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Once

(Sé que prometí subirlo cuando se juntaran 300 comentarios, pero termine editándolo varias veces en la semana ya que no me convencía, pero el lado positivo de eso es que paso de ser un capítulo de 10k de palabras a más de 20k, así que espero que lo disfruten, comenten y voten.♥
TW⚠: Mención de violencia/golpes, abuso sexual y TCA)

Cruzaba los brazos sobre su pecho sin dejar de apretar los dientes, trataba de controlarse por todos los medios antes de explotar contra el director idiota, se sentía demasiado humillado ante esa clase de acusación y lo peor era ver como sacaban todas las cosas de su mochila sin ningún tipo de cuidado, incluso habían revuelto su habitación en busca del estúpido anillo de la castaña castrosa que seguía sollozando mientras lo acusaba una y otra vez.

Notaba la mirada de Deyan y la sonrisa que le lanzaba cada que los demás se distraían con cualquier cosa, estaba más que claro que todo era parte de su amenaza, y seguramente no sería lo peor que haría.

—¡Deja eso! —después de permanecer bastante rato en silencio, el alemán hablo al ver como el búlgaro menor iba a tomar un plumón en compañía de una bufanda verde con plateado — ¡Eso no tiene nada que ver con el anillo, y tú no eres nadie para revisar mis cosas!

Le arrebato las cosas de formas brusca.

—¡Esas cosas son de mi novia! —respondió Deyan reconociendo de inmediato la bufanda de Slytherin y el plumón morado con las iniciales de la azabache — ¿Lo ve, Director y madame Dubois? —giro de inmediato llamando a los mayores —...no solo le ha robado el anillo a Stella, si no que este muerto de hambre también ha tomado cosas de mi novia, si revisan esa bufanda y el plumón estoy seguro que encontraran las iniciales de Anired.

Max apretó la bufanda y el plumón contra la palma de su mano, escuchando como Amalie le pedía que se calmara, quería...quería con todas sus fuerzas romperle la cara a Deyan.

—D'Acanto —llamó Camille, que aún no terminaba de converse de las acusaciones de los búlgaros contra su alumno, estaba demasiado segura que el alemán no sería capaz de robarle a alguien — ¿Esas cosas son de la señorita Black-Weasley? —Amalie observo a su hermano, que solo desvió el rostro viendo a cualquier punto fijo para suspirar y asentir afirmando a quien pertenecían —... ¿Tú...las tomaste?

—¡Mi hermano no robaría nada, mucho menos a Anired!

Escuchaba la voz de su hermana, se encontraba demasiado molesta por las acusaciones, a pesar de todo no quería dar más explicaciones, porque eso significaba tal vez terminar inmiscuyendo en todo ese asunto a Anired, y lo que menos quería era que ella lo viera en esa situación.

—¿Lo ves, Camille? Si ha tomado cosas de la señorita Black-Weasley, no sería raro que tomara también un anillo de diamantes, que vale más que un estúpido plumón y una bufanda... ya que él no nos quiere decir, tal vez sea hora de que usemos otros medios.

Maxence no pudo evitar tornar los ojos en blanco al escuchar la voz de Lyubomir para hablar

—: En primera yo no tome ese estúpido anillo —encaro a Asen que lo miro con la ceja alzada por el porte tan defensivo que tenía el menor—, en segunda, estoy demasiado seguro que cualquier cosa de Anired vale mucho más que lo que usa Domerling—Stella lo miro completamente ofendida—, y por último, tengo esas cosas porque Anired me las dio—tal vez mentía un poco en la parte del plumón, ya que él se lo había quitado, pero la azabache lo vio muchas veces entre sus cosas y nunca hizo un ademan de recuperarlo o tan si quiera pedir que lo devolviera—, no le he robado nada a nadie.

—Ciertamente, la señorita Black-Weasley y Maxence solían pasar mucho tiempo juntos —comento Camille viendo a Asen—, es normal que él tenga algunas cosas de ella ¿no? Aparte, Anired nunca hizo alguna mención sobre que alguien hubiera robado sus cosas, los rumores circulan rápido y los habríamos escuchado.

Asen chasqueo la lengua para observar a los dos rubios con desdén.

—Aun, así —tenía la varita en su mano paseando la mirada de Amalie a Maxence—...ya me cansé de estos estúpidos juegos, D'Acanto, me dices de una vez donde escondiste el anillo de Stella o juro que te voy a hacer hablar a mi manera —los ojos de Lyubomir se posaron en Camille—, te dije que debías de tener mano dura con tus estudiantes o terminarían siendo unos ruines criminales, como este sucio ladrón...aunque bueno... ¿Qué se puede esperar de un sangre sucia?

Camille Dubois estaba a punto de saltar en defensa de Maxence al igual que Amalie, cuando el rubio fue el que contesto.

—¡Yo no robe ese estúpido anillo! ¡Ya ha revisado en todas mis cosas! ¿O acaso es igual de estúpido que sus estudiantes como para no aceptar la realidad? ¡Ellos dos están mintiendo!

El tono de Max estaba lleno de ira, alzaba el mentón y mantenía el cuerpo tenso demostrando que ni siquiera la gélida mirada o la punta de la varita de Asen Lyubomir lo intimidan, aunque esa era una simple máscara, pues sabía que no tenía ninguna oportunidad frente a él, y lo peor es que todos confiarían en la palabra del Director de Durmstrang y no en la suya.

—D'Acanto, no sé qué te crees, pero te voy a enseñar un poco de modales...

Camille tomo su varita dispuesta a frenarlo, pero antes de que tan siquiera alguno se moviera la puerta se abrió de forma estrepitosa y una voz llena de enojo interrumpió todos los planes de Asen, Deyan intercambio miradas llenas de confusión pues estaban seguro que nadie más que los involucrados sabían lo que sucedía en esos momentos.

Amalie nunca se había sentido más feliz y aliviada de distinguir esas dos personas que entraban al despacho de Madame Dubois.

—¡Deja de apuntarle con tu asquerosa varita! —el mayor se notaba completamente enojado, se acercó con paso fuerte a Maxence para tomarlo del hombro y hacer que terminara detrás de él, quedando frente a Lyubomir— ¡No quiero volver a ver o enterarme que has amenazado a Maxence o Amalie de esa manera, o juro que me encargaré con mis propias manos de ti!

Maxence estaba pasmado ante eso, de todas las personas nunca pensó que él llegaría de esa manera y mucho menos que lo defendería sin siquiera dudarlo, parecía completamente molesto, tanto que incluso su rostro tenía una tonalidad rojiza y mantenía una posición de ataque sujetando la varita firmemente contra el castaño que chasqueo la lengua ante las palabras.

Todos se encontraban completamente confundidos por la presencia de esos dos varones, Amalie alzó la mirada al sentir como la tomaban de los hombros y la alejaban unos centímetros, reconoció de inmediato al mayor que le sonrió cálidamente dejándola detrás de su espalda de forma protectora, no pudo sentirse más agradecida con ellos dos que al parecer estaban para defender a Maxence.

—No te metas en lo que no te importa, Lyssandre —vio con desprecio al rubio mayor, al verlos juntos se daba cuenta que eran como dos gotas de agua, incluso con la expresión de enojo en sus rostros era aún más que parecidos —...lárgate de aquí, son asuntos de nuestros colegios...

Asen volteo a ver al otro varón al escuchar una risa llena de burla, no pudo evitar fruncir el ceño al reconocer al pelirrojo que mantenía los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿He dicho algo que le cause alguna gracia, señor Black-Weasley?

Fred asintió sin borrar la sonrisa.

—De hecho, recordé algo demasiado gracioso...la vez que mi hermosa esposa lo golpeo en el rostro —se encogió de hombros—...espero que recuerde la advertencia que le dio, dudo mucho que a Anirak le haga algo de gracia saber que ha amenazado con la varita a este muchacho —observo a Max que a pesar de tratar de mantenerse con esa máscara de que nada le afectaba, parecía completamente asustado por lo que pasaría—...no son los modos, Lyubomir...

La directora de Beauxbatons notaba la enorme tensión entre los tres varones, al parecer solo era cuestión de tiempo para que iniciarán duelo por lo que decidió intervenir.

—Señores —se aclaró la garganta parándose en medio—...les pido que guarden la calma, ya que no les están brindando un buen ejemplo a estos cuatro alumnos que se encuentran presentes, lo mejor es que hablemos antes de provocar algún accidente...

Lyubomir observó a Fred y Jerome, pasado unos segundos decidió bajar la varita ya que a pesar de ser un buen mago sería casi imposible batirse en duelo con ellos dos, que eran conocidos por su práctica en duelos.

El pelirrojo observó al rubio mayor que solo asintió y posteriormente guardaron las varitas en su bolsillo respectivamente, Camille al ver que parecían un poco más serenos decidió continuar.

—No es que me moleste su interrupción, Señor Black-Weasley, Señor Delacour, pero me gustaría saber el motivo por el cual están aquí.

Fred fue el primero en hablar.

—Nos hemos enterado de las acusaciones contra Maxence, por lo que hemos decidido venir de inmediato —le sonrió a Max que solo se mantenía serio sin comprender como es que se enteraron tan rápido—... espero, que no hayamos llegado demasiado tarde...

Jerome decidió continuar.

—Siendo una acusación de robo es necesario que me presenté como el Director de Seguridad Mágica...

Asen alzó la ceja y le lanzó una mirada a Deyan, que solo se encogió de hombros dándole a entre que ni él ni Stella le habían comentado de esto a nadie.

—No hemos aún solicitado el apoyo del departamento de Seguridad Mágica para el traslado del joven D'Acanto a Azkaban...

Jerome sonrió de forma torcida, Amalie y Maxence se miraron asustados al escuchar el nombre de la presión mágica.

—No vine por el traslado, Lyubomir —miro de soslayo a Stella, que se sintió intimidada por el brillo tan frío en los penetrantes ojos azules que parecían un cubo de hielo —...veo que lo han estado interrogando e incluso revisando en sus cosas...

—Debemos de hacer todo lo posible por encontrar el anillo y el joven sigue sin cooperar...

—Le he repetido demasiadas veces que yo no tome esa baratija —escupió Maxence viendo sobre el hombro de Jerome—...yo no robe nada...

Jerome vio a Asen por unos segundos y continuo de forma sería

—: Te recuerdo que para un interrogatorio con esa clase de acusación es necesario que estén presentes los padres, representantes o guardianes de los estudiantes imputados—ambos varones tenían un duelo de miradas, pero ninguno parecía quedar ceder—...y lo que has hecho, desde revisar sus cosas hasta interrogarlo hostigando con tus preguntas, y peor aún, amenazar con la varita es ilegal.

Asen frunció el entrecejo, Camille los observaba y no negaría lo aliviada que estaba por esa intervención.

—La madre de los jóvenes D'Acanto es muggle ¿No es así, Madame Dubois?

Camille asintió.

—Sí, ellos provienen de un hogar muggle...

—En ese caso, la señora no podría ser traída aquí para presenciar el interrogatorio, y en todo caso ellos no tienen un representante o guardián, por lo que ese puesto lo tomaría Camille Dubois, la directora de Beauxbatons —observo a la mujer para volver a Jerome —, que como notará se encuentra aquí presente.

Jerome vio a Fred que solo movió la cabeza, así que el rubio prosiguió.

—Los jóvenes D'Acanto si cuentan con guardianes o representante legales, como gusten llamarlos...

Los gemelos D'Acanto se notaban completamente confundidos, ya que no lograban comprender nada sobre guardianes o representantes legales.

—Mira sus caras—apunto Lyubomir a los adolescentes notando los rostros—...se nota que no tienen ningún guardián...

—En eso se equivoca, Director Lyubomir —Fred lo interrumpió sacando del bolsillo interno del saco que portaba un pergamino perfectamente doblado—...ellos si tienen guardianes, y aquí está el documento oficial —se acercó a Camille para extendérselo, ella de inmediato lo tomo—...madame Dubois, si pudiera verificar la veracidad de este documento se lo agradecería, notará que todo se encuentra en orden.

Asen miro expectante a la mujer al igual que todos los presentes, ella de inmediato leyó el documento, notando que tenía todas las firmas correspondientes, incluso de la señora Crystal D'Acanto, la madre de los menores.

Este documento avala y esclarece que los representantes legales, o mejor conocidos como guardianes, de los jóvenes: Amalie D'Acanto y Maxence D'Acanto son: Zibelth Anirak y Frederick Gideon Black-Weasley —hizo una pequeña pausa, Asen no pudo evitar soltar una maldición en búlgaro dándose cuenta en lo que se estaba metiendo—, y que en cualquier situación independiente del grado o país donde se ejecute, la familia Black-Weasley responderá por ellos dos —termino de leer viendo al Lyubomir—, contiene todas las firmas necesaria al igual que el sello del ministerio Británico, Francés y Alemán al igual que las firmas de los ministros, por lo que es un nombramiento oficial.

Jerome sonrió para sus adentros, agradeciéndole tanto al matrimonio Black-Weasley como a su hermana por haber logrado convencer a Crystal D'Acanto de firmar ese nombramiento, él no podía ponerse como guardián al ser Director del Departamento de Seguridad Mágica y porque solo era cuestión de tiempo para terminar de confirmar sus sospechas.

Había confiado nuevamente en los Anirak y Fred como anteriormente lo hizo cuando dejo a Louis-Philippe al cuidado de ellos dos, sabiendo que estarían a salvó por todos los medios.

Tan bien pudo poner a su hermana y cuñado, pero desde hace tiempo se había dado cuenta de la rivalidad de Deyan y Maxence, por lo que era más que evidente que Asen Lyubomir respaldaría a ese mocoso, supo que necesitaba alguien con más poder que el director de Durmstrang y era bien sabido que la única familia con influencias en todo el mundo mágico era la de los Black.

Estaba dispuesto a proteger a esos dos gemelos rubios por todos los medios y con todo lo que estuviera en su poder.

—Creo que con eso está todo más que claro —Jerome sonrió con superioridad —...entonces, ahora que uno del representante de Maxence se encuentra en este lugar podemos continuar con el interrogatorio —se detuvo viendo a Asen—, sabes muy bien que todo lo anterior no se tomara en cuenta, ya que no fue legal.

Lyubomir soltó un gruñido lleno de molestia, odiaba que Delacour fuera tan entrometido, de todo lo que planeaba nunca paso por su cabeza que esos dos harían acto de presencia, estaba seguro que nadie más sabría lo que sucedía y de lo que estaban acusando a Maxence D'Acanto...entonces...

¿Cómo fue que Fred Black-Weasley y Lyssandre Delacour se enteraron y llegaron en el momento exacto?

Al parecer tenía un soplón a su lado, por un momento pensó en Stella Domerling, pero esa tonta chica no haría nada sin que Deyan se lo pidiera, parecía ser una especie de juguete que solo actuaria bajo las órdenes del Granger-Krum.

—Madame Dubois —hablo el pelirrojo viendo a la francesa —... ¿Me podría explicar que ha sucedido y por qué están acusando a Maxence?

Amalie y Maxence miraban expectantes y no negarían que la tranquilidad había llegado a sus cuerpos al darse cuenta que tenían de su lado a ellos dos, quizá de esa forma las cosas no resultarían peor.

Deyan maldecía internamente, sin lograr entender cómo se enteraron, nunca pensó que algo como eso sucedería.

Camille Dubois se aclaró la garganta para comenzar a explicar

—: El Director Lyubomir se presentó en mi oficina acompañado del Señor Granger-Krum y la Señorita Domerling, venía muy enojado ya que el anillo de la mencionada había sido robado, y al parecer Deyan observo quien lo tomo—la mirada recorrió a Maxence que aún se encontraba detrás de Jerome—, el joven dijo que vio claramente como Maxence D'Acanto sacaba el anillo de la mochila de Stella durante la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, pues ella se lo quito para no dañarlo o ensuciarlo.

Deyan desvió la mirada cuando los gélidos ojos del padre de su novia se detuvieron sobre él, como si supiera la gran mentira que estaba diciendo.

—Es un anillo de alto valor tanto monetario como sentimental, ver a mi alumna tan mal me destruyo —explico Asen sin ningún rastro de sentimiento o expresión en la cara —, de inmediato tuve que tomar cartas en el asunto—la mirada del mayor encontró la de Jerome tratando de retarlo—, y es evidente que alguien como este alumno lo podría hacer —comento con desdén—, no es novedad que se meta en peleas, incluso McGonagall lo mando a traer por estar fumando a los alrededores...toda la pinta de un vil y sucio criminal, lo único que le faltaba era robar...

Jerome escucho el gruñido de Maxence y vio como Amalie parecía apunto de refutar de no ser porque Fred le pidió que mantuviera la calma.

—El hecho de que fume no quiere decir que sea un criminal, creo que la mayoría lo hemos hecho, aunque sea una vez en la vida —paso la mano entre su cabello, le era demasiado difícil controlarse y no saltar sobre de Lyubomir al escucharlo hablar así del menor, definitivamente haría que se tragara todas sus palabras—, y sobre las peleas, me imagino que habrá un motivo ¿no es así, Maxence? —Max solo asintió, no esperaba que Delacour lo justificara—. Escuche que la última fue porque uno de tus alumnos estuvo hostigando a Amalie, un comportamiento demasiado deplorable para alguien que está bajo tus reglas ¿acaso eso es lo que enseña Durmstrang?

Asen apretó la mandíbula.

—No tenía idea de eso, hablare con mis alumnos para que tengan más respeto...pero, por favor, no desviemos la atención del verdadero problema aquí.

Jerome miro a la castaña que aun sollozaba, mientras Deyan trataba de consolarla, notaba como él evitaba por todos los medios toparse con su mirada o con la de Fred, haciendo más evidente que algo ocultaba.

—¿Han buscado bien el anillo? —el rubio mayor enarco la ceja—...a lo mejor la señorita Domerling lo guardo en cualquier otro lugar o incluso se encuentre aun en su mochila y no lo haya visto, sería mejor que lo vuelva a buscar entre sus cosas.

Deyan se mordió la lengua, y pellizco el brazo de la castaña con suma discreción, Stella lo observo notando el movimiento que realizaba con los ojos, dejándole entender lo que debía de hacer, así que solo movió la cabeza suavemente.

El llanto de Stella fue más fuerte y sorbió por la nariz.

—¡Ese anillo me lo regalo mi difunta abuela, es una reliquia familiar! —sorbía la nariz y Deyan le frotaba la espalda—... ¿C...cómo creen que no tendría cuidado en algo tan importante? ¡Nunca sería descuidada con ese anillo, es lo único que me queda de ella!

Maxence en otra situación habría estallado en una enorme carcajada, ya que el marcado acento búlgaro combinado con la voz gangosa debido al llanto provocaban un sonido demasiado gracioso, lo más divertido eran los ojos hinchados que se figuraban a un sapo, sin duda, sería una escena que Anired disfrutaría demasiado...cuando pensó en la azabache no pudo evitar sentirse tan vacío, cada día la extrañaba un poco más.

—Puede, que debido al estrés por no encontrarlo no haya buscado bien —comento Fred sin tragarse la escena frente a él—...sería recomendable que buscara esta vez con más calma.

—Tío Fred—la voz de Deyan llamo la atención del pelirrojo que enarco la ceja dándole a entender que lo escuchaba—, yo vi como lo tomaba de la mochila de Stella, estoy completamente seguro que él lo tomó, sé que tal vez lo traten de defender por el lazo de amistad que compartía con Anired, pero incluso tenia cosas de ella en la mochila, estoy demasiado seguro que las robo al igual que el anillo de Stella.

—¡Yo no robe esas cosas! —repitió Maxence demasiado cansado con la situación—, ella me las dio, Anired sabe muy bien que las tengo...deja de decir tantas estupideces, Deyan, solo hablas de cosas que no sabes.

—¿Se dan cuenta? —cuestiono Lyubomir, enojado por la actitud de Max —...hasta su forma de hablar con todos...este muchacho no tiene nada de educación, se nota que creció en un sucio barrio de muggles...

—No entiendo su interminable odio a los muggles o hijos de muggles —recrimino Fred—, le recuerdo que su alumno favorito es hijo de Hermione Granger, una hija de muggles, y usted, Director Lyubomir, parece tener un enorme respeto por su ministra ¿no es así?

Asen desvió la mirada, Deyan se quedó en silencio ante la respuesta que no esperaba.

—La señora Granger-Krum no tiene nada que ver en esto...

—Estoy demasiado seguro que a la ministra Granger-Krum no le gustaría saber que están acusando a alguien de robo sin las pruebas suficientes, y peor tachándolo de criminal por tener una madre muggle —Jerome cruzo los brazos sobre su pecho, dejando que la tela azul oscuro del saco se tensara contra su cuerpo resaltando los músculos—, tal vez sea necesario que la llamemos, para que la acusación se haga de forma seria.

Lyubomir se daba cuenta que era difícil enfrentarse a ellos dos, si fueran otras personas con facilidad habría logrado intimidarlos, tal como Dubois, pero con los dos varones era distintos, parecían saber cada movimiento que haría y como contrarrestarlo.

—Dudo que la ministra tenga tiempo para una cosa como esta, solo queremos que Maxence entregue el anillo, lo que suceda después dependerá de madame Dubois —hizo una pausa viéndola—, aunque un castigo ejemplar, como la expulsión sería muy bueno para que aprenda a respetar lo ajeno.

—Dudo mucho que eso sea necesario, no es nada creíble que Maxence haya hurtado el anillo como ustedes lo acusan...sin ofender, señorita Domerling —Fred observo a Stella y después a Lyubomir—, pero el joven D'Acanto ha estado demasiado cerca de cosas con un mayor valor adquisitivo que le serían mucho más fácil tomar, dudo que él se arriesgaría tanto...por un simple anillo.

—¡Era un anillo de puros diamantes!

Grito Stella entre sollozos, Deyan se alejó un poco ya que el tono tan agudo de la voz de Domerling resulto molesta.

—Bueno, si lo importante son los diamantes pagare por ese dichoso anillo —ofreció el Black-Weasley—, incluso pagare el triple de lo que cuesta, siempre y cuando quiten esas acusaciones contra Maxence D'Acanto.

Los dos D'Acanto lo vieron sin creer lo que decía, al igual que Camille y los búlgaros, ya que sería una suma demasiado grande de dinero.

—Lo único que queremos es que el culpable obtenga su merecido —Lyubomir lo miro con odio—...no el dinero...

Amalie se encontraba completamente cansada por todas las acusaciones hacia su gemelo, por más que todos trataban de defenderlo, los pertenecientes a Durmstrang parecían empeñados en que aceptara la culpa, aunque ni siquiera hubiera rastro del dichoso anillo.

Veía como el Director de Seguridad Mágica la observaba, parecía pedirle que mantuviera la calma, pero ya no pudo más.

—¡¿Cuándo van a entender que mi hermano no tomo ese anillo?! —soltó llamando la atención de todos que voltearon a verla, Maxence solo la miraba tratando de decirle que no se metiera por temor a que Lyubomir se la tomara en contra de ella, ya no quería meterla en más peligro, pues era suficiente con las advertencias de Deyan—... ¡Ya le han revisado todas las cosas, e incluso el dormitorio y no hay ningún rastro! ¡Por Dios, ni que se lo hubiera tragado! — los afilados ojos azules observaron a Stella y Deyan—...en todo caso ¿Por qué no buscan en las cosas de Deyan? ¡Él siempre está cerca de Stella, le sería mucho más fácil tomarlo!

—¡Yo no tome ese anillo, fue Maxence el que lo tomo!

Respondió Deyan con enojo.

—¡Él único que lo vio fuiste tú! ¡De ahí en fuera nadie más se dio cuenta, estábamos rodeados de gente durante la clase, incluso había más alumnos de Durmstrang en ese momento y tú eres el único que está aquí acusándolo! —Dubois le pedía que se mantuviera la calma, ya que ambos alzaban la voz y parecían apunto de gritarse improperios— ¡Tal vez tú lo tomaste y quieres acusar a mi hermano, todos sabemos que lo odias!

El castaño la veía con un enorme odio, que si sus ojos fueran dagas ya la habría atravesado por completo, observo por unos segundos a Maxence, pero él ni siquiera se movió o le pido a Amalie que cerrara la boca.

—¡Por Merlín, Señorita! ¡¿A caso no tiene modales?! —cuestiono Lyubomir alzando la voz para que la rubia guardara silencio— ¡Esto es algo que no le concierne! ¡Ni siquiera debería de estar aquí y mucho menos discutiendo con Deyan, el cual solo trata de que se haga justicia por su amiga! ¡Tal vez debería de aprender de la señorita Domerling que se mantiene al margen y solo se le habla cuando se le pide!

—¡Deja de alzarle la voz! —ordeno Jerome con el rostro lleno de enojo—...¡Ella está en todo el derecho de defender a su hermano de acusaciones tan nefastas como estas!...y ¡Ya es suficiente de todo estos estúpidos juegos! —los ojos azules del Delacour fueron directo a Stella para sonreír con un aire de hipocresía, siempre había sido bueno en darse cuenta cuando la gente mentía o cuando el llanto era falso como el de esa chica —, ya han revisado en el dormitorio y la mochila de Maxence, creo que es hora de que busque bien en su propia mochila...ya sabe...algunas veces las cosas pueden perderse entre los libros...

El rostro de Stella palideció y de inmediato vio al director búlgaro en busca de ayuda, no podía dejar que revisara su mochila o todos se darían cuenta de que estuvo mintiendo todo ese tiempo.

Lyubomir soltó un bufido y negó manteniendo el porte de serenidad, pero también una posición con la espalda recta, mentón alzado que siempre le servía para intimidar a los demás, pero al parecer con Jerome no funcionaba, y en esos momentos tampoco con los D'Acanto que se encontraban respaldados por el Black-Weasley que veía todo con aires de diversión.

—Stella es la víctima en esto, no es justo que la hagan hacer algo como eso —mascullo tratando de ayudarla y evitar que revisaran las cosas de la castaña—, ya la han sobajado demasiado como para que ahora duden de su palabra, tan solo miren el estado en el que se encuentra.

—Asen, debemos de buscar en todo lado —aseguro Jerome—, yo mismo me encargare de buscar en cada parte donde pueda estar el anillo hasta que aparezca, y como ya han revisado todas las cosas de Maxence, debemos de seguir con las de Stella, para eliminar todos los lugares posibles.

Jerome notaba como Lyubomir ya no parecía tan seguro como hace unos minutos, se notaba que no esperaba que fuera a pedir algo como eso.

—En ese caso ¿Por qué no empezamos con las cosas de la Señorita Amalie? —cuestiono Asen, de esa manera lograría tener un poco de tiempo para deshacerse del anillo—...puede que Maxence se lo haya entregado a su hermana...sería una fuerte sospechosa.

—Iniciaremos con las cosas de Stella —señalo la mochila que estaba al lado de Domerling que veía todo expectante al igual que el reconocido jugador de Quidditch—, si no lo encontramos seguiremos con las cosas de Amalie, después las de Deyan y así hasta encontrarlo, sin duda tendrá que aparecer en algún lugar.

Asen observaba expectante a Jerome sabiendo que por más que lo intentara no cambiaría de idea, y sería peor si llegaba a involucrar a algún ministro.

—Señorita Domerling —hablo Dubois acercándose a ella —, por favor saque todas sus cosas y vaya poniéndolas en el escritorio como lo hizo el joven D'Acanto.

Jerome tomo su varita y con un sencillo movimiento hizo que todas las cosas del rubio volvieran a la mochila que froto hasta Max, él inmediatamente la tomo asegurándose que todo se encontrara en orden.

Amalie no pudo evitar sonreír al ver como el rostro de Stella pasaba por distintos colores cediendo finalmente a aquello que le pedían, Deyan se mantenía completamente serio al igual que Asen observando como la castaña sacaba las cosas lentamente, como si tratara por todos los medios llegar al final.

Jerome y Fred se acercaron para ver todo más de cerca, observaron distintos pergaminos, libros, plumas, un suéter entre otras cosas que no resultaron nada importantes.

—¿Lo ven? —cuestiono Lyubomir mientras apretaba el hombro de Stella en señal de ánimo—...el anillo no está aquí.

Jerome negó acercándose y extendiendo la mano.

—¿Me permite su mochila, Señorita Domerling? —veía como la menor volteaba a ver a Asen buscando que le dijera que responder —...solo será por un par de segundo ¿o acaso hay algo que no quiere que veamos?

Lyubomir cada día odiaba más a ese entrometido rubio, que solo metía las narices donde no le importaba, muy a su pesar y maldiciendo para el mismo asintió dándole a entender a Stella que entregara la mochila que lo hizo de mala gana.

El Delacour la tomo sacando unos cuantos pedazos de papel, todos veían con suma curiosidad como si no quisieran perderse nada de lo que pudiera suceder, Jerome vacío todas las bolsas para después colocarla de cabeza y agitarla por varios segundos.

Maxence y Amalie tenían la misma expresión llena de sorpresa cuando un pequeño tintineo se escuchó en el momento que el pequeño aro golpeo contra la mesa de madera que fungía como escritorio.

Stella busco la mirada de Deyan y del Director para pedir ayuda, ellos se veían de reojo tratando de pensar en una buena excusa.

—Señorita Domerling —Jerome tomo el anillo entre el dedo índice y pulgar observando los dos pequeños diamantes que apenas y brillaba — ¿Sabe que tratar de inculpa a alguien de un robo está penado?

—Yo...yo —tartamudeo varias veces Stella asustada por lo que podría pasar, ya que nunca espero que el Departamento de Seguridad Mágica se involucraran—...le juro que no estaba ahí... ¡Deyan vio a Maxence tomarlo!

—Al parecer todo fue una pequeña confusión —menciono Lyubomir tratando de restarle importancia al asunto—...Deyan probablemente habrá visto mal y creyó que el joven D'Acanto tomo el anillo, son cosas que pasan...

—¡¿Cosas que pasan?!—cuestiono de manera alterara Dubois por todo el escándalo que habían provocado — ¡Por sus acusaciones casi alguien inocente pudo ser castigado! ¡No es solo una pequeña confusión!

Asen paso la lengua dentro de su mejilla haciendo un extraño movimiento que fue demasiado notorio.

—¡Por Merlín, mujer! No exageres, ya nada paso y todo fue solucionado, cualquiera podría confundirse, no te alteres por estupideces.

Maxence prefirió no meterse más, últimamente ya tenía demasiados problemas como para ponerse al tú por tú con Lyubomir.

—No creo que sea una exageración —Fred lo veía con un rostro completamente estoico, ya que al menos esperaba que él se disculpara con el rubio—...acusaron a alguien que ni siquiera tomo el anillo... Deyan... ¿No qué viste como lo tomo?

—Tal vez—murmuro el castaño viendo el escritorio evitando enfrentar a los demás—...me confundí...y no vi bien... fue un error...

—Espero que así sea —el pelirrojo trataba de leer las expresiones del novio de su hija, pero era demasiado difícil ya que no alzaba el rostro—...dudo que tus padres te hayan educado de esa forma ¿verdad? Hermione y Viktor nunca mentirían de esa forma.

—Lo sé, tío...

Susurro Deyan, algo dentro de él le decía que Fred sabía muy bien que mintió y que todo fue inventado para inculpar a Maxence, lo que más le asustaba era que les contara a sus padres.

Jerome se aclaró la garganta para que le prestaran atención.

—Creo que lo mínimo que podrían hacer...es pedirle una disculpa a Maxence ¿No crees, Asen? —alzo la ceja con gracia viendo al búlgaro mayor que alzo las comisuras de los labios formando una extraña mueca de desagrado —...sería lo más justo, seguro que a tus alumnos los habrás enseñado a asumir sus errores siendo el director, tú das el mayor ejemplo.

Lyubomir no parecía nada de acuerdo con la petición de Jerome, pero al darse cuenta del nivel de problemas en los que se estaba metiendo por culpa de esos dos idiotas que tenía como tarados, decidió hacer lo que el Delacour pedía.

—Deyan, Stella—los nombrados voltearon a verlo sin creer lo que los haría hacer —...el Director de Seguridad Mágica tiene razón, le debemos una disculpa al joven D'Acanto por tal acusación, se ha demostrado que todo fue un error.

—Pero...

Stella iba a contradecir y al sentir el codazo que le daba Deyan decidió guardar silencio, aceptando que tendría que ceder a lo que decían, si quería evitar un regaño aun peor por haber arruinado todo, definitivamente debió de esconder ese tonto anillo en cualquier otro lado, al menos agradecía que nadie hubiera notado que se trataba de diamantes falsos o seria aun peor la humillación.

Con el orgullo por los suelos los jóvenes búlgaros terminaron disculpándose forzada y falsamente, Asen solo se disculpó con Camille Dubois y con Fred Black-Weasley— ya que al ser el guardián de los D'Acanto debía de mostrar un poco de respeto, más que nada solo por ser miembro de la familia que lo podía hundir en un abrir y cerrar de ojos—, el mayor no les dijo nada a los gemelos rubios para salir a los pocos segundos dejando a la directora de Beauxbatons con los cuatro alumnos y los dos adultos.

Jerome al notar como salía el castaño de forma inmediata fue tras él, siguió sus pasos por varios segundos hasta que ambos terminaron alejados varios metros del carruaje de la escuela francesa.

—¿Para qué me estas siguiendo, Lyssandre?

Cuestiono Asen deteniendo los pasos y girando para encarar al rubio que se mantenía con un porte firme demostrando que no le tenía ni una pizca de medio, por el contrario, Asen podía notar que mantenía un aura defensiva y amenazante.

—¿Crees que me trago que fue un error lo del anillo? —los ojos profundamente azules brillaban como si se tratara de dos zafiros, eran tan expresivos demostrando el gran enojo que albergaba —, nunca crei que fueras capaz de hacer algo tan sucio y vil, trataste de meter en graves problemas a un adolescente que nada te ha hecho.

—Pareces preocuparte mucho por ellos ¿no? ¿A caso tienen algo que ver contigo? —hizo una pausa analizando cada expresión de Jerome, pero Delacour parecía esconderlas muy bien—...es demasiado extraño que la familia Black-Weasley haya sacado la cara por dos adolescentes que apenas han conocido...y tú tienes un especial interés en ellos —Lyubomir sospechaba demasiado del parentesco que los unía, pero no negaría que ansiaba que eso no fuera real — ¿Qué escondes, Delacour?

—Son cosas que no te conciernen—mascullo—...no sé qué es lo quieres de ellos, pero deja de hacer tantas estupideces.

—¿Y si no lo hago? ¿Qué vas a hacer? No tienes ninguna prueba que compruebe de lo que me acusas —chasqueo la lengua sonriendo cínicamente—...y dudo que tu palabra valga mucho más que la mía...al fin de cuentas, sigues siendo el hijo de Pierre Delacour, no es novedad que tú resultaras igual que él.

Jerome mantenía su compostura, sabía que arrojaba esos comentarios para provocarlo y que atacara primero, teniendo así una manera de tirar toda su mierda en contra de él y tratar de desprestigiarlo frente a todos.

—Tú y yo no somos de la misma calaña, Asen, eso que te quede muy claro —los labios del rubio se curvearon en una pequeña sonrisa dándole un aire aún más amenazante y retador —...hablo en serio, Lyubomir, mantente lejos de Maxence y Amalie, y más te vale que Deyan haga lo mismo, ya estoy llegando a mi límite de sus tontos jueguitos...

—¿Por qué lo haría? ¿Solo por qué tú lo dices?

Jerome negó suavemente y lo vio por unos segundos.

—Asen—la voz de Jerome no tenía ningún rastro de su característica amabilidad —...no te acerques a ninguno de ellos o juro que voy a destruirte de todas las formas posibles.

Lyubomir no entendía nada, pero Jerome Delacour nunca le había dado tanto miedo como en esos momentos, resultaba demasiado aterrador y lo peor es que sus palabras no parecían ser solo promesas vacías, sino algo demasiado serio.

—Hablo de manera muy seria, Asen, no te imaginas de lo que soy capaz de hacer si vuelves a intentar algo en contra de Maxence o de Amalie, así que mantén tu distancia al igual que ese mocoso.

Asen negó viéndolo con altanería y un gesto de burla, tratando de borrar la sensación de miedo que lo recorría.

—Si ellos no se metieran en cosas que no les concierne yo no tendría que tomar medidas drásticas.

Los adultos parecían a punto de dar inicio a una pelea, de no ser porque Deyan y Stella hicieron acto de presencia, trataban de comportarse de manera amable con Jerome, pero se notaba que fingían, se despidieron dejando solo al Delacour que decidió tomarse unos minutos para caminar por los jardines del castillo tomando un poco de aire buscando la manera de relajarse.

No había querido intervenir en los asuntos de Maxence y Deyan, siempre tratando de mantenerse al margen, pero cuando Fred le mostro la nota que decía claramente lo que planeaba Lyubomir no dudo ni un segundo en partir rápidamente a Hogwarts, odiaba que Asen se aprovechara de su poder en el mundo mágico para intimidar a quien fuera, especialmente de esos dos adolescentes que al parecer eran sus hijos.

Para Jerome no existía ninguna duda del lazo que compartían, Crystal seguía un poco reacia en aceptar la prueba de paternidad, pero finalmente le había pedido tiempo para hablar con los gemelos y tratarles de explicar la situación.

Él no deseaba perder más tiempo del que ya estaba perdido, quería reconocerlos como sus hijos y que supieran que pasara lo que pasara siempre lo tendrían a él, al igual que buscaría como protegerlos, no permitiría que nadie los volviera a humillar y mucho menos de esa manera.

Paso la mano entre su cabello soltando un suspiro cansado, debía de tener paciencia, solo era un poco más de tiempo y después haría todo lo que tenía planeado.

Nunca paso por su mente el tener hijos, pero la idea no sonaba tan mal, aunque estaba demasiado asustado...

¿Si no era un buen padre?

O, peor aún ¿Si ellos lo odiaban?

Si, se estaba haciendo demasiadas ilusiones, pero era algo que no podía evitar.

Y sin evitarlo termino caminando hasta toparse con cierto rubio que al escuchar los pasos de inmediato tiro el cigarrillo al suelo para apagarlo pisándolo con la punta del pie cubierta por el zapato esperando evitar el regaño.

—Dudo mucho que a los profesores le haga alguna gracia que tires los cigarros en los jardines.

Maxence reconoció la voz para darse la vuelta y toparse con el Delacour, aun no creía que él lo hubiera defendido, seguía sin explicarse porque se comportaba de esa manera con su hermana y con él.

Aunque cierta parte de él sospechaba la razón del porqué, pero prefería ignorar ese pensamiento pues ya tenía demasiados problemas como para pensar en algo más que lo acribillara comiéndose la cabeza todos los días.

—La recogeré...

Menciono sin saber que más decir, no negaría que se sentía agradecido, ya que sin él y sin Fred habría terminado en una expulsión e incluso había altas probabilidades de ser encarcelado en Azkaban por algo que no había hecho.

—¿Has estado tomando? —Maxence lo vio con confusión—...el aroma...el aroma del Whiskey de fuego es muy fuerte, y lo siento hasta aquí, así que me imagino que has bebido demasiado.

El menor ni siquiera podía negar, tampoco tenía la energía suficiente para discutir o tomar su actitud defensiva como siempre, así que solo desvió la mirada sin responder.

—Tomare tu silencio como un sí —Jerome sabía que no debía de regañarlo, si quería tratar de ganarse un poco de confianza trataría de solo hablar con él o aconsejarlo, hasta que viera que la zona era segura —...no está mal que lo hagas, eres un adolescente, la mayoría a tu edad tomábamos alcohol...pero, trata de no excederte —trataba de buscar las palabras correctas evitando sonar como un sermón—, no dejes que sea el alcohol el que controle tu vida o tus decisiones, porque en estado de ebriedad no se toman las mejores.

—¿Por qué me defendiste? —soltó de golpe—...nunca he sido exactamente amable o respetuoso contigo...y tú siempre pareces serlo conmigo ¿Por qué?

—No iba a dejar que un adolescente inocente terminara expulsado o en Azkaban por ser acusado injustamente.

—¿Y por qué Fred y tú confían en mí? Casi ni me conocen... ¿Por qué estaban tan seguros de que no lo tomé?

Volvió a cuestionar, esta vez encarando a Jerome, de nuevo las ganas de vomitar se hicieron presentes dándose cuenta del gran parecido entre ambos, y ese lado que trataba de callar volvió a resonar en su mente con la pregunta:

¿Y si es tu padre? Las probabilidades pueden ser grandes...

Era como escuchar a la menor de los Black-Weasley cada que sacaban ese tema a flote, ese tema que tanto evitaba.

Jerome vio por unos segundos el cielo y luego volvió la mirada a Maxence sonriendo de una forma que resulto demasiado paternal.

—Confió en ti—Max no comprendió porque se sintió tan bien escuchar esas palabras salir de la boca del mayor—...porque me recuerdas demasiado a mí a tu edad, es como verme en un espejo...tal vez somos más parecidos de lo que crees...

La nostalgia se hizo presente en Delacour al ver a Maxence, el menor portaba el uniforme azul de Beauxbatons, tal y como él a los diecisiete, tenían esa mirada tan azul característica de los varones Delacour e incluso hasta las facciones eran demasiado parecidas, era como estar viendo una de sus viejas fotografías en el instituto.

Maxence era una mezcla de emociones, la ansiedad se hacía presente tan fuerte que decidió desviar el tema, no quería que le recalcaran más el parecido, deseaba seguir evitando esas conversaciones, aunque si quería saber la verdad tarde o temprano tendría que hacerlo.

—Okey, tú dices que confías en mi por el parecido que tenemos ¿Y Fred? ¿Por qué incluso su familia parece respaldarnos más de la cuenta?

Jerome se encogió de hombros para buscar algo en el bolsillo escondido en la parte de dentro del saco.

—Porque Fred confía en las personas en las que sus hijos lo hacen.

—No entiendo —alzo la ceja tal y como lo hacía Jerome, Maxence al notar eso de inmediato la bajo — ¿A qué te refieres?

—¿Conoces a Cyron?

Max asintió, claro que la conocía, era una lechuza tan pequeña que parecía tener el tamaño de su puño con un plumaje completamente negro y contaba con una característica pluma roja en el centro de la cabeza como seña particular, solía burlarse de ella cuando la veía a pesar de ganarse unos cuantos regaños, aunque no negaría que el tamaño de la lechuza le permitía ser demasiado rápida y ágil.

—La diminuta lechuza de Anired... ¿Qué tiene que ver ella en eso?

Jerome mostro aquello que sacó del bolsillo, era un pedazo de pergamino doblado perfectamente.

—Llego con esta nota y al leerla de inmediato partimos hacia aquí —se la extendió a Max—, estaba dirigida a Fred, puedes leerla si quieres...

Con demasiada curiosidad, acepto la pequeña nota para desdoblarla cuidando de romperla en el proceso, una vez que lo logro observo la perfecta y pulcra caligrafía manuscrita, de inmediato la reconoció pues era una letra que amaba ver por lo estética que resultaba y sabia más que bien quien escribió esa nota sin siquiera observar la firma.

"Papá:
Espero te encuentres bien, sé que es muy probable que estés ocupado con asuntos de la tienda, pero te tengo que contar algo demasiado importante. No le quise escribir a mamá, ya que si alguien en el ministerio llega a interceptar a Cyron es muy probable que no se la entreguen porque involucra a Asen Lyubomir.
Estoy segura que me regañaras por mi falta de modales y educación, pero no pude evitar escuchar una conversación que nada tenía que ver conmigo.
Asen y Stella planean echarle toda la culpa de un robo a alguien inocente, para ser exactos del robo de un anillo de "diamantes" —lo pongo entre comillas porque dijo que eran falsos—, el anillo pertenece Stella Lyubomir, no entiendo muy bien el motivo, pero inculparan a Maxence D'Acanto.
Sé que tal vez no conozcamos de mucho tiempo a Maxence, pero independientemente de lo que escuche estoy muy segura que él no robaría nada.
Espero puedas hacer algo, papá.
Te amo, te mando mucho besos.
Con cariño:
—AGBW"

Maxence no evito leer nuevamente la nota y ver las iniciales una y otra vez, a pesar de todo lo que él le dijo...Anired confiaba en que no era un criminal o ladrón como los búlgaros lo llamaron.

¿Por qué ella seguía confiando en que él tenía algo de bueno?

Sintió los ojos escocer y le devolvió la nota a Jerome, que noto de inmediato el rostro y mirada que tenía.

—¿Te encuentras bien?

—Si...tengo que hacer algo importante —explico de inmediato—...yo...ah—soltó un suspiro rascándose la nuca, con Fred fue fácil, pero con Jerome parecía ser todo lo contrario—...gracias...gracias por defenderme, si ustedes dos no hubieran llegado probablemente me habrían expulsado o terminado en Azkaban.

—No tienes nada que agradecer —Jerome veía que parecía ansioso y necesitado por irse, así que opto por no entretenerlo más —, no te metas en más problemas.

—No prometo nada...

Jerome le sonrió, Max solo asintió a forma de despedido para alejarse a forma rápida de ahí.

Mientras caminaba viendo a todos lados en busca de la azabache, recordó cuando la vio en clase de conocimientos muggles, esa marca que trataba de ocultar, reconocía muy bien los golpes pues él había recibido muchos por todas las peleas en las que se metió.

Y al darse cuenta de lo que era capaz Deyan, de acusarlo de robo y de mentir sin ninguna clase de remordiente o incluso amenazarlo cayo en cuenta de algo.

—¡Maldito bastardo!

Mascullo entre dientes, Anired no era tonta como para golpearse y nada le habría deja una marca de esa manera, fue Deyan quien la golpeo, ahora definitivamente la tendría que encontrar.

Necesitaba por todos los medios hablar con ella, aunque no lo quisiera escuchar.

Era un completo idiota, nunca debió de alejarse de Anired y dejarla vulnerable ante Deyan, aunque nunca pensó que sería capaz de dañarla físicamente, esperaba cualquier cosa, pero nada como eso.

La preocupación aumento más al recordar cómo casi se desmaya en clase, de no ser porque él, Alex y Zed la detuvieron habría terminado en el suelo con un fuerte golpe, definitivamente estaba demasiado enferma.

—¿A quién buscas, idiota?

Paso la lengua contra su mejilla golpeándola suavemente en un acto reflejo por enojo viendo al búlgaro frente a él.

—A nadie que te interese...

—Espero no estés buscando a mi novia —recalco la palabra mí, cosa que hizo enojar más al rubio — ¿O qué planeas hacer, Maxence?

—¿Qué es lo que quieres? Me he mantenido alejado de Anired, incluso le dije lo que le dije para que ya no se acercara a mí —la culpabilidad al recordar el rostro lleno de lágrimas de la menor lo recorrió— ¿Qué más quieres que haga? Ya estoy hasta la mierda de ti, búlgaro.

—Ay, Maxence —Deyan sonrió negando—, te lo deje claro, aléjate de Anired, siempre parece que tienes que estar cerca de ella o si no de su familia... ¿O no te queda claro? Pensé que con lo que le paso a Scorpius entenderías, viste que puedo hacer que en cualquier momento su sueño de ser sanador se baña a la mierda ¿no es cierto? Sin dudarlo lo culparon cuando esas pociones se "extraviaron" ...Imagínate que ese rumor salga de Hogwarts ¿Crees que le van a querer dar la licencia de sanador cuando se gradué de Hogwarts? Mucho menos lo contratarían en San Mungo y todo por tu culpa...

—Scorpius no tiene nada que ver en esto...

Odiaba sentirse entre la espada y la pared.

—Entonces mantente al margen, creo que te quedo claro que con tan poco puedo hacer que te expulse, ahora solo te salvaste por poco, la próxima vez no será así...

Max no respondió, Deyan tenía toda la razón, odiaba sentirse atado de manos.

—Y que te quede claro, ni se te ocurra decir algo a la familia de mi novia, o al Director de Seguridad Mágica y mucho menos te acerques a Anired —lo vio de arriba abajo con despacio—, como te lo dije la otra vez, en el Torneo pasado falleció un mago, así que no sería novedad que este año también pase —Maxence se estremeció al entender sus palabras y peor al imaginarse el destino de su hermana —, sería una lástima que Amalie sea la competidora que resulte muerta ¿no crees? Toda una pena...

Usaba un tono de tristeza falsa.

—Aléjate de mi hermana, ella no tiene nada que ver contigo...

Murmuro apretando los dientes, quería borrarle esa estúpida sonrisa de superioridad, lo odiaba demasiado y no podía creer que nadie hiciera nada por detenerlo.

—Entonces mantente lejos de Anired, Maxence...has como si nunca la hubieras conocido —como Maxence no dijo nada paso a su lado palmeándole el hombro—...buen chico.

Deyan sonrió alejándose de ahí dejando completamente enojado a Maxence, tal vez su plan de hacer que lo expulsaran no salió como quería, pero al menos pudo volver a amenazarlo, aunque esta vez no iba con rodeos, haría todo para mantenerlo lejos.

Al menos se alegraba de que el Torneo ya casi acabara y con eso ese idiota volvería al basurero del que nunca debió de salir, así sería imposible que Anired y Maxence volviera a tan siquiera verse.

Al pensar en Anired el enojo lo recorrió de inmediato, escucho la conversación de Maxence y Jerome, de inmediato reconoció el nombre de la lechuza y ato los cabos, pues al parecer fue su "querida" y estúpida novia la que arruino todo.

Al parecer aun aprendía a mantenerse callada y a hacer solo lo que él le dijera.

Con ese pensamiento se dirigió al invernadero, donde seguramente estaría la azabache ya que le tocaba clase de Herbología.

[...]

Deyan al verla salir de Herbología completamente sola, ni siquiera espero que lo saludara para tomarla de la muñeca de forma brusca.

—Ven conmigo.

Ordeno dando inicio a su caminata y arrastrándola consigo.

—¿Qué tienes? ¿Por qué pareces tan enojado?

—Cierra la boca, Anired, no me tienes nada feliz...

Murmuro en una voz lo suficiente audible para que solo ella escuchara ya que comenzó a sentir las miradas de los chismosos, seguramente esperaban que iniciaran a pelear en ese lugar, así que trato de disimular y aminoro la velocidad de sus pasos para que la menos lograra caminar a su lado.

Deyan guiaba el camino ignorando la voz de Anired que le pedía decirle a donde iban o que al menos regresaran al castillo, pero él sabía muy bien a donde nadie los escucharía.

Ambos entraron al barco de Durmstrang, algunos estudiantes saludaron a Deyan que solo movía la cabeza, al menos la mayoría se iba a sus clases dejando el lugar completamente vacío.

Siguió el largo pasillo de los dormitorios de varones hasta detenerse en la puerta de su habitación, Anired no entendía nada, pero debido a su diminuta fuerza y constantes mareos se le hizo imposible soltarse.

Deyan la obligo a entrar cerrando la puerta tras él, lanzo sus cosas lejos y sin esperar a más la grande mano del búlgaro aterrizo en la pálida mejilla derecha provocando que Anired girara la cabeza con fuerza a lado contrario.

—¿Qué demonios crees que haces, Anired? —cuestiono Deyan acercándose a ella — ¿Tanto quieres la atención de D'Acanto que incluso le escribes a tu tío y padre pidiendo que le ayudes? ¡¿Sabes los problemas que me causaras si les cuentan a mis padres?!

Anired era como una muñeca de trapo, cada que estaba con Deyan o trataba de hablar sobre lo que él le hacía un enorme ardor en el dedo anular izquierdo donde portaba la absurda sortija que le entrego el búlgaro la recorría por completo llenando su cuerpo con ese ardor y provocando que no pudiera controlar sus acciones, quedando como un completo títere a merced del castaño.

La azabache no respondió, la garganta la tenía seca y solo pequeñas lagrimas recorrían las mejillas.

—¡¿Qué es lo quieres, Anired?! ¡¿Tanto extrañas a Maxence?!

Deyan se acercó a ella, Anired quería retroceder, le daba demasiado miedo cuando tomaba esa actitud y que hiciera algo aun peor que golpearla o insultar.

—¡¿O es que tanto quieres ser su maldita zorra que buscas por eso un poco de atención?!

Al decir eso Deyan sonrió tomándola de la pequeña cintura, Anired trato de moverse, pero fue en vano, a penas y pudo poner las manos en el pecho de Deyan tratando de alejarlo, pero no funciono.

El castaño la lanzo con fuerza a la cama, acercándose a ella mientras se quitaba el saco y corbata, Anired quería pararse, pero sus extremidades se sentían completamente tiesas, no respondían a lo que decía su cerebro dejándola acostada en la cama.

—Deyan —logro murmurar y las lágrimas se hicieron más notables—...por favor...

—Si tanto quieres ser la zorra de alguien, te voy a tratar como a una.

Él se puso sobre la menor que solo sollozaba pidiendo que se detuviera.

El cuerpo de Anired seguía sin responder, se sentía como si no fuera suyo y solo albergara la conciencia de la menor, pero eso no hacía que las caricias bruscas y sin cuidado de Deyan dejaran de ser asquerosas.

Cada beso, cada toque se sentía peor, Anired deseaba por todos los medios que parara, escuchaba los insultos de Deyan llamándola zorra entre otras cosas más y no pudo evitar recordar aquella noche del baile de navidad.

Por inercia vio la puerta, deseando con todas sus fuerzas que esta se abriera.

Deyan logro romper los botones de la blusa de la más delgada dejándole enormes marcas en el valle de los pequeños senos que eran cubiertos por un sencillo sostén blanco, mientras una de sus manos acariciaba las piernas, arrugo el rostro al sentir lo delgada que se encontraba, pero tuvo que resignarse para continuar.

Anired quería no estar ahí sintiendo esas caricias, de todo lo que espero, no se suponía que su primera vez fuera así, no se suponía que ella no quisiera o no disfrutara.

Las caricias cada vez se sentían peor, no podía parar de llorar a pesar de suplicarle que parara, Deyan solo le decía que se callara e incluso la abofeteo.

Trato de cerrar las piernas al sentir los dedos de Deyan dentro de sus bragas, cosa que no funciono y el dolor se hizo presente a los pocos segundos, ni siquiera estaba lo suficiente lubricada para hacer la tarea más sencilla, provocándole un dolor e incomodidad mayor.

Lo sollozos inundaban la habitación al igual que las suplicas, las lágrimas le nublaron la vista, pero aun volteo a ver la puerta de la habitación como aquella noche del baile de navidad, y no pudo evitar pensar en el rubio.

Maxence...

Deseaba que él entrara, que los interrumpiera como aquella vez y la sacara de ahí, repetía en su mente una y otra vez el nombre de D'Acanto, deseando que de alguna manera la pudiera escuchar, como si eso fuera posible.

Como si sus suplicas fueran escuchadas la puerta del dormitorio se abrió de golpe.

—Deyan—la voz de un hombre y algunas otras se hicieron presentes — ¡¿Qué demonios haces?! ¡Anired está llorando!

El castaño no pudo no responder ya que fue empujado con fuerza, Anired se sintió completamente aliviada por eso, más al sentir como alguien la ayudaba a tratar de ponerse de pie.

—¡Anired, por Merlín! —reconoció la voz, se trataba de JJ —...tienes que salir de aquí....

—Toma, ponte eso...

Alzo la mirada topándose con dos morenas: Valentia y JJ, Romellie le brindo la sudadera que hace unos segundos llevaba puesta para ayudarla a colocársela mientras Alyssa recogía sus cosas, escuchaba a Lorenzo y Deyan discutir, pero estaba tan asustada y nerviosa que no les prestó atención.

—Nired...ven con nosotras.

Ambas chicas la ayudaron a ponerse de pie, Anired con sus pocas fuerzas se logró colocar la capucha bajando la mirada sintiéndose completamente sucia, las dos morenas le ayudaron a acomodarse la ropa y salir del dormitorio dejando a los dos varones solos.

—¡¿Te das cuenta que estabas a punto de abusar de Anired?!

Cuestiono enojado Lorenzo mientras sostenía el cuello de Deyan contra la pared y lo apuntaba con la varita.

—¡¿Abusar?! ¡No digas tanta mierda, Lorenzo! —replico el Granger-Krum tratando de soltarse— ¡Anired solo cumplía con sus responsabilidades como mi maldita prometida! ¡Son cosas que las parejas hacen!

—¡Si, pero no se hacen cuando ella no quiere! ¡Estaba llorando y pidiendo que pararas!

—¡Tú no sabes nada, no entiendes nada!

Lorenzo negó varias veces sin creer a la clase de persona que tenía enfrente.

—¡Claro que sé que ella no quería! ¡Estaba llorando y completamente asustada! —soltó a Deyan de golpe— ¡Deyan la estabas por violar! ¡¿Entiendes lo que es eso?! ¡Que sea tu novia no te da el derecho de forzarla a tener sexo o tocarla sin su consentimiento! ¡Maldita seas, Deyan, si no llego la habrías violado! ¡¿Qué mierda tienes en la cabeza?!

—¡Qué estas exagerando, Anired solo lloraba porque era su primera vez!

—¡Claro que no! —paso la mano sobre su rostro— ¡¿Sabes qué?! ¡Le voy a decir a los hermanos de Anired lo estuviste por hacer! ¡Porque sé muy bien que Lyubomir te va a proteger como siempre!

—¡¿Para qué mierda los vas a meter?! —se acercó de forma amenazante— ¡¿Dónde está mi novia?! ¡La quiero aquí ahora!

—¡Aléjate de ella!

Ordeno Lorenzo frenándole el paso.

—¡Ni mierda, Lorenzo, metete en tus asuntos y consíguete a tu propia zorra, devuélveme a la mía!

Moldovan sin evitarlo más le dio puñetazo en la cara a Deyan que lo descoloco por varios segundos.

—¡Hablo en serio, Deyan, mantente lejos de Anired, y ten por seguro que su familia se enterará de esto!

Deyan sonrió limpiándose la sangre del labio.

—Como si a sus hermanos les fuera importar lo que a ella le pase.

—En serio, que no te conozco, Deyan —Lorenzo lo veía con una enorme decepción—...estoy seguro que tu padre nunca haría algo como eso, sin duda estará demasiado decepcionado de ti al igual que tu madre.

—Cierra la boca, si eres mi mejor amigo deberías de apoyarme —lo acuso—, eres un maldito traidor.

—No, gracias...no quiero ser amigo de un abusador como tú, Deyan—lo vio por unos segundos para caminar a la puerta—, no quiero que me relacionen como alguien como tú, me das asco.

—¡Vete a la mierda!

Grito Deyan lanzando un hechizo, pero fue tarde ya que Lorenzo había salido dando un portazo tras su salida.

[...]

—Anired —llamo JJ viendo a la azabache que solo estaba sentada en la cama en completo silencio sin decir ni una sola palabra—...debes de ir a la enfermería, si no quieres que nosotras te acompañemos le puedo hablar a Regulus o incluso a George Sirius para que ellos te lleven ¿sí?

La menor solo negó viendo a la nada y abrazándose las rodillas, las lágrimas aun recorrían su rostro, lo peor era el dolor en el pecho y garganta que no la dejaban hablar y pedir que trajeran a sus padres, siempre que quería pedir ayuda algo no se lo permitía.

—Anired —llamo Val sobándole la espalda a la menor—, sé que no somos tan amigas, pero por favor, déjanos llevarte a la enfermería, tienes demasiados golpes, incluso la nariz apenas te ha dejado de sangrar...lo mejor es que te revisen y digas lo que te hizo Deyan...

El cuerpo de la menor se estremeció al escuchar el nombre de su novio, le temía demasiado y sin duda, después de esto quien sabe que más trataría de hacerle, deseaba por todos los medios que eso llegara a su final, pero no encontraba la manera.

Al pensar en lo que le hizo Deyan una nauseas inmensas la recorrieron y tuvo que pararse de golpe para ir al baño del dormitorio de Valentia, cerrando la puerta se acercó de inmediato a la taza del baño,

Una vez que alzo la tapa del escusado se colocó en cuclillas, ni siquiera tuvo tiempo a recogerse el cabello para vomitar con fuerza.

El sabor a hierro se hizo presente, sintiendo como pequeñas cosas puntiagudas le rozaban el paladar y la lengua rasgándolo en el proceso al igual que la garganta.

No sabía si era alguna clase en enfermedad mágica o tal vez ella misma se lo había provocado por vomitar tantas veces su comida.

Pero, ahora que quería dejar de hacerlo ya no podía parar, y lo peor es que ya no vomitaba comida, si no sangre con pequeñas tachuelas que la lastimaban aún más cada que eso pasaba.

Ese vomito se hacía presenta cada que trataba de mencionar o pensar en lo que le hacia Deyan, esa una de las razones por la que no pedía ayuda, trataba de evita eso.

Escucho los golpes en la puerta y la voz de las dos chicas preguntándole que si estaba bien.

Ni siquiera pudo responder para volver a vomitar.

Recordaba que incluso cuando trato de escribirle a su padre en la nota que le envió lo que pasaba con Deyan o tan siquiera escribir su nombre, termino vomitando de esa manera, no comprendía que le estaban haciendo, como si alguien la castigara de esa forma para no acusar la violencia que sufría ejercida por su novio.

Respiraba de forma agitada en el momento que el vómito seso, había sido demasiado, incluso le molestaba la garganta para lograr hablar, a como pudo logro jalar la cadena del baño dejando que toda la sangre con esas extrañas tachuelas se fuera para acomodar la tapa e ir al lavamos tratando de limpiarse y eliminar un poco del asqueroso aroma.

Al verse en el espejo las ganas de llorar volvieron, seguía tan gorda y asquerosa como antes, a pesar de todo Deyan tenía razón cada que decía que nadie la querría nunca, con ese aspecto provocaba asco a todos cuanto la vieran.

Tuvo que aguantar las ganas de llorar para lavarse la cara eliminando los rastros de sangre, tenía un moretón en la mejilla derecha y el que estaba debajo de su ojo izquierdo ya era más notable debido a que todo el maquillaje se había corrido, al menos esperaba que la gente siguiera creyendo sus mentiras, ahora debía de evitar por todos los medios toparse a sus padres o empezarían a preguntar, estaba muy segura que si sucedía eso ya no podría seguir ocultando las cosas.

Esperaba poder seguir tapando el sol con un dedo.

Logro verse un poco presentable para salir del baño, las morenas la veían con completa preocupación.

—Anired... ¿Seguras que estas bien? —pregunto JJ recorriéndola de arriba abajo, estaba demasiado delgada y parecía que a penas y podía ponerse de pie—, debemos de ir a enfermería, pareces muy mal...

La azabache negó.

—Estoy bien...no te preocupes.

Se sentía demasiado avergonzada por lo sucedido con Deyan, al igual que el cuerpo completamente sucio solo deseaba volver al dormitorio para darse un baño tratando de eliminar esa horrible sensación.

—Anired...tienes que decirle a la directora de tu escuela lo que...trato de hacerte Deyan —pidió Valentia—, es algo demasiado grave —Anired solo vio sus pies sin decir nada — ...Anired...no es la primera vez que Deyan intenta abusar de ti ¿verdad? —la menor permanecía en completo silencio—, aunque sean novios, él no debe de obligarte a hacer nada que tú no quieras...

Los ojos de la Black-Weasley volvieron a llenarse de lágrimas, era obvio que no era la primera vez que Deyan lo intentaba de esa manera, sin embargo, siempre se terminaba deteniendo, pero esa vez parecía más seguro que nunca, al recordar la sensación de los dedos del búlgaro entrando de nuevo el dolor se hizo presente y quiso soltarse a llorar, sintiéndose aún más sucia y avergonzada que antes.

Tal vez...ella había provocado todo eso, si no hiciera enojar a Deyan las cosas no habrían pasado de esa forma.

Esos pensamientos galopaban su mente cada que tenían una situación como esa, incluso Deyan la culpaba de su comportamiento diciendo que Anired lo orillaba a hacer esas cosas horribles.

¿Por qué ella siempre arruinaba todo?

Trataba de hacer las cosas correctas y siempre terminaba mal.

—Anired —Alyssa se acercó acariciándole el hombro, la menor al sentir el contacto se alejó un poco y ambas notaron como aún seguía demasiado asustada—...no deberías de estar con alguien que te trata de esa manera...deberías de decirle a tus hermanos o padres, estoy segura que ellos te apoyaran sin dudarlo.

Anired negó varias veces.

—Por favor...no digan nada de lo que vieron —pidió de manera desesperada viendo a las chicas frente a ella—...yo...yo me siento demasiado avergonzada...y si los demás se enteran estarán hablando de mi como siempre...por favor...no digan nada...verán que no volverá a suceder.

Ellas no parecían muy convencidas, pero al ver como Anired les pedía una y otra vez que guardaran el secreto terminaron aceptando de mala gana.

—Gracias por ayudarme —agradeció la menor tratando de quitarse la sudadera.

—Consérvala, me la das luego.

Comento Val deteniendo que la quitara ya que la blusa de la menor aún se encontraba desgarrada.

Como Romellie solía usar ropa holgada, la sudadera que le dio a la Black-Weasley le quedaba enorme cubriéndola muy bien.

—Gracias...tengo que volver al castillo...

—Te acompañamos.

Ofrecieron las dos morenas tomando las cosas de Anired, que a pesar de decir que no era necesario terminaron caminando a lado de ella para salir del barco, mientras se preguntaban qué habría pasado con Lorenzo y Deyan, esperaban que Moldovan se encontrara bien y no se metiera en problemas que pudieran terminar en un castigo de Lyubomir.

—Anired...deberías de dejar a Deyan —opino Alyssa, sintiendo como el aire le golpeaba el rostro al igual que las miradas de algunos de sus compañeros que se encontraban en los jardines, desde que se había rapado todos la miraban con curiosidad o algo de burla—...no está bien lo que te hace.

—Estaré bien.

Mintió Anired sin ganas de hablar más, las tres féminas caminaron un poco más hasta que distinguieron a Lorenzo que se acercaba a ellas.

—¿Estas bien?

Cuestiono la Jordan-Johnson recorriéndolo de arriba abajo buscando algún rastro de pelea o parecido.

—No pasó nada —le dedico una pequeña sonrisa y se acercó a Anired que de inmediato bajo la mirada—...Anired —iba a tomarla del hombro, pero ella al ver eso se alejó de inmediato como si se tratase de un pequeño conejo asustado, Renzo se percató de su inmenso miedo—...está bien...no te hare nada ¿sí? Tampoco te tocare...

Val, JJ y Renzo notaban como ahora parecía rehuir del contacto físico, tal vez por temor de que la trataran de la misma manera que Deyan, intercambiaron miradas los unos a los otros cuestionando durante cuánto tiempo llevaría aguantando el mal trato del Granger-Krum y qué más cosas le habrá hecho para que estuviera en ese estado, pues no había rastro de la Anired reluciente que siempre les dedicaba una inmensa sonrisa cuando los saludaba o de aquella que siempre andaba corriendo por los pasillos demostrando toda la energía con la que contaba, era como si hubiera perdido toda su esencia y brillo por culpa de Deyan.

—Gracias...

Murmuro Anired, quería ir rápidamente a su dormitorio ya no toleraba más estar ahí sabiendo que en cualquier momento iniciarían las preguntas.

—Quiero hablar contigo a solas —informo Lorenzo—, no tratare de hacerte nada, puedes confiar en mí, solo necesitamos hablar.

Anired termino aceptando hablar con él, Val y JJ se despidieron entregándole las cosas a la chica para irse ahí dejándolos solos.

Lorenzo y Anired caminaron un poco más, hasta que la menor se volvió a sentir mareada al ver como casi cae, Lorenzo la sostuvo.

—¿Estas bien?

—Si...solo me maree un poco.

Explico Anired, Renzo la ayudo a caminar hasta la escalinata de Hogwarts donde ambos se sentaron, la azabache trataba de enfocar la vista, pero le costaba demasiado.

—Anired...Sé que no somos amigos muy cercanos, pero no creo que este bien que toleres lo que te hace Deyan.

Anired vio el suelo, no quería tener esa conversación con nadie.

—Si quieres no me respondas, pero escucha —Renzo la veía, ella se mantenía en completo silencio viendo a la nada—...Deyan ya no es la persona que solíamos conocer, no sé qué le paso, pero ha cambiado demasiado. Lo mejor es que no estés a solas con él y que mucho menos vayas al castillo, no sé si es la primera vez que él intenta hacerte esto, pero no permitas que siga sucediendo —soltó un suspiro viendo el cielo, ya comenzaba a anochecer—...y si él vuelve a intentarlo o te hace algo más, dímelo, no debes porque tolerar y pasar sola por todo esto. Me he enterado de todo el lio con tus hermanos, y tal vez debí de acercarme a ti mucho antes, pero ten en cuenta que no estás sola, Anired...si quieres hablar estoy para ti...

Anired había ansiado escuchar esas palabras por tanto tiempo, el saber que no se encontraba tan sola como creía la hizo sentir una calidez extraña.

—Gracias, Lorenzo...

—Se Deyan vuelve a hacerte daño dime, yo te defenderé de él...también...deberías de ir con el sanador, estas muy delgada...pareces enferma

—No te preocupes por eso, Renzo...te prometo que estaré bien.

Él la vio de soslayo no muy convencido de sus palabras, pero asintió.

—Pensaba en decirle a tus hermanos sobre lo que paso...

—No...no sirve de mucho que les digas ¿sí? Por esta vez déjalo pasar...

—Anired —soltó un suspiro y la vio por unos segundos—...cuídate, cualquier cosa estoy para ti.

Y por primera vez en todos esos días grises y llenos de sufrimiento, Anired volvió a sonreír como solía hacerlo dedicándole esa pequeña, pero cálida sonrisa al chico castaño frente a ella que demostraba una genuina preocupación, no era una falsa como siempre sino todo lo contrario.

—Gracias por preocuparte por mí y por ayudarme, te prometo que todo estará bien...

Luego de una pequeña despedida, la Black-Weasley decidió entrara a Hogwarts, opto por no pasar a cenar al gran comedor ya que seguramente se podría topar con su novio o cualquiera de sus compañeros que le preguntarían por el estado en que se encontraba y ya no quería seguir mintiendo sobre eso, así que se dirigió directamente a la sala común de Slytherin donde si tenía suerte no se encontraría a nadie.

Y como lo supuso, al parecer todos estaban cenando ya que no había ni un alma, sin perder más tiempo fue a su dormitorio, tomo ropa limpia y su toalla para ir al baño, ansiaba limpiarse y eliminar esa sensación de asco sobre sí misma.

Cada que recordaba los toques de Deyan las ganas de llorar volvían a ella, no se supone que debería de ser así, ella no lo deseaba, ni siquiera tenía ganas de tener sexo con él, pero Deyan parecía empeñado a obtenerlo por todos los medios posibles, aun si eso significaba obligarla.

Anired le temía a Deyan, también le asustaba el no poder hablar sobre lo que le hacía, estaban cansada de esa situación.

Una vez dentro del sanitario abrió el agua de la regadera, dejando que se calentara por unos segundos mientras se quitaba la ropa, vio su camisa que se encontraba completamente rasgada.

Entro bajo el agua dejando que le golpeara el cuerpo, estuvo quieta durante unos segundos cuando sintió como las lágrimas salían de sus grises ojos perdiéndose con las gotas de la regadera.

¿Qué había hecho ella para merecerse pasar por todo ese dolor?

Tomo la esponja llenándola con jabón para lavarse el cuerpo, se tallaba con demasiada fuerza como si con eso pudiera borrar la sensación de las caricias y besos de Deyan, cada vez empleaba más fuerza llegando incluso a lastimarse.

Su llanto y sollozos aumentaron al ver el pequeño hilo de sangre que le adornaba los muslos alcanzo a distinguir que provenía de su entre pierna, recordó a Deyan mintiéndole los dedos, y dejo de evitar llorar como una niña pequeña bajo la regadera, quería que nunca hubiera pasado eso.

Pero, no había ninguna manera de borrar eso de su mente cada que cerraba los ojos la imagen del castaño sobre ella se hacía presente y el llanto aumentaba, así que decidió quedarse bajo el agua por más tiempo, hasta que se sintiera, aunque fuera un poco limpia.

Cosa que no funciono.

Paso un gran tiempo en la ducha para salir de ahí ya con ropa limpia, secándose el cabello, soltó un suspiro cayendo en cuenta que todo era una mierda con la que deseaba terminar, si Hannah nunca hubiera aparecido en sus vidas eso no estaría pasando.

Se preguntaba como estarían sus hermanos, a pesar de lo que dijo aún se seguía preocupando por ellos e incluso por Maxence, sí que era estúpida, incluso aviso a su padre de aquello que escucho que harían Stella y Lyubomir, pero se alegraba de saber que tanto Fred como Jerome intervinieron evitando que Maxence fuera acusado de algo que no hizo.

Observo su cama notando que algo faltaba, de inmediato se acercó para ver si no estaba tirado, pero nada.

Comenzó a buscar en su lado de la habitación, copito, su peluche con forma de conejo no se encontraba sobre la cama donde ella lo dejaba cuando no lo llevaba consigo.

Revoloteo entre sus cosas en busca del peluche, sintiéndose ansiosa por no encontrarlo, después de eso fue al escritorio e incluso busco en el lado de sus compañeras de habitación.

La opresión en el pecho se hizo presente al no hallarlo, buscaba por todos lados y parecía no haber rastro de él.

—Mierda...por favor...aparece...

Murmuraba revolviendo la ropa del armario, no quería perder aquello que le recordaba que alguna vez estuvo unida a sus hermanos, ese peluche con forma de conejo se lo había dado George Sirius y Regulus John cuando era solo una bebé de días, desde ese entonces la acompañaba a todos lados y ahora desaparecía.

—¿Anired? —Zoe que acababa de entrar a la habitación se acercó a ella al verla tan alterara y escuchar sus sollozos — ¿Qué buscas?

La azabache soltó un sollozo más fuerte para ver a la rubia.

—Copito...copito no está...

Tras esas palabras otra parte de su corazón se rompió, había perdido una de las cosas más importantes de su vida, aquello que la hacía aferrarse un poco a que sus hermanos volverían a ser como antes, su pequeño peluche ya no estaba dejándola completamente rota.

⚜⚜⚜

Toda la estación se encontraba llena de gente. Él empujaba el carrito lleno de maletas y a su lado se encontraba su mellizo, empujando un carrito igual que él suyo, ambos seguían a sus padres mientras Fred cargaba a la menor de la familia que no parecía muy contenta por tener que ingresar al colegio.

—No parece muy feliz...

Escucho la voz del azabache por lo que giro topándoselo viendo como mascaba goma de mascar, el cabello negro se encontraba completamente despeinado resaltando más las pequeñas pecas que le salpicaban el rostro muy parecidas a la suyas, cualquiera que lo viera se daba cuenta de inmediato que eran hermanos.

—Es su primer año —analizo el pelirrojo deteniéndose frente al muro que los dividía de la estación nueve y tres cuartos —, es normal que este asustada, te recuerdo que tú lloraste el primer día que te despediste de mamá para ir a Hogwarts.

—¡No estaba llorando, se me había metido algo en el ojo!

Se defendió el mellizo mayor demasiado ofendido por el comentario de su hermano.

—Si tú lo dices, adiós cabeza de maní.

Murmuro George enseñándole la lengua para atravesar el muro, sabría que él también lo seguiría en cuestión de segundos.

Ese lado de la estación se encontraba llena de magos e incluso lechuzas que volaban de un lado al otro al igual que salvaje magifuegos Weasley, incluso tuvo que agacharse para esquivar a uno.

Camino entre la gente saludando a algunos de sus compañeros mientras buscaba a sus padres, escuchaba la voz de su hermano—que siempre era demasiado escandaloso—, saludando a diversas personas, a veces eran tan distintos a pesar de ser mellizos.

Se detuvo a unos centímetros viendo como su padre aún seguía cargando a su hermana que sollozaba y se aferraba a él, al parecer no quería partir al gran castillo para comenzar a estudiar, era muy probable que estuviera asustada por tener que quedarse a dormir ahí, estaba acostumbrada a ir a una primaria en la que sus padres iban por ella después de clases y el cambio no parecía agradarle para nada.

—Al parecer va a ser más difícil que Anired acepte ir a Hogwarts.

—No creo que le permitan no ir, perdería un año...

Los dos adolescentes de trece años se acercaron a su madre que subía el carrito de su hermana e hicieron el mismo con los propios, vieron como Feorge, Gred y Anubis también subían.

—Anired está algo asustada por ir a estudiar —informo Anirak viendo a sus hijos, a pesar de la edad que tenía ya eran demasiado altos, rebasándola por unos cuantos centímetros, sin duda todo gracias a los genes de su padre—, espero no hayan estado contándole historias de terror o cosas malas sobre Hogwarts...

Los mellizos Black-Weasley intercambiaron unas juguetonas miradas que no pasaron desapercibidas para la mayor que soltó un suspiro apretándose el puente de la nariz.

—Solo le contamos sobre los fantasmas y sobre Peeves...

Defendió George Sirius haciendo un pequeño mohín, Anirak lo vio, era demasiado parecido a Fred cuando hacían pucheros, ese centelleante cabello rojizo que lo usaba un poco largo y despeinado, incluso las pecas y esa mirada picara le daba una gran similitud, si no fuera por la pálida piel y ojos grises, observo por unos segundos a Regulus John que también se parecía a él, solo que con el cabello tan oscuro como el de ella, a pesar de su edad eran unos niños muy guapos, no pudo evitar sonreír con algo de ego por eso, sabía muy bien que varias mujeres, madres de las compañeras de sus hijos, alaban la belleza de los mellizos cosa que la hacía sentir más orgullosa, y sin duda ahora que entrara Anired serían aún más los comentarios alagándola, a veces solía ser tan egocéntrica al igual que su esposo.

—Y tal vez...solo tal vez le hable un poquitín sobre los basiliscos... ¡Pero no pensé que se lo tomaría en serio!

Explico Regulus cruzando los brazos sobre su pecho, Anirak le despeino el cabello de manera cariñosa.

—Cielo, Anired ya está demasiado nerviosa por entrar a Hogwarts, y ahora con eso le diste miedo...cuiden a su hermana ¿quieren? Sean buenos hermanos con ella...

—Siempre la cuidamos, mamá...

Murmuro George viendo a su padre acercarse, Anired caminaba tomándole la mano pues al parecer ya la había convencido de ir al colegio.

—Lo sé, mi amor...cuídense entre los tres como siempre...

Anirak abrazo a sus hijos besándoles las mejillas, siempre era una mujer sumamente cariñosa cuando se trataba de ellos o de su esposo, llenándolos de besos y mimos, no le gustaba esa despedida de cada año, pero se consolaba sabiendo que los podía visitar cuando quisiera y también que ese año los mellizos comenzarían a trabajar en Sortilegios Weasley de Hogsmeade todos los fines de semana, así que sería más fácil verlos.

George Sirius se acercó a su padre junto con Regulus para despedirse, mientras Anired los hacía de su madre aun sin estar segura de irse, ya que le daba mucho miedo el hecho de quedarse en ese viejo castillo.

Toda la familia se despidió, Anirak y Fred observaron cómo sus hijos subieron al expreso, Anired iba por delante de los mellizos, pero detuvo los pasos.

Se sentía incomoda al ver como la observaban, era algo molesto y de inmediato trato de darse la vuelta para bajarse corriendo, pero sus hermanos la tomaron cada uno de una mano.

—Geori, vamos a buscar un vagón vacío donde sentarnos.

Informo George Sirius lanzando una mala mirada a los que veían a su hermana, desde que era bebé la menor de la familia lograba llamar la atención por lo bonita que era y por la forma en la que la vestía su madre pareciendo una pequeña muñeca, y nada de eso había cambiado, ese día llevaba un vestido rojo con pequeños detalles negros acompañado de unas mallas que la cubrían del frio y zapatos de piso, el largo cabellos negro lo llevaba en dos altas coletas que terminaban en unas pequeñas ondas, remarcando más el fino y pálido rostro femenino resaltando las pecas y enormes pestañas oscuras.

Regulus también se molestó porque la vieran tanto así que la hizo caminar antes de que huyera buscando un vagón como George lo indico, Anired se aferró a las manos de sus hermanos, sintiendo protegida por ellos y siguió sus pasos quedando en medio de los altos mellizos, ella apenas y les llegaba debajo del hombro.

Anired veía todo con curiosidad, los ojos grises se hacían más grandes cuando algo le gustaba o los achicaba cuando le resultaba molesto lo que veía, había muchas personas, algunos niños de la edad de sus hermanos, inclusive varios ya llevaban las túnicas mostrando a que casa pertenecía.

Varias veces le pregunto a sus hermanos a cuál creerían que irían, George Sirius decía que en la que entrara estaría bien porque era la correcta, pero Regulus John le advirtió que si no quedaba en Gryffindor como él le pondría polvo pica pica en la ropa.

Los mellizos buscaban a sus primos, pero no lograron hallarlos así que entraron en el primer vagón vacío que vieron, los más probable es que Freddos y Zed hubieran llegado tarde, tal vez el menos se habría puesto de la misma manera que Anired, solo esperaban que Stefan o Scorpius con Alex no tardaran mucho en hacer acto de presencia.

—Anired...ya puedes soltarnos...

Murmuro Regulus al ver que la menor seguía aferrándose a ellos.

—No quiero—la voz de Anired era muy dulce y suave, sus ojos se encontraban brillos por las lágrimas—, y si me sueltan saldré corriendo a buscar a mamá y papá...

Advirtió, a pesar de su corta edad de doce años tenía un carácter fuerte cuando se lo proponía, de los cuatro Black-Weasley era la más parecida a su madre tanto física como psicológicamente.

—¿Por qué están tan asustada, Geori?

George la miro con curiosidad sin intentar nada por soltar su mano, Regulus soltó un suspiro recargándose del asiento, ya que los tres se sentaron juntos.

—Porque hay fantasmas...y también esta Peeves ¿y si me molesta? —veía a sus hermanos moviendo la cabeza de forma repetida—...incluso Regulus dijo que hay un basilisco ¿Qué si intenta comerme? ¿O si me caigo de las escaleras? —preguntaba sobre diversas situaciones en las cuales siempre terminaba herida— ¿O si me molestan?

—Geori —llamo el mellizo mayor causando que ella lo viera, él le sonrió llevando la mano libre hasta la pálida mejilla de Anired para pellizcarla sin delicadeza—, eres tan adorable que todos te van a adorar y nadie te vas a molestar...

Regulus sonrió al escuchar las quejas de su hermana menor y también le pellizco la mejilla libre jalándola con suavidad al igual que su hermano.

—Exacto, tenemos una hermana adorable, más bien nos debemos de preocupar porque la gente te vea —frunció el ceño para después sonreír—, aparte si alguien te molesta nos puedes decir y haremos que se disculpe contigo.

—¿En serio?

—Sí, Geori, nos tienes a nosotros dos, también esta Stefan, Freddos, Scorpius, Alex, Zed —los enumero sin dejarle de jalar la mejilla, ambos mellizos a pesar de hacerlo sin delicadeza sabían que fuera emplear para no herirla—, incluso esta Louis, Mon y Robert, nunca estarás solas, Geori...veras que te vas a divertir mucho en Hogwarts.

—Pero...

—No hay, pero, Anired —interrumpió Regulus soltándole la mejilla al mismo tiempo de George dejando ambas completamente rojas—, me tienes a mí y a George Sirius...

—Para protegerte de todo —completo George Sirius—, deja de preocuparte ¿o no confías en tus hermanos mayores?

—¿Lo prometen?

—Te lo juramos...

Respondieron al unísono dedicándoles unas sonrisas que resultaron alivianes para la menor la que asintió dejando ver que tenía un mejor ánimo y de inmediato se puso de pie.

—Quiero un dulce...

—Asómate si viene la señora del carrito.

Regulus acompaño a su hermana intercambiando una mirada con George Sirius indicando que ambos tenían una promesa que cumplir con Anired.

Ellos siempre la habían defendido, cosa que seguiría de esa manera pasara lo que pasara...

Despertó completamente agitado y lleno de sudor, se pasó la mano entre su cabello mientras el pecho subía y bajaba debido a la respiración irregular, ese sueño o más bien recuerdo lo había afectado demasiado.

Dándose cuenta que no cumplió aquella promesa que le hizo hace años, o más desde que Anired nació, desde que eran niño él siempre la había cuidado.

En cambio, ahora, incluso la golpeo, no podía eliminar esa culpa que sentía desde ese accidente y más al darse cuenta que la dejo completamente sola.

Pero, cada que trataba de acercarse a ella, algo dentro de él se lo impedía, era lo mismo que le sucedía cuando quería hablar con Regulus John o cualquiera de su familia.

No comprendía que le pasaba y lo peor, es que eso mismo lo obligaba a solo estar al lado de Hannah, a pesar de ya no querer estarlo, como si una extraña fuerza lo atara a la rubia.

Tampoco podía sacar de sus pensamientos a Amalie D'Acanto, cada que cerraba los ojos o se encontraba a solas, los ojos azules tan profundos como el océano pasaban por su mente, incluso recordaba los momentos que anteriormente compartieron juntos, esos momentos que lo hacían sentir cómodo, feliz y tan vivo, ansiaba volver a sentirse de esa forma.

Hannah era todo lo contrario a Amalie, y no llegaba a provocar ni la mitad de lo que ella en George Sirius, el cual estaba aburrido y cansado por no poder alejarse, deseaba encontrar la forma, pero cada que quería pedir ayuda las cosas empeoraban.

Hannah le reclamo varias veces por quieres hablar con Regulus y también lo hacía cuando lo atrapaba mirado a Amalie, llegaron a tener discusiones demasiado fuertes con las que el creyó que terminaría dejándolo, pero era todo lo contrario.

Se puso de pie saliendo de la cama y viendo del otro lado a MoongBlaxott-Blyley que dormía plácidamente, una loca idea paso por su mente, tal vez podría tomar su varita que yacía en el muro de al lado y atacarla por la espalda.

Pero, deshecho esa idea de inmediato, a pesar de todo él no era un asesino y no le gustaría cargar con la muerte de alguien, aparte que corría el riesgo de terminar en Azkaban.

Aunque siendo sincero no habría mucha diferencia, ya que a como vivía en esos momentos se sentía encerrado en una especie de prisión.

No lograba entender cómo es que Hannah lo podía meter en su dormitorio sin que le dijeran nada, buen tampoco es que recordara mucho como llego ahí ni lo que hicieron, pero al notar que no tenía ni siquiera bóxer se hizo una idea.

No recordaba varias cosas y eso le asustaba.

¿A caso estaba perdiendo la memoria?

Deseaba no haber hecho nada malo.

Soltó un suspiro alzando su ropa que se encontraba esparcida por el piso y vestirse, quería que Hannah desapareciera de su vida.

Se observó por unos segundos en el espejo frente a él, lucia demasiado cansado y ojeroso, tal vez estaría a punto de enfermarse, no le importaba demasiado ya que quizá con eso Hannah lo dejaría en paz por unos días.

Camino por la habitación buscando que no olvidara algunas de sus cosas, pero se detuvo frente a una extraña y pequeña mesa que estaba en una esquina.

Había varias cosas que nunca vio, diversas hierbas, veladoras e incluso unos muñecos.

Se acercó aún más distinguiendo y tomando los extraños muñecos hechos con paja, lo que más le llamo la atención fue ver que eran tres, uno con el cabello rojo y corto, otro de cabello negro y una última que supuso era una muñeca ya que era de cabello negro y largo, por unos segundos la imagen de sus hermanos se formó en su cabeza.

¿A caso Hannah...practicaba alguna magia extraña?

Eso explicaría varias cosas, al pensar en eso la cabeza comenzó a dolerle y un pitido anudo sus oídos, tan fuerte que era molesto, soltó una maldición para alejarse de ahí.

Sin decir nada o dejarle tan siquiera una nota a Hannah se retiró de la habitación buscando como salir de ese estúpido barco sin importarle si alguien lo veía.

El zumbido en sus oídos no desaparecía, al contrario, se volvía más fuerte, así que una vez que logro salir de ahí camino con velocidad al castillo, al menos estaría un poco más seguro si encontraba algún maestro o alumno de su casa antes de desmayarse, pues estaba seguro que lo hacía.

Y como lo supuso, la vista comenzó a tornarse cada vez más borrosa, tan borrosa que ni siquiera supo cómo logro entrar al viejo castillo de Hogwarts.

La mirada gris se movía rápidamente sobre las letras, ya era el libro numero veinte que leía sobre ese tema, nunca en su vida creyó que leería tanto como en esos momentos, llevaba varios días buscando información, pero no encontraba nada que realmente le sirviera.

Regulus se preguntaba si realmente lograría ayudar a su hermano, incluso le escribió a su madre, pero lamentablemente ella se encontraba en Japón ya que había sido llamada por algo sobre el ministerio y siendo la ministra tenía que acudir, lo que significaba que la carta tardaría demasiados días en llegar al igual que la respuesta.

Soltó un suspiro dejando el libro de lado, también intento que Anired lo ayudara, pero lo seguía ignoran, su único apoyo era Freddos, que por más que intentaba no podía encontrar mucho.

¿Qué demonios le habían hecho a su hermano?

Esa pregunta se repetía cada día sin obtener respuesta y también quería saber el porqué.

¿Por qué Hannah le hizo eso a George Sirius?

¿Qué obtenía con hacerlo?

Si quería dinero tan solo tendría que pedirlo, pero a estas alturas ni siquiera lo hizo, incluso descubrió que era una mentirosa, al menos no llego a oídos de los demás que Hannah lo acusó de ser un violador o si no estaría en graves problemas.

Extrañaba tener a George Sirius, sin duda el habría descubierto todo en un abrir y cerrar de ojos, sabría dónde buscar de forma rápida o tendría opciones.

A comparación de sus hermanos era demasiado tonto, y eso lo frustraba.

Vio su brazo aun marcado por esas extrañas runas, recodando a Itziar Arwen, a pesar de ser molesta logro decirle lo que significaban.

—Redhahan menelabi...

Pero, no comprendía ese idioma, así que seguía en el mismo punto de partida.

¿Por qué George no pudo usar otra forma más fácil de comunicarse con él?

Tomo su cuaderno y escribió la oración:

"Redhahan menelabi"

La veía fijamente, intentando por todos los medios averiguar que significaba, o tan solo saber de qué idioma o lenguaje se trataba esas dos palabras.

Soltó una maldición cuando las letras se comenzaron a mover gracias a su dislexia, cada que se estresaba o estaba nervioso esta era más notable.

Las letras parecían flotar y tomar otro orden, pero para su sorpresa, por primera vez la dislexia le fue de ayuda

—¿Libérame?

Logro leer, y tomó su pluma para tratar de acomodar las letras que faltaban, al parecer la oración siempre estuvo ahí solo que en desorden.

Abrió los ojos con sorpresa cuando por fin logro tener algo coherente frente a él.

Todas las letras fueron usadas, no evito sonreír al darse cuenta que no estaba equivocado y al parecer George lo sabía, ahora con eso estaba más seguro que nunca que Hannah le hizo algo a su hermano.

Volvió a leer ahora en voz alta aquellas tres palabras que significaban demasiado.

—Libérame de Hannah...

Leyó en el pergamino una vez que logro encontrar el orden correcto, sin poder creer lo que decía.

Regañándose a sí misma por no haber querido escuchar a Anired desde el inicio.

Hannah le había hecho a George Sirius, y ella no lo llego a creer.

Anired siempre tuvo razón, el verdadero George nunca habría estado a lado de Hannah, y mucho le rompería el corazón de esa forma tan baja.

Todo fue por culpa de MoongBlaxott-Blyley

Amalie se regañó a si misma por ser tan tonta y negarse a creerlo, el pobre de George había sido usado por Hannah durante tanto tiempo, y al parecer el había estado tratando de buscar ayudad.

Ahora no esperaría más, lo ayudaría y para eso buscaría a Regulus, él debía de saber que su hermano no lo traiciono, sino que fue obligado a hacerlo.

Con ese pensamiento se puso de pie tomando su varita y pergamino, al ver que ni Itziar o su hermano habían despertado decidió salir sola del carruaje para ir a buscar al mellizo menos, también tendría que hablar con Anired para pedirle una disculpa por no haber querido escucharla y también por ignorarla durante ese tiempo, solo esperaba que no fuera demasiado tarde.

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¡Hola!

¿Cómo están? ¿Qué les pareció el capítulo?

Realmente resulto siendo demasiado largo, pero es que las otras versiones que hice no me gustaron por eso tarde más en subirlo, pero estoy feliz con el resultado, espero lo hayan disfrutado.

¿Qué creen que pase a partir de aquí? ¿Ya tienen alguna teoría? ¿Creen que Max acepte que Jerome tal vez es su padre?

Bueno, nos leemos en unos días, no olviden comentar y votar, las amo♥ 

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