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Diecisiete.

(Como llegaron de manera rápida a más de 300 comentarios decidí subir otro capitulo antes de lo previsto, espero les guste, también advierto que algunos personajes pueden tener un cambio de personalidad demasiado notable mostrando que no todos los "buenos" son tan gentiles e inocentes como creen.

Ya saben, 300 comentarios para la próxima actualización, jeje.❤️

No busco justificar o romantizar la venganza.

TW⚠: Relato de violencia física, tortura, humillación, abuso sexual y TCA)

"El equipo de Bulgaria le da la despedida a su capitán y buscador: Deyan Granger-Krum, el único hijo del aclamado jugador Viktor Krum y la ministra Hermione Granger, se desconoce el motivo, pero algunos rumores aseguran que es debido a su reciente ruptura con la menor de la familia Black-Weasley, pues el equipo oficial ha sido comprado por dicha familia.

Esperamos tener más noticias al respecto"

La voz del peli plata se detuvo una vez que leyó el artículo del profeta para ver a los dos rubios y los mellizos frente a él.

—La noticia ya está por todo el mundo mágico—sentencio Alexander dejando a un lado el periódico mágico—, todos dicen que fue porque dejo Anired, sin embargo, también está el rumor de que golpeo y abuso de ella, hay algunos magos de parte de él y otros toman partido de Anired, sin duda seguirán hablando de esto hasta que las cosas sean aclaradas de forma seria.

—Anired no desea hacer una declaración —informo Regulus recargado de la pared—, tampoco la queremos obligar, vivirá su vida como ella decida.

Desde hace una semana que George Sirius y Regulus John habían vuelto a Hogwarts, todos estaban al tanto de lo que paso con Hannah ya que era buscada por todo el mundo mágico, el pelirrojo poco a poco se había disculpado con las personas que daño durante ese tiempo que se encontraba bajo el hechizo, recuperando de a poco su vida como anteriormente era, al menos ahora estaba bien con sus amigos y familia.

—Solo debemos de evitar que esos rumores la afecta, de igual forma Geori no tiene la idea de volver a Hogwarts, tal vez eso sea lo mejor para ella —comento George arrugando el Profeta para lanzarlo a la chimenea de la sala común de Gryffindor que rápidamente volvía el papel mágico en cenizas—, sin embargo, aún nos tenemos que encargar de Deyan, veo que está muy tranquilo con todo esto.

—¿Qué planean hacer?

Cuestiono Zed viendo con duda a los mellizos, sabía que no pararían hasta ver a Deyan completamente destruido, aunque era algo que él también deseaba.

—Pensábamos en golpearlo, pero no creo que sea suficiente —murmuro Regulus de manera pensativa—, podemos hacerle la vida imposible mientras este en Hogwarts.

Los ojos de George Sirius se oscurecieron un poco para después sonreír.

—Necesitamos investigar qué cosas provocan una expulsión directa, hasta ahora Deyan está tranquilo porque cuenta con el apoyo de Lyubomir —analizo de manera rápida—, pero si se queda fuera de Durmstrang cada vez estará más hundido, no le quedaría ya nada, ni siquiera la ministra de Bulgaria o Viktor podrían interceder...sería más fácil si Geori quisiera declarar, pero no lo va a hacer.

—Mientras Deyan se vaya hundiendo más y más, dudo que Lyubomir quiera seguir apoyándolo —Freddos observaba a sus primos—, cuando no le sirva lo va a botar.

—Eso es evidente, pero no debemos de confiarnos tanto, es bueno estar preparados para cualquier cosa...

Alexander tenía razón, nadie sabía que podían esperar de alguien como Deyan, el cual tal vez atacaría en el momento menos esperado.

—Regulus trata de obtener información sobre el colegio, probablemente varias alumnas quieran hablar contigo—George Sirius conocía que su hermano era demasiado popular entre la población femenina así que utilizaría eso como una ventaja para saber más de Durmstrang—, Freddos, Zed y Alex no pierdan de vista a Deyan, no sean demasiado obvios, pero si ven algo extraño díganme, también hablare con la novia de Stefan para poder saber qué hace Deyan cada que está en el barco, debemos saber todas sus debilidades si queremos destruirlo por completo.

Los varones asintieron, todos seguirían lo indicado sin dudar. De esa forma se notaba más la inteligencia de George Sirius, el cual siempre ideaba buenos planes en cuestión de segundos.

—En todo caso, tengo que ir al carruaje de Beauxbatons, quede de salir con Amalie.

Comento George para acomodarse el cabello.

—¿Tú y ella?

Todos los veían con curiosidad.

—No me he disculpado como es correcto con ella, así que hoy que es domingo y no tenemos clases aprovechare, aparte que acepto salir el día de hoy —explico con sencillez tratando de ocultar lo nervioso que se encontraba—, nos vemos al rato.

—Yo voy a empezar con lo que me dijiste —informo Regulus—, te acompaño, me pasare quedando por el lago negro.

Los mellizos se despidieron para salir de ahí seguidos de Freddos que iría a buscar a su novia, dejando a Zed y Alexander completamente solos.

—Sí...no estás muy ocupado ¿Quieres ir a comer a las tres escobas?

Cuestiono Zed con timidez, las cosas entre ellos se habían calmado llevando una relación de amigos y compañeros de clases, claro que para ninguno de los dos era fácil reprimir los sentimientos que tenían por el otro.

—Sí, me agradaría.

Alexander le sonrió para ponerse de pie, Zed imito su acción y ambos salieron de la sala común de Gryffindor ganando miradas desaprobatorias que decidieron ignorar.

—¿Has hablado con Nired?

Zed suspiro ante la pregunta de Alexander y negó.

—Espero hacerlo pronto, quiero disculparme con ella.

—Yo también lo quiero haces, espero que pronto nos quiera escuchar.

—Veras que será así.

Animo Zed para seguir con el camino, por más que lo trataban evitar no podían no estar cerca, sus corazones aun latían con intensidad y los nervios los recorrían como la primera vez, quizá solo sería cuestión de tiempo que las cosas se solucionaran.

Zed quería demostrarle a Alexander que todo sería diferente si volvieran, esa vez estaba más que seguro que lo haría bien y no volvería a ocultar su relación, solo esperaba que Alex lo disculpara en algún momento.

[...]

Los mellizos caminaban con tranquilidad en los grandes jardines del castillo mientras platicaban sutilmente.

Regulus detuvo sus pasos a unos metros del carruaje de Beauxbatons cuando alcanzo a distinguir a Amalie, pero ella no fue el motivo, si no su molesta compañera pelirroja.

—Mierda...mierda... ¿Por qué esta ella aquí?

Cuestiono el azabache escondiéndose detrás de la espalda de su hermano, como si con eso pudiera evitar ser visto.

—No sé... ¿Por qué es la amiga de Amalie? —cuestiono con ironía—. ¿por qué estás tan nervioso? Dijiste que solo la besaste para ayudarla con su ataque de pánico.

—¡Solo la bese por eso! —respondió de inmediato—...pero...pero cada que la veo me acuerdo de eso es molesto y también siento el estúpido aroma a flores que ella usa, debe de cambiar de perfume, es molesto...

George Sirius no evito sonreír de manera burlona.

—¿No dejas de pensar en la pelirroja?

—¡Agh! —gruño alejándose y dándose la vuelta de inmediato—... ¡Sacas las cosas de contexto, mejor me largo!

George no pudo evitar reírse de su hermano, a veces era un completo idiota que no quería aceptar las cosas tal y como eran o quizá era un ciego que no se daba cuenta, aun así, esperaba que hiciera lo que le causara felicidad, y que no volviera a caer en alguien como Hannah, que daño gran parte de su vida.

Soltó un suspiro y se detuvo por unos segundos observando a la rubia, se veía demasiado linda con esa larga falda de color negra y una delgada blusa blanca de tirantes debido al calor de la primavera, llevaba el cabello suelto cayendo en delgadas ondas por su espalda, definitivamente era preciosa.

Se armó de valor controlando los nervios para acercarse a las dos chicas que conversaban de manera animada.

Las palmas de las manos le temblaban y la garganta se encontraba completamente seca, trataba de controlarse, pero desde hace tiempo que no tenía una conversación con Amalie D'Acanto y tampoco podía ocultar los sentimientos que albergaba por ella.

—Hola...

Saludo a las dos estudiantes de Beauxbatons que detuvieron su conversa al verlo.

—Hola.

Itziar lo saludo con simpleza, mientras Amalie se dio la vuelta para verlo, George Sirius sintió todo su cuerpo temblar al ver esos hermosos ojos azules y el cabello dorado que brillaba bajo los rayos de sol.

—Hola, George.

Saludo con una pequeña sonrisa que el Black-Weasley devolvió.

—¿Estás lista?

—Sí, claro...vamos —Amalie volteo a ver a su amiga—, nos veremos en un rato.

—Diviértanse.

Itziar se despidió para entrar al carruaje, Amalie y George Sirius comenzaron a caminar en completo silencio ya que ninguno sabia realmente que decir, pasaron tantas cosas que no tenían idea de por dónde comenzar, todo el mundo parecía estar de cabeza.

Después de tomar un carruaje que los llevo a Hogsmeade se dirigieron rápidamente a una pequeña cafetería que se encontraba al final del pueblo.

Amalie observa a George Sirius cada que tenía oportunidad, su estatura seguía siendo la misma, pero sus facciones habían madurado en ese tiempo tomando un rostro más masculino y sus músculos habían crecido también, al parecer seguía haciendo mucho ejercicio.

Seguía siendo una persona demasiado educada y caballerosa, ayudándola a bajar del carruaje, abriéndole la puerta y dándole el paso cada que podía, se notaba que eso formaba completamente parte de su personalidad.

La cafetería a la que fueron era pequeña pero acogedora, había pocos clientes por lo que encontraron una mesa con facilidad, cerca de la ventana.

Las cosas se movían con magia y solo los meseros se encargaban de levantar el pedido para proceder a enviarlo en charolas que flotaban.

La decoración era completamente de madera y en tonos café.

El mesero tardo solo unos minutos para tomar el pedido de los dos adolescentes, ambos estaban igual de nerviosos, ninguno se convencía a iniciar la conversación.

George Sirius decidió dar inicio a la plática, ya que fue él que la invito a salir, después de pensárselo por varios minutos estuvo listo para comenzar.

—Amalie —llamo el Black-Weasley dándole su bebida y pastel a la rubia—...quería disculparme por todo lo que sucedió.

Amalie agradeció cuando le entrego las cosas para verlo con curiosidad.

—Yo...Hannah me hechizo, con algo llamado magia Beodo, me obligo a hacer cosas que no quería e incluso llegue a tratarte mal —pasaba los dedos sobre el vaso de cristal en el que se encontraba su malteada de arándanos—...nunca quise hacerlo, tampoco quería que pensaras que jugué contigo para después salir con Hannah, nunca haría algo como eso. También te agradezco que ayudaras a Regulus John en el momento que averiguaron el mensaje, me conto que tenían un plan que al parecer funcionara —Amalie lo veía hablar, George centraba la mirada en el vaso para no ponerse nervioso ante los ojos de D'Acanto—, también recuerdo que intentaste hacerme entrar en razón, así que de nuevo gracias, y en serio lo siento por todos los mal ratos que te hice pasar.

—Verte con Hannah fue horrible —confeso Amalie con tranquilidad, después de todo lo sucedido cada día estaba mejor—, me dolió demasiado, porque crei que solo jugaste conmigo durante todos los meses anteriores...y que volvía a ser lo mismo, en todas mis relaciones siempre me dejan por alguien más así que de cierta manera no me sorprendía que tú también lo hicieras —se mordió el labio inferior por unos segundos para seguir hablando—, quería alejarme de todo lo que estuviera relacionado contigo, porque el solo pensar en ti me hería cada día más, así que me aleje de tus hermanos y todas las personas en común, tampoco quise escuchar a Anired cuando me pidió que lo hiciera —se podía percibir lo culpable que se sentía por eso—, debí de escucharla y hacerle caso, ya que parecía ser demasiado tarde cuando nos dimos cuenta de que Hannah te hizo algo, no entiendo porque esta tan obsesionada con ustedes, pero me alegro que pudieran romper el hechizo y que vuelvas a ser tú mismo.

—Te juro que todo lo que sucedío antes de que Hannah me hechizara fue sincero, nunca quise que pensaras que jugaba contigo o que te usaba de alguna manera...yo...realmente disfrutaba el tiempo que pasábamos juntos—confeso con las mejillas rojas—, me gustaba todo eso.

Lie sonrió con nostalgia, nunca supieron en que estaban, pero los momentos que compartió con George Sirius fueron demasiado hermosos y los guardaba en su corazón como gratos recuerdos.

—A mi también me gustaba todo eso.

Fácilmente el pelirrojo podría pedirle otra oportunidad, pero no estaba seguro.

Sus ataques de ira eran cada vez más notables, había en ocasiones que no podía calmarse ya que al parecer todo lo que hizo Hannah afecto su sistema nervioso reaccionando de forma descontrolada ante cualquier pequeño estimulo, y...no quería arriesgarse a herir a Amalie o a que ella le tuviera miedo, al menos hasta que lograra encontrar algo que lo ayudara, su tío Draco y Nith ya estaban trabando en eso, pero aun no sabía cuándo estaría.

No quería encerrar a Amalie a una relación en la que él mismo desconocía de lo que sería capaz, el simplemente pensar en él hiriendo a la rubia más de lo que ya lo había hecho lo ponía mal.

Así que lo mejor era mantener una distancia, tampoco le pediría que lo esperara porque no era egoísta, ella merecía tener una vida feliz y si quería estar con alguien más no podía impedirlo.

—¿Estamos bien?

Decidió desviar el tema, prefiriendo guiar la atención a otra cosa que no fuera a los momentos que pasaron juntos.

—Estamos bien.

Amalie se sintió demasiado decepciona, ya que esperaba poder sacar la conversación sobre lo que tenían antes, añoraba volver a recuperarlo, pero al ver que George Sirius prefería evitar la conversación decidió no insistir más.

—¿Cómo vas con lo de la tercera prueba? ¿Te sientes lista?

—Sí, bueno, he estado estudiando y practicando, aun no estoy segura de que se pueda tratar, pero es mejor prepararse.

George asintió dándole la razón, para continuar con la conversación alejándose cada vez más del tema del lazo que había entre ellos o de lo que ambos sentían el uno por el otro.

Tal vez no era lo mejor, pero George Sirius se sentía más seguro así, ya había sido lo suficiente herida con lo de Hannah y de cierta manera todo fue su culpa.

Amalie le seguía gustando demasiado, pero haría lo posible por mantenerla a salvo aun si tenía que alejarse de ella o conformarse con solo ser su amigo.

Trato de ignorar el dolor en el pecho al solo imaginarla con alguien más.

Definitivamente eso terminaría destruyéndolo por completo.

Amalie le hablaba, ponía atención, pero al mismo tiempo se perdía en seguir cada uno de sus movimientos, era maravilloso volverla a tener tan cerca, como si Amalie fuera una especie de analgésico toda la paz y calma lo invadía estando a su lado.

La había extrañado demasiado.

La mirada azul paseaba de un lado a otro perdiéndose entre las llamativas cosas que estaban entre los vitrales, desde anillos hasta collares o cosas extrañas adoraban todo el lugar, nunca pensó que se pudieran hacer tantas cosas con diversas joyas.

—¿Ves algo bueno?

La voz de su amigo perforo sus oídos, negó ante su pregunta.

—Hay varias cosas, pero no encuentro nada que vaya con ella —murmuro haciendo un pequeño puchero—, Anired es preciosa, no hay nada que combine con su belleza, todo es demasiado sencillo...

Scorpius soltó una ronca risa ante los comentarios de Maxence.

—Crei que estabas enojado por la carta que te envió, pero ahora pareces preocupado por conseguirle un regalo.

Max frunció el ceño con molestia al recordar la nota que llego, donde Anired le decía que debían de cambiar el día en que se verían porque tenía algo importante que hacer, por lo que no pudo verla el día anterior tal y como habían quedado.

—Sigo molesto, realmente quería verla...ya van dos semanas que no la veo...

—Pensé que irías en las noches después de clases.

Maxence suspiro.

—Claro que quise ir a verla, pero ella dijo que nos veríamos este sábado por lo que quise respetar su decisión —explico el rubio dirigiéndose a la vitrina principal donde se encontraban varios anillos, incluso alcanzo a ver unos de compromiso—...supongo que la veré hasta la próxima semana...

—Extraño a Anired —Scorpius siguió a Maxence para ver los anillos—, mamá dice que está avanzando de manera positiva al tratamiento y al parecer ya sale más seguido de su habitación, es como si de repente hubiera encontrado una motivación más fuerte para hacer las cosas...

Maxence se sintió aliviado al escuchar las palabras de Scorpius, esperaba que Anired se recupera de manera pronta.

—Espero que así sea, he temido que trate de hacer una estupidez...habían mencionado que tenía una clase de depresión.

—Así es, pero...creo que el estar lejos de todo la ha ayudado demasiado—las miradas de ambos se detuvieron en un fino anillo con un hermoso y pequeño rubí rojo—...papá ha dicho que cada que coma debe ser vigilada, al igual que para ir al baño, prácticamente no puede estar sola por el temor que vuelva a recaer, pero si sigue como hasta ahora solo será cuestión de tiempo para que vuelva a la normalidad.

—Algo así había entendido, al parecer a Anired aún le cuesta acostumbrarse a eso o al menos eso me conto Anirak y Fred, pero todo va mejorando —Max siguió viendo el anillo—...ese se vería precioso en ella.

—¿Estás pensando en pedirle matrimonio?

Las mejillas de Max se volvieron completamente rojas y volteo a ver al Malfoy con sorpresa ante su pregunta.

—¡¿Qué?! ¿Matrimonio? ¡No, eso...no! ¡Qué le dé un anillo no quiere decir que sea para pedir que se case conmigo!

Maxence nunca se había detenido a pensar en casarse, no era una de sus prioridades, pero que Scorpius lo mencionara no evito ponerlo nervioso.

La risa del peli plata lleno el lugar burlándose de su amigo —¡Solo bromeaba, mira cómo te has puesto!

Max puso los ojos en blanco ante su tonta broma para seguir viendo más anillos.

—¿Piensas dárselo en persona o se lo mandaras con Barlow de manera anónima?

Max lo medito por unos segundos.

—Se lo daré en persona...le he dicho que me gusta —confeso—, pienso decirle que yo soy la persona que le ha mandado cartas y regalos.

Scorpius sonrió al escuchar la seguridad con la que hablaba Maxence.

—Pareces demasiado seguro de hacerlo.

—Ya no quiero perder más tiempo, y realmente hare que las cosas sean distintas con Anired...

—Estoy seguro de que a Anired le encantara ese anillo...

Toda la paz y el ambiente de tranquilidad fue destrozado cuando algunos pasos seguido de una chillona voz se hizo presente.

—¿Piensan comprar eso? Ni en un millón de años les alcanzaría para algo como esto—Maxence y Scorpius giraron para toparse con Stella Domerling acompañada de dos de sus amigas—, aparte ese hermoso anillo no va con alguien tan simple como Anired.

—¿Siempre eres tan molesta? —cuestiono Scorpius ya harto de la actitud tan infantil de la castaña—, aburres a todos con esa actitud...

Stella puso los ojos en blanco pasándolos de largo y dirigirse al joyero mientras sus amigas la esperaban.

—Deberían de darse cuenta de cuál es su lugar —los ojos castaños se detuvieron en Maxence y no evito recordar la vez que la amenazó con cortarle la garganta, pero aun así decidió proseguir—, solo eres un simple hijo de muggles ¿acaso Deyan no te lo dejo claro? No eres nadie en nuestro mundo—vio al anciano que atendía la joyería— ¿Qué precio tiene ese anillo de rubí?

—Cuesta seiscientos galeones, señorita.

Respondió con su mejor sonrisa, Max no evito ahogarse con su propia saliva al escuchar el precio, Scorpius solo abrió los ojos, sabía que era una joya preciosa, pero nunca imagino ese precio.

—Le dije, a ustedes nunca les alcanzaría para algo como esto —les dio una mirada de asco para volver con el dependiente de la tienda—, démelo y mande la cuenta a Durmstrang a nombre de Deyan Granger-Krum.

El joyero arrugo la nariz moviendo de forma graciosa el canoso bigote.

—Lo siento, señorita, debe de pagarlo en efectivo para poder llevárselo.

Stella lo miro ofendida ante tal pedido.

—¿Disculpe? ¿A caso no sabe quién soy? —el mayor negó— ¡Soy Stella Domerling, la novia de Deyan Granger-Krum, así que deme el anillo y madre la cuenta a él!

Ordeno perdiendo los pocos estribos que tenía.

—Lo siento, señorita Domerling, solo se le entregará y podrá enviar la cuenta a la familia Granger-Krum si viene un miembro o el mismo Deyan, de caso contrario tendrá que traer el dinero.

Maxence y Scorpius no evitaron reírse por ver el escándalo que estaba armando Stella, era una completa berrinchuda que nunca aceptaba un no por respuesta.

—Deberías de traer dinero antes de meterte a una tienda y dejar de pedir las cosas de manera tan arrogante.

Sugirió Maxence con un tono lleno de burla y sorna.

—¡Cierra la boca, tu bastado asqueroso!

Stella comenzó a soltar varios insultos al rubio y al peli plata que solo se burlaban de ella.

—Parece un chimpancé rabioso...

Comento Scorpius entre risas mientras Domerling seguía exigiendo que le dieran el anillo.

—Lo siento, Señorita —comento otro dependiente de la tienda que acababa de llegar—, pero esa pieza única ya ha sido comprada, por lo que no está en venta.

—¿Cómo? —Stella no creía lo que acaba de escuchar, y no entendía porque no se lo dieron si siempre que compraba pedía la cuenta a nombre de Deyan obteniendo lo que quisiera y en el momento que quisiera—¡Yo lo pedí primero!

—Lo siento, pero uno de nuestros clientes exclusivos ya lo ha pedido y dicho que se lo entreguemos pues hará el pago en efectivo.

—¡La familia Granger-Krum se enterará de esta ofends, quiero saber quién es el estúpido que me ha quitado el anillo!

La gente comenzaba a detenerse al ver el berrinche de la nueva novia de Deyan, sabían que tenía un mal carácter, pero nunca esperaron que se pusiera de esa forma por no comprar un anillo.

—No es mi problema que no te alcance, ten un poco de educación y deja de hacer un escándalo...

Maxence y Scorpius de inmediato reconocieron esa voz viendo de inmediato a la entrada.

Llevaba un corto y moderno mini vestido negro de manga tres cuartos, acompañado de unas delgadas medias de red y unas botas estilo militar del mismo color, su cabello se encontraba suelto y su mirada al igual que el rostro estaba completamente serio.

—¡Señorita Black-Weasley! —saludo con emoción el joyero anciano—...su padre nos había preguntado si ya había llegado este rubí, pero no nos aseguró la compra por eso estaba en exhibición.

—Sí, aun no estábamos seguros de comprar el rubí de fuego —comento con simpleza—, al final decidí que, si lo quería, pensé que estaba en su sucursal de Londres, pero al preguntar me dijeron que se encontraría aquí y ya no tuve tiempo de mandar una carta por lo que decidí venir personalmente por el—Anired desvió la mirada al Auror que iba a todos lados con ella—...Khalil, puedes entregarle los galeones, por favor.

—Claro...

Respondió el castaño para sacar una pequeña bolsa de fina tela en color negro que era amarrada por un lazo rojo, siendo los colores característicos de la familia Black-Weasley.

—Señorita, no debió molestarse, solo lo hubiera pedido y se lo habríamos mandado junto con la cuenta de manera inmediata.

—No se preocupe —sonrió sin abrir los labios de una manera elegante—, los galeones son los acordados, pero en caso de que falte, puede mandarle la cuenta a mi padre en Sortilegios Weasley para que el de lo que resta.

—Seguramente será la cantidad correcta, en un momento le entregaremos el anillo.

El joyero tomo el anillo con delicadeza para ir a la parte posterior de la tienda donde empacaría la joya.

—¡Tú siempre tienes que interferir en todo! ¡¿Por qué no te desapareces de una vez?! —exclamo Stella con sumo enojo—...aunque viéndote bien, están tan delgada que pareces a punto de desaparecer, ese anillo ni siquiera te quedara...anoréxica.

Maxence y Scorpius soltaron unas maldiciones ordenándole a Stella que dejara de decir esas estupideces.

Anired solo sonrió y Stella se enojó aún más, en otras ocasiones cada que insultaban el físico de la menor ella de inmediato apartaba la mirada demostrando lo afectada que quedaba, sin embargo, ahora parecía ser más confiada, como si nada de eso le importara.

—¿Ya terminaste con tus insultos? —Anired se cruzó de brazos viéndola de manera cansada—, deja de armar un circo, Stella, pareces un pomerian —Stella la miro sin comprender a lo que se refería—, son muy bonitos, pero solo quieren ser el centro de atención...cuando no se las das se ponen a ladra y ladras incluso lloran...son tan molestos...exactamente como tú, lamentablemente no tienen nada más que ofrecer.

Stella ya sin control saco su varita amenazando directamente a la menor.

—¡Baja eso!

Max y Scorpius se iban a acercar cuando la risa de Anired inundo el lugar por varios segundos.

—Deja de hacer estupideces, Stella —menciono la azabache algo aburrida —, antes de que me ataques acabaras muerta.

—¡Cierra la boca, deja de hablarme de esa forma!

Anired intercambio una pequeña mirada con el castaño a su lado indicándole que guardara la varita, ya que Khalil también la saco dispuesta a defenderla.

—Antes de que tu estúpido hechizo tan siquiera me toque, tú estarás en el suelo— respondió con simpleza dándose cuenta de que ya las estaban viendo—, no sé porque te comportas de esa manera, no es mi culpa que no te haya alcanzado para ese anillo...

—¡Deyan lo compraría para mí, tú siempre quieres tener lo que yo tengo, ahora hasta con tus mentiras provocaste que lo corrieran del equipo de Quidditch! —acuso apretando más la varita, Anired no pudo evitar poner los ojos en blanco ante las estupideces que salían de su boca— ¡Tú solo traes problemas, deberías de desaparecer de una vez, nadie te quiere aquí!

La mirada de Maxence y Anired se cruzó por unos segundos, el rubio la observo, parecía distinta a la última vez que la vio, tenía un brillo extraño en los ojos y era como si fuera más segura de sí misma demostrándolo tanto en sus palabras como movimientos o esas sonrisas cargadas de arrogancia volviéndola más atractiva si eso era posible. D'Acanto, que estaba a punto de interceder para alejar a Stella de Anired, se detuvo al ver como la azabache lo miraba dándole a entender que no se entrometiera.

—¿Ya terminaste? ¿A caso solo sabes gritar como una loca cada que no obtienes lo que quieres?

Anired enarco la ceja, Stella apretó la mandíbula cansada de ella, en otras ocasiones Anired siempre se mantenía callada o simplemente se iba evitando las discusiones, en cambio ahora no parecía dispuesta a dejarse a pesar de mantener un tono sereno.

—¿Dices que yo solo grito para obtener lo que quiero? ¿Y qué hay de ti? —Stella le sonrió de manera burlona bajando la varita—, al menos yo no soy una niña consentida y berrinchuda que cree merecerse el mundo y que tiene que mentir cuando las cosas no salen como quiere...

Anired se mordió el labio y le recorrió con una mirada gélida, tan helada que sus orbes grises parecían dos afiladas dagas apunto de atravesarla.

De pronto recordó las palabras de su madre, ella podía hacer y decir lo que quisiera y nadie podría hacer nada ¿entonces porque dejaría que Stella la tratara de esa manera?

—Cierra la boca, maldita y asquerosa sangre sucia inmunda —la palabras de Anired fueron filosas y llenas de veneno, todas las personas que estaban en ese lugar la voltearon a ver con sorpresa, nunca esperaron que ella utilizara un insulto como aquel, Anired en algunas veces contestaba, pero siempre prefería irse antes de continuar con la discusión dejando que Stella creyera que había ganado, pero se había prometido que las cosas serían diferentes, no dejaría que nadie la volviera a insultar o a tratar mal —¿Qué? ¿A caso creíste que no sé de dónde vienes?

Cuestiono a ver el rostro contrariado de Domerling, la que siempre oculto que sus padres eran muggles, la mayoría pensaba que provenía de una familia de sangre pura o mestiza por estudiar en Durmstrang y estar siempre rodeada de esa clase de problemas, Stella se había esforzado para que nadie supiera su secreto más que Deyan y la familia de Deyan, pues sus padres eran amigos de Hermione, la cual pudo ayudarle para que entrara a ese colegio siguiendo al castaño.

—Como tú lo dijiste, Stella—Anired se acercó unos paso más, Stella le ganaba por unos centímetros, pero justo ahora ella parecía ser más alta por la forma de pararse y el porte que la caracterizaba—...debes de saber tu lugar ¿no eso le estabas diciendo a Maxence y Scorpius? —había escuchado parte de la conversación y como le arrojaba insultos a diestra y siniestra—...al parecer Deyan no te ha explicado de nuestra jerarquía de poder, pero déjame iluminarte —se relamió el labio inferior al ver como todo el lugar se encontraba en completo silencio, probablemente la mayoría la estaría criticando por su comportamiento, pero justo ahora eso no le interesaba para nada—...los muggles siempre están hasta abajo junto con los squibs y los elfos, después los mestizos, justo arriba de ellos se encuentra familias mágicas que tienen puestos importantes al igual que los sanadores que son sumamente importantes para nuestra sociedad...arriba de ellos comienzan los miembros del ministerio mágico y directores de distintos colegios, pero todavía hay más poder, las familias como los Malfoy, los Weasley-Delacour, Granger-Krum, los Delacour e incluso los D'Acanto van sobre ellos...así que sí, Maxence y Scorpius están sobre ti—Maxence miro a Scorpius sin comprender porque su hermana y él estaban esa escala, siempre pensaron que estaban hasta abajo con los muggles y Squibs—...¿Ahora lo entiendes?

—¿Y eso qué? ¡Sigo siendo la novia de Deyan! ¡Deyan es hijo de la ministra de Bulgaria, tiene más poder que ellos!

—¿Eres tonta o te haces, Stella? —cuestiono con ironía ya cansada pues su cuerpo se desgastaba demasiado rápido en esos días—...Deyan es una basura, su poder o apellido no vale nada porque yo así lo quiero...creo que me falto mencionar quien tiene ella cabeza de la jerarquía...es la familia Black-Weasley, así que lo que diga tu novio me vale tres hectáreas de mierda—Anired tomo del mentón a Stella provocando que se acercara más a ella, le rozo el labio con el dedo pulgar, todos seguían sus movimientos, si nadie supiera el contexto de eso creerían que la azabache trataba de seducirla—, soy la hija de la ministra y miembro de la familia Black-Weasley ¿Cuál crees que sea tu castigo por amenazarme con la varita? Puedo pedirle a Khalil o a cualquiera de los dos aurores que se encuentran en la puerta que te torturen hasta que me ruegues de rodillas, pero...por esta vez lo dejare pasar—sonrió con felicidad—...a la próxima que me vuelvas a hablar de esa manera, yo misma cortare tu viperina y asquerosa lengua, Stella.

Sentencio soltándola con brusquedad, le dio una última mirada a los adolescentes frente a ella que la veían con sorpresa y pudo notar como Khalil ya llevaba la caja con el anillo que acababan de comprar, por lo que le hizo una seña para salir de la joyería que aún se encontraba llena de sorpresa por presenciar aquella escena.

Stella era la que en peor estado se encontraba, sus amigas se acercaron tratando de hacer que saliera del shock.

La castaña se preguntaba ¿Quién demonios era esa persona? Anired nunca había reaccionado así, ni siquiera había recurrido a amenazas, en cambio ahora parecía estar dispuesta a lo que fuera.

Anired salió de la joyería saludando a los otros dos aurores que la acompañaron en ese día, sin siquiera decirles más camino de manera rápida al pequeño callejón que se formaba entre la joyería y la tienda de té de madame Pudie Pie, rápidamente se metió ahí buscando esconderse.

—¡Señorita!

Llamo Khalil siguiéndola de inmediato para ver cómo se inclinaba recargando las manos en la pared, parecía a punto de vomitar.

—Le prometí a mi mamá que no volvería a vomitar...pero...estoy tan nerviosa que la necesidad de hacerlo es muy grande.

—Señorita, lo que acaba de hacer fue sorprendente —alabo Khalil—, pero tiene que calmarse...usted puede.

Anired estaba pasando a algo parecido a un síndrome de abstinencia, llevaba varios días sin vomitar y comía un poco más que al inicio, pero en situaciones de estrés la necesidad de hacerlo se volvía intolerable, tanto que creía que no podría controlarse más.

—¡Anired! —escucho que la llamaron para los pocos segundos tomarla de los brazos y hacer que se parara bien— ¡¿Estas bien?! ¿Stella te hirió?!

Alzo la mirada topándose con un par de ojos azules que la miraba con suma preocupación reviso sus brazos para tomarla de las mejillas e inspeccionar su rostro con suma concentración buscando el mínimo rastro.

—No...no me hizo daño.

—Mierda, pensé que te había lastimado y por eso viniste corriendo hacia aquí—estaba al tanto que el castaño los veía, pero hizo como si no estuviera presente—... ¿ibas a vomitar?

Las manos del rubio se detuvieron en los hombros de la azabache acariciándolos con cuidado, no le resulto molesto si no lo contrario, como si la carga sobre ellos y el estrés desapareciera con ese simple gesto, se removió un poco cuando los largos dedos rozaron su cuello.

—Está bien —murmuro Anired—...solo...me hacía falta el aire.

—Fuiste sorprendente, Anired —le sonrió alejándose unos pasos—...estaba algo molesto porque no podría irte a ver, pero...me acabas de alegrar el día.

Anired lo vio fijamente, definitivamente parecía un Golden retroceder viendo a su dueño.

—Golden —soltó viéndolo, Max enarco la ceja sin comprender lo que decía—...pareces un perro emocionado por ver a su dueño.

Maxence le sonrió abiertamente sintiendo las mejillas arder, Anired vio con curiosidad su cabello, siempre que estaban juntos o hacia algún comentario parecido el cabello del alemán tomaba un color rosado al igual que sus mejillas.

—Puedo ser un perro, siempre y cuando tú seas mi dueña.

La veía fijamente, podía notar como se había cortado un poco el cabello, dejándolo un poco debajo de los senos, su pálida piel ya tenía un poco más de color y las ojeras no estaban tan marcadas como antes, incluso ese día llevaba maquillaje y los ojos delineados resaltándolos más que parecían dos preciosas joyas brillar, pero lo que más robaba su atención eran los carnosos y rojizos labios que parecían tentarlo.

—Estás loco—murmuro algo avergonzada por la intensa y profunda mirada azul sobre ella, decidió pasar a lado de él — ¿Vienes o te vas a quedar aquí?

Maxence sin dejar de sonreír la siguió de manera inmediata, Khalil lo vio por unos segundos para seguir los pasos de Anired que los encabezaba.

La azabache sentía algunas miradas curiosas, seguramente la mayoría ya había escuchado la noticia sobre que Deyan fue eliminado del equipo y que Louis compro el equipo de Bulgaria, los rumores estaban de un lado a otro, a pesar de eso varios no creían en las acusaciones hacia el búlgaro y la culpaban a ella de ser una caprichosa que fue capaz de destruir la carrera de Deyan como jugador, poco o nada le importaba.

Su tío Jerome le había propuesto que declarara y el mismo se encargaría de hacer que Deyan terminara en Azkaban, sin embargo, aún no estaba demasiado segura de eso, le daba vergüenza contar todo lo que había pasado, era difícil volver a relatarlo y cada que lo hacía le resultaba como si estuviera viviéndolo en carne propia otra vez.

Agito la cabeza varias veces cuando la tomaron con delicadeza de ambos brazos.

—¡Señorita, casi la arrolla el carruaje!

Khalil la tomaba del brazo derecho frenando su avance.

—¡Anired! ¿Estás bien?

La mano de Maxence la sostenía del brazo izquierdo, al parecer también se había percatado que iba caminando de manera distraída.

—Estoy bien —respondió viéndolos a ambos—...venía con la cabeza en las nubes, todo está bien.

Los dos varones intercambiaron miradas, ninguno parecía dispuesto a soltarla antes que el otro, hasta que Anired se removió algo incomoda por lo que aflojaron el agarre para continuar el camino a Sortilegios Weasley, esta vez iba más atenta evitando cualquier accidente.

—Anired —llamo Maxence a su lado, quería tomarla de la mano, pero le atemorizaba que ella lo rechazara, no quería avanzar de forma rápida cuando apenas estaba luchando por su perdón—...Tengo curiosidad ¿Qué haces en Hogsmeade?

—Mañana es lunes así que decidí volver hoy para comprar algunas que necesitaba y ordenar mi dormitorio—respondió con simpleza deteniéndose frente a la entrada de la tienda de su familia—, con las clases mañana no tendré tiempo.

Max abrió los ojos con sorpresa sin poder creer lo que acababa de entender.

—¡¿Volverás a Hogwarts?!

—Volví a Hogwarts, mañana retomare mis clases.

Anired se apartó un rebelde mechón de cabello que recorría desde su frente tapándole el ojo para ver mejor a Maxence que seguía tan expresivo como cada que estaban juntos.

Era notable la emoción en su rostro por aquellas palabras.

—¿Eso significa que podre verte todos los días?

—¿Tanto me extrañaste?

La mirada gris y la azul se cruzó, ninguno parecía querer apartarla, Maxence disfrutaba de volver a ver eso ojos que tanto le gustaban, varias veces estuvo pensando en ellos, pero tenerlos en frente era aún mejor.

—Que ojazos, mein herz...

Los ojos de color gris eran característicos de la familia Black, todos los miembros que conocían los tenían de ese tono, pero para Maxence los más hermosos eran los de la adolescente que tenía frente a ella, eran tan expresivos que despertaban su curiosidad y siempre quería verlos para saber si le agradaba lo que decía o tan solo consultar su estado de ánimo, aparte de eso, amaba lo que reflejaban, un brillo dulce lleno de hambre por conocer más el mundo, pero al mismo tiempo llenos de esa pureza y nobleza que era tan característica de Anired Georanne, sin duda, era de las vistas más hermosas que conocía.

—Y...si... si te extrañe demasiado—respondió si tratar de desviar el rostro para que no viera su sonroso—...más de lo que debería de ser normal, Anired.

Las mejillas de la azabache se volvieron rojas y su corazón latía con tanta fuerza que estaba segura que se le saldría del pecho incluso escuchaba los ahocados latidos en sus oídos, esperaba que Maxence no se percatara de eso.

—Eres un tonto, Maxence...

El más alto arrugo el rostro cuando dijo su nombre completo.

—Max —murmuro, Anired alzo la ceja viéndolo con curiosidad—...o Max Steel...solías llamarme de esa forma—se mordió el labio inferior—...extraño que lo hagas...

Anired trago saliva al recordar las palabras que le dijo aquella vez, cuando le pidió que no lo llamara más de esa forma...aunque claro, todo fue por culpa de la amenaza de Deyan.

—¡Anired! —la puerta de Sortilegios Weasley se abrió de golpe dejando ver al pelirrojo mayor de la familia—...estaba por ir a buscarte, tardaste demasiado.

—¿Eh? ¡Papá! —la menor se alejó un poco de Maxence dándose cuenta de lo cerca que estaban—...yo...estuve comprando varias cosas, se me fue el tiempo...no quise preocuparte.

—Me alivia saber que estas bien —se sintió aliviado al ver que su hija parecía de buen ánimo, paro la mirada en Khalil por unos segundos y después en Maxence—...al menos...veo que no estuviste sola por el pueblo, me alegro de ver que estas recuperando a tus amigos.

Maxence vio a Anired, se alegraba de que estuviera de vuelta y que no lo evitara, pero...él no quería estar en la categoría de amigos...deseaba ser más cercano a ella, tal vez sería difícil y el tiempo lo tenía encima, pero lo único que ansiaba con toda su alma era estar al lado de Anired.

—Entonces le entregare esto a la señora Black-Weasley y cuando vuelva traeré las cosas que me ha pedido Señorita Anired —la voz de Khalil lo hizo volver a la tierra para ver como tomaba la mano de la menor donde dejo un suave beso—...volveré en cuanto antes, hay dos aurores más cerca del pueblo, ellos no tendrán problema en seguir las ordenes de mi señorita mientras yo no estoy.

—Gracias, Khalil, que tengas buen viaje.

—Nos vemos, hasta luego señor Black-Weasley —se despidió de Fred que hizo lo mismo, los ojos del castaño se detuvieron en Maxence, aun no confiaba en él, temía que volviera a herir a la azabache—, hasta luego, D'Acanto.

Murmuro para desaparecer frente a ellos llevando unos documentos que entregaría a Anirak.

—Iré a comer con mi padre —explico a Anired viendo a Maxence, mientras sacaba el anillo que acaba de comprar—...después tengo que ir al colegio... ¿Quieres comer con nosotros?

Anired iba a ponerse el nuevo anillo, pero en un mal movimiento casi lo tira de no ser porque él rubio logro atraparlo antes.

—¿Me estas proponiendo una cita?

Murmuro tomando la fina mano de Anired, viendo lo pequeña y pálida que era, las uñas eran un poco largas pintadas de barniz negro perfectamente arregladas, no pudo evitar sonreír al ver la pulsera roja en su muñeca, aquella que le mando a través de Barlow, dándose cuenta que siempre la llevaba consigo.

—Si consideras una cita aquella en la que ira mi padre.

Max alzo la mirada distinguiendo a Fred Black-Weasley que terminaba de darle algunas órdenes a sus empleados y hablando con George Weasley.

—Tus manos son muy bonitas —alabo colocándole el anillo en el dedo medio, la pequeña y brillante piedra iba muy bien con ella—, quiero ir a comer con ustedes.

—¿A parte de mis ojos también te gustan mis manos?

Maxence asintió llevándose la mano de Anired a los labios, donde beso cada uno de los nudillos de manera lenta, la menor se quedó completamente quieta sintiéndole el rostro arder.

—Me gusta Anired—respondió alzando la mirada sin dejar de rozar los labios con el dorso de la mano de la Black-Weasley—, así que me gusta cada parte de ella, es la chica más preciosa que conozco.

—Yo...ah...vamos a comer, mi padre está esperando.

Anired se alejó de inmediato para ir a la tienda seguida del rubio que no podía borrar la sonrisa.

Anired sentía el corazón latir con vehemencia.

¿Cómo es que Maxence podía decir cosas como esas sin sentir un gramo de vergüenza?

Ambos caminaron hacia el patriarca de la familia, Anired veía de reojo a Maxence que conservaba su habitual rostro de pocos amigos, sin embargo, podía notar que se encontraba feliz ya que los ojos azules brillaban de una forma dulce.

No negaría lo guapo que era, con ese cabello casi tan dorado como el oro, facciones varoniles y los ojos azules con tonalidades verdes que se asemejaban a un profundo océano en el que podría perderse.

Maxence era sumamente guapo, era normal que las personas voltearan a verlo y Anired sentía un poco de molestia cuando eso sucedía tal vez porque a pesar de lo que dijo anteriormente, aun le seguía gustando el rubio, pero temía volver a confiar, le atemorizaba lo que pudiera pasar.

Sabía que debía de sanar primero, su recuperación era rápida gracias al apoyo de su familia que la comprendía, al igual que con su trastorno de conducta alimentaria, poco a poco iba mejorando, había días pésimos y días mucho mejores, pero sus padres siempre estaban para animarla, últimamente volvía a disfrutar del sabor de los postres, a veces se comía un octavo de la rebanada de un pastel son tener las ganas de vomitarlo y su reflejo ya lo resultaba tan desagradable como antes.

Tal vez con el tiempo todo sería mejor, ahora solo quería concentrarse en lo que haría ese día en la noche. Aún estaba atemorizada por ser descubierta, aunque tenía la ventaja de que nadie sospecharía de ella.

⚜⚜⚜

Observo a la pequeña lechuza negra emprender vuelo para leer la nota que le entrego, no era necesario ni siquiera leer la firma pues sabía muy bien a quien pertenecía.

Fue mucho más rápido de lo que creyó.

"Te veo en el gran comedor a las 3:00 am, necesitamos hablar de nuestra relación.
No llegue tarde."

Desde que Stella le conto que Anired estaba en Hogsmeade supo que solo sería cuestión de tiempo para que ella lo contactara, sabía que tarde o temprano volvería arrastrándose para rogarle que volvieran, sin él Anired no sabía qué hacer.

Observo el reloj en su muñeca notando que faltaban menos de veinte minutos para la hora que lo citaba así que se puso de pie sin hacer ruido para no despertar a sus compañeros y se dirigió al closet de donde saco un cambio de ropa con el que remplazo el pijama.

Paso al baño para lavarse los dientes y acomodarse el despeinado cabello.

Una vez listo salió del baño tomando su varita.

Volvería con Anired y se encargaría de que le entregara el equipo de Quidditch, todos fueron demasiado estúpidos al creer que ella lo dejaría con tanta facilidad.

Anired lo amaba y sería capaz de hacer cualquier cosa por él sin dudarlo, siempre fue de esa forma, ahora más que nunca se esforzaría para arrebatarle todo, primero se encargaría del equipo de Quidditch y después de vengarse de Maxence por abrir la boca.

La bruma de la noche apenas y lo dejaba ver, pero pudo llegar a la entrada del castillo distinguiendo a ese Auror que iba a todos lados con la azabache.

—La señorita lo está esperando —informo Khalil de manera educada mostrando que la puerta se encontraba abierta—, puede pasar.

—Okey.

Fue lo único que respondió para subir la escalinata y entrar al viejo castillo, el aroma a viejo inundo sus fosas nasales, sus pasos fueron rápidos y en cuestión de minutos ya estaba en el gran comedor.

Una vez dentro pudo ver que no había ninguna de las cuatro grandes mesas ya características, por el contrario, solo una mesa pequeña con dos sillas las cuales una era ocupada por la Black-Weasley menor, en medio de la mesa había un juego de té, Anired al ver a Deyan sonrió de inmediato y con ayuda de magia sirvió una caliente taza de té.

—Es té de jengibre, tu favorito, Dey...

Menciono con una voz dulce, Deyan sonrió tomando asiento frente de ella.

—Veo que recuerdas muy bien mis gustos —alago al ver cómo le colocaba un cubo de azúcar en la bebida—, me alegro que sepas atenderme.

—Te conozco de toda la vida y he sido tu novia durante bastante tiempo—Anired conservaba esa dulce sonrisa y ese porte elegante que la caracterizaba—, te conozco a la perfección.

—Sabía que volverías a mi—Deyan tomo la taza disfrutando del aroma— ¿Dónde lo has comprado?

—En estos días que no he estado aquí aprendí a hacer té desde cero, así que espero te guste...porque quiero complacerte, Deyan...

El castaño sonrió, parecía demasiado sumisa con esa mirada y sonrisa dulce que le dedicaba solo a él.

—Esto últimos días han pasado muchas cosas que en la mayoría son tu culpa, Anired—movía él te dejando que el cubo de azúcar se disolviera por completo—. Tu familia me está metiendo en muchos problemas, supongo que podrás hacer algo por mi ¿no, amor?

Anired recargo el codo en la mesa y la barbilla en la palma de su mano viéndolo fijamente.

—Claro, amor...hare mucho por ti.

Deyan asintió sintiéndose complacido por la respuesta y le dio un gran trago al té, la bebida era deliciosa, al parecer Anired por primera vez hacia algo bien.

—¿Sabes? La sensación cuando alguien con una mano grande te ahorca es horrible, se siente como el aire te hace falta—menciono viéndolo fijamente y sin ningún rastro de sonrisa—, por momentos piensas que esa persona te romperá la garganta con su brutal fuerza...pero...creo que pronto lo entenderás.

Deyan dejó caer la taza que se rompió en varios pedazos mojando el piso por el líquido que aun humeaba y a los pocos el cayo dando grandes bocanadas de aire buscando como respirar, la sensación de que alguien lo ahorcaba y como algo caliente recorría su cuello se hizo presente.

Anired al verlo se puso de pie acercándose a donde él estaba y viéndolo con superioridad.

—Vomitar seguido también te lastima la garganta, lo peor es el sabor de la sangre —retrocedió unos pasos para ver como Deyan vomitaba tal y como ella lo hacía, el espeso liquido rojo salía de sus labios y seguía buscando como obtener aire—, pero lo peor es el dolor físico, como miles de agujas enterrándose en tu cuerpo de manera lenta, perforando cada parte de tu piel.

Cada cosa que decía Anired era experimentada por Deyan que se retorcía en el piso, lo peor es que ni siquiera podía gritar para pedir ayuda, su varita se encontraba lejos de él, pues cuando cayó también salió volando.

—Aparte de aprender a hacer té en estos días, también encontré un libro que perteneció a la familia materna de mi madre...se trata sobre cientos de venenos, el que más me llamo la atención fue el llamado Veneno Boca de Dragón —explico viendo como Deyan se apretaba el cuello tratando de eliminar la sensación de que alguien lo ahorcaba—, se usaba como un método de tortura, dependiendo de la cantidad el dolor es peor...todos los síntomas son los que estas experimentando...pero, no te preocupes, no te matara, por desgracia aun no me atrevo a eso, aparte...la muerte no sería suficiente castigo para ti ¿o si, Deyan?

Anired camino a su lado, él castaño que se encontraba en el suelo experimentando diversas dolencias e incluso a segundos vomitaba sangre solo la seguía con la mirada.

Anired se detuvo en su costado izquierdo arrodillándose a su lado para tomarle la mano acariciándola con suavidad, si fuera en otras condiciones resultaría una caricia reconfortante.

La azabache se detuvo en sus dedos recorriéndolos de forma lenta.

—¿Recuerdas lo que me hiciste con tus dedos aquella vez en tu dormitorio? ¿Recuerdas cuánto te pedí que te detuvieras, pero aun así los metiste dejándome lastimada? Esa vez llore en el baño de mi habitación e incluso sangre —Anired detuvo sus caricias en el nudillo del dedo índice—, me dolió mucho y fue tan asqueroso que cada que lo recuerdo siento ganas de vomitar.

El cuerpo le dolía de forma horrible, cada vez se volvía más intolerable como miles de cuchillos calientes apuñalándolo una y otra vez, su respiración se encontraba agitada, pero a ratos se le cortaba cuando la opresión en la garganta se le formaba como si la fueran a romper con una fuerza de alguien invisible, también el esófago le ardía por las cantidades de sangre que vomitaba, era una tortura horrible.

—Varias veces te conté que George Sirius y Regulus John iban a artes marciales mixtas entre más cosas...George aprendió algo interesante que me enseño—apretó un poco el nudillo aumentando la fuerza momentáneamente mientras con la otra mano sostenía la muñeca—...si pones la fuerza necesaria en esta parte—hizo más presión—...incluso, alguien tan delgada y con pocas fuerza como yo...podría romperte los nudillos...solo necesitas—sonrió y aplico la fuerza necesaria para jalarlo aumentando la fuerza, Deyan de haber podido habría gritado al escuchar el tronido de su nudillo—, jalarlo lo suficiente fuerte para romperlo—los ojos grises vieron el dedo de Deyan que ya no tenía fuerza—...ay...creo que lo rompí...que tonta soy...

Anired siguió con el dedo índice aplicando el mismo procedimiento, Deyan solo podía retorcerse del dolor, no sabía que era peor, si el provocado por el veneno o lo que Anired hacía con sus dedos.

—Pensé que sería más divertido —suspiro dejando la mano de Deyan—, pensé en dejar que mis hermanos se encargaran de ti...incluso Maxence lo quiere hacer...pero, creo que tú y yo tenemos una conexión más importante, me divertiré demasiado contigo, Deyan.

La Black-Weasley se inclinó aún más para murmurar contra el oído de Deyan.

—Convertiré tu estadía en este lugar en un maldito infierno, tan horrible que me pedirás que te mate de rodillas —soltó una pequeña risa que estremeció a Deyan—, a partir de ahora vas a pensar en que comer, en que beber, en que tocar porque cualquier cosa podría tener veneno, y nunca sabrás que te puede causar, aunque tal vez y me apiado de ti dándote uno que te provoque la muerte —Anired le acaricio el cabello de manera dulce—, te prometo que vas a desear nunca haberme conocido.

Anired se levantó tomando su varita para desaparecer la mesa y el juego de té al igual que lo que Deyan había tirado.

—Otra cosa más...aléjate de Maxence, no lo vuelvas a amenazar o tan si quiera se te pase por la cabeza que le puedes hacer algo, porque no seré tan amable, Deyan...no solo voy a hundir tu maldita carrera como jugador de Quidditch si no que también tu reputación y toda tu vida.

Anired se acomodó el cabello y con un hechizo se limpió los zapatos que tenían pequeños rastros de sangre.

—Y aunque a alguien le digas lo que acabo de hacer o sobre mi advertencia...nadie te va a creer...siendo sincero ¿Quién sospecharía de mí? soy demasiado frágil y dulce para tan siquiera ser sospechosa.

Se agachó buscando en los bolsillos del castaño la nota que ella había enviado antes, pues no dejaría ningúna cosa con la que pudieran involucrarla.

—El efecto del veneno pasara en unas cuantas horas más, dudo que tu gran amigo, el sanador Tarner pueda hacer algo al respecto o ni siquiera Lyubomir, ya que el veneno es indetectable y tampoco te va a dejar hablar, así que suerte, tal vez sigas aquí tirado a la hora del desayuno.

Anired patio lejos la varita del castaño para pasar a lado de él sin siquiera verlo y salir del gran comedor con una torcida sonrisa.

Esta vez ella tenía el control de todo, las cosas serían como Anired deseara.

De inmediato borro la sonrisa al reconocer una figura masculina recargada en la pared frente a ella.

—Bienvenida al colegio, Señorita Black-Weasley.

Reconoció los ojos azules y al varón que la veía.

—Profesor Roux... ¿Escucho algo?

Dean sonrió disfrutando de esa escena, Anired era más interesante de lo que pensó, nunca creyó que alguien tan frágil y pequeña haría algo como lo que hizo hace unos minutos.

—Anired, mis alumnos son los estudiantes de Hogwarts, así que no tengo que preocuparme por lo que le pase a alguien de Durmstrang—comento con sencillez—, y mucho menos a alguien como Deyan...

—¿No me va a acusar o castigar?

—Deberías de volver a tu dormitorio, estoy seguro que vi a Stella dirigirse para acá, por lo que será cuestión de minutos para que lo encuentre —señalo el pasillo que llevaba a la sala común de Slytherin—...yo no vi a nadie este día —le sonrió de forma cómplice—, espero verte el día de mañana en mi clase.

Anired solo asintió.

—Hasta mañana, que descanse, profesor Roux.

Dean asintió, sabía que el hecho de Anired regresara a Hogwarts volvería todo más divertido, al parecer esa niña no era tan dulce e inocente como todos creían.

Anired Black-Weasley acaba de despertar aún más la curiosidad de Dean.

La menor caminó rápidamente, dudando en confiar en el profesor, lo mejor era practicar como llorar a decisión, ya que el hacerse la víctima era lo más fácil pues todos la tenían como una niña frágil y enfermiza, así que utilizaría eso lo más que pudiera o al menos hasta que supiera que era lo que planeaba Dean Alexandre Roux.

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¡Hola!

¿Qué les parecio el capitulo?

Relamente disfrute escribirlo, porque siento que Anired ha cambiado, me ha gustado poder darle un lado más oscuro dejando de lado la inocencia y dulzura que tanto la caracteriza ¿Creen que alguien más se entere de lo que acaba de hacer?

¿Cómo creen que reaccione la familia Black-Weasley o Maxence si se enteran de lo que hizo?

¿Tienen algunas teorías?

Bueno, nos leemos en unos días, lovu♥

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