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Siete.

(Debido a cierta parte de la trama de la historia cambie algunas cosas referentes a la mayoría de edad en Alemania que es a los dieciocho años, pero aquí será hasta los veintiuno, por si llegan a confundirse.
En este capítulo se hará mención de TCA.
Recuerden no ser lectores fantasmas, 500 comentarios para la próxima actualización, que espero sea antes del fin de semana, las tqm♥.)

Bajo del vehículo acomodándose los lentes oscuros cuando el sol le golpeó de lleno en la cara, de inmediato recorrió hasta el otro lado del auto para abrir la puerta del copiloto, aunque fue algo tarde, debido a que su acompañante ya estaba a punto de bajar.

—¿Seguro que aquí vive?

Cuestionó la menor guardando el celular en el bolsillo de la chaqueta negra que utilizaba, el sol era fuerte, pero no llegaba a calentar lo necesario como para no usar ningún abrigo, en su rostro se podía ver el cansancio que albergaba, ya que la última semana había sido de lo peor, los problemas parecían juntarse uno tras otro.

—Eso es lo que dice en el informe que me entrego Andrews—cerro la puerta viendo la casa frente a él, era de tres pisos de un color hueso, mientras una planta de guía adornaba cada cornisa dónde lucían dos ventanas con marco café—¿Qué te dijo Lys?

Pregunto por su hermana, ella había querido acompañarlo, pero debido a cierto pedazo de pergamino que llego a su casa y que ahora cubría los pasillos de Hogwarts no pudo, la rubia debía de buscar una solución para ayudar a su hijo menor.

—George fue a Hogwarts ya que McGonagall los mando a llamar junto con Draco Y Tanith. Lys está tratando de que esa noticia no llegue a los periódicos antes de que todo el mundo mágico se entere— se acomodó el cabello recorriendo la casa con los ojos y deteniéndose en un feo gnomo de porcelana que adornaba la puerta—...aun así, si los periódicos filtran eso serán castigados con una multa e incluso podríamos revocarlos como medio de comunicación ya que son menores de edad—explico siguiendo al rubio que se detuvo frente a la puerta viendo fijamente al gnomo de porcelana—...¿No piensas tocar?

—Espero que Zed y Alex estén bien, no es nada fácil aceptar la sexualidad y más cuando te obligan a hacerlo como a ellos —hizo una mueca sin dejar de ver adorno—...es más feo que el elfo de tu tío Regulus, siento que puede ver mi alma... ¿Por qué a los muggles les gustan estas cosas? Los gnomos son más pequeños.

—A Regulus no le gustaría escuchar como hablas de Kreacher...odio a los gnomos la otra vez estaban arruinando mis rosales, tuve que poner a los niños a desgnomizar el jardín.

Soltó un suspiro al recordar la pelea de sus hijos, trataba de tener buen ánimo, pero la preocupación en su pecho no desaparecía con nada al contrario aumentaba y era peor al no tener toda la información que necesitaba.

—Hablando de ellos... ¿Cómo va la investigación de la mocosa rubia? —alzo la ceja llevando el dedo al timbre y deteniéndose antes de tocar, siempre era una persona segura en sus decisiones, pero en esos momentos no se sentía para nada de esa forma—...mierda...no sé ni que decir.

—Fred ha estado encargándose de eso, hasta ahorita solo tenemos que no hay ningún miembro más de la familia MoongBlaxott-Blyley, es la única y lo peor es que no hay registro de su nacimiento, ni en Bulgaria, Gran Bretaña o Francia...mandé unas cartas a los otros ministros, pero es demasiado difícil y tardada la respuesta —le palmeo el hombro al Delacour tratando de animarlo—...estoy segura que todo saldrá bien, solo tienes que hablar con ella.

—Veré si puedo hablar con Regulus y George sin que se peleen, tal vez me quieran escuchar —le dedico una pequeña sonrisa tratando de brindarle un mínimo de ánimo y esperanza—...no es muy normal que alguien se aparezca en tu puerta diciendo que tiene la sospecha de que tus hijos también son suyos.

—Si Crystal sigue siendo igual que cuando era joven, creo que te escuchara —hizo una pequeña pausa—, aparte que ella ha de tener la sospecha ¿no? Por lo que se, nunca les dijo el nombre de su supuesto padre muerto...así que...existe la posibilidad de que ni si quiera ella sepa de quien se trata.

—Podría tratar de obtener una muestra de ADN sin tener que consultárselo, una vez que tenga el resultado venir a hablar con ella.

Anirak solo puso los ojos en blanco por su idea, era mejor hablarlo con ella de una vez antes de que el mayor se metiera en problemas, y al ver que él no decidía a tocar el timbre lo hizo ella, repitiendo la acción dos veces más y esperar mientras Jerome le lanzaba malas miradas tratando de pensar en qué decir cuando viera a la mujer que vivía ahí.

Pasados aproximadamente unos cinco minutos, Anirak iba a volver a tocar y la cabeza del Delacour era un mar de pensamientos que lo golpeaban una y otra vez, incluso la idea de salir corriendo paso por su mente, pero fue demasiado tarde ya que la puerta se abrió dejando ver a una mujer adulta de un cabello cobrizo, compartía algunas similitudes con Amalie.

—¿Sí?

Cuestionó la mujer enarcando la ceja, Jerome se quedó helado estaba tan nerviosos que se sentía a punto de caer en un ataque de ansiedad, se notaba que los años habían pasado por ella, pero era la misma Crystal D'Acanto que alguna vez conoció en el Luxury.

Anirak al ver que su amigo estaba en completo silencio y parecía procesar todo, decidió hablar.

—Buenas tardes, soy Anirak Black-Weasley —no estaba muy segura de que la recordara, habían pasado más de veinte años cuando se conocieron —, soy la ministra del ministerio de magia británico.

Los ojos oscuros recorrieron a la azabache y no pudo evitar sonreír con nostalgia al reconocerla.

—¿Anirak? ¿Eres la misma que trabajo en el Luxury?

La azabache sonrió y asintió.

—Sí, hace tiempo que trabaje ahí — Crystal sabia gracias a Airam Castiello, que la familia de Charlie era de brujos por lo que se enteró después de años, que la Black también era una bruja—...un placer volver a verte.

—Lo mismo digo, casi no has cambiado.

—Eso dicen —vio al rubio a su lado—...él es Jerome Delacour, Director de Seguridad Mágica.

Crystal poco o nada entendía de los puestos o trabajos mágicos, pero supuso que debía de ser algo importante por lo que ellos se encontraban en su casa, sin embargo, no pudo sentirse incomoda al ver al más alto, era como si lo conociera de algún lugar, pero el nombre no le sonaba para nada.

—No es que me moleste que estén aquí...pero... ¿Qué hacen aquí?

Enarco la ceja con confusión, Anirak borro la sonrisa mientras Jerome conservaba un rostro estoico que incluso le recordaba demasiado a Maxence, y no pudo evitar en sus hijos causando que su preocupación se volviera enorme.

—¿Crees que podamos pasar? Es un tema delicado y no sería bueno hablarlo a fuera donde cualquiera nos pueda escuchar.

El corazón de la muggle latió con fuerza y un nudo se le formo en el pecho.

—¿Algo ha sucedido con Amalie y Maxence?

Cuestiono haciéndoles una seña para que entraran y cerrar la puerta guiándolos al pequeño salón.

—Tiene que ver con ellos —explicaba con calma la azabache para no preocupar o alterarla más—...ellos están bien, pero hay cosas de qué hablar.

Jerome escuchaba las voces a lo lejos, se encontraba en una especie de trance en el que su cuerpo actuaba por sí mismo, analizo la casa, no era tan grande como la de su hermana o como la de los Black-Weasley, tenía un tamaño promedio y era muy aburrida, ya que no había ningún rastro de magia, las paredes eran de color arena con diversas repisas de un café oscuro que albergaban varias fotos, en varias de ellas pudo distinguir a Maxence y Amalie de niños, causando que ese presentimiento sobre el lazo que compartían se hiciera más grande.

No pudo evitar recordar aquella pesadilla en la que una niña lloraba que tanto lo atormentaba, pero gracias a esas fotos logro darse cuenta que se trataba de Amalie D'Acanto, con eso confirmaba que había algo demasiado fuerte que los unía.

Jerome se sentó a lado de la azabache en el sillón de dos plazas, Crystal fue por agua, trataba de pensar rápidamente como iniciar la conversación para indagar sobre el padre de los gemelos rubios, pero mientras más lo pensaba, su pecho comenzaba a doler.

¿Él era el padre? Estaba seguro que sí, y eso solo lo hacía sentirse peor al darse cuenta de todo lo que había perdido, sus primeros pasos, palabras, su primer día de escuela e incluso su primer hechizo, no estuvo para ellos, y la culpa lo recorrió, dándose cuenta que en eso se parecía a Pierre.

Acepto el vaso que le entrego D'Acanto, las dos mujeres seguían platicando sobre diversas cosas sobre las que Jerome y apenas llevaba el hilo.

—De hecho, mis hijos son muy cercanos a Amalie y Maxence —comento Anirak dando un sorbo al agua—, los dos son muy buenos muchachos, y hasta ahora han estado muy bien.

—Me suele preocupar demasiado Max, mucho más que Lie ya que es algo asocial, casi nunca sé que haga amigos —soltó un pequeño suspiro recordando solo conocer dos amigos del rubio—, y siempre está metido en problemas, especialmente con sus maestros o figuras de autoridad.

—Considero que es algo callado, pero muy noble, me agrada como es con mi hija, suele ser muy educado y siempre se está preocupándose por ella incluso cuidándola.

—No pensé que se llevara con ella... ¿Cómo se llaman tus hijos? ¿Cuántos tienes? La última vez que te vi aun no te casabas.

Indago recordando que sus hijos habían mencionado a algunos adolescentes, pero nunca creyó que compartieran lazo con la azabache frente a ella.

—Eso fue hace más de veinte años...tengo cuatro hijos, el mayor es Louis-Philippe, es maestro de vuelo en Hogwarts; luego siguen los mellizos, van en último año de Hogwarts y me parece que tienen la misma edad que tus hijos, son George Sirius y Regulus John —Crystal de inmediato reconoció el nombre del pelirrojo del que Amalie tanto hablaba—; y la menor, que tiene quince: Anired Georanne.

Crystal se dio cuenta de que la chica sobre la que Max hablaba se trataba de la hija de Anirak.

—Max me ha hablado mucho de ella y Amalie de George, me alegro que sean amigos...

La conversación seguía, Jerome ya algo desesperado por saber aquella respuesta que tanto ansiaba, no pudo contenerse más y soltar de repente.

—¿Quién es su padre?

Crystal lo miro con sorpresa y Anirak solo alcanzo a darle un pequeño golpe tratando de callarlo.

—¿Cómo?

—Me refiero a que su padre no sale en ninguna foto —las miradas de Jerome y de Crystal se cruzaron por unos segundos—...y ellos ni siquiera saben su nombre... e inclusive en los registros de la escuela solo apareces tú como su tutora.

—Lyssandre —mascullo Anirak, siempre que lo regañaban o discutían usaba ese nombre—...es suficiente.

Crystal se quedó en silencio al escuchar el nombre de Lyssandre y miles de pequeños recuerdos pasaron por su mente, de cuando trabajaba en el Luxury, por fin recordando a ese rubio y todos aquellos encuentros sexuales que tuvieron.

Jerome vio a D'Acanto leyendo de inmediato sus expresiones, Anirak maldijo por lo bajo sabiendo lo que se venía, ya que conocía demasiado bien al Delacour.

—Lo recuerdas —comento con una sonrisa cínica en el rostro—...recuerdas todo lo que paso hace más de diecisiete años y me recuerdas a mi ¿Cierto?

Crystal se sentía acorralada por la intensidad de aquellos ojos azules que parecían ver a través de su alma leyendo sus mayores secretos.

—¡Responde!

Exigió Jerome perdiendo la poca paciencia e ignorando la voz de la azabache que le pedía mantener la calma, Crystal cerro las manos en puño sobre el pantalón negro que usaba, por más que lo intentaba sentía que las lágrimas saldrían por sus ojos.

¿Cómo diría que ni siquiera sabía quién era el verdadero padre de sus hijos?

Por mucho tiempo logro seguir con la mentira frente a los menores, pero ahora todo parecía irse a la mierda.

—¡¿Qué tiene eso que ver?!

—¡Tiene mucho que ver! — Jerome se puso de pie, la piel clara comenzaba a tomar un color rojizo demostrando el enojo que se hacía cada vez más presente e incluso una vena en el cuello resaltaba— ¡Has las malditas cuentas, sé que Maxence y Amalie nacieron en noviembre! ¡Todo coincide!

—¡No sé a qué tratas de llegar, pero ellos no tienen nada que ver contigo!

Crystal también se puso de pie alzando la voz, Anirak solo los veía ya que sabía que no le serviría de nada interceder en esos momentos.

—¡¿Nada que ver conmigo?! —Jerome enarco la ceja pasando la mano entre su cabello— ¡Ellos son idénticos a mi familia, Maxence es mi viva imagen! ¡Todas las putas cuentas cuadran! ¡¿Son mis hijos?!

Crystal desvió la mirada a la mesa ratonera donde descansaba un pequeño florero que estallo en miles de pedazos desparramando el agua y las flores, Jerome trataba de buscar un poco de calma ya que su magia parecía a punto de hacer estragos, pero el silencio de la mujer no era de ayuda.

—¡Maldita sea, solo responde! ¡¿Son o no mis hijos?! —Crystal ni siquiera le sostenía la mirada—... ¡Las putas cuentas coinciden, teníamos sexo y de repente desapareciste del Luxury sin decir nada! ¡¿Fue por qué estabas embarazada?!

—¡Eso ni siquiera tendría que importarme!

—¡Claro que me importa si son mis hijos! —los ojos azules de Jerome pasaron de la furia a la desesperación por no obtener una verdadera respuesta y que solo ella se negara a responder no ayudaba— ¡Sol...solo necesito saberlo! ¡Ya tengo demasiado con la duda! ¡No puedes ser tan egoísta como para no decírmelo, si son mis hijos ya perdí demasiado tiempo en el que pude haber estado con ellos!

Anirak cerró los ojos por unos segundos mordiéndose el interior de la mejilla al escuchar como la voz del Delacour se rompía tras cada palabra, se notaba lo mucho que estaba sufriendo ante la incertidumbre.

—¡Estás loco! ¡Ellos no tienen nada que ver contigo, lo que paso entre nosotros dos ya es cosa del maldito pasado!

Jerome podía leer el miedo expresado en el rostro de Crystal y soltó un gruñido para tratar de calmarse, se alejó unos pasos dando la vuelta. Pasó la mano por su rostro de forma brusca limpiando aquellas pequeñas lágrimas de frustración que amenazaban con salir.

—¡Quiero una maldita prueba de ADN!

—Ellos...ellos son mayores de edad —soltó de repente tratando de buscar una salida—...si ellos no quieren no te la darán.

Jerome giro encarándola nuevamente, Crystal no negaría que le asustaba esa mirada tan gélida que tenía.

—Son mayores de edad en el mundo mágico —sonrió suavemente para continuar—: pero, no lo son en el mundo muggle, aquí siguen siendo menores hasta los veintiuno según la ley de Alemania, así que la decisión es tuya, y en caso de que no lo quieras hacer...optare por irme con su estúpida Ley muggle y poner una demanda para la puta prueba de paternidad—a pesar de todo, había estudiado las diferentes leyes del mundo muggle por si alguna vez las llegaba a necesitar justo como en esos momentos, metió la mano al bolsillo de su pantalón donde tomo la cartera para sacar una pequeña tarjeta que lanzo a la mesa sin importarle que se mojara—...ahí está mi número de teléfono, si no tengo una respuesta en menos de una semana procederé de inmediato.

Crystal palideció ante las palabras de Jerome que se dirigió con paso molesto a la puerta, sabía que si la demandaba incluso podría quitarle la tutela de los gemelos.

Anirak vio el estado de la mujer, se levantó y con un movimiento de varita arreglo el florero volviendo el agua y las flores a su lugar, tomo la tarjeta que lanzo el rubio para secarla y acercarse a Crystal.

Se sentía mal por Crystal, notaba el temor porque Jerome intentara quitarle a sus hijos si la prueba salía positiva, aunque conocía que las intenciones del rubio no eran esas, nunca haría algo que lastimara a los dos adolescentes.

—Hablare con él para que no haga ninguna estupidez —le explico dándole la tarjeta—, pero, él también está afectado con todo esto, solo quiere saber la verdad y no es justificación para su actuar. Espero puedas considerar decirle si son o no sus hijos, eso lo está volviendo loco.

—¿Tú y él...están casados?

Atino a preguntar deseando desviar la conversación, Anirak soltó una ricita negando.

—No, yo estoy casada con el hermano de Charlie: Fred, no sé si aún lo recuerdes —Crystal noto el brillo en sus ojos al mencionar a su esposo—, Jerome es parte de mi familia—le sonrió apretándole el hombro—, tratare de hacerlo entrar en razón, te aseguro que lo que menos quiere es afectar a Amalie y a Maxence, pero no se va a detener hasta obtener una respuesta, por favor, solo dile si son o no sus hijos...bueno, nos vemos, gracias por atendernos.

Crystal solo asintió viendo como la mujer salía de ahí cerrando la puerta tras ella, y al estar sola no pudo evitar que espesas lagrimas salieran de sus ojos.

¿Qué haría?

Ni siquiera ella misma sabía quién era el padre de sus hijos ya que cuando resulto embarazada tenía una vida sexual demasiado activa con diferentes parejas. ¿Cómo les explicaría eso a sus hijos?

Ni siquiera les conto que trabajo en el Luxury por miedo a ser juzgada, pues suficiente tuvo con su madre.

Por otro lado, también temía de la demanda de Delacour, si la prueba de paternidad era positiva podría quitarle a sus hijos o lo peor Amalie y Maxence la odiarían por haberles ocultado la verdad mintiéndoles con que su padre estaba muerto.

Bajo la mirada a la tarjeta que yacía en sus manos leyendo los datos:

"Lyssandre J. Delacour
Ministerio de magia británica.
Director de Seguridad Mágica.
7132500112"

Se dejó caer en el sillón dándose cuenta de que cavo su propia tumba desde que les mintió por primera vez a sus hijos y también Jerome tenía razón, ellos se parecían demasiado a él, era tanto que tal vez no necesitaría una prueba para saber la respuesta.

¿Cómo se los diría?

También estaba la opción de irse con ellos, mudarse tal vez a otro continente y desaparecer de todos, ya una vez lo hizo, así que no sería difícil una segunda vez.

Solo que no estaba demasiado segura, ya que si era eso Maxence y Amalie deberían de renunciar a la magia para poder mantenerse lejos de Delacour al igual que alejarse de esos amigos que hicieron en Hogwarts.

Maldecía demasiado ese viaje que hicieron, al igual que maldecía a Beauxbatons por tener que asistir a Hogwarts, porque sin eso nada estaría pasando, nunca habría vuelto a saber de ese rubio.

Tal vez era egoísta, pero le asustaba el hecho de lo que podría pasar si Jerome la demandaba y la verdad salía a flote.

Paso la mano por su rostro limpiándose las calientes lagrimas que escurrían por las mejillas nublándole la vista.

—Estas conduciendo demasiado rápido.

Comento la azabache, Jerome apretó el volante con fuerza tomando una desviación sin importar ir al límite de velocidad.

—Jerome...tienes que calmarte, no solucionaras nada de esa manera.

El paisaje comenzó a volverse más oscuro y llenarse de árboles, Anirak de inmediato supuso que se introdujeron en algún bosque, los arboles pasaban de forma rápida volviéndose pequeñas y borrosas manchas.

La mandíbula de Jerome estaba tan tensa que sentía los dientes castañear y sus nudillos se volvían de color blanco por la presión que ejercía contra el volante.

Presiono el freno de manera brusca, Anirak se movió con fuerza que de no ser por el cinturón de seguridad habría chocado con el tablero.

Sin sacar las llaves, se quitó el cinturón y salió del vehículo dando un portazo con tanta fuerza que ni siquiera le importo si el cristal se rompía en miles de pedazos.

Deshizo el nudo de la corbata al sentir que la respiración le faltaba, la lanzo lejos desabrochándose los tres primeros botones de la camisa y dando grandes bocanadas de aire.

—Jerome, tienes que tranquilizarte...

Pidió la Black-Weasley viendo que parecía estar a punto de tener un ataque de ansiedad.

—¡Es que maldita sea! —soltó con ira—... ¡Todo coincide, las malditas cuentas, el tiempo, el parecido! ¡No solo es una jodida coincidencia! —Anirak decidió no interrumpirlo dejando que se desahogara— ¡Y créeme que si me hubiera dicho que no o dicho el nombre del supuesto padre muerto dejaría todo el tema! ¡Pero, su maldito silencio me hace darme cuenta que tal vez son mis hijos! —su pecho subía y bajaba con fuerza—... ¡Y si son mis hijos, me perdí toda su jodida infancia, resulté ser un maldito padre ausente al igual que Pierre! ¡Por Merlín! ¡Jure que no sería igual...y mírame...de seguro ellos me odiaran!

Y no pudo contenerse más para caer de rodillas dejando que las lágrimas llenas de frustración salieran, estaba completamente desesperado por saber la verdad.

—Jerome —Anirak se acercó arrodillándose frente a él—...conseguirás la prueba y saldrás de dudas, y estoy segura que si es positiva ellos entenderán porque no estuviste en sus vidas antes...tú no tienes la culpa de esto.

La azabache lo abrazo y el rubio se aferró a ella escondiendo el rostro en su hombro.

—¿Por qué ella no me da la respuesta? Sé que he sido muchas veces una mierda de persona, incluso dañado gente —murmuraba entre sollozos—, y que mis decisiones y forma de ser me han orillado a muchas cosas con las que me podrían considerar malo...pero... ¿Por qué no decirme si son mis hijos y solo callar? ¿Por qué...qué castigarme de esa manera?

Jerome se cuestionaba todo, sabía que no era un santo, había sido una persona promiscua e incluso muchas veces jugado con la gente, y claro que algún día el karma le daría una patada en los huevos, pero nunca creyó que fuera de esa manera tan dolorosa.

Porque él estaba más que seguro que esos dos adolescentes eran sus hijos, solo quería tener una prueba para poder acercarse de esa manera a ellos, y el solo pensarlo lo hacía querer morir sabiendo el padre ausente que fue, y lo que más lo mataba por dentro era el imaginarse lo que habrían sufrido, tener conocimiento de aquella pesadilla que tanto lo atormentaba en la que Amalie sufría y que incluso, quizá Maxence habría sufrido de maneras que él no quería ni pensar.

Darse cuenta que él no estuvo para ellos cuando lo necesitaron, cuando los tuvo que cuidar, defender, no verlos crecer...y ser un padre completamente ausente como lo fue Pierre con él y sus hermanos.

⚜⚜⚜

Zed no parecía tener ninguna expresión en el rostro mientras leía ese pedazo de pergamino una y otra vez, Alexander lo observaba fijamente como si de esa manera podría leer su mente, cosa que resultaba imposible.

El Weasley se encontraba en una especie de trance completamente consternado por lo que leía y lo peor era saber que sus padres y los de Alex se enteraron de esa forma.

¿Con qué cara los vería?

Y ni decir lo que le esperaba en el colegio, todas las paredes se encontraban llenas con ese estúpido pedazo de pergamino y todo mundo se había enterado de lo que hicieron en el salón de pociones, estaba seguro que los expulsarían por usar las mazmorras como hotel.

—Zed...

Llamo Alex harto del silencio de su novio, ambos estaban en graves problemas, pero no arreglarían nada si no hablaban.

—Esto se fue a la mierda...

Murmuro el rubio apretando el papel hasta volverlo una bola arrugada, los ojos le ardían por las lágrimas que comenzaban a hacerse presentes.

—Ambos sabemos que en algún momento se iban a enterar.

Zed alzo la mirada para ver al Malfoy, no lograba entender cómo es que estaba tan tranquilo con lo que estaba sucediendo, habían exhibido su vida sexual y Alex ni siquiera parecía un poco preocupado, todo lo contrario, era como si la conversación se tratase del clima.

—¡Pero no de esta forma! — escupió molesto por la actitud del peli plata— ¡Toda la escuela lo sabe! ¡¿Has pensado en lo que dirán?! ¡En lo que dirán tus padres! ¡Por Merlín, lo que pensara mi familia, Alexander! ¡No solo es cosa de que todos se enteren, si no que nos exhibieron!

—Después lo olvidaran, Zed, estás haciendo una tormenta en un vaso de agua —Alexander mantenía la calma ya que no le importaba ni un poco si hablaban de él y sabía muy bien que tarde o temprano la gente se enteraría de su relación de Zed, pero lo que si lo estaba haciendo molestar era como se ponía el rubio—...sé que no es la mejor forma y lo mal que esta que hayan publicado esa foto, pero tomar la actitud que estas mostrando no servirá de nada.

—¡Incluso pareces feliz! ¡¿Esto era lo que querías?! ¡¿No podías aguantar más a que todos se enteraran?!

Acuso el más alto alzando la voz, Alex el entrecejo por tal acusación y cruzo los brazos sobre su pecho viéndolo de mala forma.

—¡Por Merlín, Zed! ¡Estás diciendo puras estupideces!

—¡No, claro que no! ¡De seguro estas feliz porque de esa forma estas "marcando territorio" como tanto querías! ¿No? ¡Querías que Zoe se mantuviera lejos y también decírselo a todo mundo!

¡Claro que quería decirlo! ¡Quería que todos supieran que eres mi novio, pero no de esta forma! ¡Es injusto que me acuses de estar feliz, cuando no es así! —ahora era el que hablaba de manera alta para que Zed no lo interrumpiera—... ¡¿Tanto es tu temor de que se enteren que estamos juntos o es que te avergüenzas y por eso prefieres mantenerme como un maldito secreto?!

Zed puso los ojos en blanco y se limpió la cara de manera brusca cuando la puerta del dormitorio de Alexander se abrió dejando ver a otro peli plata.

Alex miro a su hermano mayor dándose cuenta que se encontraba demasiado molesto mientras apretaba el dichoso pedazo de pergamino por el cual todos estaban hablando.

Zed observo a Alex, el cual veia fijamente a Scorpius, parecía algo asustado y no negaría que compartía el mismo sentimiento, pues no se había preparado aun para esas conversaciones, solo quería huir a esconderse en cualquier lugar para evitar eso.

—¿Por qué...por qué no me lo dijiste? —Scorpius apretaba la mandíbula sin apartar la gélida mirada del Malfoy menor—...eres mi hermano...y me tuve que enterar por culpa de este estúpido pedazo de pergamino...y no por ti —hizo una pausa se notaba que estaba demasiado dolido porque su hermano no se lo contara ya que creyó que los secretos entre ellos no existían—...pensé que confiabas en mí.

Como si eso no fuera suficiente, dos adultos se hicieron presentes: el matrimonio Malfoy, Alexander maldijo internamente al verlos y observo a Zed de reojo que solo bajo la mirada demasiado avergonzado.

—Zed —llamo Tanith con el tono cariñoso que la caracterizaba—... ¿Crees que nos puedas dejas solos? Necesitamos hablar con Alex, aparte que tu padre está buscándote.

Zed solo asintió murmurando un bajo "con permiso" y sin siquiera alzar la mirada salió lo más rápido de ahí, pensando en donde esconderse para que su padre no lo encontrara, aun no se sentía listo para afrontar a nadie y mucho menos ser sincero con todo lo que sentía.

Alexander busco la mirada de su madre que le dedico una sonrisa compresiva, a pesar de mantenerlo en secreto solo había una persona más que sabía su secreto aparte de Anired y era Tanith, su madre, la que lo conocía completamente e incluso fue la primera en enterarse cuando comenzaba a descubrir su sexualidad.

Desvió la mirada topándose con los ojos grises de su padre y los azules de su hermano, a pesar de tener distintos colores ambas se parecían demasiado, quería que la tierra se abriera y lo tragara escupiéndolo en cualquier lugar que lo llevara lejos de ahí.

Draco tenía en las manos el pedazo de pergamino, y acababa de hablar con McGonagall, no negaría que estaba completamente confundido y albergaba una extraña mezcla de sentimientos en esos momentos.

—Papá...

Murmuro Alex al ver que el mayor no decía nada, Draco soltó un suspiro y le extendió el papel.

—¿Me quieres explicar todo lo que sale ahí?

Scorpius decidió sentarse en una de las camas para observar la conversación mientras Tanith se acercaba a su hijo menor para apretarle los hombros en señal de apoyo.

—¿Realmente quieres que te explique que es el sexo oral? —cuestiono tratando de desviar la atención de lo más importante ahí—...es cuando una persona chup...

—¡Alexander Deneb Malfoy! —llamo Draco antes de que continuara—...sabes a lo que me refiero... ¿Desde cuándo estas con Zed?

Alexander permaneció en silencio sin responder nada, tratando de prepararse para la mirada llena de decepción de su padre por ser así, estaba seguro que hasta le quitaría el apellido e incluso lo correría de la mansión Malfoy.

—No...no quería que Scorpius y tú se enteraran de esta manera...

Draco observo a Tanith la cual solo asintió suavemente aceptando que ella sabía.

—Tu madre ya lo sabía...

—Lo sabe todo desde el inicio...no te enojes con ella—pidió tratando de evitar que ellos discutieran por su culpa—...yo... le pedí que no dijera nada hasta que estuviera listo para aceptarlo frente a ustedes.

—¿Por qué nunca nos dijiste nada?

Cuestiono Scorpius decepcionado al darse cuenta que su hermano no confió en él para contarle algo tan serio como eso, él sin dudarlo lo habría apoyado en todo, últimamente todo parecía irse a la mierda, no solo era lo de su hermano lo que le afectaba si no también que el sanador Tarner lo había corrido porque varias pociones importantes desaparecieron y él único que parecía ser el culpable era él, cuando no tuvo que ver, estaba a la espera del castigo, se sentía avergonzado con sus padres, pues aparte de lo de Alex también tendrían que lidiar con él.

Alex vio el suelo, quería de dejar de ser el centro de atención, pero eso no pasaría en esos momentos en los que todo estaba lleno de tensión.

—No es fácil...comenzó desde que tenía trece —hablaba con voz baja pero lo suficiente audible para que lo escucharan—, bueno, creo que desde antes... tal vez desde niño...nunca me atrajeron realmente las niñas o mujeres, considero que hay unas que son muy lindas o hermosas, pero nada más allá, por eso es que siempre que me preguntaban por quién me gustaba decía que nadie o usaba a Anired como tapadera, de esa manera no tenía que dar explicaciones. Sin embargo, siempre me fijaba demasiado en la personalidad, y fue a los trece que empecé a ver a Zed de otra manera —alzo la mirada un poco para ver a los dos varones que lo veían escuchándolo con atención—...más allá del físico, me gusta su forma de ser y de pensar, y especialmente lo bien que me siento como él...el año pasado comenzamos a hablar más y... solo paso...me gusto demasiado, tanto que ya no quise ser solo su amigo...y nos volvimos novios a finales de noviembre...y el resto creo que ya te lo imaginas.

Scorpius veia sorprendido a su hermano, ya que siempre creyó que Zed y él solo eran buenos amigos, Tanith le beso la cabeza a Alex dándole a entender lo orgullosa que se encontraba porque fuera tan valiente y Draco soltó un suspiro.

—¿Por qué nunca me lo dijiste?

Cuestiono Draco sobándose el puente de la nariz.

—Nunca quise decepcionarte, papá —explico Alexander sin poder leer las expresiones de su padre, siempre le había costado hacerlo ya que era un hombre con un rostro demasiado estoico—...pero, no puedo seguir ocultando por más tiempo quien soy.

—Alexander—Draco pronuncio el nombre de su hijo menor con un tono que ni siquiera el mismo conoció—...cuando tenía tu edad yo tenía que hacer todo lo que los demás esperaban de mí, tome malas decisiones creyendo que eran las buenas por tener la aceptación de mi padre...y sé que probablemente a comparación de tu madre no soy nada cariñoso, y no somos tan unidos como deberíamos —hizo una pausa buscando las palabras correctas para lo que estaba por decir—...pero...Scorpius y tú siempre me han hecho sentir orgulloso, son lo mejor que he hecho en toda mi vida. Y lo único que deseo es que ustedes puedan tener la infancia y adolescencia que yo nunca tuve, no estoy decepcionado de ti, Alex, nunca lo estaría —los ojos azules del peli plata menor se iluminaron viendo con sorpresa a su padre—...me es extraño ¿de acuerdo? Ni siquiera se bien que decir respecto a la persona con la que estas, pero si estas feliz con eso, yo también lo soy.

—Papá...

Murmuro Alexander con los ojos lloros, no esperaba que él le dijera eso, realmente siempre peso que nunca lo aceptaría.

—Me hubiera gustado que me lo dijeras de otra manera y no porque todos nos enteramos por ese pedazo de pergamino—movió el pedazo de papel que llevaba en la mano—...me imagino que es demasiado difícil lo que estás pasando, pero ten en claro que tu madre y yo siempre estaremos para ti, pase lo que pase siempre vas a ser mi hijo y estaré orgulloso de ti.

Sin poder contener ni importarle más Alexander se acercó a su padre para abrazarlo escondiendo el rostro en su pecho como si fuese un niño pequeño, tanto tiempo había estado asustado por la reacción de Draco cuando se enterar de su secreto y que ahora él lo aceptara e incluso lo apoyara, lo hacía sentir liberado y seguro de poder contar con el apoyo de sus dos padres.

—Perdón por no decirlo antes, papá... estaba tan asustado...

Draco abrazo a su hijo acariciándole el corto cabello plateado tan idéntico al de él, observo a su esposa que lo sonreía con orgullo y demasiado amor, él solo asintió con una pequeña sonrisa.

—Lo sé, Rex...el miedo es lo que no hace humanos —murmuro sin dejar de abrazar a su hijo tratando de mostrarle con eso que siempre estaría para él, pasara lo que pasara—...y siento mucho que esta situación te obligue a aceptar todo esto de esta manera, pero tienes que ser fuerte, porque sabes que las personas a veces llegan a ser muy hirientes.

Alex solo asintió, estaba seguro que enfrentaría lo que viniera, esta vez ya no quería ocultar más quien era realmente, estaba cansado de eso, quería ser libre sin tener que actuar frente a los demás.

Scorpius al escuchar las palabras de su padre se dio cuenta que no era justo que estuviera enojado con Alexander, siendo que lo estaba pasando no era fácil, al contrario, debía de estar para su hermano y apoyarlo como siempre lo había hecho, pasara lo que pasara él lo defendería de quien se atreviera a molestarlo o tan siquiera a hacer una broma respecto a su sexualidad, se negaba a que las personas lo hicieran sufrir.

Ante esa escena Tanith sonrió, dándose cuenta de cómo Draco había evolucionado a pesar de todo lo que había vivido durante sus años de Hogwarts, como esa vida llena de oscuridad se logró disipar y ahora trataba de hacer todo lo posible por ser un buen padre el cual apoyaba a sus hijos de forma incondicional y que incluso daría la vida por esos dos adolescentes que eran su copia idéntica.

La familia Malfoy no era muy afecta a demostrar cariño en público, pero los cuatro miembros sabían muy bien lo mucho que se amaban y que siempre se apoyarían.

[...]

Tiro ese estúpido pedazo de pergamino al primer bote de basura, a pesar de que ellos no parecían querer hablarle e incluso parecían enojados con él, como la mayoría en el colegio, se sentía mal porque publicaran esas cosas sobre Zed y Alex.

Aunque para él no era ninguna sorpresa, siempre había sospechado que entre ellos dos pasaba algo más que una simple amistad, enserio esperaba que no la pasaran tan mal, estaba seguro que los rumores y varias personas los molestarían, ya que a pesar que en el mundo muggle eso era normal, en el mundo mágico no tanto, pues aún estaban un tanto atrasado respecto a respetar la sexualidad de las demás personas, un claro ejemplo era su abuela paterna, que siempre criticaba a cualquiera que no compartiera sus mismo pensamientos arcaicos, gracias a Merlín que sus padres ya no mantenían relación con ella y no tenía que ir de visita, aunque bueno, en esos momentos toda su familia lo odiaba.

Soltó un suspiro acercándose a las tres escobas, últimamente sentía que su vida era demasiado monótona, como si estuviera encerrado en un frasco de cristal que fuera a donde fuera siempre era lo mismo.

Estaba demasiado cansado y aburrido de todo, lo único que lograba hacerlo sentir algo a parte de enojo era Hannah, pero en algunas ocasiones eso desaparecía, se sentía como una marioneta, no lograba explicar ese sentimiento.

Incluso se alegraba que en esos momentos Hannah estuviera con su amiga y no sobre de él, quería un poco de tiempo a solas, o más bien tendría que ser a solas, como todos lo odiaban no tenía a nadie con quien pasar el rato, no los culpaba, de hecho, se odiaba demasiado a sí mismo, pero no podía dejar a Hannah, se sentía completamente vacío sin ella.

También estaba algo preocupado respecto a su salud, tenía unas enormes lagunas mentales, como por ejemplo cuando se peleó con Regulus, recordaba haberlo golpeado, pero no el motivo, solo supo que un momento se llenó de odio en contra de él, e incluso por su madre sabía que amenazo a Anired, pero era lo mismo, no tenía el motivo por lo que lo había hecho.

Según Hannah fue porque Regulus trato de obligarla a besarla y Anired ataco a la rubia, sin embargo, había algo en esas palabras que no lograba convencerlo al cien.

Varias miradas se posaron sobre él, decidió ignorarlas y caminar a la barra donde lo atendieron rápidamente, solo pidió una cerveza de mantequilla y en lo que esperaba paseo la mirada por el lugar, reconoció a varios de sus compañeros e incluso a Stefan que platicaba con Valentia, se alegraba demasiado por él, ya que logro acercarse a ella.

Siguió paseando la mirada hasta que en una mesa logro distinguir una cabellera larga y lisa con ondas apenas notables de con color rubio que se asemejaba a un oro suave y pálido, de inmediato supo de quien se trataba.

Amalie D'Acanto.

Dejo el tarro vacío sobre la mesa y soltó un suspiro de aburrimiento, riñéndose internamente por haber ido ese día a las Tres Escobas.

No había querido salir desde el día que vio a George con Hannah, de eso ya había pasado una semana, trataba de pensar en cualquier cosa menos en el pelirrojo, incluso si podía evitaba a los amigos o familia de este, ya que todo le recordaba a él, sabía que estaba dañando a la gente por esa actitud, como a la menor de los Black-Weasley, que más de una vez intento hablar con ella, pero Amalie cada que se daba cuenta de eso cambiaba su camino o entraba al primer salón que veia.

Pero, no conocía cómo más actuar, el pecho le dolía cuando los recuerdos la golpeaban, quería olvidar al pelirrojo de cualquier forma y ya no sentir nada por él, sentía como cierta parte de ella moría por dentro cuando lo veia por los pasillos o en el gran comedor de la mano de aquella rubia que le dedicaba sonrisas llenas de superioridad cada que sus ojos se topaban, como si Hannah hubiera ganado lo que tanto quería.

Aunque al parecer no era la única que la estaba pasando mal, su hermano últimamente tenía un humor terrible, siempre estaba de malas y ni siquiera iba a clases, sabía que se debía a su alejamiento con Anired, no entendía porque Max ya no hablaba con ella, cuando se topaban en el comedor él también la evitaba, suponía que era por ese día en que la azabache fue a buscarla y nadie quiso creer en lo que ella decía. Lo único que esperaba es que Maxence no fuera tan cabeza hueca como para arruinar todo lo que había logrado con ella, porque sabía muy lo que su hermano sentía por la menor y no quería que por culpa de lo que paso con George, Maxence siguiera peleado con Anired.

Itziar había logrado convencerla de salir de su habitación e ir a las Tres Escobas acompañándola a una cita con James Potter, no tenía nada en contra de él, pero odiaba ser el mal tercio. Podía verlos a lo lejos, ambos estaban en la barra esperando otra ronda de bebidas mientras se besaban, estaba demasiado feliz por su amiga, pero ver esa relación no ayudaba a su ánimo.

Soltó un segundo suspiro parándose de la silla quería salir a tomar un poco de aire, así que se alejó, pero cuando dio la vuelta golpeo con alguien causando que varios folders y documentos quedaran por el suelo.

—Dios...lo siento —murmuro Amalie agachándose para ayudar a recoger a la persona—...en serio, lo siento no quise tirarlos.

—No te preocupes, fue un accidente.

Alzo la mirada para toparse con unos ojos azules eléctricos que la veían con amabilidad, él también recogía los documentos, entre ambos terminaron rápidamente, el varón le extendió la mano para ayudarla a ponerse de pie.

Amalie puso más atención en él, usaba un traje negro así que no era estudiante de ningún colegio, tenía un rostro masculino con cejas pobladas y una sonrisa demasiado linda mostrando uno dientes blancos.

—Gracias por ayudarme —él le sonrió—...eres muy amable.

—No es nada —le gustaba su sonrisa y era demasiado guapo—...al contrario, discúlpame por haber causado un accidente, es que iba demasiado distraída.

—No, no te preocupes, lo entiendo, yo también tenía la cabeza en las nubes —le extendió la mano para presentarse—: Michael Andrews, un gusto.

Amalie acepto la mano, viéndolo a más detalle notaba que era mayor que ella, probablemente era algún mago que paso a beber algo en las tres escobas.

—Amalie D'Acanto, el gusto es todo mío.

Ambos se soltaron, Amalie sonreía cada que hablaba como siempre lo hacía, resultaba que el hombre frente a ella era demasiado agradable.

—¿Estudias en Hogwarts?

—No...soy de Beauxbatons —respondió la rubia—, solo que por lo del torneo estamos por este año escolar aquí.

—Cierto, que es el torneo, por eso todos parecen emocionado.

—Sí, me imagino que es porque ya está por terminar, están esperando a saber quién es el campeón...No eres estudiantes ¿verdad?

Michael negó varias veces con una sonrisa divertida.

—Gracias a Merlín esos años ya quedaron atrás, se puede decir que trabajo en el ministerio...

—¿Se puede decir?

Enarco la ceja con curiosidad.

—Mi jefe trabaja en el ministerio, así que yo paso mucho tiempo ahí.

—¿Eres Auror?

—Hace tiempo que lo deje —se encogió de hombros—, me dedico a otras cosas —los ojos azules se quedaron viendo fijamente la mejilla izquierda de la menor—...tienes una hormiga en la mejilla...

—¿Eh? ¿Dónde?

Amalie se llevó la mano a la mejilla buscando la dichosa hormiga, sentía como algo se movía por su cara, seguía sin encontrarla ya que era demasiado rápida.

El rubio se inclinó para quitarle la hormiga con facilidad.

—¿No estás muy viejo para coquetear estudiantes?

Amalie reconoció la voz para ver al varón que tomaba la muñeca de Michael con un rostro lleno de enojo.

—¿Qué? ¿Eres su novio o por qué te importa?

George arrugo el entrecejo soltándolo con brusquedad.

—Maldito pervertido, aléjate de ella.

George no espero respuesta dejando unos galeones en la mesa donde estaba Amalie y tomando la mano de la rubia para llevarla con él.

—¡Oye! ¡Suéltame!

Pedía la rubia caminando rápidamente, trataba de soltarse, pero la fuerza de George era demasiada.

—¡Tiene como cuarenta años ese idiota, no puede ser que le coquetees! ¡Merlín! ¡Podría ser tu papá!

George la soltó a unos metros de las Tres Escobas, dándose la vuelta para verla, la rubia tenía el rostro cargado de enojo mientras se alejaba unos centímetros.

—¡Te recuerdo que mi papá está muerto, tarado! —Amalie se sobo el puente de la nariz, se sentía demasiado enojada por que el trato de esa manera y también por todo lo sucedido— ¡Vete con tu novia y déjame en paz!

—¡Maldita sea, Amalie! ¡No puede ser que coquetees con un idiota como él!

—Bueno, coquetee contigo, no sé qué te sorprende.

George Sirius puso los ojos en blanco por la respuesta, no lograba explicarse porque se enojó tanto al ver a ese idiota tan cerca de D'Acanto, tanto que no pudo controlarse y tuvo que ir por ella para alejarla de él, no podía seguir soportando al ver esa escena.

—¡Y él te dobla la edad! —paso la mano por su rostro con frustración—... ¡Amalie, eres demasiado inocente, ese idiota se va a aprovechar de ti, mantente lejos de él! ¡Los pervertidos como ese rubio solo buscan acostarse con adolescentes!

—Al menos ellos van directo al grano, y no solo me van a dejar sin explicaciones porque no tuve querer sexo con ellos...

George lo miro confundido, no entendía a que se refería, si habían dejado de salir fue porque Amalie quería volver con su ex novio después de darle celos utilizándolo, a pesar de todo él no quería ver que un idiota la lastimara o la utilizara, y conocía muy bien las intenciones de los hombres mayores con las mujeres menores.

—Amalie, me preocupo por ti...

—Vete a la mierda, Black-Weasley.

Amalie negó dándose la vuelta sintiendo los ojos escocer, comenzó a caminar aguantando las ganas de llorar, ese idiota era un cínico, se comportaba como si no hubiera hecho nada que la lastimara, y de nuevo recordó lo de los encantos de una veela... ¿acaso eso era algún efecto secundario?

George Sirius soltó un suspiro sin comprender la actitud de la rubia, nunca creyó que lo odiara de esa manera, se llevó la mano al puente de la nariz para sobarlo, la cabeza le dolía demasiado al igual que el pecho y a los pocos segundos la nariz comenzó a sangrarle, últimamente eso le sucedía demasiado seguido, la sangre era espesa y de color negra.

A los pocos segundos la necesidad de buscar a Hannah se hizo presente, quería verla, era una necesidad enorme, como si fuera una persona deshidratada en medio del desierto buscando agua, como si fuera el aire que necesitaba para vivir.

Soltó un gruñido para buscar un pañuelo en su bolsillo con el que limpiarse antes de partir de vuelta al castillo.

Los ojos grises observan los espesos árboles que comenzaban a llenarse de hojas verdes gracias a la primavera que daba inicio, el sol aun no calentaba al cien, pero seguramente en unos días ya no sería necesario usar abrigos.

Camino por los jardines hasta llegar a la entrada del colegio, últimamente se sentía completamente sola, sus hermanos seguían peleados y ambos parecían ignórala, al igual que sus amigos, entendía que todos tenía problemas, por ejemplo: Zed y Alexander con la publicación de ese pedazo de pergamino, Scorpius al cual habían corrido como ayudante de sanador por algo que él no había hecho, Stefan estaba tratando de llevar su nueva relación, Freddos discutiendo con Brooke. Todos parecían pasarla mal y Anired no quería molestarlos más con sus problemas.

Y también estaba Maxence y Amalie, los cuales parecían odiarla, ninguno quería hablar con ella, al igual que Itziar, entendía que estuvieran enojados por lo que hizo George, pero extrañaba hablar con ellos, especialmente con Max.

No negaría lo mucho que le dolía no estar con él, extrañaba pasar todos sus ratos libres o tenerlo con sus bromas que a veces eran estúpidas, incluso extrañaba que la llamara tabla de planchar, se había acostumbrado tanto a él, que con su ausencia su soledad crecía.

Intento volver a hablarle, incluso quería disculparse por haberlo ataco y encadenado, ya que entendía si no quería escucharla, pero él cada que la veia se iba por otro lado ni siquiera le sostenía la mirada.

Apretó el libro contra su pecho cuando las ganas de llorar se hicieron presentes, Anired nunca había experimentado esa soledad, no tenía a nadie a quien recurrir, quería ir con sus padres, pero ya tenían suficiente con los problemas de sus hermanos al igual que con sus trabajos que no deseaba ser una carga más.

El único que últimamente estaba cerca de ella era Deyan, que la apoyaba tratando de buscar una solución a todo lo que sucedía con George Sirius y le brindaba un poco de ánimo, sin embargo, no era lo mismo.

Alzo la mirada al escuchar unos pasos y se detuvo al ver al rubio frente a ella que estaba fumando como era costumbre en él.

Los ojos azules la vieron por unos segundos, estaban frente a frente así que ella aprovecho esa oportunidad, pues no tenía a donde huir.

—Max...

Llamo Anired, el rubio cerro los ojos por unos segundos y saco el humo que contenía.

—Hey...

Saludo con simpleza, la azabache se mordió el labio inferior, extrañada por el tono que usaba, sin duda seguía enojado con ella.

—Yo...quería hablar contigo —estaba demasiado insegura y asustada, apretó los dedos contra su libro y busco los ojos del rubio esperando a ver ese brillo que tanto los caracterizaba cuando la veían, pero no hubo ningún rastro —...lo siento... ¿sí? Sé que hice mal al atacarte ese día y también por amarrarte con magia, solo quería que me escucharas, en serio que lo siento, Max...

El rubio vio hacia otro lado y volvió a darle una calada al cigarrillo.

—¿Quieres dejar de llamarme de esa forma?

Anired lo miro confundida.

—¿A qué te refieres?

—Mi nombre es Maxence, no Max —tiro la colilla de cigarro para aplastarla, Anired no entendía su actitud, no pensó que su enojo con ella fuera tan grande —...de hecho no tienes nada por lo que disculparte...al contrario me sentí aliviado.

—¿Aliviado?

—Anired —él más alto sonrió de forma torcida—...fue un alivio que tú iniciaras todo, ya estaba harto de teñir que seguir hablándote, es demasiado cansado soportarte —Anired se quedó en completo silencio sintiendo una opresión en el pecho—...ahora que estas peleada con tus hermanos ya no me sirve, no vale la pena seguir actuando como si me agradaras.

—¿Me hablaste por mis hermanos?

Maxence chasqueo la lengua sin borrar esa sonrisa.

—Se puede decir, en si estaba buscando una forma de ayudar a mi hermana para el torneo, al acercarme a ti tenía la información que necesitaba —paso los brazos detrás de su cabeza estirándose—, pero ahora que ninguno de ellos te habla, ya no me sirve seguir con esa farsa...

Anired parecía completamente afectada por las palabras que le decía el rubio, sus ojos perdieron el brillo con el que lo veia ahora estaba opacos.

—¿Tan enojado estás conmigo?

Fue lo único que logro preguntar cuando la voz se le corto.

—No, Anired, ya te lo dije estaba harto y cansado de tener que soportarte, eres tan infantil que siempre me has aburrido...y si, ya sé que lo últimas veces que nos vimos pasaron ciertas cosas —soltó un suspiro encogiéndose de hombros—...crei que podría obtener algo divertido de ti, ya sabes, sexo...pensé que me costaría más conseguirlo, era como un reto a mí mismo, pero fácilmente aceptabas que yo hiciera lo que quisiera contigo, así que me aburrí aún más, ya no había nada interesante en ti.

El rostro de Maxence giro con fuerza cuando la fina mano de la menor golpeo en su mejilla, dejándole la marca de la bofetada.

—¿Qué? ¿Creíste que sentía algo por ti, Anired?

El tono burlón que utilizaba Maxence solo hacía que Anired se sintiera peor, dándose cuenta en lo estúpida que había sido por confiar en él.

—Vete a la mierda...

Ni siquiera quiso discutir o contestarle, solo quería irse de ahí, lejos de D'Acanto como siempre debió de ser, ella nunca tuvo que permitir que Maxence le comenzara a agradar o incluso a gustar.

Los pasos de Anired eran rápidos que incluso termino corriendo al castillo, las ganas de llorar desaparecieron para ser remplazadas por un enorme vacío en su pecho.

Antes de entrar a su sala común dio una bocanada de aire y fingió una sonrisa tratando de mostrar que nada la estaba afectando realmente, se repetía una y otra vez que no debía de llorar por él, que Maxence nunca había valido la pena realmente.

Al entrar se topó solamente a Alex y Zed que discutían, al parecer seguían con lo mismo del pergamino.

—¡Es que deja de esconderte, Zed, si ya todos lo saben ya no es necesario seguir fingiendo!

Resoplo Alex, se notaba demasiado cansado, mientras Zed permanecía con los brazos cruzados sobre su pecho.

—¡Por Merlín, para ti todo es fácil! ¡Déjame en paz!

—¡Maldita sea, Zed, tu padre quieres hablar contigo deja de ser una gallina y da la cara!

—¡¿Sabes lo vergonzoso que es esto?!

Anired pudo ver como Alex se entristecía por las palabras del rubio, sabía que el temor te hacia decir cosas que realmente no sentías justo como en esos momentos.

—¡Zed, ya basta! —pidió Anired interviniendo antes de que su pelea se volviera peor—...dejen de pelear...Alex tiene razón, tienes que hablar con tus padres...

Los ojos azules se pararon en Anired siéndola con enojo.

—Tú no te metas en esto, Anired, no lo entiendes. Tú tienes la puta vida perfecta en la que todos están orgullos de ti —soltó con enojo, Anired solo lo veia escuchando cada una de sus palabras— ¡Crees que todos somos como tú, que todos la tenemos tan fácil y que con solo pedir las cosas suceden! ¡Probablemente si fueras tú la que tuviera este problema solo tendrías que pedirle a George y Regulus que se encargaran y ellos harían que nadie hablara más de esto! ¡Pero no todos somos tú, no todos somos la princesa de la familia!

—¡Ella no tiene nada que ver en esto, Zed, deja de hablarle de esa forma!

Pidió Alexander, Anired solo le sonrió a Zed.

—Sí, tienes razón, Zed, mi vida es perfecta y no tengo ningún problema.

Zed se quedó callado al ver la sonrisa de su prima, sin decir más salió de ahí dejando a los dos Slytherin solos.

—Anired...sabes que estás enojado...no te quiso decir eso.

—No te preocupes, tiene razón —Anired también le sonrió a Alex, pero él pudo notar que sus ojos no brillaban como siempre—, siento todo lo que están pasando, te prometo que no me volveré a meter en sus discusiones, perdón si hice que las cosas empeoraran.

—¿Estas bien?

Cuestiono Alex extrañado, por lo regular Anired le habría contestado a Zed hasta que él entrara en razón dándose cuenta de lo mal que estaba, pero fue todo lo contrario.

—Sí, estoy bien...iré a mi dormitorio, tengo tarea que hacer, nos vemos después.

—Está bien, nos vemos...

Anired le dedico una última sonrisa para ir a las escaleras de los dormitorios femeninos y volver al suyo.

Una vez ahí se topó a sus tres compañeras que parecían a punto de salir.

—¡Nired! —saludo Zoe con una sonrisa al verla dejar su libro en la cama—...iremos a las tres escobas, ¿no quieres venir?

April y Sarahi la vieron esperando una respuesta positiva por su parte, pues últimamente solo se la pasaba leyendo.

—No, gracias...no he terminado mi tarea de historia de la magia —mintió, ya que no quería ir a un lugar donde debería de comer—...vayan ustedes, nos vemos al rato.

—¿Segura? —cuestiono April, notándola algo extraña, parecía sonreír con normalidad, pero no era la Anired de siempre —... ¿Paso algo?

—Sí, segura...nada paso ¿por?

—Estás extraña—menciono Zoe — ¿Segura que todo bien?

Anired asintió yendo a su mochila para buscar un pergamino.

—Segura, solo quiero terminar esto porque si no el profesor me regañara.

Ellas suspiraron resignadas ante la negativa de la azabache.

—Está bien, nos vemos al rato.

—Adiós, diviértanse.

Se despidió de las tres chicas que salieron de ahí, como dejaron la puerta abierta fue a cerrarla quedándose completamente sola.

Soltó un suspiro para ir al mueble junto a su cama y arrodillarse abriendo el ultimo cajón donde solía guardar todos los dulces que compraba o le regalaban, trataba de no comer mucho para evitar vomitar.

Pero, se sentía tan vacía que tal vez la comida llenaría ese hoyo en su pecho, soltó un suspiro y comenzó a sacar cualquier dulce que encontraba.

Y como lo sospecho, poco a poco todo dejo de importarle, lo único que quería era seguir comiendo ya que con eso era como si sus sentimientos se apagaran.

Abría cada envoltura, inicio comiendo lento para después aumentar la velocidad llegando a atragantarse, pero solo buscaba sentirse mejor y que todo lo malo se fuera.

Estuvo varios minutos de esa forma, comiendo más de la mitad de lo que guardaba en ese cajón, cuando se dio cuenta soltó una maldición, siempre que tenía un atracón de comida era como si entrara en una especie de trance y nada más importara.

Alzo las envolturas y camino al baño donde las tiro.

Se vio al espejo por varios minutos, tenía los labios llenos de chocolate, su reflejo lucia completamente gordo y horrible, como era realmente ella.

Bajo la mirada a su abdomen viendo lo grande que se encontraba al igual que sus brazos.

Era una bola de grasa, se llevó las manos a sus mejillas apretándolas, era como agarrar una bola de manteca.

—Mierda...mierda...

Murmuro varias veces, y corrió al inodoro donde se encuclillo alzando la tapa, soltó un suspiro sabiendo lo que tenía que hacer pues otra vez había caído en la gula, de nuevo volvía a recaer como cada que comía.

Por todos los medios trataba de no hacerlo, incluso dejo de comer por unos días, pero fue peor porque su estómago le pido aún más comida que después termino vomitando.

A pesar de todo, su reflejo se veia cada vez más y más gordo en lugar de adelgazar, cada día era más fea... cada día se odiaba más.

Se recogió el cabello para empezar aquel ritual que ya era tan típico de ella, aquel castigo para todos sus pecados, aquello que servía para aliviar un poco todo lo malo que hizo.

Sus finos dedos entraron en la boca, recorriéndola hasta llegar al fondo donde empujo suavemente, repitiendo ese movimiento durante varios segundos, soltando la primera arcada, volvió a repetir la acción dos veces más, anteriormente tenía que hacerlo cinco veces para vomitar y ahora era más fácil.

El líquido de todo aquello que alguna vez fue comida cayo en el retrete, soltó un suspiro y repitió el proceso.

Lo hizo varias veces más hasta sentir que ya nada podía salir, era su propio castigo, hasta que no aprendiera su lección dejaría de hacerlo.

Bajo la tapa para jalar la cadena y quedarse sentada en el suelo.

Los segundos parecían una eternidad, era como si todo estuviera en cámara lenta, las imágenes de todo lo sucedido pasaban por su mente:

La pelea de sus hermanos, la amenaza de George Sirius, las discusiones de Zed y Alex, Amalie e Itziar ignorándola, Scorpius deprimido por ser despedido de ser ayudante del sanador Tarner...y Maxence.

Algo caliente recorrió sus mejillas y un sollozo escapo de sus labios.

—Maldito rubio oxigenado...

Murmuro soltándose a llorar... ¿Por qué la tuvo que utilizar de esa forma?

Había confiado en él, incluso nunca lo admitiría, pero sabía que Maxence le gustaba.

La había hecho creer que existía algo más, algo mucho mejor que el amor que Deyan le ofrecía, pero se daba cuenta que al parecer lo único que ella merecía era esa especie de relación.

Odiaba a Maxence, pero se odiaba mucho más a ella misma.

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¡Hola!

¿Cómo están?

¿Qué les pareció el capítulo?

Si tienen, me gustaría leer sus teorías o sospechas, jeje

Bueno, como dije en la nota cambiaré algunas cosas sobre la ley de la mayoría de edad para bien de la historia, al igual que a partir de aquí será un poco más "obscuro" todo, ya que se verá más el tca de Nired, al igual que abusos tanto físicos como psicológicos, claro que dejaré una advertencia al inicio de cada capitulo.

No sé olviden de comentar y votar, loviu🌟.

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