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Quince.

(Hola, les traigo una nueva actualización. 

Estuve pensando en no subirla ya que en el cap anterior casi no hubo comentarios, pero finalmente lo hice porque me gusto este capitulo.

 Espero la disfruten

No se olviden de leer las notas finales, jiji

+300 comentarios para la próxima actualización🫰🏻🖤)

James se acercó a Itziar con furia en los ojos. Le agarró el brazo arrastrándola hasta un rincón apartado, tratando de ignorar las miradas de todos los presentes y no haciendo caso a las voces de las personas que los llamaban.

— ¿Qué demonios ha sido eso, Itziar? — le gritó James, fuera de sí, lleno de ira—¿Cómo has podido acostarte con Regulus? ¿Es que no tienes vergüenza ni respeto por mí?

Itziar se soltó de James y lo miró con lágrimas en los ojos, tratando de procesar toda la situación de hace unos minutos, la cabeza le dolía, solo quería desaparecer de ahí.

—¡¿Qué dices?! —se soltó de su agarre para encararlo— ¡Si tú me has estado engañando con Alessia! ¡¿Cuánto tiempo llevas acostándote con ella?! ¡Dime, cuanto tiempo! —la mano de la pelirroja aterrizó sobre la mejilla de James, causando que girara el rostro, dejando una marca roja— ¡Tú solo me usas como un trofeo, como una posesión! ¡Tú me has estado engañando con Alessia y no te importa cómo me siento!

—Yo soy un hombre, y tengo derecho a tener una amante—dijo James con arrogancia en la voz—. Eso no significa que no te quiera. Tú eres mi prometida, y debes ser fiel y obediente. No tienes derecho a reclamarme nada.

Itziar se sintió herida por las palabras de James, sin creer que tanta mierda pudiera salir de la boca de aquella persona que decía amarla tanto. Dándose cuenta que él no la valoraba ni la apreciaba

— Eso es injusto, James - dijo Itziar con voz alta - Tú no eres más que yo por ser hombre. Tú no tienes derecho a tener una amante ni a tratarme como una esclava. Yo tengo derecho a reclamarte todo lo que me has hecho sufrir...

James no contesto al escuchar como la puerta se abría, dejando a todas las personas en completo silencio solo escuchando los pasos.

Regulus entró a la fiesta con una sonrisa fingida, tratando de ignorar las miradas de reproche que le lanzaban algunos invitados. Sabía que había cometido un error al acostarse con Itziar, pero, James tampoco era un santo, pues había engañado a Itziar con su propia empleada, no siendo una vez, sino varias.

Antes de que pudiera reaccionar, James se acercó a él con una expresión furiosa.

— ¿Qué haces aquí, Regulus? —le espetó escuchando como los llamaban, pero no hacía caso, pronto Harry y Ginny se acercaron temiendo lo que estaban por hacer—. ¿No tienes vergüenza? ¿Cómo te atreves a acostarte con mi prometida? ¡¿Por qué siempre tienes que querer todo lo que yo tengo?! ¡Siempre me has tenido envidia y me quitas todo lo que me corresponde!

Algunos invitados al ver la situación y tensión que se estaba formando en el ambiente decidieron irse para no terminar inmiscuidos en problemas familiares, mientras otros preferían quedarse para ver todo lo que sucedía, disfrutando del espectáculo.

— James, cálmate -dijo Regulus, tratando de apaciguar la situación, no por James o por Itziar, si no por escuchar la voz de su madre y hermana que pedían que dejara las cosas por la paz para irse de ahí, porque en otra situación no le importaría discutir con el tonto Potter frente a él—. Fue un error, lo siento. No volverá a pasar.

— ¡No me pidas que me calme! —gritó James dando una zancada para estar frente a él, dejando ver la diferencia de alturas y corpulencias—. ¡Eres un desgraciado! ¡Un traidor! ¡Un miserable!

Y sin más, le lanzó un puñetazo a la cara. Regulus lo esquivó por poco y le devolvió el golpe.

Los dos primos se enzarzaron en una pelea a mitad de la fiesta, mientras los demás invitados los miraban con asombro y horror.

Itziar corrió hacia ellos, tratando de separarlos.

— ¡Basta! ¡Basta! —suplicó— horrorizada por esa fuerte pelea frente a ella—. Por favor, ya deténganse.

Pero ni Regulus ni James le hicieron caso. Estaban cegados por la ira y el dolor. Se golpearon con saña, sin importarles las consecuencias.

Algunos trataron de separarlos, pero no pudieron, menos cuando Regulus John término sobre James Potter para darle varios puñetazos en la cara, la fuerza del Black-Weasley era demasiada lo que impedía que lo separaran, especialmente cuando estaba cegado por el enojo de que su primo fuera el primero en intentar golpearlo.

—¡Regulus John!

Hasta que finalmente se acercó la matriarca de la familia Black-Weasley.

Como si fuese un hechizo recitado el azabache dejó de golpear a James que yacía en el suelo con sangre escurriendo de la nariz y boca, alzó la mirada para toparse con los ojos grises de su madre que lo veían con desaprobación.

Regulus John tragó saliva poniéndose de pie lentamente, el azabache menor no temía meterse en peleas con quien fuera, pero si le asustaba la mirada de desaprobación y enojo de su madre, más cuando cruzaba los brazos sobre el pecho esperando una explicación.

Se formó un silencio sepulcral, ya que nadie se atrevía a hacer un comentario frente a la ministra, más al notar esa aura imponente llena de molestia.

Regulus no pudo decir palabra alguna, ya que una voz que conocía y había deseado no escuchar llenó el lugar seguida de pasos rápidos que se detuvieron frente a ellos, pasando de largo a la Black-Weasley.

—¿Qué te has creído, Regulus? — le espetó Molly, fuera de sí — ¿Cómo te atreves a traicionar a tu primo y a tu familia de esa forma? ¿No tienes vergüenza ni respeto por nadie?

Molly estaba indignada. No podía tolerar que su nieto Regulus se hubiera metido con la prometida de su otro nieto James, que al parecer no era tan buena como creía, dejando ver que era una bruja de cascos ligeros que se metía con quien fuera.

No le importaba que James tuviera una amante, una tal Alessia, que era una bruja sin principios. Lo que le importaba era el prestigio de su familia y el destino de su nieto favorito.

Por eso, cuando lograron separar a los dos jóvenes que se habían enzarzado en una pelea salvaje, Molly se lanzó sobre Regulus y le dio un tirón de orejas que lo hizo gruñir de dolor.
—¡¿Quién te crees para tocarlo?! —la mano de Anirak hizo que la mujer mayor soltara al azabache, poniéndose en medio de ellos—...¡Ni se te ocurra tocar o hablarle a mi hijo de esa manera!

— No he traicionado a nadie— contestó Regulus con desprecio viéndola por encima del hombro de su madre—. Yo no tenía ningún compromiso con nadie, yo no soy quien debía fidelidad o algo parecido... James es el infiel y un cobarde...los únicos que debían de respetar su compromiso eran James e Itziar, así que ahora no vengan a reclamarme, porque yo no la forcé, lo que paso ella también lo quiso.

Molly se quedó sin aire por la insolencia de Regulus. Estaba dispuesta a darle un golpe de no ser por Anirak que la detenía.

—Déjalo, Molly — dijo Anirak con voz firme, no estaba dispuesta a que su suegra siguiera insultando a Regulus o a tocarlo — No tienes derecho a pegarle a mi hijo ni a insultarlo. A quienes deberías de regañar es a ellos dos—miró de reojo a Itziar y James—, ellos son los que tenían el compromiso, no Regulus...y de regañarlo por meterse con una mujer comprometida, Fred y yo nos encargaremos.

Molly se zafó de Anirak y la miró con asco.

— ¿Estás loca, Anirak? — exclamó Molly — ¿Cómo puedes defender a tu hijo después de lo que ha hecho? ¿No ves que está arruinando la vida de James? ¿No te importa el daño que le está haciendo a nuestra familia?

Anirak soltó una risa irónica sin creer en las palabras que acababa de decir la pelirroja regordeta frente a ella.

— No me hables de daño, Molly — espetó Anirak — Tú eres la que ha dañado a nuestra familia al rechazar y odiar a Regulus y a Anired desde que eran niños, solo porque se parecen a mí. Tú eres la que ha consentido y mimado a James hasta convertirlo en un egoísta, infiel y un irresponsable, sin echarle en cara sus actos.

Molly la veía con un inmenso odio en los ojos, para dirigirse a Regulus.

—Eres igual que esta serpiente—escupió mirando a Regulus—, ella destruyó a nuestra familia, le robó el corazón a mi hijo Fred y lo convirtió en un rebelde sin escrúpulos. Ella es la culpable de que seas tan malo y despreciable—volvió a Anirak—, eres una maldita bruja que no se somete, que no respeta las tradiciones ni los valores de la familia. Tú has arruinado la vida de mi hijo Fred, y la de tu hijo Regulus.

Regulus paso de su madre, dando una zancada hacia adelante dispuesto a encarar a la matriarca de la familia Weasley, pero una mano en el hombro hizo que se detuviera.

— ¡Basta ya! ¡No permitiré que sigas hablando así de Anirak y Regulus! —dijo Fred con firmeza deteniéndose frente a su madre— ¿Estás loca? ¿Cómo puedes hablar de esa manera de mi esposa y de mi hijo? ¡Anirak no ha arruinado nada, así que discúlpate!

— ¿Cómo puedes quererlos? ¿No ves lo que han hecho? ¿No te das cuenta de que te han traicionado? — le replicó Molly, incrédula— ¡Regulus es un traidor igual que su madre, que quién sabe cuántas veces más te ha engañado! ¡Solo dañan a los que lo rodean!

—¡Por Merlín! ¡¿Cuánto tiempo más vas a seguir con toda esa mierda?! ¡Anirak nunca me ha sido infiel! —escupió tocándose las sienes, cansado por todo ese show que armaba su madre—, Además, tú no eres nadie para juzgar a mi hijo. Tú tampoco eres perfecta. Tú también has hecho daño a mucha gente con tu soberbia y tu crueldad.

— ¿Qué estás diciendo? ¿Qué daño he hecho yo? Yo solo he querido lo mejor para ti y para tus hermanos. Yo solo he tratado de protegerlos y educarlos bien.

Se defendió Molly, ofendida, dándose cuenta de lo cambiado que estaba Fred y todo por esa bruja azabache.

— No, no has querido lo mejor para nosotros. Has querido lo mejor para ti. Has querido que hiciéramos lo que tú querías, sin importarte lo que nosotros queríamos. Has querido que fuéramos como tú, sin aceptar nuestras diferencias. Has querido que fuéramos felices, pero a tu manera, sin respetar nuestra felicidad. - le explicó Fred—, sin respetar a mi esposa e hijos...insultándolos sin importar que, tachando a mi esposa de infiel. Diciendo que mi hija es una bastarda... ¡Por Merlín! ¡Son tus nietos y siempre los has tratado mal!

—Fred...no es cierto, todo lo he hecho por tu bien...por tu felicidad...tú te mereces algo me...

El pelirrojo negó sin dejar que Molly continuara hablando para tomar la mano de Anirak y empujar a Regulus por el hombro haciéndolos caminar dejando a Molly sola.

—¡No es cierto! No es cierto. Yo te quiero, hijo. ¡Yo te quiero mucho!

Se lamentó Molly, llorando al ver como Fred le daba la espalda, dejando en claro lo rota que estaba su relación y que su prioridad siempre serían Anirak y sus hijos.

[...]

Itziar se fue con sus padres, que la estaban esperando fuera de la fiesta para dejar todo ese días atrás, bajo la mirada al pasar entre los pocos invitados que aún se encontraban, fue peor cuando se topó con el matrimonio Weasley-Delacour, los que no dijeron nada, pero sabía muy bien que también la tachaban de infiel al igual que a James.

Pudo ver a sus padres esperándola, ellos no estaban de acuerdo con que ella haya sido infiel, se podía ver en la cara de los dos mayores, llenas de decepción.

Al detenerse frente a ellos, vio a Epione, su madre, quien no lo ocultaba, estaba decepcionada con Itziar. Le parecía que había faltado al respeto a su compromiso, algo que ella nunca le inculcó.

— ¿Qué has hecho, Itziar? — le dijo Epione, con tristeza — ¿Cómo has podido engañar a quien se suponía que era tu prometido? ¡Y con su propio primo! ¿Es que no tienes conciencia ni lealtad? ¿O acaso él te obligó?

Itziar se encogió de hombros y la miró con culpa.

— Lo siento, mamá...él...no...Regulus no me obligó — dijo Itziar con voz baja y la cara roja—. Fue un error, no volverá a pasar...no sé qué me paso...pero...no lo volveré a hacer.

Epione suspiró y le tomó la mano.

— No te disculpes, Itziar — dijo Epione con voz suave, sabiendo que ya estaba lo suficiente afectada con lo que acababa de pasar — Sé que no eres mala, y cualquiera puede cometer un error.

Itziar se sintió aliviada por las palabras de Epione. Sabía que, a pesar de estar enojada y decepcionada, ella la entendía y la apreciaba.

— Gracias, mamá — dijo Itziar con voz dulce — Eres una buena madre, y me alegra que me apoyes y me comprendas.

Epione le sonrió y le acarició el pelo como si se tratase de una niña pequeña.

— De nada, Itziar —dijo Epione con voz cariñosa—. Eres una buena hija a pesar de los errores cometidos.

Itziar le devolvió la sonrisa y la abrazó.

—Gracias, mamá — dijo Itziar con voz sincera —. Te quiero mucho.

Epione le devolvió el abrazo y le besó la frente.

—Yo también te quiero mucho, Itziar —habló Epione con voz sincera —Y te deseo lo mejor.

Pero luego se puso seria y le miró a los ojos.

— Pero dime, Itziar — dijo Epione con voz preocupada — ¿Qué vas a hacer ahora?

Itziar se puso nerviosa y bajó la mirada.

— No lo sé, mamá — dijo Itziar con voz confusa con demasiados sentimientos encontrados—. No sé qué hacer ni qué sentir. Solo sé que no quiero estar con James, ni nada que me recuerde a él.

Epione asintió y le apretó la mano.

— Bueno, Itziar — dijo Epione con voz sabia —. No tienes que decidir nada ahora. Tómate tu tiempo, piensa bien las cosas, escucha tu corazón. Y recuerda que siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase.

Itziar le agradeció con una sonrisa y le apretó la mano.

—Gracias, mamá —le beso la mejilla, agradecida de tener una familia que la apoyaba a pesar de todo—. Te quiero mucho.

Su padre, Arwin, estaba orgulloso de Itziar. Le parecía que había hecho lo correcto al dejar a James, aunque hubiera sido infiel con Regulus—de quien luego ya se encargaría—. Él sabía que James no era un buen hombre, y que no merecía a su hija.

— Ven aquí, Itziar — le dijo Arwin con voz alegre —. Déjame felicitarte.

Itziar se acercó a su padre y lo abrazó. Él era el único que la felicitaba y la comprendía.

—Gracias, papá —por primera vez en la noche, Itziar parecía realmente feliz—. Sé que te he sorprendido. Sé que esperabas otra cosa de mí.

El pelirrojo le acarició la mejilla y le sonrió.

— No te preocupes, Itziar — Arwin tenía pequeñas arrugas en los ojos que se notaban más cada que sonreía—, nunca me decepcionarás.

Itziar se sintió aliviada por las palabras de su padre, lo amaba demasiado y no quería que nada ni nadie dañara la relación tan cercana que siempre habían tenido.

Mientras tanto, James los miraba con odio y despecho. No entendía cómo Itziar podía ser tan infiel y tan ingrata. No entendía cómo podía haberlo engañado con Regulus, que era un perdedor y un traidor.

⚜⚜⚜

El trayecto al callejón Diagon fue completamente silencioso, ninguno de los cinco pasajeros dijo nada, aunque la tensión era evidente, al igual que los rostros molestos de los dos mayores.

Regulus John desviaba la mirada a su ventana evitando toparse con los orbes grises de su madre y los ojos avellana de su padre que en ocasiones se apartaban del camino para verlo a través del espejo retrovisor, sabía muy bien que pronto se vendría un regaño después de lo que había hecho, y por lo que se daba cuenta, no existía manera en la que pudiera huir.

George Sirius y Anired bajaron en completo silencio, viendo de reojo a Regulus, como si esperaran que dijera algo, pero al solo entrar a la gran casa la voz de su padre hizo que solo asintieron.

—George Sirius, Anired, vayan a su habitación—pidió el pelirrojo mayor cerrando la puerta detrás de sí—, Regulus John quédate aquí, tu madre y yo tenemos que hablar contigo.

El azabache trago saliva para confirmar con un movimiento de cabeza y mirar como sus hermanos subían con rapidez las escaleras.

Eran pocas las veces en las que el matrimonio regañaba a sus hijos, solo lo hacían cuando era algo grave, y al parecer esa situación lo era.

Regulus se sentó en el sillón de una plaza para observar, sin saber quién empezaría el regaño.

—Regulus—la voz de Fred mostraba la molestia y decepción que sentía en esos momentos después de enterarse de lo que su hijo había hecho—... ¿Cómo has podido meterte con una mujer comprometida? ¿Cómo te has prestado para ser parte de una infidelidad? ¿Acaso eso es lo que te hemos enseñado? ¿Son los valores que te hemos inculcado, John?

Regulus estaba avergonzado y enfadado al mismo tiempo por escuchar las palabras de su padre y ver sus ojos llenos de decepción.

—¿Estás enamorado de ella? —esta vez fue Anirak la que siguió esperando una explicación—... ¿Tanto como para meterte en una relación?

—Solo fue una noche de diversión. No le hice daño a nadie—sentenció pasándose la mano entre el cabello, un gesto que compartía con su padre, aquel que hacían cada que se encontraban demasiado frustrados—...fue un error, ¿sí? No estoy enamorado de ella, se trató de una tontería, la adrenalina del momento, un completo desliz, no es para tanto.

—Eso no es una excusa, Regulus —dijo Anir—. El deseo no justifica la falta de respeto y la traición. Tú padre y yo te hemos inculcado valores, siempre te hemos ver lo malo que es una infidelidad o ser partícipe de ella—los ojos grises reflejaban molestia y tristeza por las acciones cometidas por su hijo—. Tú sabes lo que significa el amor, lo has visto en nosotros. Tú mereces algo así, no una aventura sin sentido, no meterte con una mujer comprometida, no faltarte el respeto a ti mismo.

—No me vengan con sermones, mamá —contestó Regulus, cansado de todo y de todos—. Yo soy mayor de edad. Puedo hacer lo que quiera con mi vida. No necesito que me digan lo que está bien o mal...James fue el que arruino todo, no sé porque los regaños son para mi...aparte, la que debía fidelidad al compromiso era Itziar, no yo

—Eso es una tontería, Regulus— Anirak se enojó más al escuchar el cinismo del azabache menor —. A mí no me importa lo que haga James o esa niña. Tú eres nuestro hijo. Vivimos bajo el mismo techo. Tenemos unas normas y unos valores que debes respetar. No vamos a permitir que te comportes como un irresponsable y que no te respetes a ti mismo.

—Pues yo no voy a permitir que me controlen como un niño —dijo Regulus, levantando la voz—. Ya estoy harto de sus reglas y sus valores .... soy mayor de edad, puedo tomar mis propias decisiones...puedo hacer lo que qui...

Regulus tenía una actitud desafiante, pero no pudo continuar ya que Anirak interrumpió.

—¡Basta ya, Regulus! —dijo Anir, perdiendo la paciencia—. No nos faltes al respeto. Nosotros te hemos querido y cuidado siempre. Te hemos dado una vida llena de lujo, nunca te exigimos nada. Y tú nos pagas así, metiéndote con una mujer comprometida, fallando a los valores y educación que nos hemos esforzado en darte. Me has decepcionado mucho, siempre te hice ver lo mal que estaba una infidelidad—suspiro y negó—...pero, si, tienes razón, eres mayor de edad, así que haz lo que quieras.

El azabache no pudo decir nada al ver como su madre daba la vuelta para subir las escaleras, soltó un suspiro sin saber que hacer o qué decir.

Estaba de acuerdo en que había hecho una cagada monumental, pero no esperaba que sus padres actuaran de esa manera.

Sentía la mirada de su padre sobre él, así que volteo a verlo.

—No quería hablarle de esa manera a mamá...es solo que—hizo una pausa—, todos me tachan como si hubiera matado a alguien, sé que estuvo mal lo que hice, pero lo que James hizo fue mucho peor.

—Ese es el problema, sigues comparando lo que tu primo hizo con lo que tú hiciste o diciendo que la que debía fidelidad a la relación era esa niña —Fred se acercó a él tratando de calmarse para no decir cosas que empeoran la situación—, pero a nosotros no nos importa lo que ellos hayan hecho, nos importa lo que tú hiciste...siempre tratamos de enseñarles valores, tanto a ti como a tus hermanos, hacerles ver lo malo que era una infidelidad o ser partícipe de ella, Regulus, tú sabías que esa mujer estaba comprometida, así que no debiste de hacerlo...eso es lo que nos decepciona—hizo una pausa—, porque es como si nosotros...te hubiéramos dado ese ejemplo, Regulus...

—Ustedes nunca me han dado ese ejemplo, por el contrario—se encogió de hombros—...siempre me han hecho ver lo malo que son las infidelidades, al igual que ser partícipe de una...sé que les falle, pero solo fue un error, a mí no me interesa ella en absoluto...solo fue...el hecho de quitarle algo a James por la vez que se burló de mí en medio de la inauguración de la cafetería de Itziar...sé que estuvo mal...pero, si sirve de algo, yo nunca la obligue, ella también lo quiso.

Fred lo pensó por unos segundos al darse cuenta de lo arrepentido que se notaba Regulus, le conocía a la perfección, era un buen niño, no era malo, solo que su espíritu competitivo y rencoroso, sumado a la impulsividad hacen que cometiera acciones estúpidas sin pensar en las consecuencias.

—Eso espero, Regulus —dijo Fred, con voz firme—. Porque esto tiene consecuencias. Tendrás que asumir las responsabilidades de tus actos, debes de disculparte con tu madre —el azabache asintió—. No vamos a tolerar que vuelvas a comportarte así.

—Está bien, papá -dijo Regulus, resignado-. Haré lo que me digan.

—Ahora vete a tu habitación y piensa en lo que has hecho —dijo Fred, señalando la escalera—. Mañana hablaremos más.

Regulus asintió y subió las escaleras, sintiéndose culpable y avergonzado por todo lo sucedido, nunca pensó que quedaría expuesto de esa manera o que decepcionara a sus padres por una situación como esa.

[...]

Regulus estaba en su habitación, tratando de calmarse después de la discusión con sus padres. Se sentía enfadado y frustrado, pero también culpable y triste. Sabía que había sido muy duro con ellos, que les había dicho cosas que no sentía por el enojo. Pero no sabía cómo pedir perdón, cómo arreglar las cosas.

De repente, oyó un sollozo que venía del pasillo. Se asomó por la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido para no llamar la atención, y vio a su madre entrar en la habitación principal mientras se limpiaba los ojos, era evidente que estaba llorando por lo que le había dicho.

Se le encogió el corazón al verla así. Recordó todas las veces que ella le había abrazado, besado, consolado. Recordó lo mucho que la quería y lo mucho que le debía, lo excelente madre que siempre ha sido.

Se levantó de la cama y salió de su habitación para caminar hacia la puerta de sus padres y llamó con suavidad.

—Mamá—habló titubeante esperando que le contestara y permitiera entrar—, ¿puedo entrar?

—Sí—Escuchó la voz ahogada de la azabache—...pasa.

Regulus entró y vio a su madre sentada en la cama, con los ojos rojos e hinchados, lo que provocó que su corazón se apachurrara sabían lo que él mismo provocó. Se acercó a ella y se sentó a su lado. Le tomó la mano y la miró a los ojos.

—Mamá, lo siento mucho -dijo Regulus, con sinceridad-. Perdóname por lo que te dije. No era verdad—estaba verdaderamente arrepentido por lo que dijo—. Yo te quiero mucho. Tú eres la mejor madre del mundo.

—Oh, Regulus —dijo Anirak, sin contenerse por abrazarlo—. Yo también te quiero mucho, hijo. Tú eres mi vida

—Lo sé, mamá —Regulus de inmediato le devolvió el abrazo, sintiéndose cómodo y tranquilo al sentir su calor y cariño—. Y por eso me duele haberte hecho daño. Sé que solo quieres lo mejor para mí. Sé que me has educado bien... Perdóname por decepcionarte.

—Lo siento por decir eso, cielo, es solo que quiero comprender, ¿por qué hiciste lo que hiciste? —preguntó Anir, separándose un poco de él—. ¿Por qué te acostaste con Itziar? ¿Por qué le hiciste eso a James? Sé que ustedes nunca se han llevado bien, pero, nunca espere que hicieran algo así...

—No lo sé, mamá —respondió Regulus, avergonzado por sus acciones—. Fue un error. Un momento de locura. No pensé en las consecuencias. No pensé en nadie más que en mí...y tampoco te puedo dar la justificación de que amo a Itziar o algo parecido, porque ni siquiera me cae bien —se encogió de hombros—, solo aproveche el momento, sabiendo que le quitaría a James algo que quería.

—Eso no está bien, Regulus —dijo Anirak, con seriedad—. Tienes que pensar antes de actuar. Tienes que ser responsable de tus acciones. Tienes que respetar a los demás y a ti mismo.

—Lo sé, mamá—el azabache menor se mordió el labio inferior —. Te prometo que no volverá a pasar algo como eso, no haré algo como eso nunca más.

—Confío en tú—le acarició el cabello como si fuera un niño pequeño—, sé qué harás las cosas bien.

La puerta de la habitación se abrió para que Fred entrará a la habitación observando la escena entre su esposa e hijo.

—Me alegro ver que arreglan las cosas—sonrió—, es bueno que ya estén bien.

Regulus sonrió para besarle el cabello a su madre.

—Los quiero mucho, y perdón por el mal momento que los hice pasar —abrió la puerta—, le prometo que no volverá a pasar algo como eso.

—Regulus—Fred lo llamó antes de que saliera de la habitación—...sé que no debemos inmiscuir en tu vida...pero...ten cuidado ¿sí? me refiero a esa chica...No queremos que vuelvas a salir herido...después de lo de Hannah.

—Lo sé papá, no se preocupe—sonrió—...Itziar y yo no tenemos nada que ver.

Anirak le sonrió para darle las buenas noches al verlo salir.

El matrimonio Black-Weasley se quedó preocupado por su hijo, ya que temían que volviera a ser lastimado como la última vez, pues en su experiencia sabían que había un dicho que varias veces escucharon y era verdad.

Una vez infiel, siempre infiel.

⚜⚜⚜

"Me introduje en su boca, golpeando la parte posterior de su garganta. Emitió un sonido ahogado.

Sus ojos se humedecieron. La estudié por un segundo, inmóvil, esperando que me apartara. En un movimiento característico de Shortbread, agarró mi trasero, y me acerco a ella.

Una vez que su boca se acostumbró al tamaño, me miró por debajo de una cortina oscura de pestañas. La excitación saltaba de sus ojos.

Mi corazón latía tan rápido que pensé que se desgarraría de sus arterias y caería en el olvido.

Me retiré y volví a meterme en su boca.

Luego otra vez.

Y otra vez.

Y otra vez.

Pronto, estaba follando su boca sin piedad.

Sin importarme lo que nos rodeaba.

Sin preocuparme por el hecho de que, al hacerlo, le di todo lo que quería..."

Apretó las piernas, moviendo los muslos para que estos se rozaran entre sí, tratando de calmar su vibrante y húmeda vagina, tenía el cuerpo caliente y el vientre le cosquilleaba bajando lentamente a su núcleo que parecía ansioso.

Negó para cerrar el libro con fuerza, y hacerse el cabello hacia atrás, tratando de pensar en otra cosa que no fuera lo que acababa de leer.

Últimamente se excitaba con demasiada facilidad, ya fuera leyendo alguno de sus libros eróticos, viendo alguna película que tuviera una escena subida de tono o bien con apenas unos besos de su novio, aunque el último motivo era muy obvio que provocaría eso, siempre sabía cómo besarla de manera húmeda y pasional, sumado a las caricias sobre su cuerpo, las manos de su amante eran grandes y masculinas envolviéndola con facilidad, le gustaba que fuera tan masculino y tosco mezclado con una dulzura marcada en cada caricia.

Suspiro agitando la cabeza, desde que estaba con él tenía una vida sexual activa, siendo demasiado recurrente el sexo, antes era casi del diario o tercer día, pero, desde que se volvió el jefe del departamento de Rompe Maldiciones el sexo se había vuelto menos recurrente, ya que Maxence siempre tenía trabajo, de hecho, casi ni se veían o cuando estaban juntos, el teléfono del rubio sonaba siendo llamado a la oficina por alguna emergencia.

Se levantó tomando el libro para ir a la estantería donde guardaba su sagrada colección de libros eróticos, mientras se acercaba movía los hombros para destensar el cuerpo.

Extrañaba a Maxence, verlo tan poco lo hacía sentirse un poco solitaria, ya que estaba acostumbrada a su presencia, siempre estaban juntos y se veían en cada momento, extrañaba salir con él, ir al cine, al parque, a cenar o simplemente estar acostados abrazados sin hacer nada, más que escuchar las historias de su infancia.

Volvió a la cama para mirar el mueble junto a esta del cual tomó su celular viendo la hora, ya era de madrugada, cerca de la una y media, a pesar de leer o tratar de relajarse con cualquier cosa, no podía dormir.

Desbloqueo el celular y fue a un chat en especial, viendo que el último mensaje que se enviaron fue hace más de cuatro horas, cuando tuvo que entrar a una reunión de emergencia, conociendo que a veces duraban hasta seis horas, saliendo ya tarde del trabajo, sin pensarlo mucho comenzó a teclear un texto, borrándolo en ocasiones, ya que no quería molestarlo cuando estaba trabajando, pero finalmente lo mandó.

Kleiner Hase🐰🖤_01:29hrs
¿Ya estás en tu casa?

Deseaba que la respuesta fuera que sí, porque de esa manera tal vez se verían, aunque fuera un rato, claro si él no estaba demasiado cansado o incluso ya podría estar durmiendo.

No pasó más de un minuto cuando la notificación sonó indicando que tenía un nuevo mensaje, los ojos grises de Anired brillaron para leer la respuesta.

Max Steel🦊🖤_01:30hrs
Apenas salí de la reunión, voy a ver unas cosas con el equipo
y espero ya irme a casa.
¿Qué haces despierta todavía?
¿Pasó algo?

Kleiner Hase🐰🖤_01:31hrs
No tenía sueño y me puse a leer un poco.
¿Sabes? Te extraño mucho 💔

Max Steel🦊🖤_01:31hrs
Yo también te extraño mucho, Kleiner Hase💔
Ya pronto nos veremos, si no tienes sesión o entrevistas puedo pasar témpano a verte
Te llevaré a desayunar antes de que entre al trabajo...

Kleiner Hase🐰🖤_01:33hrs
Pero, justo ahora te extraño y te necesito mucho...

Kleiner Hase🐰🖤_01:33hrs.
E

stoy muy mojada, Maxence.

Trago saliva de manera fuerte que movió la manzana de su cuello, el calor subió por su rostro y el cabello paso por diversos colores, un cosquilleo bajo por su bajo vientre y los testículos se contrajeron por unos segundos, en solo pensar en la voz de Anired diciendo esas palabras en contra de su oído.

Su erección se marcó más cuando una foto apareció en el chat.

Reconoció las nuevas formas de las piezas de perforación de Anired que adornaban sus pezones, simulaban ser la boca de un vampiro con pequeños colmillos plateado, las conocía muy bien porque él se las compro e incluso ayudó a ponerlas y después disfrutar de ellas, solo pensar en eso aumentaba su excitación.

El largo cabello azabache se encontraba despeinado como era costumbre, el abdomen plano y pálido resaltaban y ni decir de sus muslos, que tanto le gustaban, llevaba una pequeña braga roja.

Anired se hallaba recostada en la cama usando solo una braga, estaba hermosa, con esa mirada pícara y llena de diversión.

Decidió hacerle caso a lo que deseaba y a sus instintos, así que dejo la carpeta que tenía en la otra mano sobre el escritorio, para tomar la chamarra de cuero negro que usaba para manejar la motocicleta y colocársela rápidamente, agarro sus llaves y casco que estaban en un mueble colocado en la esquina de la oficina, apago la luz.

Salió con rapidez de su privado cerrando la puerta, lo que causó que los demás miembros del equipo lo miraran con extrañeza.

—¿Maxence? —cuestiono Andrea al verlo salir—... ¿pasó algo?

—¿Está todo bien?

preguntó Keith, otro de sus compañeros.

—¡Terminamos por hoy! —sentenció—, ¡Mañana terminamos los análisis, ya vamos a casa!

Todos lo miraron extrañado, ya que el alemán era demasiado perfeccionista en el trabajo y si era necesario se quedaba horas extra sin dudar, pero ese día salía corriendo de la oficina dejando el trabajo a la mitad sin importarle más.

Max tomó el elevador seleccionando el piso y sacando el celular para escribir rápidamente un mensaje:

Max Steel🦊🖤_01:45hrs
¿Tus padres ya están durmiendo?

No tardó mucho, solo unos segundos para que la respuesta que ansiaba llegará.

Kleiner Hase🐰🖤_01:45hrs
Ya están durmiendo y mis hermanos también.Te dejo la ventana abierta, ten cuidado al entrar.Cuando vayas llegando no hagas ruido con la moto.

Max sonrió al leer el mensaje para salir del ministerio a paso rápido e ir a donde dejó estacionada la moto, contando los minutos para estar con su tan amada y deseada Anired.

[...]

Al llegar a la casa Black-Weasley, subió por la barda para llegar hasta el balcón de Anired, no era la primera vez que lo hacía, pero debía de tener mucho cuidado para no caerse y hacer algún ruido que pudiera despertar a los demás miembros de la familia o incluso, a los tíos y primos de su novia que vivían en la casa de enfrente.

Aunque, nadie esperaba que existiera alguien tan aventado como para meterse a la casa Black-Weasley de esa manera, la que tenía varios hechizos de protección, anti apariciones, aparte del gran riesgo a enfrentarse a la ministra y su esposo, que eran unos magos experimentados y poderosos, por lo que cualquiera que supiera que Maxence hacia eso podría considerarlo un loco suicida.

Al estar en el balcón camino con cuidado, asomándose en repetidas ocasiones a la casa de enfrente para que nadie fuera a verlo.

Observó en el jardín a Anubis, la mascota de Anired, que parecía jugar entre las plantas con los gatos pelirrojos: Gred y Feorge.

Continúo caminando hasta detenerse frente a un terrario de cristal de buen tamaño, el cual le ayudó a Anired a construir, ya que la azabache lo quiso hacer para que Moswen, la gecko que era de Maxence, tuviera en donde pasar el rato cuando iba a visitarla o cuando se quedaba con ella.

—Moswen—murmuró Maxence sintiendo como subía por su cuello para bajar mediante su brazo hasta detenerse en la mano que acercó al terrario poniéndose en cuclillas—...mamá y papá estarán ocupados, así que debes de quedarte aquí.

Como si el animal entendiera, bajo hasta adentrarse en el terrario que estaba adecuado para que ella lo disfrutara, Max sonrió al verla y se paró bien para ir a la ventana que observó que estaba un poco abierta.

Pasó la mano libre entre su cabello para acomodarlo un poco y adentrarse a la habitación de su novia, el aroma a frutos rojos, canela y rosas llenó sus fosas nasales relajándolo por completo.

Dejó el casco en uno de los muebles cercanos, al igual que se quitó la chaqueta y saco que usaba ese día, continuando con los zapatos para quedar descalzo y hacer el menor ruido posible.

Alzó la mirada viendo que las luces estaban bajas, iluminando solo lo suficiente, dejó el reloj junto con la ropa que se quitó para caminar hacia la cama.

Sonrió con las pupilas dilatas admirando la escena frente a él:
Su preciosa Anired sentada en la cama, el cabello lo tenía recogido en una coleta alta y usaba un delgado camisón de seda color blanco, tan corto que apenas cubría la mitad de sus muslos.

La tenue luz iluminaba el fino rostro de la azabache, dejando resaltar los ojos grises y el tono rojizo de sus labios,

Se acercó sintiendo la mirada gris y profunda sobre él que seguía cada uno de sus movimientos, al estar frente a ella sonrió encantado con la vista, era como estar frente a una Diosa.

—Hola, Mein Herz—la saludo dándole un corto beso sobre los labios, apenas un roce—...te ves preciosa.

La voz del alemán estaba ronca y cargada de deseo, Anired disfruto de sentir la mano áspera sobre su mejilla, moviéndose para restregar contra la palma con una sonrisa llena de inocencia y dulzura.

—Hola, Maxxie —lo miraba con ojos expectantes y hambrientos, él se sentó a su lado—... ¿Tuviste mucho trabajo?

—Demasiado —se acercó a ella para besarle la mejilla dando cortos pero húmedos besos sobre la suave piel, bajando por la mandíbula—...ya estaba cansado y con muchas ansias por verte...

—Max—llamó Anired sonriendo al besarlo—...yo también tenía muchas ansias por verte —la azabache se movió para quedar sobre su regazo, con las piernas a su costado—...debes de estar tan cansado —mencionó besándole la barbilla—...últimamente trabajas tanto...

Los labios de Anired bajaron por la mandíbula de Max para ir a su cuello, mientras le desanudaba la corbata para ir abriendo los botones de la camisa de Max.

Las masculinas manos del varón acariciaban el trasero de su novia, apretándolo y masajeando, ambos sentían como la habitación se volvía más caliente al igual que sus pieles.

—Tienes que relajarte, bebé —sonrió acariciándole los hombros y dándole suaves besos—, estás tan estresado que tus hombros están muy duros.

Max tragó saliva, su miembro golpeaba contra el bóxer que le resultaba molesto al igual que el estúpido pantalón que llevaba en esos momentos, quería quitárselo y quitar esa fina prenda de seda que cubría el precioso cuerpo de la azabache sobre él, las prendas solo estorbaban.

Sacó la varita para conjurar dos hechizos de forma no verbal, para que ningún miembro de la familia Black-Weasley los fuera a escuchar o interrumpir ese momento que tanto llevaban esperando.

La camisa de Max quedó desabotonada por completo, para que Anired besara lentamente el pecho moviendo las caderas sobre la erección de su novio que solo podía echar la cabeza hacia atrás y suspirar aferrando las manos al trasero de la menor.

Lamió el marcado abdomen, llenando toda la piel de saliva y sonriendo al escuchar los suspiros de Maxence hasta subir nuevamente para verlo a los ojos.

—Qué bonitos ojos.

Murmuró viendo que el azul de los ojos del alemán se encontraba completamente oscuros y las pupilas dilatadas como cada que veía algo que le gustaba mucho, se dieron un corto beso en el que Anired dejo una mordida en su labio inferior.

—Quiero chuparte el pene.

Max sintió atragantarse con la saliva propia más al ver como su novia se hincó frente a él, mirándolo de manera expectante y llevando las manos a la pretina del pantalón.

—Anired —llamó Max mientras ella le desabrochaba el cinturón—...no...no es necesario.

No quería que lo hiciera por obligación, temía que no le gustara hacerlo y que se arrepintiera.

—Maxence—llamó cuando finalmente desabrocho por completo el pantalón viéndolo mientras se hacía unos mechones rebeldes de cabello hacia atrás—...quiero hacerlo...

Los ojos grises brillaban bajo la tenue luz que iluminaba la habitación, parecían ansiosos porque le permitiera hacerlo, deseándolo, como si hubiera esperado mucho tiempo por hacerlo.

Anired se encontraba asustada, pero emocionada, había leído y escuchado muchas veces cómo hacerlo, sin embargo, temía fallar y que a Max no le gustara, decepcionarlo por no tener experiencia.

Max tragó saliva ante esa mirada tan sumida, tan deseosa y hambrienta por él.

Claro que lo deseaba, lo había esperado por mucho tiempo, en varios de sus sueños más sucios y eróticos, Anired siempre le chupaba el pene, causando que se corriera por completo en su boca para después penetrarla hasta llenarla con su semen para que lo sintiera por días en su ser, que no pudiera borrar esa huella que indicaba que era completa y totalmente suya.

Anired sonrió cuando se quitó el pantalón y bóxer, causando que, literalmente su pene saltara frente a ella.

—Todo tuyo, bebé.

Lo observó, la vergüenza la recorrió por unos segundos, siempre había evitado verlo tan fijamente, y ahora lo tenía frente a ella, sabía que era grueso y largo, pues en diversas ocasiones lo tocó y tuvo dentro, cuando la penetraba se sentía como si la fuera a partir por dentro, pero a los segundos se acostumbraba, siendo saciada por completa, estaba más que segura que nunca encontraría a nadie más que pudiera darle el mismo placer que Maxence.

Las delicadas manos de Anired rodearon el falo erecto acariciando la cabeza para untar el líquido preseminal por todo el largo, dando movimientos circulares que hicieron que las piernas de Max temblaran y echara la cabeza hacia atrás debido a las sensaciones que comenzaban a subir a su bajo vientre, implantando un cosquilleo que lo recorría como la llamarada del fuego ardiente.

Anired le dio una mirada, disfrutando de ver esa expresión y la sonrisa que le dedicó.

—Buena niña—con la mano derecha ahuecó su mejilla dándole una caricia—...no hay nada que puedas hacerme que no vaya a disfrutar, Geori —le dio un guiño coqueto—, ahora pon tu boca en él, Kleiner Hase.

El deseo de complacerlo creció en el interior de Anired, inclinándose hacia él abriendo la boca lentamente preparándose para lo que estaba por hacer.

La pequeña lengua de la azabache gira alrededor de la carne acostumbrándose a ese nuevo sabor y a la humedad por el líquido preseminal, cuestionándose si Maxence sentía el mismo sabor cuando le hacía sexo oral.

La punta de la lengua al encontrarse con la cresta de la cabeza se mueve ganando un ronco gemido del alemán, moviéndose hacia adelante como si quisiera estar por completo dentro.

La mano de Max baja para enredarse en su cabello, viéndola fijamente, siguiendo cada movimiento mientras su erección crecía cada vez más con un inigualable placer.

—Mierda—gruñó acariciando la pequeña oreja con la mano libre—...lo haces tan bien.

Halago, queriendo estar dentro de esa pequeña boca, la mano iba desde su cabello hasta la mandíbula y los dedos acariciaban los músculos de Anired, instándole a relajarse para que continuara.

—Eres tan perfecta, Anired Georanne...

Arrullaba con voz dulce, como cada que estaban abrazados y él le decía palabras dulces al oído.

Anired fue atravesada por el orgullo, como si se tratara de un Avada Kedavra para redoblar sus esfuerzos y comenzar a introducir el pene de Max en su boca, la longitud le llenaba la boca hasta que llega al fondo de su garganta, sintiendo los ojos humedecer por el escozor y un ligero dolor le recorrió la mandíbula.

No tenía ni idea de cómo seguir haciéndolo.

Busco dentro de sus recuerdos y poco a poco comenzó a mover la lengua sobre la punta, para subir la boca y poner una de sus manos entre la base y los labios dejando la distancia suficiente para poder abarcar todo lo que cabía en su boca sin provocar una arcada, llevaba la mano libre a los testículos de Max que se sentían calientes, seguramente cargados de semen, esperando por liberarse completamente en la caliente y húmeda boca.

La lengua de la azabache recorría el miembro de Max dando succiones pequeñas acostumbrándose poco a poco.

Max solo podía acariciarle la mandíbula a Anired y regresar la mano hasta la coleta de largo cabello azabache, mientras con la mano libre se aferra a las mantas sobre la cama, apretándolas y gimiendo.

—Anired...

El nombre de su novia escapaba de los labios para morder el labio inferior, al sentirla más cómoda con tener el miembro en su boca, comenzó a empujar suavemente la cabeza de Anired, la que comprendió el mensaje para chupar de arriba abajo pasando la lengua por todo lo que podía sin dejar de acariciar los testículos de Max, que provocaba más y más placer en él.

La vena de la parte inferior del pene de Max palpitaba en la lengua de Anired, lo que causaba que gimiera dando un ronroneo que resulta abrumador para él.

—Maldita sea —gruñó cerrando los ojos—, que bien lo haces...

Los ojos del alemán se posaron sobre el espejo frente a ellos, para ver la imagen:

Anired en medio de sus piernas, devorando por completo su polla hinchada, mientras él la inclinaba hacia abajo para meterse lo más profundo en ella, era una imagen preciosa.

Sumando, a que cada que se inclinaba Anired el pequeño camisón se alzaba dejando ver sus nalgas descubiertas, al bajar la mirada se distinguía sus labios vaginales llenos de fluidos que parecían esperar porque Max le diera toda su atención.

Anired sonreía internamente para seguir chupando y lamiendo el miembro de su novio, sin dejar de acariciar los testículos, excitándose al escuchar sus roncos gemidos.

—Sigue chupándola de esa forma...se ve que te encanta...

Mascullo Maxence para moverla subiendo a una velocidad que lo hacía sentir en la punta del éxtasis, era mucho mejor de todas las veces que se lo imaginó o soñó.

Anired era perfecta en todos los sentidos, siempre sabía cómo hacerlo sentir bien.

El cosquilleo en su vientre bajo se volvía más intenso, los testículos le dolían conociendo esa sensación sabía muy bien que estaba a punto de tener una eyaculación, con toda la delicadeza que pudo emplear en ese momento, jalo a Anired para que dejara de chupar su pene.

—Ani...me voy a correr .... quiero hacerlo dentro de ti.

Y para su sorpresa, los ojos de la azabache se volvieron más grandes, pupilas dilatadas, mejillas rojas y una sonrisa que nunca había visto antes.

—Max —llamó con voz terciopelo y recargando el mentón en el muslo del varón sin dejar de acariciar su pene—...quiero...que lo hagas en mi...boca...quiero probarte...Maxxie...

El rubio trago saliva ante la petición de Anired, lentamente asintió dándole a entender que continuara y le daría lo que quería.

Anired volvió a donde estaba para inclinarse introduciéndolo nuevamente, era extraño, pero le gustaba tener el pene de Max en la boca, chuparlo y disfrutar de sus gemidos roncos que decían el nombre de la menor de la familia Black-Weasley.

Maxence cerraba los ojos echando la cabeza hacia atrás, solo era cuestión de segundos para que se corriera en la boca de Anired, que le daba tanto placer que poco a poco lo volvía loco, deseando sentirla más veces de esas maneras.

Una...dos...tres lamidas más y Max apretó el cabello de Anired inclinándola a su cadera, el líquido caliente lleno la boca de la azabache, el sabor semiamargo la inundó y trago todo lo que pudo, para alejarse con una hilaza de semen en los labios.

El pecho de Max subía y bajaba con intensidad, mirando como Anired se relamía los labios, para levantarse y alzarla con facilidad como tantas veces lo había hecho.

—¡Max!

Chillo Anired, el alemán la colocó en la cama dejándola de espaldas a él, acomodándola para que pudiera ver su reflejo en el espejo frente a ellos.

—Ya te di lo que querías—la voz de Max era ronca marcando más su natal acento el que reflejaba la necesidad y desesperación que lo llenaba en esos momentos—. Así que inclínate y alza tu trasero para mí, Anired.

El tono de mando hizo que Anired obedeciera sin dudar, pegando el pecho a la cama y alzando el trasero, como si fuera un gato estirándose.

Max sonrió para acercarse y pasar la mano sobre los fluidos de Anired, los cuales esparció en la entrada de Anired, introduciendo dos dedos para prepararla por unos segundos.

El cuerpo de Anired se contrajo ante los nuevos invasores dentro de ella, pero pronto se acostumbró a ellos sabiendo lo que pasaría en unos segundos.

Como lo pensó, pronto fueron reemplazados por el miembro viril del alemán, entrando de golpe lo que causó que se aferrara a las mantas y enterró la cara en ellas mientras gemía.

Una de las manos de Max se aferró a la cadera de Anired, mientras la otra la tomó de la coleta de cabello para que alzara el rostro y mirara al espejo.

—Quiero que mires lo preciosa que te ves mientras te cojo, Anired, que no se te olvide que yo soy el único que te hace gemir y gritar de esta manera.

Anired miró el reflejo, Maxence cogiéndola en cuatro, tomándola del cabello para que alzara el rostro, ambos estaban agitados y despeinados, los gemidos inundaban la habitación.

El pene de Max se abría paso en su estrecha entrada, soltando maldiciones contra el oído de Anired debido a la excitación que experimentaba en esos minutos.

—Un día —murmuró Maxence besándole la oreja, con voz baja como si estuviera a punto de decirle un gran secreto que solo ella debería de escuchar—...voy a cogerme tu precioso culo, Anired...te prometo que no habrá lugar en donde yo no haya estado —gimió embistiéndola y mordiendo la oreja con suavidad—...voy a marcar todo tu cuerpo para que siempre recuerdes que eres mía.

Maxence sintió su vientre contraerse, los gemidos de Anired que decían su nombre solo lo incitaban a continuar de la misma manera, sabiendo que dentro de poco tendría otro orgasmo.

Pero, como si la vida lo odiara, el celular que lanzó hace unos segundos a algún lado de la cama comenzó a sonar silenciando todos los gemidos, el cuerpo de Max poco a poco comenzó a detener las embestidas por lo que Anired alzó la mirada buscando el rostro de su novio a expensas de una explicación del porqué se detenía.

Max reconoció el tono como aquel que solo usaba para los contactos de trabajo, dejó que sonara para que se callara, si era algo importante volverían a llamar y ya tendría que contestar.

Al darse cuenta que dejó de sonar, le sonrió a Anired a través del reflejo para volverse a mover, pero a cómo empezó, el celular volvió a sonar interrumpiendo toda la concentración que tenían en ese momento tan íntimo y que tanto esperaron.

Verdammte Scheiße!
(¡Maldita mierda!)

Maldijo en su idioma natal para salir con cuidado de Anired, la que se dejó caer sobre la cama quedando recostada y girando el rostro para ver como Maxence iba a contestar el teléfono móvil que sonaba como loco.

—¿Qué? —en el tono empleado se podía notar la molestia del alemán por ser interrumpido—...son las dos de la mañana, claro que estoy ocupado —espetó apretando la mandíbula—...ya ve directo al punto, que no estoy de buenas...

Anired se movió sobre la cama, con lentitud para ir hasta donde estaba el alemán hablando por teléfono, una idea pasó por su cabeza lo que hizo que una sonrisa surcaba en los labios rojizos.

—Si...no—Max se estremeció—...ah—tuvo que contenerse cuando un gemido casi sale de sus labios—...eh...s...si...

Bajo la mirada para ver a Anired que estaba acariciando su miembro con las pequeñas manos, de arriba a abajo, mientras lamía la cabeza de su pene como si se tratara de un helado que disfrutaba de sobre manera.

El pecho de Max comenzó a subir y bajar al tratar de contener los gemidos que amenazaban con escapar de su boca mientras atendía la llamada telefónica, Anired lamia todo cuando tenía enfrente sin dejar de acariciar.

El rubio quería continuar con ella en la cama, pero mientras más hablaba por teléfono se daba cuenta que eso no pasaría.

—Ani—llamó a la azabache, la que solo alzo la mirada para continuar chupando el pene de Maxence, quien solo suspiraba esperando que la persona al otro lado de la línea no sospechara lo que pasaba—...eh...sí, lo siento, estoy... estoy con mi novia... cenando —mintió, bueno en teoría era un poco de verdad, estaba con su novia y...ella de alguna forma, muy pervertida forma, estaba comiendo—... ¿En serio? ¿Ahorita? —resoplo acariciando el cabello de Anired—...está bien, estoy allá en una media hora.

Al escuchar esas palabras, Anired alzó el rostro sacando el miembro de Max de su boca, dejando una hilaza de saliva que llegaba hasta los labios.

—¿Max?

Llamó al verlo levantarse para quitarse bien el bóxer y pantalón, dejando el celular a un lado.

—Tengo que irme, Anired, me llamaron del trabajo.

La azabache se sentó en la cama limpiándose los labios con el dedo pulgar.

—¿No te puedes quedar a dormir e irte en la mañana?

Maxence suspiró para acariciarle la mejilla.

—Cielo—la llamo cariñosamente—, tengo que volver a la oficina, lanzaron una maldición sobre una familia muggle por lo que tengo que atender este caso de inmediato.

Le beso la mejilla dándole una mirada llena de arrepentimiento para tomar la ropa e ir al sanitario.

Anired soltó un suspiro de decepción, últimamente pasaban muy poco tiempo juntos, se veían solo una vez a la semana y si tenía mucha suerte podían verse una hora en la noche, cuando Max salía de trabajo y pasaba a dejarle uno que otro dulce o pequeños regalos.

Sabía que no podía hacer nada, ya que era por cosas del trabajo, pero realmente extrañaba estar más tiempo con él.

Con ese pensamiento fue a buscar toallitas húmedas que tenía en la habitación para limpiarse e ir por unas bragas y un pijama limpia mientras escuchaba como el agua de la regadera caía, seguramente Maxence se estaba bañando.

Maxence tomó una ducha rápida, una vez que se secó el cuerpo se vistió para salir del baño mientras se acomodaba la camisa y corbata.

Al salir pudo ver a Anired ya acostada en la cama, que se tapaba con las mantas, Max suspiró sintiéndose culpable por tener que irse, habría deseado quedarse a dormir con su novia, pero debía de volver al trabajo.

—Mein Herz—llamó el alemán sentándose a su lado para acariciarle el cabello, no lo decía, pero estaba seguro que se encontraba molesta—, te prometo que pasaremos más tiempo juntos, ¿sí?

Anired giró el rostro para verlo.

—Lo sé, Max...sé que tienes que ir, está bien, no estoy molesta.

Max le sonrió para besarla por unos segundos.

—Te amo mucho, Anired.

—Te amo más.

Y con esas palabras se despidieron para que D'Acanto tomara sus cosas y saliera por la ventana de la habitación de Anired.

La Black-Weasley lo miró salir para encogerse contra sí misma y aferrarse a la manta buscando un poco de calor.

Normalmente, después de tener sexo con Maxence, se aferraba al cuerpo de su novio, buscando el calor corporal y sus caricias, ya que después de hacerlo quedaba demasiado sensible tanto física como emocionalmente. El alemán lo sabía muy bien, así que pasaban un largo rato en la cama diciéndole palabras dulces, caricias y mimándola para reconfortarla.

En esos últimos días se sentía demasiado sola, estaba tan acostumbrada a la presencia de Maxence que aquellos cambios en la rutina la estaban afectando poco a poco.

⚜⚜⚜

Se encontraba en un limbo de emociones al no saber realmente lo que debía de sentir, por un lado, estaba decepcionada de James, pero también de sí misma al recordar que había sido infiel, no solo a su ex prometido, si no a sí misma, había actuado como una persona sin valores engañando un compromiso que ella misma había aceptado.

Por otro lado, se sentía apenada al ser expuesta de esa forma en uno de los días que se suponía sería de los más importantes de su vida, todo mundo supo de qué James le fue infiel y que ella le hizo lo mismo, todos había visto su video íntimo, era por esas razones que no quería regresar a Londres, no quería tolerar más las miradas acusadoras o escuchar los cuchicheos que la señalaban tras cada paso que daba.

Sabía que lo que hizo estuvo mal, pero era como si ella fuera la peor persona en el mundo, todos la tachaban de la peor villana en el mundo y a James lo dejaban como la pobre víctima que sufrió por su culpa, como si solo ella hubiera fallado.

—Esto es una mierda —sentenció la rubia lanzando una de las almohadas de esa enorme cama a un lado—...todos dicen que James es la víctima cuando fue un maldito bastardo... ¡Te estuvo engañando por tanto tiempo y metió a su amante a tu cafetería!

Era notable el coraje en la voz de Lie, a pesar de todo Itziar no estaba sola, Amalie había corrido a su casa en Francia en cuanto supo que se fue de Londres, apoyándola en ese terrible momento y evitando que se hundiera en la miseria mientras comía helado.

—Pero—hizo una pausa para comer la cucharada de helado que se metió en la boca—...James no tiene un video erótico que vio casi todo el mundo mágico, para todos yo soy la maldita perra infiel.

Amalie negó varias veces.

—Sé que no podemos excusarnos en que lo que él hizo fue peor —le dio un pañuelo de papel a su amiga para que se limpiara la boca—, pero es injusto que toda la culpa recaiga sobre ti, finalmente él fue infiel desde hace meses, ambos de una u otra manera arruinaron el compromiso, y aparte...si las sospechas son ciertas, te robo dinero...le dio el acceso a las cámaras a su amante para que obtuviera el video, te traicionó de varias maneras.

Itziar soltó un suspiro dándole la razón, tanto ella, como Dalila y Amalie sospechaban que James había agarrado el dinero que guardaba para emergencias, solo necesitaban buscar a un contador que revisará los registros para salir de dudas, pero debido a todo el alboroto de estos últimos días ni tiempo le había dado.

Sumado, a que la persona que tenía acceso a las cámaras de la cafetería, a parte de ella misma, era James, quien se suponía era la persona en la que más confiaba, por lo que resultaba evidente que le dio el acceso completo y de esa forma obtuvo el video íntimo con la que la exhibió por completo.

—Aparte de sentirme mal porque James me fuera infiel y por fallar a la relación—hizo una pausa—, me siento mucho peor al darme cuenta que me falle yo misma, nunca quise ser infiel...yo no soy de esa forma.

Amalie le palmeó la espalda al ver que parecía a punto de llorar.

—Lo sé, Itziar, lo sé, te conozco desde que íbamos en primer año del colegio, sé que no eres de esa manera —le sobo la espalda en una manera de reconfortar a su amiga—, pero...tal vez lo hiciste porque no amabas realmente a James, solo...quizá creías amarlo, estuvieron tanto tiempo que se pudo volver una costumbre —hizo una pausa buscando las palabras correctas—...y...bueno...con Regulus John siempre existió cierta tensión, cualquiera nos dábamos cuenta que había algo mucho más de un simple "odio" o "enemistad"...de una u otra manera, esa tensión fue liberada el día que tuvieron sexo...a varias personas les ha sucedido eso...

Itziar sorbió por la nariz, evitando que la mucosa se fuera a mezclar con el helado, tomó otro pañuelo para limpiarse nuevamente.

—Lo sé, lo sé, pero...solo piensa... ¿con qué cara veo a la gente? ¿A la familia Black-Weasley? ¿A la ministra? —comenzó a frustrarse nuevamente—...imagínate en qué concepto me tendrán todos...me metí con los dos primos.

Amalie no sabía que decir, porque ambas sabían que, si era una cagada muy grande, ya que la infidelidad era grave ante los ojos de todos, más al meterse con dos personas que compartían un lazo sanguíneo como era el de ser primos.

—Pero...no por eso vas a renunciar a todo, no puedes simplemente dejar tus sueños, dejar Azus por eso, mientras James continúa muy campante —Amalie no quería que su mejor amiga se fuera de Londres y dejará la cafetería, después de tanto esfuerzo que puso para abrirla, era injusto—, mira, ya paso todo, los dos lo arruinaron, pero ahora es momento que dejes todo atrás, la gente siempre te va a criticar, por una u otra cosa, así que no dejes que eso te haga renunciar a lo que con tanto esfuerzo construiste, aquello que deseabas desde niña.

Itziar sabía que Amalie tenía razón con lo que decía, pero aún no quería enfrentarse a su realidad en Londres, por lo que decidió cambiar de tema.

—Tú... ¿has sabido algo de Regulus? —cuestiono desviando la mirada para no toparse con los ojos azules de la rubia que seguramente reflejaron sorpresa ante la pregunta—...me refiero...a que...por culpa de la amante de James y por mi culpa al no pensar en borrar el video...seguramente lo metí en problemas...

—Escuche por Lyssandre y Maxence...que peleo con sus padres, ya sabes...estaban decepcionados porque se metiera con...una mujer comprometida—se encogió de hombros—, pero finalmente arreglaron las cosas, ya sabes...es una familia muy unida.

—Bueno, al menos salió bien para él.

Claro que estaba molesta con él, pero finalmente no podía culparlo, ya que él no la obligo a hacerlo.

—¡Niñas! —la voz de Epione las sacó de sus pensamientos en cuanto entró a la habitación con una charola llena de comida—...les traje la cena, coman algo.

La Arwen mayor puso la comida en medio de la cama, ayudándose con magia para que esta no se cayera, las menores agradecieron para verla salir.

—Como me encanta la comida de tu madre.

Comentó Amalie, acercándose para tomar un plato de creme brulee.

—¿Estás bien?

Cuestionó la pelirroja al ver la mueca que hizo Amalie, quien solo atino a dejar el plato sobre la charola y salir corriendo al baño.

—¡Amalie!

Llamó Itziar poniéndose de pie.

Salió de la cama cuidando de no tirar nada, para ir tras de ella y encontrarla en cuclillas frente a la taza del baño, mientras vomitaba el helado que anteriormente comió.

━━━━━━✧❂✧━━━━━━

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Qué hará James?

¿Esperaban que Molly reaccionara así?

¿Itziar se irá de Londres? ¿Dejará su cafetería?

¿Creen que la opinión que tenían Fred y Anirak sobre Itziar haya cambiado?

¿Pasará algo con la relación de Max y Anired?

Aprovechando esta pregunta, necesito su ayuda para una de las siguientes actualizaciones, por lo que me gustaría que me dijeran, si tuvieran la oportunidad que preguntas les harían a Anired y a Max.

¿Amalie estará enferma o será otra cosa?

Bueno, nos leemos en la próxima actualización, no se les olvide comentar y votar♥

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