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Veintidos

(Hola, la verdad no tengo ni idea de quien siga leyendo esto o tan siquiera si aún tenga lectores, je.

La verdad quiero disculparme con quien aún siga la historia por no actualizar en meses, pero realmente tuve un bloqueo completo sin saber siquiera cómo continuar, no pasaba del primer párrafo hasta ahora.

Espero que si alguien la lee, siga disfrutando de esta historia la cual espero poder seguir actualizando.

Gracias por llegar hasta, las tqm.

Espero disfruten el capitulo🫰🏻♥)...

Las gotas de la fuerte lluvia de esa noche mojaban todo a su paso, dejando que el aroma a tierra mojada inundara a quien respiraba, era un aroma agradable que traía tranquilidad para casi cualquier persona que abriera las ventanas de su casa.

Su cuerpo temblaba causando que el columpio hiciera un molesto ruido cada que se movía, no sabía si era por el frío o por el llanto que no lograba calmarse por más que daba grandes bocanadas de aire, por momentos sentía que el aire le hacía más falta.

Se sentía como una completa tonta, estúpida por creer que las cosas serían diferentes, debió de haberse dado cuenta que su relación estaba rota desde hace mucho.

Maxence ya había escogido las prioridades en su vida, y lamentablemente ni ella, ni el bebé en su vientre parecían entrar en esa lista.

Nunca quiso ser egoísta, siempre trató de ser comprensible, entendiendo que el trabajo de Maxence era más pesado al ser el jefe del departamento, que toda su carga laboral aumentaría al aceptar ese puesto, pero creyó que él podría dedicarle un poco de su tiempo. Sin embargo, para él no parecía importante su relación alejándose cada vez más.

Extrañaba al Maxence de antes, él que estaba con ella, él que no habría permitido que tuvieran esa discusión y dejarla ir sin tratar de arreglar las cosas.

Al pensar en eso nuevamente las lágrimas se volvieron espesas, sus sollozos se escuchaban por todo ese viejo parque que debido a la lluvia estaba vacío, permitiendo que nadie se diera cuenta del estado tan deplorable en el que se encontraba.

De repente la lluvia se detuvo y algo tibio cubrió sus hombros, entre llantos y sollozos alzó la mirada para toparse con unos ojos azules y el ceño fruncido.

Podía ver que sostenía una sombrilla y había colocado una chamarra sobre sus hombros a pesar de estar mojados.

—P...perdón—murmuró entre llantos—...se que estas ocupado con lo del equipo y con Gigi—hablaba hipeando y las palabras apenas eran comprensibles—...y...yo...

No pudo decir más porque el llanto no la dejó hablar, era tanto que incluso se ahogaba entre palabras. El rubio se colocó en cuclillas frente a ella quitándole el cabello que se le pegaba en el rostro, su piel estaba helada.

—No hay nada más importante que mi hermanita.

Murmuró Louis, Anired lo miró y sin poderlo evitar se lanzó a sus brazos, los cuales la rodearon sobando la delgada espalda tratando de calmarla.

—¿Qué pasó, Nir?

Anired no pudo responder para solo llorar siendo abrazada por su hermano mayor.

Pudo llamar a cualquiera de sus padres, tíos, primos, amigos o hermanos y sin dudar habrían ido por ella en un santiamén. Pero, prefirió llamar a Louis, quien no haría más preguntas y solo la reconfortaba, siempre había sido de esa manera.

Cuando era más chica y lloraba ya fuera por una estupidez demasiado pequeña, Louis solo la abrazaba y la dejaba llorar todo lo que quisiera, que se desahogará de esa manera sin preguntar o juzgar, mucho menos hacer menos su sentir o explotar con facilidad y justo en esos momento era lo que necesitaba.

No supo en qué momento, pero terminaron dentro del vehículo del mayor con la calefacción encendida y abrazándose así misma tratando que el frío se detuviera, los dos hermanos estaban mojados gracias a la lluvia torrencial que parecía no cesar.

—Mamá y papá están muy enojados —comenzó Louis sin querer tocar el tema principal—....ummm...Maxence llamo a mamá para preguntar si ya estabas en la casa, mencionó que...discutieron —vio a Anired que tenía la vista fija en el tablero—, mamá se molestó con él por dejarte ir sola y con este clima—soltó un fuerte suspiro pasando la mano entre su mojado cabello—, trate de que no se dieran cuenta cuando me llamaste para no armar lío hasta que tu explicaras las cosas...pero...eres tendencia en Internet.

La menor soltó una risa hueca sabiendo que por más que lo intentara no iba a pasar en desapercibida.

—¿Dicen que me dejaron?

Louis se encogió de hombros.

—La gente que te vio en el tren lo publicaron en Internet...también la mesera del restaurante al que fuiste...hizo un hilo en X diciendo que te dejaron plantada y que estuviste esperando por dos horas.

Anired nego.

—Fueron cuarenta y cinco minutos —comentó como si con eso fuera a disminuir el caos—...vaya, ahora no puedo ni tomar el tren para viajar mientras lloro y después perderme en Londres muggle porque todo Internet lo sabe.

Se quejó la menor, en otro caso Louis se habría burlado de su hermana, pero justo ahora sabía que no era el momento.

—¿El tío Jerome ya lo sabe?

Louis asintió con pesadez.

—Si, vio la noticia...probablemente ya lo haya ido a ver—se refería a Maxence—, fue a la casa a ver que estuvieras bien, pero cuando llego no estabas, se dio cuenta que vendría por ti y quiso venir, pero supuse que justo en esos momentos no querrías verlo, ni a nuestros papás o hermanos.

—Se que vendrían por mí y luego querrían ir por Maxence —abrazo sus rodillas—...y no quiero verlo.

Louis puso el vehículo en marcha, manejando con tranquilidad, la lluvia parecía no querer cesar en ningún minuto, al contrario estaba más fuerte.

—¿Terminaron?

Cuestionó el francés, Anired soltó un sollozo al escuchar esa pregunta que no creyó que doliera tanto.

—Eso creo —murmuró sintiendo las lágrimas escocerle los ojos nuevamente—...al parecer actualmente sus prioridades y planes son otros, y yo no entro en ninguno de ellos...

Louis-Phillippe se daba cuenta del estado de su hermana, que parecía a punto de romper en llanto nuevamente por lo que de inmediato trató de desviar la atención.

—Puedo comprar el departamento de Rompe Maldiciones y regalártelo...

Mencionó dirigiéndose hacia la calle mágica que llevaba a los coches al callejón Diagon, al escuchar su comentario Anired soltó una risa triste.

—No creo que mamá te deje hacerlo...

Murmuró, el trayecto fue corto y pronto ya estaba frente a la característica casa negra que albergaba a gente preocupada esperando que la menor de la familia regresara.

—Ven, cielo—sintió como sus hombros eran rodeados por una suave toalla—, tienes que tomar un baño caliente que te vas a resfriar.

La primera en recibirla fue Monica que la guió al sanitario evitando que George Sirius y Regulus John hicieran preguntas, escuchaba las voces de sus padres en el salón principal dándose cuenta que parecían muy enojados, por lo que seguramente hablaban por teléfono con cierto alemán.

Después de lo que pareció una eternidad Anired terminó su baño cuando las yemas de sus dedos estuvieron arrugadas y salió de la tina.

En el mismo baño se secó y procedió a ponerse la pijama limpia que su madre dejó cuando subió a verla, agradeció que no hiciera preguntas y solo le dejará una taza de té caliente.

El celular que escuchaba sobre el mueble junto a la tina comenzó a sonar y pudo ver en la pantalla:

Max Steel...llamada entrante.
Mensajes nuevos (205): Max Steel

Sin pensárselo mucho decidió apagar el teléfono dejándolo en el baño para salir de ahí, terminó de secarse el cabello y se dejó caer en la cama.

No tenía ganas de nada, solo quería dormirse y que al despertar las cosas siguieran como sin nada.

Se hizo un ovillo en la cama mientras acariciaba su vientre, últimamente había agarrado la maña de acariciarse como si con esa manera el bebé que llevaba dentro pudiera sentirla más cercana.

—Oye, bebé...¿estás despierta?—por más que lo evitaba siempre terminaba hablando como si se tratara de una niña—.... ¿te parece si ahora solo somos nosotras dos? creo que no es un buen momento para que papá lo sepa—suspiro cuando la voz volvió a temblarle y pequeñas lágrimas bajaban por sus mejillas—... te prometo que yo te amaré mucho y estaremos siempre juntas...¿qu...qué te parece?

Sin poderlo evitar el llanto nuevamente la inundó, siempre había sido una persona sensible, pero justo en esa época lo era mucho más, sin poder controlar las emociones y rompiendo en llanto con demasiada facilidad; solo podía hacerse un ovillo en la cama y llorar en silencio, esperando que el dolor en el pecho desapareciera solo, cosa que no parecía pasar de manera pronta.

Unas suaves caricias en la fina espalda causaron que alzara la cabeza y poco a poco dejara de abrazar sus rodillas, al ver hacia arriba se topó con unos ojos avellana que la miraban fijamente, no podía leer muy bien lo que quería expresar.

—Hola—la voz del varón rompió el silencio, era suave y tranquila, como si quisiera proporcionarle un poco de la paz que en esos momentos tanta falta le hacía— ¿Cómo están?

Estaba hablando en plural, preguntando por dos personas.

Anired miró a su padre, y una sonrisa amarga adorno el rostro de la menor, de todas las maneras posibles, nunca habría querido tocar el tema del embarazo en una situación tan patética como esa.

—¿Siempre lo has sabido?

Ahora comprendía porque su padre dijo que cumpliría todos sus antojos y que ella solo debía concentrarse en descansar, en nada más.

—Mmm—Fred canturreo ayudando a que Anired se sentara en la cama, mientras se limpiaba los restos de lágrimas que adornaba el bonito y femenino rostro—, cielo...te conozco desde que eras una bebé—sonrió acomodando los rebeldes cabellos—...claro que me daría cuenta, ¿qué clase de padre seria si no lo hiciera?

Fred la miró, tenía el rostro pálido, la nariz y mejillas rojas, los ojos irritados lo que causaban que se vieran pequeños, verla de esa manera era como observar a Anired siendo una niña nuevamente, cuando se escondía para llorar por cualquier cosa mala que pasara; Fred pensaba que en parte era su culpa que la menor de sus hijos fuera tan sensible por siempre sobre protegerla y evitarle cualquier daño, al igual que mimarla de sobre manera, pero del mismo modo sentía que no tenía nada de malo que Anired fuera de esa manera, no había nada malo en expresar sus sentimientos.

Lo único que le preocupaba es que saliera herida sin él poder evitarlo, justo como en esos momentos.

Anired permaneció en silencio por largos minutos, para finalmente hablar.

—¿Estás molesto?

—Contigo jamás—le sonrió abrazándola y acariciando el cabello de manera cariñosa, agradeciendo que sus lagrimas hubieran cesado—...con el estúpido rubio claro que si —suspiro librando un poco de enojo en el—, que agradezca que no lo encontré en su oficina.

—¿Fuiste?

Cuestionó sorprendida, dándose cuenta que al parecer habían pasado bastantes horas desde que sucedió la discusión con Maxence, se había sumergido tanto en eso que no se dio cuenta del transcurso del tiempo.

—Y Lyssandre también —afirmó con la mandíbula tensa—, estaba enojado, al igual que yo...todos vimos la noticia en Internet...y sabíamos que saldrian así que fue fácil atar cabos —soltó un suspiro y negando con la cabeza, era mejor no seguir hablando de eso para no preocupar más Anired—, pero eso no importa en estos momentos, bebé, solo descansa, ¿de acuerdo?

La menor lo miró con curiosidad, pensando por unos segundos en lo que estaba por preguntar.

—¿El tío Jerome ya lo sabe?

Por inercia dirijo la mano a su vientre, y Fred comprendió a lo que se refería, así que negó dándole una sonrisa conciliadora.

—No, solo sabemos mamá y yo...y bueno Tanith —se encogió de hombros—, realmente prefiero que Lyssandre no lo sepa —Anired alzo la ceja con confusión—...ya sabes, de esa manera yo seré el abuelo favorito— la menor finalmente soltó una risa verdadera, en la que no había rastros de tristeza o amargura—, Anired...felicidades —a pesar de todo, él no la había felicitado como debería—...no tienes que preocuparte por nada, ni por el futuro o cualquier cosa que pueda pasar—sonrió terminando recostado sobre la cama y con su hija sobre su pecho—...solo tienes que relajarte y disfrutar de esta etapa, sabes muy bien que no estas sola...no están solos...y cualquier cosa que te mortifique o te moleste solo tienes que dejarlo en mis manos porque yo lo resolveré...

Anired se sintió más relajada ante sus palabras, tal vez debía de dejar de preocuparse y disfrutar de su embarazo tal y como decía su padre, aún si Maxence no estuviera presente en ese proceso.

—Maxence no sabe...

Murmuró refugiándose en los brazos y pecho de su padre, agradeciéndole silenciosamente ante sus palabras y la protección que le brindaba; escuchaba como el pelirrojo mencionaba cosas sobre bebés, que estaba seguro que sería niña y que le compraría muchas cosas porque sería su primera nieta.

No supo en que momento, pero finalmente todo se volvio negro y cayo en un profundo sueño demostrando lo cansado que fue ese día.

Al ver a su hija completamente dormida, decidió dejarla bajo las sábanas ya que el clima en Londres comenzaba a ser más frío, la arropo bien dejando un suave beso en su frente y darle una última caricia en el oscuro cabello.

Al ver que no parecía despertar hasta el día siguiente, apago la luz de la habitación y salió cerrando la puerta tras de sí; al alzar la mirada se topó con un par de ojos azules que lo vieron con sorpresa, de inmediato trato de esconder algo tras de su espalda pero no fue tan rápido.

—Eso es de Anired, ¿no?—cuestionó el pelirrojo arqueando la ceja mientras veía al mayor de sus hijos—...eres pésimo escondiendo las cosas, enano.

Louis frunció los labios levemente, como si fuese un adolescente nuevamente al escuchar ese apodo al ser descubierto.

—Odio que siempre te des cuenta de todo—soltó un suspiro para dejar ver la caja de cartón desecha—, lo llevaba con ella.

—Era un regalo para el mocoso estúpido—Louis no pudo evitar poner los ojos en blanco al recordar a Maxence, Fred movió los restos dejando ver uno pequeños zapatos de bebé de color blanco, que ya estaban completamente mojados—, supongo que lo mejor es que se lo des a Anired, tal vez los busque cuando despierte.

Louis suspiró y asintió.

—Es de Maxence...

Fred le palmeó el hombro a su hijo y con pesadez asintió.

—Para desgracia mía, así es...

Louis alzó las comisuras de los labios de manera divertida.

—Espero se parezca a Anired.

Fred sonrió para caminar por el pasillo en compañía de su hijo.

—Los genes Black son fuertes —se sentía aliviado ya que de esa forma su futuro nieto sería idéntico a Anired y no al zorro rubio—, así que probablemente sea idéntico a Anired...

—Solo espero...que no se parezca a Maxence.

⚜⚜⚜

Estaba demasiado cansado, sentía la sangre seca en su ropa que se mezclaba con el polvo, seguramente tenía un aspecto horrible por lo que lo único que ansiaba era llegar a la regadera y tomar una ducha para ponerse ropa limpia.

Se sentía frustrado y cansado, decepcionado de sí mismo, justo en esos instantes ya no estaba seguro de si alguna vez habría hecho las cosas de manera correcta.

Fue a la casa de los Black-Weasley, esperando poder hablar con Anired, solucionar las cosas, ya que se daba cuenta que la hirió y eso era lo que nunca quiso hacer, pero lo único que obtuvo fue que Monica le abriera la puerta y que no le permitiera entrar, diciendo que la menor de la familia se encontraba indispuesta a verlo; la castaña no lo decía, pero podía darse cuenta en su mirada que estaba enojada con él y al parecer todos los miembros de la familia Black-Weasley se encontraba de la misma manera.

No quiso darse por vencido, así que subió por la terraza, como siempre lo hacía para colarse en la habitación de la azabache por las noches, pero para su sorpresa, por primera vez la ventana estaba cerrada y las cortinas corridas, trato de usar magia para abrir pero tenía un hechizo antimagia por lo que no funcionó, incluso tocó, pero todo fue en vano, no hubo respuesta alguna.

Era evidente que lo odiaban, incluso, hasta el mismo Scorpius le marcó por teléfono reclamando de las noticias que circulaban por Internet, en las que decían que Anired fue dejada plantada y al parecer hasta su "novio secreto" terminó con ella, lo que aumentaba que el alemán se sintiera peor al darse cuenta que por su culpa la menor incluso terminó en un escándalo.

Al entrar a la casa todo estaba oscuro, claro, eran las cuatro de la mañana, su padre y hermana seguramente estarían durmiendo, se acercó al sillón dispuesto a recostarse por unos minutos para juntar la energía suficiente que le permitiera regresar a su habitación, pero antes de poder hacerlo escuchó unos pasos bajando las escaleras. Al guiar la mirada observó a un varón con el que tenía demasiado parecido que se acercaba, con el rostro serio demostrando que al igual que los demás, también estaba molesto, demasiado molesto.

Una vez que estuvo frente a él, guardo un gran silencio solo viéndolo, como si analizara, quizá buscaba alguna herida de gravedad, pero al no encontrarla conservó el rostro sin ninguna expresión, sin embargo los ojos azules decían todo lo que callaba: estaba demasiado enojado con Maxence.

—Dilo—pidió Maxence mordiéndose el interior de la mejilla, lo estaba más que se mantuviera en silencio en lugar de decir lo que pensaba—, me merezco el regaño.

Lyssandre suspiro lentamente y negó.

—Más que enojado, estoy decepcionado—esas palabras cayeron como un balde de agua fría sobre Maxence—, pensé que eras lo suficiente maduro y responsable como para poder mantener en un balance tanto el trabajo como tu relación.

Trataba de mantenerse sin expresión, pero esas palabras golpearon al alemán, ya que Lyssandre nunca le había dicho algo como eso, ni siquiera cuando no se llevaban bien, al contrario siempre parecía ser la única persona que tenía esperanzas en él.

—Anired esta bien, Louis fue por ella— esas palabras calmaron un poco la preocupación de Maxence, quien seguía viendo el suelo ya que estaba demasiado apenado—, lo mejor es que vayas a tomar una ducha y descansar, en un rato tienes que volver al trabajo y no creo que quieras faltar.

Maxence lo miró y asintió, pero antes de ir a su habitación decidió hablar.

—Creí que estaba haciendo lo correcto—miró a Lyssandre, los ojos de ambos eran demasiado parecidos, la única diferencia eran las motas verdes en los de Maxence que en esos momentos reflejaban un enorme arrepentimiento—, pensé que esforzándome tanto podría ganar el suficiente dinero como para darle a Anired todo lo que se merecía, ya sabes, lujos, viajes, joyas...todo eso que a ella le gusta.

Lyssandre enarco la ceja con confusión al escuchar las palabras de su hijo.

—¿Anired te pidió cosas como esas?

Maxence negó suavemente.

—No, nunca, pero sabía que era necesario —el alemán se recargo del sillón a su lado ya que estaba demasiado cansado—, desde que nació su vida ha sido así, todo mundo lo ha dicho siempre, Anired debe de estar con alguien que le pueda dar una vida igual o mejor a la que está acostumbrada.

Lyssandre soltó una risa vacía negando una y otra vez sin poder creer en las palabras de su hijo.

—Maxence, se que Anired está acostumbrada esa vida, pero siendo sinceros, esa niña se ha abierto un gran camino, tan solo te has puesto a pensar cuánto gana como modelo, con la tienda de té, sabes que aparte de eso tenía otros negocios, como la renta de los departamentos —Maxence lo sabía, alguna vez llego a escuchar que Fred le había regalado a sus hijos un departamento en distintos lugares de Londres, Anired teniendo la misma visión que su padre por los negocios comenzó a rentarlo y pronto gracias eso y demás dinero comenzó a comprar otros departamentos—, entre otros creo que es más que claro que esa vida de lujos que tanto mencionas ella se la puede dar muy bien, y no con eso quiero decir que tú no debes de esforzarte por tener el mismo nivel económico, pero creo que retorciste todo... Max, Anired estaba contigo por lo que tú eras, no por lo que le podías darle de manera económica.

—Lo sé...pero, solo creí...que si no le daba todo...finalmente su familia no me aceptaría...

El mayor le palmeó el hombro.

—Ahora tienes bastante dinero, todas las horas extra que has trabajado, salido hasta tarde de la oficina, aceptar trabajo que no te correspondía, tus pagos son demasiado grandes, probablemente más de lo que imaginaste—hizo una pausa—...¿Todo eso valió la pena? ¿tus prioridades fueron las correctas? —no hubo respuesta—, y por si no lo sabias, Anired ha estado enferma, no estoy muy seguro de que tenga pero últimamente tiene que ir a revisión demasiado seguido.

Maxence se maldijo internamente, dándose cuenta que ni siquiera sabía ese detalle de su novia, recordaba que le dijo que una vez se desmayó en el trabajo, pero no le volvió a preguntar más, ni siquiera cómo se sentía últimamente o si seguía enferma, inclusive se daba cuenta que ya ni tenía tiempo de ir o marcar a la florería para que le mandaran los ramos de rosas cuando antes casi del diario Anired recibía uno.

—Sé lo importante que es el trabajo, Maxence —Lyssandre se alejo para caminar a la cocina—, pero tus relaciones, tanto familiares, como amigos y trabajo son importantes, no solo descuidaste tu noviazgo con Anired, si no también a tu familia y amigo, o tan solo dime, ¿cuándo fue la última vez que cenaste o comiste con nosotros? ¿Cuándo fue la última vez que saliste con Scorpius?

Maxence se daba cuenta que las palabras de Lyssandre tenían razón, su vida se había visto completamente enfocada en el trabajo y fuera de eso lo único que hacía era dormir unas cuantas horas, incluso en ocasiones se quedaba a dormir en la oficina ya que solo descansaba una hora.

—Hablaré con Nired —sentenció Maxence—, y arreglaré las cosas.

Lyssandre se detuvo en la puerta de la cocina y negó, Maxence lo miró con confusión.

—Fred no quiere verte en su casa, ni cerca de Anired —hizo una pausa—, y la verdad creo que es lo mejor...Maxence, se que no debo de meterme en tus relaciones, pero esta vez no te lo digo como tu padre, si no como un tío preocupado por su sobrina....Max, no eres lo suficiente maduro y responsable como para llevar una relación, siempre prometes que no la vas a lastimar, que no la harás sufrir cuando tienen algún problema, pero finalmente el resultado es el mismo que hoy.

—Lo siento...

Murmuró de manera audible para darse la vuelta y subir las escaleras cabizbajo.

Se sentía decepcionado consigo mismo, sabiendo que Lyssandre tenía razón, siempre prometió que cuidaría a Anired, que no la lastimaría, pero las cosas de una u otra manera terminaban arruinadas por su culpa.

Al entrar a su habitación sacó su celular del bolsillo, el corazón se le detuvo por varios segundo al ver una notificación, esta notificación que llevaba esperando con ansias: Anired.

Tomó una fuerte bocanada de aire, había hecho cientos de llamadas y dejado miles de mensajes, no tuvo respuesta y pensó que no la tendría, pero al ver su nombre tal vez, y solo tal vez tendría oportunidad de disculparse.

Con dedos temblorosos finalmente abrió el mensaje, quedando en completo silencio, estaba seguro que hasta detuvo la respiración al leerlo:

Por favor no me busques.
No quiero ser una distracción en tu trabajo.
Te haré llegar la ropa y demás cosas tuyas que tengo.

Fue como un balde de agua helada sobre su cuerpo, sentía toda la frustración y el enojo recorrerlo al leer ese mensaje que parecía perforar en lo profundo de su alma, con enojo y tratando de liberar un poco lanzo el teléfono a la cama sin importarle donde caía o si se rompía. Sabía que mandarle mensajes o tratar de llamarle por teléfono sería en vano porque seguramente ya habría apagado el móvil.

A veces parecía que su vida estaba destinada a permanecer en la miseria, por más que parecían que las cosas iban bien, algo tenía que empeorar, trataba de ser bueno en todo, pero llegaba un punto en que destruía sin poder evitarlo.

—Vaya...si que luces mal.

Escuchó una voz en el marco de la puerta que lo hizo girar para toparse con unos ojos azules casi iguales a los suyos.

—Si vienes a burlarte, mejor lárgate, Amalie.

Sentenció con voz seria, pero la rubia solo alzo la mano dejando ver que llevaba un botiquín con ella.

—Eres pésimo en los hechizos de sanación y dudo que Scorpius te quiera curar —Max solo soltó un suspiro haciéndole la seña para que entrara, él se sentó en la cama observando como Amalie dejaba el botiquín sobre la misma para comenzar a sacar las cosas que necesitaría—...escuche todo el regaño de Lyssandre —menciono tomando algodón y alcohol—, también vi en Internet...todo...y bueno, supe que Lyssandre y Fred te fueron a buscar a la oficina —Maxence soltó un gruñido de enojo y de ardor cuando el alcohol golpeó sus heridas, realmente prefería que lo sanaran con magia a la forma muggle—...yo...le escribí a Anired—mencionó causando que el menor la miraba con confusión—, todos estaban preocupados al no saber que paso con ella...así que le escribí—explico con tranquilidad—, ella y yo tenemos cosas que hablar, pero decidí mandarle mensaje...me contestó cuando ya estaba con Louis, en su casa...me dijo que estaba bien...así que no salió...herida físicamente—esas palabras provocaron que Maxence se quitara un peso de encima—...pero, creo que emocionalmente lo está...se que no soy quien para decirte eso, porque yo hice cosas peores, pero...esta vez si arruinaste las cosas.

Maxence cerró los ojos y los abrió lentamente en un intento de relajarse, tratar de poner en orden sus pensamientos, cosa que de nada funcionó.

—Pensé que iba por el camino correcto...Anired nunca dijo nada, nunca se quejó por lo absorbente de mi trabajo...

Amalie terminó de limpiarle las heridas, Maxence se sintió vacío al recordar que cada que salía herido en alguna misión iba en las madrugadas con Anired, quien entre besos terminaba de limpiar cada herida para ir al día siguiente con Scorpius, de quien sin dudar recibiría un regaño por no darle la atención necesaria.

—Que nunca dijera nada, no significa que no le molestara —se encogió de hombros guardando las cosas y tirando los algodones sucios en el cesto de la basura—, trata de arreglar las cosas con ella, Maxence, no dejes que lo que pasó arruine su relación después de todo lo que han pasado.

Amalie le palmeó el hombro por última vez para salir de la habitación dejando a Maxence completamente solo quien se dejó caer en la cama viendo el techo y soltando largos suspiros.

⚜⚜⚜

El hechizo golpeó de lleno su cuerpo, causando que volara varios metros y terminará golpeando una pared con tanta fuerza que los escombros cayeran sobre ella, agradecía que los cuerpos de los magos fueran más fuertes que el de un humano común o estaba segura que con eso habría muerto.

Todo le dolía de sobremanera, la sangre provocaba que su cabello se le pegara al rostro junto con el polvo causando una sensación de lo más desagradable, maldijo internamente y haber decidido esa profesión, de todos los empleos y oficios existentes debió de ser auror.

Sumado que al parecer no eran buenos momentos para serlo, ya que al no haber guerra mágicas o algo que significaba un peligro para la sociedad mágica, poca gente quería pertenecer al departamento de aurores, inclusive, después del envenenamiento de ese departamento muchos decidieron cambiarse de ahí o bien renunciar, quedando una pequeña cantidad que muy apenas podía con el duro trabajo.

Justo en esos momentos, fue reportado el avistamiento de unos cuantos prófugos de Azkaban lo que hizo que Alyssa y demás aurores acudieron para controlar la situación, pero eso no parecía estar funcionando ya que los reos eran magos experimentados.

Alyssa se enfrentaba a un hechicero mayor que con facilidad la derribó, sumado a que su cuerpo ya estaba cansado por todo el desgaste físico de la semana, ya que al ser la nueva varios aurores que llevaban más tiempo que ella la había agarrado de su "puerquito" poniendo a que hiciera sus tareas y todavía cumpliera con las obligaciones de limpieza que tenía cada quien.

Los ojos nerviosos de la morena miraron para todos lados, JJ no veía a nadie que pudiera ayudarla y su varita se encontraba rota, sumada a los escombros que no le permitían moverse.

Trago saliva al ver al ex prisionero de Azkaban acercarse a ella con una sonrisa que iba lejos de lo normal, estaba segura que la torturaría de muchas maneras antes de matarla y ella no parecía tener a donde escapar, ya que ni siquiera podía concentrarse en una aparición para huir.

Tomo una gran bocanada de aire dispuesta a aceptar su destino, pero justo antes de que las cosas pasaran a peor, un hechizo de color morado golpeo en el pecho del mago frente a ella, causando que volara aún más metros de lo que JJ lo hizo, no estaba segura, pero probablemente termino inconsciente o muerto.

Agradeció a Merlín que alguien la ayudara, y nunca se sintió tan feliz al ver ese rostro lleno de arrogancia.

—JJ—llamó quitando unos cuantos escombros para que pudiera moverse—. ¿Estás llorando?

Su sonrisa estaba llena de ego al igual que se tono de voz burlón que tanto lo caracterizaba, llevaba el cabello corto pero rebelde, mostrando que tal vez había corrido o enfrentado a algún reo en el trayecto, pero su uniforme se encontraba impecable, pulcramente planchado sin ninguna arruga, que seguramente eso era gracias a que la matriarca de la familia lo había alistado para él.

En el pecho, en el lado derecho se podía ver la brillante placa que llevaba generaciones, distinguiendo el nombre de las dos anteriores dueñas:

Laetitia Flamel
Zibelth Anirak Black

Y finalmente el nombre del dueño actual que la lucía con tanto orgullo:

Regulus John Black-Weasley.

—¡Claro que no! —chillo la morena juntando todas las fuerzas que aún tenía para ponerse de pie y verlo con los labios fruncidos—...¡¿Qué haces aquí?! ¡Se suponía que estabas de vacaciones!

Los orbes grises se achicaron cuando sonrió y se sacudió las manos por el polvo de los escombros.

—Ya sabes, el departamento de aurores no puede sobrevivir sin mi así que estoy de vuelta —movió las manos graciosamente como si estuviera haciendo una gran entrada—, aparte, me entere que agarraron a mi aprendiz de puerquita —la miró de manera acusadora—, por lo que también vengo a poner orden, nadie a quien yo haya o esté enseñado va a ser la puerquita de unos idiotas, ¿cómo dejaste que hiciera eso? ¿Quién eres? En Hogwarts golpearías o hechizarías a quien te hablara mal.

JJ solo se encogió de hombros con un sonrojo debido a la vergüenza.

—No es lo mismo, aquí es trabajo y ellos son mis superiores —murmuró, no negaría lo cansada que estaba de la situación a la que se enfrentaba—...tengo que respetarlos...

—El respeto de se gana —mencionó colocando las manos detrás de la nuca para comenzar a avanzar, Alyssa de inmediato lo siguió—, no porque lleven más tiempo aquí significa que los debas de respetar.

Alyssa solo veía su espalda para seguirlo, sintiéndose aliviada de ya no estar sola en ese lugar y ese departamento.

Porque a pesar de los años, sabía muy bien que en Regulus siempre se podría confiar.

[...]

No estaba seguro de si la decisión que tomó fue la correcta, pero finalmente había optado volver a ser auror aunque sea por unos meses más o hasta que descubriera que era lo que realmente le apasionaba o hacía feliz.

Claro que le gustaba ser auror, le encantaba la adrenalina que le daba cada misión, pero no lo llenaba por completo, siempre se sentía vacío como si algo más le hiciera falta y no estaba seguro de que era eso, por más que lo buscaba lo que provocaba que se frustrara cada día un poco más.

Esperaba pronto encontrar algo que lo llenara, que lo hiciera feliz, encontrar para lo que estaba hecho, pero sentía que eso parecía estar muy lejano de ser real.

Agito la cabeza antes de que los pensamientos depresivos lo inundarán para respirar e inhalar todo el frío aire de esa noche en el callejón Diagon, el trabajo se volvió más tardado de lo esperado, lo que provocó que saliera pasado de las ocho de la noche.

Sus pasos eran lentos, tratando de despejar todos sus pensamientos y aclarar su mente, sin embargo unos pasos adelante su atención fue captada por una larga cabellera rubia que se le hizo demasiado conocida.

—¿Hannah?

Salió de sus labios como un murmullo, era el mismo largo y corte a como lo traía esa bruja, sin pensarlo más apresuro sus pasos, sin llegar a correr pues no quería que escapara.

Pero, se dio cuenta que ella ya sabía que la seguía, pues la mujer caminó aún más rápido para desviarse por un pequeño callejón que era donde normalmente tiraban la basura y que conectaba al callejón Knockturn, el azabache comenzó a trotar para tratar de arrinconarla, justo cuando detuvo sus pasos.

La mujer se dio la vuelta y las sospechas del más alto fueron ciertas.

—¿Me extrañabas, Reggie?

—¿Qué demonios haces aquí?

Regulus se acercó a ella, pero Hannah solo le sonreía.

—Me he enterado algo sobre tu hermanita —sonrió con diversión viendo como el azabache hacia una mueca de molestia al escuchar que mencionaba a su hermana—, dudo mucho que en su estado pueda defenderse —el cuerpo de Regulus estaba tenso, buscó su varita que se encontraba en el bolsillo izquierdo—...solo recuerdale que ella me debe algo —alzó el brazo derecho dejando ver que le faltaba una mano—...voy a vengarme, porque por su culpa perdí una mano.

Antes de que Regulus pudiera hacer algo escucho unos pasos acercarse, lo que lo distrajo por unos minutos, cosa que la rubia aprovechó para hacer una aparición y huir de ahí.

—¡Maldita sea!

Gruño el azabache y su molestia aumentó al ver a la pelirroja que se acercaba con unas bolsas de basura en la mano, la cual lo miró confundida.

—¡Siempre tienes que interrumpir!

Se quejó el pelinegro pasando a un lado de Itziar y golpeándola con el hombro, no con la suficiente fuerza como para tirarla.

—¡Idiota!

Por acto reflejo le lanzó la bolsa de basura, pero antes de que lo golpeara en la espalda esta quedó flotando.

—Ay, Reggie, no sabía que ahora desobedecias tanto a Fred.

Ambos miraron la entrada de la calleja distinguiendo a una mujer alta y de pelo corto que los miraba con diversión.

—Cierra la boca, Seline, no tengo tiempo para esto.

Fue lo único que dijo el azabache para salir corriendo de ahí, ya que lo único que le interesaba era ver que su hermana menor estuviera sana y salva.

Itziar miro a la cobriza que solo le sonrió y le devolvió la basura, era la misma mujer que había visto anteriormente con Regulus, no sabía el lazo que compartían, pero últimamente la veía de manera seguida por el callejón Diagon, y era extraño porque el Black-Weasley nunca había sido cercano a alguna mujer que no fuera su hermana.

—Nos vemos, Itziar.

La pelirroja no respondió nada, ya que no entendía siquiera cómo sabría su nombre, finalmente se quedó sola en la calleja, por lo que decidió restarle importancia y acomodar la basura.

[...]

Azoto la puerta llamando la atención de los que se encontraban en la sala, más cuando subió corriendo las escaleras y pasillo.

—¡Anired!

Gritó el mayor cuando entró a la habitación de su hermana sin siquiera tocar, asustándose aún más al no verla en su cama, rápidamente comenzó a buscarla en la habitación y sanitario.

—¿Regulus?—escucho como lo llamaban, se topó con su padre que lo miraba confundido— ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás gritando?

—¡¿Dónde está mi hermana?! ¡¿Salió sola?!

—¿Qué tienes, Reg?

Su cuerpo se destenso al escuchar la voz de la menor y verla en pijama detrás de sus padres, seguida de George Sirius y Monica que llevaba a Gigi en brazos.

—¡Por Merlin!—suspiro para abrazarla sintiéndose más tranquilo al ver que estaba a salvo—...mierda...pense que te había pasado algo...¿Has salido hoy? ¿Estás bien?

Anired que no comprendía nada, solo atinó a negar.

—Estuve en la casa...con Mon y Gigi todo el día.

—¿Qué tienes, Regulus? ¿Qué pasó?

Cuestiono su madre con los brazos cruzados, el azabache menor solo suspiro dispuesto a contarles que acaba de ver a Hannah, temiendo lo peor al no saber qué haría esa bruja loca, la que ahora parecía estar dispuesta a ir detrás de su hermana menor.

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¡Hola!

¿Cómo están?

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Creen que Anired llegue a decirle a Max sobre el bebé?

¿La relación de Maxence y Anired volverá? ¿Solucionaran sus problemas?

¿La relación de Lyssandre y Maxence cambiara después de ese regaño?

¿Regulus seguirá siendo auror?

¿Qué creen que haga Hannah?

¿Qué será Seline de Regulus?

En fin, les dejo esta actualización y ¡Feliz Navidad! espero la hayan pasado bien, las tqmm♥

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