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Veinticinco.

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Si llegan a la meta de comentarios en todos los capítulos habrá una sorpresa extra puede que sea:

Actualización doble la próxima semana
Actualización inmediata
Otra sorpresa❤️)

Se acomodo el cabello por tercera vez desde que salió de la casa, buscaba por todos los medios que se viera bien peinado para ese día.

Tomo una bocanada de aire y miro su reflejo en el ventanal de la colorida tienda, llevaba una camisa de vestir de color gris que se le cernía al cuerpo, perfectamente planchada y vestida del pantalón negro, buscaba estar lo más perfecto posible y verse un poco elegante al saber a la inauguración que iba, una gabardina que iba a juego del pantalón lo protegía de la nevada y del frio clima de Londres al que poco a poco se acostumbraba.

No negaría lo nervioso que estaba, al inicio no se encontraba demasiado seguro de ir, pero cuando la lechuza de la azabache llegó con la invitación todas sus dudas desaparecieron y de inmediato se metió al baño para alistarse.

Las manos le sudaban y el pecho le latía horriblemente, era esa sensación de cuando algo malo pasaría, pero decidió ignorar el sentimiento creyendo que solo estaba nervioso por la situación.

Aún no hablaban para aclarar en qué punto de la relación se encontraban, pero esperaba que las cosas fueran mucho mejor a partir de todos los eventos sucedidos en esos últimos días.

En su cuerpo aun persistía el aroma y calor de Anired Georanne, guardaba el sonido de sus gemidos y jadeos, al igual de la manera tan dulce y erótica que decía su nombre, volviéndolo loco cada que esas imágenes pasaban por su mente, recordando cómo la tocaba y como sus cuerpos encajaban a la perfección.

La caliente sangre viajaba rápidamente por el masculino cuerpo comenzando a juntarse bajo su vientre, por lo que agito la cabeza tratando de sacar esos sucios pensamientos antes de que una notable erección se hiciera presente.

Se miró por últimamente en el cristal y tras un gran trago de saliva guio sus pasos al local junto a Sortilegios Weasley donde pudo leer el letrero luminoso con el nombre:

The Garden of Wishes.

La tienda de té de Anired, la que tanto había soñado la azabache.

La fachada era de colores terracota dándole una vista elegante pero relajada al mismo tiempo, se dirigió a la puerta de cristal y sin detenerse a más finalmente entró.

Era como entrar a otro mundo lejos de la nevada noche.

El aroma a flores, especialmente rosas inundó sus fosas nasales, pudo ver todas las rosas que le había regalado perfectamente arregladas sobre cada mesa y esquina, pero, especialmente esas brillantes rosas Thaumagatorias estaban en la barra principal en enormes floreros con un brillo sumamente intenso que provocaba que más de uno volteara a verlas.

Le costó mucho que Fred le dijera el nombre de las primeras rosas que le regaló a Anirak.

Anired siento de veces había hablado de ella, era evidentemente que quería unas igual, así que después de insistirle a Fred por más de una semana logró saber el nombre y donde comprarlas.

La florista le explicó que esas rosas brillarían más conforme sus sentimientos fueran más fuertes, no creía mucho en eso, simplemente eran rosa mágicas que brillaban, sin embargo, desde que las compró a hoy las rosas brillaban aún más extrañándolo.

Decidió dejar de pensar en las flores para buscar a Anired, después de caminar un poco finalmente la alcanzó a ver y no evitó sonreír al ver lo hermosa que lucía.

Un vestido de satín color blanco caía graciosamente por cada una de sus curvas, sostenido por unos delgados tirantes y el largo cabello suelto adornando la espalda como una cascada, de esa manera parecía un ángel.

Trago saliva y negó regañándose a sí mismo por ser tan cursi cuando se trataba de ella.

Las mejillas se sentían calientes por lo que apartó la vista al saber que no controlaría los nervios que los golpeaban cada que estaba frente a ella.

Camino un poco más por la tienda de té, observando la decoración y un cada tanto a Anired, quien siempre se encontraba rodeada de gente que le hablaba o felicitaba por la inauguración, quería ir y hacer lo mismo, pero debía de esperar para no ser inoportuno.

Para su mala suerte, nunca le gusto el té, más que el té chai y al parecer no tenían de ese pues solo veía tés de distintas hierbas y flores, soltó un gruñido sin saber qué pedir de tomar, finalmente se robó unos canapés de la mesa de bocadillos cuando miro a Lyssandre quien se acercó.

—Pensé que vendrías más tarde —comentó el mayor de los rubios—, vaya, te bañaste...

Maxence puso los ojos en blanco.

—Hablas como si nunca me bañara —se quejó mordiendo el canapé—, logré salir antes del trabajo y tome una ducha para venir —explicó—...¿Tienes mucho rato?

—Vine un poco después del juicio, le ayudé con unas cosas a Anired —se encogió de hombros— ¿Ya hablaste con ella o te estás escondiendo?

Cuestiono con sorna disfrutando de ver cómo su hijo se ponía a la defensiva cada que podía, a veces parecía un gato que a la menor provocación sacaba las garras.

—¡Yo no me escondo de nadie! —replicó de forma inmediata y dándole otra mordida al canapé con frustración—, solo que un montón de gente la rodea y no es tan fácil acercarse.

Los labios del mayor se torcieron en una sonrisa burlona, lo que provocó que Max virara los ojos nuevamente, al parecer Lyssandre disfrutaba de molestarlo, quizá era una venganza por todas las veces que lo trato mal, sí que era rencoroso.

—Yo digo que eres un miedoso, y te da pena hablarle.

—¿No tienes a alguien a quien irte a ligar o más amigos?

—Ay, y yo que quiero pasar tiempo con mi hijo menor y este me trata mal —comentó con un sufrido tono fingido mientras se llevaba la mano al pecho aumentando su actuación—... ¿Qué hice para merecer un hijo tan grosero?

—A veces eres tan insoportable...

—Me parezco a ti, Maxito.

Max inflo las mejillas.

—Ay, así pareces un niño pequeño —Lyssandre le despeino el cabello causando que soltara un gruñido —, tengo que volver con Lys y con la directora de seguridad mágica del ministerio Francés, no te metas en problemas, ¿quieres?

—Ni que tuviera cinco años.

Menciono con las mejillas infladas, Lyssandre solo sonrió y se alejó dejando a su hijo.

Maxence lo siguió por unos segundos con la mirada y maldijo al ver con quien se sentaba, no era por Lys, si no por la directora de seguridad mágica del ministerio francés.

Olympe Laurent.

La había visto en el ministerio británico y evito por todos los medios toparse de frente, y justo ahora estaba en la inauguración de la tienda de té, esperaba por todos los medio no toparse y mucho menos que hablara con Anired.

Él ya no tenía contacto con la mujer mayor, la evitaba, pero sabía muy bien que ella seguía buscando, sacándole en cara todo lo que hizo en su adolescencia, cosas de las que se arrepentida, quería evitar por todos los medios echar a perder lo poco que había avanzado con la Black-Weasley.

No estaba seguro si ella la recordaba o si tan solo sabía de quién se trataba, pero era mejor evitar los malentendidos.

Decidió salir a fumar, de esa forma evitaría que Olympe lo viera y solo tendría que esperar a que Anired se encontrara desocupada para hablar con ella, era lo mejor que podía hacer.

Del bolsillo izquierdo de la gabardina sacó una cajetilla de cigarros y camino abriéndose paso entre la gente para salir de ahí, deseando que la madre de su ex mejor amigo no lo hubiese reconocido.

El cambio de temperatura le resultó agradable, debido a que comenzó a estresarse por tanta gente a su alrededor, soltó un suspiro y bajó la escalinata hasta detenerse en un punto que la nieve no apagará su cigarro y poderlo fumar con toda la paz y tranquilidad del mundo.

Mientras consumía su cigarrillo pensaba a donde llevaría a la Black-Weasley el día después de la boda de Kaira, estaba dispuesto a finalmente decirle todo lo que sentía, pedirle perdón por todo el daño que le causó y tratar de arreglar las cosas finalmente con Anired.

No evito sonreír al recordar el anillo que había comprado para ella, era un anillo de promesa, porque esa vez quería que su relación fuera en serio.

Quería ser su novio.

Claro que tenía en mente algo que le había dicho su padre:

Debía de hablar con los padres de Anired, más que para pedir permiso, era para hacerlos saber que él quería ser su novio.

Porque ellos estaban acostumbrados a otras costumbres muy distintas del mundo muggle, donde solo le habría bastado pedirle una cita a Anired y después tratarse como novios.

Esas cosas lo ponían aún más ansioso, temiendo que los padres de Anired no quisieran que estuviera cerca de la azabache por todo el año que le había hecho, aunque no los juzgaría, era algo que tenía más que merecido.

Pero, realmente quería hacer las cosas bien con Anired, demostrar que cambio y maduro, ya no era el adolescente inmaduro que sufría por su propia culpa.

Ahora, incluso podría ofrecerle mejores cosas a Anired, darle lo que se merecía gracias a que trabajaba y tenía un sueldo prometedor, que le serviría para llevarla a donde quisiera y consentirla como todo mundo lo hacía.

—¿Acaso te estabas escondiendo de mí?

Fue sacado del mar de pensamientos al escuchar como le hablaban así que enfoco la vista, por unos segundos espero que se tratara de Anired, aunque habría reconocido la voz sin esperarlo.

Al ver de quien se trataba, el cigarro comenzó a saber amargo y cualquier rastro de sonrisa desapareció.

—¿Qué quieres?

Cuestiono con una mueca en la cara al reconocer a Olympe Laurent frente a él.

—Siento que me estás evitando, Maxxie —la voz de Olympe era melosa, a Maxence le resultó sumamente molesta—... y no entiendo por qué... ¿acaso es por esa niña? Vi que estuviste en el juicio de Deyan e incluso declaraste...creí que tú y ella...no estaban juntos, aunque bueno, tú nunca has sido de tener novias, siempre te vas por algo de un rato, ¿no?

—¿Qué quieres, Olympe? No estoy de humor para escucharte, creo que te lo dije desde la última vez que nos vimos, déjame en paz.

Olympe arrugó el entrecejo al ver esa actitud de Maxence, años atrás el rubio le hacía caso a cualquier cosa que decía, en cambio ahora parecía odiarla.

—No entiendo ese humor, recuerdo que antes solíamos divertirnos demasiado.

Maxence negó tirando la colilla del cigarro para aplastarla contra la nieve.

—¿Era divertido para tí acostarte con un niño?

Olympe lo miró sorprendida al escuchar esas palabras, nunca había dicho nada así, por el contrario, parecía disfrutar de decir que perdió la virginidad con una mujer mayor.

—No abuse de tí, Maxxie, tú lo quisiste.

—Tenía quince años, tú más de treinta y cinco, eras la mamá de mi amigo, podría haber sido tu hijo —le echó en cara—, hablo en serio, Olympe, solo aléjate, no quiero saber nada de ti.

—Esa niña te ha metido ideas extrañas, ¿le contaste lo que pasó entre nosotros?... no me sorprendería que te dijera cosas tan estúpidas para que actúe de esa manera, me imagino que no quiere que esté cerca de tí.

Olympe dio unos pasos más a él, Maxence solo la mirada permaneciendo estático en su sitio, quería acabar con esa mierda de una vez, sin tener que preocuparse que ella fuera a arruinar lo que ya tenía con Anired, dejar en claro que no deseaba nunca volver a verla.

—Deja de meter a Anired en tus estupideces, solo no quiero verte, yo estuve equivocado al aceptar tener sexo contigo cuando tenía quince —hizo una pausa viéndola con odio en la mirada—, pero tú fuiste una enferma al meterte conmigo, al coquetearme y proponerme tener sexo, es asqueroso el solo recordarlo.

Maxence esperaba que comenzara a gritarle o buscar alguna excusa ante lo que hicieron, pero la mayor solo alzo la mirada por unos segundos, no comprendió esa sonrisa hasta que ella rompió la distancia y lo besó de manera frenética.

El sabor a té blanco inundó su boca resultando más asqueroso que nunca.

Se sentía asqueado, sucio y como un niño pequeño asustado.

La alejó de inmediato iba a decirle unas cuantas cosas, cuando una voz los interrumpió.

—¡Anired!

Al escuchar ese nombre sin pensarlo se dio la vuelta, topándose con la azabache casi en el suelo quien era sostenida por su asistente personal, tenía una mirada consternada.

—¿Anired?

Cuestiono Maxence dispuesto a acercarse a ayudarla, pero de inmediato se puso de pie para entrar a la tienda de té sin decirle nada, dándose cuenta que la menor había visto la escena.

El corazón del alemán comenzó a latir con vehemencia, tenía que buscarla rápidamente y aclarar todo con ella, antes que sacara las cosas fuera de contexto, pero se detuvo al escuchar la risa burlona de Olympe.

—Si es modelo debería de saber usar mejor esos tacones tan altos, solo está haciendo el ridículo como la niña que es.

Max la miró y apretó la mandíbula.

—Olympe —llamó Maxence entre dientes ya que apretaba la mandíbula con tanta fuerza al evitar explotar en coraje y armar una escena que pudiera llamar la atención de la demás gente que sin dudarlo comienza con más chismes—, ¿cuándo lo vas a entender? No me interesa nada que tenga que ver contigo.

Puntualizó lentamente como si con eso pudiera hacerla entender cada una de las palabras dichas, pero ella parecía necia al escuchar las razones del D'Acanto,.

—¿Por qué me dices eso? ¿Acaso no importó que yo fuera tu primera vez?...yo te enseñe todo lo que un hombre debe de saber, Maxence, no esa niña por la que pareces cegado.

—¡Abusaste de mí!

Después de ir a terapia y hablar de su vida, el psicólogo le había hecho entender que como una vez dijo Anired, Olympe había abusado de él, abusado de la atracción que tenía por ella al ser una mujer mayor, ya que cualquier adulto sabia lo enfermo que era acostarse con un niño de quince años, que no sabía nada de la vida, de los sentimientos o del sexo.

—Tenía quince años, te aprovechaste de que tenía una atracción por tí —recrimina Maxence, tras cada palabra se sentía más asqueado y sucio—, cualquier adulto habría desistido de la idea de meterse con un niño, eso es de enfermos, tenía la edad de tu hijo, era el mejor amigo de tu hijo—chasqueo la lengua—, si sigues detrás de mí, molestándome o llegas tan siquiera a hablar con Anired, juro que voy a hacer todo esto público—Olympe lo miro—...no creo que sea bueno que el mundo mágico sepa que la directora de seguridad mágica del ministerio Francés...¿cómo crees que reaccionaria la ministra francesa? Te recuerdo que es mi tía... ¿Qué crees que haría mi padre?

Para su sorpresa era la primera vez que se refiere a Lyssandre de esa manera, pero es que en ese año su relación había mejorado demasiado, llegando a verlo como lo que era: su papá, y sabiendo que si él se enteraba de que alguien lo dañaba de la misma forma no lo dejaría pasar.

—Dudo que mi papá se vaya a quedar tranquilo al saber que abusaste de mi —escupió enojado—...así que deja de acosarme de una puta vez, ya fue suficiente.

—¡Tú lo querías, y lo sabes muy bien, fue algo que deseaste, ahora no te hagas el santo!

Se defendió Olympe, sabiendo que si Maxence hablaba estaba demasiado jodida, al igual que si la menor de la familia Black-Weasley decía algo al respecto podría darse por perdida.

Maxence decidió no escucharla más para adentrarse a la tienda de té e ir de inmediato en busca de la azabache menor, con la cual le urgía a hablar para poder explicarle lo que vio, que no era más que un malentendido.

La tienda se encontraba mucho más llena que antes, las mesas llenas y gente por todos lados pidiendo más té y bocadillos lo que le hacía más difícil encontrar a Anired.

Busco por cada lugar, por un momento vio una cabellera negra, pero para su mala suerte se trataba de Anirak y no de la Black-Weasley que quería en esos momentos.

A unos metros de él logró ver el vestido color perla y la cabellera larga y ondulada de Anired, platicaba con algunas brujas que parecían encantadas con ellas y con beber té, que al parecer era una de las actividades favoritas de los ingleses.

Era mal educado acercarse e interrumpir, pero no tenía de otra o en ningún otro momento podría a hablar con Anired.

—Buenas noches—saludó educadamente, las señoras le regresaron el saludo con una sonrisa e intercambiando miradas cómplices y después ver a la azabache como esperando alguna reacción de ella—...Anired.

Llamó Maxence ya que la menor ni siquiera parecía querer verlo.

Max que se esperaba cualquier reacción de ella, quizá un insulto o incluso que le lanzara el té a la cara se quedó sorprendido al ver la sonrisa llena de amabilidad de la Black-Weasley.

—En estos momentos no tengo tiempo

Max le puso más atención, deteniéndose en los ojos grises que siempre parecían decir cómo se sentía sin necesidad de palabras, encontrándolos completamente vacíos, sin ninguna especie de brillo o reclamo... estaban apagados.

—Les seguiré mostrando la tienda y los té que se manejan —comentó Anired de manera encantadora a las brujas que asintieron—, por favor, síganme.

Anired actuaba como una perfecta anfitriona, elegante, educada, refinada y encantadora para cualquiera que estuviera presente, causando que la gente se le acercara a pedir un poco de su compañía.

Max no pudo decir nada más para verla alejarse con el resto de las brujas, dándose cuenta que la sonrisa amable solo fue una máscara para evitar llamar la atención o empezar a discutir.

—Maldita sea...

Maldijo entre dientes, dándose cuenta que si no lograba arreglar las cosas con ella definitivamente esta vez todo estaría perdido.

Maldecía especialmente a Olympe Laurent, a él no le interesaba en absoluto, pero ella parecía dispuesta a tenerlo de cualquier forma posible.

—Sabía que no debía de confiar en tí —miro a su lado topándose con una morena que permanecía con los brazos cruzados y lo veía con un inmenso reclamo mezclado con odio en la mirada —... ¿solo viniste para arruinar esta noche que era tan importante para ella?

Max lo miró completamente serio, se trataba de Mary Jenell, la asistente de Anired.

—Yo no hice nada —declaró viéndola con molestia y cruzando los brazos en una actitud defensiva—, las cosas que ella cree que vio están mal, no pasó nada de lo que cree.

Y no mentía, realmente estaban sacando las cosas de contexto, él nunca besaría o miraría a otra mujer que no se tratara de Anired.

—Pues lo que vimos parece todo lo contrario—Mary se encontraba demasiado enojada con ese tonto rubio frente a ella, no entendía como tenía cara para volver a pararse en la tienda de té de Anired e intentar hablarle después de lo que vieron—, si solo juega con Anired, es mejor que la dejes en paz de una vez por todas, no es justo que ella sufra por tí cuando tú estás viendo a otras mujeres.

Maxence se sintió más enojado que hace unos minutos, estaba dispuesto a decirle unas cuantas cosas a la asistente de Anired, la que no entendía nada de lo que pasaba y solo la acusaba de cosas que no hizo, pero lo dejo con las palabras en la boca para alejarse a paso rápido.

Mary Jenell se encontraba enojada y al mismo tiempo preocupada por Anired, la azabache no hizo ningún comentario respecto a lo que vieron, solo entro a la tienda de té y le dedicó una sonrisa para ir a atender a los nuevos clientes que iban llegando, quizá no dijo nada, pero se daba cuenta de que su mirada se encontraba apagada y llena de decepción, por lo que sin duda estaba aguantando el llorar por la inauguración que con tantas ansias espero.

Mary Jenell quería mucho a Anired, más allá de cómo su jefa, como una amiga e incluso como parte de su familia.

Anired fue la primera persona que confió en ella para que se volviera en una asistente, llevaba más de dos años trabajando en MagicDreams, pero ninguna modelo había aceptado trabajar con ella, algunas se excusaban porque era joven y no contaba con la experiencia de las mayores, aparte que había muchas más chicas que venían de familia de renombre por lo cual las preferían antes que a ella.

Pero, a la menor de los Black-Weasley nada de eso le importó, al conocerla de inmediato aceptó que fuera su asistente personal, y para su sorpresa también lo era en el mundo muggle, yendo con ella a todo lados.

No negaría que al inicio no se sentía muy cómoda a su lado, pues había escuchado demasiado rumores de la menor de los Black-Weasley, los cuales la trataba de una niña mimada, consentida y que nada le gustaba, grata fue su sorpresa al ver que era todo lo contrario.

Era una mujer que se esforzaba por lo que quería sin hacer menos a nadie, siempre que podía ayudaba a quien pudiera, un gran ejemplo era que era inversionista y apoyaba a Femmes Survivantes, al igual que a distintos albergues de animales callejeros junto con orfanatos, en los cuales donaba dinero o incluso iba como voluntaria sin importarle tener que usar sus propias manos para tareas de limpieza, cocina o demás detalles que fuera saliendo.

Conociendo esa faceta de Anired poco a poco comenzó a admirar como persona y deseando que la gente la viera como realmente era.

Cuando se enteró lo que había sufrido con Deyan, sintió asco y tristeza, pues alguien tan pura y buena como la azabache no se merecía algo así, por lo que prometió estar a su lado hasta que ella se lo permitiera, ya fuera como su asistente o amiga, por lo que la hacía enojar y odiar a ese rubio tonto que solo parecía provocar sufrimiento en Anired.

Mary Jenell deseaba que Anired fuera feliz, tal como todos aquellos que la conocían, deseaba que encontrara alguien que la quisiera con todo su ser y protegiera ese frágil corazón que la azabache trataba de proteger, pero que para su desgracia siempre salía herido de una u otra forma.

Mary vio a las brujas con las que estaba anteriormente Nired, ya se encontraban disfrutando de una taza de té, pero no había ni rastros de la azabache.

Dándose cuenta que al parecer no estaba en el salón principal decidió ir a buscarla en la cocina, donde nadie más que el personal podría entrar y que en esos momentos se encontraba vacía pues todos se hallaban en la barra.

Mary abrió la puerta y se quedó quieta en el mismo lugar completamente en silencio para ver a la menor, quien se sostenía del fregadero mientras soltaba un doloroso sollozo, se escondía para que nadie más la viera llorar de esa manera tan triste.

La morena se iba a acercar a su amiga, pero justo antes de dar un paso la puerta volvió a abrirse escuchando unos apresurados pasos, distinguiendo una cabellera azabache y una pelirroja.

—Geori.

La voz masculina de George Sirius se hizo presente, Anired se dio la vuelta y de inmediato trató de limpiarse las lágrimas para que sus hermanos no se dieran cuenta de que lloraba.

Pero, solo bastaron unos segundos para que Regulus la abrazara con fuerza haciendo que escondiera la cara en su pecho y llorara todo lo que quisiera.

—No tienes porque dejar de llorar —comentó George Sirius acariciando el cabello—, no es bueno que reprimas lo que sientes.

—¿Quién te hizo llorar? Le voy a partir la cara.

Declaró Regulus completamente enojado por ver a su hermana en ese estado.

Mary los miró y decidió que era mejor dejarlos, ya que no había mejores personas para consolarla que los dos mellizos Black-Weasley, que darían lo que fuera por mantener la sonrisa de su querida hermanita.

⚜⚜⚜

Cuidaba que cada decoración se quedara en su sitio, había hecho pasteles, pero no uno tan importante como para una boda así que tenía mucho cuidado con cada detalle para no arruinarlo.

Incluso aguantaba la respiración cuando alguna decoración era pequeña, nunca pensó que la buscarían a ella para hacer el pastel de bodas de Kaira Denvers y Robert Burke, creyó que se irían con alguna otra repostera, pero a pesar de querer negarlo, era evidente que fue gracias a Regulus John, pues el futuro matrimonio comentó que fueron gracias a la sugerencia de su sobrino ya que él les había llevado un pastel anteriormente que les encanto.

Solo pensar el nombre del azabache provocaba que su estómago diera un brinco recordando lo que sucedió hace unas noches, por más que intentaba olvidarlo le era imposible, lo peor fueron las marcas que tenía de las manos del varón en la cadera que ni con magia desaparecieron.

No pudo no recriminar y echarse en cara la estupidez que hizo.

Había engañado a su novio y lo peor, con su propio primo al que no toleraba.

¿Por qué era tan mala persona?

El solo pensar en eso la hacía sentirse terriblemente mal, no sabía si decirle algo a James, pero la culpa la estaba consumiendo cada vez más, volviendo las cosas peores día con día, que sentía que pronto saldría el vómito verbal.

Sintió los ojos empañados de lágrimas al ver a Potter que la ayudaba con la cafetería, atendió a los clientes mientras ella continuaba con el decorado del pastel que debía de entregar en unas cuantas horas más.

—¿Entonces tienes que ir a la boda?

Como si lo hubiera llamado, James se recargo en la barra frente a ella viéndola con curiosidad.

—Tengo que llevar el pastel, aparte que mis padres son amigos del señor Burke por lo que fueron invitados y quieren que vaya con ellos —hizo una pausa—, Kaira y Robert también nos dieron invitaciones a Dalila y a mí, por lo que sería descortés ir.

James arrugó el entrecejo, no tenía nada en contra de Kaira, pero recordaba los comentarios de su madre diciendo que Denvers había arruinado el matrimonio de su tío Bill, no entendía muy bien porque, pero su madre parecía odiarla al igual que la abuela Molly.

Nunca fue cercano a su primo Stefan, pues Ginny, su madre, no permitía que estuvieran juntos.

Toda su familia parecía tener un enorme odio por los Denvers a excepción de su tíos George y Lys, tío Charlie, tíos Fred y Anirak, los que se llevaban demasiado bien.

No comprendía mucho, pero tampoco le interesaba saber más, aún recordaba cuando su mamá se enteró que Albus era cercano a Stefan, casi ardió su casa con la magia de la matriarca Potter, la que le prohibió exhaustivamente a Albus volver a estar cerca de Stefan, así que James prefería mantener la distancia para evitar un regaño.

—Entonces, me imagino que cerraré la tienda con Alessia, así que no te preocupes por eso.

Alessia, era relativamente nueva empleada, la ayudaba a meserear y con la limpieza, no a hacer postres o bebidas ya que no era muy buena en eso.

Quien la apoyaba en la cocina era Dalila Nichelli, la ecuatoriana que llevaba más de un año trabajando en Azus, era su mano derecha y la apoyaba en todo volviéndose demasiado cercanas.

—Si, se los encargo.

Mencionó algo distante, volviendo a concentrarse en el pastel, no toleraba seguir viendo a James ya que la culpa crecía cada vez más.

El nudo en la garganta se volvía más grande y no desaparecía con nada.

¿Por qué tuvo que comportarse como una zorra estúpida?

Nada habría pasado si no fuera tan débil.

Maldito Regulus John, que resultaba tan atractivo para quien lo viera.

Soltó un gruñido de molestia y continuó con las decoraciones tratando de mantener la cabeza en otro lado, pero sabía que eso no iba a poder ocultarse por mucho tiempo.

Le asustaba que Regulus dijera algo, conocía que era un chismoso, y temía que en una de sus clásicas peleas con James dijera lo que pasó entre ambos.

Quizá lo mejor sería disculparse y decirle la verdad a su novio, cosa que le dolería porque definitivamente la terminaría, algo que no deseaba que sucediera.

James era tan bueno y dulce que no quería romper su cariñoso y pobre corazón.

Regulus no había ido a la cafetería desde ese día y esperaba que las cosas siguieran de esa manera, era mejor evitarlo, esperando no volver a recordar lo que hicieron aquella noche en su propia cafetería.

En un intento de eliminar la culpa tiro la mesa sobre la que lo hicieron al igual que quemo la ropa que uso, no quería nada que le recordara a Regulus John teniendo sexo con ella, pero mientras más lo evitaba los recuerdos se volvían más fuertes.

Le dedicó una sonrisa a su novio quien la miraba fijamente.

—Te ves muy guapa cuando estás concentrada de esa manera.

Y por primera vez, se sintió incómoda ante los halagos de James, no se sentía bien y solo esperaba a que se fuera de ahí para seguir con su trabajo.

—Gracias.

Murmuró apenas un poco audible y decidió seguir como si él no estuviera ahí.

Estaba jodida.

Un gruñido escapó de los finos labios demostrando la enorme molestia que sentía en esos momentos.

No le gustaba como se le veía el vestido que había escogido para la boda, al inicio, cuando lo compró le encantó, pero en esos momentos sentía que era lo peor.

Si eso no era poco, tampoco sabía cómo maquillarse y su madrastra tenía mucho trabajo por lo que la vería hasta la boda, así que no podría ayudarla.

Val soltó un gruñido maldiciendo una y otra vez.

Era la boda de la madre de su novio e iría fatal.

Nunca aprendió a maquillarse, porque siendo sincera, ¿para que se maquillaba si trabajaba en un santuario de Dragones? Casi no salía a fiestas y cuando lo hacía, Simona, su madrastra era quien la maquillaba.

Nunca fue demasiado femenina, debido a donde vivió y en lo que trabajaba, los maquillajes y vestidos salían sobrando en un lugar que se encontraba lleno de estiércol de dragón, por unos minutos considero en ir a pedirle ayuda a Airam, pero era evidente que ella también estaba ocupada pues iría a la boda.

Sin poder hacer más, decidió quedarse con el vestido y tratar de recoger su cabello lo mejor que podía, porque para nada parecía querer cooperar, incluso pensó en cortarlo de una vez por todas, pero con la mala suerte que tenía justo ese día solo lo arruinaría.

Ni con magia podía arreglar eso, ya que no era muy buena con los hechizos de maquillaje y peinado, debió de conseguir la poción alisadora de Sleekeazy para usarla ese día y poder estar presentable.

Finalmente se dio por vencida cuando su hermano la llamó avisando que ya era hora de irse, el tiempo se había terminado y tendría que llevar ese vestido y ni una gota de maquillaje.

Si que era un pésimo día, solo quería quedarse encerrada en su habitación y llorar por la decepción así misma, lamentablemente ya no tenía ni tiempo para eso.

[...]

La recepción de la boda era sumamente hermosa, decorada con colores rosa palo y blanco, las damas de honor que eran Anirak, Lyssane, Anired y Tanith usaban vestidos color rosa palo combinando con cada detalle.

Y ni decir de la novia, que lucía completamente radiante, con una enorme sonrisa que dejaba ver lo feliz y emocionada que se hallaba por ese día que había esperado durante tanto tiempo.

Se notaba lo mucho que Kaira y Robert se amaban, Stefan no se podía sentir más feliz por su madre, después de tantos años finalmente su felicidad estaba completa al formar su pequeña familia.

Por su lado, Valentia se sentía algo incomoda, era como si no encajara en ese lugar, estaba sentada en una enorme mesa acompañada por la pequeña familia D'Acanto-Delacour, los miembros de la familia Arwen quienes eran los padres de una pelirroja que estuvo con ella cuando fue el torneo de los tres mago y ahora tenía una pastelería en el callejón Diagon, Charlie, Airam, Carlos, Dante, Dalila y una chica morena que ubicaba como la asistente personal de Anired también se encontraban ahí. Incluso compartía mesa con la familia Weasley-Delacour, Black-Weasley y Malfoy, pero en esos momentos se encontraban en otros lados saludando a más conocidos.

Era como estar en otro mundo, miraba a las chicas de su edad: Itziar, Amalie, Dalila y Mary Jenell que lucían como unas princesas con vestidos elegantes y maquillajes delicados, algo que ella no logró luciendo fuera de lugar para estar en una boda.

—¿Te sientes mal, Val?

Cuestiono Dalila quien se había percatado del rostro de inconformidad de la morena, Romellie negó varias veces.

—Estoy bien —sonrió avergonzada ya que incluso los mayores voltearon a verla preocupándose porque algo malo le pasara, solo esperaba que sus padres llegaran para librarla de esa situación, quizá Simona podría hacer algo, esperaba trajera maquillaje—, no es nada.

Su vergüenza creció más cuando Dalila la miró al rostro, seguro notaría que ni siquiera se había maquillado, ya se imaginaba que estarían pensando que no se tomaba ese evento en serio cuando era todo lo contrario.

—Tu vestido es muy lindo —halagó Mary Jenell de manera sincera —, el color te va muy bien.

—Gracias.

Murmuró Valentía sin creerse de todo el comentario, en ese momento tenía el autoestima por los suelos, solo quería desaparecer.

Nunca fue insegura, pero siendo el primer evento en donde conocía a toda la familia de Stefan sus defensas estaban por los suelos, más al ver a las mujeres hermosas que rodeaban al pelirrojo.

—Con esa cara parece que te hubiera cagado un dragón, Val.

—¡Anired!

Riño Charlie a su sobrina menor, la que solo se encogió de hombros.

—Perdón —sonrió inocentemente para acercarse a la morena, sentándose entre ella y Mary Jenell— ¿Te sientes mal?

Valentía no pudo evitar sentirse como una cría de dragón, las que eran horribles al nacer, a lado de Anired ella se veía aún peor.

La azabache parecía una princesa de cuento de hadas con ese vestido rosa palo, se daba cuenta como todos volteaban a verla, especialmente cierto rubio que se encontraba a lado de Lyssandre, no entendía mucho, pero estaba segura que se había peleado pues durante toda la boda no se hablaron o si quiera cruzaron miradas, bueno, era Anired la que parecía ignorarlo, y para nadie pasó desapercibido.

—No, no es nada.

Murmuró la morena desviando el rostro, pero Anired la tomó del mentón causando que la viera a los ojos, se sintió intimidada ante la profunda mirada gris que parecía ver a través de su alma, aparte de ese contacto físico.

—Anired, no a toda la gente le gusta el contacto físico —regaño Mary Jenell alejando la mano de la azabache —... ¿Estás ebria?

Comentó viendo las mejillas rojas de la Black-Weasley y sintiendo el aroma a alcohol.

Anired solo sonrió y tomó el pequeño bolso que descansaba sobre sus piernas.

—Shh...shh, déjame, Mary —pidió Anired sacando unas cuantas cosas, Val se preguntaba cómo es que le cabe tanto a ese bolso diminuto—...se lo que Val necesita.

—¿Qué necesito?

Cuestionó la morena temiendo de las ideas la más pálida, la que solo sonrió.

—Quédate quieta o te lanzaré un petrificus—advirtió—, no tengo base, pero espero que salga bien.

Anired la volvió a tomar del mentón y con un chasquido varias cosas estaban flotando alrededor de ellas.

Mary Jenell, para quién era evidente que Anired ya estaba ebria, temía que manchara a Valentia con todo el maquillaje que acaba de sacar, Dalila solo las miraba con curiosidad al igual que todos los presentes en ese lugar.

Anired, a pesar de estar ebria, parecía saber lo que hacía, pronto Val tuvo que cerrar los ojos cuando la azabache acercó el delineador, y sabiendo lo que se venía dejó que hiciera lo que quisiera, porque finalmente no podía ser peor que como estaba.

Anired movía el maquillaje con maestría, desde muy chica que comenzó a maquillarse con las pinturas de su madre, siempre le llamó la atención y la mayor comenzó a enseñarle cómo hacerlo, incluso llegó a practicar con su papá, hermanos y tíos, hasta con... Maxence, cuando estaba muy aburrida lo maquillaba, el solo pensar en el rubio alemán hizo que arrugaba el ceño y sintiera sed, quizá era hora que pidiera otro shot de tequila, no estaba muy segura de cuantos llevaba, pues perdió la cuenta después de cinco que compartió con Regulus.

—Taran...

Canturreo Anired terminando de maquillar a Valentia, no había tardado ni diez minutos para extenderle un espejo, la rumana abrió los labios con sorpresa, el delineado era perfecto, las sombras de los ojos no eran llamativas, pero si lindas y el labial combinaba perfectamente.

Anired, con mucho cuidado, sintiéndose algo mareada logró ponerse de pie e ir con el cabello de la morena, al no llevar peine decidió emplear uno de los hechizo que ella luego usaba, dejando el cabello en un prolijo peinado, tanto tiempo siendo modelo le había traído una gran práctica en el peinado y maquillaje.

—De ahora en adelante puedes llamarme tu hada mandarina —la lengua de Anired se trabo causando que soltara una risa infantil dejando ver que era evidente lo ebria que estaba.

—Por Merlín, te amo —declaro Valentia viéndola con un enorme agradecimiento —...preguntaría que cómo lo supiste, pero...mejor gracias.

—Sexto o séptimo sentido —bromeó la menor y le guiño el ojo—, deberías de ir con Stefan.

Señalo al pelirrojo y Valentia finalmente decidió ponerse de pie para ir a buscar a su novio ahora con una mayor seguridad.

Anired sonrió y guardó el maquillaje para ver a Mary Jenell y Dalila.

—¿Tú no deberías de estar coqueteando con Scorpius?

Cuestiono viendo fijamente a Dalila, Mary quiso hacer desaparecer a Anired de ahí, conociendo lo boca floja y sin vergüenza que se volvió cuando estaba ebria, varias veces la había visto de esa manera y tuvo que llevarla nuevamente al cuarto de hotel porque decía cada cosa aparte que tenía una muy mala costumbre que esperaba ese día no pasará.

Dalila se sonrojo.

—¿Qué dices, Nired?

Podría decirse que Dalila era amiga de Anired, más de una vez había salido con ella y con Mary Jenell después del trabajo, comenzaron a frecuentar gracias a Mary que era clienta frecuente de Azus.

—No te hagas tonta —hablaba con un tono infantil—...te gusta Scorpius, tú le gustas a él... ¿así que, porque no coqueteas, se enamoran, se casan y tienen hijos de los cuales yo me vuelvo mandarina? —cuestionaba, Dalila no sabía en dónde esconder el rostro al ver que la gente de la mesa escuchaba lo que decía—...vamos. Scorpius es alto, guapo, inteligente, divertido—comenzó a enumerar las cosas buenas del Malfoy con los dedos —...millonario... ¿Qué más quieres?

—Scorpius y yo solo somos amigos —trato de defender Dalila—...n-no hay nada más.

—Ay, sí y yo no le coquetee al mesero para que me diera más shot de tequila —comentó con sarcasmo, causando que unos cubiertos se cayeran al suelo, lo que provocó que volteara para ver a Maxence quien había escuchado el comentario y parecía más que molesto, la azabache solo sonrió con burla—...quizá debería de hacerlo otra vez, mi papá ya le dijo que no me diera más alcohol.

Se encogió de hombros disfrutando de ver como el rostro de Maxence se llenaba de completo enojo, pero siendo sinceros le importaba un carajo, la imagen de él y de esa vieja mujer besándose seguía en su mente.

Se negaba a escucharlo o a hablar con él, ya estaba cansada de escuchar las excusas del rubio, ya era tiempo de darse cuenta que esa relación nunca funcionaria por más que lo intentara, siempre había una u otra cosa que parecía querer separarlos.

—Si, y tu padre tampoco va a querer saber que estás coqueteando con los meseros —comentó Charlie con los brazos cruzado sobre el pecho, misma pose que tenía Carlos, Lyssandre y Maxence—, así que ya mejor siéntate, señorita, ya has bebido demasiado.

—Ti-ido Charlie —canturreo Anired para ir con él y abrazarlo besándole la mejilla—...papi no se tiene que enterar de eso, ¿sí?

Airam solo sonrió al ver esa escena y como Charlie suspiraba.

—Agradece que tus hijos sean varones y no unas niñas coquetas —Comentó Airam —, Nired, cielo, estoy segura que obtendrás todos los shots de tequila que quieras solo por ser tan bonita como una muñeca.

Anired sonrió para ir a los brazos de su tía y besarle la mejilla.

Mary Jenell se sintió tranquila ante eso, sabiendo que al menos de esa forma Anired no termina queriendo quitarse la ropa como siempre que se pone ebria.

—¡Nired! —y otra cantarina voz se hizo presente, Anired se alejó de su tía para ir con el rubio que acababa de llegar con una tabla de shots amarillos—, conseguí baby mangos.

Y la sonrisa de los dos menores se hicieron más grandes al ver ese trago que tanto le gustaba, Mary soltó un quejido sabiendo lo mal que se ponían.

—¡Anired Georanne!

—¡Zed Edrak!

Se escucharon dos voces y la imagen de dos pelirrojos iguales se hicieron presentes, quienes veían con reprimenda a los menores.

—¿Qué demonios hacen? ¡Ya basta de alcohol!

Exigió George Weasley estirando la mano para que su hijo le entregará la tabla de shots, dándose cuenta que los dos se hallaban más que ebrios.

—¿Quién les ha dado ese ejemplo de beber como si no hubiera mañana?

Y nadie tuvo que responder a la pregunta de Fred, porque una risas femeninas se escucharon, viendo como Lys, Anirak y Tanith en compañía de los mellizos Black-Weasley y Freddos parecían muy entretenidos con una botella de tequila.

—¡Por Merlín!

Chillaron los gemelos dejando de ponerles atención para ir con sus esposas, porque no sería nada fácil tener que cuidar de ellas y de sus hijos ebrios.

Al parecer todos parecían dispuestos a ponerse ebrios en ese día.

Itziar agradeció al ver a Regulus alejado de la mesa, cuando se dio cuenta que se sentarían juntos quiso irse de inmediato, pero eso sería una grosería por lo que tuvo que tolerar gran parte del día tenerlo a unos metros, escuchar su voz y tolerar esas miradas profundas que en ocasiones le dedicaba, deseando irse de ahí.

Al igual que Itziar, Amalie no la estaba pasando nada bien, quizá nadie lo decía, pero sentía las miradas acusatorias de todas las personas en esa mesa, sabía que la juzgaban, no iba a venir, pero ya había confirmado su asistencia, lo peor era ver a George Sirius a unos centímetros de ella, porque para su mala suerte quedo sentada en medio de Maxence y del pelirrojo, volviendo todo más incómodo ya que los dos varones parecían no tolerar su presencia, y ella tampoco estaba para soportar el mal humor de su gemelos que parecía hundirse en su propia miseria.

La mayoría parecía disfrutar de la boda, pero algunos cuantos sí que la estaban pasando muy mal en ese día tan lleno de felicidad.

[...]

Todo le daba vueltas, tal vez debió de escuchar a su padre y no beber tanto, pero es que de esa manera todo le daba gracia y dejaba de pensar en eso que tanto le molestaba.

Trataba de evitar recordar lo que vio anoche, a Maxence besándose con aquella mujer, pero la imagen seguía en su mente y el corazón le dolía, dándose cuenta que quizá nunca fue nada para él.

Porque siendo sincera, todo mundo podría decirle que era hermosa y atractiva, pero a comparación de Olympe Laurent se quedaba corta.

Se miró al espejo, seguía siendo una niña.

Olympe era una mujer con curvas marcadas, gran trasero y pechos enormes que harán voltear a cualquier hombre, comparada con ella era una infantil niña que jugaba a ser modelo.

Era obvio porque Maxence aún seguía frecuentando a esa mujer.

Con ese pensamiento abrió la llave del grifo para mojarse el rostro sin importarle arruinar su maquillaje, ya era entrada la madrugada por lo que solo faltarían unas horas más para que la boda terminara así que ya no tenía de qué preocuparse.

Se lavó la cara, refrescándose un poco y trató de acomodarse lo mejor que pudo el cabello para salir del sanitario de chicas.

—¿Anired?

Escuchó como la llamaron y alzó la mirada para toparse con unos ojos azules que la miraban con alegría.

—¿Profesor Roux? —le sonrió viendo al hombre que había sido su profesor durante más de dos años en Hogwarts —... no sabía que lo invitaron a la boda.

—Robert y yo somos buenos amigos —explicó manteniendo la sonrisa animada—, me invitó, solo que se me hizo algo tarde y no tiene mucho que llegue.

—Me alegro de verlo, hace tiempo que no nos veíamos, profesor.

—Anired, por favor, llámame, Dean, ya no soy más tu maestro —la menor solo asintió sintiendo aún algo mareada por la ingesta de alcohol—, he visto que te has vuelto modelo, en todas tus fotos sales muy hermosa.

Las mejillas de Anired estaban rojas, gracias al alcohol y al calor que sentía en esos momentos.

—Muchas gracias.

—No tienes nada que agradecer, creo que era obvio que naciste para algo como ese trabajo —sigo hablando, Anired lo veía girar, pero trataba de ponerle atención—...siempre has sido hermosa, solo era cosa que lo explotaras... ¿y qué tal? ¿Cómo vas con todo? Vi que también salio un reportaje en el que al parecer tienes novio...¿es de nuevo ese tonto chico que siempre te hace llorar?

—N...no...no es mi novio —negó tratando de concentrarse en un punto dijo ya que el alcohol estaba causando estrago en ella, sintiendo que pronto quedará inconsciente porque el sueño se hacía más fuerte—...solo fueron rumores, nada en serio...no tengo novio.

Cuando Anired se embriagaba se volvía más platicadora de lo normal, contando cualquier cosa sin importar de quien se tratara.

—Anired... ¿estás bien?

Cuestionó Dean tomándola de la cintura cuando la azabache casi se va de boca al suelo.

—¿Ah?...s... ¿s-si?

Anired se sentía cada vez peor, al parecer el alcohol era más fuerte de lo que creyó, tanto que solo se sentía moverse sin saber muy bien a dónde iba.

—¡¿Anired?!—escucho que la llamaron, reconoció ese marcado acento alemán y no pudo evitar fruncir el ceño—... ¿A dónde van? Anired está muy ebria, debe regresar con sus padres.

Dean miró al alemán y puso la mejor sonrisa amable que pudo.

—Anired se siente mal, solo la llevaba a tomar aire, ¿verdad, Nired?

Anired solo asintió sin decir nada.

—Si no se siente bien debe de ir a sentarse —Maxence mantenía el rostro fruncido al ver como Dean la tomaba de la cintura—...la llevare con su padre, debe de volver a casa...

—Yo la llevaré no te preocupes.

—No sabes en dónde está su papá—Maxence no estaba dispuesto a dejarla ir con el profesor de Hogwarts, quizá había sido su maestro, pero algo dentro de él le impedía en confiar que Anired estuviera a solas con él estando en ese estado—, yo la llevaré, Anired tampoco va a recordar dónde está Fred.

Dean lo miró con cierta molestia.

—¿Por qué la debería dejar ir contigo? Anired me dijo que no son nada...

Maxence se mordió el interior de la mejilla sin comprender la actitud de ese hombre, pero se sintió tranquilo al ver que el patriarca de la familia Black-Weasley hacía acto de presencia.

—¿Qué pasa aquí? —indago y su mirada se detuvo en su hija— ¿Nired, estas bien?

La azabache miró a su padre aun con la mirada borrosa.

—Papi...

Murmuró la menor, Fred se acercó viendo con recelo a Dean, recordando la última vez que lo vio en Hogwarts, por lo que no le gustaba que estuviera tan cerca de su hija.

—Ven aquí, cielo.

Pidió Fred causando que Dean la soltara para que él la tomara en brazos.

—Gracias por cuidarla —comentó de manera seria viendo a los dos rubios—, lo mejor es que vuelva conmigo, está demasiado ebria.

—Sí, por eso pensaba en llevarla a tomar aire para que se sintiera mejor.

Fred solo asintió dándose la vuelta con la menor en brazos y volviendo a la mesa en donde estaba su esposa y demás hijos.

Maxence miró a Dean.

—¿Qué se supone que hacías con ella?...Estaba demasiado ebria.

—Maxence, creo que ser rompe maldiciones te ha afectado la cabeza, solo la iba a llevar a tomar aire —se defendió—, no seas celoso, finalmente no son nada.

—Independientemente de que seamos o no algo, no voy a permitir que se vaya con cualquiera —se mantenía serio—, si tratabas de coquetear con ella en ese estado, estas demasiado enfermo, mantente lejos de ella, es una niña, no estaría con un idiota como tú.

Dean solo soltó una risa.

—No debería de interesarte nada más —sentenció Dean borrando la sonrisa—, pero date cuenta, que Anired merece un hombre, no un niño que ni siquiera sabe tratarla.

Fue lo último que dijo Dean para irse de ese lugar, dejando sin palabras al alemán.

Maxence finalmente se daba cuenta de las intenciones de ese maestro de cuarta, era obvio que había estado interesado en Anired desde que iba en Hogwarts, algo que le resultaba asqueroso porque era solo una niña.

Se sentía molesto, pero no estaba dispuesto a dejar que ese hombre le pusiera una mano encima a pesar de que Anired lo ignorara iba a seguir detrás de ella.

También tendría que hablar con Fred y Anirak, ellos nunca permitirían que Anired salga con un hombre que le llevaba más de diez años.

Con ese pensamiento salió por unos minutos del salón donde se llevaba la fiesta, el estacionamiento ya casi no tenía casi autos, pues por la hora varios ya se habían ido.

Camino por unos minutos disfrutando del fresco aire y tratando de aclarar todos sus pensamientos, buscando una manera de cómo lograr explicarle las cosas a Anired.

Una expresión de sorpresa adornó su rostro al ver a Regulus John en el suelo, así que se acercó corriendo rápidamente para ver una gran herida en el costado izquierdo.

—¡Regulus!

Llamó arrodillándose a su lado y buscando en donde estaba la herida.

—M-max —logró decir el Black-Weasley herido—...a-atrás...

Murmuró, el alemán se giró, pero tan rápido como lo hizo, sintió un fuerte dolor y todo se volvió completamente negro.

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¡Segundo capítulo del maratón y último del tercer acto!

¿Qué les ha parecido?

¿Teorías?

¿Qué creen le haya pasado a Maxence y Regulus?

¿Estarán bien?

Bueno sigo con las preguntas, jiji.

Inara Delilah:

Contexto de su pasado y si va a estar igual de loca que la que era ex de George.

Estudió en Hogwarts, tuvo una relación con George Sirius durante un tiempo, pero pronto sus acciones comenzaron a cambiar volviéndose demasiado absorbente y solo queriendo toda la atención para ella, incluso era algo violenta, pasaron varias cosas y terminaron muy mal.

Si esta algo loquita, pero no tanto.

¿Qué trama manipulando a Amalie?

Hacer sufrir a George, y más que nada lo hacer por: "si no es mío, alejare a todas las que le interesen"

Dean Alexander Roux

¿De quién es hijo? ¿En algún momento se revelará su madre? ¿O se murió o qué?

Su madre está viva, pero encerrada en San Mungo, su papá...bueno, ya lo conocen, jiji.

Alyssa Jordan-Johnson:

¿En algún momento será amiga de GS de nuevo?

Muy probablemente sí, Alyssa ha cambiado y madurado mucho, se arrepiente de sus acciones en el pasado.

¿Estará con Lorenzo?

Depende si no muere alguno de los dos.

Bueno, en la otra actualización pondré las otras que me faltan jaja, si quieren saber algo más díganlo.

Ahora, vamos con los datos random.

Dato #6:

Si Fred hubiera muerto en el canon de mis historias, Anirak habría terminado casada y con una hija de Lyssandre.

Dato #7:

Maxence conoció a Anired cuando era un niño de cinco años aproximadamente.

Dato #8:

Lyssandre conoció a Amalie y Maxence cuando eran unos niños, pero no sabían quiénes eran.

Nos leemos en unas horas, si quieren más datos díganme, jiji.

Loviu.

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