Veintitrés.
(Antepenúltimo capítulo del final del segundo acto, es demasiado extenso por lo que pueden tardar en leerlo.
Si este capítulo llega a +500 comentarios, la siguiente actualización será doble, jiji.
También, al final del capítulo le deje una sorpresa, por lo que no se salten la nota(: ❤️)
La distintas voces y murmullos llenaron el campo de Quidditch, nadie podía creer lo que estaba sucediendo.
¿Qué entrara George Sirius a la prueba no se consideraría trampa?
Nadie lograba comprender los motivos para que el mayor de los mellizos Black-Weasley se metiera en el laberinto.
—¡Rápido, abran los setos que cubren la entrada del laberinto!
Ordeno Jerome con una enorme preocupación en el rostro, conocía demasiado bien al pelirrojo y sabía que si no fuera algo realmente importante nunca interrumpiría en la prueba.
—¡Director, lo setos no seden! —explico un Auror joven—, por más que lo intentamos se vuelven a cerrar y se hacen mucho más fuertes.
Escucho varios pasos acercándose a donde estaban.
—¿Qué mierda está pasando? ¡¿Por qué mi hijo entro ahí?!
Escucho la voz de Fred que ya estaba a su lado acompañado de George, Lyssane y Anirak las que miraban como trataban de romper el hechizo.
—¡No sé, yo tampoco estoy entendiendo que paso por la cabeza de George Sirius como para meterse!
Jerome paso la mano entre su cabello con frustración al notar que las estúpidas plantas no se quitaban, cada vez se volvían más gruesas rebotando los hechizos que se suponen deberían de funcionar.
—¡Alguien hechizo estas estupideces! —exclamo Lys viendo las plantas, tenía conocimiento de jardinería y sabía que existían hechizos para volverlas más fuertes y usarlas como una especie de escudo—...no van a ceder con los hechizos que creían, tienen que intentar otro.
—¡Maldita sea, este estúpido torneo nunca se debió de haber hecho!
Jerome tomo su varita viendo a Anirak que lo imito para conjurar el mismo hechizo, una enorme llamarada de fuego salió de las puntas de la varita quemado todo a su paso.
Trataban de usar toda su concentración posible ya que era fuego maldito y ante cualquier erro podría causar un accidente fatal.
Las plantas fueron consumidas de forma rápida.
—Entrare yo, buscare a George Sirius y lo sacare de ahí—informo Fred con varita en mano—, lo mejor es sacar a los dos competidores, si la entrada estaba hechizada lo más probable es que todo este peor por dentro.
—¡Iré contigo!
Anirak y George hablaron al unísono viendo al gemelo mayor.
—Lo mejor es que no vayas solo, Fred, puede ser peligroso —Jerome chasqueo la lengua—, yo también iré, no sabemos a qué nos enfrentaremos por dentro—volteo a ver a su hermana y a los dos aurores que estaban con ellos—, Lys, Jasón y Miles ustedes encárguense de que todos los alumnos y maestros vuelvan al castillo, revisen que todos los adolescentes se encuentren a salvo, si alguien intervino en la tercera prueba probablemente no solo venga por los competidores.
Lyssane asintió acercándose a su esposo.
—Te cuidado ¿quieres?
—Tranquila, pequeño sol, que tu guapo esposo estará de vuelta—le respondió con confianza tras lanzarle un guiño—, estará todo bien, tú también ten cuidado, no te alejes de los aurores ¿sí?
—Estaré bien —lo abrazo rápidamente sin ocultar la preocupación que sentía, sin embargo, no quería dejar a sus hijos solos—, te amo.
—Te amo más.
Lys y George se besaron de manera corta y cariñosa dándose una última mirada en la que prometían volver a verse dentro de unas cuantas horas, cuando todos los adolescentes se encontraran a salvo.
Fred, George, Anirak y Jerome Delacour preparaban sus varitas dispuestos a entrar en el laberinto.
Anirak sentía su corazón latir con vehemencia debido a la preocupación por sus dos hijos que se encontraban dentro, Fred le apretó la mano tratando de calmarla e intercambiaron una mirada, a pesar de no decirlo algo dentro de ellos les decía quién era la culpable de todo esto:
Ellie Yaxley.
La que parecía no quererlos dejar vivir felices y en paz, desde hace meses que estaban en su búsqueda, pero debido a que era una metamorfomaga no registrada podía ocultar demasiado bien su rastro.
La bruja incluso había usado a una adolescente, a la cual seguramente habría llenado de miles de mentiras y manipulación para hacerla actuar a su antojo, algo dentro de Anirak le decía que Hannah era hija de Neville, sumado al juego de palabras que hacía con el apellido MoongBlaxott-Blyley, por más que interrogaba a Longbottom seguía con lo mismo de hace diecisiete años, que él había matado a la niña con sus propias manos.
Incluso empleo veritaserum, sin embargo, no funciono, conocía muy bien que cualquier persona lo suficientemente fuerte mentalmente podría engañar a la poción, volviendo todo más difícil.
Salió de la laguna de pensamientos, y esta vez no fue por un apretó de su esposo si no por los pasos apresurados y la agitada respiración del castaño que se acercaba corriendo con una gata esfinge en brazos que reconoció de inmediato: Anubis, la matagot de Anired parecía completamente inconsciente, causando que la preocupación fuera aun peor.
—¡Khalil! —Anirak soltó la mano de su esposo acercándose al Auror que daba grandes bocados de aire— ¡¿Qué le paso a Anubis?! ¡¿Dónde está mi hija?!
El castaño trataba de recuperar la respiración, tenía un rostro pálido y una expresión de desasosiego.
—Acaba de llegar de Nurmengard y fui de inmediato a buscar a mi señorita ya que le tocaba el medicamento, en algunas ocasiones suele olvidar tomarlo así que yo le recuerdo—trataba de resumir lo más que podía—, la busque en las grada y no había ningún rastro de ella, así que fui al castillo y después a la sala común de Slytherin, cuando entre encontré a Anubis inconsciente, alguien uso alguna especie de hechizo para dormirla...comencé a buscarla como loco, incluso logre subir al dormitorio después de batallar con los hechizos...la busque en cada uno...y Anired no está...no sé dónde más ir.
Anirak dejó caer la varita por la impresión, recordando que no vio a Anired entrar al laberinto, llego a pensar que se habría entretenido con algo en el castillo, pero si Anubis estaba inconsciente, cuando iba a todos lados con ella era evidente que algo malo le había pasado.
—Fred...
Llamo en un murmullo al pelirrojo que no sabía qué hacer, tenían que entrar al laberinto a buscar a los dos mellizos, pero también debían de encontrar de forma rápida a la menor de sus hijos.
—Busca tú a Anired...yo iré al laberinto—pidió Anirak sabiendo que lo más seguro era que se enfrentaría a Ellie Yaxley dentro ahí—...encuéntrala, por favor.
Pidió con suplica en sus ojos, Fred se debatía internamente ya que no quería dejar ir a su esposa sola y en caso de que el fuera por Anired, George también lo haría ya que siempre que se separaban pasaban cosas malas.
—Yo buscare a Anired en los alrededores y en el castillo junto con Khalil—informo Jerome botando por la mejor idea, si Fred y Anirak iban por lugares separados ninguno se concentraría por pensar en el bienestar del otro poniéndose en peligro—, ustedes saquen a los chicos del laberinto...Myles—llamo a la Auror castaña que estaba a su lado—, ve con ellos y con George, sáquenlos los más pronto posibles.
Anirak soltó la mano de su esposo para acercarse a Jerome.
—Por favor, encuentra a Anired...
Pidió viéndolo fijamente con los ojos empañados en lágrimas, Jerome asintió.
—La encontrare, lo juro—le apretó las manos de manera cariñosa—...pero, por favor, saca a Amalie de ese laberinto ¿sí?
—Lo juro....
Los dos aurores se sonrieron débilmente para que Anirak fuera con su esposo, cuñado y la joven Auror que ya estaban listos para entrar.
Observaron a todos por última vez entrando al oscuro laberinto que pronto se volvió cerrar y llenar de neblina, la penumbra de la noche lo hacía lucir más peligroso que antes, como si tratara de advertir para que nadie se metiera en esa trampa mortal.
Jerome giro sobre sus talones para toparse con Lyssane la que le explicaba toda la situación a Louis el cual parecía comprender rápidamente lo que tendría que hacer.
—Louis, Lys y Jasón encárguense de que todos los alumnos y profesores vuelvan al castillo, verifiquen que se encuentren bien y que nadie sospechoso este cerca —miro a Khalil que puso a la gata en el suelo la cual comenzaba a recobrar el sentido algo mareada—, Khalil tú iras conmigo, comenzaremos a buscar a Anired a las orillas del lago negro y proseguiremos con el bosque prohibido, necesito que le informen al guardabosque para que nos ayude y sea más rápido.
Khalil asintió dándole un último vistazo a Anubis que se acercó a Louis que de manera inmediata la cargo con un gesto de preocupación genuina.
Lyssane se alejó de inmediato con Louis y el Auror, mientras Anubis que ya se encontraba en mejor estado fue de inmediato con Jerome como si comprendiera que buscarían a Anired.
Antes de que Jerome pudiera avanzar para comenzar la búsqueda unos pasos y una conocida voz lo detuvo.
—Yo también iré.
Delacour se dio la vuelta topándose con unos profundos y oscuros ojos azules cubiertos por una capa de preocupación y desesperación.
Miro a los otros dos adolescentes que le hacía compañía al rubio: Scorpius Malfoy y una pelirroja que reconoció como la amiga de Amalie.
—No—sentencio—, ni tú, ni ninguno de ellos me acompañaras. No los voy a poner en peligro.
Maxence frunció el ceño con notable enojo y chaqueo la lengua recordando todas las veces que Anired le pidió no discutir con Lyssandre Delacour, pero en ocasiones no podía controlarse por más que lo intentara.
—No necesito tú permiso—lo miro fijamente como si quisiera destruirlo con solo verlo—, y, aun así, puedo encontrar más rápido a Anired de lo que ustedes lo harán, así que, si no quieres que vaya, iré por mi lado.
Maxence hablaba con enojo remarcando más el acento alemán.
Scorpius e Itziar solo los observaban, en cuanto se enojaban el parecido creía cada vez más siendo casi idénticos.
—¡Es más seguro que te quedes aquí! —Jerome alzo la voz al no saber cómo hacerlo entrar en razón— ¡No sé de qué se trata todo esto y no me voy a arriesgar a ponerte en peligro, Maxence!
—Entonces me voy solo, no te necesito.
Maxence se dio la vuelta para comenzar a caminar, Jerome maldigo y apretó los puños dándose cuenta que no tenia de otra que ceder a lo que pidió Maxence, ya que viéndolo desde otro punto de vista estaría más seguro si iba con él.
—Está bien, ven, pero al primer peligro te regresas.
—Lo que digas...
Maxence miro a Scorpius con una incipiente sonrisa al darse cuenta que obtuvo lo que deseaba, Jerome solo esperaba no llegar a arrepentirse de esa decisión porque conforme más eventos sucedían, más se daba cuenta que todo se parecía a la pesadilla que tuvo hace días.
—Vamos, iniciaremos a las orillas del lago—Jerome miro a Scorpius a Itziar—, ustedes dos se queda, vuelvan al castillo.
—Pero—Scorpius no pudo continuar al ver la mirada del Delacour, soltó un suspiro de rendición—...está bien, nosotros volveremos.
—No empecemos por el lago, de esa forma perderemos más tiempo—Maxence se arremango la manga de la sudadera que cubría su brazo izquierdo para tomar la varita que yacía en el bolsillo trasero—, tengo una forma más rápida para encontrarla...
Jerome se acercó con curiosidad para ver lo que tenía en un brazo distinguiendo un tatuaje con la forma de un gecko rojo con tonalidades naranjas demasiado realistas, pero en el momento en el que Max paso la punta de la varita sobre este, el dibujo del animal se volvió mucho más pequeño y un mapa se formó en la piel del rubio.
—¿Qué? ¿Un tatuaje mágico?
Cuestiono Jerome viéndolo con curiosidad, el gecko se movió rápidamente llegando hasta donde parecía ser el bosque prohibido.
—Cuando obtuve a Moswen hace tres años me lo hice, es un tatuaje mágico y el mapa siempre cambia de acuerdo a donde ella este, de esa manera siempre la encuentro y no la pierdo por más que se aleje...es una clase de GPS—explico con rapidez—...desde que Moswen conoció a Anired, siempre la sigue a todos lados ya sea en su mochila o escondiéndose entre su ropa y hoy no fue la excepción, así que la encontrare de esta manera.
Jerome lo miro, no había rastro de ese adolescente inmaduro que parecía discutir por todo, en esos momentos parecía ser más maduro y centrado en lo que debía de hacer.
—¡Por eso es que desde que llegaste siempre aparecías "casualmente" en todos los ligares donde esta Anired! —acuso Scorpius atando cabos rápidamente— ¡No era una casualidad, lo tenías previsto!
Las mejillas al igual que el cabello de Maxence pasaron por varios colores debido a las palabras de su amigo, quedando con el pelo y mejillas rosadas.
—Si...si lo dices de esa forma parezco un acosador—respondió Maxence apenado, no negaría que muchas veces se aprovechó de eso para encontrarse con la menor de manera "casual", que de casual no tenía nada—...a Moswen siempre le gusto estar con Anired desde que la conoció, así que la sigue a todos lados.
—Dicen que todo se parece a sus dueños...
Se burló Itziar para despedirse e irse con el Malfoy devuelta al castillo, pues se habían hecho a la idea de que el Director de Seguridad Mágica definitivamente no los dejaría ir ni, aunque le rogaran.
—Vamos, tú nos guiaras —comento Jerome viendo al adolescente que miraba fijamente el mapa en su brazo—, seguiremos tus pasos, Khalil ya viene.
Maxence miro de reojo al castaño sintiéndose molesto ya que no había cuidado bien a Anired, como debería, aunque también se sentía enojado consigo mismo por ser tan tonto y permitir que Anired volviera al castillo ella sola, en ningún momento debió de descuidarla de esa manera.
Ahora por culpa de ese error la menor se encontraba en medio del bosque prohibido, no quería ni imaginarse que estuviera sufriendo o alguien la tortura como aquella vez que la anciana bruja le lanzo varios Cruciatus, aun en sus peores pesadillas los gritos de Anired se hacían presentes atormentándolo hasta el cansancio, como una marca que no podía eliminar.
⚜⚜⚜
Ambos cuerpos masculinos cayeron con un fuerte golpe contra el suelo lleno de tierra, soltaron algunos quejidos quedando uno sobre otro de manera incomoda.
—Quítate...
Se quejó Regulus moviéndose para que su hermano se hiciera a un lado ya que había terminado encima de su pierna herida.
—Eres un idiota.
Gruño George Sirius haciéndose a un lado, se encontraban demasiado heridos y el golpe no fue de ninguna ayuda, por el contrario, aumento el dolor y la sangre que emanaba de todas las heridas.
—No sé—murmuro Regulus viendo la herida en su pierna y alternando la mirada al frente mirando los arboles—...no estoy muy seguro de que esto sea el colegio ¿sabes? Ni siquiera el bosque prohibido se parece...
George Sirius paseo la mirada de manera lenta, mirando con cautela todo a su alrededor y deteniéndose en la enorme construcción que estaba a unos metros reconociéndola de inmediato.
Tomo su varita poniéndose de pie de forma tan rápida que se sintió un poco mareado, sin importarle eso se acercó al azabache que se seguía quejando para ayudarlo a ponerse de pie.
—Tenemos que salir de aquí lo antes posible, Regulus, tienes que tratar de moverte porque pesas como un cerdo...
—¡Deja de insultarme! ¿Por qué tanta prisa? ¿No ya estamos al salvo?
Regulus no comprendía mucho a lo que se refería, a pesar de no conocer el lugar estaba seguro que nada los lastimaría ya que todo se sentía muy tranquilo alrededor, incluso el aire corría suavemente y la tenue luz de la luna los iluminaba.
—Mira bien donde estamos, no es nada seguro que el estúpido cáliz nos haya traído aquí para empezar—paso el brazo de su hermano sobre los hombros—, debemos de buscar cómo salir aquí, en este estado ni siquiera podremos hacer una aparición.
Los ojos grises de Regulus se tomaron un gran tiempo viendo alrededor y deteniéndose en la enorme construcción reconociendo el castillo que yacía a unos metros de manera majestuosa.
—La mansión Flamel...
Reconoció la propiedad perteneciente a su familia, sabía muy bien que su madre vivió parte de su infancia en ese lugar el cual visitaban de manera esporádicamente para ver que todo se encontrara en orden, ya que Anirak odiaba visitar ese lugar a pesar de ser tan majestuoso, tampoco se atrevía a venderlo ya que era un lugar que aún conservaba cosas pertenecientes a Nicolas Flamel, el querido abuelo de la azabache mayor con el que tuvo una muy buena relación.
Regulus sabía que tenían una gran solvencia económica, pero al ver las propiedades que tenían a su nombre se preguntaba que tanto dinero tendrían realmente, no solo contaba las propiedades de la familia Black y de la familia Flamel, sino también las que su padre había ido comprando poco a poco gracias a sus ingresos en Sortilegios Weasley, que eran demasiados, al igual que los ingresos de su madre y propiedades que ella había ido comprando.
Siendo sinceros, ni siquiera necesitaría trabajar en un futuro.
—Regulus, sal de tus sueños y camina, no me dejes todo el trabajo a mí.
Se quejó George Sirius al ver que ni siquiera se movía un poco, Regulus lo miro con una sonrisa apenada y empezó a caminar de manera lenta ya que la herida en la pierna no le permitía hacer más.
El pelirrojo estaba muy seguro que no lograrían salir de ahí y estar a las afueras de la mansión Flamel lo hacían sentir en un gran peligro, definitivamente tenía que idear alguna manera de poner a salvo a su hermano antes de que los cuerpos de ambos ya no pudieran seguir, las heridas y golpes dolían cada vez más.
El camino cada vez parecía más lejos, por más que trataban de encontrar la entrada a la vieja mansión seguían en el jardín rodeados de árboles, George buscaba con la mirada el Cáliz ya que si lo tomaban era muy probable que volvieran a Hogwarts, pero era como si se lo hubiese tragado la tierra.
Una pequeña luz de esperanza se hizo presente en cuanto a unos metros pudieron distinguir una cabaña en la que seguramente habría algunas cosas viejas, ya que por lo regular cuando desechaban ropa, muebles o juguetes los traían ahí.
—Ven, descansaremos ahí y tal vez encontremos algo que nos pueda servir para hacer un traslador—indico el mellizo mayor, quería descansar por unos minutos y lograr curarse con un poco de magia para lograr hacer un traslador que los llevara de vuelta a un lugar seguro—, vamos, Reg.
—Voy—Regulus hizo una mueca—...me duele demasiado la pierna, siento que empiezo a perder la movilidad.
—Tal vez sea por la pérdida de sangre, una vez que estemos en esa cabaña tratare de curarla un poco...aguanta ¿sí?
Regulus asintió para caminar a donde indicaba su hermano, solo era cuestión de pasos hasta que un "crack" lleno sus oídos, los mellizos rápidamente giraron el rostro para toparse con una anciana, al reconocer de quien se trataba el miedo los recorrió poco a poco llenando todos sus cuerpos que se quedaron congelados sin poder reaccionar.
—Pero... ¡Que buena sorpresa! —exclamo con alegría y emoción acercándose a ellos, los mellizos retrocedieron un poco sintiendo como temblaban—...se supone que solo uno de ustedes terminaría aquí... ¡Y mírense! ¡Tengo a los dos queridos mellizos! —parecía extasiada paseando la varita entre sus dedos, los ojos no tenían ningún brillo, completamente vacíos como si no tuviera alma o se estuviera convirtiéndose en una loca completamente—...pensé...solo encargarme de la niña que es idéntica a Anirak y del azabache...nunca crei que el pequeño Georgie terminaría aquí....
—¡¿Dónde está mi hermana?!—Regulus trato de ir contra ella, pero George no se lo permitió sabiendo que si se trataba de enfrentar a Yaxley no podrían ganar de ninguna manera, no se encontraban bien y si no era un hechizo seria el esfuerzo físico el que terminara con ellos— ¡Déjala, ella no tiene nada que ver contigo! ¡Anired no te ha hecho nada!
George Sirius la observaba fijamente esperando a ver cualquier indicio de ataque, tenía la varita lista para protegerse.
—Si ustedes no fueran hijos de quien son, no estarían pasando por todo esto—soltó un suspiro lleno de agotamiento como si realmente se sintiera mal por todo lo que pasaba—, lamentablemente ustedes no escogieron a sus padres, y ahora por culpa de los errores de Anirak tendrán que pagar todo...
—¡Tú estás loca! —soltó George perdiendo toda la calma que trato de emplear— ¡Mi madre no te ha hecho nada, tú estás obsesionada con una venganza, cuando la única culpable de todas sus acciones has sido tú misma! ¡Mi mamá solo ha hecho lo correcto!
—¡Cierra la boca, George!
Grito la anciana lanzando un hechizo hacia los menores, George Sirius logro conjurar un protego para cubrirse, aunque salieron volando por varios metros.
Escuchaban a la bruja maldecirlos lanzando hechizos a diestra y siniestra que a duras penas lograban evitar, más de uno les rozo la piel causando más laceraciones.
El cuerpo de los mellizos se encontraba más cansado, Regulus a duras penas podía caminar mientras George Sirius trataba de ayudarlo, pero si seguían de esa manera no lograrían salir de ahí con vida.
Por un momento, Regulus pudo atacar a Ellie lanzándola varios metros lejos de ellos provocando que quedara desorientada, momento que aprovecharon para entrar en la vieja cabaña donde se esconderían por unos minutos para poder realizar un traslador.
George abrió la puerta con un hechizo, entraron y la volvieron a cerrar, todo estaba lleno de juguetes viejos, algunos muebles y otros artículos que ya no eran útiles en la casa Black-Weasley.
Regulus logro sentarse en un viejo sillón para ver el estado de su pierna, la herida parecía mucho peor que hace tiempo.
—Creo que vi el Cáliz tirado entre la maleza que estaba al lado izquierdo de la cabaña—explico George buscando un trozo de tela e ir con su hermano—...tienes que tomarlo.
George con ayuda de magia logro hacerle un torniquete a su hermano parando la sangre de la herida que empeoraba tras cada minuto y esfuerzo que hacía.
—¿Tengo? ¡Tenemos, George! —agradeció el torniquete—...tenemos que tomarlo juntos para salir de aquí.
—Yaxley no nos lo permitirá—se mantuvo en silencio por unos segundos, la herida en el hombro comenzaba a dolerle cada vez más, una mordedura de hombre lobo no era algo que debería de tomar a la ligera, pero gracias a la gran adrenalina que lo recorría no presento gran malestar hasta esos momentos—...así que toma el cáliz y vete de aquí.
Regulus lo miro sin comprender, él no dejaría a su hermano en ese lugar.
—No te entiendo, pero no te pienso dejarte aquí.
George aferro la mano a su fina varita y se mordió el interior de la mejilla para ver a Regulus con una pequeña sonrisa.
—Distraeré a Ellie y tú aprovecharas para salir de aquí y tomar el cáliz, te llevara de regreso a Hogwarts...
Los ojos grises del azabache se abrieron con fuerza y negó varias veces con la cabeza negándose a aceptar las estupideces que decía su hermano.
—¡¿Qué?! ¡No, no, no vas a ser tú la carnada, si la enfrentamos juntos le ganaremos!
George se acercó a él poniendo la mano en su cabeza como si se tratara de un niño pequeño.
—No, date cuenta, nuestros cuerpos no van a aguantar a enfrentarnos a ella, ni siquiera puedes caminar bien y tú herida está empeorando cada vez más —George paso los dedos entre el oscuro y rebelde cabello de su hermano, recordando que varias veces lo envidio por parecerse tanto a su madre—, yo soy el mayor y tú el menor, así que debes de hacerme caso ¿de acuerdo?
—¡Eso es una estupidez!
—No nos podemos arriesgar los dos, alguien tiene que cuidar a Geori, prometimos no volver a dejarla sola—le sonrió amargamente sin dudar de lo que haría—, así que cierra la boca, cabeza de maní, y has caso de lo que te digo.
Regulus no pudo responder más ya que George lo empujo con fuerza hacia atrás provocando que cayera al suelo, momento que el pelirrojo aprovecho para salir de la cabaña a paso rápido y con varita en mano, trataba de juntar todo el valor que le era posible, sin embargo, sus manos y piernas temblaban.
—Pensé que seguirían jugando al escondite como unos niños tontos—se quejó Ellie al ver al pelirrojo— ¿Y el pequeño Reggie? ¿Decidió esconderse como todo un cobarde?—sonrió al ver como George Sirius era bueno manteniendo un rostro estoico para no mostrar ningún sentimiento—...Hannah me hablo mucho sobre ustedes ¿sabes?...dice que los dos demasiado distintos a pesar de compartir tantas cosas, Regulus es más cariñoso y tú más frio...eso no le va a gustar a ninguna chica, deberías de cambiar...aunque bueno, no creo que tengas tiempo para hacerlo—soltó una risa burlona que perforo los oídos de Black-Weasley—...viéndote de esa manera, a pesar de que todos dicen que eres él más parecido a Fred, estoy segura que tienes más de Anirak que de lo que creen, mismas facciones y el hecho de siempre sacrificarse por los demás. Debiste de ser más listo y haber dejado que me encargara de Regulus, tú no estabas en el plan...pero, por entrometido me dejaste las cosas más fáciles.
—¡Desmaius!
George Sirius fue el primero en atacar, hechizo que la bruja desvió fácilmente para soltar otra horrible risa llena de burla dando inicio a un duelo.
El brazo de George dolía demasiado provocándole una menor movilidad para conjurar los hechizos.
El pelirrojo siempre había sido un excelente duelista, hacia todo los posible para desviar los hechizos y atacar alejando a Ellie de la cabaña para darle una oportunidad a Regulus de escapar, pero la bruja era demasiado fuerte ya que sus hechizos eran de tortura la mayoría provocándole a George bastante dolor cuando lo llegaban a rozar, aunque fuera un poco.
No supo cuánto tiempo paso y solo deseaba escuchar el sonido de la aparición que le indicara que su hermano ya estaba a salvo.
Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo con tanta fuerza que lo obligo a caerse y soltar la varita mientras se retorcía de dolor, Ellie logro darle en el hombro con un hechizo que le recorrió el cuerpo provocando varios choques eléctricos.
—De nada sirve que te hayas sacrificado por tu querido hermanito—se burló Ellie viendo al pelirrojo soltar gritos de dolor—...realmente no pensaba matarte a ti ya que eras el que menos me recordaba a Anirak, pero ahora...creo que lo disfrutare.
La respiración de George era agitada y su corazón latía como loco, los choques eléctricos se detuvieron dejándolo inmóvil por varios segundos en los que la bruja termino frente a él.
—Quiero ver la cara de Anirak cuando vea esos bonitos ojos grises que tienes llenos de un vacío y a tu cuerpo sin vida, será un espectáculo digno de admirar.
La mirada de George vago a la cabaña deseando que su hermano no viera nada de lo que estaba a punto de suceder.
—Sin duda muchas personas extrañarán al pequeño George, como esa chica rubia y tus queridos padres, diría tus hermanos, pero ellos ya estarán muertos al igual que tú, Georgie.
—Vete a la mierda, Yaxley...
Mascullo George Sirius manteniéndole la mirada tratando de demostrarle que, a pesar de todo, él no le temía, aunque estuviera a punto de matarle.
Ambos mantuvieron las miradas por unos segundos, el Black-Weasley observo como alzaba la varita dispuesta a conjurar la maldición asesina, esperaba que todo pasara rápido y que Regulus hubiera escapado del mismo destino que él, que al menos uno hubiera quedado vivo.
Ellie estaba extasiada por conjurar la maldición asesina.
Sus ojos se abrieron con asombro al igual que los de George Sirius cuando un enorme felino le mordió la mano provocando que gritara de dolor y soltara la varita.
—¡Feorge!
George reconoció al matagot que se puso frente a él para gruñirle a la bruja mostrando los dientes, cosa que aprovecho para buscar su varita.
—¡Maldita bestia!
Gruño Ellie viendo su mano sangrar e inclinándose a buscar la varita que tomo rápidamente, pero todos sus movimientos fueron detenidos en seco al escuchar una voz que conocía más que bien.
—Nunca crei que fueras tan cobarde, Ellie...
George y Ellie giraron el rostro para toparse con la azabache mayor que llevaba la varita en la mano, una fina capa de sudor le cubría el rostro lleno de pequeñas heridas y el cabello recogido en una coleta alta enmarcando más las facciones y ojos grises q brillaban como los de una pantera a punto de atacar.
—Anirak...
Murmuro la bruja apuntándola con la varita.
—Eres tan cobarde que, en lugar de ir directamente por mí, fuiste detrás de mis hijos—sonrió con burla— ¿A caso tanto me temes?
George aparto la mirada cuando Feorge le lamio las mejillas como siempre que lo veía, a veces creía que lo trataba como si fuera su cachorro.
—¡Tú no deberías de estar aquí!
La mirada de Anirak se posó en su hijo.
—Ve a la cabaña, ve con tu padre y Regulus—ordeno, viendo como el pelirrojo se ponía de pie de manera lenta—...Ellie fuiste muy estúpida al creer que no vendría por ellos...
—¡¿Y dejaste a tu querida Anired sola?! ¡Morirá!
Anirak sonrió con tranquilidad.
—Debiste de ser más lista y prever todo, no contaste con Jerome o Lyssane ¿verdad? —Ellie la miro con enojo—, a estas alturas Anired ya estará con Jerome
Anirak confiaba ciegamente en el rubio, sabiendo que cualquiera de sus hijos estaría a salvo con Jerome, pues conocía que é los defendería hasta con su vida si eso era necesario.
—Dime, Ellie ¿Qué más piensas hacer? —cuestiono Anirak con tranquilidad al ver que su el mellizo mayor ya estaba con su padre, Regulus y los dos matagots que siempre los seguían—...usaste a una niña inocente para tu venganza, has intercedido en el torneo de los tres magos y al final de cuentas nada ha funcionado ¿Cuándo piensas rendirte?
—¡Me rendiré hasta que tú sufras todo lo que yo he sufrido por tu culpa!
Grito llena de ira, sin poder negar que estaba asustada, definitivamente no podría ganarle a Anirak por más que lo intentara.
—¿Por mi culpa? ¡Yo nunca te hice nada! ¡Tú misma te provocaste ese sufrimiento! —los ojos grises parecían dagas sobre los de ella—...yo solo traté de ser tu amiga cuando estudiábamos juntas, de repente tú me traicionaste... ¡Yo nunca te herí, en cambio tú siempre lo has hecho!
—¡Cierra la maldita boca!
Ellie lanzo un hechizo contra de la azabache, que desvió para ser ahora la que atacaba, a diferencia del duelo con el pelirrojo, los hechizos eran mucho más certeros y en su mayoría eran maldiciones asesinas demostrando que no sentía ningún arrepentimiento y lo único que deseaba era ver muerta a Anirak.
Anirak era una buena duelista, considerada la mejor bruja de su época y generación sumado a eso que había convivido durante varios años con Ellie Yaxley conociendo bien su forma de duelo y pelea, sabía bien que con suma facilidad perdía el control provocando un desastre en el manejo de la magia que era impulsada por su varita.
El odio, la ira y rencor cegaba a Ellie, lo único que deseaba era ver muerte a la Black frente a ella.
—¡Muérete de una vez!
Sus hechizos eran fuertes, pero no pensaba muy bien en la forma de atacar o en las desventajas que podría tener justo como en esos momentos que unas cadenas mágicas la detuvieron, desvió el rostro hacia la vieja cabaña en donde alcanzo a ver a Fred Black-Weasley que sonrió con altanería dejando ver que era quien conjuro las cadenas que la sostenían.
Fred había curado lo mejor que pudo las heridas de sus hijos que miraban con nerviosismo el duelo que tenía su madre contra Ellie, temían por ella, pero el pelirrojo mayor confiaba ciegamente en que saldría bien librada de todo eso.
El matrimonio intercambio una mirada que el varón supo interpretar demasiado bien, asintió para cubrir con sus manos los ojos de sus hijos que se encontraban a sus lados para evitar que vieran lo que estaba por suceder.
—Todo se terminado una vez por todas aquí, Ellie...
Los adolescentes se quejaron por lo que hizo su padre, pero todo quedo en silencio al escuchar el hechizo que lanzo su madre.
—¡Avada Kedavra!
No era la primera vez que Anirak Black-Weasley empleaba la maldición asesina, en otras ocasiones la culpa la recorrió por días, pero...en esa ocasión la sensación de alivio la recorrió por completo al ver como el cuerpo de la rubia caía inerte en el suelo, una de sus peores pesadillas y aquella persona que por tanto tiempo la atormento por fin llegaba a su fin, evitando que nunca volviera a intentar a atacar a sus hijos o a sus seres queridos. Era algo que debió de hacer desde hace años, para evitar todo eso.
Anirak miro por última vez el cadáver a unos metros de ella con un rostro de compasión y un poco de nostalgia, recordando que alguna vez en sus años siendo estudiantes del Instituto de la Brujas de Salem fueron mejores amigas, considerándola casi una hermana menor.
Hizo ese sentimiento a un lado al recordar a su familia, para ir corriendo a donde estaban los tres varones a espera de ella.
—¡Mamá!
Exclamaron los mellizos cuando la mayor los abrazo y beso las mejillas de manera sonora sintiéndose aliviada de ver que estaban a salvo a pesar de estar heridos, Fred soltó un suspiro para ayudarlos a ponerse de pie.
—Tenemos que volver por Anired—Informo Anirak ayudando a George Sirius con la herida en el hombro— ¿Qué te mordió? No me digas que fue Greyba...
—Estoy bien...no importa eso—George se alejó para que su mamá no tratara de seguir viendo la herida o se daría cuenta que un hombre lobo lo mordió aumentando su preocupación—, tenemos que darnos prisa...
George le lanzo una mirada a Regulus para que no mencionara nada sobre Greyback, el mellizo menor lo entendió de inmediato por lo que desvió la mirada para no toparse con los ojos de su madre o padre sabiendo que no les podría mentir a ellos.
—Iremos por Geori y ustedes irán a San Mungo para que los atiendan de inmediato—informo Fred ayudando a caminar a Regulus mientras los matagots iban detrás de ellos—, su tío George saco a Amalie del laberinto—menciono viendo de reojo a su hijo pelirrojo el que lo volteo a ver en cuanto menciono el nombre de la rubia—, estaba herida, pero dentro de lo que cabe se encontraba bien, me imagino que madame Pomfrey ya la estará atendiendo.
George le agradeció moviendo los labios sin pronunciar las palabras, con esa información se sentía un poco más tranquilo sabiendo que todo llegaba a su fin junto con ese tonto Torneo que nunca se debió de realizar.
Los Black-Weasley se dirigieron al Cáliz de Fuego que tomarían para volver al viejo colegio, esperando que todo estuviera bajo control pues ya querían terminar con esa horrible pesadilla.
⚜⚜⚜
La cabeza le daba vueltas una y otra vez aumentando el dolor que era como si alguien la golpeara con un martillo sin detenerse, se obligó a abrir los ojos viendo todo borroso sin comprender que había pasado mientras se sentaba en el frio suelo lleno de tierra y plantas.
Lo último que recordaba era estar en el sanitario lavándose la cara y después de eso se suponía que iría al campo de Quidditch para desearle a su hermano, sin embargo, una chica rubia que conocía muy bien intervino en su camino, a los pocos minutos todo se volvió negro después de un fuerte golpe en la cabeza.
Y ahora, despertaba con un terrible dolor de cabeza en medio del...bosque prohibido.
Logro enfocar la mirada viendo los enormes árboles que con la oscuridad de la noche lucían demasiado tenebrosos siendo iluminados por la tenue luz de la luna menguante.
Sin comprender nada llevo la mano a su bolsillo izquierdo de la chaqueta de mezclilla que llevaba ese día en búsqueda de su varita, pero estaba completamente vacío.
—¿Buscas esto, Nired?
Alzo la mirada reconociendo la voz, se topó con unos ojos marrones que parecían divertirse al verla en esa situación, mostro el fino palo de madera que yacía en sus manos.
—Ups—la varita trono frente a los ojos de la azabache—...se rompió...
—¿Por qué me trajiste aquí? —cuestiono mirando a los lados dándose cuenta que se encontraba en el mismo lugar donde casi se ahoga en el bosque prohibido— ¿Dónde está Brooke?
Indago recordando que la novia de su primo fue a la última que vio.
—Brooke está muy ocupada haciendo algo para mí—no borraba la sonrisa satisfecha de tener a Anired frente a ella completamente desarmada—...Anired, creo que es obvio el peque te traje, no debiste de ser tan grosera conmigo, yo solo traté de ser amable...
Anired chasqueo la lengua.
—Nunca fuiste amable, solo hipócrita, Hannah Banana.
Hannah puso los ojos en blanco por el tonto e infantil apodo que le puso la azabache.
—¿Sabes? Las niñas como tú siempre me han desagradado. Sintiéndose parte de la realeza—hizo una pasa dando unos pasos más hacia ella, los ojos grises seguían cada uno de sus pasos tratando de leer cada uno de sus movimientos—, como si merecieras todo y el mundo fuera tuyo, sintiéndose el gran centro de atención...cuando realmente no son nada—soltó una pequeña risa burlona— ¿Crees que alguien realmente te quiere? La gente solo está contigo por interés, creo que un buen ejemplo es Deyan, solo te utilizaba y una vez que ya no le serviste te deshecho.
Anired sonrió para morderse el labio inferior.
—Yo lo deseche a él—sus ojos brillaron como si disfrutara de la situación al ver a Hannah fruncir el ceño, al parecer no esperaba una respuesta como esa—, mira que hasta está detenido en estos momentos, solo es cuestión de tiempo para que pase lo mismo contigo ¿o crees que no me van a buscar?...A estas alturas ya se habrán dado cuenta de mi desaparición, es muy probable que los aurores me estén buscando al igual que mis padres y mis tíos—sonrió—, en cuanto te atrapen terminaras en Azkaban, creo que debiste de pensar mejor las cosas y no traerme a un lugar tan obvio como lo es el bosque prohibido, el tinte rubio ha matado todas tus pocas e insignificantes neuronas.
—Anired... ¿Por qué crees que buscarían a alguien desechable como tú? ¡Nadie te quiere, solo te utilizan! ¿O piensas que tu querido Maxxie estará a tu lado porque realmente le gustas? ¡Sabe que puede obtener lo que desee a tu lado!
—No me compares contigo, Hannah—la miro con superioridad y arrogancia—, a ti ciertamente nadie te quiere y la gente solo te utiliza por obtener sexo o—soltó una risita burlona—...tienes que usar magia para que la gente este contigo...yo no tengo que hacer algo tan miserable, siento tanta pena por ti.
El rostro de Hannah se volvió rojo por el enojo que le provocaron las palabras de Anired, que no eran ninguna mentira, dio unas rápidas zancadas inclinándose para jalar el largo cabello azabache haciendo el rostro hacia atrás dispuesta a golpearla para que borrara esa estúpida sonrisa.
Los ojos le ardieron de manera horrible cuando Anired le lanzo un puño lleno de tierra y hierbas a los orbes marrones, al ver que se desconcentro aprovecho para patearle con fuerza la espinilla causando que cayera en el suelo en un golpe seco.
Anired se puso de pie lo más rápido que pudo viendo a la rubia en el suelo para correr de lado contrario en busca de una forma de escapar.
Sus piernas se movían lo más rápido que podía, salto unas cuantas raíces y ramas en el suelo, las ramas de los arboles le golpeaban el rostro, pero no quiso tomarles atención.
Frente a ella distinguió una figura femenina que se acercaba a paso lento, de inmediato noto de quien se trataba.
—¡Brooke! —llamo deteniéndose frente a ella, se sintió aliviada al darse cuenta que estaba bien y que se trataba de una persona que conocía, con ayuda de la novia de su primo definitivamente lograrían escapar de Hannah—... ¡Tenemos que salir de aquí! ¡Hannah nos trajo a lo profundo del bosque prohibido, debemos irnos antes de que trate de hacer una estupidez!
Probablemente Hannah también habría traído a Brooke en su intento de herirla.
—¿Brooke?
Cuestiono sintiendo que la tomaba bruscamente de las muñecas prohibiéndole seguir corriendo, la apretaba con tanta fuerza que seguramente le quedarían marcas rojas.
—¡Brooke, suéltame, no tenemos que perder tiempo!
La rubia la miro para sonreír burlonamente, Anired comenzó a jalarse tratando de liberarse.
—Tráela—la voz de Hannah se hizo presente—, esta tonta ya me ha colmado la paciencia.
Brooke comenzó a jalarla obligándola a caminar hacia Hannah que la miraba disfrutando de toda la situación.
—¡Brooke, déjame ir! ¡¿Por qué haces esto?! ¡Yo no te he hecho nada!
La menor forcejeaba buscando liberarse de cualquier manera sin poder creer que la novia de Freddos le hiciera algo como eso, si bien no eran amigas cercanas nunca espero que la hiriera de esa forma y mucho menos que ayudara a Hannah en sus fechorías.
Brooke lanzo con fuerza a la más delgada que cayó al suelo donde anteriormente estaba Hannah-
—Ya cierra la maldita boca y deja de suplicar—la mano de Hannah termino en el fino cuello de la azabache dejándola congelada y sintiendo la falta de aire—...si no te callas voy a cortar ese rostro que tanto le gusta a Maxence —mostro una navaja con la que le rozo el pómulo paseando la punta por la blanca piel dejando un pequeño hilo de sangre—... ¿Le seguirás gustando si tu bonito rostro queda deformado? Lucirás como un monstruo para todos.
Anired no estaba asustada por la navaja, pero el hecho de sentir la mano en el cuello y esa pequeña presión la dejo en shock, recordando las veces en las que Deyan la ahorco con tanta fuerza que sintió morir, por más que quería su cuerpo no reaccionaba.
Hannah sonrió al ver que se quedó quieta indicándole a Brooke que le amarra las manos y los pies con una cuerda que llevaban consigo.
El aire volvió a los pulmones de la azabache cuando Hannah quito la mano de su cuello, era como si todo pasara en cámara lenta, solo sintió como la alzaba del suelo y pronto estaba frente a un profundo hueco en el suelo.
—Brooke...por favor...por favor...suéltame...
Le pidió a Brooke viéndola de manera suplicante, pero ella no respondió nada y con ayuda de Hannah la metieron en una especie de caja de madera que se encontraba dentro del profundo hoyo en la tierra, por más que trataba no podía liberarse de la cuerda que amarraba sus brazos y piernas.
—Espero te gusten los lugares oscuros—Hannah le lanzo los restos de varita golpeándole el rostro—, dudo que alguien se tome el tiempo de buscarte, niña gorda y estúpida.
—¡Déjame salir, Hannah!
Fue lo último que dijo Anired para ver como ponían una especie de tapa hecha por tablas de madera sobre esa caja que parecía un sarcófago enterrado, a los pocos segundos escucho como la tierra golpeaba la madera.
La estaban enterrando viva.
Las lágrimas debido al frustración y el medio recorrieron sus mejillas, comenzó a moverse con intensidad tratando de que las cuerdas en sus muñecas cedieran una vez por todas, incluso trato de utilizar magia sin varita, pero le era imposible concentrarse para lograrlo.
El corazón le latía con tanta fuerza que estaba segura que se escuchaba por todos lados, con frenesí seguía moviendo las muñecas, incluso se golpeó contra la caja en busca de un pequeño clavo o algo en lo que pudiera atorar la soga para tratar de jalarse al lado contrario y que esta se desatara, pero no encontró nada.
Sentía como si la caja se volviera más pequeña, el calor aumentaba al igual que la falta de oxígeno.
Las gotas de sudor le recorrían el cuerpo y el rostro salpicándole los ojos que le ardieron, el cabello se le pegaba a la frente. Su desesperación iba en aumento tras cada intento fallido por liberarse, a pesar de que gritaba por ayuda nadie parecía oírla.
No supo cuánto tiempo paso, las muñecas le ardían con vehemencia sintiendo unas pequeñas gotas de sangre causadas por la fricción de la soga, pero finalmente estas cedieron resbalándose por las muñecas.
Anired soltó un suspiro, se sentía enormemente cansada, daba grandes bocanadas tratando de conseguir un poco más de oxígenos que cada vez le hacía más falta.
Se inclinó para liberarse de la soga de los pies y alzar los restos de su varita que apretó con ambas manos.
Sabía que no siempre se necesitaba una varita para hacer magia, pues la magia estaba en ellos y la varita solo actuaba como un conductor de esta.
Se concentró lo más que pudo pensando en la entrada de Sortilegios Weasley en Hogsmeade, uso toda la energía que pudo...pero, solo un dolor horrible en el cuerpo la recorrió, dándose cuenta que Hannah puso un hechizo anti apariciones dentro de esa estúpida caja.
El calor aumentaba, fue tanto que se quitó la sudadera y camisa quedando en un top deportivo que usaba ese día, con los restos de varita trato de golpear la tapa de la caja con toda la fuerza que pudo, pero solo logro que un poco de tierra le cayera en la cara.
Cansada y derrotada se recargo en una de las paredes, trataba de controlar su respiración dándose cuenta que solo era cuestión de minutos para que se quedara sin oxígeno.
Sintió algo frio en su hombro desnudo y giro el rostro para toparse con unos pequeños ojos brillantes amarillentos que la veían fijamente en la oscuridad de la caja.
—Moswen—murmuro reconociendo la mirada del amigable animal que la seguía a todos lados— ¿Qu...qué haces aquí?
Se sintió aun peor al darse cuenta que la pequeña gecko sufriría el mismo destino que ella.
—No debiste de seguirme hoy...
Murmuraba con un hilo de voz y la respiración agitada, su cuerpo estaba pegajoso y pronto la tierra se le pegaba dándole una desagradable sensación.
Observo a donde se suponía que estaba el pequeño animal y luego a la tapa hecha por tablas de madera, dándose cuenta que había una pequeña hendidura por donde podría salir Moswen si escarbaba un poco más.
Reuniendo la poca fuerza que aun tenia e ignorando los mareos que la golpearan volvió a tomar el trozo de madera para mover la tierra tratando de hacer un espacio para que la gecko buscara por donde salir.
—Moswen—llamo al animal en su hombro—...tienes que regresar con Maxence—pidió recordando que el rubio amaba a su mascota y siempre que no la veía se preocupaba por ella, no quería que sufriera por culpa de que Moswen la siguió ese día—...se pondrá triste si no estás con él.
Logro hacer un diminuto hoy entre la tierra esperando que por ahí pudiera salir de ese hueco que se parecía al infierno.
Sintió las frías patas de Moswen pasar por su nuca y luego por su cabeza, seguramente subiría para lograr llegarle al hoyo y salir de ahí.
No pudo evitar pensar en Maxence, recordando su ronca risa al igual que esos bonitos y profundos ojos azules con pequeñas motas verdes que siempre la veían de manera tan intensa que lograba ponerla nerviosa.
Las lágrimas recorrieron sus mejillas al darse cuenta que tal vez no lo volvería a ver, y el llanto fue peor al pensar en que sus padres y hermanos no la volverían a abrazar, tampoco iría a cenar con ellos después del Torneo tal y como lo prometieron.
La Visio se volvió más borrosa y un mareo demasiado fuerte la golpeo provocando que se fuera hacia adelante golpeando con la madera y más tierra cayera sobre su cabeza.
—Lo siento, mamá...lo siento, papá—murmuro al sentir que no podía mantener los ojos abiertos por más tiempo—...lo siento, hermanos...lo siento, Maxence.
Lo sentía por no volver a verlos y decirles cuanto los quería.
Con ese último pensamiento se sumió en la inconciencia y una profunda oscuridad en la que se sumergió.
⚜⚜⚜
Los arboles parecían moverse rápidamente a pesar de ser ellos quien corrían con demasiada velocidad.
Las piernas de Jerome usaban toda la fuerza que era capaz de emplear para seguir al rubio que llevaba la cabeza, Maxence evitaba ramas y raíces con facilidad, en una ocasión estuvo a punto de caerse, pero logro evitarlo con agilidad.
—¡Maxence!
Llamo Jerome seguido de Khalil al darse cuenta que cada vez estaban más cerca de llegar a lo profundo del bosque prohibido.
Las tres varitas apenas iluminaban aumentando el peligro de no poder ver que los podría atacar en cualquier momento.
—¡Maxence, maldita sea, espera!
Grito Jerome, Max al escuchar la voz del Delacour soltó una maldición para detenerse y darse la vuelta viendo a los dos aurores con una mirada llena de enojo.
—¡Anired ya está cerca, no tengo tiempo que perder!
Respondió dando largas zancadas a los dos varones que parecían reacios por ir más lento.
—No podemos ir de esta forma en lo profundo del Bosque Prohibido, no sabemos que bestias se pueden encontrar y atacarnos en cualquier momento—explico Jerome de la manera más calmada posible, tratando de no perder los pocos estribos que aún conservaba—, tienes que ver que no haya riesgos antes de correr como loco—riño viendo al alemán detenerse frente a él y cruzar los brazos— ¿Qué tal si todo esto es una trampa?
Con esas palabras que salieron de su boca se sintió en un enorme deja vu, recordando aquella pesadilla de hace día, que justo en esos momentos parecía ser real, todo coincidía, exceptuando que esa vez Khalil los acompañaba.
—¡No me interesa, tengo que encontrarla! —murmuro apretando la varita en su mano—...le prometí que no volvería a dejarla sola...no puedo no cumplir con esa promesa...tengo que encontrarla antes de que sea tarde.
Jerome podía notar lo necio que se encontraba a hacerle caso, era evidente que no lo podría detener y eso podía hacer que las cosas fueran más difíciles ya que el actuaba sin pensar mucho en las consecuencias.
—Deberías de escuchar al Director Delacour—pidió Khalil de manera seria demostrando preocupación en los ojos castaños—...tenemos que encontrar a la señorita, pero no teniendo un plan va a complicar las cosas, más en un lugar tan peligroso como es el bosque prohibido.
—¡Tú no te metas! —exclamo viendo al Auror fijamente—...tú tenías la responsabilidad de cuidar a Anired y no estuviste cuando desapareció, deberías de enfocarte en buscarla y no en decirme que hacer.
Khalil estaba a punto de contestarle al rubio cuando la zona en la que se encontraban comenzó a sentirse helada, como si la temperatura descendiera varios grados de forma sorprendente, incluso cada que exhalaban un poco de vaho salía de sus labios.
—Creo que debemos de irnos de aquí...
Comento Khalil dándose cuenta de lo que estaba a punto de suceder y si no se iban en ese momento terminarían en un grave peligro.
Jerome trago saliva al darse cuenta que la advertencia del castaño había llegado muy tarde, Maxence solo atino al ver el cielo que pronto fue adornado por diversas criaturas mágicas que parecían usar una especie de túnica negra cubriéndolos por completo, se encogió contra sí mismo debido al frio y al enorme miedo que lo invadió.
—¿Qu...é es eso?
Logro preguntar ya que sus dientes chocaban contra sí mismos debido al frio.
—Dementores...
Murmuro Khalil tomando su varita, Maxence había escuchado sobre ellos en su clase de criaturas mágicas, recordaba que incluso les habían enseñado como combatirlos...pero...él nunca pudo lograr conjurar su patronus.
Las horripilantes creaturas cada vez estaban más cercanas, era horda enorme dispuesta a obtener todo de ellos.
Miro como Jerome conjuraba con suma facilidad el hechizo dejando que un ágil zorro lleno de luz saliera de la varita enfrentándose a cuanto Dementor se le acercaba al igual que Khalil, pero a diferencia de el de Jerome fue algo muy pequeño que apenas lograba verse.
Un Dementor se acercó demasiado a Maxence que se quedó helado al ver la viscosa mano, de no ser por el diminuto patronus que los alejo.
—Quédate atrás—ordeno Khalil empujándolo para que quedara detrás de su espalda—, o acabaran contigo...
—Ese insecto es demasiado pequeño...
Murmuro no estando seguro que pudiera contra un Dementor, pero para su sorpresa logro alejar a más de diez.
—Es una mantis orquídea, que sea pequeña no significa que sea débil...
Esas palabras hicieron que recordara a su azabache, dándose cuenta que aplicaba muy bien con ella.
Se mantuvo detrás de Khalil y Jerome los cuales parecían controlar mejor los Dementores, hasta que un escalofrió recorrió su espalda dándose la vuelta para ver a varios acercándose a él, lo peor es que los dos aurores se encontraban concentrados en los del otro lado.
—¡Ex...expecto...patronum!
Conjuro con voz temblorosa cuando estuvieron demasiado cerca, pero una incipiente luz salió de la punta de su varita ofuscando un poco a esas cosas que parecían muertos en vida.
Claro que tenía recuerdos felices, casi todos eran con su madre y su hermana, pero lamentablemente siempre eran arruinados cuando la imagen de su abuela aparecía o cuando recordaba todo el tiempo que Amalie y él tuvieron que pasar lejos de Crystal por culpa del absorbente trabajo y la escuela de la mayor, ya que ser madre soltera fue demasiado pesado. No la culpaba, pero...debido a eso la mayoría de su infancia y adolescencia estaba cubierta por una espesa nube gris de amargos recuerdos.
Los Dementores se acercaron más a él, exhalando con fuerza como si quisieran algo más que aire, la visión se volvió borrosa y el miedo junto con el frio eran cada vez más intolerable.
Seguía tratando de conjurar el maldito hechizo, pensó en la primera vez que logro hacer magia, fue un momento feliz y agradable, pero los regaños acusándolo de ser algo antinatural y los golpes de su abuela como correctivo se hicieron presentes arruinando todo. Como siempre lo había hecho.
A veces creía que los únicos momentos de felicidad que no fueron arruinados iniciaron en el momento que llego a Hogwarts, donde albergaba una gran calidez gracias a las personas que conoció en ese viejo castillo.
Sentía como si todo dentro de él, hasta su alma fuera aspirado y un terrible grito agudo le perforo los oídos, ese grito hizo que su subconsciente que aún se encontraba un poco cuerdo recordara el motivo por el que estaba en ese lugar:
Anired.
Ojos grises tan profundos y preciosos como un diamante en bruto, a veces parecía que podía ver a través de él para conocer su lado más débil y vulnerable. Eran sumamente expresivos, dejando saber cuándo ella se encontraba feliz, triste y esa nueva mirada que no lograba interpretar, últimamente la tenía, sus ojos parecían brillar, pero era un brillo distinto como si viera algo que quería demasiado y ansiara siempre cuidarlo.
Maxence se había dado cuenta que esa mirada últimamente estaba presente de manera seguida, justo como en esos momentos.
—Hoy solo quiero que estemos así...
Pido Anired recostándose sobre el pecho del alemán que la abrazo pasando la mano entre su negro cabello que se asemejaba al oscuro cielo que los cubría.
—Pensé que querías estudiar y no procrastinar.
Se burló el alemán ganado un quejido de Anired que alzo la mirada, Max bajo el rostro para verla recargada en su pecho.
—Tengo un problema...
Soltó de repente, Max borro la sonrisa para verla con preocupación.
—¿Qué problema? ¿Alguien te molesto en clase o cuando no estuve contigo?
Temió lo peor, sabía que varios alumnos de Durmstrang e incluso de su propio colegio siempre estaban detrás de Anired criticándola y juzgando todo lo que hacía debido a los problemas con Deyan.
—No...no, no paso nado como eso—negó rápidamente—...es solo que—soltó un suspiro—...me da algo de miedo.
—¿Qué te da miedo, kleiner hase?
Guio la mano que tenía en el cabello de la menor hasta la mejilla para acariciarla cariñosamente, ella cerro los ojos disfrutando de ese dulce toque por algunos segundos.
Abrió los ojos, y nuevamente estaba esa mirada que él aun no lograba interpretar, pero de cierta forma le gustaba demasiado.
—Miedo de lo que me haces sentir —Max trago saliva ante sus palabras—...ni siquiera con Deyan me sentí de esta forma, Maxence—confeso con un pequeño sonrojo que le resulto sumamente adorable—...me gustas tanto, y no me refiero solo físicamente, va mucho más allá de eso...me gusta tu personalidad, tus chistes, me gusta tu forma de pensar y me gusta demasiado lo dulce y cariñoso que solo eres conmigo...incluso, me gusta cuando me haces enojar y soltar miles de insultos maldiciendo tu nombre...
No sabía si era por la hierba en la estaba recostado, pero un cosquilleo le recorrió el cuerpo para después sentir algo extraño en el estómago, no quería ser tan cursi para decirlo, pero fue como si un circo entero se removiera dentro de él poniendo todo de cabeza ante las palabras de la adolescente recargada en su pecho.
Siempre que alguien se le declaraba era por su físico, incluso le habían dicho que tenía una personalidad de mierda por lo que nunca nadie lo vería como algo más que una cara bonita.
Desde que conoció a la Black-Weasley se había hecho a la idea de tenerla solo como su amor platónico y mirarla de lejos en los brazos de otro...
Pero...
Ahora ella estaba entre sus brazos diciéndole cuando le gustaba, besando cariñosamente sus labios para después sonreír con dulzura y darle miradas que parecían aun decir más.
Su corazón latía como loco, y la felicidad aumentaba estallando en su pecho como si se tratara de cientos de fuegos artificiales....
No supo en que momento dijo el hechizo, pero una incandescente luz causo que los Dementores que parecían estar a punto de apagar su vida se alejaran con fuerza, cayo de bruces en el suelo algo atontado por el fuerte recuerdo de hace unos días que le golpeó la cabeza.
Una extraña risa lo hizo volver a la tierra para mirar enfrente de él una hiena brillosa que alejaba a las asquerosas creaturas, dándose cuenta que logro conjuras un patronus corpóreo.
Tomo grandes bocanadas de aire llevando la mano libre al dije en su cuello apretándolo suavemente, el dije con forma de palmera que Anired le había regalado y que nunca se quitaba.
El cuerpo lo sintió demasiado cansado y pensado seguramente por la energía empleada en conjurar un expecto patronum por primera vez y más aún al lograr hacerlo corpóreo.
—Vamos, tenemos que avanzar...
Sintió como alguien lo ayudaba a ponerse de pie.
—¿Estas bien? —Jerome era la persona que lo estaba auxiliando— ¿No sientes que te vas a desmayar o te duele algo?
Maxence negó recobrando la compostura para ver al rubio mayor a su lado.
—Solo...me siento cansado...pero es algo momentáneo.
Jerome asintió, sabiendo que, aunque le pidiera que regresara al castillo el alemán definitivamente no lo haría.
—Khalil—llamo al ver que ya no había ningún Dementor cerca—...nosotros no pedimos la participación de los Dementores en el torneo por lo que no es normal que estén en Hogwarts—analizo temiendo que alguien más los hubiera traído—, tienes que ir al castillo e informar a los aurores para que vengan a controlar a esta plaga o atacaran a más personas si salen del bosque prohibido—el castaño asintió comprendiendo las ordenes—, una vez que vayas trae contigo a más aurores, tenemos que revisar la zona, no es normal que esa cantidad de Dementores se encuentre en ese lugar.
—Iré de inmediato.
Fue lo único que dijo para darse la vuelta y recorrer el camino al castillo, Anired era su prioridad, pero sabía que servía mucho más siguiendo las órdenes del Director Delacour que siendo un estorbo en el camino, no evito ver de reojo al rubio antes de irse, deseando que no causara más problemas.
—¿Seguro que estas bien?
Cuestiono Jerome viendo con preocupación al adolescente que aun lucia demasiado pálido y asustado.
—Lo estoy, tenemos que ir por Anired, ya perdimos demasiado tiempo...
Pidió el rubio para ver nuevamente el tatuaje en su brazo dándose cuenta que solo estaban a unos metros del lugar donde indicaba que estaba Moswen y los más seguro es que Anired se encontrara con ella.
—Vamos, pero no te sobre esfuerces, Maxence, no quiero que vayas a perder el conocimiento en este lugar.
Maxence soltó un gruñido de molestia para asentir, iba a liderar el camino, pero unos secos aplausos a mitad del bosque lo detuvieron.
—Pero...mírate, Lyssandre, que preocupado pareces.
Jerome reconoció la voz, Maxence encaro a la persona que hablaba sin comprender que hacía en el bosque prohibido.
Pudo ver a un hombre mayor con cabello cano y ojos azules muy parecidos a los de él y su gemela, los cuales pasaban la mirada de él a Lyssandre reflejando una enorme diversión.
—¿Qué demonios haces aquí? —cuestiono parándose frente a Maxence a sabiendas de lo peligroso que era su propio padre—...tú... ¡¿Dónde está Anired?!
Al escuchar la pregunta el cuerpo de Max se tensó.
Pierre sonrió viéndolo como si fuera un bufón para su diversión.
—Estamos jugando al escondite...al parecer es muy buena en eso—soltó para posar la mirada en Maxence que lo veía fijamente—...al parecer el gusto por las Black viene de familia ¿no? —enarco la ceja—...recuerdo que hace unos años me fije en Bellatrix, una mujer hermosa...o bueno, lo fue hasta antes de que se volviera una completa loca, tuvimos un amorío, pero no funciono—soltó un suspiro de tristeza fingida—, después, mi querido hijo cayo rendido a los pies de la hermosa Anirak Black, lástima que haya sido un amor no correspondido ¿aun sigues enamorado de ella? Siempre has parecido su perro más fiel.
Cuestiono con burla.
—Cierra la boca, Pierre.
Gruño Jerome, Maxence solo lo miraba escuchando sus palabras.
—Y ahora...la tercera generación, mi querido nieto...completamente enamorado de la dulce Anired Black—sonrió jugando con la varita entre los dedos—, pero al parecer, él está rompiendo el ciclo ¿no es así? Se de muy buena fuente que son demasiado unidos...espero no te rompan el corazón como a tu padre—se burló viendo la mirada de confusión de Maxence—, creo que es una maldición de los Delacour el caer rendidos ante las azabaches de apellido Black...
—¿Dónde está Anired?
Cuestiono Maxence tratando de ignorar las palabras del anciano.
—Cierto, cierto, he sido muy maleducado—se encogió de hombros—, no me he presentado como se debe, esperaba conocerte junto con tu hermana, pero en vista de que no—sonrió—...Soy Pierre Delacour, tu abuelo, un gusto muchacho, Maxence... ¿es tu nombre?
—No es mi abuelo...está loco ¿Dónde está Anired?
Volvió a preguntar tratando de ignorar las palabras del Delacour mayor, dándose cuenta que al parecer ya no podían seguir negando la realidad.
—Oh, vamos... ¿Qué? —miro a los dos rubios—...sé que lo saben y lo notan, es evidente que son padre e hijo ¿o acaso son tan ciegos para no darse cuenta? Maxence, eres igual a nosotros, parte de nuestra familia.
—¡Tú y yo nunca seremos iguales! —salto Maxence ya harto de su palabrería—¡Yo nunca seré igual que un anciano loco!
—Es suficiente, si no me dices donde esta Anired voy a terminar contigo.
Advirtió Jerome apuntándolo con su varita.
—Vamos, hijo, quita esa cara, sé que me odias por no ser el padre que tanto querías —apunto con la varita a Jerome—...pero siendo sinceros...tú tampoco has sido un buen padre...bueno...ni siquiera sabias que tenías hijos por ser un promiscuo.
De la varita de Jerome salió una luz verde, Pierre lo desvió con facilidad para atacar dando inicio a un duelo.
Jerome empujo a Maxence que cayó de bruces en el suelo, nuevamente, quedando algo lejos de donde se batían en duelo.
Ambos parecían seguir el paso del otro, siendo hechizos certeros que serían difíciles de desviar para alguien sin experiencia.
Jerome empleaba maldiciones dispuesto a matar a su propio padre, mientras Pierre solo buscaba la manera de desarmarlo tratando de acercarse lo más que podía mientras trataba de guiarlo a donde estaba el rubio menor que observaba todo el duelo tratando de buscar una forma para atacar al anciano, sin embargo, todo era tan rápido que podría terminar hiriendo a Jerome si no apuntaba bien.
Pierre logro estar tan cerca de Jerome que aprovecho ese momento para darle un fuerte puñetazo en el rostro que causo que el menor terminara en el suelo con la nariz rota y la varita lejos de él.
—Maxence, juguemos a algo...
Pidió Pierre pisando la mano de Jerome para que no se moviera y apuntando a D'Acanto.
—Lyssandre, hijo, si te mueves, prometo que nuestro querido Maxence conocerá a su querida tía Fleur—sintió como el cuerpo de su hijo se tensaba para quedarse quieto—, bien, Max...esto es sencillo, incluso me imagino que ya lo has jugado...se llama: ¿Qué prefieres? —Maxence lo miraba con la varita en mano—...te daré dos opciones y tú decidirás que hacer.
Ni Max ni Jerome respondieron por lo que Pierre continuo
—: Si no atacas a Jerome nunca sabrás donde está la dulce Anired—los ojos de Maxence reflejaron un enorme pánico—, en cambio, si lanzas esa maldición, que sé que conoces, y terminas de una vez con tu padre, yo mismo te entregare a Anired ¿Qué prefieres, Maxence?
Los ojos de Maxence se toparon con los de Jerome que lo miraba sin ninguna expresión.
Jerome no temía a la muerte, pero si le asustaba el hecho de que Maxence cargara en la conciencia con algo como eso.
—Vamos, Max, la decisión es fácil—comento Pierre después de unos segundos— ¿A caso vale más la vida de Jerome que la de Anired? Pensé que estaba aquí por ella, solo tienes que conjurar la maldición con esa varita en tu mano y listo...Jerome ni siquiera te agrada ¿así que por qué lo piensas tanto?
Jerome trago saliva al ver como Maxence lo apuntaba a él, Pierre no evito sonreír.
—Solo dilo, Maxence. No vas a perder nada importante, tal vez sea tu padre, pero en diecisiete años nunca fue capaz de buscarte—continuo apunto ahora también a Jerome disfrutando de verlo en el suelo ya que de esa manera no parecía tan fuerte y seguro como siempre—, si lo matas ahora te evitaras todo el drama del reencuentro familiar, no tendrás un padre que te diga nada y mucho menos a alguien más que se entromete tu vida. Sumado a eso recuperaras a Anired ¿No es perfecto?
Maxence se mordió el labio inferior viendo como Pierre veía fijamente a Jerome, parecía entusiasmado con la idea de ver a su propio hijo muerto.
—Sí, suena muy bien.
La sonrisa de Pierre se hizo más grande ante la respuesta de Maxence, ansiando el ver como la vida de Jerome terminaba a manos de su propio hijo.
—Solo hazlo, Max...
Maxence sonrió apretando la varita en su mano.
—Pero...hay un problema en todo eso—menciono para sonreír de manera cínica—, si Lyssandre muere, Anired va estar triste—Pierre lo volteo a ver al mismo tiempo que Jerome—...y yo odio ver a Anired triste... ¡Petrificus totalus!
El hechizo golpe en el pecho del anciano que se quedó completamente quieto, Jerome se sintió aliviado logrando ponerse de pie y tomar su varita rápidamente, observo a Maxence el cual solo asintió sabiendo lo que probablemente pasaría.
—Pierre —llamo Jerome viendo como los ojos del anciano lo seguían indicando que lo escuchaba—, no te imaginas cuanto me alegro de ser yo quien acabe con tu vida después del daño que le hiciste a mis hermanos y a mi...
Fue lo último que escucho Pierre cuando otro hechizo impacto en su pecho.
Maxence solo vio como el cuerpo de Pierre se volvía cenizas, como si hubiera hecho combustión por dentro, dándose cuenta que estaba muerto y que él había contribuido a eso.
—Maxence...
Llamo Jerome al ver que el rubio miraba fijamente donde antes estaba Pierre, el rubio mayor no sentía ningún remordimiento por lo que acaba de hacer, al contrario, era demasiado liberador, pues él nunca volvería a molestarlos.
—Tenemos que ir por Nired.
Fue lo único que respondió D'Acanto saliendo del shock para ponerse de pie tratando de procesar todo lo que sucedió hace unos segundos.
Maxence volvió a ver el tatuaje en su brazo, la distancia en donde se encontraba Moswen era mínima y acaso a unos diez metros más profundo, sin pensárselo comenzó a correr siendo seguido por Jerome.
Solo un par de minutos pasaron para terminar en una parte donde los arboles formaba un circulo dejando que la luna los iluminara claramente.
—¡Lumos!
Conjuro Maxence para lograr ver todo alrededor y viendo su tatuaje una y otra vez, pues estaban en el lugar que marcaba, Jerome lo imito buscando cerca...pero no había nada.
—¡Esto dice que está aquí!
Exclamo Maxence desesperado al darse cuenta que estaba equivocado.
—Tal vez...no funciona bien...
Murmuro Jerome, la desesperación ya la preocupación comenzaron a llenar su cuerpo dándose cuenta que perdieron el tiempo en venir.
Maxence buscaba por todo lado lleno de desesperación sin saber dónde más podría estar la azabache.
—¡Anired!
Llamaban los dos rubios esperando alguna respuesta, pero nada.
Jerome se detuvo viendo a Maxence dar vueltas y soltar maldiciones.
Recorrió con la mirada el suelo hasta que logro notar como en un lugar la tierra parecía distinta, como si la acabaran de poner...
—¡Maxence! —llamo al rubio que lo miro con cara de pocos amigos—...en esa parte—señalo con el dedo—, es como si la tierra se encontrara fresca...
Max observo fijamente el lugar hasta que alcanzo a ver como algo se movía y se acercó de inmediato reconociendo a la pequeña gecko que salía de ahí.
—¡Moswen!
Max se acercó alzándola, estaba mugrosa, pero no le importo.
Jerome lo miro algo extrañado al ver que le hablaba como si se tratase de una persona, pasaron unos cuantos segundos para que Max apuntara con su varita a la tierra.
—¡¿Qué vas a hacer?!
Jerome se acercó a él.
—¡Anired esta abajo, tengo que sacarla!
—No puedes usar magia, si la tierra está fresca puedes causar un derrumbe que la sepulte...no sabes a que profundidad esta y como está todo haya bajo.
Jerome trataba de pensar otra forma en sacarla de ahí, Maxence lanzo su varita para arrodillarse y comenzar a escarbar con las manos con desesperación sin importarle nada más.
El corazón se le apretaba cada vez más al no poder quitar la tierra de manera rápida.
—¡Te vas a lastimar de esa forma, mocoso!
Riño Jerome para ir por unas ramas y rápidamente transformarlas en dos palas.
—Toma esto.
Jerome le entrego una que tomo el menor y ambos comenzaron a escarbar con la mayor rapidez.
—¡Lyssandre!
Varias voces se hicieron presentes y a los pocos segundos la ministra de Francia junto con más aurores se encontraban a lado.
—Al parecer Anired se encuentra debajo de todo esto—explico rápidamente—, unos revisen la zona y verifiquen que no se encuentre en otro lado, háganlo rápido que no tenemos tiempo que perder.
Ordeno Delacour sin dejar de escarbar, Khalil rápidamente fue por otra rama para transformarla en una pala y ayudarlos a escarbar volviendo todo más rápido, pronto formaron un enorme hoyo golpeando contra unas horribles tablas de madera.
Maxence entro en el hoyo para sacudir las tablas y ver que tenían un enorme candado.
—Hazte a un lado, D'Acanto.
Pidió Khalil, Max salió de ahí.
—¡Alohomora!
Conjuro el castaño abriendo el candado y jalando las tablas de madera.
—¡Anired!
Llamo Lyssane al ver a su sobrina inconsciente en esa pequeña caja de madera, bastante tierra había caído sobre ella.
El corazón de los varones se detuvo por varios segundos ante la imagen de la azabache:
Pálida, con rasguños en la cara, cabello enmarañado, las muñecas llenas de sangre y tierra sobre ella.
Lys decidió entrar en la caja junto con su sobrina llamándola una y otra vez pidiéndole que despertara, le tomo el pulso notando que era débil.
—¡Lyssandre, ayúdenme a sacarla de aquí!
Los varones reaccionaron, Jerome y Maxence se inclinaron para tomarla de los brazos, ya que no cabrían en ese lugar, Lys logro alzarla un poco gracias a que no pesaba y los varones terminaron de sacarla de ahí.
—¡Anired!
—¡Señorita!
Llamaban sin obtener respuesta.
—Debemos de llevarla a San Mungo—Jerome miro a Maxence que tenía a la azabache en brazos—, debe de ser ya, no sabemos cuánto tiempo lleva en ese lugar inconsciente...me aterra que su respiración cada vez es más lenta.
—Yo la llevare—Khalil se acercó a Maxence el que retrocedió—...dudo que sepas en donde queda San Mungo y a cómo te vez de cansado vas a sufrir una despartición poniendo en riesgo a mi Señorita.
—Maxence—hablo Lys notando el estado de Maxence y Jerome, ninguno podría llevarla con tanta rapidez a San Mungo como Khalil—, lo mejor es que Khalil la lleve, llegara más rápido.
Maxence le lanzo una mala mirada al castaño que se acercó para tomar a Anired en brazos.
—Cuidado en donde pones las manos, Auror de mierda...
Murmuro entre dientes viendo de manera retadora a Khalil, quien le devolvió la mirada.
—Lo mismo digo, rubio estúpido.
Murmuro de la misma forma Khalil tomando a Anired para desaparecer después de un fuerte Crack.
Maxence solo observo fijamente donde antes se encontraba el castaño que comenzaba a caerle cada vez más mal, de repente su cuerpo se sintió demasiado cansado de golpe, dándose cuenta de todo lo que había pasado en tan poco tiempo.
Escucho como lo llamaban, pero no pudo responder porque todo se volvió negro.
[...]
La luz blanca era intensa resultando molesto en los dos pares de ojos azules que se miraban el uno al otro.
—¿Seguro que estas bien? —la chica fue la primera en hablar al ver como Maxence se levantaba de la camilla donde había estado por algunas horas—, estuviste inconsciente por más de dos horas...
—Estoy bien —respondió quitándose la intravenosa que adornaba su mano izquierda—...solo fue por el cansancio... ¿Qué ha sucedido durante esas dos horas? ¿Sabes cómo esta Anired?
Amalie se sentó en la silla a lado de la camilla siguiendo con la mirada a su mellizo.
—George, el esposo de la ministra me saco del laberinto, una vez a fuera había varios aurores en el castillo—explico—, a los pocos minutos llego la ministra para avisar que tanto tu como el director de Seguridad Mágica se encontraban en San Mungo pues habías perdido el conocimiento...él te trajo hasta aquí.
Maxence arrugo la nariz ante la idea del Delacour cargándolo para traerlo al hospital.
—¿Y tú por que estas aquí? ¿Y sobre Anired?
Enarco la ceja miradora con insistencia para que hablara más rápido, notaba algunos golpes en su rostro y varios rasguños, pero esos ya habían sido atendidos por algún sanador sacándola del peligro.
—Me trajeron, una por mis heridas y dos porque yo lo pedí, no te podía dejar solo en este lugar—Maxence le sonrió suavemente y sus ojos brillaron al ver a Moswen en su hombro descansando—...sobre Anired, no he escuchado mucho, solo supe gracias a Scorpius que esta fuera de peligro, pero aún sigue inconsciente, de hecho, también George Sirius y Regulus están aquí, resultaron demasiado heridos durante la prueba.
—Al menos ya todo termino.
Maxence caminaba alrededor de la habitación pues necesitaba estirar las piernas mientras escuchaba a su hermana que le contaba sobre todo lo sucedido y como el Torneo por fin había llegado a su fin, siendo Regulus John quien había obtenido el cáliz de fuego resultando como el ganador del Torneo de los Tres Magos, pero nadie parecía poner ni un poco de atención en eso.
Unos suaves golpes en la puerta interrumpieron su conversación y a los pocos segundos la puerta se abrió dejando ver a una mujer adulta que los miraba con una incipiente sonrisa.
Amalie se puso de pie para acercarse a la mayor junto con Maxence.
—¡Mamá!
Exclamaron los gemelos para abrazarla de inmediato, Crystal correspondió al abrazo de manera cariñosa.
—¿Qué haces aquí?
Cuestiono Maxence siendo el primero en romper el abrazo, siempre le había incomodado el contacto físico tolerándolo en ocasiones especiales como esa.
Y, aunque claro que tenía una excepción con la dueña de ciertos ojos grises, con la que a todas horas buscaba cualquier clase de contacto físico.
—¿Cómo lograste llegar aquí? Solo los magos lo conocen—prosiguió Amalie con las preguntas—...ni siquiera nosotros sabíamos dónde estaba.
Crystal dejo su bolso en un sillón que estaba al lado de la puerca y se quitó el abrigo que utilizaba para estar más cómoda.
—Fueron por mí y me explicaron todo lo que sucedió en el Torneo—los ojos de la mujer recorrieron a sus dos hijos—...le dije que no se metieran en nada peligroso y me desobedecieron, niños... ¡Por Dios! ¡Pudieron terminar muertos por una estupidez!
—Pero no lo estamos—se defendió Maxence para sentarse en la camilla viendo a las dos mujeres—, salimos vivos y estamos bien...
—¿Bien? ¡Amalie tiene heridas por todo el cuerpo y tú estuviste inconsciente por dos horas, eso no es estar bien!
Maxence puso los ojos en blanco, odiaba cuando su madre actuaba de esa forma, por eso siempre evitaba contarle algunas cosas para que no reaccionara como en esos momentos.
—Mamá—llamo Amalie—, lo sentimos, sé que nos pediste que no hiciéramos nada arriesgado, pero en el mundo mágico este Torneo es algo normal, estas heridas son normales...
—No saben cuánto odio a veces que pertenezcan a este mundo—murmuro viendo como sus hijos desviaban la mirada—, se ponen en riesgo por estupideces, ¿A caso ese torneo valía tanto como para que arriesgaran la vida?—ahora los ojos castaños pararon sobre la adolescente—...Amalie, esperaba que Maxence fuera quien se metiera en algo tan arriesgado porque siempre parece amar llevarme la contra...¡¿Pero, tú?!...Pensé que serias más sensata y medirías el peligro de las cosas, si hubiera sabido que vendrían a meterse en ese tonto torneo nunca habría aceptado firmarles el permiso.
Las mejillas de Amalie se volvieron completamente rojos ante la vergüenza por el regaño recibido, nunca espero que su madre se fuera a poner de esa forma.
—Yo...no...no pensé que sería tan riesgoso...
—Mamá—Maxence decidió intervenir, odiaba sobre todas las cosas que los siguiera tratando como unos niños que no podían afrontar el peligro solos—, si, fue peligroso, pero tanto Lie como yo ya somos mayores de edad, podemos tomar nuestras decisiones.
—¡Son mayores en este mundo, no en el mundo donde pertenecen! ¡En Alemania la mayoría es hasta los veintiuno, así que no están ni cercar de ser lo suficiente maduros para tomar una decisión como esa, pudieron terminar muertos, Maxence, dense cuenta del peligro!
—Si solo viniste a regañarnos te pudiste ahorrar el viaje—respondió Maxence—...y aunque no te guste, también pertenecemos al mundo mágico.
La mirada azul y la castaña de la mujer se toparon, ambas reflejaban un enorme enojo.
Maxence amaba a su madre con todo su corazón, pero en ocasiones, justo como esas, era demasiado difícil tolerarse el uno al otro.
Cosa que había descubierto cuando era un niño de cinco años, Maxence en el jardín de niños se había metido en una pelea terminando castigado, recordaba claramente el castigo de la maestra y también el regaño de su madre que termino en un golpe por parte de ella, pero el pequeño rubio en lugar de llorar respondió tres simples palabras con una sonrisa burlona:
"No me dolió."
Dándose cuenta que amaba desafiar a la autoridad que tuviera en frente, metiéndose en grandes problemas a lo largo de su vida.
Crystal hubiera seguido con el regaño de no ser porque la puerta se volvió a abrir dejando que un rubio más se hiciera presente para verlo.
—Ah...hola, me dijeron los aurores que ya estabas aquí—comento Jerome viendo a la mujer, el ambiente entre los tres se sentía demasiado tenso—...veo que ya despertó Maxence...
Los ojos afilados de Maxence se posaron en Lyssandre entendiendo que fue él quien mando a traer a su madre.
—No debiste de haberla mandado a traer, no es necesario...
Amalie le pidió a Maxence que se detuviera sabiendo que si seguía de esa manera solo iniciaría una discusión mucho peor.
—Terminaron heridos y en el hospital, tenía que avisarle a su madre...
Crystal le lanzo una mala mirada a Maxence advirtiéndole que se detuviera, pero el rubio la ignoro por completo.
—Agradezco que me hayas traído al hospital—hizo una pausa manteniendo el rostro completamente serio aguantando el enojo que contenía en esos momentos por toda la situación que aumentaba su estrés y el ver que su madre y Lyssandre se hablaban con tanta comodidad solo lo hacía darse cuenta que se conocían—...pero, deja de entrometerte en donde no te llaman...siempre tienes que aparecer, ya sea cuando estoy con mi hermana, cuando salgo con Anired y ahora hasta en momentos familiares...
Lyssandre se mordió la lengua con fuerza tratando de contenerse antes de contestarle al adolescente evitando que su relación empeorara aún más de lo que ya estaba.
—¡Maxence, ya es suficiente, discúlpate ahora por tus palabras!
Riño Crystal con enojo.
—¡No, ya estoy cansado de esto, ahora hasta quiere interferir cuando tenemos una discusión familiar, ya estoy harto, no tiene ningún derecho de estar aquí y mucho menos de haberte informado lo que sucedió en la tercera prueba!
—¡Ya es suficiente, sabía que en estos días tenías una pésima actitud, pero nunca espere que fuera de esa manera! —Crystal sentía que ya no podía contenerse más, últimamente todo se estaba juntando formando un enorme fuego en su garganta que pronto sería liberado— ¡Él está en todo el derecho de estar aquí con ustedes!
Los mellizos la miraron sin comprender.
—Crystal—llamó Lyssandre al darse cuenta de lo que estaba por decir—...espera...no se supone que sea así.
—¡¿De qué estás hablando, mamá?!
Exigió una respuesta Maxence poniéndose de pie, Amalie los miraba sin comprender.
—Yo...y—trato de detenerse, pero algo dentro de ella ya no pudo hacerlo—...él es su padre.
Un sepulcral silencio se formó en la habitación treinta de San Mungo, dejando en completo shock a los dos adolescentes rubios que trataban de procesar las palabras de su madre.
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¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo?
Con este ya solo quedan dos capítulos más para que termine el segundo acto, no saben lo emocionada que estoy con el tercero, creo que es el que más estoy ansiando por escribir, ya que no será dentro de Hogwarts dando oportunidad a que haya situaciones más adultas y mostrando algunos cambios en los personajes, jiji.
¿Qué esperan del tercer acto?
Sobre la sorpresa que les comenté en el capítulo anterior:
Estoy pensando en hacer un pequeño concurso para que ustedes puedan crear dos personajes (ya sean inspirados en ustedes) para que se vuelvan personajes recurrentes en el tercer acto de Fraterno, deberá de ser una chica y un chico.
El papel que desempeñarían los personajes recurrentes serian:
Interés amoroso (tal vez novia) de Scorpius Malfoy y un Auror, futuro amigo de Regulus, jiji.
Así que si quieren participar tienes que llenar esta ficha por cada personaje (pueden dar hasta dos propuestas).
Nombre:
Fecha de cumpleaños:
Colegio:
Color de cabello (No azabache/pelirrojo):
Color de ojos (no grises/azules)
Carácter/Personalidad:
Profesión (No puede ser Auror si se trata del interés amoroso de Scorpius, si es el amigo de Regulus debe de ser Auror):
Pasatiempos, cosas que le gustan:
Cosas que odia y debilidades:
Fortalezas:
Mejor amigo/compañero:
Mascota:
Una breve introducción sobre él/ella:
Personajes con los que les gustaría que interactuara y por qué:
Personaje que le pueda atraer y por qué (Si es el interés de Scorpius, pude ser alguien más aparte de él)
Personaje que odiaría y por qué:
Pareja favorita y por qué:
Actriz/actor en el que se basa su físico (opcional):
Usuario de wattpad del creador:
Pueden dejar la ficha en un comentario o bien, mandármela directamente en mensaje interno de wattpad o por medio de Instagram/Twitter/Pinterest (en donde incluso me pueden anexar fotografía del actor/ actriz y tambien su aesthetic o cualquier cosa que se les ocurra).
Dependiendo de la cantidad de participantes, escogeré a los finalistas con ayuda de: DariAr19 y los publicare al final de uno de los siguientes capítulos para que ustedes escojan quien es el ganador.
Nos leemos en unos días o antes, lovu♥
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