Veintiuno.
(Hola, ¿cómo están?
Les traigo otra actualización espero la disfruten.
Las tqmm🖤🫰🏻)
Acomodaba los productos con la mayor tranquilidad que podía emplear en esos momentos, tratando de mantener su mente en blanco, se esforzaba tanto en no sobre pensar que incluso estaba haciendo todo de manera muggle.
Pero, por más que lo intentaba, la conversación que tuvo hace unos días con cierta rubia volvió a golpearlo, todo parecía como un sueño.
Probablemente iba a ser padre.
El decir esas palabras sonaban tan lejanas, que nunca creyó que pasara en esa época.
Agito la cabeza, aún quedaban unos días más para que Amalie decidiera finalmente qué hacer, y con eso sabría qué hacer, si hablar con su familia o no.
No quería ni imaginarse las reacciones de sus padres.
¿Estarían decepcionados?
Sabía que era muy probable que no, ellos siempre apoyaron todo lo que hacía, y Lyssandre tal vez sería comprensible, finalmente tanto Amalie y él eran adultos que sabían lo que hacen.
Aunque con ese pequeño detalle no parecían saber muy bien qué hacer.
Otro suspiro volvió a salir de su boca terminando de acomodar todos los pequeños frascos de colores para tirar la caja vacía a un lado, justo cuando escuchó que la puerta principal se abría, golpeando la pequeña campanilla que indicaba el ingreso de algún cliente potencial.
Iba a poner su mejor sonrisa falsa para saludar, pero al dar la vuelta se topó con una copia casi idéntica a él.
—Vaya cara...
Mencionó el pelirrojo viendo a su mellizo que acaba de entrar.
—Puedo decir lo mismo... ¿mucho trabajo?
George Sirius lo pensó por unos segundos, pasó por su mente contarle a Regulus John todo lo que estaba en su cabeza, pero decidió no hacerlo, no lo haría hasta que supiera qué decisión tomaría Amalie.
—Demasiado, aparte que el tío George y papá no están —soltó un bufido dramático—, fueron a la sucursal de Rumania.
—Y probablemente estén en un bar muggle con el tío Charlie en lugar de trabajar...
George Sirius le dio la razón a su hermano, a pesar que actualmente Charlie vivía en Londres, era normal que se escapara con los gemelos pelirrojos a Rumania, bajo la excusa de ver cosas de Sortilegios Weasley, cuando la verdad era que se iban a un bar muggle a pasar el rato o incluso, a ver partidos de americano mientras tomaban cerveza.
—Lo más probable, desde que me dejan más cosas, ellos se alejan de sus responsabilidades—sonrió para ir por otra caja, seguido de Regulus que comenzó a ayudarle—, si llegan tarde estoy seguro que mamá dejará sin cenar a papá, y la tía Lys y la tía Airam probablemente no dejen pasar a sus casas a los tíos.
—Será divertido ver al tío George rogándole a la tía Lys que lo deje pasar, como la vez que se fue con papá a un bar en Londres muggle y llegaron ebrios a la madrugada —soltó una risa recordando que ni siquiera padre entró esa noche—, aún me acuerdo que tuvieron que dormir en el patio.
Las risas de George se unieron a las de Regulus.
—Lo mejor fue cuando se trataron de meter por el alero de Geori y ella fue a decirle a mamá.
Siguieron recordando esos pequeños momentos entre risas y bromas que iban llenas de burla a los gemelos pelirrojos aprovechando que en esos momentos no estaban ahí.
Después de terminar de acomodar todos los productos decidieron sentarse en las escaleras que daban a la entrada mientras discutían que comprarían de cenar.
—Al parecer solo me quedan dos semanas de vacaciones.
Mencionó Regulus, George Sirius lo volteo a ver con confusión.
—Si aún te quedaba más de un mes, ¿no?
El azabache se encogió de hombros con pesadez.
—El ministerio me ha llamado, al parecer hacen falta aurores —se estiró mirando el cielo—, a veces dudo si realmente escogí bien en ser auror.
—Desde niño dijiste que eso era lo que querías....
Regulus se frotó el rostro, diciendo lo que había tenido por mucho tiempo en su mente.
—Lo sé...pero, a estas alturas ni siquiera sé lo que quiero, George—miró a su hermano—, desde niño admire a mamá y al tío Jerome por ser aurores, siempre me sorprendida todo lo que hacían y lo bueno que son en su trabajo...pero, siento que yo no lo estoy disfrutando, lo hago, se me da bien, pero no me llena—soltó un bufido—...te veo a ti, veo a Louis y a Anired, los tres disfrutan y les apasiona su trabajo, incluso, el mismo Maxence parece amar ser rompe maldiciones...sin embargo yo...no, o sea, hasta busco tener más vacaciones...he pensado en dejarlo, pero siento que si lo hago decepcionare a nuestros padres, al tío Jerome, a Anired, Louis y a ti...
George Sirius negó para darle un suave golpe en el hombro.
—Regulus...no nos decepcionaríamos por darte de baja—se puso de pie sacudiendo el pantalón—, lo que todos queremos es que hagas algo que te haga feliz, así que si ser auror no es lo que esperabas...puedes buscar otra cosa, sabes que todos te apoyaremos.
El menor sonrió suavemente para ponerse de pie y sentirse mejor con las palabras de su hermano.
Nunca lo decía, pero la verdad si se sentía diferente al ver a sus tres hermanos, los cuales parecían saber perfectamente qué hacer con su vida:
Louis-Phillippe siendo entrenador del equipo de Quidditch de Bulgaria.
George Sirius era el encargado de Sortilegios Weasley, estando seguros que en el futuro él se haría cargo del negocio familiar, e incluso en cuestión de meses abrirían su primera tienda.
Anired siendo modelo y teniendo la tienda de té, sumado a otros pequeños negocios en el mundo muggle.
Todos ellos eran tan seguros como si tuvieran todo planeado, en cambio él ni siquiera estaba seguro de si quería continuar siendo auror, y no encontraba nada que lo apasionara.
Quería creer que era una cosa normal, pero no estaba seguro de nada.
[...]
Salió del caldero chorreante metiendo las manos en sus bolsillos en busca de un poco de calor, ya que la lluvia en Londres había traído consigo un frío que le calaba los huesos.
Le gustaba ese clima, pero cuando no tenía que salir, no que ahora estaba afuera del caldero chorreante esperando que la castaña hiciera acto de presencia.
Comenzaba a desesperarse ya que quería ir a su casa, no estar bajo la lluvia.
Unos minutos después en lo que ya parecía dispuesto a irse un taxi se detuvo frente a él por lo que se acercó a la puerta del pasajero y ayudó a abrirla, cubriendo a la mujer con el paraguas evitando que se mojara.
—A la próxima que salgas y no lleves paraguas dejare que te mojes —fue lo primero que dijo tras cerrar la puerta—, agradece que mamá me convenció que viniera, porque George Sirius y Nired ya estaban durmiendo.
—Que amable eres, Regulus —se quejó poniendo los ojos en blancos—, al parecer te desperté.
El azabache hizo un mohín para caminar nuevamente hacia el caldero chorreante.
—Estaba viendo un dorama con mamá, tuve que ponerle pausa y salir en medio de la lluvia por tu culpa, Seline...
—Eres un bebé quejón.
Regulus cerró el paraguas al entrar al caldero chorreante saludando a cuanta gente conocía y nuevamente abrió la sombrilla cuando salieron del local llegando a la calleja que tan bien conocía.
—Consíguete un novio o algo para que vaya por ti en medio de la lluvia, y ya no me molestes —Seline se colgó del brazo del más alto para evitar que el agua cayera sobre su ropa—... ¡Suéltame, me vas a pegar tus pulgas!
Chillo el Black-Weasley, ganando las risas de la más delgada que parecía no querer soltarlo.
—¡Por Merlín, eres bien llorón cuando te quitan tu serie! ¿El bebito va a llorar por qué no lo deje ver su novela con su mami?
Dijo en un tono burlo pellizcándole la mejilla, gracias a que se llevaban diez centímetros no era tan difícil hacerlo.
Regulus se movía tratando de quitársela de encima pero no cedía.
—Madura, Seline, ya no tiene cinco años, estás por cumplir veinticinco —acusó—, eres una anciana.
Los dos se iban molestando en el trayecto a casa del azabache que seguía empujándola para que lo soltara.
—Ahora entiendo porque está lloviendo—comentó la morena al ver a la pareja—, nunca pensé que veríamos al mujeriego de Regulus John con novia...
La pelirroja asintió tras las palabras de Dalila.
No supo explicarlo, pero sintió una molestia en el pecho al ver como el azabache se reía y caminaba a lado de la castaña, ya que nunca lo había visto tan cercano a una mujer que no fuera su hermana menor.
Y las dos mujeres, tanto Itziar como Dalila tenían la misma duda:
¿Quién era esa castaña que parecía ser tan cercana a él?
⚜⚜⚜
Seguía los pasos de la mujer frente a él, era la primera vez que estaba en Femmes Survivantes por lo que volteaba a todos lados, no perdiendo detalle del lugar.
Era muy amplio y limpio, incluso tenía un ambiente hogareño, las personas que trabajaban en ese lugar eran demasiado amables.
—Entonces... ¿eres el sobrino de Lys? —Maxence asintió—. El hijo del señor Lyssandre—Maxence solo dijo un breve si—...te he visto en el profeta, eres el jefe del departamento de Rompe Maldiciones...también has salido en fotos con Anired...
—Sí, Anired es mi novia.
Respondió con orgullo, en el mundo mágico no era ningún secreto que estaban juntos, incluso varios artículos del profeta hablaban del "Romance entre la heredera Black-Weasley y el Heredero Delacour". Desde que Maxence fue reconocido, varios lo llamaban el heredero de la familia Delacour, al ser el único hijo varón del único miembro de esa antigua familia que aún conservaba esa familia, sin embargo, Lyssandre lo había dicho muchas veces, prefería que Max no llevara ese apellido por todo lo horrible que hizo Pierre.
A él no le importaban los apellidos, ya que quería formarse un nombre por él mismo, que lo reconocieran por lo que hacía y no por nada más.
—Se ven muy lindo juntos—finalmente abrió una puerta para entrar seguido del alemán—, en este lugar se encuentra, te pido que no hagas mucho ruido ya que hay más bebés durmiendo y con uno que llore, otros lo harán.
Maxence miro los cuneros que rodeaban la habitación, dándose cuenta de la enorme cantidad de niños mágicos que eran abandonados o bien, sus padres estaban muertos, dejándolos solos, la labor de Femmes Survivantes definitivamente era muy grande y benevolente en el mundo mágico.
—¿Ninguno tiene padres?
La enfermera negó.
—De algunos sus padres han muerto, a otros los han abandonado, es triste su situación—explicó la mujer guiándolo a un cunero en especial—, Anired suele venir hasta dos veces al día, también los niños del orfanato la quieren mucho —se detuvo frente al cunero donde descansaba un pequeño bebé castaño—, él la quiere mucho, creo que se siente mucho más cómodo cuando está Anired.
—¿Es Kyle? —miró al bebé que dormía plácidamente chupándose el dedo, la mujer confirmó con un movimiento de cabeza—, es muy pequeño...
—Kyle nació con desnutrición y al no tener el alimento principal que es la leche materna su desarrollo es más lento, pero poco a poco está recuperándose —lo destapo un poco para que Maxence pudiera verlo mejor al inclinarse al cunero—, días pasados lo tuvimos que conectar para monitorearlo, pero cada vez está mejor.
Maxence tenía una mueca de incertidumbre, mirando fijamente al bebé, arrugó la nariz cuando el bebé abrió la pequeña boca y volvió a chupar el pulgar.
Era la primera vez que el alemán miraba al niño, sabía de su existencia, pero nunca se había atrevido a venir a verlo hasta ese día.
La parlanchina mujer dejó de hablar en cuanto la puerta se abrió, Maxence la miró, tenía el rostro rojo y balbuceaba un saludo, por lo que sin necesidad de alzar la mirada supo de quién se trataba:
Lyssandre Delacour, su padre.
Ese hombre siempre tenía ese efecto en las mujeres, fueran de la edad que fueran, dejándolas sin palabras, sonrojadas e hiperventilando.
—Buenos días—saludo en respuesta a los balbuceos de la mujer, para palmear la espalda de su hijo que aún estaba inclinado viendo al niño—...hola, tú.
—Con permiso...
Murmuró la mujer para salir de manera nerviosa y a paso rápido de ahí, dejando a los dos rubios en los cuneros.
—Hola, tú—saludo Maxence irguiéndose para ver a su padre—, pensé que tardarías más.
—Te dije que solo iba a pasar dejando unos documentos—... ¿ese es el niño?
Maxence suspiro y asintió para volver a ver al niño que poco a poco iba abriendo los ojos, tragó saliva al darse cuenta que tenía los ojos tan verdes como dos esmeraldas.
—Sí, es el hijo de Deyan y Stella...Kyle.
—Con que Kyle —Lyssandre miro al niño de la misma manera que Maxence, como si esperaran que en cualquier momento pudiera atacarlos o intentar hacer cualquier mínima cosa, pero en lugar de eso bostezo—...este niño... ¿es el mismo que viste en una de tus visiones? ¿Quién era hijo de Anired y de ese bastardo?
Max hizo una mueca al recordar esa visión arrugando el ceño, lo que hizo que el niño frente a él hiciera un puchero.
—Deja de poner esa cara tan fea, lo estás asustando.
Riño Lyssandre, el rubio menor solo pudo poner los ojos en blanco para ver a su progenitor.
—Este niño es el mismo de mis visiones, solo que más chico —explicó pasándose la mano por el cabello, que comenzaba a estar más largo, por lo que no tardando tendría que cortarlo—, la única diferencia es que tiene la piel más morena, me imagino que es por Stella...pero hasta el nombre es el mismo...
Una mueca de duda adorno la cara de Lyssandre, que veía al niño fijamente, el bebé se removía y estiraba de vez en cuando los brazos para volverse a acomodar chupándose el dedo, le sorprendida un poco que no llorara, ya que recordaba a sus sobrinos de bebés, casi todos, incluido Gigi, lloraban al ver a gente extraña por primera vez, la única excepción fue Anired, quien siempre resultó más sociable que todos los varones.
—Es extraño...las visiones de una veela no siempre son certeras, pero nunca cambian tanto—explico viendo a Maxence—, pero no sé si como tú eres hombre en algo cambian...es como si el resultado se debiera de obtener si o si, me refiero a que cambia la manera, pero finalmente las cosas suceden —Max lo escuchaba atentamente—, en una de tus visiones mencionaste que te veías a ti mismo como Rompe Maldiciones, y mírate actualmente lo eres. Ahora, este niño, Kyle, esta aquí, quizá no siendo hijo de quien estaba en tu visión y muchas cosas cambiaron, pero finalmente está aquí.
El corazón de Max dio un vuelvo al escuchar esas palabras, recordando que en la mayoría de sus visiones siempre salía esa niña, Crystal, el fruto del amor de Anired y él, también la azabache siempre parecía estar esperando otro hijo y quizá en sus visiones no estaban casados, pero si viviendo juntos y probablemente comprometidos.
La afirmación del mayor solo encendió la llama de esperanza dentro de él, dándose cuenta que era muy probable que las cosas sucedieran, y que él realmente tenía un futuro a lado de su amada azabache.
—Entonces... ¿crees que pase todo lo que he visto en esas visiones?
Lyssandre asintió lentamente.
—Considero que es muy probable, tal vez no de la manera en la que están tal cual, pero el resultado va a estar...
Maxence no pudo evitar sonreír al escucharlo, sintiendo que tal vez todo lo que soñó estaba más cerca de lo que pensaba.
—Por cierto, Anirak me ha dicho que Anired viene demasiado seguido a ver a este niño—miró al bebé que nuevamente estaba durmiendo con una respiración acompasada—...al parecer le está teniendo un cariño muy grande —hizo una pausa regresando la mirada a Maxence—...si hipotéticamente, Anired decidiera adoptar al niño...prácticamente tu visión se haría realidad, tendría un hijo de Deyan.
Esas palabras cayeron como un balde de agua fría, descolocando por completo al alemán.
—¿Qué harías? —cuestiono Lyssandre—, no veo que este mal que ella adopte, al contrario, es un acto de amor muy puro...pero, mi duda es cómo reaccionarías tú, Maxence...
No esperaba esa situación, creyó que al estar Deyan encerrado, su visión nunca se haría realidad, pero con el escenario planteado terminaría siendo real de alguna manera, Anired terminaría teniendo un hijo de Deyan, y siendo sinceros esa idea no le agradaba para nada.
No tenía nada en contra de Kyle, finalmente era un niño que no tenía la culpa de nada, pero al verlo lo hacía recordar a Deyan y todo lo que ese bastardo significa, todo el daño que le causó a Anired y todo lo malo que representaba.
No quería ser una persona que criticará o se hiciera malas ideas en la cabeza sin conocer más a la persona, pero tenía miedo que ese niño terminará dañando a Anired de la misma manera que el búlgaro.
—Sé que el niño no tiene la culpa de nada —soltó el aire que contenía en los pulmones, ni siquiera se dio cuenta que estuvo aguantando la respiración—, pero la idea de que sea hijo de Deyan y se parezca tanto a él...me molesta.
Lyssandre sonrió de manera ladina al escuchar sus palabras.
—Fred ha dicho lo mismo que tú... solo tienes que tener en mente todas las posibilidades que trae consigo este niño—palmeo el hombro de su hijo—, y también si estás dispuesto a apoyar en todas sus decisiones a Anired.
Como si con esas palabras la hubieran invocado el teléfono de Maxence sonó, quien lo sacó para ver qué se trataba de un mensaje de su novia.
Kleiner Hase🖤🐰_10:45hrs
Amor, te veo a las 7:00pm en The Dorchester
te mando la ubicación
Te amo mucho♥
Maxence no evitó sonreír al leer el mensaje y de inmediato tecleó una respuesta.
Max Steel🖤🦊_10:46hrs
Mein Herz, te amo más
Nos vemos en un rato, me muero de ganas de verte.
Lyssandre noto su sonrisa así que de inmediato supo de quién se trataba, recordando que Maxence le comento que tendría una cita el día de hoy después de tanto tiempo.
—¿A dónde van a ir?
—A The Dorchester—Maxence no evito sonreír—, le gusta la comida de ahí, así que ella escogió ese lugar.
Max por primera vez se sentía bien al decir el nombre de un restaurante tan caro como The Dorchester, donde era visitado en su mayoría por gente famosa o muy millonaria, ya que incluso conseguir una reservación en ese lugar, pues era hasta frecuentado por la realeza del mundo muggle lo que lo volvía demasiado inaccesible, en tiempos anteriores hubiera pensado demasiado en ir a ese lugar al tan solo imaginar los precios.
En cambio, ahora, ni siquiera le preocupaba, gracias al sueldo que ganaba como rompe maldiciones, sumado a las compensaciones por ser el jefe y que recibía pagos extras por cada misión que surgen de emergencia y él aceptaba, no tenía que preocuparse por nada. Si seguía de esa manera, estaba seguro que solo era cuestión de unos meses más en los que podría proponerle matrimonio a Anired.
Al pensar en eso no pudo sentirse más feliz, ahorraba una gran cantidad de dinero aun pudiendo gastar en regalos para Anired, sus citas y apoyar en la casa, que, si bien no era necesario, se sentía bien hacerlo, y aun así guardar para los planes que tenían en un futuro, tan solo ya llevaba una cantidad suficiente como para comprar una casa.
Cada vez veía más cercano poder darle una vida de lujos a Anired y a su futura familia.
Era por ese motivo que se esforzaba tanto en el trabajo, haciendo horas extras e incluso aceptando misiones que no le corresponden, todos por los pagos extras.
—Es un buen restaurante, me alegro ver que llevan bien todo...
Maxence le sonrió sin mostrar los dientes, sabía que Lyssandre aún quería regañarlo por lo que pasó cuando tenían planeado el viaje, pero era muy probable que por el trabajo y su viaje a Egipto no hubiese encontrado el momento adecuado.
—Aunque últimamente es difícil vernos —murmuró—, el trabajo me está absorbiendo demasiado, pero espero pronto que todo mejore.
—Maxence, sé que es tu relación y trato de mantenerme al margen—hizo una pausa viéndolo—, pero date cuenta que debes de balancear tu vida, recuerda lo que pasó cuando se iban a ir de viaje...el trabajo es importante, muy importante, pero no vivas para trabajar, o de esa manera vas a terminar perdiendo tu relación—suspiro buscando las palabras correctas—, Anired te ama, y mucho, pero ten en cuenta que ella también tiene sentimientos y que estés alejándote por el trabajo la va a lastimar, espero no te estés arrepintiendo después por las cosas a las que les das prioridad.
El alemán se quedó en completo silencio, esas palabras resonaron una y otra vez en su cabeza, sabía muy bien que por el trabajo estaba descuidando a Anired, pero que Lyssandre se lo dijera y le hiciera ver que Anired podría dejarlo instaló un vacío en su pecho.
—Voy a cambi...
Maxence no pudo continuar hablando cuando su teléfono sonaba, pero esta vez no era Anired, era un ringtone que solo usaba para cosas del trabajo, por lo que suspiro y se disculpó con Lyssandre para alejarse antes de que los niños en los cuneros comenzaran a llorar.
Los ojos azules del Delacour se fijaron en el pequeño niño que lo veía con curiosidad, como si tratara de comprender quién era él.
Se acercó unos centímetros, dándose cuenta que era idéntico a Deyan de niño, mismo cabello y ojos, y estaba seguro que conforme los días pasaran el parecido sería aún más grande.
Sin evitarlo estiró la mano para quitarle sabana que iba a llevarse a la boca, pero sin querer lo sujeto de la mano, dándose cuenta de lo pequeña que era.
De repente la luz blanca que iluminaba la habitación de los cuneros lo ofusco, por lo que parpadeo y se tallo los ojos.
Cuando logró enfocar la vista observó que tenía en las manos una copia del Profeta, miró a los lados para darse cuenta que ya no estaba en los cuneros, si no en otro lugar.
Era un enorme salón, con decoración moderna, pero no reconoció donde estaba, y se daba cuenta que ni siquiera llevaba la ropa que se puso en la mañana para salir de su casa.
Iba a ponerse de pie tratando de investigar qué sucedía cuando escucho unos pasos con rapidez que bajaban de la escalera.
—¡Abuelo!
Era una voz femenina y aniñada, giró el rostro para ver a quien llamaban, pero se topó con una pequeña niña de piel pálida con unos grandes y brillosos ojos grises, con una larga cabellera pelirroja llena de ondas que caían por todos lados.
Sin evitarlo, su boca habló por sí sola.
—¿Qué pasa, my cherie?
La pelirroja se acercó a él, manteniendo un puchero en los labios.
—Jer me escondió la blusa que me regalaste y no me quiere decir dónde está —explicó haciendo el puchero más grande—, ya la busqué por todos lados.
Antes de que Lyssandre pudiera hablar, otros pasos que bajaron trotando las escaleras se hicieron presentes. y pronto un pequeño de la misma edad apareció frente a él.
—Abuelo—llamó frente a él, tenía el cabello corto de un oscuro azabache—... ¡Max está de coqueta con Kyle! ¡Es mucho más grande que ella!
Chillo, lo que más llamaba la atención de Lyssandre, eran sus ojos, tenía heterocromía, uno completamente gris y el otro azul con pequeñas motas verdes, estos resaltaban más por el color del cabello y la piel tan pálida, podía notar el parecido en ambos niños que no pasaban de los diez años.
—¡Claro que no! —chilló la pelirroja que comprendía se llamaba Max—. Está mintiendo, abuelo... ¡Dile que me de mi blusa!
Lyssandre trataba de procesar toda la información, queriendo saber quiénes eran esos niños y porque lo llamaban abuelo, pero sus voces gritando y discutiendo no permitían que pensara con claridad.
La puerta principal se abrió y pronto dos siluetas más se hicieron presentes-
—¿Ahora por qué pelean? —Lyssandre miró a la adolescente frente a él, tal vez unos quince o dieciséis—...hola, abuelo, ya regresamos de la plaza.
Un largo pelo rubio le enmarcaba el pálido rostro, resaltando los dos ojos grises que brillaban como unos diamantes en brutos, Lyssandre se quedó sin aire, no necesito saber el nombre, por la descripción que le había dado Maxence estaba seguro de algo: se trataba de Crystal, esa niña rubia que salía en las visiones de su hijo, solo que era una adolescente.
Crystal dejó un pequeño beso en la mejilla de quien llamaba su abuelo.
—¡Crystal! —la pelirroja corrió a los brazos de la mujer que acababa de llegar para abrazarla por la cadera y hacer un puchero, dejando ver que estaban demasiado unidas—... ¡Jer me escondió la ropa y no me la quiere dar!
La rubia acariciaba el centelleante cabello de la menor, para ver al azabache que solo mantenía un rostro serio, al ver al niño tenía una expresión que le recordaba a Fred cuando estaba enojado, y los ojos de las dos mujeres eran iguales de grises, demasiado parecidos a los de Anirak o la misma Anired.
—Jer—llamo Crystal mirando al niño que mantenía el ceño fruncido—...ya te dijeron que dejes de molestar a Maxi...
El acusado le enseñó la lengua para ver al castaño que estaba al lado de Lyssandre, lo que provocó que el mayor mirara al adolescente a su lado, podía ver que era cercano a la edad de Crystal.
No evito sentir molestia al ver esos ojos verdes y cabello castaño despeinado.
—¡Tú siempre te pones de su lado y también te la pasas haciéndole ojitos a Kyle! —chillo el pelinegro señalando de manera enojada al castaño que solo curvo los labios en una sonrisa burlona que hizo rabiar más al pequeño— ¡Le voy a decir a papá!
Antes de que el Delacour pudiera decir o hacer algo sintió como lo tomaban del brazo para moverlo con fuerza, cosa que lo hizo perder la concentración y nuevamente la luz clara lo cegó por unos segundos.
—Oye, Lyssandre —parpadeo para volver a enfocar y ver a un lado topándose con un par de ojos azules llenos de preocupación—... ¿Está todo bien?
—¿Eh? —el mayor se encontraba bastante confundido, tomó una enorme bocanada de aire—...si...no sé—se sobo la sien tratando de aminorar el dolor de cabeza que comenzaba a golpearlo, ya que desde hacía años que no tenía visiones tan vividas como esa—...creo que tuve una visión...y salía esa niña—miró a Maxence—... ¿Crystal?
El rostro serio y preocupado de Maxence cambió por uno lleno de sorpresa y curiosidad, luciendo más iluminado y por más que lo tratara de ocultar se notaba emocionado.
—¡¿La viste?! ¡¿Cómo estaba?!
Lyssandre se encogió de hombros.
—Creo que ella ella...pero, no sé—hizo una pausa viendo cada reacción de su hijo—...no era una niña, sino una adolescente, tendría unos quince años...se parecía demasiado a Anired...pero, también a ti—soltó un suspiro al sentir que la cabeza poco a poco dejaba de doler—...en mi visión salían otros dos niños...no sé qué vínculo tienen, pero me llamaban "abuelo"—hizo una mueca al decir esa palabra que lo hacía sentir viejo—, se llamaban Max, una niña pelirroja —Max arrugó la nariz al escuchar la abreviatura de su nombre en una niña—, y Jer, un niño azabache con heterocromía, Max y Jer parecían ser mellizos, eran muy parecidos a excepción del color de cabello y ojos—miró al bebé en el cunero que había tocado antes de sus visiones—...también salió él, estoy seguro que era Kyle...pero, lo mismo, era un adolescente probablemente de la misma edad que Crystal...
Maxence miró a Kyle y cayó en cuenta de algo...si en la visión de su padre, Crystal y Kyle iban cercanos a la edad...entonces... la niña tendría que nacer pronto.
El corazón comenzó a latirle de manera ansiosa ante ese pensamiento y unas enormes náuseas se hicieron presentes.
—¡Max!
Llamó Lyssandre al ver a su hijo salir corriendo de ahí, el alemán estaba seguro que iba a vomitar en esos momentos.
Y tan solo al entrar al primer sanitario que encontró y acercarse a la taza todo lo que había desayunado abandonó su estómago.
Vomitó todo lo que había comido, hasta que finalmente terminó sacando un poco de saliva y tomó una gran bocanada de aire tratando de calmarse.
—¿Estás bien? —escuchó la voz del rubio que le hizo el largo cabello hacia atrás—...creo que debemos de ir con el doctor...
La más pálida negó logrando sentarse para bajar la tapa de la taza del baño cubriendo los restos de vómito.
—Ya fui...mamá me llevo —explico cansada y aún asqueada—, tengo infección en el estómago, ya estoy tomando algo para eso.
—Toma, para que te limpies—la morena le extendió un paquete de toallas húmedas—, iré a traerte tu cepillo de dientes...
Anired asintió tomando las toallitas húmedas, para Zed era evidente el ambiente tenso que se formaba entre ambas, dejando ver que aún siguen distanciadas a pesar de los días.
Mary Jennel fue la primera en salir del sanitario para ir por las cosas de la azabache.
—¿Segura que estas bien, Nir?
Anired asintió limpiándose la boca y la barbilla.
—Sí, tranquilo —le sonrió sin mostrar los dientes—... ¿me podrían dar unos minutos? Quiero lavarme y acomodarme el cabello...
—Está bien, cualquier cosa estaremos afuera.
Anired le agradeció por cerrar la puerta del sanitario quedando completamente sola, sacó la varita del bolsillo trasero del pantalón que llevaba ese día para conjurar un hechizo anti alohomora y uno insonorizador teniendo un poco de privacidad.
Jalo la cadena del inodoro para ir al lavamanos donde se lavó las manos y enjuago la boca, posteriormente se recogió el cabello en una coleta.
Alzó la delgada blusa que llevaba ese día para ver su plano vientre, el cual acarició con demasiado cariño.
—Mi amor, sé que no teníamos ganas de venir, pero mamá necesita terminar esta sesión de fotos —hablaba con dulzura como si estuviera frente de un niño pequeño al que le debía de explicar la situación—...te prometo que pronto descansaremos —suspiro suavemente acariciando de manera circular su vientre preguntando cuándo se comenzaría a notar que estaba embarazada, el solo pensarlo la hacía sonreír—, te prometo que pronto le diré a tus abuelos y tíos que estas aquí, ¿sí?—sonrió con curiosidad imaginando la reacción de cada uno—, tu papá lo sabrá hoy, así que se buena niña —Anired esperaba con todo su corazón que su primer hijo fuera una niña, que de preferencia tuviera el cabello y ojos de Maxence, el solo imaginarla la hacía sentir una inmensa ternura—...o un buen niño, y pórtate bien, mi amor precioso.
Tampoco le desagrada la idea de tener un niño que fuera idéntico a su novio, sin duda sería muy lindo.
Al escuchar que tocaban la puerta varias veces se bajó la blusa de inmediato para ir a abrir y toparse con una morena que le extendía su bolsa.
—Gracias.
Murmuró tomándola para buscar sus medicamentos y cepillo de dientes.
—Si te sientes mal puedo retrasar la sesión y llamar a uno de los sanadores Malfoy para...
Anired no dejó que siguiera hablando para interrumpir.
—Estoy bien, puedo terminar con esta sesión de fotos sin ningún problema.
—Anired...
Llamó Mary Jennell deseando hablar con ella y poder arreglar las cosas, pero antes de decir algo más, llegó Zed para informar que debía de volver a la sesión.
Al verla alejarse, Mary soltó un suspiro sintiendo como su amistad con Anired parecía cada vez más muerta.
[...]
El lindo y delicado vestido de color rosa pálido cubría la delicada y pálida piel de la azabache que se encontraba sentada de manera erguida en una mesa junto a la ventana que le daba una hermosa vista panorámica a la noche estrellada de Londres.
Sus dedos nerviosos golpeaban juguetonamente la pequeña caja negra que se encontraba sobre su regazo, en ocasiones pasaba las yemas sobre el fino lazo rojo que la adornaba cuidando de no arruinar el moño que había hecho, ya que era un regalo para su novio así que esperaba que luciera lo mejor posible.
—¿Ya estás lista para ordenar?
La voz de la mesera la hizo ver hacia arriba, era la tercera vez que venía lo que hizo que la azabache se sintiera un tanto cohibida.
—Eh...esperare unos minutos más...aún falta que llegue una persona.
Le dio una pequeña sonrisa y la mesera solo asintió para darse la vuelta, para Anired no pasó desapercibida la mirada lastimera que le dirigió.
Soltó un suspiro tratando de mantener la calma, observó su celular para ver la hora, otra vez, y sentirse más nerviosa, habían pasado cuarenta y cinco minutos y Maxence aún no llegaba.
Sin embargo, hacía quince minutos hablaron y el alemán le dijo que ya iba a salir de la oficina, por lo que seguramente no tardaría mucho en llegar.
O al menos eso era lo que quería creer.
Dio un trago al vaso de agua que le hacía compañía desde hace rato, cuando su celular sonó, no evitó sonreír al ver el nombre de su novio en la pantalla por lo que de manera rápida contestó.
—Holi.
Hablo con un tono meloso que siempre utilizaba cuando estaba con él.
—Anired—el escuchar que no la llamaba por ningún apodo la hizo tener un mal presentimiento de lo que se vendría—...oye...
—¿Pasó algo? ¿Ya casi llegas?
Trataba de ser positiva, pero estaba más que segura que lo que le diría no sería nada bueno.
—Yo...lo siento, amor...me surgió una emergencia en el trabajo—la pequeña sonrisa que tenía la azabache desapareció llenándose de decepción—...no creo poder llegar, mandaré a alguien por ti, ¿sí?, en serio lo siento, Anired, realmente quería ir, pero la emergencia sucedió de repente y tengo que hacerme cargo.
—Está bien —soltó un suspiro—...no te preocupes.
—Gracias, Mein herz, te prometo que te lo recompensare, ¿sí? te amo mucho, en unos diez minutos cuando mucho llegara Shawn por ti, cualquier cosa te marco.
—Y yo te amo a ti, aquí espero.
Finalmente, la llamada terminó y Anired se siente más decepcionada que nunca, al parecer ya no podrían tener ni siquiera citas porque él trabajo de Maxence parecía siempre interponerse.
Sin embargo, ese día decidió que eso no le afectará y que tampoco perdería el ánimo, por lo que decidió pedir comida para llevar.
Iría a la oficina de Maxence con la cena, y si o si le diría que estaba embarazada, ese día no se rendiría hasta hacerlo.
Cuando llegó Shawn, un chico que trabaja en el departamento de Maxence, le pidió que por favor esperara unos minutos más en lo que le preparaban la cena, cuando finalmente estuvo lista fue al auto y pidió que la llevara al ministerio.
Shawn era un hombre un tanto callado por lo que el trayecto al ministerio fue silencioso, al igual que el camino a la oficina del alemán.
El ministerio estaba casi vacío, los únicos departamentos que estaban trabajando era el de misterios, rompe maldiciones y el de los aurores, que atendían emergencias que se presentaban en los momentos menos oportunos.
Al entrar al departamento de Rompe Maldiciones saludo a algunos de los chicos que aún seguían trabajando, poco a poco iba acostumbrándose a ir a ese lugar y saludar a la gente que al parecer también ya se habían acostumbrado a su presencia en ese lugar.
Dejó la comida sobre el escritorio que pertenecía a Andrea, junto con su bolso de mano para ir a la oficina de su novio que se encontraba cerrada por lo que seguramente no había nadie, así que sin detenerse a tocar abrió y entró sin más.
Pero se quedó congelada al ver a las personas que estaban ahí:
Maxence y Olympe.
Podía ver que había muchos documentos sobre el escritorio que se encontraban desordenados, el alemán alzó la mirada para verla con confusión ya que pensó que estaría en su casa, solo esperaba unos minutos más para escribirle si ella no lo hacía.
—Mein herz.
Llamó Maxence poniéndose de pie para caminar hacia ella, Olympe volteo a verla y le sonrió de manera burlona. Anired apretó la mandíbula con fuerza y sus manos se hicieron puños.
No quería hacer una escena en esos momentos, pero sentía que ya no podía más.
—Maxence —llamo Anired con un tono serio—... ¿podemos hablar?
El alemán asintió para ver a Olympe.
—Déjanos solos, por favor.
La francesa no dijo nada para ponerse de pie y salir de ahí sin borrar la sonrisa al ver lo molesta que se encontraba la menor.
Cuando la puerta se cerró, Maxence se detuvo frente a ella dispuesto a tomarla de la mano, pero Anired la alejó.
—Kleiner Hase —llamó en su idioma natal—...enserio, no sabes cuánto lo siento, ya estaba por salir, cuando ocurrió esta emergencia, es una maldición muy grande que debo de atender....
—¿Por qué estabas a solas con Olympe en tu oficina?
Soltó cruzando los brazos sobre su pecho, tomando una actitud evitativa para impedir que Maxence se acercara a besarla o abrazarla.
—La maldición afectó tanto a Francia como a Londres, y como Andrea está enferma tengo que tratar directamente con ella, sé que te prometí que no lo haría, pero esto es una emergencia y no me queda de otra.
Maxence notaba como el pequeño cuerpo de Anired estaba tenso al igual que su rostro se mantenía estoico, parecía contenerse demasiado, pero finalmente la pequeña boca de la azabache dejó salir las palabras que por tanto tiempo había contenido.
—Max, ya no puedo más —su pecho subía y bajaba debido a la profunda respiración que dio al tratar de mantener un tono de voz sereno—...siempre pones al trabajo antes que todos, antes que a mí, y créeme que lo entiendo, sé que es importante...pero, ni siquiera llegaste al viaje que teníamos planeado, tampoco a esta cita que planee, Maxence, ni siquiera fuiste a mi recital de ballet ni a mi desfile de modas —señaló las dos invitaciones que estaban junto a una de las fotos que adornaban la oficina de Maxence—, tampoco el día que íbamos a cenar con Lyssandre—fue enumerando cada una de las citas a las que Maxence no había llegado—, y sé que el trabajo y puesto que tienes es demasiado demandante, pero parece que se ha vuelto tu mundo entero...
Maxence pasó la mano entre su cabello, dándose cuenta que lo que todos le habían advertido parecía llegar, sabía muy bien que en algún momento Anired finalmente le reclamara, pero no esperó que fuera en ese día.
—Anired, sé que no he sido un buen novio estos días, pero te prometo...
La menor siempre trató de ser comprensiva, sabía que la carga de trabajo de Maxence era abrumadora, pero sentía que poco a poco la iba dejando de lado, como si su relación ya no fuera nada importante para él.
—Max, sé que tu trabajo es pesado...pero antes siempre solía ser todo para ti—el alemán sintió el corazón romperse cuando lo miro con esos ojos grises que tanto le gustaban llenos de lágrimas—. Siempre estaba ahí, eras cariñoso y atento... ¿qué es lo que ha cambiado? ¿Hice algo mal?
—No, Anired, no has hecho nada mal —suspiro acariciando su brazo suavemente y escucho unos toques en la puerta, seguramente ya lo estaban buscando—, espérame un rato y te prometo que hablaremos de esto solo atenderé esta emergencia—la puerta volvió a ser tocada y Maxence soltó un suspiro de frustración—, solo deja que termine esto, iré a buscarte saliendo de la oficina.
Anired negó varias veces aguantando las ganas que tenía por romper en llanto.
—¿En serio, Maxence? —y el tono suave que siempre utilizaba desapareció, dejando escuchar la frustración en su voz—, ¿no puedes darme ni un minuto?
—Anired, lo siento, es mi responsabilidad—murmuró para abrir la puerta y atender a la persona, firmando unos documentos de inmediato, se dio la vuelta para verla—, amor —llamo Max tomándola del brazo con suavidad—, te prometo que volveré pronto y arreglaremos todo esto —trato de sonreírle como siempre lo hacía, pero el rostro de Anired era adornado con una mueca de enojo—, te prometo que te lo compensare.
Anired se alejó con fuerza para ir a la puerta.
—¡No, Maxence, no me prometas nada! —chilló con pequeñas lágrimas adornándole las mejillas—...ya no te creo, eres puras promesas, pero nunca las cumples...no...no quiero verte, Maxence, ya no quiero esto.
Max sintió que el mundo se le caía encima al escuchar las palabras de la más baja.
—Anired, por favor...sabes que necesito trabajar y dar más de mi cien por ciento...necesito trabajar más duro, para ganar más dinero—trato de explicarle para que lo comprendiera—, Anired, todo lo que hago, todo lo que trabajo lo hago por nosotros, si sigo esforzándome de esta manera pronto te podré dar la vida que mereces, la vida llena de lujos que tanto te gusta, a esa que estás acostumbrada desde que naciste
—¿Qué? —Anired miró sin comprender lo que decía—... ¿Qué estás diciendo?
—Si me esfuerzo y trabajo tanto es para obtener más dinero, Anired, tú siempre has llevado una vida llena de lujos, de comodidad...a diferencia de ti yo nunca la lleve —explicó pasando la mano entre su cabello, al sentirse tan presionado continuo con rudeza sin pensar en sus palabras—, provengo de una familia sencilla, lo sabes bien, yo tengo que trabajar para obtener dinero, tengo que sacrificar ciertas cosas por eso...Anired, siempre has sido una niña de casa privilegiada, millonaria que no entiende lo que es tener la necesidad de trabajar como yo.
Anired soltó una risa vacía, sin gracia.
—Dime que no dijiste eso, Maxence...si, lo admito mis padres me han dado una vida llena de privilegio, de lujos—quería llorar y reír de la frustración nunca pensó que el alemán le diría palabras como esas—...Maxence, sabes que también trabajo, mi trabajo es pesado al igual que el tuyo, pero siempre he tratado de hacer tiempo para ti aunque sean cinco minutos, he cancelado entrevistas, sesiones de fotos, grabaciones de anuncios y demás cosas por tan solo verte por un par de minutos y es injusto que tú no puedas hacerlo ni un miserable día—con rudeza se limpió las lágrimas que le adornaban las mejillas— , dices que quieres darme una vida de lujos, pero esos lujos, esa comodidad me la puedo dar yo misma, sin la necesidad de tu dinero o del dinero de mis padres...lo que yo necesitaba, lo que yo quería era a ti, Maxence, a mi Max, no a este que sacrifica nuestra relación por el dinero...
Max la miró, tenía la nariz roja y los ojos irritados por contener las lágrimas, su voz estaba vacía, apagada e incluso de esa manera parecía más pequeña, dándose cuenta de las palabras que dijo la hirieron se acercó a rápidas zancadas tomándola de la mano para detener que se fuera.
—Mein herz...espera—pidió evitando que abriera la puerta—, lo siento, es solo que estoy tan estresado, cansado y frustrado...lo arreglaremos, Anired, deja que termine este trabajo y hablaremos, organizare mis tiempos...por favor, sabes que te amo. Te amo más que a nada en este mundo.
Anired negó sorbiendo por la nariz.
—No, Maxence —negó con la cabeza—. No me amas más que a nada. Amas más a tu trabajo que a mí, amas más a tu orgullo que a mí, amas más a tu dinero que a mí.
—Anired, por favor...
Pero antes de poder decir algo el celular de Maxence sonó con fuerza resonando en la oficina, la azabache reconoció que el ringtone era aquel que utilizaba para las llamadas de trabajo.
Los ojos grises observaron al alemán esperando la acción que haría; Maxence no sabía qué hacer, estaba seguro que era una llamada importante, pero sabía que si soltaba a Anired ella se iría y era muy probable que no arreglaran las cosas.
Anired sonrió sin ganas y negó.
—Maxence—llamó escuchando como el celular seguía sonando con mucha insistencia—, toma la llamada—el rubio la miro confundido—, no quiero ser la razón por la que descuides tus responsabilidades.
A pesar de sus palabras, Anired no quería que contestara el teléfono.
"Bebé, si después de esto, tu padre contesta el teléfono me iré, si no lo hace tratare de arreglar las cosas y le diré de ti"
Era lo único que podía pensar, deseando que por esa vez Maxence la escogiera, los escogiera, antes que al trabajo.
Quizá estaba siendo egoísta, pero deseaba con todas sus ansias que no contestara esa llamada.
—Gracias, Nired.
Max le sonrió para sacar el teléfono y contestar la llamada, alejándose un poco para poder hablar.
La azabache solo suspiro para finalmente salir de la oficina e irse de ahí, dándose cuenta que la única prioridad de Maxence era el trabajo.
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Hola
¿Qué les ha parecido el capítulo?
¿Cómo creen que reaccionen todos al enterarse del embarazo de Lie?
¿Qué hará Regulus? ¿Dejara de ser auror?
¿Ya tienen sospechas de quien es Seline o de que lazo tiene con los BW?
¿Qué pasara con Kyle? ¿Por qué habrá salido en la visión de Lyssandre? ¿Cuál creen que sea su futuro?
¿Quiénes serán los otros niños que vio Lyssandre?
¿Creen que Max tiene razón o la tiene Anired? ¿Quién está mal?
¿Arreglaran las cosas?
¿Anired le dirá del embarazo o será mamá soltera?
¿A dónde ira Anired?
En fin, nos leemos en unos días, lovu♥
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