Dos.
(Mientras más comenten, actualizo más rápido. Lovu❤️.)
Se acomodó las rastas por tercera vez en ese día, le gustaba usar el cabello de esa manera, pero en ocasiones resultaba demasiado cansado debido al largo de su cabello haciendo que pesaran demasiado.
Bajo los escalones con cuidado y no evito formar una enorme sonrisa al distinguir al moreno que se acercaba, apuro su paso para llegar más rápido.
—¡Val!
Él se detuvo y la abrazo con fuerza, la menor de inmediato lo devolvió.
—¡Gael! ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué estás aquí?
Gael la soltó y se subió el cierre de la chamarra, Escocia era demasiado frío, debido a que trabajaba cerca de los dragones ni siquiera lo sentía, pero en esos momentos le calo los huesos.
—Casi todos los miembros de Ridgebit vinimos —se rasco la nuca sonriendo dejando ver las perlas blancas que tenía por dientes—, Hogwarts pidió prestados tres dragones para la prueba, así que estamos aquí para evitar accidentes y ver que los traten bien.
—¿Todos? —él asintió y su afro se movió con gracia— ¿Papá también está aquí?
—Sí, de hecho, están hablando con el departamento de seguridad mágica y la ministra de ministra de magia del ministerio británico—frotaba las manos contra la tela del jean oscuro en busca de un poco de calor—, al parecer el próximo año se establecerá un santuario en el noroeste de Londres.
—¿Qué? Pero, si los bosques en Londres son muy transitados —analizo rápidamente—, cualquier muggle podría encontrarlo...
—Han decidido que será en Epping Forest, al parecer la gente lo ha dejado de concurrir debido a una gran horda de asesinatos donde los cuerpos terminaban en ese lugar, aparte que han visto la presencia de fantasmas —llevo las manos hasta su boca para soplarlas un poco brindándose calor—, las autoridades muggles lo clausuraran y lo usaremos para establecer el santuario, aún está en conversación, pero es casi seguro.
—Bueno, en eso tienes razón —siempre había sido una persona despreocupada y esa vez no sería la excepción—, supongo que será lo que tenga que ser... ¿cuántos días estarán aquí?
—Hasta mañana en la noche, cuando la prueba llegue al final —Gael soltó un bostezo y un gruñido debido a que el frio en su cuerpo no desaparecía—...es gracioso.
Murmuro viendo a las demás alumnas de Durmstrang que pasaban alrededor.
—¿Qué cosa?
—Que todas las chicas llevan el uniforme ajustado y el tuyo es más holgado.
Val solo sonrió.
—Me es más cómodo usar ropa holgada, me siento más libre...
Valentia desvió la mirada por unos segundos para toparse con unos orbes castaños que tenían una expresión extraña, una que nunca había visto en él.
Tuvo que desviar la mirada cuando Valentia lo atrapo viéndola, la sensación de molestia se hizo presente de manera pronta, odiaba ese sentir que últimamente se hacía demasiado presente cuando veía a la morena a lado de alguien más que no fuera él.
Nunca se consideró una persona celosa, tal vez demasiado insegura, pero justo en esos momentos experimentaba cosas nuevas que nunca creyó que le pasarían.
—¿Me escuchas, Stefan?
La voz del chico a su lado lo saco de las grandes profundidades de sus pensamientos que resultaban deprimente, después del beso del baile en navidad no volvieron a tocar el tema, y odiaba no saber cómo hacerlo. Algunas veces platicaban o salían juntos, pero no salía ese tema a la luz.
¿Ella se habría arrepentido?
No la culparía, había muchos hombres a su alrededor que eran mejor que él, tan solo con ver al moreno de rastas lo comprobaba, alto y fornido, los músculos resaltaban aun con la ropa puesta nada que ver con el cuerpo delgado que poseía.
—Si... ¿Tus padres quieren que en vacaciones lleves a cenar a Brooke?
Freddos notaba lo distraído que se encontraba su primo, por lo regular era una persona que siempre escuchaba a los demás con atención.
—Si —murmuro frunciendo la boca y enarcando la ceja — ¿Te paso algo? Tienes una mueca extraña y pareces distraído...
Denvers negó, el vacío en el pecho no desaparecía por nada, quería voltear a ver a Valentia deseando que ya no se encontrara cerca de ese extraño chico, pero prefería evitarlo para no sentir aun peor con él.
—No, nada —sonrió de manera falta sin mostrar los dientes — ¿Qué me decías de Brooke y tus padres?
Ambos primos siguieron caminando hacia el castillo donde entraron para dirigir sus pasos a la sala de menesteres, donde últimamente todos se reunían en búsqueda de pistas para las pruebas del tercer torneo y de esa manera apoyar tanto a Regulus como Amalie.
—Mamá y papá quieren conocerla —se rasco la nuca, un gesto que todos los Weasley tenían la costumbre de hacer cuando se encontraban nerviosos—...pero, no sé...quiero a Brooke, pero todo está yendo muy rápido —se mordió el labio inferior—, ella también quiere que conozca a sus padres y hermano, todo se volvió muy serio...
—¿A caso te da miedo el compromiso?
Interrogo Stefan pasando tres veces frente al pedazo de pared despejada del séptimo piso frente al tapiz de Barnabas el Chiflado, concentrándose en la necesidad de ver a sus amigos, a los pocos segundos se revelo una puerta.
—No sé—murmuro de manera dubitativa—...no me gustan los compromisos o responsabilidades como por ejemplo tener que trabajar en Sortilegios o hacer tarea o entrar a clases —analizo siguiendo a Stefan—...no soy alguien de responsabilidades.
—Deberías de pensar bien las cosas, no sea que tú y Brooke vayan en sintonías diferentes—hizo una pausa para murmurar—: vaya...
Observo a su prima que leía un libro de pociones, pero eso no fue lo que llamo su atención, si no la situación en la que se encontraba: el D'Acanto recargando la cabeza en el regazo de la Black-Weasley, también leía algo mientras abrazaba a Copito: el peluche de conejo perteneciente a Anired que descansaba sobre el pecho del rubio.
—Bueno—le murmuro Freddos a Stefan—... ¿nos tenemos que acostumbrar a eso?
—Créeme que quiero saberlo.
No era raro verlos juntos, pero conforme pasaban los días parecían ser más unidos y se topaban situaciones como esas, algunas veces se insultaban o burlaban el uno del otro y a los pocos segundos Maxence buscaba el contacto fisco con la menor, ya fuera recargando la cabeza en su hombro o simplemente pellizcándole la mejilla.
Stefan decidió hace como si nada de eso pasara y caminar a Scorpius que parecía muy concentrado en leer un libro sobre criaturas mágicas.
Freddos camino a donde se encontraba el mellizo menor tratando de hacer alguna poción, Amalie D'Acanto estaba en la misma situación mientras George Sirius les explicaba las cosas paso por paso.
Regulus alzo la mirada topándose con los ojos azules de rubio que brillaban con diversión al ver a la chica pelirroja, el mayor al ver esto soltó una risa burlona.
—Con ese rostro fruncido se va a amargar más el tomate de por si agrio.
Comento Regulus ganando la risa de Freddos, ambo se referían a Itziar Arwen como "tomate" por el color de cabello que la caracterizaba.
—Va a apestar todo a su paso y nadie va a tolerar estar a su lado.
Ambos seguían con los comentarios llenos de burlas, Regulus e Itziar no se toleraban para nada, cada que se topaban terminaban insultándose de una u otra forma y en algunas ocasiones Freddos y Damián terminaban ayudando al azabache a buscar nuevos insultos o planear bromas que terminaban sobre ella, George Sirius al inicio los apoyo, pero decidió dejar todo por la paz ya que Arwen era muy amiga de Amalie.
—Apúrate con la poción —Regulus se sobo la nuca a los pocos segundos de que George Sirius la golpeara con el lomo del libro que llevaba en la mano—...deja tus chistes para después, Regulus.
Amalie tuvo que aguantar la risa y seguir tratando de concentrarse en la poción frente a ella, pero casi imposible teniendo al pelirrojo frente a ella, no entendía porque, pero justo ese día lucía demasiado atractivo, solo llevaba el pantalón del uniforme y la camisa con las mangas hasta los codos y los tres primeros botones desabrochados mientras leía un libro de pociones buscando algunas opciones para la segunda prueba. El cabello centellaba bajo la luz de la sala de menesteres, estaba despeinado por tantas veces que pasaba los dedos entre los mechones pelirrojos haciéndolo hacia atrás.
La rubia soltó una maldición ya que sin querer tiro uno de los ingredientes que utilizaba, el Black-Weasley mayor al notar eso se agacho para recogerlo y entregárselo.
—¿Puedo rendirme?
Cuestiono aceptando lo que le ofrecía George Sirius y viendo por unos segundos los profundos ojos grises.
—Definitivamente no —Lie soltó un pequeño gruñido, George sonrió al escucharlo—...estoy seguro que lo harás bien.
Animo dándole un corto beso en los labios, Lie sintió las mejillas arderle al saber que Regulus, Itziar y Freddos los veían.
—Me tienes mucha fe.
Él le acaricio la mejilla por algunos segundos.
—Estoy muy seguro que eres capaz de hacerlo —la trato de animar brindándole seguridad—...eres demasiado inteligente y asombrosa, Amalie, aparte de hermosa.
Amalie sonrió al escucharlo, George Sirius siempre sabia como hacerla sentir especial con una simples palabras y acciones, esa era una de las cosas que más les gustaban de él.
—¡George, George!
El pelirrojo se alejó para ver a la azabache que se acercó corriendo seguida del hermano de Amalie.
—¿Qué paso?
Todos veían con atención a los dos adolescentes, Anired estaba completamente emocionada mientras Maxence conservaba ese rostro sin expresión que lo caracterizaba.
—Encontramos la poción...bueno Maxence lo hizo.
Todos los ojos se posaron sobre el rubio que soltó un suspiro.
—No...no me des todo el crédito, Nugget —riño ganando una sonrisa dirigida completamente a él por parte de la menor—...supe de cual se puede tratar porque Anired me explico sobre la segunda prueba del torneo de los tres magos de mil novecientos noventa y cuatro, los competidores tuvieron que salvar a las personas más importantes para ellos...
Hizo una pausa viendo a Anired indicándole que continuara con la explicación.
—Los cuatro competidores tuvieron que buscar algo que los ayudara a poder respirar bajo el agua del lago negro e incluso se enfrentaron a la sirenita, el tío Harry salvo al tío Ron, el tío Viktor a la tía Mione, Fleur Delacour a su hermana menor: Gabrielle Delacour y...Cedric Diggory a Cho Chang —murmuro al último competidor ya que odiaba recordar el destino del Hufflepuff pues temía que a su hermano le pasara lo mismo—...así que en esta se enfrentaran a los dragones y deben de armar una poción, les dieron los colmillos de serpientes y los aguijones de bilywig...la poción probablemente sea para despertar a la persona que les quitaron, pero, ninguna poción utiliza solo dos ingredientes por lo que de una u otra forma deberán de recuperar otros dos.
—¿Cuáles otros dos?
Cuestiono Regulus dejando la poción que logro hacer en su caldero.
—Ingrediente estándar y ramas de acónito —respondió Maxence bajando la mirada al libro en las manos de Anired—...la poción de despertares o más conocida como la poción de ojos abiertos evita que quien la toma se duerma, pero se puede utilizar para despertar a alguien drogado o contusionado, incluso actúa como antídoto para el filtro de muertos en vida —explico brevemente—, lleva seis colmillos de serpiente, seis aguijones secos de bilywig, dos ramas de acónito y cuatro medidas de ingrediente estándar...
—¿Y los dragones para qué serian? —George Sirius estaba de acuerdo con que esa era la poción más viable, pero no entendía donde entraban los dragones en esa prueba—...tendrían que hacer la poción y luego dársela a la persona, cuando participo el tío Harry tuvo que entrar al lago negro y sacarlo de ahí...
—Sí, pero en la primera prueba se enfrentó a un dragón para recuperar el huevo —respondió rápidamente—, es obvio, el dragón va a custodiar los otros dos ingredientes, por eso Razvan y Carlos mencionaron que debían de enfrentarlos y quitarles algo...las pruebas son demasiado distintas a la del torneo pasado e incluso un poco más difíciles....
Regulus y Amalie se dejaron caer en las sillas intercambiando miradas de terror al darse cuenta que la segunda prueba seria mucho peor de lo pensado.
George Sirius observo a su hermano temiendo por él y ahora también por Anired que era lo más importante para ambos.
[...]
Amalie se lavaba las manos con toda la tranquilidad del mundo tratando de eliminar el aroma de baba de troll, estar practicando diversas pociones y que varias de ellas explotaran no fue de mucha ayuda para permanecer limpia, incluso tenía unas manchas de ceniza en el rostro y cabello a pesar de llevarlo recogido en una coleta.
Alzo la mirada al escuchar la puerta abrirse, hizo todo el intento de ocultar la mueca de desagrado que se formó en su rostro cuando reconoció a la rubia que tenía una extraña y perturbadora sonrisa, como si planeara hacer algo muy malo.
La piel se le erizo y su pecho comenzó a punzar, era ese presentimiento extraño que le indicaba que se pusiera a salvo lo antes posible.
—Lindo cabello.
Alago Hannah de forma falsa pasando los dedos entre el flequillo que le cubría la frente para acomodarlo, Amalie decidió ignorarla, no entendía el porqué, pero sabía que la odiaba, y ella tampoco la toleraba mucho, a decir verdad.
—¿Sabes algo? Escuche una historia —relato Hannah recargándose del lavamanos viendo el techo, Amalie no negaría que tenía un lindo perfil con esa nariz respingada—...hay ciertos seres que tienen unos encantos sumamente fuertes, especialmente con los hombres a los cuales hechizan enamorándolos por completo, se dice que gozan de una gran belleza —D'Acanto cerro el grifo del agua sin entender a donde quería llegar con eso—, esos encantos orillan a los hombres a hacer cualquier cosa ella o que ellos sientan que están completamente enamorados, son conocidas como veelas.
—Vaya, veo que pones atención a tus clases de criaturas mágicas —comento de forma sarcástica—...sigue así, tal vez de esa forma puedas tener más tema de conversación aparte de criticar a las demás personas...
Hannah puso los ojos en blanco pasando la lengua suavemente sobre sus labios.
—Las veelas por lo regular son jóvenes mujeres, algunas son brujas...rubias y de ojos azules —ella sonrió—...si, Amalie, como tú... ¿nunca te preguntaste por qué llamas tanto la atención de los hombres? Sé que los hombres son tontos, pero cuando tú estás presente actúan aún más tontos ¿no es así?
Lie que estaba a punto de irse volteo a verla con curiosidad, siempre le había pasado eso cuando estaba frente a los varones, de una u otra forma trataban de llamar su atención.
—¿Qué tonterías estas diciendo?
Al inicio esa atención fue divertida, pero llego un punto en el que era demasiado molesta, más cuando la seguían por todos lados, su madre siempre le dijo porque era muy bonita y creyó que eso disminuiría conforme fuera creciendo, pero todo fue peor.
—Amalie, no eres tan tonta —la vio de forma altiva —... ¿Crees que George Sirius solo está detrás de ti como un cachorro con su dueño porque eres "linda"? ¿Crees que eres tan especial que para él no va a haber nadie más? —chasqueo la lengua mientras sonreía negando con la cabeza—...eres una veela, Amalie, por eso los hombres siempre se acercan a ti, George Sirius solo está detrás de ti por tu belleza y porque no puede resistirse a esos encantos, en cuanto dejes de ser su juguete nuevo o se dé cuenta que está enamorado de alguien más dejara de prestarte atención.
Esas palabras golpearon a la rubia, todas sus relaciones siempre se basaron en lo mismo, sus ex novios se acercaron a ella porque era bonita y atractiva, y era lo único que veían en ella.
¿Con George Sirius era lo mismo?
Trato de negarse a creerlo, George le había demostrado que era distinto, muchas veces lago su inteligencia o lo divertida que le resultaba. No quería creer que fuera igual a los demás.
—Hannah, deja de decir estupideces.
Fue lo único que dijo para salir de ahí, Hannah lejos de sentirse mal sonrió al ver que logro dejarle esa pequeña espina en Amalie, con eso el golpe sería más fuerte.
D'Acanto trataba de no creer en las palabras de Hannah.
¿Ella, una veela?
Era imposible, sus padres eran muggles, simplemente no habría forma de que ella tuviera esos genes...a no ser...
De nuevo el pensamiento de que su verdadero padre estaba vivo volvió a ella.
¿Y si eso era cierto? ¿Él podría tener ese gen?
Solo, tal vez existía la remota idea de que así fuera, de hecho, había algo que nunca lograron explicarse y era el hecho de que su gemelo fuera un metamorfomaga.
Agito la cabeza varias veces caminando a la entrada de Hogwarts, George Sirius estaba en clases así que mejor iría a pasar el rato con su pelirroja amiga.
—Adiós, Lie.
Anired se despidió pasando a lado de ella.
—Adiós, Nired.
Lie le regreso el movimiento de manos.
Sus pasos eran rápidos ya que quería regresar a la sala común lo antes posible porque había visto a su novio en el castillo y sabía muy bien que la estaba buscando.
Aun no sabía cómo terminarlo.
Era algo que quería, pero nunca se preparó para eso, le resultaba demasiado difícil y sumado a eso que no quería herirlo o desconcentrarlo de su preparación para la segunda prueba.
Incluso tuvo la idea de dejarlo por carta, pero eso era muy bajo para cualquiera, tenía que hacerlo frente a frente.
Pero, aun no se sentía lista.
Podría irse a esconder a el carruaje de Beauxbatons, probablemente Maxence no la correría de su dormitorio si le llevaba algo de comer.
También estaba la segunda opción de ir a la sala común de Hufflepuff, Gryffindor o Ravenclaw, aunque Deyan la buscaría en esos lugares sabiendo que sus familiares se encontraban ahí.
Sin duda, la mejor opción era el carruaje.
Pero, como últimamente tenía una pésima suerte, al terminar de llegar a las mazmorras y estar a unos metros de su sala común distinguió al castaño que tanto evitaba.
Lo peor, es que ni siquiera tuvo tiempo para salir corriendo, pero el Granger-Krum la vio acercándose a ella.
—¡Anired!
Deyan la llamo, Anired maldijo para sí misma y puso la mejor sonrisa que pudo.
—Hola, Deyan...
Deyan noto la diferencia de como antes lo saludaba, en ocasiones anteriores iba corriendo hacia él para abrazarlo, ahora apenas y sonreía e incluso parecía mantener una distancia entre ambos.
—Te estuve buscando —explicó deteniéndose a unos cuantos centímetros de ella—...últimamente es muy difícil que podamos hablar.
—Sí ¿Verdad? —Anired veía a los lados y se alegró al distinguir a algunos de sus compañeros cerca, temía quedarse a solas con él—...estoy estudiando para mis Timos y bueno, tú debes de concentrarte al cien por ciento en la segunda prueba...
—Siento que todo está raro entre nosotros, al menos antes nos veíamos para hablar sobre cualquier cosa —la mirada del mayor reflejaba un gran sufrimiento al igual que la expresión en su rostro—... ¿Es por lo que paso en el baile?
Anired desvió la mirada, siempre odio ver a la gente sufrir, a veces era demasiado empática lo cual se volvía uno de sus peores defectos junto con poner los sentimientos de los demás antes que los de ella.
—Esa noche cruzaste la línea, Deyan —respondió viendo sus manos—...me lastimaste y quisiste hacer algo que te dije que no...
—Lo sé, Nir...y no sabes cuánto me arrepiento —trato de tomarla de la mano, pero ella la alejo—...estaba demasiado ebrio, sé que no es excusa, pero no sabía lo que hacía, te lo juro —los ojos de Deyan se aguadaron mientras hablaba—...yo nunca te trataría así, sabes que te amo y eres de lo mejor que tengo junto con mis padres.
La menor se sentía cada vez peor al escuchar cómo se le rompía la voz después de cada palabra.
—Pero...lo hiciste, nada quita el hecho que trataste de obligarme...
—Lo sé, Anired, todas las noches desde ese día me he estado arrepintiendo —paso la mano entre su cabello debido a la gran frustración que sentía—...sabes que sobrio nunca lo habría hecho, me conoces desde que somos unos niños ¿no? Siempre te he protegido de todo y todos...nunca te dañaría...o intentaría algo en contra de ti... ¿lo recuerdas? Prometí que siempre te cuidaría y defendería de todos...
Anired alzo la mirada para verlo, era como ver a Deyan otra vez cuando tenía cinco años, un niño inocente y asustado por perder lo que más quería.
—Lo recuerdo —el sentimiento de nostalgia se hizo presente, su infancia fue buena y él siempre estuvo en ella prometiendo que siempre la cuidaría y se casarían cuando fueran mayores—...quisiera que fuera todo como antes.
—Y puedo hacer que todo vuelva a ser como antes —se acercó más a ella y sujeto su mano con demasiada delicadeza—...te juro que esta vez no pasara nada que no quieras, no quiero perderte, Anired, eres lo más bueno en mi vida, lo que me hacer permanecer con los pies en la tierra, nunca me permitiría dañarte.
—¿Y si nada vuelve a ser igual?
La inexperiencia de la azabache le provocaba dudar sobre que estaba bien y que no en una relación, se sentía dividida en dos, por un lado, aún estaba el cariño que sentía por el castaño desde niños y por otro lado lo que paso esa noche, permanecía en su mente como pequeños fragmentos.
—Sé que en estos momentos me temes, no quería ser tan violento contigo, crei que lo disfrutabas al igual que yo —noto como ella fruncía con suavidad los labios, suavizo más la voz mientras formaba círculos invisible en el dorso de la mano—...y sientes que mereces algo mejor, pero tú y yo merecemos estar juntos, Nired, llevamos años de conocernos, años de formar una relación para que por un simple error lo echemos a la basura, tal vez esto es una especie de prueba, con la cual demostraremos que siempre hemos estado hechos el uno para el otro, y callar todas esas bocas que dicen los estúpidos rumores, demostrar que lo que nosotros es más fuerte que cualquier cosa—ella no respondía procesando todas las palabras que él decía, era tanto que no sabía ni que responder—...o...¿acaso los rumores son ciertos? ¿Ya no quieres estar conmigo porque te enamoraste de alguien más?
—No...no es eso—se sentía sumamente culpable al ver el rostro de Deyan, parecía sumamente afectado y destrozado, al parecer los rumores lo estaban dañando más de lo que creyó—...nada de eso...
De repente las ganas que tenia de terminarlo desaparecieron siendo remplazadas por una enorme culpa...culpa por ver a Deyan en ese estado, tal vez se comportó de forma muy egoísta al tomar esa actitud.
—¿Entonces, Anired? ¿Ya no me quieres?
Pequeñas lagrimas empañaron la vista verdosa del más alto.
—No...claro que te quiero...
Murmuro de forma dudosa, y por primera vez no creyó en sus propias palabras.
—¿Seguiremos juntos? Te juro que todo será como antes...
Anired suspiro y sonrió suavemente, si lo terminaba en ese momento sería peor y más que la prueba era al día siguiente.
Lo mejor es que lo hiciera después de esa prueba y cuando Deyan se encontrara más tranquilo.
—Ujum—mascullo—...está bien...
Una enorme sonrisa se pintó en el rostro del castaño que se acercó a abrazarla con fuerza.
—Si me dejaras no se de lo que sería capaz de hacer, Nir —murmuro contra su oído sin dejar de abrazarla—...te amo más que a nada y te prometo que no volveré a tratar de esa forma.
Anired se sintió demasiado sofocada con esas palabras al igual con el aroma de Deyan: a verano con el olor que desprendía una fogata en medio de la noche.
Si la Black-Weasley menor hiciera una lista de sus peores errores, el no terminar con él entraría en el segundo lugar, porque no tenía ni idea a todo lo que la orillaría.
El pecho le punzo con tanta fuerza que le dolió, soltó de golpe la espátula que sostenía y un pequeño quejido escapo de sus labios.
—¿Estas bien?
Cuestiono el peli plata viendo a su amigo.
—Si...si —murmuro llevándose la mano al pecho para sobarlo—...solo me dolio.
Scorpius lo veía con curiosidad mientras Max se seguía sobando tratando que desapareciera esa punzada y un nudo en la boca del estómago comenzó a formarse.
—¿Seguro? Podemos ir a la enfermería si quieres.
—No...me ha pasado otras veces —bajo el tono de la voz murmurando para él mismo—...siempre que va a pasar algo malo.
Decidió tomar la espátula para seguir cocinando, ambos estaban en el carruaje de Beauxbatons, Max trataba de concentrarse en otra cosa y no en ese extraño sentimiento que incluso comenzaba a provocarle nauseas.
—¿Crees que Nired ya haya salido de sus clases? —cuestiono Scorpius recargándose de la mesada—...deberíamos de ir a buscarla para cenar con ella...
—Sí, deberíamos de ir...
Murmuro pensando en la azabache y ese presentimiento se volvió más fuerte.
⚜⚜⚜
Alzaba la barbilla saludando a las personas que conocía, daba zancadas largas apurando el paso para dirigirse a la carpa de los tres competidores, se encontraba demasiado estresado y preocupado al no haber visto a Regulus ni Amalie en ningún lado, no entendía donde esos dos se habrían metido... ¿o acaso pensaban no participar en la segunda prueba?
Detuvo sus pasos al escuchar cierta conversación y reconocer de inmediato las dos voces.
—Te lo he dicho millones de veces, Deyan —murmuro el mayor, ambos se encontraban a fuera de la carpa cerca de la arboleda alejados de la gente, al parecer no querían que nadie los escuchara—...no me interesa que medios utilices, pero si o si tienes que ganar este torneo, aparte que en la primera prueba quedaste en último lugar —Lyubomir sonaba muy molesto—...espero, que en esta mejores o tus amiguitos...
Asen guardo silencio al notar el rostro de Deyan, estaba más serio de que costumbre y parecía observar a algo detrás de él.
—¿Interrumpo?
Cuestiono Jerome con la ceja enarcada y cruzando los brazos sobre su pecho, Asen se giró para encararlo y sonreír de lado.
—Para nada, Lyssandre.
—Los competidores deben de estar dentro de la carpa y no en las arboledas con su director ¿acaso estas tratando de volver a hacer trampa, Asen?
El castaño mayor le hizo una seña al menor para que se alejara dejándolos solos.
—Como si lo necesitara —escupió con un tono de superioridad—...no entiendo cómo es que alguien como tú—lo observo de arriba abajo con asco—...puede tener un puesto tan alto en el ministerio, lo entendía de tu padre ¿pero tú? No eres nada a comparación de él.
—¿Lo dices porque a diferencia de Pierre a mí no me pudiste comprar por unos cuantos galeones? —chasque la lengua sonriendo con arrogancia como siempre que sabía que tenía la razón—, mejor deja de llorar y concéntrate en que tu alumno pueda ganar una prueba sin hacer trampa, aunque teniendo tu ejemplo lo dudo mucho.
—Delacour, Delacour...metete en tus asuntos y no en los míos —le dio una mirada de soslayo pasando a lado del rubio—...ojalá y no fueras tan inservible, es una lástima que no te parezcas a tu padre.
Jerome coloco los ojos en blanco tratando de mantener la paciencia para no atacarlo, decidió dejar pasar eso y entro a la carpa de los competidores, distinguió a Deyan platicando con Viktor Krum, la curiosidad lo golpeo.
¿Viktor sabría la clase de persona que era el Director de Durmstrang?
Parecían ser muy unidos, no quería pensar mal del búlgaro, así que se quedó con la idea de que Asen actuaría como buena persona frente al matrimonio Granger-Krum, pero no con Deyan, que parecía seguir demasiado el ejemplo de Lyubomir.
Se mordió el interior de la lengua para no bufar con molestia al ver la ausencia de su sobrino y de la única competidora mujer, observo el reloj en su muñeca izquierda fijándose en que faltaban menos de cinco minutos para que le trajeran la pequeña bolsa con la réplica de los dragones a los que se enfrentarían.
—Señor Delacour...
Observo a la derecha distinguiendo un par de ojos azul claro.
—¿Michael? ¿Qué haces aquí?
El rubio menor mostro un folder beige.
—Lamento presentarme en este momento y no a finales de años tal y como quedamos, pero con la fuga de Azkaban me fue difícil a completar la información que me solicito—le entrego el folder que Jerome recibió de manera nerviosa, trato de ocultarlo, pero fue imposible cuando le tembló la mano—...es todo lo que pude recolectar sobre la señora D'Acanto, estoy terminando con la información de los menores, pero tal vez le interese lo que hay ahí.
—Gracias, Michael.
—No es nada, nos veremos en unos días, cualquier cosa me comunicare con usted.
—Sí, espero noticias al respecto.
Michael Andrews se alejó, mantenía un perfil bajo, sin resaltar demasiado para no llamar la atención, contaba con una gran sutileza, disimulo y adaptabilidad lo que le servía para ser un buen investigador, ya que era raro que la gente sospechara de él.
Había sido demasiado beneficioso tanto para Anirak como para Jerome trabajar con él a lo largo de sus carreras como aurores, porque ahora lo tenían como aliado y era una gran ayuda, justo como en esos momentos.
Los ojos azules eléctricos de Jerome titubearon en ver la información, se armó del valor que tanto lo caracterizaba y abrió el folder distinguiendo el documento que tenía un sello de "información clasificada", para leer todo lo que pudo de manera rápida ya que fue interrumpido por la voz de Regulus y George Sirius.
Las palabras se repitieron en su mente una y otra vez:
"Crystal D'Acanto" y "Luxury".
Recordaba a la perfección el Luxury, algunas veces aun lo visitaba e incluso llevo a los impostores cuando cumplieron diecisiete años, claro después de varias suplicas por parte de los menores.
Y, también recordaba a Crystal D'Acanto, en cuanto observo la foto que incluía el archivo: una actual y una de joven supo de quien se trataba, y en sus vagas memorias paso la imagen del trio que alguna vez hizo con Razvan y D'Acanto, al igual que las otras veces con las que tuvo varios encuentros sexuales con ella.
—Mierda...
Murmuro para él mismo, sacando la cuenta, el trio y esos encuentros fueron cerca de diecisiete años atrás... por varios meses la frecuento hasta que un día la dejo de ver en el club nocturno, nunca volvió a saber nada de ella...hasta ahora.
—¡Tío, Jerome! —Regulus parecía demasiado energético y escandaloso como de costumbre — ¿Por qué nos ignoras?
Jerome cerro el folder de golpe y trato de recomponerse viendo a su sobrino.
—¿Dónde demonios estabas? ¡La prueba está a nada de iniciar!
—Les dije que debíamos de apurarnos...
La voz de George Sirius llamo su atención, desvió la mirada al mayor y se extrañó de la escena frente a él: el pelirrojo rodeaba los hombros de Amalie con un brazo, mientras en la mano libre llevaba la sudadera azul que formaba parte del uniforme para la prueba de la rubia, D'Acanto rodeaba la espalda del más alto con el brazo izquierdo y en la mano derecha portaba la varita.
Sabía que eran amigos, pero nunca pensó que tan unidos, especialmente cuando George odiaba el contacto físico de personas que no fueran tan cercanas a él.
Amalie le sonrió al rubio y lo saludo con un movimiento de mano.
George Sirius se sintió algo incómodo o molesto, no sabría describir el sentimiento, pero no le agradaba que su tío viera tanto a Amalie y más al notar ese brillo extraño que reflejaban los ojos del mayor.
¿A caso le gustaba?
George apretó un poco más Amalie sin llegar a lastimarla, ella solo sonrió.
—Nos quedamos desayunando —excuso D'Acanto sin soltar a George—...y aparte que estábamos buscando a Maxence y Anired...pero parece que la tierra se los hubiera tragado.
—De hecho, es raro no verlos con ustedes —comento desviando la mirada de Amalie, tratando de comportarse normalmente, pero imposible con lo que acababa de saber—...tal vez ya estén en las gradas.
—Es lo más probable, últimamente pasan mucho tiempo juntos—Regulus dirigió la mirada la entrada de la carpa y sonrió al reconocer a la azabache que entraba— ¡Mamá!
Saludo con emoción, la mayor al verlos se acercó a él para abrazar al azabache.
Amalie se quedó congelada, ya que George Sirius aun la seguía abrazando, no estaba muy segura en que estaban, esos últimos días actuaban como novios, besándose a cada oportunidad que se les presentaba, pero era muy distinto a que los vieran sus hermanos o primos a estar frente a su madre.
—Emmett ya viene con la bolsa—le informo al rubio que asintió apretando el folder contra él, Anirak al notar eso lo miro con curiosidad —... ¿paso algo?
—Andrews vino a verme.
Con eso, la Black-Weasley comprendió todo, decidió reservarse las preguntas para cuando estuvieran solos, solo asintió dándole a entender que sabía a lo que se refería.
—Hola, George —el nombrado le sonrió a Amalie para soltarla y acercarse a saludar a su madre con un beso en la mejilla seguido de un fuerte abrazo—...veo que estas de buen humor.
—Claro que lo estoy porque te vi, mamá hermosa— le respondió alejándose unos centímetros—...no sé dónde se metió Geori, no la hemos visto desde la mañana.
Anirak y Jerome que conocían más que bien el paradero de Anired y Maxence solo sonrieron suavemente.
—Seguramente ya está en las gradas o apenas se esté despertando, ya sabes que a veces le cuesta madrugar —animo acariciando la mejilla de su hijo y poso la gris mirada sobre Amalie—...hola, cielo ¿cómo estás?
—Buenas tardes, señora Black-Weasley —saludo educadamente y se acercó, ella le dio un cálido abrazo que devolvió—...bien, gracias ¿y usted?
Anirak frunció el ceño de manera graciosa.
—Lie, tanto Fred como yo te hemos dicho que nos dejes de ustear —pidió, Amalie sonrió nerviosamente, no podía ocultarlos más cuando los tres varones la veían fijamente—...llámame Anirak, por favor.
—Está bien...
Respondió sonriendo sin mostrar los dientes, busco la mirada de George Sirius y él solo le lanzo un guiño que provoco que sus piernas temblaran por el aire de coquetería que lo caracterizaba.
—¿Y papá?
—Está esperando a George Sirius en las gradas, en compañía de George y Lys —explico palmeando el hombro de Regulus y al escuchar unas voces y pasos se dirigió al único pelirrojo—, lo mejor es que te vayas, George, ya va a iniciar la competencia.
Él soltó un suspiro y asintió viendo como Jerome y Anirak se alejaban, Regulus sonrió y se dio la vuelta para ir a acomodarse el uniforme y darles un poco de privacidad.
—Me tengo que ir —informo George entregándole la sudadera—...ten cuidado ¿sí? No hagas nada que te ponga en riesgo, bueno, en más del que ya estas.
—No me pasara nada, lo prometo.
El Black-Weasley le acaricio la mejilla y se inclinó unos centímetros, Amalie al ver lo que intentaba desvió el rostro ganando una queja del pelirrojo.
—Eso es grosero.
—Está tu mamá y tu tío a unos metros.
Señalo el semicírculo que ya se estaba formando.
—Sí, también mi tía Lys —saludo a la rubia que los vio por unos segundos, le devolvió el saludo de inmediato—, y mi tía Hermione....
—Pero...
Amalie no pudo terminar porque él la calló estrellando los labios contra los de ellas, dando inicio a un beso lento y suave, Lie al darse cuenta que no importaba lo que ella dijera le correspondió el beso.
Estuvieron unos segundos de esa manera hasta que el carraspeo de McGonagall se hizo presente por lo que se separaron.
—Señor Black-Weasley, debería de estar en las gradas con sus compañeros.
—Ya voy—respondió con tono de resignación al darse cuenta que la directora no los dejaría en paz hasta que se fuera—...te estaré esperando después de la prueba, preciosa.
—Te veo en un rato.
Se sonrieron y George se despidió de McGonagall, antes de salir de ahí abrazo a su mellizo deseándole buena suerte.
—No mueras, cerebro de troll.
Regulus soltó una pequeña risa y asintió sin soltarlo.
—No te libras fácil de mí.
George suspiro deseando que así fuera.
—Por cierto, pase lo que pase —hizo una pausa y agrego—: pase lo que pase, Anired debe de ser tu prioridad ¿de acuerdo?
—Lo sé, George, lo sé.
Los mellizos se separaron y chocaron los puños, George por fin salió de ahí dejando a los competidores con las autoridades a cargo.
—Vaya...un Opaleye de las Antípodas...
Murmuro Madame Dubois apretándole los hombros a la menor viendo sobre su mano temblorosa una miniatura perfecta de un dragón.
Amalie observo al dragón, era sumamente hermoso con esas escamas iridiscentes y nacaradas, los ojos que la veían no tenían pupilas y eran multicolor, centelleando de manera sorprendente. Lie tuvo que bajar el pulgar de inmediato cuando una llama de intenso escarlata escapo de su hocico casi quemándola.
Definitivamente, sería imposible enfrentarse a él.
Esperaba por todos los dioses que existían, que todo aquello que practico funcionara, y no era la única nerviosa, los otros dos participantes se encontraban igual.
Temían por sus vidas.
[...]
Salto con agilidad cayendo a la hierba a lado de él, a duras penas logro esquivar al dragón que trato de morderlo, era de su conocimiento que sus colmillos tenían veneno, como si el fuego de fuera suficiente.
El animal no era grande, estaba demasiado seguro que era de la raza más pequeña que existía, apenas llegaría a los cuatro metros, pero era demasiado feroz.
Respiraba de forma agitada, el dragón se detuvo viéndolo fijamente, estaba a punto de intentar cazarlo otra vez, sus escamas lisas y de color cobrizo serian un muy buen camuflaje entre los troncos de los árboles, gracias a Merlín estaban en una especie de pasillo rodeado por muros llenos de plantas y enredaderas mezcladas con plantas guías, si no tenía cuidado podría terminar atorado ahí y ser comida de dragón.
Se limpió el sudor con la manga de la sudadera y se giró sobre el piso esquivando la llamarada ardiente.
La valenciana del pantalón se le prendió quemándole la piel del tobillo, al parecer el hechizo inflamable que utilizo no funcionó muy bien.
—¡Aquamenti!
Conjuro para que un chorro de agua saliera de su varita y apagar el fuego, debería de darse prisa, estaba seguro que le quedaba poco más de media hora para que el tiempo que se les otorgo terminara.
¿Por qué mierda le tuvo que tocar un Vipertoot peruano?
De todos los dragones existentes, le tuvo que tocar el que tenía una enorme preferencia por la carne humana.
Deyan soltó una maldición conjurando un hechizo escudo y protegerse del fuego, para lograr conjurar la maldición de conjuntivitis debería de estar más cerca de los ojos del dragón.
Era la única forma en la que podría recuperar el cofre que custodiaba.
El dragón casi lo vuelve a morder, sintió como los colmillos le rozaron el brazo causándole un gran dolor.
—¡Mierda!
Mascullo al saber del veneno, ahora debía de apurarse aún más para salir de ahí y que le dieran un antídoto o podría morir.
Esperaba salir de ahí con vida, en esos momentos estaba odiando demasiado haber entrado a ese estúpido torneo.
Pero, no podía decepcionar a sus padres, debía de demostrar que era el mejor mago de su generación, tal como ellos lo fueron.
Y claro, sumado a eso, las amenazas de Lyubomir, realmente odiaba a ese hijo de puta, cuando tuviera el poder necesario de deshacerla de él, lamentablemente para eso faltaba mucho y debía de seguir a lado de la única persona que le brindaría ese poder: Anired.
Le costó demasiado que ella le volviera a prestar atención, bueno, ni siquiera lo logro al cien, no la vio en toda la mañana y los rumores aun circulaban: su relación estaba llegando al final, y al parecer ella estaba intentado algo con el rubio idiota.
No sabía cómo quitarlo del camino, había hablado con Lyubomir, el cual le dio algunas ideas, que consideraba demasiado desagradables, tampoco es que lo quisiera matar —aun no pasaba por su mente el volverse asesino—, solo quería que D'Acanto se alejara de su novia, pensó que ella nunca lo tomaría en cuenta, pero en esas últimas semanas había pasado algo entre ellos que los volvió demasiado unidos.
Si Anired no presentara un gran beneficio para él, habría terminado con ella a la primera oportunidad, era demasiado guapa y cuando no era encimosa le resultaba linda, pero ya no la veía como pareja, incluso algunas veces se sentía mal por como la trataba, pero había veces en las que no podía evitarlo, odiaba estar atado a ella, y al recordar que si quería conseguir lo que quería debería de comprometerse con ella e incluso casarse, provocaba que su enojo creciera.
Solo quería ser feliz y tener una vida de adolescente normal, como todos a su alrededor.
¿Por qué el no podía tener eso?
Sonrió con autosuficiencia viendo que la maldición de conjuntivitis funciono y el dragón comenzó a soltar llamaradas por todos lados buscando alguna manera de aliviar el ardor.
—¡Accio cofre!
Conjuro corriendo a la entrada del otro pasillo, el cofre voló hacia él con demasiada fuerza y logro atraparlo para seguir con el camino, una vez que entro al otro lado con un hechizo cerro la reja dejando al dragón de lado.
Frente a él se encontró un enorme caldero y una mesa de trabajo, soltó un suspiro de alivio, era demasiado bueno en pociones por lo que sería pan comido.
Dejo el cofre en la mesa para abrirlo y saco los dos ingredientes que llevaba en el bolsillo del pantalón: colmillos de serpiente y aguijones de bilywig seco, solo necesitaría seis de cada uno.
Dentro del cofre se encontró con dos ramitas de acónito y cuatro medidas de ingrediente estándar.
Tomo el mortero en el cual coloco los seis colmillos de serpiente junto con las cuatro medidas de ingrediente estándar y los trituro hasta obtener un polvo fino, lo hacía de manera rápida ya que el tiempo corría de forma rápida.
Dejo de lado el polvo y encendió el caldero para colocar los seis aguijones de bilywig secos y calentarlos durante treinta segundos a temperatura media, seguido de eso agrego cuatro medidas de los ingredientes que anteriormente trituro en el mortero.
Una vez todo en el caldero la removió tres veces en el sentido de las agujas del reloj y agito la varita dejándolo cocer. Coloco un hechizo de aceleración para que todo fuera más rápido.
Deyan dejo el caldero para ver todo a su alrededor, a los lejos escuchaba gruñidos de dragones que seguramente serían los otros dos en contra de Regulus y Amalie, ignoro eso, poco le importaba lo que les pasaba.
Pero, algo llamo su atención:
Dos ataúdes de un brillante cristal.
Lleno de intriga se acercó y soltó un jadeo al ver el ataúd izquierdo, reconoció la cabellera oscura como la noche y la piel tan clara como la nieve, por unos segundos se le vino a la mente el cuento muggle que su madre le leyó varias noches: Blanca nieves.
Se encontraba completamente inconsciente, parecía dormir plácidamente como si nada ni nadie perturbara su sueño.
Las palabras que se formó en la caja que obtuvo en la primera prueba volvieron a sus pensamientos:
"Dos ingredientes se les han dado.
Y algo importante se les ha quitado.
Una hora tendrán para recuperarlo.
O solo un acto de amor desinteresado.
Podrá salvarlo."
¿Anired era lo importante que se les había quitado?
Entonces debía de usar la poción de despertares para ella y terminaría con eso...al parecer resulto más fácil de lo que creyó....
¿O tal vez no?
Se quedó congelado distinguiendo el ataúd derecho...
Cabello castaño despeinado y una piel apiñonada que conocía más que bien:
Stella Domerling.
—¿Qué mierda?
Susurro, la poción que estaba preparando solo era suficiente para una persona, una de ellas dos era más importante para él que la otra.
Por un lado, estaba Anired que era demasiado necesaria para obtener lo que tanto desea y del otro se encontraba Stella; su mejor amiga a la que quería demasiado...
¿A quién se supondría que debía de escoger?
¿Anired o Stella?
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