases, idiota. Me asustaste.
—Pero si saludé a penas entré.- Sonrió, una sonrisa que no supo descifrar.—Veo que estabas demasiado concentrado. ¿Cómo va ese pastel?
—Bastardo, sabes sólo con ver que estoy haciéndolo todo mal.- Infló las mejillas e hizo un puchero, frustrado.
—¿Quieres que te ayude?
Bien, quizás no era la mejor idea pedirle al chico que te gusta que te ayude a hacer un pastel que en teoría es para él mismo, pero el alto creía que era para otra persona y estaba tratando de ser un buen amigo, mirándole con sus ojitos grandes, oscuros y sinceros, expectante por una respuesta.
—Necesito ser parte de este hito, Baek.
—Oh, sólo cállate, lávate las manos y explícame porque esta porquería queda como un chicle pegado en la acera.
Esa tarde, BaekHyun volvió a enamorarse de su mejor amigo, si es que eso era posible. El chico nada más recibir su respuesta se acercó hasta la cocina, se lavó las manos y le pidió un espacio para analizar el asunto. Obviamente se burló de él y su nula capacidad de batir un par de huevos de forma correcta, su falta de métrica para rellenar las tazas de leche y la pésima técnica que tenía para colar la harina y revolver la mezcla.
ChanYeol siempre estaba ahí para él. Lo escuchaba, lo entendía, lo apoyaba y todo de forma sincera y desinteresada. Como esa vez que su padre lo hecho a la calle por confesarle que era homosexual y el lo fue a buscar, lo llevó al McDonalds y le compró dos porciones de Nuggets de pollo con papas agrandadas y un helado para que pudiera ahogar su pena en comida, o como cuando acampó con él en la calle de su antiguo barrio porque su perro se había escapado y el no quería dejar de buscarlo (Y sí, el desgraciado volvió, con un amiguito callejero y apestado de pulgas, luego de dos días). Era tan leal como se podía ser, y tan amable que a veces sentía que lo mimaba demasiado.
A pesar de las bromas que se lanzaban y los insultos que a veces podían decirse, siempre sabía como levantarle el ánimo y hacerlo reír. Incluso ahora, cuando estaba colando la harina, aprovechó para hacerle un chiste y se dejó ensuciar con el polvo blanco que BaekHyun le tiró porque a los payasos que hacen malos chistes les lanzan tomates podridos, harina y huevos Park, y aún me quedan huevos. Pese a todo, eran un buen complemento en la cocina, dándose a probar la mezcla y juzgando como si fuesen chef profesionales la pasta de frutilla natural que el rubio insistió en hacer por si mismo.
También le hizo burla por no haber comprado esencia de vainilla, pero al segundo y antes de que entrara en pánico, tomó un par de naranjas y exprimió el jugo convenciéndolo de que la mezcla quedaría deliciosa de todos modos.
Y por un momento, olvidó que estaba cocinando un pastel con un objetivo concreto, y se concentró en lo bien que se sentía pasar el tiempo con el alto.
—Deberías firmarlo.- Le dijo una vez estuvo en el horno, la cocina hecha un desastre.
—Si queda mal, voy a decir que te pagué por hacerlo.
—Yo le diré a mi madrina que trataste de envenenarme.
—Ninguna palabra de esto a mi mamá, Park.
Le dijo tomando un recipiente que tenía la mezcla que había arruinado anteriormente, su dedo indice tomando un poco de esa masa chiclosa.
—¿Es eso una amenaza?.- Rió, instintivamente tomando el saco de harina. - No te atrevas.
No saben muy bien quien fue el que empezó con esa guerra de comida, sólo que de un momento a otro el cabello negro de ChanYeol estaba blanco y pegajoso, y la sudadera de BaekHyun estaba tiesa con restos de huevo y leche. Lucharon como infantes por ensuciar el rostro del otro, correteándose por el diminuto espacio que representaba la cocina del apartamento que compartían.
Estaban tan sumidos en ello, que no cayeron el cuenta todo el lio que habían hecho en el piso, donde ahora una mezcla de clara de huevo y leche derramada amenazaba con desnucar a uno de ellos. Fue BaekHyun quien dio un paso en falso, resbalando y perdiendo el equilibro al mismo tiempo que sentía su cuerpo caer lentamente de espaldas. El moreno lo atrapó con dificultad, tomándolo por la cintura con un brazo y con su mano contraria sosteniendo su nuca.
—¿Estás bien?
Mierda.
De pronto, lo único que podía escuchar BaekHyun era el ruido de su tonto corazón palpitando como si estuviera compitiendo en un rally. Lo que había sido un concierto de risas ahora era un silencio que por algún motivo se le hizo muy cómodo. Podía sentir el fuerte agarre del otro sobre su cuerpo, así como era capaz de oler su perfume varonil mezclado con el olor a dulce. Sus ojos ser perdieron en los oscuros del chico, que lo miraba fijamente, visiblemente preocupado.
Dios, estaban tan cerca, agitados, sus alientos entremezclados y sus rostros separados por milímetros que de pronto lo invadieron unas absurdas ganas de llorar. Y lo hubiese hecho de no ser porque de pronto, sintió una fuerte presión sobre sus labios.
Lo estaban besando.
ChanYeol lo estaba besando.
Sin poder siquiera controlarse, cerró sus ojos y se aferró fuertemente a la playera blanca de su amigo, tomándola con ambas manos, sintiendo bajo sus puños el fuerte y tonificado pecho del más alto. Cuando la mano grande el pelinegro bajó desde su nuca para acariciar su mejilla, haciéndole cosquillas, suspiró y sin previo aviso, la legua traviesa del otro invadió su cálida cavidad en un beso francés con sabor a frutilla.
No sabe qué demonios lo poseyó, ni de donde sacó el valor para explorar con sus manos el cuerpo del otro, subiendo poco a poco hasta enredarse tras el cuello del hombre, sus dedos enredándose en las suaves hebras de cabello negro. Tampoco pudo evitar mover sus caderas ansioso cuando sintió brazo que lo tenía atrapado moverse para levantar su sudadera, el contacto de piel con piel haciéndolo temblar.
De pronto, se encontró a si mismo sobre la mesa de la cocina, con sus piernas abiertas y el cuerpo de su mejor amigo atrapado entre sus muslos.
Ding.
La campana que indicaba que el horno había cumplido con el tiempo los hizo despertar de su hipnótica caricia, separándose de golpe, agitados, sonrojados y visiblemente hechos un desastre.
—E-El pastel está...Joder.
Soltó ChanYeol, y de pronto BaekHyun sintió como se le iban los colores del rostro. Su amigo se veía acomplejado, arrepentido.
—¿Yeol?
—Lo siento.
Le dijo, su voz quebrada, su labio inferior atrapado entre sus dientes en un gesto que mostraba lo ansioso que estaba en ese momento.
—BaekHyun, perdóname.- Se separó de él como si quemara, como si tuviese la peste o algo así, dándose media vuelta y pasándose las manos por la cara con notoria frustración.— Por favor, olvídate de esto. Yo, no quería...Es decir, si quería pero, mierda, BaekHyun. De verdad, lo siento.
—ChanYeol, mírame.- Le pidió, su voz quebrándose también, sus ojos llorosos mientras se bajaba con cuidado de la mesa de la cocina, con su ropa hecha un lio.
—No puedo.
—Mírame...
—No me atrevo, por favor, déjame solo. O mejor, yo me iré...—Se tomó el pelo, jalándoselo, evidentemente inquieto.— Perdón por ser un cobarde, y no decirte esto a la cara, pero... Lo siento mucho, te hice esto y tú estás enamorado de alguien, se supone que sería un buen amigo y te apoyaría pero yo no puedo, de verdad, no pu—
—¡Joder, Park ChanYeol, mírame!.
Lo cortó de golpe, gritando, sus ojos derramando lagrimas, sus manos empuñadas.
—Te dije que me mires, maldición.—Se quejó, tomando al otro fuertemente de la muñeca, obligándolo a girarse, y soltando un suspiro de la impresión porque el tipo estaba llorando.
—Baek, ¿por qué lloras?
— ¡Tu eres el que está llorando, tonto!— Gritó, frustrado, sus puños golpeando el pecho del alto.
— ¿Olvidemos esto, si?
—Cállate.
—Mañana, estaré bien, y tú irás a ver a ese chico, y le va a encantar tu pastel, porque lo hiciste tú y todo lo que haces es maravilloso.
—Basta.
—Realmente mi intención era ayudarte, porque te mereces todo lo bueno de este mundo. Sólo...De pronto pensé, que cualquier hombre con dos dedos de frente no lo pensaría dos veces para salir contigo, y tuve ese tonto pensamiento de que te alejarías de mi una vez que tuvieses pareja y y—
—Joder, deja de hablar.
Y lo besó, tomándolo por cuello de su camiseta, sus ojos cerrados con fuerza, el alto por poco y perdiendo el equilibro ante la caricia.
—Eres tú, maldito Dumbo. El chico que me gusta, eres tú, siempre has sido tú.
ChanYeol se llevó una mano a la boca, sus dedos acariciando su labio inferior justo donde el otro lo había mordido antes de separarse. El sabor metálico de la sangre mezclado con el dulce de fresa que aún persistía.
El rubio, sonrojado, agitado, perdiendo la paciencia, empujó al chico pasmado fuera de su camino, abriendo el horno y sacando el bizcocho sin cuidado. Lo dejó en el mesón, tomó una botella de crema para postres y la roció sin cuidado alguno sobre el pastel, dibujando el corazón más horrendo en la historia de la repostería, y dejando una sola frutilla como decoración en el centro.
—Me gustas.- Dijo al darse la media vuelta, ante la mirada aún atónita de ChanYeol, ofreciéndole el pastel.—Me gusta mucho, por favor sal conmigo.
El chico recibió el postre con manos temblorosas, aún procesando los sucesos.
—No puedes rechazarme, antes dijiste que cualquiera con dos dedos de frente aceptaría salir conmigo. — Sintió su voz temblar, ahora nervioso ante el silencio de su mejor amigo.
El otro simplemente soltó una risita, y con sus orejitas y mejillas rosadas, lo miró a los ojos y asintió.
—Este es el peor pastel que he visto en años.- Soltó, dejándolo a un lado para poder tomar al más bajito por la cintura.—Pero debe estar delicioso, porque lo hiciste tú.
Se largaron a reír, y ahí en medio de su diminuta cocina siguieron compartiendo más besos con sabor a fresa.
🍓🍓🍓
Buenas noches, nuevamente publicando para el Love Story Fest.
La verdad, no me gusta mucho como han estado saliendo mis escritos, siento que me falta mucho para retomar el ritmo que tenía, pero agradezco de todo corazón estas oportunidades para poder escribir y compartir mi amor por este ship con ustedes.
Este si era cortito, y no es mi mejor publicación, pero quería hacer este cliché alguna vez. Quizás mas adelante lo corrija, pero por ahora, espero que lo disfruten !
Nos vemos pronto con las demás cositas que les debo ! Gracias por leer
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