Escrito organizado por RomanceES.

            Palabras: 1029.

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Su pecho subía y bajaba sin cesar, acompañado de una fina capa de sudor en sus manos que limpió en su pantalón de mezclilla, estaba totalmente nerviosa. Por su mente cruzaban las imágenes de lo último que le había sucedido, arrancando de sus gruesos labios una que otra sonrisa que no deseaba desaparecer.

—Ay,¡Susette! ¡Susette!—Dijo palmeando sus mejillas sonrosadas.—April es tu mejor amiga, despierta de esos sueños guajiros. 

Soltó un grito de frustración que fue capaz de oírse en la planta baja de su hogar, momento en el que su madre le preguntó qué ocurría y ella golpeó la puerta tratando de controlarse antes de responder.

—Todo bien madre.—Mintió.—《Solo es tu hija comiéndose la cabeza por besar a su mejor amiga, todo cool, nada de qué preocuparse.》

Nunca antes había besado a nadie, era más, ella era de las chicas que juraba y perjuraba que nunca en su vida haría algo como eso porque simplemente no creía en el amor. Pero ahí estaba ella, sonriendo como una boba mientras se tiraba en su blanda además de cómoda cama, sintiendo una cosa muy extraña en el estómago que le hacía querer devolver, pero que aún así no le incomodaba en absoluto. 

—Diablos.—se tapó el rostro con uno de sus peluches.—¿Cómo fui capaz de hacerlo?

Rememoraba el momento vivido en casa de su amiga, mientras ambas ayudaban a los padres de April en la preparación de las galletas temáticas del día del amor y la amistad. Cada una sumergida en lo suyo, pendiente de las instrucciones que los mayores les daban como una clase extra que ella había solicitado pues quería algún día ser una gran chef como los amigos de su madre.

Aunque, al ver el rostro de perfil de aquella chica de cabellos rojos y luciendo esas gafas que solo enmarcaban la belleza de sus ojos olivos le provocaron algo sumamente extraño, tal como los días anteriores en donde siempre la veía tras sus libros de Harry Potter, ese sentimiento desconocido que hacía que su corazón se acelerara, que sus piernas fallaran, tanto que no podía razonar.

No entendía qué le pasaba, desde hace un buen tiempo se daba cuenta que entre todas; April era muy importante,sin embargo de una manera cualquiera: ella gobernaba sus pensamientos, era como si la chica de bonitos atributos fuera la princesa de algún cuento de hadas y ella el fiel caballero que daría todo por estar el resto de sus días a su lado.
—Deja de pensar tonterías Susette, ella solo es tu amiga, casi una hermana para ti.—dijo sintiendo una punzada en su corazón.—¿Qué crees que pensaría ella si se entera que estás pensando en ella de una manera poco amistosa?

Sin querer ponerle más importancia al asunto, se levantó hacia la mesa que estaba frente a su cama para sentarse y comenzar su tarea, aún era  sábado pero le resultaba mejor a estar divagando en cosas que ella defendía que era solo meras tonterías.

—Si ∠A es complementario de ∠B y A mide 35°, ¿cuánto mide B ? —se evaluaba en voz alta con el lápiz en los labios.—¡Rayos!. yo me la sabía.

Sus manos se hundían en los cabellos  negros azabaches que poseía como una forma de canalizar la sensación de absoluto nerviosismo que se hallaba por debajo de su pecho, no podía sacar de su mente el momento exacto donde April se manchó la cara con los ingredientes y ella se acercó a ayudarla, quedando así a unos centímetros de ella, primero en su labor y después poco a poco ir acariciando su rostro fino de alabastro, percibiendo cada vez más sus respiraciones. Hasta que de un momento a otro ambas terminaron en un dulce beso que dejó en sus labios un agradable sabor a caramelo que la elevaba por el cielo.

Solo de acordarse, su piel se ponía erizante y su corazón latía de una manera frenética que por unos instantes su mente le jugaba la mala broma de hacerle creer que April le correspondía. Aunque sabía que esto era prácticamente imposible: Primero porque ellas eran amigas desde el jardín de infantes, pero también a causa de que la bonita pelirroja era novia de Josh: el capitán del equipo varonil de baloncesto, un pesado a su parecer.

—April, april. Sal de mi mente ¡Fue solo un jodido beso!, de amigas ¿No?—se dejó caer sobre su escritorio después de quitarse las gafas.—Seguro debes estar odiandome en este momento. arruine todo ¡Soy tan patetica!

Golpeaba su frente una y otra vez sobre la superficie plana en color café. incluso las lágrimas se estaban haciendo presente, odiaba admitirlo pero de alguna manera no se arrepentía sinceramente ya que los labios de la chica eran lo mejor que le ocurrió, deseaba nuevamente tastarlos sin miedo, sin prisas pero sobre todo logrando que la pelirroja lo disfrutara tanto como le ocurría. Tenía diecinueve años pero no entendía nada de relaciones ni contacto físico: pero podía asegurar con toda la confianza del mundo que aquella mujer era toda una afrodita que la embelesaba al punto de no poder resistir la tentación.

—¿Qué es esto que siento en mi interior?—preguntó mirando el techo al tocar su corazón.—Es como caminar en las nubes gracias a un brillante lucero que me lleva a la felicidad sin siquiera pedirlo solo cuando estoy contigo.
Ella negó convencida que eso era propio del mes en el que estaban, pues febrero era contaminado con esos absurdos sentimientos que solo eran mera excusa para reproducirse. Pronto su teléfono comenzó a sonar por lo que se levantó para sacarlo de sus jeans.

Mensaje entrante de April <3:

Sin duda alguna tus besos son mejores que Josh, ojalá podamos repetirlo en un futuro cercano. Feliz san valentin, querida Susette, eres lo mejor que pudo pasarme esta fecha.

En sus entrañas el aleteo de millones de mariposas alzaban el vuelo, comprendiendo así que a veces las preguntas son complicadas y las respuestas son simples. No entendía nada, no obstante estaba deseosa de experimentar más emociones al lado de esa mujer que definitivamente le ponía el mundo de cabeza.