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Tres.

Observo los ataúdes de cristal frente a él durante varias veces sin creer que tuviera que tomar una decisión como aquella. Era demasiado difícil...

Enfrentarse al Longhorn rumano resultó complicado dejándolo con varias heridas y quemadas de segundo o tercer grado, el cuerpo le ardía y dolía de sobre manera, pero no era nada comparado con el sentimiento de tener que escoger entre dos de las personas más importantes de su vida:

George Sirius y Anired.

¿A cuál se suponía que escogería?

No quería dejar a ninguno, pensó en hacer una doble cantidad de la poción, pero los ingredientes con los que contaba no era suficiente.

Aunque también le extrañaba que ambos estuvieran ahí, es decir, antes de la prueba vio a su mellizo y a Anired no, no lograba comprender porque ambos se encontraban en ese lugar.

Al escuchar el hervor de la poción se acercó rápidamente, espero unos segundos y la vacío en un pequeño vaso de cristal junto al caldero, se encontraba burbujeante por el calor así que cuido de no quemarse más de lo que ya estaba.

Dejo la poción sobre uno de los ataúdes y suspiro viendo a sus hermanos, George Sirius tenía el rostro completamente relajado y el cabello despeinado, al verlo recordó lo que le dijo antes de que iniciara la prueba:

"Pase lo que pase, Anired es la prioridad"

Era evidente a quien elegiría, paso los dedos sobre el cristal que cubría as su hermano soltando un suspiro, pero al enfocarse más en las facciones se quedó en completo silencio, notando que faltaba algo tan característico en el pelirrojo.

Un lunar en el lado izquierdo de la cara, una de las cosas que más los diferenciaba.

Lleno de incertidumbre observo la pared de cristal frente a él del ataúd, pudo notar que se reflejaban sus manos e incluso él mismo...no evito sonreír al darse cuenta que no existía ningún reflejo de George Sirius.

—Un hechizo de ilusión...

Murmuro haciendo más grande la sonrisa y acercarse corriendo al ataúd de Anired, no sin antes tomar el frasco con la poción.

Con ayuda de su varita y un poco de magia quito la tapa de cristal cuidando no romperlo en miles de pedazos, temiendo que le quitaran puntos debido a eso.

Se acercó a su hermana menor, la pálida piel era salpicada por pequeñas pecas apenas percibibles que le recorrían las mejillas y el puente de la nariz, el cabello despeinado se regaba por toda la base del ataúd.

No estaba seguro si el cristal era demasiado resistente o si Anired pesaba tan poco como para no romperlo con su peso.

Paso la mano por la mejilla izquierda sintiendo lo fría que se encontraba, casi como un tempano de hielo, trago saliva y la sujeta por la parte de atrás de la cabeza para alzarla con suavidad.

Anired daba la impresión de ser una muñeca de porcelana, sin vida o movimiento alguno.

—Vamos, Nired...

Murmuro el azabache llevando el filo del frasco de cristal hasta los labios que en ese momento no tenían nada de color, el líquido que en esos momentos tenía una consistencia parecida al agua, solo que con un color opaco —algo que extraño a Regulus, ya que cuando estaba en el caldero la consistencia era muy distinta al igual que el color—, llego hasta los labios de la menor, Regulus tuvo que moverla un poco para abrirlos y dejar que la poción entrara en su cavidad bucal.

Dejo que toda la porción la recorriera para alejar el frasco dejándolo a un lado, y observar que pasara por la garganta de su hermana, una vez hecho eso la volvió a recostar como al inicio.

La miro durante varios segundos, que le parecieron una eternidad, esperando que hiciera algo, algún movimiento o que despertara.

Pero, nada sucedió.

—Anired —llamo Regulus tomándola de la mano—...vamos despierta...

Seguía sin haber una respuesta, la movió varias veces y la respuesta era la misma.

No comprendía nada, estaba seguro que todo el proceso lo realizo de forma correcta, cada paso que George Sirius, Maxence y Anired le explicaron tantas veces, trataba de recapitular cada acción que hizo hace unos segundos, pero nada, no notaba el error.

La angustia aumento al escuchar un fuerte "crack", bajo la mirada y los pies de Anired eran cubiertos por una espesa capa de hielo que subía lentamente por las piernas de la menor que eran cubiertas por las calcetas del uniforme.

—¡Anired!

Llamo apuntando con la varita al hielo y lanzar una pequeña llama de fuego para deshacerlo, pero, por el contrario, aumento la velocidad cubriendo hasta las rodillas y el inicio de la falda.

—¡Maldita sea!

Soltaba varios maldiciones y malas palabras tratando de buscar una solución, incluso regreso a la mesa de trabajo buscando más ingredientes para hacer más poción de despertares, pero no eran suficientes.

—Nada que intentes te ayudara... si usas magia con el hielo, este se hará más grueso y podría dañarla...

El sonido de unos casquillos golpear el suelo lo hizo voltear al igual que la voz calmada y masculina.

Observo al joven rubio y de ojos extremadamente azules que lo veían con toda la tranquilidad posible, como si su hermana no estuviera a punto de ser congelada, bajo la mirada viendo la mitad de cuerpo con forma de un caballo completamente blanco.

—Firenze—murmuro reconociendo al centauro—...por favor, es mi hermana, la conoces, las veces que se ha colado al bosque prohibido te llevo galletas...

Claro que lo conocía, Firenze, era un centauro que a diferencia de los demás resultaba agradable, aunque algunas veces los hacia regresar del bosque prohibido cuando se metían en busca de alguna aventura, incluso sabía que hace años fue profesor de adivinación en Hogwarts, también en varias ocasiones le explico sobre la adivinación del futuro leyendo las estrellas y le resultaba demasiado integrante platicar con él sobre adivinación.

—Lo sé, John —asintió suavemente—, pero no puedo hacer nada, las reglas de esta prueba son claras, si fallabas con esa poción solo un acto de amor desinteresado podrá salvarla...

—¿Qué? ¡Pero, es mi hermana! ¡La amo desinteresadamente! —exclamo apretando la varita con enojo, el centauro se detuvo entre él y el ataúd donde se encontraba la menor—...... ¡Déjame intentar algo!

Firenze negó moviendo un extraño y gran palo entre sus manos, era tan grande que rosaba el piso produciendo un estresante chirrido que molestaba los oídos del Black-Weasley provocándola una pequeña jaqueca que se hacía cada vez más insoportable.

—¿Seguro que no tienes ningún interés de por medio? —cuestiono alzando las cejas con una mirada llena de acusación, Regulus lo observo sin entender a que se refería — ¿O qué tal el gran interés que tienes por quedar en primer lugar en esta prueba y en el torneo? Sabes muy bien, que no le pasara nada... conoces en lo que consistieron las pruebas pasadas y que tu hermana no saldrá herida, aunque la dejes aquí, pero si no regresas con ella quedaras descalificado...

—¡No me interesa eso! ¡Solo quiero a mi hermana conmigo!

Gruño, aunque el centauro no mentía, sabía muy bien que si la dejaba ahí el hielo no la afectaría y que una vez que la prueba llegara a su fin la dejarían salir sin ningún daño.

Sin embargo, si no la llevaba con él, quedaría descalificado del torneo.

—¿Y qué hay del interés que tienes por obtener la gloria eterna? Tener el cáliz en la mano te la otorgaría, incluso, dejarías de ser solo un apellido. También le demostrarías a esa chica rubia que tendrá gloria a tu lado...Regulus —Firenze golpeo el piso con los casquillos de sus patas delanteras—...no actúes como si no tuvieras intereses de por medio, porque eres un pésimo mentiroso.

—¡Solo quítate de en medio, Firenze! ¡O no dudare en atacarte!

Amenazo apuntándolo con la varita.

—Regulus John, deberías de ser más honesto contigo mismo, así no lograras terminar esta prueba.

El dolor en la cabeza del azabache no era de ayuda y mucho menos la voz del centauro.

Amaba a su hermana, quería recuperarla...pero, también deseaba ganar el torneo y si no lograba quitar de en medio al centauro no lo lograría.

Apretó su varita, si seguía aplicando esa fuerza no tardaría en romperla, pero no le importo y la movió dispuesto a atacar a Firenze, lamentablemente el centauro fue más rápido golpeando el palo contra el suelo provocando una extraña onda que hizo que Regulus volara unos cuantos metros y golpeara contra la pared detrás de él.

Regulus se quejó adolorido, las quemadas en la espalda golpearon de lleno contra el muro y sintió un líquido caliente que estaba seguro que se trataba de sangre.

—¿Regulus?

Se obligó a abrir los ojos y voltear a la derecha donde distinguió a Deyan que era acompañado por una mujer.

—¿Deyan? —murmuro poniéndose de pie de forma tambaleante, se agacho y le dolió demasiado, era como si su piel quemada se desgarrara con cada movimiento, tomo la varita del suelo y volvió a ver al castaño, de repente una idea por recorrió su cabeza — ¡Deyan!

Nunca estuvo tan feliz de verlo, quizá tenia daño cerebral por tantos golpes y fuego que recibió ese día, pero no tenía otra opción que obligarse a creer que Deyan quería a su hermana.

Se animaba diciéndose que, si eran novios, era por algo.

Pero, no terminaba de creérselo y más al notar a quien estaba a su lado...

Stella Domerling, la amiga de Hannah.

No entendía porque la salvo a ella, se supone que era a la persona más importante que tuviera.

¿Por qué no a su amigo, Lorenzo o incluso a uno de sus padres?

¿Por qué esa chica? ¿Por qué no su hermana?

Stella lo miro con molestia y desvió el rostro susurrándole a Deyan que ya debían de irse si quería ganar la prueba.

—Regulus, tengo que irme...

Informo Deyan sin atreverse a ver el ataúd de cristal que ya era cubierto por una capa de hielo, Firenze se mantenía en silencio viendo al Granger-Krum, analizándolo por varios segundos y no evito alzar las comisuras al darse cuenta de algunas cosas.

—¡Ayúdame! ¡Eres novio de Anired, tú deberías de poder sacarla de ahí! —pidió viéndolo fijamente, sabía que no resistiría mucho tiempo antes de que su cuerpo sucumbiera al cansancio y dolor que albergaba—...solo tienes que hacer algo...pasa a Firenze, lo que sea...

—Deyan...quedan quince minutos...

Informo Stella apretando el brazo del más alto, Deyan volvió la mirada al ataúd y chasqueo la lengua.

¿Así que ahí se encontraba la verdadera Anired?

Quería poner los ojos en blanco al darse cuenta que perdía tiempo tratando de hacer una estupidez, no creía que Regulus fuera tan idiota como para ni siquiera poder hacer una estúpida poción.

—No me tomara mucho tiempo.

Informo soltándose del agarre de Domerling, si no hacía nada, Regulus se daría cuenta que Anired no le importaba en esos momentos, lo único que quería era salir de ahí para obtener el primer lugar en la prueba.

A paso decidido camino hacia el ataúd, nadie sabía sus verdaderas intenciones, así que era evidente que ese tonto centauro que lo hacía perder tiempo lo dejaría pasar, no le agradaba la idea de ayudar al Black-Weasley y menos el no saber si la chica D'Acanto ya habría terminado con la prueba.

Antes de siquiera llegar al atado de cristal, el palo que cargaba Firenze le detuvo evitando que diera un paso más.

—¿Qué? ¿A caso no puedo acercarme a ella?

La mirada azul de Firenze era brillosa y afilada, odiaba a las personas como ese chico.

—¿Tú? ¿Realmente te crees digno de intentarlo? —hizo una pausa, Regulus lo observo con curiosidad ante lo que decía—...eres la persona con más interés de por medio ¿un acto de amor desinteresado? Es algo que ni en un millón de años harías.

—¡Tú no me conoces! —gruñó Deyan buscando la varita en su bolsillo— ¡No sabes lo que dices, quítate de mi camino!

—Es una lástima que alguien como tú sea hijo de Hermione Granger —los ojos del menor reflejaron un enorme odio hacia la criatura frente a él—...sin duda estaría demasiado decepcionada si conociera como eres realmente...

—¡Desmaius!

Conjuro, pero en lugar de atacarlo, Deyan salió volando al igual que Regulus nuevamente y Stella.

—Dejen de perder el tiempo y es mejor que se vayan.

Stella soltó un chillido de dolor, y Deyan se tomó varios segundos recuperando la orientación.

—¡Regulus!

El azabache acepto las manos que lo ayudaban a pararse.

—Estas sangrando, que asco...

Observo a los gemelos rubios que lo ayudaron, Maxence se encontraba completamente pálido y parecía cansado, mientras el rostro de Amalie era adornado por varios rasguños y parte de la sudadera que usaba estaba chamuscada al igual que unos mechones de su claro cabello.

—Gracias por notarlo, Maxence —comento con sarcasmo aceptando la varita que le extendía Lie—...gracias.

—¿Qué demonios hacen? ¡La prueba está por terminar!

Comento Amalie viendo a Deyan que se ponía de pie encarando al centauro nuevamente.

—¿Y qué piensas hacer? ¿Dejar que Anired se congele hasta que se muera?

Cuestiono a Firenze apretando la varita con fuerza, Stella lo seguía pidiendo que ya se fueran de ahí. Deyan quería terminar con esa criatura de una vez por todas.

¿Quién se creía para hablarle de esa forma?

—Lo que pase o no pase, no es tu problema...es mejor que se vayan de aquí —la calma que caracterizaba a Firenze molestaba a todos, observo el cielo nublado sobre ellos hablando con voz anhelante—: las estrellas nunca se equivocan, los actos de amor desinteresado existen y pueden salvar a aquellos que lo necesitan...

—El hielo congelará su corazón —rezongo Deyan fingiendo preocupación—...morirá...

—Esperemos que su velorio sea hermoso...

Comento Firenze si moverse ni un milímetro.

Maxence se quedó helado comprendiendo que Anired aún seguía en ese ataúd, recordaba que antes de la prueba, cuando los directores los mandaron a llamar, madame Dubois le explico que nada malo le pasaría si Amalie completaba la prueba al pie de la letra, pero si no una capa de hielo los cubriría. Nunca dijo si aquello fuera mortal o no. Pero, el búlgaro tenía razón, el hielo congelaría el corazón azabache.

—¡Esto es una mierda! —Regulus se acercó a grandes zancadas—...solo apártate de mi camino.

Firenze lo miro con cansancio negando varias veces moviendo la cabeza, vio a Amalie y a Deyan sucesivamente.

—Váyanse o Regulus no será el único que pierda la prueba.

—¿Ni siquiera pudiste hacer la puta poción bien? —exploto Maxence viendo a Regulus, reflejaba el enojo en la mirada y su cuerpo estaba tenso— ¡Practicamos miles de veces esa estupidez! ¡Solo debías que salvarla!

Amalie tenía un debate interno si irse o quedarse para ayudar a Regulus, Anired le agradaba demasiado y también sabía que, si algo le pasaba, George Sirius sufriría demasiado y ver esa expresión de desesperación en el azabache no ayudaba, se encontraba lleno de sangre y bastante golpeado, pero parecía decidido a hacer cualquier cosa por recuperar a Anired a pesar de discutir con Maxence, en cambio Deyan se encontraba muy molesto e incluso estaba dispuesto a irse en cualquier momento.

Pero, también quería ganar la prueba, estaba tan cerca de llegar a la tercera y a cómo iba tenía grandes posibilidades de ganar...

Todos sus pensamientos fueron dispersados al escuchar unos pasos alejarse rápidamente.

No pensaba bien, ni siquiera tenía un plan si el centauro lo atacaba y mucho menos una varita para intentar cualquier hechizo que le diera una ventaja.

¿Qué se suponía que hiciera?

¿Agarrarse a golpes con el centauro, que seguramente le ganaría en fuerza y salvajismo?

Era una estupidez, pero no podía quedarse sin hacer algo y dejar que Anired se congelara.

Como si una película antigua se reprodujera en su cabeza, las imágenes y el sonido tanto de la risa como de la voz de la menor se hizo presente, todas las veces que hacia alguna broma o cuando soltaba algún dato interesante sobre cualquier cosa, al igual que todos los apodos o insultos que le decía.

Eran sus recuerdos favoritos y los que más atesoraba desde que la conoció, y no quería que solo se quedara en eso, en recuerdos.

Para su sorpresa el centauro no intento nada en contra de él cuando paso a su lado, al acercarse al ataúd el frio se volvió demasiado notario, como si volviera a los jardines de Hogwarts en plena nevada.

Paso los largos dedos sobre la delgada capa de hielo, era tan fría que le quemo las yemas, pero el dolor desapareció al verla, ni siquiera se notaba que respiraba.

La frustración y el temor era tan fuerte que el corazón le latía y grandes ganas de vomitar se hicieron presentes.

Al parecer ese era el mal presentimiento que tenía.

Llevo las manos a sus bolsillos en búsqueda de algo que le sirviera para romper el hielo, escuchaba a Regulus y su hermana discutir con el centauro, mientras la fija y pesada mirada de Deyan que reflejaba odio estaba sobre él.

Después se disculparía con Amalie por hacerla perder tiempo, pero ni loco dejaría a Anired ahí.

Ni siquiera se le ocurrió algo mejor, solo la imagen de Anired dentro del ataúd incrementaba su desesperación y sin evitarlo el cuerpo actuó por sí solo.

Un fuerte "crack" inundo esa habitación causando que todos voltearan a ver el rubio,

—¡Maxence!

La voz preocupada de Amalie perforo los oídos de Max que la ignoro al igual que el dolor en todos sus nudillos, una pequeña grieta se formó en el cristal y lo volvió a golpear con el puño cerrado.

Pequeños trozos de hielo le rasgaban la piel tras cada golpe, los nudillos se le entumieron a ratos por la baja temperatura, pero sentía el líquido caliente recorrerle la piel del dorso de la mano, era sangre.

Sus mejillas eran salpicadas por las gotas de sangre provocadas por los trozos de hielo que le golpeaban el rostro, el hielo transparente se teñía de color carmesí.

El tiempo pasaba lento, por más que golpeaba no llegaba al final, daba grandes bocanadas de aire tratando de calmarse, incluso la visión era borrosa por las lágrimas que trataba de retener debido al enorme enojo y desespero, se sentía inútil por no poder hacer nada más.

—Scheiße— maldijo en alemán volviendo a golpear el hielo, al parecer Regulus y Amalie dejaron de discutir con Firenze pues todo estaba demasiado silencioso, solo escuchaba el sonido de su puño golpear contra el hielo y algo que trono, no sabía si fue alguno de sus nudillos o el cristal que iba cediendo—...mach dich verdammt noch mal auf...
(Puta mierda...rómpete de una puta vez)

Todos sus sentidos despertaron al escuchar crujir el muro de hielo y ver como se rompía, trato de atrapar los restos con las manos antes de que cayeran sobre el rostro de la Black-Weasley, pero al tocarlos se convirtieron en agua mezclada con sangre que salpicaron la pálida cara.

Escuchaba los gritos de Amalie, Regulus insultando a Deyan, al parecer ambos discutían. Estuvo tan concentrado en romper el hielo que entro en una especie de trance que no le permitió escuchar ni sentir dolor alguno, tal vez una descarga de adrenalina.

Sin perder más tiempo llevo la mano al rostro de Anired, tenía la piel completamente helada con gotas de sangre y sus labios no tenían ningún color, el cabello negro tenia pequeños restos de hielo

—Anired —llamo moviéndola con suavidad—...vamos despierta, Nugget...

Al ver que no obtenía ninguna respuesta la movió con más fuerza, pero nada, era como...si estuviera muerta.

Llevo la mano libre al delgado cuello, bajo el cuello de tortuga de la camisa y dirigió el dedo índice y medio al lado izquierdo buscando el pulso...pero, nada...no sentía nada.

El aire le hacía falta y la voz le temblaba cada que hablaba.

—Despierta, Anired...deja de bromear —murmuraba pasando el dedo pulgar sobre sus labios y volviéndola a mover—...por favor...responde...no puedes estar muerta... ¡Anired! no te quiero perder...despierta...

Pedía una y otra vez, buscando algo que indicara que seguía viva, pero por más que la movía nada lo lograba.

No sabía que más hacer... ¿Qué clase de acto de amor tenía que hacer?

Y de pronto vino a su mente todos esos tontos cuentos de hadas y princesas que Amalie disfrutaba tanto de niña al igual que las películas que era obligado a ver una y otra vez por petición de su hermana y madre. En ellos siempre el príncipe despertaba a la princesa con...un beso.

Siempre creyó que eso era una estupidez, pero justo en esos momentos nada mejor le paso por la cabeza. Volvió a acariciar los carnosos labios de la chica y sin importarle quien los viera se inclinó.

—Más te vale que despiertes, Kleiner Hase... o juro que en tu epitafio pondré: "Era una tabla de planchar pervertida que leía porno"

Advirtió sin obtener respuesta y cerrar la distancia entre ambas bocas, fue un roce que duro varios segundos, sintió el sabor a hierro de su propia sangre que salpico los labios de Anired. Repitió la acción otras cuantas veces, a lo lejos escucho a Deyan enojado y los pasos alejarse, lo más probable es que se hubiera ido junto con la castaña castrosa que siempre molestaba a la Black-Weasley.

Se alejó unos centímetros acariciándole el rostro, sin querer esparció la sangre ensuciándola más.

—... ¿Max Steel?

La voz con tono suave y cansada se hizo presente, los ojos grises comenzaban a abrirse reflejando un tenue brillo, parpadeo por varios segundos acostumbrándose a la luz y comenzando a temblar por el frio.

—Nugget...si soy yo —el alivio provoco que su cuerpo se relaja sintiéndose más liviano, Anired trato de ponerse de pie, el hielo prácticamente era agua desde que Max rompió la parte de arriba a golpes, como si hubiera terminando con el hechizo de alguna manera —...espera, te ayudo.

—Tengo frio —hablo de manera apenas audible, le costaba moverse como si aún su cuerpo siguiera congelado—...y me cuesta moverme...

—Lo sé, pero lo importante es que despertaste...

Se acercó a ella haciendo que le rodeara el cuello con los brazos y pasando una mano bajo su espalda y la otra por detrás de sus rodillas, estaba completamente mojada, con cuidado la sacó de ese ataúd de cristal sin importarle mojarse o mancharse de sangre.

—Tu mano —murmuro viendo la mano que la sostenía del brazo izquierdo—...está llena de sangre, Max.

—Al igual que tu rostro —le sonrió con suavidad, ella paso los dedos sobre su rostro manchándose de sangre —...lo siento, no quería ensuciarte de sangre.

—¿Por qué estas sangrando tanto? ¿Te heriste?

Anired se pegó más al torso del rubio en busca de calor corporal, Maxence la apretó hacia él ignorando el dolor en su cuerpo y mano que aun sangraba, lo único que le importaba era sacarla de ahí.

—Max, Anired —Amalie se acercó a ellos con expresión de preocupación— ¿Están bien?

Regulus paso a lado del centauro escuchando las voces de los demás, su hermana lucia completamente cansada y algo enfermiza, debía de apurarse a llevarla al ala del hospital.

—Regulus —llamo Firenze—...aún quedan diez minutos, es mejor que se apuren —comento viendo al azabache que solo asintió con una mueca—...espero que tu hermana abra los ojos antes de que sea muy tarde...

—Nos vemos.

Sabía que no debía de estar enojado con Firenze, solo cumplía con su trabajo a pesar de hacerlo enojar, y también comprendió lo que dijo.

Deyan no la quería como decía hacerlo, ni siquiera intento algo más por sacarla de ahí y a la buena de primeras salió sin siquiera preocuparse por la seguridad de Anired, en cambio al D'Acanto ni siquiera le importo su propia seguridad para sacarla de ese ataúd a toda costa.

—¿Cómo estás?

Cuestiono deteniéndose frente a Anired que se hallaba en los brazos de Max escondiendo el rostro contra el pecho de este.

—Como si me hubiera convertido en una paleta de hielo.

—Tonta—se alegró a escucharla bromear y vio a Amalie—...quedan menos de diez minutos, aun puedes llegar.

Lie volteo a ver a su hermano que parecía no querer soltar a la menor por nada del mundo, ambos ojos azules se conectaron y Maxence parecía dudar.

—No...no creo que pueda caminar...está muy débil.

Anired alzo el rostro y lo vio negando.

—No soy tan frágil como crees —riño ganándose una mala mirada de los dos varones—...que casi terminara congelada no tiene nada que ver...estaré bien, Golden —le prometió al rubio—...anda bájame, Amalie aún tiene que llegar.

—Yo la cargo, dámela —pidió Regulus, Maxence soltó un bufido—...ya dámela, es mi hermana, ya la tocaste mucho.

De muy mala gana D'Acanto la paso a brazos del azabache, Anired le sonrió cuando se quitó la sudadera que llevaba puesta y se la entrego.

—Te veo en un rato.

Murmuro ayudándole a ponérsela, Regulus desviaba la mirada algo incómodo por esa situación.

—Te veo en un rato...

Maxence asintió, Amalie se despidió de los dos Black-Weasley para alejarse y salir de ese lugar.

—Lo siento —hablo Regulus caminando con ella—...yo debía sacarte de ahí, y ni siquiera pude hacer esa tonta poción para salvarte...

—Si no te apuras no llegaremos, anciano —llevo las manos hasta el gorro de la sudadera para ponérselo y sonreír al sentir ese aroma fresco mezclado con tabaco que tanto caracterizaba a Max, últimamente lo asociaba mucho con el invierno—...estoy bien ¿sí? Entiendo que te equivocaste, estas nervioso y estresado, aun así, gracias por intentarlo.

—Debes de agradecerle a Maxence y no a mí, él fue el que te saco.

—¿Cómo lo hizo? ¿Eso no iba en contra de las reglas?

Comento llena de curiosidad, Regulus arrugo el rostro al ver las manchas de sangre en la cara de su hermana.

—No...bueno, la regla decía que, si no funcionaba la poción, solo un acto de amor desinteresado te salvaría —se mordió el interior de labio comprendiendo todo—...Maxence rompió el hielo que te cubría para sacarte de ahí...

Dudaba en decirle que la beso, aunque tal vez Deyan se lo diría después.

—¿Cómo lo rompió? ¿Por eso se lastimo la mano?

El azabache mayor asintió atravesando la puerta abierta.

—Lo romipo...a puñetazos, no tenía ninguna varita o algo.

Anired procesaba las palabras que decía su hermano...¿Amor desinteresado?...desde que estaba con Deyan, él siempre obtenía algo ante cualquier gesto...si era lindo esperaba que ella fuera el doble de amorosa, si iban a alguna cita, ella tenía que ir a sus entrenamientos o soportar comer con sus amigas, en algunas ocasiones terminaba pagando ya que Deyan "olvidaba la cartera", no le importaba pagar, pero era demasiado común a veces ni siquiera llevaba para lo de él, por lo regular siempre era hacer con Deyan lo que él quería y no lo que ella quería hacer, algunas veces la trataba de orillar a tener sexo solo porque le invitaba algunos dulces o compraba cualquier cosa que vieran en Hogsmeade o en otro lugar, pasara lo que pasara siempre debía de obtener algo.

En cambio, con Maxence las cosas eran distintas, él era así, hacia cualquier cosa sin esperar algo a cambio, cuando pasaba demasiadas horas en la biblioteca estudiando para sus Timos, D'Acanto llegaba con algún dulce o comida del gran comedor y la obligaba a dejar de estudiar para que se distrajera en otra cosa, cuando salían con Scorpius, el mayor siempre ponía como prioridad lo que ella quería...todo lo contrario a Deyan.

—Anired —llamó Regulus—... ¿acaso te estas enamorando de Maxence?

Regulus recordaba los cuentos infantiles y las películas, estaba seguro que si Anired no sintiera algo por el rubio él no la habría podido despertar, aunque claro a lo mejor y no se basaba en la fuente más confiable del mundo.

—¿Qué? —lo vio de forma incrédula para mover los ojos de forma nerviosa y hablar apuradamente—...yo...Deyan es mi novio...

La verdad es que ni ella misma se sentía segura sobre sus sentimientos por Deyan, pero cada que estaba cerca de Maxence un aura de comodidad se formaba entre ellos, tanto que pasaba más tiempo con él que con su mismo novio.

—¿Y eso qué tiene? —el bullicio y los gritos se hicieron presentes, al parecer al final de todo logro completar la tercera prueba antes de que el tiempo llegara a su final—...puedes tener novio y que te guste alguien más.

Anired se sumió en sus pensamientos sin dar una respuesta, porque no la tenía, no estaba segura de nada.

—¡Regulus! ¡Geori!

George Sirius fue el primero en acercarse a ayudar a sus hermanos, Regulus se encontraba demasiado herido y Anired tosía a ratos sin dejar de temblar.

—No me fue tan bien...

Comento Regulus dejando que George cargara a Anired, la cual se aferró a su cuello.

—Si...eso vimos—murmuró señalando una enorme bola de cristal que flotaba en medio del campo de Quidditch dando una buena visión de todo lo que sucedió en la prueba—...pusiste un colmillo de serpiente de más en la poción, eran seis no siete—explico el error del azabache, el sanador Tarner le hizo una seña para que se acercara a una cama vacía y un banco a lado de los demás competidores que eran curados de sus heridas —...también—bajo la voz susurrándole a Regulus en su idioma inventado para que la azabache no entendiera—...que Deyan no salvo a Nired y fue Maxence...todos están murmurando sobre eso, la tía Mione está demasiado avergonzada porque Deyan a la de primeras huyo y papá y Viktor casi se pelean...

—¿Pelearse?

Cuestiono en el mismo idioma siguiendo al mayor.

—Si...Viktor y Lyubomir comenzaron a alardear porque Deyan quedo en primer lugar, Hermione le pidió a Viktor que dejara de hacerlo ya que papá y mamá estaban a lado de ellos y demasiado preocupados. A papá no le pareció que Deyan no intentara nada por ayudar a Geori...Viktor y él comenzaron a discutir y si no hubiera sido por el tío George, la tía Lys y mamá se habrían agarrado a golpes...ah, y también el tío Jerome casi golpea a Deyan y estuvo a nada de interrumpir en la prueba.

Regulus soltó un suspiro notando la enorme tensión entre los adultos que estaban a lado de los competidores, sin duda, las próximas reuniones en las que estuvieran invitados los Granger-Krum, serían muy incómodas.

[...]

—Está muy grande.

Dio un gran sorbo a la bebida caliente tratando de recuperar un poco más de su calor corporal.

—Tengo siete meses y medio, Nired...es normal que en los últimos meses crezca tanto —comento la castaña acariciándose el enorme vientre— ¿Cómo te sientes? ¿Aun tienes frio?

La menor negó, se encontraba en el ala del hospital acompañada de Mónica, mientras los competidores seguían en el campo de Quidditch al igual que la mayoría de sus familiares ya que esperaban las calificaciones de la prueba.

—Con la frazada y el té se está pasando —respondió con una pequeña sonrisa para pasar la mano sobre el vientre de Mon—...falta muy poquito para conocerlo o conocerla ¿Aún no saben qué será?

—Queremos que sea sorpresa —le dedico una cálida sonrisa acariciándole el cabello de forma cariñosa—, me alegro que no te pasara nada malo, ese chico fue muy valiente para romper el hielo a golpes y sacarte de ahí...

Anired recargo la cabeza en el hombro de Shacklebolt, era notable la unida y cariñosa relación que tenían ambas, la menor siempre la vio cómo su hermana mayor.

Mónica era demasiado cercana a la familia Black-Weasley, si bien al inicio Fred era algo celoso con respecto a que su hijo mayor tuviera novia, poco a poco se fue ganando el amor de todo, al igual que de los tres menores que los había visto crecer y estado en cada momento de ellos como en su primer día de escuela, pero con Anired era aún más unida, y era algo que le preocupaba, ya que su licencia de maternidad estaba por iniciar y no le agradaba dejarla sola en Hogwarts, quizá era debido a las hormonas del embarazo, pero se había vuelto más protectora con ella, tal vez porque la seguía viendo como una niña pequeña o porque notaba lo inocente que llegaba a ser en algunas ocasiones y temía que Deyan —él cual últimamente estaba demostrando no ser tan buen novio como creían—, se aprovechara de eso.

—Ya quiero que el bollo nazca, espero sea niña —sonreía al sentir los pequeños movimientos del bebé que pronto nacería—...si, Max suele ser valiente...a veces parece que nada lo asusta. Tal vez la ropa de chico rudo le de poder.

—¿Max? —enarco la ceja viéndola acusadoramente—...en navidad lo llamabas rubio idiota o Maxence...no Max... ¿Desde cuándo son tan unidos?

—Es como un Golden Retriever, demasiado molesto y encimoso en ocasiones...pero, una vez que te acostumbras es agradable...

Mónica sonreía escuchando lo que ella decía, no le desagradaba el chico D'Acanto, el día de la cena fue demasiado callado, pero notaba como se divertía molestando a Anired en cualquier ocasión, cosa que la Black-Weasley devolvía.

—No te haría mal adoptar un Golden, son buenas mascotas.

Anired soltó una pequeña risa, la cual fue disminuyendo al ver a un castaño entrar.

—Nir...Hola, Mon.

—Hola, Deyan—Mónica sonrió falsamente mientras Anired se sentaba de forma recta—, iré a ver si Louis ya viene.

Informo poniéndose de pie, Anired asintió y la mayor salió dejándolos solos.

—Quede en primer lugar —hablo de forma orgullosa—...obtuve una calificación de nueve punto cinco —alardeo con una sonrisa enorme—, iremos a celebrar con mis padres, también estarán algunos conocidos del ministerio e incluso el profeta, así que arréglate que nos iremos en menos de una hora.

—Deyan —llamo Nired sin expresión en el rostro, sus cejas estaban fruncidas y tenía una extraña mirada que el mayor no podía descifrar—...no voy a ir, aún tengo que guardar reposo.

—Por Merlín, Anired, solo fue un poco de hielo.

Anired coloco los ojos en blanco.

—¡Casi quedo congelada! —tal vez estaba siendo un poco dramática ya que sabía que nada le pasaría, pero odiaba que a Deyan parecía no importarle— ¡Si no hubiera sido por que Maxence rompió el hielo, habría quedado congelada!

—¡Si, actuó como un desquiciado rompiendo el hielo a puñetazos! ¡Parece un maldito salvaje! —escupió con odio—... ¿no te das cuenta? ¡En lugar del hielo a la próxima podrías ser tú, Anired!

—¡Al menos el hizo algo por sacarme! —respondió con enojo, Deyan la observo por unos segundos, nunca había usado ese tono y menos esa expresión en contra de él, parecía completamente enojada— ¡Tú solo te fuiste de ahí sin importarte si estaba bien o no!

—¡Sabia que nada te iba a pasar! ¡Tenía que ganar la maldita prueba! —paso la mano entre su cabello—...deja de comportarte como una niña mimada, Anired...no todo gira en torno de ti...

La azabache bajo la mirada hasta sus manos que tenía sobre el regazo, se mordió el labio con fuerza tratando de no terminar gritando.

Deyan al verla no evito sonreír para hablar

—: Te veo en media hora en la entrada del castillo, arréglate y trata de no verte tan pálida y ojerosa como de costumbre.

El tono de orden hizo que Anired perdiera el control de sus propias palabras para soltar de golpe

—: Terminamos.

Deyan que ya se había puesto de pie, dirigió la mirada a la menor topándose con los ojos grises llenos de seguridad, esa vez no había ningún rastro de lágrimas o de duda.

—¿Qué acabas de decir?

—Que terminamos, ya no quiero ser tu novia, Deyan —le mantuvo la mirada, Deyan fue el que la aparto por lo profunda que era—...no quiero continuar con esta relación, ya no es lo mismo que antes —interrumpió al castaño que estaba por hablar—, dices que vas a cambiar, que todo volverá a ser como antes, pero solo son mentiras, no haces nada por intentarlo, yo soy la que tengo que poner todo de mí, dices que me amas, pero solo lo haces cuando cumplo con tus caprichos...esto no da para más.

—Anired... ¿Lo haces por ese idiota? ¿Te enamoraste del rubio?

Deyan tenía una expresión de fingido desespero, Anired solo se centraba en verlo a los ojos para no sentirse mal.

—No, de hecho, tenía planeado hacerlo tal vez mañana, quería que participaras en la prueba y después de ella decírtelo —suspiro negando con suavidad—...esto no está funcionando...Maxence no tiene nada que ver, ni lo rumores, ni nada...

—Anired, sabes que te amo —recurrió a esas palabras que últimamente funcionaban—, no...no quiero que esto termine. Hemos estado destinados, prometimos que nos casaríamos una vez que me graduara del colegio ¿recuerdas? Desde niño es lo que siempre soñamos...

—Pero...ya no somos unos niños, Deyan...las cosas no serían como antes, y ambos lo sabemos—se estaba esforzando para que su sentimentalismo no ganara ni hacerle caso a esa pequeña punzada de dolor por saber que estaba hiriendo a Deyan —...es mejor que terminemos.

Deyan trataba de pensar lo más rápido que podía, pero era imposible, Anired esta vez parecía no caer con ninguna frase o palabra, tampoco a sus expresiones llenas de dolor y desconsuelo.

Como si eso no fuera suficiente, la puerta se abrió dejando ver a los futuros padres.

—¿Interrumpimos algo?

Cuestiono Louis dándose cuenta de la tensión entre ambos adolescentes, Deyan parecía lastimado, mientras Anired tenía una expresión seria.

—Nada —respondió Anired viendo a su hermano y sonriéndole—, de hecho, Deyan ya se iba, sus padres lo están esperando.

Deyan no dijo nada para salir de ahí sin siquiera despedirse.

—¿Discutieron?

Mon se sentó a lado de Anired, últimamente se cansaba demasiado y no podía estar mucho tiempo de pie, Louis se acercó sentándose al otro lado dela menor para abrazarla.

—No exactamente —recargo la cabeza en el pecho de su hermano—...acabamos de terminar.

No negaría que al decir esa última oración se sintió demasiado bien, libre como si fuera un pequeño pájaro al cual lo dejaban escapar de una pequeña jaula.

Era como quitarse un peso de encima, y lo mejor es que no tenía ni un poco de arrepentimiento.

—¿Estas triste? —Louis le acaricio el cabello temiendo que su hermana se sintiera mal—...si quieres llorar, estoy...

—Estoy bien, Lolo —le dedico una pequeña sonrisa—...yo fui la que quise terminar, no es como que este triste o parecido.

Mónica y Louis no evitaron intercambiar unas pequeñas sonrisas debido a eso, se alegraban que por fin la menor dejara esa relación, seguramente todos se pondrían felices al enterarse.

[..]

Amalie jugaba con la servilleta que descansaba sobre sus piernas escuchando las múltiples voces de los adultos y adolescentes en la mesa, paseaba por algunos momentos los ojos en la carta frente a ella sin saber que ordenar, ni siquiera tenía hambre debido a los nervios.

Y al parecer no era la única que se encontraba en ese estado.

Maxence golpeteaba la mesa una y otra vez con los dedos, produciendo un sonido desesperante y movía la rodilla izquierda tratando de liberar la ansiedad que lo golpeaba en esos momentos, ni siquiera podía fumar para calmarse los nervios.

Por su parte, Itziar observaba a las personas una y otra vez, deseando no haber aceptado la invitación de James Potter a cenar, y no es que no quisiera salir con él, solo que no pensó que estaría toda su familia, incluido tíos y muchos primos.

—¿Con qué James Potter?

Comento la rubia tratando de poner atención en su pelirroja amiga, buscando una forma de distraerse, se llevaba bien con todos los partícipes en esa cena, pero le aterraba que estarían los padres de George Sirius, temía hacer algo mal y causar una mala impresión, más al no saber cómo comportarse con el pelirrojo, si como lo hacían en el colegio o solo como amigos, no hablaron del tema y después de la prueba solo comentaron su estado de salud y heridas que tenía para que el Black-Weasley fuera con sus hermano.

—El día del baile, Scorpius me lo presento, bailamos y platicamos casi toda la noche —Amalie sabia un poco sobre con quien estaba saliendo Itziar, más nunca imagino que ya fuera algo serio como para conocer a los padres del Potter—, tuvimos química y comenzamos a salir, aunque eso ya lo sabias —soltó un suspiro sintiendo la intensa mirada marrón del Potter que conversaba con Ginny Potter, su madre—, solo que no pensé que conocería a toda su familia tan pronto, crei que era algo...menos formal.

—A como vas, regresaras a Francia ya casada —se burló Maxence con una sonrisa socarrona—, al menos es un Potter, de seguro que a tus padres les agrada.

Itziar puso los ojos en blanco ante el comentario del rubio, antes de poder decir algo más dos voces masculinas los interrumpieron, Maxence alzo el rostro topándose con el Director del Departamento de Seguridad Mágica del Ministerio Británico: Jerome Delacour.

—Buenas noches —saludo el moreno con una sonrisa amigable, tenía un rostro pálido demostrando lo enfermo que estaba.

—Buenas noches.

Respondieron los menores al unísono, el rubio le sonrió cosa que Amalie e Itziar devolvieron, pero Max no.

—Hola—saludo de manera informal y los presento de inmediato—: ellos son Amalie y Maxence D'Acanto, son amigos de mis sobrinos...y ella...no la conozco.

Le ofreció una mirada de disculpa a la pelirroja.

—Es mi amiga y compañera de ambos del colegio, Itziar Arwen...Itziar, él es Lyssandre Delacour, el Director de Seguridad Mágica.

Los presento rápidamente.

—Un gusto—Jerome sentía la mirada de Maxence, no lograba descifrar lo que significaba, aunque parecía no agradarle—, él es el Ministro del Ministerio Británico: Kingsley Shacklebolt.

—Mucho gusto...

—¿No la ministra es la señora Black-Weasley?

Cuestiono Maxence con el ceño fruncido.

—Es la ministra provisional, aunque espero que pronto se vuelva la ministra oficial —explico Kingsley para ver a Jerome y comentar—: esa mujer debería de ser tan testadura...

—Es parte de su encanto —se encogió de hombros viendo a los dos rubios — ¿Cómo siguen? Ambos terminaron heridos en la segunda prueba.

—Solo tuve unas cuantas quemaduras de segundo grado —explico Amalie, ciertamente no salió tan herida—, tengo que usar unos cuantos ungüentos y pronto volveré a estar bien, nada grave.

—Me alegro, enfrentarse a un dragón es algo muy peligroso, lo bueno que fuiste demasiado astuta como para transformar una piedra en una oveja.

Amalie sonrió sintiéndose alagada por el comentario del rubio mayor.

—La verdad pensé que no funcionaria, estaba tan nerviosa que temía hacer mal el hechizo.

—Yo vi que lo hiciste muy bien, debes de ser muy buena en transformaciones.

Amalie no entendía porque se sentía demasiado cómoda con que él la felicitara por su desempeño, era como cada que su madre veía sus calificaciones y la felicitara por no tener mal promedio.

—Si...eso creo.

Jerome vio la mano derecha de Maxence que estaba vendada.

—¿Cómo sigue tu mano?

El rubio menor lo vio de arriba abajo con una expresión de molestia, no le gustaba la sensación que le provocaba tenerlo enfrente ya que siempre que lo veía le daban ganas de vomitar por la enorme ansiedad al darse cuenta del parecido entre ambos, y más al saber que él y su madre se conocieron años atrás.

—Podría ser peor.

Mascullo tomando la copa de vidrio y darle un trago al agua que contenía, Jerome arrugo el entrecejo, era demasiado difícil hablar con él, todo lo contrario, a Amalie.

—Fue interesante ver como rompías el hielo a golpes —comento siguiendo los movimientos de D'Acanto—, no sabía que Anired y tú fueran tan unidos.

Max dejo la copa en la mesa y enarco la ceja, golpeando el interior de su mejilla izquierda con la lengua.

—¿Y qué? ¿Tiene algo de malo que sea unido con Anired?

Respondió a la defensiva, le molestaba de sobre manera que todos mostraran sorpresa cada que se daban cuenta que de alguna manera era cercano a la azabache, como si fuera algo imposible de creer.

—No dije eso —Jerome trataba de mantener la sonrisa amable que mostraba ante ellos y no demostrar que comenzaba a sacarlo de sus casillas, a veces olvidaba lo difícil que era tratar con adolescentes —...solo que...creí que no se llevaban tan bien, ya sabes, en la cena de navidad parecían discutir demasiado.

Amalie golpeo con el codo a Maxence dándose cuenta de su actitud defensiva y mal tono que usaba con el mayor, ya que no notaba nada malo en lo que el Delacour decía.

—Así nos llevamos —contesto de forma tajante lanzándole una mala mirada a su gemela que lo observaba como si quisiera reprenderlo—...Nugget y yo siempre nos molestamos.

—¿Nugget? —Jerome lo vio con curiosidad—, supongo que es algo entre ustedes dos.

Maxence trataba de contener para no responderle que se fuera de ahí y dejara de tratar de hacerle conversación, porque lamentablemente sabía que la azabache era demasiado unida a Jerome Delacour, y si se enteraba que fue grosero con él, ella se enojaría.

Max agradeció a todos los Dioses cuando la voz de Regulus John interrumpió esa estúpida platica que no llegaba a ningún lado, solo lograba molestarlo de sobre manera.

—¡Tío! —Regulus sonrió saludando con un pequeño abrazo a Jerome, cosa que fue devuelta —...pensé que llegarías más tarde...

—Vine una vez que Kingsley llego.

Explico señalando al moreno que descansaba en una silla frente a los dos rubios y la pelirroja, Itziar no evito hacer una mueca al escuchar la voz del Black-Weasley y más al ver quien lo acompañaba.

—Ah, lo siento —se disculpó de inmediato con Shacklebolt—, no te vi, pero buenas noches, Kingsley, te vez menos enfermo que en vacaciones.

—Hola, muchacho —alzo la mano a forma de saludo—...me siento un poco mejor, ya sabes, descansar me ha venido bien...por cierto, fue muy buena tu forma de enfrentarte al Dragón, mira que poner en trance a una bestia como esa no es cosa fácil y menos a un Longhorn rumano, esas cosas parecen tener una gran manía de cornear a todo lo que se enfrentan.

Regulus sonrió de forma orgullosa ante ese alago.

—Sí, fue algo difícil, aunque me fue un poco mal con el final de la prueba —se encogió de hombros —, al menos obtuve un puntaje de siete, espero mejorar en la última prueba.

—Verás que sí, no esperamos menos del hijo de Anirak y Fred Black-Weasley, tienes esa chispa que ambos poseen—analizó el moreno—, sin duda, su digno hijo.

El azabache sonrió ante esas palabras, su orgullo y ego crecían cada que alguna persona destacaba el parecido que tenía con sus padres, ya fuera físicamente o alguna habilidad.

—Reggie —giro sobre sus talones al escuchar la femenina voz y sonrió respondiendo el abrazo de la rubia mayor, aunque se tuvo que inclinar unos centímetros—...por Merlín, estaba tan preocupada por ti, vi que terminaste demasiado herido...hace rato pude hablar con Nired, pero contigo fue imposible...

—Estoy bien, tía Lys, solo fueron unas cuantas quemaduras y una costilla rota —se encogió de hombros restándole importancia, al sonreír la gasa que portaba en la mejilla izquierda se arrugó—...hace rato ya casi no pude hablar más que con mamá y papá porque llegaron mis compañeros y quisieron celebrar que al menos no quede descalificado en la prueba —explico con rapidez—... ¿y el tío George? ¿Y Freddos y Zed?

—George fue con Zed y Freddos a la barra de postres —señalo la enorme mesada a algunos metros de ellos, desde esa distancia el Black-Weasley distinguió a un alto pelirrojo en compañía de dos rubios—...no tardarán en volver... ¿y tus padres? ¿Tus hermanos no van a venir?

—Louis y Mon se adelantaron así que llegaron antes —señalo a la pareja que platicaba con los Malfoy—... mamá y papá no tardarán en llegar, junto con George se quedaron esperando a que Anired estuviera lista, yo me adelante porque pase por alguien.

Lyssane enarco la ceja viendo con curiosidad a su sobrino.

—¿Trajiste a algún amigo?

—Deja te la presento...

Regulus se alejó unos minutos para ir por la chica que estaba distraída viendo a todos los meseros que iban de un lugar a otro, a los pocos segundos volvió con su tía llamando la atención de Jerome y Kingsley.

—Hannah—llamo a la rubia que puso atención sobre los mayores—...te presento a dos de mis tíos, Lyssane Weasley y Jerome Delacour —Hannah les sonrió abiertamente—...ella es Hannah MoongBlaxott-Blyley...la chica con la que estoy saliendo.

Regulus se notaba feliz, pero muy en el fondo se encontraba algo incómodo, era la misma situación que en el baile de navidad, Hannah parecía hacer todo los posible para ser el centro de atención algo que le resultaba molesto ya que todas las miradas terminaban sobre él, portaba unos tacones altísimos con los que hacia ruido cada que daba algún paso, aparte de un vestido de noche demasiado extravagante. Si bien el restaurante era algo formal, tampoco era para tanto.

—Mucho gusto.

Saludo Jerome de forma educada, Lyssane observo fijamente a la rubia, era demasiado extraño para ella, como si la hubiera conocido antes, tal vez por lo mucho que le recordaba a alguien, pero era imposible, esa persona llevaba más de diecisiete años muerta.

—El placer es todo mío—estrecho la mano de Delacour y procedió a hacer lo mismo con la ojiverde que parecía algo ensimismada—...mucho gusto, Regulus me ha contado mucho de toda su familia.

—El gusto es mío —respondió Lys de forma monótona estrechándole la mano para después de unos segundos sonreír—...si me disculpan tengo que ir a ver que todo esté en orden con mi esposo e hijos.

Se disculpó para ir a donde se encontraba George y sus dos hijos, Regulus procedió a presentar a Hannah con Kingsley y conversar un poco más para volver a la mesa y jalar la silla dejando que se sentara quedando frente a los D'Acanto e Itziar.

—Hola —les saludo Regulus ignorando por completo a Arwen, lo que menos quería hacer en esos momentos era discutir con ella, en cualquier momento llegarían sus padres y no se le antojaba que le llamaran la atención—...no sabía que iban a venir.

—Hola —Amalie le devolvió el saludo y le dedico una sonrisa fingida a Hannah que hizo lo mismo—...Scorpius nos invitó e...Itziar vino con James.

—Ah, ya...Scorpius sin duda tardara en regresa, veo que está platicando con sus padres y hermano —señalo a la familia de peli platas que conversaba con Louis, Mon e incluso los Potter se unieron a la conversación—...no sabía que James traería invitados.

James y Regulus no se llevaban para nada bien, solían discutir por cualquier cosa, especialmente porque el pelinegro mayor siempre resaltaba más que el menor, debido a la gran popularidad que tenía por su carisma y siempre portar artículos de broma de la tienda de la familia.

Hannah noto el entrecejo fruncido de Regulus, y cuando la mirada del Potter y del Black-Weasley se cruzaron ambos parecían no tolerarse.

—¿No te llevas bien con tu primo?

Cuestiono MoongBlaxott-Blyley acariciándole el brazo y recargándose de su hombro, Regulus tuvo que aguantar la sensación de ardor cuando toco un poco de su piel quemada que era cubierta por la camisa negra que usaba.

—No realmente —Regulus no sabía cómo alejarla sin hacerla sentir mal—...solemos tener diferencias cuando estamos juntos...

Ahora el azabache entendía el dicho de "Merlín los hace y ellos se juntan"; Itziar Arwen era igual de molesta y amargada que James Potter, no era novedad que estuvieran saliendo.

James Potter se acercó saludando a todos, pero se notaba la tensión entre los dos primos a pesar de esas sonrisas sarcásticas que mostraban, él Potter se sentó a lado de la pelirroja conversando con ella y en algunos momentos con los demás, Regulus prefería no entrometerse mucho en esa platica para no terminar discutiendo con él.

Amalie casi salta de su silla al escuchar como alguien le hablo al oído.

—Eres un tonto—se quejó girando para encarar al pelirrojo que sonreía con diversión acariciándole los hombros—, me espantaste.

—Así tendrás la conciencia, preciosa —se burló para robarle un corto beso sin importar que sus padres estuvieran a unos cuantos metros—...el blanco te queda muy bien.

Halago paseando la mirada en la blusa formal blanca que usaba la rubia dejando los tres primeros botones abiertos luciendo una fina cadena dorada que terminaba con un pequeño dije en forma de un ojo, haciendo juego con las arracadas doradas que adornaban sus orejas, el maquillaje era sutil con énfasis en resaltar el profundo azul de sus ojos.

—Gracias, veo que tú no pasas del negro —comento con gracia, casi siempre que andaba con ropa casual, los colores característicos eran el negro, rojo o puros oscuros, aunque al parecer Regulus John compartía el mismo gusto—...te queda bien.

—Ya sabes, le hago honor a mi apellido —le guiño el ojo y beso la mejilla para pararse recto y saludar a las demás personas presentes en la mesa—...copia barata.

Acuso a Regulus, ambos mellizos llevaban la misma camisa negra y pantalón oscuro.

—Tú te copiaste de mi —se defendió el menor—...aparte, se me ve mucho mejor a mí que a ti.

—Ya quisieras —le enseño la lengua junto con una mueca—, soy el mellizo más guapo.

—Claro que no, ese soy yo —Regulus le devolvió la misma mueca y saco la lengua de forma infantil para ver a sus padres que ya estaban frente a ellos—...mamá dile a George Sirius que yo soy el mellizo más guapo.

—¿Ya están discutiendo tan pronto?

Cuestiono la azabache que tomaba el brazo de su esposo con una sonrisa divertida al ver que siempre discutían por lo mismo, para ella, ambos eran igual de guapos.

George Sirius le lanzo un guiño a Amalie y se acercó a su madre para abrazarla como era costumbre.

—Reg no quiere aceptar que yo me lleve toda la belleza de la familia

—Porque no se llevó nada.

Respondió también parándose, Hannah no evito fruncir el ceño a ver que la dejaba sin decirle nada.

—Los dos se parecen a su padre, así que son igual de guapos.

Abrazo a sus dos hijos, luego de unos segundos los adolescentes saludaron a Fred de la misma manera intercambiando una pequeña conversación.

Regulus se acercó a Hannah diciéndole que fuera con él, la rubia sonrió poniéndose de pie y aceptando la mano que le ofrecía el más alto para guiarla con el matrimonio Black-Weasley.

—Mamá, papá...les quiero presentar a alguien —los dos mayores pusieron atención en el mellizo menor, George Sirius solo observaba todo atención, se llevó la mano hasta la sien izquierda para sobársela ya que una punzada de dolor comenzó a molestarlo—...les dije que estaba saliendo con una chica, es ella...se llama Hannah MoongBlaxott-Blyley...

—Hola, Regulus me conto mucho de ustedes.

—Si...hemos escuchado sobre ti —Fred le extendió la mano, sintiéndose algo incómodo con la presencia de la menor, cosa que era extraña ya que nunca antes le había pasado—...Fred Black-Weasley.

—Anirak Black-Weasley —después de que estrechara la mano con el pelirrojo, procedió con la azabache—, es un placer.

—El gusto es mío, he escuchado mucho sobre ti, Anirak.

Todos los que escuchaban la conversación voltearon a verla por la familiaridad con la que le hablo, por lo regular casi todos la usteaban al menos que ella pidiera que la tutearan, Anirak sonrió y asintió.

—Tienes un rostro muy familiar —analizo—...siento haberte conocido antes...

—Lo dudo mucho, vivo con mi tía en Bulgaria —sonrió con falsedad—, al menos que nos hayamos visto en la primera prueba, recuerdo que viniste a ver a Regulus, pero no nos topamos.

Tanto a George Sirius y a Regulus John comenzaba a molestarles ese extraño tono que usaba contra de su madre, algo que tampoco paso desapercibido por Lyssane y George que se acercaron viendo con curiosidad a la rubia.

—¿No vives con tus padres?

Hannah negó sonriendo sin despegar los labios, Regulus sintiendo el ambiente incomodo agradeció que la voz de su tía disipara la atención.

—Hannah, vamos a sentarnos.

Pidió tomándola de la muñeca para guiarla a la mesa.

—Tus padres son agradables.

Menciono tomando asiento y sonriendo con superioridad al ver a Amalie.

George Sirius le hizo una seña a Regulus para que fuera con él.

—Iré al sanitario—le explico Reg a su acompañante—, no tardo.

—Te espero aquí.

Antes de que el azabache pudiera alzarse, Hannah lo beso de manera intensa, Regulus solo lo correspondió por unos segundos para después alejarse e ir con su mellizo.

Amalie, Maxence e Itziar no evitaron intercambiar miradas por lo desagradable de la escena, que incluso se notó la incomodidad del Black-Weasley.

—Anirak y Fred son muy agradables—comento Hannah recargando su mentón sobre la palma de su mano—, ahora entiendo de dónde sacaron el carisma los mellizos.

—Mis tíos siempre son agradables —respondió el Potter que sujetaba la mano de la pelirroja de manera cariñosa—, parecías conocerlos, vi que le hablaste con mucha familiaridad a la tía Anir.

—Anirak brinda esa confianza...

—¿Anirak? es señora Black-Weasley para ti, Hannah, no hables de mi madre como si fueran intimas amigas.

Anired hizo acto de presencia en compañía de Zed y Alexander que veían con el mismo enojo a Hannah.

—Tú no sabes nada.

Respondió girando el rostro para verla y sintiéndose demasiado molesta y celosa por ver la ropa que llevaba la menor: un minivestido negro en terciopelo demasiado lindo a juego con unas medias de encaje, ese vestido que en vacaciones había visto y para el cual no le alcanzo debido a que la marca Miu Miu era extremadamente cara y su tía no le quiso brindar el dinero necesario para comprarlo.

¿Por qué Anired podía tener todo lo que ella deseaba? Hannah tenía que conformarse con ropa de segunda mano, o prendas que Stella le regalaba cuando no le gustaban.

—Al menos se cómo tratar a mis mayores...así que saca el nombre de mi madre de tu asquerosa boca.

Los ojos de la menor brillaban con enojo, sabía que su comportamiento estaba dejando mucho que desear en esos momentos, pero no podía controlarse y más escuchando ese tono de familiaridad que usaba Hannah con sus padres, como si ella fuera muy cercana a ellos o tan siquiera parte de su familia.

—Puedo hablarles con esa familiaridad, porque soy novia de Regulus...

Anired no evito reír para ver a Zed y Alex que habían cambiado sus rostros de enojo por unos llenos de diversión al igual que la azabache.

—¿Novia de Regulus? Hannah, que cómica eres —se burló ganando que la mayor tuviera el rostro rojo—...Regulus no tiene novias, solo eres la chica con la que sale mi hermano—explico y su mirada se cruzó con los brillantes ojos de Maxence que tenía una sonrisa de estar disfrutando de verla discutir con Hannah—...me imagino que has de pensar que eres su novia porque te presento con mis padres, pero, no eres la primera a la que conocemos...y ¿sabes qué? Regulus nunca formaliza nada, no es algo que me haga sentir orgullosa de él, pero tarde o temprano solo se aburrirá y te dejara—se encogió de hombros restándole importancia—, no pienses que vas a ser tú la que cambie al mujeriego que es, hoy estas aquí y en la próxima cena alguien más puede tener tu lugar.

Anired se reprendía interiormente por lo que acababa de decir, sabia lo mal que estaba que su hermano fuera de esa manera, y nunca en la vida había tratado a ninguna mujer con la que salía Regulus de esa forma, pero es que Hannah la hacía explotar, no la toleraba y estaba harta que ella en compañía de Stella siempre se estuvieran burlando o molestándola con cualquier cosa, aparte que cruzaron el limite cuando Hannah se burló de Stefan cuando sin querer derramo su jugo de calabaza en la hora del desayuno de ayer.

Hannah sabía que no podía atacarla en ese lugar que estaba lleno de los miembros de la familia de la Black-Weasley, y ante cualquier situación ella quedaría como la mala y Anired como la víctima, pudo notar las sonrisas burlonas de Alex, Zed y Maxence, Amalie solo la observaba sin expresión al igual que Itziar y James que veían todo en silencio, los adultos estaban tan alejados y sumidos en sus conversaciones que no les prestaban atención.

—Entiendo que estés celosa porque tu hermano este saliendo conmigo—coloco la mejor sonrisa que pudo y el tono de voz era dulce, como si hablara como una niña pequeña, notaba que eso hacia enojar de sobre manera a la azabache—, pero te prometo que nos llevaremos muy bien, Nired, podemos ser amigas, incluso podríamos jugar con esos muñecos que coleccionas...

El rostro de Anired cambio al saber que Hannah conocía su secreta colección, era extraño que lo supiera, solo las personas demasiado cercanas a ella...Regulus...definitivamente mataría a ese idiota por ser un boca floja.

Anired no respondió nada más cuando alguien la tomo del hombro.

—¿Pasa algo entre ustedes, niñas?

Los ojos grises reconocieron a su padre y sonrió para abrazarlo.

—Nada, papi, solo hablaba con Hannah —le sonrió ignorando a la rubia que se mantenía en silencio viendo la escena—...pensé que estabas platicando con los demás tíos...

—De hecho, venia a decirte si podías ir por Stefan, Kaira y Robert, están en la entrada esperando que los dejen pasar —explico acariciando el suave cabello de Nired—, será más fácil que encuentren la mesa a que si esperan que un mesero los atienda, hay mucha gente en este lugar.

—Si—vio a los dos varones que iban con ella a todos lados—...acompáñenme a la entrada...

—Si, vamos —Zed palmeo el hombro de su tío para seguir a Anired—, vamos, Alex, no te quedes atrás.

—Voy...

Respondió el peli plata chocando los puños con el pelirrojo mayor e ir tras los dos primos que platicaban sobre lo mal que les caía Hannah, de inmediato se unió a la conversación.

Fred le dedico una sonrisa educada a Hannah y paseo los ojos sobre todos los menores hasta toparse con el rubio que buscaba.

—Maxence...

Llamo jalando la silla que quedaba frente al menor, Lie e Itziar observaron con curiosidad a Max temiendo que se hubiera metido en algún problema con el señor Black-Weasley.

—Señor Black-Weasley, buenas noches.

Saludo con formalidad recapitulando mentalmente todo lo que hizo ese día, y si en algún momento ofendió al papá de Anired, incluso la idea de que el Delacour le contara sobre su comportamiento de hace rato se hizo presente.

¿Vendría a reprenderlo o a decirle que se alejara de Anired porque era una mala influencia para ella?

Temía mucho sobre la segunda opción, al parecer todos notaron lo unidos que eran últimamente y estaba muy seguro que vio como la saco del hielo durante la prueba.

—Quería hablar contigo—informo desabrochándose el saco para sentarse—... ¿Cómo sigue tu mano?

Max bajo la mirada a su mano derecha que descansaba sobre la mesa, el padre de Scorpius, que fue el sanador que lo atendió, le dijo que no hiciera ningún movimiento brusco, ya que se fracturo tres nudillos y la poco crece huesos actuaria durante el resto del día, sentía fuertes dolores cada que sus huesos se movían para unirse, así que no la movía para nada, Amalie lo ayudaba en todo y aun no sabía cómo cenaría sin tener que pedirle a su hermana que le cortara la comida.

—Mejor que hace rato, solo no tengo que moverla hasta que los huesos estén completamente sanos —explico con una diminuta sonrisa—, gracias por preguntar.

Fred asintió, mientras más veía a Maxence era como tener a Jerome frente a él, eran idénticos, quizá algunas facciones variaban, pero desde la manera de sentarse y la forma de los ojos era similar.

—Me sorprendió el ver que no te importo nada para romper ese hielo con tal de sacar a Anired, era algo que esperaba que hiciera...no sé, tal vez Deyan—dijo el ultimo nombre con una pequeña mueca, últimamente su desagrado por el menor crecía cada vez más—...así que quería darte las gracias por eso.

—¿Las gracias?

Cuestionaron Amalie y él al unísono, Fred rio suavemente, sus hijos y él junto con George tenían esa misma costumbre de hablar al mismo tiempo en algunas ocasiones.

El cuerpo de Maxence se relajó cuando dijo eso, esperaba cualquier cosa menos que le agradeciera, no sentía haber hecho la gran cosa, o al menos para él era evidente que haría cualquier cosa por ver a Anired a salvo.

—Sí, no quisiste irte hasta ver que mi hija estaba a salvo y también la sacaste del hielo...eso significa mucho para mi familia —hizo una pequeña pausa—, no cual quiera lo habría hecho, por eso quiero que tengas en cuenta que cualquier cosa que necesites puedes contar conmigo y mi esposa, sé que en algunas ocasiones enfrentarse a la sociedad mágica o a personas que sienten tener un alto poder resultar aterrador —hablaba desde su experiencia, cuando joven varias veces noto las injusticias que sufría su familia contra varios mortifagos que tenían un enorme poder e influencia en el Ministerio—...así que no dudes en recurrir a nosotros en cuanto lo necesites.

—Yo...gracias, señor Black-Weasley...aunque, no es necesario, yo habría salvado a Anired sin importar que.

—Llámame Fred, por favor, me haces sentir más viejo cada que me dices señor —Maxence asintió y no pudo evitar alzar la mirada y sonreír abiertamente al ver a la azabache menor que abrazaba por detrás a su padre, rodeándole el cuello con los brazos—... ¿Ya, Geori?

—Sí, papá, ya están en la mesa —le beso la mejilla de forma cariñosa — ¿De qué hablaban? ¿Tratabas de intimidar a Maxence? Déjame te digo que no se asusta fácilmente, es demasiado rudo para eso.

Max negó con suavidad y Anired le lanzo un guiño lleno de picardía.

—No trataba de intimidar a Maxence, solo me interesa conocer a tus amigos, ya sabes cosas de padre —Anired lo soltó cuando él le hizo la seña indicándole que se pondría de pie—, me imagino que te sentaras aquí ¿no? Regulus está a lado y supongo que George Sirius tomara esta silla —señalo la que quedaba a lado derecho.

—Sí, aquí me quedo, la otra parte de la mesa ya está completamente llena —Fred le acomodo la silla una vez que se sentó—, gracias, papá.

—Estaré con tu madre.

Se despidió de los demás adolescentes volviendo a donde estaba la Black-Weasley mayor. Anired vio a Maxence.

—¿Cómo sigue tu mano?

—Creo que necesitare una enfermera personal—comento con coquetería—...podrías ser tú.

Anired vio como la copa de Max ya estaba vacía, así que tomo la botella de vino y le sirvió, ella tomo una de las que no tenía dueño.

—Depende del pago —ambos se sonrieron, Max le agradeció en un murmuro—...pero, seré amable y te ayudare para que puedas cenar.

—Debo de pedir un deseo, eres demasiado amable para ser Nugget.

—Por cierto...gracias por lo de hace rato—Maxence siempre se quedaba en silencio cuando la mirada de Anired se suavizaba y brillaba luciendo un gris más claro, le resultaba una de las mejores imágenes que había visto, los ojos de la azabache eran sumamente expresivos y era fácil de leer cuando se sentía cómoda, feliz o triste, la mayoría del tiempo, el rubio sabia su estado de ánimo al verle los ojos—...ya sabes, por sacarme de ese tonto ataúd y evitar que terminara siendo una paleta de hielo.

—Si dejaba que te convirtieras en una paleta de hielo... ¿A quién le diría pecho plano?

—Idiota...deja de verme el pecho— riño, poniéndose roja al oír la risa de Amalie que al parecer escucho todo eso—...tu hermano es el pervertido, no yo...lo juro.

—No mientas...te recuerdo que conozco un pequeño secretito tuyo...tabla de planchar pervertida...

—No le hagas caso, sigue siendo un mocoso hormonal, al parecer aun no pasa la edad de la pubertad.

Se burló Lie ganando una mala mirada del D'Acanto menor.

—Dios, es horrible que se unan para molestar.

Ambas decidieron seguir molestándolo por unos cuantos minutos más, ver como Max se apenaba en algunos instantes o se quedaba sin palabras era de las escenas más divertidas.

A los pocos minutos los impostores volvieron y con eso dio inicio la cena, George Sirius se sentó frente a Amalie con la que hablaba a cada rato y coqueteaba un poco, seguido de Anired que ayudaba a Maxence a partir la carne mientras ambos compartían bromas y por ultimo Regulus a lado de Hannah.

En algunas ocasiones los mayores hablaban con Hannah para saber más de ella, obteniendo respuestas algo vagas, Regulus bajaba la mano apretando con cuidado la de Hannah dándole a entender que sus respuestas no eran concisas o no respondía lo que ellos querían saber cómo "sus sueños a futuros" o a "que planeaba dedicarse una vez que se graduara".

Había momento en los que Regulus se preguntaba porque estaba con ella, pero esos pensamientos eran desechados de inmediato cuando una punzada en el pecho se hacía presente y era como si al ver a Hannah cayera completamente enamorado, sin encontrar nada malo, solo la veía como la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra, y estaba dispuesto a cumplir cada capricho que ella quisiera.

—Regulus —la voz de su madre lo hizo salir de su ensoñación, observo a la pálida mujer que tenía la vista sobre él —... ¿te sientes bien?

Cuestiono ya que notaba como su hijo se movía a cada rato.

—Sí, mamá...no pasa nada...

Respondió mordiéndose el interior de la mejilla y lanzándole una mirada a Hannah, desde hace un buen rato que trataba de seguir con ese juego de acariciar en medio de sus piernas bajo la mesa, y en otra ocasión habría seguido con eso, pero no con su familia presente y menos sabiendo que su hermana se encontraba a lado.

—¿Seguro?

Asintió, cierta parte de él sabía que su madre se dio cuenta de eso, y por eso la pregunta, no lo regañaba por tener una vida sexual activa, pero definitivamente lo reñiría por hacerlo a lado de Anired, la que al menos se distraía en su plática con Maxence que la molestaba quitándole pedazos de su postre.

—No pasa nada, mamá. Todo está bien.

Volvió a mentir para ver a Hannah, la que le sonrió con coquetería, Regulus cruzo las piernas con cuidarlo de no lastimarla.

—Hannah...por favor.

Mascullo acercándose a ella y besándole la mejilla para que nadie sospechara.

—Pensé que te gustaba eso...

Hannah logro apretar con suavidad la erección de Regulus.

—Esta toda mi familia, Hannah...

El tono de Regulus era molesto, estaba enojándose porque al parecer su padre también se dio cuenta ya que volteo a verlo con esa mirada que indicaba que sabía que había hecho alguna travesura.

—Reg...

—Reg—Llamo George Sirius—...acompáñame a la mesa de postres, no quiero ir solo.

Hannah observo de mala mirada al pelirrojo que se puso de pie y le hizo una seña al mellizo menor para que se apurara, se notaba su impaciencia ante cada movimiento.

El azabache se levantó tomando la servilleta tratando de cubrirse un poco y seguir a su hermano sin ver a su familia, se sentía demasiado avergonzado por eso, era la primera vez que su familia conocía a Hannah y nunca espero que se comportara de esa manera.

Maxence y Anired observaron con curiosidad al mesero al igual que todos los presentes en la mesa, ya que el castaño le extendió un sobre blanco.

—Señorita Black-Weasley, me pidieron que le hiciera llegar esto.

—¿Eh? ¿Gracias?

Tomo el sobre viendo todos sus lados con curiosidad, solo tenía escrito su nombre y por un momento creyó que era aquel anónimo con el que intercambiaba cartas, sin embargo, la letra no era nada parecida.

—¿Qué es eso, Anired?

Cuestiono Jerome viendo con curiosidad, sintiéndose extrañamente nervioso.

La intensa mirada de Maxence seguía cada movimiento de la azabache, ella abrió el sobre sacando un pedazo de pergamino para leerlo de inmediato de inmediato en voz alta:

"Anired:
Me gusta ver lo que feliz que eres.
Al día a día puedo ver el gran parecido que tienes con tu madre.
La verdad gozas de una enorme belleza.
Imposible que seas opacada.
Es un placer ver cómo te estas convirtiendo en una bella mujer.

—A.

Pd. Si te preguntas quien soy, estoy muy seguro que tus padres me conocen a la perfección, incluso podrías preguntarles a tus queridos tíos, nos conocemos muy bien."

Anirak y Jerome se pusieron de pie de inmediato intercambiando miradas acercándose a la menor.

—¿A? —cuestiono Max con el ceño fruncido— ¿Quién es A?

Y como si fuera una maldición decir esa simple letra un estallido inundo todo el lugar y seguido de eso miles de hechizos y conjuros se hicieron presentes, el restaurante se llenó de voces y luces que iluminaban las brumas en las que se vio hundido cuando la luz se fue, se escuchaba la voz de Anirak dando órdenes a los aurores que vigilaban ese pequeño pueblo seminario de Escocia al igual que las maldiciones de Jerome evitando algunos hechizos.

Los menores siguieron las indicaciones de los adultos para salir del restaurante cuidándose las espaldas, pero el pánico entre las personas y el esquivar a los magos oscuros que entraban causo que de una forma todos terminaran separados, algunos lograron ir juntos y Louis a duras penas con ayuda de Kaira y Stefan sacaron a Mónica de ese lugar buscando un lugar seguro para ella y el bebé.

Regulus esquivaba a las personas que corrían con desespero, tenía la varita en alto protegiéndose de cualquier hechizo que estuviera cerca, la oscuridad le hacía imposible encontrara a sus hermanos y gracias a la multitud que corría desesperada perdió a su mellizo.

Estaba asustado, nunca se vio en una situación como esa, pero trataba de mantener la calma como varias veces le dijo Jerome que actuara cuando estuviera en peligro.

El aroma a sangre le lleno las fosas nasales y bajo la mirada aguantando las ganas de vomitar al distinguir el cuerpo de uno de los meseros que los atendió, mostraba rastros de tortura y la sangre que aun emanaba demostraba que no tenía mucho tiempo de muerto.

Se alejó corriendo a la salida, escucho como alguien lo llamaba, pero no era una voz conocida así que lo ignoro, debía de encontrar a sus hermanos y padres antes que otra cosa.

La situación afuera del restaurante era peor, el pueblo estaba en medio del bosque, era demasiado chico y en si no era habitado, solo era un pueblo de comercio con algunos restaurantes y tiendas, abarcaría acaso unas cinco cuadras.

Los escombros le dificultaban reconocer a alguien.

Reconoció cierta voz conjurando un hechizo y distinguió a uno de los prófugos de Azkaban en contra de ella.

¿A caso esa molesta quería morir?

—¡Desmaius!

Conjuro dándole de lleno al reo y tomando la mano femenina para jalarla hacia su pecho y taparle la boca, ella pataleaba, pero logro llevarla hasta un pequeño callejón que se formaba entre dos locales.

La soltó de golpe causando que la pelirroja cayera de bruces en el suelo.

—¡¿Qué te pasa maldito idiota?!

Regulus puso los ojos en blanco haciéndole una seña para que guardara silencio y se acercó para asomarse, la gente corría enfrentándose los unos a los otros y al parecer nadie noto que estaban ahí escondidos.

—¡Respóndeme, imbécil!

Le hablo con voz alta parándose detrás de él, Regulus llegando a su límite se volteo de golpe tomándola del cuello para empujarla sin ninguna delicadeza contra una de las paredes provocando un ruido hueco y un quejido de Arwen.

—Cierra la maldita boca, tomate molesto —gruño entre dientes sin aminorar la fuerza del agarre—...acabo de salvar tu estúpido trasero ¿Qué esperabas? ¿Enfrentarte a un mago oscuro que cuenta con una mayor experiencia? ¿Qué planeabas usar? ¿Hechizos básicos? ¡Si sigues haciendo ruido nos freirán a ambos el maldito culo!

—Suéltame—Regulus soltó un suspiro soltándola y ella se llevó las manos al cuello sobándose la zona herida, esperando que no quedara ninguna marca— ¿Intentabas matarme?

—Salvar tu vida de hecho —mascullo entre dientes—...quédate aquí, molesta, no hagas ruido y así tal vez logres salir con vida.

—¿Qué te crees? ¡Tengo que volver por mis amigos!

Regulus chasque la lengua recargando el brazo en la pared para impedirle el camino.

—No seas estúpida, si estás ahí afuera solo serás una distracción para los aurores —explico de manera seria—, trataran de salvarte y descuidaran todo lo demás.

Itziar lo vio con enojo sabiendo que tenía razón, cualquiera intentaría ponerlos a salvo y se desconcentrarían.

—¿Y qué esperas que nos quedemos aquí?

Cuestiono sin quitar la mirada retadora que siempre mostraba ante el Black-Weasley.

—No, tú te quedaras aquí, yo iré a buscar a mis hermanos...

—Pero...acabas de decir que seriamos una distracción

Lo miro sin comprender.

—Dije que tú lo serias...a diferencia de ti, yo estoy dispuesto a usar maldiciones imperdonables...

Itziar conocía esas maldiciones, pero nunca paso por su mente el utilizarlas, temía terminar con una vida o torturar, incluso le asustaba usarlas por el temor de terminar en Azkaban.

Podía distinguir la seguridad en las palabras del más alto.

—...No me quiero quedar aquí sin hacer nada.

Regulus soltó un suspiro de frustración y una idea paso por su cabeza.

—Desde este lado puedes ver quien está cerca, cuando veas a alguien conocido has que entre —comento rápidamente—, apuntale con la varita al cuello, espero que sepas petrificar, y pregúntale algo que solo tú y esa persona conozcan, si no te responde bien: petrifícalo, no impostar quien sea.

Itziar analizo sus palabras y su varita fue a terminar en el tonificado pecho de Reg, el azabache puso una sonrisa cínica.

—Debí de pensarlo antes—chasqueo la lengua—, en la primera clase pociones que compartimos, me corregiste y humillaste frente a toda la clase porque no pude hacer bien la poción de Veritaserum.

—¡Yo no humi...!

Dejo las palabras en el aire al escuchar más gritos.

—Tengo que ir, quédate aquí y volver por ti cuando este todo a salvo —comento apretando la varita—...suelo comprar manga venta y esconderla bajo mi cama —Itziar lo con una mueca de asco—...apúrate, dime algo que solo tu sepas, si yo vengo tengo que decírtelo si o si y tú tienes que decirme lo que te acabo de confesar...

Itziar lo pensó por varios segundos que le pareció una eternidad al azabache, al sentir la insistente mirada de Regulus soltó lo primero que se le ocurrió.

—Me...me orine en la cama hasta los trece años.

En otros momentos Regulus habría aprovechado eso para burlarse, pero solo asintió para salir de ahí corriendo dejando completamente sola a la pelirroja que temblaba de miedo.

Regulus varias veces tuvo que barrerse en el suelo evitando los hechizos y desviando algunos, alcanzo a dejar inconscientes a algunas personas. En el trayecto pudo distinguir a Draco y Tanith que estaban con Zed, Scorpius y Alexander, ellos se pusieron a salvo así que siguió con su búsqueda.

Paso a lado de su madre que se encontraba en compañía de su padre y Jerome, los tres tenían un buen duelo con otros magos, Anirak le ordeno que se alejara de ahí y él lo hizo sin titubear, veía a todos lados y se sintió aliviado al ver la mata de cabello centelleante de George Sirius acompañado de dos rubios, estaban detrás de una especie de granjero que fungía como un vivero de plantas mágicas, al parecer les servía como escondite.

—¡George!

Se acercó corriendo, el Black-Weasley mayor lo apunto con la varita, pudo ver a Amalie que tenía el costado de la camisa llena de sangre y trataba de hacer que Maxence se quedara quieto pues trataba salir de ahí.

—Habla.

Regulus puso los ojos en blanco, pero asintió.

—Soy tu hermano, baboso —los D'Acanto lo miraron confundidos al no entender ese extraño idioma que salió de los labios del azabache—...ya deja de apuntarme.

—Imbécil, estaba preocupado por ti.

Ambos se abrazaron de manera corta y dejo que entrara al vivero, vio a los gemelos rubios y se sintió aliviado al observar que estaban a salvo.

—¿Y Nired?

—La estuvimos buscando, pero mamá y papá nos obligaron a escondernos aquí. Robert y otros dos aurores tienen la orden de buscarla y ponerla a salvo.

—Es una estupidez, tenemos que ir por ella —escupió Max con enojo—...puede que no la encuentren.

—Seremos una distracción —contesto George, sabían que ellos que no tenían experiencia en batalla era más útiles a los lejos que siendo una debilidad de sus padres o familia que contaban con toda la experiencia en duelo—...solo pondremos en peligro a los demás, si podemos desarmar a alguien desde aquí, lo haremos.

Maxence soltó una maldición en alemán, era bueno en duelo, pero hace unos minutos de no ser por el director de Seguridad Mágica, habría terminado muerto por un avada Kedavra.

Amalie intento moverse, pero el cuerpo no le respondía cosa que le extraño, volvió a intentarlo, pero el resultado fue el mismo.

—¿Max? ¿George, Regulus?

Llamó viendo a los tres varones completamente quietos.

—No...no puedo moverme...

Respondió George y sin querer dejo caer la varita al suelo, Regulus al menos apretaba con fuerza la suya y Maxence la tenía en el bolsillo izquierdo.

—¿Qué mierda...?

—Te dije que estarían en el lugar más seguro...

Dos voces provocaron que voltearan topándose con una vieja anciana con la cara llena de herida y con un varón algo descuidado de ojos tan azules como los de Maxence.

—Lamentablemente no son tan listos como Anirak —hablo la anciana, los adolescentes solo los veía con curiosidad—...pero...vaya, si son idénticos a ella, George Sirius, Regulus John.

Los mellizos vieron a la mujer mayor con temor, no entendía porque su voz les provocaba tanto miedo, sabían que de algún lado la habían escuchado al igual que a ver visto a ese hombre de sonrisa retorcida.

—Mira, aún recuerdo cuando los vi nacer —la mujer hablaba con una enorme nostalgia—, eran tan pequeños y llorones, es gracioso porque siempre crei que el pelirrojo sería más parecido a George Weasley, y míralo...es la viva imagen de Anirak solo que con un color de cabello distinto...en cambio el azabache...se parece mucho a su padre.

George cayo de rodillas al suelo cuando el hechizo perdió fuerza, Regulus lanzo el primer hechizo que se le vino a la mente al igual que Maxence y Amalie, pero fue desviado con suma facilidad.

El pelirrojo encontró su varita y antes de atacar el mago hablo.

—Si yo fuera ustedes, me quedaría quieto...al menos que quieran verla morir,

George alzo la mirada y reconoció a su hermana siendo sujetada por un hombre con piel blanca y peluda, el rostro tenía varias cicatrices.

Maxence, Amalie y Regulus bajaron las varitas al ver los enormes colmillos del hombre que sujetaba a Anired a pesar que ella se movía tratando de liberarse.

—Quédate quieta, mocosa que mis presas favoritas son las niñas que se mueven tanto—su voz era áspera como un ladrido, Anired se sentía asqueada por el aroma a sangre, sudor y mugre—...tu piel es tan pálida que puedo ver cada vena que lleva la cálida sangre hasta tu corazón.

—¡Greyback, aun no te la puedes comer! —riño la anciana para ver a los adolescentes y sonreír mostrando la falta de dientes—...creo que ahora si me pondrán atención sin intentar atacar, al menos que quiera que la niña bonita se vuelva comida de hombre lobo.

Regulus reconoció a Fenrir Greyback, lo había visto en varios reportes de su madre y tío, era un feroz hombre lobo que se encontraba en Azkaban...y sus víctimas favoritas eran los niños, era el hombre lobo más salvaje que existe y atacaba con salvajismo, el mismo Harry Potter lo enfrento y le fue imposible ganarle.

—¡Suéltala, ella no tiene nada que ver con ustedes!

Grito Maxence apretando la varita.

—¡Suéltame...o juro que tu horrible cara quedara más deformada de lo que es! —grito Anired, la bruja volteo a verla y la tomo del rostro provocando que viera a sus amigos— ¡Quítame tu asquerosa y decrepita mano!

—Eres idéntica a Anirak...si no guardas silencio, Fenrir te cortara la garganta, corazón.

Anired la vio con enojo y le escupió en la cara.

—Trata de hacerme algo y mis padres se encargarán de torturarte hasta la muerte, perra asquerosa

La mayor soltó una risa y un sonido seco lleno el lugar...había abofeteado a la menor con tanta fuerza que volteo la cara.

—¡Expulso!

Conjuro Maxence, pero Pierre fue más rápido desviándolo con un sencillo movimiento de varita, de inmediato sus ojos azules se posaron sobre el rubio y no evito sonreír reconociéndolo.

—¿Lyssandre, hijo? ¿A caso no envejeces?

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