Trece.
(Como los lectores fantasmas han vuelto:(, volveremos a los 300 comentarios para la próxima actualización, loviu❤️.)
Los labios del azabache recorrían el fino cuello de la pelirroja que se encontraba sobre él, mientras que con las manos le acariciaba la cintura y cadera de forma lenta, Arwen echaba la cabeza hacia un lado dándole una mayor accesibilidad.
El pequeño salón donde se hallaban se encontraba lleno de jadeos y suspiros por parte de los dos adolescentes, ambos tenían las mejillas rojas al igual que los labios hinchados por la sesión de besos que compartieron hace unos segundos.
Una de las manos del varón terminó en el cabello de Itziar acariciándolo y formando pequeñas ondas, las manos de la francesa jugaban con la corbata roja que ya estaba descolocada del sitio correcto
—Mmh—gruñó Itziar cuando su pareja le mordió el cuello, al sentir que buscaba el cierre de la falda dejó la corbata para tomar las manos del moreno—...tengo que volver al carruaje...
—Pero...It...mira como me tienes—gimoteo con sufrimientos haciendo énfasis en su erección—, no me dejes de esta manera...
La pelirroja le sonrió para levantarse de su regazo mientras alisaba con las manos su falda tratando de borrar cualquier rastro que pudiera indicar lo que hace unos segundos hacían.
—James, tengo que volver al carruaje —observo el reloj de pulso que le adornaba la muñeca izquierda—, ya pasan de la una de la mañana, por mucho que Amalie me trate de cubrir, si la directora o la profesora se dan cuenta me meteré en problemas.
El Potter soltó un gruñido al ver la negativa de su novia y sin muchos ánimos se levantó de la silla donde descansaba, acomodándose la ropa y pensando en cualquier otra cosa para que la notable erección desapareciera.
Itziar se recogió el largo cabello pelirrojo en una coleta, limpio su cuello eliminando los rastros de saliva y alzo la corbata junto con el saco azul que se encontraba en el suelo colocándoselos de la mejor forma posible, veía a James acomodarse el cabello con un puchero debido a no continuar, pero ya se había retrasado demasiado por lo que corría un gran riesgo de ser descubierta.
—Pero, me la debes, eh...me dejas con un gran problema en los pantalones.
—Luego lo compensare —ella se acercó dejándole un corto beso en los labios—...tengo que irme.
Los dos adolescentes salieron del salón para caminar por el oscuro y viejo pasillo, de no ser por los candelabros que alumbraban tenuemente la francesa ya habría salido corriendo por el temor que le provocaba la oscuridad.
—Ten cuidado al salir, que no te vaya a descubrir Filch.
Jame se despidió al verse cerca de la torre de Gryffindor, se acercó unos pasos a ella e Itziar le acaricio la mejilla iniciando un pequeño beso entre ambos que duró unos escasos segundos.
—Nos vemos mañana.
Arwen le sonrió por última vez para darse la vuelta y emprender el camino.
Durante su trayecto tuvo que evitar a algunos prefectos, a Filch e incluso al profesor Roux que vagaba por los pasillos, pero lo peor de todo no fue ellos si no la señora Norris, la gata del celador de Hogwarts que justo en esos momentos la estaba siguiendo como loca desde el cuarto piso, con toda la velocidad que fue capaz de emplear bajo las escaleras terminando en el pasillo del tercer piso, escuchaba los maullidos de la gata y pronto la voz de Filch, soltó una maldición en francés haciéndose a la idea que terminaría en un gran castigo por estar a esas horas aun en el castillo.
Corrió lo más rápido que pudo, a lo lejos, detrás de una fea estatua de una bruja jorobada logro distinguir una cabellera rubia que entraba por una extraña apertura, sin más preámbulos o consideraciones fue detrás de él sabiendo que se trataría de un estudiante, así que se escondería donde mismo, prefería eso antes que terminar castigada.
—¡¿Qué mierda te pasa?!
Cuestionó el varón cuando la pelirroja lo empujó provocando que ambos cayeran y se deslizaron por un extraño tobogán en lugar de un duro golpe, Itziar no evitó gritar y la entrada a los pocos segundos se cerró.
—¡Deja de gritar me vas a dejar sordo! —Pidió el Weasley empujando a la pelirroja para que se hiciera a un lado mientras recorrían el largo tobogán, no pudo evitar bufar al reconocerla— ¡Ay, no! Regulus me va a matar al verte...
—¿Dónde estamos? ¿Por qué hay un tobogán?
Cuestionó la pelirroja cuando al fin terminaron de recorrer el extraño tobogán, Freddos se puso de pie sacudiéndose el pantalón con facilidad ya estaba acostumbrado a usar ese pasadizo para escaparse del colegio y se encontraba demasiado seguro que a su primo no le iba a agradar para nada la presencia de la francesa, la única manera de hacer que regresara sería ir hasta la casa de los gritos y usar el pasaje, cosa que veía demasiado difícil por todo el trayecto.
—¡Por Merlín, mujer! ¡Estamos en el sótano de Honeydukes! —se notaba la exasperación que lo recorría— ¡¿Por qué me seguiste?!
—¡Yo no estaba siguiendo, solo me quería esconder de la gata de Filch que me seguía!
Se defendió la pelirroja cruzándose de brazos y frunciendo los labios.
—¡¿Y no pudiste ir a otro lado?!
—¡Yo ni sabía a donde ibas, creí que se trataba de un salón o algo parecido! ¡Pensé que te estabas escondiendo de Filch y por eso fui detrás de tú!
Freddos soltó un suspiro lleno de molestia, ya era demasiado noche por lo que no podía dejarla volver sola al castillo ya que tendría que cruzar todo el pueblo y caminar un gramo, aparte que si sus padres se enteraban de que dejó ir a una chica sola a mitad de la noche lo regañaban hasta el final de los tiempos, tampoco podía dejar solo a Regulus en el cabeza de puerco.
Maldijo internamente, arrepintiéndose de no haber ido con su primo desde el primer momento y quedar de verlo a las afueras del Cabeza de Puerco, porque ahora tenía que cargar con esa chica.
—En serio que eres molesta, mujer —se quejó Freddos apretándose el puente de la nariz, Itziar no evitó virar los ojos, Regulus John siempre le decía de esa manera a donde quiera que se toparan y que ahora lo hiciera también ese rubio resultaba demasiado molesto—...no tengo de otra, vendrás conmigo.
—¿A dónde? ¡Tengo que volver a Hogwarts!
Freddos le hizo una seña para que guardara silencio ya que podrían despertar a los dueños de la tienda de dulces.
—Sí, sí, pero ahorita no hay tiempo, vendrás conmigo y luego regresaremos —vio como la más baja estaba a punto de protestar así que intervino antes—...al menos que quieras perderte en la oscuridad del camino...o bueno dudo mucho que sepas cómo volver, ya que estamos muy lejos de Hogwarts y no encontrarás un carruaje a estas horas.
—Eres igual de odioso que tu primo.
Murmuró la pelirroja soltando un bufido lleno de enojo para comenzar a seguir los pasos del rubio, cada zancada era larga por lo que ella tiene que trotar...
¿Qué les dan de comer a esos adolescentes?
Tanto Freddos y Zed como Regulus John y George Sirius son altos, los hermanos Weasley tal vez cuenten con una estatura dentro del estándar, pero los mellizos pasaban eso, estaba demasiado segura que medían casi dos metros... malditos trolls.
Itziar no entendía nada del porque el Weasley se encontraba en ese lugar, con demasiada cautela lograron salir de Honeydukes sin llamar la atención o despertar a los dueños.
El camino fue silencioso y rápido, Freddos solo pensaba en cómo explicarle a Regulus que esa chica terminó ahí, lo único que deseaba es que no fuera a echar a perder sus planes ya que era la única oportunidad que tenían para conseguir la información que tal vez les serviría para ayudar a George Sirius.
Reconocieron al azabache que esperaba a unos metros de la puerta del Cabeza de Puerco, a diferencia de ellos ya no llevaba el uniforme si no un pantalón negro y una chaqueta de piel negra, el cabello oscuro se movía al compás del viento que le golpeaba el rostro dejándolo un poco despeinado, de esa manera ya no parecía un adolescente, se podía notar que estaba pasando a ser un hombre.
Regulus se llevó las manos a la boca para poder soplarlas tratando de brindarse un poco de calor, le gustaba el frío, pero debido a los nervios y ansiedad que lo golpeaba le resultaba incómodo. Alzó la mirada y se topó con su primo, de inmediato sonrió, sonrisa que le duró unos cuantos segundos para apagarse al reconocer a la pelirroja que iba con el menor.
En un par de zancadas se acercó rápidamente a ellos.
—¿Qué hace ella aquí?
Pregunto sin más, Freddos se sobo las sienes mientras Itziar le lanzaba malas miradas que el azabache ignoraba rápidamente.
—Que quede claro que yo no la invite —alzó las manos en signo de inocencia—, estaba entrando por el pasadizo de siempre, cuando ella me empujo y caímos por el tobogán, ya era tarde y está demasiado oscuro por lo que no la pude dejar que volviera sola...
Regulus soltó un suspiro lleno de cansancio.
¿Por qué siempre la Arwen terminaba involucrada con ellos?
No culpaba a Freddos, ya que tenía demasiada razón, no podían dejar que volviera sola ya era demasiado noche y aun recordaba lo que sucedió aquel día en que lo siguió, pero también arriesgaban demasiado a que los descubrieran, lo peor es que los dos adolescentes frente a él portaban el uniforme llamando más la atención.
—Ustedes dos se quedarán aquí afuera —explicó Regulus paseando la mirada entre ambos—, mientras yo entraré y conseguiré lo que necesito ¿entendido?
Itziar que no sabía ni cómo replicar decidió, por primera vez, hacerle caso a pesar de no agradarle esa opción.
Freddos arrugó el entrecejo escuchando lo que decía.
—¿Qué? ¡No quiero ser niñero de ella! ¡Regulus déjame acompañarte!
Comenzó a pedir, el azabache negó cruzándose de brazos.
—Te dije que te quitaras el uniforme...
—Estaba con Brooke y el tiempo se me fue...
Las mejillas del Weasley se tiñeron de rojo ante la declaración.
—Si entras así, Aberforth nos correrá sin siquiera pensarlo —vio a Itziar de reojo—, así que quédense aquí los dos, no tardare mucho...si ves que en hora y media no salgo ya entras.
—De acuerdo...
Respondió desganado sabiendo que no haría cambiar de opinión a Regulus, el más alto se acercó a la pelirroja inclinándose unos centímetros para verla a los ojos.
—Molestia —llamo Regulus, Itziar lo volteo a ver sintiéndose completamente intimidada por la mirada gris que la veía fijamente—, más te vale no meternos en problemas, mantén la boca cerrada o yo mismo te arrancaré la lengua por ruidosa...
Itziar retrocedió unos pasos al ver que el pelinegro parecía hablar en serio, no había rastro de la diversión y ese aire que siempre lo caracterizaba, sus facciones se encontraban completamente estoicas y los ojos tenían un extraño brillo indicando que estaba completamente seguro de cada palabra o movimiento que daba.
—No haré nada...
Murmuró encogiéndose contra sí misma, estaba demasiado lejos del castillo y no era tan estúpida como para salir corriendo sabiendo que cualquiera la podría atacar como la otra vez.
—Buena niña...
Regulus sonrió de manera torcida e Itziar no evitó sonrojarse y desviar la mirada ante eso, Regulus John Black-Weasley era un completo estúpido.
El azabache le dio una última mirada para volver con su primo, cuchicheaban unos cuantos minutos para que el mayor caminara al pub.
Regulus sabía muy bien que debía de permanecer con un perfil bajo dentro del Cabeza de Puerco para mantenerse a salvo y también porque si había algún Auror infiltrado o personal del ministerio que lo pudieran reconocer sin duda se lo informarían a sus padres metiéndolo en un grave problema por no acatar lo que le decían.
Les había escrito a sus padres con anterioridad y no obtuvo respuesta, esta vez lo volvió a intentar con la diferencia de que siguió a su lechuza llevando una gran sorpresa consigo:
Hannah retenía las cartas, evitando que tuvieran conversación.
Se alegraba de no haber escrito nada respecto a lo que iba a ser, ya que tenía la ligera sospecha de que alguien evitaba que llegaran por lo que solo escribió unos simples saludos, mañana sin falta iría a buscar a su padre a Sortilegios Weasley, ya que su madre aún se encontraba de viaje y dándose cuenta de las circunstancias ya necesitaba una ayuda mayor.
Al entrar al cabeza de puerco la pequeña campanilla sonó indicando su presencia, esperaba que Aberforth no lo reconociera así que no se acercaría a la barra y solo se sentaría en cualquier mesa que encontrara vacía, después buscaría a alguien con quien pudiera hablar, traía algunos galeones en el bolsillo de su chaqueta por sí tendría que ofrecerlos a cambio.
Observo a la gente, algunos usaban grandes capas negras o de diversos colores al igual que túnicas ya desgastadas.
Recordó que cuando iba en tercer año acabó en ese lugar junto con George Sirius, su padre terminó viniendo por ellos, se acordaba de la postura de Fred, parándose recto y con el mentón arriba no permitiendo que nadie lo intimidaba, así que trato de imitarla lo mejor posible ya que no podía mostrar miedo ante ellos.
Tomó asiento en una mesa completamente vacía donde tenía visión de todas las personas en ese lugar, uno de los meseros se acercó y le pidió un vaso de Whiskey de Fuego, seguía recorriendo a los magos tratando de recordar o reconocer a alguno que hubiera hablado con Hannah.
Comenzaba a dudar que su plan funcionara, trato de relajarse y pensar como lo haría su madre, ella sin duda ya tendría todo trazado.
Anirak siempre analizaba a las personas, era como si pudiera ver a través de ellas y se diera cuenta quién podría ayudarle o proporcionarle lo que necesitaba.
Regulus trató de hacer eso, recorriendo uno a uno de manera lenta, uno le devolvió la mirada, otro la apartó, otra le guiño un ojo, pero no venía a ligar y hasta que... ¡Bingo! encontró a alguien, se trataba de un viejo anciano que tenía algo que lo llamaba.
Tomó una enorme bocanada de aire tratando de controlar los grandes nervios que lo recorría provocando que la boca del estómago le doliera, apretó los dientes contra el labio inferior y armándose de valor se colocó de pie para caminar hacia él.
El anciano centró la mirada en el Black-Weasley como si supiera que iba hacia él.
—Buenas noches...
Murmuró Regulus, el mayor solo asintió dándole a entender que podía sentarse.
—No creo que un lugar como este sea para ti...
Regulus juntó las cejas con confusión viendo al hombre mayor.
—¿Por qué no sería un lugar para mí?
—Eres un Black-Weasley...dudo que a tus padres les agrade saber que estás aquí.
—¿C...cómo lo sabe?
El poco color que tenía Regulus desapareció, dejándolo más pálido de lo que normalmente era.
—Cabellos oscuros como la noche, piel pálida, la belleza que los hace lucir como si fueran parte de la realeza, esa forma de caminar y sentarse como si nadie estuviera a su altura —sonrió, Regulus no sabía si sentir ofendido o halagado—...y lo que más me lo confirma son esos ojos grises que pareciera tratarse de los de un animal cazando a su presa...diría que eres un Black, pero la última Black es tu madre, por la edad que aparentas estoy más que seguro de quien eres...uno de los dos mellizos, se habla mucho de ustedes y ni decir de la niña menor, lo rumores son fuertes, varios sabemos que pronto cumplirá diecisiete la edad perfecta para un matrimonio.
Regulus frunció la boca ante lo último, no lograba imaginarse a su hermana menor casada y esperaba que para eso faltara mucho tiempo.
—Dudo que mi hermana se case de manera pronta, pero parece conocer muy bien a mi familia.
El anciano sonrió.
—En algunas ocasiones tuve el honor de servir al amo Regulus al igual que a la ama Anirak —hizo una pequeña reverencia pronunciando los nombres—, reconocería a un perteneciente de la familia Black a donde quiera que fuese.
Regulus asintió ante las palabras.
—Me imagino que viene mucho aquí —el anciano asintió bebiendo del tarro frente a él —... ¿Alguna vez vio entrar a una chica rubia, como de mi edad, de estatura media y caucásica?
—No muchas chicas jóvenes entran aquí...de hecho casi ninguna—hizo una pausa—, pero me imagino de quien hablas —Regulus lo vio fijamente indicando que continuará—...suele venir cada quince o treinta días a ver a esa vieja bruja que es un dolor en el culo.
—¿Qué vieja bruja?
—Umm—volvió a beber—...déjame recordar su nombre...es algo S...
Murmuró el viejo repitiendo varios nombres, Regulus hizo memoria, tratando de acordarse del nombre de la tía de Hannah, sabiendo que era su único familiar.
—¿De casualidad—llamó la atención del mayor—...no era Samara?
—Claro...ese es el nombre...esa maldita bruja...
—Al parecer no tiene una buena relación con ella.
El anciano asintió varias veces y se acercó a Regulus haciéndole una seña para que se inclinara y hablara en voz baja.
—Muchacho...espero no tengas relación con ellas...no son nada buenas, especialmente la vieja Samara, es una bruja que va más allá de las artes oscuras, una magia que no conocemos bien.
—¿Qué clase de magia?
—Magia muggle...algo llamado Voodoo, sea lo que sea cuídate, esa magia no es tan fácil de tratar—se alejó dejando a Regulus confundido—...aunque siendo hijo de quien eres...estoy seguro que estarás bien.
—¿Qué es esa magia que dijo?
—Mocoso...no se mucho, solo lo que se escucha, es una magia a través de hierbas y muñecos —se encogió de hombros—...no tengo mucha información, si quieres saber más de ella es necesario que hables con algún muggle.
Magia Voodoo...repitió para sus adentros el azabache dándose cuenta que eso podría coincidir, ya que al ser de los muggles no habría información en los libros.
—Gracias —se colocó de pie sacando unos cuantos galeones—...para que pagues tu cuenta.
El viejo tomó las monedas.
—Tan generoso como toda tu familia.
Regulus sonrió.
—Ya lo sabe, mientras nos sirva sabemos ser agradecidos...
El anciano asintió despidiéndose del azabache que pasó a la barra pagando la copa de Whisky de Fuego que pidió, a pesar de no haber bebido nada de ella.
Al menos ya sabía que magia investigar, nunca había escuchado del Voodoo o bueno, tal vez algo en la televisión y algunos comentarios, pero no sabía muy de que se trataba.
Por lo que ahora tenía dos opciones:
Preguntarle a sus padres.
Preguntarle a Amalie que creció en el mundo muggle.
Pero, ya era un gran avance con eso porque si coincide lo que le pasaba a George Sirius podría ser más preciso en su búsqueda.
Al salir del pub soltó un gruñido viendo a la pelirroja, le molestaba tan solo verla, y más el que siempre terminara metida en sus asuntos, aparte que tampoco le agradaba que fuera novia del idiota de James Potter, aunque bueno, siendo igual de molestos era normal que estuvieran juntos.
—Estaba a punto de ir por ti.
Acusó Freddos poniéndose de pie, se encontraba sobre un tronco de un árbol caído con Itziar a lado.
—Ya tengo algo que servirá, es mejor que regresemos al colegio —vio de reojo a la pelirroja— ¿No causó problemas?
—Me tuve que aguantar como una hora de sus quejas, pero solo eso—se encogió de hombros restándole importancia—... ¿Qué te dijeron ahí dentro?
—Te lo contaré en el castillo, ya vámonos —hizo una seña para dar inicio de camino y paso a lado de Itziar—...ya vámonos.
La pelirroja, para sorpresa de Regulus, permaneció en completo silencio y solo asintió para seguirle el paso.
Los tres adolescentes caminaban a la casa de los gritos, Regulus y Freddos llevaban la cabeza, pero en ocasiones el mayor se detenía para que la francesa alcanzará su paso aparte de estar volteando a verla de manera constante para no perderla de su campo de visión.
No es que le preocupara, pero no dejaría que le pasara nada mientras estuviera con él.
A veces odiaba la moral que sus padres le inculcaron, el hecho de que siempre le dijeran que, si salía con alguna mujer, se tratase de quien se tratase, debía de acompañarla hasta su hogar o un lugar seguro en el que no peligraba lo obligaba a cuidar de Arwen.
No negaría que le extrañaba el silencio de la pelirroja, pero decidió no preguntar ya que disfrutaba de caminar solo hablando con Freddos y no estar discutiendo con ella.
Luego de un largo rato y extenso camino lograron llegar a la casa de los gritos, los tres pasaron la malla protectora dirigiéndose al interior del desolado lugar con cuidado de no tirar nada, gracias a que era primavera no había ni rastros de nieve o lodo que les complica más llegar.
Las tenues luces que salían de las puntas de las varitas iluminaban un poco el lugar, Arwen no disfrutaba mucho de ese recorrido debido a la enorme oscuridad y ni decir de los ruidos que se escuchaban, su miedo era tan intenso que se forzaba a mantenerse callada y pensando en cualquier otra cosa para no entrar en un ataque de pánico que veía pronto.
Desde niña que los lugares oscuros, sonidos extraños e insectos le provocaban un enorme miedo, llegando a ser una fobia, su varita no iluminaba lo necesario para calmarse.
Trató de concentrarse en sus pasos y en lo poco que faltaba para llegar a Hogwarts, pero sin evitarlo se tropezó con una madera salida del piso provocando que cayera de lleno en el suelo de no ser porque metió las mano se habría golpeado la cara.
Su varita salió rodando dejándola en completa oscuridad, el corazón le golpeaba el pecho de forma fuerte como si se tratara de miles de unicornios galopando con fuerza, el aire le hacía falta por lo que empezó a dar grandes bocanadas con las cuales se sentía más sofocada y el miedo aumentaba, era como si estuviera cayendo en un inmenso hoy lleno de oscuridad que la absorbía lentamente.
Regulus y Freddos detuvieron sus pasos al escuchar el golpe, se observaron el uno al otro y al ver que estaban bien fueron a buscar a la pelirroja que venía tras ellos, se encontraba en el piso soltando sollozos y dando bocanadas como si se estuviera ahogando.
—¡¿Qué le pasa?!
Cuestionó Freddos sin saber si acercarse o no, Regulus fue el que se acercó para tratar de ver que tenía.
—Ey, molestia —llamó, pero no hubo respuesta más que un sollozo, incluso veía como temblaba—... ¡Arwen te estoy hablando, mírame!
Arwen se encontraba asustada llena de temor sin poder lograr decir una palabra, solo quería irse de ese lugar, la visión era completamente borrosa, escuchaba la voz de Regulus y Freddos llamándola, pidiendo que se calmara, pero nada de eso funcionaba, el aire le hacía más falta, sentía a punto de asfixiarse como si alguien la estuviera ahorcando.
El Weasley dejó las palabras en el aire y abrió los ojos llenos de sorpresa sin poder creer lo que estaba viendo, de todo lo que podía imaginar que hiciera Regulus para calmar a la molestia pelirroja, nunca pasó por su mente esa idea.
El azabache tomó las mejillas de Itziar pidiendo que lo viera y que tratara de respirar tranquilamente, pero ella se negaba diciendo que no lo podía hacer. Regulus soltó un suspiro y sin esperarlo a más estrelló los labios en contra de los finos labios de la pelirroja.
La Arwen se quedó completamente helada procesando todo lo que pasaba, fue como si su cerebro se apagara por unos segundos para volver a reiniciarse y darse cuenta que el Black-Weasley la estaba besando, cosa que duró muy poco ya que él se separó.
Ambos tenían los rostros tan rojos como el cabello de la chica, Itziar lo veía consternada, Regulus se alejó unos centímetros pasando un enorme trago de saliva.
—¿P...por qué lo hiciste?
Logró murmurar Itziar con el calor subiendo por sus mejillas.
Regulus se levantó pasándose la mano por el rostro como si con eso pudiera desaparecer el sonrojo.
—Yo...George Sirius una vez me dijo—hizo una pausa cayendo en cuenta de lo que acababa de hacer—... que contener la respiración detiene los ataques —titubeo—...así que cuando te bese...dejaste de respirar.
Itziar solo asintió aceptando la mano que le extendía para ponerse de pie, ambos se notaban algo confundidos e incómodos por lo que acababa de ver.
Freddos no pudo evitar sonreír mientras recogía la varita de Itziar, si tan solo James supiera que Regulus acaba de besar a su novia...sin duda se enojaría...disfrutaría tanto de ver esa escena, como cuando el Potter se enojó porque Regulus fue elegido para el Torneo en lugar de él.
Definitivamente, disfrutaba de ver como James Potter se enojaba cada que Regulus terminaba llevándose toda la atención en lugar de él, y al parecer con Itziar Arwen no sería la excepción.
[...]
Los adolescentes lograron volver a Hogwarts, teniendo cuidado de que no los golpeara el sauce boxeador ya se encontraban en los enormes jardines, pero algo que les llamo la atención fue ver a varios aurores y maestros recorriendo cada rincón.
—¿Nos habrán descubierto?
Cuestión Regulus con notable temor en la voz, porque si había aurores eso significaba que sus padres no tardarían en llegar o inclusive podría ser que ya estuvieran ahí.
—¿Nos habrán visto o alguien nos acusaría?
Regulus negó varias veces.
—Damián y mis demás compañeros no lo harían, incluso me cubrirían...
—Los mismos piensas que estoy con Brooke...
Las miradas de los varones pararon en Itziar que negó.
—Yo... ¡No! solo Lie sabría que estaba fuera del dormitorio y ella primero me habría buscado antes de decirle a los profesores...
Ninguno comprendía nada, hasta que dos aurores se acercaron a ellos, sabían que era en vano corres ya que no tenían en donde esconderse.
—Ustedes tres —un cobrizo se detuvo frente a ellos escudriñando con la mirada—, vuelvan al castillo...las órdenes fueron claras, ningún estudiante fuera del gran comedor...
Señalo las puertas en las que había otros dos hombres que Regulus reconoció, eran parte de la sexta de su madre, la sexta como los llamaban se trataban de cuatro aurores de la confianza de su madre, encargados de su seguridad una vez que se volvió ministra o incluso tarea de suma importancia y confidencialidad.
Trago saliva, dándose cuenta que si ellos estaban significaba que su madre también, pero si no los buscaban a ellos...
¿Entonces que paso?
Un Auror los escoltaba sin decir palabra.
—¿Qué paso, por qué los aurores están aquí?
Cuestiono Itziar viendo al hombre a su lado.
—Señorita, solo siga las indicaciones.
Itziar coloco los ojos en blanco y el trio se adentró al castillo donde también habían aurores, Regulus observo el reloj en la muñeca izquierda, dándose cuenta que ya pasaban de las cuatro de la mañana. No lograba comprender que era lo que paso... ¿A caso alguien ataco la escuela?
Le resultaba demasiado imposible de creer, después de la segunda guerra mágica la seguridad había aumentado estando preparados para cualquier ataque parecido al de aquellos años.
Al entrar al Gran Comedor pudieron distinguir a todos los alumnos de Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang, estaban en pijama cuchicheando por todos lados.
—¡Regulus, Fred! —no pasaron ni cinco segundos para que su madre se hiciera presente, parecía completamente nerviosa e incluso pequeñas lagrimas le adornaban el rostro seguida de su padre que a pesar de tratarse de mantenerse calmado demostraba lo preocupado que estaba—...por favor, díganme que Anired está con ustedes....
Al escuchar el nombre de su hermana ato cabos y dirigió la mirada rápidamente a los Slytherin y después a Deyan dándose cuenta de la ausencia de la menor.
—No... ¿Qué paso con mi hermana?
Comenzaba alterarse viendo a su madre que se puso más nerviosa yendo con los aurores y diciéndole ordenes que poco le importaron para voltear a ver a su padre.
—McGonagall nos mandó un patronus, explicando que Anired no estaba en su habitación y que no aparecía por ningún lado —Regulus lo escuchaba de forma atenta—, al parecer su amiga Zoe se despertó a media madrugada y vio la cama de Nired vacía...solo encontró este pedazo de una nota—se la extendió a su hijo que la tomo de inmediato—...lo que lo vuelve sumamente preocupante, los aurores la están buscando y cuando nos dimos cuenta que ustedes dos no estaba creímos...que tal vez la habían acompañado.
Fred paso la mano entre su cabello, estaba demasiado frustrado y preocupado al no saber dónde se encontraba su hija y más sabiendo que se había ido completamente sola.
Regulus desdoblo la nota tratando de no romperla más para leerla:
"Anired:
He visto que has estado buscando a tu pequeño conejo de peluche llamado copito, te he notado muy preocupada. Pero, para tu buena suerte te tengo buenas noticias:
Yo lo tengo."
De inmediato busco a Hannah con la mirada la cual discutía con George Sirius en una esquina alejados de todos, eso significaba que tal vez ella habría tomado a Copito, y por como lucia su mellizo parecía sospechar lo mismo.
Aunque también pudo ser una especia de mal broma para Anired.
—Iré con mamá a buscarla, tal vez siga este por los jardines o en el Boque Prohibido...
Regulus iba a caminar dispuesto a seguir a su madre cuando Fred lo detuvo tomándolo del brazo.
—Como se lo dije a George Sirius, Max, Scorpius y los demás, ustedes se van a quedar aquí—Regulus vio a su padre que se encontraba completamente serio—, los aurores la están buscando y si esto fue una especie de trampa no vamos a arriesgar a que ustedes queden involucrado, así que se quedaran en el castillo.
Regulus resoplo sabiendo que de nada serviría discutir con su padre ya que no cambiaría de idea, solo asintió y volvió con su primo para hacerle una seña y caminar a donde se encontraban sus demás compañeros.
Sin embargo, se detuvieron al escuchar el inicio de una pelea.
—¡¿Dónde demonios esta?!
Vieron como Maxence tomaba de las solapas del pijama a Deyan que peleaba por alejarse.
—¡Qué yo no sé dónde maldita sea esta, ya se lo dije a sus padres y a los aurores! —Deyan logro soltarse del agarre del alemán— ¡Soy su novio, no su maldita niñera! ¡¿A parte a ti que mierda te importa?! ¡Ni siquiera son amigos!
—¡Te vale una mierda eso! ¡Tú siempre estas con ella! ¡¿Por qué no la acompañaste?! ¡La dejaste salir sola a mitad de la noche!
Maxence sentía como dentro de su estómago se formaba una enorme bola de rabia que subía por su cuello hasta estallar en el pecho, dándose cuenta de lo poco preocupado que estaba Deyan, él nunca habría dejado que Anired estuviera sola a media madrugada por los jardines arriesgando que algo le pudiera pasar, lo único que deseaba es que estuviera bien.
—¡Anired no es una niñita! ¡Ella puede cuidarse muy bien sola!
—¡Juro que si no aparece voy a matarte!
Sentencio Max a punto de saltar nuevamente sobre él, pero los amigos del búlgaro lo detuvieron, Deyan sonrió con esa burla y sorna que tanto lo caracterizaba.
—Como si tú pudieras hacerlo...
—Deyan —la voz de Regulus llamo la atención el cual se acercó pasando por en medio de los amigos del castaño que tanto lo defendían—...tú siempre estas pegado a mi hermana, así que más te vale que no estés mintiendo o voy a romperte la cara...
—¡Qué yo no sé nada! —repitió cansado, aunque no negaría que con Regulus amenazándolo comenzaba a sentirse un poco nervioso— ¡La última vez que la vi fue cuando estaba pegando esos tontos afiches de búsqueda!
—Deyan, al parecer las advertencias de Maxence y Regulus no son suficientes para ti —escucho otra voz a sus espaldas, y al darse vuelta su temor incremento, tal vez podría con Regulus y sus amigos con Maxence...pero ya con él también era demasiado—...pero, si mi hermana no aparece o resulta lastimada, Regulus y yo nos vamos a encargar de ti...por lo único que no te hemos roto la cara es por ella —las palabras de George Sirius eran filosas y su rostro se encontraba estoico demostrando que hablaba enserio —, y como se lo dije a Hannah, si tú o tu tonta amiguita Stella tomaron a Copito para hacerle una mala broma a Georanne vamos a romper cada uno de tus huesos ¿O no Regulus?
El azabache sonrió acercándose a Deyan, notaba como comenzaba a intimidarse tras las palabras de ambos.
—Así es, así que si sabes algo más te vale comenzar a hablar, porque tenemos muy poca paciencia...
Entre los mellizos comenzaba a formarse la complicidad de antes que tanto los caracterizaba, Hannah observaba la escena a lo lejos maldiciendo una y otra vez, antes de que los aurores llegaran estaba dispuesta a hacer que el conjuro sobre George Sirius fuera más fuerte ya que al parecer estaba perdiendo el control sobre él, pero se llevó la gran sorpresa al darse cuenta que ninguno de los muñecos que tenía en su habitación se hallaban ahí, comenzó a buscarlos como loca sin entender quien los habría tomado.
Ahora tenía un problema más grande, que era recuperar esas cosas y poder controlar a George Sirius, tal vez podría provocar que se peleara con Regulus antes de que el efecto terminara, solo necesitaba encontrar el momento correcto.
Mientras los adolescentes parecían discutir la enorme y viaje puerta se abrió haciendo un ruido desesperante gracias a las bisagras con falta de mantenimiento, los zapatos mojados hicieron unos extraños ruidos tras cada que caminaba, el pecho azotaba subiendo y bajando con descontrol, mientras el corto pelo castaño se le pegaba a la frente al igual que la camisa blanca.
Todo el gran comedor se quedó en silencio al ver al varón entrar que caminaba buscando a la azabache mayor.
—Ministra...
Llamo viéndola a unos metros a lado de Jerome Delacour y Fred Black-Weasley.
Jerome fue el primero en voltear, reconoció de inmediato a Khalil Roses completamente mojado, pero su mirada no se centró en eso, si no lo que llevaba en brazos, reconoció de manera inmediata en largo cabello azabache que escurría lleno de agua y la palidez de la piel que comenzaba a tomar tonos azules.
—¡Anirak, Fred!
Llamo trotando al joven Auror, el matrimonio volteo topándose con la misma escena.
—¡Anired!
Los dos fueron de inmediato, el gran comedor comenzó a llenarse cuchicheos, mientras los mellizos, Maxence, los Malfoy, los Weasley, Stefan y las compañeras de cuarto de la menor quería acercarse, pero fueron detenidos por los profesores que comenzaron a ordenas que debían de volver a sus dormitorios.
—Hay que llevarla de inmediato al ala de enfermería.
Jerome que fue el primero de salir del shock tomo a su sobrina en brazos, la sintió más liviana que la vez anterior que la cargo y ni siquiera notaba que respiraba, sin esperárselo a más se dirigió a la enfermería, para ser seguido a los pocos segundos por Fred, Anirak y Khalil.
—Dile a Draco que venga de inmediato...
Pidió Anirak viendo a su esposo el que asintió, sabiendo que ella no confiaría en nadie más que el Malfoy para ver por la salud de sus hijos.
[...]
Su cuerpo temblaba cubriéndose con las tollas que le habían proporcionado, se había quitado el uniforme de Auror quedando solo en bóxer, tal vez le apenaría estar así si fuera otra clase de situación y no viendo como los sanadores Malfoy revisaban el estado de la menor que se encontraba inconsciente sobre una incómoda camilla.
Se cuestionaba si habría llegado muy tarde, cuando logro sacarla del lago le brindo primeros auxilios logrando que sacara una cantidad de agua que había tragado para volver a caer en la inconciencia después de verlo por unos segundos.
No podía sacar de su mente esos ojos grises que demostraban una enorme tristeza.
Nunca se había acercado a ella, solo la vigilaba de lejos como habían sido las ordenes que le dio la ministra respetando que su jurisdicción llegaba hasta a fueras del castillo de Hogwarts por lo que nunca había cruzado la reja.
Sin embargo, ahora sentía una enorme curiosidad por Anired Black-Weasley, de las veces que se la topo o que hablo formalmente con ella noto que era demasiado dulce, pura y amable, parecía irradiar un brillo de felicidad que te hacía sentir cómodo, cosa que no logro ver en sus ojos, aunque quizá estaba confundido.
—Khalil —la voz de la azabache mayor lo saco de su pensamiento, alzo la mirada topándose con la de ella llena de preocupación, también a su lado estaba Jerome y Fred que lo miraba esperando una explicación—... ¿Qué paso? ¿Dónde la encontraste?
Khalil agradeció la bebida caliente que le proporciono Fred Black-Weasley y le dio un enorme trago para tratar de hablar sin titubear debido al frio que experimentaba.
—Yo...he estado cumpliendo con las ordenes de la Ministra, sobre cuidar a la Señorita Black-Weasley —comenzó a relatar—, solo la puedo vigilar fuera del castillo ya que se supone que dentro debería de estar segura. El día de hoy estaba dando un rondín por el Bosque Prohibido, ya que el Director Delacour me había pedido que buscara si había alguna forma de entrar al castillo por ese lugar y si era así que pusiera un hechizo para evitarlo.
Jerome asintió recordando lo que le había pedido al menor.
Khalil a pesar de aun ser de los aurores más jóvenes, se había ganado la confianza del Delacour y de Anirak demostrando ser fuerte, valeroso y leal de esa manera termino en la sexta de la nueva ministra, que solo era conformada por aurores de la confianza de la azabache, y al ser en el que más confiaba le habían dado la tarea de cuidar de Anired.
Jerome no formaba parte de esa sex ya que se desempeñaba como Director de Seguridad Mágica y también como el brazo derecho y consejero de Anirak.
—Comprendo eso —Fred parecía ansioso por escuchar que paso con su hija — ¿Qué más sucedió?
—Me encontraba haciéndolo cuando escuche unos pasos, llegue a creer que eran estudiantes colándose, ya saben que al parecer les divierte meterse al Bosque Prohibido, así que lo pase de largo, hasta que de4spues de un rato me topé con una extraña persona que iba corriendo y riéndose, usaba una capucha que le cubría el rostro—dio otro sorbo al té que humeaba—...así que no pude ver de quien se trataba y cuando me acerque más a la división que hace el lago me encontré con esto —se removió para tomar su pantalón, del bolsillo saco un prendedor de cabello que todos reconocieron al ser de Anired, ya que Fred siempre se los hacia —...lo reconocí de inmediato, me puse a buscar a la señorita en lugares cercanos, pero no había ningún rastro hasta que...decidí entrar al lago, nunca había estado en aguas tan extrañas, se vuelven tormentosas y después como si fueran una enorme gelatina, sin embargo use un hechizo para inmovilizarlas...ahí fue cuando la encontré...creo que llevaba un gran tiempo ya que su color de piel parecía pasar a ser entre morado y azul, logre sacarla y darle respiración boca a boca para reanimarla, sirvió por unos segundos para que volviera a caer en la inconsciencia.
—El lago en medio del bosque prohibido actúa como una planta carnívora —analizo Jerome—, no deja que te salgas con agua tormentosas para después volverse una especie de gelatina y finalmente hundirte, no te mata al instante porque le gusta la "comida" viva, así que mantuvo a Anired viva para después...bueno...eso.
Jerome trato de sacar esa fea idea de su cabeza, no quería imaginar que hubiera pasado si Khalil no la sacaba de ese lago.
—Gracias por salvarla, Khalil —agradeció Anirak con una pequeña sonrisa—...me alegro que la encontraras antes de que pasara algo peor.
—¿Cómo esta ella?
Cuestiono el castaño.
—Draco y Tanith la siguen revisando, pero esperemos este bien.
Fred le sonrió agradecido y Khalil solo asintió viendo a Anired que aún no abría los ojos, esperaba que pronto se recuperara y al parecer, ahora tendría que cuidarla más de cerca para que no volviera a pasar algo como eso.
También, tendría que investigar quien fue aquella persona que la empujo, dudaba que fuera la única vez que intentara atacarla.
⚜⚜⚜
Le dolía el cuerpo, soltó un suspiro al ver la silla donde estaba su madre hace unos minutos completamente vacía, había despertado hace unas horas y sus padres le explicaron todo lo que paso.
Se sentía demasiado tonta por haber caído en esa trampa y lo peor es que no pudo recuperar a Copito, si, sin duda era una idiota, incluso les causo problemas a sus padres que tuvieron que dejar el trabajo para venir hasta sus tíos estaban aquí.
¿Qué más podría hacer?
No era tan fuerte o inteligente como sus padres para recuperar a Copito sola, tal vez debía de rendirse con esa idea, pero tan solo pensarlo le formaba un vacío enorme.
Por otro parte, también tendría que agradecerle a ese Auror que la saco del lago, de no ser por él estaría muerta.
Aunque no negaría que por unos minutos pensó que esa sería la mejor opción, pero al despertar y ver a sus padres, especialmente a su madre que sollozaba se le partió el corazón al saber el dolor que les causaría, los amaba demasiado como para hacerles eso.
Cerro los ojos por unos segundos sabiendo que sus padres se encontraban en otro salón hablando con Draco y Tanith, los cuales probablemente ya habrían notado sus moretones y pérdida de peso, no podría cubrir más a Deyan y ni siquiera sabía cómo pedir que alguien la ayudara.
Llevo la mano derecha a su muñeca izquierda dándose cuenta de la delgadez que tenía su brazo, podía rodear el brazo con sus dedos y las puntas se tocaban, y eso que sus manos eran pequeñas.
Ya no podía ocultar más lo evidente.
—Hasta que despertaste...
Escucho una voz con un acento demasiado marcado, no pudo evitar apretar la fina sabana que la cubría como si con eso fuera a poder protegerse.
—Sí...
Murmuro viendo al búlgaro acercarse, él tomo la silla que descansaba a su lado, donde hace minutos estaba su mamá.
Quería desaparecer de ahí.
El miedo comenzaba a llenarla sin saber cómo actuaria Deyan.
—¿Cómo te sientes? —cuestiono tomándola de la mano con una suma delicadeza no típica de él, ella se estremeció tratando de alejarse un poco—...lo siento —murmuro soltándola al notar su reacción — ¿Te he lastimado?
—Me siento bien...está bien...
El tono de voz de la azabache era demasiado bajo y dócil, se notaba lo asustada que estaba por la espera de su reacción, Deyan dirigió la mano a su cuello por lo que Anired cerró los ojos con fuerza sabiendo que la ahorcaría como otras veces.
Para su sorpresa no fue así, si no que acaricio suavemente la marca que tenía ahí.
—Estuviste dos días inconsciente, dormilona —le sorprendía demasiado la delicadeza con la que la trataba, nunca se comportaba de esa manera con ella —...Te doy miedo ¿no es así? —Anired no respondió, los ojos del castaño se volvieron acuosos recorriendo las demás marcas tanto en el cuello como algunos en el rostro que al parecer cubría con maquillaje — ¿Yo hice eso? —no hubo respuesta solo un enorme silencio—...Anired —llamó esperando que le respondiera — ¿Te he golpeado?
Anired no comprendía porque actuaba así.
¿A caso se drogaba o se golpeó la cabeza?
Deyan al no ver una respuesta se puso de pie y le acaricio la mejilla con suma ternura.
—Te juro que no volverá a pasar, nadie te volverá a golpear o tratar mal —murmuro rozando sus labios con los de ella—...perdón por todo, y por no evitarlo.
Deyan choco sus labios contra los de la Black-Weasley besándola de manera lenta al hacer eso el sabor de Vodka y tabaco recorrieron a la azabache provocándole una sensación tan agradable la cual le brindaba una enorme seguridad, como si nada fuera a lastimarla nuevamente que no evito corresponder a su beso.
Deyan se alejó un poco, pero Anired lo tomo de la mejilla alzándose para volver a besarlo, no quería dejar que ese sentimiento se esfumará, era igual al que le provocaba Maxence cuando estaba con ella, quería aferrarse a eso, a eso que la hizo sentir tan viva, tan querida como si no hubiera nadie más para Max que ella.
Eso duro unos cuantos segundos, fue un beso demasiado distinto a los demás, lleno de nostalgia, cariño y demostrando un gran sentimiento de extrañeza, como si se tratase de una pareja enamorada que estuvo separada por mucho tiempo
—La próxima vez que te vea —la vio fijamente a los ojos y Anired alcanzo a distinguir pequeñas motas azules en el verde del iris—...te prometo que traeré a Copito ¿sí? Lo voy a recuperar para ti.
Le beso la frente dejando consternada la Black-Weasley por su comportamiento, él le sonrió por última vez para salir de la enfermería.
El castaño apretó los puños conteniendo el enojo al darse cuenta como se encontraba Anired, y todo era completa y totalmente su culpa, nunca debido de ser tan cobarde.
—¡Deyan!
Escucho una voz que hizo frenarlo para toparse con el sanador Tarner que exhalaba una completa preocupación.
—¿Qué paso?
—Estamos en serios problemas —vio a todos lados buscando que nadie los escuchara—, por más que trate de evitarlo, los Malfoy entendieron a tu novia y notaron todas las marcas que le has provocado al igual de su enorme pérdida de peso...solo es cuestión de tiempo para que sepan que tú la has estado golpeando...lo peor es que si Scorpius les cuenta lo que paso van a comenzar a sospechar de mí, no debí de ayudarte...tienes que hacer algo.
Deyan sonrió de forma torcida hacia el sanador, el cual parecía completamente asustado por haberlo apoyado todo ese tiempo.
—No te preocupes —le lanzó un pequeño guiño—, me has ayudado siempre, así que solo se te dará lo que mereces, ambos tendremos lo que merecemos...
Tarner se quedó con un sentimiento de confusión ante la respuesta de Deyan, el cual le habría ofrecido una buena cantidad de galeones para cubrirlo y ayudarlo en varias de sus fechorías, así que esperaba que no lo dejara morir solo, porque todo lo que hizo fue bajo órdenes del búlgaro.
Deyan se alejó del ala de enfermería sin detenerse a hablar con nadie y evitando toparse con miembros de la familia de su novia, especialmente los mellizos que querían golpearlo, aunque realmente no esperaba un castigo menor por todo lo que había hecho durante esos meses.
Pero, lo peor de todo es que aquella persona que tanto le importaba había salido dañado.
El corazón se le estrujó al ver los moretones de Anired y darse cuenta todo lo que soporto por su culpa, nunca debido de haber hecho eso.
Esperaba que no fuera demasiado tarde, ahora lo que tenía que hacer era recuperar a Copito, de esa forma también sabría quien causo que terminara en medio del bosque prohibido.
Suspiro llevándose el dedo pulgar y medio a los labios, recordando la suavidad y calidez de los de Anired, había esperado tanto por eso y hacerlo en esa situación no le agrado al cien, pero lo necesitaba, la extrañaba tanto, solo quería volver a verla reír como tantas veces lo hizo.
—¡Tú! —sintió como un brazo le rodeaba el cuello haciendo que se agachara un poco—¿Qué se supone que haces, tarado?
—¡¿Qué mierda te pasa?! —trato de moverse, pero el peli plata ponía más fuerza para guiar su camino—... ¡Suéltame de una puta vez, Malfoy!
Scorpius lo obligó a caminar hasta salir de los jardines, varios se les quedaban viendo raro pues no era normal observar al Malfoy y al búlgaro juntos, la gran mayoría conocían que no se soportaban el uno al otro.
Por más que trato de liberarse no lo logró, hasta que Scorpius lo soltó provocando que quedará en medio de una pared, del Malfoy y... de Amalie, la que se acaba de acercar con los brazos cruzados sobre el pecho, estaban demasiado lejos de los demás por lo que nadie escucharía su conversación.
—¿Qué mierda les pasa? ¡Juro que Lyubomir se enterará de esto!
Amenazo Deyan al verse encerrado por ellos dos.
—Ya deja de fingir —pidió Scorpius virando los ojos—... ¿Crees que no nos daríamos cuenta?
—¡Están locos! ¡Déjenme ir!
Exigió tratando de pasar en medio de ellos cosa que fue imposible.
—¡Ya, basta, acabamos de ver al búlgaro idiota cerca del barco! —soltó Lie dándole malas miradas—...así que deja de fingir, Maxence...
—¡Están locos!
Scorpius lo vio de manera cansada.
—Max, ya sabemos que eres tú, deja de fingir y vuelve a tu normalidad...
El castaño soltó un gruñido de enojo, observó a todos lados fijándose que nadie los viera.
El cabello despeinado y castaño pasó a ser rubio algo corto, los ojos verdes fueron reemplazados por unos azules como el océano, las facciones se volvieron más marcadas especialmente la mandíbula y su estatura aumentar unos centímetros.
—Ahora ¿Nos puedes explicar por qué usas esa forma para acercarte a Anired? Sabemos que están enojados...pero...dudo que eso fuera necesario.
Pidió una explicación Scorpius al no entender el comportamiento de su amigo, Max giró el rostro para no verlos y se mantuvo callado.
—Maxence, ya basta de ocultarnos cosas —pidió Amalie ya cansada del silencio de su gemelo y de esa actitud que tomaba—... ¡Dinos qué demonios está pasando!
Maxence al verse acorralado no tuvo otra alternativa de por fin decir la verdad, más dándose cuenta de todo lo que había sucedido y que Anired estuvo a nada de morir.
—Bien...no me puedo acercar a Anired, porque Deyan me ha amenazado durante todo este tiempo ¿Si? Por eso fue que me aleje, por eso fue que ahora la fui a ver con la forma de Deyan, para que nadie le dijera que me vieron cerca de ella.
Confeso ya harto de callar.
—¿Con que te amenazó para que tú cedieras?
Cuestionó Lie, conocía demasiado bien a su hermano y sabía que no se dejaba intimidar con nada por lo que debió de ser algo demasiado fuerte como para que cayera.
Max volvió a quedarse callado ya no quería seguir hablando por temor a terminarlos arrastrando en su misma desgracia.
—Max —esta vez fue Scorpius el que habló — ¿Con qué te amenazó Deyan?
Max vio el sueño sintiéndose un cobarde por dejarse controlar.
—Deyan fue el culpable de que las pociones desaparecieran y acusaran a Scorpius del robo, al parecer el sanador Tarner trabaja para él —soltó un suspiro—... él dijo que puede arruinar tu carrera como sanador y no dejar que trabajes en San Mungo —vio a su hermana por unos segundos—...y también dijo que tú podrías resultar muerta en el torneo si no me alejaba de Nired...por eso lo hice...no quería que les pasará nada...quería mantenerlos a salvó a todo—la voz de Max se cortaba con cada palabra, se alegraba que ya fuera de noche para que no notarán lo rojo de sus ojos pues sentía que pronto lloraría—...no quería ponerlos en riesgo...pero Anired acabo herida y casi muerta...yo ya no puedo con esto...es demasiado para mí...no sé qué hacer...porque no quiero dejar que ella esté cerca de ese imbécil, pero tampoco quiero ustedes salgan heridos...
Las manos le temblaban, en sí todo el cuerpo porque no sabía que pasaría ahora, se formó un silencio entre los tres.
—¿Cómo...aguantaste todo eso tú solo, Max?
Indagó Amalie sintiéndose mal al darse cuenta todo lo que había callado su hermano durante ese largo tiempo
—Yo...creo que de esa forma estarían a salvó...llegué a creer que estando lejos de Anired ella también lo estaría —bajo la mirada a sus pies al sentir las lágrimas recorriendo sus mejillas para perderse en la barbilla—...les juro que trate de estar lejos de ella... tratar de no quererla a mi lado.
Amalie y Scorpius lo observaba, dejando que soltará todo aquello que lo atormentaba y sabiendo que debían de buscar una solución.
La voz del rubio termino de romperse al terminar de decir:
—Pero no puedo dejar de quererla, más de lo que puedo dejar de respirar... Siento como cada parte de mí se muere al verla sin poder escuchar su voz...
El corazón de Amalie parecía romperse al ver a su hermano de esa forma tan frágil y vulnerable, no había ningún rastro del sarcástico y burlón que siempre era, parecía ser un niño pequeño, sin dudarlo se acercó para abrazarlo tratando de darle consuelo.
Scorpius observó a Max dándose cuenta que los sentimientos del rubio eran más puros que los que él profesaba por Anired, podía notar como le dolía hablar de ella, que a pesar de esforzarse por mantenerse lejos simplemente no podía, porque más allá de gustarle o atraerle, Maxence la quería.
—Hablaremos con mis tíos sobre todo lo que ha hecho Deyan —sentenció Scorpius tomando cartas en el asunto—...se tienen que enterar de la clase de persona que es, y ellos podrán hacer que pare con todas sus estupideces.
Max se alejó unos centímetros de su hermana limpiándose el rostro.
—También tengo que recuperar a Copito, estoy seguro que Deyan y Stella lo tienen.
Scorpius asintió acercándose para planear que harían, está vez demostrarían quien era realmente Deyan y cómo es que había arruinado tantas cosas en tan poco tiempo.
[...]
Anired se encontraba completamente aburrida, sus padres llevaban demasiado tiempo hablando con Draco y Tanith, que ni siquiera habían ido a verla.
Hace rato cada uno de sus hermanos fue a verla, incluso Zed y Alex, pero decidió hacerse la dormida, no tenía ganas para enfrentarse a ellos, aún no, seguía demasiado herida porque le dieran la espalda cuando más los necesito.
Alzó la mirada al escuchar la puerta abrirse y se topó con un varón castaño que le dedicó una pequeña sonrisa.
—Señorita Black-Weasley —saludo de forma educada—...me alegro ver qué se encuentra mejor.
—Hola —devolvió el saludo reconociendo de quién se trataba—...Eres Khalil ¿Verdad?
El asintió sentándose frente a ella.
—Khalil Roses, es un gusto para mí volver a verla...
—Recuerdo que cuando fue el ataque en ese pueblo mágico te presentaste, un gusto volver a verte —Anired sentía extraño que le hablara con tanto respeto—...yo...ah...quería agradecerte, sé que fuiste él que me sacó del lago sin ti estaría muerta...
Anired no negaría que el Auror frente a ella era guapo, tenía el cabello castaño y una piel apiñonada, el acento británico demasiado marcado y unos ojos completamente oscuros parecidos al chocolate amargo, las cejas marcadas y una sonrisa que era demasiado linda.
—No tiene nada que agradecer, al contrario, me alegro de no haber llegado tarde...
—Mi madre me contó que eres parte de su sexta y que te encargas de vigilarme, así que gracias por hacerlo.
Khalil se sonrojo cuando Anired le sonrió, sin embargo, podía notar que sus ojos no brillaban, estaban completamente apagado por lo que supuso que se forzaba hacerlo, también se preguntaba que le habría pasado ya que tenía muchas marcas de golpes y su delgadez era demasiado notable.
—No tiene nada que agradecer—se aclaró la garganta dudando de sus palabras—...señorita Black-Weasley, como ya sabe cuál es mi trabajo por favor permítame cuidarla y protegerla de cerca, le prometo que no seré un estorbo, al contrario, estaré para usted cada que me necesite y no permitir que nada la vuelva a dañar.
Khalil no se explicaba porque hacía eso, a la única persona que le había jurado lealtad y protección era al ministro, pero con su hija sentía que debía de cuidarla aún más, quizá por la gratitud que tenía hacia Anirak Black-Weasley por siempre haber confiado en él a pesar de ser joven, o tal vez se debía a que podía notar que esa adolescente frente a él parecía demasiado herida, como una muñeca de porcelana rota la cual deseaba proteger.
Anired solo asintió sin saber que responder ante tales palabras, él parecía sumamente empeñado en cumplir con eso.
—Está bien, Khalil...
El castaño le sonrió y con suma delicadeza tomo la mano de Anired observando los nudillo rojos y lastimados, saco su varita y la vio.
—Entonces, yo Khalil Roses juro por el honor de mi puesto de Auror, por mi magia y mi varita —de la varita del mayor salió un ligero rayo de luz que cubrió ambas manos—, ser sumamente leal, cuidar, proteger y enorgullecer a mi señorita, Anired Georanne Black-Weasley.
Anired reconoció esas palabras, cuando su madre fue nombrada Auror oficial de realizó una ceremonia en la que seis aurores hicieron el mismo juramento con ella al igual que su tío Jerome, era un juramento inquebrantable y al parecer Khalil también lo había hecho con ella.
—¿No hay problema que hagas un juramento como ese?
Khalil negó sin soltarle la mano.
—Su madre me ha puesto a su cuidado, le he jurado lealtad a ella como a usted, quiero obedecer sus órdenes y deseos —Anired sintió el calor en la mejilla que se volvieron completamente rojas cuando Khalil le beso el dorso de la mano con elegancia—, quiero cuidarla y protegerla, usted solo debe de llamarme y estaré de forma inmediata en el momento que me necesite.
—De acuerdo...
Khalil soltó la mano para observarla, le resultaba demasiado dulce y encantadora, varias veces la vio, pero tenerla tan cerca resultaba sorprendente, se esforzaría por ayudar a devolverle ese brillo que al parecer le habían quitado.
—¿Quiere que le ayude en algo o prefiere que la deje sola?
Una pequeña idea paso por la cabeza de Anired que se movió buscando uno de los afiches de búsqueda que se encontraban en la enfermería, porque si, se había esmerado para que no hubiera lugar sin uno de ellos.
—Perdí algo muy importante para mí —le entrego el pedazo de pergamino—... ¿Puedes buscarlo a las afueras del castillo? Tal vez alguien lo tomo y lo haya vendido a alguna persona del pueblo de Hogsmeade.
Los ojos de Khalil se iluminaron aceptando el pergamino, parecía encantado con la tarea.
—Lo buscaré por todo el pueblo, señorita, no tenga duda de eso.
Anired le agradeció, Khalil tomo su mano para dejar un pequeño beso en ella por última vez y dejándola completamente sola.
Trataba de procesar todo lo que acababa de suceder, nunca pensó que alguien quisiera hacer un juramento inquebrantable como aquel, en el que le juraba lealtad y protección, al parecer ahora tenía una especie de Auror privado que quería servirle.
Cansada de ya seguir en la misma posición salió de la cama, usaba un pijama ya que su madre la había cambiado mientras estuvo inconsciente.
Se daría una vuelta por el castillo para distraerse y luego volviera, esperaba regresar antes que sus padres, busco sus zapatos notando unas pantuflas con forma de gato y se las puso de inmediato, al parecer habían traído varias de sus cosas.
En la enfermería no había absolutamente nadie así que sin más salió de ahí, las piernas las tenía tiesas por estar tanto tiempo sin caminar.
Mientras recorría los pasillos se planteaba como lograr alejarse de Deyan, a pesar de su cambio de actitud hace unas horas ya no quería seguir con él, le daba miedo y sabía que su maltrato no terminaría hasta que se alejaba.
Sin embargo, no podía hablar, siempre que lo intentaba terminaba mal, tal vez si le decía a Khalil podría ayudarla.
¿Pero, como lo haría sin terminar vomitando sangre?
Incluso si trataba de escribirlo el resultado era el mismo.
—Anired —se detuvo al toparse con un pelirrojo que reconoció de inmediato—¿Qué haces aquí? Iba a verte a la enfermería.
—Quería despejarme un poco, Stef, ya me había aburrido.
Anired no tenía nada en contra de Stefan, él siempre se había puesto al margen de la situación y ella tampoco quiso involucrarlo porque lo conocía demasiado y no podría escoger a quien apoyar.
—¿Quiere que te acompañe?
Stefan quería estar más tiempo con ella para tratar de preguntarle sobre aquello que le había dicho Valentía, ella solo asintió y acepto el brazo que le extendía su primo entrelazándolo con el suyo.
Stefan la veía de reojo, estaba demasiado delgada y las marcas eran evidentes sintiéndose aún peor por haber querido permanecer lejos de esos problemas, debió de haber estado para ella y no dejarla sola.
—¿Cómo te sientes?
—Mejor, aún algo cansada, pero todo bien ¿Tú cómo estás?
—Bien, también...Kairo te ha extrañado, no tiene quien le haga tutús...
—Yo también lo extraño...
Murmuro, Anired se había alejado porque Deyan la obligaba dejando de lado a Stefan y a sus compañeras de habitación.
—Anired...
Llamo Stefan dispuesto a iniciar la conversación, pero la azabache soltó su brazo al escuchar unos extraño ruidos, parecidos a quejidos.
—¿Escuchas eso? —cuestiono Anired pasando lentamente por las puertas de las aulas vacías—...se escucha como si alguien sufriera...
—Anired, vuelve es peligroso...
Pidió Stefan, pero la azabache solo le hizo una seña para que la siguiera, siguió caminando hasta que los ruidos se hicieron más altos y sin esperarse a más abrió la puerta de golpe.
—Ah...ah...
Jadeaba la castaña cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás sintiendo las embestidas del varón entre sus piernas.
El rostro de Anired se quedó completamente estoico al presenciar la escena.
—Anired, ven aquí...
Pidió Stefan siguiéndola, pero al entrar tras ella se quedó helado.
Deyan, que se encontraba en medio de las piernas de Stella se quedó quieto al escuchar el nombre y al girar el rostro se topó con Anired que lo veía sin ninguna expresión
—Mierda...
Murmuró él búlgaro saliendo de Stella la que se puso de pie acomodándose la falda y buscando sus bragas.
Stefan arrugó el rostro al ver el trasero desnudo del Granger-Krum que se vistió de forma rápida, el silencio y la tensión reinaban el ambiente, ninguno hablaba y solo se observaban, hasta que la Black-Weasley rompió el silencio.
—Wow...pero si es mi encantador novio con su amiguita —murmuro sintiendo un dolor en el pecho —...ahora entiendo porque Stella me odiaba tanto ¿Desde cuándo se acuestan?
Veía del uno al otro, Deyan se acercó tratando de arreglar su cagada.
—Anired...no es lo que viste...estás tomando las cosas fuera de contexto...
Anired soltó una risa amarga negando varias veces.
—¿Por eso siempre fue ella? —cuestiono viéndolo fijamente, los ojos grises se llenaron de lágrimas—...por eso es que siempre la defendías, siempre estabas de su lado...por eso apoyaste cuando inculpo a Max del robo... ¡Siempre te la has estado cogiendo! ¡Yo he aguantado todos tus enojos, todo se ti para que te cojas a esta!
—Anired, cálmate...no hagas un escándalo...
Pidió Deyan dándose cuenta que alzaba mucho la voz y con el ruido la gente se daría cuenta de todo.
—¡Claro que voy a hacer un escándalo, eres mi novio y te estás cogiendo a esta estúpida ramera que siempre me trató mal, que me sobajaba y tú nunca fuiste capaz de defenderme...
Stella ya harta de la Black-Weasley decidió entrometerse en la discusión de Deyan y ella
—Claro que no te iba a defender, no eres más que una niña mimada y berrinchuda, la cual siempre llora para que los demás le hagan caso y la defiendan...
Escupió la castaña, Anired la volteo a ver llena de enojo y sintiéndose completamente miserable, había soportado los golpes de Deyan, miles de veces se sintió la peor pareja o que estaba fallando como novia, cuando él único que fallaba siempre fue él...
—¡Cierra la boca, Stella, nadie te hablo! —ordeno Anired volviendo a ver a Deyan—...eres una maldita escoria.
Deyan quien ya estaba más que cansado de seguir con esa farsa, solo soltó una risa llena de diversión y vio a Anired con superioridad.
—Ay, Anired...la pequeña bebé tan dulce e inocente... ¿Pensaste que sentía algo por ti? —se detuvo frente a ella acariciando uno de sus largos mechones de cabello negro—...no te creas tan importante como para que yo me enamore —una sonrisa extraña adornaba su rostro, no negaría lo bien que se sentía al de ir esas palabras —...solo estaba a tu lado por tu popularidad y tu apellido, no esperes que alguien lo haga porque se enamore de ti. Las personas no se enamoran de alguien tan arrogante como tú.
Había estado a lado de Deyan desde que eran unos niños, él le había prometido miles de cosas y jurado que la quería, pero al parecer siempre fue un juego. Deyan fue de las personas en las que más confiaba, sabía que algo estaba mal dentro de él, pero nunca espero que sintiera eso por ella.
—Vete a la mierda...
Murmuró Anired cuando las lágrimas salieron sin controlarlas, Deyan iba a seguir burlándose más cuando un fuerte puñetazo le golpeó el rostro tirándolo al suelo.
—¡Cierra la puta y asquerosa boca, Deyan, no eres más que una mierda que no merece ni siquiera estar hablarle a Nired!
Stefan le había golpeado con tanta fuerza que incluso uno de sus nudillos trono, escucho el grito de Stella y fue detrás de Anired que salió corriendo de ahí.
Anired se encontraba completamente rota, dándose cuenta que siempre había estado en medio de una vil y sucia mentira, que ella siempre fue un juguete que usaron a conveniencia.
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¡Hola!
¿Cómo están? ¿Qué les ha parecido el capítulo?
¿Les ha agradado Khalil? Ya había sido mencionado antes, pero ahora será más recurrente, jiji ¿Tienen alguna teoría sobre él o que pueda hacer durante la historia?
Les dejo una fotito de Khalil.
Bueno, nos leemos, no olviden comentar y votar, las amo♥
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