Doce.
(Les dejo una actualización larga, jiji
+350 comentarios para la próxima actualización🫰🏻)
El salón de eventos del Ministerio Británico era un espacio amplio y luminoso, en esos momentos se encontraba decorado con guirnaldas mágicas que colgaban de los techos y las paredes atrayendo la atención de todos cuantos la veían.
Las voces se mezclaban con la música de fondo que ambientaba el lugar, conforme iban llegando se saludaban ya que eran compañeros de trabajo, algunos iban acompañados de sus parejas o familiares, ya que la fiesta del Departamento de Rompe Maldiciones había sido muy esperada por todos los integrantes que conformaban esa área del Ministerio.
Se podía notar que todos estaban curiosos por la noticia que daría el jefe de departamento: Leiftan Core, sabiendo que se tomaría un año sabático, varios temían por quien fuera nombrado para cubrir el puesto, debido a que el anterior jefe siempre fue una persona disciplinada, pero amable que se había ganado a cada uno de sus colaboradores.
Al entrar al salón trago saliva, las piernas le temblaban y tenía las palmas de la mano empapadas en sudor debido a los nervios que lo recorrían en ese día que inclusive pensó que en algún momento se desmayaría.
—Ya relájate —escucho una voz a su lado que lo hizo voltear—, pareces a punto de desmayarte, y créeme que no quiero sacarte cargando de aquí, Max.
El nombrado viro los ojos ante las palabras de Leiftan, en el tono de voz se podía reconocer la diversión que tenía por verlo de esa manera.
—No me voy a desmayar —sentenció Max—, y no me vas a sacar cargando.
Leiftan sonrió guiándolo para llegar al pequeño estrado que parecía esperar por ellos.
—Aún recuerdo cuando en tu primera misión te tuve que sacar cargando porque una maldición te dio en la pierna —no pudo evitar soltar una pequeña risa al recordar la escena—, parecías la princesa en peligro.
—¡No te pedí que me cargaras! —chillo el menor con el rostro rojo ante el recuerdo de su primera misión que fue todo un asco—... ¡Ya supéralo!
Leiftan le palmeó el hombro mirándolo con una sonrisa en los labios la que refleja nostalgia ante el recuerdo.
—Desde la primera vez que entraste a mi oficina supe que ibas a brillar —Max detuvo sus quejas al escuchar la palabras del hombre de cabello bicolor—, y no porque fueras el hijo de Lyssandre, si no por ser tú, sé que al inicio fui demasiado estricto y exigente contigo, pero necesitabas mano dura y tomar las cosas en serio, porque todavía no te la creías cuando fuiste aceptado el departamento de rompe maldiciones, aún actuabas como un niño inmaduro—Max frunció el ceño ante eso—, pero poco a poco mejoraste, aprendiste todo de manera rápida y te diste cuenta de la gran responsabilidad que comenzabas a adquirir, realmente me sorprendiste porque comenzaste a necesitar menor ayudas, al poco tiempo ya conocías cada procedimiento al pie de la letra, como actuar y lo que había que hacer, por lo que cada que tenía que salir o ir a alguna reunión no temia en dejarte encargada la oficina o mandarte a liderar alguna misión —un extraño sentimiento recorrió al rubio, no negaría que desde que entró a trabajar su admiración por Leiftan creció día con día y que él dijera esas palabras significaban mucho—, te volviste mi chico estrella, estoy orgulloso de todo lo que has logrado y ten por seguro que si sigues esforzándote de esa manera llegaras mucho más lejos —le sonrió—, me siento demasiado tranquilo al saber que te quedaras como jefe, sé que el departamento estará en buenas manos y lo llevaras demasiado bien, no tengo dudas, así que nunca dejes de trabajar tan duro y esforzarte por lo que quieres —Max asintió con un nudo en la garganta—...y sobre esa chica —Max sabia a quien se refería, quizá nunca lo hablaron, pero de una u otra manera nunca se necesitaron palabras para que Leiftan se diera cuenta que el alemán estaba en una relación con la menor de los Black-Weasley—,me alegro que estén juntos, te hace bien.
—Gracias —ese gracias a pesar de sonar tan simple, significaba mucho para ambos ya que agradecía por el hecho de confiar en él, por mostrarle lo que era un rompe maldiciones y por guiarlo en su camino laboral, haciéndolo crecer de esa manera—, has sido un excelente jefe, me enseñaste demasiado y realmente espero que regreses de tu año sabático, porque aún tengo mucho que aprender de ti.
Leiftan le sonrió apretando su hombro viendo como el salón de eventos pronto se encontraba lleno de gente, en su mayoría miembros del departamento de rompe maldiciones, así que aclaró su garganta colocándose la varita en el cuello para llamar la atención de los presentes.
Leiftan tomó una postura recta y sonrió de manera amistosa como siempre solía hacerlo ante sus colaboradores.
—Buenas tardes —saludó al público frente a él, Max solo podía observar cada uno de sus movimientos escuchando atentamente lo que decía—, hoy me encuentro ante ustedes con emociones encontradas. Como sabe, después de muchos años de trabajar juntos, he tomado la decisión de tomarme un año sabático —era algo que todos sabían, pero escucharlo por parte de Leiftan siendo parte de su despedida dejaba un hueco en los que lo escuchaban—. Esta no es una decisión que haya tomado a la ligera, pero siento que es el momento adecuado para un nuevo capítulo en mi vida acompañado de pequeña familia —miró a la mesa en donde se encontraba una mujer castaña cargando a una pequeña bebé—, y también para darles a todos la oportunidad de crecer aún más en esta noble labor que realizamos juntos.
Leiftan parecía haber memorizado un discurso, pero la verdad siempre había sido un buen orador cosa que le sirvió mucho durante su vida profesional para llegar al puesto en donde estaba.
—Antes de partir, quiero expresar cuánto valoro y aprecio a cada uno de ustedes. Durante nuestro tiempo juntos, hemos enfrentado desafíos extraordinarios y hemos logrado lo que muchos considerarían imposible. Juntos, hemos roto maldiciones, desafiado lo desconocido y hemos brindado esperanza a quienes la necesitaban desesperadamente. Su dedicación y pasión en este trabajo son insuperables —pronto el salón se llenó de una mezcla de aplausos y ovaciones que duró por varios segundos hasta que comenzaron a calmarse para que el hombre de cabello bicolor continuará—. Se que algunos de ustedes pueden sentir incertidumbre ante mi partida temporal, y eso es completamente comprensible. Pero, quiero que sepan que he dejado a caro a un líder interino en quien tengo la más absoluta confianza—pauso por unos segundos para ver a Maxence, quien se sintió nervioso debido a las miradas sobre él—: Maxence D ́Acanto ha demostrado ser una fuerza impresionante en nuestro departamento. A pesar de su juventud, mostró un conocimiento profundo en nuestro campo y una habilidad excepcional para liderar. Estoy más que seguro de que bajo su dirección, el Departamento de Rompe Maldiciones seguirá floreciendo y alcanzando nuevos logros.
Los aplausos se hicieron presentes ante el nombramiento del nuevo jefe interino que estaría a cargo durante un largo año.
Maxence saludo levemente y agradeciendo a Leiftan, sin poder creer lo que estaba sucediendo, ni en sus más locos sueños se imaginó llegar a ese punto, ni siquiera pasó por su mente que algún día lo nombraron jefe de un departamento del ministerio de magia.
Siempre creyó que estaba destinado al fracaso, a quedar sumido en el olvido, pero su destino parecía cambiar y sonreírle demostrando que todas sus acciones tienen consecuencias, las cuales últimamente eran buenas.
—Este año sabático me brindará la oportunidad de recargarme, de aprender nuevas perspectivas y de regresar con una energía renovada para seguir trabajando a su lado. Además, me dará la oportunidad de explorar nuevas formas de aportar a nuestra causa—Leiftan continuó con su discurso de despedida que cada vez se acercaba más a su fin—. Es importante recordar que somos un equipo fuerte y unido. Cada uno de ustedes tiene un papel vital en el éxito de nuestro departamento, y eso no cambiará en mi ausencia. Confío plenamente en que seguirán trabajando juntos con la misma pasión y compromiso que han demostrado hasta ahora—hizo una pausa al sentir un nudo en la garganta, ya que las despedidas nunca eran fáciles—. Este no es un adiós, sino un "hasta luego". Estoy seguro de que, cuando regrese, encontraremos al Departamento de Rompe Maldiciones en un lugar aún más sólido y exitoso. Los extrañaré a todos profundamente, pero sé que están en las mejores manos posibles—miró a Maxence quien asintió como prometiendo que las cosas serían de esa manera—. Continúen desafiando las maldiciones, rompiendo barreras y brindando esperanza a aquellos que nos necesitan. Los llevaré en mi corazón mientras me embarco en esta nueva etapa de mi vida. Gracias por ser parte de este equipo increíble y por todo lo que han hecho y continuarán haciendo.
El lugar estalló en aplausos y palabras de alientos que dejaban ver el gran aprecio que tenían por Leiftan Core, que más que un jefe se había vuelto un buen compañero y amigo de todos aquellos que trabajaron a su lado.
Maxence miraba todo a su alrededor y aceptaba las felicitaciones que le daban, algunos le estrechaban la mano y otros que eran más osados le brindaban un amistoso abrazo con el que el rubio se sentía un tanto incómodo por ese repentino contacto físico, pero prefería dejarlo pasar para no arruinar el momento.
Por un momento su mirada se cruzó con la de Lyssandre que estaba sentado en las mesas de enfrente, el mayor le sonrió y asintió dándole a entender que continuará disfrutando de ese momento tan importante.
Lyssandre veía a su hijo, sin evitarlo sonrió con orgullo por ver lo que poco a poco iba logrando, aún recordaba cuando lo conoció como un adolescente rebelde que parecía odiarlo y llevarle la contra en todo, y la verdad era muy grande y grata su sorpresa al darse cuenta cómo todo había cambiado.
Ahora tenían una buena relación y Maxence después de tocar fondo comenzó a valorar las cosas, esforzándose por obtener un mejor futuro del cual sentirse orgulloso.
Lyssandre esperaba que siguiera de esa manera y no se dejará vencer por nada, ni siquiera cuando los días parecían ser más oscuros, solo deseaba que Maxence fuera feliz con la vida que tanto soñaba y añoraba.
También lo esperaba de Amalie, que tomara las riendas de su camino, ya que, a pesar de intentar hacerlo, él no podía interferir en sus destinos, ya que estos se formaban por las decisiones que tomaban los gemelos rubios.
Miró a su lado para ver a su hija que platicaba alegremente con una de las compañeras de la oficina de Maxence, realmente deseaba que hiciera más amistades y se diera cuenta que no le convenía tener relación alguna con Inara Dalila, la cual solo parecía querer arruinar todo a su paso.
Lie soltó una suave risa que provocó que su rubio cabello se moviera a los lados mientras escuchaba lo que le contaba la mujer a su lado.
—Lo peor es que luego parece un gato huraño —comentó entre risas—, nos acercamos a él y casi sale corriendo.
Amalie asintió con la sonrisa en los labios.
—Desde niño ha sido así, luego en el colegio algún niño se acercaba a jugar con Max y él salió corriendo a esconderse en el primer salón que encontrara vacío —contó con nostalgia ante esos tiempos—, mi hermano nunca ha sido muy sociable, siempre prefiere estar en su mundo lejos de todos, últimamente ya convive con más gente, pero antes no lo sacábamos de su habitación por más que le habláramos.
Andrea Rosier se encontraba demasiado entretenida platicando con la hermana de su nuevo jefe, la que le contaba sobre la infancia del rubio y un poco de su vida personal, dándose cuenta que a pesar de ser gemelos eran muy distintos, Amalie era mucho más abierta y sociable, todo lo contrario, a Maxence que nunca parecía querer hablar.
—Aunque ahora como jefe no va a poder huir.
Amalie asintió.
—Anoche se estaba quejando de eso—recordó la conversación durante la cena en la que su gemelo se quejaba porque tendría que hablar con más personas—, que tendría que socializar con más personas en el ministerio debido a su nuevo puesto, quiero creer que si se esfuerza lo va a lograr.
Amalie y Andrea rápidamente se habían llevado bien desde que se sentaron en la misma mesa, pudieron conversar de diversas cosas dándose cuenta que tenían demasiado en común, así que esa fiesta, en la que la rubia no conocía a nadie y temió que fuera aburrida estaba resultado mejor de lo esperado.
Las dos mujeres siguieron platicando alegremente dejando que risas cómplices se escaparan entre ellas al dar comentarios que solo ellas entendían.
Lyssandre las miraba de reojo sintiéndose cómodo al ver que Amalie parecía hacer nuevos conocidos, esperando que de esa manera dejará de frecuentar a Inara.
La fiesta continuó con un banquete de deliciosa comida, Maxence se sentó en la misma mesa que su familia para comer, quería hacerlo tranquilamente, pero la gente se le acercaba a platicar de su nombramiento, porque en esa fiesta él era el protagonista principal llevándose la atención de todos, le resultaba un poco molesto, pero se esforzaba en poner su mejor rostro y llevar una conversación tranquila, quizá en algún momento se acostumbraria a eso
Después de la cena, Leiftan volvió a llamar la atención de todos los presentes colocándose en el estrado para hablar.
—Como sabrán, esta noche íbamos a contar con la presencia de nuestra ministra—todos lo miraban fijamente viendo hacia los lados en busca de la azabache que tan conocida era por los miembros del departamento celebrado—, pero por situaciones laborales no pudo acudir, así que uno de sus hijos ha venido en su representación, espero lo hagan disfrutar de la fiesta y sentir cómodo, al igual que escuchen las palabras que tiene que decir.
Leiftan se movió dejando ver a un varón alto que usaba ropa formal: camisa gris y pantalón negro, el cabello brillante perfectamente peinado y una pequeña sonrisa amable, de inmediato lo reconocieron como el segundo hijo de la familia Black-Weasley: George Sirius y el más sensato de los dos mellizos.
—Buenas noches —saludó el pelirrojo tomando el lugar donde anteriormente estaba Leiftan—, primero que nada quiero disculparme en nombre de mi madre, la Ministra, quien lamentablemente, debido a compromisos laborales ineludibles, no pudo estar presente en este momento, sin embargo, estoy emocionado en compartir algunas palabras en su nombre —todos lo miraba atentamente escuchando lo que diría, varias mujeres cuchicheaban viéndolo fijamente como si quisieran quitarle la ropa con la mirada, era bien sabido que los hijos del matrimonio Black-Weasley eran demasiado atractivos—. Primero, quiero expresar el profundo respeto y admiración que mi madre siente por cada uno de ustedes y por el trabajo excepcional que realizan día tras días. Ha sido testigo del incansable esfuerzo y dedicación que han puesto en cada misión, en cada caso, en cada desafío al que se han enfrentado. Ustedes son verdaderos héroes en lo que hacen, y su trabajo tiene un impacto real y significativo en la vida de las personas.
George Sirius hizo una pausa para ver a Leiftan Core por unos segundos y continuar con el discurso que su madre preparó.
—Hoy estamos aquí para despedir a un jefe excepcional, nuestro querido Leiftan Core. Durante su tiempo como jefe de este departamento, ha demostrado un compromiso inquebrantable y una pasión incansable por la causa que defendemos. Su liderazgo ha sido fundamental para el éxito de este equipo, y su legado perdurará en cada maldición que han roto y en cada vida que han cambiado.
Los aplausos se escucharon ante esas palabras, el de cabello bicolor le agradeció con un gesto alzando la mano, George Sirius le sonrió para continuar.
—A medida que nos despedimos de Leiftan, también damos la bienvenida a un nuevo jefe, Maxence D'Acanto—miro al rubio que le dedicó una sonrisa torcida al ver que el Black-Weasley hacia todo lo posible para no hacer una mueca al decir su nombre—. Si bien la transición puede generar incertidumbre, les insto a que vean esto como una oportunidad para crecer y evolucionar aún más —tuvo que contener nuevamente la mueca de disgusto para continuar hablando—. Maxence ha demostrado ser una fuerza en su campo y estoy seguro que llevará al departamento de Rompe Maldiciones a nuevas alturas —veía al rubio con desdén, ya que aún no terminaba de agradarle—. Este es un equipo de personas extraordinarias que se unen con un propósito común: desafiar lo desconocido, enfrentar lo inimaginable y traer luz a la oscuridad. Mi madre y yo confiamos plenamente en que seguirán haciendo un trabajo excepcional, que seguirán rompiendo maldiciones y brindando esperanza a quienes la necesitan desesperadamente—continuo con el discurso—, cada uno de ustedes es un testimonio viviente de lo que el compromiso y la dedicación pueden lograr. Siempre recuerden que su trabajo es invaluable y que su capacidad de superación es ilimitada. En este nuevo capítulo que se abre para el Departamento de Rompe Maldiciones, los animo a mantenerse unidos, a apoyarse mutuamente ya seguir buscando la excelencia en todo lo que hacen. Estoy convencido de que su éxito futuro será aún más grande que sus logros pasados—sonrió para finalizar—. Gracias por su arduo trabajo, su valentía y su compromiso con una causa tan noble. Mi madre y yo estamos orgullosos de todos ustedes y esperamos con anticipación ver cómo continuar cambiando el mundo.
Pronto el lugar estalló en fuertes aplausos sintiéndose inspirados ante esas palabras, George Sirius aún con un gesto serio que tan característico era en él, agradeció con sutileza para unirse a la celebración y cenar un poco ya que salió de su casa sin comer para atender el pedido de su hermano.
La fiesta era entretenida, con bastante comida, bebidas y música que llenaban el lugar de felicidad, demostrando que a pesar de ser una despedida también era una bienvenida para el nuevo jefe del departamento de Rompe Maldiciones, la mayoría se encontraba emocionado por las nuevas cosas que les deparaban los siguientes meses, esperando que siguiera funcionando tan bien como hasta ahora.
George Sirius estaba pasando un buen rato, platicando con distintas personas que se acercaban a saludarlo, a pesar de ser serio se notaba que siempre tenía tema de conversación adaptándose a cualquiera que se acercara.
Tuvo que dejar una conversación a la mitad en cuanto sintió ganas de ir al baño debido al whiskey de fuego que había bebido, así que se disculpó educadamente y comenzó a buscar el sanitario más cercano.
George Sirius salió del sanitario con paso tranquilo, ajustándose la camisa mientras se dirigía nuevamente al salón de eventos. Estaba absorto en sus pensamientos, cuando de repente, chocó contra alguien y retrocedió unos pasos.
Parpadeó, aturdido por unos segundos, ya que no estaba concentrado, así que trato de enfocar la mirada reconociendo con quien acababa de chocar.
Miro a la mujer con una mezcla de sorpresa y desdén antes de fruncir el ceño.
La más baja alzó la mirada para verlo con sorpresa reflejada en los ojos azules.
Se formó un silencio entre ambos magos, ya que ninguno parecía saber qué decir.
—Hola, George —Amalie fue la primera en romper ese silencio, ya que no quería que se fuera—... ¿Podemos hablar?
El Black-Weasley sintió un nudo en el estómago.
No quería hablar con ella, no después de todo lo que había pasado, aún recordaba escucharla insultando a su hermana y siempre ofendiendo de cualquier manera e incluso decir que era una manipuladora que se aprovechaba de Maxence, cuando las cosas nunca eran de esa manera.
—No tengo nada que hablar contigo, Amalie —respondió el Black-Weasley con frialdad—. Déjame en paz.
El más alto iba a continuar con su camino cuando sintió como la rubia lo tomaba del brazo deteniendo su paso.
—Por favor, George —insistió D'Acanto no queriendo que se fuera—...sé que te he hecho daño...y que quizá me he pasado con lo que le dije a Anired —murmuró el nombre de la última—...aun no comprendo todo...pero...quiero pedirte perdón, me equivoque...
George la miró con incredulidad.
¿Perdón? ¿Ahora quería pedirle perdón? ¿Después de todo lo que dijo?
—¿Estas bromeando? —cuestiono enarcando la ceja y negando—... ¿después de todo lo que dijiste? —chasqueo la lengua—... ¿qué es esto? ¿Uno de tus juegos con Inara?
Amalie negó varias veces.
—No...no...solo que...creo que debí de escucharte...al parecer Inara no es como creo —se notaba el arrepentimiento en su mirada demostrando que hablaba con honestidad—...solo que ella fue la única que estuvo a mi lado...pensé que era sincera conmigo...pero ahora me doy cuenta que no fue así...por lo que te pido perdón.
George negó soltándose de su agarre.
—A quien debes de pedir perdón es a Geori, no a mi—sentenció mirándola—...puedo decir que te perdono, pero...no confió en ti...después de todo...preferiste creer en Inara antes que, en mí, a pesar de que varias veces te dije que era mala no me quisiste escuchar.
Amalie lo miro herida.
—Se que hice mal...pero, pensé que quizá era...por sus peleas cuando fueron novios, que quizá le guardabas rencor—Amalie bajo la mirada—...y estuve mal, debo de hacerte caso...también estaba cegada y asustada por todo lo que le paso a Maxence, temía que volviera a sufrir...temía perderlo, Max y Lyssandre son lo único que tengo —su voz se cortó ante cada palabra—...el verlo mal y creer que podría morir...me hizo alterarme y no pensar lo que decía o hacía, sé que dañe a tu hermana y me arrepiento...
George Sirius se sentía frustrado ante lo que decía Amalie, porque cuando sentía que finalmente la había olvidado y podría iniciar nuevamente ella tenía que aparecer con sus arrepentimientos.
El pelirrojo se encogió de hombros y negó con una expresión de desasosiego.
—Creo que este no es el lugar ni el momento para hablar de eso—George Sirius comenzaba a frustrarse por lo que quería dejar el tema zanjado de una vez e irse de ahí—, lo mejor es que regrese.
Amalie no pudo decir más al ver cómo el pelirrojo se alejaba a grandes zancadas, dándose cuenta que era probable que nunca quisiera escucharla.
George Sirius se sentía tan frustrado y de mal humor que caminó directamente a la barra en donde pidió un vaso de whiskey de fuego que bebió de un solo trago dejando que el fluido quemara su garganta en un intento de dejar de pensar en la rubia que lo alteraba.
Trataba de suprimir sus sentimientos, pero cada que veía el final de ellos, Amalie se hacía presente, ahora con que quería disculparse.
No sabía si creer en sus palabras, ya que con su actitud y acciones lo hacía dudar, más al saber que Inara aún seguía en la vida de la rubia.
Soltó un suspiro pidiendo otro vaso para continuar disfrutando del sabor del líquido ardiente.
—Si sigues de esa manera vas a terminar completamente ebrio—escuchó que hablaban a sus espaldas —, dudo que tus padres quieran venir a sacarte cargando de aquí.
George Sirius se dio la vuelta para encarar a la persona, teniendo que bajar la mirada unos centímetros debido a la diferencia de alturas.
—Tengo buena tolerancia al alcohol —mencionó mirándola fijamente y de manera profunda lo que hacía que sus ojos se volvieran más oscuros perdiendo las tonalidades grises que tan características eran—...no te había visto.
Andrea sonrió aceptando un vaso de Whiskey que le extendió el pelirrojo en cuanto el cantinero se lo entregó.
—Gracias —respondió llevándolo a sus labios—, hace rato que estoy aquí, estuve en la misma mesa que Maxence, su padre y hermana.
Al escuchar a la última mencionada, George casi arruga el entrecejo, cosa que tuvo que evitar a toda costa.
—¿Así que tienes nuevo jefe?
Rosier asintió.
—Sí, a partir del lunes ya será oficial—soltó un suspiro—, Max es buena persona, pero aún se va a extrañar a Leiftan.
George Sirius se encogió de hombros.
—Los cambios son buenos, tal vez adquieran más conocimientos o bien, Maxence resulte un pésimo jefe, cualquier cosa puede pasar.
El pelirrojo agradeció cuando el cantinero le entregó otro vaso de whisky de fuego para llevárselo a los labios y beberlo.
—Desde el día que nos topamos en el salón de belleza he notado que...Maxence no te agrada, ¿o me equivoco?
Andrea le mantenía el contacto visual a pesar de sentirse intimidada por el aura que tenía George Sirius.
—No es que no me agrade —se quedó en silencio por unos segundos pensando la respuesta que daría—, es solo que...no confío en él...
—Pero, es importante para tu hermana...creo que a ella le gustaría que se llevaran bien.
George arrugó el entrecejo.
—A mi hermana también le gustaría tener un dragón como mascota, pero no todo se puede.
Andrea alzó la ceja.
—¿Seguro? ¿Si pidiera un dragón de mascota no harían todo para dárselo?
Todos conocían que la gran debilidad y adoración de la familia Black-Weasley era Anired, por lo que era evidente que si pedía un dragón o cualquier criatura mágica sin dudar se la darían.
El más alto soltó un suspiro de rendición.
—Hay excepciones...
Rosier y George Sirius continuaron platicando mientras bebían Whiskey de fuego, conociéndose un poco más, lo que poco a poco despertaba aún más el interés de la castaña que se moría por seguir escuchándolo hablar.
[...]
Los labios de ambos se movían con vehemencia, la ropa pronto sobró quedando esparcida por el piso de esa habitación de un hotel en el centro de la ciudad, que comenzaba a volverse más y más caliente, con una tensión demasiado palpable.
Las manos varoniles acariciaban cada tramo de piel de manera lenta disfrutando del tacto, lo que provocaba que la mujer se estremeciera.
Sus caricias eran descuidadas, pero al mismo tiempo placenteras causando que perdiera la cordura, cada sensación la llevaba al límite robándole suaves jadeos que aumentaban el deseo del que estaba sobre ella.
Los labios del pelirrojo bajaron por la mandíbula y cuello dejando un camino de besos húmedos y pequeñas marcas rojas que tardan en quitarse, se dirigió al inicio de los pechos que besaba disfrutando del femenino aroma mientras una de sus manos se perdió dentro de la pequeña braga que cubría el húmedo núcleo que parecía esperar por él.
Los ágiles dedos dieron camino sobre los labios vaginales robándole un indecoroso bostezo a la más delgada causando que un escalofrío la recorriera, dejando ver lo sensible que se hallaba.
Daba movimientos suaves, abriéndose paso para atrapar el pequeño clítoris hinchado que parecía esperar por sus atenciones, las cuales estaba dispuesto a dar.
—Ah...George...
Soltó la castaña echando la cabeza hacia atrás en cuando atrapó su erecto pezón con la boca, jugaba con él pasando la lengua una y otra vez endureciéndolo como un pequeño dardo de carne, alternaba las lamidas con suaves mordidas mientras acariciaba su clítoris de manera circular, gracias a los fluidos los dedos resbalaban con rapidez facilitando la tarea.
Andrea solo podía acariciar el centelleante cabello y jalarlo suavemente provocando unos pequeños gruñidos por parte del Black-Weasley, los que callaba contra los femeninos senos.
Ambos tenían alcohol en la sangre, pero estaban lo suficiente conscientes para terminar en esa situación.
Tenían poco de conocerse, pero ninguno de los dos pudo ignorar la enorme tensión y atracción sexual que se formó entre ambos, eran adultos por lo que no se fueron con rodeos, obteniendo lo que querían.
Las manos y cuerpo del Black-Weasley se movían con maestría, llevando todas las riendas de ese momento tan íntimo.
Las bragas de Andrea terminaron en el suelo junto con la demás ropa dándole más acceso al pelirrojo que sentía como el bóxer lo apretaba cada vez más debido a la erección en ese momento.
Dejó el pezón para ir con el otro y moviendo los dedos de manera acompasada, dejó el clítoris para bajar hasta la entrada de Rosier, tanteando lentamente.
Poco a poco los dedos se introdujeron disfrutando de cómo los envolvió, la humedad lograba que resbalaran en movimientos circulares.
George Sirius volvió a la boca de Andrea, disfrutando del sabor a Whiskey de fuego, los besos eran profundos, recorriendo su cavidad bucal con la lengua e iniciando una pequeña guerra por ver quién llevaba la dominancia del beso, la cual el pelirrojo ganó, callando cada suspiro y jadeo que daba la castaña.
Andrea no se imaginó terminar en esa situación, pero no lo negaría, la estaba disfrutando de sobre manera, George Sirius sabía cómo y dónde tocar para que su cuerpo se sintiera caliente y ansioso de más.
Su toque era brusco, pero erótico haciéndole perder la cabeza y solo deseando un poco más, sentirlo más cerca.
Los dedos de George Sirius fueron reemplazados por su miembro viril, abriéndose paso entre las paredes vaginales que parecían perfectas para él, la calidez lo inundaba.
La uñas de Andrea se enterraron en la pálida piel de la espalda, usando más fuerza cada que la embestía en un vaivén de caderas que aumentaba de fuerza y velocidad.
Los labios de George se perdían en el cuello de la castaña dejando los dientes marcados, sus dedos se enterraban en la cadera aferrándose a ella para sentirla con más profundidad.
Los gemidos y gruñidos eran más fuertes por todo el lugar mezclados con el sonido de sus cuerpos chocar, dejando ver que lo estaban disfrutando.
Ninguno quería parar, ambos querían disfrutarse completamente esa noche.
Con ese pensamiento el primer orgasmo golpeó al pelirrojo, liberándose dentro de Andrea, quien se aferró más al cuerpo de George Sirius, disfrutando del líquido caliente recorriéndola por dentro.
George sonrió y murmuró con voz ronca.
—¿Quieres seguir?
Andrea no respondió para besarlo dándose cuenta que ese solo era el inicio de una movida noche que compartirían juntos.
⚜⚜⚜
Descansaba las manos sobre los muslos cubiertos por la oscura tela del pantalón de mezclilla fina que usaba en el día, se podía distinguir una mueca de molestia adornándole el rostro mientras escuchaba hablar a la cobriza, sin saber cómo detenerla antes de que dijera una estupidez que pudiera meterlo en más problemas de los que ya estaba.
—¡Me dijiste, me prometiste que la dejarías! —chillo la mujer de cabello cobrizo mirando con enojo al pelinegro— ¡Que solo esperara unos meses!
El ojiazul la miraba siguiendo cada uno de sus movimientos y soltó un suspiro.
—Alessia, por favor, cálmate —pidió con tranquilidad y sin alzar la voz para no alterarla aún más—, vamos a hablar, para eso necesito que te sientes y me escuches.
—¡¿Y qué voy a escuchar?!—Alessia daba vueltas en la pequeña sala de estar bajo la mirada del más alto— ¡¿Cómo planeas tu fiesta de compromiso y boda?!... ¡Prometiste desde hace tiempo que dejarías a Itziar, pero aún sigues con ella!
—Lo haré pronto, Alessia...
Alessia negó deteniéndose frente a él.
—No, James. No me digas que pronto —exigió—. Dime una fecha—insistió manteniéndole la mirada fija demostrando que hablaba muy enserio—...dime que vas a romper con ella antes de la fiesta de compromiso.
—Alessia, no me presiones —pidió poniéndose de pie—. Sabes que no es tan fácil. Itziar y yo tenemos una historia juntos. No puedo dejarla, así como así —se defendió con una mirada sumisa tratando de provocar la empatía de la chica de cabello cobrizo—...llevo años con Itziar. Nuestras familias se conocen. Hay mucho en juego.
James sabía que había cometido un error al involucrarse con ella, pero no podía negar la atracción que sentía. Ahora, estaba a punto de perderlo todo: su prometida Itziar, su reputación, su futuro.
Alessia desde hace días lo había estado amenazando con decirles a todos de su relación secreta si no rompía el compromiso con la pelirroja.
—¿Y qué hay de nosotros, James? ¿No tenemos una historia también? —lo miró dolida—¿No te importo yo?
La voz de Alessia estaba llena de reclamo y dolor.
—¡Claro que me importas, Alessia, eres lo mejor que me ha pasado! —sentenció tomándola de la mano—, pero necesito tiempo, necesito pensar.
—No, James. No necesitas tiempo ni pensar. Solo necesitas ser valiente y honesto. Honesto conmigo y contigo mismo—lo miraba de manera sería, sin ningún sentimiento reflejado en la mirada— ¿De verdad quieres casarte con Itziar? ¿De verdad quieres pasar el resto de tu vida con alguien que no te hace feliz?
—Alessia, por favor, no hagas esto. No me pongas en esta situación. Te lo pido por favor.
Rogó él, sintiéndose atado de manos.
—¿Por qué no, James? ¿Por qué no puedo hacer esto? —alzó la voz para que James no la interrumpiera— ¿Acaso no tengo derecho a exigir lo que merezco? ¿Acaso no tengo derecho a ser feliz?
—Sí, sí lo tienes. Pero también tienes que entender mi situación. No es solo Itziar. Es mi familia, mis amigos, mi trabajo. Hay muchas cosas en juego.
Dio nuevamente el mismo argumento de hace rato, causando que Alessia pusiera los ojos en blanco.
—Eso no es cierto, James. Lo único que está en juego es tu amor. Y si de verdad me amas, tendrías que elegirme a mí. Y si no lo haces, yo me encargaré de que todos sepan la verdad.
Amenazó la cobriza, James tragó saliva ya que hablaba demasiado serio, y sin dudar arruinaría todo por lo que se había esforzado.
—Alessia, no digas eso. No seas así. No me hagas esto - suplicó él.
—James, ya estoy harta de tus mentiras y tus excusas. Ya estoy harta de esperar y sufrir. Ya estoy harta de ser tu amante secreta—explico con frustración, pero al mismo tiempo con firmeza—, O me eliges a mí o le dices adiós a tu fiesta de compromiso y a tu vida perfecta.
James sintió un nudo en la garganta. Sabía que Alessia estaba hablando en serio. Sabía que era capaz de arruinar su boda y su reputación con tal de tenerlo para ella sola. No tenía ni idea de cómo calmarla para no perder nada.
—Alessia, escúchame - dijo él con voz calmada tomándola con delicadeza de las mejillas para que lo viera a los ojos —. Sé que estás enojada y frustrada. Sé que te he hecho daño y te pido perdón por eso. Pero también sé que me quieres y que quieres lo mejor para mí. Y lo mejor para mí ahora es que me des un poco más de tiempo.
Mintió él, esperando que fuera lo suficiente creíble para que se detuviera.
—¿Tiempo? ¿Para qué quieres tiempo, James? ¿Para seguir jugando conmigo y con Itziar? —replicó de manera inmediata— ¿Para seguir viviendo una doble vida? ¿Para seguir siendo un cobarde?
—No, Alessia. No es eso. Quiero tiempo para hacer las cosas bien. Quiero tiempo para terminar con Itziar de una manera digna y respetuosa. Quiero tiempo para preparar a mi familia y a mis amigos para la noticia. Quiero tiempo para estar contigo sin tener que escondernos ni mentirnos
Explicó con serenidad para no alterarla más de lo que ya estaba.
—¿Y cuánto tiempo quieres, James? ¿Un día? ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Un año?
El sarcasmo era notable en su voz.
—No mucho, Alessia. Solo un poco más—le acarició las mejillas tratando de reconfortar y tranquilizarla—. Te lo prometo.
—¿Y por qué debería creerte, James? —cuestionó con desconfianza— ¿Por qué debería confiar en ti después de todo lo que me has hecho?
—Porque te quiero, Alessia. Porque eres la mujer de mi vida—dijo con dulzura y voz melosa— Porque no puedo vivir sin ti.
—¿De verdad me quieres, James? ¿De verdad soy la mujer de tu vida? —aunque lo quisiera evitar, se escuchó la esperanza e ilusión en la voz de la mujer— ¿De verdad no puedes vivir sin mí?
—Sí, Alessia. Sí te quiero. Sí eres la mujer de mi vida—repitió con palabras dulces para poder convencerla diciéndole lo que quería escuchar—. Sí, no puedo vivir sin ti.
—Entonces, dime que vas a dejar a Itziar. Dime que vas a estar conmigo. Dime que vas a ser mío y solo mío.
Pidió con desesperación porque rompiera de una vez por todas esa relación que lo alejaba de ella.
—Lo haré, Alessia. Lo haré. Pero dame un poco más de tiempo—suplico, besándole cortamente los labios—. Por favor.
—¿Por qué, James? —quería comprenderlo, pero si no quería a Itziar no entendía porque seguía con ella—¿Por qué necesitas más tiempo? ¿Qué te lo impide?
—Es mi abuela Molly, Alessia—por unos segundos James iba a reconsiderar lo que diría, pero esa era la mejor forma de obtener más tiempo—. Mi abuela está muy enferma y no le queda mucho tiempo de vida—mintió sin encontrar otra salida—. Ella está muy ilusionada con mi boda con Itziar. No quiero decepcionarla ni hacerla sufrir más. Quiero darle ese último gusto antes de que se vaya.
La mirada de James reflejaba una tristeza fingida al igual que esa afligida expresión en el rostro, la que estremeció a la cobriza.
—¿Tu abuela? ¿Estás seguro de eso, James? ¿No es otra mentira más?
Lo miró incrédula, ya que nunca le contó que su abuela estuviera tan grave.
—No, Alessia. No es una mentira. Es la verdad, no te lo había dicho antes porque no quería preocuparte—siguió con la mentira y con esa triste expresión que causaba que el corazón de Alessia se contrajera—. Te lo juro por lo que más quiero en este mundo: por ti.
Ante las palabras y expresión del Potter, Alessia no pudo más soltando un suspiro para decir
—: Está bien, James. Te creo. Pero solo por esta vez. Solo por tu abuela. Solo porque te quiero.
—Gracias, Alessia—el alivio al ver que se creía cada una de sus mentiras fue notable en la voz— Gracias por entenderme. Gracias por quererme—agradeció infinitas veces dándole cortos besos en los labios --. Gracias por esperarme.
—De nada, James. De nada. Pero recuerda: esta es tu última oportunidad—advirtió deteniendo sus besos—. Si no cumples tu promesa, si no me eliges a mí, si no me haces feliz, te arrepentirás toda tu vida.
James asintió con la cabeza y la abrazó de nuevo. Sabía que había logrado calmarla por el momento, pero también que no podía seguir engañándola por mucho tiempo más.
James no tenía ni idea de cómo iba a salir de esta situación sin perderla ni perderlo todo.
Mucho menos, perder a Itziar.
⚜⚜⚜
La morena apuntaba en la pequeña libreta mientras veía el recetario frente a ella.
—¿Y qué te parecen los canapés?
Cuestionó mirando a la pelirroja que tenía una enorme lista con bocadillos e invitados.
—Sería una buena idea —soltó un suspiro viendo a su amiga—, pensé que sería una fiesta más pequeña, pero son demasiados invitados, la mayoría son familia de James —miro la lista viendo nombres que nunca en su vida escucho—, hay más de doscientas personas, y según ellos aún falta más gente que será invitada a la boda, pero no a la fiesta de compromiso.
—¿De dónde sale tanta gente? —cuestiono Dalila mirando la lista—...de tu parte son menos de treinta invitados.
—Mi padre es hijo único y mamá solo tiene una hermana que tiene dos hijos, así que mi familia es pequeña, solo son unas cuantas más amistades, pero no hay mucho —explicó la pelirroja—, los demás según James es su familia que por parte de los Weasley son demasiada y más amistades...creo que su padre conoce a mucha gente que se debe invitar.
—Bueno, es el hijo del elegido, seguramente esa familia siempre ha sido la más popular del mundo mágico.
Itziar y Dalila se vieron por unos segundos sabiendo la respuesta, si bien los Potter-Weasley eran una familia popular, había otra que lo era aún más, de la cual siempre estaban hablando ya fuera bueno o malo, robándose la atención y mostrando que eran los verdaderos protagonistas: Los Black-Weasley.
—Cambiando de tema —mencionó Itziar dejando el recetario a un lado—, el día de ayer fui a Gringotts y solicite el préstamo, ya hice todo el procedimiento, pero aún falta que sea autorizado...pero, no sé si realmente me den la cantidad necesaria para comprar el horno, sabes que son muy caros al ser industriales.
Dalila asintió, recordando que visitaron diversas tiendas, e incluso de segunda mano, los precios eran demasiado caros.
Solicitar un préstamo en Gringotts, era comprometerse a pagar una cuenta que durara por años, debido a los intereses, y para eso seguramente Itziar debería de hipotecar algo, quizá la cafetería, teniendo el riesgo de perderla si no cumplía con los pagos al pie de la letra.
—Se que ya te lo mencioné antes...pero...tal vez deberías de buscar por otro medio, los intereses en Gringotts son demasiado altos y la autorización para esa cantidad puede llevarse semanas o incluso meses —miro a la francesa—, sé que no te agrada, pero sería mucho más fácil conseguir el préstamo con los mellizos de la familia Black-Weasley —se rasco la nuca con nerviosismo—...yo...me llevo con Anired, puedo decirle que hable con ellos...así que tal vez sería aún más rápido.
Arwen no negaría que varias veces pasó por su mente la idea de solicitarles el dinero que necesitaba a los mellizos, pero recordaba la mirada llena de odio que le dirigió Regulus John la última vez que lo vio, al igual que sus acusaciones contra James, por lo que estaba más que segura que el azabache se negaría y por consiguiente George Sirius, ya que esos dos siempre estaban de acuerdo en la decisión del otro.
Aparte, que no quería perder el orgullo y dignidad al solicitarle un prestamos al idiota de Regulus, por lo que era un rotundo no.
Itziar negó varias veces.
—Definitivamente no, no pienso pedirle nada a Regulus, mucho menos dejarle saber de mis problemas —respondió de manera segura—, prefiero hacerlo en Gringotts, aunque me endeude por años.
Dalila suspiro sabiendo que no había manera de cambiar de hacerla cambiar de opinión, por lo que la idea quedaba completamente descartada, solo esperaba que esa decisión no terminará hundiendo a Azus o que ésta fuera embarcada por el banco del mundo mágico.
Itziar y Dalila continuaron viendo los postres para la fiesta de compromiso de la primera por varios minutos más hasta que el celular de la morena sonó indicando que ya había llegado por ella, así que se despidió de su amiga para salir del local.
El corazón de Dalila latió con emoción y una sonrisa se formó en sus labios al ver a la persona que la estaba esperando.
Cuando los ojos azules la miraron brillaron con emoción.
—Dalila...
Saludo Scorpius para darle un beso en la mejilla y extenderle la mano.
—Hola.
Saludo tímidamente la morena para tomar la mano del peli plata y comenzar a caminar mientras contaban su día, sintiendo como nuevas emociones se formaban entre ellos caminando tranquilamente en medio del callejón Diagon son soltarse de la manos.
[...]
El sol se sumía lentamente en el horizonte, bañando el parque en tonos dorados y rosados que daban una cálida y relajante aura. Dalila y Scorpius paseaban juntos por un sendero arbolado, el suave murmullo del viento susurrando entre las hojas. Era una tarde perfecta, como si el universo mismo hubiera conspirado para crear el escenario adecuado.
Dalila no podía evitar sonreír mientras caminaban, su mirada intercalándose entre Scorpius y el paisaje circundante.
—Scorpius, este parque es tan lindo—mencionó la castaña mirando a todo lados con ojos curiosos por estar en un lugar que no conocía—, nunca había estado en un lugar como este.
Y no mentía, estaba lleno de árboles que solo había visto en libros, demostrando que sin duda estaban en algún pueblo mágico a las afueras de Londres.
—Es muy poco conocido—explicó el Malfoy—, este es el pueblo natal de mi mamá, es muy pequeño ya que solo permanecen familias de sangre pura, pero es un lugar muy hermoso a pesar de eso.
Se detuvieron cerca de un pequeño estanque, donde los nenúfares flotaban en el agua como pequeños tesoros flotantes. Scorpius recogió una pequeña piedra y la lanzó al estanque, observando cómo las ondas se extendían en círculos perfectos.
—Es tan sereno aquí—comentó disfrutando de la tranquilidad que se sentía al igual que el fresco aire golpeando el rostro y despeinando el cabello—. A veces, el mundo puede ser tan ruidoso y caótico, pero en este lugar, todo parece estar en calma.
El sol derramaba una luz cálida sobre ellos, y las miradas de Dalila y Scorpius se encontraron. En ese momento, la complicidad entre ellos era palpable, y una tensión romántica colgaba en el aire.
—Dalila—llamó el más alto para acercarse quedando frente a ella—, hay algo que he deseado hacer durante mucho tiempo.
Murmuró la última oración al sentirse nervioso.
—¿Qué es?
Dalila lo miró expectante siguiendo cada uno de sus movimientos.
Scorpius colocó con delicadeza una mano en la mejilla de Dalila, acercando lentamente sus rostros. Sus labios estaban a solo centímetros de distancia.
—Esto.
Y entonces, finalmente, se besaron. Fue un beso suave y dulce, cargado de todas las emociones que habían compartido durante su cita. En ese instante, las mariposas revoloteaban en sus estómagos mientras sus labios se encontraban en un baile delicado y apasionado.
El mundo se desvaneció alrededor de ellos, y en ese momento, solo existían Dalila y Scorpius y la intensidad de sus sentimientos compartidos. Cada beso era una promesa de lo que estaba por venir.
Los latidos de sus corazones se fusionaron, y el tiempo parecía detenerse mientras se perdían el uno en el otro, en ese dulce y mágico beso.
⚜⚜⚜
Sentía las palmas de las manos húmedas, debido al sudor que le provocaban los nervios al tener algunas miradas sobre él, incluso sus movimientos eran más torpes y la lengua se le trababa la lengua al hablar, causando que en ocasiones no le entendieran lo que decía.
No era la primera vez que estaba en esa situación, pero los nervios siempre lo atacaban al estar frente a la familia de su novia.
Miraba como desollaban a algunas ovejas las que servirán como alimento para los dragones.
—Entonces, ¿ya has entregado los libros para el nuevo ciclo escolar?
Cuestionó el moreno, Valkan, viéndolo de reojo mientras tomaba otro cuchillo para introducirlo dentro del cuerpo inerte del animal.
Stefan trago saliva en un intento de aliviar las náuseas que lo golpeaban al ver la sangre y aguantando una arcada al limpiar uno de los cuchillo que le dio su suegro.
—Sí, están en revisión, si sin autorizados tendré que hacer unas cuantas copias más —explicó el pelirrojo desviando la mirada y siguiendo los pasos del mayor que llevaba la comida a las bestias que escupen fuego—, se planea sacar una nueva edición y agregar más ilustraciones, ya que de esa forma los estudiantes pueden comprender las cosas mucho mejor.
El moreno asintió varias veces estando de acuerdo.
—Hay niños que son muy visuales, cuando yo iba en el colegio me habría encantado que los libros de texto tuvieran más ilustraciones, especialmente los de Historia de la Magia ya que la materia era demasiada aburrida, varias veces me quedé dormido. Si hubieran tenido dibujos tal vez me habría concentrado y comprendido mejor.
Stefan escuchaba la conversación, maldiciendo por lo bajo y aguantando la ganas de quejarse cuando piso estiércol de dragón, se limpió el zapato contra el pasto, pero no sirvió de mucho.
No le disgustaba estar en ese lugar o con la familia de Valentia, pero no lograba acostumbrarse del todo, ya que su entorno era muy diferente al estar siempre ilustrando o ayudando en la florería de su madre.
No evito sonreír al ver a Valentia quien arriaba una vaca y lo saludo con la mano.
Stefan iba a devolver el saludo, pero sus ojos se abrieron con sorpresa al ver como un dragón se acercaba con velocidad.
Pronto todo se llenó de sangre, al igual que escuchó varios gritos.
El ver la sangre y la cabeza en la boca del dragón, causó que su vista se volviera borrosa.
Lo último que vio Stefan fue la cabeza de la vaca en la boca del dragón y el cuerpo inerte de la misma cayendo al suelo.
Valkan miró a su lado en cuanto escuchó el golpe seco para gritar.
—:¡Val, tu novio se volvió a desmayar! —llamó a su hija para alzar las ovejas muertas que Stefan tiro—...Por Merlín, nunca había visto que alguien se desmayara tanto como este niño, le diré a Charlie que le diga a su madre que lo lleve a San Mungo para que lo vitamine.
⚜⚜⚜
—Buenas tardes a todos—saludó la mujer sobre el podio, su femenina voz llenó todo el lugar, causando que la atención estuviera sobre ella, así que sonrió para dar inicio al discurso que tenía preparado—. Es un honor estar aquí frente a ustedes en esta ocasión tan especial. Hoy, nos reunimos como una comunidad unida, como magos y brujas de Gran Bretaña, para celebrar y compartir un momento de gran importancia en nuestra historia mágica—no era la primera vez que daba un discurso ante tanta gente, desde que era una adolescente que estuvo acostumbrada a ese tipo de situaciones, ya fuera en el colegio o fuera de este mostrando una gran habilidad de palabra—, permítanme comenzar expresando mi más sincero agradecimiento a cada uno de ustedes por estar aquí hoy. En este momento, quiero rendir homenaje a todos los que han trabajado incansablemente a nuestros aurores, a nuestros sanadores e investigadores, a los magos y brujas que trabajan en silencio en el Ministerio y en todo el país para asegurar que vivamos en un mundo mágico seguro y próspero—sus gestos y movimientos demostraba una enorme seguridad y firmeza que la volvía aún más atractiva para más de uno—. Hoy también es un recordatorio de la importancia de mantener nuestras tradiciones y valores. La magia es una parte fundamental de nuestra identidad, y debemos protegerla y preservarla para las generaciones futuras—miro al lado izquierdo donde se podía reconocer a magos que venían de otras ciudades y continente—. Además, quiero agradecer a nuestros aliados mágicos de todo el mundo que han venido a compartir este día con nosotros. La magia no conoce fronteras, y es a través de la cooperación y la amistad con otras comunidades mágicas que siguen creciendo y aprendiendo—los magos sonrieron agradeciendo que los nombraran—. En resumen, este día es un testimonio de la fortaleza y la unidad de nuestra comunidad mágica británica. Juntos, hemos superado desafíos y logrado grandes hazañas. Sigamos trabajando juntos para construir un futuro mágico brillante y próspero para todos.
Gracias nuevamente por unirse a nosotros en esta celebración. Que sigamos prosperando y compartiendo la magia en los años venideros.
El lugar se llenó de aplausos tras las palabras de Anirak Black-Weasley dando la bienvenida, el salón principal del ministerio mágico británico estaba lleno de magos y brujas que ansiaban presenciar esta ceremonia.
Se podía reconocer a la familia Potter, a los Malfoy, la pequeña familia Delacour-D'Acanto, los Denvers-Burke, los dragonolista, el matrimonio Black-Flamel acompañado de Regulus al igual que los miembros restantes de la familia Black-Weasley en compañía de los Weasley Delacour, inclusive hasta Gigi, que era el más chico, se encontraba en ese lugar, mostrando que era un evento importante y esperado por todos.
—Quiero reconocer al departamento de Aurores, quienes a pesar de ser envenenados, lo que provocó que sus vidas estuvieran en riesgo, han continuado con su trabajo y obligaciones, enfrentándose a diversas misiones —se escuchó el tiroteo por parte del departamento nombrado—, al igual que quiero felicitar al área de investigación de pociones y venenos mágicos quienes han trabajado hasta el cansancio en la producción del antídoto Somnus, bajo las órdenes de Laetitia Flamel —miró a su padre—, la cual si pudiera subir al estrado, ya que el jefe del Wizzengamot tiene algunas palabras que dar.
Un hombre de avanzada edad, quien era raro que asistiera a esos eventos se hizo presente, por lo que Anirak inmediatamente lo ayudó a subir junto con Laetitia que la miraba con curiosidad.
El anciano se paró en medio del estrado, aclarando la garganta para comenzar a hablar.
—El Wizzengamot ha decidido reconocer a la retirada Auror: Laetitia Flamel, con una Orden de Merlín de Tercera Clase —hizo una seña para que uno de sus ayudantes se acercara con unas pequeñas cajas de cristal tomando la primera—, esto debido a que contribuyó altivamente en nuestro conocimiento por la producción del antídoto Somnus —tomó la medalla para colocarla, Laetitia inclinó la cabeza dejando que el lazo blanco le rodeara el cuello y agradeciendo por el honor—, también queremos reconocer el esfuerzo y participación activa en la producción del mismo antídoto al igual que en la captura del prisionero Deyan Granger-Krum —miro a Anirak—, por lo que se le otorga una Orden de Merlín de Segunda Clase a nuestra ministro: Anirak Black-Weasley.
La azabache que no se esperaba eso se acercó de inmediato.
—Gracias...
Murmuró inclinando la cabeza para que el lazo morado terminará sobre su cuello.
Una horda de aplausos y palabras de apoyo llenaron el lugar, felicitando a la madre e hija que sonrieron.
El anciano esperó por unos minutos a que el ruido cesara para continuar hablando e hizo una seña para callar los aplausos.
—El Wizzengamot también quiere reconocer a alguien más —hizo una pausa causando que lo vieran con curiosidad, ya que solo esperaban que se otorgaran dos Órdenes de Merlín—, por el estudio y la creación del antídoto Somnus que ha salvado a diversos aurores de una muerte trágica, al igual que contribuir a la captura de Deyan Granger-Krum, usándose a sí misma como cebo a pesar del peligro que suponía esa situación y el tormentoso pasado que la hizo sufrir ese criminal, le pido a la señorita Anired Georanne Black-Weasley que pase al estresado, por favor.
El lugar se quedó en completo silencio y las miradas se dirigieron a la azabache que estaba confundida
Todos la miraban con curiosidad, la mayoría había escuchado que contribuyó en la creación del antídoto, sin embargo, no muchos creyeron en esos rumores, ya que nadie quería aceptar que hubiera sido ella la creadora de ese antídoto que tan importante era en esos momentos. Había creído que solo se trataban de rumores para enaltecer a la familia Black-Weasley.
Pero, si el viejo anciano en jefe del Wizzengamot la reconoció era más que evidente que era verdad.
Anired no lo creía, miraba a sus hermanos, madre y padre en busca de una respuesta sin saber que hacer, hasta que Fred la empujó suavemente de los hombros para hacerla caminar.
—Anda, ve.
Murmuró causando que avanzara unos pasos, finalmente la menor se dirigió al estrado con las piernas temblorosas.
Una vez que estuvo frente al mayor, este le sonrió acercándose con la medalla entre las manos.
—El Wizzengamot reconoce sus actos de valor y distingue su excepcionalidad en el área de pociones y venenos que pueden atentar contra la sociedad mágica, es por eso que le otorga una Orden de Merlín—el mayor la extendió dejando ver un lazo de distinto color al de su abuela y madre: color verde esmeralda—, de primera clase, esperando que sigamos escuchando y apreciando más de su sobresaliente esfuerzo y logro.
Anired recibió la medalla, dejando que el lazo le rodeara el cuello, sintiendo las lágrimas en los ojos al darse cuenta que era su primera Orden de Merlín y era de primera clase, que solo magos excepcionales como su madre reciben.
Siempre había admirado las Órdenes de Merlín que su madre tenía, prometiendo desde que era una niña que sin duda ella también tendría una, pero nunca espero que la primera fuera de la clase más alta existente en el mundo mágico.
Escuchaba los aplausos, pero no ponía atención al estar llena de sentimientos que nublaban todo a su alrededor, ni siquiera supo cómo bajo las escaleras del estrado hasta que escuchó la voz de sus padres.
—Estoy tan orgulloso de mi bebé —era su padre quien hablaba acomodando el lazo en el cuello para que no le jalara el cabello—, siempre supe que serías una bruja excepcional como tu madre.
—Mi niña —era su madre quien tomó la palabra—, no sabes el orgullo que me das, cada día me sorprendes más, Anired...
Miró a sus padres dejando que las lágrimas de emoción bajaran por sus mejillas, dándose cuenta de lo que estaba logrando.
Después de todo, después de creer que nunca lograría nada, de ser humillada por Deyan de formas inimaginables y de sufrir tanto poco a poco volvía a brillar y más que nunca.
—Corazón, no llores —pidió Anirak limpiándole las lágrimas antes de que se le corriera el maquillaje —, te mereces esa orden y reconocimiento, te esforzaste tanto, incluso te enfrentaste a Deyan a pesar de tus miedos, sin duda, eres una bruja excepcional, la cual me ha alcanzado y estoy segura que serás mucho mejor que yo.
Anired no evitó abrazar a su madre, que la mujer que más admiraba le dijera eso sólo provocó más su llanto de alegría y emoción.
Su esfuerzo estaba dando frutos.
Estaba haciendo su propio nombre, dejando ver ante todos que no solo era la hija menor y consentida de la familia Black-Weasley, si no que era Anired Georanne, una bruja que poco a poco estaba haciendo historias y no solo en el mundo mágico, todo a base de su esfuerzo.
[...]
Anirak nuevamente estaba en el estrado, dando inicio a otro discurso, que esperaba fuera el último de ese día.
—Como todos sabemos, el Departamento de Rompe Maldiciones desempeña un papel esencial en nuestra comunidad mágica. Abordan retos mágicos que a menudo desafían la comprensión y la lógica convencional. Requieren un conjunto de habilidades excepcionales, coraje y un profundo compromiso con nuestra comunidad—dios una breve introducción robándose la atención de las personas que veían con curiosidad al joven rubio a su lado, reconociendo que se trataba del hijo de Lyssandre Delacour—.Hoy, me enorgullece presentarles a nuestro nuevo Jefe del Departamento de Rompe Maldiciones, el joven y talentoso Maxence D'Acanto—el nombrado dio un paso adelante dejando que varias exclamaciones de sorpresa y felicidad llevarán el lugar—. Si bien puede ser joven en edad, su experiencia y habilidad en el campo son notables. El señor D'Acanto ha demostrado ser un mago de gran promesa, con una habilidad para resolver maldiciones que es verdaderamente impresionante—Max sentía como se le ponían las mejillas rojas debido a las palabras de la ministra que era su suegra, esperando que su cabello no cambiara de color—. Ha demostrado que la edad no es un obstáculo cuando se trata de talento y dedicación. Su liderazgo fresco y energético es justo lo que nuestro departamento necesita en estos tiempos cambiantes. Estoy segura de que, bajo su dirección, el Departamento de Rompe Maldiciones continuará siendo una fuerza esencial para nuestra seguridad y protección. Les pido a todos que apoyen a Maxence en su nuevo rol. Juntos, enfrentaremos los desafíos que se nos presentan y aseguraremos la seguridad de nuestra comunidad mágica. Aunque sea joven, Maxence tiene la visión y la pasión necesarias para liderar con éxito. Así que, sin más preámbulos, les presento con entusiasmo a nuestro nuevo Jefe del Departamento de Rompe Maldiciones, el señor Maxence D'Acanto—el rubio saludó con un gesto de mano—. Que su juventud y entusiasmo nos guían hacia un futuro mágico más seguro y lleno de posibilidades.
Los aplausos llenaron el lugar, Maxence se sentía aún más emocionado que cuando fue el nombramiento en la fiesta de días pasados.
Ahora era reconocido ante el mundo mágico con el jefe del departamento de Rompe Maldiciones, ese nombramiento que tanto espero, ya que sabía muy bien que una vez que hicieran pública su relación con Anired lo rumores no serían tan fuerte, ya que con ese nuevo puesto comenzaba a estar a la altura de la azabache que tanto amaba, finalmente podría darle lo que tanto deseaba, incluso el mundo entero se lo daría si ella se lo pedía, no pudo evitar sonreír ante eso.
Miro a Lyssandre que le sonrió con orgullo reflejado en los ojos, Maxence le devolvió la sonrisa llena de agradecimiento, ya que también gracias a él estaba en ese lugar pues fue quien más lo apoyó en sus estudios y trabajo volviéndose un pilar importante.
No pudo no ver a Anired, que estaba a unos metros mirándolo con una brillante sonrisa y aplaudía por él, le sonrió deseando poder bajar para abrazarla, la amaba demasiado y también le agradeció, porque era gracias a ella que había logrado diversas cosas, Anired siempre había sido su rayo de luz en la oscuridad, quien lo inspira y hacía desear esforzarse para obtener más.
Recobro la compostura recordando que debía de dar unas palabras de agradecimiento, así que suspiró y decidió hablar cuando los aplausos cesaron poco a poco.
Había preparado un pequeño discurso con ayuda de Anired y de Lyssandre hace días, así que lo memorizo a la perfección para no equivocarse con balbucear en ese momento.
—Quiero agradecer a la Ministra—comenzó mirando a la azabache—, a Leiftan —miró al hombre de cabello bicolor que estaba entre el público— y a todos por su confianza en mí al otorgarme esta responsabilidad. Es un honor y un privilegio liderar un equipo tan dedicado y talentoso como el Departamento de Rompe Maldiciones—su vista se dirigió a sus compañeros de departamento que aplaudían y vitoreaban—. Soy consciente de que mi juventud puede generar algunas dudas, pero quiero que sepan que estoy comprometido al cien por ciento con esta labor. Estoy aquí para aprender de cada uno de ustedes y para trabajar incansablemente en el servicio de nuestra comunidad mágica—hablaba con tranquilidad para no trabarse durante el discurso—. Sabemos que los desafíos a los que nos enfrentamos son formidables, pero también sé que, juntos, somos capaces de superar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino. Mi objetivo es fomentar un ambiente de colaboración y crecimiento en el que cada miembro del equipo pueda alcanzar su máximo potencial. Confío en que, con nuestro trabajo conjunto y la pasión que todos compartimos por la seguridad de nuestra comunidad, lograremos grandes avances en la resolución de maldiciones y la protección de nuestros ciudadanos. Estoy emocionado por este nuevo capítulo y espero trabajar codo a codo con cada uno de ustedes. Juntos, marcaremos la diferencia en el mundo mágico británico y garantiza...
Maxence no pudo terminar de hablar ya que una fuerte explosión llenó el lugar al igual que pedazos de muro que cayeron golpeando a algunos magos.
Nadie comprendió que paso, pero pronto el lugar se llenó de hechizos de un lado a otro, maldiciones e incluso golpes.
Trataba de dejar de correr, pero la mano de su amiga la hacía pasar entre la gente sin mirar atrás.
—¡Mary! —chilló Anired—... ¡Tengo que volver, tengo que ir con mi familia!
Pidió queriendo ir atrás a donde se enfrentaban a diversos magos, a reos de Azkaban.
Nadie entendía lo que sucedía, pero evidente:
Hubo una fuga en Azkaban y estaban atacando al ministerio, donde casi toda la sociedad mágica estaba reunida.
—¡Quédate aquí y a salvo! —pidió la morena empujándola al pequeño cuarto en donde guardaban los insumos de limpieza—...no salgas hasta que ya no escuches ruidos—Anired iba a tratar de salir, pero Mary la empujo—...por favor.
—¡Mary Jenell, dejam...!
Anired gritaba que la dejara salir, pero su asistente y amiga cerró la puerta para comenzar a hechizarla y ocultarla haciendo que pareciera una pared normal.
Sabía que la menor no podría salir de ahí ya que no tenía su varita con ella, pues Mary la llevaba consigo.
La morena aparte de ser su asistente conocía muy bien que ante cualquier ataque tenía que ponerla a salvo, ya que al ser la hija menor de la ministro sería el blanco principal pues todo pensaba que era el blanco más fácil y débil.
Aunque no era cierto, todo preferían alejarla de peligro, y Mary nunca se perdonaría si algo le pasaba,
Todo el lugar era un desastre, heridos por todo lados, al igual que hechizo y reos de Azkaban que atacaban sin miramientos.
Mary corría buscando a Khalil o Elijah para que sacaran a Anired de ese lugar, pero lo miro a lo lejos batiéndose con otros magos, así que buscara a uno de sus familiares o bien al mismo Maxence para que se la llevara del ministerio y la pusiera a salvo.
Sin embargo, todos sus planes se fueron a la basura al darse cuenta que ninguno parecía poder hacerlo.
Regulus y Maxence estaban a unos metros enfrentando a tres magos así que fue con ellos para ayudarlos.
Regulus John la miró.
—¡Mary! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Ve con Anired y salgan de una vez!
Ordenó el azabache esquivando hechizos y atacando.
—¡No, uno de ustedes debe de ir con ella...así que cualquiera vaya y yo me quedaré!
La varita del alemán salió volando y vieron como un hechizo iba directo a él.
Regulus lo iba a empujar, pero antes de eso Max terminó en el suelo ya que Freddos lo había empujado causando que el hechizo diera a otro lado.
Los dos varones que tenían varita y Mary se enfrentaron a los magos, pero pronto se vieron rodeados por más reos que no parecían tener piedad de ellos.
Regulus busco a George Sirius para pedirle ayuda, pero se dio cuenta que era imposible al verlo enfrentándose a otros en compañía de Stefan y Alexander, alcanzó a distinguir a Greyback quien los atacaba sin miramientos.
Los magos oscuros parecían dispuestos a matarlos hasta que una voz se hizo presente.
—Suficiente—una voz llena de emociones enmarca por la urgencia y la tensión se hizo presente, Freddos y Regulus no comprendieron porqué, pero les causó un escalofrío un enorme miedo—, los hijos de las ministras son míos —sonrió relamiéndose los labios—, también el de Lyssandre, así que vayan y busquen a los otros mocosos que faltan... ¡Ahora!
Los magos siguieron sus indicaciones para dejarlos con él, no sin antes entregar las varitas de lo más jóvenes.
—Vaya, vaya...que agradable verlos, Regulus, recuerdo cuando solo eras un mocoso que se cagaba en el pañal, algunas veces te cargue —Regulus solo lo miraba, era un hombre rubio y con la mirada perdida que demostraba todos los años que estuvo en Azkaban—...dime... ¿tu padre ya te quiere? Aun me acuerdo cuando los odiaba a ti y a George Sirius, por casi matar a tu madre, creo que de ser por él los habría dejado en el bote de basura...un muy mal padre para mi gusto.
—¡Cierra la boca, no hables de mi padre!
La personalidad explosiva del azabache se hizo presente dispuesto a ir a enfrentarse aún sin tener varita, de no ser porque Maxence y Freddos lo frenaron.
—Y me imagino que uno de ustedes es hijo de Lyssandre—miro a Max—, supongo que eres tú, resultas idéntico a él...escuche que Deyan te odiaba porque le bajaste a la novia...peleas de mocosos...pero, finalmente fuiste tú el ganador...a todo esto... ¿en dónde está? Quiero conocer en persona a la encantadora y dulce Anired Georanne —dijo su nombre con diversión—...quiero ver si es tan hermosa como dicen, tanto como para que tu tío y Deyan estén tan obsesionados por ella —Maxence lo miró con confusión al mencionar un tío que no conocía—...y tú debes de ser Frederick Jerome —miro a Freddos que no dijo nada sabiendo que no debía de provocarlos al estar desarmados—...el hijo de Lyssie... ¿dónde está tu madre? Quiero verla, aún recuerdo cuando ella y...
No pudo terminar de hablar cuando un hechizo lo hizo retroceder varios metros, el mago pronto miró hacia enfrente sonriendo, dejando ver que le faltaban varios dientes.
—Anirak —mencionó el nombre con diversión—... ¿desde cuándo eres tan débil? ¡Pensé que me matarías a la primera que me vieras cerca de tu hijo!
Los pasos se acercaron, Regulus se sintió aliviado por unos segundos hasta que miro a la persona de quien se trataba realmente.
—Gracias por confundirme con mi madre —su voz no era dulce como de costumbre, tenía unas manchas de sangre en el rostro y un moretón en el ojo izquierdo—... ¿Cómo prefieres que te llame? ¿Neville o A?
—¡¿Qué haces aquí?! —Todo el control que Maxence logró juntar en ese momento, estaba desapareciendo al ver a su novia en esa situación—... ¡Vete de aquí, Anired!
Neville Longbottom soltó una risa estruendosa.
—La encantadora Anired, veo que eres igual de hermosa que tu madre —hizo una reverencia—, encantado, soy Neville como dijiste...debo de decir que tu madre siempre ha sido hermosa y eres idéntica a ella, lástima que en mi corazón siempre estuvo mi amada Lyssie —Freddos arrugó el rostro al escuchar lo que decía—...pero, bueno—miro la varita que llevaba Anired—, veo que desarmaste a Hannah, ¿en dónde la dejaste?
—Si no te apuras pronto morirá—mostró una pequeña daga que tenía sangre y un extraño líquido morado—, si el veneno llega al corazón va a tener un paro cardiaco, si te apuras tal vez solo pierda un dedo o la mano —estaba asustada, pero tal vez podría salir de esa si le ofrecía el antídoto—, si nos dejas te daré al antídoto para que salves a tu hija.
Neville reía como si le hubiera contado el mejor chiste jamás en la vida.
—Lástima que el precio de sacarme de aquí es llevarte a ti —dio un paso hacia adelante y pronto Maxence jalo a Anired para ponerla detrás de él, Regulus y Freddos pronto lo imitaron haciendo un muro frente a ella—...ay, por Merlín, como si tres mocosos desarmados me fueran a detener, que dulces al creerse los caballeros que defienden a la princesa... ¿piensan agarrarme a golpes?
—¡Reducto!
Un hechizo golpeó a Neville nuevamente causando que terminará con heridas en el suelo.
—¡Niños! —una mujer llegó con ellos para verlos y sentirse aliviada al ver que estaban a salvo—...es hora de irnos de aquí...
—¿No me irás a saludar?...mi pequeño sol.
Neville la miró y sonrió, estaba igual de hermosa que la última vez que la vio, sentía la emoción como cuando la conoció por primera vez.
Lys lo miro con asco, dispuesta a arrestarlo o matarlo.
—Pronto nos veremos, mi amada Lyssie...
Pero, antes de intentar algo, Neville desapareció dejando un humo negro como seña de su escape.
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¡Hola!
¿Qué les ha parecido el capítulo?
No saben cómo me ha gustado escribir sobre el nombramiento de Maxence, ¿cómo se lo imaginan de jefe? ¿Será bueno? ¿Leiftan volverá?
Y también el momento de Anired obteniendo su primera Orden de Merlín, ¿les gusto? ¿Creen que tenga más reconocimientos?
¿Esperaban que pasara eso entre Rosier y George Sirius?
¿Amalie se habrá dado cuenta de lo que sucedió con Andrea y GS? ¿GS la perdonará? ¿Se disculpará con Anired?
¿Creen que la amante de James haga algo?
Ya casi es la fiesta de compromiso, ¿cómo creen que salga? ¿Tienen teorías?
¿Le gustó el primer beso de Scorpius y Dalila?
¿Quieren ver más sobre Stefan?
¿Esperaban que Neville escapara? ¿Qué creen que haga? ¿Hannah vivirá?
Bueno, no se olviden de comentar, no leemos♥
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