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Trece.

(Les traigo actualización, sé que me tarde en actualizar, pero realmente es un capítulo muy largo lo que se me complicó un poco, en fin, disfrútenla.

+350 comentarios para la siguiente actualización🫰🏻.)

Se limpió la sangre del labio inferior, el cuerpo le dolía, varias heridas aún sangraban, pero sabía muy bien que aún no era tiempo de descansar.

Estaba estresado, enojado y frustrado, pero al mismo tiempo tranquilo al saber que sus hijos no estaban heridos y ya se encontraban a salvo por lo que era un peso menos sobre los hombros cansados del varón.

Quito los rastros de polvo que tenía en la cara, aunque no sirvió de mucho ya que gracias al sudor este no se iría tan fácil.

Con agilidad abrió la gran puerta para toparse con tres mujeres, que al igual que él se encontraban en pésimas condiciones, con sangre, heridas abiertas y llenas de polvo demostrando que el duelo resultó demasiado pesado, claro se trataba de puros reos de Azkaban, que eran magos oscuros y estaban acostumbrados a hacer cosas horribles por lo que fue difícil poder con ellos, pero finalmente todo llegó a su fin.

—Solo hubo dos bajas —explicó Lyssandre cerrando la puerta detrás de él—, la mayoría de los reos ya se encuentran en su celda, y la seguridad ha sido cambiada, se quedaron aurores en lugar de dementores —reportaba con facilidad—, el único al que no hemos encontrado es a Longbottom—arrugó el rostro al decir el nombre recordando todas las atrocidades que era capaz de hacer al estar libre—, ya se ha puesto la alerta en todos los países al igual que en el mundo muggle, donde se menciona que es un criminal peligroso y armado que debe de ser capturado lo más pronto posible —vio a Anirak—, también se va a vigilar el uso de trasladores y redes flu para que no puede viajar fácilmente.

Lys suspiro dejándose caer en una de las sillas, se le notaba una expresión de desasosiego y enojo en el rostro al sentir que estaban desprotegidos, ya que Neville sabía muy bien cómo escapar.

—No comprendo cómo logró...hacer la fuga —se apretó el puente de la nariz ignorando el dolor que sentía, ya que buscaba una manera de liberarse de la frustración que la recorría—...como logró convencer a los Dementores que lo ayudaran...

Lys buscaba todas las opciones posibles, pero ninguna parecía ser demasiado favorable para eso.

—Diría que fue planeado por Deyan, pero resultó ser el único reo que dejaron encerrado —analizó la Black-Weasley—, y Viktor y Hermione se encuentran fuera del continente, en estos momentos están buscando a Stella que podría ser la única que lo ayudara, pero es raro que él no se haya escapado...

Anirak tenía una lista de sospechosos a los que ya estaban buscando y vigilando donde se vieron por última vez para poderlo atrapar antes de que hiciera más estragos que pudieran poner la vida de alguien en riesgo.

—En el informe de Neville se ha mencionado que tiene una hija, la cual de hecho también es buscada por Azkaban —la voz de Olympe Laurent llamó la atención quien leía una carpeta de investigación—, podría ser ella, ¿no? Quizá ella planeó todo...

Anirak asintió dándole la razón, era su principal sospechosa, pero faltaba algo más, era extraño que ella pudiera hacerlo sola, recordaba que Neville mencionó de un hijo no reconocido de Pierre que los estaba ayudando, no había sido confirmado, pero las probabilidades son altas.

—Pero, estoy seguro que hay alguien más que los está ayudando—comentó el rubio dejándose caer en una silla, sintiendo todo el peso del cansancio y estrés sobre su cuerpo—, dudo que esa chica, sola haya podido controlar a los dementores y evadir la seguridad, es probable que una persona dentro del ministerio los esté apoyando, me gustaría ser un poco más exhaustivo con la seguridad de Azkaban al igual que con el personal que estará apoyando en la captura de Longbottom y su hija, no sabemos quién y cuando puede ayudarlos...daré prioridad en la captura de Hannah, tal vez nos lleve al paradero de su padre.

—Dudo que Hannah pueda llegar muy lejos —comentó la azabache sintiendo las miradas curiosas sobre ella—...Anired la envenenó...

—¿En qué momento lo hizo? —cuestionó Lyssane—... ¿de dónde saco veneno?

Anirak soltó un suspiro, aún la preocupación porque Hannah o Neville intentara algo en contra de su hija no desaparece, sabiendo que no perdonarían lo que había hecho.

—Mary trato de poner a salvo a Anired en uno de los armarios de limpieza del ministerio, puso hechizos creyendo que la podría contener de esa manera —no lo pudo evitar y una sonrisa un tanto orgullosa adorno los carnosos labios—, pero, Anired heredó la habilidad de escape de Fred, George y mi padre —recordaba todas las historias de los escapes de esos varones que eran tan importantes en su vida—, así que no fue difícil para ella salir por el ducto de ventilación que está en la parte baja de la pared, llevaba unos cuantos salvajes magifuegos en su bolso, se supone que eran un encargo de unos conocidos que tienen en el ministerios, así que los uso para volar la rejilla del ducto ya que no llevaba varita.

Lyssandre se sobo la sien.

—Si Anired pudo volar una rejilla del ministerio sin usar un hechizo explosivo, significa que debemos verificar también las instalaciones porque podrían intentar de esa manera.

Lys asintió, pero debería de considerar de quién estaban hablando, era Anired Georanne, no cualquier persona, había crecido escuchando las historias de escape de Fred, George y Sirius, incluso las de la misma Anirak, así que era evidente del porque pudo hacerlo, más sumado a que conocía el ministerio a la perfección, ya que desde chica lo visitaba.

Incluso, algunos aurores y demás magos la cuidaron cuando niña cada que Anirak tenía que entrar en una reunión, los que terminaban rendidos cuando la pequeña azabache jugaba al escondite, teniendo que llamar al patriarca de la familia Black-Weasley, quien parecía ser el único que siempre conocía sus escondites.

—Supongo que sería buena idea pedir que verifiquen la infraestructura —coincide la azabache para continuar con el relato—, cuando salió de los ductos de ventilación se topó con Hannah, quien trató de atacarla, pero Anired logró apuñalarle la mano con una daga que llevaba y tenía veneno —miro a Lyssane y a Lyssandre—, el veneno es rápido, si llega al corazón le provocará un paro cardiaco, el veneno se queda en la sangre y conforme va recorriendo va causando necrosis, la única manera de detener la propagación es usando el antídoto o—hizo una pausa sintiendo un escalofrío por la columna vertebral aun asimilando que su hija había creado un veneno tan peligroso como ese—...cortando los miembros necrosados, sin embargo el corte no puede ser exacto, al menos que lo verifique un sanador o algún experto en hechizos de sanación...

—¿Tu hija de dónde sacó eso?

Cuestionó Olympe con notable sorpresa en la voz, sin comprender de donde salió un veneno como el que mencionaba la ministra Black-Weasley y lo peor, que una mocosa como ella lo llevara en una daga.

—Anired está haciendo una especialidad en venenos y pociones peligrosos para el mundo mágico —respondió Anirak—, así que ha estado experimentando, la única que tiene el antídoto para ese veneno es Anired.

—Anired es muy lista, sabe que si Hannah busca ayuda médica de inmediato se reportará al ministerio —comentó Lys—, así que probablemente la podamos atrapar de esa manera.

Los ojos grises de Anirak se posaron sobre la rubia.

—Si , si es que buscan ayuda, sé que Neville no tenía ningún conocimiento sobre sanación, se especializaba más en herbología —analizó Anirak, peor aún estaba la espina de que otra persona más los ayudaba, al no saber de quién se trataba, temía que fuera un sanador o auror—, si Neville se encuentra libre, deberemos de aumentar tu seguridad —Lys la miró alzando las cejas con confusión—, debemos de poner más aurores para que te vigilen, en caso de que Neville intente ir detrás de ti como hace años, está tan obsesionado, que no sé qué sea capaz de hacer.

—Sería mejor usar a esos aurores para que lo busquen, dudo que venga directamente por mi —se negó a aceptar la vigilancia—, intentara hacer otra cosa.

—Estuvo años sobre de ti, Lys, no creo que olvide fácilmente su obsesión —Anirak la miraba fijamente—...considero que lo mejor sería ponerte vigilancia, al igual que a los niños y a George —Anirak miro a Lyssandre quien asintió dándole la razón—, no dudo de sus capacidades en duelo y para defenderse, Lys, pero sabes que Neville no dará un duelo limpio, usará todo para obtener lo que quiere...y lo que quiere es a ti, a estas alturas ya ha perdido todo rastro de humanidad y de temor...Azkaban lo habrá vuelto más insensato, no sé qué este planeando, pero estoy segura que será mucho peor que la otra vez—Lys quedó en silencio escuchando cada una de las palabras de su amiga—...porque ahora no solo te atacará a ti, a George, a Lyssandre, a Fred o a mi...si no que irá detrás de tus hijos...de mis hijos, irá detrás de ellos hasta que tú te entregues.

Para nadie era un secreto que Lyssane daría lo que fuera por mantener a salvo a sus seres queridos, pero su eslabón más débil sería si atacaban a sus sobrinos que quería como a sus hijos y lo peor, a sus propios hijos.

Lys se mantuvo en silencio por unos segundos sobre pensando en las palabras de la Black-Weasley que ciertamente tenían razón, aunque quisiera negarlo.

—Está bien, aceptaré que coloques la vigilancia.

Acepto con un suspiro de frustración, odiaba sentirse de esa manera, vigilada y débil, temiendo que en cualquier momento Neville pudiera atacar.

Después de tantos años en lo que creyó que él nunca volvería a presentar un peligro, las cosas cambiaban en un abrir y cerrar de ojos.

⚜⚜⚜

Arrugó el entrecejo cuando el hechizo absorbió la sangre que le adornaba el rostro, las heridas abiertas causaban ardor y escozor que era molesto, pero lo suficiente tolerable.

Miro al sanador que se encontraba concentrado en su trabajo.

—Ya, no es necesario que sigas—pidió con notable molestia en la voz—...déjame, solo son unas cuantas heridas—trato de alejar el rostro, pero no pudo porque el Malfoy lo tomó del hombro con fuerza, tanta que sentía los dedos enterrarse en su hombro—... ¿Ya has revisado a Anired? Tenía un ojo morado y el labio partido, aparte que se lastimó el pie cuando casi se desmaya al salir.

Scorpius miró a Maxence por unos segundos para cambiar el hechizo y cerrarle las heridas de manera lenta.

—El desmayo fue probablemente por estrés, Mary ha comentado que ha tenido mucho trabajo por lo que descansa poco, sumado a que seguramente tuvo un golpe de adrenalina, el que al terminar la hizo perder toda la fuerza, fue por eso que casi se desmaya—Scorpius le hizo una seña para que moviera el rostro—, aparte, que si te ve lleno de heridas y le dices que no te han revisado solo la preocupara más, y en este momento no creo que sea bueno que se estrese o preocupe más.

Maxence lo miró sintiendo que había pasado algo más que daño a su novia, lo que despertó todas sus alertas.

—¿A qué te refieres? ¿Qué le pasó a Anired? ¿Dónde está?

Max se iba a poner de pie, pero Scorpius lo detuvo con fuerza para frenarlo.

—Quédate quieto para que pueda terminar —se quejó el peli plata cansado, nunca había tenido ningún paciente tan quejoso y molesto como Max, probablemente fue por eso que sus padres le dijeron que se encargara de él—...está en el dormitorio de sus padres...Fred fue herido, mi papá lo está atendiendo—Max la miró con sorpresa ya que no se dio cuenta de que el pelirrojo mayor fue herido—, Anired es la que está mejor, así que esta con él en lo que regresa Anirak... por lo que mejor deja que termine de curarte para que puedas ir con ella.

De repente Maxence se quedó en silencio y quieto para que Scorpius terminará con el tratamiento de la manera más rápida posible.

Bastaron unos cuantos minutos para que el peli plata terminara, ya que al estar quieto el rubio pudo hacer todo más rápido, sin esperar a más el alemán se puso de pie para ir a las escaleras sin mediar palabra e ignorando a todo cuantos le hablaran, que en su mayoría se trataban de sanadores o aurores que estaban entrevistando a las personas heridas que estaban en la casa Black-Weasley.

Max termino de subir las escaleras para detenerse en el enorme pasillo, conocía esa casa debido a las veces que visitaba a Anired, ubicaba en donde estaba la habitación de los mellizos, la de visitas y la del matrimonio Black-Weasley, que siempre estaba llena de alegría y calidez, pero justo en esos momentos se sentía fría debido a la situación

Camino unos cuantos más hasta detenerse frente a la puerta abierta, se asomó y quedó quieto al ver a su novia, tenía pequeñas heridas en el rostro y manchas de sangre, al igual que su largo cabello estaba despeinado y la ropa rasgada.

Las lágrimas caían sin cesar con el rostro rojo y las manos sobre la boca tratando de acallar los sollozos que escapaban de los labios que estaban pálidos.

Se escuchaban quejidos y hechizos, Max se movió un poco para ver como Draco conjuraba hechizos sanadores contra Fred mientras el pelirrojo era sostenido por su hermano gemelos, que tenía un rostro de desesperación y preocupación por verlo de esa manera.

Max decidió no entrar en ese momento, dándose cuenta que solo sería impertinente ya que Draco seguramente necesitaría toda la concentración del mundo, por lo que prefirió esperar afuera.

En una habitación de al lado pudo observar a los mellizos Black-Weasley que eran curado por Tanith, la madre de Scorpius, estaba heridos, demasiado, pero aún conservaban sus sonrisas animadas, mientras Regulus cargaba a Gigi quien lloraba, el pequeño solo tenía una herida en la mejilla, pero fuera de eso parecía estar muy bien.

Guio la mirada a otra habitación, viendo a Louis y Mónica, al igual heridos, Mónica era curada por un sanador que no conocía, mientras Louis hablaba por teléfono, muy probablemente comunicándose con su madre para decirle como estaba todo en la casa Black-Weasley.

Por último, miró a la habitación tras él, viendo a su hermana, Zed, Alex y Freddos, quienes resultaron menos heridos, por lo que serían a los últimos que atenderán, se alegraba que nadie hubiera muerto, pero la preocupación no desaparecida al cien, ya que aún no hablaba con su padre, era de su conocimiento que no fue herido de gravedad, pero aún no podía estar tranquilo hasta verlo.

Escuchó unos pasos acercarse por lo que se giró para toparse con el peli plata que salía de la habitación principal, en las manos llevaba varios paños manchados con sangre al igual que la ropa.

—Buenas noches, señor Malfoy...

Saludó sin saber que decir, era el padre de su mejor amigo, miles de veces hablo con él, pero encontrarse en esa situación no era nada cómodo para ellos.

—Hola, Max —saludo Draco manteniendo un rostro serio, pero aun mostrando una genuina preocupación por todo lo sucedido—, me alegro de ver que estas bien, Scorpius te atendió, ¿o me equivoco?

El alemán asintió ante su pregunta.

—Si, fue él...

Quería preguntar por Fred, sin embargo, no encontraba como hacerlo.

—Qué bueno—se formó un pequeño silencio entre ambos, que el mayor decidió romper—, en estos momentos es mejor que estés con ella —señaló con un movimiento a la habitación tras él, Max supo que se refería a Anired—, mi ahijada es fuerte, pero...ahorita necesita en quien apoyarse —miró a Maxence—, sus hermanos y primos están heridos, Anirak y Lys están en el ministerio al igual que tu padre, George está algo consternado con lo sucedido —se encogió de hombros—, Tanith, Scorpius y yo tenemos que atender a los heridos...creo que lo mejor es que estas con ella, deberías de entrar,

Tras esas palabras Scorpius siguió con su camino, ya que aún tenía a muchos heridos que atender al igual que regresar a San Mungo para continuar con los demás aurores y miembros de otros departamentos que resultaron lastimados durante el ataque.

Maxence tomó una bocanada de aire para hacerle caso a las palabras del peli plata y entrar a la habitación del matrimonio Black-Weasley.

Había pasado por frente del dormitorio, más nunca entrado, era una habitación enorme, casi como la de Anired, al igual que toda la casa la decoración iba de colores negros y blancos, muebles oscuros, cortinas y frazadas a juego demostrando la elegancia en cada lugar. Era moderno, reflejando a las dos personas que dormían en esa habitación.

Una cama King size se encontraba en medio de la habitación, en donde pudo ver a Fred, inconsciente y con el torso manchado de sangre, la herida había sido en el costado izquierdo y se notaba que acababa de ser cerrada, lo que seguramente lo terminó agotando, ya que si era demasiado grande.

Sentado en una silla al lado de la cama se encontraba George Weasley, con cansancio y preocupación en el rostro por ver a su gemelo de esa manera.

Los ojos de Max se toparon con los de Anired cubiertos por lágrimas que desbordaron al sentir los brazos de su novio rodeándola, la menor escondió el rostro en el pecho del alemán dejando salir todo su llanto.

Max la sentía temblar y escuchaba sus sollozos, solo podía acariciarle la espalda y apretarla contra él tratando de brindarle un poco de calma.

—Max—murmuró Anired entre sollozos—...mi papá...mi papá...

La voz trémula de Anired rompía el corazón de Maxence, que deseaba que no estuviera de esa manera, tan asustada y frágil.

Anired se sentía demasiado asustada por ver a su padre herido, ante sus ojos siempre había sido un hombre fuerte, invencible, ni siquiera lo vio enfermo en todos esos años, al contrario, cada que ella se enfermaba o lastimaba era quien la cuidaba, la protegía de todo y todos, y verlo en esa cama con una enorme herida y tanta sangre rompió su corazón, temiendo que pasará lo peor.

—Mein Herz —llamó Maxence alejándose un poco para verla a la cara—...tranquila—pidió con voz suave limpiándole las lágrimas, aunque estas no se detenían—, Anired, cálmate, veras que todo estará bien —le aseguro Max, pero Anired sentía no poder creer en esas palabras, menos al saber que su padre estaba inconsciente—, mi suegro es un hombre muy fuerte, vas a ver que estará perfectamente bien.

Anired deseaba poder aferrarse a cada palabra que decía Max, la azabache iba a decir algo, pero antes de poder hacerlo una voz cansada interrumpió

—: ¿A quién llamas suegro, zorro oxigenado?

Anired soltó a Maxence para ver hacia la cama reconociendo la voz, Max miró al recién despertado y no pudo evitar sonreír al sentirse más tranquilo.

—¡Papi! —chilló Anired para ir con él con las lágrimas que parecían cascadas enormes—... ¡Papá ...estás...estás!...¡P...pensé que no ibas a despertar!

Fred miró a su hija, que estaba arrodillada sobre el suelo y recargada de la cama cuidando de no lastimarlo, odiaba verla llorar, le partía el alma más saber que su llanto era por él.

—Mi bebé —llamó el pelirrojo mayor moviéndose suavemente para acariciarle la mejilla a Anired, aunque con eso la mancho con un poco de su propia sangre—....más que dolerme la herida, me duele verte llorar de esa manera —le sonrió—, cálmate, cielo, que estoy bien.

Anired contrajo el rostro tratando de detener sus lágrimas y disfrutando de la caricia que le daba su padre, saber que estaba ahí la llenaba de dicha.

—Cuando te vi herido...cuando vi tanta sangre...pensé...pensé que morirías...papá...pensé que ya no estaría aquí...que me dejarías.

Las lágrimas volvieron a bajar al imaginar eso, no quería que nada le pasara, no quería perderlo.

—Anired —llamó Fred negando—...no me pienso morir...porque me niego a dejarte en brazos de ese zorro oxigenado que solo quiere pervertir a mi pequeña hija, me niego...simplemente no voy a morir.

La risa ronca de Max y la risa de George se hicieron presentes por el comentario de Fred, dejando ver que estaba mejor de lo esperado y que solo quedó en un susto.

Anired soltó una pequeña risa entre llantos que poco a poco se calmaron al darse cuenta que su padre estaba con ella, sano y a salvo, que la herida ya estaba cerrada y solo debía descansar un par de días para estar juntos como siempre.

Fred y George estuvieron platicando y bromeando, su principal víctima de esas bromas fue Maxence, él que estaba junto con Anired teniendo que mantener el control para no tocarla o abrazarla, mucho menos besarla al ver las malas miradas del padre de su novia que parecía querer matarlo en esos momentos a pesar de estar tan herido.

Pronto, George fue llamado por sus hijos así que tuvo que salir dejando a los tres solos.

—Nired, cielo—llamó Fred viendo a su hija—¿Podrías traerme un poco de agua fría? Tu mamá hizo en la mañana agua de cereza y tengo sed, ¿puedes ir a la cocina por una jarra y un vaso?

—Sí, voy rápido.

Anired asintió para caminar a la puerta.

—Te acompaño.

Informó Maxence a punto de seguir sus pasos hasta que Fred lo llamó.

—Maxence —el rubio vio al pelirrojo—... ¿Te importaría ayudarme a parar para que pueda ir al sanitario en lo que Nired vuelve?

Max negó y Anired le sonrió agradecida.

—No hay problema...

El alemán se acercó a la cama para ayudar al patriarca de la familia Black-Weasley, él que a ver que Anired se alejó, negó dándole a entender que no quería ir al baño.

—Maxence—llamó Fred, el rubio lo miró sin entender nada—...si es que piensas o quieres llamarme suegro, debes de volverte más fuerte.

Sentenció Fred viendo al menor que parecía no entender nada.

—¿Más fuerte?

Max lo pensó, era fuerte físicamente, hacía ejercicio, también era buen duelista, quizá le faltaba un poco, pero estaba seguro que podría dar una buena batalla.

—Se que te has vuelto el jefe del departamento de rompe maldiciones, pero eso no significa que seas lo suficientemente fuerte—Max trago saliva tratando de comprender a donde quería llegar—...en el ataque de hoy...te desarmaron...los desarmaron, tanto a Regulus como a ti, Regulus se supone que es un Auror y tú un Rompe Maldiciones, ambos entrenados por el ministerio y aun así los desarmaron porque no pudieron dar un duelo juntos —Max bajo la mirada, recordando que durante el duelo tuvieron algunas diferencias que los hicieron distraerse—, también hablare con Regulus sobre eso, pero no pueden dejar que sus diferencias interfieran cuando pueden perder la vida —el alemán asintió, sintiéndose un niño regañado—, no tengo nada en contra de ti, pero no te puedo aceptar como mi yerno hasta que no seas más fuerte, y no solo físicamente si no también psicológicamente—miro a Maxence—, Anired siempre va a ser una Black-Weasley, siempre va a ser la menor de la familia, la menor de los Black y la hija de Anirak, la hija de la ministro...por lo que siempre va a ser a la primera que traten de atacar cuando suceda un incidente como el de hoy o en otra situación, no considero que mi hija sea débil, pero tampoco puedo estar tranquilo, por lo que necesito que cuando este contigo, la puedas mantener a salvo, que si se llega a presentar otra situación parecida tú puedas asegurar que no saldrá dañada—hizo una pausa—, que puedas ser su apoyo en situaciones difíciles, creo que me entiendes, ya que si la amas tanto como dices, no será nada difícil.

Max lo miró de manera fija, ambos varones estaban serios, algo no característico en Fred quien siempre tenía una sonrisa burlona o brillo de diversión en los ojos.

—Amo a Anired—sentenció Maxence—, la amo con todo lo que soy, así que sin dudarlo moriría por ella.

Fred negó ante su respuesta.

—Pero...¿vivirías por ella?—el rubio alzo las cejas con confusión—, si mueres por ella en medio de un ataque o de un duelo...¿cómo estás seguro que estaría a salvo?—Maxence no esperaba que le planteara una situación como esa—, no se trata de simplemente morir por Anired, sino también de asegurarte que estará bien, que no al morir tú ella será la siguiente, Maxence...así que por eso es que te digo que debes de ser más fuerte, para poder aguantar un duelo o ataque hasta al final...para que después de todo, tú seas quien esté para apoyarla, en cualquier situación, en cualquier momento.

Maxence escuchaba sus palabras dándole la razón a Fred, porque siempre decía que moriría por ella, pero nada le aseguraba que después de eso la azabache estaría bien o que nada le pasaría.

—Así que, Maxence, hasta que pueda confiar plenamente en que Anired estará completamente segura contigo ...hasta ese entonces te permitiré que me llames suegro y te aceptare con mi yerno...

Maxence no pudo responder a lo que sentenció Fred, ya que Anired regresó a la habitación con la jarra de agua que pidió el pelirrojo.

Maxence pensaba en las palabras de Fred que estaban llenas de razón, debía de volverse más fuerte para proteger a Anired, para poder apoyarla de todas la maneras.

Con ese pensamiento vinieron a su mente las palabras de Neville, cuando mencionó que alguien estaba detrás de Anired, eso alarmó todos sus sentidos.

Maxence no estaba dispuesto a permitir que alguien dañara a Anired, por lo que sin duda haría caso a las palabras que su suegro le acababa de decir.

[...]

Soltó un bostezo y apago la televisión con aburrimiento, estar en esa cama sin no poder hacer nada era cansado, quería ponerse de pie y bajar para ver cómo estaba la situación o que había sucedido después del ataque, sin embargo, Draco le advirtió que si lo veía fuera de la cama lo iba a petrificar para que se quedará completamente quieto.

Probablemente le pediría a uno de los mellizos que le subieran algún videojuego de la sala de juego para pasar el rato, o a Anired que le trajera su computadora portátil que dejó en la oficina de Sortilegios Weasley para navegar en internet o buscar algo que hacer durante esa semana que tendría que descansar.

Iba a soltar un quejido de aburrimiento cuando la puerta se abrió.

No evito sonreír al ver a la mujer que acababa de llegar, tenía la ropa rasgada, sangre en el rostro, el cabello enmarañado y una expresión de cansancio en el rostro, pero se seguía viendo tan hermosa como la primera vez que la vio.

—Hola, muñeca.

Saludo Fred cuando ella se sentó en la cama dejando en el suelo los zapatos, bolso, varita y celular.

—¡Maldición, Fred! —se quejó Anirak sentándose en la cama— ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —preguntaba viendo su torso para buscar la herida—...Debo de llevarte a San Mungo, lo mejor sería que estés en observación.

Fred tomó su mano para detenerla antes de que intentara levantarlo de la cama para llevarlo al hospital mágico.

—Hey, Anir, estoy bien...no necesito ir a San Mungo—le explico tranquilamente—, Draco ya cerró la herida, me dijo que solo debo de descansar... ¿cómo estás tú? ¿Qué pasó, lograron detener a todos los reos de Azkaban?

Anirak suspiró sabiendo que iba a ser imposible convencerlo de llevarlo al hospital, aunque se sintió más tranquila al darse cuenta que solo estaba la marca de la herida, pero ya no estaba abierta.

—Bien...cansada —se encogió de hombros—, la situación ya está controlada, pero...Neville sigue prófugo—hizo una mueca—, ya está puesta la alerta en el mundo mágico y muggle, pero parece desaparecer su rastro...hubo dos bajas en el ministerio...un funcionario y un miembro del Wizzengamot...los demás solo están heridos, la mayoría ya ha sido atendido—explico con facilidad sentándose en la cama a lado de su esposo que la miraba—...Draco dijo que deberás guardar reposo por una semana, así que nada de salir de esta cama.

Fred arrugó el entrecejo y soltó un quejido ante las palabras de su esposa, a sabiendas que no lo dejaría pararse de la cama para nada.

—Al parecer se lo dijo a todo...los impostores vinieron a verme y decirme lo mismo, que se encargarían de Sortilegios y que no me preocupara por nada, George dijo lo mismo, que incluso él se encargaría de ir por Gigi a la guardería, y Louis cubrirá los otros negocios con ayuda de Mónica —miro a Anirak con algo de arrepentimiento en su mirada—, Anired me ha dicho que cancelara todas sus entrevistas o sesiones de fotos para quedarse a cuidarme —no evito sonreír al recordar el entusiasmo de su hija menor, sintiéndose culpable porque tuviera que cancelar todas las actividades ya planeadas por tener que cuidarlo—...que ella se encargará de todo y yo solo tendré que descansar...estuvo todo el rato conmigo, se quedó dormida —señaló el sillón vacío frente a la cama—, Maxence la llevó a su habitación, ese mocoso tampoco se movió hasta que le pedí que la llevará para que descansará.

—Lyssandre vino por él y por Amalie, ya deben de estar en su casa —le acarició el brazo de manera cariñosa—, igual que Lys y George con sus hijos —se mordió el labio inferior—, Anired estaba demasiado cansada, Max me dijo que se encontraba muy alterada cuando te estaban curando, se sentía muy preocupada y asustada por ti, Fred...no debiste —Fred la miró negando—...no debiste de recibir el hechizo por mi...el ataque era para mí, no debiste interferir, Fred...no puedes morir, tus hijos te necesitan, George te necesita, yo te necesito —se veía afligida al solo pensar en perder a Fred, al amor de su vida, era algo a lo que se negaba que sucediera—, debes de dejar de protegerme, Fred, si no siempre saldrás herido.

Fred llevó la mano hasta la pálida mejilla de su esposa para acariciarla y negar.

—Anir, cielo —le sonrió con suavidad—, yo siempre te voy a proteger de todo lo que pueda dañarte, al igual que a nuestros cuatro demonios que tenemos por hijos—en otra situación la azabache habría soltado una estruendosa risa por como llamaba a sus cuatro hijos—...y no te preocupes, yo no voy a morir, eso tenlo por seguro, aún tenemos muchas cosas que hacer, Anirak, no te vas a librar de mi tan fácilmente.

Limpio las pequeñas lágrimas que salían de los ojos grises, evitando que siguieran con su trayecto.

—Deja de ponerte en peligro...

Murmuró Anirak sabiendo que no le haría caso por mucho que lo pidiera.

—Deja de hacerlo tú —Fred le sonrió acercándose con cuidado a su rostro—...somos magos, Anirak, eres la ministros y yo soy tu esposo, somos parte de la familia Black...siempre estaremos en peligro por más que no queramos...solo tenemos que estar juntos...

Con esas palabras el pelirrojo rompió la distancia atrapando los labios de su esposa en un cariñoso beso que inmediatamente fue correspondió, demostrando todo el amor y devoción que sentía el uno por el otro y que ninguno estaba dispuesto a morir, deseaban seguir juntos por todo el tiempo que les restara de vida, a lado de la familia que habían formado.

—Ya quiero volver a casarme contigo, muñeca.

Murmuró Fred con una sonrisa besándole el rostro de manera cariñosa, sin importarle que aún tuviera restos de polvo y sangre.

—Y yo contigo, Freddie.

Anirak sonrió, sintiéndose aliviada al ver que él estaba sano y salvo, a su lado, entre sus brazos.

⚜⚜⚜

La gotera hacía un ruido que provocaba eco por todo el lugar, el lugar se sentía muy frío causando que la piel de cualquier persona que entrará se erizará.

El ruido de la gota de agua que caía contra el descuidado suelo volviéndose molesto, sin embargo, ese sonido era cubierto por los desgarradores gritos y llantos de dolor.

Veía como su hija se retorcía sobre una improvisada mesa de piedra, la sangre caía de su mano la que parecía estar cada vez más negra conforme avanzaban lo minutos, las lágrimas escapaban de los ojos castaños mientras los alaridos salían de sus labios causando que una expresión de puro dolor fuera reflejada en las femeninas facciones,

—No podemos hacer nada—escucho la voz del varón que trataba de sostener a Hannah para que no siguiera moviéndose—, no sabemos de qué maldición se trata...por lo que no tenemos cómo frenarla.

Neville soltó una maldición entendiendo que probablemente Hannah tendría que morir al no tener una solución.

—¡Fue esa maldita mocosa! —gritó Hannah con odio y dolor en la voz, era como si le quemaran la mano con fuego maldito, el fuego se expandía por medio de la sangre que circulaba subiendo lentamente lo que aumentaba la tortura que sufría, miro al hombre que la intentaba sostener para que no se moviera—... ¡Tu maldita perra me ataco con una daga llena de veneno!

Miró la mano herida, tomándola con fuerza para ver la sangre y distinguir entre ella un viscoso líquido de extraño color morado, pudo ver como la herida estaba necrosándose, pudriendo todo por dentro.

Observó la mano con más precisión, dándose cuenta que todo se estaba pudriendo por dentro de manera rápida, si no lograban pararlo era cuestión de minutos para que el veneno llegara al corazón de la rubia causando una inminente muerte.

Neville solo podía mirar a su hija retorcerse del dolor y como la sangre no se detenía, si era un veneno quizá con sus conocimientos de herbología podría encontrar un antídoto, sin embargo, no estaba seguro de poder contar con el tiempo suficiente para lograrlo.

Al ser fugitivos, la opción de llevarla con un sanador estaba descartada, ya que eran buscados en todas partes del mundo, tanto muggle como mágico.

Y conseguir el antídoto, definitivamente sería imposible, la única que lo tendría era la menor de los Black-Weasley y tan siquiera pensar en acercarse a ella era una condena de muerte.

—La única opción que queda para evitar que muera es cortarle...la mano —mencionó el hombro dejando la mano de Hannah para ver a Neville—, al cortarla podríamos evitar que el veneno siga subiendo, se detendría antes de llegar a su corazón...no hay otra manera, no podemos llevarla a San Mungo o buscar un sanador, porque terminaran arrestados, mucho menos buscar un antídoto porque no sabemos cuánto tiempo nos queda, aparte que conseguir los ingredientes sería demasiado complicado...

—¡No, no pueden cortarme la mano! —gritó Hannah con desesperación al comprender lo que harían—... ¡Debe de haber otra manera, busquen otra forma o traigan a esa mocosa para que me cure! ¡Esa pequeña zorra debe de poder hacerlo!

Los varones comenzaron a discutir entre ellos, tratando de buscar otra opción, pero por más vueltas que le daban el resultado era el mismo, llegaban a lo mismo, la única solución para salvar la vida de Hannah era cortarle la mano.

—Tenemos que hacerlo lo más rápido posible, antes de que sea tarde.

Neville asintió dándole la razón, para ir con su hija y con la varita que había robado conjuro un hechizo para dejarla en la inconsciencia.

El dolor que experimentaba Hannah se volvía cada vez más insoportable, la cabeza le daba vueltas e incluso se mordía la lengua tratando de tolerarlo, pero la boca se le había llenado de sangre.

Sentía que se volvería completamente loca, estaba soportando demasiado, que al sentir como su cuerpo se volvía más liviano se sintió en el paraíso.

Pronto la sensación de quemarse por dentro fue disminuyendo, los párpados se sentían más pesados y su garganta se comenzaba a quedar sin voz.

La bruma de oscuridad la envolvió, cayendo poco a poco en la inconsciencia.

Lo único que podía pensar era en vengarse de esa pequeña perra azabache, era la culpable de todo, debía de acabar con ella, pero antes hacerla sufrir.

Antes de cerrar los ojos lo último que paso por su cabeza era vengarse de:

Anired Georanne.

El nombre de la mujer salió de sus labios mientras jugaba con el encendedor en la mano derecha, encendiéndolo y apagándolo.

La amaba demasiado, nunca en su vida amó a alguien así, volviéndolo completamente loco y poniéndolo a sus pies, haría cualquier cosa por obtener una sola mirada de esos ojos grises que tanto le encantaban o una de sus bonitas sonrisas mientras lo llamaba con la dulce y melosa voz que lo derretía.

Anired era su todo, lo que lo volvía más fuerte y al mismo tiempo más débil, eran sensaciones extrañas para él, pero le encantaba experimentar cosas nuevas con ella, aprender cada día lo mucho que podía amar a alguien.

Y lo mejor de todo, es que era correspondido de la misma manera.

Solo deseaba triunfar en su trabajo para tener éxito y un mejor salario, porque de esa manera podía darle todo el mundo a su azabache, podría pedirle matrimonio e iniciar una vida juntos.

Formar la familia y vida que siempre soñó a lado del amor de su vida.

Pero, lo que lo tenía ansioso en estos últimos días eran las palabras de ese maldito reo de Azkaban:

"Quiero conocer en persona a la encantadora Anired Georanne, quiero ver si es tan hermosa como dicen, tanto como para que tu tío y Deyan estén tan obsesionados por ella..."

"Lástima que el precio de sacarme de aquí es llevarte a ti"

Conocía muy bien que Deyan estaba obsesionado con Anired, haría lo imposible por que estuviera a su lado, sin embargo, él seguía en Azkaban, ya que nadie hizo el intento por ayudarlo, por lo que de él no se preocupaba.

Era por ese motivo que las dudas y preocupación aumentaban día con día, volviéndose paranoico, en cada momento le marcaba y escribía, incluso le pidió que le compartiera su ubicación en todo momento, si no fuera porque él debía de estar en el trabajo y porque sabía que en esos día Anired estaba en la casa Black-Weasley cuidando a Fred, había estado pegado a él como una garrapata, como su sombra.

La mención de un tío lo hacía confundirse más, conocía a los hermano de Lyssandre: Lyssane y Louis-Phillippe, con quienes se llevaban y era evidente que nunca lastimaría a la menor de los Black-Weasley...entonces, ¿a quién se refería Neville?

¿De qué tío hablaba?

Al no saber de quién se trataba sólo podía preocuparse más.

Cansado y harto de eso, entró al ministerio para ir a una oficina que no era la suya, pero la que probablemente calmaría sus preocupaciones o al menos podría externarlas.

En el transcurso del camino saludo a diversas personas que se le acercaban a hacerle platica o a felicitarlo por su nuevo puesto como jefe del Departamento de Rompe Maldiciones.

Lyssandre ya le había comentado que las cosas serían de esa manera una vez que fuera nombrado jefe de un departamento, la gente se acercaría a él para ser de su agrado o intentar obtener su favor, ya que ahora tenía un peso importante en el ministerio.

Saludo al asistente de su padre, quien al verlo de inmediato lo dejó pasar, acostumbrado a sus visitas frecuentes a la oficina del Delacour.

Ni siquiera tocó para abrir la puerta y adentrarse observando a Lyssandre quien escribía en un pergamino frunciendo el ceño, demostrando que se encontraba chocado de llenar informes sobre el accidente sucedido en la ceremonia de nombramiento.

Tras el sonido de la puerta abrirse y los pasos acercándose, alzó la mirada y relajó el rostro al ver de quien se trataba, mostrando que se sentía cómodo con sus visitas.

—¿Mucho trabajo?

Cuestionó Maxence sentándose en la silla frente a él y dejando una pequeña lata de mentas frente a su padre, de las mentas que el alemán siempre consume, ya que al ser una persona ansiosa necesitaba mantenerse ocupado con algo, por lo que comer esos dulces disminuye un poco la ansiedad.

Lyssandre aceptó la lata de mentas agradeciendo para tomar una.

—Demasiado —hizo una pausa metiéndola en su boca—, tengo que entregar los reportes sobre el incidente en la ceremonia de tu nombramiento —suspiro con notable cansancio, llevaba varios días con lo mismo, pero cada vez le encontraba más detalles que no le dejaban poder entregarlo—, pero conforme más lo leo, menos me gusta, porque siento que no encuentro un probable culpable del ataque —explicó dejando la pluma a un lado—...sabemos que al parecer el motivo fue para liberar a Neville...pero..¿quién fue? Dudo que Hannah haya podido hacerlo sola, por lo que me han dicho no era muy fuerte o inteligente, más bien fue la marioneta de Ellie Yaxley, tampoco tenía contactos alguien que la pudiera ayudar, sumado a que era buscada en el mundo muggle y mágico como una criminal demasiado peligrosa...no creo que nadie la haya querido ayudar sin un motivo detrás.

Maxence lo miró por unos segundos y desvió la mirada mordiéndose el labio inferior.

—Y...quizá sepa quien lo ayudó—Lyssandre alzó la mirada viéndolo con la ceja enarcada, estaba por decir algo, pero Maxence hablo—...no su nombre...pero...creo que el motivo por el que lo ayudó...

Hablaba nerviosamente, porque al decirlo en voz alta se daba cuenta que era real, el peligro en el que podría estar Anired era real y no solo una amenaza.

—¿A qué te refieres, Maxence? ¿Hay algo que no me has dicho?

El alemán asintió.

—Últimamente no hemos tenido ni tiempo de hablar, pensaba decírtelo lo antes posible, pero apenas y te detienes en la casa y siempre estás rodeado por gente —comenzó a explicar como si fuera un niño que acababa de cometer una travesura, se sentía culpable por no decirlo de inmediato—...Longbottom...el día del ataque lo enfrentamos y antes de que Anired se enfrentará a él dijo que quería ver a Anired, para ver si era tan hermosa como decían, tanto como para que Deyan y—tragó saliva—... mi tío estuvieran tan obsesionados por ella...pero...¿de qué tío hablaba?...tú solo tienes dos hermanos...los conocemos...ellos no ayudarían a alguien como Neville...y mi mamá...no tenía hermanos...era hija única y si los tuviera...no...no estarían en el mundo mágico...serían muggles...

Lyssandre tenía el rostro serio escuchando lo que decía el menor.

—¿Qué más dijo?

Maxence se sintió un poco intimidado, ya que tenía una mirada seria y cejas rectas, los ojos brillosos estaban opacos y una expresión estoica en el rostro, verlo así le recordaba todas las veces que lo observó interrogar a un criminal.

—Anired le dijo que atacó a Hannah y que si nos dejaba en paz le daría el antídoto o ella podría morir —jugaba con una pequeña estatuilla que se encontraba sobre el escritorio de Lyssandre—, pero Neville no accedió, dijo que el precio por sacarlo de Azkaban, era llevarle a ella...llevar a Anired...creo que con esa persona...con la que dijo que era mi tío.

La frustración recorrió a Lyssandre, pasó la mano entre su rubio cabello despeinado en el proceso.

—¿Sabes de quien habla?

Cuestiono Maxence al ver su reacción.

—No...Pierre era un mujeriego, por lo que no sería sorpresa que tuviera hijos regados por todo el mundo, hijos no reconocidos—explicó chasqueando la lengua—...hace tiempo, en un interrogatorio, Neville lo mencionó, que tenía un hermano que no conocía y que estaba más cerca de lo esperado —suspiro negando—, que quería hacernos daño de alguna manera...lo he estado buscando, pero...no puedo tener una orden para obtener pruebas de ADN de todo el mundo mágico y mundo muggle, sería imposible...he mandado a investigar el pasado de Pierre, pero ha tenido tantas mujeres como crímenes cometidos.

—¿Y ese hombre...por qué quiere dañarte? —no quería hacer la pregunta, pero finalmente salió de sus labios — ¿Por qué quiere a Anired?

—No estoy seguro del motivo, necesito saber quién es para poder tener una idea del motivo—vio a Max y apretó la mandíbula ante la segunda respuesta—...pero...sobre la segunda pregunta...no estoy seguro, si dijiste que Neville mencionó que está obsesionado al igual que Deyan...puede que la conozca...puede que esté cerca de ella y...realmente este obsesionado por ella, me preocupa más porque mencionas que dar a Anired fue el precio porque liberaran a Neville...siento...

—¿En cualquier momento puede intentar algo contra ella? —cuestiono completando la frase de su padre—...lo he estado pensando, y creo que a esta altura Neville ya no tiene ningún límite, podría intentar y por ella, más si fue el precio porque lo dejaran libre.

—Hablaré con Anirak y podremos más aurores para que vigilen a Anired, ya tiene a Elijah y a Khalil, pero no está demás que otros aurores estén cuidándola por cualquier intento de ataque —analizó sabiendo que debía de vigilar a Anired aún más ya que no tenían ni idea de quién sería la persona que estaba ayudando a Neville, por lo que no podía suponer cuando intentarían atacar nuevamente—, por el momento no hay que dejarla sola, cuando puedas acompáñala o por favor está al pendiente de su ubicación.

Maxence asintió.

—Eso no debes ni pedirlo.

Al darse cuenta que Lyssandre compartía la misma idea que él, Maxence dejaba de sentirse paranoico dándose cuenta que tenía razón al estar tan preocupado por ella.

Maxence se quedó unos minutos más en la oficina de su padre, hasta que finalmente tuvo que volver a la suya, con algo de desánimo se despidió de Lyssandre para volver al departamento de Rompe Maldiciones.

Al entrar, todos se encontraban en sus escritorios atendiendo diversas tareas que tenían pendientes.

—Buenos días.

Saludo escuchando como le devolvieron el saludo, algunos les preguntaron diversas dudas, después de contestar camino hacia su privado antes de entrar distinguió el escritorio donde se hallaba su compañera castaña, que ahora fungía como su asistente.

—Buenos días.

La castaña alzó la mirada y sonrió con diversión al ver al alemán.

—Buenos días, jefe.

Dijo la última palabra con burla ganando que Maxence pusiera los ojos en blanco, desde que empezó a cumplir con sus deberes, ella lo llamaba todos los días así empleando ese tono burlón que lo hacía molestar, pero prefería dejarlo pasar.

—Estaré ocupado atendiendo unos expedientes que tengo pendientes —comentó abriendo la puerta del privado—, así que, si no es nada importante, que nadie me moleste, por favor, Rosier.

Andrea asintió para ver como cerraba la puerta una vez que entro.

Al entrar a la oficina cerró la puerta y lo primero que hizo fue dirigirse a la cajonera bajo el escritorio donde guardaba distintos archivos y objetos personales, de él, tomo un viejo cuaderno de color negro, para dejarse caer en la cómoda silla y abrirlo.

Se trataba del diario de Gastón Delacour.

Llevaba varios días leyéndolo, buscando respuestas sobre cómo tener una visión del futuro o como contactar a su yo futuro, creía firmemente que de esa manera lograría saber quién era esa persona que estaba obsesionada de Anired, y si significaría algún peligro para su novia.

Los ojos azules se movían con velocidad, leyendo cada palabra con suma atención sin perder ningún detalle.

"18 de septiembre de 1946.

Las visiones cada día son más recurrentes, no le he contado a nadie, ya cada vez se vuelven peor.

En todas terminó muerto, y la persona que me asesina, es mi hermana, algo que me asusta, ya que nunca esperaría esa traición y también le temo a la muerte, lo que hay después de ella.

Quiero huir de la mansión Delacour, salir de ahí, tal vez ir al mundo muggle, lejos de la magia, lejos de la familia Delacour, iniciar una vida tranquila y pacífica, donde pueda ser feliz.

Al menos estos días han sido más felices en Beauxbatons, he conocido a una chica.

Escuche por los rumores, que es transferida del colegio de Hogwarts, debido a que mantenía una relación con un traidor de la sangre y ante los ojos de la familia Black eso es un completo delito, lo suficiente como para sacarte del árbol familiar.

Es hermosa.

Tiene un cabello completamente negro que me recuerda a la noche y unos ojos grises que se asemejan a la luna llena.

El primer día que llegué traté de hablarle, y salió mal.

Me puse tan nervioso que solo pude decirle que parecía muerta por esa piel tan pálida.

Por ahora solo puedo verla a los lejos, cada que se cruzan nuestras miradas, ella me ve feo, pero espero que las cosas cambien en algún momento, ya que ha aparecido en mis visiones de manera recurrente, en ellas me sonríe luciendo preciosa..."

Tuvo que apartar la mirada de la lectura cuando escuchó unos toques en la puerta que se abrió dejando ver a Andrea con una mirada de disculpa.

Max alzó la ceja viéndola con confusión.

—Se que me dijiste que solo te molestara si era importante...pero creo que...ella es muy importante...

Max iba a preguntar a qué se refería, cuando la castaña se hizo a un lado.

—Hola... ¿estás muy ocupado?

El rubio no evitó sonreír al ver de quien se trataba, colocándose de pie para recibirla.

—Para ti nunca lo estoy —su sonrisa era grande dejando ver los hoyuelos en las mejillas y ojos brillantes, llenos de emoción y felicidad—, Andrea deja pasar a la señorita Anired Georanne, estaré ocupado, así que no dejes que nadie me moleste, cualquier cosa toma el recado—hizo una pausa—...ah, y cada vez que ella venga deja que pase directamente a mi oficina.

Anired sonrió al escuchar como la llamó y la indicación que dio.

Andrea lo miró con picardía y también a la azabache, para asentir y murmurar un "con permiso", saliendo de ahí tras cerrar la puerta dejando a la pareja sola.

La Black-Weasley miraba la oficina, se encontraba ordenada, a un lado estaban algunas repisas con varios archivos al igual que un pequeño cactus que ella días atrás le regaló.

El escritorio estaba ordenado y el aroma fresco a colonia mezclado con menta y tabaco causaba un entorno agradable.

—Kleiner Hase, hola —saludo Maxence frente a ella—...me hubieras dicho que ibas a venir, pude pasar por ti.

Anired respondió al corto beso que le dio Max.

—Hola, bebé —Max se sonrojo al escuchar como lo llamó—, vine con mi mamá, y pensé en pasar a saludarte —le acaricio la mejilla de manera cariñosa—...quería ver cómo te iba y traerte esto, ya que no pudimos celebrar tu nombramiento...

Anired le extendió un pequeño ramo de rosas rojas perfectamente acomodadas, Max lo aceptó sin borrar la sonrisa, parecía un niño pequeño recibiendo un regalo de navidad.

—Son preciosas —disfruto del aroma a rosas que poco a poco comenzaba a llenar el lugar—... ¿lo hiciste tú?

Anired asintió.

—Quise hacerlo yo misma, con rosas que yo cultivé y les puse un hechizo para que duren más tiempo en tu oficina —le beso la mejilla—, espero te gusten...

—Me encantan.

A Maxence nunca le habían regalado flores, y que Anired lo hiciera solo causaba que su corazón latiera con demasiada intensidad.

La relación que tenía con Anired, ante los ojos de alguien más podría ser de interés, pero no era así, al inicio le costó acostumbrarse, pero finalmente se dio cuenta que Anired demostraba su amor de esa manera, dándole regalos, desde algo muy pequeño y sencillo como una pequeña carta que guardaría en su cartera, hasta alguna cosa lujosa de la cual no quería ni pensar en el precio.

Él trataba de hacer lo mismo, dándole regalos en cada oportunidad, esperando que pronto sus regalos fueran mejores y más recurrentes.

Max la miró con más atención y trago saliva estremeciéndose al contacto de su mejilla con los labios de la azabache, la que daba pequeños besos bajando a su mentón.

—Me alegro que te gusten...

Los ojos azules no se podían apartar del cuerpo de su novia, la que llevaba un minivestido de color plateado, fruncido y de tirantes que se detenían detrás del pálido cuello. Con el escote en pico resultaba demasiado elegante y sexy, resaltando cada una de las curvas de la Black-Weasley.

El escote era demasiado favorecedor para las carnosas montañas que tenía Anired como senos, con cada pausada respiración el pecho subía y bajaba.

Max sintió la boca seca y se relamió los labios, de repente la corbata lo aprisionaba más y la oficina se sentía muy caliente.

Con la mano libre, acarició suavemente el muslo descubierto de Anired.

—Está demasiado corto —no negaría que le gustaba como se veía ese vestido en ella, incluso combinaba con sus ojos—...si te agachas o subes corriendo las escaleras se te verán las bragas.

Anired le dio un beso en los labios, corto, apenas un roce y se alejó de Maxence para buscar algo en el pequeño bolso que llevaba consigo mientras el alemán acomodó las flores.

Al darse la vuelta miró a Anired que le extendió una tela de encaje.

—¿Qué es? —Max la tomó y extendió poniéndose rojo al igual que su cabello al ver la tela que combinaba con el vestido, sus ojos se oscurecieron y las comisuras de los labios se alzaron en una diminuta sonrisa—... ¿no traes nada debajo?

Anired soltó una risa inocente recargándose del escritorio mientras Maxence miraba las pequeñas bragas de encaje en su mano.

El bóxer comenzaba a apretarle y su entrepierna palpitaba al darse cuenta que si quitaba ese corto vestido, su novia estaría completamente desnuda para él, aunque no evitó sentir una molestia en el estómago debido a los celos por imaginar que alguien pudiera percatarse que no llevaba bragas.

—Hay una tienda de juguetes y ropa erótica que quiere que trabaje para ellos en una campaña de publicidad y me han mandado ciertos juguetes y vestidos —explico disfrutando ver como los ojos de Maxence se volvían más oscuros al igual que la erección era más notable en el pantalón azul oscuro que usaba ese día—, pensé que sería una buena ocasión para usar este vestido —pasó la mano con delicadeza sobre su torso moviendo el volante de tela que estaba sobre los pechos si apartar la mirada de Maxence—...¿ya has estrenado el escritorio?

Y con esas palabras llenas de doble sentido todo el poco autocontrol que Max pensó que tenía se fue directito a la mierda, para dar una larga zancada quedando frente a su novia, encerrándola entre su cuerpo y el escritorio sobre el que dejó la pequeña braga de encaje.

Las grandes manos acariciando la pequeña cintura, disfrutando de la suavidad de la tela, mientras su pierna izquierda golpeó con suavidad las rodillas de la menor para que esta abriera las piernas colocando en medio de estas su muslo, lo que causó que Anired soltara un jadeo indecoroso cuando la rígida tela del pantalón golpeó contra su núcleo mojado y desnudo.

Con una mano acariciaba la cintura mientras la otra la subió hasta el volante de tela que alzó con delicadeza para sonreír con diversión al ver que al alzarlo podía ver los pechos desnudos de Anired, que solo eran cubiertos por un encaje transparente del mismo color que el vestido.

—Desde Hogwarts te lo he dicho —la voz de Max era ronca, murmurando contra la piel de la mandíbula de Anired donde dejaba besos húmedos—...eres demasiado provocadora—suspiro disfrutando del aroma a frutos rojos, canela y ahora olía también a rosas, demostrando que no tenía mucho que cortó las que le regaló—...me encantas, Georanne.

Anired se estremeció, disfrutando de como decía su nombre con esa voz ronca y el marcado acento, lo tomó de la mandíbula para sonreír y besarlo, de manera profunda metiendo la lengua en su cavidad bucal la que recorría por completo, pegándose a su cuerpo y moviéndose de manera suave sobre su muslo, dejando que se empapara por sus fluidos.

Las manos de Max terminaron sobre los senos de su novia para jugar con ellos, amasarlos y pellizcar los pezones, robándole indecoroso jadeos que eran atrapados por sus labios, apretando el cuerpo de Anired contra el escritorio para que sintiera la erección que ella había causado, la que rozaba contra el vientre de la azabache que llevo una de las manos hasta el miembro de Maxence acariciándolo lentamente sobre el pantalón.

Max dejó los labios de Anired para bajar el rostro hasta los pechos que llenó de saliva aún sobre la tela, dejando mordidas traviesas moviendo la pierna contra la vagina de Anired.

La azabache trataba de contener sus gemidos, sabiendo que cualquiera los podría escuchar, cosa que cada vez le resultaba imposible.

Anired estaba completamente enamorada de todas las facetas de Maxence, pero una de sus favoritas era esa, cuando era tan caliente, tan rudo, le gustaba cuando la tomaba con fuerza, cuando los labios del alemán recorren cada centímetro de su piel para llenarla de mordidas que dejarían marcas por días o sus manos aferrándose de manera dura contra ella...porque hacía un completo contraste a la faceta que daba frente a sus conocidos, todos los que estaban afuera lo veían como un hombre serio, con rostro estoico, frío y distante de los demás.

En cambio, con ella era tan caliente, tan perfecto, incluso con esas palabras sucias que salían de su boca solo causaban que Anired quisiera cada vez más, que cumpliera todo lo que decía.

—¿Tienes idea de lo difícil que es resistirse a inclinarte sobre el escritorio y follarte tan fuerte que olvides tu propio nombre?—cuestionó el alemán dejando los pechos de la más pálida, mientras sus caderas se clavaron en el vientre de Anired que dejó escapar un grito ahogado al sentir su polla muy evidente a través de la tela—, cogerte tan bien que todo lo que puedas hacer es gemir mi nombre, dejar que todo el edificio sepa quién es el que te hace sentir tan jodidamente bien—Anired soltó un gemido cuando la tomo con fuerza de la mandíbula, apretando con sus largos dedos—, escucharte gritar tan fuerte cuando ese coñito apretado chorree por toda mi polla, me encanta la forma en que haces un desastre, mein herz, me encanta verte desmoronarte en mi polla—dejo un beso brusco y efímero sobre los labios entreabiertos, mordiendo suavemente el inferior—. Quiero salir de ti, ver tus jugos gotear por tus muslos antes de que me corra por toda tu cara—pasó el dedo pulgar sobre los labios de Anired, haciendo presión en el labio inferior—, meter mi polla en esa boca tuya, ver cómo te ahogas mientras me la chupas...

Los labios de Anired rodearon el dedo pulgar de Maxence, pasando la lengua llenándolo de saliva sin dejar de verlo a los ojos.

Un gruñido se ahogó en la garganta de Max ante esa escena, quería hacer que se hincara en el suelo para ponerle su miembro en la boca, y que fuera eso lo que lamiera en lugar de su dedo, estaba completamente excitado y necesitado de ella.

Pero, a pesar de eso, seguía teniendo un freno, sabiendo que Anired nunca le había hecho sexo oral a él ni a nadie, y tampoco quería obligarla, así que saco esa idea de su mente para soltarla de la mandíbula y alzarla con facilidad, dejándola sentada sobre el escritorio con la piernas abiertas para él, teniendo una completa vista de su chorreante vagina.

Anired intentó cerrar las piernas al sentirse cohibida, pero Maxence no se lo permitió.

—No las cierres, mein herz.

Anired trago saliva viéndolo hincarse frente a ella.

—Maxence...

Suspiró al sentir como le besaba la cara interna de los muslos y la tomaba de las pantorrillas para que pusiera las piernas sobre los hombros masculinos.

Max siempre era de esa forma, cada que tenían sexo, siempre había sexo oral al menos que la situación no se lo permitiera, pero era algo que estaba presente, no tenía ni que pedirlo para que el fuera directamente, cosa que hacía que Anired perdiera la cabeza, debido a los orgasmos tan abrasadores que le provocaba gracias a eso y al juego previo, el alemán se concentraba mucho en su placer, dándole varias veces la prioridad a los orgasmos de la azabache antes que a los de él.

Pronto la lengua de Maxence se abría camino por los labios vaginales de su novia, disfrutando del sabor y aroma que tanto le encantaba.

Alzaba la mirada en ocasiones para ver como trataba de contenerse y cerraba los ojos mordiéndose el labios para evitar gemir con fuerza, eso solo hacía que quisiera hacerlo más profundo.

Lamia todo a su paso, succionando lo que causaba un sonido que hacía eco en la oficina, subía lentamente buscando el clítoris inflamado de Anired paras atraparlo con suavidad entre los dientes, midiendo la fuerza para no herirla y después haciendo presión con la lengua con movimientos circulares, mientras con las manos acariciaba los muslos dándoles palmadas de vez en cuando.

La veces anteriores en las que Maxence tuvo sexo con otras mujeres nunca disfruto de hacer sexo oral, era lo menos quería hacer, siempre se negaba o ponía miles de excusas, ya que no lo excitaba, nunca comprendió el porqué, pero simplemente era algo que se negaba a hacer.

Pero, con Anired, era de lo que más disfrutaba, era como un maldito adicto a todo lo que tuviera que ver con ella, amaba su sabor, su olor, pasar la lengua lentamente por toda su vagina y trasero, perderse por un largo rato en medio de sus piernas, en medio de sus nalgas, pasar una y otra vez la lengua como si se tratara de una fuente de agua frente a un hombre que ha pasado demasiados años en el desierto, era magnífico, ese sabor agridulce lo hacía perder la cordura.

El cuerpo de Anired se contrajo apretando las piernas contra los costados de la cabeza de su novio, pequeños jadeos salían de sus labios los cuales trataba de controlar, sabiendo que cualquiera podría descubrirlos.

Se alegraba que los cristales de la oficina de Maxence dieran vista hacia fuera del ministerio, pero en esos momentos las cortinas oscuras los cubrían impidiendo que alguien los descubriera en esa situación.

—Max...

Murmuraba Anired con voz quedita, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos al sentir la juguetona lengua contra el sensible clítoris que parecía reaccionar ante cada lamida o presión.

El cuerpo de Anired se contrae cada vez más indicando que pronto llegaría a la cúspide del placer debido a lo que hacía Maxence, solo era cuestión de unos minutos más.

Pasaba las manos entre el rubio cabello para pegarlo más a ella, como si quisieran hundirlo.

Estaba tan relajada que solo atinaba a cerrar los ojos escuchando los ruidos que hacía Max al chupar, lo que causaba que se mordiera el labio enterrando los dientes con fuerza.

—¡Max!

La voz y el portazo causó que Anired abriera los ojos con fuerza, dispuesta a empujar a Max para poder cubrirse lo más pronto posible.

Sin embargo, las comisuras de sus labios se curvaron al ver la mala mirada de la mujer frente a ellos viendo la apasionada escena.

Anired solo acariciaba el cabello de Maxence invitándolo a que siguiera, ya que al estar en medio de sus piernas era evidente que no escucharía muy bien lo que sucedía alrededor.

—Tú...maldita mocosa...

Murmuró Olympe sintiéndose furiosa ante la escena, todas las veces que estuvo con Maxence, él le puso miles de excusas para negar a tener sexo oral, pero con esa mocosa estaba completamente concentrado en eso sin siquiera apartarse por unos segundos, como si fuera un adicto.

Anired tenía una sonrisa de satisfacción, una por lo que hacía Max en medio de sus puertas y otra por la expresión de Olympe que parecía querer matarla en esos momentos.

—Creo que ya viste que me desea y ama demasiado —hablo Anired con una voz suave en la que demostraba todo el placer que estaba experimentaba—...como para tener su cabeza en medio de mis piernas haciéndome un maravilloso oral, sin importarle que nos estés viendo...

Esas palabras llenas de diversión y burla fueron suficientes para que Olympe explotara.

—¡Maldita zorra! —gritó iracunda para buscar su varita en el bolso de mano—... ¡No eres más que una ofrecida!

Ver como Maxence caía a los brazos de Anired la hizo perder el control, dándose cuenta que lo perdía cada vez más.

El grito hizo que Max se separará, tomándose el tiempo para cerrar las piernas de Anired con delicadeza cuidando que no le viera algo de más, la azabache llevó las pequeñas manos al vestido para bajarlo solo lo suficiente.

Max volteo a ver a Olympe sintiendo como su cuerpo se tensaba, llevó la mano hasta la boca y barbilla para limpiarse los fluidos de Anired sin dejar de ver con completo enojo a la mayor.

—¿Qué haces aquí? —escupió de manera seca.

Olympe seguía mirando mal a Anired, para después observar a Maxence, suavizando la mirada.

—Vine a felicitarte, Maxxie —hablo con un tono coqueto que provocó que Anired pusiera los ojos en blanco con evidente molestia—...no pensé que estarías molesto.

Maxence pasó la mano entre su cabello, dispuesto en llamar a Rosier, pero antes de que lo hiciera la castaña se asomó.

—Le dije que no podía pasar, que yo tomaría el recado —se explicó rápidamente ya que notaba lo enojado que estaba Maxence por esa interrupción—...pero no me escucho y entro sin siquiera tocar...

—No entiendo qué haces aquí —miraba a Olympe conteniéndose para no gritar y hacer una escena en la oficina, donde sus compañeros podrían ver todo—...sí mi asistente te dijo que no puedes pasar es por algo...

—¡Vine a felicitarte y también a hablar cosas del trabajo! —chillo Olympe—... ¡El trabajo debe de ser tu prioridad, no estar teniendo sexo con una ofre...!

—¡Cuidado con cómo la llamas! —gruño Max comprendiendo las palabras que diría a su novia—... ¡Si se trata del trabajo pudiste verlo con mi asistente y ella me pasaría el recado, no entrar sin siquiera tocar!

—¡Pues tienes que estar al pendiente del trabajo, Maxence, eres el jefe! —la vena en el cuello de Olympe se marcaba debido al enojo que aumentaba más al ver a la azabache que se quitó del escritorio para irse a sentar en la silla que Maxence usaba ahora que era jefe—... ¡No puedes estar teniendo sexo durante el trabajo! ¿Qué diría la ministra si se entera?

Maxence soltó una maldición para ver a Rosier.

—Vuelve a tu lugar y cierra la puerta.

Ordenó de manera cortante, la castaña decidió hacerle caso sin rechistar para salir de la oficina, cerrar la puerta y volver a su lugar.

Olympe solo sonrió al darse cuenta que no la corrió, esperando que le pidiera a Anired que se retirara miro a la azabache, la que solo sonrió con arrogancia marcada en la mirada para tomar dos portarretratos que estaban sobre el escritorio y darles las vuelta para que la bruja mayor observa las fotografías:

En una salían Maxence y Anired en un lugar lleno de rosas, el varón la abrazaba por la cintura mientras le besaba la sien a la mujer que sonreía, y en la otra era una foto de la azabache sonriendo con un bonito paisaje de fondo que parecía ser la ciudad de Alemania.

Laurent quería saltar sobre ella y sacarla de la oficina, dándose cuenta que estaba presumiendo que le había quitado a Maxence, pero Olympe no iba a aceptar eso, se negaba a dejarlo ir.

Maxence pasó la mano sobre su rostro con frustración por la presencia de Olympe en ese lugar.

—Mira, cada que quieras venir o cualquier cosa, comunícate antes por medio de una nota o carta, para ver si tengo tiempo de recibirse —se sobaba el puente de la nariz deseando que ya se largara de una vez por todas—... concretar una cita, porque no puedes venir, así como así.

—Si, supongo que no quieres que interrumpa tu tiempo de sexo en la oficina, ¿no? —alzo la ceja recriminando la escena que acababa de ver—...quiero ver que tan feliz va a estar la ministra cuando se entere de lo que estabas haciendo en tu lugar de trabajo... ¡Y con su hija menor!

Anired que ya estaba cansada, movió la silla causando un ruido para que la voltean a ver, los ojos grises parecían dagas sobre Olympe, que sintió un escalofrío por toda la columna vertebral, ya que la menor tenía esa misma mirada amenazante que la matriarca de la familia Black-Weasley, con la que incluso podía hacer que el Wizzengamot guardara silencio cada que la lanzaba en medio de una acalorada discusión.

—Bien, si quieres yo misma le hablo a mi madre —del pequeño bolso saco el celular —...estoy segura que le encantará saber porque te alteras de esa manera, al igual que la relación que tuviste con un niño de quince años, ¿no? Creo que lo considerara un tema demasiado entretenido, como esta discusión.

Max y Olympe se quedaron callados, dándose cuenta que Anired sabía los detalles que pasaron años atrás.

Max ya le había contado, pero no creyó que recordara que fue con Olympe.

—Por favor, vete —pidió Max viendo a Olympe—, si quieres tener una reunión, concrétala con mi secretaria.

Olympe sabía que, si la ministro o cualquier miembro del ministerio se enteraban de su antigua relación con Maxence, sin duda quedaría sin trabajo, perdería todo por lo que se había esforzado.

Tragándose todo el enojo y sin verlos finalmente salió de ahí, dando un portazo que hizo que las ventanas retumbaran.

Maxence soltó un suspiro de alivio al ver como la mujer se iba, se dio la vuelta para ver a Anired que terminaba de colocarse las bragas para tomar el bolso y acomodarse el cabello.

Se fijó en su expresión, los labios rectos y apretados formando una línea y el ceño fruncido; estaba muy molesta.

—Anired...yo...

Habló el rubio acercándose a la más baja, que giró para verlo con los brazos cruzados sobre el pecho y una mirada sería.

—Es ella con quien perdiste tu virginidad—no era un pregunta, lo estaba formando—, lo sé desde que la ví en el funeral de tu madre y termine de confirmarlo el día de la inauguración de mi tienda de té —explico al ver la mirada confundida de Max—, sé que eso sucedió hace años, por lo que eso no debería de importarme o afectar —el alemán se encontraba en silencio escuchando cada una de las palabras de la azabache—, pero el hecho de que te siga buscando y se ponga como loca al vernos juntos me hace molestar—detuvo con la mano a Max que se acercaba a ella seguramente a abrazarla y decirle que se calmara—...y también...hace que me sienta insegura...es por eso que te pido...que le pongas un alto—alzó el rostro para verlo a los ojos—...sé que por motivo de trabajo tienes que seguir tratando con ella...pero, me gustaría que mantuvieras tu distancia—murmuró mordiéndose el labio inferior, ya que no quería que él creyera que era tóxica o una celosa sin control—...créeme...confío en ti, pero no ella.

Max la miró, parecía un conejo asustado, tratando de huir de su mirada, y sin evitarlo sonrió para tomar la mano que estaba en su pecho y acariciarla con suavidad por varios segundos para besarle cada nudillo de manera cariñosa.

—Anired, te amo —la tomó de los hombros acariciándolos de manera calmada y viéndola fijamente a los ojos para que se diera cuenta que hablaba con sinceridad—...eres mi todo, amor, no tienes que preocuparte ni mucho menos sentirte insegura —una de sus manos acuñó el fino rostro de la menor—, te juro que no tengo ojos para nadie más que para ti, y que Olympe no significa nada, aun así, le pondré un alto, y solo la tratare por temas meramente profesionales, te lo prometo...

Max la abrazó con fuerza besándole el cabello, Anired rodeo su torso con los brazos escondiendo el rostro que estaba rojo y caliente en su pecho.

—Gracias.

Murmuró Anired, ya que temía que reaccionara mal por lo que le pidió, pero ver que era tan comprensible causaba que su pecho explotara con miles de mariposas aumentando el inmenso amor que sentía por su alemán, a quien nunca quería perder.

⚜⚜⚜

—A lo largo de mi vida, he sido testigo de un amor que ha sido mi guía, mi inspiración y mi esperanza—la voz dulce inundó el enorme jardín que estaba lleno de hermosas flores, los invitados la miraban escuchando atentamente el discurso que daba inicio—. Mis padres no solo me dieron la vida, sino que también me enseñaron el significado del amor incondicional—miró a la pareja de recién casados que estaban frente a ella, su madre lucía un hermoso vestido de novia de color blanco mientras su padre portaba un traje que lo hacía ver elegante—, desde que tengo memoria, he visto cómo mis padres se cuidan mutuamente, cómo se apoyan en los momentos difíciles y cómo se ríen juntos en los momentos de alegría. Su amor no solo es un ejemplo para mí, sino para todos los que los conocen. Han construido un vínculo sólido y profundo que ha resistido todas las tormentas—Anired sonrió cruzando miradas con Anirak la que la miraba con orgullo— cuando miro a mis padres, veo dos almas que se encontraron en la juventud y que eligieron caminar juntas por la vida. Han compartido sueños, metas y desafíos, y han celebrado cada logro, grande o pequeño, juntos. Su amor no ha disminuido con el tiempo; al contrario, ha crecido y madurado, como un buen vino.

Fred tenía los ojos rojos y empañados de lágrimas mientras abrazaba a su esposa, murmurándole cientos de palabras de agradecimiento por todo el tiempo que llevaban juntos y por siempre amarlo.

—A través de su amor, aprendí que el compromiso y la dedicación son la base de una relación duradera. He aprendido que el amor no es solo un sentimiento, sino una elección diaria de estar allí el uno para el otro, sin importar lo que la vida nos depare—sonreía viendo la imagen de sus padres, que siempre había sido su más grande inspiración que día con día le demostraba que el verdadero amor existe a pesar de la oscuridad que a veces aparecía queriendo ocultar el sol—. Hoy, cuando los veo parados aquí, renovando sus votos, me llena de alegría y esperanza. Sé que su amor continuará siendo un faro de luz y un ejemplo para todos nosotros. Espero que, a medida que avancen juntos en esta nueva fase de su viaje, encuentren aún más razones para amarse y apoyarse mutuamente—miró a ambos fijamente, dirigiendo sus palabras a ellos—. Mis padres, quiero agradecerles por ser los modelos a seguir que son. Por enseñarme que el amor verdadero existe y que puede superar cualquier obstáculo. Por mostrarme que la familia y el amor son las cosas más valiosas en la vida—alzó la copa de champagne en su mano para dirigir el brindis—. Brindo por este día, por su amor eterno y por todos los años de felicidad que les esperan. Que su amor siga siendo una fuente de inspiración para todos nosotros—los invitados chocaron las copas al igual que el matrimonio que se dieron un corto beso—. Felicidades a mis queridos padres. Los amo más de lo que las palabras pueden expresar.

y con esas palabras el lugar estalló en aplausos y felicitaciones para Fred y Anirak Black-Weasley, que lucían demasiado felices en los brazos del otro.

La boda había sido una ceremonia pequeña, menos de cien invitados en un hermoso jardín lleno de flores, mesas de cristal transparente con loza que parecía ser de diamante, demostrando la elegancia y riqueza que era tan característica de ese matrimonio que nunca escatimaba en gastos.

El ambiente era tranquilo y relajante para todos los magos que se encontraban en el lugar que por fin encontraban un momento de paz después de tanto alboroto, deseando que las cosas fueran siempre de esa manera, donde solo importa ser felices y nada más.

Pronto el ambiente se volvió más divertido, con copas de whiskey de fuego por todos lados, al igual que risas inundando el lugar.

El sabor le gustaba, últimamente lo consumía de manera seguida, pero midiendo para no terminar siendo un alcohólico.

Desde temprano que comenzó a tomar y justo en esos momentos se sentía un tanto mareado, tal como la chica a su lado que se reía sosteniendo el vaso de cristal.

—Y...ehs que tiu me odia, Geogegg...

Alargó la letra g mirando al pelirrojo que solo reía de manera ronca.

—La quie me ogia eges tú—murmuró el varon de ojos grises—...al igal que a mi hermana...que quiere a tu tonto hermanitu...

—No la ogio —sentenció recargando la cabeza en el hombro del pelirrojo—...es solio que estoyg preocupadag pog mi hemanog...no quiego que vuelga a salir egido...

Murmuró tras dar una escandalosa risa que nadie más que él varón escucho.

Amalie y George Sirius estaban igual de ebrios, sentándose en unas escaleras lejos de todos mientras hablaban y bebían sin parar, a esas alturas ninguno recordaba cómo llegaron a ese momento, solo sabían que el whiskey de fuego tras cada trago sabía mucho mejor.

—Yu hermanog es tonto...

Sentenció el pelirrojo molesto al recordar que el rubio estaba con su hermana.

—Niunca te ogie...al contagio...siempre me gustaste...

Murmuró Amalie dando el último trago, con el que completamente dejó de saber que pasaba.

[...]

Las pequeñas escenas pasaban por su cabeza, como cortos de una vieja película, recordando poco o nada de lo que sucedió.

Al abrir los ojos lo primero que vio fue una taza de baño, el dolor de cabeza la recorrió con fuerza y al tratar de pararse tocó algo duro y caliente.

—¿Eh?

Abrió los ojos con confusión al ver el cuerpo desnudo en el que los músculos estaban marcados y un tatuaje recorrió el lado izquierdo del torso dirigiéndose al brazo.

—¿Ah?

La mirada gris y azul se toparon, viéndose por unos segundos y dándose cuenta de la situación.

Estaban en un baño, completamente desnudos.

George Sirius no sabía qué decir, pero no necesitaba preguntar para saber lo que había ocurrido.

Amalie D'Acanto tampoco necesitaba hacer preguntas, lo sentía en su cuerpo, al igual que las piernas pegajosas.

Fue como si el tiempo se detuviera en ese sanitario, como si le hubieran puesto mute a una muy extraña película, en la que ambos magos veían a la nada sacando sus propias conclusiones:

¡Habían tenido sexo en el baño del jardín!

━━━━━━✧❂✧━━━━━━

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Tienen teorías sobre lo que vaya a intentar Neville? ¿Irá detrás de Lyssane?

¿Hannah se vengará de Anired? ¿Qué intentará el tío de Maxence?

¿Maxence podrá controlar sus visiones?

¿Les gustó la visita de Anired a la oficina de Max?

¿Finalmente Olympe dejará de molestar a Max?

¿Qué creen que pasé entre GS y Lie después de lo que hicieron?

Bueno, nos leemos en unos días, lovu♥

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