Veintidós.
(Con este capitulo ya solo quedan tres más para que acabe el segundo acto, jeje.
Bueno, ya saben que para que haya actualización deben de comentar y no ser lectores fantasmas♥)
Los enormes jardines se encontraban vacíos, tal vez debido a la hora o podría ser por el día ya que la mayoría se encontraba en el gran comedor a espera que iniciara la última prueba del ansiado torneo.
Realmente poco o nada le interesaba ese evento, pero no negaría que se sentía algo vacío, una vez que llegara a su fin solo estarían dos semanas más en Escocia y regresarían al castillo de Durmstrang.
El castaño soltó un suspiro al escuchar las palabras de la morena que caminaba a su lado, muy dentro de él le causaba enojo que siguiera con la misma idea.
—Pienso hablar con George Sirius — JJ caminaba lentamente a lado de Moldovan viendo el castillo que cada vez se hallaba más cerca—, ahora que no está Hannah tal vez pueda arreglar todos los malentendidos con él.
—No sé si todo sea tan fácil como tú dices —Lorenzo la vio por unos segundos para desviar la mirada al cielo—, me refiero a que no te ilusiones mucho, las personas a veces no perdonan tan fácilmente.
—No pierdo la esperanza de que me quiera escuchar —le dedicó una pequeña sonrisa con demasiado animo—, esperare que la tercera prueba llegue a su fin e iré a hablar con él, Hannah hizo cosas malas y yo me deje influenciar por ella, sé que George Sirius los comprenderá, por algo fuimos demasiados cercanos desde niños.
Lorenzo detuvo sus pasos dejando que los rayos de sol golpearan contra su cabello dejando ver un tono más cálido, como si se tratara de un café chocolate.
—¿Aún te sigue gustando el pelirrojo?
Cuestiono metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.
Alyssa detuvo sus pasos al escuchar la pregunta del rumano, se dio la vuelta para encararlo, las esmeraldas verdes que tenía por ojos se posaban fijamente sobre ella como si quisiera leer sus más profundos pensamientos o adivinar qué sucedía por su cabeza.
—Y...yo...
Jordan-Johnson titubeo por primera vez ante esa pregunta, si se la hubiesen hecho tiempo atrás habría respondido sin dudar un claro:
"Si, George Sirius me gusta mucho"
Pero, ahora no entendía porque lo estaba pensando de más, por primera vez no estaba segura de que sentía por el mellizo mayor.
—N..no sé —confesó Alyssa mordiéndose el labio inferior—...puedo decirte que aún lo considero demasiado atractivo y guapo...pero, ya no es lo mismo que antes
Alyssa tuvo que apartar la mirada al toparse con los orbes de Moldovan, su corazón dio un vuelco al atraparlo viéndola tan fijamente.
—¿Y entonces cuál es tu afán de hablar con él?
—Lo extraño—confesó—, fuimos amigos de toda la vida, y por culpa de una tontería terminó todo.
—Bueno...no creo que él considere una tontería que casi se muera su hermano—murmuro con ironía—...ten en cuenta que no es algo que se olvide con tanta facilidad y no sé qué tan orgulloso sea, es mejor que no te ilusiones tanto o saldrás herida...
—Yo lo sé, pero quiero intentarlo ¿acaso a ti no te gustaría volver a recuperar una amistad de años?
Lorenzo lo pensó por unos segundos y la imagen de Deyan se hizo presente, pero al recordar por qué terminó su amistad se dio cuenta que las cosas eran mejor así.
—No, si esa amistad terminó por algo —se encogió de hombros—. Es mejor dejar las cosas así, antes que intentar cambiarlas.
—No opino lo mismo que tú, yo si quiero recuperar mi amistad con George.
Lorenzo soltó un suspiro, dándose cuenta que a pesar de todo Alyssa seguía sintiendo algo más que amistad por el pelirrojo a pesar de no saber una respuesta le resultaba más que evidente, de esa forma él tendría que seguir ocultando lo que sentía por la morena, no le molestaba hacerlo, pero deseaba que JJ se diera cuenta que merecía algo más que a alguien que no la veía de la misma manera.
No sabía desde qué momento le comenzó a gustar esa chica morena, realmente no tenía ningún interés en involucrarse con alguien de esa manera, pero en cuanto la vio algo lo hizo acercarse, terminando en ser demasiado unidos.
Había pasado con ella muchos momentos, y a pesar de que la mayoría se burlaba o decía que no le quedaba el nuevo corte que utilizaba —hace unos meses que se había rapado la cabeza y en ocasiones se teñía el corto cabello de colores—, para Moldovan lucía demasiado bien.
También le gustaba su sentido del humor al igual que lo valiente y amable que era, pero lo que más le gustaba de ella era su personalidad que a pesar de todo nunca parecía darse por vencida, simplemente era maravillosa.
Había pensado varias veces en comentarle sobre los sentimientos que albergaba por ella, pero finalmente decidió no hacerlo, prefería al menos ser su amigo y evitar que las cosas se pusieran extrañas entre los dos causando incomodidad por lo que era mucho mejor callar todo.
—Renzo—la voz de Alyssa la sacó de sus pensamientos— ¿No vas a venir al gran comedor?
Lorenzo parpadeo durante varios segundos recobrando el sentido de donde se encontraba: en los grandes jardines de Hogwarts bajo los cálidos rayos de sol del verano, este clima les recordaba un poco a los veranos en Rumania, solo que eran mucho más calientes debidos al fuego de los dragones pertenecientes al Santuario donde vivía.
—Sí, ya voy.
Respondió con una pequeña sonrisa caminando a lado de la morena, atesorando esos pequeños momentos que compartía, no negaría que la tristeza lo golpeaba al recordar que dentro de unos cuantos días tendría que volver al castillo de Durmstrang no volviendo a ver a Alyssa quizá en un gran tiempo.
Soltó un suspiro tratando de evitar que los sentimientos de tristeza no hicieran estrago en él, sabía muy bien que en algún momento llegaría la despedida, aunque lo tratara de evitar, pero no negaría que le hubiera encantado pasar más tiempo a lado de Alyssa Jordan-Johnson.
Ambos entraron al gran comedor que se encontraba lleno de estudiantes, todos parecían emocionados y extasiados por saber quién sería el campeón del gran torneo, una fecha que habían esperado desde el inicio del año escolar.
Lorenzo se despidió de JJ, la que se dirigió a la mesa de los leones que parecían animar al Black-Weasley azabache, él sonrió suavemente deseando que en algún momento Alyssa lo mirara de la misma forma que al mellizo pelirrojo.
La mesa de las serpientes se encontraba animada gracias a los alumnos de Durmstrang que celebraban a Deyan, el cual mantenía una sonrisa arrogante y llena de altanería sintiéndose en la cima. Los estudiantes de Slytherin—la gran mayoría—, preferían irse a otras mesas o incluso a la de Gryffindor evitando estar con los búlgaros.
—Pensé que estarías con tu novio...
Murmuró Lorenzo al sentarse a lado de Valentía que comía una tostada con mermelada.
—Te recuerdo que Lyubomir nos pidió—hizo una pausa para masticar y continuar—, o más bien obligo a estar en este lugar celebrando al idiota.
Frunció el ceño viendo a Deyan que gozaba de ser el centro de atención en esos momentos.
—No entiendo como no se cansan de enaltecer—Lorenzo comenzó a tomar comida del gran banquete que se extendía enfrente—, lo tratan como si fuera un rey, como si se mereciera algo de esto.
—Apuesto que si todos supieran quien es en realidad dejarían de hacerlo.
—Sin embargo, parecen hacer oídos sordos—analizó el castaño—, cuando los rumores y comentarios sobre lo de Quidditch todos prefirieron creer en lo que él decía en lugar de las acusaciones que se le hacían.
—Me imagino que por eso Anired no quiso decir nada de lo que pasó aquella vez en su dormitorio —Valentia recargó su mejilla en la palma de su mano—, pero al menos ahora parece muy feliz con el chico rubio, la semana pasada me la tope en las tres escobas, estuve platicando con ella hasta que llegó el alemán, me gusta cómo se ven juntos. Quería tener una cita doble con ellos, pero Stefan aún estaba en horario laboral—soltó un suspiro—, aparte el alemán la ve de manera tan intensa, como si fuera lo más preciado que tiene.
—Creo que le gusta desde inicio de clases —comentó Lorenzo—, cuando Deyan y yo éramos mejores amigos me contó que Maxence siempre estaba detrás de Anired, varias veces llegaron a los golpes porque Deyan a fuerza quería que él se alejara y bueno, Maxence parece no ceder con nada, incluso descubrimos que Max le mandaba cartas y regalos de forma anónima —la morena abrió la boca en una perfecta "o"—, Deyan varias veces intentó atrapar a la lechuza, sin embargo nunca pudo, también se pelearon por eso—se encogió de hombros restándole importancia—...creo que la única persona que nunca pudo intimidar Deyan fue a Maxence, siempre lo ha enfrentado...siento que una persona así es la que le conviene a Anired, al menos él no parece temer a nada por estar con ella o por protegerla, todo lo contrario a Deyan.
Tras decir esas palabras pudo atrapar con la mirada a Granger-Krum que parecía completamente satisfecho con la atención que recibía por todos.
Lorenzo no comprendía en qué momento había cambiado tanto, desde que se conocieron en primer año habían sido mejores amigos, Deyan era agradable y amable, incluso parecía demasiado enamorado de la Black-Weasley menor, pero después de un tiempo todo cambió, desde que se volvió el novio de la azabache, era como si lo hubiesen cambiado por otra persona, nada que ver a lo que era antes, actuaba como si todos se centraran en él y nada más importara, hiriendo a cuantas personas estuvieran en su camino para conseguir lo que quería.
Los años que compartieron una relación de amistad fueron muy buenos, había confianza y siempre se apoyaban en todo, incluso Lorenzo le pudo confiar todo aquello que lo molestaba sobre la relación con su madre y como es que era más unido a su padre, parecía no haber secretos entre ambos y cada que era necesario se defendían él uno a otro, siendo cómplices en distintas cosas.
Lorenzo llegó a verlo como un hermano, nunca, pero, jamás se le pasó por la mente que fuera capaz de encontrarlo a punto de abusar de Anired.
Sentía asco, repulsión y una enorme decepción por él, tanta que nunca le gustaría volver a ser su amigo.
—Espero algún día Deyan reciba su castigo—le mencionó Lorenzo a Valentia que asintió varias veces—, pero mientras Lyubomir lo siga encubriendo y Anired no quiera decir lo que le hizo va a ser imposible.
—El karma les llega a todos —Valentia le sonrió—, de una u otra manera seguramente pagará, bueno, ya viste que lo sacaron del equipo de Quidditch, después puede ser otra cosa...
—Siento pena por sus padres...ellos siempre han sido buenas personas, no merecen tener esa clase de hijo... ¿Ahora porque hacen tanto ruido?
Cuestionó al escuchar diversos murmullos y voces soltando exclamaciones de sorpresa o preguntas, Lorenzo y Valentia voltearon a la entrada del gran comedor distinguiendo a un grupo de aurores, tres de ellos se dirigieron rápidamente a la puerta izquierda donde por lo regular se encontraban los directores de los colegios hablando antes de la prueba, mientras el Director de Seguridad Mágica, el Auror que siempre estaba con Anired y otro que no reconocieron caminaron a la mesa de Slytherin.
Conforme más se acercaban el ruido comenzaba a disminuir formando un sepulcral silencio, todas las miradas estaban sobre los aurores que pronto llegaron a la mesa de las serpientes deteniéndose frente al castaño que borró la sonrisa que tenía hace unos segundos.
—Deyan Viktor Granger-Krum—llamo Jerome Delacour con una mirada llena de satisfacción manteniendo el rostro serio—, deberás de acompañarnos.
—¿Qué? ¿Por qué?
Todos los veían tratando de comprender que pasaba, Deyan no evito sentirse nervioso, la idea de que Anired hubiera contado todo lo que le hizo mientras estuvieron juntos paso por su cabeza, negó a creerlo, él no caería tan fácil y menos por culpa de ella.
—Traigo una orden —con un movimiento de varita Jerome apareció un pergamino que floto a Deyan, el menor de inmediato la tomo para leerla—, tiene una orden de aprehensión debido a los cargos de abuso físico y sexual contra Anired Georanne Black-Weasley. Así que es necesario que nos acompañe.
Los cotilleos reinaban el castillo, varios se negaban a creer que eso fuera cierto mientras otros de inmediato acusaban a Deyan con las miradas comenzando a escucharse palabras como "violador", "hijo de punta" entre otras cosas.
Deyan que terminó de leer la orden se puso de pie tratando de comportarse de manera serena.
—Soy menor de edad, necesito que mis padres o representante legal que es el director Lyubomir esté presente para acudir al ministerio con ustedes.
Jerome no evitó alzar las comisuras de los labios.
—El señor Asen Lyubomir tiene una acusación de ser cómplice en todo lo que hiciste en contra de la señorita Black-Weasley al igual que utilizar magia negra en ella por lo que será revocado del puesto de representante legal—Deyan no pudo ocultar su sorpresa ante lo que dijo—, tus padres te verán en el ministerio, pero tengo que informarle que debido a los cargos serás juzgado como adulto.
Las palabras del rubio fueron como un balde helada de agua fría para Granger-Krum dándose cuenta que parecía ahogarse de manera lenta en todo eso, su mirada afilada y llena de odio logró captar a la azabache menor que acaba de entrar jurando que la vio sonreír burlándose completamente de él, a pesar de las miradas que la seguían.
Deyan apretó los puños con ira, el enojo lo recorrió por completo.
¿Por qué ella estaba obteniendo lo que deseaba?
La única culpable de que todo en su vida se fuera a la mierda era Anired, ella estaba destruyendo todo por lo que se esforzó desde que era un niño.
Con la impotencia recorriendo dio grandes zancadas rápidas, los mellizos Black-Weasley, Maxence, Jerome y Khalil al ver hacia dónde se dirigía siguieron sus pasos.
—¡Tú! —Deyan sacó su varita apuntando en contra de Anired que lo miraba fijamente— ¡Esto es tu culpa, maldita y asquerosa perra malagradecida!
No pudo lanzar el hechizo ya que su varita salió volando gracias a un hechizo de George Sirius que fue el primero en llegar al estar más cerca para poner a su hermana detrás de él.
—¡Es suficiente, en este momento vendrás con nosotros!
Sentenció Jerome apunto de ponerle las esposas mágicas, sin embargo, Anired se detuvo a lado de George Sirius para encarar a Deyan.
—¡¿Por qué no les dices a todos la verdad?! ¡Yo nunca abuse de ti, tú solo hacías lo que una novia debía de hacer! —la veía con un completo odio— ¡Actúas muy valiente acusándome de tonterías!
Deyan parecía enfocado en hacer que todos creyeran lo que decía y culpar a Anired para dejarla como la mala.
—Dile eso al juez—respondió dando unos cuantos pasos para detenerse frente al castaño ante la mirada de los demás— ¿Sabes lo que le pasa a la gente en Nurmengard que está condenada por abuso sexual?
Los afilados ojos grises se toparon con los verdes de Deyan en ese momento no evitó sonreír.
Deyan se quedó helado al escuchar sobre la prisión de Nurmengard que era a donde iban los magos con acusaciones por abuso sexual, siendo conocido por lo que pasaba con ellos dentro de sus muros.
—No recogería el jabón en el baño si fuera tú, Dey.
Agregar Anired, Deyan quería saltar contra de ella para borrarle esa tonta sonrisa en el rostro, pero no pudo hacer más ya que Khalil le colocó las esposas mágicas para jalarlo apartándolo de Anired.
—Un sucio abusador como tú no debería de estar tan cerca de mi señorita.
Sentenció el castaño para obligarlo caminar sin hacer caso a sus quejas, seguido de Lyubomir el cual también era custodiado por unos aurores que lo sacaron del castillo ante la mirada de los alumnos y profesores en ese lugar.
—¿Te encuentras bien?
Cuestionó el pelirrojo rodeando los hombros de la menor con su brazo.
—Estoy bien.
Anired le sonrió recargando la cabeza en él y soltando un suspiro.
—Lo llevaremos al ministerio donde será procesado junto con Lyubomir—informó Jerome deteniéndose frente a los dos adolescentes—, Nired, Khalil tendrá que venir ya que no hay muchos aurores debido a lo de la tercera prueba y por otro problema que surgió en Azkaban.
—Dile que no se preocupe, estaré bien sin él, que se concentre en hacer su trabajo.
—En ese caso, por favor, si te sientes mal infórmalo ¿de acuerdo? Me puedes llamar o a tus padres, igual, estaremos aquí para cuando inicie la tercera prueba —Jerome vio a George Sirius—, estén al pendiente de ella y de su salud, tú también Regulus.
—Sí, estaremos al pendiente.
Regulus que por fin se acercó a ellos escuchó claramente lo que pedía su tío.
—Cuídense, nos veremos en un rato.
Con esas palabras el director de Seguridad Mágica se despidió para ir con los aurores que lo esperaban para volver al ministerio. Antes de salir del gran comedor pudo toparse con una mirada tan azul como la de él que lo veía fijamente, se la sostuvo por unos segundos hasta que él adolescente se dio la vuelta para caminar a donde los tres hermanos Black-Weasley se encontraban.
Lo dudo por unos segundos al ver a los dos mellizos que estaban con Anired, no quería molestarla, pero finalmente se acercó ya que quería saber cómo estaba.
—Anired.
Llamó el rubio viendo a la azabache que lo observo para sonreír.
—¡Max!
Anired se alejó de George Sirius y Regulus John los que soltaron un gruñido al verla abrazar a Maxence con fuerza.
—¿Está todo bien?
Los brazos de Max rodearon el fino cuerpo de la menor que lo abrazaba.
—Todo bien—Anired escondió la cara en su pecho disfrutando del fresco aroma tan característico de D'Acanto—... ¿Ya te sientes mejor? Debiste de quedarte descansando más tiempo en la enfermería.
—Estoy bien, mein herz —Anired levantó el rostro sonrojándose cuando Max dejo un pequeño y suave beso sobre su frente—...acabas de pasar una situación estresante ¿segura que estas bien? ¿No tienes ganas de vomitar o algo?
Anired negó con la cabeza.
—Estoy bien, lo prometo. No tengo náuseas ni nada.
Maxence asintió no estando muy convencido, pero solo por esa vez lo dejaría pasar.
Se inclinó unos centímetros dispuesto a besarla cuando sintió como alguien lo tomaba de los hombros para hacerlo hacia atrás.
—Como que hace mucho calor, mira, Anired tiene el rostro rojo—era Regulus el que lo había empujado y estaba viéndolos a los dos—...con tanto calor se va a desmayar, suéltala para que tome aire.
George Sirius solo los observaba en silencio.
—¿Te sientes acalorada, Nired? —Maxence vio los ojos grises de Anired—, si te sientes tan mal puedes venir a mi dormitorio a descansar, tal vez sea lo mejor.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué tonterías dices, zorro rubio?! —Cuestiono Regulus pegándole en las manos para que soltara a la menor—...deja a mi herma, aleja tus manos de ella, solo la quieres pervertir.
Anired soltó una pequeña risa para soltarse de Maxence y dejar que los dos tuvieran su infantil pelea.
—Yo no trato de hacer nada—se encogió de hombros—, solo quiero que Anired esté bien, mi dormitorio está vacío...así que sería más cómodo para que descanse.
—¡Mi dormitorio está vacío también, puede descansar en ese y no donde tú estés!
George Sirius puso los ojos en blanco tomando la mano de su hermana para hacerla caminar dejando que Maxence y Regulus siguieran discutiendo como niños pequeños.
Anired siguió los pasos de su hermano escuchando murmullos y sintiendo las miradas sobre ella, especialmente las de los alumnos de Durmstrang que parecían querer asesinarla en esos momentos a excepción de Lorenzo y Valentia que le dedicaron unas pequeñas sonrisas.
—Lo mejor es que estés en los dormitorios o en un lugar más tranquilo, las personas no tardarán en comenzar a atosigarte de preguntas...
—No dudo que mis compañeras de cuarto también lo hagan, pero al menos dejaran todo de lado una vez que la tercera prueba inicie...o ¿crees que la suspendan?
Se dirigieron a las mazmorras para ir a la sala común de Slytherin.
—Puedes quedarte en mi dormitorio, ya sabes que mis compañeros de cuarto son más tranquilos en ese aspecto—se encogió de hombros para dar la contraseña —, no creo que lo suspendan, seguramente continuarán con dos participantes...aunque con uno menos tal vez todo sea más fácil para ellos.
—Espero que tengas razón, ojalá que ni Amalie ni Reg salgan heridos.
George Sirius no pudo evitar suspirar al escuchar el nombre de la rubia, si, seguía gustándole demasiado o quizá mucho más que antes.
Últimamente estaba tomando el nuevo tratamiento que le receto el matrimonio Malfoy y funcionaba, solo esperaba que todo el panorama mejorará antes que Amalie regresara a Francia.
[...]
—Que Anired se fuera es tu culpa —se quejó Maxence cruzando los brazos sobre el pecho y frunciendo el ceño—...eres un idiota.
—Fue tu culpa, siempre estás de encimoso con ella—ahora era Regulus el que se quejaba haciendo un puchero y con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón—...por eso ella se fue y quién sabe dónde está...quería pasar un rato con mi hermana...y tú eres el idiota.
—Yo también quería pasar un rato con ella—puso los ojos en blanco con molestia—...gracias a que estuve en la enfermería no pude estar con ella ayer...
Regulus lo miro de reojo.
—¿Te gusta mucho mi hermana?
Maxence asintió.
—Demasiado—respondió con seguridad viendo hacia la nada—, cada día me gusta más...Anired me hace feliz y me gusta hacerla feliz a ella...
Las palabras fueron sinceras, pero al mismo tiempo sorprendentes para el rubio que nunca espero decir algo como eso con tanta facilidad. Últimamente gracias a la Black-Weasley menor estaba haciendo cosas que nunca creyó hacer, incluso ella hacia que su lado cursi despertara cada que se encontraban juntos.
Regulus lo escuchaba atentamente con un extraño sentimiento en el pecho, quería confiar en que Maxence no la dañaría, pero temía que no fuera así, no deseaba volver a ver a su hermana sufrir.
—Si te pido que no la lastimes ¿me lo podrías prometer? —Maxence lo miro algo confundido—...yo...me da miedo que termine igual de mal que la vez pasada...después de lo de Deyan, Anired termino muy herida...fue horrible saber y ver como caía lentamente en un abismo de tristeza del cual parecía no saber salir.
Maxence se quedó en silencio por varios segundos que a Regulus le parecieron una eternidad.
—Te juro que haré todo lo que pueda para no lastimarla—respondió—...odio verla triste o sufrir, es de las peores cosas que he experimentado...lo único que deseo es verla feliz.
Regulus no evito sonreír ante su respuesta.
—Espero no decepcionarme por confiar en tí.
Maxence alzo las comisuras de los labios suavemente y asintió para volver a su lugar junto a su hermana una vez que la directora de Hogwarts y Madame Dubois llamaron la atención.
—Buenas tardes—saludo McGonagall de manera seria—, creo que todos han estado presentes en los acontecimientos de hace unos minutos, diversas cosas han pasado en cuestión de tiempo—se aclaró la garganta—, debido a causas de fuerza mayor un nuevo director provisional será enviado para los alumnos de Durmstrang, esperamos que sea a no más tardar de esta noche—los cuchicheos sobre el posible nuevo director se hicieron presentes—, sobre el Torneo de los Tres Magos se ha decidido continuar debido al gran esfuerzo y empeño que han puesto la señorita D'Acanto y el joven Black-Weasley, no queremos echar todo lo que han hecho por la borda, así que continuara el día de hoy con ellos dos, el joven Granger-Krum ha sido descalificado junto con el colegio de Durmstrang.
Los alumnos comenzaron a celebrar a excepción de los de Durmstrang que parecían demasiado molestos al quedarse fuera del Torneo de los Tres Magos, había esperado durante mucho tiempo el final como para que eso sucediera.
Amalie y Regulus cruzaron miradas y se dedicaron unas pequeñas sonrisas demostrando el mutuo apoyo, ya que ninguno quería realmente competir el uno con él otro, solo esperaban que ese Torneo llegara a su fin sin importar quien sería el ganador.
⚜⚜⚜
Regulus caminaba nervioso alrededor del jardín a espera que iniciara la prueba, su ansiedad aumentaba al ver que ni su hermano o hermana aparecían, era como si la tierra se los hubiera tragado, aunque probablemente se encontrarían haciendo algo importante o se les habría ido el tiempo en otros asuntos.
—Reggie—su corazón se calmó al reconocer la suave voz que lo llamo, alzo la mirada topándose con un par de ojos idénticos a los suyos — ¿Cómo estás?
Los cálidos brazos los envolvieron en un abrazo que correspondió de inmediato ganando seguridad a pesar de sus sudorosas manos.
—Mucho mejor ahora que estas aquí, mamá—suspiro recargando la cabeza en el hombro de la más baja—, siento que voy a vomitar.
—Sé que estas nervioso, pero debes de calmarte —Anirak se separó unos cuantos centímetros para ver a su hijo con una sonrisa—, es la última prueba de esta tontería, con esto ya todo termina.
—Lo sé, eso me tranquiliza, pero aun así temo a lo que voy a enfrentarme en este enorme laberinto.
—Confiamos en que lo harás bien.
La voz de su padre se hizo presente, por lo que se alejó de su madre para abrazar al pelirrojo que correspondió de inmediato.
—¿Y si fallo?
—No pasa nada—Fred le revolvió el cabello—, solo sal vivo de ahí ¿quieres? No importa si no ganas o si tienes que pedir ayuda, lo único que me interés es que estés sano y salvo, pulga, nada más ¿entendido?
Regulus sonrió para alejarse y verlo, asintió rápidamente, esa vez haría caso a las palabras de su padre, no como las otra vez, si veía que el peligro era demasiado grande saldría de inmediato o pediría ayudar para que los aurores fueran por él.
—Más que entendido—vio a ambos—, gracias por venir, me sentía demasiado nervioso, aparte que ni Anired o George Sirius han venido...pensé que nadie vendría a desearme buena suerte.
—Ciertamente es extraño que ninguno de los dos se encuentre aquí, no se perderían esto —analizo Anirak buscando a sus dos hijos con la mirada—, tal vez se hayan distraído con algo.
—No han de tardar en aparecer, también Louis y Mon ya vienen para acá—Fred le palmeo el hombro a su hijo—, así que tranquilízate y concéntrate en los hechizos que utilizaras en un rato más.
—Tienes razón—Regulus suspiro sintiéndose más tranquilos con ellos a su lado—, al menos ustedes están aquí...
No pudo evitar sentirse mal al ver a Amalie D'Acanto la cual tenía una expresión de desasosiego en el rostro y solo era acompañada por su mejor amiga y hermano, al menos él tenía a sus padres a su lado y sus demás familiares no tardarían en llegar. Mientras que la madre de la rubia ni siquiera pudo venir debido a que era muggle.
Amalie recargo la cabeza en el hombro de su hermano.
—Qué asco—se quejó Maxence con diversión—, me vas a llenar de pulgas...
—Me pregunto si dices esa clase de cosas cuando Anired te abraza...
Amalie enarco la ceja disfrutando de ver como los colores pasaban por el rostro de su hermano.
—Es una buena pregunta—Itziar prosiguió para molestarlo—...me sorprende que deje que lo bese sin poner quejas.
Maxence viro los ojos con molestia por las burlas.
—Es muy diferente...
—Anired ya le puso la correa —Amalie se alejó soltando una risa y un quejido cuando su hermano la golpeo con el codo en las costillas—, ya es todo un perro entrenado.
—¿Por qué les hablo? Son unas tontas —Maxence evitaba las miradas, sabía que era débil ante la azabache, no le molestaba serlo, pero si se avergonzaba cuando su hermana y la pelirroja comenzaban a molestarlo porque seguramente no serían las únicas que se habrían dado cuenta de cómo actuaba cuando Anired estaba cerca— ¿No deberías de preocuparte por la prueba en lugar de molestarme?
—Es divertido molestarte, nunca pensé que veríamos esa faceta tuya—Amalie le apretó la mejilla como si se tratase de un niño pequeño—, mi pequeño Maxxie ya es todo un hombre enamorado ¿Cuánto faltara para que nos diga que se va a casar?
—A como lo traen seguramente después de graduarse nos da la noticia.
Maxence quería desaparecer de ahí por los comentarios de Itziar y Amalie, solo deseaba que ningún miembro de la familia de Anired escuchara esas cosas.
No evito tragar saliva y sentirse nervioso al ver de reojo a los padres de la azabache menor... ¿Cómo debería de hablar con ellos cuando se los topara?
¿Fred y Anirak sabrían de su relación con Anired?
Aunque no estaba confirmada, ya varios los habían visto juntos.
Su ansiedad aumento cuando los ojos de Fred lo atraparon viéndolos así que de inmediato desvió la mirada para ver a su hermana y amiga, no quería que creyeran que los trataba de ignorar, pero sin Anired a su lado no sabía muy bien cómo actuar. Esperaba que no tardara más tiempo en los dormitorios.
Su hermana e Itziar dejaron de hablar cuando las dos directoras, el director del departamento de Seguridad Mágica y el director del departamento de Deportes y juegos Mágicos.
—Buenas tardes—Emmett fue el primero en saludar, todos se acercaron formando un semi circulo frente a él—, la última prueba del Torneo de los Tres Magos, es este caso, Dos Magos, está a unos minutos de comenzar....como saben consistirá en un laberinto donde enfrentaran distintas pruebas para demostrar sus habilidades como magos, el que encuentre el Cáliz de Fuego en primer lugar será el ganador —paso la mirada sobre el matrimonio Black-Weasley, Maxence e Itziar—, les pido tomen asiento en las gradad del campo de Quidditch para que podamos empezar, el señor Delacour se quedara en los alrededores al igual que algunos aurores en caos de que los competidores necesiten ayuda, las Directoras pueden volver a sus puestos.
Todos asintieron, Fred y Anirak se acercaron al azabache para abrazarlo nuevamente.
—Mucha suerte, Regulus —Anirak le beso ambas mejillas de manera cariñosa—, te estaremos esperando cuando salgas del laberinto.
Fred le sonrió apretándole la mejilla como cuando era niño.
—Después de esto iremos a comer a tu lugar favorito, campeón.
—Gracias —murmuro Regulus mordiéndose el labio inferior—, los amo.
—Y nosotros a ti, tus hermanos seguramente ya estarán en las gradas, lo más probable es que los maestros no los hayan dejado pasar —animo Anirak apretándole el hombro—, nos vemos en un rato.
Los mayores se despidieron dejando al azabache y se detuvieron durante unos segundos con Amalie para desearle buena suerte, la que se sintió demasiado agradecida por ese gesto.
—Tus suegros me agradan mucho—comento Amalie una vez que los vio alejarse—, espero sigan siendo tan amables cuando se enteren que estas saliendo con su única hija.
—Cierra la boca—Maxence abrazo a su hermana esperando que dejara de decir tantas tonterías—, mucha suerte, nos veremos cuando termine todo esto.
—Volveré para molestarte.
Amenazo alejándose de él, ya que no quería seguir despidiéndose, mientras más lo hacia sentía que algo malo pasaría, finalmente se despidió por última vez de Itziar para que ambos se retiraran.
—Amalie.
Una voz la hizo detenerse para darse la vuelta y toparse con unos ojos tan parecidos a los de ella y su hermano.
—Hola —saludo con una pequeña sonrisa acercándose al mayo—...pensé que ya estabas con los aurores.
—Vine a desearte suerte—Jerome le sonrió—...sé que te has preparado mucho para esta prueba, y que a pesar de que Deyan fue descalificado no te confíes, son varias cosas a las que se van a enfrentar y puede ser algo pesado.
Jerome no comprendía muy bien la extraña agitación en su pecho, como si algo más estuviera a punto de pasar.
—Lo sé, hare mi mejor esfuerzo, lo prometo.
Un pequeño silencio se formó entre los dos, últimamente eso pasaba cuando estaban juntos, quizá porque ambos tenían muchas preguntas que hacerse el uno al otro, pero ninguno sabía ni siquiera como empezar.
Jerome temía decir algo que pudiera arruinar la relación y Amalie tenía miedo de hacer es pregunta que pasaba por la cabeza de los mellizos casi todos los días.
¿Compartían algún lazo sanguíneo?
Y como si la sangre llamara, Amalie no pudo evitar acercarse al mayo para abrazarlo y esconder el rostro en su pecho como una niña pequeña.
—Estoy muy asustada.
Confeso con un hilo de voz, Jerome la abrazo con tranquilidad sobándole la espalda.
—Todo estará bien, y si algo malo pasa solo necesitas lanzar luces rojas y yo estaré de inmediato ahí ¿de acuerdo? —Amalie asintió temblando en sus brazos tratando de contener las lágrimas debido al miedo que sentía—, estoy seguro que lo harás bien y todo terminara.
—Espero estés en lo correcto.
—Siempre estoy en lo correcto.
Agrego con egocentrismo que provoco una pequeña risa por parte de la rubia, Emmett llamo a los competidores rompiendo el momento entre ambos.
—Después de la prueba—murmuro Lie dejando de abrazarlo—...hay algunas preguntas que quiero hacerte.
—Tengo una idea de que se trata—Jerome le acomodo un mechón rebelde que le adornaba el rostro—, responderé todas las preguntas que quieras, suerte, Amalie.
—Gracias.
Se vieron por unos segundos para que la rubia fuera a donde estaba Regulus, ambos frente a Emmett Pemberton, los gritos de apoyo rápidamente se hicieron presentes.
—¡Damas y Caballeros, va a dar comienzo la tercera y última prueba del Torneo de los Tres Magos! Permítanme que les recuerde el estado de las puntuaciones: empatados en primer puesto, con ochenta y cinco puntos cada uno... ¡La Señorita Amalie D'Acanto del colegio de la academia Beauxbatons—los alumnos de dichos colegios canturrearon varias porras en apoyo de su competidora—, y el Señor Regulus John Black-Weasley del Colegio Hogwarts! —el bullicio se hizo presente escuchando repetidas veces el nombre del azabache—...y...el Señor Deyan Granger-Krum...ha sido descalificado.
Los abucheos se hicieron presentes, al igual que varias quejas porque algunos consideraban que era una injusticia.
Regulus aprovecho esos segundos para acercarse a la rubia.
—Amalie—llamo el azabache—, mucha suerte y ten cuidado.
—Tú también, Regulus, nos veremos al final del laberinto.
El más alto asintió queriendo creer en sus palabras, porque algo dentro de él le indicaba que las cosas no serían tan fáciles.
Aparte, que siempre que no veía a George Sirius antes de hacer algo o tomar una decisión importante las cosas salían mal.
—¡Entonces...cuando sople el silbato, ambos competidores entraran! —dijo Emmett—...tres...dos...uno...
Dio un fuerte pitido, y Amalie y Regulus penetraron rápidamente en el laberinto dejando atrás todas las porras y aplausos, sin notar que a los pocos segundos alguien más los sigue antes de que los setos se cerraran por completo.
⚜⚜⚜
Los mellizos Black-Weasley compartían muchas cosas en común como: el sentido del humor, el amor por las bromas, una enorme curiosidad que en ocasiones los metía en problemas al igual que una enorme lealtad.
Pero, al mismo tiempo era diferentes, algunas cosas físicas como lunares y el tono de cabello.
Todos los que los conocían siempre decían que Regulus era el atrevido de los dos mientras George Sirius el inteligente, siendo que Reg fuera más parecido a su padre y George a su madre.
Sin embargo, en esos momentos George Sirius no se encontraba demasiado seguro que él fuera el más listo de los dos.
Leía la libreta que Regulus John le entrego hace unas horas, dándose cuenta de su descubrimiento:
Hannah MoongBlaxott-Blyley podría ser hija de Neville Longbottom, aquella niña que durante varios años creyeron muerta.
Con eso todo estaba unido, Hannah seguramente se habría acercado a ellos ya fuera por pedido de su padre o de Ellie Yaxley, inclusive ambos pudieron estar en eso.
Debía de enseñarle a su madre todo lo que Regulus había descubierto antes de que fuera tarde.
Sus pasos eran rápidos bajando las escaleras de dos en dos, ya que la prueba estaba a punto de iniciar.
Salió a los enormes jardines que también conocía para tomar el camino que lo guiaba al campo de Quidditch donde seguramente ya todos se hallarían, pero antes de continuar a unos cuantos metros, justo dentro de los vestidores pudo escuchar una extraña conversación.
Sabía muy bien que no era bueno que espiara, pero lo que decían era importante, y sin entraba no podría saber más.
—Está todo listo—era una voz que se le hacía conocida, pero lo lograba saber quién era el dueño—, Ellie ya se encuentra en donde quedamos, y Greyback está dentro del laberinto.
—¿Estás seguro de que eso funcionara? No quiero tener más inconvenientes.
No supo porque, pero la segunda voz le causaba miedo parecía pertenecer a alguien mayor.
—¿Cuándo te he fallado, papá? Estoy seguro que todo funcionara, tú solo te tendrás que encargar de la siguiente parte.
—Entonces, Ellie solo tendrá que encargarse del mocoso azabache—al escuchar eso el corazón le latió un vuelco y las manos comenzaron a sudarle—... ¿Qué pasara con lo otro?
—Tú te encargaras de lo demás, estoy seguro que mi querido hermano ira de inmediato en cuanto sepa que le has quitado algo importante para él al igual que ese mocoso rubio, todo saldrá de acuerdo al plan, Regulus morirá durante la tercera prueba...
No pudo seguir escuchando más, pues fue como si su cerebro se apagara y su cuerpo actuara por si solo para salir corriendo al campo de Quidditch.
Ni siquiera supo donde dejo el cuaderno y en su lugar estaba la varita mágica que apretaba con fuerza.
Era como si nada más sucediera alrededor, no ponía atención a las voces o ruidos.
Entro al campo de Quidditch y son detenerse a tan siquiera pensar un plan paso de largo, escucho como alguno aurores los llamaba.
—¡Hey! ¿Qué haces, George?
Jerome paso a su lado para frenarle el paso, él tuvo que poner más fuerza en las piernas y diversos llamados se hicieron presentes, ni siquiera se detuvo un segundo más para entrar al laberinto antes de que lo cerraran.
Una vez que estuvo adentro se dio cuenta de lo que acaba de hacer y que solo sería cuestión de minutos para que entraran por él.
—¡Oriéntame!
Le susurro a la varita, poniéndola horizontalmente sobre la palma de la mano.
De los tres caminos que se mostraban frente a él, la punta de la varita señalo el de en medio y sin ningún miramiento más se internó a paso rápido.
Todo parecía completamente extraño, ya que los setos y árboles se cerraban detrás de él para que no pudiera regresar por donde vino.
Decidió aminorar el paso ya que no sabía a qué se enfrentaría más adelante, su prioridad era encontrar a Regulus a como diera lugar, tenía que sacarlo de manera rápida, no tenía ni idea de quienes eran esos dos varones que hablaban en los vestidores, pero no se arriesgaría a no interferir.
Las ramas se rompían bajo sus tenis y la varita temblaba en su mano, mentiría si dijera que no tenía miedo.
Miedo a lo desconocido.
Era un sentimiento extraño y molesto.
Soltó una bocanada de aire al ver un enorme y viejo armario frente a él que le frenaba el paso.
Miro a todos lados apuntando la varita sin estar seguro de que hacer, al ver que no había ninguna otra manera de seguir volvió al descuidado armario.
Estar frente a él le traía el amargo recuerdo de cuando se enfrentó a su boggart, el cual no pudo vencer.
Se mordió el labio inferior por algunos segundos para conjurar
—: ¡Alohomora!
Pasaron unos cuantos segundos que se sintieron como una eternidad para que las bisagras produjeran un ruido que le erizo la piel, la puerta se abrió de manera lenta.
Dio un fuerte trago de saliva que le molesto la seca garganta, apretaba la mano contra la varita que temblaba cada vez más al saber lo que estaba por venir.
Los pasos rezumbaron en sus oídos, lentos pero precisos.
—¿No te sientes culpable?—fue lo primero que soltó al salir del armario, George Sirius trago saliva reconociéndose a él mismo sin ninguna clase de brillo en la mirada, al menos esa vez no tenía sangre en el cuerpo—, todo lo que hiciste por una chica tonta...golpeaste a Regulus al punto de dejarlo inconsciente, heriste a Anired la que por tu culpa termino sufriendo maltrato por aquel bastardo búlgaro e incluso con bulimia nerviosa y...también rompiste el pequeño corazón de Amalie...¿Hannah valió tanto la pena como para lo que hiciste?
George Sirius apretó la mandíbula tratando de ignorar lo que decía su boggart.
—¡Riddikulus!
Conjuro, pero no fue preciso causando que el Boggart solo retrocediera y soltara una espeluznante risa.
—George, Georgie... ¿Por qué estas aquí? —cuestiono viendo como el pelirrojo maldecía al no lograr conjurar el hechizo—... ¿Realmente quieres salvar a Regulus? ¿O solo lo haces por tu deber moral? —sonreía de manera torcida—, siendo sinceros, estaríamos mejor sin él, siempre ha sido un impedimento en nuestras vidas, sabemos que no lo quieres realmente ¿no estás cansado de siempre tener que cuidarlo como si un niño se tratara? No me puedes ocultar lo bien que estaba cuando no te hablaba, era una paz y tranquilidad perfecta, tanta armonía que Regulus siempre arruina ¿No sería mejor que lo dejaras aquí? Nadie te culparía por hacerlo.
George permaneció en completo silencio, cosa que el Boggart aprovecho para continuar.
—Si lo dejas tú serás el centro de atención y solo tendremos que cuidar de la pobre Anired, que siendo sinceros no toleraría mucho tiempo esta vida ¿Cuantos días le das? —dio unos pasos más hacia el Black-Weasley—, probablemente unas semanas antes de que ella misma acabe con su vida...así que ¿Por qué no aprovechas? Todo será para ti, George...todo lo que merecemos será nuestro y ni siquiera tendrás que ensuciarte las manos ¿no crees que es buena idea?
Se mantuvo quieto por varios segundos, las palabras del Boggart retumbaban en sus oídos.
Era una completa estupidez que le dijera algo como eso.
—¿O es que prefieres encargarte por tus propias manos? Sabemos que nuestros impulsos se están volviendo más fuertes—sonrió haciéndose el cabello hacia atrás—. La sangre te hierve y la ira te nubla cada vez más, hay veces en las que ni siquiera reconoces a quien estas golpeando...
George Sirius sonrió al escuchar sus palabras, el tratamiento estaba funcionando mejor que nunca.
—No eres real—murmuro poniendo la varita en el pecho del Boggart—...yo nunca seré tú—el boggart se quedó estático— ¡Riddikulus!
El hechizo funciono a la perfección convirtiendo su imagen en una pequeña lombriz con sombrero, no evito soltar una pequeña risa al ver lo diminuto que era.
—¡Expelliarmus!
Hizo el armario a un lado sin detenerse a algo más, un pequeño camino estaba frente a él que tomo de inmediato esperando a encontrar a su mellizo, tenía que apurar todo para sacarlo de ahí antes de que las cosas se pusieran feas.
Los árboles y plantas se movían a su alrededor, como si cambiaran de lugar, empleaba toda su concentración o se perdería sin dudarlo, probablemente todo estaba hechizado para que le fuera más difícil salir de ahí.
George alzo la mirada viendo a todos lados al escuchar un fuerte grito femenino.
Su corazón se aceleró recordando que la única chica que entro a ese laberinto era Amalie D'Acanto.
Su cuerpo actuó por inercia para comenzar a correr a dónde venían los gritos seguidos de unos horribles gruñidos.
Los gritos eran fuertes mientras una horrible bestia gruñía a unos metros.
La garganta le ardía y su varita se encontraba varios metros lejos de ella, no tenía ninguna manera de defenderse.
No comprendía de donde había salido esa horrible bestia que parecía ser un hombre lobo, nunca llego a pensar que los harían enfrentar algo como eso. Lo peor es que ni siquiera parecía tener piedad por ella.
Logro esconderse detrás de un árbol evitando el zarpazo que casi la golpea, daba grandes bocanadas buscando un poco de aire, sentía como si el corazón estuviese a punto de salirse de su pecho.
Mantuvo la respiración por unos segundos cuando el lobo paso a un lado de ella, los gruñidos y el feo aroma llegaron provocando el nerviosismo de Amalie por ser encontrada.
Dejo de escucharlo y creyó que había tomado otra dirección hasta que el árbol fue golpeado con fuerza, se sorprendió tanto que termino de bruces en el suelo y la bestia salió por un lado con unos horribles ojos que parecían verla como si se tratase de un pedazo de carne.
—¡Aléjate!
Grito lanzando unas piedras que encontró en el suelo, pero en lugar de ayudarla empeoraron las cosas, e lobo parecía más molesto y se acercaba cada vez más.
Amalie cerro los ojos con fuerza esperando lo peor, seguramente dolería demasiado.
Pero, nada paso.
Unas maldiciones y gruñidos se hicieron presentes, abrió los ojos para toparse con la bestia en el suelo a unos metros y casi frente a ella a cierto pelirrojo con el hombro lleno de sangre.
—¡George!
Lie se acercó a él de inmediato tratando de brindarle auxilio, pero el más alto la empujo alejándola cuando el lobo volvió hacia él.
Lie no sabía que hacer al ver como George conjuraba distintos hechizos contra el lobo que parecía no rendirse.
De repente el recuerdo de aquel sueño que tuvo al inicio del año donde George Sirius peleaba con una bestia salvaje se hizo presente, aquella pesadilla donde el más alto terminaba herido de gravedad al punto de estar al borde de la muerte.
La lectura de cartas volvió a su mente junto con el presagio de la muerte sobre George.
Pero, no podía permitir que algo como eso sucediera.
Corrió lo más rápido que pudo hacia su varita que yacía en el suelo tratando de hallarla lo más pronto posible, antes de que fuera demasiado tarde.
George no estaba demasiado seguro de poder continuar contra la bestia que se encontraba empeñado en acabar con él, su hombro dolía demasiado y la sangre le escurría sin reten.
Pero, un hechizo logro que el lobo se quedara quieto, miro de reojo hacia atrás reconociendo que Amalie fue la persona que logro conjurar algo que sirvió.
George aprovecho eso para apuntar con su varita
—: ¡Incarcerous máxima!
Inmensas cadenas salieron del suelo amarrando al lobo contra el piso, repitió dos hechizos más que su padre le había enseñado que servían para amarrar las cosas con cadenas mágicas que solo la magia de su familia podía romper, sin embargo, se necesitaba mucha concentración para que fuera perfecto.
El lobo volvió a gruñir, el Black-Weasley se alejó para tomar la mano de Lie y correr varios metros hasta que se encontraran lo suficientemente seguros como para detenerse.
—Espera...
Pidió Lie con la respiración agitada, ya no podía continuar con el paso del pelirrojo que a pesar de estar herido podía continuar por unos metros más.
George se detuvo viendo como Amalie se inclinaba poniendo las manos en las rodillas y dando grandes bocanadas de aire.
—¿Estás herida?
—Nada grave —murmuro la rubia alzando la mirada para ver el estado de George Sirius—...pero tú si... ¿Qué demonios haces aquí?
Una enorme mordida de la que fluía sangre adornaba su hombro al igual que varios hematomas y rasguños le decoraban el rostro que estaba más pálido de lo usual.
—Tienes que salir de aquí—pidió viéndola con preocupación—, tengo que encontrar a mi hermano y sacarlo antes de que sea tarde...
—¿A qué te refieres?
Cuestiono sin entender nada de lo que decía.
—Ellie Yaxley planeo todo esto...ha hechizado el bosque formando una trampa para matar a mi hermano—logro explicar a las duras penas apretándose el hombro que le dolía cada vez más—...eso que te ataco no era un lobo normal...era Greyback, el hombre lobo...
—¡Te mordió un hombre lobo! ¡Tienes que salir de aquí antes de que la ponzoña se propague o...o...te convertirás en hombre lobo!
George Sirius negó.
—No voy a salir de aquí sin Regulus...tú tienes que irte, Amalie o acabaras en medio de todo esto.
Amalie iba a agregar algo más cuando una brillante mariposa voló en medio de ellos, la siguieron con la vista por algunos segundos debido a que producía un horrible ruido que molestaba los oídos.
Poco a poco pudieron ver como la mariposa tomaba una forma de humano dejando ver a una mujer delgada, de cabello corto...
George Sirius la reconoció de inmediato, la había visto en los expedientes de su madre:
Ellie Yaxley cuando tenía como unos veinte años.
—¿Qué demonios haces aquí?
George la apunto con la varita y Amalie al ver que se encontraba a la defensiva lo inmuto de inmediato.
—Dudo que tus hechizos funcionen contra una ilusión—la rubia frente a ellos sonrió, ciertamente su cuerpo brillaba demasiado para ser real—...solo quiero saber ¿Estás seguro que vas por el camino correcto?
—¿De qué hablas?
George enarco la ceja, no creía que lo quisiera ayudar a encontrar a Regulus.
—Me refiero ¿Estás buscando al hermano correcto? —el rostro de George perdió la expresión de desconcierto que tenía, Amalie lo miro sin comprender—... ¿Regulus o Georanne? No creo que puedas salvar a ambos ¿o sí?
—¡¿Qué le hiciste a mi hermana?! ¡¿Dónde está?!
George no había visto que su hermana entrara al laberinto y era casi imposible que lo hubiera hecho después de él.
—Espero encuentres al correcto...no puedes salvar a todos, Georgie...
Miles de luces estallaron frente a ellos desapareciendo la ilusión de la mujer.
George se sintió frustrado tratando de recordar si había visto a su hermana en las gradas antes de entrar al laberinto.
—George—llamo Amalie acercándose al pelirrojo—...tranquilízate, lo más probable es que este mintiendo.
Trato de sonar segura, pero se encontraba igual de asustada, solo quería irse de ese horrible lugar.
—¡¿Y si no solo Regulus está en peligro?! ¡¿Y si tiene a mi hermana?!
—Tienes que buscar a Regulus, estoy segura que Nired estará con Maxence como siempre, porque todos los días están juntos, Max no dejaría que nadie la dañara —le acaricio el brazo de manera cariñosa, cosa que calmo un poco al pelirrojo—, lanzare la señal para que me saquen de aquí, tú por mientras busca a Regulus. Una vez que salga buscare a Anired ¿sí? Dudo que este en este laberinto, no la vi entrar...
Georg asintió suavemente ya que no se le pasaba ninguna otra idea por la cabeza.
—Tratare de curarte esto.
La preocupación era tan grande que ya ni siquiera le dolía el hombro, Lie limpio con un poco de magia la herida logrando parar el sangrado.
—Tienes que apurarte para que atiendan esta mordida...o tú...ya sabes...
—Estare bien.
Respondió con simpleza viéndola por algunos segundos, ambas miradas chocaron: gris contra azul.
Los dos pare de ojos brillaban con intensidad al verse fijamente, George deseaba que eso durara un poco más, pero sabía que no podría ser de esa forma pues tenía que ir a buscar a su hermano y ella debía de salir de ahí.
Por más que intentaba evitarlo, Amalie D'Acanto le gustaba cada vez más.
Ningún otro pensamiento paso por su cabeza cuando los labios de la rubia terminaron sobre los suyos, los finos brazos se colocaron alrededor de su cuello pegándolo más a ella.
Le costó unos cuantos segundos comprender lo que pasaba, pero no pudo negarse y cerró los ojos tomándola de la cintura para hundirse en ese beso.
La empujo contra la pared llena de hierbas pegándose a ella y profundizando el beso, sin ningún cuidado metió la lengua buscando la de la rubia para iniciar una guerra de lenguas que se volvía cada vez más apasionada, demostrando cuanto habían extrañado besarse de esa manera.
Los labios de los adolescentes se movían con intensidad, George le mordió el labio inferior con suavidad ganando un jadeo de la rubia. Se separó por unos segundos con la respiración agitadas y los labios rojos e hinchados.
—Debes de volver.
—Lo hare —murmuro Amalie viéndolo a los ojos—, tú también debes de volver una vez que encuentres a Regulus.
George asintió.
—Nunca me dejaste de gustar, Lie, en ningún momento—le dejo un corto beso alejándose para tomar su varita—, mantente a salvo.
—Después de que salgamos de esto...hablemos ¿quieres?
—Lo prometo —apunto la varita al cielo— ¡Periculum!
Varias chispas rojas salieron volando hacia el cielo perdiéndose en la oscuridad y a los pocos segundos diversos ruidos se escucharon como si los árboles se abrieran.
—Ten cuidado.
Se vieron por última vez para que el pelirrojo saliera corriendo internándose cada vez más al oscuro laberinto que conforme avanzaba una espesa neblina lo iba cubriendo poco a poco.
Los ojos grises se achicaron tratando de enfocar lo que tenía enfrente.
Frente a él pudo observar una figura cubierta con una capa, tenía la cara completamente cubierta. Miro hacia abajo sintiendo como su estómago se contrajo al observa como una viscosa mano gris con pústulas surgía de la capa, como algo que estuviera muerto y se hubiera corrompido por el agua.
Solo logro verlo por unos segundos ya que la mano volvió dentro de la gran capa.
El azabache no pudo ni siquiera apartarse al comprender a lo que estaba a punto de enfrentarse, cuando el Dementor aspiro larga, lenta y ruidosamente como si quisiera subsionar algo más que aire.
Un frio intenso se extendió por todo el lugar, Regulus fue consciente del aire que contenía en el pecho.
El frio penetraba más allá de su piel como si se tratara de una estaca le penetro el pecho, justo en el corazón.
Los ojos del Black-Weasley se quedaron en blanco. No podía ver nada.
El frio recorría todo su cuerpo y varios gritos perforaron su cabeza al igual que diversos llantos.
Logro juntas un poco de fuerza para alzar la varita unos cuantos centímetros.
Recordando sus clases de Defensas Contra las Artes Oscuras y a sus padres hablándole sobre los dementores trato de pensar en un momento feliz.
La primera vez que conjuro un hechizo con ayuda de su padre y madre se hizo presente, cuando tiro unas pequeñas latas de refresco con un Expelliarmus a voluntad. Recordaba cada elogio y mirada llena de orgullo...
—¡Exp...expecto patronum!
Sin embargo, no fue tan fuerte, apenas y una pequeña bola de luz se hizo presente que ayudo a alejar al Dementor por unos segundos dándole la oportunidad de respirar cayendo al suelo, sin embargo, más dementores se acercaban a él como si estuvieran a punto de deleitarse de un festín.
—Momento feliz...momento feliz...
Murmuraba alejándose a gatas ya que su cuerpo ni siquiera le respondía, se concentró lo más que pudo...
Los aplausos se hicieron presentes cuando la clásica música dejo de sonar, duraron durante varios segundos mientras las niñas con pequeños tutus rosados bajaban las escaleras rápidamente para dirigirse a sus padres.
Regulus cruzaba los brazos sobre el pecho, siendo un niño de siete años consideraba que los recitales de ballet eran aburridos.
—Reggie, quita esa cara—pidió Anirak tocándole el hombro para que se levantara de la silla— ¿No le vas a dar las flores que le compraste a tu hermana? Ahí viene...
Regulus hizo un mohín poniéndose de pie para seguir a su hermano mellizos, ambos iban vestidos a juego como siempre.
—Esto fue aburrido.
Le murmuro al pelirrojo menor.
—Te dormiste en más de medio recital...
Se quejó el mayor de los mellizos y sonrió para ir con su hermana menor que estaba en los brazos de su padre el cual la alzaba en el aire.
Regulus observo a su familia: su madre y padre felicitaban a Anired, mientras Louis le acariciaba el cabello y George Sirius le daba tres pequeñas rosas rojas.
Regulus vio el diminuto ramo de flores blancas en sus manos, no sabía muy qué clase de flor era, pero eran bonitas...o al menos lo fueron hasta que se sentó en él.
Observo a su hermana menor que usaba un tutu rosado y un leotardo negro, el largo cabello azabache estaba recogido en un extraño chongo en la cabeza y tenía las regordetas mejillas sonrojadas llenas de diminutos brillos.
—¡Reggie! —la niña de cinco años se acercó corriendo al azabache— ¿Te gusto como baile?
—Fue aburrido—soltó con simpleza escondiendo las flores detrás de su espalda pues le daba vergüenza que las viera—...solo niñas tontas bailaban.
El rostro de Anired perdió su brillo bajando la mirada, el mayor se sintió mal ante eso y suspiro.
—Pero...tú no eres tonta —murmuro extendiéndole las flores—...fuitse la mejor bailando...me sente sorbe ellas...así que se aplastaron y no son tan bonitas como las que te dio George...
Anired sonrió mostrando la falta del diente de enfrente.
Le arrebato las flores para abrazar a su hermano con fuerza.
—Las flores que me da mi hermano son muy bonitas.
Regulus la abrazo pasando el pequeño brazo sobre sus hombros.
—Te daré más flores si prometes que no abrazaras a ningún niño de estar forma.
—Solo abrazare a mi hermano mayor de esta forma...
Prometió sonriendo, Regulus sonrió satisfecho para observar nuevamente a su familia que reían ante los pequeños celos del menor que ya eran demasiado notable.
Regulus suspiro, a pesar de que un recital fuera aburrido definitivamente vendría a cada uno de ellos con tal de ver a su hermana sonreír de esa manera al igual que a los demás miembros de su familia, con los que amaba estar...
—¡Expecto Patronum!
Un enorme rayo de luz blanca salió de su varita tomando rápidamente la forma de una gran pantera negra que gruño al momento de enfrentarse al Dementor, la pantera tomo velocidad para embestir a los dementores que cada vez se acercaban.
Eran demasiado, pero como si un rayo de esperanza iluminara su vida otro rugido se hizo presente dejando ver a otra pantera idéntica a la suya que arremetió contra los demás dementores logrando alejarlos de él.
—¡Regulus!
La voz de su hermano lleno todo el lugar, por unos segundos creyó que estaba alucinando hasta que distinguió la centelleante mata de cabello que era iluminada por la luna.
—¡¿George?!
El pelirrojo lo ayudo a ponerse pie, ambos estaban en mal estado llenos de heridas.
—Tenemos que salir de aquí, Regulus —pidió el pelirrojo tomándolo del brazo—...es Ellie Yaxley, de una u otra forma logro ponernos una trampa...te quiere muerto.
—¿Qué? ¿A mí por qué? ¿Yo que le hice? —se quejó viendo el hombro de su hermano—...eso explica porque Greyback estaba aquí...
—¿Te ataco?
Regulus asintió dejando ver un enorme rasguño en las costillas del lado derecho al igual que un hueco en su pierna de la que salía una enorme cantidad de sangre.
George se giró para mostrarle que aparte de la mordida en su hombro le había dado un profundo arañón en la espalda.
Ambos sabían que si no salían de ahí morirían desangrados.
—Tenemos que encontrar el cáliz, eso nos regresara al castillo.
—¿Puedes caminar?
Cuestiono George pues veía que la herida de su hermano era preocupante.
—Más o menos...pero puedo seguir, tenemos que salir.
George Sirius asintió para ayudar a su hermano que se apoyó de él para caminar de forma lenta.
—La ponzoña de Greyback...
Murmuro Regulus viendo el hombro de George Sirius.
—Estaré bien —Regulus lo miro sin creer—...estoy seguro que lo estaré, vámonos.
Regulus decidió no insistir para caminar, al menos ya no había nada más a que enfrentarse al parecer los dementores eran la última parte del laberinto.
—¡¿Es ese?!
Indago el azabache al ver algo brillar, George y él se dirigieron hacia él.
—¿Estás seguro que nos volverá al castillo?
—Eso espero.
Los mellizos se vieron para estirar la mano tomando el cáliz sintiendo un jalón en el estómago...
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¡Hola!
¿Qué les parecio el capitulo?
¿Tienes teorías para el final del segundo acto?
¿Dónde creen que terminen los mellizos?
Si veo que este capitulo tiene varios comentarios tal vez les traiga una sorpresa en la próxima actualización, gg.
Nos leemos en unos días, no se olviden de comentar y votar, lovu❤️
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