Veinticuatro.
(Mientras más comentes más rápido actualizo, jé.)
Eso definitivamente se consideraría lo peor que ha hecho en años, pero no tenía ninguna otra opción si quería que ese pelirrojo no dijera nada tendría que tomar medidas algo grandes.
—Moswen...busca a la rata.
Le pidió al gecko bajándola con cuidado mientras caminaba por los pasillos del viejo castillo, se acomodó la gorra y chamarra fijando de no cruzarse con nadie que lo conociera, especialmente Scorpius que haría un escándalo y lo obligaría a ir a desayunar.
Observo como Moswen se alejaba a gran velocidad hacia la sala común de Ravenclaw, Maxence se recargo en uno de los pilares algo lejanos para que nadie sospechara.
Maxence D'Acanto era una persona que siempre analizaba todo a su alrededor, gracias a eso se dio cuenta que Stefan Denvers tenía un gran lazo con una rata con la que iba a todos lados, si la obtenía podría hacer que él no dijera nada de lo que entendió la noche anterior que estuvo con Anired.
No evito sonreír al recordar a la azabache, era la primera chica que lograba robar completamente su atención, nunca tuvo la intensión de fijarse en alguien, por lo regular era una persona que solo se relacionaba con los demás cuando se daba cuenta que podría obtener un beneficio de promedio, quizá algo sexual o algo que lo ayudaría en algún futuro como un favor.
Pero, con ella era diferente, estaba seguro que le atraía demasiado, pero no se explicaba el porqué, gracias al observarla tenía algunas conjeturas de las cuales más resaltaba: cuando la vio la primera vez supo que era bonita, esa clase de chica que volteas a ver si o si y que tenía un muy buen cuerpo, especialmente su trasero que más de una vez vio, si bien con la falda del uniforme no se notaba mucho cuando usaba algunos jeans o faldas más pegadas se remarcaba muy bien, e igual no tenía una gran delantera, pero comprobó la otra vez cuando la blusa se le transparento que no era tan plana como él la llamaba, pero su atracción iba más que eso, dejo de tomarle importancia a su físico cuando escucho su voz por primera vez, era dulce y lo hacía sentir feliz con solo escucharla.
Pero, aun así, era algo más; quizá lo inteligente que demostraba ser al igual que lo divertida y risueña, era de las cosas que más llamaban su atención o el hecho del juego que tenían entre ambos de insultarse, hacerse señas obscenas y ponerse apodos sin tomarse nada a mal, al contrario, más de una vez la vio reírse por eso.
La consideraba una persona frágil y sensible, pero aun así seguía en pie sin romperse a pedazos como cuando ese estúpido diario público un artículo que la hirió o cuando todos los rumores de que era infiel se hicieron presentes, la vio llorar esos días, pero aun con las lágrimas fue capaz de enfrentarse a Lyubomir con la cara en alto, admiraba demasiado esa gran valentía y que de una u otra manera sabia defenderse sola mostrando esa sonrisa orgullosa que demostraba lo fuerte que es interiormente, Anired sabía que era capaz de cualquier cosa con ese intelecto que la caracterizaba siendo demasiado confiada de sí misma, aparte que contaba con el apoyo y protección de sus amigos y familiares por lo que dedujo rápidamente que era una persona que se hacía querer por los demás con esa energética y apasionada personalidad.
También estaba esa pureza que la caracterizaba y cosa que le preocupaba, sabía muy bien que las personas que contaban con un corazón puro siempre salían lastimadas o heridas, ya que hacían el bien sin mirar a quien siendo fácilmente engañadas pues siempre veían el lado bueno de las personas y no las malas intenciones, Anired no tenía experiencia alguna se dio cuenta de eso en cuanto hablo con ella y también cuando observo cada una de sus reacciones cada que estaba Deyan, había crecido en una pequeña caja de cristal siendo protegida de todo aquello que la pudiera dañar y el golpe a la realidad sería demasiado fuerte.
Maxence siempre comparo su vida con un hoyo negro ya que estaba destinada a seguir a pesar que él no la quería continuar, era una vida de mierda y monótona de la cual no lograba escapar ni cambiar y que cada día se hundía más e ese hoyo negro que giraba sin detenerse sumergiéndolo lentamente en todas sus inseguridades siendo lastimado una y otra vez, pero en el momento que apareció esa azabache de ojos grises fue como si llegara el tope para detenerlo, pero era una mezcla extraña entre un inmenso dolor al darse cuenta de que ella nunca lo miraría de la misma manera por ver al castaño del cual era novia aparte que nunca sería lo suficiente, pero al mismo tiempo resultaba sumamente aliviante para él.
Se encontraba sumamente seguro de algo, Deyan Granger-Krum sería la persona que tiraría en un hoyo negro a Anired, y Max quería evitarle ese dolor a toda costa.
Soltó un suspiro echando la cabeza hacia atrás, le sería fácil decirle lo que sentía por ella, pero sabía que, si hacia eso todo se tornaría incomodo porque sin duda lo rechazaría, y siendo sinceros él no tenía tantas virtudes como ella, por más que buscaba algo que lo rescatara no encontraba nada que lo hiciera sentirse lo suficiente para tan si quiera tratar de estar junto a Anired.
Agito la cabeza eliminando todos esos pensamientos antes de deprimirse como casi siempre le pasaba, sintió las pequeñas patas de Moswen subiendo por su pierna así que bajo la mirada y sonrió al reconocer a la rata que parecía mirarlo con curiosidad. Metió la mano al bolsillo de su chamarra sacando unas cuantas galletas que tomo de la cocina del carruaje y se agacho, de manera lenta las acerco al animal dejando que las oliera.
—Anda, rata...comételas, sé que las quieres.
⚜⚜⚜
Se removió en la cama una y otra vez hasta que abrió los ojos con extrañeza al sentir el lado izquierdo de la almohada completamente vacía donde se suponía debería de estar Kairo durmiendo.
Stefan se desperezo sentándose en la cama y viendo a todos lados, busco entre las cobijas por si su rata se había movido de lugar, pero no había ni rastro de ella, cosa que resultaba demasiado extraña pues nunca se separaba de él, salió de las sabanas y se fijó debajo de cada cama de sus compañeros que aun dormían y el resultado fue el mismo.
—Kairo...
Llamó con un tono lleno de desesperación, no era posible que su rata hubiera huido, simplemente no era algo que creyera que hiciera, desde que se conocieron ella mostro gran fidelidad a él.
Siguió revolviendo la habitación que incluso uno de sus compañeros se despertó y lo ayudo buscar, pero ninguno encontró nada.
Tomo un suéter y se calzo unas zapatillas deportivas para salir corriendo de la habitación e ir a la cocina, tal vez la rata que era demasiado tragona se habría escapado en busca de comida.
Si no la llegaba a encontrar ahí iría con Zed, Alex y Anired ya que Kairo luego estaba con ellos porque la cuidaban el día que él trabajaba.
Su búsqueda en la cocina fue igual de decepcionante que en la habitación, soltando un suspiro de tristeza y temor salió de ahí despidiéndose de los elfos que se ofrecieron a ayudarle a buscar a su mascota.
Su mayor miedo era que un gato, lechuza o serpiente se la hubieran comido por sus descuidos,
Y una vez vio morir a un pez dorado, no quería que Kairo tuviera el mismo destino, un nudo se le formo en la garganta mientras se repetía una y otra vez el pésimo dueño que era.
Antes de entrar a la sala común de Slytherin le llamo la atención una lechuza que nunca había visto, sin embargo, ella lo miraba fijamente.
Lo dudo un poco, pero se acercó distinguiendo un pequeño trozo de pergamino donde leyó su nombre, al ver el ave no trataba de atacarlo le quito la nota para abrirla con rapidez.
Soltó un jadeo viendo que se trataba de una nota de secuestro:
"Si quieres recuperar a la rata, ve a la parte de atrás de la cabaña del gigante de Hogwarts.
Más te vale ir solo ni decirle a nadie o la rata muere."
Las manos le temblaban y sentía hiperventilar al leer esa nota descuidad.
¡Kairo fue secuestrado!
En otra situación habría recurrido a sus primos, especialmente a George Sirius que era demasiado inteligente y si no contaba con la fuerza física al igual que con Regulus John, pero no iba a arriesgar la seguridad de Kairo.
No entendía porque alguien quisiera secuestrar a su rata, siendo sinceros no era millonario como para poder dar una gran cantidad de galeones por su regreso y era la clase de persona que pasaba la tarea a quien se la pidiera, así que simplemente no había un por qué.
Se aferró a la varita que llevaba en la mano derecha y reuniendo todo el valor que era capaz camino a la gran puerta del castillo para salir de ahí.
Estaba a punto de entrar en crisis por no poder recuperar a Kairo.
¿Qué tal si le pedían algo que no podía dar? ¿O si su rata ya estaba muerta y solo era una trampa?
¿Debió de decirle a alguien?
Todas sus preguntas desaparecieron en el momento que casi se tropieza con la nieve antes de llegar a la cabaña de Hagrid, al menos si trataban de matarlo el semi gigante tal vez escucharía sus gritos de piedad.
Al llegar al punto acordado observo a todos lados hasta que distinguió a un varón con chamarra y gorra recargado de la cabaña.
De inmediato supo que se trataba del secuestrador de ratas.
Si lo atacaba primero tendría una gran ventaja, seguramente el secuestra ratas esperaría que llegara llorando e implorando que le devolviera la rata.
—Sí que eres lento.
Reconoció el acento alemán, pero no le importo para atacar de inmediato.
—¡Expelliarmus!
El mayor con facilidad desvió el hechizo, algo que Stefan no espero bajando la guardia y cuando menos se lo espero su varita salió volando.
—¿Por qué hiciste eso? —cuestiono viéndolo ofendido— ¡Me pudiste dar!
—¡Esa es mi rata! ¡Devuélvemela!
Exigió y cuando él se acercó reconoció al rubio de inmediato: Maxence D'Acanto que tenía una sonrisa burlona, también distinguió a Kairo en su hombro...comiendo un pedazo de galleta de manera cómoda sobre el hombro de Max.
—¿Dónde dice tu nombre?
Maxence jugaba con la varita entre sus dedos, no negaría que se estaba divirtiendo con toda esa situación.
—Estoy hablando en serio, Kairo es mi mascota... ¡Regrésamela!
El alemán negó con la cabeza caminando hacia él, se detuvo a un metro de distancia.
—Sé que es tuya, por eso la tome —explico dándole otro trozo de galleta a la rata sin importarle las boronas que le dejaba en el abrigo—...tengo una condición para devolvértela.
—¿Qué clase de condición?
Stefan enarco la ceja con curiosidad, desde ayer que lo consideraba extraño, pero ahora con eso aún más.
—Anoche escuchaste algo cuando estaba con Nugget.
—¿Nugget? —no comprendía a quien se refería— ¿Qué Nugget?
Max soltó un gruñido de frustración cruzando los brazos sobre su pecho.
—Anired...tu prima. Escuchaste lo que le dije.
—¿Qué era adorable? —Stefan sonrió viendo que podría usar eso para recuperar la rata—...Si no me la das, iré de inmediato a decirle lo que entendí anoche.
—No seas idiota —rodeo los ojos—, yo tengo a tu rata, así que no estás en condiciones
de exigir nada, en cambio yo si...claro, al menos que quieras que haga rata asada para el desayuno.
—¡Ni se te ocurra hacerle algo!
Stefan era inteligente en la escuela y en algunos otros ámbitos, pero cuando se trataba de negociar o socializar era un estúpido completamente.
—Si no quieres que le haga nada, tendrás que hacer lo que yo diga.
—¿Qué demonios quieres? No te puedo conseguir una cita con Anired si eso deseas —se cruzó de brazos frunciendo las cejas—, y menos aceptara cuando sepa que eres un secuestra ratas.
Max que no tenía paciencia comenzaba a desesperarse por la actitud del pelirrojo, ni que hubiera secuestrado...bueno, si secuestro a la rata, pero no había intentado ninguna otra cosa, por el contrario, le estuvo dando galletas y la dejo jugar con Moswen.
—Agradece que no lanzo a la rata al lago negro en estos momentos —se sobo el puente de la nariz mientras pensaba «calma, calma» una y otra vez antes de cometer un asesinato—...no necesito que hagas eso, yo la puedo conseguir solo —Stefan soltó una risa burlona ganando la mala mirada del mayor—...pero volviendo al tema, si tiene que ver con ella...
—¿Qué quieres con ella?
La postura temerosa de Stefan cambio de inmediato al ver que su prima estaba en medio de todo esto, se paró recto y veía al rubio a los ojos, tratando de ver que reflejaban cada que la mencionaban, siempre había creído que la mirada podía mostrar demasiado de una persona.
—No le digas lo que entendiste—murmuro desviando la mirada hacia el árbol de al lado—...no quiero que se entere de lo que le he dicho en alemán—hizo una pausa—, y si le dices algo a Nugget, la rata sufrirá las consecuencias—vio a los ojos al menor demostrando que hablaba de manera seria—, viste que soy capaz de sacarla de tu habitación sin que nadie te dieras cuenta, si me entero que le dijiste algo a Anired sobre lo que sabes, hare a la rata en caldo ¿de acuerdo?
—Todo sería más fácil si no creyera que la insultas —paso la lengua por dentro de su mejilla y asintió—... ¡Bien, no le diré nada de lo que sé, pero devuélveme a Kairo!
Max lo vio con los ojos entrecerrados, Stefan alzo las manos en señal de rendición.
El alemán tomo con cuidado al animal que seguía comiendo y se lo devolvió a su dueño, Kairo al verse en brazos de Denvers se hizo bolita acorrucándose y aferrándose a la galleta.
—Estas advertido, Denvers.
Le dio una última mirada, se sacudió la ropa y se alejó de ahí sin voltear al ver al pelirrojo.
—¡Kairo, no vuelvas a ir con nadie que no conozcas!
Riño a la rata sintiéndose aliviado al recuperar a su mascota, mientras pensaba en lo sumamente extraño que resultaba Maxence nunca hablo bien con él, para más con Amalie, pero ahora tenía otra preocupación que era saber que era lo que planeaba ese tonto rubio con su prima y porque se comportaba de esa manera, sospechaba que tal vez le gustara Anired, sin embargo, también temía que intentara jugar con ella.
Definitivamente, debería de estar más al pendiente de Maxence D'Acanto, no permitiría que nadie dañara a su prima menor.
Soltó un suspiro al recordar que tenía que ir a ver a su padrastro, pues el traje que usaría el día del baile llegaría la noche anterior.
El estrés volvió a él recordando que era un pésimo bailarín, solo esperaba no arruinarle la noche a Valentia.
[...]
Ambos adolescentes se besaban con intensidad sobre la cama, las manos de Zed le acariciaban la mandíbula a Alex de manera lenta, el peli plata le mordió el labio inferior robándole un jadeo que aprovecho para meter la lengua y recorrer toda la cavidad bucal del más alto.
El rubio se removió en la cama dejando que el Malfoy quedara sobre él sin bajar la intensidad del beso, ambas lenguas se movían como si compitieran por ver quien llevaba el beso.
Alexander se separó con las mejillas rojas, el cabello despeinado y la respiración agitada dejando una hilaza de saliva entre ambos, Zed sonrió al verlo, se encontraba igual que él con la diferencia que no tenía camisa.
Alex le sonrió y bajo los labios al cuello descubierto besándolo de manera húmeda, Zed se estremeció disfrutando de esas caricias, los labios del menor eran suaves y la sensación se volvió mejor al sentir la ágil y húmeda lengua lamiéndole la piel encima de la manzana de adán.
Zed sentía su bóxer apretar y al parecer no era el único en la misma situación ya que la erección de Alex golpeaba contra el abdomen bajo, trago saliva cuando su habitación se volvió demasiado caliente y tensa al igual que el cuerpo de ambos varones.
Alex alzo la mirada y sonrió contra el cuello de su novio por ver la expresión de Zed, recorrió lentamente el pecho y abdomen con las yemas de los dedos, tenía la piel de gallina por los toques.
Al estar experimentando ambos se encontraban igual de nerviosos y no estaban muy seguros de que tocar, pero hasta ahora iban bien.
Zed le acariciaba el sedoso cabello pasando los dedos entre los mechones y despeinándolo hacia todos lados.
—A...Alex...
Jadeo cuando el nombrado introdujo la mano dentro del jean de mezclilla acariciándole la zona pélvica bajando peligrosamente a su miembro erecto.
El peli plata no respondió para seguir besándole el cuello y dejando un húmedo camino hasta las clavículas, tanteo la zona intima del rubio con torpeza y dudo un poco, pero al final de cuentas se armó de valor pasando la palma sobre el miembro cubierto por un ajustado bóxer.
El Weasley echo la cabeza atrás ante el placer y el calor recorriéndolo, la sensación de la mano de Alexander acariciándolo era maravillosa, quería que no se detuviera.
Alex parecía poder leer los pensamientos de su pareja, ya que en lugar de detenerse aumento las caricias siendo más preciso y guiándose con los gemidos de Zed para mover la mano como le gustaba.
Paseo la lengua por en medio del abdomen, y miro a Zed con ojos hambrientos.
—N...no pares...
Pidió de manera tímida el rubio, su rostro estaba rojo debido al calor corporal que parecía incrementar cada vez más.
—No tenía pensado hacerlo.
Zed sonrió y se mordió el labio inferior siguiendo cada uno de sus movimientos, dio un ronco y fuerte gemido cuando Alexander beso por arriba de su pantalón, seguía moviendo de arriba abajo la mano atrapando la erección.
Ambos se quedaron helados el escuchar el insistente golpeteo en la vieja puerta y la manija moverse.
—¡Zed, tus compañeros de cuarto me dijeron que ya estas despierto! ¡Abre la puerta!
La voz de Frederick Jerome se hizo presente, Alexander se levantó de inmediato viendo a todos lados en busca de que hacer.
—Al baño...enciérrate en el baño.
Pido Zed acomodándose el pantalón y rogando que su erección no fuera notoria, Alex maldijo por lo bajo y tomo el gorro que dejo sobre la cama para irse corriendo al sanitario que estaba frente a ellos.
—¡Zed, ya abre, maldita sea o utilizare un bombarda!
Amenazo el rubio mayor, Zed tomo su varita y apunto al armario.
—¡Accio!
Atrapo la primera playera que salió de ahí y se la puso mientras corría a la puerta.
Se peinó con las manos y abrió con la mejor sonrisa que pudo.
—¡Hermano!
—¿Por qué tardaste tanto en abrir la puerta?
Cuestiono pasando a lado del menor y viendo todo con curiosidad.
—Estaba...ocupado.
Freddos arrugo el rostro y recorrió de arriba abajo a su hermano menor, pinto una sonrisa pícara al ver pequeñas marcas rojas en el cuello.
—Se nota —Zed no comprendía la sonrisa de Freddos—...al parecer si estabas muy ocupado.
—Iré por un suéter y ya vámonos, que mamá y papá ya nos estarán esperando en Sortilegios.
Zed se dio la vuelta, pidiendo mentalmente que Fred no quisiera entrar al baño porque si no descubriría a Alex.
—¿Cómo se llama?
El mayor se sentó en la cama distinguiendo que se encontraba mal tendida, al parecer su hermanito ya tenía novia.
—¿Quién? Me das miedo con tus preguntas, eres más raro de lo normal.
—Tu novia...esas marcas rojas en el cuello no te las hiciste tú solo
Zed saco una chamarra que fuera lo suficiente caliente para la nevada y una bufanda que se colocó de inmediato en el cuello.
—No pienso hablar de esto contigo...ya vámonos.
Ordeno encarando a su hermano y viéndolo de manera seria.
—Vamos ¿por qué no me quieres decir? ¿Te da pena que sepa quién es tu novia y qué estabas haciendo cosas sucias?
Zed coloco los ojos en blanco.
—No es importante, ya vámonos.
—Dime-e...
Canturreo siguiéndolo y repitiendo una y otra vez lo mismo.
—¡No es nadie importante! ¡Ya, vámonos!
Hablo de manera fuerte saliendo de la habitación seguido de su hermano.
Alexander soltó un suspiro, sintiéndose mal consigo mismo, sabía que llegaron al acuerdo de mantenerlo en secreto, entonces ¿por qué se molestaba?
No le gustaba tener que negar que era pareja, si por el fuera ya se lo habría contado a todo mundo. Pero, Zed no compartía la misma idea por el miedo al qué dirán.
Recargo la cabeza en la pared sin eliminar esa molestia en el pecho y recordaba las palabras de Zed diciendo que no era nadie importante ante el Weasley mayor.
¿No era importante para Zed?
Miles de cuestionamientos invadían su mente y las respuestas lo hacía deprimirse cada vez más al igual que su inseguridad aumentaba.
¿Hasta cuándo Zed querría que lo mantuvieran en secreto?
⚜⚜⚜
Las grandes manos aprisionaron sus muñecas contra la fría pared, mientras le besaba el cuello de manera húmeda succionando la piel para dejar marcas rojas que tardarían días en desaparecer.
Ella echaba la cabeza hacia atrás soltando suaves gemidos que provocaban más al varón, él bajo una de las manos hasta el fin de la blusa metiéndola y acariciando la suave piel del abdomen que se contraía ante su tacto.
—¿Quieres que pare?
Murmuró con voz ronca mordiéndole con suavidad el lóbulo de la oreja y deteniendo la mano sobre uno de los pechos cubiertos por una fina tela de encajé.
—Mmh...no.... sigue.
La voz de la azabache era como un suave y dulce ronroneo, el más alto sonrió y comenzó con suaves caricias al seno que se encontraba entre su mano sintiendo como el pezón comenzaba a endurecerse, soltó las finas manos dejando que ella las pusiera en sus hombros.
Le beso la barbilla por algunos segundos y se detuvo sobre los carnosos labios rozándolos con una sonrisa.
—Eres tan preciosa, Anired.
El marcado acento provoco que las piernas de la menor perdieran la fuerza, si no fuera porque él la sujetaba por la cadera habría terminado en el suelo.
Anired le sonrió y correspondió al fogoso beso, deleitándose con el sabor a menta y tabaco que tenía la boca del chico, acaricio su espalda guiando los dedos hasta el sedoso cabello jugando con el.
Le gustaba cada beso y caricia que le daba, tanto que no le importaba estar a mitad del bosque prohibido a media noche y arriesgando que cualquiera los pudiera descubrir.
En ese momento solo eran ellos dos, no existía nadie más.
Se sentía completamente húmeda y caliente, gimió nuevamente cuando la áspera mano subió lentamente sobre el muslo dirigiéndose peligrosamente hacia su núcleo.
Rompió el beso con las mejillas completamente rojas y los labios hinchados.
—Quiero escucharte gemir mi nombre, Kleiner Hase.
Los profundos ojos azules parecían más brillantes que nunca viéndola fijamente, como si estuviera a punto de devorarla, y realmente ella no tenía ninguna objeción porque lo hiciera.
El roce de los dedos contra la braga provocaba cada vez más a Anired, estaba segura que no podría aguantar más sin sentir sus dedos directamente.
—No son tan pequeños.
Murmuro introduciendo la mano bajo el brasier y acariciando el desnudo pecho, atrapo el pezón entre el dedo medio e índice pellizcándolo con suavidad y amasándolo, ella desvió el rostro hacia el otro lado para que no la viera tan directamente.
—Quiero verte, Mein herz...por favor.
Pidió mordiéndole la mejilla por unos segundos, después la llenó de pequeños besos y se dirigió a la mandíbula para hacer lo mismo.
—Es vergonzoso.
Respondió entre jadeos, los agiles dedos de Maxence movieron la braga a un lado dejándola expuesta ante él y froto con suavidad los húmedos pliegues esperando la reacción de la azabache, ansiaba que volteara a verlo, siempre disfruto cada una de sus expresiones, pero esa nueva faceta llena de placer y deseo lo estaba volviendo loco.
—Maxence...
Jadeo mordiéndose el labio y cerrando los ojos, el placer que estaba experimentando era demasiado y lejos de sentirse incomoda lo deseaba cada vez más.
—Voltea a verme o no seguiré—ordeno, el tono burlón que siempre utilizaba ya no estaba, hablaba de manera seria y dominante, Anired sintió como se humedecía aún más, el D'Acanto sonrió al percatarse de eso ya que sus dedos se volvieron más resbaladizos robándole varios gemidos—, quiero admirar cada una de tus expresiones cuando te meta los dedos.
—Eres un mandón pervertido.
Mascullo girando el rostro hacia él, con un gesto lleno de timidez, se sentía algo cohibida por que la viera tan fijamente.
—Buena niña...
Alabo con la voz ronca, paseaba los dedos por los labios vaginales. Ella entre abría los labios y cerraba los ojos, podía percibir el gozo en cada uno de sus movimientos, le resultaba demasiado excitante tenerla de esa forma, tan sumisa y dulce.
Abrió los pliegues con todo el cuidado del mundo procurando no lastimarla y llevo el pulgar hasta el clítoris inflamado brindándole suaves caricias, Anired no lo pudo evitar y gimió el nombre del rubio de forma sonora.
Max saco la mano del sostén y blusa de la Black-Weasley para llevarla hasta el corto y despeinado cabello pasando los dedos varias veces y disfrutando de la suavidad, repitió esa acción y de forma brusca la tomo del cabello jalándolo para que hiciera la cabeza hacia atrás.
—Mierda...
Gruño Anired abriendo los ojos para verlo:
Azul contra gris, ninguno pensaba apartar la mirada, las pupilas de la menor estaban completamente dilatadas y con un brillo hambriento.
Max estrello los labios contra los de Anired besándola con fiereza.
Le siguió acariciando el clítoris y bajando el dedo índice y pulgar en busca de su entrada, al llegar a donde quería, la tanteó un poco preparándola para lo que estaba a punto de hacer.
Metió los dedos lentamente, sentía como las apretadas paredes vaginales lo envolvían por completo, ella enterró las uñas en su espalda y se separó dejando un fino hilo de saliva entre ambos.
—¡Max!
La azabache abrió los ojos con fuerza viendo todo a su alrededor, sentía el cuerpo completamente caliente y la respiración agitada.
Se sentó en la cama notando que se encontraba en su dormitorio, tuvo que apretar las piernas como lo hacía cada vez que leía una escena erótica tratando de calmar el palpitar en su núcleo, sentía la inmensa humedad en medio de sus piernas.
Paso la mano sobre su rostro llevándola hasta su cabello para hacerlo hacia atrás dándose cuenta de lo que acababa de pasar:
¡Había tenido un sueño erótico con Maxence D'Acanto!
Se regañó internamente, desde ayer que había tenido reacciones extrañas por la cercanía del rubio, especialmente cuando la acorralo y le dijo que lo besara, estaba segura que se sintió excitada por eso.
Probablemente no le tomaría importancia si fuera con algún personaje ficticio o en alguna situación hipotética, pero...era con una persona real con la que tenía contacto.
¿Eso se consideraría infidelidad a Deyan?
Ella tenía novio, un novio al cual quería demasiado y que no se merecía algo como eso.
Si el búlgaro se enteraba de sus impuros pensamientos con otro varón que no era él, sin duda la odiaría.
—¿Estas bien?
Volteo el rostro topándose con una rubia que se secaba el corto cabello y la veía con curiosidad y preocupación.
Las mejillas le ardieron al ver que no se encontraba completamente sola.
—S...si...estoy bien...tuve...un sueño...
No sabía ni siquiera como contarle, si bien Zoe Scamander era su mejor amiga no se sentía en confianza para relatarle aquel sueño erótico.
—¿Una pesadilla? ¿Quieres que baje por chocolate caliente para que te calmes?
Anired le dio una sonrisa agradecida y negó.
—Me vendrá mejor un baño —las piernas le temblaban y al ponerse de pie sintió la húmeda tela de la braga rozarse con sus pliegues que se encontraban igual, agradecía no ser hombre y tener una erección—...me sentiré mejor con eso.
—Está bien, cualquier cosa dime.
—Gracias, Zo...
Fue lo último que le dijo y tomo la varita del mueble junto a la cama para entrar corriendo al baño.
Cerro la puerta tras ella y coloco un antialohomora y un hechizo insonorizador para que nadie la escuchara.
Se recargo de la puerta del baño y para su mala suerte las imágenes del sueño anterior volvieron a su mente, soltó un gruñido agitando la cabeza.
De inmediato se quitó la gruesa pijama que utilizaba en esos días de invierno quedando en unas bragas de figuras de pollitos de colores, se acercó a la regadera para abrir la del agua fría, la sintió con las puntas de los dedos y se estremeció por la temperatura.
Bajo la única prenda que la cubría quedando completamente desnuda y sin importarle el frio que se sentía se metió a la ducha, toda la piel se le enchino ante el cambio, pero aún se sentía caliente interiormente mientras su sexo palpitaba una y otra vez.
No encontraba la forma de evitarlo y las imágenes volvieron a su mente, las grandes manos de Maxence aprisionándola contra ese árbol en medio del bosque prohibido para después acariciarla de manera lenta y tosca.
Recordó como los dedos del rubio recorrían sus pliegues brindándole satisfacción y por inercia llevo la mano a su vulva, lo dudo por unos segundos y al final paso los dedos lentamente sobre sus labios vaginales, sintió un poco de alivio ante esa suave caricia, cuidaba de no rasguñarse con las uñas.
Recargo la espalda al frio azulejo de la pared a lado de ella para estar un poco más cómoda, y se dejó llevar permitiendo que el recuerdo del sueño erótico que protagonizaba Maxence D'Acanto fluyera.
Cada caricia, cada palabra y cada beso volvieron a ella, de manera inexperta y explorando lo que le gustaba comenzó a tocarse, frotando suavemente con los dedos y para su sorpresa se sentía demasiado aliviada.
No podía sacar los ojos azules de su mente, y lo peor es que era la primera vez que pensaba en alguien de manera erótica, y por si no fuera poco, el que era su novio no lograba provocar ni de lejos una de esas sensaciones tan abrasadoras como las que Maxence le causaba.
Trazo cada caricia que recordaba que hizo el rubio en contra de sus pliegues, recordando los besos contra su pálida piel y como le acaricio uno de los pechos.
—Maxence...
Soltó un suave gemido sin lograr reprimirlo para seguir frotándose de manera lenta, las gotas de agua helada le salpicaban el cuerpo y cerraba los ojos echando la cabeza hacia atrás recargándola en la pared.
Siguió frotándose hasta sentirse aliviada.
Maldijo internamente con el rostro ardiendo y la culpa recorriéndola, sentía que estaba siéndole infiel a su novio y de la peor manera.
Se enojó consigo misma al darse cuenta que era la primera vez que se masturba y ni siquiera pensó en Deyan Granger-Krum, el único que ocupo sus pensamientos en ese momento fue Maxence D'Acanto.
¿Podría ser más mala novia?
Decidió tomar un baño y ver si con eso podría actuar como si nada hubiera pasado,
Después de la larga ducha y salir del baño decidió vestirse ya que tenía que ir a Sortilegios Weasley, tomo la muda de ropa que ya tenía lista, ya que desde chica su madre le había inculcado a dejar la ropa que usaría en la semana ya lista para ahorrar tiempo.
Se colocó las bragas, unas medias afelpadas y sobre eso un pantalón de mezclilla, pero al momento de colocarse el sostén noto que no lograba abrocharlo.
Con extrañeza tomo otro y fue al baño, se lo coloco y de nuevo fue lo mismo, se observó en el espejo por unos segundos.
La blanca piel resaltaba por el brasier azul oscuro que parecía quedarle chico...no evito sonreír al darse cuenta lo que eso significaba.
—¡Zoe!
Llamo saliendo del baño y sosteniéndose el brasier para que no se cayera.
—¿Qué paso?
Zoe dejo de peinarse para verla con preocupación, ya que estaba comportándose de manera extraña.
—¡Ya crecieron, ya crecieron!
canturreo con emoción y dando pequeños saltitos cuidando de no tirar el sostén.
—¿Las que cosas?
—¡Mis pechos! —exclamo demasiado feliz por eso, volvió al mueble junto a la cama buscando más brasieres—...ya no me quedan los sostenes... ¡Eso significa que crecieron!
—¿Hablas en serio? ¿Cómo hiciste que crecieran? —hizo un puchero ayudándola a buscar alguno que le quedara, al conocerse desde los doce años, no tenían ninguna especie de pudor entre ambas así que Anired comenzó a medirse distintos frente a ella— ¡A mí no me han crecido para nada!
—No sé... ¿Genética? —le dio la espalda con uno puesto—...trata de abrocharlo.
La rubia asintió poniéndose tras ella, y por más que lo intentaban no lograban abrocharlo.
Anired sonrió al darse cuenta de eso, antes no lo noto ya que debido al clima no necesito usar sostén porque se colocaba muchas camisas debajo de los gruesos abrigos para templar su temperatura.
—No cierra, Anired.
Provo con otro y por fin lograron abrocharlo, aunque le quedo demasiado justo y era algo incómodo.
—Tendré que decirle a mamá que me compre unos nuevos.
—En estos momentos te odio mucho, me voy a quedar plana por siempre.
Se quejó Zoe ganando la risa de Anired que le agradeció la ayuda y fue a terminar de alistarse para salir del castillo.
Anired salió del castillo acomodándose el gorro de lana que le cubría el cabello, la nieve caía volviendo el piso completamente blanco, realmente amaba ese clima y lo mejor era que podía jugar a guerras de bolas de nieve o a hacer muñecos en sus ratos libres.
Estaba concentrada en no caerse hasta que escuchó una voz que reconoció de inmediato, se puso nerviosa recordando su sueño y lo que había hecho en la mañana, definitivamente no lo podría ver a la cara o tan siquiera contestarle una de sus tantas burlas.
—Oye —llamó el rubio acercándose a Anired—...pecho pla...
No pudo ni terminar la frase, ella lo vio por unos segundos para salir corriendo hacia el lado contrario lo más rápido que pudo.
—¿Ahora que le hiciste?
Interrogó Malfoy extrañado por la actitud de la Black-Weasley, esperaba que ella atacará a Maxence o lo insultara como ya era costumbre cada que estaban juntos.
—No sé —se rascó la nuca extrañado—...ayer que la vi en el carruaje estaba igual que siempre...
—Tal vez ya no te tolera.
Se burló Scorpius, el rostro de Max se volvió completamente serio ante esa frase y un nudo en la garganta se le formó.
¿Se habría pasado con sus bromas o con los apodos?
Pero, ella siempre le contestaba o incluso lo hechizaba cuando llegaba a su límite, era raro que lo ignorara o saliera huyendo.
La sospecha de que Stefan le hubiera contado lo sucedido hace unas horas se hizo presente, pero de pronto la imagen de lo que pasó la noche anterior reemplazó a la anterior, recordando el rostro sonrojado de Anired y sus balbuceos.
—Teufel noch mal...
(maldita sea)
Maldijo en alemán, muy probablemente la incómodo con eso o la hizo sentir mal.
Scorpius lo vio sin entender ya que parecía demasiado afectado por lo que fuera que estuviera pasando.
Anired no se detuvo a mirar atrás hasta que logró subir a un carruaje que la llevara al pueblo de Hogsmeade,
Observaba el paisaje y como todos usaban ropa abrigada por el frío, por más que lo intentaba no lograba olvidar el sueño y mucho menos dejarse de sentir culpable.
Aunque analizando la situación tal vez sabía el porqué de esos sueños: era muy probable que quisiera tener sexo, como dijo Deyan llevaban varios meses juntos y era algo normal en las parejas, así que su subconsciente la llevo a soñar con el rubio en esa situación debido a que fue la última persona que vio y con la que tuvo una cercanía.
En esos momentos se planteó dos objetivos:
El primero era no volver a dejar que Maxence invadiera su espacio personal como la noche anterior para que su cuerpo no reaccionara de esa forma porque era una adolescente con hormonas que no podía controlar y;
El segundo y el más importante: tener sexo con Deyan, aún titubeaba ante la idea, pero era su novio y lo quería, no debería de ser raro que lo sentía, y la sensación de incomodidad seguramente desaparecería una vez que logrará relajarse, así que el mañana, el día del baile, si o si lo haría por primera vez con él.
Sin embargo, no parecía muy segura con ninguno de los dos, era un mar de pensamientos y no lograba saber cuál idea le resultaba peor.
¿Qué le pasaba?
Deyan era atractivo y lo quería, se conocían desde niños, entonces... ¿por qué no lograba sentirse cómoda con él cuando estaban por hacerlo?
Y había otra pregunta más que le aterraba...
¿Por qué no deseaba a Deyan como deseo a Maxence en ese sueño?
Decidió dejar de pensar en todas esas cosas al bajarse del carruaje, y sin detenerse a admirar el paisaje o saludar a algunos de sus compañeros que iban a comprar cosas para el baile, comenzó a correr a la tienda de su familia donde seguramente estarían sus padres.
Al entrar Valery y Jona —dos empleados de Sortilegios Weasley—, la recibieron con una sonrisa que fue devuelta y un pequeño saludo.
—Hola —Anired se sacudo la nieve notando que habla menor cantidad de gente que la que normalmente estaba debido a que todos estaban emocionados por el evento de mañana—... ¿Mis padres no están?
Valery, una chica castaña, regordeta y con una sonrisa amable fue la que respondió a la menor.
—El señor Black-Weasley se encuentra en la bodega, la señora no ha llegado aún...
—Gracias, iré a ver a mi padre.
Le dio una última mirada y de inmediato bajo a la pequeña bodega que fungía también como oficina. Al entrar tuvo cuidado de no chocar con ningún estante y llegó al final de ellos donde se encontraba un escritorio de caoba y un viejo sillón negro, que definitivamente tenían que cambiar ya que estaba muy segura que tenía esa cosa se encontraba ahí desde años antes de su nacimiento.
—¡Papi!
Saludo con una voz dulce dirigiéndose al mayor que leía unos cuantos documentos, se acercó a él besándole la mejilla de manera cariñosa.
—Cielo —Fred sonrió alzando la mirada y acomodándose los lentes de vista cansada para verlo—... ¿cómo estás?
Fred le beso la mejilla y le acomodo unos rebeldes mechones que se salían del gorro.
—Bien y ¿Tú? —observó de manera curiosa los documentos que se trataban de facturas de los insumos que utilizaban para todo lo que elaboraban en Sortilegios Weasley— ¿Tienes mucho trabajo?
—Bien también...no, solo estaba acomodando las facturas, ya sabes, se viene fin de año y con eso el corte de caja anual, y si no nos apuramos no terminaremos con todas las tiendas.
Anired se sentó en la silla libre frente al escritorio mirando las fotos que adornaban todo alrededor, y sonrió al distinguir la foto de la boda de sus padres, había muchas no solo de ellos también de sus hermanos, primos y sus tíos: Lys y George.
—Sabes que puedo ayudarte con eso, papá...
—Tienes lo de tu baile, quedamos que solo se concentrarían en eso.
Fred le sonrió viendo a la menor que cada día se parecía más a Anirak, le gustaba que hubiera heredado toda la belleza de su esposa aunque también tenía cosas de él, sin duda era una mezcla perfecta de ambos, aunque no le agradaba demasiado lo rápido que estaba creciendo, tan solo hace un tiempo aún era una pequeña niña que andaba a todos lados con él cuando Anirak trabajaba y en cambio ahora pasaba los quince años y se tenía que alistar para el baile de navidad, que si no fuera poco iría con ese mocoso molesto, que era el novio de su hija.
—Puedo ayudarte después del baile, y no dudo que mis hermanos también lo hagan —tomó una de las pequeñas figurillas de cerámica con forma de elefante para jugar con ella—...si lo hacemos terminaremos más rápido.
—Está bien, Nired —guardo las facturas en un folder de plástico para meterlas dentro de uno de los cajones—...el veinticinco será la cena en casa de tu tío Draco y tu tía Nith...supongo que sí irás ¿No? ¿O saldrás con Deyan?
Anired sonrió al escuchar el tono de celos de su padre, le era bien sabido que tanto él como sus hermanos eran celosos y sobre protectores con su madre y ella, tampoco negaría que ella era igual de celosa con su mamá.
—Es la cena de navidad atrasada, obviamente la pasaré con mi familia —jugaba con la pequeña figurilla sobre el escritorio—...Deyan irá a Bulgaria con sus padres así que tampoco nos acompañará.
—Gracias a Merlín...
Anired lo miro de forma acusadora.
—Pensé que te agradaba...
Fred sonrió a manera de disculpa.
—Me agrada cuando no está cerca de ti.
—No dices lo mismo con las novias de mis hermanos.
—El único con novia es Louis, y la conozco desde antes que, a ti, no sabes cuánto me costó aceptar la idea de que Lou tuviera novia —se quejó con sufrimiento actuado—...al menos George y Reg no me hacen preocuparme como tú.
—Y ahora hasta está por volverte abuelo, anciano...
Anired se burló ganando que el mayor pusiera los ojos en blanco.
—Mientras más viejo me hago tú también te vuelves.
Ella hizo un puchero aceptando un chocolate que le ofreció su padre, lo abrió de inmediato para comenzar a comerlo.
—Oye...hablando de embarazos...
Él la vio fijamente dejando de morder el chocolate temiendo lo peor.
—No me digas que estás embarazada, Georanne.
Las pálidas mejillas de la menor se volvieron rojas y estuvo a punto de ahogarse con el pedazo de chocolate
—¿Qué? ¡No, no, no! —negó varias veces, Fred soltó un suspiro de alivio ante eso—...es una pregunta...si quieres puedes no responder.
—Tu madre y yo no tendremos otro bebé —Anired rodeo los ojos, aún conservaba la esperanza de tener un hermano o hermana menor—...si es otra pregunta hazla...
—No era esa la pregunta, pero gracias por romper mis ilusiones —terminó el chocolate parándose a tirar la basura en el bote que estaba a lado del escritorio—...es sobre cómo se hacen los bebés.
—Pensé que ya te habíamos dado esa conversación tu madre y yo...
Anired asintió volviendo a sentarse está vez con una postura recta y con el rostro serio, Fred soltó una pequeña risa al ver que cuando su hija quería hablar de algo serio parecía más madura de lo que era.
—Sí, ya la hemos tenido...pero esto es más personal, si quieres responde si no quieres también está bien que no lo hagas —murmuro—... ¿a qué edad tuviste sexo por primera vez? ¿Fue con mamá?
Fred soltó un suspiro y le sonrió suavemente a la azabache menor que lo veía con curiosidad.
—Tendría unos dieciséis años, más o menos —respondió recordando viejos tiempos de su adolescencia—, no fue con tu madre—evito decir el nombre de la persona con la que tuvo su primera vez—. Ya sabes, Anir y yo tuvimos pareja antes de conocernos, ya habíamos experimentando...
—¿Te arrepientes de haberla perdido con esa persona y a esa edad?
Fred soltó un suspiro y asintió.
—Siento que pudo ser mejor, tampoco te digo que fue pésima. Pero, cuando paso el tiempo y conocí a Anirak me hubiera gustada que fuera con ella —recargo barbilla y en la palma de su mano—...ya sabes, hacerlo por amor y no por una borrachera y calentura.
¿Y si ella se arrepentía de hacerlo?
Se sintió nerviosa y algo asustada temiendo que después de hacerlo el arrepentimiento se hiciera presente.
—Gracias por contarme, papá —el pelirrojo asintió poniéndose de pie—... ¿Mamá tardara mucho? Es que necesito ir a una tienda antes de ir por el vestido.
—Sabes que puedes preguntarme lo que quieras, cielo —Fred tomo el celular que estaba en el bolsillo de su saco para leer los mensajes con su esposa y darle una respuesta—...me dijo que la viéramos en la tienda porque saldría un poco tarde... ¿A dónde quieres ir? ¿Te falta algo para el baile?
—Si—lo vio con timidez, por lo regular para esas cosas siempre iba con su madre—...es que tengo un pequeño problemita.
—¿Necesitas toallas sanitarias? —enarco la ceja y ella negó— ¿Ropa nueva? ¿Zapatos?
—Si es ropa—se mordió el labio inferior—...necesito sostenes nuevos, los que tengo ya no me quedan.
—¿Y por qué no nos dijiste antes?
—Porque no me había dado cuenta que ya no me quedaban —él la miro sin comprender—, cuando empezó las nevadas deje de ponerme...porque usaba mucha ropa encima así que no era tan necesario —hizo un mohín—, hoy que trate de usar, varios ya no me quedaban, y el que traigo puesto es como si me estuviera estrujando...
—Vamos —tomo el abrigo y la azabache se levantó de la silla siguiendo a su padre que la tomó de la mano—...no sé nada de tallas y como escoger sostenes, espero tu sepas.
—Mamá siempre me ayuda...
Se quejó saliendo de la oficina, se despidieron de los empleados para hacer una aparición.
[...]
Fred veía todo a su alrededor, los distintos conjuntos de ropa interior que sin duda se le verían muy bien a su esposa.
Al ver que su hija se acercaba a uno la tomo de los hombros guiándola a otro pasillo de ropa infantil.
—Papá, la ropa de niñas ya no me queda.
Se quejó Anired viendo los pequeños corpiños para niñas más chicas que ella.
—Sigues siendo una niña, eso es para mujeres adultas.
Anired lo vio de mala manera.
—Papá, necesito un brasier no un corpiño —remarco cada palabra sintiendo como algunas personas los veían discutir ese tema—, los anteriores eran brasieres y ya no me quedan, un corpiño será mucho peor.
—Esa cosa ni cubre —señalo una prenda con transparencias—...en el otro pasillo hay con figuras de gatos, a ti te gustan los gatos.
—Mejor ayúdame a averiguar que talla comprar.
La azabache evito el pasillo de trajes demasiado sensuales para que su padre no tuviera un paro cardiaco en esos momentos y terminaron frente a ropa interior de distintos encajes y telas, que eran demasiado lindos.
—A ver, ponte esto encima de la ropa.
El pelirrojo tomo un sostén de color rosa palo y se lo extendió a su hija, Anired lo tomo poniéndosela sobre su pecho cubierto de ropa.
—Papá—mascullo entre dientes—...esto es como para mamá, yo no lo lleno.
—Anired, tu mamá solo me enseñó a quitarlos, pero no a escogerlos...
Se quejó quitándoselo y poniéndolo donde estaba,
—¡Papá!
Regaño Anired dándole un suave golpe en el pecho y ganando las risas de Fred, ella no pudo evitarlo y termino riéndose.
—Amor, en serio, quiero ayudarte, pero no tengo ni idea, si me dijeras que quieres comprar condones, algo de Quidditch, explosivos o corbatas te podría ayudar—explico tomándola de los hombros para que lo viera al rostro—, solo te puedo decir cual se ve lindo, pero no tengo ni idea de cómo escoger la talla.
—Lo sé, papá...y aun así me acompañaste con eso estoy feliz —lo abrazo de manera corta —, le iré a pedir ayuda a alguna de las dependientas...
—Te esperare ahí —señalo unos pequeños sillones donde había más personas esperando a sus parejas o hijas—, llévate lo que quieras y te guste, solo me dices cuando tengamos que pagar.
—Si, pa.
Fred la vio alejarse y fue a los sillones sacando el celular para buscar el chat de su esposa.
Freddie_15:35
¿Vas a tardar mucho?
Vine con Anired a comprar ropa interior.
No tengo ni idea de cómo ayudarla, te necesito.
Te amo mucho, ya apúrate, por favor.
Muñeca_15:40
Ya casi salgo de la reunión en el ministerio.
¿Ropa interior? No me menciono que le hiciera falta.
Iré lo más pronto que pueda ¿sí?
Te amo mucho más.
Freddie_15:45
Si, al parecer no se había dado cuenta hasta hoy...ya sabes.
Es igual de distraída que tú.
Acabo de ver que lleva como treinta conjuntos, me va a dejar en banca rota si sigue siendo tan adicta a las compras.
Acabo de ver cierto conjuntos...estoy seguro que se verían muy bien en ti.
Hay uno que...Merlín, tan solo imaginarme tus preciosos pechos y culo con el puesto me está volviendo loco.
Muñeca_15:55
Acabo de salir de la reunión ¿Dónde los veo?
Algo me debió de heredar.
Como si no te gustara consentirla comprándole todo lo que ve.
¿Ah, sí? ¿Es muy lindo? No me molestaría usarlo para ti en la noche.
Freddie_15:56
En Florean Fortescue, tengo que pasar por unas cosas a SW.
Aparte de tu belleza.
Es tu culpa, me debiste de haber advertido lo que pasaría si teníamos una hija.
Definitivamente te los comprare.
Anirak guardo el celular con una pequeña sonrisa mientras salía del elevador, amaba demasiado a su esposo, a pesar de los años nunca se cansaría de él, era simplemente maravilloso.
Se despidió del portero para caminar a una calleja donde poder hacer una aparición, mientras volvía a sacar el celular para mandarle un mensaje a la dueña de la tienda donde irán por el vestido de su hija al igual que a Lyssane para saber dónde los verían
No negaría que aún seguía algo preocupada con la fuga de Azkaban, pero al menos el equipo de Aurores liderado por Jerome hizo un gran trabajo arrestando a la gran mayoría de prófugos, tenía aurores vigilando a sus hijos y sobrinos por cualquier cosa que pasara.
Jerome y ella estaban seguros que nada malo pasaría, excepto por el hecho de que Pierre Delacour seguía prófugo y escondido ya que no sabían anda de él, era como si la tierra se lo hubiera tragado.
También estaba el hecho de la probable paternidad de Delacour, Michael Andrews era encargado de entregar el reporte antes de terminar el año, aunque ella estaba segura que esos dos rubios eran hijos de Jerome, no tenía duda alguna era como ver dos gotas de agua.
Apareció a mitad del callejón Diagon y se dirigió a la heladería donde vería a su esposo e hija.
Al entrar saludo a unos cuantos conocidos y de inmediato reconoció a Anired que se encontraba en una mesa hasta el fondo.
—¡Mamá!
Anired la saludó emocionada y se paró a abrazarla cosa que fue devuelta.
—Hola, mon désir —le beso la frente— ¿Cómo le fue? Me conto tu padre que lo llevaste a comprar ropa interior.
Anired señalo las bolsas que se encontraban bajo la mesa.
—Me dejo comprar todo lo que quisiera —un gesto pensativo adorno el rostro de la menor—...también te compro algo a ti, pero no me dejo verlo.
Anirak no evito sonreír sabiendo de que se trataba.
—A tu padre siempre le gusta dar regalos —tomo asiento frente a ella—...hablando de él ¿Dónde está?
—Haciendo fila para comprar helado.
Señalo al pelirrojo que resaltaba de los demás por su altura tenía una mueca de aburrimiento ya que la fila era demasiado larga.
—¿Lo convenciste de que él fuera?
—No me puede decir que no —sonrió— ¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Cómo sigue lo de la fuga de Azkaban?
—Bien, amor, todo está siendo controlado, así que no hay mucho de qué preocuparse... ¿Ya estas lista para el baile de navidad?
— Si, tengo todo listo —le sonrió—, solo me falta el vestido.
—Me dijo Erlina que le estaban dando los últimos detalles, te lo probaras y si ya no hay nada que arreglar te lo puedes llevar hoy y si no yo te lo iré a dejar mañana temprano.
—Gracias, mamá—la conversación que tuvo con su padre hace unas horas se hizo presente—...oye, mamá...
Anirak la vio con curiosidad al notar el rostro de Anired que parecía lleno de curiosidad y al mismo tiempo algo de timidez.
—¿Qué paso, Nired?
—¿Cómo tuviste sexo por primera vez?
Anirak sonrió divertida ante la pregunta.
—En una vieja posada de un pueblo mágico en Estados Unidos...
—No fue con papá... ¿verdad?
—No, fue con mi primer novio.
—¿Te gusto hacerlo?
La azabache mayor lo pensó por unos segundos y negó.
—No fue lo que consideraría muy bueno, era la primera vez que lo hacía —hizo una pausa—, no quiero decir que todas las primeras veces sean malas, pero en mi experiencia, fue hasta la tercera vez que lo disfrute bien.
—¿Por qué? ¿Fue con la misma persona?
—Porque ya sabía un poco más lo que me gustaba, cuando son las primeras veces que tienes sexo nunca sabes que es lo que disfrutas o lo que disfruta tu pareja, algunas veces resulta hasta extraño porque no sabes que tocar...y no, la tercera vez fue con tu padre, pero ambos ya teníamos más experiencia y sabíamos un poco como nos gustaba—sonrió suavemente—...las siguientes veces fueron aún mejor, Fred y yo siempre hemos hablado de lo que nos gusta y como nos gusta, así que tener comunicación es muy importante para disfrutar del sexo.
—¿A qué edad iniciaste tu vida sexual?
Anired la escuchaba con atención.
—Un...un poco antes de los diecisiete—vio cómo su hija fruncía el entrecejo— ¿Estás pensando en hacerlo con Deyan? —Anired desvió la mirada y asintió—, mira, no te puedo decir a que edad empieces tu vida sexual, pero si aconsejarte y es que te sientas completamente segura de lo que vas a hacer, al igual que tengas madurez en ese aspecto, porque a pesar de todo no es un juego, Anired, así como lo puedes disfrutar también hay muchos riesgos, y no me refiero a un embarazo que eso no sería lo peor si no una enfermedad de transmisión sexual o maltrato físico —la tomo de la mano de forma cariñosa provocando que la volteara a ver—, si vas a hacerlo es porque tú quieres no porque te sientas presionada, tener sexo no es una prueba de amor ¿de acuerdo? El amor se demuestra a base de acciones y no solo con eso, si Deyan te quiere no va a presionarte a hacerlo, lo que más le va a preocupar es tu sentir y que estés cómoda en toda situación, también te tiene que dar tu lugar y respetar tus decisiones.
Anired suspiro recargando la barbilla sobre la palma de la mano, al verla de esa forma Anirak noto el gran parecido de su hija y esposo, ambos tenían esa manía de fruncir un poco el labio inferior y arrugar la nariz cuando estaban pensativos.
—Pensé que solo se trataba de hacerlo y ya...disfrutarlo...no sé.
Murmuro viéndola de soslayo.
—Evidentemente también hay relaciones en las que se trata de eso, disfrutar y gozar sin ningún vínculo de por medio, y está bien si quieres eso...solo que debes de pensar bien lo que quieres, tener sexo con alguien tampoco significa que debas de casarte con esa persona—comento de forma maternal—, eres demasiado inteligente y madura, confió en que harás lo que consideres mejor para ti, siempre ponte como prioridad y no solo lo hagas por complacer a los demás.
Acerco el dedo índice y medio a la frente de la menor para darle un pequeño, pero cariñoso golpe.
Ante ese gesto la imagen de cierto rubio vino a su mente, recordando que algunas veces se despedía de esa misma manera, llevo la mano hasta su frente acariciándose con suavidad.
—Si lo hago con Deyan... ¿crees que me arrepienta? ¿O a él no le gustara?
—Si sientes que te arrepentirás es porque no estas segura de hacerlo, y sobre que a él le guste o no, no te puedo dar una respuesta —Anired soltó un suspiro—, por eso te digo que lo tienes que pensar bien, no es como que a fuerza lo tengas que hacer... ¿O acaso Deyan te está presionando con eso?
—No —evito la mirada gris de su madre para que no se diera cuenta que mentía—...no sé...
—Anired, si vas a estar en una relación romántica con alguien debe de ser porque te quiere, te trata bien y respeta tus decisiones y no solo tienes que caer en lo que él quiera.
Anired se quedó en silencio y no respondió al ver que su padre se acercaba con tres helados, dejo uno de menta con chocolate frente a ella y dos de frutos rojos; uno para él y otro para Anirak.
—Hola, muñeca.
Anirak sonrió para ponerse de pie y abrazarlo, a los pocos segundos se dieron un corto y amoroso beso.
La menor veía a sus padres y sonreía, con sus miradas, movimientos y palabras se podía notar el enorme amor que se tenían; su padre siempre era caballeroso con Anirak moviéndole la silla o ayudándole con cualquier cosa que fuera necesaria a pesar que ella la pudiera hacer, podía notar como la mirada de su madre se suavizaba y brillaba al ver a Fred y siempre que estaban juntos era raro que se soltaran de la mano, y si no era eso, de una u otra manera en todo momento intercambiaban contacto físico, ya fuera con pequeños abrazos, recargándose el uno del otro o cosillas así.
—Tengo que ir a recoger unas cosas a la tienda.
Informo Fred metiéndose la cucharilla con helado a la boca.
—¿Tienes mucho trabajo, amor?
Anirak también comía su helado, Anired acepto un bocado que su padre le acerco para que probara de otro sabor.
—Un poco, con el fin de año todo se vuelve más pesado, me alegro que lo haya porque eso significa que...
—Sortilegios Weasley es todo un éxito.
Murmuro la chica viendo a la gente entrar y salir de la enorme tienda del callejón Diagon, había ido a las demás sucursales, pero nunca imagino que la de Londres fuera tan grande y colorida.
—Es la mejor tienda de bromas en todo el mundo mágico—Maxence se abrió paso entre los clientes, le gustaría quedarse a ver más de los productos, pero con tantas personas solo se pondría de malas—...Scorpius me conto que abrirán otras dos sucursales; una en Alemania y otra en Finlandia.
Amalie se aferraba al brazo del más alto para salir con facilidad de ahí.
—El lado positivo si abren una en Alemania es que si tienes suerte podrías toparte a Nired cuando volvamos...
—Pareces más emocionada por eso...no será que quieres seguir viendo al hermano pelirrojo de Nugget...
Comento con tono burros, ambos rubios lograron salir de la tienda deteniéndose frente a una figura gigante de un pelirrojo.
—Somos amigos, evidentemente me gustaría seguir viéndolo.
—Claro, solo amigos —murmuro sacando una cajetilla de cigarros que siempre llevaba con él— ¿A qué hora la verías?
—Cinco y media, me dijo.
Maxence observo el reloj y frunció el ceño.
—Son cinco y veinticinco, y no ha llegado...que impuntual.
—Max...aún faltan cinco minutos, no empieces de impaciente o me arrepentiré de haberte traído conmigo.
Observaba todas las tiendas a su alrededor, se podía notar la magia en todos lados y ese callejón parecía demasiado animado por donde lo miraras.
—Te acompañe para vigilar que no te pase nada o que no te pierdas.
Mascullo dejando un cigarrillo entre los labios y tomando el encendedor para prenderlo.
—¡Me acompañaste porque sabes que estará Anired, si no ni hubieras salido de la cama! —gruñó Lie tratando de apagarle el cigarro—...Max, si vienen sus padres no creo que sea bueno que te vean fumando...
—¿Por? Casi todo mundo lo hace.
—Son los padres de Anired, consideraran que no eres buena influencia para ella —el gemelo menor la vio con curiosidad—...ya sabes, su madre es la ministro y su padre el dueño de Sortilegios Weasley...y has visto a Anired, Regulus, George y el profesor de vuelo...todos son tan refinados y educados...
—¿Te preocupas porque crean que yo no soy buena influencia o por lo que piensen de ti?
Amalie se mordió el labio inferior y suspiro, justo en esos momentos no se sentía demasiado segura, había estado leyendo el profeta con anterioridad y platicando con Itziar sobre la familia Black-Weasley y realmente le asustaba un poco el hecho de no agradarle a los padres de George Sirius y que le prohibieran ser su amigo, sabía que algunas familias de sangre pura conservaban demasiados estigmas sobre la pureza de la sangre y la posición económica.
—Ambas —suspiro—, en el mundo muggle estamos en clase media-alta gracia al buen trabajo de mamá, pero en este mundo no y lo sabes muy bien.
—Dudo que ellos tomen tanta importancia a eso...
Murmuro y recordó que Asen lo llamo sangre sucia frente a Anired...
¿Esa era la razón por la que lo ignoro y evito en la mañana?
De repente el cigarro comenzó a saberle demasiado horrible y sintió una punzada en el pecho, dejo caer el tabaco para aplastarlo con la punta del pie y guardar la cajetilla junto con el encendedor en su bolsillo.
—Cambie los galeones que tenía por libras —comentó viendo a Max—, espero que con eso me alcance para un vestido.
—Hice lo mismo —metió las manos dentro de los bolsillos de su chamarra tratando de evitar pensar en lo de hace unos segundos—...así que, considera también mi dinero para tu vestido y escoge uno que te gusté.
—Gracias, Max...
—¡Lie!
Escucharon una voz y unos pasos acercarse rápidamente, Amalie se giró reconociendo a la azabache correr hacia ellos.
—¡Nired!
Le sonrió cuando se detuvo tomando un poco de aire.
—¿Tienes mucho rato aquí? —observo detrás de la rubia y reconoció a Maxence—...ah, hola...
Saludo y de inmediato desvió la mirada tratando de reprimir cualquier sucio pensamiento, Maxence no respondió sintiendo un vacío por dentro.
—No...llegamos cinco y veinticinco, salimos un poco antes por si nos llegábamos a equivocar al usar la red flu.
—Hubiera sido trágico que terminaran en alguna otra sucursal.
—Anired, no corras cuando haya nieve.
La voz de un varón interrumpió la conversación de los adolescentes y distinguieron a un pelirrojo que tomaba la mano de una azabache que era casi idéntica a Anired.
—No me caí, papá —hizo un mohín y una seña para que se acercaran—, mamá, papá...ellas es Amalie D'Acanto, una amiga y la competidora de Beauxbatons—presento a la rubia para seguir con el varón detrás de ella—, él es su hermano gemelo Maxence D'Acanto —Anirak le sonrió al reconocerlo brindándole un poco de confianza—, ellos son mis papás: Anirak y Fred Black-Weasley.
Los ojos avellanos de Fred recorrieron a los dos adolescentes, y se quedó sorprendido al darse cuenta el gran parecido con Jerome, especialmente Maxence, que era como volver a verlo de adolescente, al parecer Anirak se dio cuenta porque lo codeo para que recompusiera sus expresiones.
—Un gusto, cariño —Anirak saludo con un pequeño beso en la mejilla a Amalie y vio a Max—, que bueno es volver a verte Max.
—El gusto es mío —respondió Amalie y estrecho la mano que Fred le ofrecía —, un gusto, Señor Black-Weasley.
—El gusto es mío —hizo la misma acción con el rubio que le sonreía a Anirak —... ¿Ya se conocían?
Anired miro con curiosidad a su madre.
—Sí, te conté del amable chico que me ayudo a encontrar donde sería la primera prueba del torneo —vio a Anired—, conocí a tu amigo ese día, Nired...creo que se me olvidó mencionarlo.
Maxence vio a Anired temiendo lo que fuera a decir y que la mayor se diera cuenta que le mintió sobre el tipo de relación que tenía con la menor.
—No lo contaste, mamá...así me hubiera ahorrado tratar de explicarte a quienes veríamos hoy.
Maxence se sintió aliviado al ver que no dijo que era molesto o algo parecido.
—Lo siento, cielo.
—Bueno, iré a dejar esto a la bodega —tomo las bolsas que llevaba Anired junto con las de él—, y nos vamos a la tienda esa.
—¿No vamos a ir en coche?
Se quejó Anired que ya no quería seguir caminando.
—Queda a dos cuadras de aquí, y el trafico esta horrible, me niego a manejar.
Comento Fred subiendo las escaleras para entrar a la tienda.
—Flojo...
Acuso Anired enseñándole la lengua.
—Tu padre tiene razón, la tienda queda extremadamente cerca y estoy segura que ahí Amalie encontrara el vestido que quiere.
Le sonrió a la rubia que le devolvió el gesto, era tan extraño ver a los gemelos juntos y seguía diciéndolo, esos dos adolescentes eran hijos de Jerome, tan parecidos a él que, hasta Fred, que a veces era algo distraído, se dio cuenta de inmediato.
[..]
En ese rato que había estado con tres de los seis miembros de la familia Black-Weasley pudo notar que eran demasiado amables y divertidos, incluso tanto a ella como a su hermano los hacían sentir cómodos, el pelirrojo hizo una parada en un mini súper y les compro bebidas y papas fritas a todos, la azabache mayor era cariñosa y no permitía que se apartaran o que se ingirieran excluidos de la conversación.
Viendo al matrimonio se daba cuenta de porque la personalidad George Sirius era así, un adolescente que parecía fijarse en todo y recordar cualquier cosa que le contaba porque Fred era de esa manera con su esposa e hija.
Tomo otros vestidos acercándose a los vestidores y le sonrió a la mujer rubia que acababa de llegar en compañía de Zed Weasley, supuso que sería la madre del rubio menor que conversaba con Anired mientras esperaban por el vestido.
—Amalie —llamo Anirak acercándose a ella—...creo que encontré un vestido que se te vera mejor que esos.
—¿Eh? ¿Cuál?
La Black-Weasley le extendió un largo, pero delicado vestido que iniciaba con un color azul grisáceo degradando hasta terminar en un rosa palo.
—Creo que combina con tus ojos y piel.
Lys las vio con curiosidad y se acercó viendo la prenda.
—Es tan bonito —le sonrió a la rubia y se sintió algo extraña, como si hubiera una conexión con ella y por unos segundos recordó a su hermano mayor—...e...estoy segura que se te vera bien.
Amalie lo vio encantada, la espalda era descubierta y tenía un escote en el pecho que resultaba elegante junto con unos finos tirantes, lo acepto de inmediato.
—Gracias, me lo probare.
Distinguió a Maxence a lo lejos viendo algunos vestidos con una mueca extraña, probablemente ya estaría aburrido, cuando ambas miradas azules se conectaron le hizo una seña indicando que entraría a probarse el vestido.
Paso a lado de las dos mujeres y le indico a una de las dependientas que entraría al probador, una vez ahí colgó los vestidos que llevaba con ella de una percha a lado de la puerta.
Cerro la puerta y se desvistió de manera rápida, se probó primero dos negros que era el color que escogió al inicio, si bien eran lindos no la terminaban de convencer por algunos detalles, continuo con uno verde y uno naranja, pero el resultado era el mismo y por último se probó el vestido que le dio Anirak.
La tela era suave al contacto con la piel y se acentuaba bien a sus curvas, se observó en el espejo y le encanto el resultado que era simplemente maravilloso, tenía un poco de vuelo debido a los lazos de seda que sobresalían dándole un aire delicado, el escote daba un aire formal, pero al mismo tiempo atractivo y como era largo terminaba siendo sumamente elegante.
Los colores hacían que resaltaran más sus ojos y piel, simplemente era maravilloso.
Pero, no todo es tan fácil.
Se quedó aterrorizada al ver el precio del vestido, ni aunque juntaran las libras de Max y las suyas alcanzarían el precio, era descomunal.
Soltó un suspiro de designación y se lo quito con sumo cuidado de no dañarlo, tendría que buscar a uno que se adecuara al presupuesto.
Se vistió y salió del probador para ver a Maxence con una mueca de desagrado viendo un punto fijamente, siguió la mirada esperando toparse con Deyan Granger-Krum, pero para su sorpresa reconoció a Lyssandre Delacour que platicaba animadamente con los gemelos pelirrojos.
—¿Qué tienes?
Inquirió deteniéndose frente a Max.
—¿Qué? Nada —desvió la vista y la volvió al probador que se abrió, la mirada se le suavizo y brillo un poco distinguiendo a la chica que salía de ahí—...no me interrumpas.
—¿Qué? —se dio la vuelta y sonrió con burla al reconocerla—, eres demasiado obvio, hermano, sus padres se darán cuenta.
—Sh...cállate, ahorita me hablas.
Maxence seguía cada movimiento de la azabache que le enseñaba a sus padres el vestido que usaría ese día, si creyó que no podía ser más bonita estaba muy equivocado. El color rojo satín resaltaba la pálida piel, su cuerpo, que era delgado resaltaba aún más y no de mala manera, al contrario, le daba una apariencia delicada como si fuera una princesa que debía de ser protegida. Sonrió al verla dar unas vueltas siendo ayudada por Zed que la tomaba de la mano, lucia la hendidura de la pierna izquierda y gracia a su corto cabello podía distinguir el cuello y pequeños hombros que eran adornados por los delgados tirantes terminando en un pequeño escote en forma V.
Al parecer la menor se sintió observada porque vio hacia donde él estaba, Anired no lo pudo evitar y se sonrojo, misma cosa que le paso a Max, que de inmediato agacho el rostro con timidez.
—Tu cabello esta rosado...
—Ya lo sé —vio a su hermana —... ¿ya decidiste que vestido compraras?
—Buscare otros —sabía que tratar que Maxence admitiera los sentimientos por Anired o que se acercara a hablarle como una persona norma era en vano—...ninguno me convence.
Maxence la vio fijamente y noto esa expresión de entrecerrar los ojos que hacia cada que mentía.
—No me mientas... ¿cuál te gusto y por qué no te lo llevas?
Amalie le enseño el vestido que tanto le había gustado.
—Ve la etiqueta.
El más alto tomo la etiqueta y no pudo soltar una grosería con una expresión de asombro.
—¡Mierda! ¿casi mil libras? —Amalie asintió— ¿Pues qué hace? ¿Te vuelve invisible o qué? —noto el rostro de decepción de Lie —...pero, si lo quieres... ¿Cuántas libras tienes tú?
—Ciento cincuenta...
—Y yo tengo ciento treinta —murmuro con frustración—...son doscientos ochenta, nos falta mucho más de la mitad...
—Buscare otro, hay uno negro que no pasa de las doscientas...
Maxence chasqueo la lengua sintiéndose mal al no poder hacer nada por su hermana, odiaba no haber ahorrado durante esos días ya que nunca pensó que tendrían una emergencia como aquella.
—Pero...si la tonta esa robó tu vestido...es muy probable que lo use, entonces las dos irán del mismo color...
—No me moriré por algo así.
—Puedo...pedirle prestado a Scorpius—sugirió recordando que su amigo era rico y si tenía buena suerte le prestaría dinero, no le agradaba mucho la idea de hacerlo, pero haría cualquier cosa por su hermana—...si tengo suerte tal vez me preste...
—No, no lo vas a hacer, solo escogeré cualquier otro —le mostro su mejor sonrisa—...total solo es para una noche, no pasara nada.
Maxence no parecía demasiado de acuerdo con la decisión de Amalie, noto como veía el vestido y era evidente que lo quería, y por mucho que le hablara por teléfono a su madre dudaba que con tanta facilidad les diera esa cantidad de dinero para un vestido, ya que ya le había comprado uno y evitaron contarle lo que paso con él.
El rubio frunció el ceño al ver como Amalie dejaba el vestido que tanto le gusto e iba a otro lado.
Había logrado escuchar la conversación de los dos adolescentes, y a él no le costaría nada comprárselo, pero sin duda la menor no le aceptaría un regalo tan caro como ese y tampoco quería que pensara mal de él.
—Anired.
Llamo viendo a la azabache que tonteaba en la tienda con Zed que se probaba las corbatas.
—¿Si? —volteo a verlo con una sonrisa y se alejó dejando a su primo con su padre y tío — ¿Paso algo?
—¿Cuánto me amas?
—Mucho —le sonrió abrazándolo—...tanto que me casare contigo.
Jerome sonrió besándole la coronilla y rodeándole los hombros con los brazos.
—Claro —le siguió el juego y luego su rostro se volvió completamente serio—... ¿Crees que sería buen padre?
Anired se alejó viéndolo con sorpresa.
—¿Embarazaste a alguien? ¿Tienes un hijo que no conozca?
Hablo demasiado rápido provocando la risa del Delacour.
—Solo responde.
—Lo serías, estoy segura—les dio más énfasis a sus palabras moviendo la cabeza—...aunque me sería raro ser madrastra... ¿Crees que me quiera llamar mamá?
Jerome negó con suavidad sonriendo, si sus sospechas eran ciertas y esos dos adolescentes eran sus hijos esperaba que se llevaran bien con Anired y con sus otros sobrinos.
—¿Cómo te llevas con ellos dos? Bueno, creo que hablas más con Amalie que con él...
—¿Con Maxence y Amalie? Bien...creo, George Sirius es más amigo de Amalie, pero es linda y amable...Maxence es...Maxence —observo a los dos rubios que seguían buscando un vestido y luego a su tío, para hacer los mismo por varias veces—...tío...
—¿Qué paso?
Anired lo tomo de la mano para alejarse a una esquina donde no los escucharan con facilidad.
—Hay algo que me ha rondado por la cabeza, y cuando estoy cerca de Maxence no puedo sacarme esa idea de la cabeza...incluso Amalie cuando sonríe se le forma las misma rayitas en las comisuras de los labios que a ti —Jerome trago saliva al ver que ella era más lista de lo que creyó—...tú no tienes más familia sanguínea que la tía Lys y Lou...la tía nunca tuvo más hijos que Freddos y Zed, dudo mucho que Louis tenga hijos de casi mi edad sin que nuestros padres lo supieran—hizo una pausa—...incluso distinguí las miradas de mis padres y de mis tíos...estoy segura que ellos también lo saben...¿Maxence y Amalie...son tus hijos?
Jerome se sobo las sienes sin saber cómo explicarle que solo lo sospechaba, pero ante todo lo que logro conjeturar era obvio que no la podría engañar.
—No solo la belleza, si no también que heredaste la inteligencia y suspicacia de tu madre —alabo, Anired alzo las comisuras en una pequeña y apenas notable sonrisa por el alago—...no lo sé...creo que todos notamos el parecido, pero no tengo manera de decirles eso sin sonar como loco, no sé ni quien es su madre así que no tengo ni idea si es alguien con quien estuve y que pude embarazar...tampoco me quiero hacer ilusiones porque temo que todo sea una casualidad.
—Casualidad seria que solo sus miradas se parecieran, Amalie tiene similitudes con la tía Lys y Maxence es una copia tuya —enumero con los dedos—, una vez es coincidencia, dos es casualidad y tres es la acción de enemigo...
—¿Ian Fleming?
Reconoció el autor de la cita.
—Si, Goldfinger, séptima novela de James Bond, mil novecientos cincuenta y nueve —recito con facilidad—...pero, no la uses con el contexto del enemigo, entiendes al punto que quiero llegar, todas esas similitudes no son casualidades...es evidente y apuesto lo que quieras a que nuestras sospechas son ciertas.
—No puedes decir nada, Anired...no hasta que este seguro y encuentre la forma de acercarme a ellos...
Anired frunció el ceño, pero asintió prometiéndole que no diría nada.
—Amalie es más amable y sociable que Maxence, te será mucho más fácil platicar con ella...él es como un gato desconfiado —analizo recordando las veces que evitaba que las personas le hicieran platica o cuando fruncía el ceño cada que alguna chica se le acercaba—, y sea lo que sea que hagas, sabes que, si puedo ayudarte lo hare, tío Jerome.
—Gracias, Nired —le despeino el corto cabello—...de hecho, hay algo que vas a hacer por mi justo ahora.
—¿Qué cosa?
Lo vio con curiosidad y él sonrió inclinándose a murmurarle en el oído.
[..]
Amalie se recargo en el hombro de su hermano soltando un quejido, no logro encontrar un vestido y no sabía cómo pedirle a Anired o a la señora Black-Weasley o la señora Weasley que la llevaran de favor a otra tienda, no quería ser molesta con ellas que pagaban en la caja.
—Tal vez en google maps encuentre otra tienda —ofreció Maxence viendo la pantalla del celular, que agradecía que ya afuera del castillo si funcionara—...podemos ir y luego volver.
—Maxence —Lie observo la carretera con miles de autos que avanzaban en la fría ciudad, ambos ya estaban afuera de la tienda—...nos vamos a perder y terminaremos gastando más libras y nuestro presupuesto se reducirá, aparte ya está anocheciendo.
—Puedo tratar de hacer una aparición.
Si bien era una buena idea corrían el riesgo de sufrir una despartición al no tener bien la idea de donde irían.
—No, Max...tal vez le diga a George Sirius que me siento mal y no podre asistir al baile...o que te rompiste algo y te tengo que cuidar...
—No es justo...
Amalie se paró recta al escuchar la puerta abrirse y unas voces, distinguió a Anired con Zed y Freddos que platicaban.
—¡Amalie! —Anired se acercó a ella con una sonrisa y una linda bolsa con el logo de la tienda en la mano— ¿No encontraste ningún vestido que te gustara?
Amalie negó con la cabeza.
—son lindos, pero algunos no me quedaron y otros...
—Son estúpidamente caros —exclamo Freddos y cuando todos lo voltearon a ver sonrió de forma zorruna — ¿Qué? Hablo en serio, esos vestidos cuestan lo que vale mi riñón ¿por qué tanto? Incluso, las corbatas y ramilletes tienes precios desorbitantes —se quejó—...al menos no tengo que usar vestido.
—Son vestidos de fiesta y de diseñador —explico Zed—, es raro que haya dos diseños iguales o que encuentres en alguna tienda la calidad de las telas que manejan en tienda.
—Aparte, que los vestidos de gala siempre son caros, así que deja de quejarte o te lanzare a la nieve.
Advirtió Anired volviendo la vista a Amalie, iba a decir algo cuando Freddos volvió a hablar.
—Pero...solo son cosas de un rato, vuelvo a lo mismo es mucho dine...
Freddos no termino porque la azabache se acercó y lo empujo con fuerza de la escalera haciendo que cayera sobre una montaña de nieve bajo ellos.
—¡Anired!
Se quejó el Weasley mayor sobre la nieve.
—Anired se despierta y escoge la violencia.
Comento Zed con burla.
—Al próximo que se queje o me interrumpa lo aventare a la nieve.
Advirtió frunciendo las cejas, Lie se rio al igual que Max.
—Uy...pare...
—La advertencia tan bien va para ti, Max Steel, no dudare en lanzarte a la nieve.
Amenazo, el rubio alzo las manos en señal de rendición.
—Chica ruda...me prende.
Agrego Maxence con una sonrisa coqueta, Anired puso los ojos en blanco con un pequeño sonrojo y volvió a ver a Amalie.
—Lo puedes usar si quieres para el baile, bueno, si es de tu gusto...si no en otra ocasión —le extendió la bolsa con una sonrisa—, es mi regalo de navidad para ti, creo que es muy bonito y combinara con tus ojos.
—Gracias—acepto la bolsa con confusión—...pero...no debiste gastar en m...
—Somos amigas ¿no? —ante la mirada dulce de Nired era imposible tratar de explicarle que lo eran, pero que no era necesario darse regalos, la mayor asintió—...y las amigas se hacen regalos, así que acéptalo, no acepto devoluciones.
Le guiño el ojo y le enseño la lengua a Max que fruncía el ceño para bajar las escaleras.
—Zed...vamos a ver que Freddos siga vivo.
—Voy—Zed les sonrió a los D'Acanto para seguir a su prima—...no lo vayas a hacer comer nieve, que se volverá más tonto de lo que es.
—¿Qué te dio? —Maxence la observo con curiosidad e insistencia para que abriera la bolsa— ¿Por qué te dio un regalo de navidad y a mí no?
—Porque somos amigas —murmuro abriendo la bolsa y se quedó en silencio procesando lo que veía.
—¿Es...—Maxence saco un poco de la tela distinguiendo de que se trataba—...el vestido que costaba más que yo?
—Si —busco a Anired con la mirada para que le dijera si era enserio, pero ya estaba con sus dos primos jugando con la nieve—...Por Dios... ¿de dónde saco tanto dinero para comprarlo? ¿Se dio cuenta que no nos alcanzaba?
—Su familia es rica, así que ella también tiene dinero —murmuro viendo a su hermana—...no creo que acepte que se lo devuelvas...tendrás que comprarle un regalo de navidad.
—Dudo que mamá me quiera mandar casi mil libras para un regalo —comento con sufrimiento y vio a Maxence—... ¿Quién le da un regalo tan caro a alguien que apenas conoció? ¡Incluso trae joyería a juego del vestido!
Vio una pequeña caja que indicaba que era un collar, pulseras y aretes.
—Ella —sonrió suavemente dándose cuenta que tenía razón, Anired era la clase de persona que no le importaba de quien se trataba mientras le agradaras era linda—...al parecer tienes una nueva amiga.
—Juro que si me entero que la vuelves a molestar te voy a golpear —advirtió pegándole en el pecho—, y si no la invitas a salir yo lo hare.
Maxence negó, pero sentía demasiado feliz de ver la sonrisa de su hermana, al menos alguien logro salvar su noche.
Jerome se sintió bien al ver que la rubia disfrutaba de tener el vestido con ella, definitivamente una buena idea al comprarlo y hacer que Anired se lo entregara, pero no se llevaría todo el crédito porque su sobrina fue la que compro la joyería y zapatillas para que combinara con el vestido, le sorprendía que esa niña ahorrara tanto dinero, al parecer casi no gastaba cuando estaba en Hogwarts.
—Hola —alzo la mirada al escuchar la voz de Lie.
—Hola —Jerome se acercó a los dos rubios, Maxence lo miraba de arriba abajo como tratando de averiguar cada una de sus intenciones—...veo que ya tienes el vestido para el baile...
—Si —Amalie sonrió emocionada abrazando la bolsa hacia su cuerpo—...Nired me lo regalo.
—Si es el vestido que creo estoy seguro que te verás muy bien mañana —alago—, el color combinara bien con tus ojos.
—¿Viste cual vestido compro?
—Lo vi cuando lo pago, algo gracioso porque Nired no podía subirlo al mostrador —una sonrisa burlona adorno el rostro del rubio mayor recordando a la azabache quejarse por sus risas—, no pensé que fueran amigas.
—Siempre ha sido amable y linda con nosotros dos.
Maxence la vio de forma acusadora, no estaba seguro que fuera algo lindo que lo hechizara o le hiciera señas obscenas, pero no negaría que hacia todo lo posible para provocarla.
—Es bueno saberlo.
Amalie no lograba explicar la protección y tranquilidad que le brindaba el Delacour, era extraño, pero al mismo tiempo le gustaba esa sensación, por otro lado, Max seguía sintiéndose incomodo ante el gran parecido entre ambos, se le formaba un nudo en el estómago cada que lo veía.
—¿Asistirás al baile?
—Tengo trabajo, dudo mucho poder ir —explico Jerome con facilidad—, al igual que las ministras tenemos algunos detalles que solucionar, pero espero se la pasen muy bien y se diviertan.
—Solo yo...Maxence no quiere asistir al baile.
El rubio menor tenia los brazos cruzados sobre el pecho y el rostro serio.
—No es como que me interese ir —mascullo—...prefiero estar en mi habitación.
—Es algo ermitaño —comento Amalie—, o más bien es porque con quien quería ir ya tiene pareja...
—¡Amalie!
Riño Max, Jerome no evito reír suavemente al recordarse a él mismo con Lyssane cuando ambos tenían esa edad.
Decidió seguir platicando un rato más con ellos, aunque como dijo Anired, platicar como Amalie era más fácil que con Maxence que solo contestaba con monosílabos o gruñidos sin dejar de estar a la defensiva.
[...]
Anired se acomodó la bufanda nuevamente, el frio de la tarde noche era más fuerte, pero no se arrepentía de haber convencido a sus padres de que la dejaran ir a recoger a Toby, ya que era el único día que podría hacerlo.
Ambos no estuvieron muy de acuerdo de dejarla sola caminando por Londres, ya que ellos tenían que ir al ministerio al igual que sus tías, y Freddos y Zed estaban en el comité del baile por lo que tenían que volver a Hogwarts a terminar con algunos detalles.
Al inicio fue muy difícil, pero terminaron aceptando cuando cierta persona se ofreció a ir con ella.
—¿Falta mucho? Ya me duelen los pies— se quejó por tercera vez—, hace mucho frio.
—Faltan tres cuadras, deja de quejarte que te lanzare a la nieve.
No entendía porque Amalie no los acompaño, porque de esa forma su objetivo de no estar tan cerca de Max no iba bien, no se suponía que terminarían solos caminando por las calles.
—Enojona.
Mascullo Max en algunas ocasiones volteaba la mirada a los escaparates iluminando, veía todo con curiosidad ya que nunca había estado en Londres.
—Molesto.
Maxence sonreía internamente al darse cuenta que ya no lo ignoraba o salía corriendo como antes.
—Oye...Kleiner Hase —llamo, ella lo vio por unos segundos así que tomo a que lo escuchaba — ¿Estás enojada conmigo?
—Si te sigues quejando si lo estaré.
Doblaron en la esquina siguiente.
—Lo de ayer —murmuro, se molestaba con él mismo porque Anired siempre lograba bajar todas sus defensas y hacerlo pensar en que sentiría alguien más que no fuera el mismo—... ¿Te incomodó?
Ambos se detuvieron frente a un viejo albergue de animales, las puertas estaban algo descuidadas y algunas lonas marcaban su nombre "Happy pets".
Ella giro el rostro viéndolo, y de nuevo las imágenes del sueño volvieron a su mente, trato de controlarse para no decir ninguna estupidez o salir corriendo de ahí.
—Sé que estabas jugando —Maxence sonrió con suavidad ante la respuesta—...estoy bien con eso...aunque no olvido la amenaza de Lyubomir, deberías de tratar no estar cerca de él.
—Aw...te preocupas por mí—se llevó la mano al pecho haciendo un gesto de nostalgia—...que dulce.
—Me preocupa que sea él el que te hechice y no yo—lo vio con los ojos entrecerrados—, algún día te pateare el culo por molesto.
—Espero ansioso ese momento, no me molestaría probar el masoquismo...
Anired le enseño el dedo medio entrando al albergue, Maxence la siguió de inmediato mientras reía.
—¿Vas a adoptar un perro o un gato? ¿Tu rata pelona no se enojará?
Anired se detuvo en el mostrador esperando que la encargada se asomara para dejarlos pasar.
—Anubis es una gata —se aflojo un poco la bufanda ya que la temperatura dentro era más cálida, Maxence se bajó un poco el cierre de la chamarra liberando su cuello—...y no es para mí exactamente...es un regalo de Navidad.
—¿Para tu tonto novio?
Ella puso los ojos en blanco.
—A Deyan no le gustan mucho los animales como los gatos o perros...considera que son sucios —explico brevemente—...así que no, no es para él. Cuando éramos chicos Scorpius tenía un pequeño perrito blanco enfermizo, estuvo con él durante unos meses lamentablemente cuando hubo una fuerte helada debido al frio falleció —hizo una pausa—, la paso muy mal, desde entonces el tío Draco no lo dejo volver a tener un perro o gato para evitarle el sufrimiento...
—¿Le vas a regalar un perro a Scorpius?
Anired asintió.
—Desde febrero comencé a insistirle a mi tío que lo dejara tener uno, mi tía Nith acepto con facilidad—sonrió suavemente—, apenas ayer él accedió que Scorpius o Alex pudieran tener una mascota aparte de las lechuzas, Alex dijo que aún no estaba preparado para tener una responsabilidad tan grande como algún animal a su cuidado, en cambio Scorp siempre menciona que quiere un perro blanco para llamarlo Toby.
—¿Cómo sabes que aquí tendrán uno con esa característica?
—En mis fines de semana estuve marcando por teléfono, conozco a la dueña porque mi familia suele hacer donaciones ya sean monetarias o de alimentos, me entere que encontraron una camada de múltiplos abandonada hace unas semanas, rápidamente fueron adoptados excepto por uno ya que fue el más chiquito de todos sus hermanos, de hecho, pensaron que no iba a lograr sobrevivir ya que no comía, pero después de varias consultas en el veterinario lograron salvarlo y que este mucho mejor...
Maxence le quito un pequeño copo de nieve en la punta del gorro.
—Eres muy buena amiga.
—Gracias.
Ambos se vieron por unos segundos a los ojos y la desviaron con las mejillas igual de rojas.
—Anired —una mujer mayor se acercó a ellos, usaba el cabello blanco en un extraño recogido por palillos y unas gruesas gafas de mucho aumento cubrían sus ojos—...que gusto verte, pensé que ya no llegarías hoy.
—Hola —le sonrió acercándose a saludarla con un abrazo—, se me fue el tiempo y por eso llegue tarde, espero que aun nadie lo haya adoptado.
—Pasa...pasa, cielo, aún está, ahora se encuentra jugando con varios perros, últimamente tiene más energía —los ojos de la anciana se detuvieron en el rubio que sonrió—...ay, no había visto que vino tu novio contigo, crei que era alguno de tus hermanos...
Anired volteo a ver a Max.
—Él no...no es...
—Maxence D'Acanto—le extendió la mano—, un gusto.
—Anastasia Orwen, un gusto...vengan, pasen, a los perros les vendrá bien el contacto con jóvenes con energía.
Anired y Max siguieron a la señora, la Black-Weasley golpeo suavemente a rubio riñéndolo por no dejar decir que no era su novio, mientras él la empujaba suavemente y le enseñaba la lengua con burla.
Al pasar por una puerta salieron a un gran jardín techado donde varios perros se acercaron a ellos emocionados, para sorpresa de Maxence ya que Anired llevaba un abrigo de color claro, ella se agacho emocionada a jugar con los caninos.
D'Acanto los observaba, nunca antes había estado en un albergue, siempre creyó que los perros sin raza terminaban en esos lugares, pero ahora notaba que había varios de distintas razas abandonados por viejos o incluso algunos no tenían una pata o cola, y hasta cachorros que se perdían entre lo más grandes.
—¿No te gustan los perros?
Anired alzo la mirada viendo a Max el cual se acercó poniéndose en cuclillas.
—Nunca he tenido uno —uno de color gris se acercó a él y lo olfateo por unos segundos—, de chico quise que mi madre me regalara uno, pero como no teníamos espacio nunca se pudo, me gusta que siempre quieren jugar.
Sonrió para acariciarlo, el perro corría de un lado a otro regresando a él y gozando de las caricias.
—Son demasiado adorables.
Anired reía cuando ellos se acercaban a olfatearlos y fue a jugar con ellos corriendo de un lado a otro y trayendo algunas pelotas que había ahí.
Maxence la seguía con la mirada mientras le rascaba la panza a los que estaban a él.
Por lo regular era una persona ansiosa y con pensamientos deprimentes, pero justo en esos momentos se sentía demasiado relajado y feliz, la mezcla de tener a Anired y perros a su alrededor era perfecta.
—¡Max! —Anired se acercó a él— ¡Te presento a Toby!
Ella alzo los brazos para que él viera a un pequeño malteo blanco despeinado que lo miro para soltar un pequeño ladrido.
—¿Esto es Toby? —Maxence lo cargo, era un cachorro adorable—...A Scorpius seguramente le gustara.
—¿Verdad que sí? Es demasiado adorable —Anired le acaricio la cabeza—...se pondrá muy feliz.
Ambos adolescentes estuvieron un rato más hasta ver la hora, faltaban cuarto para las ocho y ya tendrían que volver al castillo antes de que lo cerraran.
Anired con Toby en brazos volvió al mostrador después de despedirse de los demás perros prometiendo que volvería trayéndoles croquetas y juguetes.
Sin duda, Maxence nunca había conocido a una chica así, ni siquiera le importo terminar con el abrigo sucio por las patas de los perros y correr de un lado a otro jugando, por lo regular siempre que estaba con alguna mujer ellas trataban de comportarse sumamente delicadas y quisquillosas en cualquier movimiento haciendo cualquier cosa para impresionarlo o agradarles.
Le gustaba verla de esa forma tan...libre.
Le llamo la atención al ver el rostro de decepción de la azabache así que se acercó a escuchar la conversación de la mujer mayor y ella.
—Lo siento, cielo, pero necesito una identificación para darlo en adopción, pensé que tendrías alguna o que tus padres vendrían contigo.
Anired veía con tristeza al perro que estaba hecho bolita entre sus brazos.
—¿Y...mis padres no podrían venir mañana a dejar la identificación?
—Tengo que llenar el formulario para dártelo.
Él le apretó con suavidad el hombro a Anired sacando la cartera que llevaba en el bolsillo trasero del pantalón.
—¿La licencia de conducir sirve como identificación?
Los ojos de la menor se iluminaron viéndolo, y la anciana asintió.
—Sí, eso serviría.
—Ten.
Le entrego a Anired el pedazo de plástico.
—Gracias, en serio.
Maxence quería grabar la sonrisa que le dedico Anired para siempre en su memoria, era demasiado hermosa.
Al menos se conformaba con haberla visto y con las fotos que tenía en el celular que en la mayoría salía la Black-Weasley, porque si, se estuvieron sacando fotos con los perros e incluso logro obtener su Instagram bajo la excusa de etiquetarla en las historias que tomo, de esa manera hizo que le aceptara la solicitud y lo terminara siguiendo.
Anastasia tomo el carnet llenado los formularios con los datos de Maxence.
—¿Alemania?
Enarco la ceja viéndolo con curiosidad.
—Me estoy mudando a Londres, apenas iré a cambiar la dirección...de igual forma, vivirá con Anired así que si quiere puede poner su dirección.
—¿Cuál es tu dirección, Anired?
—Número doce de Grimmauld Place —dio la dirección de sus abuelos, ya que si decía la suya la verían como loca porque para los muggles el callejón Diagon no existía.
—Perfecto...entonces pondré el nombre de los dos como los adoptantes, me repites tu nombre completo, Anired, por favor.
—Anired Georanne Black-Weasley, Georanne es con doble "N" y con "G" al inicio.
Anastasia termino de llenar el formulario y los hizo firmar una carta a poder para después entregarles la cartilla de vacunación, una manta y algunos juguetes de Toby.
Los dos salieron de ahí después de despedirse, Maxence cargo al cachorro y la menor lo ayudo envolviéndolo con la manta para que el frio no le hiciera daño y la nieve no le cayera encima.
—Entonces...es como si acabáramos de adoptar un hijo juntos.
Comento el más alto sonriendo.
—Sera hijo de Scorpius...
—Pero, en estos momentos es nuestro hijo, tenemos un hijo...vaya, que rápido fue, quien lo diría...desde ahora te digo que tiene que aprender a comprender el alemán, me niego que no entienda igual que su madre.
Anired soltó una pequeña risa leyendo la licencia de Maxence.
—¿" Postfach 1055, Hamburg, Deutschland"?
Cuestiono con una mala pronunciación ya que no tenía ni idea de hablar en alemán.
—Es mi dirección, Postfach es la calle, y lo siguiente significa Hamburgo, Alemania.
—Que difícil —menciono, Maxence se detuvo aceptando la licencia que le entregaba, la metió en su bolsillo y saco la cajetilla de cigarros y el encendedor—... ¿fumas mucho?
—Algunas veces...sostén esto —le entrego el encendedor y Anired lo tomo de inmediato — ¿Fumas?
—Una vez lo probé...no lo hago muy seguido.
Anired trago saliva cuando Max la vio fijamente a los ojos en el momento que sacaba el cigarro de la cajetilla con los labios sin perder el contacto visual.
—No lo hagas, es malo para la salud —murmuro cuidando que no se le cayera el tabaco — ¿Puedes encenderlo?
Pidió con voz ronca, ella asintió abriendo el encendedor y dejando que la llamarada saliera, Maxence se inclinó dejando que la punta rozara el fuego.
La Black-Weasley no quería romper el contacto visual, le gustaba la escena de Max con el cigarro en los labios y ese brillo de diversión con coquetería en los ojos.
—Gracias— Murmuro el rubio parándose de forma recta—, no pierdas mi encendedor.
Pidió al ver a la azabache jugando con él, ella solo asintió para caminar a su lado.
El guardo la cajetilla y sin dudarlo tomo la mano de Anired, esperaba que ella se quejara, pero pareció no importarle ya que siguieron caminando mientras él le contaba algunas cosas de Alemania y la llamaba por diversos apodos como siempre ganando insultos y malas palabras por parte de ella.
⚜⚜⚜
Los ojos grises observaron a Toby que caminaba de un lado a otro, ella sonreía viendo cada uno de sus movimientos.
Soltó un pequeño bostezo esperando a que Max saliera del baño de varones.
—¡Nir!
Alzo el rostro topándose con su novio, que arrugo el entrecejo al verle el abrigo sucio y al pequeño perro que le ladro.
—Holi.
Lo saludo con un tono infantil molestando más aun al castaño.
—¿Dónde estuviste? ¿Y que es esa cosa?
—Fui a hacer algunas cosas —se encogió de hombros—...es Toby, no una cosa.
—Como sea —le extendió una bolsa—, dijiste que no podrías conseguir un vestido dorado para mañana, así que ahí está, también ven con el ramillete, te lo doy de una vez para no tener que estarlo cargando mañana, ¿Te veré en la entrada del gran comedor?
Anired tomo la bolsa arrugando el entrecejo.
—Si...está bien.
Anired se aguantó la risa al ver como Toby orinaba el pie de Deyan para alejarse de ahí a pequeños pasos rápidos y ladrarle a la puerta del baño en busca de Maxence.
—Espero te quede el vestido —le recorrió el cuerpo de manera lenta—...creo que subiste de peso, te dije que no comieras tantos dulces.
La felicidad de Anired desapareció en un momento ante ese comentario borrándole la sonrisa.
—Me quedara, no te preocupes.
Respondió de manera monótona evitando la mirada del mayor, Deyan la tomó de la barbilla dándole un corto beso y se alejó.
—Te veré luego.
—Hasta mañana.
Al parecer Deyan ni siquiera noto que el cachorro lo orino ya que no dijo nada, Maxence que escucho toda la conversación salió a los pocos segundos cargando a Toby.
—¿Todo bien?
Cuestiono viendo el rostro de Anired, ya no tenía el brillo y la sonrisa que vio durante todo el rato que estuvo con ella.
—Si...nada importante... ¿Vamos al dormitorio de Scorpius?
—Vamos, te sigo.
Caminaron por los grandes pasillos de Hogwarts, Anired saludaba a algunos fantasmas que pasaban a su lado.
—¿Qué llevas en esa bolsa? ¿Otro regalo de navidad?
Cuestiono sabiendo muy bien el contenido de esa bolsa, tal vez si hablaban la haría sentir un poco mejor.
—Un vestido...Deyan me lo dio para el baile.
—Pero...ya tenías uno ¿no? ¿Ya no te gusto?
—Me gusta mucho el que fuimos a recoger, pero Deyan a fuerza quiere que use uno dorado —soltó un suspiro—...porque los detalles de su traje son de ese color, pero, a mí no me gusta ese color...por eso es que escogí el rojo...pero, entonces no vamos a combinar.
Explico sintiéndose un poco mejor al liberar lo que pensaba.
—Usa lo que tú quieras, es tu novio no tu dueño —la vio de soslayo—...y considero que el rojo va contigo, es tu color...
—¿Y si me veo ridícula en el baile por no ir a juego con Deyan?
Inquirió dando la contraseña para que la puerta se abriera.
—Dudo que tu hagas el ridículo —trataba de no verla porque sabía que se pondría rojo o el cabello le cambiaria de color—, el vestido que te probaste hace rato...te hacia ver muy bien, que incluso pude pasar desapercibido que eras una tabla de planchar...y si Deyan no te halaga será un reverendo imbécil, bueno, más de lo que ya es—Anired asintió ante sus palabras—...te veías sumamente bonita.
Dijo lo último adelantados a subir las escaleras del dormitorio masculino.
Anired sintió el estómago darle vuelta y como si miles de pequeños aletos de mariposa la recorrieran ante esas palabras, agito la cabeza siguiendo al rubio que no volvió a mencionar nada de lo de hace unos minutos.
Entraron al dormitorio del Malfoy saludando a dos de sus compañeros.
—¿Qué hacen juntos? —cuestiono viendo a sus amigos— ¿Tienes un bebé?
Detuvo la mirada en la manta que llevaba Maxence tapando a Toby.
—Te trajimos algo —Anired se subió a la cama tomando la mano de Scorp —, tapate los ojos y no veas nada.
Las guio hasta los ojos azules cubriéndolos.
—Si es una broma, les dejare de hablar por una semana.
Advirtió, Anired observo que no pudiera ver nada para decirle al rubio que se acercara, Maxence destapo a Toby con cuidado y lo puso sobre las piernas de su amigo.
—Puedes ver.
Scorpius se destapo con extrañeza al escuchar un ladrido y sus ojos se abrieron con sorpresa viendo al cachorro que lo olfateaba.
—¿Qué...?
—Te presentamos a Toby...
Murmuro Maxence con una pequeña sonrisa.
—Tu Toby, un perrito blanco que ahora es tu hijo.
—¿Es mío? —Scorpius parecía un niño pequeño emocionado, los dos asintieron mientras sonreía— ¡Por Merlín, tengo un Toby!
El Malfoy no evito abrazarlo con cuidado y mucho cariño sin dejar de sonreír, estaba tan emocionado que sentía los ojos llenársele de lágrimas, desde hace años que había querido una mascota y ahora por fin lo tenía gracias a sus dos mejores amigos.
—Creo que si le gusto.
Menciono Maxence con una sonrisa.
—Demasiado diría yo.
Anired le lanzo un guiño para ir con Scorpius que les llamaba mencionando algo sobre que ahora eran padrinos de Toby.
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¡Hola!
¿Cómo están?
Bueno esta es la última actualización del año, jeje, a decir verdad, resulto extremadamente larga.
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Alguna idea de lo que pasara en las próximas actualizaciones?
¡Les deseo un buen inicio de año y que todos sus deseos se cumplan!
Nos leemos el próximo año♥.
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