Uno.
(Hola, primero que nada, me quiero disculpar ante mis nulas actualizaciones estas últimas semanas, dirán que siempre mi excusa es la misma, la escuela y el trabajo, pero realmente es pesado estudiar, trabajar y escribir, incluso sé que les debo actualización doble, pero apenas y me ha dado tiempo escribir esto, una vez que tenga menor carga de trabajo traeré otro maratón.
Espero que a pesar de mis atrasos con las actualizaciones alguien siga leyendo Fraterno, por lo que les dejo una actualización el día de hoy.
Como ya saben +250 comentario para la actualización del fin de semana (que espero sea doble)
Disfruten del capítulo🫰🏻❤️)
La luz de la habitación ofuscó sus ojos, por lo que tuvo que parpadear en un intento por acostumbrarse a la fuerte iluminación.
Miro a los lados tratando de ubicar el lugar en el que se encontraba, era una habitación enorme con decoraciones doradas, el aroma de perfume inundó sus fosas nasales, era un aroma fuerte y penetrante que le causó molestia junto con náuseas, todos sus sentidos comenzaron a ponerse en estado de alerta.
Se sentó en la enorme cama, tallándose los ojos y la cara de manera brusca, no evitó soltar una maldición al darse cuenta del tamaño de sus manos, eran algo pequeñas a comparación de antes.
Una fresca brisa que se coló por el ventanal causó que se estremeciera dándose cuenta que no tenía camisa por lo que se encogió contra sí mismo buscando aliviar el frío que lo atormentaba.
Alzó la mirada al escuchar la puerta abrirse y vio a la mujer que acababa de entrar, utilizaba una bata del mismo color de las decoraciones de la habitación, tenía transparencias dejando ver el conjunto de lencería blanco bajo de ella, el cabello cobrizo y corto se encontraba suelto rozando los femeninos hombros, los orbes color hazel lo miraron para dejar lucir una sonrisa un tanto torcida que estremeció al más joven.
—¿Estás listo, cariño?
La voz tenía una tonalidad seductora y provocadora como tratando de tentarlo a sacar sus peores deseos.
El cuerpo del joven tembló, las náuseas aumentaron y la sensación de huir se hizo más grande, sin embargo su cuerpo no reaccionaba.
Estaba asustado.
—¿Estás nervioso, Maxxie?
El rubio negó sin decir nada y mirando como las femeninas manos acariciaban su pecho desnudo.
Olympe acariciaba la juvenil piel, brindándole calor corporal que en lugar de resultar cómodo era asqueroso, quería irse de ahí.
—Y-yo...
Tartamudeo el alemán, la voz no era varonil, se notaba el cambio reflejando que estaba comenzando a dejar de ser un niño para volverse un hombre, pero aún era un simple niño de quince años.
Los besos de Olympe eran húmedos recorriendo la inocente piel, dejando pequeñas marcas rojas que durarán unos cuantos días.
Maxence cerró los ojos con fuerza.
La repulsión se hacía cada vez más grande, deseando quitarla, pero sabía que no podía hacer nada pues se trataba de un recuerdo vivido, era horrible estar en su cuerpo de niño sin poder hacer nada en esas situaciones, solo dejar que las cosas prosiguieran su curso.
Quizá era gracias a la terapia o a lo que había madurado, pero se daba cuenta que ese recuerdo en lugar de llenarlo de orgullo como antes, lo llenaba de asco, de odio y lo hacía sentir sucio.
Solo deseaba que todo parara, que eso nunca hubiera sucedido.
Cerró los ojos con fuerza en un intento de disociar u obligarse a despertar, seguramente estaría durmiendo.
Pero, sucedió algo que no esperaba, la voz de Olympe que buscaba seducirlo pronto fue reemplazada por la suave melodía de un piano, no sabía mucho de música clásica por lo que no podría decir el nombre, pero sí que le resultaba encantadora.
Con temor de volver a toparse a la francesa, abrio los ojos lentamente y para su sorpresa ya no estaba en esa habitación, si no en un enorme pasillo de alguna casa, era elegante, grande de paredes blancas con detalles negros.
Se miro las manos, eran nuevamente grandes y no las de un niño, también pudo notar que portaba una camisa verde oscuro y pantalón formal negro así que decidió caminar por el largo pasillo siguiendo a la música que no se detenía.
En el trayecto se topó con diversas fotos en las que reconoció a los miembros de la familia Black-Weasley, dándose cuenta que se trataba del hogar de esa familia, conociendo bien ese lugar continuó con grandes zancadas hasta que se encontró un espejo de media luna donde observó el reflejo propio dándose cuenta que se encontraba un poco mayor, quizá cerca más allá de los veinticinco, recordó la vez que tuvo la visión del futuro en donde se encontró así mismo, aún no había hablado de eso con Lyssandre, pero era evidente que la sangre veela que corría por sus venas era la culpable, decidió no buscarle más respuestas y continuar siguiendo la música, en espera que su futuro no hubiese cambiado por las decisiones tomadas en ese año.
Aunque ni siquiera estaba seguro de que se tratara de eso o de una alucinación, ya que lo último que recordaba fue que alguien lo golpeo y todo se volvió negro.
¿Y si estaba muerto?
Trago saliva ante ese pensamiento, un escalofrío le recorrió la espalda y negó ante esa idea, no quería aceptar que estuviera muerto, debía de ser otra cosa.
Finalmente llegó a una enorme puerta negra de fina caoba, la puerta que llevaba al estudio de Anired, donde pasaba largos ratos ensayando ballet o bien tocando el piano sin descanso, de ese lugar provenía la encantadora melodía, trago saliva y lo pensó por unos segundos antes de abrir.
En compañía de esa melodía que era envolvente y lo llenaba de paz escucho unas suaves voces y risas que se mezclaban con el piano.
Sin pensárselo más llevo la mano a la perilla de la puerta para abrirla.
El salón era completamente blanco, una pared de puro espejo como la recordaba y un enorme ventanal cubierto por una delicada cortina dejaba que el sol se colaba iluminando el lugar, en medio de este se hallaba un gran piano de cola de pato de color negro robándose toda la atención.
Era simplemente hermoso y elegante.
Los ojos azules se movieron hasta llegar a la persona que tocaba el piano con armonía.
El cabello negro y largo se encontraba recogido en una coleta alta dejando todas las delicadas facciones perfectamente marcadas, dándole un aire angelical gracias al fino maquillaje adornándole el rostro y resaltando los labios en un tono rojizo.
Los cremosos hombros eran adornados por unos finos tirantes negros de satín por lo que el alemán supuso que usaba uno de esos delicados vestidos que tanto le gustaba ponerse.
—Tienes que llevar ese dedito a esta tecla, que es Sol —la voz de la azabache se escuchó sobre la canción—, y este otro dedito a esta, que es Fa.
Max se acercó más para ver con quien hablaba y al detenerse a lado pudo ver un pequeño cuerpo sentado sobre sus piernas que hacía un intento de imitar los movimientos sobre el piano que hacía la mayor.
—¿Y si no llega?
La voz era infantil, se acercó más esperando ver el cabello rubio de la niña de la otra vez, pero para su sorpresa era cabello corto y tan castaño, al ver ese rasgo le resultó molesto y sus sentidos se volvieron alerta, como si algo que no deseara estuviera por pasar.
La mujer sonrió.
—Vas a llegar...y si no—le beso el cabello al menor sobre sus piernas—, te prometo que conseguiré un piano que sea perfecto para tí...
Por unos segundos los ojos de Anired la miraron, pero no había ningún brillo de emoción o cariño como cuando la vio con Crystal, ahora estaban vacíos y con una enorme tristeza en ellos, completamente opacos
El niño asintió varias veces completamente emocionado y giró el rostro, Max entonces pudo distinguir unos curiosos ojos que lo miraban fijamente.
Completamente verdes.
El niño tenía una piel trigueña, cabello despeinado de color castaño y unos ojos completamente verdes que se mantenían sobre él, pronto los pequeños labios surcaron una sonrisa dirigida a él.
Esa imagen revolvió su estómago.
Ese niño era la viva imagen de Deyan Granger-Krum.
El niño movió la boca, decía algo que él no pudo escuchar y pronto el lugar se llenó de una enorme oscuridad.
—No deberías de estar aquí.
Chasqueo la lengua al escuchar la voz, era la de él mismo, no estaba seguro si era un sueño o una visión como la que tuvo hace tiempo en donde vio a su yo futuro.
—No es como que lo quisiera —respondió sabiendo que al parecer su yo futuro era menos tolerante que él actual—... ¿Quién era ese niño? ¿Por qué Anired le enseñaba a tocar el piano?...¿Por qué se parece a...?
—Yo no use ese gira tiempo de la otra vez porque no logro encontrarlo —comentó el mayor con el ceño fruncido y viendo a Maxence —...dudo que tú lo hayas encontrado porque las cosas habrían cambiado —el Maxence menor podía darse cuenta que nuevamente estaban en la vieja panadería que una vez fue de su abuelo—...¿Cómo llegaste aquí? ¿Volviste a tomar esa porquería de aquella vez? Creo que de alguna manera influye para que la sangre veela tenga reacciones extrañas...
—No sé—pero quizá él tenia razón, si estaba inconsciente la persona que lo golpeo pudo ser la misma que lo enveneno hace más de un año—...estaba en la boda de Kaira, me encontré a Reg herido...pero alguien me golpeo y todo se volvió negro...
El mayor lo miró y la esperanza en los ojos era notable, como si acabara de ver a su salvador.
—Si estás en ese punto, entonces puedes evitarlo—se detuvo frente a él mirándolo fijamente—...tienes que volver...
—¿Evitar qué? ¿De qué demonios hablas?
Max quería una respuesta inmediata y comenzaba a frustrarse al no comprender nada.
—Preguntaste quien era ese niño —asintió dándole a entender que continuará explicando—...es hijo de Anired —hizo una pausa, que se sintió como una eternidad entre ambos, al parecer no quería decir algo que Maxence temía—...se llama Kyle...va a cumplir siete años...notaste el parecido... ¿no es cierto?
Las náuseas llenaron a Maxence, que no quería responder esa pregunta al darse cuenta de las cosas, pero era inevitable e imposible negar la verdad que presenció.
—Es...idéntico a Deyan—dijo el nombre entre dientes—... ¿Él y Anired?
El futuro Maxence negó bajando la mirada al piso y mordiéndose el labio inferior dejando ver lo mucho que pareció entristecerse y enojarse al hablar de eso.
—No, Anired nunca volvería a estar en una relación con él —lo miro—...en este momento estás secuestrado...Deyan logró escapar cuando iba a Azkaban...alguien lo ayudo...y lograron tomarte junto con Regulus...la cosa aquí es que...pasaron cerca de tres o cinco días cuando Anired apareció, Deyan le escribió diciendo que si iba nos liberaría —se daba cuenta que lo intentaba, pero mientras más hablaba la voz se le cortaba un poco más—...Regulus y yo estábamos demasiado envenenados, la persona que ayudó a Deyan fue el encargado de crear ese estúpido veneno y lo inyecto directo al corazón...Anired hizo un trato con Deyan para que nos dejara ir...
Nuevamente el silencio se volvió, se sentía pesado e incómodo.
—¿Qué clase de trato?
El mayor negó varias veces, como si no quisiera recordar eso.
—Anired estuvo trabajando en un antídoto, pero necesitaba muchos días de reposo para poder usarse...pero, si Regulus y nosotros no éramos atendidos de inmediato moriríamos, solo era cuestión de horas —suspiro—, Deyan...nos dejos ir a cambio de que Anired tomara nuestro lugar.
—¿Qué? ¡No!
—Casi dos meses después despertamos en el hospital, Lyssandre y Anirak nos encontraron en el bosque prohibido acompañados de Regulus, estábamos heridos y casi muertos...pero...Anired estaba desaparecida.
Max comenzaba a atar cabos y no quería aceptar lo que vendría.
—¿Qué pasó con ella? ¿Dónde estaba?
—Es un viejo lugar, una bodega subterránea, el dueño es desconocido, pero estoy seguro que es de la persona que ayudó a Deyan en todo eso, a la fecha no se quién es—chasqueo la lengua—, las personas que lo conocían, Deyan y Hannah están muertas.
Se alegraría por eso, pero justo en esos momentos no le interesaba, solo quería saber que paso con la azabache.
—Dime que sucedió con Anired.
Exige sin ninguna pizca de amabilidad.
—Estuvo más de cuatro meses en ese lugar...con Deyan y esa persona, Anired nunca le pudo ver la cara—se mordió el interior de la mejilla—, la encontraron en esa bodega en compañía del cuerpo de Deyan...ella...no la pasó muy bien...fue horrible.
La mente de Max trabajaba de sobre manera imaginando cientos de escenarios, los cuales le hacían doler el pecho.
—No fue solo Deyan...también la otra persona —escuchaba la otra voz seguir hablando—...sabes a lo que me refiero...cuando la encontraron tenía cerca de diecinueve semanas de embarazo...
Max negó ante lo que le acaba de decir.
—Puede ser nuestro —respondió de inmediato negándose a aceptar lo que él decía—...tuvimos sexo unos días antes de que Deyan nos secuestrara...no nos cuidamos y nos corrimos dentro...
El mayor había reaccionado de la misma manera cuando se enteró, diciendo las mismas palabras, pero sabía la respuesta.
—No...no es nuestro...cuando él...cuando Kyle nació me hice una prueba de paternidad en busca de que fuera cierto...pero—sonrió tristemente—...salió negativo...conforme Kyle ha crecido el parecido se vuelve más grande, así que es evidente...una vez Hermione vio al niño...y...exigió una prueba —la voz se le volvió a ahogar dejando ver que era un amargo recuerdo—...el resultado...la coincidencia de ADN dejaba ver que...ella...es su abuela—
Odiaba escuchar esas palabras, darse cuenta de todo lo que había sufrido Anired, era demasiada información que lo obligó a recargarse de la pared y dejarse caer al suelo.
—Cuando Anired supo que estaba embarazada...era como si ella supiera que no era nuestro...que era de uno de ellos dos...quería abortarlo—se sentó a lado de él—...Anirak y Fred hicieron todo lo posible, buscaron médicos tanto muggles como mágicos, hechizos y demás cosas...pero...si se sometia a un aborto con el embarazo tan avanzado ella seguramente moriría—continuaba contándole, pero todo parecía peor—...yo quise hacerme el tonto, actuando como si fuera mío, le dije a Anired que lo registraría como mi hijo porque temía que la gente supiera que era de Deyan porque sería marcarla, al igual si quería darlo en adopción siendo figura pública solo era cuestión de tiempo para que lo filtraran y las cosas serian peor...ante la gente hemos continuado con la mentira, soy el padre de Kyle...de hecho la continuamos por casi cuatro años a pesar del nulo parecido...pero Hermione lo vio un día que George Sirius lo llevo al jardín de niños y todo se fue a la mierda porque metió una demanda y comenzó a exigir sus derechos de abuela y más cosas...
—Maldita bruja...
Murmuró entre dientes.
—Pero...ahora estás aquí, si despiertas podrás cambiar todo eso...podría evitar que Anired termine de ese modo...que Kyle nunca exista.
Max miró a su yo futuro.
Evitar que Kyle nunca exista.
Claro que quería evitar que Anired sufriera...pero si la Anired del futuro quería a ese niño...era evidente que Crystal no existía ya...y quitarle a otro hijo era...no sabía que hacer.
—Pero...Anired quiere a Kyle...
Recordaba viéndolos tocar el piano, lo cariñosa que parecía con él.
—No lo quiere —soltó de manera tan seca que le sorprendió—...Anired no lo quiere...solo...que la conoces...Anired es muy buena y pura...cuando vio al niño recién nacido dijo que él no tenía la culpa de nada de lo que sucedió...pero...nunca ha llegado a querer, actúa como si lo quisiera para que Kyle no sufra, pero cada que lo ve recuerda a Deyan y todo lo que le hizo...incluso, Anired le teme al niño, solo se obliga a sí misma a actuar como una buena madre para él...si no me crees te lo puedo mostrar.
—¿Cómo?
Lo miro a expensas de una respuesta.
—Espero funcione y después despiertes.
Max lo miró sacar la varita iba a decir algo cuando dejó la punta sobre su sien, pero antes de que las palabras salieran de su boca, todo se llenó de una bruma negra.
El silencio y la oscuridad lo estuvieron por unos largos minutos hasta que el fuerte llanto de un niño lo hizo abrir los ojos.
Miraba la escena, reconoció el cuarto de Anired a la perfección al igual que a la azabache que estaba en la esquina de la cama hecha un ovillo mientras lloraba tapándose los oídos con fuerza.
Trago saliva y miró al otro lado, Fred cargaba al niño que parecía tener un poco más de un año, tratando de calmarlo.
—Anired...cielo...
Anirak estaba a su lado tratando de tranquilizarla.
—¡Haz que se calle! —gritaba Anired tapándose los oídos con fuerza—...¡Sácalo de aquí...no lo quiero ver...llévatelo...por favor...es...es idéntico a él...!
La voz de Anired se cortaba por el llanto que comenzaba a ahogarla, Fred miró a su hija y camino a la puerta de la habitación.
—¡Mma–ma!
Chillaba el niño extendiendo los brazos a Anired que se negaba a verlo, Maxence miró a Kyle y ese cabello despeinado tan característico del bastardo de Deyan.
Fred salió con el niño que pedía desesperado por que su madre lo cargara.
—Anired —Anirak la abrazaba—...sé que es tu hijo...pero...tal vez sería mejor que lo demos en adopción...aún estamos a tiempo.
El llanto de Anired seguía, dejando ver lo herida que estaba.
—S...si alguien sabe que su padre es...él...no dudaran en abandonarlo —murmuraba entre llantos—...s-solo tengo que acostumbrarme...
Anirak estaba preocupada por el estado de su hija, sabía que ese trauma era difícil de superar, pero parecía aumentar su barrera en contra de Kyle.
—Te está haciendo daño y tú se lo estás haciendo a él...solo Piénsalo, Anired.
—Solo necesito un poco más de tiempo —sorbió limpiándose las lágrimas—...te prometo que seré una buena madre para él...solo dame tiempo.
Anirak asintió.
—Iré a tratar de calmarlo—el llanto del niño aún se escuchaba a lo lejos—, te prepare una poción relajante, vendré de inmediato.
Anirak se puso de pie y miró a Maxence por unos segundos para irse de ahí.
Su cuerpo actuó por sí solo acercándose a Anired, se daba cuenta que se trataba de un recuerdo de su yo futuro.
Anired lo miró sentado en la cama y se alejó un poco, dejando una distancia entre ambos, al parecer no era nada nuevo, porque parecía acostumbrado a eso.
—Sus ojos... cada día son más verdes —murmuró explicando lo que había pasado—...nunca puedo peinar su cabello...y tiene el mismo tono de piel...cada día se parece más a él...
—Mein herz —la llamó rozando sus dedos con los de ella—, está bien... no es nada fácil...
—La gente también empieza a hablar...lo llevé de compras y me preguntaron quién era su padre —soltó un sollozo—...papá tuvo que interrumpir porque no supe qué responder.
Maxence suspiraba.
—Anired...deja que lo registre como mi hijo—sentenció, la azabache lo volteo a ver—, sé que te lo he dicho varias veces y siempre me dices que no...pero...deja que lo haga, cuando te pregunten quien es el padre de Kyle di que soy yo—trago saliva—...varios nos vieron juntos, podemos decir que cuando saliste embarazada estábamos peleados, pero hemos vuelto... incluso casémonos...y vivamos como una familia...le daré todo a Kyle, lo tratare como mi hijo.
Anired lo miró y le sonrió amargamente con las lágrimas bajando por sus ojos.
—No es justo...para tí Max, no es justo que te cases conmigo...ni siquiera puedo besarte o dejar que me toques porque todo me hace recordar —cerró los ojos con fuerza por unos segundos—, tampoco es justo que tengas que actuar como el padre de un niño que tú no quisiste tener...que tengas que atar tu vida a nosotros...Maxence...es hora de que dejes de venir a verme —pidió con tristeza en la voz—...haz como si no nos conociéramos...vive tu vida, conoce a alguien más con quien si puedas estar y formar una familia normal, una familia que tú quieras.
—Te quiero a ti —sentenció negándose a aceptar lo que ella decía—...quiero estar contigo Anired, me haré cargo de todo, incluso querré a Kyle como mi hijo...nunca le diremos que no es mío.
—¿Cómo podrías querer a un niño que ni siquiera yo quiero a pesar que yo le di a luz y lleva mi sangre?
Y se daba cuenta que lo que le dijo su yo futuro era cierto, Anired no quería a ese niño.
—Porque te quiero a ti —la miro—, yo lo querré por tí, Anired, le daremos la vida que quieras, formaremos una familia...
Y por primera vez, después de un año, Anired lo abrazó con fuerza escondiendo la cara en su hombro el cual se humedece por la lágrimas que caían de los grises y vacíos ojos.
Maxence la rodeo con los brazos pegándola a él, buscando consolarla de alguna manera, deseando que nunca hubiera pasado nada de lo que tuvo que vivir, deseando intervenir de alguna manera para que las cosas no resultaran de esa manera.
Nuevamente la oscura bruma lo hundió en un fuerte sueño en el que no escucha ni veía nada, solo con el pensamiento de querer evitarle ese sufrimiento a la azabache de la que tan enamorado estaba.
⚜⚜⚜
—¡Ya les dije que yo no sé nada, yo no lo ayudé!
Gritó la bruja castaña completamente colérica ante ese interrogatorio que había durado horas, pero el rubio no parecía nada contento con la respuesta.
—¡Es tu hijo y justo escapó cuando era transportado a Azkaban, la última vez lo ayudaste a no cumplir la sentencia! —sentenció Lyssandre con un enorme enojo en la mirada azul que se encontraba oscura como la de un animal apunto de atacar— ¡Ahora mi hijo y sobrino están desaparecidos justo cuando Deyan escapa! ¡Es mejor que me digas en dónde está o si les pasa algo voy a arrancarte la garganta!
—¡Ya te dije que yo no sé nada, yo no lo ayudé a escapar! ¡Deyan nunca haría eso, probablemente también lo secuestraron como a sus hijos o incluso pudieron ser ellos quien se llevaron a mi hijo para hacerle algo!
La risa irónica de Lyssandre llenó el lugar negando varias veces.
—¡Estas demente, Hermione!
Lyssandre decidió terminar el interrogatorio en ese momento, llevaban más de tres días buscando a Maxence y Regulus, pero no aparecían por ninguna parte aumentando su preocupación.
Ambos eran buenos magos, corpulentos, era extraño que Deyan hubiera podido con ambos.
—Interrogue a Neville y demás reos de Azkaban que tú o yo hemos encerrado —los pasos y la voz de Anirak llegó a su lado—, ninguno parece haber planeado nada de eso—la miro de reojo, tenía el semblante cansado y preocupado al igual que el de él—, los aurores tanto franceses como los nuestros, que son pocos debido a que varios siguen envenenados, Fred, George Sirius, George, Lys, Louis, los dragonolistas, mis padres y tío, el departamento de rompe maldiciones, incluso Kaira, Robert y Stefan, los Malfoy...los siguen buscando...pero nada, es como si se los hubiera tragado la tierra...Viktor también está ayudando, pero nada...nadie parece saber nada...no sé dónde demonios están.
—Hermione ahora dice que fueron Reg y Max los que secuestraron a Deyan —puso los ojos en blanco—, si sabe algo no dirá nada... ¿Anired como esta?
—Bien, en la casa de mis padre junto con Mon y Gigi, Elijah y Mary Jenell han estado a su lado en caso de que algo suceda, no quiero que salga, como no hay muchos aurores que pueda cuidarla, Lys ha puesto a algunos que son de su total a vigilar, si se trata de Deyan solo es cuestión de tiempo para que vaya tras ella.
—¿Qué demonios planea ese mocoso? Solo la estaba usando, ahora ¿qué es lo que quiere?
—No lo sé, probablemente, perder todo lo haya dado justo en el ego, y en estos momento no sabe qué más hacer —soltó un gruñido de molestia—...pedí en Gringotts un listado de todas las propiedades de Hermione y Viktor ha donde pueda ir Deyan, he repartido a distintos aurores para que busquen, y estoy pensando en ir directamente una.
—¿En cuál?
—Está al norte de Bulgaria...es un sembradío de trigo y cebada escondido entre el bosque, está encantado para que no se pueda ver o aparecer en los mapas —Lyssandre la miro—...Viktor me explico que antes hacían túneles para guardar oro...quizá...en los túneles estén...
—Iré contigo.
Sentenció de inmediato el Delacour.
—Solo que tengo que hablar con el ministro búlgaro, ya que sería una invasión a la nación...tengo una reunión con él, hoy en media hora.
—Te acompaño... ¿cómo dices que se llama el lugar?
Los pasos de Anirak y Lyssandre se desviaron hacia la red flu dispuestos a ir lo más pronto posible, era más que evidente lo preocupados que se encontraban, temiendo que algo horrible les sucediera a sus hijos, los días transcurrían y no tenían ninguna noticia, lo que aumentaba el estrés de la situación, porque era como si la tierra se los hubiese tragado, tenían afiches de búsqueda en el mundo muggle y mágico aumentando el tamaño de la investigación.
—Echemichna gradina.
(Jardín de cebada)
Murmuró con dificultad viendo los diversos mapas y libros que había logrado obtener de la mansión Black.
Chasqueo la lengua pasando los ojos por la carta que hace cerca de una hora había recibido.
"Anired:
No sabes cuanto te extraño en estos días, tan tristes sin ti.
Digamos que tengo algo tuyo, más bien dos idiotas.
Un rubio y un azabache.
¿Sabes de quién hablamos?
Me imagino que sí y que querrás verlos como yo quiero verte a tí.
Así que te daré una pista para ver si realmente eres tan lista como crees:
Echemichna gradina.
Espero no sea muy tarde cuando nos veamos.
Y también, espero no lleves a ningún entrometido que pueda arruinar nuestra diversión o no querrás que las cosas se salgan de control, ¿o sí?
Por siempre tuyo.
Deyan"
La leyó nuevamente completamente molesta y paseo los ojos hasta la lechuza de plumaje rojizo que mantiene en una jaula mágica, se trataba de la lechuza de Deyan, planeaba seguirla cuando volara a su dueño, pero quizá sería demasiado difícil ya que podría desaparecer por los cielos, decidió resguardarla en ese lugar hasta pensar en cómo utilizarla.
Por más que había leído tanto libro se le cruzaba enfrente respecto a Bulgaria, mapas e incluso investigo en internet no encontró nada respecto a esas palabras, sabía su significado: jardín de cebada.
Pero, no hallaba nada con ese nombre.
Los días transcurrían y no sabían nada del paradero de su hermano y Maxence, por más que los ministerios se unieron a buscarlos e incluso la policía muggle, pero parecía ser imposible.
Sin embargo, ahora con esa carta era evidente que había tramado todo eso.
Aunque le costaba creer que Deyan hubiera podido escapar en el traslado de Azkaban y también secuestro a Regulus y Maxence, ambos eran buenos magos, y el castaño a su comparación era un completo idiota.
Tenía como sospechosa a Hannah quien podría estar ayudando en todo eso.
Deyan quería algo, y era a ella.
Eso era obvio.
Podría ir con su madre y darle la carta, pero para eso tendría que decirle a uno de los aurores que la cuidaban, pero siendo sincera, a esas alturas no confiaba en ninguno más que en Elijah y Khalil, quien para su mala suerte aún se encontraba inconsciente por culpa del veneno en su sistema.
Y es que Anired estaba segura que fue alguien dentro o cercano al ministerio quien se encargó de envenenar a los aurores, no tenía todas las pruebas, pero algo dentro de ella se lo decía y casi siempre su sexto sentido era muy acertado.
Entre esos pensamientos, por un segundo paso algo por su cabeza, o más bien cierta criatura:
Moswen.
No la había encontrado, ni siquiera en la habitación de Maxence o en su terrario, la busco en su propia habitación al igual entre bolsos y ropas sabiendo que la gecko luego se escapaba para ir con ella, pero nada, lo que indicaba que seguramente estaría en el mismo lugar que Maxence.
Recordó que el alemán le había contado que antes de hacerse el tatuaje mágico que indicaba la ubicación de Moswen tenía un viejo mapa mágico que hacía la misma función, así que si lo encontraba era obvio que podría dar con el paradero de Max y Regulus, esperando que ambos se encontraran en el mismo lugar.
Sin dudárselo se puso de pie de manera inmediata tomando la carta de Deyan y su varita, para ir a la pequeña maleta que llevo consigo sabiendo a lo que podría enfrentarse porque una vez que saliera de la casa Black, no volvería hasta que encontrara a su hermano y al tonto alemán.
Antes de salir de ahí debería de parar en el bolso que dejó su madre, donde esperaba encontrar alguna identificación del ministerio que le permitiera entrar y salir.
[...]
Trago saliva, las manos le temblaban y los dedos estaban sudorosos por lo que haría, si la descubren definitivamente estaba muerta porque era un delito robar la identificación de un miembro del ministerio y aún peor hacerse pasar por la ministra.
Se acomodó la gorra que le cubría el cabello en un intento de cubrirse la cara y entro directamente a la vieja cabina telefónica que fungía como entrada al ministerio británico, la había usado ciento de veces cuando visitaba a su madre, no tendría ningún problema por entrar a ese lugar en otra ocasión, pero debido a lo sucedido cualquiera que la viera la haría regresar a la casa Black o ponerla al cuidado de algún autor, sabía que lo hacían por su seguridad, pero no podía estar quieta por más tiempo y más sabiendo que podría encontrar a Regulus y Maxence antes de que Deyan les hiciera algo.
Logró escaparse de la casa Black, gracias a que la conocía a la perfección y sabía todas las salidas que alguna vez usó su abuelo o su propia madre para escapar en sus juventudes.
Aunque solo era cuestión de tiempo para que sus abuelos, Mon o Mary se dieran cuenta de su ausencia y comenzaran a buscarla pues había dicho que tomaría un baño quizá dentro de una hora más se percataron por lo que era mejor apurarse antes de que fuera demasiado tarde.
—Bienvenida, señora Ministra.
Escucho como la grabación la saludo al leer su identificación, trago saliva sabiendo que en muchas ocasiones solicitaba la varita, pero al ser la "ministra" no lo hizo y solo se puso en movimiento.
El trayecto nunca se sintió tan largo como en esos momentos, sabía que debía ir primero al departamento de los rompe maldiciones, quizá en el escritorio de Maxence podría encontrar ese viejo mapa y si no debería de ir a la casa de su tío Jerome, aunque sabía que en esos momentos era resguardado por el departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas gracias a una invasión de snidgets dorados que se habían escondido en el sótano creando una gran cantidad de ellos que se movían por todos lados, como era criaturas mágicas protegidas no era tan fácil sacarlas y menos cuando la mayoría de magos estaba tratando de encargarse de la desaparición de su hermano y de Maxence.
Tuvo mucho cuidado de que nadie la reconociera, agradecía que el ministerio no estuviera tan concurrido como en otras ocasiones, siendo casi las nueve de la noche la mayoría ya habría vuelto a sus hogares, conocía el horario de su madre, sabiendo que en esos momentos tenía una reunión con el ministro búlgaro por lo que debía de apurarse antes de que ella volviera.
Con rapidez se adentró en el elevador evitando que alguien más entrara acompañándola y seleccionando al departamento de misterios, como los rompe maldiciones ayudaban en la búsqueda no estarían en la oficina y con la identificación de su madre podría entrar a cualquier lado, porque prácticamente era como una llave maestra.
Al salir del elevador miro a todos lados buscando a algún velador o gente que se hubiera quedado hasta tarde, soltó un suspiro de alivio y camino entre el oscuro pasillo, gracias a que usaba ropa negra era fácil que no se viera al menos que la apuntaran con la luz.
Había tomado una poción para ver en la oscuridad así que no necesitaba la luz, lo que le facilitaba pasar desapercibida.
Sonrió al ver la puerta del departamento de rompe maldiciones y deslizó la tarjeta con facilidad, la puerta de inmediato se abrió y pudo entrar.
Había varios escritorios de madera, caminaba entre ellos buscando algo que le dijera de Maxence, quizá una placa con su nombre o algún pergamino con su letra, pero no encontraba el que tanto necesitaba.
Sigue pasándose entre ellos, estaba tan ensimismada en eso que ni siquiera escuchó el ruido de la oficina abrirse.
—¿Quién está ahí? —se quedó helada en su propio lugar, rápidamente llevó la mano al bolsillo en donde guardaba la varita—... ¿Quién está ahí?
Volvieron a repetir, Anired estaba dispuesta a atacar a pesar de que con eso seguramente alertará al ministerio o peor, si alguien la atrapara terminaría en alguna cárcel mágica y tendría que explicar todo quedando con menor tiempo para encontrarlos.
Se dio la vuelta lentamente, topandose con una mujer que la miraba apuntando con la varita, ya había encendido la luces por lo que de inmediato se dio cuenta de quién se trataba.
—¿Señorita Black-Weasley?
La miró, era una mujer de cabello castaño, llevaba el uniforme de campo de los rompe maldiciones y una identificación parecida a la de Maxence, recordaba haberla visto en el accidente de la Abadía, era la compañera del rubio.
Los ojos grises de inmediato trataron de enfocar el nombre de la chica.
—¿Andrea Rosier? —la castaña asintió—...eres la compañera de Maxence, ¿no?
Probablemente, si fuera otra la situación Andrea se habría emocionado porque Anired supiera su nombre, no era para menos, pues era una famosa modelo y miembro de la familia Black-Weasley.
—Si, señorita —trataba de mantenerse serena dejando su emoción de fan a un lado y tomando una actitud seria, ya que estaba dentro del departamento de rompe maldiciones sin ser parte de el o del mismo ministerio— ¿Qué hace aquí? Y más a hurtadillas...
Anired se mordió el labio inferior, la situación apuntaba a otra cosa, cualquiera podría pensar que quería robarse algo cuando no era así.
Aunque si era compañera de Maxence era claro que sabía cuál era el escritorio y eso podría apurar las cosas.
—Se que esto se ve demasiado mal —guardó la varita para que la chica confiara un poco más al demostrar que no la quería atacar—...pero...necesito algo de Maxence...es algo que quizá esté en su escritorio guardado...lo necesito para encontrarlo y realmente espero que este aquí.
Andrea no sabía si confiar, aunque recordaba que Maxence y Anired tenían cierta relación y era claro que ella quería encontrarlo ya que aparte de ser el secuestrado su mismo hermano se encontraba en esa situación.
Rosier no estaba segura, pero finalmente asintió.
—Es aquel—señalo uno que tenía varios pergaminos sobre el escritorio—, está un poco desordenado ya que el director de Seguridad Mágica también busco algo que le indicará su paradero...pero no halló nada que sirviera.
—Gracias.
Anired fue trotando hacia él seguida por Rosier, la más pálida comenzó a buscar entre los papeles que estaban afuera.
—¿Qué es lo que busca, señorita?
Anired alzó la mirada, quizá si la ayudaba sería mucho más rápido.
—Llámame Anired, no me hables tan formal —pidió volviendo la mirada a los documentos—, es un pergamino, se verá algo viejo y probablemente no tenga nada escrito más que "Moswen"
Rosier asintió para comenzar a buscar, viendo de reojo a Anired la cual movía las cosas rápidamente y pasó por los cajones del escritorio.
Vacío todo lo que tenía el primero que en su mayoría eran plumas y cosas pequeñas, nada de importancia, comenzaba a durar que ese pergamino estuviera en el escritorio, quizá estaría en la habitación del rubio.
Pasó con el segundo cajón y el más grande, quedándose helado al ver la gran cantidad de revistas que tenía guardadas.
—¿Y esto?
Le pregunto a Rosier que miro lo que tenía en las mano, tragó saliva sabiendo que avergonzaría a su compañero al decirle de qué se trataba.
—Son revistas...donde tú sales —hasta a ella le resultaba vergonzoso ya que parecía un fan obsesionado y acosador—, desde que trabaja aquí siempre compra las revistas o periódicos que te mencionan...creo que tiene aún más en su casa.
Las mejillas de Anired se volvieron rojas, tenía una enorme cantidad de revistas Vogue, revistas mágicas y copias del Profeta que la mencionan.
—Es un tonto...
Murmuró dejándolas a un lado y buscando en el fondo del cajón cualquier cosa que le indicará.
—Le gustas mucho —soltó Rosier terminando con los documentos—...hay una que siempre ve —continúo pensando que al saber eso quizá las cosas se arreglaran entre ellos una vez que Maxence apareciera—...es la primera de Vogue donde saliste como...la tiene hasta en una especie de bolsa para que no se ensucie y en medio de las demás para protegerla...no deja que nadie la toque...es como su favorita.
Anired se levantó de golpe dejando de buscar en el cajón.
—¿Solo él la toca?
Rosier asintió.
—Dice que no se las lleva porque luego su hermana entra a su habitación y toca las cosas, creo que hasta guardaba unas cartas —se encogió de hombros—, ni siquiera permite que limpien su escritorio porque dice que la van a ensuciar.
Anired fue de inmediato con las revistas para buscar lo que decía Rosier.
—¿Fue la primera en la que salí? ¿Qué fue una sesión de fotografías como bailarina de Ballet?
—Sí—asintió—, Maxence la cuida como su mayor tesoro y siempre está diciendo que te ves hermosa, creo que hasta la ha babeado o besado.
Anired ahogó una risa ante esa imagen, sabiendo que la castaña tal vez exageraba, pero no mintió, la mantenía en una especie de bolsa ziploc conservándola perfectamente como si fuera recién comprada.
La saco del empaque.
—Si estuviera aquí, ya estaría diciendo palabrotas y sacando chispas por abrirla.
—A veces es un obsesivo con ciertas cosas —Anired sacó la revista sintiéndose algo incomoda con verse a sí misma—...suele cuidar mucho todo lo que le importa, tiene un disco de Nickelback que cuida como si fuera su hijo.
La risa de Rosier se escuchó por la bodega, deseando que fuera otra la situación en la que le contara eso y no porque Maxence estaba desaparecido y en probable riesgo.
Anired hojeo la revista y encontró la primera carta que ella le mandó a su "admirador secreto" y la primera que le envió a Maxence, causándole un nudo en la garganta al ver que incluso conservaba un pedazo de pergamino en donde ella había "dibujado" al alemán como un gnomo molesto cuando estaban en Hogwarts.
Siguió entre las hojas hasta que vio un pergamino doblado que parecía no tener nada.
—¿Es ese?
La voz de Rosier llegó a los oídos de Anired.
Le dio la vuelta al pergamino y se sintió aliviada al leer:
"Moswen"
—Sí...gracias.
Agradeció genuinamente para guardar la revista porque aún le faltaba hacer algo más.
—¿Necesitas algo más?
—Solo eso —le dedico una pequeña sonrisa—, gracias por ayudarme a buscarlo...ahora me tengo que ir.
—Está bien, cuídate, es un gusto conocerte.
—El gusto fue mío, espero nos veamos en otra ocasión y en otras circunstancias.
Anired terminó de guardar las revistas y salió de ahí después de despedirse de Rosier, ahora solo necesitaba pasar al área de investigación de pociones y venenos mágicos que pueden atentar contra los magos.
Sabía muy bien qué y a quien necesitaba antes de ir directamente a buscar a Deyan.
Y su primera parada era el departamento frente a la oficina de los rompe maldiciones.
[...]
—Estas loca —sentenció el varón siguiendo los pasos de la mujer frente a él— ¿Y si eso no funciona? No has hecho pruebas en nadie más, ¿qué tal si muere?
—No va a morir —sentenció la más baja doblando a la izquierda—, mira, te agradezco que me ayudaras a entrar a San Mungo y, no te voy a obligar a que me ayudes a suministrar el antídoto en Khalil sin hacer una prueba antes...si algo pasa, te prometo que asumiré toda la culpa e incluso diré que te obligue a ayudarme a entrar...
—No es eso, Anired, lo que me preocupa es que....te metas en algo peor —sentenció Scorpius llegando a la habitación de Khalil, quien aún seguía completamente inconsciente a pesar de los días, no mostraba ninguna mejoría—, ¿qué tal si el antídoto no funciona?
—Solo deja que lo pruebe...cuando lo hice te juro que investigue sobre todo...quiero creer que va a funcionar si lo inyectó directamente a su corazón.
Al entrar miro al castaño, el auror que siempre le hacía compañía desde hace años, parecía estar en un largo sueño, tenía el rostro lleno de calma, como si ninguna cosa mala sucediera.
—Está bien —se rindió Scorpius sabiendo que nada cambiaría la forma de pensar de Anired—, estaré afuera para vigilar que nadie entre...si algo pasa, solo grita.
Anired asintió agradeciendo varias veces, porque sabía que al ayudarla al hacer eso estaba arriesgando su trabajo en San Mungo y su ética como Sanador, más al dejarla emplear un antídoto que no había sido probado en nadie más.
Anired busco en la pequeña bolsa que llevaba en la cintura, traía diversas cosas y cinco jeringas preparadas con el antídoto.
Tomó una y se acercó a la camilla, Khalil estaba completamente dormido, quien lo viera no creería que estaba envenenando, una bata cubría su cuerpo.
Anired suspiro y desató la bata descubriendo el torso, no evito sonrojarse ante esa situación, pero agito la cabeza sacando cualquier clase de pensamiento y usando toda su atención para lo que debía de hacer.
Con una de las pequeñas mano tentó el torso del varón inconsciente hasta lograr situarse en medio, donde se hallaba el corazón mientras con la mano libre le quitó la tapa a la aguja.
Tomó aire sintiéndose nerviosa, esperaba que no fallará, todas sus esperanzas se encontraban en esa jeringa llena de antídoto.
Y pidiéndole a Merlín que funcionara, la gran jeringa atravesó el pecho del castaño, llegando hasta el latiente corazón en donde Anired dejó que el antídoto corriera.
Saco la jeringa, sabiendo que ahora debía de esperar, siendo una persona impaciente comenzaba a estresarse porque no hubiera funcionado.
Estaba nerviosa y ansiosa así que llevó la oreja al pecho de Khalil queriendo escuchar sus latidos.
Se quedó helada.
No había ningún latido.
━━━━━━✧❂✧━━━━━━
Hola, estoy de vuelta.
¿Qué les ha parecido el capítulo de hoy?
Las visiones de Maxence cada vez se vuelven más frecuentes, ¿creen que alguna se haga realidad? ¿Logrará cambiar algo?
¿Les gustaría conocer a Kyle o que apareciera?
¿Cómo creen que están Regulus y Maxence?
¿Anired pasará por lo mismo que en la visión de Maxence?
¿Anired habrá matado a Khalil?
¿Teorías de este cuarto acto?
Bueno, me hicieron algunas preguntas en las actualizaciones anteriores.
¿Se les creara perfil de insta en algún momento a los personajes que no son pertenecientes a una familia como tal?
Quiero creer que con esta pregunta se refieren a Mary Jenell, Khalil, Rosier, Inara Delila, Dalila Nichelli, Alexander Roux, Olympe Laurent, etc....la respuesta es sí, solo díganme que cuenta quieren hacer, jiji
Urge la de Khalil para que se pelee con Max, JAJAJ, así que si alguien la quiere me dice para decirle a la persona que hace a Max.
La de George Weasley también está disponible, por si alguien quiere ser el esposo de Lys👀
La de Mary Jenell ya está ocupada por su creadora, jiji.
Nos leemos, loviu🫰🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro