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Veintiuno.

(Tenía planeado subir el capitulo desde hace varios días, pero he tenido mucho trabajo, jeje, lo siento♥. Es un capitulo un tanto extenso —más de doce mil palabras aproximadamente—, así que no sean lectores fantasmas porque es triste cuando paso eso.
+300 comentarios para la actualización de la próxima semana✨)

Corría lo más rápido que podía sintiendo la brisa golpearle el rostro, las piernas comenzaban a dolerle, pero no podía detener el paso hasta alcanzar al rubio que le llevaba una gran delantera.

—¡Maxence, maldita sea, espera!

Volvió a gritar, el menor ni siquiera se detuvo atravesando el bosque prohibido a trompicones debido a las ramas y con varita en mano.

Daba grandes bocanadas, ambos rubios iban por la mitad del bosque corriendo con velocidad, podía ver como Max se encontraba completamente desesperado, no iba a negar que compartía los mismos sentimientos, y la sensación de peligro se hacía más fuerte, quiso hacer que él se quedara en el castillo, pero a D'Acanto ni siquiera se inmuto en escucharlo.

—¡Tienes que ver que no haya riesgos antes de correr como loco! —gruño con molestia, topándose con unos ojos azules tan parecidos a los de él, por fin el menor se había detenido viendo hacia todos lados— ¡¿Qué tal si es una trampa?!

—¡No me interesa, tengo que encontrarla! —murmuro apretando la mandíbula—...le prometí que no la volvería a dejar sola...no puedo no cumplir con esa promesa...tengo que encontrarla antes de que sea tarde—su mirada afligida se detuvo sobre Jerome—... ¡Escuchaste lo que dijo esa maldita loca! ¡La tiene, no va a dudar en lastimar a Anired!

Sentencio para volver a caminar a los alrededores buscando cualquier rastro que le indicara en donde se hallaba la Black-Weasley menor.

Jerome temía que algo le pasara a Anired, pero también le asustaba que le sucediera cualquier cosa a Maxence, podía notar como muchas veces actuaba sin pensar metiéndose en problemas, por eso quiso que se quedara en un lugar seguro y se esa forma se encargaría de todo él solo.

Pero, Maxence era demasiado terco y mucho peor cuando se trataba de Anired.

—¡Claro que lo escuche, pero si te pones en riesgo no voy a poder encontrarla!

—¡No soy un maldito niño! —replico sosteniéndole la mirada, a pesar de mostrar preocupación también reflejaba un enorme coraje al toparse con él— ¡No necesito que me cuides, puedo hacerlo solo!

—¡Por Merlín, deja de comportar como un crío! ¡¿Piensas que puedes ayudar a Anired con esa actitud y sin pensar en cómo actuar o las consecuencias?! —se acercó unos pasos a Maxence que lo veía fijamente— ¡Solo haces las cosas sin pensar, nunca escuchas a los demás! ¡La vas a poner en riesgo!

—¡Hago lo que hago, pensando en ella! ¡Solo me importa que este bien, de ahí en fuera todo lo demás se puede ir a la mierda! —se pasó la mano entre el cabello despeinándolo— ¡Ni siquiera te pedí que vinieras, no necesito tu ayuda!

Jerome soltó una maldición.

—¡Eres un maldito necio! ¡No siempre vas a poder enfrentar todo tu solo, por una vez deja de ser tan orgulloso! —ambos tenían las respiraciones agitadas y el rostro rojo debido al enojo luciendo aún más parecidos que de costumbre— ¡Sé que no te agrado, sé que te molesta que este cerca de ti...y eso me importa una mierda, así que resígnate o regresa al castillo para que yo pueda buscar a Anired en paz!

Maxence estaba a punto de responder cuando unos pasos y aplausos se hicieron presentes seguido de una nueva voz.

—Vaya, vaya...pero, que buen padre eres, Lyssandre —los dos rubios voltearon topándose con un hombre mayor con unos ojos azules tan parecidos a los de ellos—...se nota que la paternidad es lo tuyo, hijo...

Jerome dio un paso adelante dejando al menor detrás de él.

—¡¿Qué demonios haces aquí?!

Pierre sonrió jugando con la varita en su mano, del bolsillo del pantalón saco una pulsera de pequeñas piedras rojas que Maxence reconoció de inmediato.

—¡¿Dónde está Anired?!

Maxence iba a acercarse con la varita en alto de no ser porque Jerome lo detuvo empujándolo para atrás sabiendo lo peligroso que seria que se enfrentara a Pierre Delacour.

—Digamos que jugar con ella al escondite no fue tan divertido —soltó un suspiro de aburrimiento lanzándole la pulsera a los varones—...Lyssandre...no puedes salvar a todos y lo sabes.

—¿Dónde está Anired?

Pregunto tratando de mantener la calma.

—Tenía un cuello muy frágil...se rompió con tanta facilidad —las palabras descolocaron al mayor por unos segundos sintiendo el ardor recorrerle la garganta al igual que los ojos—...era una niña muy pequeña y frágil, creo que no use la fuerza correcta y...es una lástima que ahora solo tengas que buscar su cuerpo...

—¡Estas mintiendo!

—Lyssandre...nunca podrás salvar a todos los que te importan...

La voz de Pierre se volvió lejana, Jerome sentía un nudo en la garganta y la desesperación instalarse en el pecho, se negaba a creer en las palabras de su padre...no...su sobrina no podía estar muerta, simplemente no.

Pero, todo se fue a la mierda en el momento que volteo para ver a Maxence en el suelo, se acercó de inmediato con manos temblorosas para buscar su pulso...pero, no encontró nada.

Maxence y Anired estaban muertos.

—Nunca serás un buen padre, hijo—Pierre le sostuvo el hombro apretándolo suavemente—...todas las personas que te rodeen terminaran muertas cuando menos lo esperes...

Todo comenzó a volverse borroso, las palabras de Pierre Delacour y la imagen de Maxence en el suelo sin vida se instalaron en su mente, al igual que el vacío en el pecho por saber que Anired había muerto, la respiración se volvió irregular y pronto la falta de aire se hizo presente.

La luz le golpeo los ojos ofuscándolo en el proceso y al sentarse tan rápido le causo un mareo, el sudo le recorría el cuerpo provocando que el pans que usaba para dormir se le pegara en las piernas.

Daba grandes bocanadas de aire y miro a todos lados, para darse cuenta que se encontraba en su habitación, el miedo había sido tan real que no podía olvidarlo.

Las lágrimas recorrían sus mejillas al recordar esa estúpida pesadilla al igual que el temor.

Maldijo varias veces a su padre que a pesar de los años seguía arruinando su vida.

No era la primera vez en esa vez que tenía un sueño parecido, últimamente no podía dormir bien debido a esas pesadillas en las que Anired, Maxence, Amalie e incluso los Mellizos siempre terminaban heridos de una u otra forma al igual que Pierre diciéndole que sería un mal padre.

Paso la mano por su rostro limpiándose bruscamente el sudor y las lágrimas tratando de calmarse.

Sabía que debía lograr relajarse, tanto trabajo y el estrés debido a la tercera prueba causaba estragos en él.

Se levantó de la cama agitando el rostro obligándose a olvidar esa pesadilla, tuvo que pellizcarse el brazo izquierdo para saber que se encontraba en la realidad.

Una vez que entro al sanitario se lavó el rostro para verse en el espejo.

Parecía enfermo, completamente pálido y con unas ojeras enormes, el cabello sin brillo.

—Que aspecto de mierda...

Murmuro para dirigirse a la regadera quitándose el pans y el bóxer en el proceso, quizá la ducha le caería bien y lo despertaría, pues en cuestión de horas tenía una reunión en el ministerio.

[...]

Observaba a la mujer azabache frente a él.

—Estoy bien —repitió ante la preocupación de la Black-Weasley—, solo es la falta de sueño, pero nada de qué preocuparse, no pienso molestar a Draco con una cosa tan simple.

—Luces horrible, en serio...

—He estado estresado con el trabajo, lo de la tercera prueba y también con lo de los gemelos...

—Siento que sobre lo último estas más bien emocionado —analizo—...es cuestión de días para que se haga la prueba de paternidad...

Jerome suspiro asintiendo, no negaría lo asustado que se encontraba ante eso, la sensación de adrenalina recorría una y otra vez su cuerpo al saber que dentro de poco tendría esa respuesta que tanto esperaba.

—Lo estoy—se mordió la uña del dedo pulgar por unos segundos—...también algo aterrado...me llevo bien con Amalie, pero el problema es con Maxence...

—Has estado saliendo a comer con él ¿no?

—Los fines de semana a veces...pero, sé que Max va por pedido de Anired, no porque quiera verme a mi...

Le era demasiado obvio que él menor ni, aunque fuera amenazado aceptaría ir a comer con él solo, por la única razón que cedía era por la Black-Weasley menor que al parecer tenía un inmenso control sobre él.

—Solo es cuestión de tiempo, quizá una vez que se entere de toda la verdad su actitud contigo cambie...

Comento de manera positiva, Jerome solo asintió queriendo creer en sus palabras.

—Gracias a Merlín, Anired suele interceder y calma a Maxence antes de que terminemos discutiendo —explico Jerome—...no sé qué haría si ella no estuviera...tal vez habría acabado ahorcando a ese mocoso...

—Las peleas entre padre e hijos son normales, no siempre te van a caer bien tus hijos te lo digo por experiencia —se encogió de hombros—, pero una vez que logren llevarse bien las cosas serán más fácil...

—Te juro que espero que así sea...si tuviera el mismo carácter que su hermana las cosas serían muy distintas...

—No esperes que sean igual—Anirak dio un trago al jugo que tenía sobre la mesa—...ninguno de tus hijos va a ser iguales, aunque sean gemelos siempre van a ser diferentes en algo, pero al menos, te llevas bien con uno de ellos, si no todo sería peor.

—Ni que lo digas —Jerome sonrió sin mostrar los dientes—...también he visto que Max y Anired...están muy juntos...

—No trates de molestarme como a Fred —advirtió Anirak—...Anired me cuenta todo, así que tal vez se mucho más de lo que tú sabes.

—Te odio—frunció el ceño— ¿Están juntos?

—Prácticamente —sonrió suavemente al recordar como su hija se emocionaba cada que le contaba sobre Maxence, parecía muy ilusionada con lo que sea que tuviera con ese adolescente, y le alegraba ver que cada día estaba más feliz—...aun no es oficial...me imagino que aún se están terminando de conocer...

—Sin embargo, me preocupa —se mordió el labio inferior—, a pesar de que tal vez Maxence es mi hijo y de que molesto a Fred con todo eso...no sé muy bien cuales sean sus intenciones con Anired—no negaría que se sentía algo molesto y celoso al ver como la azabache parecía muy unida a Maxence, aunque también temía que ella saliera herida—, no estuve en su crianza y no me deja conocerlo...y ciertas cosas en su actitud no me agradan al igual que sus pensamientos sobre el futuro...

—Deberías de tenerle un poco más de fe —pidió la azabache—...no creo que sea malo...

—No sé qué creer...digo...sabemos todo lo que paso con Deyan —apretó el vaso que estaba en su mano—...y lo conocimos desde que era un bebé recién nacido...me asusta el imaginar a Anired nuevamente mal...no quiero que la vuelvan a romper como la última vez y lo peor que no pueda hacer nada para evitarlo...

—Fred piensa lo mismo, al igual que George y Louis—comento viéndolo con cariño al notar lo mucho que se preocupaba por Anired—...y sé que tal vez las cosas entre ellos dos van muy rápido, Anired no tiene mucho que paso por una depresión y se enfrenta a una bulimia nerviosa...pero...siento que el concentrarse en nuevas cosas y estar con Maxence la está ayudando a sanar —dejo el vaso de jugo sobre la mesa—...la veo ilusionada con él, se da cuenta que la relaciones y el amor no tiene que dañar, Max la trata muy bien, dice que suele ser muy protector con ella, aunque algo encimoso—soltó una pequeña ricita—, Anired dice que parece un perro...especialmente un Golden retriever.

—Me alegro de saber que las cosas entre ellos van bien...pero, me gustaría poder conocerlo más antes de que las cosas fueran oficiales —suspiro—, o al menos el tener un poco de la confianza de Maxence para saber que piensa o si considera ir en serio...

—Eso lo obtendrás poco a poco —Anirak tomo una carpeta—, debes de ir con calma y confiar en él para que él lo haga contigo.

—Créeme que lo intento...

Jerome tomo la carpeta que le extendió Anirak para comenzar a leer rápidamente los informes sobre la tercera prueba, aun no se sentía muy seguro con eso y hubiera deseado poder evitarla, pero lamentablemente era imposible.

Solo esperaba que Amalie y Regulus salieran ilesos de ese laberinto lleno de pruebas que podrían terminar incluso con la persona más valiente, deseaba que ese tonto torneo por fin llegara a su final.

Dejo el pergamino para estirar la mano y tomar la pluma frente él.

Hannah MoongBlaxott-Blyley.

Volvió a leer en el pergamino, por más que buscaba no encontraba nada de información sobre su familia, era como sin ningún otro miembro aparte de ella existiera, soltó un suspiro volviendo a escribir el apellido en el pergamino.

Decidió despejar la mente tomando otro archivo de su madre: los casos de Neville Longbottom y Ellie Yaxley.

Ambos brujos tuvieron que ver en la maldición de Anirak e incluso en el hechizo de su tío George.

Habían causado mucho daño y terminado con varias vidas como las de:

Fleur Delacour; la prima de Lyssane, Jerome y Louis, también madre de Victoire y difunta esposa de su tío Bill.

Blaise Zabini; amigo cercano de Draco, no sabía mucho sobre él.

Y la que le resultaba sorprendente era la de:

Hannah Abbott; esposa de Neville. No entendía como él pudo matarla sin sentir ningún remordimiento.

Pero, al leer el nombre de la última se detuvo dándose cuenta de la coincidencia, MoongBlaxott-Blyley se llamaba igual y al parecer compartía un lazo con Ellie, eran dos coincidencias, solo le faltaba una más para que fuera un patrón.

Observo fijamente el apellido por varios minutos más cuando, gracias a su dislexia, las letras comenzaron a moverse por todos lados formando diversas palabras, tal y como cuando su mellizo le había escrito un extraño mensaje en el brazo pidiendo ayuda.

Se quedó helado al reconocer dos palabras que se formaban con el largo apellido de Hannah, nuevamente tomo la pluma y rápidamente las escribió quedándose helado al leerlas en voz alta

—: Longbottom Yaxley —murmuro—...a pesar de que, sobre una L y una B, se forman esos dos apellidos...

Tomo nuevamente el archivo de Neville para leerlo con rapidez donde pudo notar otra muerte más que llamo por completo su atención: una bebé recién nacida, hija de Longbottom y Hannah Abbott.

—Mierda...Mierda...mierda...

Murmuro Regulus para sí mismo, supuestamente la niña fue ahorcada por su propio padre y después quemada en la chimenea hasta quedar hechas cenizas eliminando todos los rastros...

Pero

¿Qué tal si nunca murió?

Saco la cuenta rápidamente, la niña era más chica que ellos por un año...entonces...debería de tener la misma edad que Hannah...

¿Y si esa niña era Hannah?

Las coincidencias eran demasiado grandes.

Se puso de pie dando vueltas alrededor tratando de poner en orden sus ideas.

—Puede ser que la bebé nunca haya muerto, si no que fue escondida —analizaba la situación rápidamente—...Neville fue arrastrado y aún se encuentra en Azkaban, así que...tal vez la única persona que sabía dónde estaba la niña fue Ellie, una vez que logro librar la muerte, pudo regresar por esa bebé—sentencio sin dejar de moverse—...entonces...manteniéndose oculta y haciéndose pasar por una anciana...la podría criar y hacerla pasar por su sobrina...el apellido fue una burla...para que alguien sospechara...pero...cualquiera creería que era una estupidez o ni siquiera pondría tanta atención.

Regreso al escritorio con rapidez tomando la pluma y escribiendo rápidamente todas sus suposiciones, si eso era cierto...todo estaba planeado...Ellie y Neville pudieron utilizar a Hannah para vengarse de su familia.

Tendría que decirle a su madre antes que, a nadie, sería la única que lo escucharía sin tacharlo de loco, lamentablemente aún se encontraba en el Ministerio, por lo que tendría que esperar el momento adecuado.

—¡Regulus, ya ven a comer!

La voz de su padre interrumpió todos sus pensamientos.

—¡Ya voy!

Respondió yendo a guardar las cosas sin sacar todas esas conjeturas de su cabeza, las cuales explicaban varias cosas.

Al parecer Regulus John no solo había heredado la belleza de su madre, sino que también esa inteligencia tan vivaz y analítica que la caracterizaba a través de los años.

Decidió actuar con normalidad para no preocupar a sus hermanos y a su padre, así que salió del estudio deteniéndose en el baño para lavarse la cara.

Ese jueves había decidido volver a la casa Black-Weasley para poder descansar ya que el día sábado seria la prueba final, por lo que buscaba un poco de paz y tranquilidad que no encontraba en el castillo.

Gracias a que todos estaban emocionados con las clases, varias clases había sido suspendidas, siendo Anired y George Sirius los que tendrían que volver en unas cuantas horas al castillo dejando a Regulus en la enorme casa en compañía de sus padres.

Después de lavarse la cara y peinarse viendo que tenía el cabello más largo, se dirigió a la cocina donde escuchaba las voces de su padre y Anirak en compañía de George Sirius,

Se detuvo en la puerta viendo como el pelirrojo mayor serbia la cena y George Sirius pasaba los platillos poniendo la mesa.

Mientras Anired cargaba a Gigi, ya que ese día Louis y Mónica salieron a comer dejando al bebé a cuidado de Fred, el que amaba pasar tiempo con su nieto.

El bebé rubio estaba encantado en los brazos de la azabache menor que lo mecía suavemente mientras tarareaba una cancioncilla ganando las risas del infante, al parecer Gigi también había caído enamorado de la única niña en esa familia llena de varones como todos los hacían, siempre que la veía hacia berrinches para que Anired lo cargara y lo mimara no dejando que nadie más lo hiciera, y cuando tenía que volver al colegio se la pasaba llorando porque la extrañaba, tal vez si pudiera hablar la nombraría infinitas veces.

—You are my sunshine, my only sunshine...you make me happy...when skies are gray—cantaba Anired con una suave y dulce voz, sonriéndole al bebé en sus brazos que jugaba con los mechones oscuros entre sus pequeños y regordetes dedos—. You'll never know, dear, how much I love you. Please don't take my sunshine away...

Regulus la veía fijamente, lucia demasiado feliz y con un semblante lleno de paz sin dejar de cantarle al bebé con el que amaba pasar el rato.

—Regulus, ven a poner los cubiertos.

Ordeno Fred distinguiendo a su hijo recargado de la puerta, el nombrado asintió para caminar al mueble y abrir el cajón de donde saco lo que le pidió su padre, la voz de Anired inundaba el lugar junto con la risa de Gigi dando un ambiente demasiado dulce y hogareño.

—Pásamelo, debes de cenar, Geori —pidió Fred besándole la sien a su hija para tomar en brazos a Gigi que comenzó a retorcerse por el cambio—...vamos...Sh...Sh...no llores, solo será por un rato...

El bebé comenzó a sollozar así que Fred lo arrullo tomando el biberón que ya tenía preparado para alimentarlo.

—Mamá y tú deberían de tener otro bebé—pidió Anired viendo a su padre fijamente—...quiero ser hermana mayor...

—No sabía que te gustaban tanto los bebés...

Comento George Sirius tomando su lugar junto de Regulus.

—Al parecer su instinto materno ya está despertando.

Se burló Regulus ganándose una mala mirada de su padre.

—Me gusta como huelen, también escuchar la risa y cargarlos son demasiado suavecitos—Anired se sentó frente de ellos—...y Gigi después crecerá y ya no lo poder cargar...

—Pero, si mamá y papá tienen otro bebé también crecerá...

George veía a su hermana que fruncía el ceño.

—Pero...quiero otro bebé que cargar...y también para jugar...

Pido Anired viendo a su padre que había alimentado a Gigi para ponerlo en el porta bebé que flotaba frente a ellos.

—Definitivamente...no tendremos más bebés.

Puntualizo Fred sentándose a lado de su hija.

—Si tanto quieres un bebé —Regulus la vio fijamente con diversión— ¿Por qué no lo tienes tú? Estoy seguro que Maxence se apuntaría a ayudarte con eso...

—¡Regulus!

Gruñeron los dos pelirrojos ante el comentario del azabache.

Las mejillas de Anired se volvieron completamente rojas recordando lo que paso en el baño de prefectos, si su hermano no hubiera interrumpido muy probablemente habrían practicado como hacer un bebé.

—Anired, ni pienses en tener un bebé—pidió Fred viéndola con preocupación—...aun estas muy chica para eso...simplemente no...

Ella negó varias veces antes el pedido de su padre.

—Aun no quiero tener un bebé—respondió alzando las manos en señal de rendición para ver a su hermano—...eres un tonto...Max y yo...no...no tendremos un bebé ahorita.

Fred la miro fijamente al entender el "ahorita" ...con eso sus sospechas de que estaban saliendo eran más que confirmadas y lo peor es que Anired lo veía en su futuro.

—Bueno, era una sugerencia...así tendrías un bebé para ti las veinticuatro horas...

—Tus ideas son tontas, Regulus, sin duda eres el mellizo más idiota.

Sentencio George Sirius dándole un golpe en la cabeza, Anired solo sonrió.

Pero, esa sonrisa no llego a iluminar sus ojos ya que recordó lo que Tanith le había dicho:

"Anired, si piensas ser madre algún día debes de poner más empeño en seguir el tratamiento y cuidar de tu salud. Debido a la poca ingesta de nutrientes te encuentras débil, si sigues de esa forma los daños serán irreversibles...y una de las consecuencias es que un embarazo no sea viable para ti, tu cuerpo ahora es demasiado frágil y no sabemos aún como será tu situación en un futuro..."

Nunca se había detenido a pensar en tener hijos, aun tenía quince años a unos meses de cumplir dieciséis, pero cuando le dijeron varios de los daños que causaba la bulimia en su cuerpo ese fue uno que resonó demasiado, si no la superaba nunca los tendría.

Por primera vez, no supo porque su pecho dolió al pensar en eso.

—Nired, tu comida se va a enfriar...

La voz de Regulus la sacó de sus pensamientos.

—Ah, sí lo siento—pincho el pedazo de zanahoria cortada en flor con el tenedor—... ¿de postre podemos comer helado?

Fred sonrió al ver que su hija ya pedía postre cuando antes lo evitaba.

—Podemos comer todo lo que tu desees, Geori.

Anired le sonrió para meterse la zanahoria a la boca, últimamente los sabores eran más intensos y podía controlar mejor las ganas de vomitar.

—Yo digo que en vacaciones vayamos a un lugar con frio—comento con Regulus ya que pronto serían—...son mis últimas vacaciones antes de entrar a la academia de aurores.

—Para un año que vas a ir antes de la ceremonia de nombramiento —George Sirius cortaba la carne en su plato—...yo quiero ir a un lugar como Roma o Grecia, me interesa su historia...

—Las vacaciones pasadas ustedes escogieron el lugar —se quejó Anired—, esta vez me toca a mí.

Fred sonreía escuchando las pláticas de sus hijos, amaba pasar tiempo con ellos y le gustaba como la casa se sentía tan alegre cuando ellos se encontraban ahí, contaba los días para que las vacaciones iniciaran y poder tener momentos como esos todos los días.

—No, este año me toca a mí escoger —comento Fred ganando las quejas de los tres menores—...ustedes siempre escogen...

—¡Que sea un lugar donde se pueda practicar buceo!

Pidió Anired con un puchero.

—¡Mejor donde se pueda esquiar!

Ahora hablo Regulus pinchando la carne con fuerza.

—¡Donde haya museos o algo de historia!

Pidió George Sirius viendo a su padre.

—Cuando este su madre, Louis y Mon elegiremos un lugar que a todos nos guste, y no quiero quejas.

—Está bien, papá...

Murmuraron tratando de no hacer un berrinche por escoger lo lugares, decidieron cambiar el tema para comentar sobre la tercera y el fin de año.

Por fin lo mellizos se graduarían y Anired pasaría a sexto año, quedando muy poco para ella también terminara el colegio y decidiera que hacer en un futuro, pues sus hermanos ya lo habían decidido:

George Sirius quería dedicarse a sortilegios Weasley como su padre.

Regulus John quería convertirse en Auror como su madre.

Demostrando que habían heredaron un poco de ambos, siendo la mezcla perfecta del matrimonio Black-Weasley, ambos mellizos tenían un futuro brillante y prometedor.

⚜⚜⚜

El clima era cálido y el aire movía lentamente el cabello de los dos varones que se encontraban sentados bajo la sombra de un gran árbol a las orillas de los enormes jardines de Hogwarts.

Los ojos azules del Weasley vagaban sobre el rostro del Malfoy grabando esa expresión de completa serenidad mientras capturaba diversas fotografías con la cámara mágica que yacía en sus largos dedos, sin duda, ver a Alexander era una de las cosas que más le gustaban hacer, siempre lograba llenarlo de tranquilidad y curiosidad por conocer más de las cosas que disfrutaba hacer como lo era la fotografía.

La nariz de Alexander se arrugaba cada que sonreía y sus ojos se entrecerraban, cuando termino de tomar las fotografías que deseaba a los grandes jardines dejo la cámara mágica a un lado para recargarse en el gran tronco del frondoso árbol.

—Por fin hubo una buena tarde de sol—comento Alex viendo de reojo a Zed—...con tanta lluvia de estos últimos días crei que nunca podría tomar las fotografías.

—El clima parece loco —Zed giro el rostro para observar al Malfoy—, llueve por ratos y de repente sale el sol, de nuevo vuelve a llover y así se la pasa todos los días.

—Tal vez es porque el verano ya está a punto de iniciar, no me gusta porque habrá mucho calor...

Se quejó estirando los brazos y pasándolos por detrás de la cabeza relajándose en el proceso.

—No me molesta el calor, me gusta más que la lluvia —los ojos azules de Zed observaron el gran lago que se hallaba completamente quieto, como si nada lo molestara—...aparte es mejor para las vacaciones si no llueve o nos las pasaremos encerrados en nuestras casas.

—Te la pasaras, tú eres el único al que no le gusta mojarse—acuso mirándolo con los ojos entrecerrados—, de ahí en fuera nadie más tiene problema con salir cuando llueve.

—Me da frío—se defendió—, siempre he sido demasiado friolento, por eso prefiero la primavera, no hay días feos.

—Si tú lo dices, a mí me gusta más el otoño—sonrió al comentar eso—, el clima es siempre fresco.

Zed sonreía escuchando las palabras de Alex que lo llenaban de serenidad, siempre tenía un tema de conversación todo lo contrario a él que solía ser tímido y prefería callar.

—Alex—llamó el rubio mirando el cielo, paseo la mirada sobre el peli plata que volteo a verlo para ponerle atención—...me gustas mucho—soltó de la nada provocando que las mejillas del menor se volviesen rojas—, sé que yo fui quien arruino las cosas entre nosotros, pero créeme que daría todo para que volviéramos a estar juntos.

Alexander se puso de pie tomando la cámara y mochila para colgarla en el hombro izquierdo, Zed seguía cada uno de sus movimientos de manera atenta.

—Mis sentimientos por ti no han cambiado en absoluto—confeso Alexander besando la mejilla del Weasley que se sonrojo de inmediato—, quien sabe, puede que las cosas vuelvas a ser como antes o incluso mejores.

Tras esas palabras le sonrió para caminar al castillo, Zed no evito sonreír esperanzado ante lo que el acababa de decir, ya que quizá por fin Alexander los abría perdonado y si corría con suerte podrían estar juntos, esta vez haría mejor las cosas y ya no tendría miedo de ser él mismo.

Con ese pensamiento decidió ponerse de pie y sacudirse el pantalón del uniforme caminando hacia la mochila.

Tomo el asa de la mochila con la mano derecha deslizándola por su brazo para dejarla en el pasto y sentarse a lado de ella.

Con facilidad saco la caja de cigarrillos que siempre llevaba con él, se encontraba en un lugar alejado por lo que nadie lo descubriría, justo ahora más que nunca necesitaba desestresarse y lo peor es que ni siquiera el ejercicio estaba funcionando.

Y todo por culpa de esos estúpidos y calientes sueños que lo atormentaban cada noche.

George Sirius soltó un largo y lento suspiro al pensar en eso, nunca había sido una persona sumamente "hormonal" como su hermano.

Claro que le gustaban las mujeres y el sexo, pero no era algo que le causara estrago justo como esos últimos días.

Cada que dormía despertaba con una erección, desde que era un mocoso de trece o catorce no había tenido sueños húmedos de forma regular justo como ahora.

Y realmente lo estaba molestando.

Saco un cigarrillo con los labios y cerro la caja, tomó su varita para encenderlo con la punta de esta y darle una buena calada.

El humo recorrió su garganta bajando lentamente, lo sostuvo por varis segundos y posteriormente lo saco formando una pequeña nube de humo frente a sus labios.

Tal vez no le molestaría tener sueños húmedos si la protagonista no fuera cierta rubia de ojos azules con la que compartía varias clases, y por más que trataba evitarla siempre terminaba a su lado de una u otra manera.

No deseaba verla de una forma sexual y sentía que de alguna manera con esos sueños le faltaba al respeto, pero le era imposible evitarlo, incluso una noche la paso en vela mientras pensaba como evitarlo. Podría hacer una poción para dormir sin sueño, pero no quería que sus padres se preocuparan porque estuviera teniendo pesadillas como antes.

El tonto de Regulus le había aconsejado que tuviera sexo con cualquier persona que le atrajera un poco, ya que la teoría del azabache era que sus sueños húmedos fueron provocados por estar en abstinencia por más de un mes.

Cosa que George Sirius consideraba una estupidez, aparte que ninguna otra persona despertaba el mismo deseo que Amalie en él.

—No creo que les agrade mucho a los profesores que estés fumando.

Y como si de un castigo divino se tratara esa dulce voz se hizo presente provocando un estremecimiento por todo su cuerpo, giro la cara para toparse a la rubia que lo veía con un brillo curioso en la cara, dándole un aire inocente, pero los orbes azules lo atravesaban, como si quisiera ver a través de su piel para conocer lo más profundo de él.

—Si no me encuentran no deben de saberlo.

Comenta siguiendo cada uno de sus movimientos, D'Acanto con facilidad se sentó frente a él, el rubio cabello se movía suavemente a pesar de estar recogido en una coleta y el suave aroma a menta inundaba sus fosas nasales.

George le extiende el cigarrillo, sinceramente no esperaba que lo tomara, pero le sorprende cuando se lo quito de los dedos.

La mirada gris permanecía fija en ella, viendo cómo se llevaba el cigarrillo a la boca, rodeando el extremo con los labios y ahuecando las mejillas mientras chupa.

Ante esa imagen sintió como su miembro se pone rígido, por lo que se obligó a cerrar los ojos con fuerza y abrirlos de inmediato.

Los ojos de Amalie se agrandan y una enorme nube de humo se agita mientras tose con pequeñas lagrimas recorriéndole las mejillas, subió el puño para golpearse el pecho suavemente.

—Esta cosa es horrible —comentas tosiendo—...No sé cómo Max y tú toleran el sabor.

George sonrío, tomando el cigarro de vuelta y acercándose un poco a ella.

—Tampoco exageres, no sabe tan mal.

La tos de Amalie cedió rápidamente, pero aún conservaba los ojos bañados en agua.

—Es como si te quemara toda la garganta.

Se queja la rubia frunciendo los labios.

—Solo tienes que aprender a inhalar, Lie.

Se acerca aún más, el estómago se le tensa mientras lleva el cigarro a sus labios.

Los finos dedos de Amalie le rodean la muñeca, el tacto provoca que miles de chispas suban por su brazo.

Tratando de ignoras esa sensación empuja el borde contra la fina boca.

—Chúpalo despacio.

La erección de George Sirius se endureció hasta estar dolorosamente hinchada y presionando contra la pierna izquierda mientras los delgados labios envuelven el papel café.

—Inhala despacio.

Pide George alargando la mano libre para acariciarle con dos dedos la parte delantera del esófago, por más que quiero no hacerlo no puede evitar tocarla cuando se encuentran de esa forma.

Lie se estremeció ante su tacto, sentía las mejillas arderle y como el calor entre los dos se volvía más fuerte, aun así, hace caso a las instrucciones del pelirrojo.

Ambas miradas chocan mientras el humo recorre la garganta de Amalie perdiéndose en sus pulmones.

—Exhala.

Lie escucha la ronca voz del más alto y una pequeña nube de humo aparece en medio de ambos obligando al pelirrojo alejarse unos centímetros junto con el cigarrillo.

—¿Ves? No sabe tan mal una vez que le encuentras la forma de firmarlo.

El Black-Weasley le guiña el ojo con aire coqueto por lo que las mejillas de Lie se encendieron más que antes, de inmediato a parto la mirada aclarándose la garganta.

—Realmente no creo que me guste—sentía las manos sudar debido al nerviosismo que estaba experimentando por la cercanía del mayor —¿Por qué lo haces?

Amalie decidió desviar el tema para dejar de pensar en todas las sensaciones que le provocaba el Black-Weasley.

—Me calma.

Responde con facilidad echando la cabeza hacia atrás para ver el cielo que comenzaba a oscurecerse, pronto caería la noche y con ellos llegaría el día viernes, que no esperaba con ansias ya que la tercera prueba por fin llegaría al día siguiente, aquella que le preocupaba demasiado.

—Soy demasiado ansioso—continuo con la explicación bajo la atenta mirada de la rubia—, por lo regular me calmo con el ejercicio, pero cuando no funciona suelo fumar —se encogió de hombros—, es un mal hábito que me heredo mi padre.

—Maxence también lo hace por lo mismo...aunque nunca lo demuestra suele ser muy nervioso y ansioso—comento con tranquilidad—...pero...últimamente, desde que...esta con tu hermana—comenzó a medir las palabras pues sabía que la relación de su hermano con la menor de los Black-Weasley era aún un tema un poco delicado con los mellizos—...parece estar más calmado y relajado.

George Sirius arrugo el rostro ante las palabras, aun no lograba acostumbrarse al hecho de que Georanne fuera tan cercana a ese zorro rubio.

—Geori suele tener una personalidad demasiado dulce y...llena de paz, de cierta manera—desvió la mirada del cielo para ver a la rubia frente a él—...supongo que es bueno para él.

—¿No hay algo que te de paz de esa manera?

George Sirius la miro fijamente por varios segundos ganando un mayor sonrojo que no pasó desapercibido.

—Deja de verme de esa manera.

Pide la rubia alzando la mirada para enfocarse en el cielo que ya se vuelve nocturno ocultando el sol.

—Tu rostro se ve hermoso cuando haces ese gesto de concentración.

Amalie vuelve la mirada a él con brusquedad ante las palabras que acaban de salir de la boca del pelirrojo.

—¿Me estas llamando hermosa?

Cuestiona con sorpresa, ya que desde hacía tiempo que no le decía un cumplido como ese.

George se pasa la lengua por los labios y se inclina para rozar con la boca su pequeña oreja descubierta.

—Digo que podrías volver a cualquier persona completamente loca por ti.

El cuerpo de la más baja se estremece ante las palabras y voz ronca del pelirrojo que solo provocan que su corazón lata con fuerza, como si estuviera a punto de salirse de su pecho.

El Black-Weasley se regaña internamente por lo que acaba de hacer. Ya que de esa forma está rompiendo toda la distancia que prometió poner entre ellos, si la rompía Amalie definitivamente saldría herida por su culpa.

—Yo...debo de volver al castillo—comento George poniéndose de pie para tomar la mochila de manera rápida y nerviosa—...deberías de hacer lo mismo, la prueba es pasado mañana así que aprovecha para descansar.

Amalie ni siquiera tuvo tiempo a responder cuando vio él ya iba demasiados pasos lejos.

—Que tonta...

Murmuro para sí misma inhalando una enorme bocanada de aire, George Sirius seguía causando el mismo efecto en ella, lo peor es que sus sentimientos se hacían más fuertes por él.

Con ese pensamiento se puso de pie acomodándose la falda del uniforme, el pelirrojo tenía razón, debía de aprovechar esas ultimas horas para descansar y prepararse para la última prueba con el que por fin terminaría el Torneo de Los Tres Magos.

A esas alturas ya no le importaba perder, lo único que deseaba es que todo eso terminara, porque, aunque no lo dijera se encontraba demasiado nerviosa y algo en el pecho le dolía, era como una punzada, como un presagio de que algo malo pasaría, algo que no podía explicar.

Agito la cabeza tratando de borrar esa idea de la cabeza, después de lo que Hannah y Deyan habían hecho estaba demasiado segura que nada peor podría pasar, o al menos ese deseaba creer.

—¡Lie!

La voz de Itziar perforas sus oídos cuando la pelirroja llego corriendo a su lado.

—¿Dónde estabas?

Cuestiono con la ceja enarcada al ver el uniforme y cabello desacomodado de su amiga.

—C...con James —confeso con un pequeño sonrojo—...ya sabes...pasábamos el rato.

—Parecen llevar bien su relación ¿no? —Itziar y Lie caminaban por el jardín dirigiéndose hacia el carruaje — ¿Ya le explicaste lo del beso?

—No va mal, por el contrario...aunque...no sé si duremos mucho, ya casi volvemos a Francia y las relaciones de lejos suelen ser difíciles —se encogió de hombros restándole importancia—... ¡Ni me lo recuerdes! ¡No puedo creer que el estúpido troll pelinegro le contara todo a gorila pelirrojo!

Amalie no evito reír ante los apodos que su amiga les había dado a los mellizos.

—Son hermanos, se llevan muy bien, casi son como uña y mugre era obvio que se lo contarían —Itziar frunció el ceño ante lo que le explicaba la rubia —...pero...a todo esto ¿Qué tal estuvo el beso? ¿Regulus si es tan buen besador como dicen los rumores?

—¡Amalie! ¡¿Qué clase de pregunta es esa?! —el rostro de la francesa paso por diversas tonalidades de rojo hasta combinar con su cabello—...ni siquiera fue...importante... ¡Por Merlín, no me hagas recordar eso!

—Bueno, bueno—Lie alzo las manos en señal de rendición entrando al carruaje donde ya se encontraban varios de sus compañeros—...no entiendo porque no te agrada Regulus, siendo sinceras suele ser amable y es buena persona... aparte, es guapo, no me dejaras mentir que es mucho más guapo que James.

Itziar puso los ojos en blanco cansada de escuchar sobre el azabache que se la pasaba molestándola y jugándole tontas e infantiles bromas, aunque su amiga no se equivocaba.

Regulus John era demasiado guapo.

Y para su desgracia, sí era mucho más guapo y atractivo que su novio.

—Pero es molesto e idiota —sentencio—, eso le quita lo guapo, si es un diez con su actitud infantil y estúpida se vuelve directamente un cero—seguía a la más alta hacia los dormitorios de los varones —¿Vamos a ver a Max?

—¿Tenemos algo mejor que hacer?

—Definitivamente no.

Las dos amigas caminaron por el corto pasillos hasta llegar a la puerta correspondiente, sabiendo que a esa hora no se encontraría el compañero de cuarto de Maxence, así que seguramente estaría solo.

Amalie e Itziar entraron sin siquiera tocar pues ya era costumbre que lo fueran a ver.

Grave error.

Las dos se quedaron quietas en la puerta el ver la imagen enfrente:

Maxence sentado en la cama echando la cabeza hacia atrás y soltando un suave jadeo, mientras cierta azabache se encontraba sobre su regazo besándole el cuello. Las manos del rubio se perdían dentro de la falda de Anired acariciando los muslos desnudos moviéndola sobre él.

—¡Mierda! —gruño el alemán al mover la cabeza y toparse con la mirada de las dos chicas en la puerta— ¡¿Qué demonios hacen ahí?!

Anired se alejó de Maxence girando el rostro y al ver de quien se trataba se puso de pie de forma tan rápida que casi se va de boca de no ser porque Max estiro el brazo para frenar la caída.

—¡No queríamos interrumpir!

Explico Amalie con las mejillas sonrojada notando la situación que interrumpieron, Anired se abotonaba la camisa del uniforme de Slytherin de manera rápida y nerviosa mientras Maxence estiraba el brazo para tomar la propia, el cabello de su hermano pasaba por tonalidades rojas y rosadas al igual que sus mejillas.

—¡Solo veníamos a verte como siempre, pensamos que estaría solo!

Itziar no sabía a donde ver ya que por un lado se encontraba Max terminando de ponerse la camisa y por el otro lado a Anired acomodándose la falda.

—¿Y no pudieron tocar?

Maxence estaba frustrado y avergonzado, no por él, sino por permitir que vieran a Anired en esa situación, ya que debió de ser más cuidadoso en cerrar la puerta, al menos esa vez fueron ellas dos y no su compañero de habitación.

—¡No...no pensamos que estarías...en eso! —Lie lo miraba avergonzada y tratando de disculparse—...pero...ya nos vamos.

—No es necesario—Anired interrumpió tomando su mochila y un libro que estaba en la cama del rubio—...yo...ya me iba...

—Mein herz...

Llamo Maxence para ver a Anired que tenía las manos temblorosas y el rostro completamente rojo.

—Pasaste toda la tarde ayudándome con mi tarea de encantamientos—enseño el libro en su mano—, ya es hora de que vuelva al castillo, aparte que aún tengo que explicarle a Alex y Zed lo que me enseñaste hoy.

Probablemente en esos momentos Maxence habría soltado alguna burla, pero no quería que la azabache se apenara o sintiera peor de lo que ya estaba.

Amalie e Itziar decidieron no intervenir.

—Te acompaño al castillo —informo Maxence dándole una de sus sudaderas ya que había dejado el suéter y chaleco en los dormitorios de Slytherin—...póntela, ya anocheció y hará frio a fuera.

Anired decidió no repelar como siempre para dejar la mochila y libro nuevamente en la cama, de manera rápida se colocó la sudadera.

—Iré sola, Max...no me pasara nada —se acercó a él tratando de actuar como si no le importara ser vista por las dos chicas de Beauxbatons—...te veré mañana ¿sí?

Maxence suspiro y asintió, no evito sonreír al ver a su gecko sobre el hombro de Anired.

—Está bien, al parecer Moswen se ira hoy contigo.

Anired, que ya sabía muy bien a quien pertenecía ese gecko que la seguía a todos lados, sonrió abiertamente.

—Me la robo por hoy—le beso cortamente los labios a Maxence que la abrazo por unos segundos—...descansa, te veo mañana temprano.

—Tú también descansa, ve con cuidado.

Los dos se despidieron por última vez bajo la atenta mirada de Amalie e Itziar que disfrutaban de ver esa faceta de Maxence, no era nada el chico descuidado y brusco de siempre, si no que con Anired parecía ser demasiado cariñoso y protector, como si quisiera evitar que cualquier cosa la dañara.

—Nos vemos.

Anired se despidió de Amalie e Itziar para salir los más rápido posible de ahí ya que comenzaba a sentirse demasiado abrumada debido a la situación.

La mirada afilada del varón termino sobre Amalie e Itziar.

—¿No saben tocar?

Enarco la ceja sentándose en la cama con el ceño fruncido, estaba molesto porque lo interrumpieran de manera tan abrupta.

—No pensamos que estarías en...esa situación con Anired.

Se defendió Lie jalando la silla que se encontraba frente al escritorio para sentarse frente a su hermano.

—Deberías de poner un hechizo a la puerta o mínimo un letrero diciendo que te encuentras ocupado—se quejó Itziar sentándose en la cama frente a la de Max—...cualquiera pudo entrar, así que es tu culpa.

—Tontas...

No negaría que tenían razón, debió de ser más cuidadoso previniendo ese tipo de situaciones.

—Nuestro pequeño Maxxie esta tan enamorado que ni siquiera pone atención en los hechizos.

Se burló Lie ganando el sonrojo de su hermano que le enseño el dedo de en medio.

—¡Vete a la mierda!

—¿Anired te besa con esa boca tan grosera que tienes?

Ahora fue Itziar la que se burlaba, Max tomo una almohada lanzándosela a la cara de la pelirroja que logró esquivarla por poco.

Las dos chicas decidieron molestar por un rato a Maxence ya que era divertido ver su forma de actuar cuando sacaban a flore su relación con Anired, nunca creyeron verlo ser tan tímido.

—¿Entonces...Anired y tú ya lo hicieron?

Cuestiono Amalie subiendo y bajando las cejas de manera picara.

—¡Dios! ¡¿Qué?!—Max azoto la mano contra su propio rostro mostrando la frustración que lo recorría— ¡No! ¡Y si lo hubiésemos hecho no se los contaría a ustedes par de chismosas!

—Ay, pero no te enojes, hermanito...solo era curiosidad.

Lie se reía al igual que Itziar, Maxence se mantuvo durante varios minutos callado.

—¿Qué tan importante es la primera vez? —soltó de repente Max alzando la mirada para ver a las dos chicas—...me refiero...a que a mí no me importo perder mi virginidad hace dos años...pero... ¿para una chica es igual?

Amalie e Itziar se observaron para sonreírse y ver al rubio, era lindo el mirar cómo se preocupaba por alguien más que no fuera él.

—Siento que la primera vez debe de ser...buena —comento Itziar de manera seria—...o sea, no todos tenemos la suerte de que una primera vez salga bien, casi nunca es buena y ni se disfruta, por lo regular es por la inexperiencia...

—¿Tan mala fue la tuya?

Comento con burla el rubio, aunque no evito sentirse un poco preocupado ante eso.

Ciertamente no había tocado ese tema con Anired, pero últimamente sus tocamientos y besos iban mucho más haya, casi siempre terminaban sin algunas prendas y más de una vez le había dicho cuántas ganas tenia de cogérsela.

Al recordar eso sintió demasiada pena ya que no quería presionarla, pero cuando estaba en ese tipo de situaciones era como si su autocontrol no existiera.

—No fue lo esperado...mejoro con el tiempo—Itziar se encogió de hombros—, no es nada mágico...aunque me imagino que depende de las personas involucradas.

—Siento que entre tú y Anired no habría tanto problema—soltó Amalie viendo a su hermano—...me refiero a que ambos son demasiado extrovertidos y más cuando están juntos porque no les da pena besarse o demostrarse cariño frente a quien este, así que sería más fácil...y bueno, tú tienes experiencia en hacerlo...

Maxence no pudo evitar recordar a Anired cuando se volvía tímida cada que se le escapaba algún gemido que le resultaba uno de los mejores sonidos en su vida o cuando se avergonzaba cada que le quitaba alguna prenda de ropa, terminaba con las mejillas rojas y una expresión extremadamente dulce en el rostro.

—Bueno...es que tampoco quiero que simplemente sea en un salón de clases—Max paso la mano entre su cabello haciéndolo hacia atrás—...esto es tan difícil...

—¿Por qué no le preguntas a ella que quiere o...que espera de la primera vez que lo hagan?

Max suspiro y asintió.

—En sí...solo es curiosidad—explico mordiéndose el labio—...no es que no lo quiera hacer con ella —a completo de inmediato ante las miradas confusas de las chicas frente a él—...pero, quiero que ella lo haga cuando se sienta lista...claro que puede que ni siquiera lo quiera hacer conmigo—se encogió de hombros—...pero, para mí...lo más importante es que Anired haga lo que ella quiera y desee...aunque quiera saber un poco más, para al menos poder tener una idea de cómo actuar.

Amalie sonrió enternecida palmeándole la cabeza a su hermano como si fuera un niño pequeño.

—Has madurado mucho, hermano—alabo con una sonrisa—, antes ni siquiera te hubieras preocupado por una cosa como esa.

—Eso es porque es Anired.

Confeso con las mejillas rojas, Amalie e Itziar no pudieron evitar intercambiar una mirada llena de ternura por el varón frente a ellas.

⚜⚜⚜

—El martillo es una herramienta de trabajo—la voz del profesor Dean inundaba el salón mientras varios pares de ojos observaban con curiosidad la herramienta que mostraba—...se utiliza para clavar unos objetos llamados clavos...

Su voz era armoniosa y lograba atrapar la atención de todos los presentes, o bueno de casi todos.

No se podía concentrar y nada de la clase parecía interesarle, nunca creyó que podría sentir tanta molestia por una insignificancia cómo esa, era normal que él no entraría a todas sus clases o que incluso no estaría detrás de ella como en cada momento.

Pero, al pensar en eso solo la hacía enojar más.

No lo había visto desde anoche que estuvieron en el dormitorio de Maxence cuando Amalie e Itziar los interrumpieron.

¿Estaría enojado?

Ni siquiera lo vio a la hora del desayuno, se asomó a los jardines e incluso busco en los lugares donde solía pasar el rato, pero, no hubo ningún rastro de él, como si la tierra se lo hubiese tragado.

Apretó el pequeño puño enterrándose las uñas en la palma sintiendo su corazón latir con fuerza, ya que estaba actuando de la misma manera que aquella vez que le dijo cosas hirientes por culpa de la amenaza de Deyan terminando toda clase de relación que tenían en ese entonces.

Maxence...no sería capaz de jugar con ella ¿o sí?

La inseguridad y el temor la recorrieron al no tener una respuesta a esa pregunta, no entendía porque desconfiaba del rubio si la otra parte de ella confiaba en él.

Sin embargo, por segundos recordaba a Deyan, en el cual confió desde que eran unos niños y termino traicionándola e hiriendo de maneras que nunca pensó.

Pero...

Maxence no era esa clase de persona.

Trataba de repetirse eso una y otra vez buscando calmar su agitado corazón, tal vez se habría quedado dormido y cuando saliera de su clase lo vería enfrente del salón recargado de la pared como lo hacía en las ocasiones que la esperaba.

—¿Estas bien? —la voz de Zed la hizo regresar al salón saliendo del mar de pensamientos en el que se sumergía rápidamente—...pareces preocupada y tienes una mueca como si acabaras de ver a Filch en tanga.

Anired arrugo el rostro ante la asquerosa imagen del viejo celador en una diminuta tanga, a veces odiaba tener una imaginación tan visual y rápida.

—Qué asco—se quejó mirando el pizarrón donde el profesor Roux había escrito miles de cosas sobre los trabajos muggles y las herramientas que usaban—...es solo...nada...estaba pensando.

—¿En Maxence? —Zed hizo una mueca al decir el nombre del alemán, aun no lograba agradarle y no terminaba de confía en él—...de hecho, es raro, siempre está pegado a tú y hoy ni siquiera entro a esta clase... ¿Se pelearon o ya terminaron?

Las mejillas de Anired se volvieron completamente rojas y no evito fruncir más el ceño.

—Yo...no nos peleamos...y tampoco podemos terminar porque...no hemos hablado sobre eso —se mordió el labio inferior para soltar un suspiro—...no sé...tal vez se quedó dormido...

Murmuro desviando la mirada para ver por la ventana y observar como comenzaba a oscurecer, el cielo tomaba un tono azoláceo dejando que el sol se ocultara por completo.

—¿Estas preocupada por él?

Anired observo a Dean que estaba concentrado en revisar unos pergaminos de la tarea del día anterior, al parecer ya no ponía mucha atención a lo que hacían sus alumnos por lo que no debía de preocuparse de que interrumpiera la conversación.

—Sí—confeso viendo el pergamino sobre su banca—...no sé...es extraño, porque siento que estoy demasiado acostumbrada a él y cuando no está...me molesta —se llevó la mano al pecho—...mi corazón se acelera e incluso duele...

—Eso es porque lo extrañas—respondió con una pequeña sonrisa burlona—, pasan casi todos los días juntos, así que cuando no está algo te falta...

Zed estaba asombrado por el cambio de las cosas en esos últimos meses, aun recordaba a Anired diciendo que solo quería estar con Deyan y a Maxence enviándole regalos y notas de manera anónimas a su prima, en cambio ahora el búlgaro ni siquiera pasaba por la mente de la azabache y parecía completamente ilusionada con el rubio.

Se preguntaba si ya sabía que era él el que bailo con ella el día del baile de navidad.

Anired se hizo el cabello hacia atrás.

—Odio esta sensación...

—No sé qué vas a hacer cuando los de Beauxbatons vuelvan a Francia...

Anired lo miro con sorpresa, entre todo lo que había pasado olvidó por completo que Maxence volvería a Francia con los estudiantes de Beauxbatons, y en vacaciones estaría en Alemania...por lo que no se verían del diario, inclusive tal vez...nunca se volverían a ver.

La punzada de dolor se instaló en su pecho al recordar su antigua relación, en la que Deyan la visitaba de vez en cuando, lo peor es que no tenía ni idea de cómo continuarían las cosas entre ellos cuando existiera tanta distancia de por medio.

—No había pensado en eso —se llevó la uña del dedo medio a los labios para mordisquearla con nerviosismo—, se me olvido por completo que se iría...

—Ya queda muy poco tiempo, después de la ceremonia de graduación ellos regresaran —Zed le palmeo el hombro con suavidad—...pero...dudo que Max quiera que todo entre ustedes muera ¿no?

—No tengo ni idea de que es lo que pasa por su cabeza —recargo la barbilla en la palma de su mano—...solo...desearía tener más tiempo con él...

Varias veces pensó en lo mucho que le gustaría poder retroceder el tiempo antes de aceptar estar con Deyan o de volver con él, porque de esa manera esos meses que estuvo separada de Maxence nunca habrían sucedido.

—Señorita —la voz de Dean hizo que se mantuviera en silencio por unos segundos para alzar la mirada topándose con los ojos azules del profesor—...su ensayo estuvo muy bien realizado, cumplió con todo lo que le pedí—le extendió un pergamino que tomo de inmediato—...lamentablemente no puedo decir los mismo del joven D'Acanto, esperaba algo más...interesante, puesto que es hijo de muggles, aparte...ni siquiera tiene buena presentación y no escribió ni cien renglones—soltó un suspiro extendiéndole otro pergamino que a diferencia del de ella se encontraba descuidado—, si no fuera mucha molestia, me gustaría que se lo entregara ya que hoy ni siquiera se presentó a mi clase.

Anired tomo la tarea del alemán.

—Yo se lo entregare.

—Y por favor, dígale a su novio que tome en consideración todas las observaciones que le incluí.

Las mejillas de Anired se volvieron completamente rojas al escuchar cómo se refirió a Maxence, y fue aun peor cuando la mayoría voltearon a verla, sentía algunas miradas acusadoras que seguramente la estaban juzgando por estar con D'Acanto cuando apenas hace unos meses su pareja era Deyan.

—Yo le diré...

Murmuro mordiéndose el interior de la mejilla pensando en que tal vez el profesor Roux se refirió de esa manera apropósito, últimamente no entendía el comportamiento del mayor, siempre que parecía estar metida en problemas o que le fueran a llamar la atención la salvaba con alguna tonta excusa asumiendo toda la responsabilidad, sin embargo, durante su clase siempre parecía dejarla en el medio de todas las miradas provocando que de una u otra forma fuera el centro de atención.

El rubio le sonrió para volver al escritorio y dar las ultimas indicaciones concluyendo la clase de ese día.

Anired salió a lado de Zed que le hablaba de diversas cosas, que si le preguntaran de que trataba no tendría una respuesta pues su mente se encontraba en otro lado.

Observo el muro de piedra frente al aula que se desocupaba esperando ver a Maxence recargado en ella y que le lanzara un guiño junto con una sonrisa coqueta como cada que iba a verla después de las clases a las que no entraba.

Su corazón se estrujo ante la ausencia del alemán.

—Si tanto lo extrañas—la voz de Zed hizo que lo volteara a ver — ¿Por qué no vas a buscarlo? Puedes ir al carruaje, a lo mejor este ahí, aparte tienes la excusa de entregarle la tarea.

—Tienes razón, iré a buscarlo.

Anired sonrió ante la idea para despedirse de su primo emprendiendo el camino entre los largos y viejo pasillos del colegio que tan bien conocía.

Las miradas sobre ella lograban molestarla, pero prefería evitarlas tratando de acostumbrarse, varios rumores aun circulaban en algunos ella era la mala y en otros la víctima, pero los que más la hacía enojar eran en los que Maxence quedaba como él malo.

Nunca había sentido el camino tan largo como esa vez, no lograba explicarse porque le dolía el pecho y su corazón latía con tanta vehemencia era como si algo malo estuviera a punto de pasar aumentando la preocupación por el rubio que tanto le gustaba.

Antes de ir a las escaleras movedizas reconoció una rubia a lo lejos que caminaba de manera apurada, sin duda ella sabría si Maxence se encontraba en el dormitorio de Beauxbatons por lo que sin perder más tiempo fue corriendo tras ella.

—¡Amalie!

Llamo alcanzándola para caminar a su lado.

—¡Ah...Anired...hola!

Respondió, la menor enarco la ceja reconociendo lo nerviosa que se encontraba y como evitaba verla.

—Oye—hizo una pausa y ambas detuvieron el paso— ¿Sabes dónde está Maxence?

Lie se movía nerviosamente huyendo de la profunda mirada gris que era casi idéntica a la George Sirius.

—Mi hermano...debe de andar fumando—respondió rápidamente—...ya sabes...parece una chimenea andante, tal vez esté en algún lugar escondido...me tengo que ir.

Amalie informó para darse la vuelta y tratar de huir de la más baja, pero fue demasiado lenta ya que la Black-Weasley la sostuvo de la muñeca deteniendo su paso.

—Me estás mintiendo—la voz de Anired no tenía ni una pizca de amabilidad, resultaba un tono amenazante cómo el de los mellizos cuando se encontraban a la defensiva—... ¿Por qué no quieres decirme dónde está Maxence?

Amalie giro para topársela, tenía una expresión que no podía leer, muy parecida a cuando inicio todo el problema con Hannah y los mellizos, una mezcla de dolor, preocupación y enojo.

—No...no es eso...pero Max—soltó un suspiro disculpándose internamente con su gemelo por no poder guardar más el secreto—...está bien...te llevare a donde esta...

Anired asuntito para soltarla y seguir sus pasos en completo silencio, mientras múltiples escenarios pasaban por su mente y en la gran mayoría Maxence estaba con alguien más o le decía cosas horribles para dejarla, parpadeo varias veces para evitar que las lágrimas se escaparan.

Sin embargo, ese sentimiento fue desechado de inmediato al darse cuenta que estaban a unos pasos de la enfermería, el corazón volvió a latirle provocando que el pecho le doliera y la preocupación la ahogara, las ganas de vomitar se hicieron presentes.

—Maxence...no quería que te dijéramos nada para no preocuparte—murmuro Lie abriendo la gran puerta de madera—...por eso no quise decirte donde estaba...

Anired entro detrás de la rubia quedándose pasmada por unos segundos en el mismo lugar viendo a Maxence que estaba muy pálido y ojerosos acostado en una camilla, el cabello tenía una tonalidad grisácea sin brillo, mientras Scorpius le daba una pócima.

—Te dije que no era necesario que regresaras, Lie, tienes que descansar para la prueba de maña—Maxence dejo las palabras al aire cuando alzo la mirada reconociendo a su hermana y a unos centímetros de ella a la azabache—...Anired...

Murmuro, Scorpius también volteo a verla con sorpresa.

—Y...yo no pude evitar traerla —respondió Amalie caminando hacia la camilla—, me atrapo en el pasillo...

Anired avanzo unos cuantos pasos más en completo silencio, sentía las miradas expectantes de los dos varones que seguían sus movimientos.

—Nired —Scorpius fue el primero en hablarle directamente—...tú...deberías de estar descansando, tu cuerpo aun es frágil, no debes de estresarte ni preocuparte.

Intervino tratando de hacer que regresara, ya que lo que menos querían, tanto él como Maxence, era que supieran como el alemán termino en la enfermería, sin dudarlo la azabache se preocuparía aparte que no estaban seguros de como reaccionaria al saber quién era responsable de la condición de Maxence.

—¿Por qué Maxence está en la enfermería? —los tres se mantuvieron en un sepulcral silencio evitando la profunda mirada de la Black-Weasley que conservaba una expresión seria— ¿Ninguno piensa decirme nada? —los afilados ojos de la menor que parecían dagas se posaron sobre Max, que al toparse con ellos desvió el rostro de inmediato— ¿Max?

Llamó mordiéndose el interior de la mejilla, odiaba esa sensación, era como un deja va de aquella vez que ninguno quiso creer en sus palabras.

—No...no es nada importante, confía en mi...vuelve a tu dormitorio, mein herz—pidió Max deseando que le hiciera caso—...es mejor que vayas a cenar y descanses...

Frunció el ceño al escuchar lo que decía.

—Me pides que yo confié en ti—Scorpius y Amalie solo observaban la conversación entre los dos adolescentes—...pero...tú no estás confiando en mi... ¿Por qué terminaste en la enfermería? Pareces muy enfermo...

—Confió en tí y lo sabes...solo...no es nada importante...yo...me intoxique con un alimento eso es todo.

Sin embargo, Anired no creyó en lo que decía, en el tiempo que llevaba tratando a Maxence se dio cuenta que cuando mentía o no estaba seguro de algo evitaba ver a la gente a los ojos y su cabello tomaba una tonalidad verdosa en las puntas, justo como en esos momentos.

—Scorpius...

Llamo Anired acercándose unos cuantos pasos.

—Anired...por favor...

Pidió tratando de huir, pero fue demasiado tarde ya que ella estaba frente a él.

—¿Qué le paso a Maxence? No me trago eso de que se haya intoxicado.

Scorpius miro a su amigo que parecía rendirse, pues era evidente que Anired no se detendría hasta saber la verdad.

—Anired...no me veas de esa forma—pidió Scorpius, Anired lo miraba fijamente como si pudiera ver sus más oscuros secretos—...por favor... deja de hacerlo—no sirvió de nada porque seguía de la misma manera—...yo...envenenaron a Maxence anoche, Madame Pomfrey ya lo atendió.

—¡Scorpius!

Exclamaron los gemelos para reñirlo, Scorpius les dirigió una mirada de disculpa, pero es que no era nada fuerte cuando se trataba de ceder ante la menor de la familia Black-Weasley.

—¿Con qué lo envenenaron?

Le preguntaba directamente a Scorpius porque al parecer era la única persona que le diría la verdad, podía ir con madame Pomfrey, pero seguramente no le contaría nada, ya la conocía de años atrás, había vuelto debido a que el sanador Tarner se encontraba siendo procesado en Azkaban por "hechizar" a Deyan.

—Comí unos dulces —la voz de Maxence lo interrumpió, decidió intervenir al saber que ya no tenia de otra, aparte de que le molestaba ver lo cerca que estaba Anired del Malfoy—, no es necesario que sigas interrogando a Scorpius, ven...

Pidió haciéndole una seña para que se acercara a la camilla.

—Scorpius y yo...iremos por algo de cenar —Amalie se dio cuenta del ambiente entre los dos y conociendo a su gemelo era mejor dejarlo a solas con Anired—...vamos Scorpius.

—Voy...

Scorpius le dirigió una última mirada de disculpa a Maxence para seguir a la mayor de los gemelos, Anired se acercó a la camilla sentándose a un costado cerca del rubio.

—¿Me vas a contar todo?

—Anired...déjalo pasar ¿sí?

La azabache negó guiando la mano para acariciar la mejilla que tenía un pequeño rastro de barba que comenzaba a crecer, eso le causo un poco de cosquillas en la palma.

—No estas siendo un buen chico, Golden—las caricias relajaban de inmediato al alemán que fue ablandando la mirada y facciones ante ella.

—Me estas tratando como un perro...

No era queja, sino un comentario lleno de diversión.

—Dijiste que no te molestaría ser un perro, siempre y cuando yo fuera tu dueña.

Maxence parecía un niño pequeño siendo regañado ya que huía de los ojos grises que tanto le gustaban, sabía muy bien que a la única persona a la que nunca le podría mentir era a esa azabache frente a él.

—Si soy tu perro deberías de acariciarme más.

Pidió al sentir como Anired alejaba su mano, prefería desviar el tema a cualquier otra cosa.

—Parare porque no estas siendo un buen chico, Maxxie —Anired se sentó de forma recta cruzando los brazos sobre su pecho—... ¿me dirás que te paso?

—Ayer, un poco después de que te fuiste de mi dormitorio, uno de mis compañeros paso dejándome una caja de unos dulces que alguien me mandaba—Explico al ver como la menor fruncía el ceño agrego rápidamente—: realmente no le tome a importancia de quien los envió, ni siquiera me intereso saber —estiro la mano para tomar la fina mano de Anired que descansaba sobre el brazo—...los deje de lado, me quede platicando con Lie e Itziar y después de un rato decidí probarlos...a los pocos segundos sentí como si me estuviera ahogando y perdí el conocimiento...

Anired dejo de cruzar los brazos para tomar la gran mano de Maxence entre las suya, tenía la piel helada así que la guio hasta su boca donde las acuno con las propias para soplar suavemente tratando de calentarla, ante eso el cabello y rostro del alemán tomaron un tono rojizo.

—Cuando desperté me dijeron lo que paso, mi hermana e Itziar llamaron a Madame Dubois que logro evitar que el veneno acabara conmigo y me trajeron a la enfermería...

Antes de dejar su mano, la azabache dejo un pequeño beso en la palma, el corazón de Maxence latió con intensidad ante ese gesto, siempre lo sorprendía cuando ella era tan cariñosa con él.

—Pedí que no te dijeran nada para no preocuparte, no tiene mucho que regresaste al colegio y...sé que si te pones muy nerviosa...puedes recaer.

—Me puse más nerviosa al no saber nada de tí —confeso mordiéndose el labio inferior—...pensé que me estabas evitando o que ya no me querías...ver...

—¿Qué? No pienses esa clase de cosas...nunca te evitaría, mein herz—Max tomo su muñeca para jalarla hacia él, Anired se acercó más quedando muy cerca—, yo siempre quiero verte...lo siento, no quería que pensaras ese tipo de cosas y mucho menos que te preocuparas o pusieras nervosa por mí.

—No te disculpes por eso... ¿Ya sabes quién te enveneno? ¿Va a recibir el castigo? tal vez deberías de llamar al departamento de seguridad mágica y también a tu mamá...

—No...no quise que llamaran a mi mamá porque solo es preocuparla —miro a otra parte—...sobre quien es...creo que es obvio.

—¿A qué te refieres?

Maxence señalo la mesa de al lado donde se encontraba una pequeña caja de dulces.

—No puse mucha atención antes de comerlos...pero...aun con eso no puedo acusar deliberadamente a quien supongo que es.

Anired se estiro para tomar los dulces y los reconoció de inmediato.

"Огнени топки.
изключително пикантно!
(Bolas de fuego.
¡Extra picante!)

La menor apretó la mandíbula, esos dulces claramente los había probado en diversas ocasiones...esos estúpidos dulces solo se podían conseguir en un pequeño pueblo mágico ubicado en Bulgaria.

Cuando aún estaba con Deyan, él solía regalarle de esos dulces que nunca le terminaron de gustar ya que picaban demasiado y acaba con un fuerte dolor de estómago.

—Fue Deyan...

—Aunque también pudo ser cualquier otro estudiante de Durmstrang...

Anired negó apretando los dulces entre su mano.

—Solo él tiene algo en contra de tí como para hacer una estupidez como esta —trataba de mantenerse calmada, pero se enojaba cada vez más—...si...tú y yo no estuviéramos j...

—¡Ni lo digas! —interrumpió de inmediato al comprender al punto al que iba—...no me voy a separar de tí solo porque ese idiota me hizo una estupidez como esta...saca esa idea de tu cabeza, estás demente si piensas echarte la culpa...

—Pero...si nunca nos hubiésemos acercado, Deyan no habría intentado envene...

Anired no pudo continuar ya que Max la tomó de la corbata del uniforme para jalarla de manera brusca hacia él y estrellar sus labios con fuerza dando un beso hambriento en el que él llevaba en control.

Sus labios se movían bruscamente sobre los de la menor que trataba de seguirle el beso con la misma intensidad, la lengua de Max entro en su cavidad bucal buscando la suya para comenzar una pequeña guerra húmeda, el rubio a momentos le mordía los labios sin contener la fuerza, estaba enojado por lo que decía Anired, el simple hecho de pensar en estar separado de ella provocaba que su sangre hirviera y todo su juicio se nublara.

Anired se sentía abrumada ante el acalorado beso que compartían, las mejillas le ardían y sintió un líquido caliente recorrerle el labio inferior cuando Maxence lo mordió de forma brusca, de todas veces que la había besado nunca lo hizo de esa manera. Era como si tratara de demostrar todo el enojo e ira que sentía ante las palabras que no le dejo terminar de decir.

Anired lo empujo suavemente del pecho para romper el beso dejando una hilaza de saliva mezclada con sangre entre los dos que tenían la respiración agitada y los rostros sonrojados, los labios de los adolescentes se encontraban hinchados y rojo, e incluso el labio de la menor tenía una marca de una gran mordida de la cual brotaba sangre.

—Deyan es un idiota, tú no tienes la culpa de nada de lo que él haga —murmuro recargando la frente en contra de la de ella—...si piensa que puede alejarme de ti con una cosa como esa, está muy equivocado.

—Pe...pero...Max...podría intentar algo peor.

Susurro Anired con un hilo de voz sintiendo las manos temblar contra el pecho del alemán.

—Estaré bien siempre y cuando no intente nada en contra de ti —le sonrió suavemente—, lo que me llegue a hacer no tiene importancia...

—Eres tan terco...

Se quejó, él le dio un pequeño beso de piquito.

—Y tú eres tan bonita.

Anired alejo su frente de la de él para rodearle el cuello con los brazos formando un abrazo y esconder el rostro entre el hombro y cuello de Max, disfrutando del aroma a colonia masculina que resultaba demasiado fresca, siempre que estaba con él era como si una brisa fresca borrara todas sus preocupaciones.

—Estaba demasiado preocupada por ti—murmuro contra la piel del cuello del rubio provocándole cosquillas—...no vuelvas a tratar de ocultarme que estas mal ¿quieres?

—Lo siento—le beso la coronilla de la cabeza rodeándola con los brazos para sentirla más cerca de él—...no quería que te preocuparas por una tontería como esta, mañana sin duda estaré bien.

Anired no respondió para mantenerse en silencio abrazándolo, sentía como Max le sobaba la espalda y murmuraba frases cursis en su oído que la reconfortaban calmando su acelerado corazón.

No supo muy bien cuanto tiempo estuvo en ese lugar con Maxence hasta que Madame Pomfrey entro para hacer un rápido chequeo en el rubio, Anired se quedó a su lado hasta que el alemán cayo dormido gracias a la medicina.

La Black-Weasley se levantó de la silla y se acercó al rubio que dormía plácidamente.

—Que tengas dulces sueños, Maxxie...

Murmuro con voz cariñosa contra el oído del varón para pasar los dedos entre su suave cabello peinándolo por unos segundos, finalmente dejo un casto beso en sus labios viendo a Scorpius que se acercaba.

—¿A dónde vas?

Cuestiono el peli plata al verla tomar su suéter y corbata.

—Tengo que tomar mi medicina —se colocó el suéter— ¿Puedes cuidarlo en lo que regreso?

—Eso te iba a decir, ve a descansar, Nired, no es bueno que duermas en un lugar tan incómodo—Scorpius tomo asiento en la silla donde se encontraba ante la menor—, yo me quedare, cualquier cosa te aviso ¿de acuerdo?

Anired asintió.

—Te lo encargo...

—Pareces más feliz...bueno...Max y tú parecen muy felices juntos —sonrió el Malfoy—...me alegro de ver que finalmente recuperan el tiempo perdido.

—Yo también me alegro...nos vemos mañana.

Anired los miro por última vez para salir de la enfermería.

Su andar era rápido, varios ya volvían a las salas comunes, pero ella tomo otro camino que la guio a los jardines del castillo, tuvo mucho cuidado para que fuera descubierta.

Una vez que estuvo a fuera guio los pasos a la enorme reja vieja, sentía el frio aire en su cara y moviéndole el cabello.

—Khalil...

Llamó de manera segunda, solo basto unos cuantos segundos y pasos más para sentir una presencia detrás de ella.

—Debe de tomar su medicamento, señorita—el castaño le extendió una botella de agua y una pastilla que la menor conocía muy bien—. Parece molesta ¿ocurre algo?

—Sí, necesito que me lleves a mi casa y después al ministerio británico.

Con lo que le había sucedido a Maxence finalmente junto el valor para tomar aquella decisión que tanto había postergado.

—Claro que sí, señorita.

Khalil abrió la reja con facilidad ya que conocía muy bien los hechizos que usaban en Hogwarts pues debido a su trabajo de Auror personal de Anired entraba y salía cuando deseaba o ella lo necesitaba como en esos casos.

Anired tenía una expresión seria, pero al mismo tiempo llena de seguridad a pesar de la fina capa de miedo que reflejaban los ojos grises.

—¿Me permite su mano?

Khalil observo como termino de ingerir el medicamento y agua para extenderle la mano, Anired asintió tomándola para los pocos segundos sentir como si algo jalara fuertemente de su ombligo y desaparecer detrás de un "crac".

[...]

El ministerio era elegante pero demasiado frio, a pesar de usar la enorme chaqueta de Auror de Khalil el aire acondicionado seguía perforando sus huesos.

—Por aquí, señorita.

Indico Khalil cuando salieron del elevador, podía sentir las curiosas miradas sobre ella ya que no era normal que la hija de la ministro estuviera ahí después de las diez de la noche cuando se suponía debía de estar estudiando, algunas personas se detenían a saludarla y notaba como querían hacerle platica, pero gracias a la mirada de pocos amigos del Auror a su lado preferían seguir con su camino.

Aferraba a su pecho la carpeta amarilla que llevaba consigo temiendo que cualquier cosa se le pudiera caer.

—Bienvenidos al departamento de Seguridad Mágica —saludo con voz monótona un chico moreno de cabello corto y despeinado— ¿En qué podemos ayudarles? —cuando sus ojos hazzel reconocieron a Anired se abrieron de manera inmensurable como si quisieran salir de su órbita — ¡Señorita Black-Weasley! ¿Qué hace aquí? —rápidamente se levantó de su silla acercándose a la menor— ¿Le ha sucedido algo? ¿Quiere galletas o pastel de chocolate?

Anired sonrió suavemente al reconocer a Daniel Humphrey, el secretario de su tío Jerome, que siempre había sido sumamente amable con ella cada que venía a visitar al rubio.

—Buenas noches, Daniel...no me ha sucedido nada...solo vengo a ver a mi tío ¿sabes si está muy ocupado?

Daniel soltó un suspiro de alivio ya que era sumamente extraño que ella se encontrara en ese lugar a esa hora y siendo un viernes de colegio, sumado a eso que venía acompañada por un Auror.

Aunque había escuchado los rumores decir que Khalil Roses —el temido Auror Khalil Roses, que era considerado una bestia salvaje en cada duelo o misión que le dieran—, le había dado su juramento a la menor de la familia Black-Weasley volviéndose una especie de escolta personal.

Y al parecer eso era más que cierto.

—No, si gusta puede puede pasar.

—Mis padres no tardaran en venir —informo Anired—, así que por favor déjalos pasar una vez que lleguen, por favor.

—Claro que sí, señorita.

Daniel le sonrió, siempre le había agradado la menor, era demasiado educada y amable, aun recordaba cuando ella solía venir —mucho antes de ser secretario del Director Delacour—, siendo una pequeña niña de menos de cuatro años que siempre traía dulces consigo y los regalaba a todos los miembros de la oficina con una dulce sonrisa ganándose a más de una persona en el camino.

—Gracias.

Anired tomo el camino que se sabía de memoria, antes de entrar le pidió a Khalil que la esperara a fuera así que acepto rápidamente sus órdenes.

Toco un par de veces hasta que escucho la clara voz de su tío

—: Adelante.

Anired tomo una bocanada de aire, Khalil le dedico una sonrisa que la animo en esos momentos y finalmente entro.

—Hola...tío.

Saludo Anired después de que Khalil cerrara la puerta detrás de ella.

—¿Nired? —Jerome dejo los documentos que firmaba a un lado para ponerse de pie y acercarse de inmediato—...me alegra que vengas a verme...pero ¿paso algo?

—Sí y no...Khalil me trajo y mis padres no tardaran en llegar...

—Anired ¿Qué sucedió? ¿Alguien te hirió?

La menor negó y se mantuvo en silencio por unos segundos, aunque sabía que no valía más la pena seguir evitándolo.

—Yo...vine...porque—titubeo durante unos segundos ante la mirada expectante del más alto, con ese rostro serio se parecía más aun a Maxence—...quiero proceder contras Deyan...declarare y traje también las fotos que tomo la tía Nith sobre los golpes al igual que mi caso clínico donde indica que sufrí violencia...por Deyan.

Jerome la miro con sorpresa, nunca espero que tan de repente tomaría la decisión de hacer una declaración oficial.

—¿Estás segura?

—Sí, sé que no puedo dar una declaración siendo menor sin la presencia de mi representante legal o padres, así que los llame y ellos no tardaran en llegar.

Como si los hubiera invocado con esas palabras la puerta se abrió de golpe dejando ver al matrimonio Black-Weasley sin comprender que sucedía.

—Anired —Fred de inmediato se acercó a su hija— ¿Estas bien? ¿Alguien te hirió o que paso?

—Papá—Anired hablo con una extraña voz ya que el pelirrojo le apretaba las mejillas y buscaba cualquier rastro de herida—...estoy bien...en serio...

—Fred...suelta a Anired —pidió Anirak viendo a Jerome que parecía algo confundido y después a su hija—...cielo... ¿Por qué estás aquí?

Una vez que su padre la soltó miro a los tres, sus miradas reflejaban una genuina preocupación.

Pasaron unos segundos en un sepulcral silencio para Fred y Anirak quedaran completamente confundido y sorprendido por lo que acababa de decir su hija de forma tan decidida

—: Voy a declarar de manera oficial en contra de Deyan por...haberme...violentado tanto física como sexualmente...

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¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Creen que Deyan por fin reciba su castigo?

¿La relación a distancia de Max y Anired y la Itziar y James funcionara?

¿Creen que Max y Anired tengan su primera vez? ¿O cómo será?

Ya en el próximo capítulo será la tercera prueba ¿Tienes teorías?

Nos leemos en unos días, no se les olvide comentar y votar, loviu♥

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