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Siete.

(Hola, estoy de vuelta después de tanto, esperaba publicar antes, pero note que no se llego a los quinientos comentarios, pero aun así aquí está el capítulo.

En una parte quizá resulte un tanto tedioso debido a que se menciona historia antigua, por lo que advierto que algunos datos pueden estar erróneos pues son investigados en paginas de internet por lo que las fechas pueden ser o no las correctas.

También, este capítulo contiene un spoiler de cierto fanfic que no he actualizado, jiji.

Ahora sí, les dejo la actualización de hoy.

+350 comentarios y hay actualización en esta semana, jiji♥)

"Deyan Granger-Krum es puesto en libertad, ¿Justicia o injusticia?

La semana pasada, en Bulgaria, para ser más exacto en la prisión mágica de Nurmengard, el exjugador e hijo del famoso matrimonio Granger-Krum conformado por: Viktor Krum y Hermione Granger ha obtenido la libertad y eliminación de la sentencia de diez años bajo los cargos de abuso sexual, violencia física y psicológica en contra de su exnovia —de la cual no haremos mención del nombre ya que aún es menor de edad—, dejando ver que al parecer el joven mago es inocente.

Sin embargo, no todo mundo parece estar de acuerdo con esta solución, ya que varios miembros del ministerio británico y francés se encuentra en oposición debido a la decisión de la ministra de Bulgaria ante la nueva reforma de la ley mágica, dónde los ministerios de otros países no pueden interceder en las decisiones tomada en Naumburg, siendo solo decisión del ministerio búlgaro.

Aún no sabemos que otros infortunios traerá está decisión, solo esperemos que las decisiones tomadas sean las correctas"


Apretó las manos con fuerza causando que el periódico mágico se volviera una horrible bola de papel con facilidad sin poder asimilar lo que acaba de leer.

¿Cómo es que ese imbécil logró salir y terminar con su sentencia con tanta rapidez?

No se tragaba el cuento de que Deyan fuera inocente, sabía muy bien que eso era lo más lejano a la realidad, aun recordaba lo que vio durante su estadía en Hogwarts.

A pesar del tiempo transcurrido no logro olvidar aquella imagen del canalla que llamaba mejor amigo sobre la azabache que sollozaba pidiendo que se detuviera.

Trago amargamente y arrojó el periódico mágico con fuerza contra la pared más cercana como si con eso aquella horrible noticia se esfumara.

Un pequeño gruñido lo hizo voltear para ver una llamarada de fuego ardiente que volvió la bola de papel en puras cenizas.

—¿Tú otra vez?

Cuestiono viendo los viperinos ojos brillantes que parecían reflejar diversión al ver al rumano que fruncía las frondosas cejas, el pequeño dragón soltó un gruñido para que Lorenzo se alejara.

El tiempo siempre parecía avanzar de manera apresurada y para Moldovan no fue la excepción, acaba de graduarse de Durmstrang por lo que se encontraba de vacaciones en su habitual casa ubicada en el Longhorn Rumano, el santuario donde su padre había trabajado durante casi toda su vida, le gustaba la tranquilidad del lugar, sin embargo aún no podía superar su miedo a los dragones, no es que le hubieran hecho algo, pero desde que era un pequeño niño le daba temor esas enormes bestias con afilados ojos que escupían fuego cada que se enojaban, no negaría que eran majestuosas, pero no eran su cosa favorita en el mundo.

Al menos toleraba a las crías ya que eran pequeñas y no escupen fuego a excepción de los ridgeback noruegos, justo como ese enano que lo seguía por todos lados, al menos servía para terminar con la basura cuando no tenía ganas de juntarla, solo se la tenía que lanzar a Peanut que la quemaba en un santiamén.

Escuchó un pequeño gruñido y supo que el diminuto dragón lo seguía como era costumbre, cada paso que daba la pequeña criatura lo imitaba.

Los primero días, cuando Peanut acababa de nacer fue demasiado pesado y castroso para Lorenzo que algo lo siguiera por todo el santuario, porque incluso en algunas ocasiones el dragón se metía a su habitación cuando estaba durmiendo para causar un alboroto hasta que se despertara para empezar con la rutina del día: dar de comer a las crías de dragones, limpiar el hábitat, verificar que no estuvieran heridos porque luego a esos pequeños demonios se les ocurría tener lo que el rumano llamaba: batallas campales, no quería ni imaginarse cómo serían de grandes, al menos en más de una ocasión Peanut evitó que saliera herido, era por eso que toleraba que fuera con él a todos lados

Camino hasta el hábitat de las crías que ya hacia su comúnmente relajo ante los juegos bruscos, con cuidado abrió la reja de la jaula evitando que se salieran aun sin comprender cómo es que Peanut siempre se escapa, sabía que era caso perdido tratar de meterlo por lo que dejó que siguiera jugando en los alrededores mientras él les daba de comer a las demás pequeñas bestias hambrientas que lo miraban con ojos brillosos a sabiendas de lo que pasaría.

No era nada lindo tener que ir por algunas cabras muertas las que posteriormente destazaría para dejarlas en pequeños pedazos que los dragones comerían, lo peor era el aroma a sangre que siempre se le quedaba impregnado en la piel y a pesar de usar magia tardaba horas en desaparecer.

Puso la comida en los comedores de dragones para observar a lo lejos a Valentía y Carlos que parecían muy entretenidos con un cola cuerno de enorme tamaño siendo ayudados por Razvan y Charlie para lograr curarle una enorme herida en la cola provocada por otro dragón en alguna pelea.

Últimamente la reproducción de dragones iba en aumento, especialmente en lugares como a las afueras de Londres siendo una de las principales razones por las que pronto se inaugurará un Santuario de Dragones en medio del bosque, oculto para los muggles buscando la preservación y cuidado de las bestias, un proyecto exigente que era liderado por Charles Weasley acompañó de su hijo Carlos Castiello, al igual que su tercia inseparable de amigos: Simona Lonescu, Valkan Romellie y Razvan Moldovan, su amado padre, por el cual tendría que dejar la vida en Rumania para comenzar una nueva, pero al mismo tiempo igual, en Londres.

No le sería tan desagradable la idea si no fuera porque su madre se encontraba en ese lugar, por lo que no le agradaba la idea de estar en la misma ciudad que ella, pues sería inevitable topársela al estar tan cerca.

Salió de la jaula vigilando que ningún otro dragón escapara para cerrarla y verlos comer por unos segundos, se lanzaban a la comida y en ocasiones peleaba por un pedazo de carne cuando había aún más.

Soltó un gruñido ante la imagen, tomando un trapo con el cual se limpió las manos.

—Vamos, Peanut...

Llamó Renzo para caminar a una enorme cabaña que se encontraba a unos metros, esa cabaña fungía como comedor de los dragonolistas, guardando la comida y usándola para pasar los ratos libres y de procrastinación ya que eran como una enorme familia.

Escuchaba algunas voces, saludo a algunos dragonolistas que tomaban su descanso, ninguno se extrañaba de ver cómo Peanut iba detrás de él, ya era costumbre que lo hiciera pareciendo un pequeño perro siguiendo a su dueño.

—Hola, Renzo ¿Quieres que te prepare algo de comer?

El nombrado alzó la mirada para toparse con unos cariñosos ojos chocolate que lo miraban con dulzura mientras le ofrecían una maternal sonrisa, era la encargada de la cocina, la madre de Carlos y esposa de Charlie: Airam Castiello, muggle, pero se había adaptado bien al mundo mágico y al santuario, también ayudaba como enfermera.

Lorenzo le tenía un gran cariño, desde niño lo trató como un hijo más, logrando que tuvieran un fuerte vínculo y criando tanto a Lorenzo, Carlos y Valentía como hermanos, siendo Carlos el mayor de los tres.

—Un emparedado de maní, por favor y si tienen jugo de calabaza —pidió con una sonrisa que fue devuelta por la latina —... ¿y...me podrías regalar un filete de ternera para Peanut?

Lorenzo no comía carne, no le gustaba, quizá por el hecho de encargarse de prepararle la comida a los dragones por lo que había desarrollado una aberración a todo lo relacionado con la carne, pero había alguien que estaba esperando un enorme filete, incluso parecía portarse mejor quedándose quieto bajo la encimera viendo todo con curiosidad, como ya era costumbre en el dragón. Aunque Lorenzo no lo admitiría en voz alta, era su compañero y le gustaba pasar tiempo con él, le alegraba saber que lo podría llevar con él a Londres.

—¿Ya tienes todo listo? —pregunto Airam que dejó el emparedado que pido el menor junto con el jugo de calabaza sobre la encimera, Lorenzo jalo un banco para sentarse y ver como la mayor buscaba el filete de ternera crudo—, Carlos aun no terminaba la maleta—soltó un suspiro sacando el filete—, y Charlie aun no tenía nada...

Lorenzo sonrió nerviosamente.

—Ya casi tengo todo listo—murmuro sin estar muy seguro—, no me falta casi nada—mentía, aún ni siquiera había iniciado a empacar—, pero seguro que termino hoy.

Castiello miro al adolescente entregándole el filete un plato, el cual estaba cortado en pequeños pedazos que fuera fácil de consumir por parte del dragón.

—Eres un pésimo mentiroso—Airam sonrió—, alzas las comisuras de los labios cada que dices una mentira, tal como lo hace tu padre...

Mientras más lo miraba se daba cuenta del parecido que tenía con Razvan al igual que con su vieja amiga argentina: Morena, Airam esperaba que en algún momento Lorenzo y Morena tuvieran una buena relación de madre e hijo, pues cada que hablaba con la argentina se daba cuenta lo mucho que sufría cada que su hijo la ignoraba o evitaba, ni siquiera contestaba sus cartas o llamadas.

Airam comprendía a Lorenzo, que su madre se hubiera casado y tenido un hijo no fue nada fácil de asimilar, sintiéndose desplazado cuando Morena tenía que brindarle la atención a su hijo menor y matrimonio, y en cambio, Razvan nunca se volvió a casar dedicando toda la atención a Lorenzo, pues Moldovan vivía por y para su hijo, quizá era por eso por lo que Renzo tenía una mejor relación con Razvan.

—Bueno, no es que me falte mucho—se encogió de hombros—, solo la ropa, pero con magia todo es más rápido...

Airam puso los ojos en blanco.

—Ahora entiendo porque Carlos es tan desobligado, todo lo quiere solucionar con magia—Lorenzo sonrió negando suavemente—, aun así, no dejes que todo se acumule, es cuestión de tiempo para mudarnos—Airam alzó la mirada al ver una sombra que se acercaba—. Hola, Razvan.

El castaño despeinó el cabello de su hijo y acarició al pequeño dragón que comía con emoción.

—Hola ¿cómo va todo?

—Tranquilo, solo algunos han venido a comer, me imagino por la hora... ¿lo de siempre?

—Por favor—Airam asintió para volver a la cocina dejando a los dos Moldovan solos— ¿Cómo estás?

—Bien...creo—respondió pensativo para mirar a su padre que tomó un banco y colocarlo junto a él—¿O por qué preguntas?

Lo miró enmarcando las frondosas cejas, Razvan se sentó viendo a su hijo sin ninguna expresión en el rostro, por lo que el menor no pudo interpretar a donde iba toda esa conversación.

—Acabo de leer el Profeta—soltó un suspiro al darse cuenta que el rostro de su hijo cambió de inmediato, se podía notar que el enojo subía rápidamente—, especialmente cierto artículo...sobre...Deyan.

—Es injusto—le dio una mordida a su emparedado en la que reflejaba todo su enojo, Razvan espero por unos minutos a que masticaba y tragaba para que continuara hablando—...no está recibiendo el castigo por todo el daño que le hizo a Anired, todos sabemos que las acusaciones son verdaderas y con tanta facilidad lo dejan en libertad, no...no es justo, mucho menos para ella.

—No me imagino como lo está pasando esa cría, es una niña muy dulce—analizo sin dejar de ver a su hijo—, en algunas ocasiones aun me cuesta asimilar que Deyan fuera capaz de algo como eso, quiero decir que lo conocimos cuando era un niño de once años, demasiado educado, nunca llegué a pensar que abusara de su novia...

—Yo tampoco...era mi mejor amigo y por eso mismo debí de ver todas las alertas—Lorenzo no podía ocultar la culpabilidad que sintió, debió de poner una mayor atención a todos esos comentarios y malas actitudes que tenía con la Black-Weasley menor, quizá de esa forma le pudo haber evitado que pasara por todo ese abuso o incluso ayudar a pararlo, en cambio ahora era la comidilla de todo el mundo mágico, que formaba bandos, uno el que creía en la Black-Weasley y otro que creían en todo lo que salía de la boca del Granger-Krum—...siento que pude haber hecho algo más...

—Hiciste todo lo que estaba en tus manos, Lorenzo...

Lorenzo negó varias veces.

—Hubo una vez—murmuró cerrando los ojos con fuerza cuando la horrible escena volvió a su mente—, cuando aún estaba en Hogwarts por el torneo de los Tres Magos, caminaba por el barco en compañía de Val y JJ, nos dirigimos a mi dormitorio cuando escuchamos unos sollozos y súplicas, de inmediato entre a la habitación al reconocer la voz...

El solo recordar aquello provocaba que las ganas de vomitar lo recorrieran, fue una escena horrenda y abominable que aún vivía en su cabeza, si él lo recordaba de esa manera no se quería imaginar a Anired que fue quien lo vivió en carne propia.

Razvan escuchaba atentamente a su hijo al que le parecía costar mucho continuar relatando ese amargo recuerdo en el viejo castillo.

—Deyan estaba sobre ella...tenía los dedos...y la mano...¡Por Merlín!—exclamó frotándose la cara con la mano de forma brusca—...es asqueroso, Anired suplicaba que se detuviera, pero él no lo hacía, decía que era su zorra y que tenía que hacerlo ya que era su obligación...ese fue el día que termine por completo mi amistad con Deyan, lo golpee...quise decirle a los hermanos de Anired o a alguien más...pero...ella me suplico que no lo hiciera, que podía arreglar las cosas—soltó un suspiro sintiéndose completamente impotente—...unos cuantos días después Anired casi muere y se descubrió lo que Deyan le hacía...pero...sí quizá en ese momento hubiera hablado...Deyan estaría cumpliendo la condena, no habría salido tan fácil...

—Lo que viste fue horrible, Lorenzo, ver a tu mejor amigo, esa persona que piensas conocer haciendo una cosa tan ruin y aberrante como aquella no es algo fácil, creíste conocerlo y que no sería capaz de hacer algo parecido—apretó el hombro de su hijo dándole consuelo—, pero la ayudaste en ese momento, quizá evitaste que sucediera algo aún peor, y tal vez estuvo mal de cierta manera, pero respetaste lo que ella deseaba hacer, en ese momento probablemente Anired ni siquiera terminaba de comprender todo lo que estaba pasando y no se daba cuenta del enorme daño que le estaban haciendo, por lo regular en las relaciones tan violentas siempre hay un abuso de poder y manipulación, esa niña es muy dulce e inocente, ha vivido toda su vida en una burbuja de cristal no me imagino lo que le costaría procesar que alguien en quien confiaba tanto y que conocía prácticamente desde que eran unos bebés le hacía algo como eso. Si para nosotros no fue fácil asimilar todo, imagina para Anired, es una situación demasiado difícil la que está pasando...Charlie me contó que su hermano y cuñada están como locos, buscando una solución para que Deyan vuelva a cumplir la sentencia, pero parece demasiado difícil, más que Hermione puso una nueva ley en la que los demás ministerios no pueden opinar en los asuntos de Nurmengard...también temen que Deyan intente algo contra la cría.

Lorenzo se mantuvo en un sepulcral silencio por varios minutos procesando todas las palabras que su padre para mirar a Peanut que terminaba de devorar el filete sin ninguna preocupación.

—¿Cr...crees que si voy al ministerio británico y...hablo con la ministra—hizo una pausa ante su idea tan descabellada—.de algo sirva si doy mi testimonio sobre lo que vi ese día?

Razvan miró a su hijo, sintiéndose orgulloso al percatarse que tenía un buen juicio y que se daba cuenta de las buenas y malas acciones de los demás.

—Probablemente sí, pero ten en cuenta que quizá te someten a distintas pruebas, me refiero a que la defensa de Deyan se va a poner dura—le sonrió con franqueza—, incluso te harán beber veritaserum y más pruebas para demostrar que no mientes...

—Pero...si eso puede servir para que Deyan vuelva a prisión y no se acerque a Anired—miró a su padre con esperanzas reflejadas en los ojos verdes—...vale la pena someterme a esas pruebas...incluso, quizá Valentia y JJ podrían dar sus testimonios.

—Hijo...apoyo cualquier decisión que tomes, así que, si quieres ir al ministerio a hablar con la ministra, me contactaré con ella para pedir una cita ¿te parece? —Lorenzo asintió—, somos viejos conocidos así que seguramente nos recibirá rápido.

—Si, papá, gracias...

—Bueno, ahora es momento en que vayas a terminar tus maletas, al parecer partiremos mañana en la noche...

Lorenzo abrió los ojos con sorpresa para verlo sin poder creer.

—¿Mañana?

Razvan asintió.

—Alguien tiene que ir a ver que las instalaciones estén listas para llevar los dragones, y a Charlie, Simona y Valkan se les dificulta debido a que sus familias son más grandes por lo que llevan más cosas que causan retraso, sin embargo, nosotros solos somos dos, así que será más fácil, aparte Airam no puede viajar por traslado debido a que Dante no lo tolera muy bien, por lo que retrasara más la llegada y Charlie no quiere dejar que vaya sola.

—Está bien, en ese caso iré a terminar de empacar...

—No has hecho nada—Lorenzo puso los ojos en blanco levantándose del banco—, mejor ve a apurarte...

—Adio-os...

Canturreo el menor para alejarse a paso rápido, el pequeño dragón al notar que su humano favorito se iba comenzó a seguirlo de manera rápida, tratando de volar, pero debido a su edad aun no podía hacerlo muy bien.

Lorenzo detuvo su caminar al sentir el teléfono móvil vibrar en el bolsillo de su pantalón y no evito sonreír al ver que tenía un mensaje de texto ya que lamentablemente en el santuario de Rumania no llegaba el servicio de internet, por lo que tenía que conformarse con ancestrales mensajes de texto o cartas para mantener comunicación con sus amigos.

No pudo evitar sonreír al leer el mensaje:

"Acabo de presentar la primera prueba para ingresar a la academia de aurores, estoy demasiado nerviosa. Espero que nos veamos pronto"

La sonrisa de Lorenzo creció aún más repitiendo una y otra vez en su mente que lo extrañaba.

No podía decir hasta qué punto avanzó su relación con Alyssa Jordan-Jhonson, pero habían intercambiado cientos de cartas durante ese año que se veían, cuando lograba tener la suficiente señal o salía del santuario llegaba a marcarle e incluso una vez se vieron cuando la morena se encontró de vacaciones en Rumania, y Lorenzo podía decir con sinceridad que le gustaba igual o incluso más que cuando estaban en Hogwarts, al parecer sus sentimientos por JJ no cambiarían de manera tan fácil, y es que la Gryffindor era excepcional, no solo hermosa, sino que le gustaba su carácter y forma de ser, era simplemente asombrosa ante los ojos del rumano.

La vida de Lorenzo en el Santuario era fácil y relajada, no debía de preocuparse por nada, solo ayudar a alimentar a los dragones más chicos y de ahí en fuera podía dedicarse a hacer lo que quisiera, quizá esa era una de las razones por las que ni siquiera se había pensado a qué dedicarse ahora que se acababa de graduar del colegio como todos sus excompañeros que ya parecían tener decidido su futuro.

Esperaba que las cosas no cambiaran ahora que se mudarían a Londres, no mentiría se encontraba asustado al salir de su zona de confort.

Abrió la puerta en la cabaña donde vivía con su padre para entrar y suspirar al darse cuenta de todas las cosas que tendría que ordenar.

El lugar era demasiado grande, ropa interior por todos lados.

Aunque siendo una tienda de lencería era evidente que sería de esa manera.

—Al menos estando en el mundo muggle, es como si nada de lo que pasa en el mundo mágico fuera cierto—murmuro la rubia dando un suspiro mientras veía un conjunto de color rosa palo, los colores claros y pastel siempre eran sus predilectos, pues sentía que eran los que mejor le quedaban—, se siente bien venir de vez en cuando.

—Pienso lo mismo, aquí parece que no tuviéramos ningún problema.... a veces siento que todo sería más fácil si dejáramos el mundo mágico de lado y comenzará una nueva vida aquí...

Sonrió la azabache tomando un conjunto negro para dejarlo a un lado y comenzar a buscar su talla entre los ganchos.

La tienda no estaba tan llena de gente como en otras ocasiones, quizá debido a que era sábado por la mañana y la mayoría de las personas aún trabajaban o empleaban su tiempo en otras actividades antes de acudir a las plazas o centros comerciales.

—Últimamente te siento más cansada...entiendo que con todo lo que está pasando no tienes ni tiempo de relajarte, pero intenta hacerlo, no quiero que te pongas mal, Zib...

Pidió la veela notando el rostro cansado de su amiga que asintió suavemente para ver a los lejos a la azabache menor que miraba distinta ropa.

—Todo parece tan pesado, estoy tratando de hacer todo lo que puedo...pero...temo fallarle a Anired, le prometí que haría todo lo posible para que Deyan volviera a la cárcel—mordió la uña de su dedo pulgar en un gesto de nerviosismo—...pero, siento que va a ser más difícil de lo creí, la nueva ley que estableció Hermione hace las cosas más difíciles, tan solo en la tarde hemos sido citados, tú, Fred, Jerome, yo y los funcionarios de los ministerios al igual que los de Bulgaria— el solo recordarlo hizo que su cuerpo se tensara—, cada vez se complica todo...

—Se que es difícil, pero somos dos los ministerios que estamos poniéndonos en contra de la nueva ley, y hay varios antecedentes, pues no solo significa la liberación de Deyan, sino que también la liberación de más reos que han cometido muchos delitos en otros lugares, estoy segura que una vez que los otros países se enteren de todo no durarán en interceder para la abolición de esa estupidez.

Anirak asintió no muy convencida.

—Pero, también está la otra cara de la moneda, habrá ministros de otros países que estén a favor de que esa ley interceda, sabes que algunos tienen a familiares arrestados en Nurmengard...

Lyssane la codeó de manera juguetona tratando de brindarle un poco de ánimo.

—Vamos, eres Anirak Black-Weasley, la mejor bruja de su generación...no te puedes asustar ante algo como esto, aparte—miró a su sobrina que se dio la vuelta para verlas y sonreírles—...no puedes rendirte, no por ella, tenemos que hacer todo lo que podamos para no permitir que nadie vuelva a pasar por una cosa tan horrible, y porque Anired por fin pueda vivir en paz sin estar pensando que Deyan volverá a dañarla...no podemos permitir que todo el valor que junto para declarar y hacer la demanda se vaya a la basura...

Anirak vio a su hija acercarse a ella, Lys tenía razón, todo valía la pena si podía lograr proteger la sonrisa de esa niña que tenía su corazón, si podía asegurarse que Anired viviría segura y feliz, sin temer a que nadie la volviera a dañar, ella haría hasta lo imposible por lograrlo.

—¿Viste algo que te guste, cielo?

Cuestiono abrazando a su hija la que negó suavemente.

—Hay cosas lindas...pero...nada que me guste lo suficiente... ¿Ustedes ya encontraron algo?

Anirak la miró de forma acusadora pues distinguió que su hija estaba viendo desde hacía rato cierta ropa interior...demasiado reveladora, algo que definitivamente la mayor utilizaría.

—Si—Lys le mostró los conjuntos que llevaba—, llevo tres, no sé si buscar algo más.

—¿No saldrías de viaje con George el próximo fin de semana? —Anirak subió las cejas de forma pícara—...deberías de buscar algo más...

—Sexy...

A completo Anired con la misma expresión que su madre ganándose el sonrojo de Lys.

Viéndolas de esa manera madre e hija eran idénticas.

—¡Por Merlín, ahora no es una sino dos con obsesión con la ropa interior corta! —chillo Lyssane poniendo los ojos en blanco y sin que el sonrojo desapareciera—, son unas pervertidas, Anirak has creado un monstruo.

Anirak no evito soltar una carcajada para tomar un conjunto negro y uno rojo, que a diferencia de los de Lyssane eran más reveladores.

—Estoy segura que esto le gustara a Fred...

Comento con una coqueta sonrisa mostrando los dos juegos de ropa, Anired los miró con curiosidad y después a su madre para hacer un pequeño puchero.

—Mamá—dijo Anired con un tono de queja—, no quería saber que ropa utilizaras para tener sexo con papá.

Lys no evitó reírse ante las quejas de Anired, disfrutaba de presenciar la relación que tenían las dos Black-Weasley, una llena de confianza y amor, porque aparte de madre e hija parecían amigas, al igual que ella con Anired, se alegraba que la menor confiara tanto en ellas como para poder hacer esa clase comentarios sin sonrojarse o avergonzarse.

—Mira quien habla —se quejó Anirak viendo a su hija con diversión— ¿Crees que no nos dimos cuenta que llevas horas mirando esa diminuta ropa?

Señalo un juego de lencería de color rojo, parecido al de Anirak, pero posiblemente la braga era un poco más chica.

Las mejillas de Anired se volvieron rojas y trato de negarlo, pero le era imposible, su madre parecía divertirse al ponerla nerviosa de esa manera.

—Vaya, vaya...hasta en eso comparte similitudes —Lys decidió unirse a molestar a su sobrina—, ambas con colores rojos y con cosas tan diminutas que es como si estuvieran desnudas... ¿A quién piensas enseñárselo? ¿A Max?

—¡Tía!

Chillo Anired cubriéndose las mejillas en un tonto intento de evitar que vieran como se volvían más roja.

—Ay, mi amor, aún recuerdo cuando veníamos a comprarte las pequeñas bragas de gatitos que tanto te gustan y mírate ahora —Anirak parecía demasiado feliz con ver a su hija tan apenada—...buscando ropa tan pequeña que apenas te cubre.

Anired sabía que se estaba vengando por el día que metió a Maxence a su habitación sin pedir permiso, conocía muy bien a la mayor para saber cómo era.

Lys solo podía reírse, Anired por lo regular nunca se avergonzaba, pero cuando lo hacía era demasiado tierno y divertido, especialmente cuando empezaba a tartamudear.

—P...por Me-Merlín...se pasan...

Murmuraba la menor queriendo que la tierra se la tragara.

—Anired—Anirak dejó de reírse para tomarla de la barbilla y hacer que alzara la mirada—, está bien que te guste ese tipo de cosas ¿sí? No debes de avergonzarte por verlas o por querer comprarlas, no necesariamente las tienes que usar para enseñárselas a alguien, si no para tí misma...así que si te gusto y las quieres ¿por qué no vas por ese conjunto?

Anired sonrió, a pesar de que esas dos mujeres querían tomarle el pelo, siempre estaban para apoyarla brindándole consejos y no juzgarla por usar lo que quisiera.

—¿Me puedo llevar dos? Uno negro y uno rojo...

Pidió Anired, la mayor sonrió y asintió.

—Llévate lo que quieras.

La menor le sonrió para ir a donde estaba el juego de lencería que tanto llamó su atención, era un bralette rojo con encaje del mismo color que resultaba en transparencia decorado por pequeños brillos que resaltaba contra luz, la braga era igual de encaje, pero al darle la vuelta pudo darse cuenta que resultaba ser aún más chica de lo que creía, casi como un hilo rojo.

Trago saliva y por su mente pasó lo que dijo su tía Lys... ¿Quería que Max la viera con algo como eso puesto?

En algunas ocasiones, cuando él aún se hallaba en Alemania disfrutaba de mandarle ciertas fotos provocativas, ya había usado bragas pequeñas las que solo se ponía para tomarse fotos y enviárselas al alemán, pero...ahora era distinto...porque tal vez se lo enseñaría en persona.

¿Quizá era demasiado pequeño?

Lo miraba una y otra vez, dudando si llevarlo o no.

Sabía que su cuerpo cambió demasiado en ese último año, cuidaba su alimentación y hacía ejercicio, incluso varios decían que tenía un cuerpo demasiado parecido al de su madre cosa que la hacía sentir feliz porque significaba que tendría varias curvas como las de su madre.

Confiaba en Maxence y se sentía demasiado cómoda con él en cualquier clase de situación.

Con ese pensamiento supo la respuesta para ir a buscar a una de las dependientas y pedirle la talla que quería.

—Es idéntica a tí, más de lo que creí—los labios de Anirak se curvaron en una sonrisa al escuchar las palabras de Lyssane—, Maxence la va a tener difícil para seguirle el paso.

La suave risa de la Black-Weasley se hizo presente.

—Probablemente Maxence trata de ir lento, he podido notar como se pone nervioso cuando Anired llega a besarle la mejilla—recordaba ver como cuando estaban presentes Max se ponía nervioso cuando Anired le besaba la mejilla o lo tomaba de la mano, quizá por temor a que Fred o ella le llamaran la atención por el contacto físico—, y esa pequeña bribona ya está pensando en otra cosa...

—Pareces feliz al decir eso...

—Lo estoy—miraba a su hija a lo lejos que hablaba con la dependienta de la tienda—, me refiero a que...después de lo que paso con Deyan llegue a creer que Anired se cerraría a todos, ya ves que incluso pensó en dejar Hogwarts, pero ahora, a pesar de todo parece emocionada...creo que Max no solo la salvo esa vez en la segunda prueba del torneo, quizá él no se dé cuenta, pero tanto Fred como yo sabemos que Maxence salvo a nuestra hija de más de una manera—sonrió con nostalgia—. Y me alegro por eso, estoy feliz porque Anired está experimentando lo que es que te guste alguien y que vuelva a vivir toda esa etapa, evitando cerrarse por todo lo que pasó.

Lys sonrió ante sus palabras, para ver a Anired que se acercaba a ella mostrándoles lo que acababa de comprar.

—Nired, en la entrada vi un traje de baño—comentó Lys—, es muy lindo y pienso que se te verá bien ¿Quieres probarlo? Me gustaría comprarte algunos porque te veras linda en ellos.

—Sí, tía, vamos...

Anired la tomó del brazo para ir con ella a donde decía seguida de su madre.

Lys pensaba en cuánto le hubiera gustado tener una niña, amaba a sus hijos y era unida a ellos, pero le hubiera encantado tener algo como lo de Anirak y Anired.

—También en la tienda de enfrente vi un vestido que sin duda se te verá hermoso al igual que esas faldas de tenis que están muy de moda en las chicas de tu edad—exclamó la francesa emocionada—, así que vamos, que hay muchas cosas por comprarte.

Lys amaba a su sobrina, al igual que George siendo demasiado consentidores con ella, la veían desde que era una bebé ganándose sus corazones por completo, y ambos estaban demasiado preocupados por todo lo que debía de enfrentarse a partir de ahora.

No solo eran los Black-Weasley, sino varias personas las que querían que todo lo que respectaba a Deyan terminara de una vez por todas.

[...]

Entró a la enorme habitación para dejar las bolsas sobre la cama de gran tamaño, siempre le había gustado la habitación de sus padres.

Si bien su recámara era grande, la de sus padres lo era aún más, se encontraba en un perfecto orden, pero lo que más le gustaba ver era la vitrina de transparente cristal donde se podían observar muchas fotos sobre su familia o seres queridos del matrimonio Black-Weasley, era como mirar una especie de línea del tiempo.

Tomó la bolsa más chica tal como le indico su madre y fue al baño ya que era una nueva loción de la mayor.

Dejó la pequeña bolsa encima de la repisa que estaba sobre el lavamanos y su mirada se detuvo por unos segundos en una caja negra con una pequeña franja roja, que reconoció de inmediato de que se trataba.

Anired la miró fijamente y de forma dubitativa la tomó entre sus manos, pudo percatarse que era nueva, aún estaba sellada.

Lo pensó por varios segundos, pero recordaba las palabras de su madre:

"Cielo, papá y yo tenemos que ir al ministerio a atender unos asuntos al igual que tus tíos, Regulus se encuentra en el trabajo y George Sirius tiene una cita el día de hoy por lo que le hemos pedido a Maxence que venga a quedarse contigo durante la tarde porque no queremos que estés sola, y creímos que te sentirías más cómoda, trate de contactar con Khalil, pero dijo que tenía un asunto personal que resolver"

El recordar lo que le dijo hizo que una corriente eléctrica recorriera su espalda de forma rápida y trago saliva, las cosas parecían ponerse a su favor y de cierta manera se alegraba que Khalil no le hubiera dicho nada a sus padres, no quería que se enteraran que lo mandó a seguir los pasos de Deyan, estaba previniendo para no volver a ser atacada por sorpresa.

Agito la cabeza, olvidando eso y tratando de concentrarse en lo importante en esos momentos.

Maxence y ella estarían completamente solos por toda la tarde y quizá parte de la noche, ya que por lo regular las reuniones en el ministerio se extendían hasta largas horas de la noche y conociendo a sus hermanos estos no regresan temprano siendo sábado.

La idea de ellos solos y de la nueva ropa interior parecía demasiado tentadora.

Tan tentadora que terminó quitando el empaque de la caja para abrirla.

—¿Con dos o con tres? —murmuro viendo los pequeños empaques negros—...creo que mejor cinco, es preferible que sobren a que falten.

Con eso tomó los cinco sobres para colocar la caja tal y como estaba esperando que sus padres no se percataran que les había robado algunos condones.

Aunque era más probable que primero culparan a los mellizos antes que a ella.

Con ese pensamiento salió del sanitario, sintiendo el vientre cosquillear y las piernas temblando por lo que quizá haría ese día.

Solo esperaba no estar apresurando las cosas o poner en una situación incómoda a Maxence.

⚜⚜⚜

Las luces pasaban rápidamente conforme más cerca se encontraba de su destino, se sentía demasiado nervioso quizá esa era la razón por la que manejaba más lento de lo acostumbrado, siempre lo hacía con precaución, pero justo en esos momentos parecía que era la primera vez que manejaba solo.

Su nerviosismo era debido a cierta cita, con cierta rubia que causaba estragos en él a pesar del tiempo.

Sabía lo mucho que le gustaba Amalie, no era algo que ocultará o que tratará de reprimir, pero le asustaba el hecho de arruinar las cosas con ella.

Pensó que todo sería más fácil una vez que se volvieran a reencontrar, pero el hecho de tener a su exnovia rondando cerca provocaba que anduviera a la defensiva ante cada paso que daba, conocía a Inara Delilah demasiado bien y sabía que en cualquier momento podría hacer una tontería en la que George Sirius terminará inmerso.

Solo deseaba que Inara nunca hubiera vuelto a aparecer y mucho menos que estuviera tan cerca de Amalie, ambas trabajaban en el ministerio y sería inevitable que en algún momento se toparan.

Al estacionar el auto se tomó unos minutos antes de bajar, se miró al espejo tratando de no tener una expresión afligida para no preocupar a Amalie, pasó la mano entre su cabello acomodándolo lo mejor que pudo y tras dar unas grandes bocanadas de aire contando del cien al uno logró calmar su agitado corazón que parecía a punto de estallar.

Se detuvo frente a la puerta de la casa azul, mirando fijamente el timbre, había tratado de organizar todo para que la cita saliera lo mejor posible, pero el temor no lograba desaparecer.

A veces deseaba tener un poco de la confianza que emanaba Regulus John cada que salía con alguien, quizá si fuera más como él no se encontraría en ese dilema.

Agito la cabeza para eliminar esos pensamientos y observo el reloj que marcaba la hora acordada, así que sin más preámbulos guio su gran dedo al timbre, presionando unas cuantas veces y después alejarse unos pasos mientras esperaba viendo a los lados de forma nerviosa.

No pasó mucho tiempo para el ruido de la puerta abriéndose llamara la atención del pelirrojo que de inmediato miro para toparse con un rubio.

—Hola—saludo el mayor con una sonrisa—...Amalie me dijo que saldría contigo, ya está por bajar...

—Gracias, tío—no supo explicar porque la situación le resultó incómoda, nunca se había sentido así al estar con Jerome, quizá era debido a que ya no solo era su tío si no también el padre de la chica con la que quería salir—...yo...la llevare a conocer el centro de la ciudad—comenzó a explicarse mientras se rascaba la nuca—...y a cenar...regresaremos temprano...o no sé si quieres poner una hora...

Jerome al igual que el adolescente frente a él se encontraba incómodo ante la situación, era extraño tener esa conversación y no sabía realmente cómo actuar... ¿Debía de ponerle un horario a Amalie? ¿Decirle a George Sirius que si llegaba después de la hora establecida no la dejaría volver a salir?

Distintas preguntas pasaban por la cabeza del francés, de un lado conoce a George Sirius de toda la vida y sabía que su hija se encontraría a salvo a su lado, pero por otro lado no tenía ni idea si actuar como los padres que conocía.

Pero, dentro de él algo le decía que sería injusto ponerle una hora límite a Amalie cuando a Maxence nunca le establece algo así, llegaba y salía a la hora que quería, incluso a veces ni daba explicación alguna.

Los ojos de ambos hombres se toparon reflejando lo incómodos que estaban.

—Yo...la verdad es que—Jerome soltó un suspiro—...creo que esto es extraño tanto para tí como para mí—George Sirius asintió dándole la razón—, te conozco de toda la vida y sé que Amalie estará bien contigo, así que traela cuando ella quiera volver ¿sí? Solo cuídala.

—Sí, no te preocupes—George le sonrió, esa sonrisa hizo que Jerome le encontrara un mayor parecido con Fred—, yo la cuidare.

—Hola—una voz interrumpió la conversación de los varones para que la rubia se detuviera junto al Delacour—...sí que eres puntual.

George Sirius sonrió mientras pensaba en lo bonita que se veía vestida con ese crop top de suéter negro dejando su abdomen a la vista y portando una falda larga de un color que asemejaba a la piel de un leopardo, la hacía lucir elegante, pero al mismo tiempo moderna, el fino rostro era enmarcado por el cabello suelto cayendo en finas ondas y un suave maquillaje que resaltaba cada una de sus facciones de una manera hermosa.

—Hola—saludo George sin poder bajar las comisuras de los labios manteniendo la mueca de felicidad—...si, quedamos a las cinco, no quería hacerte esperar.

Jerome solo los miraba sintiéndose feliz al ver el rostro de Lie que reflejaba una enorme alegría por ver a ese pelirrojo.

—Bueno, yo iré adentro, tengo que alistarme ya que no tardo en irme—informo para ver a la menor— ¿Llevas las llaves?

—Sí, llevo todo —Amalie le beso la mejilla en un gesto ya característico entre padre e hija—, nos veremos al rato, Cuídate.

—Vayan con cuidado.

Los adolescentes se despidieron del rubio para caminar al vehículo negro que estaba perfectamente estacionado, Amalie se sintió avergonzada al ver lo chueca que estaciono su camioneta, pero es que aún le faltaba practica para hacerlo completamente bien ya que en Alemania fueron contadas las ocasiones en las que condujo.

—Gracias...

Murmuró la veela una vez que George Sirius le abrió la puerta dejando que entrara al asiento de copiloto, el más alto rodeó el vehículo de forma rápida para entrar a la parte del conductor.

—Tenía planeado que fuéramos al centro de Londres, conozco un lugar que seguro te encantará —explicó para verla y colocándose el cinturón, ella imito su acción—, después de recorrer el lugar podemos ir a cenar, hay cerca un buen restaurante de pastas ¿te parece bien o quieres hacer otra cosa?

Amalie sonrió algo sonrojada debido a la mirada tan profunda del Black-Weasley sobre ella.

—Me agrada la idea, no conozco ningún lugar aquí, más que el callejón Diagon y la pizzería que está a una cuadra del caldero chorreante, así que está bien.

—Perfecto—George metió la llave para encender el automóvil—, por cierto, te ves muy bonita el día de hoy.

Amalie no evito sonrojarse aún más, el pelirrojo siempre provocaba que se sintiera completamente nerviosa y que su corazón latiera con vehemencia, más cuando soltaba esa clase de comentarios y halagos.

—¿Qué tal estuvo el trabajo? ¿No se te ha hecho pesado?

George comenzó a conversar sin apartar la vista de la carretera para no ir en silencio hasta el lugar que tenía planeado.

—Está bien, sigo en oficina, pero al parecer la próxima semana apoyare en un trabajo de campo—explicó con emoción—, el nuevo santuario está por abrir, pero cerca del bosque hay un lago que está infestado de Grindylows que molestan a los magos e incluso ahora lo están haciendo contra los muggles llamando demasiado la atención, así que tenemos que ir por ellos para liberar la zona.

—Esas cosas nunca me agradaron—frunció el ceño recordando a esos molestos y estúpidos demonios de agua, más de una vez se topó con ellos cuando viajó con sus padres —, una vez fuimos a Irlanda, estábamos paseando cerca de un lago cuando uno me mordió el pie, fue horriblemente doloroso, después los estudiamos en Defensas Contra las Artes Oscuras en tercer año, y los seguía detestando como la primera vez.

—No te niego que son criaturas molestas, pero quizá reubicándolos a un lugar donde no causen problemas puedan vivir tranquilos, incluso alguna gente del agua los logra domesticar como mascotas.

—Quizá tengas mucha razón—se encogió de hombros—, pero espero nunca volver a toparme a esas horribles cosas.

Amalie solo sonrió negando suavemente conociendo que era demasiado difícil que George Sirius cambiara de forma de pensar.

—¿A tí cómo te va? Me he enterado que están por abrir una sucursal en Alemania y otra en Finlandia...

George asintió para desviar a la izquierda.

—Tenemos planeado que la inauguración en Alemania sea el tres de octubre —buscaba entre las calles en donde estacionarse para no estar tan lejos del lugar a donde irían—, y el catorce de octubre la inauguración en Finlandia...

—Falta menos de tres meses ¿No es muy pronto?

George Sirius aparco en un lugar poco concurrido.

—En teoría sí, pero queremos que la inauguración en Alemania sea el tres de octubre para que coincida con el cumpleaños de Anired y de Zed, y que la inauguración en Finlandia sea el catorce de octubre, de esa forma coincidirá con el cumpleaños de mamá —le sonrió—, cada inauguración ha coincidido con una fecha en especial, la sucursal de Japón fue en la misma fecha que mi cumpleaños y el de Reg, la inauguración de la sucursal en México coincide con el cumple Freddos y la de Francia con la de la tía Lys...

—Vaya, tu padre y tío parecen calcular todo muy bien.

George asintió con una sonrisa para apagar el coche, salió de él con gracia, Amalie imito su acción viendo todo alrededor, el centro de Londres era colorido y había mucha gente, tal vez por ser sábado en la tarde.

George cerró bien el vehículo y se acercó a la rubia extendiéndole la mano.

—Vamos, solo debemos caminar un poco más.

Lie confirmó con un movimiento de cabeza para aceptar su mano, la cual era grande y áspera debido al trabajo realizado en Sortilegios Weasley y por las tardes de práctica de Quidditch, pero no era incómoda, si no que brindaba una extraña sensación que a la alemana le gustaba.

—¿A dónde vamos?

Cuestiono Amalie dejándose guiar por el más alto que parecía conocer perfectamente bien cada calle.

—Es una sorpresa...

Amalie frunció los labios en un gesto infantil que no pasó desapercibido para el pelirrojo que sonrío.

—Ni aunque hagas esa cara te diré...

—Al menos dame una pista.

—Es muy grande—dijo de forma pensativa—, algo viejo quizá...um...creo que esas son suficientes pistas.

—Puede ser cualquier edificio de Londres.

Se quejó ganando la suave y varonil risa del británico.

—Exacto...

Amalie viro los ojos dándose cuenta que George Sirius no le diría más.

Caminaron unas cuantas calles más hasta llegar a un lugar tal y como dijo George: grande y viejo.

—La otra vez que vi a Maxence hable con él—mencionó George recordando la última conversación que tuvo con el hermano de Amalie—, y me comento que un lugar al que te gustaba ir de niña era el museo de Louvre —Amalie lo miraba escuchando lo que decía—, dice que incluso, una vez cuando tenía como trece años, lo obligaste a escaparse para ir al museo porque la entrada sería gratis y te morías de ganas por ir—las mejillas de la menor se volvieron rojas al recordar ese día en que se escaparon y terminaron castigados por un capricho suyo—, desde entonces has disfrutado mucho ir a museos, te gusta el arte y la historia, así que creí que este sería el mejor lugar para que conocieras, es muy popular y uno de los mejores museos de Londres...

Amalie observó el lugar subiendo las escaleras para detenerse en la puerta donde arriba de esta estaba una placa con el nombre

—: British Museum...

Murmuró la más baja y no evito sonreír.

—Así es—George la jalo con suavidad para entrar mientras sacaba las entradas del bolsillo trasero del pantalón negro que utilizaba ese día—, vamos, tienes que verlo por dentro, es genial...

—Sí, vamos...

Y ahí estaba una de las razones por las que a Amalie le gustaba tanto George Sirius, a pesar de parecer serio y algo frío con las personas, él siempre se interesaba por sus gustos y las cosas que disfrutaba, aun recordaba que en el cumpleaños que paso en Hogwarts fue la única persona que logro hacerle sentir como en casa, tanto que incluso el pelirrojo se esforzó en comprender el alemán y hablarlo un poco para que se sintiera más cómoda.

El edificio por dentro tenía un aspecto algo viejo, pero muy bien cuidado reflejando la gran historia que guardaba, alrededor se podían observar las obras de arte y antigüedades.

Los ojos de Amalie vagaban por cada pieza deteniéndose a admirarlas, desde las antigüedades prehispánicas y romano-británicas hasta las medievales, cada departamento que avanzaban aumentaba la curiosidad de la rubia.

—Este museo fue inaugurado en 1759 siendo el tercer museo más visitado del mundo y tiene muchas piezas valiosas como la piedra de Rosetta, los mármoles de Elgin y el Moai Hoa Hakananai'a.

Explico George Sirius mostrando la gran inteligencia que lo caracterizaba, aunque Amalie no pudo evitar soltar una suave risa cundo pronuncio las ultimas tres palabras con algo de dificultad.

— ¿El qué?

La rubia lo miro con una sonrisa divertida en los labios y los ojos brillantes de confusión.

— No me hagas repetirlo—soltó un quejido recordando cuantas veces practico para poder decirlo de forma correcta—, cada que digo ese nombre termino mordiéndome la lengua.

— Debiste haber practicado mucho para presentarlo correctamente a la primera, aunque sí he oído de esa pieza, fue robado por un barco inglés de su lugar original en la isla de pascua, ¿no?

— Además de hermosa, inteligente—enarco la ceja con un aire de coquetería— ¿A caso vuelas?

— Con magia y una escoba no es difícil.

La sonrisa del pelirrojo se hizo más grande ante la respuesta de Amalie para continuar con el recorrido de ese enorme museo que aumentaba la curiosidad de la veela.

No era la primera vez que George Sirius visitaba ese viejo lugar, desde niño iban una vez cada tres meses aproximadamente por pedido de su madre la cual se enfocaba en que tuvieran un gran conocimiento cultural llevándolos a diversos museos.

— También está el ajedrez de la isla de Lewis que llegó primero a Escocia por la colonización de los nórdicos, aunque eso fue hasta mil ochocientos treinta y uno cuando pasó a ser nuestro.

— A los británicos les gusta apropiarse de tesoros nacionales ajenos.

Se burlo la alemana para girar suavemente y verlo.

— Cuando los británicos encontramos algo precioso no podemos evitar querer poseerlo.

Tomó un mechón de su melena rubia, depositando un suave beso sobre ellos mientras recitaba aquellas palabras, ese gesto provoco que Lie se quedara sin respiración por varios segundos y tragara saliva con mucha fuerza.

—... También se encuentra la momia de katebet que perteneció a una anciana de mil trescientos antes de Cristo.

Continuo con la explicación dejando a la rubia completamente sonrojada y tratando de actuar normal para ocultar su nerviosismo.

— Oh, de las momias, escuchaba que era muy popular entre la realeza egipcia crear tumbas majestuosas para sus amantes como lo fue la tumba de Cleopatra.

— En mi opinión no parece muy romántico hacerle una tumba a la persona que me gusta—hizo una mueca recordando la historia de Cleopatra—, creo que existen otros métodos más... ¿vivos?

— ¿Cómo por ejemplo?

— ¿Quizá invitándola al museo para ver objetos históricos que le encanten y haber estudiado lo suficiente para poder explicárselos mejor que guía turístico?

El corazón de Amalie dio un vuelvo para latir como si se tratase de cientos de caballos salvajes, pudo0 jurar que hasta sintió esas llamadas mariposas en el estómago.

— Entonces agradezco tus vivas y románticas atenciones...

Agradeció sutilmente sin saber que más decir a esas alturas, George Sirius parecía coquetearle genuinamente, pero temía que solo fuera por su parte veela.

— No fue nada que no pueda hacer por ti, A-ma-lie—el tono ronco y masculino en la voz del pelirrojo aumentaba el nerviosismo de la más baja a la que las piernas le temblaban y las manos le sudaban—, hablando de ser delicada, ¿Te gustan las serpientes o dragones?

—Pienso que son seres de estudio muy interesantes.

Los labios del mayor se volvieron a curvear para guiarla a la siguiente pieza expuesta.

—Entonces te encantará esto, es un mosaico de una serpiente bicéfala, era una de las joyas prehispánicas de México...

Amalie miro con curiosidad lo que le mostraba el pelirrojo.

—Adivino, antes de que la robaran...

—Error, fue uno de los obsequios que el emperador azteca Moctezuma Segundo entregó al conquistador español Hernán Cortes cuando fueron invadidos por el imperio español entre mil quinientos diecinueve mil quinientos veintiuno...después lo robamos o eso creo.

— A estas alturas terminaré pensando que los británicos son unos ladrones de historia.

Bromeo la adolescente en un intento por calmar su palpitante corazón que estaba a punto de salirse del pecho.

—Quizá, pero eso no nos quita lo guapos, talentosos y majestuosos—comento de forma ególatra—, como lo eran los creadores de estas esculturas, el antiguo imperio Asiria, ellos residían en el actual norte de Irak, dominaron su imperio entre el novecientos treinta y cuatro y el seiscientos nueve antes de Cristo, conservando algunos restos de los palacios en forma de relieves y esculturas en las antiguas capitales de Asiria como lo fue Ninive y Nimrud, por ejemplo estas dos estatuas de leones alados con cabeza humana o los paneles que muestran escenas de cacerías reales de leones.

Amalie arrugo la nariz al escuchar lo último.

—No me parece algo muy agradable ver como matan a una inocente bestia.

— Tienes un corazón muy dulce, Amalie.

Y no mentía, siempre considero que la rubia era una persona demasiado dulce y buena, parecía preocuparse por todo ser vivo en la tierra.

— N-no es verdad, solo... soy débil ante los animales porque son adorables.

— ¿Si comienzo a actuar adorable también serías débil conmigo?

Amalie se quedo sin palabras ante ese comentario del pelirrojo, el cual solo sonrió para tomarla de la mano y hacerla caminar continuando con el recorrido.

[...]

El recorrido en el enorme museo resultó cansado para ambos adolescentes que caminaban por las calles de Londres, tratando de que la cornisa de las casas los resguardara del agua.

El restaurante quedaba tan solo a unos pasos del museo por lo que decidieron irse de esa forma antes de volver por el auto, ya que debido al tráfico perderían más tiempo.

Detuvieron los pasos frente a un restaurante italiano:

"Locanda Locatelli"

Amalie leyó el nombre, la fachada era completamente de cristales oscuros que apenas dejaban ver lo que se encontraba dentro al igual que la tenue luz que alumbraba el restaurante.

—¿Entramos?

La gran mano del varón se detuvo en su cintura baja para guiarla a la puerta, una corriente eléctrica recorrió desde la columna vertebral hasta la punta de los pies de la veela, tuvo que tragar saliva pensando en cómo calmar su alocado corazón que latía con tanta fuerza que podría jurar que hasta el pelirrojo lo escucharía.

—Sí, vamos.

Los labios de George se curvearon para abrirle la puerta y dejarla entrar primero.

No tardaron mucho para que la hostess los guiará hasta la mesa que el Black-Weasley reservó con anterioridad, la ubicación era buena al estar en medio el restaurante por lo que Amalie podía mirar todo a su alrededor con curiosidad.

Los asientos eran de color blanco al igual que las mesas combinadas con un tono madera, la mayoría de la decoración era clara contrastando con la fachada.

A pesar de la luz baja se lograba apreciar lo espacioso que era el lugar.

—¿Te gusta?

inquirió el ojigris percatándose de la mirada indagadora de los ojos azules paseando por todo el local.

—Es muy bonito—Amalie volvió la vista al más alto que le sonrió sin abrir los labios — ¿Ya habías venido antes?

—Sí, a veces vengo a cenar a este lugar con mi familia—explicó agradeciendo cuando el mesero les entregó la carta y colocó dos copas acompañadas de una botella de vino—, la comida es deliciosa ya que cuenta con una gran cantidad de pastas para elegir al igual que más comida italiana...y recuerdo que cuando estábamos en Hogwarts más de una vez mencionaste lo mucho que te gustaba, así que pensé que sería un buen lugar para venir a comer.

—Me encanta la comida italiana, especialmente las pastas—las perlas blancas que Amalie tenía por dientes se dejaron ver en el momento que una expresión de felicidad le iluminó el rostro—, me fascinan.

Al ver lo feliz que Amalie se encontraba, la satisfacción recorrió al pelirrojo dándose cuenta que su estado era ese debido a él.

—¿Qué vas a ordenar?

Ambos miraban las cartas leyendo lo que el restaurante ofrecía, intercambiaron opiniones para finalmente ordenar.

El Black-Weasley pidió una pasta al pesto acompañada de mejillones y camarones, en cambio Amalie se fue por la opción que no incluía carne o mariscos, una cremosa pasta penne con espinacas.

Platicaron sobre sus trabajos y metas a futuro que ya estaban establecidas, ambos parecían sumamente seguros de lo que querían lograr a corto y largo plazo.

George Sirius finalmente se sentía cómodo, en esos momentos solo le interesaba la rubia delante de él que le hablaba con una dulce sonrisa curveando los labios sin importarle lo que sucediera alrededor, en esos momentos ni siquiera le interesaba que su exnovia estuviera de regreso en Londres o que trabajara cerca de Amalie, solo deseaba disfrutar esa cena que había pospuesto por tanto tiempo.

Los platillos de los jóvenes magos llegaron en corto tiempo, la presentación era perfecta y ni decir del sabor que deleito sus papilas gustativas en el primer bocado.

—Tenías razón—comentó Lie—, la comida es deliciosa, creo que nunca había probado una pasta tan buena, está en su punto.

—Sí, supuse que te gustaría tanto como a mí—el pelirrojo le lanzo un guiño juguetón para meter otro bocado de pasta en la boca y degustarala por unos segundos ante la mirada de Lie que daba un sorbo a la copa de vino—, creo que es de mis lugares favoritos para comer

—Probablemente también se vuelva uno de mis lugares favoritos en Londres...

—¿Uno? —la rojiza ceja de George se curveo con curiosidad— ¿Tienes más? ¿Cuál es el más favorito de todos?

«Tus brazos cuando me abrazan, definitivamente»

Ese pensamiento paso por la cabeza de la rubia que decidió no decirlo, a pesar de los coqueteos del Black-Weasley temía incomodar con algo que ella dijera, porque tal vez él solo bromeaba.

No podía evitar seguir inseguridad cada que volvía a recordar que era parte veela, temía que George Sirius solo estuviera cerca de ella a causa de su belleza y no porque realmente sintiera algo.

—¿Amalie? —una voz hizo que saliera del mar de pensamientos en el que se estaba sumergiendo—...no pensé que te vería por aquí—giro el rostro a la izquierda al darse cuenta que no era George Sirius quien le hablaba, si no una mujer...una que conocía de hace poco—, me alegro de encontrarnos.

—Hola—Amalie le sonrió a la castaña—, tampoco pensé verte por aquí, Inara.

El cuerpo del varón se tensó al escuchar la voz.

—Vine a cenar con mi papá... ¿Estas en una cita?...Hol—dejo las palabras en el aire para darse cuenta de quien era el acompañante de la alemana—...¡¿Tú?!

Amalie la miro sin comprender, parecía sorprendida, pero molesta al mismo tiempo.

George Sirius dejo el camarón que iba a comer a medio camino para volver el bocado al plato y observar a la castaña con una expresión seria.

—...Hola, Inara...

Murmuro entre dientes conteniendo su enojo por darse cuenta de que su ex parecía arruinar todo lo bueno que tenía.

—No sabía que ustedes dos estaban saliendo—Inara le sonrió a Amalie ignorando por completo al Black-Weasley—, me gustan muchos tus aretes, son muy lindos.

La incomodidad rodeaba en el ambiente, esa sonrisa y ese tono de voz lo conocía muy bien, y estaba más que seguro que solo era una máscara de hipocresía para agradarle a Amalie.

—Eh—las mejillas de la rubia se volvieron rojas cuando dijo que ella y George salían—...g-gracias.

No entendía porque tartamudeaba, pero el ambiente causaba que estuviera demasiado nerviosa.

—Amalie—la voz del varón llamo la atención de las dos féminas—, la comida se te va a enfriar, deberías de comerla.

Hablo a expensas de que con ese comentario la castaña desapareciera de su mesa.

Amalie observo su cubierto que dejo a medio camino con una buena cantidad de pasta.

—Ay, George, veo que no has cambiado—una sonrisa adorno la cara de la castaña para ver al Black-Weasley—, sigues tan posesivo como siempre.

Los ojos del pelirrojo se oscurecieron, pero alzo las comisuras planteando la misma sonrisa que Inara.

—Bueno, eso es algo que aprendí de tí, creo que lo recordaras muy bien ¿o no, Inara?

Ambos sonreían, quien los viera pensarían que eran amables el uno con el otro, pero eso estaba demasiado alejado de la realidad.

—Tantas cosas buenas que te enseñe... ¿Y eso es lo único que recuerdas, Georgie? —Inara lo veía afiladamente, el pelirrojo apretó la mandíbula al escuchar el apodo—...aunque creo que esa actitud dominante te hace demasiado atractivo para las mujeres...tal como tu hermano...

George sabia a lo que se refería, estaba sacando a flote todo lo que paso con Hannah.

Amalie solo los miraba sin entender.

¿A caso estaban coqueteando entre ellos?

—...Veo que se conocen de hace tiempo...

Soltó Amalie sin saber que más decir o hacer, sentía como si solo estuviera de estorbo entre los dos.

—Sí...nos conocemos de hace tiempo—Inara miro a Amalie para sonreírle—...tengo que volver con mi padre, seguramente me estará esperando para cenar, así que diviértanse—los ojos oscuros se posaron sobre George Sirius—...tengan cuidado, no vaya a ser que terminen en la comisaria, George tiene la costumbre de recurrir a ese lugar.

El cuerpo del pelirrojo se tenso aun más si eso era posible, tuvo que tomar todo su autocontrol antes de explotar en contra de ella.

Inara finalmente se despidió para dejar a los dos adolescentes y el ambiente de suma tensión entre ellos que continuaron cenando en un silencio demasiado incomodo para ambos, ya que ninguno sabia que decir ante esa situación.

La velada concluyo con la cena para que volvieran al auto hablando apenas unas cuantas líneas que no se considerarían una conversación.

El trayecto en la carretera fue silencioso de no ser por la melodía de Mind Over Matter de Young The Giant que sonaba de fondo.

George Sirius aparco el auto, pero antes de bajar a abrirle la puerta a Amalie la voz de ella lo detuvo.

—¿Tú...y ella? —cuestiono mordiéndole la lengua para hacer una pausa—... ¿Desde cuándo se conocen?

George Sirius cerro los ojos con fuerza por varios segundos para abrirlos y ver al frente concentrándose en la carretera completamente vacía.

—Estudiamos juntos, estuvo en Hogwarts hasta el sexto grado—soltó un suspiro—...no es nada importante...

—¿Tuvieron algo?

Amalie ya sabia la respuesta, pero quería que él se lo confirmara.

—Amalie...por favor...no es nada importante, la estábamos pasando bien—paso la mano entre su cabello con frustración—...ella no es nadie importante.

—No pareció así...parece como—decidió callarse antes de arruinar más las cosas—...olvídalo, es mejor que entre a casa.

—Amalie...

Llamo George cuando abrió la puerta de golpe, iba a tomarla de la mano para detenerla, pero ella se alejó evitándolo.

—Cuando quieras explicarme que sucede entre ella y tú, búscame ¿sí? —Amalie miro hacia otro lado—, no entiendo nada, y parece como si hubiera algo entre ustedes—tomo su bolso que se quedo en el asiento—, no es necesario que me acompañes.

George soltó una maldición cuando cerro la puerta para dejar caer la cabeza contra el volante, sin tanta fuerza para no lastimarse. Definitivamente, Inara Delilah era todo un dolor en el culo.

Amalie entro a su casa con velocidad dándose cuenta que todas las luces se encontraban apagadas por lo que ni su padre o hermano estaban, o probablemente Maxence ya estaría durmiendo, aunque eso no era nada probable pues no vio la moto aparcada.

Soltó un suspiro desganado para dejarse caer en el sillón.

Al ver como Inara y George se hablaron la inseguridad la recorrió.

¿Qué demonios había pasado entre ellos?

Tenia en mente lo que paso, pero le asustaba esa respuesta o más bien no quería aceptarla porque temía que George Sirius sintiera aun algo por Inara.

Con ese pensamiento se hundió más en la inseguridad que la había recorrido una y otra vez durante días, quizá George solo estaba interesado en ella porque era una veela y eso lo obligaba a verla atractiva.

No pudo evitar soltar un gemido para cerrar los ojos deseando no haberse topado con Inara durante la cena, pero más recordaba eso la pregunta volvía a su mente:

¿George Sirius e Inara aun tenían algo?

━━━━━✧❂✧━━━━━━

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Tienen teorías?

¿Qué piensan que paso entre George Sirius e Inara?

¿Anired lograra tener su primera vez? ¿Cómo reaccionara Max?

Hasta ahora, ¿Cuál es su pareja favorita de Fraterno (Solo entra la tercera Generación)?

En fin, ya tengo a la ganadora del concurso, pero aun no se los diré, jeje, hasta la siguiente actualización en la que oficialmente hace su aparición.

Espero disfruten el capítulo, si tienen alguna teoría o duda no duden en escribirla.

Nos leemos, las tqm

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