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Doce.

(TW⚠: Mención de violencia/golpes, abuso sexual y TCA.)

El enorme castillo era inundado por diversas voces y alumnos caminando de un lado a otro, algunos de ellos se detenían viendo las paredes —que eran cubiertas con distintos pedazos de pergaminos—, le llamaron la atención y quiso acercarse a verlos, pero le resultó imposible ya que los demás le cubrían el paso por lo que opto hacerlo después de encontrar al azabache que parecía no estar cerca.

Busco en varios salones e incluso en el comedor donde regularmente lo encontraba, pero no había ni rastro de Regulus era muy probable que estuviera en su sala común, pero a ella le sería imposible entrar ya que no conocía la contraseña y con los leones que se había topado no solía llevarse de forma tan cercana como para pedirles de favor que la dejara pasar así que buscaría a algunos de los amigos del Black-Weasley, esperando encontrarlo de forma más fácil.

Al pasar por el pasillo que conducía a la torre de Gryffindor pudo por fin ver uno de esos extraños pergaminos que parecían estar por todos lados, se acercó tomando uno para leer aquello que estaba causando un enorme revuelo entre los alumnos de Hogwarts provocando cotilleos en cada rincón que recorría.

"Se busca peluche con forma de conejo de color blanco y rosa, en la pata izquierda tiene las iniciales "AGBW", no mide más de cincuenta centímetros y suele tener las orejas paradas. Se ofrecen cien galeones de recompensa a quien lo devuelva.

Si alguien lo ha visto comunicarse con Anired Georanne Black-Weasley, prefecta de quinto año de Slytherin"

Amalie observo las dos distintas fotos del conejo que se buscaba, varias veces observo a Anired llevándolos a todos lados e incluso Maxence en algunas ocasiones lo cuidaba cuando iba a ver a la azabache a clase de Cuidado de Criaturas Mágicas o la clase Vuelo, era demasiado extraño que la menor perdiera ese peluche, siempre había notado lo extremadamente cuidadosa que era con él, e incluso Max comento que era muy importante para la Black-Weasley.

—Son demasiados galeones por un tonto peluche...

La rubia alzo la mirada al escuchar diversas voces pasando a su lado, alcanzo a distinguir a algunos integrantes de Ravenclaw y Hufflepuff que llevaban los carteles de búsqueda en las manos.

—Las niñas ricas nunca saben en qué gastar su dinero, es normal que ni siquiera sepan administrar el dinero, como a ellas no les cuesta solo estirar la mano y pedir los galeones...

D'Acanto notaba como las personas criticaban antes de pensar en cómo estaría la otra persona, tal vez si se trataba de un "simple" peluche, pero no conocían el gran valor sentimental que podría albergar la dueña.

Soltó un suspiro, ahora también quería ayudar a Anired a buscar el peluche, pero era muy probable que ni siquiera quisiera escucharla o aceptar su ayuda, había visto como ignoraba a Regulus, ni siquiera se detenía a escucharlo cuando la llamaba por los pasillos y cada que el varón se atravesaba en su camino lo rodeaba pasándolo de largo, haciendo como si no existiera.

No la culpaba, ellos no la quisieron escuchar, era normal que estuviera herida y no quisiera confiar en ellos, esperaba poder disculparse con Anired, aunque claro, para eso tendría que lograr que Maxence arreglara las cosas con la azabache, aun no entendía que fue lo que paso con lo que tenían, veían como siempre estaban juntos incluso estaba muy segura que solo era cuestión de tiempo para que su gemelo le dijera que ya estaban saliendo.

Pero de la noche a la mañana todo se había destruido, y lo peor es que Anired regreso con Deyan, el cual cada día era más idiota, no solo le basto con inculpar a Max en un robo que no cometió, si no que ahora se la pasaba haciéndole estúpidas como regándole una cubeta de pintura e incluso una vez lo tiro al lago negro.

Amalie le insistió a Max para decirle a Madame Dubois y que ella interviniera para ponerle un alto, pero él parecía reacio a aceptar cualquier clase de ayuda, le era sorprenden ver como su hermano aun no atacaba al búlgaro, dejaba pasar todo y eso la estaba poniendo de nervios ya que el rubio no tenía una gran paciencia o tolerancia para cosas como esas.

Dejo esos pensamientos de lado cuando alcanzo a distinguir nos figuras masculinas detenidas en un pasillo, ellos leían con curiosidad los pergaminos que adornaban las viejas paredes, Amalie de inmediato se acercó a ellos con un peso menos de encima ya que al fin logro encontrar a su objetivo.

—¡Regulus!

Llamo la rubia, el azabache al escucharla giro el rostro y la saludo con un suave movimiento de cabeza.

—Hola.

—¡Por Dios, te he estado buscado por todos lados! —se quejó la rubia con el ceño fruncido y le dedico una pequeña sonrisa al Weasley frente a ella—...hola, Freddos.

—Hola-a

Freddos canturreo las últimas dos letras del saludo.

—¿Paso algo importante?

Regulus enarco la ceja sin comprender porque la rubia lo estaría buscando, no es que le molestara, pero no entendía el motivo.

Amalie observo por unos segundos al azabache, veía como paseaba la vista una y otra vez a los pergaminos de búsqueda, podía palpar la preocupación que emanaba al igual que la que su rostro reflejaba.

—Si—Amalie hizo una pausa sin saber cómo iniciar, aunque decidió ir directo al grano, observo a todos lados, pero las demás personas parecían muy concentradas en los carteles de búsqueda y más que nada en la gratificación que se ofrecía, por lo que ni siquiera se detenían a escuchar su conversación—...es sobre tu hermano...

Freddos la miro con sorpresa, mientras Regulus alzaba las cejas lleno de confusión.

—¿Paso algo con él?

—Me quedé varios días pensando en las runas de tu brazo —los dos varones de inmediato entendieron a que se refería—, le estuve dando vueltas al asunto, y quizá pienses que estoy loca, pero creo que George trataba de pedirte ayuda.

Regulus y Freddos se mantuvieron en silencio por algunos segundos que resultaron eternos para la alemana, ya que lo más probable es que la estuvieran tachando de loca, sin decir nada cada uno la tomo de un brazo para arrastrarla con ellos.

—¿Qué? ¡Oigan! —parloteaba Amalie, pero era ignorada— ¿A dónde vamos?

Los primos entraron al primer salón vacío que encontraron, Regulus coloco unos cuantos hechizos en la puerta mientras Freddos se encargaba de revisar que todas las ventanas se encontraran cerradas y no hubiera nadie más.

Amalie los veía esperando una explicación, luego de unos minutos se acercaron a ella.

—Es la forma de pedir ayuda de George Sirius —confirmo Regulus, los ojos de Lie se iluminaron ante tales palabras—...Anired siempre tuvo razón...Hannah le hizo algo a mi hermano, y no tengo ni idea de que fue...

—¿Qué saben ustedes?

Cuestiono Amalie.

—Me di cuenta de todo el día de la última pelea con mi hermano —Regulus se recargo de uno de los pupitres mientras Freddos se sentaba sobre una mesa a lado—, por un momento parecía que era él, pero cuando Hannah hablaba y no sé qué más hacia, George parecía perder la conciencia o control de sus actos, incluso me dijo que ella mentía, él al parecer trataba de buscar ayuda, pero Hannah no lo deja hablar.

—¿Está usando la maldición Imperius sobre él?

Freddos y Regulus negaron.

—Si fuera esa maldición ya los maestros se habrían dado cuenta, para alguien experimentado como McGonagall o el profesor Burke sería demasiado evidente, incluso para mis padres o los papás de Regulus o para el mismo tío Jerome —informe Freddos que estaba al tanto de la situación ya que era el único que ayudaba a Regulus al buscar una solución—, es algo más, más fuerte y oscuro que esa maldición.

—¿Algo como qué?

Inquiero la chica viendo a ambos, pero Regulus tenía la mirada perdida y pareció no haberla escucharlo o ni siquiera haber puesto atención en lo que platicaban.

—¡Reg!

Llamo Fred, el azabache parpadeo varias veces y suspiro.

—Lo siento —se disculpó—...estaba pensando en mi hermana —se notaba que cargaba una enorme culpa—, ella varias veces dijo que Hannah le hizo algo a George y nunca la quisimos escuchar, y ahora Copito está perdido, no me imagino lo mal que esta —vio a los dos rubios que parecían comprenderlo—, Anired tiene un lazo muy fuerte con ese conejo de peluche, siempre lo lleva a todos lados con ella, creo que es como su posesión más importante —parecía decirlo para que Amalie entendiera un poco más del porque Anired estaba poniendo todos esos carteles y ofreciendo una gran suma de galeones por el—, y el perderlo de seguro la lastimara, es muy probable que se esté culpando por eso, y tampoco va aceptar que la ayude a buscarlo.

—También quiero ayudarla a buscarlo, sé que debimos escucharla antes —Amalie le sonrió suavemente tratando de brindarle un poco de ánimo—, sé que no nos dejara ayudarla, pero podemos hacerlo y si lo encontramos devolvérselo ¿no crees? Veras que entre más lo busquemos más rápido aparecerá...

Regulus asintió.

—Sí, tienes razón...voy a buscarlo...y también tengo que encontrar como sacar a mi hermano de ese lío en el que está metido.

Freddos se aclaró la garganta llamando la atención de ambos.

—Tienen mucha razón en lo que debemos de hacer, pero conversando no llegaremos a nada, tenemos que ponernos en marcha antes de que sea demasiado tarde —cruzo los brazos sobre su pecho, Regulus al verlo no pudo evitar notar el enorme parecido que tenía con George Weasley, era como estarlo viendo solo que con las dos orejas y rubio—, podemos dividirnos secciones del castillo para buscar a copito, y sobre lo de George Sirius....

—Le escribí a mi madre, pero se encuentra de viaje junto con la tía Lys por cosas del ministerio y sé que el tío Jerome también partió hace unos días, así que la respuesta tardara demasiado —respondió con desgano Regulus—, pensé en hablar con mi padre y tío George...pero, esta lo de la apertura de las dos nuevas tiendas y con todo esto, también el hecho de que están ayudando a Lou y Mon con Gigi...sentí que es mucho para ellos, y no quiero arruinarles este momento —se rasco la cabeza con frustración—...pero...Anired tiene el diario de mamá...

—¿Diario?

Amalie enarco la ceja viendo con curiosidad a Regulus y después a Freddos.

—Es un viejo cuaderno en el que mi mamá comenzó a escribir desde que entro al colegio, ha escrito cada hechizo y forma de conjurarlo que conoce, al igual que cosas raras...me refiero a casos o situaciones extrañas en las que ha estado, al igual que hechizos, criaturas mágicas, todo lo que ha visto a lo largo de su vida...se lo obsequio a Anired cuando cumplió quince y ese diario es infinito, las hojas nunca se acaban así que tienen demasiada información —se mordió el labio suavemente viendo a Freddos de soslayo—...incluso hay información sobre lo que le paso al tío George hace más de diecisiete años...

—¿Qué...qué le paso?

Amalie notaba el extraño rostro de Freddos, parecía no gustarle hablar sobre el tema.

—Realmente no sabemos mucho, me refiero a que nos contaron cosas muy vanas y quedo en comentarios, mis padres nos dijeron a mí y a Zed que cuando quisiéramos saber más les preguntáramos, pero realmente son cosas que no hemos querido saber...es el pasado, paso mucho antes de que nosotros existiéramos y nunca creímos que fuera necesario conocer algo más —soltó un suspiro de frustración—, mi padre fue hechizado por una extraña magia muggle hace años, mi madre y la tía Anir lograron liberarlo, pero fue demasiado difícil ya que incluso la tía Anir termino con una maldición que casi la lleva a la muerte...

Amalie los miraba comprendiendo muy poco de lo que decían, nunca espero que el mundo mágico fuera tan sorprendente, pero al mismo tiempo tan aterrador.

—¿Qué clase de maldición?

—Estaba embarazada de George y de mi —ahora fue Regulus el que hablo—, la maldición causaba que nosotros creciéramos en su vientre de manera descontrolada, cuando teníamos menos de siete meses ya estábamos completamente formados, como si estuviera a nada de tener un parto, mientras nosotros crecíamos el cuerpo de mi mamá cada día se destruía más y más...hasta que nacimos, quedo en coma...pasaron muchas en ese lapso—el solo pensar en su mamá en cama casi muerta hizo que un escalofrió le recorriera la columna vertebral—...después despertó, pero paso tiempo para que se curara por completo, incluso su cuerpo no le permitía tener más hijos y era demasiado frágil...

—¿Cómo nació Anired?

La curiosidad llenaba a Amalie escuchando las palabras de Regulus, el cual no pudo evitar sonreír al recordar la historia del nacimiento de su hermana.

—Fue una sorpresa, mis padres ya se habían hecho a la idea de que no habría más bebés así que decidieron dejar de cuidarse, las probabilidades eran un cero por ciento...pero, el día del nacimiento de Zed, mamá se desmayó, y nació Anired...

—¿No sabía que estaba embarazada?

—Fue una sorpresa muy grande, era solo un bebé ese día y terminaron siendo dos...

Comento Freddos, Reg le dio la razón.

—¿Cómo fue posible?

—Los cuerpos de los magos son distintos a los de los muggles...y hay en ocasiones que ciertos elixir o ciertas pociones que ellos toman pueden cambiar las cosas... mi bisabuelo, Nicolas Flamel, creo varios elixires...así que puede que alguno haya ayudado y que mamá ni siquiera se diera cuenta de que tenía esas propiedades.

Regulus prefirió no nombrar la piedra filosofal, sabía muy bien que todos en su familia materna estaban casi seguros que fuera gracias al elixir de esa piedra que el cuerpo de su madre se recuperó por completo a pesar de no notarlo y por eso es que Anired había nacido.

—Mierda...eso es...suena genial...

Alabo Amalie aun sin procesar por completo toda esa nueva información.

—Pero volviendo al tema, es muy probable que ese diario haya información...así que necesitamos a Anired...

Alabo Amalie aun sin procesar por completo toda esa nueva información.

—Pero volviendo al tema, es muy probable que ese diario haya información...necesitamos a Anired—Freddos vio a Regulus con seriedad—...pero...ni siquiera quiere escucharte...o escucharnos.

Amalie soltó un suspiro al escuchar lo que decía Freddos, todo parecía aún más difícil a pesar de que los tres supieran que George Sirius necesitaba ayuda.

—Lo sé, pero debe de existir alguna manera en la que me escuche, aunque claro ahorita con la búsqueda de Copito ni siquiera me va a poner atención —un gruñido escapo de sus labios debido a la frustración que lo recorría por sentirse detenido de continuar buscando como ayudar a George Sirius, aunque eso duro poco porque la mirada se ilumino de inmediato dejando ver que algo se le había ocurrido —...tal vez haya un lugar donde podamos encontrar algo de información...

—¿De qué lugar hablas? —Amalie veía como el humor de Regulus cambiaba y de repitente parecía más animado— ¿Alguna biblioteca?

—No...ni siquiera se acerca —Regulus vio a Freddos de forma cómplice—...en el Cabeza de Puerco suelen haber diversos magos y personas extrañas...

—Tienes razón, pero...es demasiado peligroso, a pesar de que son épocas tranquilas sabes que varios magos oscuros suelen reunirse ahí...incluso tal vez ni siquiera nos quieran decir algo.

—Todos hablan si les encuentras el precio correcto...

Amalie los miraba sin comprender que hablaban, alguna vez escucho el nombre de ese lugar, pero no llego a poner mucha atención ya que no era algo exactamente llamativo o un lugar que quisiera conocer.

—¿Qué es el Cabeza de Puerco?

La rubia interrumpió a Regulus y Freddos que discutían sobre si sería buena idea o no ir a ese pub.

—Es un Pub—respondió el azabache con un aura pensativa—...de mala muerte, lleva años en funcionamiento y más parece una taberna en la que se reúnen diversos magos...en su mayoría oscuros o de malas intenciones.

—¿Y por qué crees que encontraríamos algo de información ahí, Regulus?

Freddos enarco la ceja estirándose y soltando un bostezo.

—Mmh—Regulus vio a sus pies y luego suspiro—...tengo recuerdos borrosos, últimamente es como unas enormes lagunas mentales, pero en lo poco que recuerdo que es casi nada...mientras estuve con Hannah varias veces fue a ese lugar, no puedo ni acordarme de si la acompañe o no o el motivo por el cual iba, pero estoy demasiado seguro que lo frecuentaba.

Maldijo internamente uniendo todos los cabos, no solo fue a George Sirius al que le hizo algo, también a él y al parecer era demasiada fuerte su magia como para provocar que varios de sus recuerdos que la involucraran se encontraran borrosos, se preguntaba de qué manera lo habría hecho y si realmente Hannah ya habría dejado de hechizarlos o solo era cuestión de tiempo para que estuviera en la misma situación que su mellizo.

—¿Por qué no recuerdas ciertas cosas?

Amalie parecía sospechar, recordando que en algunas ocasiones —cuando aún era cercana al pelirrojo—, George le comento de los cambios de actitud de Regulus provocando varias peleas con Anired o pequeñas discusiones entre ellos, ya que el azabache parecía no tener ojos ni mente para nadie más que Hannah.

—No sé—se encogió de hombros pasando la mano entre el cabello despeinándolo en el proceso—...creo que ella también me hizo algo—el tono de voz segura que utilizaba de pronto titubeo y los dos rubios pudieron notar que se encontraba asustado, aunque no lo dijera—...y lo peor es que no se en que momento terminare igual que George Sirius, si me pudo controlar antes solo es cuestión de tiempo para que lo haga y tal vez aun peor...no entiendo que es lo que quiere o porque lo hace...

—En sí, si recapitulamos y volvemos al punto de partida que es Hannah, no sabemos nada de ella —especulo Freddos palmeándole el hombro al mayor—...ni siquiera conocemos algo de su familia, sería buena idea que intentemos investigar algo al respecto y podríamos saber qué hacer, al menos esta vez sabemos y estamos seguros que es Hannah la que hace algo para que actúen de esa manera.

—Si tan solo nos hubiéramos detenido a escuchar a Nired...

Murmuro Amalie soltando un suspiro lleno de cansancio y temor al solo pensar en que fuera demasiado tarde y no poder recuperar al verdadero George Sirius o que quizá Hannah provocara un accidente aun peor.

—No es momento de lamentarnos —trato de animar Freddos al ver como el ánimo de esos dos comenzaba a bajar y parecían perder las esperanzas—, tenemos que apurar todo esto.

—Nuestros padres siempre nos prohibieron ir al Cabeza de Puerco —Regulus hablo viendo a Amalie para que llevara el ritmo de la conversación—, como dije anteriormente varios magos oscuros se reúnen ahí y como realmente no están haciendo algo "malo" no pueden ser detenidos porque no existen cargos como tal, sin embargo nunca se sabe en qué momento pueden atacar —achico los ojos dejando ver a penas un fino rastro del color gris que los caracterizaban—, no es muy seguro ir ahí, las únicas veces que entre fue porque iba con mi tío Jerome o con mi padre...

—Suena demasiado riesgoso—Amalie tomo una de las sillas para descansar por unos segundos— ¿Están seguros que encontraran algo?

—No me agrada la idea de ir, pero es muy probable que haya algo, más si Regulus dice que Hannah iba quiere decir que conoce a alguien que lo frecuenta —Freddos vio a Regulus que asintió—, y no tenemos muchas opciones...

—Decidido, iremos hoy en la noche, mientras antes mejor.

Enfatizo Reg, mostrando un poco de su habitual energía.

—Iré con ustedes —agrego Lie, a pesar de saber que era algo peligroso los acompañaría— ¿A qué hora nos vemos?

—No creo que sea buena idea —la mirada del Black-Weasley se oscureció al recordar la vez que Itziar Arwen lo había seguido y como ciertos magos trataron de acorralarla para hacer quien sabe que cosas—, sería mejor que te quedes, Lie...

Amalie arrugo el entrecejo y negó varias veces.

—Iré con ustedes, los ayudare a buscar información.

—Amalie —Regulus negó—, es mejor que te quedes aquí, hay ciertos magos...que no son exactamente tranquilos.

—Pero...dijiste que aún no han hecho nada...

Amalie parecía reacia a aceptar lo que decía el mayor.

—Tal vez deberías de hacer caso a lo que dice Regulus, Amalie —apoyo el Weasley—...nos puedes ayudar a investigar desde aquí.

—Iré con ustedes....

—Lie...hay ciertos magos que no van a dudar en usar cierto tipo de magia...como estamos viendo Hannah controla a la gente de alguna manera extraña, me imagino que en el cabeza de puerco también habrá gente que pueda hacerlo —Regulus se mordió el labio inferior por unos segundos—...pueden obligarte a hacer algo que no quieras, Lie...es mejor que te quedes aquí y más que será de noche cuando Hogsmeade casi está vacío...

—Puedo defenderme sola, no soy tan débil.

Amalie se cruzó de brazos ofendida porque ellos no parecieran de acuerdo en que los acompañara.

—Amalie —Freddos le sonrió suavemente hablando con un tono de voz más amable—, no creemos que seas débil, por el contrario, estamos demasiado seguros que eres una bruja demasiado sorprendente y fuerte...pero compréndenos, iremos solo nosotros a un lugar lleno de magos oscuros...si algo te pasara o te obligaran a hacer cosas que no quieres... nosotros nunca nos lo perdonaríamos—Amalie se quedó en silencio escuchando al Weasley—, George Sirius e incluso Anired están saliendo heridos por culpa de Hannah, ver que alguien más sale herido por eso va a ser demasiado...

—Estoy seguro que te puedes defender, pero aparte si algo te daña...cuando George Sirius vuelva a ser él mismo nos va a matar a los dos, aparte tu hermano y la molesta cabello de tomate agrio no te van a dejar ir sola —Amalie puso los ojos en blanco al escuchar como Regulus se refería a Itziar—, ya seriamos demasiado y eso se volvería demasiado llamativo, necesitamos ser discretos si queremos lograr que algún mago hable...

Al escuchar sus puntos se dio cuenta que tenían demasiada razón y no le quedo de otra más que resignarse.

—Está bien, pero si veo que no vuelven pronto iré a buscarlos ¿entendido?

—Volveremos, Lie.

Prometieron los varones sonriéndole a la rubia.

—En lo que ustedes planean todo eso, yo tratare de hablar con George Sirius...tal vez tenga suerte y lo encuentre en un momento de lucidez o sin Hannah encima.

—Si lo vas a hacer ten cuidado—Regulus la miro tomando el pergamino del cartel de búsqueda—, a pesar de ser mi hermano aun no conocemos lo que le hace Hannah por lo que puede resultar peligroso si ella se enoja o se siente atacada —a esas alturas podía comprender un poco el comportamiento de Hannah, cada que se sentía acorralada usaba a George para atacarlo y evitar que descubriera las cosas o hiciera entrar en razón a su gemelo—, así que en serio, ten cuidado y más si ves a Hannah.

Las palabras de Regulus John resonaron en la cabeza de D'Acanto, sabía que tenía razón, había visto como George Sirius golpeaba a su hermano sin ninguna piedad, así que evidentemente no tenía ningún control sobre él mismo.

—¿A qué hora irán al Cabeza de Puerco?

Freddos y Regulus intercambiaron una pequeña mirada ante la pregunta.

—Como las una o dos de la mañana —Regulus asintió—, es la hora en la que ya todos están completamente dormidos en el castillo y donde hay más gente en esa taberna, así que será la hora correcta para poder conseguir lo que queremos.

—En lo que se llega esa hora iré a tratar de buscar a Copito—informo Regulus apuntando con su varita al cartel de búsqueda para multiplicarlo varias veces —, y a pegar más de estos.

—Te ayudo.

Ofreció Freddos tomando una buena cantidad y Amalie lo imito.

—Me llevare unos cuantos, los repartiré y pegare en el carruaje, tal vez alguien de Beauxbatons lo haya encontrado.

—Gracias.

Murmuro Regulus, Amalie observo uno de los carteles, el peluche resaltaba así que era fácil que cualquiera lo reconociera, especialmente por el bordado en la pata que era demasiado llamativas:

"AGBW"

Observo las letras de una pulcra caligrafía bordadas en la pata del conejo de peluche, para arrugar la nariz sin poder creer que Anired lo hubiera perdido, era inexplicable que ella fuera descuidada con Copito, a cualquier lado que iba lo llevaba consigo, parecía estar pegado a su hermana.

George Sirius miro los demás volantes, casi todas las paredes del castillo se encontraban cubiertas por los pergaminos que daban la descripción de copito y ofrecían la recompensa, esperaba que su hermana lo encontrara pronto, conociéndola estaría demasiado triste y desesperada por volver a verlo.

Soltó un suspiro al sentir unos pasos acercándose y deteniéndose detrás de él, de inmediato reconoció una ricita, que debería de gustarle, pero era molesta e irritante.

—Es una estupidez ¿no crees? —comento la rubia leyendo el pergamino en manos del pelirrojo —, ofreciendo tantos galeones por una tontería como esa, solo es un peluche, con esos galeones podría comprarse mucho más.

George cerro el puño con fuerza apretando el volante y dando la vuelta para encarar a Hannah la cual conservaba el aire jovial y burlón que tanto la caracterizaba, el Black-Weasley sentía que solo era cuestión de tiempo para que explotara, no podía contenerse más, pero ella parecía saber cómo frenarlo.

—¿Y eso en que te afecta a ti, Hannah? —George Sirius la miro con un enorme brillo de enojo, como si se tratara de un dragón enjaulado buscando la mínima oportunidad de escapar—...no eres tú la que va a pagar los galeones, no entiendo a que vienen tus comentarios tan estúpidos y mucho menos tus burlas.

—No me afecta en nada —se cruzó de brazos indignada y frunciendo los labios—...pero...es demasiado infantil hacer tanto escándalo por un conejo de peluche que no vale nada, entiendo si hubiera sido alguna joya o algo caro, pero esa cosa en cualquier cosa se puede conseguir —Hannah soltó un suspiro y una pequeña sonrisa le adorno el rostro—...aunque creo que es algo bueno que haya desaparecido, así Anired dejara de verse como una tonta niña mimada, siempre lleva esa cosa a todos lados creyéndose tierna, espero no lo encuentre—George Sirius hizo una mueca que no pasó desapercibida— ...Vamos, George, no me digas que estas preocupado por esa tontería, no deberías de inmiscuirte, recuerda lo que dijo la tonta de tu hermana, para ella, estas muerto...

El pelirrojo se acercó unos pasos sin perder esa postura que imponía, Hannah sintió las piernas temblar cuando el miedo la recorrió, últimamente los cambios del más alto la asustaban ya que temía que su magia no estuviera funcionando como debería.

La gran mano del Black-Weasley termino en la mandíbula de MoongBlaxott-Blyley tomándola de forma brusca y obligándola a que viera esa mirada gris tan amenazante.

—Deja de hablar de mi hermana como si la conocieras —mascullo apretando la mandíbula entre cada palabra, Hannah solo pudo pasar saliva con tanta dificultad que la garganta le dolió—... y mantén la maldita boca cerrada antes que yo mismo te la cierre.

La soltó sin ninguna delicadeza, Hannah retrocedió unos centímetros viéndolo y observando a los lados, algunos se detuvieron mirando la escena con curiosidad, pero se alejaron aun hablando sobre buscar al peluche para obtener la recompensa.

—Espero no hayas tomado el peluche de Georanne —George se acomodó el cuello de la camisa—...o me voy a enojar en serio, Hann...

La rubia negó varias veces.

—No...ni siquiera lo tome.

Hannah solo vio cómo se dio la vuelta, observo la ancha espalda sin entender la actitud, seguía a su lado, pero el carácter de él era aún peor, cuando estaban juntos en ocasiones ni siquiera la tocaba poniendo tontas excusas o si podía evitaba hablarle.

Incluso tuvo que escribirle a su tía Samara, pero la respuesta parecía tardar más de lo debido, a parte que el estar evitando que tanto Regulus, Anired o cualquiera de esos tontos se comunicara con los adultos que podrían intervenir era demasiado difícil, lo peor de todo era tener que deshacerse de las tontas cartas que mandaban como si no hubiera mañana, al menos Deyan se encargaba de no permitir que la menor de los Black-Weasley les escribiera a sus padres o tíos informando de todo lo que sucedía, porque si ellos intervenían serian peores las cosas y sin dudarlo la descubrirían.

—Más te vale —movió el cuello y después los hombros destensándolos en el proceso—, mantente lejos de mis hermanos y de la búsqueda.

—¿Vas a ir a ayudar a buscar esa tontería?

—¿Tú que crees?

Fue la última frase dirigida a Hannah que soltó para alejarse a paso rápido de ahí.

Trataba de alejar a Hannah con sus actitudes, pero nada parecía funcionar, tenía la idea de que, si ella se iba, podría volver a ser libre, pero por más que lo intentaba no obtenía el resultado deseado y era aún peor cuando la rubia se enojaba, cosa que no tardaría en pasar, por lo que decidió apurar el paso mientras pensaba en los lugares que frecuentaba su hermana menor, tal vez en uno de ellos encontraría a Copito

No le importo no entrara a clases, buscaba por los salones en los que su hermana solía tomar clase al igual que en la biblioteca y los jardines, la gente parecía curiosa por el tema ya que varios comentaban a ver visto un peluche igual o que tenían uno parecido, pero sin duda la mayoría mentía pues lo único que les interesaba era obtener la recompensa que ofrecía Anired.

Al pensar más en su hermana soltó un suspiro, debía de terminar con todo, lograr liberarse de Hannah para disculparse con Anired, ella que era la más inocente termino envuelta en todo ese lio, que realmente no entendía porque inicio.

Les había escrito a sus padres, pero nunca llego una respuesta, no sabía muy bien el porqué, claro que intento ir a Sortilegios Weasley o a su propia casa, pero algo lo ataba a no alejarse de Hannah, lo máximo que podía era recorrer el castillo, pero ella siempre sabía dónde encontrarlo como si tuviera una especie de rastreador pegado y Regulus no lograba descifrar su mensaje, esperaba fuera lo suficiente listo para comprender las runas.

Aunque ese idiota nunca entro a ninguna clase de runas antiguas o tan siquiera abrió un libro sobre ese tema...tal vez debió de optar en otra persona, pero guardaba la esperanza que su mellizo se diera cuenta que algo le pasaba.

Detuvo su paso frente a la entrada de su sala común, ya había recorrido casi todo el castillo y ningún rastro del conejo, estaba dándose por vencido e incluso la idea de que alguien se lo robo a Anired paso por su mente, por todos los medios esperaba que no fuera Hannah quien lo hubiera tomado, ya tenía demasiado con ella como para que también hiciera una tontería como esa.

Observo a Scorpius y Alexander que colocaban más volantes, al pareces también estaban ayudando a Anired y de esa manera era como el colegio estaba invadido por los carteles, se alegraba que al menos alguien más la estuviera ayudando, en esos momentos se sentía como un completo cero a la izquierda.

Al parecer los Malfoy sintieron su mirada ya que lo voltearon a ver dedicándole una extraña mirada, no sería raro que ellos también lo odiaran, soltó un suspiro y decidió retroceder para buscar en otro lado, pero al darse la vuelta sintió casi perder el equilibrio al toparse con esos dos ojos profundamente azules que parecían ver a través de él.

Amalie noto lo consternado que parecía como si no entendiera nada, tomando el aspecto de un niño completamente perdido en un mundo nuevo, incluso se notaba asustado.

—George —la voz de D'Acanto provoco estrago en la cabeza del pelirrojo poniendo todo de cabeza — ¿Te encuentras bien?

La mirada del varón se suavizo por unos segundos recorriendo las femeninas facciones de Amalie, disfrutando de ver la cálida piel y lo suave que parecía al tacto, quería estirar la mano y acariciarle la mejilla que comenzaba a tomar un color rojizo.

George se llevó la mano a los ojos para tallarlos con brusquedad.

—Si...me tengo que ir.

Murmuro tratando de alejarse, pero la voz de la más baja lo detuvo.

—George, no te vayas —pidió Amalie viendo que parecía demasiado indeciso sobre qué hacer, nada que ver con lo seguro que siempre se mostraba—, tenemos que hablar...

—No tenemos nada que hablar, Amalie —el tono de voz del pelirrojo era suave, como si no quisiera hacerla sentir mal, nada que ver en cómo le hablaba a Hannah—...es mejor que me vaya.

Amalie al ver que no parecía dispuesto a tan siquiera escucharla tuvo que soltar todo de golpe, esperando que él se detuviera.

—: Sé que Hannah te hizo algo —George estaba por irse, pero al escucharla se quedó estático, completamente helado—, debí de saberlo desde antes, pero ella te está usando...y tú también lo sabes, por algo trataste de pedirle ayuda a Regulus.

George estaba en completo silencio, solo desvió la mirada evitando los ojos de Amalie que tan débil lo volvían, estuvo por varios segundos así.

—Fue...una estupidez...solo olvídenlo ¿quieren? Dile a Regulus que no haga caso...solo hagan como que nunca paso.

—No...tú sabes que ella te hizo algo —Amalie se acercó un poco más a él dejando que la gente pasara pues estorban en el camino—...el verdadero George nunca habría traicionado a alguien...el George Sirius que conozco nunca haría algo como eso, y mucho menos a su hermano, darías la vida por él...este no eres tú.

George se obligaba a sí mismo a no verla sabiendo que su fuerza de voluntad era demasiado débil ante Amalie D'Acanto, cada palabra provocaba que su corazón latiera como loco y que esa parte de él, que parecía estar encadenada muy en su interior luchara por salir.

—El George que me gusta nunca habría golpeo a Anired o tratado mal —el Black-Weasley no pudo seguir conteniéndose y volteo a verla, ella parecía esperanzada en que la escuchara—...e incluso ahora estas buscando el peluche de tu hermana ¿no es cierto?

George Sirius apretó el pergamino entre su mano.

—Te quiero ayudar, George, quiero que vuelvas a ser el mismo que antes, pero para eso necesito que me digas que hizo Hannah —Amalie se mordió el labio inferior—...por favor, tienes que decirlo o no podremos ayudarte...

Él no respondió y dejando que su cuerpo actuara por sí mismo llevo la mano libre hasta la mejilla de la rubia acariciándola con tanta delicadeza con la que Amalie se relajó viendo cómo se acercaba cada vez más, pudo sentir el cálido aliento con olor a tabaco y dulces de café que tanto le gustaba.

George sabía que estaba mal, pero no quería detenerse, solo ansiaba romper esa pequeña distancia y sentir la suavidad de los carnosos labios de Amalie la que se estremecía ante su tacto, tan solo un poco más...

—¡George!

Pero esa voz tan molesta se volvió a hacer presente y todo sentido desvaneció de él quedando como una completa marioneta a su merced, Amalie se dio cuenta como los ojos del pelirrojo perdían todo brillo y se alejaba abruptamente dejándola con un enorme vacío.

—¿A caso no te enseñaron a alejarte de las cosas que no te pertenecen, asquerosa veela? — Hannah escupió con desprecio recorriéndola con una mirada llena de odio—...aléjate de él, deja de tratar de hechizarlo de nuevo.

—¡¿Qué demonios le haces a George Sirius? —Amalie se daba cuenta como con un solo llamado el pelirrojo parecía quedar en el limbo completamente con una mirada perdida sin tener idea de lo que estaba pasando—... ¡Tú eres la que lo está hechizando, Hannah!

Las personas que pasaban a su lado se detenían para ver a las dos rubias discutir sin comprender el estado del varón que no hacía nada más que estar parado.

—¡Estás loca y celosa! —acuso Hannah al ver como las miraban y que él estado de George no ayudaba mucho— ¡Te recuerdo que él es mi novio, deja de tratar de meterte como una cualquiera, George Sirius me ama!

—¡George no te ama, deja ya de mentir con esas palabras! —Amalie no sabía que más hacer, parecía que él tratara de intervenir o decir algo, pero no podía y era peor cada que Hannah se aferraba al masculino brazo— ¡Lo estas obligando a estar a tu lado, él ni siquiera te toleraba!

—¡Tú deja de entrometer en todo! —Hannah soltó a George Sirius para acercarse a Amalie— ¡Siempre tienes que estar de arrastrada con él, George no te quiere ni le interesas!

—¡¿Te das cuenta de lo que haces?! ¡Lo obligas a estar contigo en contra de su voluntad! ¡Estoy demasiado segura que cuando sus padres se enteren de lo que le has hecho harán todo para que termines en Azkaban!

—¡Cierra la boca!

Hannah iba a tomar la varita para atacar a Amalie de no ser porque alguien la sujeto con fuerza de la muñeca alejándola.

—¡¿Qué mierda tienen las dos?! Sus gritos se escuchan por todo el colegio.

Maxence soltó a Hannah que se tambaleo algunos centímetros chocando con el cuerpo de George.

—¡Ustedes dos manténganse lejos y dejen de ser unos entrometidos!

Hannah se dio la vuelta tomando el brazo de George Sirius, el pelirrojo observo a Amalie por unos segundos para seguir a Hannah que lo jalaba.

—¡¿Y ustedes que ven?! —cuestiono Maxence con notoria molestia a los curiosos que aun observaban a Lie— ¡Métanse en sus asuntos!

Max le hizo una seña a Lie para que se alejaran de ahí, ella de mala gana lo siguió, se sentía demasiado molesta por todo, pero más por no darse cuenta de todo antes.

—¿Por qué peleabas con la loca?

Amalie le mostro uno de los pergaminos que llevaba con ella.

—¿Ya viste esto?

Amalie decidió desviar la atención de Max, ya que no quería inmiscuir a su hermano en todo ese lio, aparte que seguramente al enterarse se sentiría mal al darse cuenta que nunca quiso escuchar a Anired, y no estaba dispuesta a verlo mal por más tiempo, al contrario, lo haría buscar a Copito para que él se lo devolviera a Anired con la esperanza de que eso arreglara sus problemas.

Los ojos de Max recorrían el pergamino, había escuchado la gente comentar acerca de un peluche perdido y de una gran recompensa, pero nunca creyó que se tratara de Copito ya que no se detuvo ni a leer los carteles de búsqueda.

El corazón se le estrujo al pensar en la azabache, seguramente estaría desesperada buscando al conejo de peluche, conocía muy bien el gran cariño que tenía y una vez le conto la historia de cómo se lo dieron sus hermanos cuando tenía días de nacida y desde entonces nunca lo había dejado lejos de ella.

Soltó una maldición, si había alguien quien odiaba ese peluche sin duda era Deyan Granger-Krum, muchas veces llamo a Anired infantil por llevarlo con ella, sin duda era ese idiota o la castaña castrosa quienes lo habrían tomado y lo peor de todo es que no tenía ninguna manera de como probar tal acusación.

—Ayúdame a repartir estas cosas en el carruaje —pidió tomando los pergaminos que llevaba su gemela para multiplicarlos con ayuda de magia—, y también a buscar a Copito...

Amalie no evito sonreír al darse cuenta que haría lo que ella pensaba.

—Debemos de apurarnos a encontrarlo, estoy segura que si tú se lo devuelves a Anired dejaran de estar enojados —Amalie tomo del brazo a Max para hacerlo caminar más rápido—, y con eso solo será cuestión de días para que Nired deje a ese idiota y ustedes vuelvan a tener lo de antes —parecía demasiado emocionada ante su plan—, y si tú tienes a Anired a tu lado dejas de estar de mal humor, sin duda eso es bueno para todos.

Max suspiro, deseando que las cosas fueran tan fáciles como su hermana lo decía.

[...]

A cuanta gente se cruzaba en los jardines le entregaba uno de los carteles de búsqueda que llevaba en los brazos, esperaba que quien lo tuviera lo entregara al ver que le darían una recompensa.

Nada en ese colegio parecía estar bien, todo lo contrario, era como si cada vez todo empeorara, como si cada decisión los hundiera rápidamente.

Incluso, ni siquiera sabía si aún tenía una relación romántica con Valentia, desde el día de su discusión no se habían hablado para nada, solía verla durante clases o a la hora del almuerzo e incluso lo atrapo viéndola, pero no hablaron, tal vez porque ninguno estaba seguro de que decir.

No iba a negar que aún se sentía herido al recordarla riéndose por aquellos comentarios, quizá estaba siendo demasiado duro, pero no podía dejar de pensar en eso, ya que la decepción aun lo golpeaba.

¿Por qué todo era tan difícil?

¿Su madre habría pasado por cosas como esas con Robert? Siempre veía que se llevaba bien y se apoyaban él uno al otro, era algo que esperaba tener en una relación.

Al sentir como alguien le quitaba unos cuantos volantes salió de sus pensamientos alzando la mirada dispuesto a reclamarle a esa persona, pero se quedó en silencio al toparse con unos chocolatosos ojos y una cálida sonrisa.

—Déjame ayudarte —Romellie le sonrió, Stefan no parecía muy convencido en eso—, de esa forma abarcaremos a más gente e incluso podremos pegar dentro del barco y darles a algunos de mis compañeros de Durmstrang, tal vez alguno lo tenga y lo devuelva al saber de la recompensa.

Stefan solo asintió aceptando la ayuda, Valentia esperaba que le hablara, aunque fuera una simple palabra, pero el pelirrojo parecía reacio al querer hacerlo.

Denvers se dirigió al lado izquierdo viendo de reojo a su rata que iba en su hombro comiendo una galleta, cada día que la veía estaba más gorda, quizá debería de evitar darle harinas y dulces.

Valentia termino con los pocos que tomo para volver a lado de Stefan y caminar a su lado en completo silencio, solo saludaba a la gente que le entregaba y veían de reojo a la rata, el ambiente entre ambos resultaba incomodo cosa que antes no.

Val ya harta de eso decidió ser la primera en hablar.

—Stefan...

—¿Mmh?

El más alto solo respondió con un monosílabo evitando verla, sentía como las manos comenzaban a sudarle mojando algunos pergaminos debido a los nervios que comenzaban a recorrer su cuerpo.

—Sigues molesto por lo de ese día ¿verdad?

Él soltó un suspiro y asintió.

—Sí, sigo molesto desde entonces...porque no pensé que tú te reirías de algo como eso—Kairo dejo de comer al escuchar las voces de los adolescentes viéndolos con curiosidad—...no esperaba que un comentario tan hiriente te causa risa.

Valentia había estado pensado todos esos días en el gran error que cometió y claro que entendía que Stefan se encontrara molesto con ella, ya que no se rio de cualquier cosa sino de un comentario horrible e insultante a las personas que eran hijos de muggles o que tenían sangre muggle.

—Sé que no es una excusa, pero...los comentarios como esos abundan, bueno ya conoces como es nuestro directos así que no es novedad —soltó un suspiro jugando con una de sus rastas de forma nerviosa—...y yo estaba acostumbrada a reírme, nunca llegue a creer que realmente fuera algo hiriente...hasta ahora, y lo siento demasiado, lo que menos quería era lastimarte o a cualquier persona con algo como eso.

Stefan no parecía muy seguro de aceptar las disculpas de la morena, se mordió el interior de la mejilla viendo el suelo, Valentia noto eso dándose cuenta que no la perdonaría tan fácil.

—Comprendo si no me quieres disculpar...pero...quiero demostrarte que no soy igual a ellos y que no volveré a reírme de algo tan grosero como eso, Stefan.

Él soltó un pequeño suspiro para verla.

—No quiero terminar contigo —hizo una pausa para continuar—, y te he extrañado mucho estos días.

Val sonrió ante sus palabras.

—Yo tampoco quiero terminar y te he extrañado mucho—la morena se detuvo frente a él—...discúlpame ¿sí?

Stefan no pudo permanecer más tiempo enojado con ella al ver su dulce rostro y asintió.

—Acepto tus disculpas, Val.

—Te prometo que nada de eso volverá a pasar.

La morena de inmediato se acercó para abrazarlo con cuidado de no tirar a Kairo que nuevamente estaba comiendo, Stefan le rodeo la cintura disfrutando de nuevo tenerla de esa forma, y dándose cuenta que solo fue cuestión de días para notar como cada vez se volvía más indispensable en su vida, sin duda no quería que llegara el día en que ella tuviera que volver a su país natal cuando terminara el Torneo.

Romellie alzo el rostro, Stef le dedico una pequeña sonrisa y esta vez fue el quien rompió la distancia dando inicio a un torpe, pero dulce beso lleno de movimientos lentos y suaves demostrándose el uno al otro cuanto se habían hecho de menos.

Estuvieron por varios segundos intercambiando pequeñas muestras de cariños y besos hasta que Stefan noto la mirada de los demás y se separó con las mejillas completamente rojas, Val no evito sonreír al sentir una enorme ternura por él, le gustaba que a veces fuera tan tímido.

Decidieron continuar repartiendo volantes poniéndose al día con las cosas que sucedieron mientras no hablaban, y sin evitarlo saco un tema que la seguía agobiando desde la última vez que vio a Anired.

—¿Has hablado con Anired? últimamente la he visto —comento Val terminando con los volantes y deteniéndose para ver como Stefan multiplicaba con ayuda de su varita el ultimo que tenía en la mano—...parece estar muy enferma.

Stefan asintió, él también lo había notado al verla por los pasillos.

—Sí, la veo muy delgada...siempre ha tenido una complexión pequeña y delgada, pero en estos últimos días está mucho más que antes —observo a su novia que se mordía suavemente la uña del dedo pulgar—, la otra vez quise hablar con ella, pero siempre esta Deyan y es imposible que nos deje platicas, siempre se está metiendo, y parece una chinche pegada sobre ella.

Como lo supuso Romellie, Deyan no dejaría sola a Anired con alguien que pudiera ayudarla ya que corría el riesgo que la menor comentara todo lo que le hacía, aun no estaba tan segura hasta donde era capaz de llegar el Granger-Krum, pero con lo que vio aquella vez en el dormitorio de Lorenzo le quedo claro que nada bueno podía pasar ahí.

—Trata de hablar con ella, Stef —pidió Val viéndolo fijamente demostrando que se trataba de un tema serio—, debes de ayudarla a abrir los ojos y que se dé cuenta que la relación que tiene con Deyan no es nada sana...

Él alzo las cejas viéndola sin comprender lo que quería decir.

—¿A qué te refieres?

Romellie exhalo con desespero, le había prometido a Anired no decir nada de lo que paso ese día, pero no quería cargar con su conciencia que no intento ayudarla de alguna manera.

—Le prometí a Anired que no diría nada—comento dubitativo y decidió abrir la boca evitando tocar el tema del casi abuso sexual, ya que era Anired la que debía de contar esa parte cuando se sintiera segura —...pero...Deyan maltrata a Anired...ya sabes...físicamente.

Las palabras de Valentia resonaron una y otra vez en Stefan, sin poderlas creer, a pesar de todo el admiraba a Deyan desde que inició su carrera como jugador de Quidditch, tenía un enorme fanatismo por él, y al escuchar eso era como que una parte de él se volviera a llena de desilusión.

También la culpa lo comenzó a recorrer, dándose cuenta de lo mal que estuvo que siempre tratara de mantenerse en un estado neutro por su temor a meterse en peleas, fue tan cobarde que dejo a Anired sola a merced de los abusos de Deyan, porque a pesar de todo estaba demasiado seguro que Valentia no mentiría con algo como eso.

—Hablare con ella...y si no me quiere escuchar iré directamente con mis tíos —le prometió a Valentia—, Deyan no la va a seguir maltratando, tenlo por seguro, Val y gracias por decirme.

Valentia asintió, deseando que no fuera demasiado tarde y que la ayudaran a salir de ese pozo oscuro en el que estaba cayendo.

Observo el volante en sus manos y tomo la varita una vez que lo puso en aquella superficie.

Con un hechizo de adhesión logro pegarlo de manera correcta, bajo la mirada en busca de más y soltó un gruñido notando que no se dio cuenta que había terminado con todos lo que llevaba consigo, lo peor es que no hizo réplicas del que ya se hallaba pegado, sin duda a veces era demasiado tonto.

—Aquí hay más...

De inmediato reconoció esa voz y se giró para toparse con un rubio que le extendía unos cuantos más pergaminos y sonreía suavemente.

Alexander vacilo por varios segundos sin estar seguro de aceptarlo.

—Tómalos, de esa forma abarcaremos más lugares...

Alex soltó un suspiro y asintió tomando los volantes que Zed le extendía, después de haber terminado ninguno se había vuelto a dirigir la palabra, él porque estaba demasiado cansado de ser la única persona que tratara de mantener a flote la relación y Zed porque aun evitaba enfrentarse a la realidad al parecer.

Una vez que obtuvo los carteles se dio la vuelta para continuar pegándolos por las paredes, esperando que eso ayudara, aunque fuera un poco a encontrar a Copito.

—Alex...quiero hablar contigo.

Alexander trataba de concentrarse en pegar los volantes y hacer como si el rubio no se encontrara a su lado.

—No tenemos nada de qué hablar...

Zed arrugo el entrecejo, comprendía que el Malfoy siguiera enojado con él, pero no podrían solucionar las cosas si no hablaban.

—Les he confesado todo a mis padres —soltó Zed de golpe—, incluso les conté lo que...teníamos...

—¿Por fin decidiste no tener miedo?

Cuestiono Alex apretando la varita entre su mano.

—Yo...lo siento mucho, Alex, sé que te lastime e incluso terminamos por mi culpa...me arrepiento mucho —las palabras se trababan en la garganta del rubio al no saber ni cómo empezar para remediar todos los errores que últimamente cometía—...nunca fue mi intención dañarte o que sintieras que te quería ocultar...pero...estaba muy asustado por todo esto...lo siento mucho, perdóname por favor.

Alex soltó un suspiro dándose la vuelta para encararlo.

—Me alegro mucho porque por fin se lo hayas contado a tus padres de esa forma podrás ser tú mismo sin tener que ocultarte —los ojos de Zed se iluminaron ante sus palabras—...pero...no acepto tus disculpas, Zed...estoy feliz por ti, pero eso no quiere decir que te disculpe o las cosas vuelvan a ser como antes.

Toda la esperanza que albergaba el Weasley desapareció ante las palabras de Alex.

—Sigues demasiado enojado...

Murmuró, Alex soltó una risa mientras negaba varias veces, se paró recto acercándose a Zed.

—¡Maldita sea, Zed, claro que estoy enojado! —parecía soltar todo aquello que estuvo conteniendo por tanto tiempo—...estoy enojado porque nunca te importo lo que yo sentía, solo nos veíamos cuando tu querías y donde tu querías—Zed agacho la cabeza avergonzado— cuando tienes ganas de aceptar lo que realmente eres...¡Yo no te importo para nada!—la voz de Alexander se cortaba a ratos, pero el parecía intentaba mantenerse sin mostrar debilidad— ¡Ahora que sí, peguntó ya todo está bien vienes y me pides perdón, cuando antes solo parecías tenerme como un maldito secreto! ¡Y yo no voy a tolerar eso, ahora me pides perdón... ¡¿Pero, que va a pasar cuando te sientas asustado de nuevo?! ¡Me vas a volver a hacer sentir como una mierda, y estoy harto de eso!

Las palabras de la peli plata dejaron en completo silencio a Zed que se dio cuenta de lo mucho que había herido a Alexander por sus acciones, el Malfoy no espero ninguna respuesta para irse de ahí.

Zed sintió los ojos arder y a los pocos segundos las espesas lagrimas le recorrieron el rostro, porque por su culpa todo lo que tenía con Alexander se fue directamente a la mierda e incluso hasta la amistad de años que tenían.

⚜⚜⚜

Observo el techo de su habitación que se encontraba completamente oscura, era media madrugada y ya todas sus compañeras de dormitorio dormían plácidamente, soltó un suspiro deseando poder hacer lo mismo, pero le era imposible, a pesar de estar tan cansada no podía conciliar el sueño, lo peor que ese día era peor que las noches anteriores en las que mínimo lograba dormir unas dos horas cuando mucho.

Se removió en la cama buscando una posición cómoda, pero nada funcionaba.

Todo estaba mal, sus días iban de mal en peor.

Ahora con la búsqueda de Copito no podía pensar en nada más, gracias a los cientos de volantes que pego por el castillo logro que varios quisieran ayudarla con la búsqueda por obtener la recompensa, incluso le mostraron cientos y cientos de peluches, alguno ni siquiera eran conejo, pero ninguno se trataba de Copito, ella lo reconocería de inmediato.

Eso solo la hacía sentir más triste y vacía, incluso le escribió a su padre sabiendo que su madre se encontraba fuera del país, quería hablar con alguien, pero no había obtenido una respuesta de él, no negaría que le extrañaba eso ya que siempre estaba ante cualquiera de sus llamados, aunque quizá se encontraba demasiado estresado debido al trabajo.

Soltó un pequeño quejido cuando se recostó sobre el brazo derecho y volvió a acomodarse boca arriba, recordando el enorme moretón que tenía en las costillas de ese costado, Deyan la había empujado con fuerza en la mañana provocando que se golpeara con un mueble, él parecía más violento que antes y si trataba de evitarlo era peor, y por si fuera poco el maquillaje ya no la ayudaba mucho, y los profesores junto con sus compañeros comenzaban a sospechas que algo le pasaba, ya que estaban en plena primavera cuando utilizaba ropa demasiado abrigada buscando como cubrir todas las marcas que tenía.

Deseaba con todas sus fuerzas que todo volviera a ser como antes, quería volver a ser libre, desde que Deyan casi la obliga a tener sexo, el búlgaro se había vuelto demasiado atosigante llegando al nivel de acompañar hasta el baño y entrar a todas sus clases como si temiera de algo, no podía hacer nada sin que él estuviera presente, al menos se libró unos cuantos minutos cuando estuvo pegando los carteles de búsqueda de Copito ya que Deyan consideraba que era demasiado infantil.

Observo el anillo de compromiso en la mano izquierda, cada que trataba de decir algo de lo que le hacia Deyan el dedo comenzaba a arderle y eso la recorría hasta provocarle un vomito aun peor que antes, ahora ni siquiera podía comer algo o beber porque vomitaba, en algunas ocasiones se tenía que obligar a tomar agua o terminaría completamente deshidratada.

Trato varias veces de quitarse esa estúpida sortija, pero era como si estuviera pegada a su fino dedo, incluso Zoe intento ayudarla, pero no funciono a pesar de que uso aceite y crema para que resbalara seguía sin moverse ni un centímetro, pensaba que librándose de ella tal vez podría hablar y pedir la ayuda que necesitaba tanto para librarse de Deyan como para su problema de salud, porque se daba cuenta que cada día se encontraba peor, y estaba demasiado segura que tenía algún trastorno alimenticio porque era demasiada su obsesión por ser delegada que llegaba a un punto insano.

Un aleteo y el ulular de una lechuza la saco de sus pensamientos, por unos segundos el corazón le latió con vehemencia pensando que tal vez se trataba de Barlow, la lechuza de aquel anónimo que aún le mandaba regalos y pequeñas notas que al menos la hacían sentir menos sola, si tenía suerte quizá podría hablar aunque fuera a través de carta, la soledad cada vez la consumía más y más.

Se puso de pie algo esperanzada acercándose a la ventana que permanecía abierta y soltó un suspiro de desilusión al ver que era una lechuza café que no conocía de ningún lado, desganada se acercó al ave creyendo que a lo mejor era alguna nota importante para alguna de sus compañeras.

Acerco la mano a la lechuza con cuidado de no asustarla y una vez que sostuvo la nota el ave se alejó volando rápidamente, leyó el destinatario y se extrañó demasiado al notar que era para ella, ni siquiera reconoció la letra con la que estaba escrita su nombre.

Abrió el pequeño sobre sacando el pedazo de pergamino y leer rápidamente:

"Anired:

He visto que has estado buscando a tu pequeño conejo de peluche llamado copito, te he notado muy preocupada. Pero, para tu buena suerte te tengo buenas noticias:
Yo lo tengo.
Si lo quieres, ven por él te veré en el lago que está un poco antes de llegar a lo más profundo del bosque prohibido, sé que no es el mejor lugar para dártelo, pero no puedo permitir que Hannah se dé cuenta que te lo voy a devolver.
No es necesario que lleves la recompensa, solo ven por él."

Los ojos de Anired se iluminaron a leer que decía que le devolvería a Copito, no pudo evitar sentirse un poco aliviada aunque también algo asustada por ir hasta ese lugar por él, observo detrás de la pequeña nota buscando una firma del remitente, pero no había nada.

Lo pensó por varios minutos, quizá se trataría de una mala broma, pero una parte de ella le pedía que fuera para recuperar a Copito, no quería permanecer más tiempo lejos de él.

Al final termino cediendo, y fue por un abrigo que se puso sobre la pijama, se colocó unos tenis y tomo el Mapa del Merodeador que su abuelo Sirius le había regalado en su tercer año, el cual siempre le ayudaba para escabullirse por el castillo sin que nadie la descubriera e incluso le servía para cuando no quería dar rondines por ser perfecta, pudiendo vigilar los pasillos desde la comodidad de su cama.

Tomo su varita y con todo el silencio que fue capaz de emplear para no despertar a sus compañeras o a Anubis salió de la habitación yendo rápidamente a la sala común.

—Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas...

Murmuro apuntando con la varita al viejo pergamino en el que pronto pudo leer:

"Los señores Lunático, Cola gusano, Canuto y Cornamenta, los proveedores de ayuda mágica a los traviesos se enorgullecen en presentar el Mapa del Merodeador"

Miro con sumo cuidado cada pasillo planeando como salir del castillo sin ser descubierta, incluso alcanzo a ver al profesor Roux cerca del pasillo que conducía a la Torre de Gryffindor, así que evito pasar cerca de ahí.

Camino por los viejos pasillos hasta llegar a la gran puerta, una vez que logro abrirla sin llamar la atención se alejó corriendo hasta llegar a las orillas del bosque prohibido.

—Travesura realizada...

Volvió a murmurar apuntando al Mapa que de inmediato tomo la apariencia de un viejo pergamino el cual doblo y guardo dentro de uno de los bolsillos secretos de su abrigo donde regularmente guardaba dulces.

Observo el enorme bosque que parecía tan profundo y oscuro que incluso lo dudo por unos segundos, pero al recordar que había una gran probabilidad de que encontrara a Copito se armó de valor, estaba tan desesperada por recuperarlo que iría a cualquier lugar sin dudarlo.

Se aferró a su varita manteniéndola frente a ella.

—Lumos...

Conjuro para tener con que iluminar el camino y se introdujo en el bosque prohibido, teniendo sumo cuidado de no tropezarse con alguna rama o raíz de los árboles, varias veces tuvo que tallarse los ojos ya que su mirada era demasiado borrosa e incluso en ocasiones se marea, pero ya era normal para ella.

Se sentía demasiado asustada y se arrepintió por no haber traído a Anubis con ella, al menos de esa forma tendría compañía y se sentiría más segura con su gata a un lado.

Veía hacia todos lados con temor de que algo o alguien la atacara, el camino parecía ser extremadamente largo y mientras más se introducía se volvía aún más oscuro donde su varita apenas iluminaba.

Se aferraba al poco valor que le quedaba y a la esperanza de recuperar a su conejo por lo que no desistió hasta que logro llegar al lago que dividía al otro lado del Bosque Prohibido, que era el más peligroso, al menos aun no se topaba a ningún centauro que la regresara, escucho paso atrás pero estaba segura que se trataba de los Thestrals que habitaban ahí o quizá de alguna otra criatura por lo que ni quiso girar a ver.

Un escalofrió la recorrió provocando que se encogiera ella misma, observo el lago por unos minutos parecía un enorme pozo de agua sin fondo, apenas y podía distinguir algo con la tenue luz por lo que decidió no moverse más para evitar caerse.

Se preguntaba qué otras cosas vivirían dentro de ese lago aparte de Sirenas

¿Sería algo peligroso?

Era muy probable, muchas veces sus padres le advirtieron tanto a ella como a sus hermanos, no entrar a lo profundo del bosque prohibido porque podrían toparse con algo que no podrían enfrentar, trago saliva ante eso dándose cuenta que aquella persona que le mando la nota estaba tardando demasiado en aparecer.

Escucho unos pasos y el crujir de algunas hojas secas por lo que vio a todos lados apuntando con la varita pero no se topó con nadie, probablemente era algún animal del bosque, trago saliva temblando por el miedo que tenía.

Al regresar la vista enfrente los ojos se le iluminaros distinguiendo a Copito al otro lado del lago, incluso parecía ser iluminado por una suave luz, no evito sonreír y tallarse los ojos para quitarse la duda de que se trataba de una alucinación.

Esta dispuesta a conjurar un Accio para atraer a Copito, pero sin esperárselo algo o más bien alguien la empujo por la espalda y sin evitarlo cayo de lleno al lago, lo último que logro escuchar fue una fuerte carcajada que parecía disfrutar de lo que acaban de hacer.

Anired trato de mantener la calma y nadar para volver a la superficie, pero el agua no parecía ser normal, si no demasiado espesa tan espesa que no la dejaba salir por más que lo intentaba, el desespero comenzó a recorrerle el cuerpo al ver que no lo lograba de ninguna manera, hasta que algo le tomo el pie trato de hacer algo con la varita, pero no podía moverse, como si el agua se hubiera vuelto una especie de gelatina que no le permitiera hacer nada.

De repente, su cuerpo estaba demasiado cansado como si algo hubiera absorbido toda su energía, el agua se volvió normal, pero ya no tenía fuerza de nada, y comenzaba a sentir demasiado sueño.

El agua de ese lago se sentía tan agradable, que incluso Anired podría simplemente quedarse ahí abajo.

El agua era tan serena que lo único que se preguntaba era cuanto tiempo pasaría antes de que se quedara sin aire.

Quería quedarse.

Anired no deseaba volver a la superficie, al final no era como si alguien se fiera cuenta de su ausencia.

Estaba harta y cansada del mundo en la superficie.

«No hay nada ahí para mi»

Fue el último pensamiento que paso en la cabeza de la azabache antes de cerrar los ojos para decidir sumirse en la oscuridad y serenidad que le brindaba la profunda agua de ese enorme lago.

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¡Hola!

¿Cómo están? ¿Qué les pareció el capítulo?

¿Quién creen que haya tomado a Copito o quien creen que haya empujado a Anired?

¿Creen que alguien logre salvarla?

¿Tienen alguna teoría sobre lo que pasara?

Bueno, no olviden de comentar y votar que mientras más lo han más rápido actualizo y mucho más extenso son los capítulos, jeje. No leemos, loviu♥

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