Prólogo.
Donde todo termina.
El grito ensordecesor llenó el auditorio al ver como el cuerpo caía a lado de la azabache que terminaba de dar el discurso.
El rubio atino a correr y subir de manera rápida con trompicones las escaleras, para llegar a ella y tomarla de la mano alejándola del cadáver mientras todos miraban anonadados la escena.
Ni George o Regulus entendían que pasaba, sin importarles más corrieron hacia Anired que estaba conmocionada.
Lyssane comenzó a darle indicaciones a los aurores, que se encontraban vigilando que todo saliera según lo previsto, para que retiraran a todos los asistentes del gran evento en Femmes Survivantes poniéndolos a salvó, pero en ese momento la puerta se abrió con un golpe estrenduoso dejando entrar a un grupo de aurores encabezados por Anirak Black-Weasley y Jerome Delacour.
Regulus y Maxence intentaban calmar a la menor pero era imposible, George Sirius soltó un jadeo al ver a su madre enfrente de ellos, tenía la mirada empañada de lágrimas y el rostro lleno de preocupación.
—Tenemos una orden de arresto para George Sirius Black-Weasley, Regulus John Black-Weasley y Maxence D'Acanto, acusados de homicidio —informo Jerome que no parecía convencido de lo que decía—...chicos…
Murmuró, ninguno de los tres varones se explicaban que estaba pasando, cruzaron miradas, pero todas eran de incertidumbre.
—Anired—musitó la azabache viendo a la chica frente a ella que era su viva imágen, se encontraba llena de sangre sin parar el llanto.
—Tengo que ponerles las esposas.
Informó el Delacour sacando la varita mágica.
—¡Yo no he matado a nadie!— se defendió Maxence viendo el cuerpo inerte del castaño en el suelo y volver a la mirada a Jerome— ¡Al menos, después de todo cree en mi, por favor! ¡Tú lo has dicho, soy igual a ti, no lo haría!
Los ojos azules de D'Acanto reflejaban la misma desesperación que su voz, los mellizos intercambiaron una mirada y supieron su siguiente movimiento.
—¡Fui yo!
Dijeron al unisono, dejando estática a la azabache mayor que aún no quería aceptar el delito que sus hijos acababan de cometer.
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