Seis.
(Hola, el día sábado llegaron a los +350 comentarios, tuve unos pequeños problemas el día de ayer para subirlo, pero hoy se los traigo.
Es un capítulo extenso, de más de 15k de palabras, jeje, por lo que tal vez se demoren en leerlo👀
+400 comentarios para la siguiente actualización🫰🏻
⚠: Mención y consumo de drogas, estupefacientes y bebidas alcohólicas.
Pd: veo a James Franco como Regulus Black de adulto, jajaja)
La nevada en Londres parecía estar llegando a su fin y las calles finalmente se podían ver.
Los dos varones caminaban por las calles tomados de las manos, con una mezcla de nerviosismo y anticipación en sus corazones.
Después de varios minutos recorriendo las frías calles llegaron al edificio que tantas ansias tenían por verlo.
Al entrar al edificio, la recepcionista los recibió con una sonrisa amable, ellos la saludaron para ir al elevador sintiendo su emoción aumentar cada vez más con cada piso que subían.
Cuando finalmente salieron del elevador ambos se detuvieron frente a una puerta marcada con el número veinticinco.
—¿Listo?
Cuestiono Alexander Malfoy mientras metía la mano en su bolsillo, el rubio sonrió y asintió.
—Claro que sí.
Alexander sacó las llaves y con lentitud abrió la puerta, revelando un espacio luminoso y acogedor. La sala de estar estaba decorada con muebles modernos y coloridos, bañados por la luz natural que se filtraba a través de amplias ventanas. Un ambiente cálido y hogareños que se extendía por todo el lugar.
—Es muy lindo —mencionó Zed mirando todo a su alrededor con una amplia sonrisa en el rostro—... es perfecto.
Alexander le sonrió con complicidad mirando todo el lugar.
—Y es completamente nuestro.
Exclamó con felicidad para besarle cariñosamente la mejilla.
—¡Por Merlín! —chillo Zed dejando salir la emoción—...aun no puedo creerlo, ya quiero saber cómo reaccionaran nuestros padres cuando...
—Les digamos que nos mudaremos juntos —Alex le sonrió sintiendo como ese espacio vacío comenzaba a llenarse sueños y planes compartidos—...no pensé que eso pasaría tan rápido.
—Yo tampoco.
Confesó Zed abrazando a su novio, dándose cuenta de la nueva etapa de sus vidas que estaban por comenzar, prometiendo un futuro lleno de risas, complicidad y el dulce confort de estar en casa el uno con el otro.
⚜⚜⚜
La camioneta aparco frente al conjunto de casas casi iguales, compartían el mismo color, era casi todo perfecto, a excepción de la numeración que iba del uno al once y tenía un pequeño brinco al trece, en algún momento varios se preguntaron a qué se debía ese error, pero al pasar los años y no obtener respuesta pronto le restaron importancia tomándolo como un error en la construcción.
Sin embargo, la familia que acababa de llegar conocía muy bien el secreto que guardaba ese complejo de casas.
El asiento de piloto y copiloto se abrieron para que bajaran los patriarcas de la familia, unas notables cabelleras, roja y azabache, se hicieron presente escuchando como las puertas traseras se abrían para que los menores de la familia bajarán.
Los primeros fueron los mellizos, tan parecidos, pero al mismo tiempo tan diferentes con esas sonrisas coquetas y cabelleras tan características siendo la viva imagen de sus padres.
Después, la menor, la única hija del matrimonio Black-Weasley que trataba de acomodarse el despeinado cabello sin éxito alguno, a veces esa melena azabache como la noche era demasiado rebelde y difícil de peinar.
Y, por último, pero no menos importante, el rubio de la familia y su pareja en compañía del pequeño bebé que todos adoraban.
—¿Traen todas sus cosas?
Cuestiono Fred mientras su esposa iba a hacer el característico hechizo para que la puerta pudiera abrirse.
—Sí, papá.
Respondieron sus cuatro hijos mientras sacaban sus mochilas donde traían las pertenencias que usarían en ese fin de semana.
El complejo de cajas pronto se abrió, gracias a los hechizos puestos ningún muggle notaba lo que sucedió, para que la puerta a los pocos segundos se abriera dejando ver a un azabache con pequeñas arrugas en los ojos.
Anirak sonrió al reconocerlo y saltó a sus brazos como siempre lo hacía.
—¡Papá!
Saludo emotivamente, a pesar de haberlo visto hace dos días.
—Mi amor —el mayor sonrió para besarle las mejillas con cariño como siempre lo hacía, porque a pesar de ser una mujer ya con hijos y nieto, para él seguía siendo su pequeña y única hija— ¿Cómo están? pasen, pasen.
La noble casa de los Black se abría para que su generación más joven se adentrará, disfrutando de cada lujo que la caracterizaba.
Años anteriores, cuando Anirak era una niña y adolescente, ese lugar le resultó tan sombrío y triste, pero cuando la segunda guerra mágica terminó, todo cambió, volviéndose más colorida y alegre, unos años después comenzó a llenarse de sonoras risas gracias a los nietos de Sirius y Laetitia que pronto llenaron el lugar.
—Hola, anciano.
Saludaron a los mellizos con sonrisas burlonas chocando los puños con su querido abuelo.
—Entre más grandes se vuelven, más tontos se hacen.
Se quejó Sirius poniendo los ojos en blanco con una diminuta sonrisa que poco a poco se hizo más grande.
—¡Abuelo, Sirius!
Chillo la más baja para abrazarlo y besarle la mejilla.
—Princesa —Sirius le beso la coronilla de la cabeza mientras la abrazaba—...cada día estás más hermosa y te pareces mucho más a tu madre.
Le dijo acariciando las pálidas mejillas de su nieta de manera cariñosa.
Anired era la viva imagen de Anirak, con un poco de Fred, por lo que Sirius le tenía un cariño más especial que a sus demás nietos, sumado a que era la única nieta mujer y que era sumamente cariñosa y dulce con él, rápidamente se lo gano siendo de las personas que más la consienten y cumplían cada uno de sus caprichos dándole regalos descomunales, porque si algo tenía Sirius Black es que cada detalle o regalo eran cosas demasiado caras o difíciles de imaginar, tal como el regalo que le dio a Anired por su cumpleaños dieciocho:
Días antes había escuchado como Anired tenía interés por un juego de collar y aretes con una imitación de diamantes rojos que estaba tan de moda en el mundo muggle, cualquier abuelo normal le habría comprado ese juego de joyería que quería o un juego de joyería de diamantes reales, pero como él era el gran Sirius Black, terminó dándole una mina de diamantes rojos, recordaba cómo su hija estuvo a punto de debatir que no podía darle un regalo como ese, pero él le echó en cara diciendo que también le había regalado algo parecido, una mina de rubíes cuando era adolescente y la azabache estaba tan obsesionada por esa joyería.
Si algo era bien sabido, es que Sirius Black no escatimaba en gastos cuando se trataba de su familia, a sus demás nietos también les había dado regalos parecidos, solo que ellos en lugar de joyas eran más de autos, barcos, animales exóticos o incluso animales muggles como caballos de sangre pura.
Por algo, es que en el mundo mágico decían que los nietos de Sirius Black —incluyendo a los hijos de Lys y George, los Malfoy e incluso los Potter, porque para el Black todos eran sus nietos— eran los niños más consentidos a pesar de su edad como era el caso de Louis.
Anired le beso la mejilla nuevamente a su abuelo para ir a saludar a la abuela Laetitia y el abuelo Regulus que ya los estaban esperando.
—Abuelo —saludó Louis dándole un pequeño abrazo—... ¿Cómo estás?
—Bien, gracias —extendió las manos cuando el pequeño Gigi hizo lo mismo para que lo cargara—...ven aquí, pequeñín.
Mónica le entregó a Gigi para saludar a Sirius cariñosamente, después de los saludos finalmente entraron dirigiéndose a la sala principal donde ya estaba Laetitia, Regulus, el matrimonio Black-Weasley, los mellizos y Anired.
—Ya traen todas sus cosas —informó Anirak a su madre con una sonrisa —, se quedarán por tres días, que serán los días que Fred y yo estaremos de viaje.
Explico ya que el matrimonio había decidido tomarse unos días de descanso y pasarlo como pareja por lo que se irían solos a Laponia, Finlandia para ver las auroras boreales.
Sus hijos se quedarían en la casa Black, Louis y Mon fueron a saludar a los mayores aun sin saber si se quedarían o saldrían, aunque probablemente se quedarían, ya que era Fred quien recoge a Gigi de la guardería mientras ellos trabajaban, y el matrimonio Black-Flamel se habían ofrecido a cuidarlo mientras no estaban.
No es que Anirak o Fred desconfiaran por dejarlos solos en la casa Black-Weasley, pero se sentían más seguros si se quedaban en la casa Black después de todo lo que había pasado hace unos días.
—Tranquila, cielo —pidió Laetitia viendo cariñosamente a su hija—, ellos se pueden quedar cuanto tiempo quieran, no hay ningún problema. Ustedes disfruten de su viaje que todo estará bien.
Fred le agradeció a su suegra con una sonrisa.
—Lo sé, mamá —Anirak le beso la mejilla—, los mellizos hoy no van a salir, me parece que saldrán mañana. Anired irá a una fiesta, pero Mónica y Louis la van a llevar, así que tal vez llegue tarde.
Explicó las actividades de sus hijos, ya que siempre estaba al pendiente de ellos a pesar de la edad que tenían seguía cuidándolos mucho, irse de viaje la dejaba un poco preocupada, pero sabía que estarían seguros en la casa de sus abuelos.
Regulus Black veía a su adorada sobrina platicar con su Sirius y Laetitia por lo que centró su atención en todos sus nietos-sobrinos, los mellizos se entretienen molestando al viejo retrato de Walburga que gritaba molesta causando las risas de Gigi que corría por todo el salón principal cada que ella hacía algún ruido.
Louis y Mon estaban unidos en la conversación de los mayores, por lo que su mirada se detuvo con demasiada curiosidad sobre la única hija de su querida Zizi.
Tenía una extraña expresión en el rostro mientras se encontraba sentada en un sillón alejado jugando sin poner atención con una pequeña estatuilla.
Cosa que era extraña, Anired no era de esa manera.
Anired era una niña alegre, que siempre se estaba riendo y alegrando la vida de los demás por lo que algo le pasaba.
Regulus no era muy bueno con los consejos o para animar a las personas a pesar de su edad, pero tal vez podría hablar con ella y tratar de ayudar si tenía algún problema que la tuviera tan pensativa, así que se acercó para tomar asiento a su lado.
—¿Qué te pasa, pequeña serpiente?
Anired desvió el rostro a la derecha para ver como su abuelo Regulus se sentaba a su lado, la menor soltó un pesado suspiro, por más que trataba de concentrarse en otra cosa, los pensamientos y recuerdos de ese día volvían a su cabeza.
—¿Alguna vez tuviste un problema que no pudiste resolver con magia?
El mayor enarcar la ceja mirando a Anired sin comprender a qué se refería.
—Mm... creo que no, la magia lo puede resolver todo —miro como el rostro de Anired se llenaba de aún más desánimo—...pero, dime el problema y veremos si podemos resolverlo.
Anired hizo un pequeño puchero.
—Le dije a un chico...que...bueno...me declare diciéndole que lo amo.
Regulus alzó ambas cejas con sorpresa, aunque no era novedad que Anired hubiera heredado el ser directa al igual que Anirak.
—Aja...
Murmuró para incitarla que continuará, Anired miró hacia otro lado encogiéndose de hombros.
—Pero ... él no me ama.
Regulus soltó un exclamó reflejando aún más sorpresa si eso era posible, Anired seguía manteniendo el puchero.
—¿Cómo es posible?
Anired en otra circunstancia hablando de eso habría terminado llorando, pero ver las muecas de sorpresa de su abuelo Regulus le provocaba un poco de gracia.
—¡No lo sé, abuelo! —hizo la voz más aguda arrugando el rostro demostrando lo frustrada que se sentía—-... ¡pero, es patético!
Se quejó.
La mano de Regulus termino en el negro y despeinado cabello de la menor despeinándolo aún más.
—Obviamente...ese muchacho es un estúpido—asintió dándole más énfasis a sus palabras—...tú eres la niña más hermosa y noble del mundo mágico y muggle.
Le sonrió suavemente, Anired alzó la mirada aun manteniendo el puchero en sus labios y escuchando las palabras del mayor.
—Y, a decir verdad, no me gustaría que tuvieras un novio tan idiota.
Anired lo miró y sonrió suavemente, apenas alzando las comisuras de los labios.
—Bueno...en realidad es un chico muy listo —no pudo evitar recordar lo inteligente que era Maxence—...y justo ahora...pienso que todo lo que hago...todo lo que soy...ya no es suficiente.
—¿Cómo dices eso, Anired? —la mano de Regulus que estaba en su cabello terminó sobre su mentón para mover el rostro de la azabache y hacer que mirara a sus hermanos—... ¿Quién evita que esos tres terminan muertos por culpa de sus bromas o de sus peleas? —movió el rostro de Anired para que mirara a Gigi y Mon— ¿Quién le ayuda a Mónica para cuidar a Gigi? ¿Quién le enseña a Gigi diversas cosas? —movió nuevamente el fino rostro de la menor para que viera a Sirius y Laetitia— ¿Quién trae alegría a la vida de esos dos ancianos? ¿Quién es la niña dulce que siempre los hace sonreír? —hizo que mirara a Fred y a Anirak— ¿Quién vigila que Fred coma de manera saludable? ¿Quién ayuda a Anirak en todo lo que le es posible? —y por último hizo que lo mirara a él— ¿Quién me hace postres especiales porque no me gustan las cosas dulces como a todos los demás? —Anired sonrió sintiendo el labio inferior temblar por las palabras de su abuelo—...para que lo sepas, yo no he visto tanta nobleza y una mujer tan buena desde tu madre.
Una sonrisa verdadera se miró en el rostro de la menor.
—¿En serio?
—Enserio...así que deja de pensar esas cosas, porque tú y todo lo que haces eres más que suficiente.
Anired no pudo evitar abrazarlo, Regulus le beso la coronilla de la cabeza, quizá el menor de los hermanos Black no era demasiado bueno con las palabras o para consolar a la gente, pero siempre haría un esfuerzo si se trataba de sus dos mujeres especiales:
Su adorada Zizi o su encantadora Anired.
Regulus miró a su sobrina la que los miro con preocupación, pero el mayor le lanzó un guiño tranquilizándola al saber que había consolado a Anired y tal vez hasta hacerla sentir mejor.
[...]
La música retumbaba en sus oídos una y otra vez, el aroma a cigarros y marihuana inundó su nariz cuando salió del cubículo del baño mientras se acomodaba la delgada blusa que cubría su fino cuerpo.
Una sonrisa traviesa adorno sus labios mirando la fotografía que acababa de enviarlo, solo basto unos segundos para que la viera, al ver que comenzó a escribir rápidamente se salió de la conversación, leía a través de las notificaciones los mensajes que le enviaba:
Maxence D'Acanto_02:19am
¿Anired?
¿Dónde estás?
Maxence D'Acanto_02:20am
¡Anired! ¿Dónde estás?
¡Ese no es el baño de tu casa!
Maxence D'Acanto_02:23
Dime dónde estás, para ir por ti.
¿Tus padres saben que estás en una fiesta quien sabe dónde?
Viro los ojos y desactivo los datos para que no le siguieran llegando los mensajes.
Desde hace unos días, o más bien desde el día que se le declaró a Maxence y fue en teoría rechazada por él comenzó a hacer diversas cosas para mantenerse ocupada y no pensar, era una manera de mantener su cabeza en algo más y no en el rubio que tanto amaba, de esa manera lograba doler un poco menos el saber que no sentía lo mismo que ella.
Había iniciado su especialidad en venenos mágicos, al igual que aumentado sus horas ballet y gimnasio e incluso retomó el piano, junto con las sesiones de fotos, entrevistas y anuncios que grababa para algunas marcas no le quedaba mucho tiempo, y cuando tenía alguna noche libre se la pasaba con su familia o bien, en fiestas como esa, a las que las invitaban sus compañeros de modelaje o gente que iba conociendo en gimnasio o bien las de ballet.
Fuera de la imagen que daban sus compañeros de ballet, llenos de gracia, elegancia y suavidad las fiestas eran todo lo contrario.
Alcohol por todas partes, cigarros, mariguana entre otras drogas, cualquiera que pudieran conseguir, música extremadamente fuerte y relajo por todos lados.
Normalmente no era el ambiente de Anired, nunca había estado en una fiesta tan alocada como esa.
Las de Hogwarts no eran nada comparadas con esa fiesta en la que los invitados no parecían tener ningún límite hasta terminar inconscientes.
Anired observó el baño de mujeres, lleno de humo de mariguana y más mujeres cercanas a su edad.
A pesar de no haber fumado nada y solo bebido, el humo de la mariguana estaba causando estrago dentro de ella, se sentía un poco mareada y todo le daba risa, como recordar la foto que le acababa de enviar a Maxence, aquella foto en la que salía con el torso desnudo.
Vamos, solo era una foto que seguramente el alemán ignoraría, o eso es lo que ella pensaba, creyendo que los mensajes solo eran por pura cortesía.
Anired tuvo que parpadear varias veces cuando le hablaron.
—Vaya...pero, mira cómo está la modelito—Anired soltó una risa tonta cuando escucho la voz de Nyx, una chica, compañera de la academia de ballet, tenía un cabello corto por debajo de la oreja con pequeños detalles azules, la mano de la mujer frente a ella le acarició el rostro—, no creo que las niñas buenas como tú deban de estar en una fiesta como esta, Nired, eres demasiado pequeña para esto.
La azabache frunció los labios, ciertamente, era la que menor edad tenía de sus compañeros de ballet, la mayoría tenían entre veinte y veinticinco, y ella apenas dieciocho.
—No soy tan pequeña...
Murmuró.
—No tienes ni la mayoría de edad, Anired.
Sentenció sin dejar de acariciarle el rostro, cuando Anired puso más atención en ella ya estaba demasiado cerca sintiendo su aliento sobre su rostro, olía a whisky y mariguana.
—Solo me faltan tres años...
Ciertamente, en el mundo muggle no llegaba a la mayoría de edad, todo lo contrario, a que, en el mundo mágico, donde ya lo era, en el mundo al que pertenecía sería normal que tomara demasiado alcohol y fuera a diversas fiestas.
Aunque, en el mundo muggle los menores de edad acostumbraban a asistir a lugares como eso o incluso a bares con ayuda de identificaciones falsas.
Anired estaba tan sumida en sus pensamientos que reaccionó al sentir una suave presión sobre sus labios y ver unos ojos ardientes sobre ella.
—Tu piel es demasiado suave, Anired, me gusta.
Murmuró Nyx sobre sus labios, la menor solo sonrió nerviosamente y poco a poco los labios de la mujer comenzaron a moverse dando inicio a un beso que fue suave.
Pero, esa suavidad solo duro unos segundos, Nyx le mordió el labio inferior con suavidad lo que causó que la menor abriera la boca dejando que metiera la lengua volviéndolo húmedo, las dos lenguas se tocaron varias veces en un beso fogoso que hacía que las demás chicas observaran.
Las manos de Nyx bajaron de su rostro hasta la fina cintura para pegarla a su cuerpo, los pechos de Anired golpearon contra los de la otra mujer, sin romper el beso.
Anired no sabía si era por el alcohol en su sistema, pero siguió el beso de la misma manera, disfrutando de las suaves caricias en su cintura.
Ambas lenguas se encontraban una y otra vez sin detenerse.
El cuerpo de Anired se estremeció al sentir como Nyx metía la mano dentro del delgado y corto vestido negro que usaba esa noche y acariciaba su muslo, subiendo peligrosamente, ante esa caricia y el escalofrió que le provoco rompió el beso causando que su compañera la mirara con curiosidad.
Anired se relamió los labios con un sonrojo.
—Yo...he —con suavidad hizo que sacara la mano de su vestido y se alejó un paso—...me gusto el beso...pero...ya sabes...n...no quiero...yo...
Nyx soltó una risa al verla nerviosa cuando siempre parecía ser tan segura y le acarició el cabello con suavidad.
—Qué dulce eres, Anired —dejó su cabello—...está bien, no te pongas nerviosa...mejor disfruta de la fiesta.
Anired asintió suavemente viendo como Nyx salía del baño en compañía de sus amigas.
No es que no la considerara atractiva, realmente nunca se había debatido su identidad sexual ya que en su familia no había etiquetas, si te gustaba una persona no importaba si fuese hombre o mujer.
Anired había visto a varias mujeres atractivas a lo largo de su vida, y no tenía problemas en besar a alguien de su mismo sexo.
Le gustaba besar a la gente, era divertido y no le importaba hacerlo mientras la persona le resultara atractiva, pero justo en esos momentos a pesar de haber besado a Nyx solo podía pensar en unos labios suaves que siempre tenían sabor a tabaco y dulces de menta.
Solo podía pensar en besar a Maxence y en cuanto lo echaba de menos, cuando la imagen del rubio pasó por su mente solo sintió las lágrimas aunarse en los ojos.
Trataba de hacer cientos de cosas para no pensar en él, pero de una u otra forma siempre terminaba pensando en el D'Acanto y recordando que no correspondía a sus sentimientos, lo que terminaba rompiendo su corazón un poco más.
Lo extrañaba demasiado, y le dolía cada vez más saber que no era suficiente para él la amara.
⚜⚜⚜
Chasqueo la lengua al bajarse de la camioneta, agradecía que Amalie no estuviera usando el vehículo en esos días y lo hubiese dejado en la torre de departamentos donde él estaba viviendo.
No fue nada fácil encontrar la ubicación de Anired.
Inicio llamando a Scorpius, pero el no supo nada, después siguió con Zed y Alex, pero al preguntar por Anired lo mandaron a la mierda directamente, algo que realmente se esperaba, siguió con los mellizos y Louis, pero lo dejaron en visto cosa que no era novedad.
Incluso marcó a Anirak y Fred, pero ellos solo le dijeron que salió a una fiesta con sus amigos de ballet y que realmente no consideraban apropiado darle la dirección si ella no quería.
También habló con Stefan y Freddos, pero la respuesta fue la misma: nadie sabía dónde estaba o no le querían decir.
Claro, que comprendía que fuera de esa manera, de una u otra manera la había lastimado varias veces por lo que era más que normal que no quisieran que volviera a acercarse a ella.
Pudo haber mencionado que le mando algunas fotos un tanto comprometedoras o algo parecido, pero sería alarmar a sus familiares y probablemente meterla en problemas, por lo que lo mejor era encontrarla antes de que hiciera alguna estupidez o esa fotografía terminara en alguna red social.
Así que después de un gran rato, Scorpius logro encontrar en donde estaba ya que Anired publicó una historia en su Instagram personal en la que la habían etiquetado en la que se encontraba su ubicación:
Newquay.
Un pueblo ubicado al Suroeste de Inglaterra, que era caracterizado por sus playas y lugares para surfear.
Un pueblo que quedaba a más de cinco horas en automóvil.
No podía usar la motocicleta ya que el camino lleno de curvas no era demasiado bueno lo que limitaría ir a una alta velocidad como la que siempre usaba para conducir, así que tomó la camioneta de Amalie ya que Lyssandre ni su auto estaban.
Chasqueo la lengua, tampoco podía hacer una aparición ya que no conocía el lugar y sin dudas sufriría una despartición.
Aunque si usó un poco de magia para acortar el camino, volviendo el viaje de más de cinco horas a menos de hora y media.
Cuando llegó a Newquay, lugar que tenía una temperatura mucho más cálida que Londres lo que lo obligó a quitarse la gruesa chamarra que llevaba y el gorro que cubría su cabello, pudo ver como en el lugar había muchas fiestas por todos lados, gente en la playa y locales abiertos a pesar de ser las tres de la madrugada.
Probablemente se habría distraído con alguna de esas cosas, pero en esos momentos solo quería ver a Anired.
Aparco por unos segundos para abrir Google maps y ver qué camino lo llevaría hasta donde se suponía que estaba.
No es que fuera un maldito celoso acosador que no quería dejarla ir a una fiesta, pero al ver la foto en topples que le mando—que no negaría que le gustó mucho y por culpa de esa foto tuvo una erección—, sabía que estaba demasiado ebria e incluso, podría estar seguro que hasta habría tomado alguna droga o algo parecido, volviéndola más vulnerable.
Solo recordar como el profesor Dean Roux se acercó a ella cuando estaba ebria en la boda de Kaira encendía todas sus alertas no permitiendo que estuviera en un lugar como ese, y lo peor, es que estaba sola porque al parecer ninguno de sus primos o amigos fue con ella.
No quería que ningún idiota fuera a propasarse con ella, o que en sus borracheras terminara mandando las fotografía a alguien más, o peor, subirla a su Instagram de modelo, donde millones de personas podrían verla.
Ante esa idea negó, el vehículo avanzó unas cuantas calles hasta que el GPS le indicó que llegó a su destino, aparco el coche con facilidad y observo el lugar con curiosidad.
Era una casa grande, de dónde provenía música de moda demasiado ruidosa, podía ver a personas cerca a su edad fuera de esta, algunos bebían mientras platicaban y fumaban, anteriormente, cuando vivía en Alemania ese tipo de ambiente era su favorito, ya que se la pasaba bebiendo y fumando en cualquier fiesta que lo invitaran.
Pero, actualmente todo había cambiado, sí solía asistir a fiestas cuando Scorpius lo invitaba o en el trabajo, pero ya no era como antes, bebía muy poco ya que por lo regular manejaba la moto, lo que si no podía dejar o disminuir era el cigarro, que fumaba del diario.
Bajó del automóvil escuchando la música con más claridad, lo cerró y comenzó a acercarse esperando que no le pusieran peros para entrar.
Se topó con unas cuantas personas que estaban parados frente a la fuerte con risas estruendosas que se escuchaban por todo el lugar, uno de los varones detuvo su mirada sobre él, pronto sus ojos se llenaron de diversión como si fuera un viejo amigo de hace años.
—¡Hermano! —llamó el chico moreno palmeándole el hombro a Maxence—...nunca te habíamos visto por estos rumbos, ¿eres nuevo?
Maxence miró la mano en su hombro y luego al chico, para asentir y darle una sonrisa, esa era su oportunidad para que le permitieran entrar y buscar a Anired.
—Sí, no tiene mucho que llegar —le explico ganando la atención del varón—...mi novia dijo que estaría en esta fiesta, así que la vine a alcanzar...
El moreno abrió la boca formando una exagerada O con ella, para sonreír y darle un vaso con alguna extraña bebida, Maxence le agradeció.
—Oh, entonces pasa, pasa —señaló la puerta—...busca a tu chica, siéntete como en casa y disfruta de la fiesta.
Maxence le sonrió.
—Gracias.
El moreno le palmeó nuevamente el brazo y lo dejó pasar.
Maxence entró, mirando todo a su alrededor que era un completo descontrol, gente bebiendo por todos lados, humo de cigarro, incluso alcanzó a reconocer el aroma a mariguana que lo hizo arrugar la nariz.
Algunas personas lo saludaban con mucha emoción, dejando ver lo ebrios y drogados que se hallaban.
Dejó el vaso que le habían dado sobre la primera mesa que vio para seguir buscando a Anired.
Se fijaba en cualquier cabello oscuro, pero ninguno era tan azabache como el de la Black-Weasley, comenzaba a frustrarse al pasar entre la gente dándose cuenta que existía la probabilidad que ya no estuviera en ese lugar y se hubiera ido a otro lado.
Maldijo en su idioma natal, pero los silbidos y vitoreos llamaron su atención causando que mirara a donde había varios chicos y chicas rodeando la mesa y gritando.
La canción de I Love Rock'N Roll de Joan Jett se escuchaba fuertemente, se acercó unos cuantos pasos más.
I love rock 'n roll
So put another dime in the jukebox, baby
I love rock 'n roll
So come and take your time and dance with me
La canción se escuchaba y las personas las tarareaban.
Maxence se detuvo observando a la persona que veían tan fijamente y por la que rodeaban la mesa aplaudiendo, gritando y silbando.
—Mierda...
Fue lo único que salió de sus labios al ver como el cabello azabache se movía por todos lados, el corto vestido se subía un poco y una risa llena de coquetería y travesura adornaba el femenino rostro, mientras se movía sobre la mesa llevando el ritmo de la canción, aunque sus pasos no sincronizaban muy bien dejando ver que estaba ebria.
Maxence la miraba fijamente sin saber qué hacer para bajarla de esa mesa sobre la que bailaba soltando escandalosas risas al escuchar como vitoreaban por ella.
Algunos varones estiraban la mano como si la quisieran tocar lo que poco a poco comenzaba a aumentar su cólera, apretaba la mandíbula con tanta fuerza que comenzaba a dolerle y rechinar provocando un ruido molesto.
No quería provocar un escándalo que pudiera meterla en problemas, así que intentaba contenerse solo observando la escena con los brazos cruzados, esperando a que terminara de bailar para ir por ella.
Su cuerpo se tensó cuando in idiota se atrevió a darle una nalgada, Anired apenas iba a voltearse cuando el cuerpo de Maxence se movió por inercia apartando con brusquedad a los ebrios para abrirse camino.
Sin detenerse a más, tomó del hombro al bastardo que tocó a Anired y su puño fue directamente al rostro dejándolo en el suelo y provocando varios gritos e insultos que poco le importaron.
Anired lo miró, entre su borrachera podía reconocerlo, pero no pudo decir nada ya que Maxence la tomó de la muñeca jalándola hacia él y causando que terminará sobre su hombro como si se tratase de un costal de papas.
—¡Oge...bajami!
Pedía Anired, pero Maxence la ignoro caminando con ella sobre el hombro cuidando que no se cayera mientras se abría paso para salir de esa estúpida fiesta, las personas estaban demasiado ebrias por lo que apenas y alguna se atrevía a decirle algo, pero él los ignoraba olímpicamente.
—Estás completamente ebria, Anired —comentó Maxence de manera sería caminando hacia la camioneta—...al igual que tus estúpidos amiguitos, no hay nadie que te cuide... ¡¿Sabes en el riesgo que te pusiste?!
—¡Me se cuidagr sola!
Chillo la Black-Weasley moviéndose para intentar zafarse de su agarre cosa que era imposible ya que él tenía demasiada fuerza.
—¡Estás ebria y hasta drogada! —sentenció Maxence abriendo el asiento de copiloto—... ¡La última vez que estuviste ebria el idiota de Roux te quería llevar quien sabe a dónde! ¡¿Qué esperas esta vez?! ¡¿Qué te secuestren?!
La bajó de su hombro, y a pesar de que se movía, logró meterla al vehículo y sentarla para colocarle el cinturón.
—¡Suéltame! ¡Vete! —chillaba moviéndose, Maxence solo puso los ojos en blanco— ¡Veteg cog la anchiana de Ollympie a degirle quie a ellia si la amiash!
—No me voy a ir con ella—trataba de tener paciencia al ver lo ebria que estaba, sintió el aroma a mariguana sobre la ropa de Anired así que probablemente la había fumado lo que la hacía más insensata ante lo que lo decía o hacía—...y a ella no la amo, Anired.
Maxence cerró la puerta del copiloto poniendo seguro para ir al lado de piloto, y ver como aun trataba de salirse, pero como estaba tan ebria apenas y podía.
—Quédate quieta... ¿tus padres saben que ibas a venir a una fiesta donde había alcohol y drogas?
Anired lo ignoró viendo hacia la ventana y rindiéndose poco a poco al ver que no podría salir.
—Quieti.
Maxence enarcar la ceja ante su respuesta mirándola de reojo mientras encendía el vehículo.
—¿Quieti?
—Quietimporta.
Dijo Anired recargando la cabeza en el asiento mirando a través de la ventana deseando que Maxence la dejara sola de una vez por todas.
Max puso los ojos en blanco ante su respuesta y puso la camioneta en marcha dándose cuenta que no podría usar magia con ella en ese estado, ya que los hechizos en el vehículo podrían afectarla al no saber cómo actuaría estando ebria y manejar más de cinco horas y media en la madrugada y con Anired ebria significaba más peligro.
Si fuera él solo no le importaría, pero al llevar a la azabache con él prefería evitar terminar en medio de algo que pudiera representar un riesgo para Anired.
Soltó un suspiro prendiendo las direccionales y aparcar por unos minutos en lo que tomaba el celular para un buscar un lugar en donde pudieran pasar lo que restaba de la madrugada, una vez que amaneciera y que Anired se encontrará menos ebria volverían a Londres.
[...]
Se removió en la gran cama varias veces, tenía mucho calor, así que se obligó a abrir los ojos para parpadear y quitarse las mantas que la cubrían.
Iba a volver a dormir cuando miro a su alrededor dándose cuenta que no era su habitación o la vieja habitación de su madre en la casa Black, donde siempre se quedaba que iba a dormir.
Todo el sueño que tenía desapareció inmediatamente al darse cuenta que estaba en un lugar desconocido y no recordaba cómo llegó ahí, lo último que tenía en mente era estar bebiendo algo amargo y después aceptar un cigarrillo que le ofrecieron.
La cabeza le dolía y el corazón le palpitaba rápidamente, la resaca apenas empezaba.
De manera nerviosa bajo la mirada a su cuerpo, viendo que ya no llevaba el vestido que se puso para la fiesta, sino una bata de baño de color blanca con un logotipo de lado izquierdo:
Trago saliva.
¿Cómo es que llegó a un hotel?
Por su mente pasaron cientos de ideas cada vez peores.
¿Acaso se había acostado con alguien y por eso estaba en el hotel?
¿Con quién se había acostado?
De manera nerviosa comenzó a ver a los lados.
—¿Ya despertaste, borracha?
De inmediato reconoció el marcado acento y la varonil voz, como un resorte se levantó moviéndose en el proceso para terminar sentada sobre la cama.
Giro el rostro hacia la esquina derecha en donde pudo ver a un rubio sentado cómodamente en el sillón de una plaza mientras tenía un libro en las manos que al parecer estuvo leyendo, el cabello lo tenía despeinado y un rostro que reflejaba cansancio.
—¿Q...qué haces aquí? ¿Qu...qué pasó? ¿Por qué estamos en un hotel? ¿Tú y yo...?
No pudo terminar las preguntas porque Maxence soltó una pequeña risa poniéndose de pie, dejó el libro en el mueble a lado de la cama y se sentó a su lado, Anired atrajo las piernas para dejar que se sentara y verlo.
—Anoche...me mandaste un mensaje —saco el celular de su bolsillo desbloqueándolo rápidamente—...más bien una foto...mira.
Maxence le mostró el celular a Anired.
La azabache se puso completamente roja al ver la foto, era ella... con el torso desnudo, donde se podía ver sus pechos desnudos y pezones perforados.
—Yo...ah...
Maxence sonrió al ver que parecía nerviosa y evitaba verlo.
—No me molesta que lo hagas —se encogió de hombros—...al contrario...me gusta —dijo sin ningún gramo de vergüenza—, pero, supuse que estabas completamente ebria para hacer eso...ya que creo que estos últimos días me odias demasiado...
Anired lo miró y se encogió de hombros.
—No te odio...solo que —se mordió el labio inferior—...estamos mejor así... ¿Cómo supiste donde estaba?
—Ya que me tienes bloqueado de todos lados —Anired se daba cuenta como se lo echaba en cara de una manera sutil—, le marque a tus padres, le pregunte a tus primos y hermanos, pero nadie me quiso decir en donde estabas, supongo que es normal que no quieran que te siga buscando —Anired lo miró con preocupación, ya que no les comentó a sus padres que en la fiesta habría alcohol y drogas, mucho menos a sus hermanos o primos ya que no la dejarían ir sola, Maxence se dio cuenta así que continuo—, tranquila, no le dije a nadie de la foto o que al parecer estabas ebria, Scorpius pudo ver dónde estabas ya que en Instagram publicaste una historia donde se podía ver la ubicación.
—¿Viajaste cinco horas hasta aquí?
Maxence asintió con una sonrisa sin mostrar los dientes.
—Estaba preocupado... así que use magia para acortar el viaje—se encogió de hombros—, terminamos en este hotel porque cuando llegue ya estabas demasiado ebria bailando sobre una mesa, así que te saque de ahí y al ver tu estado no parecías muy bien como para viajar más de cinco horas y mucho menos usar magia...así que...busqué un hotel donde pasar la madrugada y esperar a que te recuperaras para volver a Londres —señaló su bata—...sobre eso...vomitaste cuando llegamos y ensuciaste el vestido...por lo que...tuve que bañarte y ponerte eso...el vestido y demás ropa la mande a lavar, se supone que la entregaran a las ocho de la mañana.
El rostro de Anired se puso rojo al escuchar eso, ya que había vomitado frente a Maxence, él tuvo que bañarla y cambiarla, no podía más de la vergüenza.
Maxence no la había pasado muy bien en esas horas, y no por limpiar el vómito o por tener que cuidarla, eso no le molestaba para nada...pero, si fue demasiado difícil poder tener un autocontrol ante sus impulsos.
Ya que tuvo a Anired completamente desnuda, a parte que la azabache ebria siempre lo provocaba como cuando estuvieron en Hogwarts.
Estuvo tratando de que pasara algo más, pero él se negó ya que estaba demasiado ebria y no quería aprovecharse de Anired.
—Gracias...por todo...
Murmuró Anired alzando la mirada para verlo, se veía demasiado guapo con esa playera negra ceñida al cuerpo, el cabello despeinado y la barba de tres días dándole un aspecto despreocupado.
Maxence quería hablar con ella, explicarle todo, pero las palabras no parecían salir.
Después de que Maxence le explico a Anired todo lo que sucedió hace unas horas se formó un breve silencio, ambos estaban demasiado cerca, pero ninguno parecía que más decir.
El ambiente estaba cargado de emociones y podía sentir la tensión creciendo entre ellos.
Anired no podía evitar verlo en diversas ocasiones y de manera rápida, Maxence era la persona que más atractiva le resultaba, tan hermoso que no podía dejar de verlo.
La menor tragó saliva, tratando de retener sus impulsos, pero estaba cansada de eso, de no hacer caso a lo que sentía o quería.
Así que finalmente hizo lo que ella quiso sin pensar en las consecuencias de sus actos.
Sin previo aviso, Anired se acercó un poco más a Maxence, la mirada azul y la gris se encontraron, reflejando una mezcla de anhelo y deseo. Sin mediar palabra, Anired posó suavemente los labios sobre los del alemán, buscando esa conexión y atracción que siempre han compartido.
Maxence, sorprendido por el beso, pero deseoso igualmente, respondió de inmediato.
Los labios de ambos brujos se movieron en sincronía, envolviéndolos en una pasión compartida, dejando que sus sentimientos se desataran, demostrando la profunda conexión y atracción que existía entre ellos.
El tiempo pareció detenerse mientras se entregaban a la intensidad del momento.
Las manos de Maxence se deslizaron suavemente por la espalda de Anired, mientras ella se aferraba a la playera de Max, queriendo mantenerlo cerca.
Anired mordió el labio inferior de más alto para penetrar su cavidad bucal con la traviesa lengua que recorre cada rincón, dejando que las salivas se mezclaran volviendo el beso húmedo y fogoso.
El beso fue una expresión ardiente de sus sentimientos acumulados, una forma de comunicación sin palabras.
En ese instante, todos los miedos y dudas se desvanecieron, dejando un espacio para la pasión y entrega mutua.
Maxence pronto terminó recostado en la camina y la menor sobre su regazo sin dejar de besarse de manera húmeda, sintiendo como el calor poco a poco comenzaba a hacerse más grande entre ambos.
Ninguno decía nada, dejando que sus sentimientos e impulsos los controlarán.
Las manos de Maxence acariciaban la cadera de Anired bajando un poco más hasta el carnoso y trabajado trasero cubierto por la bata para apretarlo y sonreír al escuchar como soltó un jadeo que fue callado por sus labios.
Maxence se volvió a sentar rompiendo el beso para bajar por la fina barbilla de la más baja dejando un húmedo camino de besos en el que rozaba sus dientes sobre la suave piel, siguió con la mandíbula sonriendo al disfrutar el aroma de Anired que tanto le gustaba.
Anired solo podía cerrar los ojos ante las sensaciones que le provocaba Maxence, soltando suaves suspiros que se volvían en jadeos que sonaban como ronroneos.
Una de las manos de Maxence desató el nudo de la bata, bajando de su cuello a su pecho y llevando la otra al borde la bata de baño, lentamente y rozando las yemas de los dedos sobre la pálida piel, causando que la más baja se estremeciera.
Max la miró por unos segundos, dispuesto a detenerse si así lo quería Anired, pero para su sorpresa la menor le dedicó una sonrisa y se movió suavemente dejando que la bata bajara por sus hombros terminando con el torso desnudo.
—Eres tan hermosa.
Maxence se relamió los labios con ojos brillantes y llenos de hambre, los labios volvieron al pecho de Anired dejando marcas de sus dientes que durarán días, la azabache solo podía jadear y pasar los dedos entre el brillante cabello.
—M-max...
Jadeo Anired de manera audible, cuando la ágil lengua del alemán comenzó a jugar con el pezón perforado, con delicadeza también movía la pieza, y pronto los labios rodearon el dardo de carne para succionar y chupar como si se tratase de una paleta, las mejillas de Maxence se hundieron suavemente, sus labios se estiran hacia dentro, creando una ligera concavidad en cada mejilla. Era como si estuviera absorbiendo el sabor y la textura de una paleta que no quería dejar.
Su rostro revelaba una expresión de concentración, disfrutando de lo bien que se sentía tener el pezón de Anired en la boca, saboreando el sabor de la pieza de perforación, a metal.
Se alejó dejando el pezón completamente rojo, incluso pequeño puntitos rojos se podían notar, Anired se sentía más sensible y su sonrojo aumentó al ver la hilaza de saliva que iba desde su pecho hasta los labios de Maxence, quien siguió con el otro pezón de la misma manera, mientras su mano se encarga del que ya estaba tan sensible que se estremecía con cada toque, sus dedos atraparon el pequeño botón de carne entre el pulgar e índice ejerciendo una presión cuidadosamente controlada, moviéndolo con precaución y suavidad, creando un baile sutil y armonioso.
El pezón de Anired cedió ligeramente bajo la presión de sus dedos, sin llegar a lastimarle, Maxence disfrutaba de la textura suave, explorando sin llegar a herirla.
Sentía como su erección cada vez se hacía más dura, como si palpitara y el líquido pre seminal comenzaba a hacerse presente humedeciendo su bóxer cada vez más.
Anired solo podía jadear y echar la cabeza hacia atrás ante cada toque de Maxence que la volvían más sensible en medio de sus manos.
Pronto Anired terminó recostada sobre la cama con el alemán sobre ella y la bata que era lo único que cubría su cuerpo desnudo se encontraba en el suelo de la habitación.
Maxence la miraba con ojos profundos y ansiosos por ella, las pequeñas manos de Anired fueron hasta el borde la playera que usaba el alemán para subirla por el torso dejándolo descubierto.
A Anired siempre le había gustado el físico de Maxence, desde que estaban en Hogwarts y era un adolescente un tanto delgado.
Pero, justo en esos momentos ya no había rastro del adolescente de hace años, ahora era un hombre, con un cuerpo marcado, no exageradamente, pero sí lo suficiente para que la azabache lo deseara con desespero, al ver sus muslos, el abdomen marcado la hacía desearlo cada vez más.
Sus ojos nuevamente fueron hasta el lado izquierdo del pecho del rubio en donde un tatuaje atrapaba a quien lo viera.
Era una bailarina de ballet que se encontraba en pleno arabesco, un movimiento que demostraba la increíble flexibilidad y fuerza que las caracterizaban, sus brazos se alzan, uno extendido hacia el frente y el otro en armonía con su pierna elevada, formando una línea elegante y fluida. La espalda arqueada acentuaba la sensación de movimiento y dinamismo en el tatuaje.
El vestuario rojo atrapaba a quien lo viera, añadiendo un toque de pasión y vitalidad, cada detalle del traje estaba meticulosamente trazado, desde el escote en V hasta el tutú. Los pliegues y drapeados de la falta se despliegan de manera artística, capturando el movimiento y fluidez del arabesco. El rojo intenso del vestuario resalta la fuerza y la pasión que fluye a través de la bailarina, misma pasión que Anired siempre ha despertado en Maxence.
Los detalles anatómicos y faciales están cuidadosamente delineados, mostrando la delicadeza y precisión del tatuaje.
El tono oscuro y azabache del cabello de la bailarina contrasta de manera impresionante con el brillante vestuario rojo que luce.
Anired se daba cuenta que ese tatuaje debió de durar varias sesiones, que incluso habría sido en un estudio mágico donde Maxence se lo hicieron para tener esa calidad.
Maxence sintió la mirada fija sobre su tatuaje y tomó la pequeña mano para llevarla hasta donde estaba el tatuaje, los dedos de Anired lo acariciaron suavemente con las yemas disfrutando de cómo se sentía la piel con tinta.
El alemán trago saliva sintiendo que con cualquier palabra podría arruinar el momento, pero necesitaba decir algo.
—Recuerdo cuando te vi por primera vez en un escenario bailando ballet...realmente nunca fui muy fan, pero cuando me invitaste...no dude en ir—se mordió el interior de la mejilla al ver que Anired lo miraba—...danzabas de manera incomparable —la voz de Maxence estaba cargada de emociones—, tus movimientos fluidos y tu pasión desbordante dejaron una marca imborrable en mi corazón —su mirada reflejaba toda la ternura y el amor que sentía en esos momentos—. Cuando te convertiste en modelo y te sumergiste en el mundo de la moda, tu primer debut con aquella sesión de fotos inspiradas en el ballet me dejó asombrado—le sonrió con las mejillas rojas—...tu pasión y tu dedicación me cautivaron de una manera que nunca había experimentado antes... este tatuaje es la manera de honrar ese momento y todo lo que representas para mí —continuó sin apartarle la mirada—. Eres la personificación de la gracia y la belleza, tanto el escenario como en cada paso que das en la vida—su mano terminó sobre el rostro de la azabache dándole una suave caricia disfrutando de ver cómo sus mejillas se enrojecen—. Eres la personificación de la gracia y la belleza, tanto en el escenario como en cada paso que das en la vida.
Anired sintió su corazón achicarse ante esas palabras, todos siempre la alaban por su belleza y su apellido, pero nunca, ninguna vez se sintió tan sincero como lo que decía Maxence.
—Quiero que sepas que siempre te llevo en mi corazón, este tatuaje es un recuerdo de la constante influencia e inspiración que has tenido en mi vida.
—Maxence...
Anired sólo logró decir su nombre ya que tenía un nudo en la garganta que no le permitía hablar.
—Este tatuaje me lo hice en honor a ti y todo lo que tú me has hecho sentir —confesó Maxence, su voz estaba llena de ternura—, es mi manera de llevar siempre un pedacito de ti conmigo, de recordar la magia que siento cuando te veo, y de la admiración que siento por tu fuerza y determinación
Ellos se aferraron el uno al otro, dejando que sus sentimientos se transmitieran el uno por el otro.
Pronto las caricias se hicieron presentes al igual que los besos en cada tramo de su piel, recorriéndose con lentitud y demostrando lo mucho que se amaban.
Sus cuerpos encajaban a la perfección, se conocían tan bien que ambos sabían dónde tocar para experimentar un placer mutuo.
Las manos de Maxence dejaban marcas por todo el pálido cuerpo al igual que sus labios que mordían la suave piel, dejando marcas moradas y rojizas que quedarían guardadas por mucho tiempo.
Las uñas de Anired pintadas de negro se enterraron sobre la espalda del alemán cuando sintió como el miembro viril de Maxence se abría paso en su interior, de manera lenta, pero profunda, buscando llenarla y saciarla.
Las embestidas eran dulces, llenas de amor, Maxence la trataba con toda la ternura y suavidad que empleaba cuando se trataba de Anired, de manera delicada, buscando que ella lo disfrutara y no lastimarla.
—Anired —murmuró el alemán sobre sus labios—...lo siento...esa noche...
Su voz estaba agitada, quizá no era el mejor momento para disculparse y decirle lo que realmente sentía, pero sabía que, si no lo hacía, las palabras quedarían en su pecho.
Anired estaba agitada, pero podía escuchar las palabras de Maxence al igual que recordar lo que le dijo hace unos minutos, quería creer que él la amaba, pero al pensar en la noche pasada su temor volvía, no quería ilusionarse.
Estaba cansada de siempre terminar herida.
De siempre ser ella la del corazón roto.
—No respondiste esa noche, tu silencio me dijo todo—murmuró la más baja contra el oído del varón que guiaba sus movimientos tomándola con firmeza de la cintura, entrando una y otra vez de forma profunda dentro de su ser, como si quisiera marcarla por completo—, creo que es hora de ponerle un punto final a todo lo que una vez tuvimos.
A pesar de soltar pequeños jadeos, sus palabras fueron comprensibles aun para él que parecía hundirse en el deseo y placer que le brindaba ese cálido y femenino cuerpo.
Maxence la miró fijamente y negó sin dejar de penetrarla de manera constante sintiéndose en la gloria cuando la vagina de Anired se contrajo apretándolo de manera deliciosa.
—Me niego a que las cosas terminen de esta forma— la voz ronca causó estragos en el cuerpo de Anired, que parecía arder ante las varoniles manos que se aferraban a la pequeña cintura para moverla a su antojo, un gruñido acompañado de un gemido escapó de los labios del rubio—, no te lo dije esa noche porque estaba asustado...pero, te amo, Anired, más de lo que jamás he querido a alguien—sentenció besándole el rostro cariñosamente—...así que ni pienses que esta vez dejare que te vuelvas a escapar de mí.
Anired lo miró con las pupilas dilatadas y una expresión segura por lo que acababa de decir.
—Te amo—volvió a repetir Maxence besándole la mandíbula sin dejar de moverse—...te amo, Anired Georanne —juraba con sus palabras sin dejar de besar cada tramo de piel y recorrer las marcas que había hecho—...te amo más que a nada y te lo diré las veces que sean necesarias para que me creas.
Anired sentía el corazón latir y no era por estar haciendo el amor con Maxence, si no por las palabras que le decía el rubio, quien le repetía una y otra vez que la amaba.
Los brazos de Anired envolvieron al alemán y sus piernas se apretaron contra la cadera del rubio, escondió el rostro en el hueco que se formaba entre su hombro y cuello.
Sintiéndose segura, protegida y amada al estar de esa manera, al sentir su calor corporal sobre ella.
—Te amo, Max.
Murmuró con voz trémula aferrándose a él y soltando suaves gemidos que volvían loco a Maxence que no dejaba de penetrarla una y otra vez.
Estaba asustada por todo, temía que solo fuera un sueño y que al despertar él no estuviera a su lado, pero lo amaba con tanta intensidad que hasta el pecho le dolía.
—Te amo, mein herz.
Dijo sintiendo como el orgasmo lo golpeaba liberándose dentro de ella.
Anired soltó un jadeo sin dejar de abrazarlo al sentir como el líquido caliente inundaba su interior.
Maxence se quedó quieto sin salir de ella disfrutando de la calidez que le proporcionaba el fino cuerpo, estaba completamente feliz al saber que ambos sentían lo mismo, solo quería que el tiempo pasara lentamente y poder quedarse de esa manera para siempre, poder estar siempre a lado de Anired Georanne Black-Weasley.
Porque la persona que más amaba era ella, y siempre sería ella.
[...]
La luz tenue de la mañana yacente entró por la delgada cortina blanca, iluminando la habitación en donde Maxence y Anired habían compartido la noche.
La luz era tan intensa que causó molestia en los ojos de la mujer que dormía plácidamente.
Debido a esa molestia comenzó a parpadear varias veces hasta que finalmente despertó, somnolienta.
El cuerpo estaba dolorido por todas partes, con un cansancio inmenso y el peso en su cintura no era de mucha ayuda.
Soltó un bostezo tallándose los ojos y miró su cintura, estaba desnuda y un masculino brazo la rodeaba dándose cuenta que lo de anoche no había sido un sueño, si no la realidad.
Al recordar todo lo que pasó su rostro se puso rojo, estaba dispuesta a salir de la cama para tomar un baño rápido y tratar de arreglarse un poco para que el alemán no la viera recién levantada, cuando sintió como besaba su hombro desnudo de manera cariñosa.
—¿Ya despertaste, Kleiner Hase?
Su voz era varonil y ronca, seguramente apenas se acababa de despertar, los cariñosos besos siguieron sobre su hombro resultando una caricia muy dulce.
—Acabo de hacerlo —murmuró removiéndose en la cama para girar y poder encararlo, estaba despeinado, en su cuello se distinguen varias marcas rojizas al igual que el pecho desnudo, los ojos azules brillaban con intensidad y tenía una dulce sonrisa dedicada a ella—... ¿Tienes mucho tiempo despierto?
Maxence le beso la frente.
—No mucho, como unos quince minutos, solo que pensaba dejarte dormir más, parecías estar muy cómoda —le sonrió acomodando un rebelde mechón que cayó sobre el femenino rostro—... ¿cómo amaneciste? ¿Pudiste descansar?
Anired asintió, era extraño estar completamente desnudos bajo las sábanas, pero al mismo tiempo demasiado cómodo y placentero, sentir como su calor corporal y el de Maxence se mezclaban para volverse uno solo.
—Muy bien —le sonrió—, descanse demasiado bien...creo que tenía días que no dormía de esta manera —confesó mirando fijamente los ojos profundos de Maxence que parecían no querer perderla de vista—...por cierto, buenos días.
—Buenos días, bonita.
Dejó un corto beso sobre los labios rojizos, los ojos de Anired brillaban con intensidad demostrando lo feliz que estaba por estar de esa manera, de vuelta en los brazos de Maxence y despertando a su lado, siendo él lo primero que veía.
—Te amo, Max.
Dijo con sinceridad, ganando que el rostro de Maxence se volviera rojo y su cabello rosado, le gustaba mucho escuchar como lo decía, pero Anired seguía poniéndolo nervioso como la primera vez que la conoció.
—Te amo más, Nugget.
Anired soltó una pequeña risita por ese apodo, recordando como al inicio Maxence no podía pronunciar muy bien su nombre causando que sonara como la palabra "Nugget".
Anired se movió para poder alcanzar los labios de Maxence y compartir un cariñoso beso, en el que reflejaban lo mucho que se amaban y daban inicio a un nuevo día, una nueva etapa entre ellos, una etapa en la que finalmente volvían a estar juntos a pesar de no decirlo ambos lo sabían, esa vez las cosas serían completamente distintas a cómo veces anteriores.
⚜⚜⚜
Dio un sorbo a su taza de té caliente dejando los documentos sobre la mesa, escuchando la voz de Inara, hablando sin cesar como de costumbre, pero esa vez sus palabras sonaban vacías e indiferentes para la rubia.
—¿No te preocupa que tu hermano pueda estar con Anired?
Cuestionó la castaña mirándola con un rostro reflejado de preocupación, Amalie la miró sin comprender, no es que la estuviera ignorando, pero últimamente toda su conversación solo giraba en torno de criticar a la menor de los Black-Weasley o de sus quejas de como Regulus John fue un completo maleducado la tarde anterior, cuando se lo topó en el ministerio y dejó que la puerta se cerrará cuando Inara iba a entrar.
Últimamente comenzaba a cansarse de ella sintiendo una enorme incomodidad creciente en su interior. Las críticas constantes, los comentarios negativos y las ideas sembradas en su cabeza comenzaron a pesarle.
Dándose cuenta que no hablaban de otra cosa, si salía por un café o de compras, la conversación siempre terminaba en lo mismo:
Los Black-Weasley, y en lo groseros que fueron con ella cuando era novia de George Sirius.
Sin embargo, cada que ella le preguntaba por qué tenía una orden de alejamiento del pelirrojo o saca el tema que su padre le comentó que estuvieron en una relación tóxica en la que ella también daño al Black-Weasley, siempre cambiaba el tema, como si ni siquiera supiera qué decir.
—¿Qué?
Fue lo único que salió de los labios de la D'Acanto.
Inara al obtener esa respuesta arrugó el entrecejo.
—¿No me dijiste que Maxence tomó tu camioneta y solo te mando un mensaje diciendo que luego te la devolverá con el tanque lleno? —le recordó a Amalie el mensaje y la historia que le contó hace unos minutos—, no te dijo ni a dónde fue...tal vez...la fue a buscar... ¿eso no te preocupa? ¿No te da miedo que Anired lo vuelva a poner en tu contra?
Amalie soltó un suspiro y se puso de pie ante la mirada de la castaña que no se explicaba su comportamiento.
—Estoy cansada —sentenció dejando las libras por el café y lo que había consumido en esa cafetería muggle en el centro de la ciudad—, también le prometí a Itziar que la ayudara con algunas cosas de la cafetería —explicó mirándola con una sonrisa falsa—, así que me voy antes, nos vemos en el trabajo.
Amalie no espero respuesta para tomar su bolsa y darse la vuelta para irse de ahí.
La incomodidad reinaba entre ella e Inara, en su pecho crecía una sospecha de que algo no encajaba del todo con Inara.
Había algo que Inara estaba omitiendo contarle, algo más que escondía y se defendía solo hablando mal de los Black-Weasley y eso comenzaba a incomodarla.
Y sabía muy bien que al parecer Inara no le contaría la verdadera versión, por lo que la descubriría ella misma.
Sabía muy bien con quien ir:
Su padre, Lyssandre Delacour.
Él seguramente tendría toda la información y hasta la carpeta cuando sucedió la orden de alejamiento, solo esperaba que le dejara verla y le contara todo de una vez por todas.
⚜⚜⚜
Anirak y Fred se encontraban de pie en un lugar apartado, unas calientes mantas envolvían sus cuerpos protegiéndolos del frío viento nocturno que movía sus cabellos.
El cielo nocturno estaba despejado y salpicado de estrellas, todo parecía ser perfecto para el espectáculo que estaba a punto de presenciar.
Había decidido hacer ese viaje solos, como cuando eran una pareja de novios completamente enamorados, lejos de las preocupaciones de sus trabajos o hijos.
Amaban a sus hijos y la vida que llevaban, pero en ocasiones era necesario el tiempo a solas como pareja por lo que se daban esas escapadas románticas.
Los dedos de Fred se entrelazaron con los de la azabache, disfrutando de la calidez y besándole la cien, cuando de repente, las primeras luces danzantes comenzaron a aparecer en el horizonte. Rayos de colores vibrantes y sutiles ondulaciones llenaron el cielo oscuro, como si la naturaleza misma estuviera pintando un cuadro mágico solo para ellos.
—Es tan hermoso —susurró la azabache con una voz llena de asombro—, es tan maravilloso.
Fred asintió sin apartar la mirada de las luces danzantes.
—Sí, es muy bonito —desvió la mirada para ver a su esposa y sonreír al notar los ojos grises llenos de un enorme brillo de emoción, de esa manera parecía la adolescente de diecisiete años que robó por completo su corazón desde la primera vez que la vio—, pero lo más hermoso eres tú, muñeca —Anirak se puso roja para voltear a ver a su esposo—, estar aquí contigo, presenciando este espectáculo, es un regalo increíble.
Anirak le sonrió con calidez, sintiendo su cuerpo estremecer, como si fuera una adolescente enamorada en la primera cita.
Se acercó más a Fred, buscando su calor corporal, el pelirrojo soltó su mano para abrazarla.
—Sigues siendo tan dulce —comentó Anirak besándole la mejilla—, te amo mucho, Freddie.
Los colores bailaban en el cielo, cambiando y fusionándose en un ballet mágico. Las luces se movían con gracia y elegancia, como si estuviera tejiendo una historia solo para el matrimonio Black-Weasley.
En ese momento, el mundo se desvaneció a su alrededor, y solo existían ellos dos. Las luces brillantes parecieron reflejar los destellos de amor en sus ojos mientras se sumergían en un silencio reconfortante, dejando que las auroras boreales los envolvieron con su energía mística.
—Anirak —llamó Fred llevando una de sus manos frente a la azabache y dejando ver una pequeña cajita de terciopelo negro, la pelinegra lo miro y luego a la cajita que tenía como fondo las auroras boreales—...cada día mi amor por ti se fortalece, y mi deseo de pasar el resto de mi vida a tu lado crece más y más...así que... ¿te casarías nuevamente conmigo?
Al hacer la pregunta abrió la cajita dejando ver un hermoso anillo, que parecía una obra de arte, diseñado especialmente para Zibelth Anirak Black-Weasley.
En el centro del anillo se hallaba un magnífico diamante rojo, que gracias a la luz de las auroras boreales irradiaba un color intenso y cautivador, cuidadosamente engastado en un dedicado halo de pequeñas piedras brillantes, volviéndolo maps deslumbrante.
La piedra principal, el diamante rojo, es de corte perfecto, lo que permite que la luz se refracte en cada faceta, creando destellos y reflejos deslumbrantes.
Fred buscó ese color de anillo ya que el intenso color rojo simbolizaba el amor apasionado y duradero que sentían el uno por el otro.
El sueño del anillo presentaba un intrincado entrelazado de filigranas en oro negro, creando un aspecto único y romántico. Las curvas suaves y elegantes se entrelazaban en forma de enredadera, evocando un sentido de unidad y conexión profunda.
Pronto el anillo terminó en el fino y delicado dedo de piel pálida, resaltando a la perfección con suma elegancia.
—Sí, sí quiero.
Anirak se dio la vuelta para ver a su esposo quien terminó de ponerle el anillo de compromiso y saltó a sus brazos.
No era la primera vez que le proponía matrimonio, era cerca de la veintitresava vez que lo hacía, pero se emocionaba como si fuera la primera, demostrando que su amor crecía día con día, volviéndose más fuerte.
Con el corazón rebosante de felicidad, Anirak y Fred compartieron un dulce y apasionado beso, sellando su compromiso renovado y el amor que los uniría por siempre.
En ese momento, el universo pareció celebrar con ellos, otorgándoles que las auroras boreales iluminaran su camino hacia un futuro lleno de amor, aventuras y una familia que siempre estaría unida.
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¿Qué les ha parecido el capítulo?
¿Cómo creen que sea el departamento de Zed y Alex?
¿Cómo reaccionará el matrimonio Weasley-Delacour y el matrimonio Malfoy cuando sepan que sus hijos se mudaran juntos?
¿Le gustó el momento entre Anired y Regulus Black? ¿Se imaginaban que su reacción fuera de esa manera?
¿Esperaban que Anired estuviera en un lugar así?
¿Maxence y Anired serán felices? ¿Le gustó su reconciliación? ¿Tienen teorías sobre ellos?
¿Amalie por fin abrirá los ojos?
¿Lyssandre le contara todo?
¿Le gustó la propuesta de Fred? ¿Quieren ver la boda?
¿Tienen teorías de lo que está por suceder? jeje, si sí, ¿cuáles?
Por cierto, pronto verán a personajes que ya no han aparecido y que tal vez extrañen, ¿de quienes creen que se trate?
Bueno, nos leemos en la próxima actualización
No se olviden de comentar y votar.
Loviu♥
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