Uno.
(Estamos de vuelta con el primer cap...
No busco romantizar el intercambio/envío de nudes, recuerden que si piensan mandar nudes o fotos parecidas, deben de hacerlo si confían en la persona y nunca por presión.
Ya saben que actualizo si hay +300 comentarios, jij.i❤️)
El tiempo es una magnitud física con la que se mide la duración o separación de acontecimientos. El tiempo permite ordenar los sucesos en secuencias, estableciendo un pasado, un futuro y un tercer conjunto de evento ni pasados ni futuros respecto a otros.
Se dice que el tiempo sana las heridas internas, aquellas que yacen en tu mente atormentándote como si se tratase de una daga cortando una y otra vez la herida, pero en algunos casos las pueden empeorar.
El tiempo no se detiene para nadie, pareciera como si avanzara tan rápido queriendo ganar a las metas de la gente, al final de la cuenta, la vida es eso: tiempo recorrido.
En el lapso de un año muchas cosas pueden cambiar, poner la vida que creías conocer de cabeza sin darte tiempo a saber cómo reaccionar.
Las personas, por más que se parezcan, incluso si son gemelos idénticos siempre reaccionan de diferente manera ante las situaciones que se les presentan, usando siempre un método defensivo para tratar de mantenerse a salvo.
Y eso estaba demostrado en los jóvenes gemelos D'Acanto, esos niños rubios que ya estaban pasando a ser todos unos adultos, llenos de belleza, cabello tan rubio como el oro y profundos ojos azules que se asemejaban a un profundo océano en el que más de uno desearía navegar.
Tan idénticos, pero al mismo tiempo tan diferentes.
Ya había transcurrido un año desde que se enteraron del lazo que los unía con Lyssandre Delacour, para Amalie, la gemela mayor, todo parecía ir más que bien en su vida, por fin tenía un padre que la guiaba y con el cual pasaba demasiado tiempo, ya que el rubio siempre los iba a visitar, por ley una vez a la semana, pero siempre que tenía tiempo libre fuera del trabajo viajaba a Alemania para visitar a los dos rubios.
Amalie y Lyssandre se llevaban sorprendentemente bien, compartían muchas cosas en común y mientras más se conocían, se volvían más cercanos formando una verdadera relación de padre e hija en tan poco tiempo.
Pero, eso no era todo lo bueno en la vida de Amalie D'Acanto, durante ese año se había especializado en magizoologia, aquella disciplina que se encarga del estudio de las criaturas mágicas, siguiendo esa pasión que habitaba en ella desde que conoció el mundo mágico.
Se había graduado de la academia de Magizoologia hace un mes para finalmente hacer las pruebas requeridas para poder entrar al departamento de Regulación y control de Criaturas Mágicas, fue difícil y lo peor de todo es que dependiendo a su puntaje seria el ministerio a que la asociaran, por lo que había un gran riesgo que no se quedara en Alemania y tuviera que viajar al otro lado del mundo.
Imploraba a todos los Dioses de los que alguna vez había escuchado, porque fuera seleccionada en Alemania para no dejar a su familia e irse tan lejos provocando que no se pudieran ver de manera seguida.
—Estando nerviosa no ganaras nada—la voz del varón que se sentó en el sillón de enfrente la hizo salir de sus pensamientos—, aparte vas a terminas con las uñas todas horribles.
Amalie soltó un suspiro dándose cuenta que se mordía las uñas de la mano derecha, estaba tan nerviosa y ansiosa que ni siquiera noto cuando lo comenzó a hacer, de no ser por los comentarios de su padre seguiría mordiéndolas.
—Hija—su madre le apretó los hombros cariñosamente—, tranquila, veras que todo sale bien, te esforzaste demasiado para esas pruebas, estoy segura que serás aceptada.
Los ojos de Amalie recorrieron a Lyssandre Delacour que tenía el sobre con sus resultados en la mano y después miro a su madre que le sonreía, no evito sentirse completamente feliz al tener ese cuadro familiar frente a ella, pero al mismo tiempo algo abatida debido a que Maxence prefería evitar compartir esos momentos para no toparse con el rubio mayor, pues a pesar del tiempo no lograban tener una buena relación.
—Vamos, ábrelos—pidió Lyssandre extendiéndole el sobre—, por mucho que esperes, lo escrito ahí no cambiara.
Amalie lo miro y asintió tomando el sobre con las manos temblorosas, las sentía sudar, pero una vez que el papel del sobre rozo sus dedos se dio cuenta que era el momento que tanto había ansiado, por lo que estuvo estudiando arduamente y se esforzó en cada una de las pruebas, dio lo mejor de ella, ahora solo tenía que confiar en que sus conocimientos eran lo suficiente buenos como para entrar a trabajar al ministerio, fuera cual fuera al lugar que la mandara era una oportunidad que solo se le presentaría una vez en la vida.
Tomo una enorme bocanada y con los finos dedos rasgo el papel con cuidado de no romper la carta que aguardaba por ser leída, sentía que todo lo estaba haciendo demasiado lento, pero tampoco quería hacerlo rápido por miedo de dañar el contenido.
Unas veces que saco el pergamino, miro por unos segundos a sus padres quienes le sonrieron esperando que leyera la carta para finalmente conocer aquel resultado que tanto esperaban.
"Estimada señorita Amalie D'Acanto:
Por medio de la presente le hacemos entrega de los resultados obtenidos en las pruebas para el puesto en División de Bestias en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.
Hemos de decir que nos ha sorprendido gratamente los resultados obtenidos, ya que es una recién graduada, sin embargo, lamentablemente la puntuación no es suficiente para que usted pueda tomar la decisión del lugar donde trabajara.
Teniendo en cuenta lo antes dicho nos alegramos de informarle, que a partir del día 01 de julio del 2023 será necesario que se presente en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas en el Ministerio Británico de Magia, ubicado en Whitehall, Londres, Inglaterra.
Favor de dirigirse con la jefa directa del Departamento: Omelia Shantel.
Atentamente:
Consejeros de la Delegación de Recursos Mágicos"
—¡Fui aceptada!
Informo con notable emoción dejando pasar el detalle de donde trabajaría.
—¡Sabia que lo lograrías!
Crystal se acercó a su hija para abrazarla de manera cariñosa y orgullosa, dándose cuenta de cómo su hija poco a poco estaba obteniendo todas metas que se había propuesto.
Lyssandre le sonrió con orgullo tomando la carta de aceptación que le extendía Amalie, la cual leyó de inmediato tras cada palabra su orgullo crecía más en el pecho al darse cuenta de lo inteligente que era su hija y poder formar parte de esos logros.
Sin embargo, le llamo la atención al ver en donde había sido aceptada, realmente no tenía muchas esperanzas de que se quedara en el continente, pues las pruebas eran algo difíciles, al menos, se alegraba de poder tenerla más cerca.
—¿Y cuándo empiezas? —preguntaba Crystal— ¿Dónde tienes que ir? ¿Tienes que comprar algún uniforme o algo?
—Tiene que estar en el ministerio británico el primero de julio—respondió Lyssandre—, supongo que el uniforme se lo darán ahí, la jefa del departamento le explicara todo una vez que inicie, la conozco de reuniones, sé que es una mujer mayor, llegando a los cien años, pero suele ser muy amable, sin embargo, ama demasiado la disciplina y puntualidad, así que no deberás de llegar tardes o...
—Espera—Amalie lo interrumpió al procesar cada una de sus palabras— ¿Estás diciendo que tengo que ir a Londres? ¿Todos los días? Son casi doce horas en autobús al igual que en tren...
Lyssandre pudo notar la cara de desespero de Amalie por viajar todos los días, ciertamente para alguien que iba a su primer trabajo sería demasiado pesado tener una rutina entre viajar para ir, para regresar y demás cosas.
—Podemos ver lo de abrir una ruta a través de la red flu—ofreció Lyssandre—, si en esta casa hubo una chimenea se podría utilizar, de igual forma podrías usar trasladores.
—Pero...para eso...necesito hablarlo con el ministerio, aún sigue la orden de restricción de usar trasladores por los de Hannah...
Murmuro recordando que aun la rubia seguía siendo buscada, por lo que para usar trasladores se debía de solicitar un permiso ante la ministra de magia, y sería peor, porque tendría que hablarlo con el ministro de Alemania y también con Anirak Black-Weasley, la cual siempre había sido amable, pero no quería interrumpirla en su trabajo ante insignificancias, aparte que en esos últimos días sabía que era imposible obtener una cita con los ministros debido a la carga de trabajo en el mundo mágico.
—Sí, el permiso se puede conseguir, Anirak te lo dará, sin duda y sé que el ministro de Alemania se lleva con ella y con mi hermana por lo que no habría ningún problema—le sonrió tratando de tranquilizarla—, solo es cuestión de hacer todos los preparativos.
Ofreció viendo como los ojos de la menor se iluminaban y sonreía, Lyssandre le devolvió la sonrisa para escuchar a las dos mujeres platicas, mientras otra idea pasaba por su cabeza sumiéndolo en miles de pensamientos que tal vez estaban muy lejos de la realidad al creer que los mellizos aceptarían vivir con él.
Las pequeñas patas golpearon el piso de madera nuevamente y el ladrido inundo todo el lugar nuevamente, era como la décima vez que entraba y salía.
Los ojos azules se abrieron llenos de enojo para ver al pequeño perro frente a él que seguía ladrando como si no hubiera un mañana, para su tamaño hacia demasiado ruido.
—Puta mierda...
Maldijo tomando la almohada de al lado para ponerla sobre su cabeza, el dolor aumentaba siendo peor ante los ladridos del perro, al menos las otras dos bestias enanas aún no habían hecho acto de presencia.
Cansado del perro se puso de pie moviendo la manta que lo cubría bruscamente, la botella de vodka termino en el suelo—que estaba completamente vacía—, gracias al ruido el chihuahueño salió corriendo asustado, cosa que agradeció o terminaría cometiendo un asesinato en su habitación.
Paso la mano sobre su cara y se hizo el corto cabello dorado hacia atrás para después estirarse, tenía la garganta seca y el dolor de cabeza no cedía debido a la resaca, definitivamente no debió de terminar con esa botella de vodka él solo, al menos su madre y hermana no lo había molestado para nada.
Se acercó a la caja de cristal que cumplía como el hábitat de Moswen para sacarla de ahí, seguramente ya estaría aburrida por estar encerrada, y como lo sospecho apenas puso la mano el pequeño animal recorrió su brazo para posarse sobre su hombro, se mantuvo por unos segundos ahí para bajarse a recorrer la habitación que se encontraba en completo desorden.
Su mañana no iba tan mal a pesar de la resaca.
—¡¿No piensas limpiar este cuchitril?
Canto victoria demasiado rápido cuando una voz femenina y demasiado molesta se hizo presente junto con más ladridos.
—¡¿Quién te dejo entrar a mi habitación, Amanda?!
Se dio la vuelta para toparse con una mujer demasiado grande, las arrugas bajo sus ojos estaban marcadas demostrando el rostro lleno enojo, usaba una falda de color magenta y un horrible suéter verde, su cuello era adornado por un rosario y el cabello lleno de canas en un abominable recogido.
Amanda D'Acanto, abuela de Amalie y Maxence, dueña de las pesadillas del menor de los gemelos.
—¡Hasta del otro lado de la puerta puedo sentir el aroma alcohol! —riño atrapando con la mirada las botellas en el piso—...no eres más que un asqueroso borracho... ¡Por Dios! ¡¿Qué fue lo que hicimos mal contigo?! Siempre le dije a tu madre que te hizo falta más mano dura, pero no, no quiso, siempre supe que tú eras la peor creación de Dios, un demonio con fachada de ángel...
Maxence apretó la mandíbula con fuerza viendo cómo se paseaba por su habitación con esos horripilantes perros siguiéndola por todos lados, trataba de mantener la compostura sabiendo que comenzarían a pelear y su madre terminaría dándole un sermón sobre que le tenía que tener paciencia a la anciana frente a él.
—Si sigues con esa actitud nunca tendrás amigos, deberías de aprender un poco de tu hermana...a pesar de todo ha sido más lista que tú, ganándose a su padre que se ve que tiene mucho dinero—alabo por primera vez a la rubia—, si sigue de esa forma sin duda terminara casándose con algún hijo de los amigos ricos del rubio—se detuvo frente al mueble a lado de la cama—, deberías de hacer lo mismo, para ver si ya te casas y de una vez por todas te vas de esta casa—soltó un suspiro tomando el portarretrato que adornaba el mueble de madera—...aunque con ese carácter dudo que alguien te aguante, menos con tus problemas de alcohol.
Maxence ignoraba cada una de sus palabras solo viendo lo que ella tomaba.
—Deja esa fotografía en su lugar.
Amanda observo la foto donde salía su nieto en compañía de una chica azabache y sonrió con burla.
—¿Cuánto le pagaste a esa chica para que se tomara una foto contigo, Maxence? —cuestiono viendo a su nieto acercarse—, eres guapo, pero solo eres eso, una cara bonita, duda que una niña como ella acepte salir contigo o parecido...espero no la estés acosando, ya es demasiada decepción como para que ahora también tengas una orden de alejamiento.
De manera brusca le quito el portarretrato dejándolo en la cama para tomar a la anciana del brazo obligándola a caminar ignorando todos los ladridos que soltaban los tontos perros chihuahuas.
—¡Lárgate de mi habitación, anciana, no entres!
—¡Eres un mocoso maleducado, por eso nadie te quiere!
Maxence saco a los perros para azotar la puerta con enojo, seguido de eso escucho la voz de su madre llamándole la atención, seguramente la anciana no tardaría en irse a hacer la víctima como siempre, ganando que a Maxence lo regañaran por su comportamiento.
Tuvo que tomar una enorme bocanada de aire tratando de calmarse al ver como el espejo que tenía en una de las paredes comenzaba a cuartearse, eso solía sucederle muy seguido, siempre que discutía con su madre o abuela alguna u otra cosa terminaba rota gracias a su magia que parecía estar incontrolable durante esos días, sabía que se debía a su estado de ánimo, pero le era imposible controlarse.
Tomo la ropa que se pondría ese día para salir de la habitación, vigilando que la anciana no estuviera cerca e ir al baño aun con el dolor de cabeza que era insoportable.
En ese último año su vida había cambiado por completo, y lamentablemente no para bien.
Aun seguía sin aceptar que Lyssandre Delacour fuera su padre biológico, el mayor había hecho todo lo posible para acercarse a él, sin embargo, Maxence seguía poniendo trabas entre ellos, evitándolo, ignorando y rechazando cada una de sus invitaciones a comer o a lo que fuera.
Aunque Max, no podía negar de lo esplendido que era su padre biológico, ya que le pasaba una buena cantidad de dinero de forma mensual, como si se tratase de una pensión alimenticia, gracias a eso había podido estar durante ese año sin trabajar y sin tener que preocuparse por nada.
Realmente no había hecho nada productivo desde que se graduó de Beauxbatons, solo iba a los ensayos que tenía con su banda, pues él tocaba la guitarra eléctrica y en ocasiones el bajo. Fuera de eso, solo se la pasaba en fiestas de sus conocidos o en bares bebiendo como si no hubiera mañana, por lo que de manera regular tenia reseca, a veces hasta una semana seguida le había durado eso.
Al terminar de bañarse solo se colocó el pantalón y bóxer, salió de manera rápida del sanitario secándose el cabello para volver a la habitación y cerrar la puerta con pestillo evitando alguna otra interrupción.
Lanzo la toalla a la silla que estaba llena de ropa sucia y fue a la cama para tomar el portarretrato que su abuela había quitado del lugar y ponerlo nuevamente en el mueble junto a la cama que era el único lugar de su habitación que se encontraba en orden.
Observo la foto por algunos segundos, aquella cena de Navidad en la mansión Malfoy, cuando él y Anired aun discutían, pero en el fondo parecían llevarse más que bien.
Soltó un suspiro, definitivamente ansiaba volver al mundo mágico.
Y claro que ya lo tenía planeado, había estado ahorrando el dinero que le brindaba Lyssandre, pero aun no era suficiente para salirse de la casa de su madre y mudarse de forma inmediata a Londres.
Debía de pensar muy bien las cosas, sabiendo que una vez que se escapara de esa casa llena de locura probablemente su madre ya no lo apoyaría de manera económica y no sabía muy bien si Lyssandre haría lo mismo al querer ser independiente. Aparte, que no tenía experiencia alguna por lo que sería aún más difícil buscar ese trabajo.
Una vez que tuviera una cantidad que le fuera suficiente para vivir por unos meses se saldría de ahí sin miramiento, cada día aguantaba menos estar en ese infierno que se suponía debía de llamar hogar.
Pero, en esa casa siempre se había sentido fuera de lugar, como si no perteneciera ahí.
Un sonido lo saco de sus pensamientos, así que busco de inmediato su celular y no pudo evitar que una sonrisa adornara su rostro al ver la notificación en la pantalla:
Kleiner Hase🐰🖤_15:18
¿Qué tal la resaca, alcohólico?
Soltó una pequeña risa para sentarse en la cama y comenzar a teclear la respuesta sin poder borrar la sonrisa de felicidad, esa sonrisa que solo la azabache podía provocar con tan poco.
Max Steel🦊🖤_15:19
Se dice: "Buenos días, bebé"
Kleiner Hase🐰🖤_15:20:
Pasan de las dos de la tarde, ese saludo ya es historia.
Gracias por los dulces que mandaste con Barlow, estuvieron deliciosos<3
Lo mande de regreso, y lleva algo para ti, espero te guste.
Max Steel🦊🖤_15:21
Me alegro que te gustaran
¿Qué me mandaste?
¿Qué haces?
¿Estás en el trabajo?
Kleiner Hase🐰🖤_15:23
Es sorpresa...
Vine de compras con mamá, salí temprano del trabajo...
Al rato, tal vez te enseñe lo que compre, Maxxie<3
Con unos simples mensajes la calma de Maxence volvió, Anired Georanne a pesar de la distancia seguía teniendo el mismo efecto en él.
El alemán solo esperaba que se volvieran a ver pronto, debido a que evitaba a Lyssandre por todos los medios posible solo en contadas ocasiones había viajado a Londres y a Hogwarts, sabiendo que su madre siempre le informaba al rubio mayor y terminaba actuando como su niñera para evitar que no se metiera en problemas, por lo que decidió no hacerlo más veces.
Y Anired, debido a su trastorno de conducta alimenticia no podía viajar sin que sus padres o alguno de sus hermanos estuvieran presentes para vigilar que realizara todas sus comidas.
Max sabia lo mucho que Anired se estaba esforzando, pero en ocasiones le resultaba difícil, recordaba que en más de una ocasión —en las vacaciones de Navidad, especialmente— que el diario del Profeta escribió un artículo sobre la familia Black-Weasley en el que hicieron énfasis en que Anired había subido de peso, en lugar de tomarlo como que estaba en su peso normal hicieron unos malos comentarios que afectaron a la azabache, la cual le marco llorando ya que estaba a punto de volver a vomitar, logro calmarla hasta que sus padres intervinieron.
Sabía muy bien que ella tenía días buenos y malos como todos, inclusive en ocasiones dejaba de responderle los mensaje o cartas por algunos días, se preocupaba demasiado así que le escribía ya fuera a Scorpius, uno de sus hermanos, Alex, Zed o directamente a sus padres, comprendiendo que en ocasiones se aislaba de todos como un método de defensa cuando cualquier persona la hacía sentir mal.
Anired a simple vista era la adolescente con vida perfecta, pero Maxence sabía que no siempre era así, estando más frágil y rota que varias chicas de su edad.
De una u otra manera, Anired y Maxence no eran tan distintos como varios pensaban.
Para él, Anired Georanne era lo único bueno en su vida, aquello que lo hacía creer que existía algo mucho mejor para él, y que de una u otra forma evitaba que cayera de nuevo en ese profundo hoyo negro que en ocasiones parecía estar a punto de absorberlo.
[...]
Guardo el teléfono celular después de contestar ese último mensaje sobre trabajo, a veces deseaba tener más días libres, pero siendo el Director del Departamento de Seguridad Magia era imposible.
Soltó un suspiro, definitivamente no debido de rechazar las vacaciones que le ofreció Anirak, pero realmente quería terminar con todos los pendientes que tenía.
—Lyssandre—escucho como lo llamaron por lo que entro a la cocina para ver a Crystal que terminaba de servir la merienda—...estaba pensando... ¿no será demasiado cansado para Amalie viajar del diario por el trabajo?
—Sí, podría ser demasiado cansado—tomo asiento en donde le indico la mujer—...pero, sería la mejor opción ya que de otra manera perdería la oportunidad de trabajar en donde tanto quería.
Crystal puso los platos para sentarse frente a él.
—Eso estaba pensando—hizo una pequeña pausa— ¿No hay alguna posibilidad de que se mude a Londres? Todo sería más fácil para ella.
Lyssandre se quedó por unos minutos pensativo y asintió.
—Sería una buena idea...pero...ya sabes, no me agrada la idea de que se vaya a vivir sola...aún es muy joven y está acostumbrada a vivir en familia, el cambio podría afectarla.
—Si...eso pensé...pero también crei...que...bueno tú vives haya, tal vez podría irse a vivir contigo—Lyssandre la miro sorprendida—, seria también algo bueno para que su relación de padre e hija mejore...aunque claro, también Maxence tendría que irse a vivir con ustedes, dudo que acepte rápidamente...pero, sería una buena idea para que se conozcan más, tal vez viviendo bajo el mismo techo las cosas cambien.
Lyssandre parpadeo varias veces para mirarla con sorpresa tratando de procesar cada una de sus palabras.
—¿Ellos...y...yo...viviendo juntos?
Crystal asintió para ver hacia otro lado ya que Delacour no parecía muy convencido con la idea.
—Olvídalo...solo fue una idea...demasiado tonta...
Lyssandre se hundió en su mar de pensamientos, cayendo en cuenta que si sus dos hijos se mudaban con él debería de dejar la vida de soltero a la que estaba acostumbrado, no meter más conquistas al departamento, tomar las cosas en serio...y comprar una casa, ya que en el departamento de soltero definitivamente no sería un buen lugar para que vivieran, tenía solo dos habitaciones y un baño resultando incomodo ya que no tendría cada quien su espacio.
Pero, por otro lado, tal vez sería la oportunidad que tanto esperaba, al vivir bajo el mismo techo, como decía Crystal, convivirían como una familia, teniendo una mayor oportunidad de formar un razón más unido con los dos, y si tenía suerte de esa forma Maxence por fin lo aceptaría.
—Debemos de considerar la opinión de ellos—comento Lyssandre para ver a la mujer que sonrió ante su respuesta—, si ambos están de acuerdo, por mí no habrá problema, solo que debemos de hacer las cosas rápido pues falta semana y media para el primero de julio, y sería correcto que Amalie ya este instalada y todas sus cosas estén allá para no andar a las prisas.
—Lie seguramente estará encantada...Max...aceptara cuando sepa que su hermana se ira, y estoy muy segura que tiene varias razones para volver a Londres...estoy segura que solo está esperando el momento para escaparse e ir de inmediato...
—A ver cómo reacciona...
Lyssandre decidió guardar silencio al ver a los dos rubios menores entrar, Lie al verlo se acercó de inmediato.
—¿Te quedaras a cenar con nosotros?
Lyssandre asintió sonriendo al ver que tomaba asiento a su lado.
—Aún tengo un poco de tiempo antes de irme... ¿Ya le contaste a tu hermano la buena noticia?
Cuestiono viendo a Maxence entrar mientras hablaba por teléfono tomando un vaso para ir a servirse agua.
—Sí, me felicito...fue lo más lindo que pudo.
Puso los ojos en blanco recordando su felicitación y que le dijo que no se acostara con su jefe para subir de puesto, definitivamente era un imbécil.
Los ojos de Lyssandre y Crystal se detuvieron en Maxence, al igual que Amalie, al escuchar el tono que usaba hablando por teléfono, parecía demasiado feliz y tranquilo cosa que en esos últimos días no era normal en él.
—Estoy seguro que con cualquiera te verás preciosa, Kleiner Hase—hablo al teléfono escuchando el voz de la adolescente al otro lado de la línea, se sintió observado por lo que giro topándose con Lyssandre, Crystal y Amalie que lo miraban, de inmediato sus ojos se apagaron demostrando que comenzaba a molestarse—...oye...¿Te parece si te llamo en un rato? —miro con molestia a esos tres que parecían curiosos en su conversación—...sí...y tú a mí, Mein herz, hablamos en un rato...no te fuerces si no quieres, solo come lo que tú quieras ¿de acuerdo?....okey, te marco una vez que termines de cenar, no te quedes dormida como ayer.
Maxence termino la llamada para guardar el celular en el bolsillo y beber el agua en el vaso tratando de ignorarlos cosa que era imposible cuando se topó con los ojos de Lyssandre.
—Hey—saludo el mayor con una incipiente sonrisa — ¿Hablabas con Nired?
Maxence tuvo que aguantar las ganas de poner los ojos en blanco sabiendo que se ganaría un regaño si lo hacía y no estaba de humor para eso.
—Sí—respondió, pero sabía que no se conformaría con eso, así que suspiro—...acababa de llegar a su casa, fue de compras con Anirak...por lo regular siempre hablamos por teléfono a esta hora...
Murmuro, Lyssandre se sintió bien al ver que le contaba un poco de lo que hacía.
—Si deseas puedes ir a visitarla, puedes irte conmigo cuando vuelva a Londres y te traeré de regreso al día siguiente, a ella le encantara verte.
Maxence lo miro por unos segundos sin creer en lo que le ofrecía.
—¿Estarás sobre mi durante todo el tiempo que este con Nired?
Cuestiono enarcando la ceja, Lyssandre soltó una risa negando, él había tratado de darle su espacio las veces que se enteró que fue a visitar a la azabache, pero Crystal le estuvo pidiendo que le informara lo que hacía, al parecer no confiaba demasiado en el menor.
—Si vas, tendrás que hacer caso a lo que Lyssandre te dice—informo Crystal, que sabía muy bien que su hijo podría meterse en problemas y peor aún, causar problemas con los Black-Weasley—, no quiero que vayas a causar problemas, Maxence y mucho menos que te metas en problema con la familia de Anired...
Y ahí estaba una de las razones por las que se desanimaba en ocasiones de salir, su madre siempre parecía desconfiar de él, como si todo lo que tocara fuera a destruirlo.
—En ese caso mejor no—respondió sin ninguna expresión para dejar el vaso en el lava platos—, estaré en mi habitación.
—Maxence—llamo Crystal—, siéntate a cenar, estamos celebrando que tu hermana fue aceptada en su primer trabajo...
Maxence apretó la mandíbula, pero al ver a su hermana asintió, parecía emocionada por lo que era mejor sobre llevar las cosa. Tomo asiento quedando frente a Lyssandre.
La cena comenzó con un poco de conversación, la mayoría se trataba del trabajo de Amalie, la que parecía muy emocionada con esa nueva experiencia, sus ojos azules no dejaban de brillar.
—Lo único malo es que tendré que viajar todos los días, pero fuera de eso todo será genial—comento Amalie con una gran sonrisa—, aun no puedo creer que entrare al departamento que tanto quería...
Crystal sonrió viendo a su hija.
—Sobre eso—Amalie la volteo a ver—, Lyssandre y yo estuvimos hablando por lo que creímos que lo mejor sería que fueras a vivir con él...ya que él vive en Londres todo sería más fácil ¿no crees?
—¿Es en serio? —volteo a ver a Lyssandre—¿Puedo vivir contigo?
Amalie no negaría que le emocionaba la idea ya que de esa forma lograría conocer mejor a su padre y actuarían como una familia.
—Sí—Lyssandre sonrió—, estuvimos discutiendo eso, así que sería lo mejor, tú y Maxence podrían vivir conmigo, te quedaría más fácil el ministerio, aparte que podrían convivir más con el mundo mágico.
—Sí, es una excelente idea...
Alabo Amalie con una enorme sonrisa en los labios, Maxence se mantuvo en silencio por un par de segundos.
—Amalie y yo podríamos vivir solos en un departamento, ambos somos mayores de edad...
Comento, ya se había hecho a la idea de que iría con su hermana, a pesar de todo no la dejaría sola viviendo en Londres y también tenía una ventaja para él, pues de esa forma por fin podría salir de ese infierno y mudarse a Londres, estando cerca de Anired y de Scorpius, tampoco negaría que extrañaba a más personas que vivían ahí, incluso a los dos tontos hermanos de Anired y al matrimonio Black-Weasley que siempre le habían abierto las puertas de su casa al igual que los Malfoy y los Weasley-Delacour.
—Son mayores de edad en el mundo mágico, en su mundo siguen siendo menores de edad, así que no vivirán solos...
Maxence puso los ojos en blanco, odiaba cuando su madre hablaba de esa forma, como si él y Amalie no fueran parte del mundo mágico.
—Te recuerdo que también el mundo mágico es parte de nosotros—hablo entre dientes tratando de no comenzar una discusión—...pero, da igual, al final de cuentas haremos lo que tú quieras, como siempre.
Max se cruzó de brazos manteniéndose en silencio, a pesar de todo no quería arruinar la felicidad de su hermana en esos momentos.
—En ese caso—Lyssandre se aclaró la garganta tratando de romper la tensión formada por Maxence y Crystal—, me encargare de todos los detalles y si les parece bien...en unos tres días podemos comenzar a llevar sus cosas, igual de muebles, camas o cosas así no se preocupen, yo me encargare de eso, solo lleven ropa y cosas importantes para ustedes...
Se rasco la nuca sin estar seguro de que más decir, pues no sabía que más necesitarían dos adolescentes para vivir en su casa...bueno...primero debía de conseguir una casa en la que cupieran los tres.
—Sí, comenzaremos a hacer las maletas, no tenemos taaantas cosas —Amalie alargo la palabra "tantas" de manera graciosa—, ya que bueno, pasamos seis años en Beauxbatons y solo podíamos usar uniforme...
—En ese caso, si quieren cuando lleguen a Londres podemos ir de compras.
Para Lyssandre no había ningún problema referente al dinero, ya que gracias a los años trabajando tenía una buena solvencia económica y también debido a la herencia que recibió después de la muerte de su madre, dándole una pequeña fortuna que crecía conforme a los años.
Se podía ver el brillo en los ojos del Delacour que estaba emocionado al darse cuenta que dejaría esa vida de soledad pues a partir de unos días sus hijos vivirían con él, seguramente a los tres les costaría acostumbrarse, pero con esfuerzo y tiempo lo lograrían.
Escuchaba a Amalie y Crystal hablar de las cosas que tendrían que comprar, parecían emocionadas, pero su atención se centró que Maxence que veía fijamente el celular.
—Maxence—llamo el mayor—... ¿estás bien? Tu cabello está... ¿rojo?
Las mujeres voltearon a verlo, y efectivamente el cabello antes dorado estaba rojo al igual que el rojo, color que extramente se le veía, o bueno...solo una persona lo había visto en varias ocasiones.
—Si—murmuro Max con una incipiente sonrisa—...demasiado bien.
Sus ojos azules leyeron el mensaje:
Kleiner Hase🐰🖤_21:35
¿Te gusta cómo se me ve?
Fui a comprar ropa hoy👀...
Maxence veía la foto fijamente, definitivamente esa azabache lo estaba volviendo loco y no estaba seguro de cuánto tiempo más soportaría estar lejos de ella.
⚜⚜⚜
El viento corría con suavidad moviendo todas las plantas a su paso al igual que las brillosas cabelleras de las dos mujeres sentadas bajo la sombra del quiosco.
El aroma a té y rosas inundaba el enorme jardín, mientras las risas de un bebo inundaban el lugar demostrando lo feliz que estaba esa tarde.
—¿Cómo sigue Freddos?
Pregunto la azabache jugando con el niño rubio en sus brazos que mostraba unos cuantos dientes en la pequeña boca.
—Técnicamente parece estar bien, estaba feliz por fin graduarse de Hogwarts—soltó un suspiro para estirar la mano hacia la copa que descansaba en la pequeña mesa—...pero...ya sabes, Brooke no ha despertado después de un año y Draco no le da muchas esperanzas, puedo notar como se deprime a ratos a pesar de ocultarlo, sé que se encuentra demasiado afectado a pesar que no lo demuestra —le dio un pequeño trago al vino—, lo peor es que no se encontraron rastros de magia en ella, por lo que puede ser que al final de cuentas si...atacara a Anired por su cuenta y no porque Hannah la controlara..
—Evidentemente no será nada fácil para Freddos poder superar todo esto, ya sabes, el primer amor es muy difícil de olvidar—le dio el pequeño peluche que el niño había tirado—, algunos tenemos la suerte de formar una vida con nuestro primer amor, pero hay varios a los que no les sucede lo mismo, y lamentablemente Freddos es uno de ellos—soltó un suspiro viendo a su amiga que asintió sin ningún rastro de sonrisa—, tu hijo es fuerte, sé que lo superara, pero no es algo rápido, tal vez en unos días, meses o incluso años, pero veras que poco a poco lo hará.
—Espero que así sea, a veces me gustaría que hablara más sobre lo que siente conmigo—frunció los labios—, pero me conformo con que quiera hablar con George, al menos sé que tiene a alguien que lo aconseja.
—Sabes que a veces los hijos son más apegados a un padre que a otro, por ejemplo, Zed es muy unido a ti y no tanto con George, pero eso no quiere decir que no lo amen...ama a los dos, solo que se siente más cómodo contigo para contarte sus cosas, lo mismo pasa en el caso de Freddos.
—En eso tienes razón—la rubia dejó la copa en la mesa nuevamente viendo a su amiga decidiendo cambiar el tema por completo a algo más alegre—...te hizo falta tener otro hijo más.
Comentó viendo como el bebé se encontraba encantado en los brazos de la más pálida que rápidamente negó.
—Con cuatro tuve más que suficiente—abrazó al bebé besándole las mejillas—, no te negaré que habría sido lindo tener otro bebé con Fred, pero...era volver a pasar por todo el inicio y estamos mejor así...aparte, que de esta forma puedo brindarle toda mi atención a Gigi.
—Te ves bien en tu papel de abuela, Zib...
La azabache sonrió cuando el bebé la llamaba.
—Abea...abea...
Murmuraba el bebé que ya hablaba un poco, Anirak sonrió aún más al ver lo lindo que era su primer nieto vestido con un traje con el que se asemejaba a un pequeño tigre.
—Aún no puedo creer que Gigi ya tenga un año y casi cinco meses, en menos de lo que espero también iniciará el colegio—comentó con un puchero—, y ya no lo podré cargar de esta manera, ojalá no creciera tan rápido...
Lys asintió, los niños crecen muy rápido, tan solo en un abrir y cerrar de ojos sus hijos ya eran adolescente, Zed estaba por entrar a su último año en Hogwarts, mientras Freddos logró culminar sus estudios en el colegio de magia y hechicería ese mismo año, ya no eran aquellos pequeños bebés a los que podía cargar y llevar a todos lados.
—Cada día se parece más a Louis—le acaricio la regordeta mejilla de manera cariñosa—, los ojos son tan azules como los de él, solo el cabello un poco más oscuro, pero rubio, al fin y al cabo.
—Tanto Louis, Jerome y tú tienen los genes demasiado fuertes, todos sus hijos son copias idénticas a ustedes...
Lyssane soltó una pequeña risa ante su comentario.
—Puedo decir lo mismo de ti, George Sirius, Reggie y Nired son idénticos a ti, al parecer Fred solo aportó en la creación—Anirak se rio suavemente—, el único que le heredó algo fue George Sirius, si no fuera por ese cabello tan rojo los tres serían idénticos, hasta pueden pasar por trillizos.
—Ni me digas, en este último año Anired ha crecido mucho—bajo a Gigi que ya se removió incómodo en sus brazos indicando que quería jugar con los juguetes que estaban en el suelo—...ya no parece para nada una niña.
—Eso me he dado cuenta, es normal, está a cuatro meses de cumplir la mayoría de edad...
—No menciones eso frente a Fred o los demás varones —puso los ojos en blanco—, se están muriendo de ganas de matar a casi toda la población masculina del mundo mágico.
—¿Han aumentado las propuestas?
Anirak asintió con cansancio.
—Ya sabes, al inicio pensamos que solo eran citas y era divertido molestarlos con eso, aunque Anired nunca aceptó salir con nadie —explicó tomando su copa de vino y viendo de reojo a su nieto que jugaba—...pero, todo se ha vuelto más serio porque ya son los padres o representantes de familia quienes vienen a dejar las propuestas de matrimonio o a tratar de hablar sobre eso y llegar a un acuerdo que brinde beneficios para ambas familias.
—Pensé que para este año ya se habría terminado esto...ya estamos en dos mil veintitrés y siguen tratando a las mujeres como si fueran objetos que pueden brindar algún beneficio.
Anirak la miró y soltó un suspiro.
—Quizá lo entendí un poco cuando me comprometieron a mí porque eran otros años y ya sabes, la gente a fuerza quería conservar la pureza de la sangre —frunció los labios—...pero, ahora, es como si quisieran a fuerza volver a eso, y lo peor es que están como cuervos sobre Anired...incluso, algunas familias han intentado comprometer a sus hijas con George y Regulus, pero no son tan insistentes como el formar un matrimonio con Anired.
—Es porque piensan que obtendrán un mayor beneficio a través de Anired...ya sabes, todos saben que Anired es la adoración, y no me refiero solo a ti, a Fred y a sus hermanos, George y yo también la adoramos, los Malfoy, Lyssandre, Sirius, Laetitia, Regulus...así que la gente la ve como "el premio mayor" de la casa Black-Weasley.
—Y es horrible, Fred y yo hemos hablado con infinidad de personas para explicar que no aceptaremos ningún matrimonio arreglado, pero no parecen entenderlo.
—No se van a rendir tan fácil, lo mejor es que los sigan rechazando hasta que se cansen...al menos Anired no parece interesada en ninguno de ellos.
—Está interesada en cierto alemán—comentó con picardía—, solo espera los días para verlo.
—¿Cómo va con Maxence? ¿Fred por fin ya lo asimila?
—Aun ella no dice que sean novios, pero es evidente que están saliendo, se la pasan intercambiando cartas y cuando está de vacaciones hablan del diario por teléfono, ya ves que en algunas ocasiones él vino a visitarla—sonrió recordando el ver a su hija menor tan ilusionada con el rubio—...Fred...va asimilando poco a poco, creo que ya se hizo a la idea que tarde o temprano Anired presentará a Maxence como su novio, no está muy feliz con eso, pero le agrada Max, lo más gracioso es ver como Jerome lo molesta con eso.
—Me lo imagino, George también suele molestarle con eso.
Siguieron conversando sobre temas banales durante un rato más, hasta que unos pasos se escucharon y seguidamente una voz masculina que parecía demasiado agitada.
—¡Por Merlín! —exclamó el barón deteniéndose frente a ellas, se inclinó descansando las manos sobre sus propias rodillas mientras daba grandes bocanadas de aire demostrando lo cansado que se hallaba.
—¿Qué te pasó? —preguntó la rubia viendo con confusión al rubio—, parece que hubieras corrido un maratón.
—¿Alguien te persigues o es que huyes del compromiso como siempre?
Se burló la azabache, ganando un bufido por parte del mayor y la risa de Lyssane.
—Puedo estar muriendo y ustedes solo se burlan—Jerome puso los ojos en blanco—...necesito ayuda...
—¿Ahora qué hiciste?
La rubia enarco la ceja esperando lo peor, a pesar de todo su hermano en algunas ocasiones que terminaba en problemas, principalmente las veces en las que se metió con personas casas —aunque él decía no saber que lo estaban—.
—Yo...necesito—trago saliva dándose cuenta de lo que estaba por decir—...comprar una casa...con tres habitaciones de preferencia...
Las mujeres lo miraron sin comprender a lo que se refería, a veces decía cosas extrañas, pero eso definitivamente excede el límite.
—¿Vas a salirte de tu departamento?
Anirak lo siguió con la mirada.
Jerome saludo al pequeño niño alzándolo en sus brazos por unos minutos ganando la escandalosa risa del menor, para volver a colocarlo en el suelo y tomar asiento frente a ella.
—Sí—tomo una bocanada de aire, aun sin poder creer en las palabras que diría, era sorprendente cómo las cosas podían cambiar de la noche a la mañana—...es que...Amalie y Maxence...comenzarán a vivir conmigo en menos de una semana.
—¿Qué?
Lys fue la primera en hablar, ya que Anirak lo miraba sin poder creer lo que acababa de decir.
—Van a mudarse conmigo, en menos de una semana —volvió a repetir más calmado pues anteriormente lo dijo de manera rápida—...por lo que tengo que conseguir una casa con al menos tres habitaciones...en el departamento no vamos a caber...y ellos no tendrían su espacio.
—¿Cómo lograste que los dos accedieron a vivir contigo?
Jerome recargo la cabeza en el respaldo del sillón en el que se encontraba sentado.
—Amalie fue aceptada en el trabajo, solo que, en el ministerio británico, por lo que viajar del diario no fue una idea demasiado llamativa y Crystal sugirió que se mudaron conmigo—trato de resumir lo mejor que pudo—, Amalie estuvo encantada con la idea, Maxence no mucho, pero termino aceptando, y Lie iniciará a trabajar en menos de semana y media, por lo que tengo muy poco tiempo para hacer los preparativos.
—¿De dónde piensas que vas a sacar una casa tan rápido? —cuestiono Lys dándose cuenta que tenía el tiempo encima—...también tienes que comprar muebles, arreglar los dormitorios...
Lys decía miles de cosas que solo le provocan una jaqueca al rubio al darse cuenta de la cantidad de trabajo que tenía encima y que ciertamente no encontraría una casa tan rápida.
—A tres cuadras de aquí están vendiendo una casa, dos pisos, terraza y un pequeño jardín—interrumpió Anirak—, conozco a la persona que la vende y no dudo que ella pueda acelerar la venta...si quieres podemos ir a verla, una vez teniendo eso podrías checar lo de los muebles, tengo varios contactos en mueblerías muggles y tiendas departamentales así que podremos agilizar las cosas.
Lys la miro.
—¿De dónde sacas tantos contactos?
—Siempre te he dicho que te hace falta relacionarte más con el mundo muggle —Anirak le enseñó la lengua en un gesto infantil para ponerse de pie y cargar a Gigi—, iré a cambiar a este pequeño monstruo y pedirle a Anired que lo cuide, una vez hecho podemos ir a ver la casa ¿te parece? Tal vez no sea enorme, pero me imagino que contará con las habitaciones suficientes.
—Mierda, mujer—exclamó con admiración el rubio al darse cuenta que ella siempre parecía tener todo arreglado—...no sabes cuánto te amo.
Anirak le lanzó un guiño de manera divertida para volver a la gran casa.
—Sigue estando casada...así que borra esa cara de bobo.
Riño Lys dándole un suave golpe en el hombro.
—Al que comparte le toca la mayor parte...
Jerome soltó una risa al ver el rostro de su hermana para ponerse de pie y ayudarla a recoger los juguetes con magia mientras Lys tomaba las copas junto con la botella de vino volviendo a la casa a sabiendas que tendrían una tarde larga.
Los ojos grises siempre habían sido característicos de la familia Black, esos ojos tan profundos como los secretos que albergaba aquella familia, cualquiera que los miraba sabía que pertenecían a un gran linaje de poderosos y temidos magos de sangre pura.
Aquellos ojos que varios se morían por tener, pero solo unos cuantos tenían la dicha, a veces parecían mirar con arrogancia, pero siempre con un orgullo por ser quienes eran.
La familia Black estuvo a punto de dejar de existir debido a las veces que los últimos miembros de esta casi terminan en el lecho de muerte.
Pero, finalmente volvió a brillar como antes bajo el apellido Black-Weasley, que en su mayoría tenían ojos grises.
Esos ojos grises encantadores y misteriosos, pero a veces tan expresivos.
Esos ojos grises que miraban con molestia a dos estúpidos simios rubios que ni siquiera podían contar de manera correcta.
Paso la mano sobre su cabello con frustración para acercarse y arrebatarles la caja de material en medio de ambos.
—¡Oye!
Se quejaron viendo al mayor.
—Han repetido dos veces el número sesenta—se quejó poniendo los ojos en blanco—... ¿Saben qué? Mejor vayan a atender a los clientes o a limpiar los pisos que de seguros ya están mugrosos, a ver si con eso.
—A veces sí que eres todo un gruñón, George...
Se quejó Zed poniéndose de pie para salir de la oficina.
—Pareces demasiado estresado, creo que después de un año trabajando ya necesitas vacaciones, primo.
Freddos le palmeo el hombro para seguir a su hermano.
George volvió a virar los ojos como por décima vez en esa tarde, desde hace un año que estaba trabajando al cien por ciento en Sortilegios Weasley, su padre y tío habían confiado en él para dejar a cargo en diversas ocasiones aquel negocio familiar por el que los gemelos pelirrojos se habían esforzado demasiado, así que definitivamente temía fallar y decepcionarlos, por lo que trataba de hacerlo lo mejor que podría, llegando en algunas ocasiones a ser demasiado perfeccionista con su trabajo.
Amaba Sortilegios Weasley, desde que era un niño pequeño supo que quería dedicarse a eso tal y como su padre y tío, seguir con ese negocio y también aportar sus propias ideas para bromas mágicas, se estaba esforzando todo lo que podía, pero en ocasiones sentía que no era suficiente.
Soltó un suspiro llevando la caja al escritorio que estaba a unos pasos para tomar su varita y comenzar a sacar las cosas que contaría.
Por fin, en esa época de su vida todo se encontraba en paz, no había ninguna loca queriendo matarlos o provocando peleas entre él y su familia, tampoco era un hombre lobo y sus ataques de ira era controlados, estaba en ese punto que siempre deseo.
Pero, había algo que golpeaba en su pecho, no entendía muy bien de que se trataba, pero era una sensación extraña.
A veces la sentía cuando estaba solo, al inicio creyó que era emoción, pero no estaba cien por ciento seguro.
Agito la cabeza sacando esos tontos pensamientos de su cabeza, debía de apurarse si querían terminar el inventario el día de hoy.
Se entretuvo un largo tiempo contando y haciendo anotaciones para saber que tendrían que resurtir, sabiendo que los alumnos de Hogwarts se encontraban de vacaciones y las ventas aumentarían.
Tomo su celular observando las notificaciones, no evito fruncir el ceño al ver que aún no estaba el mensaje llevaba esperando, no quería ser exigente o caer en la categoría de "toxico", pero le extrañaba que Amalie aun no le contestara, casi siempre se respondían de forma rápida y que tardara le provocaba algo de ansiedad.
—Sí que luces fatal—la oficina se abrió dejando que otro varón entrara—...pareces muy estresado.
Alzo la mirada para toparse con un azabache que portaba el uniforme de la academia de aurores lleno de polvo, el cabello despeinado, un moretón en la mejilla izquierda y una cicatriz en el ojo derecho que parecía sanar poco a poco.
—¿No te has mirado en un espejo, Reg?
El menor sonrió dejando una bolsa de papel en el escritorio.
—Una bestia del departamento de control de criaturas mágicas se escapó y solo estábamos dos aurores, casi nos come vivos —explico cortamente para quitarse la chaqueta negra—...pase comprando hamburguesas para cenar ¿no has cenado, ¿verdad?
George Sirius negó abriendo la bolsa sacando dos refrescos, hamburguesas, nachos y papas fritas.
—Ni siquiera he comido —no pudo evitar que el estómago sonara al oler la comida ganando la risa de los mellizos—...he tenido mucho trabajo.
Regulus lo miro, cabello rojo centelleante despeinado, usaba el uniforme de Sortilegios Weasley de color magenta, solo que no portaba la túnica ni la corbata desbrochando los primeros tres botones, tenía un rostro que reflejaba cansancio y las ojeras levemente marcadas.
—Eso me dijeron, aun así, no deberías de saltarte las comidas, George.
Tomo una silla para jalarla y sentarse frente al mellizo pelirrojo, tomando una hamburguesa y Coca-Cola.
—Necesitas cortarte ese cabello, ya ni lo puedes peinar.
El azabache tenía el pelo algo largo y despeinado, incluso se podía formar una pequeña coleta con él, pero mayormente ni siquiera lo peinaba ganando que todos le dijeran que lo hiciera, pues con el cabello así tenía un aire de desarreglado y fachoso.
—Este fin de semana le diré a mamá que lo corte —puso los ojos en blanco—, aun así, pensaba cortármelo para la ceremonia de nombramiento de aurores.
—Se fue bien rápido el año—sonrió para morder la hamburguesa disfrutando del grasoso sabor que lleno su boca—, en menos de una semana por fin serás un Auror formalmente.
Regulus sonrió de manera orgullosa.
—Espero me estés preparando un buen regalo.
—No sé si te lo merezcas —una expresión burlona le adorno el rostro—, no has ordenado tu parte de la habitación...
—He tenido mucho trabajo...
Se quejó Regulus.
—Yo también y aún así ordeno, flojo.
Ambos hermanos disfrutaron de su cena entre bromas y contándose lo largo de su día que para ambos había sido demasiado cansado, en esos momentos extrañaban ser estudiantes de Hogwarts, pues tenían vacaciones y no trabajo como en esos momentos.
Al finalizar la cena Regulus se ofreció a ayudarle a su hermano para avanzar más rápido o definitivamente nunca terminarían.
Entre los dos todo era mucho más rápido, ambos parecían concentrado en eso hasta que el celular del pelirrojo sonó por lo que dejo las cosas a un lado para sacarlo de la bolsa del pantalón.
—¿Es Lie?
Cuestiono el mellizo mayor sabiendo que se hablaban de manera seguida, sin embargo, le extraño el rostro de su hermano que apretaba la mandíbula con fuerza.
—Es Inara Delilah—murmuro con un hilo de voz—...dice que regresara Londres.
—¡¿Por qué esa loca te está escribiendo?! ¡¿De dónde consiguió tu numero?!
Fue como si todo se pusiera en mute, sabía que su hermano le quería quitar el celular, pero George no tenía ni idea de lo que sucedía dándose cuenta de que su primer y ex novia estaba de vuelta.
Inara Delilah...
.
.
Maxence D'Acanto Cellphone:
(Las chicas azabache representan a Anired)
(Conversación y foto que le envío Nired durante la cena, las chicas azabache representan a Anired)
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¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo?
Esto apenas comienza, jeje, como se los mencione este acto será mucho más adulto por lo que habrá muchas escenas sexuales, también insultos, delitos, acoso, entre más delitos.
¿De quién más quieren ver el teléfono celular? Si veo que les gusta la idea cada capítulo iré poniendo uno diferente 👀
¿Teorías?
¿Qué esperan ver?
¿Cómo creen que sea el reencuentro de Nired y Max? Jeje
Sobre los resultados del concurso, subiré a las finalistas en el tercer capítulo, ustedes escogerán a la ganadora👀
Bueno, nos leemos en unos días, loviu♥
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