Ocho
(Hola, les traigo una actualización, jiji.
Espero que la disfruten.
Por cierto, hice algunos pequeños cambios en uno de los personajes que ustedes me dieron, espero no haya molestias, pero es parte de la historia.
También, es un capítulo extenso, por lo que +400 comentarios para la siguiente actualización, lovu🫰🏻)
Miro a los dos hombres en el suelo, no fue demasiado difícil ya que ni siquiera sabían cómo pelear así que esquivar sus golpes resultó sencillo.
Dejó de verlos para pasar la mirada a la mujer que alzaba los retos de varita en el sueño con el ceño fruncido.
—¿Estás bien?
Se acercó a la mujer y le extendió la mano para ayudarla a ponerse de pie.
—Si gracias —lo miro notando que un fino hilo de sangre escurría del labio inferior—...pero...tu labio está sangrando.
El pelirrojo negó restando importancia.
—No importa, solo fue un golpe —se encogió de hombros—, me alegro que no te hicieran daño, lo mejor es salir de esta calleja, antes de que venga la policía muggle.
Ella asintió y al darse cuenta que aún sostenía su manos las mejillas se le pusieron rojas.
George Sirius notó su incomodidad por lo que la soltó de inmediato haciendo un movimiento con la cabeza para indicar que salieran de ese lugar.
—Tu varita está rota, tendrás que comprar otra.
Sentenció el Black-Weasley notando el ceño fruncido de la mujer.
—Esos idiotas la pisaron, me tomaron por la espalda y no pude usar magia.
—Es de día y aun así son capaces de hacer eso—frunció el ceño dándose cuenta de lo peligroso que era el mundo muggle—, ten más cuidado cuando pases por este rumbo.
—Es la primera vez que vengo al mundo muggle, bueno, mi departamento está en el mundo muggle, pero nunca había ido más lejos de esas calles, hoy decidí ir a comprar a un super del centro de la ciudad que me recomendaron —explico aún nerviosa—, pero me perdí.
—Si quieres te puedo llevar —se ofreció—, bueno...más bien mi madre, es que quede de verla en el camino y ella trae coche...pero ese centro queda de camino a mi casa —le sonrió—...por cierto...eres la chica del departamento rompe maldiciones, ¿no?...¿Rosier?
Alzo la ceja con curiosidad, la castaña asintió varias veces.
—Si, Andrea Rosier...un gusto —le extendió la mano que el estrecho de inmediato—...eres el hermano de la señorita Black-Weasley...uno de los cuñados de Maxence, ¿no?
—El gusto es mío, si soy George Sirius uno de los hermanos de Anired —frunció el ceño al escuchar lo último—...Maxence no es mi cuñado...mi hermana no tiene nada que ver con él.
Sentenció, Andrea se sintió mal por su compañero dándose cuenta que al parecer no la tendrá nada fácil con la familia de Anired.
—Lo siento...pensé que ellos tenían algo...
—No...mi hermana no tiene novio—dijo con seguridad—...en fin... ¿entonces vas para el super central?
Cuestiono sacando su celular, Andrea asintió viendo como tecleaba unas cuantas cosas.
—Mi madre ya está en donde nos íbamos a ver —le sonrió—, vamos.
Andrea asintió para seguir sus pasos sin estar muy segura de que hablar con él, era demasiado guapo cosa que la ponía nerviosa, más al ver que parecía ser demasiado serio.
Pronto llegaron hasta una camioneta negra, que llamaba la atención de cuantos las veían pues era un Rolls-Royce del año, Rosier solo la había visto en anuncios de televisión escuchando que tenían un alto precio.
—¿Es de tu mamá la camioneta? —George Sirius asintió sonriendo al encontrar divertido el ver como se emocionaba—...vaya auto...le debió costar conseguirla.
—No creo... papá se la regalo, dijo que se la daba por ser bonita.
La sonrisa de George Sirius se hizo más grande recordando como hace un mes su padre llegó con esa camioneta a la casa, que tenía un enorme moño de regalo color rojo.
Aun recordaba las claras palabras cuando le dio la llaves a su madre:
"Te la compre porque eres bonita, muñeca"
Siempre había admirado a su padre, y ese gran amor que le profesaba a su madre llenándola de amor y de diversos regalos que despertaban la envidia de más de uno.
Sin duda era la pareja perfecta.
George Sirius le abrió la puerta a Rosier para que entrara.
—Pasa.
—Gracias—murmuro la castaña y casi se atraganta con su propia saliva al ver a las dos mujeres azabaches más imponentes del mundo mágico y probablemente del mundo muggle—...b-buenas tardes...
Tartamudeo ante su nerviosismo, George subió sentándose a su lado y cerrando el auto.
—Hola —Anirak giró el rostro para verlo y sonreír—, George Sirius me dijo que te pasaremos dejando en la plaza central, por cierto, soy Anirak Black-Weasley, mucho gusto.
—M-mucho gusto, ministra—sonrió notando su emoción, siempre la había visto a lo lejos, pero nunca creyó que podría tener una conversación con ella y mucho menos que la llevaría en su camioneta—...Andrea Rosier, el gusto es mío.
—Hola, Andrea.
Escuchó una voz muy conocida y miró al otro lado tocándose con Anired que iba en el asiento de copiloto, al verlas así de cerca el parecido era demasiado grande, sin duda eran madre e hija.
Se daba cuenta que toda la belleza venía de familia, se sentía como una simple mortal rodeada de Dioses llenos de belleza.
—Hola, Anired, me alegro de verte.
Anired le sonrió para comenzar a platicar de diversas cosas, la menor tenía mucho tema de conversación lo contrario a su hermano que solo escuchaba y en ocasiones opinaba, pero siempre manteniéndose al margen, Anirak a veces hablaba, pero se encontraba más concentrada en el trayecto ya que había demasiado tráfico.
Después de casi media hora, Andrea se despide agradeciendo que la dejaran en su destino aun sin poder superar la emoción por viajar con ellos, nunca creyó que algo así pasaría.
George Sirius se despidió de ella volviendo al auto y viendo a través del cristal como entraba al super, le sorprendida un poco el que no se asustara en una situación como la que la encontró, más bien estaba frustrada al no poder defenderse, una porque su varita estaba rota y lo segundo porque no podía atacar a muggles con magia, aunque claro, en una situación de esa índole habría terminado sin ningún castigo.
—¿Dijo Rosier?
Cuestiono Anirak viendo a través del retrovisor a su hijo.
—Si, supongo que es descendiente de los Rosier—respondió George Sirius—, me imagino que ha de ser hija de Evan Rosier...porque solo son dos descendiente, Evan y Evalia, pero si fuera hija de Evalia no conservaría el apellido Rosier.
Anired solo los miraba escuchando con atención la conversación, para finalmente opinar.
—¿Evan fue el que se casó con Astrid Cabrers? —Anired arrugó el rostro al decir el nombre de la mujer — ¿Tu enemiga del colegio?
Anirak arrugó el rostro al igual que Anired al recordar a Astrid, durante toda su estadía en el Instituto de las Brujas de Salem, Astrid Cabrers siempre trato de hacer su vida imposible, terminando en peleas y duelos, por más que ella los trataba de evitar la rubia la provocaba, era como si le hubiera jurado un odio a muerte, tratándola de inferior cuando su compromiso con Fred se hizo público.
Aunque poco le duró el gusto de burlarse de los llamados "traidores de la sangre", hijos de muggle o mestizos, porque después de la segunda guerra mágica se descubrió que la Familia Cabrers no era de sangre pura, ya que la madre de Astrid había mentido con su nacimiento, pues era hija de un muggle y una sangre pura.
Aunque claro, ahora eran adultas, las cosas seguramente ya no serían de esa manera.
—Si, ella...
—Vaya...así que tu enemiga jurada a muerte tiene una hija que trabaja en el ministerio—George Sirius sonrió—...qué pequeño es el mundo.
⚜⚜⚜
La pupilas se encontraban completamente dilatadas y negras tan brillantes como una piedra ónix, la piel trigueña estaba sonrojada con finas gotas de sudor recorriéndola, el cabello rojizo y despeinado, unos cuantos mechones se pegaban a la frente debido a los movimientos y al sudor.
Una sonrisa llena de satisfacción adornaba su rostro perdiendo la mirada en los pálidos pechos que rebotaban frente a su cara, los pezones perforados se encontraban erectos cosa que aprovechaba para lamerlos llenándolos de saliva, admiraba el ver como cada una de las delicadas facciones se contraía echando la cabeza hacia atrás y de los rojizos labios salió su nombre como un ronroneo.
Era una escena que no quería perderse por nada del mundo, era como admirar la mejor obra de arte jamás presenciada y siendo él el único espectador.
La piel de la mujer sobre él brillaba por las gotas de sudor, el largo cabello azabache se movía de manera despeinada formando ondas aún más marcadas.
—Ah...mierda —jadeo ganando una suave risa del varón, era extraño que ella dijera malas palabras, solo ocasionalmente, pero cuando más las escuchaba era cada que tenían sexo, como si con ellas pudiera mostrar un poco del gran placer que experimentaba—...M-max...
Titubeó al sentir cómo las grandes y masculinas manos del varón apretaban sus nalgas para llevar las puntas de los dedos en medio de estás.
El alemán sonrió contra su piel para dejar húmedos besos y lamidas en medio de los senos de Anired, disfrutando del sabor de la suave piel mezclada con las gotas de sudor, era salado, pero al mismo tiempo tan dulce que quería más.
Apretaba sus nalgas acariciando en medio de estás para acercarse peligrosamente al pequeño orificio de manera amenazante, mientras la seguía moviéndola sobre él para hacer más profundas las embestidas, escuchando sus cuerpos chocar y disfrutando al sentir como las uñas de Anired se enterraban en la piel de su espalda, dónde quedarían más marcas junto con las que ya tenía.
—Te pones tan nerviosa —murmuró contra la piel de la Black-Weasley alzando la mirada para ver su expresión de nerviosismo y el sonrojo adornando la pálida cara que era provocado por los movimientos entre ambos al igual que la timidez por estar en esa situación—...cuando incluso mi cara ha estado en medio ...cuando en llenado todo de saliva —hablaba con voz ronca escuchando los pequeños jadeos—...mmm...el solo pensar en cómo apretabas mi dedo hace que mi pene se ponga más duro...
La vagina de Anired se sentía más resbalosa, facilitando cada embestida que se volvía más fuerte y profunda, Maxence sonreía encantado de tenerla sobre él y admirar como se ponía nerviosa debido a sus comentarios
El sexo entre Max y Anired se había vuelto más frecuente desde que retomaron la relación sin nombre que tenían, en cada momento que podían se escapan para hacerlo ya que aún no hacían público que estaban de nuevo juntos, ni siquiera para sus familias o amigos.
Incluso, ese día Anired había ocultado la verdad de su paradero, diciendo que iría a su clase de pilates antes de una sesión de fotos, no era del todo mentira, estaba en sus planes ir al gimnasio donde se impartía la clase, cuando el alemán le llamó telefónicamente para decirle que quería darle unos dulces de cereza, los que tanto amaba Anired, quedaron de verse en una de las Callejas cercanas al gimnasio, y de una u otra manera terminaron en la habitación que usaba el rubio en el departamento de Lyssandre, aprovechando que el mayor había salido por cuestiones del trabajo.
No tenían mucho tiempo, pero sí que estaban disfrutándolo.
—Ah...Ani...Anired...
Solo pudo gruñir el nombre de la azabache, sintiendo como su cuerpo se contraía al eyacular dentro del condón, sintiendo como de repente todo el cansancio caía sobre él.
Recargó la cabeza sobre el hombro desnudo de Anired, la respiración irregular golpeaba la piel de la menor que sentía cosquillas mientras le acariciaba el cabello dejando que terminara de bombear.
Anired tenía una expresión de felicidad y relajación ante ese estado, Maxence ya le había provocado un maravilloso orgasmo a base de sexo oral antes de la penetración, y ahora él había alcanzado el clímax, aunque no era nada parecida la sensación a como cuando lo hacían sin condón, últimamente disfrutaba más cuando sus cuerpos estaban completamente juntos sin nada que los separara, también le gustaba la sensación del líquido caliente recorriendo dentro de su ser, pero como la vez que se reconciliaron lo hicieron sin protección tuvo que tomar una pastilla del día después, el alemán había decidido a siempre usar condón para que no volviera a tomar nada de eso ya que se preocupaba demasiado porque algo le hiciera daño.
—Te amo, Anired...
Murmuró Maxence besándole la clavícula con demasiado cariño, se había abstenido demasiado ese día para no marcar ninguna parte de la fina piel de Anired.
—Y yo a ti —Anired sonrió besándole el cabello y acariciando los masculinos hombros, pasando suavemente las yemas de los dedos sobre los rasguños y marcas de mordidas que ella le dejaba últimamente —...creo que me he excedido...
Se sintió culpable al ver las marcas rojizas y moradas que tenía.
Maxence se estremeció al sentir los dedos de Anired acariciando con suavidad su piel, cada caricia provocaba que su cuerpo se destensara, quitándole todo el peso sobre los hombros que tenía debido al trabajo en el que estaban pasando muchos cambios y lo estresaban al obligarlo a salir de su zona de confort.
—Me gustan —confesó alzando el rostro para verla y sonreírle—...me gusta tener las marcas que tú haces —dejó el trasero de Anired para subir la mano hasta el rostro de la más pálida y acariciarle la mejilla con ternura—...me hacen darme cuenta que no estoy soñando, y que nuevamente estás entre mis brazos.
Anired se sonrojo, siempre que estaba con Maxence su rostro pasaba por colores rojizos ya fuera debido a las palabras o acciones del alemán que la hacían sentir que estaba viviendo en uno de esos libros de romance que varias veces leyó.
Maxence era una mezcla perfecta entre el romanticismo, lo erótico y lo bromista. Anired aún no sabía cómo referirse a él, ya que nunca hablaron de en qué estaban, si eran novios o solo una relación de sexo casual, y la verdad le asustaba preguntar y arruinar las cosas.
—¿Qué piensas?
Cuestionó Maxence al verla tan absorta en sus pensamientos, dejando pequeños besos en la mandíbula y mejillas.
—Eh...en nada en especial —le besó cortamente los labios viendo el reloj en la muñeca izquierda que no se quitó —...tengo que estar en el estudio en cuarenta minutos —le explicó soltando sus hombros, Max soltó un quejido dejando de acariciarle el rostro y cintura—...eh...yo... ¿Solo me levanto? —cuestiono con timidez sintiendo como el miembro de Max aún estaba dentro—....¿No te voy a lastimar?
Max la miró y no evitó sonreír para negar.
—No, no me lastimas, solo levántate.
Anired no tenía experiencia en cuanto a sexualidad se trataba, todo lo que iba aprendiendo era con Maxence, por lo que en ocasiones no sabía que hacer o decir, dejando que el alemán la guiara logrando el disfrute de ambos.
La más baja asintió, Maxence la ayudó a levantarse teniendo cuidado de que el condón no se saliera para ponerse de pie y tomar papel de baño en donde envolvió el anticonceptivo, Anired desvió la mirada evitando verlo, a pesar del tiempo aún no se acostumbraba a verlo desnudo.
—Yo...me voy a bañar —murmuró alzando la ropa de ejercicio que estaba en el suelo junto con sus bragas —...no me tardo.
Maxence sonrió sin ningún gramo de vergüenza tirando el condón en el cesto de basura para acercarse a ella.
—¿Y si nos bañamos juntos?
Una de sus cosas favoritas era ver como Anired se ponía nerviosa y trataba de huir como un pequeño conejo asustado.
El tono de voz del alemán era provocativo dejando a la azabache entre su cuerpo y la puerta del sanitario.
—S...si entramos juntos...no..nos vamos a bañar —Anired se daba cuenta como los ojos de Maxence se oscurecieron llenos de morbo y deseo, no lo negaría, quería lo mismo que él, pero debía de ir al trabajo—...tengo...que volver...y tú...tienes que ir por el tío Jerome y por tu hermana...
Murmuró apenas audible, disfrutando del calor corporal de Maxence, quien se relamió los labios y le quitó las bragas de la mano a la azabache, ella alzó la mirada para verlo con confusión.
—Me quedaré con esto.
—¿Eh?...¿Pa...para que las quieres?
Maxence la miró fijamente llevando la delgada tena hasta su nariz para olerla, reflejando morbosidad y deseo que solo provocaba Anired en él.
El aroma a fluidos y a mujer provoco que una notable erección se marcara, dejando ver que estaba ansioso de seguir teniendo sexo con ella.
—Ya que tú no quieres seguir...tendré que conformarme con esto —Anired estaba completamente roja, más que el cabello de su padre al ver como Maxence parecía demasiado feliz oliendo su braga usada—...ya sabes...las usare para jalármela pensando que son tus suaves manos.
Anired llena de vergüenza entró al baño con tanta rapidez que Maxence no pudo detenerle y cerró la puerta de golpe.
El alemán no evitó soltar una risa, en ocasiones Anired seguía siendo una niña que huía de ciertas situaciones, le gustaba ese contraste, como en ocasiones era una mujer completamente segura llena de coquetería y pasión, para después demostrar la faceta más pura e inocente.
Maxence disfrutaba saber que era él quien manchaba esa pureza e inocencia, que era él el único que conocía la otra faceta de Anired que tanto le encantaba.
Con ese pensamiento en la cabeza fue a buscar su bóxer porque a pesar de querer continuar, sabía que debería de esperar y guardar las ganas para después.
[...]
Aparcó el automóvil a unas cuantas calles del estudio fotográfico mirando como la Black-Weasley se acomodaba la gorra y lentes oscuros.
—Suerte en tu trabajo —dijo Max para girar el rostro y verla—...cualquier cosa me llamas, estaré al pendiente del teléfono.
Anired le sonrió besando cortamente sus labios.
—Suerte en la mansión Delacour —le acaricio la mejilla con cariño—...si necesitas que vaya...llámame y estaré ahí, ¿sí?
Anired sabía que era un gran paso el que estaba por dar, iba a conocer un poco de la historia de su familia paterna, y eso realmente lo asustaba, pues temía enterarse de la clase de crímenes que habría cometido Pierre Delacour y demás antepasados.
—Estaré bien—le prometió con una sonrisa—...Cuídate mucho, te amo, mein herz...
Anired sonrió al escuchar ese apodo, a pesar del tiempo aún no investigaba qué significaba ni siquiera en internet porque quería que fuera Maxence quien le dijera el significado y porqué la comenzó a llamar de esa manera casi desde que se conocieron.
—¿Algún día me dirás el significado de ese apodo?
Maxence sonrió de manera traviesa dejando ver la fila de dientes blancos que tenía en la boca causando que unos pequeños hoyuelos se marcaran en sus mejillas, últimamente se marcaban más dejando ver que sus sonrisas eran sinceras.
—El lunes —soltó con simplicidad llamando la atención de Anired—...vayamos a cenar...como en una cita...sé que no debes de dejar que nadie te vea...así que puede ser un lugar discreto —pidió viéndola a los ojos, demostrando lo ilusionado que estaba—, quiero decirte algo, y también te diré lo que significa ese apodo, ¿te parece?
Pidió ansioso porque aceptara, el día sábado iría a la casa Black-Weasley para hablar con Fred y Anirak, después de eso estaba decidido a hacer las cosas formales con Anired.
A Maxence no le importaba mantener su relación secreta, sabía que Anired al ser una figura pública debe de tener cuidado para no terminar en rumores que perjudicaran su carrera, sin embargo, no quería seguirlo ocultado del matrimonio Black-Weasley, de su padre, familia y amigos cercanos, porque era algo difícil estar en el mismo lugar y actuar como si solo fueran simples conocidos.
Los ojos de Anired brillaron rebosantes de curiosidad y asintió lentamente sintiéndose emocionada por tener una cita con Maxence.
—Me parece bien —sonrió besándole la mejilla—, quiero tener una cita contigo y escuchar todo lo que me tengas que decir—no negaría que su corazón latía con fuerza al imaginar lo que diría Maxence, solo esperaba que fuera algo bueno—...así que...me dices la hora y el lugar para saber que ponerme.
—El lugar será sorpresa —la beso mordiendo con suavidad su labio inferior—, te diré que debes de ponerte o como es la etiqueta de ese lugar, iré por tí hasta la puerta de tu casa, solo te confirmo la hora, ¿de acuerdo?
—Está bien—correspondió a sus besos—...te amo mucho, y quiero quedarme más tiempo contigo...pero...tengo que ir.
Maxence suspiro y la besó por última vez.
—Te amo más, Nir —murmuró acomodando los lentes oscuros que ya estaban mal puestos—, te escribo.
—Estaré esperando tu mensaje.
Los dos jóvenes magos se besaron por última vez para despedirse, antes de bajar del vehículo Anired se colocó un cubrebocas y se despidió con un movimiento de mano del Alemán para finalmente ir hacia el estudio donde ya la estaban esperando.
Maxence se quedó en el auto siguiéndola con la mirada hasta que entró al trabajo para ponerse en marcha, ya que aún tenía que ir al ministerio por su padre y hermana.
Trago saliva algo nervioso al no saber lo que le esperaría en la Mansión Delacour, pero, se sentía ansioso al saber que por fin tendría explicación de aquellas extrañas visiones.
[...]
Ambos rubios miraron la enorme construcción con sorpresa, era más grande de lo que imaginaron.
Lucia majestuosa y antigua, alzándose imponentemente en medio de un terreno extenso a las afueras de Francia. A pesar de los años de abandono, su aura autoritaria se mantiene inquebrantable, como si desafiara el paso del tiempo.
Los muros de piedra que una vez fueron impecables ahora exhibían las marcas de la decadencia y la naturaleza reclamando su espacio.
La entrada principal, flanqueada por columnas de mármol que todavía conservan algo de vestigio de su antigua grandeza, se presentaba como una puerta hacia un pasado distante. Las puertas de madera maciza, cubiertas de polvo y desgastada por los elementos de naturaleza que se colaban por las rendijas, apenas se sostenían en sus goznes, pero mantenían la apariencia de ser impenetrables.
Amalie y Maxence caminaban lentamente, siguiendo los pasos de Lyssane que era acompañada por Freddos y Zed, quienes miraban todo con curiosidad y una mezcla de desagrado.
Al entrar a la vieja mansión, un vestíbulo de magníficas dimensiones se despliega ante sus ojos. Un candelabro colgante, ahora oscurecido y cubierto de telarañas se encuentra suspendido desde el techo alto, como si desafiara a la oscuridad que ha invadido el lugar. Los pisos de mármol, ahora deslucidos y cubiertos de polvo, aún reflejan vestigios de su antiguo esplendor.
Lys trago saliva, incómoda al estar en ese lugar, a volver a esa jaula de oro en la que tanto tiempo estuvo encerrada.
A pesar de los lujos que una vez tuvo esa mansión donde el color dorado de las decoraciones de oro resalta, Lyssane nunca volvería, si por ella fuera esa construcción habría sido destruida desde hace mucho tiempo, en un intento de exterminar todos esos horribles recuerdos de su infancia y adolescencia, donde más sufrió.
Aunque el lugar estuviera reinado del silencio, era como si aún pudiera escuchar los gritos, insultos y órdenes de Pierre, el temor comenzaba a inundarla, volviéndola presa y sintiéndose encadenada, como si nunca pudiera volver a salir de ahí.
Pero, ese sentimiento solo duro unos cuantos segundos al sentir como sus hijos la tomaban de la mano, trayendo de vuelta a la realidad, una realidad en donde ya no estaba ni Pierde ni Cormac para atormentarla, una realidad en donde ella era feliz y tenía una familia a la que amaba.
—Mamá... ¿no quieres salir a tomar aire?
Cuestiono Zed, mirándola fijamente, ese rubio era idéntico a ella, de facciones y sentimientos delicados, siempre empático y viendo por los demás.
—No debimos de venir a este lugar —sentenció Freddos—, no es como que me interese mucho el pasado, como dicen por ahí, el muerto al pozo y el vivo al gozo.
Por el contrario, Freddos era idéntico a su padre, George Weasley, con poco tacto y soltando comentarios sarcásticos o llenos de humor.
Esos dos rubios eran la mezcla perfecta del matrimonio Weasley-Delacour.
Lys apretó las manos de sus hijos y les sonrió.
—Solo serán unos minutos más, su tío no se siente muy cómodo viniendo a este lugar solo, y yo no quería venir sola —les sonrió besándoles las mejillas—, su padre hoy tenía una reunión con los proveedores a la que no podía faltar, es por eso por lo que les pedí a ustedes que me acompañen, les servirá para que conozcan un poco de sus antepasados.
Zed y Freddos arrugan el rostro, pero suspiraron decididos a no dejar a su madre sola en ese lugar.
Los pasos continuaron por los pasillos, que estaban cubiertos por una fina capa de hojas secas y desechos que la naturaleza había arrastrado desde el exterior. Los salones, una vez testigos de opulentas reuniones sociales, exhibían muebles cubiertos por sábanas descoloridas y cortinajes desgarrados que oscilan suavemente con la brisa que se cuela por las ventanas.
Maxence daba pasos cortos, cruzando el umbral de la mansión, mientras una solemnidad y respeto se apoderó de él. Dándose cuenta que estaba pisando el territorio en el que alguna vez su padre sufrió, causando que el rubio mayor se enfrentará a los fantasmas de su propia infancia.
Iba continuar cuando ya no escuchaba los pasos de Lyssandre, por lo que le dio un suave golpe a Amalie en el brazo para que volteara.
—¿Qué?
No pudo continuar para observar a donde veía a su gemelo, viendo a Lyssandre parado en la entrada completamente en silencio y con la mirada perdida.
El estar nuevamente en ese lugar, despertaba una mezcla de emociones enterradas en lo más profundo de su ser. La mera vista del edificio evoco un torrente de recuerdos dolorosos que había intentado sepultar durante años.
La aprehensión y angustia se apoderaron de él, recordando los oscuros días de su infancia y adolescencia que pasó en ese lugar. Cada paso que daba hacia la mansión desencadenaba una oleada de temor y ansiedad, reviviendo los momentos de abuso emocional y físico que experimentó a manos de su padre.
Los recuerdos dolorosos fluyen en cada esquina, cada habitación y cada objeto que se encuentra en el interior.
La mansión era un laberinto de sufrimiento, donde cada rincón fue testigo mudo de los episodios traumáticos que tuvieron lugar allí.
Lyssandre se sentía atrapado en un remolino de emociones intensas: rabia, tristeza y resentimiento.
Los susurros del pasado parecían resonar en sus oídos, recordando las palabras hirientes y los gritos amenazantes que solían llenar el aire.
Sintiendo como la pesada carga de esos recuerdos se cierne sobre él, como si las paredes mismas retuvieron los recuerdos impregnados en ellas.
Todos los demonios de su pasado comenzaron a golpearlo, llenándolo de miedo como si nuevamente fuera un niño temiendo que su padre lo golpeara con la fusta que guardaba recelosamente para los castigos cada que fallaba en una clase o actividad por simple que fuera.
Quería irse de ahí y no volver jamás.
Pero, una voz conocida causó que esas horribles sombras comenzaran a distorsionar.
—¿Qué? ¿Se te olvidó el bastón y por eso ya no puedes caminar, anciano?
El sarcasmo y el marcado acento alemán que provocaba que cada palabra se volviera más gruesa, lo hizo fruncir el ceño para enfocarse en la persona frente a él.
Cabello rubio corto, ojos azules brillantes, facciones masculinas marcadas y una sonrisa llena de burla en los labios que demostraba que disfruto de decir ese comentario.
—Max...no seas grosero.
Una voz con acento alemán, pero más suave, llena de un tono de regaño hizo que guiará la mirada a la mujer, cabello rubio atado en una coleta, ojos azules igual que los de su hermano y una expresión seria en el rostro.
Esos dos gemelos frente a él lo hicieron darse cuenta que debía de soltar el pasado, Pierre ya no existía, no había nadie que pudiera volver a atormentarlo de esa manera.
Y justo ahora, tenía una familia, tenía dos hijos, tenía a sus hermanos, sus cuñados, sus sobrinos, al idiota del zorro pelirrojo y Anirak, ya no estaba solo.
Toda su vida había cambiado por completo y no iba a permitir que el pasado lo siguiera atormentando, debía de soltarlo y poder ser feliz de una vez por todas.
—Anciano y lo que digas, pero Anired me quiere más que a ti.
Sentenció dándole un suave golpe detrás de la nuca a su hijo menor, el que de inmediato comenzó a repelar molesto y siguiendo sus pasos.
—¡Eso no es cierto!
Chillo Maxence para seguir los pasos de Lyssandre, que volvían a demostrar seguridad, gracias a sus hijos estaba juntando la valentía para enfrentarse a ese horrible lugar que odio por tantos años.
—Max, deja de pelear con Lyssandre.
Pidió Amalie al ver como Maxence seguía molestando al mayor con comentarios sarcásticos, que, en lugar de regaños, recibía otros iguales o peores, dejando ver que la unión en esa pequeña familia se volvía más fuerte.
La caminata por ese lugar continuó, se notaba demasiado abandonada demostrando que nadie la había habitado en años.
—La sangre veela en nuestra familia es gracias a Magatte Delacour, que fue madre de Pierre y Alphonse Delacour —Lyssane señalo una de la viejas pinturas que estaba frente a los adolescentes—, Magatte fue una bruja fuerte y demasiado insistente en conservar la sangre veela por lo que al cumplir dieciséis años comprometió a sus dos hijos con dos hermanas que tenían media sangre veela, Apoline y Cecille, el matrimonio pronto se llevó a cabos, Alphonse y Apoline pronto dejaron la mansión Delacour, ya que Alphonse no compartía los mismos pensamientos que Magatte y Pierre, ellos formaron su familia por aparte teniendo dos hijas: Fleur y Gabrielle Delacour, nuestras primas y sus tías...Fleur murió hace unos años dejando una hija llamada Victoire —Zed y Freddos pusieron los ojos en blanco al escuchar el nombre de esa mujer, agradecían llevar años sin verla y esperaban no topársela nuevamente, por su parte Maxence y Amalie escuchaban atentamente tratando de no perderse de nada —, Gabrielle tiene un niño, es algo pequeño se llama Alphonse como su abuelo —hizo una pausa—, Pierre seguía las horribles costumbres de su madre, por lo que se quedaron en este lugar, formando una familia, el primer hijo fue Jerome Lyssandre, su padre —miro a los gemelos rubios—, yo soy la segunda hija, y por ultimo Louis-Phillippe, aunque él se volvió miembro e hijo de la familia Black-Weasley —no evito sonreír por eso, de esa manera su hermano menor logro llevar una buena vida y no volver a pisar ese lugar, llenándose de buenos recuerdos y una infancia feliz—, la sangre veela tiene dos variantes, una es la de la familia de Cecile y Apoline que solo se transmite por el lado de la madre, y la otra variante es la de la familia Delacour, que también es transmitida por el padre, pero pierde su pureza.
Hizo una pausa observando a los adolescentes que trataban de procesar todo, Lyssandre también conocía toda esa historia, pero era mejor que Lyssane lo explicara ya que ella estaba más en contacto con su sangre veela a diferencia de Louis y de él mismo.
—La mujeres con sangre veela heredamos una belleza innata, que atrae a cualquier persona, especialmente al sexo masculina, en algunas ocasiones hasta podemos controlarlos con esa belleza, solo es cosa de concentrarse, se conoce como el encanto de una veela, mientras la sangre veela es más pura más fuerte es ese encanto, también podemos sacar una especie de fuego de las manos, pero eso disminuye conforme la sangre va perdiendo su pureza —al escuchar eso Amalie supo que no lo podría hacer, ya que su sangre no era ni un tercio veela—, en las mujeres es normal poder tener visiones del futuro, mientras más lo practicas puedes comenzar a controlarlas incluso tenerlas con solo tocar a la persona implicada, pero estas pueden cambiar por cualquier decisión o evento que suceda por mínimo que sea por lo que no son nada confiables, en algunas ocasiones se presentan como sueños —esa explicación fue dirigida más para Amalie quien puso toda su atención a las palabras de la rubia—, por el lado de los hombres, en la familia Delacour, el primer hijo varón siempre es metamorfomago, Lyssandre no lo es, debido a que mamá perdió un embarazo antes de él. Pero, me imagino que Maxence si lo es —el nombrado alzó la mirada sintiéndose atrapado ya que, a nadie, más que a su hermana se lo había dicho, aunque Lyssandre era evidente que ya lo sabía—, y me imagino que no estas registrado, pero ese ya es otro tema.
Lyssandre miro a Maxence, quien le sonrió de la manera más inocente que pudo, sabiendo que era muy probable que hiciera registrar ante el ministerio que era metamorfomago.
—¿Y por qué yo no soy metamorfomago? Si soy el primer hijo varón.
Cuestiono Freddos algo confundido porque su primo si lo fuera y el no.
—Porque eso solo lo transmite el varón...
—¿Entonces Gigi será metamorfomago?
Cuestiono Zed con curiosidad.
—Todos esperábamos eso, pero no ha demostrado nada parecido —explico con facilidad—, como se los dije, si la sangre pierde la pureza las habilidades se van perdiendo cada vez más, sumado a que también depende de los genes de la mable y si son compatibles con la sangre veela de la madre—observó que al parecer comprendieron para continuar—, como les decía, los varones con sangre veela tienen otras habilidades, también heredan la belleza, pero no tienen los encantos veela, solo son sumamente atractivos y muy...como decirlo...¿convincentes?...es como si todos accedieron a lo que ellos quieren, como si nunca pudieran decirles que no incluso en ocasiones hasta las personas llegan a obsesionarse con ellos —Max, Freddos y Zed la miraron sorprendidos por lo que decía—, y aplica en casi todas las personas que los rodean, a excepción de la gente que realmente los odie...o aquellas personas que están en un futuro predestinado...
—¿Cómo? ¿A qué te refieres con eso?
Cuestiono Maxence tratando de comprender todo, especialmente porque recordaba que Anired nunca presentó ese comportamiento, al contrario, al inicio le desagradaba y nunca accedía a lo que él decía.
Lys sonrió suavemente.
—Las y los veela tienen mucho que ver con el futuro, es un don que siempre estará, el futuro cambia, pero hay gente que pase por las situaciones que pase siempre terminara en tu futuro de una u otra manera, es por eso que no presentan el comportamiento que mencione anteriormente, aunque tú tomes otras situaciones, esa persona —Lyssane hizo énfasis en esa persona, sabiendo que la curiosidad de Maxence era debido a su sobrina—, siempre estará en tu vida, quizá como amistad, pareja, familia o incluso como tu peor enemigo.
Maxence borró la sonrisa al escuchar lo último, ganando que Lyssandre tuviera que aguantar la risa.
—No quiere decir que sean tus enemigos siempre, es extraño que se den esas situaciones —se encogió de hombros—, ahora sí, seguiré, los hombre tienen visiones, pero es extraño, solo se presentan en sueños y no siempre son exactas...aunque hay excepciones...cuando el gen veela presiente que algo muy radical ha cambiado en el futuro hace...como un tipo de activación, como una forma de proteger el futuro, no sé si me explico...pero las visiones se vuelven más fuertes y claridosas...incluso siendo como sueños lúcidos, en las que se sienten como si fuera realidad, en algunas ocasiones pueden hablar con su "yo futuro" o con alguien más que puede servir como una especie de guía —Max puso toda su atención conociendo a qué se refería pues era lo que el paso cuando estuvo en coma y secuestrado—...también en ocasiones pasa eso cuando están en situaciones de demasiado riesgo —Max se daba cuenta que se refería a él pues los ojos verdes de la mayor se encontraban fijos sobre él, seguramente Lyssandre ya le había contado todo—...casi nadie presentó esas visiones...solo dos personas...una de ellas fue Pierre —el alemán tragó saliva, negándose a creer que tenía parecido con alguien como ese hombre—...y el otro fue Gastón Delacour, hermano mayor de Magatte, el cual fue asesinado por ella—Max y Amalie estaban aún consternados por lo sanguinaria que parecía ser su familia paterna, poco a poco comenzaban a comprender porque Lyssandre odiaba ese lugar—... Gastón dejó un diario, que está en esta casa, por eso hemos venido, así que en lo que Lyssandre y yo buscamos el diario, si quieren ustedes recorran la casa. Ustedes pueden recorrer la mansión si quieren en lo que Lyssandre y yo lo buscamos.
Max miró como Zed y Freddos no parecían seguros de dejar a su madre en ese momento, por su parte decidió recorrer el largo pasillo abriendo las puertas y mirando con curiosidad dentro de las habitaciones o salones con los que se topaba.
—No esperaba que la mansión Delacour fuera tan grande —comentó Amalie siguiendo sus pasos—, sabía que Lyssandre y Lyssane tenían dinero, pero nunca esperé que tanto.
Se escuchaba el asombro en su voz, mientras más conocía de su padre más quedaba anonadada al darse cuenta todo lo que había vivido.
—Lyssandre y Lyssane renunciaron al dinero de la familia Delacour —explicó Maxence quien había hablado un poco más con Lyssandre sobre el pasado del mayor—, la mansión Delacour esta incautada por el ministerio británico, es por eso que no ha sido destruida, si fuera por ellos dos esto solo serían ruinas.
Maxence entró a una de las habitaciones que llamó su atención, se trataba de un viejo estudio, en su mayoría destrozado y lleno de polvo de no ser por un cuadro que estaba cubierto por una blanca sábana.
Amalie entró detrás de su hermano.
—Últimamente parece que Lyssandre y tú fueran más unidos.
Maxence la miró de reojo, aun se andaba con cuidado cuando hablaba con ella pues no comprendía del todo su actitud, sabiendo que ante cualquier grosería de su gemela terminarían peleando, y realmente lo que menos deseaba era eso, ya que no quería provocarle más preocupaciones al Delacour, ya era suficiente con ponerlo en una situación en la que tenía que volver a un lugar que tanto odiaba.
—Es nuestro padre, ¿no? —alzo la ceja y se encogió de hombros—, cuando tú te fuiste por trabajo nos volvimos más unidos, ya que pasábamos mucho tiempo juntos...después volviste y...ya sabes todo lo que ha pasado dejando una brecha entre nosotros—hizo una pausa desviando la mirada al cuadro cubierto, preguntando qué clase de pintura habría—...Lyssandre y yo de alguna manera nos volvimos más unidos, es mi padre al final de cuentas.
Amalie lo miraba sorprendida al escucharlo hablar con esa tranquilidad cuando antes el menor parecía odiar a Lyssandre con todo su ser, diciendo que nunca se referiría a él como su padre, en cambio ahora parecía estar cómodo y hasta feliz con eso.
—Solo...me sorprende...creí que nunca lo aceptarías como tal.
Maxence se acercó al cuadro preso de la curiosidad por saber qué era lo que guardaba tan recelosamente.
—Las personas cambian, Amalie —sentenció tomando la sábana que cubría el cuadro—...creo que eso lo sabes bien, ¿no?
Amalie comprendió a lo que se refiere por lo que prefirió no decir más, mirando el cuadro que acababa de descubrir su hermano.
Ambos miraron a la mujer en el cuadro, evocaba una sensación de peligro e intensidad, de ojos grises y penetrantes que brillaban con una intensidad fanática, que parecía transmitir una devoción inquebrantable junto con una sonrisa torcida que parecía insinuar crueldad.
La mujer tenía una apariencia distintiva y salvaje, largos cabellos negro y despeinados que enmarcaban el rostro pálidos y anguloso.
Toda la pintura transmite una energía inquietante y perturbadora.
—Bellatrix Lestrange...
Murmuró Amalie leyendo la placa debajo del cuadro.
—¿Eh? —Maxence también miro la placa que estaba debajo de la pintura, que tenía una dedicatoria —..." Para mi amada Bellatrix Lestrange" —leyó en voz alta—..." Atentamente Pierre Delacour"
—¿Pierre estaba enamorado de Bellatrix?
Amalie hizo una mueca, por los libros de historia mágica sabía que Bellatrix fue una mujer peligrosa y ruin que terminó con la vida de cientos de magos al igual que una gran seguidora de Lord Voldemort.
Maxence recordó la última vez que escucho a Pierre Delacour, como mencionó que el gusto por las Black venía de familia, por lo que sabía Bellatrix fue tía abuela de Anired, y Pierre tuvo un amorío con ella, ese cuadro dejaba ver que su amor fue más profundo de lo que pensó.
Sintió náuseas.
Nunca esperé que alguien como Pierre tuviera sentimientos.
—Tuvieron un amorío —mencionó volviendo a tapar la pintura—, supongo que él lo guardó hasta el fin de sus días.
—Bueno, ambos estaban igual de locos, por eso se atraían.
Comentó Amalie con simpleza.
Maxence no dijo más al escuchar como la puerta se volvió a abrir dejando ver a Lyssandre quien llevaba consigo un viejo cuaderno.
—Ya lo hemos encontrado —mencionó Lyssandre enseñando el cuaderno que extendió a Maxence—...tómalo, probablemente encuentres las respuestas que necesites.
Maxence se acercó tomando el cuaderno y viendo a Lyssandre.
—Gracias —menciono cuando lo tuvo en sus manos—... ¿Estás bien?...ya sabes...con todo esto...y venir aquí.
Amalie los miraba poniendo atención a su conversación.
Lyssandre se encogió de hombros
—Era algo que tenía que hacer en algún momento —mencionó con simpleza —...no me gusta venir a este lugar, pero era necesario, más si es algo que te puede ser de ayuda, ese diario era de Gastón, menciona lo de sus visiones y demás cosas que vivió, creo que hasta cierto punto de su vida pudo controlarlas un poco, quizá estudiándolo comprendas mejor las cosas que puedes hacer con esas visiones que son tan lucidas.
—Si, te lo agradezco, sé que no fue fácil venir aquí, pero aun así lo hiciste —le sonrió agradecido por hacer ese esfuerzo por él —...te prometo que cualquier cosa que sepa te la diré y haré un buen uso del diario.
Lyssandre llevo la mano al cabello de su hijo para despeinarlo como si se tratara de un niño pequeño, a pesar de que el rubio menor fuera de su misma altura, si no es que unos centímetros más alto, pero en ocasiones no sentía que fuese un adulto el que estaba frente a él, si no un niño lleno de curiosidad por la vida.
Amalie miraba de lejos sintiéndose un tanto excluida de ese cuadro familia, no negaría que se sentía fuera de esa familia al ver lo cercanos que se habían vuelto su padre y hermano.
Aunque de cierta manera sabía que todo era su culpa por la actitud tan pesada que últimamente había tomado, causando que las personas, especialmente Lyssandre y Maxence se alejaran, no se lo decían tal cual, pero se daba cuenta, era como si ya no confiaran en ella, se daba cuenta en sus actitudes y forma de hablar, como si temieran que el cualquier momento fuera a decir o actuar de alguna manera en la que dañara a la menor de la familia Black-Weasley tomando la misma actitud recelosa como cuando mencionaban a Deyan.
El vacío en su corazón comenzó a doler, preguntando si en algún momento las cosas volverían a ser como antes, pero la verdad, es que a esas alturas comenzaba a dudarlo mucho.
⚜⚜⚜
Ese pequeño pueblo a las afueras de Francia era demasiado colorido causando que los dos rubios miraran por las ventanas del auto, a pesar de haber ido unas cuantas veces a Francia cuando eran estudiantes de Beauxbatons nunca conocieron un lugar así.
Era demasiado colorido y con varias embarcaciones donde se podían distinguir enormes y majestuosos barcos.
Enfrente podían ver la camioneta blanca que manejaba Lyssane, la cual seguían para llegar al lugar en donde cenarían.
—¿Has venido muchas veces aquí?
Cuestiono Maxence viendo de reojo a su padre.
—Cuando era niño y de adolescente me escapaba con Lyssane a este pueblo, nos gustaba mucho, especialmente colarnos a los barcos —sonrió con nostalgia ante los recuerdos—, siempre ha sido un lugar pintoresco y feliz, así que era bueno para nosotros venir aquí—le explico brevemente—, poco después de que Lys se casará, George le regaló una finca en este pueblo, varias veces he venido con ellos, incluso pasado vacaciones en este lugar.
Amalie estaba encantada con el pueblo, se veía demasiado tranquilo y la gente parecía ser muy amable ya que saludaban a cuanta gente se detenía frente a ellos.
Lyssandre manejo por unos minutos más, hasta casi llegar al final del pueblo una finca destacaba por su belleza y encanto atemporal, situada en medio de exuberantes campos verdes y paisajes hermosos con el océano de fondo.
El camino de entrada serpenteaba a través de un arco de árboles centenarios, en el que Lyssandre manejó con maestría demostrando que había ido cientos de veces a ese lugar, dándoles una cálida bienvenida con toda la naturaleza, jardines meticulosamente cuidados llenos de flores vibrantes y setos perfectamente recortados dejando ver que la cuidaban con mucho empeño.
La camioneta se adentró, estacionándose en un patio interior empedrado con un pozo antiguo y una fuente delicadamente esculpida en su centro.
Frente a ellos también se estacionó Lyssane, y sin que el auto terminara de apagarse Zed y Freddos bajaron para entrar de inmediato.
La mujer apagó el vehículo también bajando, cosa que fue imitada por Lyssandre, los gemelos rubios lo dudaron por unos segundos hasta que Lys se acercó y les sonrió invitándolos a salir del vehículo, cosa que hicieron.
—Por favor, siéntanse cómodos —les pidió Lys amablemente viendo que parecían algo nerviosos por estar en un lugar desconocido—, así que vamos a dentro, seguramente ya estará la cena.
—Vamos.
Lyssandre les hizo un movimiento con la cabeza para que lo siguieran, los cuatro rubios finalmente atravesaron el umbral de la puerta.
Maxence y Amalie miraban con curiosidad, era una finca enorme con salones espaciosos adornados con detalles ornamentales, molduras de techo elaboradas y una mezcla de mobiliario clásico y contemporáneo.
Las vibras de la familia Weasley-Delacour eran muy distintas a las de la familia Black-Weasley, la familia de Lyssane era más de tonos cálidos como el café, amarillo, melón y colores pasteles dándole un aura de paz y tranquilidad acompañados de decoraciones clásicas y contemporáneas, llenas de delicadeza como una familia de pequeñas ardillas.
En cambio, los Black-Weasley reflejaban elegancia y misterio, con un poco de salvajismo, siempre con tonos negros y rojos, como una especie de advertencia al que se acercara, las decoraciones eran modernas y minimalistas dándoles un aura de arrogancia y peligro, llenos de poder, como una familia de salvajes panteras, a excepción de la menor de los miembros que parecía ser un pequeño conejo rodeado de panteras.
Caminaron por los largos pasillos, conforme más se introducían se escuchaban voces indicando que había más personas en ese lugar, finalmente llegaron a la puerta trasera que se fue abierta dejando ver las amplias zonas al aire libre que dejaban disfrutar del esplendor de naturaleza que los rodea.
Un extenso jardín paisajístico se extendió a lo largo de la propiedad, con enormes áreas verdes para relajarse disfrutando de la brisa fresca, a un lado había una piscina enmarcada por una terraza de piedra que parecía ser demasiado cómoda.
—Hasta que llegaron —la cabellera pelirroja del esposo de Lyssane se hizo presente dándole un cariñoso beso a la más baja que de inmediato fue devuelto con una sonrisa que reflejaba la alegría por estar a su lado— ¿Cómo les fue?
—No estuvo tan mal—le respondió sintiéndose mucho más cómoda y relajada al estar con George, siempre lograba brindarle paz cuando su corazón se encontraba tan alocado— ¿Y a ustedes con los proveedores?
George le beso la mejilla.
—Firmamos contrato, serán proveedores exclusivos de Sortilegios Weasley, en si Fred y yo solo estuvimos como testigos —comentó llamando la atención de Lys y Lyssandre, Amalie y Maxence también escuchaban la conversación—, George Sirius se encargó de la presentación y de la elaboración de contrato, al parecer pronto podremos dejar que él se encargue solo de esos asuntos.
—Bueno, Fred y tú han hecho un buen trabajo enseñándole todo sobre Sortilegios Weasley.
No era novedad que George Sirius fuera el más interesado en Sortilegios Weasley, desde que era un niño había demostrado que amaba esa tienda tanto como su padre y tío.
—Si sigue así, estoy seguro que pronto tendremos vacaciones —miró a su cuñado e hijos—, vamos ya casi está la cena, Anir y los mellizos estaban preparándola, ya se sumaron Freddos y Zed por lo que seguro ya la están sirviendo.
—¿Cuándo llegaron?
Cuestiono Lyssandre para seguir a su cuñado y hermana, Maxence y Amalie los seguían en silencio.
Para Amalie era incomodo al estar ahí sabiendo que nadie en ese lugar la quería después de todo lo que le dijo a Anired y como la trato, aunque no lo dijeran se daba cuenta que ya no la trataban igual que antes, como si una pequeña brecha de distancia se hubiera implantado entre ella y ellos, incluso con su padre y hermano.
—Tuvimos la reunión con los proveedores en la tienda de Francia, así que Fred, los mellizos, Louis y yo ya estábamos aquí—explico tranquilamente—, Anir, Nired, Mon y Gigi nos vinieron a alcanza, para aprovechar y tener una cena todos juntos, creo que últimamente por el trabajo de todos ya casi no lo hacemos.
El desorejado tenía razón, el trabajo los iba absorbiendo, sumado a que sus hijos al igual trabajaban dejando menos tiempo o causando que las reuniones familiares fueran un poco difíciles.
Maxence estaba nervioso, temía terminar discutiendo con los hermanos o primos de Anired, ya que sabía muy bien que no lo toleraban y lo que menos deseaba era causar una pelea en ese día y ese lugar, respiraba profundamente tratando de calmarse para que su cabello no cambiara de color, mentalizándose para las malas miradas o para que no pudiera ni siquiera hablar con Anired, al menos eso dudaría solo hasta que se volviera oficial su relación, que esperaba no tardara mucho.
En frente de la puerta de la cocina que llevaba al patio trasero se encontraba una enorme mesa llena de platos y platillos de comida esperando porque ya todos llegaran a cenar, los tres hermanos varones de la familia Black-Weasley platicaban con Freddos y Zed mientras jugaban snap explosivo, Anirak cargaba a Gigi conversando con Mónica.
Amalie y Maxence veían como Lyssandre saludaba cariñosa y fraternalmente a todos, demostrando que realmente se trataba de una gran familia en la que se amaban y protegían los unos a los otros.
—¡Fred, la niña se va a caer! —riño Anirak viendo a su esposo jugar con su hija a la mitad del jardín—... ¡Fred!
Fred se encontraba a la mirada del jardín con su hija menor dando fuertes vueltas mientras Anired se aferraba a la espalda de su padre soltando escandalosas risas y gritos cada que él lo hacía más fuerte.
—Tres galeones a que Anired sale volando...
Regulus fue el primero en apostar dejando tres monedas sobre la mesa que jugaba snap explosivo.
—Tres galeones a que papá termina durmiendo toda una semana en el sofá...
Ahora fue Louis el que dejó las monedas.
—Se va a caer...se va a caer —murmuraba Freddos imitando a su tía ganando la risa de George Sirius, Regulus, Zed y Louis—...la niña se va a caer....
—Se cayó...
A completo George Weasley al ver como su sobrina se soltó del cuello del patriarca de la familia Black-Weasley provocando que con el impulso saliera volando para caer al suelo sin que lo pudieran evitar.
—¡Frederick, te lo dije!
Gritó Anirak dejando en brazos de su madre a Gigi, para correr a donde estaba su hija, seguida de los hermanos Delacour y Maxence.
Las risas de los menores llenaron el lugar ante la situación.
Lyssandre y Max ayudaron a Anired a levantarse, Lys revisaba que no tuviera ninguna herida o golpe serio mientras Anirak regañaba a su esposo.
—¡Te dije que no jugaran de esa manera, Frederick! —se notaba la molestia en su voz, siempre había odiado que su hija terminara herida de cualquier manera—... ¡Que no fueras tan brusco con Anired! —giro la mirada los varones que seguían riéndose— ¡George Sirius, Regulus John, Louis-Phillippe, Frederick Jerome y Zed Edrak dejen de reírse en este momento y comiencen a servir la comida, ahora!
Como si de la orden de un capitán a su batallón se tratara los nombrados se callaron poniéndose de pie y comenzaron a servir la comida en los platos.
No es que tuviera miedo, pero sabían que lo mejor hacerle caso a Anirak cuando estaba enojada.
—Mami —Anired dejo que Lys revisará que no estuviera herida, solo se había raspado la rodilla y se encontraba llena de pasto, pero nada más grave—...estoy bien...no pelees con papi.
Pidió, Anirak volteo a ver a su hija y suspiro.
—Mira tus pantalones, están todos rasgados, Nir, te está sangrando la rodilla...
Murmuró quedando frente a ella para ponerse en cuclillas y revisarle la herida.
—Pero no me duele, te lo prometo —le sonrió a su madre tratando de brindarle calma—...aparte, me gusta jugar de esa manera con papá, así que no peleen, ¿sí?
Hizo un puchero viendo a su mamá y a su papá que le sonrió a modo de disculpa.
Fred siempre había sido brusco jugando con sus hijos, incluido Anired, lo que en ocasiones causó que la menor terminara con raspones y moretones, pero la azabache no lloraba, por lo contrario, siempre acaba riendo y disfrutando de jugar de esa manera.
—Si, muñeca, no peleemos.
Fred usó el mismo tono que su hija y haciendo un pequeño puchero viendo a su esposa.
Anirak suspiro apretando el puente de la nariz viendo al pelirrojo y a la menor que era su viva imagen, aunque en esos momento, con ese puchero y ojos brillantes se parecía más a Fred que tenía la misma expresión.
Sin duda, estaba perdida, porque nunca podría enojarse con su esposo e hija, menos si hacían una expresión como esa.
—Está bien —se levantó y miro a Fred—, arregla el pantalón de Anired, pero antes límpiale la herida en lo que se sirve la cena.
—Yo me encargo...vamos, bebé.
Fred sonrió y le robó un corto beso para ir por su hija a la que cargó con facilidad como si aún fuese una niña pequeña, dejando ver que su lazo nunca se rompería, porque tuviese los años que tuviese Anired siempre sería su pequeña bebé.
—A pesar del tiempo nunca van a cambiar,
Comentó Lys a lado de su amiga la que sonrió asintiendo.
—Siguen siendo como niños.
Y con eso decidieron ir a la mesa donde los platillos de comida ya estaban servidos.
[...]
Amalie no entendía cómo terminó en uno de los sillones principales escuchando la conversación de los mellizos Black-Weasley, Freddos y Zed, aunque claro, ella no era incluida en esta, pues notaba la incomodidad de los varones al tenerla en ese lugar.
Claro, que Lys no lo hizo de mala manera, ya que fue ella quien le dijo a Amalie y Maxence que se sentaran con ellos para que pasaran tiempo juntos, en un intento porque los gemelos D'Acanto se sintieran incluidos como antes.
Amalie se preguntaba en dónde estaría su hermano, dijo que iría al baño, pero ya había pasado demasiado tiempo y él no volvía, seguramente se habría perdido en ese enorme lugar.
—¿Entonces la cabello de tomate te golpeó?
Al escuchar ese apodo Amalie puso mayor atención, sabiendo que con ese apodo Freddos se refería a su mejor amiga.
—¡Si! —gruño Regulus pasando la mano entre su cabello dejando ver que aún tenía una enorme frustración consigo—...le dije...le dije que James era infiel...que la estaba engañando con una de sus empleadas, no con la que le gusta a Scorpius —explico cuando sus primos lo miraron pensando que se trataba de Dalila—, si no la otra, la que nos coqueteó la otra vez —miro a Freddos—... ¿la recuerdas?
Freddos asintió cuando la voz de Amalie se hizo presente.
—¿Qué dices? ¡¿Cómo que James está engañando a Itziar?! ¡Si se acaban de comprometer!
Regulus puso los ojos en blanco al escucharla, había tratado de ignorar su presencia al cien por ciento, haciendo como si no estuviera en ese lugar, ya que por Amalie incluso Anired había decidido quedarse en la mesa donde cenaron acompañando a los adultos en lugar de estar con ellos.
—¿Tengo que repetir las cosas? —cuestiono con molestia en la voz—...aparte esta platica no te incumbe, no sé qué haces metiendo tu cuchara como si te hubiéramos nombrado.
Sentenció dándole una gélida mirada, Amalie se daba cuenta que estaba demasiado molesta con ella, aunque era evidente después de todo.
—¡Claro que me incumbe, Itziar es mi mejor amiga!
Chillo Amalie.
—Evidentemente son amigas—comentó con sarcasmo e ironía en la voz—...si las dos son igual de tontas...
—Reg—llamó George Sirius que era el más paciente de los dos—...no inicies una discusión, ¿Quieres?
Amalie se sintió agradecida de que George Sirius interviniera, el pelirrojo siempre era como un freno en Regulus, quien le hacía caso sin rechistar.
—George...
Murmuró el azabache alto molesto porque se metiera.
—O al menos no aquí —sentenció viendo a su hermano—, nuestros papás y los tíos la están pasando bien, no habían tenido tiempo para relajarse, si comienzan con las discusiones van a arruinar eso.
Amalie se sintió un tanto vacía al darse cuenta que no intercedió por ella como antes lo hacía.
—Está bien —gruño entre dientes para ver a sus primos y hermano—...el caso es que James le está poniendo el cuerno, yo le dije, pero ella no me quiso creer hasta me golpeó y me dijo que no me volviera a acercar —escupió con molestia—...como si alguien quisiera estar con alguien tan pesada y tonta como ella...
—¡Basta! —exige Amalie levantándose de su asiento para encarar a Regulus cansada de escucharlo hablar así de Itziar—... ¡Deja de hablar de ella de esa manera!
Regulus también se puso de pie mirándola con molestia, odiaba que le exigieran las cosas como lo hacía Amalie, quien no tenía ni cara para exigirle algo.
George Sirius al verlos se levantó para pedirle a su hermano que se calmara, Freddos y Zed solo miraba con diversión la escena.
—¡Deja de meterte en mi conversación, te vale un carajo como hablo de ella! —se escuchaba el enojo en la voz de Regulus al igual que los ojos brillantes de molestia—... ¡No eres nadie para decirme que decir de ella o no!
—¡Estás hablando mal de mi amiga a sus espaldas, claro que me voy a meter porque te estás comportando como un maldito idiota sin educación!
La risa irónica de Regulus llenó el lugar.
—¡Ay! ¿Ahora te haces la mustia, Amalie? —enarco la ceja con una sonrisa torcida—...Te recuerdo que tú has sido mucho peor que yo, criticando a mi hermana a sus espaldas...¿No por eso acabaste discutiendo con tu hermano y el tío Jerome? —el rostro de Amalie se puso rojo—...no vengas a dártelas ahora de defensora, cuando tú no has sido más que una asquerosa perra con mi hermana —escupió con odio demostrando todo el resentimiento que había guardado en contra de la rubia por haber tratado de manera horrible a Anired, cuando no tuvo la culpa de nada, aun recordaba las veces que se puso mal por culpa de la gemela D'Acanto, cosa que lo hacía rabiar—, así que no vengas con clases de moralidad porque no te queda, Amalie, mejor cierra la boca y sienta tu culo en el sillón sin hacer ningún ruido, porque nadie de aquí quiere estar contigo, por lo único que te toleramos fue por el tío Jerome y la tía Lys.
—Regulus, es suficiente...
Pidió George Sirius sin siquiera ver a Amalie, se forzaba por hacerlo y por no ponerse de su lado y mucho menos defenderla, porque, aunque lo quisiera negar, Regulus tenía demasiada razón, la rubia había tratado de manera horrible a su hermana, cuando Anired no había hecho nada para ganarse ese trato.
Amalie no tenía ni qué responder, se daba cuenta del gran enojo que tenía Regulus al igual que los otros tres varones, se sintió aún peor al darse cuenta que George Sirius ni siquiera la volteaba a ver, era como si dejara de existir para él.
Así que sin decir más se dio la vuelta para alejarse de ese salón, aguantando las ganas de llorar.
Evito ir a la cocina o cerca de ella porque era en donde estaban los adultos platicando y bebiendo vino, y sin duda, si la veían mal comenzarían a preguntar que paso o que por qué no estaba con los demás, lo que arruinaría el día que parecían disfrutar.
Últimamente ya había arruinado muchas cosas por lo que prefirió evitarlo, alejándose de ese lugar para caminar por el resto de la finca y salir al patio delantero tomando un poco de aire fresco que la ayudara a calmarse.
No podía culpar a Regulus porque la tratara de esa manera, ya que tenía demasiada razón, era un mar de pensamiento y en cada uno se daba cuenta que por culpa de su actitud se estaba quedando sola, sin amigos, su hermano y ella ya no eran tan unidos como antes, Anired que siempre fue amable con ella ahora la evitaba y con justas razones, el chico que tanto le gustaba la ignoraba...y ya ni siquiera se sentía cómoda con Inara, al darse cuenta que gracias a ella perdió todo.
Aunque tampoco podía culparla, porque fue ella misma quien se dejó influenciar por la castaña.
En esos momentos cómo le hacía falta su mamá, quería hablar con ella y pedirle un consejo sobre como arreglar las cosas, pero lamentablemente eso no era posible.
Todas sus decisiones la habían llevado a ese punto.
Soltó una maldición en voz baja caminando por los alrededores, la finca era enorme y por todos lados había diversas puertas que llevaban a distintas habitaciones como el cuarto de servicio, de lavado, en donde guardaban instrumentos de jardinería entre otras cosas, dándose cuenta que la visitaban demasiado seguido.
Sus pasos se detuvieron frente a una de esas puertas, en donde pudo ver la luz encendida escuchando unos suaves murmullos y risas apagadas llamaron su atención, se extrañó demasiado ya que todas las personas estaban adentro.
¿Acaso alguien se había metido a hurtadillas?
Era extraño, porque estaba segura que Lys y George habrían puesto hechizos para que ninguna persona ajena entrara, ni magos o muggles.
Sin poder resistir la tentación decidió averiguar qué ocurría, llevó la mano a su bolsillo trasero donde guardaba la varita, sacándola para prepararse por lo que se pudiera topar.
Amalie se acercó sigilosamente y empujo la puerta, que para su sorpresa se encontraba entreabierta.
El corazón de Amalie se detuvo en su pecho al presenciar una escena que le heló la sangre.
Los brazos de su hermano rodeaban la femenina cintura de la azabache, la que se aferraba con un brazo a su cuello, mientras sonreía acariciando el rostro con la mano libre.
Maxence dejaba suaves y cariñosos besos sobre sus labios y rostro ganando pequeñas risas, mirándose con un gran amor y complicidad.
El impacto fue como un puñetazo en el estómago, dejándola sin aliento ni palabras.
Amalie observó a su hermano, durante mucho tiempo había visto a Maxence como alguien duro y desinteresado en el amor. Siempre había sido un mujeriego y no mostró ningún interés real en relaciones significativas.
Durante mucho tiempo, había creído que los sentimientos de Maxence hacia la azabache eran simplemente una obsesión pasajera, alimentada por el deseo de conquistar a alguien que lo rechazó y alejó de varias maneras.
Pero en ese momento, algo cambió, los ojos de Max brillaban de una manera que Amalie nunca había visto antes.
Maxence parecía alguien completamente transformado en presencia de Anired.
Su sonrisa, que siempre era falsa, en esos momentos era totalmente genuina, la mirada azul se posaba sobre la más baja, viéndola con una enorme adoración.
En su voz había una calidez y ternura que nunca había escuchado antes, diciendo de manera melosa palabras dulces para Anired,
Amalie, que solía ver a su hermano como alguien frío y desinteresado, se dio cuenta que en sus ojos había un brillo único cuando miraba a la Black-Weasley menor, sus gestos se volvían más suaves, un rostro y cuerpo relajado, incluso su voz adquirió una melodía distinta cuando hablaba con ella.
—Te amo—escucho la suave voz de Anired que veía con demasiado amor al más alto que la abrazaba—...ya te extrañaba, a pesar que nos vimos hace unas horas...te eche mucho de menos.
—Me hiciste mucha falta en la casa Delacour, me sentía demasiado estresado en ese lugar, pero, ahora me alegro de estar aquí contigo...haces que todo se vuelva tan tranquilo y bueno cuando estoy contigo —le beso la frente cariñosamente—..te amo, mein herz.
Cada frase pronunciada era una prueba más de la profunda conexión que compartían, comprendiendo finalmente que Maxence realmente estaba completamente enamorado de Anired, no era algo pasajero o cosa que olvidaría dentro de unos días, si no un amor que lo había marcado de manera fuerte y profunda.
Era un torbellino de emociones, que no sabía ni cual distinguir, estaba dispuesta a salir de ahí sin hacer ningún ruido, justo cuando se daría la vuelta se topó con los ojos de su gemelo que la veían fijamente.
—¿Qué haces aquí, Amalie?
El cuerpo de Maxence se tensó, poniéndose en alerta al ver que su hermana los había atrapado en uno de sus momentos románticos.
Con suavidad soltó la cintura de Anired para avanzar dejándola detrás de él, ya que lo que menos quería es que Amalie comenzará a atacarla de manera verbal como siempre lo hacía, también esa era una de las razones por las que todavía no decían frente a los demás que estaban juntos, pues no deseaba que Anired pasara un mal rato por culpa de su gemela.
Al ver que Lie no respondía frunció el ceño.
—Te lo vuelvo a preguntar, ¿qué haces aquí, Amalie?
Amalie notaba el tono de voz de su hermano, estaba molesto y se sentía amenazado, esperaba lo peor de ella.
Maxence solo la miraba sintiéndose impotente al no saber lo que diría o haría Amalie.
Era muy probable que comenzará a insultar a Anired e iniciará una discusión que sin duda atraerá la atención de todos y terminaron descubriendo porque tanto él como Anired se escabulleron a una de las habitaciones más lejanas de la finca.
Anired miraba la espalda de Max viendo lo tenso que estaba, comenzando a sentirse nerviosa, no quería que Maxence discutiera con Amalie, no quería que por su culpa siguieran peleando.
Se culpaba a sí misma por haberlo dicho a Maxence que se vieran en ese lugar, debido de haber aguantado las ganas de hablar con él y abrazarlo, ya que de no haberlo hecho no estaría en esa situación.
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¡Hola!
¿Qué les ha parecido el capítulo?
¿George Sirius tendrá un nuevo comienzo?
¿Le gusta como avanzó la relación de Max y Lyssandre?
¿Creen que el matrimonio Black-Weasley acepte la relación de Max y Anired?
¿Cómo le irá en su cita a Max y Anired?
¿Qué opinan de la historia de los Delacour? ¿Tienen algunas teorías sobre lo que pasará con Maxence?
¿El diario le servirá a Max?
¿Sobre la semi discusión de Regulus y Amalie, qué les pareció? ¿Alguno tuvo la razón o los dos estuvieron mal?
¿Qué opinan de Amalie?
¿Les gusta cómo se llevan Fred y Anired?
¿Qué creen que pasé entre Max, Nired y Lie? ¿Lie harán que los descubran?
Bueno, nos leemos, lovu♥
No se olviden de comentar y votar, jiji.
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