Nueve.
(Hola, 300+ comentarios para la próxima actualización.
Les deje una nota al final del capítulo, no se vayan sin leerla para que comprendan más la actitud de cierto personaje en este cap❤️.)
Llevó las manos temblorosas contra el propio pantalón para secar las palmas que sudaban con ímpetu debido al nerviosismo que lo recorría en ese momento.
Volvió a observarse al espejo, se acomodó lo mejor que pudo el cabello y la ropa estaba como cuando llegó, con un poco de magia y maquillaje que la azabache le dio logró disimular las marcas rojas que le adornaban el cuello y mandíbula, trago saliva sintiendo la boca seca, pastosa.
Nunca en su vida había estado tan nervioso y asustado como en esos momentos, temía que los padres de Anired se percataran de lo que hicieron en su ausencia, sin duda lo regañarían y era muy probable que nunca le volvieran a tener confianza como para dejarlo solo con la menor de la familia.
Siempre era así, desde chico que los adultos no le tenían confianza en nada, empezando por su madre la que parecía dudar de todo lo que hacía, como si fuera a destruir cualquier cosa que tocara.
Soltó un suspiro y antes de salir del sanitario se detuvo frente al papelero observando el condón usado envuelto en papel, lo pensó por unos segundos y finalmente sacó la varita para desparecer todo rastro que indicara que tuvieron sexo.
Con paso nervioso salió del baño para observar la habitación pulcramente ordenada como si nada hubiese pasado.
Dejó la habitación para bajar las escaleras escuchando voces provenientes del salón principal, sin más preámbulos se dirigió ahí para observar a Fred y Anirak en compañía de Anired que abrazaba al pelirrojo mientras le sonreía.
—Buenas noches—saludó Maxence de forma educada.
—Hola—Anirak le sonrió mientras Fred solo lo saludó con asentimiento de cabeza—, ¿Cómo se la pasaron? ¿No se aburrieron?
Maxence y Anired intercambiaron una pequeña mirada de la manera más disimulada que pudieron para volver a poner atención a los mayores.
—No, estuvimos viendo películas —explicó Max metiendo las manos a sus bolsillos—, todo fue muy tranquilo.
—Sí, vimos la uno y dos de Jeepers Creepers—continuó Anired con una sonrisa curveando los labios viendo a sus padres—, otro día veremos las dos últimas ¿Vedad, Max?
Max asintió.
—Esas películas como te encantan—habló Fred viendo a su hija—, siempre escoges de terror, Nired, a veces no entiendo como no te dan miedo cuando tus hermanos luego no las terminan al menos que prendan la luz...
Max observó a Anired con acusación en la mirada recordando que la menor le había dicho que le dio miedo en la película, al parecer cayo completamente en los juegos de provocación de esa pequeña pelinegra que le sonreía como la persona más inocente del mundo.
—Es que son unos miedosos de lo peor—hizo un gracioso puchero—, pero, son muy buenas las películas de terror..
Anirak sonrió y decidió intervenir temiendo que le preguntaran como fue en el ministerio, en esos momentos lo que menos deseaba era recordar todo lo que sucedió, solo quería pasar un rato agradable y reconfortarle en compañía de su familia, los mellizos no tardaban en llegar al igual que Louis, Mon y el pequeño Gigi, así que lo mejor era concentrarse en ellos sin dejar que algo más la afectara.
—Compramos la cena—sonrió Anirak—...vamos a la cocina para poner la mesa—miro al rubio— ¿Te quedas a cenar, Max?
Max los miró sin estar muy convencido si aceptar o no, no quería ser un intruso en aquella familia que parecía tan unida.
—También compramos para ti—informó Fred para mirar como su hija le sonreía, aun le costaba aceptar lo unidos que eran esos dos adolescentes, pero al ver a la azabache menor tan feliz podía tolerarlo—, así que si quieres quédate.
—Sí, gracias —respondió con una pequeña sonrisa—, ayudare a poner la mesa...
Ofreció para seguir a los mayores y Anired que se dirigieron rápidamente a la cocina.
Fred y Anirak se encargaron de sacar la cena mientras los adolescentes acomodaban la mesa.
En algunas ocasiones las manos de Anired y Max se rozaban al igual que sus brazos provocando un enorme sonrojo en la menor que recordaba con demasiado detalle cada toque en su piel, reviviendo una y otra vez la acalorada primera vez que tuvo con el rubio, como sus manos recorrían todo el delgado cuerpo al igual que los labios dejando marcas rojas que apenas pudo ocultar.
—A-ni-red—murmuró el rubio cuando se detuvo a lado de ella con una sonrisa traviesa—... ¿estás soñando despierta?
Anired lo volteo a ver completamente roja y negó para alejarse de él ganando la ronca risa del alemán que terminó de colocar los cubiertos, le era divertido ver a Anired actuar de esa manera, parecía un pequeño conejo nervioso buscando en donde esconderse.
Anired le dio un codazo en la costilla haciendo un puchero que aumento la risa del más alto.
—Enojona...
Maxence se sentía feliz al estar de esa manera, justo en esos momentos nada más importaba que disfrutar de las expresiones tímidas de Anired o como se ponía nerviosa cuando la veía fijamente resultando demasiado adorable ante sus ojos.
Pronto terminaron de colocar los platos y cubiertos encima de la mesa, Anirak y Fred se sentaron juntos y los dos adolescentes frente a ellos dejando unas sillas de sobra.
La casa Black-Weasley contaba con un enorme comedor en la habitación de a lado, pero solo solían usarla cuando se realizaba alguna comida familiar o parecido, cuando era la cena con solo los miembros de esa familia ocupaban la mesa de la cocina que agrandaban de ser necesario con un poco de magia dando un ambiente más cálido y afable.
—Max ¿Ya has decidido siempre en que área de la magia piensas especializarte? —mencionó Fred observando a Maxence que alzó la mirada para verlo tratando de pensar una respuesta rápida—...recuerdo que la otra vez nos comentaste que aún no estabas muy seguro sobre qué hacer.
El alemán tragó saliva sabiendo que debía de pensar muy bien la respuesta, él aun no quería trabajar, ni siquiera se le pasaba eso por la cabeza ya que gracias a la pensión que le daba Lyssandre y que él cubría todos los gastos extras no tenía ninguna preocupación económica.
Pero, no era una respuesta que pudiera dar frente al matrimonio Black-Weasley, estaba demasiado seguro que a ninguno de ellos les gustaría escuchar eso, escuchar como no tenía planes para el futuro o ni siquiera expectativas por lo que haría en un tiempo cercano, solo se había concentrado en vivir el presente.
—Eh...aun no sé, realmente—respondió de manera nerviosa sin ver a Fred a los ojos—, me refiero a que... no estoy seguro porque hay muchas áreas interesantes, creo que la que más me llama la atención hasta ahora es el estudio de maldiciones y como romperlas.
Con el tenedor novia la comida de manera juguetona pensando en si la respuesta fue correcta o el pelirrojo pensaría que era una mala influencia para Anired, últimamente había tratado de portarse bien, comportándose de forma correcta todo para que los padres de Anired no pusieran un pero en la relación que tenía con la menor, para que no les prohibieran verse o cualquier cosa, y muy dentro de él sabía que si no encontraba una meta para el futuro las cosas se volverían oscuras, ya llevaba un año que se graduó de la academia de magia al igual que la gran mayoría de personas que lo rodeaban y ni siquiera había hecho el esfuerzo de buscar un trabajo o una especialización.
Anired observo a su padre y después a Maxence, por lo regular al rubio no le gustaba hablar mucho sobre sus metas al futuro, por todos los medios buscaba evitar ese tema así que decidió intervenir antes de que Fred comenzara con más preguntas que Max no sabría contestar.
—Papá—llamo Anired viendo a su padre—... ¿Cómo te fue hoy en Sortilegios? ¿Por fin ya te tomaras vacaciones? habías dicho que pronto lo harías...
Fred desvío su atención a la menor de sus hijos para sonreírle y comenzar a contarle sobre el trabajo y las vacaciones que ansiaba tomar para pasar tiempo con su familia.
Maxence le agradece internamente a Anired para continuar comiendo.
El ruido de dos voces más llamó la atención para dejar ver a los mellizos Black-Weasley que acababan de llegar.
—Hola...
Canturreo Regulus con su característica sonrisa llena de coqueteo, se acercó de manera inmediata para saludar con un sonoro beso en la mejilla a su madre que fue devuelto.
—Hey...
Saludo George Sirius sin mucho ánimo saludando a su padre y después a su madre, finalmente los dos varones besaron las mejillas de su hermana menor que sonrió.
Ambos tomaron sus característicos asientos para servir la cena y unirse a la conversación que pronto se llenó de risas por las bromas que hacen, sin embargo, cualquiera que le pusiera más atención al mellizo pelirrojo podía percatarse que se encontraba desanimado y cada que trataban de preguntarle por la cita con Amalie desviaba la conversación causando que Maxence lo mirara con curiosidad por lo que había pasado con su hermana, sabiendo que se enterara una vez que volviera a la casa.
Regulus se aclaró la garganta para ver con recelo a Maxence, aun no se acostumbraba al ver lo cercano que era con Anired y realmente le asustaba que la hiriera de la misma manera que lo hizo Deyan, para Regulus, Anired ya había sufrido demasiado y quería hacer todo lo que estuviera en sus manos para evitarle experimentar algo parecido otra vez.
—Te vas a ensuciar de comida.
Explico el rubio haciendo un mechos de cabello de Anired hacia atrás para colocarlo detrás de la oreja.
—Creo que ya está muy largo—menciono la azabache viendo a Maxence con las mejillas rojas a sabiendas que su familia podría ver la escena—, probablemente lo corte un poco, aunque aún no estoy segura, siento que el cabello corto no me queda.
Max le sonrió.
—Corto o largo, te sigues viendo hermosa...
El sonido de unos cubiertos cayéndose, una tos falsa y un vaso azotado en la mesa provoco que los adolescentes se alejaran para ver a los otros tres varones que los miraban fijamente como si quisieran desaparecer a Maxence con solo verlo, Anirak tuvo que golpear la pierna de su esposo para que recobrara la compostura.
Anired solo sonrió soltando un suspiro al recordar los celos de sus hermanos y padre, al parecer eso nunca cambiaria en ellos.
La cena transcurre con tranquilidad solo con los celos de los tres Black-Weasley cada que Maxence alababa la belleza de la azabache menor o llegaba a tocarla de la mano, no negar que se divertía haciéndolos enojar por esas cosas.
Cuando llegaron Louis, Mon y Gigi terminaron de cenar para alzar la cocina y finalmente poder descansar, después de despedirse y agradecer por la cena Max se retiró, ya que pasaban de la una de la mañana y tanto Lyssandre como su hermana le estaban marcando para saber porque aún no llegaba a la casa.
Mantenía la vista fija en lo blanco del techo como si fuese lo más interesante que había visto en días, un cuarto suspiro escapo de sus labios al recordar los sucedido en ese día que se suponía seria uno de los mejores, pero al parecer esas cosas no eran para él.
Solo quería un poco de paz, solo eso, no pedía mucho.
¿A caso él no merecía eso?
La vida definitivamente lo odiaba en ocasiones.
—Ya me cansé de escucharte suspirar como un idiota—Regulus se dejó caer a su lado en la cama— ¿Qué paso? ¿Amalie se dio cuenta que tienes disfunción eréctil?
—¿Eres estúpido? —puso los ojos en blanco ante las palabras de su mellizo—, que tú sufras de disfunción eréctil no quiere decir que yo también tenga ese problema... deberías de tratarlo con el sanador antes de que decepciones a alguna de tus conquistas.
El azabache le golpeo el hombro de forma juguetona para verlo de reojo.
—¿Qué tienes? ¿Tan mal estuvo la cita?
George Sirius giro el rostro y observo a su hermano que de inmediato pudo saber la respuesta sin necesidad de palabras.
—Al inicio fue genial, la lleve al museo y puedo decir que las cosas estaban volviendo a ser como cuando estábamos en Hogwarts...
—¿Pero?
Espero la respuesta temiendo lo peor, pero cierta parte de él le decía que no pudo haber sido algo tan malo, porque vamos, es George Sirius, de los dos siempre ha sido el más sensato y educado, la clase de varón con él que los papás quisieran que sus hijas salieran.
—Fuimos a cenar a Locanda Locatelli...
—Ay, tiene tiempo que no vamos ahí—agrego Regulus—, deberíamos decirle a mamá y papá que nos lleven—sintió la pesada mirada de su hermano y sonrió nerviosamente—, perdón, prosigue, sabes que me desvío del tema fácilmente.
—Bueno...te decía, fuimos a Locanda Locatelli, todo bien hasta ahí—soltó un quejido demostrando toda la frustración que albergaba—...pero, Inara apareció, al parecer conoce a Lie—el azabache abrió la boca en una perfecta "o" lleno de sorpresa—...trate de mantener la compostura, pero Inara me hizo explotar, no tan a los golpes, pero si con palabras que se pueden malinterpretar—azoto la mano contra su cara tallándola con brusquedad—, cuando lleve a Lie a su casa comenzó a preguntar sobre ella, como no le quise contar nada al respecto me dijo que no la buscara hasta que quisiera explicarle lo que sucede entre Inara y yo...
—Pero... ¡Si no hay nada entre Inara y tú! —exclamo Regulus compartiendo la frustración de su hermano— ¿O paso algo que no me contaste?
—¡Por Merlín! ¡Ni en un millón de años volvería a tener algo con Inara después de todo lo que paso, no sé quién está más loca, si Hannah o ella!
—Tienes una suerte para la mujeres—le palmeo el hombro tratando de animarlo cosa que fue en vano, podía notar lo cabizbajo que se encontraba el pelirrojo—, tal vez...deberías de contarle a Amalie lo que sucedió con Inara...
—Si Amalie se entera...tarde o temprano me terminara odiando—sonrió amargamente—, pensé que todo sería fácil, tuve la estúpida esperanza en que Inara nunca volvería a aparecer en mi vida, pero al parecer eso es imposible...
—Si dices que Amalie y ella se conocen...conocemos demasiado bien a Inara solo es cuestión de tiempo para que le cuente las cosas a Lie ¿Y sabes que es lo peor? —hizo una pausa ganando la atención completa de su hermano—, que le va a contar su versión y no como pasaron las cosas, no te va a convenir eso...al menos que quieras que Amalie te odie más de lo que probablemente ya lo hace.
—Tus palabras no me ayudan en nada—se dio la vuelta para ocultar la cara en la almohada—...porque a pesar de que eres tonto tienes razón en lo que dices...
Regulus asintió sabiendo que tenía razón, y es que conocía que para su hermano no sería nada fácil volver a contar lo que sucedió con Inara, era algo que preferían que no sé supiera, todos los miembros de la familia Black-Weasley se habían esforzado por mantener ese pequeño detalle oculto y resultaba injusto que por culpa del regreso de Inara Delilah todo se fuera al carajo en un abrir y cerra de ojos.
Lo peor de esa situación, era el cómo afectaría a George Sirius.
Regulus John agradeció internamente por no volverse a involucrar con ninguna mujer o tener alguna relación sentimental, estaba mucho mejor de esa manera, con su estabilidad y paz mental a salvo, esperando que así permaneciera por bastante tiempo más.
[...]
Salió del sanitario para observar a su esposo dormido plácidamente en la cama, no evito sonreír y acercarse a él.
Una vez que se sentó en la cama paso los dedos entre las suaves hebras del cabello rojizo besándole la mejilla juguetonamente ganando una risa adormilada.
—Bajare a preparar el desayuno para nosotros y los niños—murmuro la mujer de manera cariñosa—, descansa un rato más y te hablare en cuanto esté listo.
—Te amo...
Menciono el varón en un suspiro para volverse a dormir debido al gran cansancio físico que albergaba después de largos días de trabajo.
—Te amo más.
Le beso la mejilla por última vez para ponerse de pie e ir al armario en donde tomo una playera de esposo que le quedaba muchas tallas más grande, se quitó el delgado camisón y fue por ropa interior para colocarse junto con la playera y un cómodo short, al ser domingo no tendría que ir al ministerio, así que aprovecharía para descansar todo lo que pudiera.
Se recogió el largo cabello con una liga y finalmente salió de la enorme habitación, todo se hallaba en completo silencio así que seguramente los adolescentes seguirían durmiendo como era costumbre en los fines de semana.
Sin ninguna interrupción llego a la cocina y antes de ponerse a cocinar toda su atención se centró en la puerta abierta que llevaba al patio, al igual que el ruido del agua correr.
Frunció la cejas y salió al jardín trasero buscando quien provocaba esos ruidos en la mañana del domingo, le sorprendió ver a su hija menor en el lavadero tallando algo con mucha fuerza y maldiciendo en murmullos.
—No sale—murmuraba la azabache menor sin dejar de restregar dándose cuenta que la mancha roja no disminuía por más que lo intentaba—...vamos hazlo..
—¿Anired?
La voz de su madre la hizo brincar para dar la vuelta y verla con las mejillas sonrojadas.
—Mamá—sonrió nerviosamente—, pensé que seguirías durmiendo...
—¿Qué haces? —miraba con curiosidad la sabana sobre el lavadero— ¿Tú lavando de esa forma? Si siempre que te toca la ropa convences a alguien para que te ayude con magia o usas la lavadora.
Anired trago saliva con fuerza tratando de pensar rápidamente en una respuesta.
—Es que...me bajo—soltó de golpe—, no hice bien mis cálculos y me llego el periodo antes de tiempo, como no me prepare manche la sabanas —explicó con tranquilidad—, la sangre no sale en la lavadora y... me dio un poco de pena en pedirle a alguno de mis hermanos que limpiara la sangre, tampoco quise molestarte porque sé que con todo lo que ha pasado últimamente has de estar agotada, quería que disfrutaras tu domingo.
—Cielo, no debiste de preocuparte por eso—le sonrió cálidamente—, aun así, es casi imposible relajarme en estos momentos...
—¿Sigues estresada por lo de ayer?
Anired la miro con preocupación, pero Anirak negó suavemente para verla con una extraña expresión en el rostro.
—Es...sobre algo con tu padre...
—¿Papá y tú pelearon?
Pregunto sorprendida, sabía que sus padres algunas veces tenían desacuerdos, pero siempre arreglaban sus problemas y ella se daba cuenta porque cuando iba a ser su reconciliación ya fuera Fred o Anirak les daban dinero para que salieran a pasar y no volvieran a la casa hasta la noche o de ser posible al día siguiente diciendo que se quedaran con sus abuelos.
—No exactamente—la miro y suspiro—...no les cuentes a tus hermanos ¿sí? —Anired asintió viendo a su madre temiendo lo peor de las cosas—, creo que tu padre me es infiel...
—¡¿Qué?! ¡¿Papá?!—no podía creer en lo que acaba de salir de la boca de su madre, Fred amaba a Anirak, era imposible que la engañara— ¡¿Por qué dices eso?!
—Es que...antier en la mañana coloque una nueva caja de condones en el baño de nuestra habitación—Anired no apartaba la mirada de la mayor escuchando su relato—, y estaba sellada...hoy que pase al baño —hizo una pausa mordiéndose el labio inferior—...la caja estaba abierta y le faltaban como cinco condones—se llevó la uña del dedo pulgar izquierdo a la boca en un gesto de nerviosismo característico de ella—, yo...no la abrí, teníamos dos de la última caja...y apenas hemos usado uno...así que no sé...creo que él los uso con alguien más.
El color desapareció del rostro de Anired dejándola completamente helada ante lo que decía su madre.
—Eh...tal vez fue alguno de mis hermanos él que tomo los condones... ¡George Sirius tuvo una cita ayer, probablemente él los agarro! —soltó de golpe, después se disculparía con el pelirrojo por meterlo en esa situación.
—Quiero creer eso...pero, no tiene mucho que tu padre les dio una caja de condones a cada uno, no creo que la hayan terminado tan rápidamente...a lo mejor Fred ya se cansó de nuestro matrimonio.
Anired la miraba negando varias veces y sintiéndose extremadamente mal ya que fue ella quien tomo los condones, su padre sería incapaz de engañar a su madre, sabía que se amaban de manera intensa y pasional, Fred nunca se cansaría de Anirak ni en un millón de años y viceversa.
Le dolía ver el rostro desanimado de su madre, tanto que miro el suelo viendo sus pies descalzos para suspirar.
—Fui yo...
Murmuró mordiéndose el labio inferior como una niña regañada.
—¿Qué? ¿A qué te refieres, Nired?
Alzo la mirada, para ver de reojo dentro de la casa verificando que nadie estuviera en la cocina.
—Y-yo tomé los condones—la miro sonrojada y nerviosa—...ayer cuando meti las bolsas a tu habitación, pase al sanitario sabiendo que ustedes siempre tienen condones y me robe algunos, pensé que no se darían cuenta...
Los labios de Anirak se curvearon en un suave sonrisa, la sonrisa que ponía cada que confesaban algo que ella ya sabía.
—Ya lo sabía—Anired la miro con reproche por hacerla confesarlo en voz alta—, ay, cielo, cuando tú vas yo ya vine y di tres vueltas —la menor arrugo el entrecejo—, no soy tonta, tómalo como mi venganza por la otra vez que metiste a Maxence a tu habitación sin avisar, y por mentirme.
—Mamá...
Se quejo Anired.
—¿Qué? ¿Crees que me trague el cuento de que te bajo cuando tiene como dos semanas que me pediste toallas sanitarias? —Anired se quedó en silencio—, aparte, Maxence y tú no fueron nada discretos anoche, los dos se bañaron en perfume— no hizo comentarios, pero tanto como ella y su esposo sintieron el fuerte aroma a perfume que emanaban los adolescentes mientras cenaban—, y estuvieron varias horas con la casa sola ¿Qué hicieron? ¿Jugar snap explosivo?
Anired desvío la mirada rindiéndose al ser descubierta, podría tratar de negarlo, pero era imposible.
—Mamá—llamó la menor—... ¿Cuándo empezaste a disfrutar el sexo?
—¿No te gustó hacerlo con Max?
—No...sí me gusto...pero lo previo—lo pensó por unos segundos buscando como explicárselo—...la...p-penetración...no fue algo que me fascinara—su tono de voz se volvió más bajo mientras le contaba con las mejillas rojas—, él lo disfruto demasiado, pero...realmente fue incómodo, no doloroso, pero la sensación era extraña.
—Las primeras veces la penetración puede sentirse incómoda, incluso hay en ocasiones que sangras un poco, depende del cuerpo de cada persona, pero si sigues sintiéndote incómoda o te duele o el sangrado continua debemos de ir a ver al ginecólogo, ya que puede ser por otra causa—Anired la miró expectante y poniendo suma atención a lo que decía—, también se puede deber a que no estabas muy lubricada y por eso se sintió incomodo.
Anired negó rápidamente al recordar el primer y maravilloso oral que Maxence le había hecho, el solo volver a pensar en eso provocaba que sus piernas temblaran y un cosquilleo recorrió su núcleo.
—No estoy segura de que eso me haya hecho falta...
Anirak sonrió suavemente disfrutando de haber logrado por algo que tanto se esforzó: que Anired le tuviera la suficiente confianza para hablar sobre eso, varias veces termino que por falta de información su hija menor saliera herida o con cualquier clase de accidente que pudiera causar una primera vez, pero lo bueno que ahora pudiera aconsejarla para evitar eso.
—Pero, quizás podrías intentar con un lubricante de agua —Anired la miro curiosa—, te puede ser de ayuda, luego te enseñare donde se venden.
Anired asintió y le sonrió para ver como sacaba su varita.
—Gracias—murmuro—, quería hablarlo contigo, pero pensé que nunca encontraría el momento, no quería mentirte o robar los condones, pero creí que me regañarías por lo que hice.
—No te regañaría porque decidiste iniciar tu vida sexual, Anired, lo único que quiero es que te cuides y que tomes todas las precauciones necesarias, y si tú estabas segura de que Maxence fue la persona correcta para hacerlo por primera vez me alegro por eso, porque fue decisión tuya y no porque te sintieras presionada—el rostro de la menor se llenó de alivio al escuchar las palabras de la mujer mayor que la veía con sumo cariño—, solo quiero que te cuides, Nired, fuera de eso ten todo el sexo que quieras y con quien quieras—se encogió de hombros—, pero, siempre poniéndote a ti como prioridad, disfruta de tu sexualidad, pero siempre con precaución.
—Lo hare, te prometo que siempre voy a tomar las precauciones necesarias.
sonrió para ver como su madre apuntaba a la sabana con la varia.
—¡Tergeo!
Conjuro y con facilidad la mancha de sangre desapareció como si nunca hubiese existido.
—Iré a preparar el desayuno—informo—, así que termina con esto para que desayunes, recuerda tomar tus medicamentos y vitaminas.
—Sí, mamá, ya voy.
La azabache menor volvió al lavadero para que Anirak entrara a la cocina pensando en lo que haría de desayunar para su familia, quizá unos pancakes con frutas o algo más elaborado.
Fue a la nevera para ver que más había y tener una mejor idea hasta que sintió una presencia a lado y volteo para darse cuenta que quizá alguien había escuchado su conversación con Anired.
—¿Escuchaste todo?
Cuestiono sintiéndose mal al no percatarse de él antes de hablar con Anired, pues no estaba demasiado segura de que su hija quisiera que se enterara de esa forma.
—Lo necesario—el pelirrojo arrugo el entrecejo—, no quise escuchar, baje a buscarte y...oí voces así que me acerque y escuche un poco, sin embargo, me fui para volver ahora —soltó un suspiro—, supongo que no será muy lindo para Anired que yo me entere por escuchar a escondidas ¿o sí?
—¿Estas molesto?
Miro a su esposo de manera expectante, no podía leer muy bien sus expresiones, conocía lo sumamente celoso que era por lo que seguramente en esos momentos estaba ardiendo en enojo.
—Se que Anired tiene que hacer su vida, aunque me cueste aceptarlo ya no es una niña, está a meses de cumplir la mayoría de edad—hizo una mueca—, no estoy enojado...solo que me asusta que Anired vuelva a salir herida...
—Estará bien, cielo—le sonrió acercándose a él para abrazarlo de forma conciliadora—. Anired se ha vuelto más fuerte de lo que crees, confía en ella.
Fred asintió para apretar a la azabache entre sus brazos y besarle la frente, queriendo creer en las palabras de su esposa que decía que todo estaría bien, pero por más que lo intentaba algo dentro de él le decía que no bajara la guardia ni, aunque se tratara de Maxence D'Acanto.
⚜⚜⚜
El arte comenzaba a volverse más importante en el mundo mágico, ahora los magos valoraban más la pintura, fotografía, música, baile e incluso el modelaje, por lo que el trabajo en esa área aumentaba beneficiando a jóvenes magos que estaba interesados en ese ámbito ya que se organizaban diversos concursos donde más de unos se había vuelto relevante en ese ámbito gracias a los premios.
Los dos jóvenes salieron del estudio MagicDream, el cual se podía considerar el más reconocido en el mundo mágico, que se encargaba de obtener los mejores talentos en cuanto a fotografía y modelaje, brindándoles una carrera de renombre, el sueño de cualquier fotógrafo o modelo que deseaba iniciar con el pie derecho su futuro profesional.
Y ahora con el reciente concurso en el que los fotógrafos debían de demostrar lo que representaba la primavera para ellos, cientos de magos iban y venían entregando las fotografías que elaboraron antes de la fecha límite.
Y, el adolescente peli plata decidió participar con todo el ánimo y empeño que pudo emplear, siempre ayudados por dos de sus personas favoritas: Zed y Anired.
Zed lo ayudo en las locaciones, con vestuarios y todo lo que hiciera falta, mientras Anired acepto ser su modelo con una enorme sonrisa y su optimismo característico, logrando una bella sesión fotografía, aquella que Alexander llamaría como una de sus obras maestras.
Amaba tomar fotografías al estilo muggle, sin embargo, para el concurso tuvo que emplear la fotografía mágica captando cada movimiento y posición de la azabache, al inicio se le dificulto, pero termino sumamente contento con el resultado, esperando el primero lugar y en caso de no lograrlo al menor estar entre los finalistas.
—Estoy seguro que les encantara tu trabajo —animo el rubio caminando a lado del Malfoy—, tus fotografías fueron excepcionales.
—Me esforcé demasiado—Alexander sonrió cuando Zed lo tomo de la mano, era bueno ya no tener que esconderse de los demás, finalmente podían caminar por las calles como cualquier pareja—, espero quedar en un buen lugar.
—Veras que incluso ganaras, Rex—apretar la mano de su novio de forma cariñosa—, le pusiste mucho empeño, solo un tonto te pondría una mala calificación.
Creyó en las palabras del Weasley aumentando su seguridad en que obtendría el primer lugar, deseando que sin fuera ya que, si lo obtenía solo sería el inicio de su carrera profesional como fotógrafo, algo que tanto lo apasionaba desde niño.
—Una vez que me gradué de Hogwarts —caminaban con tranquilidad dirigiéndose al callejón Diagon que estaba demasiado cerca—, quiero convertirme en fotógrafo profesional. Ya se los he comentado a mis padres y están de acuerdo con eso, me apoyan.
Zed podía notar la enorme sonrisa en los labios de su novio, sintiéndose feliz por él y de cierta manera envidiando un poco el que él ya supiera que haría a futuro, ya que Zed no tenia de idea de que hacer una vez que terminara el colegio, pero era mejor no pensar en eso, ya luego lo decidiría pues aún tenía tiempo.
—Esa ha sido tu más grande pasión desde que era niño, era evidente que en un futuro te dedicarías a eso—lo miro de reojo, disfrutaba de verlo tan feliz y emocionado, observando como sus ojos azules brillaban con intensidad—, serás el mejor fotógrafo, siempre que tomas una foto logras captar toda la esencia del momento que vez, como si fuera tus propios ojos los que hacen la fotografía.
—Me alegro de escuchar eso, siempre he querido demostrar lo que siento en los momentos que saco la foto—todo iba completamente bien, que nada parecía arruinar la felicidad de los adolescentes—, espero que la gente que las vea se sienta igual que tú.
Zed asintió, estando seguro que así seria.
La relación de Zed y Alexander iba bien, se tenían toda la confianza del mundo y sus familias aceptaban que estuvieran juntos compartiendo momentos agradables.
Aunque aún no se acostumbraban a las miradas curiosas sobre ellos cada que caminaban tomados de las manos dentro del mundo mágico, sabían que miles de magos los juzgaban, pero hacían oídos sordos a los malos comentarios, centrándose solo en ellos dos, y sabiendo que juntos podían enfrentarse a cualquier cosa, pudiendo ser finalmente quienes realmente eran, sin tener que ocultar nada, ni ocultar cuanto se querían, porque de esa forma eran felices.
Zed miro a Alex que lo observo de reojo para soltar una tonta risa al darse cuenta que ambos se veían, a pesar de los meses juntos seguían comportándose como una pareja reciente, deseando que ese sentimiento y esas mariposas en el estómago nunca desaparecieran, porque los hacía sentir vivos y enamorados.
Los ojos azules reflejaban una mezcla de curiosidad y consternación ante una escena nunca antes presenciada en todos esos años de vida.
Entro al baño porque quería rasurarse antes de colocarse la camisa que usaría ese día para no ensuciarla con el poco de vello que retiraría, pero no esperaba que el lavabo del baño se encontrara de esa manera.
Nunca había visto tanto desorden junto más que en sus viejas misiones como auror, y probablemente el lavabo frente a él se encontraba peor.
Jerome arrugo el entrecejo con molestia para acercarse y tratar de buscar la navaja de afeitar entre tanto tiradero, pero lo único que hallaba eran labiales, peines, una máscara para pestañas, delineadores y más cosas que no estaba demasiado seguro para que fuesen.
Tuvo que aguantar una arcada de asco en cuanto su mano tomo un peine de color morado que era adornado por unos mechones largos y rubios entres las cerdas plásticas descubriendo quien causo tal desorden.
Las frustración subió por su cuerpo rápidamente, nunca había tenido tanto desorden en su casa o baño, desde que era un niño siempre fue una persona ordenada y meticulosa especialmente en sus cosas personales o casa, disfrutando de la limpieza, el aseo personal y de mantener un orden en cada cosa que tocaba, todo lo que movía avivadamente lo volvía a su lugar para que no se volviera una bola de nieve que cada día crecería más justo como en esos momentos.
Tuvo que tomar una bocanada de aire tratando de calmarse al darse cuenta que dejo la varita en la habitación por lo que no podría ordenar las cosas rápidamente así que opto por llamar a la causante de todo eso.
—¡Amalie!
Grito con fuerza para que la rubia lo escuchara ya que estaba en su habitación terminando de alistarse pues saldría con una de sus amigas en un par de horas más.
Escucho una respuesta de Amalie por lo que espero de la manera más paciente que pudo para que ella apareciera a ordenar todo ese campo de batalla, no parecía que tuviera una hija si no tres que causaban desorden tras cada paso, y lo peor no era eso...
—Espera a que salga del baño.
Lo peor era no tener privacidad.
Miro a través del espejo al adolescente que entro usando solo un pans y sin camisa, despeinado, demostrando que, hasta esa hora, las cuatro de la tarde para ser precisos, acababa de despertarse.
Maxence soltó un bostezo de aburrimiento para entrar sin una pizca de vergüenza y dirigirse a la taza del baño.
—¡Maxence!
Llamo Jerome al ver lo que iba a hacer.
—Tengo que orinar —respondió con simpleza para bajarse un poco el pantalón y bóxer sin importarle que el mayor estuviera presente—, si tuviera un baño en mi habitación esto no pasaría.
Jerome rodeo los ojos apretando la mandíbula y apartando la mirada del espejo en cuanto escucho el chorro de orina golpeando dentro de la taza del baño.
Era demasiado para él vivir con dos adolescentes, en días como esos sentía que no podía más.
—Tienes el sanitario de abajo—se sobo el puente de la nariz—, no puedes entrar al sanitario cuando hay alguien más ¿Qué tal que era tu hermana la que estaba aquí?
—Amalie esta cantando como loca en su habitación, al parecer quiere dejar sordos a toda la colonia —explico Maxence acomodándose el bóxer y pantalón para bajarle a la taza del baño—, aparte, ya te dije, si tuviera un baño en mi habitación esto no pasaría.
—Tienes que darnos privacidad, Maxence, toca antes de entrar.
Max chasque la lengua para pasar a su lado y lavarse las manos escuchando los regaños de Jerome sin tomarles importancia.
—Aparte, te la pasaste todo el día durmiendo, te dije que tenias que sacar la basura y barrer el patio, no has hecho nada en toda la semana—continuo el rubio mayor—, quedamos que te encargarías de las tareas básicas mientras tu hermana y yo trabajamos, Maxence, ni siquiera lavas tus platos cuando terminas de comer...
—Ya, lo hare luego—puso los ojos en blanco para darse la vuelta—, aparte tenemos magia, no es como si te fuera a tomar más de cinco segundos hacer "bibidi badi bidu"—hizo un gracioso movimiento en las manos—, no sé para que te quejas tanto, si sigues así vas a lucir más viejo de lo que de por sí ya eres.
Jerome fue tras él en cuanto salió del sanitario.
—No sé trata de eso, quedamos en algo—siguió el France a su hijo menor que lo ignoraba por completo— ¡Amalie, deja de cantar y ordena el maldito desastre que dejaste en el baño! —grito cuando paso a lado de la habitación de la adolescente que tenia la puerta abierta y dejo de cantar en cuanto escucho la voz de su padre que no parecía nada feliz—... ¡Maxence, deja de darme la espalda cuando te estoy hablando! ¡habíamos quedado en que, si no querías trabajar, tú te encargarías de las tareas de la casa, no puedes seguir como un vago solo fumando, bebiendo, saliendo y durmiendo hasta tarde! ¡Incluso, llegaste a media madrugada y ni siquiera contestabas los mensajes! ¡¿Crees que la casa es un hotel?!
—Dí que llegue —respondió con sarcasmo entrando a su habitación y yendo directo al buro en donde tenia una cajetilla de cigarrillos—, te pones demasiado intenso ¿No te cansas?
Jerome paso la mano entre su cabello jalándolo suavemente en una manera de sacar la frustración, no quería empezar una discusión, pero Maxence en ocasiones resultaba demasiado difícil y rebelde, nunca siguiendo las reglas de la casa.
—¡No me cansaría si cumplieras con lo que te toca, todos apoyamos en la casa de una manera u otra, tú eres el único que no hace nada! — soltó y su mirada se detuvo en la espalda de su hijo notando ciertas marcas que miro con curiosidad para percatarse que eran unos rasguños recientes. Jerome reconocía demasiado bien como se hacían esas marcas—....oye ¿Qué traes en la espalda? ¿Quién te hizo eso?
Maxence de inmediato se dio la vuelta en un tonto intento de escapar del interrogatorio, pero fue un grave error ya que en el cuello, pecho y hombros tenia más marcas de rasguños e incluso de las mordidas que le dejo Anired.
Tomo la primera playera que logro encontrar para ponérsela de forma tan rápida que casi se cae.
—No te interesa.
Respondió Maxence con el entrecejo fruncido.
Jerome frunció de la misma forma el entrecejo notando las marcas rojas en el cuello de alemán, y apretando la mandíbula.
Se suponía que Maxence tenia lo que fuera con Anired, pero estaba seguro que a pesar de lo que tenían aun no lo harían, por lo que paso primeramente por su cabeza la idea que Maxence estaba acostándose con alguien más, lo que significaba que solo estaba jugando con su sobrina, algo que no toleraría.
—Claro que me interesa, Maxence —sentencio Jerome viéndolo con enojo—, no sé que se supone que estas jugando, pero si estas metiéndote con alguien más deja en paz a Anired.
Maxence lo miro ofendido ante sus palabras.
—¡Por Dios! ¡¿Qué mierda dices?!—soltó moviendo las manos energéticamente— ¡¿Quién te crees para decirme esas estupideces?! ¡No trates de meterme en el mismo saco que tú, a diferencia de ti yo no ando metiéndome con cualquiera como tú lo hacías, tanto que terminaste acostándote con alguien de un club nudista!
—¡¿Eso que tiene que ver con lo que te estoy diciendo?!—el enojo en Jerome crecía cada vez más ante la actitud de Maxence—...solo te estoy diciendo que respetes lo que sea que tengas con Anired, no quiero que estes jugando con ella.
—¡A ti no te interesa lo que tenga con Anired! ¡No tengo porque darte explicaciones! —se apretó las sienes, no era novedad que discutieran, pero realmente lo lograba sacar de sus casillas, casi como su abuela—, no te metas en mi vida, no estuviste en ella por diecisiete años, ahora no vengas a hacerte el buen padre que quiere aconsejarme, lo que haga o deje de hacer te vale una mierda.
—Te recuerdo que vives bajo mi techo y que para tu buena o mala suerte eres mi hijo, así que sí, sí me interesa lo que hagas —sabia que era en vano tratar de hablar con él o regañarlo, siempre terminaban peleando de forma seria así que tomo una bocanada de aire—, no te daré dinero y ni la moto hasta que cumplas con las tareas que te corresponden, y por favor limpia esta habitación que parece que un vago vive aquí.
Sentencio Jerome para salir de ahí antes de escuchar las contestaciones de Maxence que seguramente serian puros insultos.
A veces sentía que no servía para ser padre, especialmente cuando terminaba discutiendo con Maxence, trataba de confiar en él, pero el hecho de no tener mucho de conocerlo y que tuviera esa relación tan cercana con Anired lo hacia volverse desconfiado por no saber que clase de educación o mañas tenia, por lo poco que lo iba tratando sabía que era demasiado rebelde y siempre parecía llevarle la contra a toda clase de autoridad que hubiera.
Solamente deseaba que fuera tan tranquilo como Amalie, no discutían, solo cuando la rubia no ordenaba las cosas, pero no era tan grave y podían convivir con tranquilidad, incluso pasando ratos agradables de padre e hija, de los cuales Maxence siempre se alejaba.
Observo a su padre suspirar e ir al sanitario, ya no era nada nuevo que Jerome y Maxence terminaran gritando y discutiendo de esa manera, siempre peleaban por cosas simples.
Amalie no culpaba a Jerome, conocía demasiado bien a Maxence, siempre estaba a la defensiva y nunca quería hacer nada, incluso solo se bañaba cuando salía de la casa, de ahí en fuera ni siquiera lo hacia y mucho menos limpiaba lo que ensuciaba, a veces ni se paraba de la cama, era como si nunca tuviera energías más que para fumar, beber o ir a la casa Black-Weasley, y sabia muy bien que eso tarde o temprano casaría a Jerome.
Y no solo eso, si no que esa actitud grosera con su padre también terminaría dañando la relación tan cercana que tenia con la menor de los Black-Weasley, si ella se enteraba como peleaban o como era Max con Jerome definitivamente lo terminaría odiando.
Solo esperaba que eso no pasara, porque a pesar de todo quería ver a Maxence feliz, y en esos momentos los único que lo hacia feliz era la azabache que vivía a unas cuadras de ellos.
Decidió volver a su habitación para terminar de alistarse o se le haría tarde y aun tenia que ir a la cafetería Azus para ayudar a Itziar con la colocación de los postres, pues la inauguración de la cafetería se llevaría en unas horas más.
[...]
Miraba todo el lugar con curiosidad, la gente entraba y buscando probar las diversas pruebas gratis de los pequeños postres que lucían llamativos ante la vista por los hermosos colores, decoraciones y texturas.
El color azul pastel en las paredes hacia que la decoración de la cafetería luciera elegante y moderna, brindando un ambiente cálido.
—Te cuidado con lo que comas —escuchó la voz de su madre que le sonrió—, trata de preguntar antes si tiene nuez o no, no quiero que vayas a sufrir de tu alergia ¿sí?
Regulus asintió mirándola con curiosidad.
—¿Tú siempre preguntas antes de comer algo?
Tanto Regulus como Anirak compartían la alergia hacia la nuez, por lo que era letal que consumieran algo con ese ingrediente, por lo que lo mejor era evitarlo si no querían terminar en el hospital a pesar de tomar pociones contra de eso.
—A veces o si no tu padre los prueba antes que yo —le sonrió con dulzura para ver al pelirrojo mayor que estaba acompañado de Anired y George Sirius tomando algunos pequeños postres—, así que de esa forma lo puedo comer con más seguridad.
—Mmm...hare que George prueba las cosas antes que yo.
Anirak asintió dándole a entender que era una buena idea para evitar una visita al hospital.
La inauguración de la cafetería Azus contaba con mucha gente, gracias a que Amalie D'Acanto le sugirió a Itziar el mandar invitaciones personalizadas con pruebas gratis de sus postres logrando que diversas personas importantes del mundo mágico acudieran tal como la familia Black-Weasley, los Weasley-Delacour, Malfoy, Jerome Delacour, entre otros.
Por lo que, si les agradaba el lugar y los alimentos preparados podría ser que la cafetería fuera viento en popa, ya que era evidente que más personas se acercarían si veían a gente importante en ese lugar.
Itziar soltó un suspiro de alivio, y se despidió de su padres para darse una vuelta por la cafetería saludando a cuanta gente viera y hablando cortamente con algunos mientras James y Dalila ayudaban con lo que hiciera falta para brindar un buen servicio, incluso Amalie la apoyaba en todo lo necesario.
Sin duda, le debía una muy grande a su rubia amiga.
Aunque se sentía algo mal al ver su rostro apagado, le había contado lo que sucedió con George Sirius y eso solo aumentaba sus ganas de golpear a ese tonto pelirrojo, al parecer los dos mellizos eran igual de estúpidos, sin duda no solo compartían un físico parecido si no la idiotez.
Iba tan enfocada en maldecir al mayor de los mellizos Black-Weasley que no se percato que había alguien frente a ella hasta que su cuerpo golpeo contra algo duro que no pareció moverse ni un centímetro ante el choque.
—Lo siento—se disculpo rápidamente la pelirroja—...no te ví...
—Al parecer, a parte de molesta también ciega—Itziar apreto la mandíbula al reconocer esa molesta y masculina voz—, deberías de conseguirte unos lentes, ciega.
La pelirroja lo miro con completo enojo, ese idiota nuevamente aparecía en su vida con comentarios estúpidos como siempre.
—Deberías de dejar de estorbar, no es mi culpa que un troll ocupe tanto espacio...aparte—frunció el ceño cruzándose de brazos y viéndolo con enojo— ¿Qué haces aquí? No recuerdo haberte invitado.
Regulus puso los ojos en blanco, a pesar del tiempo no dejaba de ser tan molesta como siempre.
—Le mandaste la invitación a la familia Black-Weasley—hablo con obviedad—, y te recuerdo que yo soy parte de la familia Black-Weasley, que tonta eres.
—¡Tú eres el único tonto en este lugar!
—¿A caso quieres que todos se den cuenta de lo maleducada que eres? —sonrió con burla al darse cuenta que los volteaban a ver por el tono que uso la chica frente a él—...yo solo vine como cliente y me ofendes, no creo que eso sea algo bueno para un negocio que apenas viene empezando—Arwen apretó la quijada furiosa ante el tono burlón y cínico de Regulus que parecía disfrutar de toda la situación—, pero no te preocupes, si no sabes se una buena dueña, me puedes pedir consejos, ya sabes, tengo experiencia por Sortilegios Weasley, aunque claro solo te los daré si me dice: "Oh, grandioso y hermoso Regulus, por favor lléname con un poco de inteligencia para ver si un día logro ser tan buena como tú". Aunque evidentemente nunca serás tan buena como yo.
Egocéntrico, narcisista, idiota...eran las tres palabras con las que Itziar Arwen describiría perfectamente a Regulus John Black-Weasley, no entendía como es que varias chicas estaban enamoradas de un troll tan asqueroso como ese azabache.
Itziar iba a contestar algo hasta que la voz de James interrumpió.
—¿Qué se supones que haces con mi novia, Regulus?
El Potter tenia un rostro lleno de enojo por darse cuenta que su novia y primo—que tan mal le caía—, llevaban varios minutos platicando como su fueran grandes amigos.
Realmente no toleraba para nada a Regulus John, siempre creyéndose la gran cosa y merecedor de todo.
Ese imbécil que siempre le robaba lo que le pertenecía, él era el hijo del elegido, del niño que vivió, se suponía que la popularidad y los halagos eran para él, pero no, Regulus John siempre tenia que llamar la atención con cualquier tontería que se le ocurriera.
Incluso, cuando eran las reuniones familiares todos hablaban de los inteligentes que eran los mellizos Black-Weasley, de lo talentosos y deportistas que eran.
Lo peor fue cuando ambos tuvieron que estar en Gryffindor, escuchando del diario como eran comparados y la gota que derramo el vaso fue cuando Regulus fue seleccionado como el capitán de Quidditch y no él, si no ese idiota que tenía pésimas calificaciones.
Lo odiaba, siempre le quitaba todo lo que él debía de tener e incluso ahora parecía coquetearle a su novia.
—Solo la felicitaba por la inauguración de Azus, estoy seguro que será todo un éxito—Regulus sonrió fingidamente para ver a Itziar—, tus postres son deliciosos—la lengua del azabache humedeció su labio inferior, James apretó la quijada siempre que coqueteaba actuaba de esa manera, sonriendo de manera picara—, es una lastima que varios de ellos tengan nuez.
Itziar tuvo que apartar la mirada ante la intensa mirada del azabache mayor que parecía disfrutar de molestarla de esa manera, al igual que molestar a James que se encontraba demasiado enojado por su presencia.
—Ay, se me olvidaba que el pobre bebé no puede comer nuez—se burlo James viendo a Regulus que no borro la sonrisa —...al parecer no eres tan perfecto como crees.
Regulus soltó una carcajada sarcástica para verlo y negar.
—Es una alergia, cualquier persona la puede tener—observo a George Sirius que se acerco a él sabiendo que en cualquier momento James y Regulus podrían iniciar una pelea y era mejor intervenir antes de que algo así sucediera—...pero al parecer tu pequeño cerebro no lo compendre...
Itziar y George Sirius lo voltearon a ver ante la mala pronunciación de la palabra que dijo, los amigos de James Potter también habían hecho acto de presencia para escuchar lo que hablaban y apoyar a James a sabiendas que no le podría ganar a Regulus si iniciaba una pelea en ese lugar.
—¿Qué? ¿Compendre? ¿A poco el gran Regulus ni siquiera puede hablar bien? Ay, creo que debes ir a tomar clases de vocabulario, estoy seguro que incluso el propio Gigi puede hablar mejor que tú—soltó con sorna—, pensé que para ser auror debías de saber hablar, pero todos sabemos que solo entraste por ser el hijo de la ministra, Reggie.
El cuerpo de Regulus John se tenso al escuchar el comentario de James y lo peor fue la risa de sus amigos y de otras personas que iban pasando cerca, apretó los puños con fuerza y busco la varita en su bolsillo queriendo borrar la estúpida risa de James.
—Vamos, Reg—George Sirius lo tomo del brazo para jalarlo suavemente—, no vale la pena, solo es James...
Regulus le lanzo una mala mirada, tan gélida que le erizo los vellos a James, sus amigos e Itziar.
Esa mirada significaba todo, James había dando inicio a una guerra en la cual Regulus no estaba dispuesto a perder.
Porque el Black-Weasley sabía muy bien que el Potter siempre se quejaba diciendo que le quitaba todo lo que le pertenecía.
Así que, si creía eso, iba a hacerlo en serio, se encargaría de quitarle todo lo que James Potter quería, y sabia muy bien por dónde empezar.
No pudo evitar detener la mirada en la pelirroja que hablaba con James y sonreír como cuando era un niño que estaba a punto de hacer una muy mala travesura.
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¡Hola!
Finalmente les traigo el capítulo, desde la semana pasada que ya lo estaba por subir, pero entre el trabajo y la escuela se me dificultó por lo que lo traigo hasta ahora.
A las chicas que me han mandado mensaje y no les he respondido o las he dejado en visto, me disculpo, pero, he andado tan atareada que luego se me olvida responder, les prometo que lo hare.
¿Qué les pareció el capítulo?
Se que varias estarán molestas con la actitud de Jerome, pero espero que entiendan que no confía tan rápido en Maxence ya que realmente no tiene mucho que conocerlo, a pesar de ser su hijo no sabe como fue educado o que costumbres tenga, por lo que le es fácil de desconfiar de él, sumado a la actitud evasiva y rebelde de Max la cual lo hace dudar aún más, y evidentemente se preocupa demasiado por Anired, ya que es como su hija, la vio desde que nació, crecer y ha estado con ella toda su vida, al igual que todos teme que vuelve a salir herida o que Maxence solo este jugando pues Max realmente no le cuenta nada sobre lo que piensa o como se siente, jiji.
¿Creen que la relación de Max y Jerome mejore?
¿Cómo creen que reaccione Anired si descubre como trata Max a Jerome?
¿Qué creen que piense hacer Regulus?
¿Alguna teoría de lo que paso entre Inara y George Sirius? Si algún comentario le atina le contesto con un spoiler, JAJA
En fin, nos leemos en unos días, no se olviden de comentar y votar.
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