Veinte.
(Les dejo la actualización del día de hoy, espero les guste♥
Es algo larga por lo que +350 comentarios para la siguiente actualización🫰🏻)
Sus cejas casi se juntaban cuando frunció el ceño llena de extrañeza, los pequeños dientes mordieron el labio propio y produjo un extraño sonido cuando la lengua golpeó contra su mejilla izquierda.
Era evidente la mueca de extrañeza en su rostro, mueca provocada al ver las pequeñas palomitas azules en el mensaje que mandó hace más de una hora.
Aunque de cierta manera comprendía por qué Maxence la había dejado en visto, después de todo el escándalo que se armó por su culpa al no ser cuidadosa con los reporteros sería más que normal que estuviera molesto, era muy probable que le hubiese causado problemas en el trabajo gracias a ese artículo que pronto se volvió noticia internacional.
Rodó en la cama sobre su cuerpo soltando otro suspiro, tenía demasiado tiempo desde que se había sentido tan frustrada de que alguien la dejara en visto, era una sensación extraña, aunque no era la primera vez que lo experimentaba, aún recordaba una vez que el alemán terminó tan ebrio que no termino de contestar un mensaje hasta que le marcó debido a lo preocupada que estaba.
Sí que era un tonto.
Se había tratado de obligar a no leer los cientos de mensajes que llegaron una vez que desbloqueo a D'Acanto, creyó que sería mejor de esa manera, pero finalmente su curiosidad siempre ha sido demasiado grande, por lo que no tuvo más que subir las conversaciones viendo cada mensaje que no tenía respuesta.
Max Steel🦊🖤l_03 de octubre 2023_23:44
Anired, lo siento mucho, en serio, no quería decirte eso.
Max Steel🦊🖤_03 de octubre 2023_23:50:
Anired, por favor contéstame
Necesitamos hablar, fui un estúpido.
Deja que te explique las cosas.
Max Steel🦊🖤_03 de octubre 2023_23:56
Anired, te necesito, no me dejes
Soy un idiota, pero no puedo sin ti.
Trago saliva al leer esos mensajes y la fecha en la que fue, su cumpleaños diecisiete cuando Max le dijo esas cosas horribles, cuando esa relación que no tenía nombre llegó a su fin, el corazón de la azabache dio un extraño vuelco dejándole un vacío en el pecho para continuar leyendo esa conversación no abierta por casi un año.
Max Steel🦊🖤_13 de noviembre 2023_15:16
El día de hoy seré internado en la clínica de rehabilitación.
Estoy demasiado asustado, no sé qué habrá en ese lugar.
Me gustaría que estuvieras aquí, siempre que me tomabas de la mano
o me dabas palabras de ánimo era como si pudiera hacer cualquier cosa
o como si el miedo desapareciera, te extraño demasiado.
Enserio que lo siento por todo, Anired.
Anired aspiró con fuerza y exhalo tratando de que el dolor en el pecho desapareciera al igual que el nudo en la garganta al darse cuenta que Maxence le escribía del diario contándole su día a día y cuando estuvo internado en la clínica de rehabilitación le mandaba mensajes cada sábado, que era el día en que podía recibir visitas, probablemente Jerome le llevaba el celular.
Max Steel🦊🖤_16 de febrero 2024_19:25
¿Adivina qué? Finalmente me dieron de alta en la clínica.
Estoy completamente limpio, nada de alcohol, drogas o cualquier cosa.
Lyssandre compró un pastel para celebrar, pensé que solo estaríamos los dos solos, pero han venido Lys, George, Freddos, Draco, Tanith, Scorpius, Louis, Gigi, Mónica y...
tus padres, pensé que ellos me odiarían, incluso tus abuelos vinieron.
Esperaba que me vieran con enojo u odio, cosa que comprendería, pero han sido demasiado amables conmigo, bueno, George Sirius no vino, algo que ya me esperaba, aun así, me hubiera agradado verlo, me cae bien.
Pero, deseaba con todo el corazón que fueras tú la primera persona que viera, Anired, me haces tanta falta.
Lo siento por todo, tú no debiste de pasar por todo lo que te dije y como te trate, espero algún día me perdones o al menos leas mis mensajes.
Cada mensaje resultaba más doloroso de leer, pero Anired no quería parar, sentía que de alguna forma estuve presente en su vida durante ese año.
Max Steel🦊🖤_10 de marzo 2024_11:20
¡Finalmente volví a estudiar!
¿Recuerdas que te dije que estaba leyendo sobre maldiciones y como
contrarrestarlas? Empezare una especialidad en eso, Lyssandre dice
que seré muy bueno porque según él soy demasiado inteligente.
Espero cumplir con sus expectativas.
Te volví a mandar cartas a Hogwarts con Barlow, pero todas han regresado.
Espero que estés bien.
¿Has estado comiendo? Por favor no te saltes tus comidas y toma tus vitaminas.
Anired observó el techo parpadeando rápidamente para evitar que las lágrimas salieran de sus ojos grises que ardían tras cada mensaje.
Max Steel🦊🖤_16 de junio 2024_18:35
¡Los resultados de las pruebas para ser rompe maldiciones finalmente llegaron!
¡He sido aceptado en el ministerio como rompe maldiciones e iniciaré el lunes!
Estoy demasiado nervioso, es mi primer trabajo "formal" y en un lugar tan importante.
Lyssandre me ha dicho que mañana iremos a comprar ropa porque la mía no es demasiado formal para ese trabajo al igual que más cosas que necesitare.
Felicidades por tu graduación, supe que diste el discurso en Hogwarts porque fuiste premio
anual, me alegro tanto por ti, siempre has sido tan lista, te lo mereces, Anired, no sabes lo orgulloso que estoy de ti.
Cada día te extraño más, hay cientos de cosas que tengo que decirte y contarte.
Últimamente pasan cosas buenas, pero los días se sienten como una mierda sin ti.
Eran miles de mensajes los que le había enviado cuando lo tuvo bloqueado, más de dos por día en los que le contaba todo lo que le pasaba en cada momento justo como hablaban antes, había fotos, audios y videos que nunca tuvieron respuesta ni lectura hasta ahora.
Max Steel🦊🖤_18 de agosto 2024_08:00
¡Por Dios, te acabo de ver en la portada de Vogue!
Supe que hoy sería tu debut como modelo en Vogue
y fui de inmediato a comprarla, estas demasiado hermosa
seguramente te volverás una modelo súper popular, tienes todo para triunfar.
Bueno siempre lo has tenido todo para ser la mejor, tal como una Barbie.
Estoy tan feliz de ti, es genial verte brillar de esa manera.
Me gustaría estar contigo en estos momentos para celebrar.
Mierda, no sabes cuánto te extraño y lo mucho que odio estarme perdiendo estos momentos a tu lado.
Max Steel🦊🖤_18 de agosto 2024_08:15
Anired, realmente siento todo lo que te dije el día de tu cumpleaños.
Créeme que no hay día en el que no me arrepienta, tú nunca mereciste algo así.
Es horrible estar tan lejos de ti, eres lo mejor que he tenido en la vida y saber que arruine las cosas de esa manera me está matando, no puedo olvidar todo lo que te hice sufrir, espero poder hablar un día contigo, hay tantas cosas que decirte.
Ningún día dejo de pensar en ti, mein herz, eres y serás mi todo, pase lo que pase mis sentimientos por ti no van a cambiar.
Y al leer ese mensaje y los siguientes Anired ya no pudo más.
Las calientes lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas sin control, nublando su vista y soltó el celular sobre la cama sin poder calmar su llanto.
Lo extrañaba, extrañaba a Maxence, extrañaba estar con él, hablar con él.
Extrañaba cada cosa de ese alemán que tan feliz la había hecho y estar lejos de él la estaba matando lentamente.
Sollozos escapaban de sus labios provocando que la garganta le doliera por el llanto tan doloroso que escapaba de su pecho.
—Anired —ni siquiera escuchó cuando entraron a su habitación hasta que la llamaron y la cama se hundió a su lado—...Anired ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras así?
La preocupación lo llenó por completo al ver a su hija llorar de esa manera tan desconsolada, como si algo horrible le hubiese pasado, miro a todos lados buscando algo que la pudiera herir, pero no había nada, ni siquiera sangre, pero el llanto continuaba, era doloroso tan doloroso que él mismo parecía experimentar el sentir de la menor.
—Papá-llamó entre llanto Anired para ver al pelirrojo que la abrazó con fuerza haciendo que escondiera el rostro en su pecho como cuando era una niña pequeña—...papá...
—Bebé — le acaricio la espalda tratando de brindarle un poco de consuelo buscando calmar ese llanto lastimero que no cesaba y los sollozos causaban que se ahogara con sus propias lágrimas—...princesa ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras de esa manera?
Trataba de mantener la calma para poder ayudar a su hija, porque si se alteraba no lograría nada.
—Papá...lo extraño —y a Fred solo le bastó esa oración para comprender a quien se refería—...lo extraño mucho...
Decía cada palabra hipeando debido al llanto y sorbiendo por la nariz.
—Anired —Fred suspiró besándole el cabello—, si extrañarlo es lo que te tiene de esa manera—le sobaba la espalda y acariciaba su cabello sintiéndola llorar contra su camisa la que no le importaba que se mojara, solo quería que la menor calmara su llanto, le mataba verla de esa manera y no lograr calmarla—...arregla las cosas con él, cielo, no quiero verte sufrir de esta manera, mi amor, si lo quieres, sé que tú puedes arreglar las cosas, ambos necesitan hablar.
Fred prefería que su hija no tuviera novio, pero verla sufrir de esa manera al estar lejos del alemán lo hacía sentirse peor, prefería verla a lado de ese rubio feliz que tenerla llorando en su pecho por extrañarlo.
Anired sorbió por la nariz dando grandes bocanadas de aire en un intento de calmarse.
—Tengo miedo —confesó entre pequeños sollozos y con la garganta ardiendo debido al llanto —...cause que terminará en coma... ¿Quién dice que no sucederá algo peor si volvemos?
—Nired, tú no tuviste la culpa de eso —dijo Fred alejándose un poco para ver esos ojos grises tan parecidos a los de su encantadora esposa, los que se encontraban irritados y llenos de lágrimas —...no te culpes por algo que no causaste, Maxence no terminó en coma por tu culpa, fue por sus propias decisiones...pero, él ya ha recibido la ayuda que necesitaba, sé que lleva una mejor vida...ya maduro, Anired, tú también lo hiciste...odio verte llorar, mi vida, y si estar a su lado te hará feliz, deberías de intentarlo, tú más que nadie mereces ser feliz con quien quieres —le acarició las mejillas limpiando las lágrimas que aun escurrían—, y si Maxence es lo que te hace feliz, hazlo, mi amor.
Anired escuchó las palabras de su padre con atención para volver abrazarlo deseando que el estar entre sus brazos solucionaran todas las cosas y que todo fuera fácil de afrontar de una vez por todas.
Pero, estaba asustada de volver a herir a Maxence, no quería ser la culpable de arruinarle la vida como ya lo había hecho, por más que lo intentará cada día tenía pesadillas con los días que el alemán pasó en coma, ese mes que fue una eternidad para ella al no verlo despertar, con solo cerrar los ojos esas imágenes volvían a Anired atormentándola día con día, sintiéndose más culpable.
Tan culpable que prefería estar lejos de Maxence D'Acanto.
Porque quizá de esa manera él estaría bien, él podría llevar las cosas tan bien como hasta ahora.
[...]
El frío golpeó sus mejillas ganando que la pálida piel tomará un color rojizo, con cuidado bajo las escaleras de la puerta de su hogar para no caerse en el resbaladizo piso cubierto de nieve.
Avanzó unos cuantos pasos más hasta cruzar a la otra acera en donde se encontraban los contenedores de basura, una vez que estuvo frente a ellos escucho su celular sonar así que sostuvo con una mano la bolsa negra y con la libre tomo el móvil que se encontraba en el bolsillo izquierdo de la enorme sudadera que la cubría de la húmeda nieve.
Sin detenerse a ver quién le había mandado mensaje lo desbloqueo de inmediato para leerlo creyendo que se trataría de sus padres, hermanos o del grupo familiar quienes eran los que más le escribían en ese día que no trabajaba.
Max Steel🦊🖤_18:35
¿Tienes tiempo?
¿Crees que podríamos hablar?
Al leer el mensaje no pudo evitar fruncir nuevamente el ceño, si seguía de esa manera terminaría con arrugas en la cara, pero no pudo evitarlo ya que la confusión la llenó.
¿Por qué la dejó en visto y hasta casi dos horas después le contestaba?
«Quizá no te contesto porque lo tuviste bloqueado por casi un año, cualquier persona se molestaría por eso, ¿no crees?»
Su voz interna se hizo presente, esa que en ocasiones le resultaba demasiado molesta, especialmente cuando tenía razón justo como en esos momentos.
Sí que la odiaba.
Aunque básicamente, era ella misma, así que bah, venía siendo una tontería.
—No pensé que fueras a poner esa cara tan bonita al leer mi mensaje.
Una masculina y ronca voz la hizo salir de su debate interno, pero fue de forma tan apresurada que soltó la bolsa de basura con fuerza.
De no ser por la magia del hombre frente a ella toda la basura habría terminado extendida por el suelo.
Él dio unos pasos más acercándose a la menor y a la bolsa de basura que flotaba en el aire, con facilidad la tomo para abrir el contenedor de basura y tirarla
—Pensé que eran tus hermanos lo que tenían que sacarla—tapó el contenedor de basura colocándola de forma correcta para que la tapa no se tambaleara con el aire de la noche.
Comentó sacudiéndose las manos y volviendo la mirada a la azabache que aún permanecía en silencio.
Anired trago saliva sintiendo en ese momento la garganta completamente seca.
—¿Viste mí en vivo?
Fue lo primero que salió de sus labios, el alemán alzó las comisuras de los labios formando una sonrisa y asintió de manera inmediata.
—Soy tu fan número uno—declaró sin borrar la sonrisa, no estaba muy seguro, quizá era por el frío, pero las blancas mejillas se volvieron más rojas—, nunca me lo perdería.
La menor de la familia Black-Weasley no dijo ni una palabra, Max soltó un suspiro temiendo haberla incomodado por su comentario lleno de coquetería, era demasiado evidente que trataba de coquetear con Anired, pero ella parecía no caer con ninguno de los encantos del alemán.
O al menos, eso era lo que él creía, porque detrás de ese estoico rostro que mostraba, el corazón de la azabache latía con vehemencia ante cada palabra que decía el varón frente a ella.
—Respecto al mensaje —Maxence decidió desviar la atención del momento a otro tema, que probablemente resultaría igual de incómodo para la más baja —... ¿Tienes tiempo? —se aclaró la garganta por unos segundos y puso la mejor sonrisa amable que pudo, una llena de amabilidad, tratando de mostrarle que no lo hacía con el afán de coquetear, aunque eso era lo más alejado de la realidad — ¿Podríamos hablar?
Anired se mordió el interior de la mejilla, por un lado, sabía que lo mejor era seguir alejado, porque de esa forma el alemán no saldría herido otra vez, se negaba a que por su culpa terminará nuevamente mal.
Pero, también sabía que se lo debía, seguramente le causó demasiados problemas en el trabajo debido a esa nota de escándalos que ya estaba por todo el mundo muggle y mágico.
Finalmente, luego de meditarlo por unos segundos, asintió.
—Sí, tengo tiempo justo ahora.
Los ojos del alemán se iluminaron ante su respuesta, ella de inmediato noto que no se esperaba que aceptara tan fácil, era probable que ya hubiera preparado cientos de argumentos del porqué debían de hablar justo ese día y en ese momento, la mueca de alivio fue evidente en el rostro de Max.
—Yo...bueno, pensaba que podríamos ir a otro lugar para platicar, claro si te parece —hizo una pausa —...y también, sería bueno en un lugar que no nos vean...para que no termines en otro escándalo —agregó de inmediato par que Anired no mal pensara las cosas—, creo que has tenido demasiados problemas.
—Sí...solo que tengo que pedir permiso —se señaló así misma para que Maxence viera su vestimenta —, y también cambiarme.
—No hay problema, puedo esperar a que te cambies y pidas permiso...
No sabía qué más decir, ya que no había pensado en eso, Anired aún era una niña de casa a pesar de ser mayor de edad, era evidente que tenía que pedir permiso para salir, especialmente cuando la noche estaba a punto de caer. No considero esa opción, y que también podía ser que sus padres no la dejaran salir con él.
Después de lo ocurrido, no le extrañaría que ellos no quisieran dejarlas a solas con él más si iban a ir algo lejos.
—Entonces...voy y vengo.
Informó Anired señalando su casa, Maxence asintió para verla trotar con agilidad hasta la única casa de fachada negra en ese fraccionamiento habitado por cientos de familias mágicas.
Maxence soltó un suspiro causando que una nube de vaho escapara de sus labios, con la mano izquierda se quitó el gorro que cubría su cabeza y pasó los dedos de la mano derecha entre su cabello antes rubio, en ese momento era de un notable color rosado.
Color que solo cierta mujer era la única capaz de provocarlo.
La única que lo ponía tan nervioso como para no poder controlar sus cambios de cabello o el latir de su corazón.
Desde que la conoció fue de esa manera, cuando se trataba de ella no podía controlar sus sentimientos que desbordaban con fuerza.
Estaba tan nervioso que las piernas le temblaban, fue lo mismo que cuando le escribió el mensaje, estuvo más de una hora pensando en que escribirle, y cuando finalmente lo tuvo salió casi corriendo del trabajo para dirigirse a la residencia de la familia Black-Weasley, sabiendo que le esperaba un rotundo rechazo, grande fue su sorpresa al escuchar la respuesta de Anired que aceptó hablar con él.
Sin embargo, sus nervios no cesaron, por el contrario, aumentaron al saber que llegó el momento que había esperado, podría arreglar las cosas o bien terminar de cargarlas con ella, aún más si eso era posible.
Todo dependía de él.
Y eso le asustaba, nunca fue bueno diciendo lo que realmente sentía o disculpándose, las palabras eran difíciles, especialmente en esa situación en la que parecía estar a punto de sufrir un paro cardiaco a pesar de tratar de actuar con naturalidad.
Se mordió el interior de la mejilla y tomó una enorme bocanada de ese frío aire que llenó sus pulmones para finalmente colocarse el gorro sobre el cabello ya húmedo gracias a la nieve.
Cruzó la acera al ver a Anired salir de la gran casa.
Las comisuras de sus labios volvieron a alzarse al verla, se había peinado recogiendo el largo y ondulado cabello en una coleta alta dejando ver sus femeninas facciones, llevaba ropa abrigadora y las mejillas rojas.
Hermosa.
Esa era la palabra que la podría describir a la perfección, Anired cada día era más hermosa y eso solo causaba que Maxence pensara una y otra vez en ella.
—Ya estoy lista —informó Anired al detenerse frente a él —, vamos.
Maxence le sonrió y se dio la vuelta para señalar la moto con el mentón, tomando uno de los dos cascos que llevaba consigo.
—Hoy traje dos cascos —le extendió el casco que Anired tomó de inmediato—, el viaje es un poco largo, pero te prometo que estaremos de vuelta antes de las diez de la noche.
—Me parece bien, mis padres no me dieron permiso hasta muy tarde, tengo que estar de vuelta antes de las once.
—Te prometo que estarás aquí antes de esa hora.
Max la miró ponerse el casco y caminar hacia la motocicleta, por lo que se dio la vuelta para seguirla y limpiar la nieve que ya había cubierto el asiento, enfocándose especialmente en donde se sentaría Anired, no quería que se mojara.
Maxence tomó el otro casco, pero antes de ponérselo sintió una fuerte mirada sobre la espalda, por lo que con precaución ante cualquier cosa se dio la vuelta dándose cuenta que no había nadie.
O eso fue lo que pensó, hasta que alzó la mirada al balcón de la habitación principal de la casa Black-Weasley, en donde pudo distinguir ocho pares de ojos que lo veían fijamente y sin ninguna clase de expresión:
Fred, Louis-Phillippe, George Sirius y Regulus John.
Los cuatro varones de la familia Black-Weasley se encontraban en el alero de la habitación del matrimonio Black-Weasley viéndolo con advertencia en la mirada.
Maxence trago saliva, incluso el pasarla le resultó molesto en la garganta seca y pastosa al saber que si algo le pasaba a Anired o volvía a lastimarla podría darse por muerto.
Finalmente se puso el casco para darse la vuelta y subirse a la moto cuando Anired le preguntó si todo estaba bien.
La azabache subió detrás de él, para que encendiera la motocicleta, sabiendo que debía de ser cuidadoso al manejar pues llevaba al tesoro de la familia Black-Weasley con él.
Y no solo era por eso, sino porque tampoco permitiría que Anired resultara nuevamente herida por su culpa.
La motocicleta recorría las calles nevadas con velocidad media, una vez que salieron a las transitadas calles de Londres, Max aumentó la velocidad y pronto usó un hechizo para acortar el viaje o les quedaría mucho menos tiempo para hablar.
Anired debido a la velocidad y al temor por caerse finalmente terminó rodeando el torso del alemán con los brazos, poniendo un poco de fuerza ante cada tope o cada vez que frenaba, no negaría que se sentía cómoda con el calor corporal del D'Acanto tan cerca de ella que resultaba relajante, la sensación era maravillosa, dándose cuenta de cuánto lo extrañaba día con día.
Pronto llegaron a Alemania, Anired miraba todas las calles con curiosidad, Maxence las conocía tan bien que no le fue difícil cambiar el lado de manejo y el meterse entre las carreteras alemanas.
La motocicleta aparco frente a un edificio que parecía abandonado por muchos años.
—Ya llegamos.
Alcanzó a escuchar Anired, la que se bajó con cuidado de la moto, el clima era distinto, nevaba un poco y no tan frío como en Londres, finalmente se quitó el casco colocándolo en el manubrio de la motocicleta mientras Maxence la imitaba.
Los ojos curiosos de la menor vieron todo a su alrededor, deteniendo la mirada en el viejo edificio, en uno de los enormes ventanales alcanzó a distinguir con pequeños rastros de letras azules un nombre que logró pronunciar con un pésimo alemán.
—Bäckerei D'Acanto.
(Panadería D'Acanto)
Maxence la escuchó así que una vez que aseguró la moto con magia se acercó a ella.
—Panadería D'Acanto —tradujo de inmediato, aunque Anired ya sospechaba lo que significaba—, era de mi abuelo —relato buscando algo en el bolsillo de su chaqueta de cuero—, pero cuando él falleció dejó de funcionar ya que ni mi madre o abuela sabían cómo hacer funcionar una panadería a pesar de tener empleados, el local fue heredado a mi madre —explicó sacando un juego de llave con un gracioso llavero viejo de un panadero —, pero...ahora que ya no está mi madre...paso a Amalie y a mí —hizo una pausa acercándose a la vieja puerta —, Lie no está interesada, así que me cedió su parte de la propiedad —abrió la puerta para ver a Anired — ¿Vienes?
—Es un edificio muy grande —comentó Anired para entrar y él detrás de ella cerrando la puerta—, debió de ser una panadería muy grande.
Anired miraba a todos lados viendo los viejos anaqueles que debían de ser cambiados por algo nuevo, al igual que las vitrinas y pintura del lugar.
La azabache no pudo evitar pensar que se vería muy lindo si era pintado de un color champagne.
—Lo era, mi abuelo amaba esta panadería —contó caminando a lado de Anired sonriendo al ver que seguía tan curiosa como siempre, le gustaba ver cómo sus ojos brillaban cada que algo robaba su atención —, era muy grande, tenía muchos empleados y cientos de personas venían a comprarle, sus panes eran los mejores —sonrió nostálgicamente cuando los únicos recuerdos felices de su infancia lo golpearon—, falleció cuando tenía diez. Antes de eso solía venir siempre después de la escuela con él ya que era quien nos recogía, Amalie prefería quedarse en casa de sus amigas o en actividades después de clases, pero a mí me gustaba más estar aquí, ver cómo hacían el pan y cada que tenía la oportunidad me robaba alguno, a pesar de que mi abuelo decía que no debía de comer tanta azúcar, sus empleados me daban sin que él se diera cuenta.
Al contar eso, no pudo evitar pensar en su visión o sueño del futuro y recordar a aquella pequeña niña rubia de ojos grises, recordando que su yo futuro le dijo que solía robar los panes a escondidas, tal y como él lo hacía.
Anired lo miró de reojo, al hablar de su abuelo parecía demasiado feliz, nunca lo había visto de esa manera al contarle de su infancia.
—Estoy segura que a tu abuelo le a deber gustado mucho que vinieras con él después de la escuela.
Comento para subir unas escaleras que Maxence le señaló.
Anired no comprendía porqué, pero una sensación de deja vu la invadió, como si Maxence y ella ya hubieran estado en ese lugar y tenido esa conversación.
Por un momento movió la mano como si fuera a agarrar a alguien frente a ella.
«—¡Crystal, no corras sin ver los escalones, y no desobedezcas a tu papá»
Retumbó en su cabeza, y era su propia voz, como si ya hubiera dicho esa frase cientos de veces.
—¿Pasa algo?
Pregunto Maxence al verla tratando de agarrar hacia la nada y como miraba a todos lados.
—N-no—respondió negando—, nada...solo...no hagas caso.
Maxence sin estar demasiado seguro continuó con el camino hasta que ambos llegaron al segundo piso, que al igual que el primero se encontraba abandonado, pero lucía demasiado grande, una que otra mesa aún se encontraba de pie al igual que algunos sillones.
Los dos se dirigieron hasta detenerse en una enorme puerta de cristal que Maxence abrió con una de las llaves que llevaba consigo.
—Cuando era niño este era mi lugar favorito.
Comentó Maxence dejando que Anired saliera a una pequeña terraza en donde se encontraba una mesa de metal que aún parecía mantenerse de piel gracias a la dureza del metal, la azabache se acercó hasta el balcón.
—Vaya...
Fue lo único que dijo la menor comprendiendo porque era el lugar favorito de Maxence cuando era niño, todas las luces de Alemania se podían ver desde ahí y las pintorescas casas se veían pequeñitas resultando en una vista encantadora.
—Se ve todo Alemania desde aquí —le explico deteniéndose a lado de ella—, cuando me peleaba con mi abuela o mamá me venía a esconder a este lugar, de niño pensaba que era como escapar a otro mundo en el que yo estaba en la cima, mi abuelo era el único que sabía dónde buscarme, decía que era mi lugar mágico, siento que él sabía que de alguna manera que no era una persona normal, tal vez él ya sospechaba que era mago —suspiró perdiendo la mirada en las luces—, cuando algo mala pasa al suelo venir aquí...siempre busco ir a donde está tú cuando las cosas parecen difíciles, pero cuando tú no estás vengo aquí...son mis dos lugares seguros.
Confesó sintiendo las mejillas arder por el sonrojo ante las palabras que había dicho.
—Me hubiera gustado conocer a tu abuelo...
Murmuró Anired sintiéndose agradecida con aquel hombre que hizo que Maxence tuviera, aunque fuera unos cuantos recuerdos felices de su infancia, al menos podía sonreír al contarle eso y no terminar con una mueca amarga adornando ese bonito rostro que tenía.
—Estoy segura que te habría adorado —respondió con una sonrisa estando seguro que su abuelo habría terminado adorando a Anired tal y como él lo hacía —...como a Lie no le interesa ni la panadería o el edificio...pienso en volver a abrirla, Lyssandre me va a ayudar con todo, planeamos que un mes aproximadamente se abra nuevamente. Como ninguno sabe de panadería buscaremos personal.
Anired giro la mirada para verlo y le sonrió al escuchar eso, dándose cuenta de que finalmente los dos rubios parecían llevarse más que bien.
—Estoy segura que les irá muy bien—las yemas de sus dedos rozaron la mano de Maxence, ambos se estremecieron ante ese pequeño toque que aceleró sus corazones—, te deseo mucha suerte.
Maxence le sonrió volviendo la vista a las luces de la ciudad, sabiendo que debía de tocar el tema de una vez por todas o no habría otra oportunidad como esa.
—Kleiner Hase —llamó en un perfecto alemán, que hizo que la azabache lo mirará por unos segundos—, ese día...el día de tu cumpleaños...
Anired sabía muy bien que llegaría el momento en el que tuvieran esa temida conversación, porque era algo que Maxence no evitaría por más tiempo.
—Maxence...
Murmuró Anired en un tonto intento por interrumpirlo, el nombrado se giró para verla acercándose unos pasos más.
—N-no quise —titubeó por unos segundos temiendo que Anired decidiera irse en ese momento —...ese día te juro que intente mantenerme sobrio, si tomé el día anterior y estaba con una resaca horrible, hasta tome algo para bajarla y fui a tu fiesta de cumpleaños, me sentí tan feliz de volver a verte que pensé en no tomar, pero finalmente lo hice...sin embargo, no fue una cantidad tan grande como para que terminara tan ebrio —hizo una pausa debido a lo nervioso que se sentía por la mirada de Anired sobre él—, no sé muy bien que paso, recuerdo pelear con Lyssandre y luego decirte cosas horribles a ti, cosas que yo nunca pensé o creí, quería detenerme, pero mientras más lo intentaba salían aún más como si no tuviera ninguna forma de callarme o algo más me obligara a actuar de esa manera —habló con sinceridad viéndola a los ojos—, se lo mucho que has sufrido y nunca haría de menos tu dolor, mucho menos creo que seas infantil, Anired...de verdad lo siento tanto —su mano sostuvo la de Anired, ambas estaban completamente frías debido al calor—. Nunca he pensado ninguna estupidez como aquellas, para mi eres la mujer más valiente y sorprendente que he conocido en la vida, y todos los días me he arrepentido por ese momento, las cosas horribles que dije o como arruine tu cumpleaños, en serio...perdóname —apretó la pequeña mano con delicadeza de no lastimarla—...y-yo sigo sintiendo lo mismo por ti, Anired, me sigues gustando incluso más que la primera vez, no puedo ni quiero dejar de pensar en ti, Mein Herz, y créeme que me está matando cada día el estar lejos de ti.
Anired ahogó un suspiro, sus piernas temblaban y el tener a Maxence tan cerca no ayudaba, podía sentir su calor corporal y su cálido aliento chocar contra sus labios llenándola con ese aroma a tabaco mezclado con menta tan característico del rubio.
—Maxence...y-yo...
Con voz trémula hablaba sin saber qué decir ante todo lo que acababa de pronunciar el alemán a su lado, el tener su rostro a unos escasos centímetros tampoco ayudaba y mucho menos esas caricias que daban los fríos y varoniles dedos contra su pequeña mano.
Maxence sonrió suavemente.
—No necesito que me perdones en este momento o que respondas a lo que acabo de decir —explico—...solo...no vuelvas a desaparecer, te daré todo el espacio que necesites, pero no te vayas nuevamente sin decir nada...no me dejes, Anired, no quiero volver a perderte.
Pidió apretando su mano como si se aferrara a ella temiendo que desapareciera ante sus ojos.
Anired lo miro a esos profundos ojos azules tan intensos y que reflejaban una enorme desesperación y anhelo por no volver a perderla como en ese último año que desapareció de su vida.
El verlo a los ojos y tenerlo tan cerca causaba que su corazón bombeara con fuerza golpeando contra su caja torácica con tanta fuerza que estaba segura que Maxence podría escucharlo, trago saliva al sentir la boca pastosa, se sentía tan nerviosa como la primera vez que estuvieron tan cerca.
Sus sentimientos estaban a flor de piel y solo deseaba abrazar a Maxence con fuerza y decirle que no se volvería a ir de su lado.
Si alguien les preguntara quién fue él que dio el primer paso ninguno de los dos jóvenes magos sabría responder.
No sabían si fue Maxence el que se inclinó para hacerlo.
O
Fue Anired la que se levantó en las puntas de los pies para alcanzarlo.
Pero, estaban seguros de algo, y era que ambos demostraban cuánto se extrañaban a través de esa suave caricia.
De ese beso.
Los labios de Maxence se movían con delicadeza sobre los de Anired inundando las papilas gustativas de la menor de sabor a tabaco y menta que tan bien sabía, mientras el alemán se embriagaba con el sabor a dulces de cereza que tanto extraño.
Los movimientos eran suaves, pero iban al mismo son, demostrando lo mucho que se echaron de menos, era como si sus labios se reconocieran una y otra vez.
A pesar del frío sus rostros estaban calientes y rojos, tal vez por los nervios o por la bruma de sentimientos que nublaba a ambos.
Ese beso fue tan precioso como la primera vez que lo hicieron, trayendo cada recuerdo de su relación a lo largo del tiempo, recordando cómo se vieron por primera vez en ese partido de Quidditch, como Maxence siempre buscaba para molestarla, como Anired caía ante cada una de sus provocaciones, como siempre estuvieron el uno para el otro en cualquier momento.
En como si sus cuerpos estuvieran hechos para estar juntos encajando a la perfección.
Tan dulce.
Tan perfecto.
Pero, la perfección no dura para siempre, y Maxence era quien más lo sabía.
—A-ani —murmuró rompiendo el beso de mala gana —...no quiero presionarte.
La culpa se escuchaba en su voz, lo que menos deseaba era presionarla o forzarla a algo que ella no deseara hacer u orillarla a hacerlo ante su insistencia.
Maxence se sintió vacío cuando Anired le soltó la mano, esperaba incluso que lo abofeteara por lo ocurrido.
Pero, en lugar de alejarse, los esbeltos brazos de Anired rodearon el cuello del más alto haciendo que regresara a ella.
—Ciento cuarenta y ocho —murmuró Anired con el rostro completamente rojo ante lo que hacía —...besos y medio.
Los suaves, pero cálidos labios de Anired atraparon los del alemán en un beso distinto al anterior, dejando ver que cuando se trataba de besarlo seguía siendo igual de dominante.
Maxence soltó un suspiro contra la pequeña boca de la menor al sentirse aliviado, dándose cuenta que lo besaba porque ella quería.
La juguetona lengua de Anired lamió su labio inferior para mordisquearlo en una manera de pedirle permiso para poder entrar, cosa que fue concedida de manera inmediata dando inicio a una competencia por ver cuál de las húmedas lenguas resultaba la más dominante.
Las grandes y varoniles manos de Maxence terminaron sobre la cadera aferrándose con fuerza, pero sin poner la suficiente para lastimarla, pegándola a él para que sus cuerpos se encontraran más cercanos, proporcionándose calor mutuamente.
Los delgados dedos de Anired se perdían entre el rubio cabello jugando con el y brindándole suaves caricias que relajaban por completo al hombre que la besaba con vehemencia y adoración, retrocedió al sentir como el cuerpo del alemán se empujaba contra ella, acercándose cada vez más a la mesa de metal.
Max la alzó con facilidad dejándola sentada sobre esa mesa, la dulce risa de Anired fue como música para sus oídos, ruido que lo hizo sonreír contra los carnosos labios hinchados.
—No te imaginas cuánto extrañaba escucharte reír.
Confesó Max dejando pequeños besos sobre sus labios, las traviesas manos de Anired bajaron del cuello a su pecho brindándole caricias sobre la camisa de manera lenta y entreteniéndose a jugar con los botones.
Un suave suspiro escapó de sus labios al sentir un beso húmedo en la barbilla, el que pronto se volvió en el inicio de un camino húmedo por la fina mandíbula, los dientes de Maxence se rozaban contra la pálida piel que se ponía chinita ante las sensaciones que experimentaba.
El cuerpo de Maxence fue recorrido por un escalofrío cuando la delgada mano se logró colar debajo de su camisa desfajándola del pantalón y dejando la otra sobre la hebilla del cinturón.
Los dedos de Anired estaban helados, pero la piel de Maxence ardía cuando comenzó a acariciar su abdomen.
Como Anired lo pensó, había embarnecido y se encontraba muscularmente marcado, podía sentirlo con solo acariciarlo, era tan suave y duro que quería tocar más.
La mano libre se entretenía jugando en la hebilla del cinturón a veces parecía amenazar con meterla debajo de los pantalones de vestir oscuros que usaba el alemán, sonriendo al sentirlo ponerse nervioso.
Los jadeos de Anired pronto se volvieron en gemidos suaves cuando los labios de Maxence recorrieron del delgado cuello como tantas veces lo había hecho anteriormente bajando lentamente, desabrocho los primeros botones del abrigo que la protegía del frío mientras con la mano libre acariciaba la cadera bajando peligrosamente a su trasero.
—M-maxence...
Llamó la menor al escuchar su teléfono sonar, las palabras salían con gemidos ahogados provocados por el rubio que continuaba besándole el cuello bajando hacia el pecho.
—Mmm...ignóralo.
Pidió Maxence chupando la piel desnuda de su pecho deseando quitar esa blusa térmica que cubría las dos montañas de carne que parecían esperar por él.
Anired decidió hacerle caso, deseando que ese momento nunca terminara.
Sacó la mano de dentro de la camisa del varón para comenzar a desabrochar el cinturón con tranquilidad, Maxence seguía con los besos húmedos sobre su piel, pequeñas mordidas que dejaban marcas que probablemente no desaparecerían hasta días siguientes.
Un gruñido entre dientes escapó de sus labios al escuchar el celular de la mujer sonando nuevamente.
Iba a pedirle que no contestara, pero justo el del alemán comenzó a sonar con un ringtone que reconocería de inmediato, aquel que le había puesto a su jefe para saber que era una urgencia de trabajo.
Se alejó de la piel de Anired para verla con disculpas.
—Contesta —pidió Anired alejando las manos del cinturón de Maxence —, yo también lo tengo que hacer.
—Lo siento...en serio.
Se disculpó el alemán sacando el móvil y alejándose un poco para poder hablar con su jefe, Anired se acomodó el abrigo al sentir el frío golpearla para tomar el celular propio y darse cuenta de las llamadas perdidas y los mensajes que tenía, con extrañeza los desbloqueo de inmediato.
—Tengo que volver—la voz de Maxence se hizo presente cuando colgó la llamada—, hubo una emergencia en el departamento de aurores y están en San Mungo.
—Fueron maldecidos...
Murmuró Anired leyendo el mensaje que Elijah le había escrito:
Elijah⚔️_20:59
Anired, te he marcado cientos de veces.
Hubo una emergencia en el departamento de Aurores, varios al parecer fueron
maldecidos o envenenados, entre ellos Khalil.
Estamos en San Mungo, intento atacarme.
⚜⚜⚜
Todo era un completo caos en el hospital, gente yendo y viniendo por todos lados buscando ser atendidos lo más pronto posible.
Lo peor era el pasillo del tercer piso que estaba llenos de aurores, todos parecían estar fuera de sus cabales atacándose los unos a los otros, nunca en el tiempo que llevaba siendo sanado se había sentido tan mal al no poder ayudarlos, por más que buscaba una cura no parecía hallarla, por eso fue que decidieron llamar a los rompe maldiciones en busca de una ayuda, pero temían que si no era una maldición las cosas empeorarán.
Los ojos azules se detuvieron en el elevador al escuchar la campanilla que indicaba que alguien iba a salir, no fue eso lo que robó su atención si no a las personas que salían de él.
Tuvo que tallarse los ojos al no creer ver nuevamente juntos a esos dos jóvenes magos que acababan de hacer acto de presencia.
—¡Scorpius! —la femenina voz lo llamó — ¿Qué ha pasado? ¿En dónde están Khalil y Elijah?
La miró, si era Anired y no un engaño de su conciencia.
—¿Ya ha llegado Leiftan o los demás rompe maldiciones?
Se trataba de Maxence.
Aun anonadado por verlos juntos se aclaró la garganta y antes de dar una respuesta hizo una observación que lo estaba molestando de sobre manera, no sabía si eran demasiado tontos o la preocupación los volvía estúpidos.
—Maxence —llamó a su amigo que lo miro temiendo lo peor —, tienes la boca manchada de labial rojo —comentó señalando los labios del D'Acanto que estaban rojizos incluso hasta la barbilla tenía rastros—...Anired...tu labial está todo corrido.
El rostro de los dos pasó por diversos tonos de rojo, de inmediato voltearon para otro lado tratando de limpiarse los restos de labial que quedaban como prueba que seguramente se habían besado, si fuera otra la situación Scorpius les haría un interrogatorio para tratar de saber lo que sucedió entre ellos, pero justo en ese momento no era el caso.
—Solo fueron ciertos autores los que han sido maldecidos o envenenados, aún no hay resultados de las pruebas de sangre —comenzó a relatar Scorpius lo que había pasado en las últimas horas—, los que presentaron síntomas comenzaron a actuar extraño cuentan las personas con las que estaban, diciendo una sarta de cosas que no van con su personalidad, actuando como si estuvieran ebrios y terminaron atacando a sus compañeros, algunos con golpes otros con hechizos —miro a Anired—, Khalil fue afectado, atacó a Elijah, a muy duras penas Elijah logró contenerlo, se encuentran en la habitación ciento y veinticinco.
Anired asintió.
—Iré a verlos.
Antes de que pudiera tan siquiera avanzar, una fuerte mano la tomó de la muñeca evitando seguir con su camino.
—Si atacas a uno de sus compañeros te puede atacar a ti —la voz de Maxence se encontraba completamente seria—, si está maldito y no saben de qué se trata puede infectarse a ti también, lo mejor es que no vayas —Maxence de cierta parte decía la verdad, pero por otro lado no quería que se acercara al estúpido auror que siempre estaba sobre ella, odiaba que se preocupara por él—, no vayas.
Anired frunció el ceño ante el tono mandón que utilizó con ella.
—Khalil no tiene a nadie más, si ataco a Elijah seguramente se estaría culpando por eso —sentenció haciendo un movimiento para soltarse del agarre de Maxence—, a mí no me atacaría.
—No sabes cómo puede reaccionar.
—Ha hecho un juramento inquebrantable —debatió Anired manteniendo la mirada fija contra la del rubio que permanece con una expresión de molestia en el rostro—, no me va a hacer daño, así que iré a verlo.
Maxence chasqueó la lengua, era una mujer demasiado testaruda que siempre parecía querer llevarle la contra, y aun peor, en una situación como esa.
—Anired, no estoy jugando —advirtió Maxence tratando de mantener la calma—, si llamaron al departamento de rompe maldiciones es por algo.
Sentenció, Scorpius solo podía verlos empezar esa pequeña discusión en la que ninguno de los dos parecía querer ceder.
—Me se cuidar muy bien sola, Maxence, no soy una niña a la que tienes que estar cuidando.
—¡Por Dios! —soltó ya frustrado por su terquedad— ¿Tan importante es ese tonto auror para ti? ¡Tan importante como para que vayas aun sabiendo que puede atacarte!
Y Scorpius quiso taparle la boca a su amigo, dándose cuenta que acababa de cagarla, demostrando que estaba mezclando sus asuntos personales con el trabajo.
Eran sus celos los que no querían permitir que Anired se acercara a Khalil Roses, ya que realmente no tenía ni idea de cómo estaba la situación.
Anired alzó la ceja y le dio una mala mirada.
—Olvídalo —Anired parecía ser la más serena manteniendo la compostura ante esa situación, ya que si terminaba discutiendo con él llamaron la atención—, no tengo porque estar dando explicaciones de lo que haga o a quien vea, mucho menos a ti, Maxence, no te tomes atribuciones que no te corresponden.
Y al escuchar las palabras de la Black-Weasley, Maxence se dio cuenta que había vuelto a arruinar las cosas, si había avanzado un paso con ella, justo con eso acababa de retroceder diez más.
—¿Te he dicho que eres un estúpido?
preguntó Scorpius al ver como la azabache se alejaba dejando a los dos varones solos.
—No es buen momento, Scorpius.
Murmuró Maxence soltando un suspiro de decepción por sí mismo, a pesar de todo, parecía no poder controlar ese sentimiento de insuficiencia cuando Anired se preocupaba por alguien más, era como si todos sus sentidos se activaran y se pusiera molesto al verla preguntar por otro varón que no fuera él, temía que Anired estuviera enamorada de ese tonto auror, tal y como Khalil lo estaba de ella, porque era demasiado evidente para cualquiera que ese castaño estaba clavado por la azabache.
—Al verlos entrar juntos y las manchas de labial en los rostros de ambos pensé que finalmente habías logrado arreglar las cosas —la voz de Scorpius producía eco en la cabeza—, pensé que nuevamente estaban juntos, que Anired te había perdonado.
Y Maxence pensó lo mismo cuando se besaron, creyó que las cosas volverían a ser como antes, pero se dio cuenta que no era así.
Arruinaba las cosas con facilidad.
Pero, tampoco le era fácil admitir ante ella lo celoso que se encontraba porque se preocupara por Khalil Roses.
—Es mejor que vaya a trabajar —suspiro deseando que nunca le hubieran marcado para que viniera a San Mungo —, iré a buscar a Leiftan.
Scorpius asintió, pero antes de que se fuera agregó
—: presentan ciertos síntomas, como no poder controlar sus palabras y acciones, cada que intentaban detenerse algo los obligaba a seguir —hizo una pausa—, por un momento creyeron que estaban ebrios, pero, son aurores en servicio, no pueden beber —Maxence lo escuchó atentamente reconociendo los síntomas —...los reconoces, ¿no?
—Fueron los mismos que yo presenté el día del cumpleaños de Anired.
—Con esto...es demasiado probable que tanto a ti como a ellos los hayan maldecido o envenenado —se mordió el labio inferior —, si las sospechas son ciertas puede tratarse de la misma persona...con esto, quedaría comprobado que fuiste controlado para causar todo ese desastre.
Y Max volvió a recordar las palabras de su yo futuro, aquellas que le advirtieron que se cuidara porque había alguien que lo quería lejos de Anired, si eso era cierto...
Significaba que no iban detrás de él, sino detrás de ella y por eso estaban tratando de sacar del camino a las personas que eran más cercanas a la Black-Weasley menor.
[...]
—¿Qué es esto?
Cuestionó la menor cuando dos folders color beige terminaron sobre sus manos.
—Son los estudios de sangre de Khalil —informó Scorpius con una expresión seria señalando uno de los folders —, este otro...es el informe médico de Maxence cuando terminó en coma.
—¿Por qué me los das?
Indago con curiosidad estando demasiado segura que eso no sería nada ético por parte de Scorpius, el Malfoy cerró la puerta de su pequeña oficina colocando un hechizo para que nadie más pudiera escuchar la conversación por el otro lado.
—Debes de leerlos —se sentó en la silla tras su escritorio—, creo que con eso pensaras lo mismo que yo.
Anired tomó asiento sobre una de las sillas para comenzar a leer el expediente médico de Khalil, se demoró unos cuantos minutos para darse cuenta que no se trataba de una maldición si no de una rara mezcla de hierbas y drogas muggles, cosa que la confundió aún más, porque conocía muy bien a Khalil, el no consume nada de eso y mucho menos cuando se encontraba en servicio, por lo que definitivamente alguien causó que las consumiera de alguna manera.
Prosiguió con el de Maxence, y conforme más leía se daba cuenta de algo...los síntomas de ambos varones coincidían.
—Alcohol mezclado con valeriana, ajenjo, heroína, éxtasis —hizo una pausa repitiendo las mismas sustancias que salían en el reporte médico de Khalil—...y... ¿mimosa tenuiflora? —cuestionó mirando a Scorpius llena de confusión — ¿Qué demonios es eso?
—Es algo proveniente del mundo muggle, mi padre ha estado investigando desde que lo escucho por primera vez, sin embargo, no hay mucha información por lo que no sabemos qué causa, pero viendo la situación estoy demasiado seguro que no es nada bueno.
Anired apretó los labios formando una línea.
—Esto... ¿los demás aurores arrojaron el mismo resultado?
Scorpius asintió.
—Creo que comprendes a lo que quiero llegar, ¿no, Anired?
La azabache claro que lo comprendía, no era tonta.
—Maxence también fue drogado el día de mi cumpleaños.
No era una pregunta, sino una afirmación, dándose cuenta que todas las palabras del alemán eran ciertas, él nunca creyó todas esas tonterías que salieron de su boca, si no que fue alguien más que provocó que actuara de esa manera.
Alguien que hizo que los dos terminaran.
Y ese alguien iba a ser descubierto, la menor de la familia Black-Weasley se encargaría de que así fuera.
—Lo que preocupa un poco, es que a diferencia de Maxence, ellos no han expulsado la sustancia—Scorpius parecía demasiado pensativo—, al menos Maxence vomito gracias al alcohol que consumió después, sin embargo, los aurores no, no sé qué más pueda causar la mimosa tenuiflora en ellos si sigue dentro.
—Trataré de buscar algo al respecto —Anired se puso de pie—, quizá mi mamá sepa algo o en la biblioteca de mi familia encuentra información al respecto —tomó los archivos de los dos varones — ¿Puedo?
—Llévatelos, son copias.
Anired agradeció para despedirse sabiendo que debía de apurarse si quería encontrar un antídoto de esa extraña mezcla.
Antes de irse del hospital decidió pasar otra vez a la habitación ciento y veinticinco, al recordar la discusión con Maxence —si es que podía llamarla de esa forma—, frunció el ceño y los labios con notable molestia, odiaba que le dijeran que hacer, le molestaba darse cuenta que él quería tratarla como una niña que no podía protegerse cuando ya no era así.
No sabía muy bien lo que sentía en esos momentos, cierta parte de ella se regañaba por haberlo besado, pero por otro lado no lo hacía, quería repetirlo, pero temía las consecuencias.
Temía que las cosas entre Maxence y ella no salieran bien.
Un suspiro escapó de sus labios al abrir la puerta y ver a Elijah que tenía el ojo morado, cerró la puerta tras su espalda acercándose a las tres personas en la habitación.
—Tengo una muestra de sangre —informó la morena dándole un pequeño tubo de muestra—, tal y como lo pediste.
—Gracias, Mary.
Agradeció aceptando el tubo para guardarlo delicadeza entre su ropa, no sin antes colocarle un hechizo que lo protegiera de cualquier golpe.
Era bueno que su asistente personal también tuviera conocimientos de medicina, por lo que en varias ocasiones la ayudaba, sumando que guardaba sus secretos ganándose por completo la confianza de la azabache y los dos aurores que la cuidaban.
—El sanador dijo que puede que despierte esta madrugada —explicó Elijah al ver a Anired sentarse a lado de Khalil—, pero aún no sabe cómo actuará...los rompe maldiciones dijo que no se trata de ninguna especie de maldición, al parecer fue envenenado.
Anired miró al castaño en la camilla, tenía un rostro sereno y pequeñas gotas de sudor le adornaban la frente causada por la alta temperatura que estaba presentando.
La azabache tomó uno de los paños húmedos que estaban a lado para limpiarle el sudor de la frente, sintiéndose atada de manos al no poder hacer más por él, cuando Khalil siempre la había protegido y cuidado.
—Con la muestra de sangre trataré de buscar alguna cura —informó Anired—, pero tengo que investigar que es la Mimosa Tenuiflora, nadie parece saber conocerla, es del mundo muggle.
—Puedo ir al mundo muggle y tratar de investigar, quizá en uno de esos lugares en los que venden plantas y más cosas sepan algo.
Anired asintió ante la sugerencia de Elijah.
—Iré con él, tengo algunos conocidos muggles, uno fue maestro de universidad del padre de mi primo, quizá sepa algo.
Mary Jenell secundo a Elijah al darse cuenta de la mueca de preocupación en el pálido rostro de la menor.
—Gracias, incluso iré a Hogwarts, quizá la directora McGonagall o el profesor de herbología sepan algo.
Trato de que su voz sonara positiva, pero a esas alturas no sabía qué esperar, pero de repente sus ojos se iluminaron al recordar a alguien:
Nicolás Flamel.
Aclamado y de los más famosos e inteligentes alquimistas, por no decir el que más aportó al mundo mágico.
Y su bisabuelo.
Seguramente en la vieja biblioteca habría algo al respecto o su madre, Anirak o abuela, Laetitia Flamel, sabrían algo.
⚜⚜⚜
Entró a la cafetería quitándose el gorro con el que se cubría el cabello y sacudirlo de los restos de nieve, sus pasos se dirigieron a la barra dándose cuenta de lo vacío que se encontraba el lugar, a pesar de ya no ser tan temprano.
Iba decidiendo que ordenar, aunque debía de ir al hospital pues la mayoría de sus compañeros se encontraban internados, agradece mucho el no haber ido ayer a la oficina o probablemente estaría en el mismo estado.
Esperaba que las cosas se solucionaran prontamente, aunque los sanadores no daban muchas buenas esperanzas al menos que se encontrara el antídoto, cosa que parecía demasiado difícil, incluso su madre estaba trabajando en la investigación del antídoto y de quien drogó a los autores demostrando que se trataba de un tema demasiado serio como para que la ministra se involucra personalmente.
De repente sus labios se curvaron al distinguir una mata de cabello pelirrojo, no era la de su hermano o padre que resultaban centelleantes como unas fogatas, sino un tono más naranjo que hizo crecer su sonrisa al darse cuenta de lo mucho que se divertiría iniciando el día.
Y lo comprobó cuando los ojos hazel se apartaron de él de manera rápida y nerviosa como si quisiera esconderse.
—Buenos días.
Saludo con un tono de fingida amabilidad acercándose cada vez más a la barra que limpiaba la dueña de esa cafetería.
Itziar trago saliva al escuchar la voz masculina y los pasos acercarse cada vez más.
—Buenos días.
Respondió con voz trémula, sin dejar de limpiar la barra con el trapo que ya estaba más seco que el desierto.
—Si quieres desaparecer la barra deberías de usar magia y no un tonto trapo.
Se burló Regulus tomando asiento en uno de los bancos, quedando justo al lado de ella, el traste con agua casi cae cuando Itziar lo rozó con el brazo, de no ser porque el más alto lo detuvo con un hechizo evitando que el agua sucia le mojara la ropa.
—Bueno, vaya forma de recibir a los clientes—se burló poniendo el traste con agua nuevamente en su lugar —...tomate —llamo Regulus con una sonrisa en el rostro — ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Acaso vi algo que no debía?
Itziar volteo a ver y negó.
—No sé de qué hablas.
Regulus se estiró para ponerse de pie.
—¿Segura? —Itziar respingo cuando hablo contra su oído, se alejó de inmediato golpeándolo en el pecho, que para su mala suerte estaba muy fornido—...deberías de ser más cuidadosa, ¿no crees? —tomó un mechón de pelo rojo entre sus dedos para darle vueltas formando una onda y verla a los ojos, los ojos grises brillaban con intensidad y tenían algo que Itziar no lograba describir—....¿te imaginas que hubieran sido los padres de James y no yo quien los vi? —hizo una mueca de fingida preocupación—, estarían tan decepcionados de mi primo al ver que es tan frígido...
La mueca de preocupación fingida desapareció para que soltara una carcajada, que hizo enojar a Itziar.
—¡Eres un asqueroso! —lo golpeó en la mano tratando de que alejara la mano del cabello— ¡Eres un pervertido voyerista!
Acusó, Regulus se divertía por la situación mientras que Itziar deseaba que sus empleadas volverían de una vez por todas, pues las dos habían salido, una a comprar insumos que le hacían falta y la otra a repartir unas bebidas que pidieron clientes cercanos.
—¿Yo? ¿Quiénes fueron los que cogían con las ventanas abiertas? —indago con la ceja enarcada—, deberías de estar agradecida, soy auror y pude detenerlos por exhibicionismo, a pesar de estar dentro de tu local dejaron la ventana abierta, te recuerdo que Asus se encuentra a la mitad del Callejón Diagon donde cientos de niños pasan a cada rato ¿Te imaginas que los hubieran visto? Creo que los pervertidos son otros, o más bien otros.
Itziar apretó la mandíbula al darse cuenta que las palabras de Regulus estaban llenas de razón, fue demasiado arriesgado y cualquier otro auror en su lugar los habría detenido o bien puesto una multa por una enorme cantidad de galeones.
—No dejamos la ventana abierta porque quisiéramos.
—No me gustan las personas mentirosas —comentó Regulus soltando el cabello—...pero, lo que no entiendo ¿Por qué estás con James? Ni siquiera sabe coger ¿o sí?
—¿Y a ti qué tanto te importa si sabe coger o no?
Chilló la pelirroja dando dos pasos hacia atrás, Regulus dios dos hacia delante causando que quedara encerrada entre la barra y su gran cuerpo ya que colocó las manos a los lados de la mujer francesa.
—¿Entonces admites que los hace mal?
—¡Ya déjame!
Pidió llena de enojo y tratando de moverlo, cosa que era imposible por la fuerza y masa corporal del Black-Weasley que no borraba la sonrisa llena de burla y sorna.
—No sé si estas tan enojada por el hecho de que te vi —hizo una pausa aspirando causando que las aletas de su nariz se abriesen—...o por el hecho de que James no sabe coger, aunque bueno, si yo estuviera con alguien como James, estaría igual o peor que tú.
—¡Estoy enojada por el hecho de que fuiste tú quien nos vio, déjame en paz de una vez por todas, solo olvídalo!
Pidió Itziar cansada de que Regulus fuera tan molesto y sintiéndose frustrada al saber que si él decía algo solo era cuestión de tiempo para que incluso sus padres se enteraran.
—¿Por qué no coges con alguien más? —preguntó Regulus, Itziar trago saliva al verlo tan cerca de ella y sentir como la tomaba de las muñecas con un poco de fuerza para mantenerla quieta—...los vi el suficiente tiempo para saber que yo podría haberte cogido mucho mejor.
Itziar sintió su corazón salirse del pecho al escuchar las palabras del azabache, que rozó su oreja con los labios para alejarse dejándola con la cabeza hecha un lio y sintiendo como el calor subía por sus mejillas.
—Ah... ¡Hola, primo! —saludo Regulus al ver como James entraba con la mirada llena de furia—, lindo lugar en la espalda, Arwen.
El Black-Weasley solo sonrió para irse a sentar a una de las mesas viendo como el Potter se acercaba a Itziar la cual seguía consternada por las palabras de Regulus que no borraba esa mueca de diversión al ver como James parecía cada vez más molesto.
[...]
Cansado de hacer apariciones y caminar decidió sentarse de una vez por todas en las escaleras frente a la colorida tienda para tomar un respiro.
El trabajo en el hospital era pesado, lo peor es que ese día llevaba más de cuarenta y ocho horas trabajando sin dormir, si seguía de esa manera estaba más que seguro que terminaría desmayado debido al agotamiento físico, pero con la mayoría de aurores inconscientes en las camillas de San Mungo era imposible tomar un descanso, incluso su padre y madre estaban trabajando arduamente, logró escaparse para venir a comprar café al callejón Diagon, pero no debía de tardar para volver.
Una sombra a su lado lo hizo alzar la mirada y toparse con unos ojos castaños que lo miraban con curiosidad.
—Pareces un muerto viviente.
Dalila Nichelli se sentó a lado dejando las bolsas que llevaba consigo en el suelo.
—Han sido unos días muy cansados —murmuró Scorpius con una diminuta sonrisa—, siento que me podría quedar dormido en cualquier momento.
—Me enteré de lo que sucedió con los aurores —comentó la morena— ¿Cómo van con eso?
—Siguen inconscientes, bueno despertaron algunos, pero parecen muy agresivos por lo que tuvimos que dormirlos con una poción —susurro el peli plata, parecía algo molesto al decir eso, y es que sentía que no estaba cumpliendo como sanador al no poder encontrar una cura que los ayudara a volver en sí—, todos nos estamos tratando de esforzar para ayudarlos, pero parece imposible.
—Estoy segura que pronto encontraras como ayudarlos —trato de animar Dalila con una suave sonrisa—, deberías de descansar un poco.
—Tienes razón.
Y de todas las cosas, la morena nunca esperó que Scorpius recargara la cabeza en su hombro.
—Solo quédate unos minutos así, quiero dormir un poco.
Murmuró Scorpius, mientras Dalila sentía como la sangre subía a sus mejillas al tenerlo tan cerca.
De esa manera el rostro de Scorpius parecía completamente relajado, las pestañas plateadas descansaban sobre los marcados pómulos que eran salpicados por lunares.
Dalila se daba cuenta de lo atractivo que era el Malfoy y no podía explicarse porque su corazón latía con tanta fuerza como si acabase de correr un maratón por todo el mundo mágico, incluso las manos le sudaban y la respiración pausada de Scorpius no era de mucha ayuda para sus alocados sentimientos.
⚜⚜⚜
El mayor miró a su lado al varón y luego por el retrovisor a la chica que venía sentada detrás para soltar un suspiro viendo el cabello enmarañado de su hija y el rasguño en la mejilla de su hijo.
Tan solo los dejo solos cinco minutos para comprar una botella de agua debido a la sed y cuando volvió los dos gemelos se peleaban en el coche como si quisieran matarme, a veces se preguntaba si eran adultos de veinte años o unos niños de cinco.
—Ya es suficiente con los dos —sentenció Lyssandre viendo como Maxence se colocaba el gorro que usaba en la época de frío y Amalie se acomodaba el cabello —, no quiero más peleas, se van a comportar y vamos a ir a comprar la despensa como una familia normal ¿entendido?
—Sí.
Respondieron al unísono escuchando el tono enojado de Lyssandre.
No era buena combinación el cansancio del trabajo y el estrés de ser padre de dos mocosos que querían matarse el uno al otro a la menor provocación, Lyssandre quiso salir con ellos dos en un intento de que la tensión se arreglara, pero al parecer no era posible, ninguno de los dos daba su brazo a torcer.
Aunque no lo negaría, esa vez si estaba de parte de Maxence.
El rubio menor tenía razón al exigir que Amalie se disculpara por las dolorosas palabras que empleó contra la miembro menor de la familia Black-Weasley.
Aún seguía algo molesto con su hija, pero no quería que ellos tres se alejaran por un eso, lo único que deseaba era que Amalie comprendiera la gravedad de las cosas, se arrepintiera y se disculpara.
En estos últimos días, desde que la rubia regresó de su viaje de trabajo era como si hubiera cambiado de sobremanera, nada que ver la adolescente dulce de hace un año, ahora siempre estaba de malas y peleando con Maxence.
Lyssane decía que se trataba de una pubertad tardía, que quizá se había obligado a madurar muy rápido y ahora los cambios de pubertad que no presentó se hacían presentes.
Lyssandre no sabía qué pensar realmente.
Volvió a encender el auto viéndolos a través del espejo para que no empezaran con la discusión nuevamente, manejo unos cuantos minutos más.
—¿Dónde estuviste anoche? —cuestión Lyssandre viendo de reojo a Maxence —, no llegaste a casa saliendo del trabajo, ¿pasó algo?
Maxence suspiró causando que el vaho que salió de su boca empañara la ventana recordando lo sucedido ayer.
Estaba feliz al recordar los besos de Anired sobre sus labios, lo bien que se sintió al estar de esa manera, como su piel seguía tan suave e incluso su aroma seguía presente en él.
Pero, la molestia volvía a él cuando el rostro preocupado de Anired pasaba por su mente, verla preocupada por ese tonto auror lo hacía enfadar.
—Estuve con Anired —respondió con tranquilidad poniendo los ojos en blanco al escuchar un quejido de su hermana, el cual ignoraron olímpicamente—, teníamos que hablar sobre algunas cosas.
Lyssandre sabía muy bien a qué cosas se refería, no negaría que estaba curioso ante lo que hubiera pasado entre su hijo y su adorada sobrina.
—¿Y...?
Max recargo la cabeza en el asiento viendo a la nada.
—No sé... me llamaron del trabajo y a ella sus aurores —hizo una voz chillona al mencionar a los últimos—, tuvimos que ir a San Mungo, así que no sé qué va a pasar...
—Sí, la vi en San Mungo, Fred se la llevó cuando llegó con Anir —explicó sin apartar la mirada del camino ignorando los quejidos de su hija por—, supuse que fue por Khalil —Maxence puso los ojos en blanco al escuchar el nombre—, el pobre no tiene a nadie que se preocupe por él.
—Sus papás pudieron ir, ni que Anired es su mamá.
Contestó Maxence de mala gana.
—Digamos que la relación con su padre no es exactamente buena —Lyssandre dio la vuelta para entrar en el estacionamiento—, Khalil fue un hijo fuera del matrimonio de la familia Roses, su padre al inicio no se hizo responsable de él y lo dejo a su suerte, su madre falleció cuando tenía cinco años dejándolo en la calle, fue hasta que tuvo unos diez o doce año que el señor Roses se hizo responsable dándole el apellido y reconociéndolo como su hijo, sin embargo nunca lo ha tratado como tal, creo que le importan más sus perros que él mismo —prontamente encontró donde aparcar —, por lo que no cuenta con nadie más, cuando se enfermaba en la academia de aurores, trabajaba hasta desmayarse y nadie iba por él por más que se le marcara a su padre, lo dejaba a su suerte sin importarle lo que le sucediera, así que esta vez fue lo mismo, por eso es que Elijah llamó a Anired. prácticamente ella es la única que se preocupa por su salud o por lo que le pase.
Y Maxence en ese momento se sintió un poco mal por el auror, al menos él tenía a su padre y a su hermano —con la cual seguía molesto, pero estaba—, para velar por él.
No agrego más para salir del auto al igual que Amalie que caminaba unos pasos por delante de ellos.
—Amalie y yo iremos por pasta y cosas de uso personal —informó Lyssandre viendo a Maxence entrando al supermercado — ¿Puedes ir por las verduras para la cena y demás cosas que hagan falta? Te alcanzamos una vez que terminemos.
Maxence era el encargado de hacer la comida, ya que ni su padre o hermana sabían cocinar tan bien como él, y siendo tan especial para la comida fue quien tomó la tarea de preparar los alimentos.
—Si está bien, yo me encargo de eso.
Maxence fue hacia el área de las verduras mientras Amalie y Lyssandre caminaban por otro pasillo.
—¿Piensas seguir peleando con tu hermano todo el tiempo? —cuestionó el mayor caminando a lado de su hija—, no pueden querer matarse todos los días.
—¡Él fue el que empezó!
Se defendió Amalie frunciendo los labios con molestia.
—¿Por qué empezó esta vez él?
Amalie puso los ojos en blanco para soltar un suspiro.
—Porque estaba en el celular viendo fotos de ella —Lyssandre sabía muy bien a quien se refería—, y le dije que dejara de seguir arrastrándose —el mayor tuvo que evitar poner los ojos en blanco—, que se diera cuenta que ya no lo quiere y tuviera un poco de amor propio... ¡y me jalo el cabello solo por decirle la verdad!
—Amalie —llamó Lyssandre tratando de mantener la calma antes de regañarla—, ya es momento que dejes de hacer esos comentarios, sabes que tanto para mí como para Maxence, Anired es una persona importante, y okey, entiendo que te sientas molesta por lo que ha pasado entre tu hermano y ella, pero... eso es algo que solo les concierne a ellos dos, sabes que Anired no tuvo la culpa de que Maxence terminara mal, no puedes seguir culpándola y actuando de esa manera.
—Es cansado ver como mi familia se pone de parte de alguien que no lo es.
Sentenció Amalie.
—Amalie, tu hermano la quiere y ella es como mi hija, claro que nos molestamos al ver que la acusan sin razón alguna.
Amalie lo miró ofendida.
—¡Yo soy tu única hija, ella no lo es! ¡Siempre la prefieres a ella antes que, a mí, eso no es justo!
Lyssandre tuvo que sobarse las sienes, deseando que Amalie volviera a ser la dulce adolescente de hace un año y no esa mujer berrinchuda frente a él.
—¿Qué te pasó mientras estuviste en Australia? Tú no eras así —sentenció Lyssandre viéndola con notable decepción por su forma de ser—...antes te llevabas muy bien con Anired, de repente la odias, Lie ¿Cuál es tu problema?
Amalie al ver la actitud de Lyssandre decidió callarse sabiendo que no ganaría nada al seguir discutiendo con él, pues parecía empeñado en seguir defendiéndola al igual que su hermano.
Con eso llegó la conversación a su final, ambos caminaban en el pasillo de manera silenciosa decidiendo lo que compraría y metiéndolo en el carrito que era empujado por el mayor.
Las compras no duraron tanto tiempo para que decidieron ir al área de las frutas y verduras donde los esperaba el menor de esa pequeña familia de tres, conociéndolo ya estaría desesperado y no tardaba en comenzar a llamarlos por teléfono para irse a pagar.
No era novedad para nadie que Maxence era la persona menos paciente que Lyssandre había conocido.
Iban en un silencio que se estaba tornando incómodo, pero ni padre o hija parecían dispuestos a romperlos, cada uno sumidos en sus pensamientos y esperando que el otro se disculpara.
Amalie llegaba a pensar que quizá Lyssandre tendría razón, pero al recordar cómo la pasó su hermano por culpa de la menor de los Black-Weasley la ira la recorría y las palabras de Inara Delilah volvían a su mente:
"—Anired fue la culpable de que Maxence terminara casi muerto, no es posible que tu papá siga defendiéndola, ella ni siquiera es nada de él, debería de ponerse de lado tuyo, tú si eres su hija..."
Y ella tenía razón, era la única que estaba de su lado, no como todos los demás que le llevaban la contra.
Amalie salió de sus pensamientos cuando se detuvieron frente al área de verduras y frutas viendo a varia gente parada observando con sorpresa y curiosidad justo al medio de ese pasillo.
Lyssandre pensó que se trataba de alguna oferta o algo parecido, pero su sorpresa casi lo hizo irse de espalda al ver que su hijo era el protagonista de un escándalo.
—¡Maxence!
Lyssandre dejo el carrito para acercarse pasando en medio de toda esa gente.
—¡Por Dios!
Soltó Amalie al seguir a su padre para ver cómo es que Maxence estaba en el suelo peleando a golpes con otro varón.
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¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Por qué creen que Anired haya sentido una sensación de Deja vú y pensado en esa frase?
¿Creen que las cosas vuelvan a ser como antes entre Anired y Maxence?
¿Khalil despertará del envenenamiento? ¿Quién creen que llegue a encontrar la cura —si es que hay—?
¿Quién habrá envenenado a los aurores?
¿Itziar terminará con James después de lo que dijo Regulus?
¿Dalila estará enamorada de Scorpius?
¿La relación familiar entre Lyssandre y los gemelos mejorará?
¿Con quién se estaría peleando Maxence y por qué motivo?
Bueno, espero leer sus teorías, nos leemos en unos días 🫰🏻🖤
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