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Diecisiete.

Ambos hermanos caminaban por los pasillos hablando en un idioma que nadie entendería ni siquiera en un millón de años ya fue inventado por ellos, algunos volteaban a verlos con curiosidad, pero a los Black-Weasley no les importaba.

—Si te dijeron que en la primera prueba tienes que demostrar tu valor significa que te enfrentaras a algo —analizo el mayor—, recuerdo que el tío Harry nos contó que él enfrento a un dragón para obtener un tipo de huevo mágico, es evidente que no utilizaran una prueba igual para este torneo...

—¿A que me podría enfrentar? ¿Qué cosa habría peor que un dragón?

Regulus enarco la ceja viendo a su hermano para seguirlo ya que se desvió hacia el salón de Defensa contra las Artes Oscuras.

—Tu peor miedo, si te enfrentas a el podrías hacerlo contra cualquier cosa —se detuvo para verlo—, los profesores tienen la regla de no ayudar a los competidores, pero es más que evidente que el director de Durmstrang y la directora de Beauxbatons los están ayudando.

—¿Cómo sabes eso? ¿A caso ya controlas la legeremancia?

George Sirius se encogió de hombros.

—Estoy en eso, pero no es el punto...Geori me ha ayudado a obtener información de Deyan, así que sabemos que hechizos ha estado practicando y Lyubomir logro que alguien le dijera un poco de la prueba, Deyan no le dijo gran cosa porque a pesar de ser novios no se fía de ella —hizo una pausa rascándose la nuca—, tienes que recuperar algo que al parecer es custodiado por alguna criatura mágica, basándome en que es una prueba de valor iría a que utilizaran un boggart, ya sabes, es más difícil enfrentar tu peor miedo que otra cosa...

—Pero, al ser un boggart sería demasiado fácil...solo con un Riddikulus y pasaría la prueba.

—No...no es tan fácil...está en un lugar alto, no sé si un risco o que vayan a usar, tienes que estar preparado, Regulus... Amalie está entrenando demasiado, no me molestaría que ella gane, sin embargo, me niego a dejar que quedes humillado ante Deyan —lo vio a los ojos con un brillo extraño—, por eso es que llegue a una decisión que evidentemente tu aceptaras.

—No puedes decidir por mí —dijo seguro para después ver a su hermano, sabia lo listo que era, siempre estaban juntos era más que obvio que confiaría sin pensar en él—...está bien, si puedes...pero, eso no quiere decir que seas tan listo como tú crees, ahora dime ¿cuál es tu decisión?

—Le ofrecí algo a Amalie...y, por cierto, no creo, soy demasiado inteligente.

—¿Sexo?

George Sirius soltó un bufido de frustración para darle un fuerte golpe detrás de la nuca, el azabache llevo las manos a la zona herida para sobarse.

—No hagas comentarios tan idiotas ¿entendido? Amalie me agrada demasiado, no quiero que por tus idioteces ella deje de hablarme.

Regulus lo miro con los ojos entrecerrados.

—Ella... ¿Te gusta? Tú no eres de muchos amigos, y mágicamente pareces demasiado interesado por ella, sé que es demasiado atractiva, pero te conozco, tu interés es mayor.

—Que hable con ella o que la encuentre interesante no quiere decir que me guste.

—¿La estas utilizando para obtener una ventaja en el torneo?

—Tampoco, podre usar a cualquier persona que no incluya a las personas importantes para mí, especialmente aprovecharme un poco de la relación que tiene Geori con Deyan, pero, no utilizaría la amistad que estoy formando con Amalie, así que Regulus, por favor, no digas esas estupideces ¿sí? —la mirada gris del más alto era más suave, cosa que significaba que estaba pidiendo un favor de manera verdadera, sin chantajes, amenazas o un interés de por medio—...me agrada demasiado, es divertida y me siento cómodo con ella.

Al ver la insistencia del pelirrojo, Regulus asintió.

—Lo prometo, no diré nada estúpido o comentarios parecidos cuando Amalie este presente.

George le lanzo una mirada de agradecimiento para proseguir

—: Hable con Amalie y llegamos a la conclusión de que ninguno queremos que Deyan gane, no sé qué rivalidad se formó entre su hermano y Deyan, pero ninguno se tolera, así que con eso Amalie se ha vuelto más competitiva y está entrenando con el apoyo de Maxence y su amiga pelirroja.

—¿Deyan odia a alguien que apenas y conoce?

—Sí, no entiendo porque, pero a Maxence tampoco le agrada y por consiguiente tampoco a Amalie.

—¿Y a nosotros nos agrada Deyan? —George negó—...bien... ¿y Maxence nos agrada?

—No tengo ningún problema con él y es hermano de Amalie, así que sí.

—¿Y también está la molesta cabello de tomate? —soltó un bufido recordando lo mucho que lo hacía enojar—...bueno...termina de contarme.

—Bueno, hablando con Amalie, llegamos a la conclusión que trabajando juntos podremos tener una gran ventaja, practicaras con ella y obteniendo la cosa que se necesita de la primera prueba también la analizaremos cada quien por su lado y luego nos reuniremos para juntar todo lo que tengamos, nos ayudaremos mutuamente.

—¿A dónde vamos ellos están?

—Me imagino que si —se aclaró la garganta—, solo me preocupa que ambos son pésimos en pociones.

—¿Cómo sabes que ella también lo es?

—Las veces que me hice pasar por ti lo note, aparte que la ayude practicando algunas en caso de que algo así fuera necesario para la primera prueba...y...casi incendia el baño del primer piso con la elaboración de una poción de sueño...

—Mierda...

Murmuro Regulus, ambos abrieron la puerta del salón de Defensa contra las artes oscuras, donde se escuchaban varias voces, había cinco adolescentes sentados hasta el fondo con varios libros alrededor mientras discutían.

Regulus distinguió a Scorpius que estaba sentado junto al D'Acanto, ambos veían un grueso y viejo libros con demasiada atención, frente a ellos se encontraban Amalie e Itziar seguidos de un castaño que no identifico, pero supuso que sería de Beauxbatons.

—Stef vendrá más tarde, mientras Alexander y Zed están tratando de conseguir algunas pistas de la prueba siendo insistentes con McGonagall y Freddos junto con Brooke se encuentran buscando en la cercanía del bosque prohibido algo que nos ayude, si es alguna criatura como un dragón lo normal sería que este escondida en un lugar donde los alumnos puedan ir.

—¿Y...Anired...nos ayudara?

George Sirius soltó un suspiro.

—No...no sé ¿sí? —se sintió mal al ver la decepción en la mirada de Regulus—, esta entre la espada y la pared, por un lado, estas tú y por otro su novio...así que bueno, no sé qué piense hacer.

Regulus asintió suavemente siguiendo a su hermano que se acercó a las demás personas en el aula, no sin antes lanzar un hechizo a la puerta.

—Hola —saludo George Sirius recargándose de la mesa — ¿Cómo van?

El castaño lo vio con el ceño fruncido y Regulus lo reconoció de inmediato, era el chico al que su mellizo casi golpea la vez pasada después de la clase de vuelo.

—Mal —respondió Scorpius recargando la cabeza en la mesa —, no sé qué criatura mágica puedan utilizar, prácticamente existen millones, no podemos leer las debilidades de todas en menos de dos días, pasado mañana es la prueba.

Murmuró lleno de estrés, odiaba no tener la respuesta de lo que sucedía alrededor, era demasiado inteligente y perspicaz, pero justo en esos momentos parecía que su cerebro estuviera apagado.

—Creo que él ya lo dijo todo, no sabemos que más buscar o por donde comenzar a memorizar.

Los ojos grises de el pelirrojo se detuvieron sobre Amalie para sonreír con suavidad.

—Lo supuse, pero—la sonrisa se hizo más grande sintiendo la mala mirada de Christopher—, tengo una idea, preciosa, así que no te preocupes.

Las mejillas de Amalie se pusieron rojas ante el apodo.

—¡No te pases!

Mascullo Laurent enderezándose para encarar a George Sirius que solo chasqueo la lengua con una expresión cínica adornándole el rostro.

Maxence, Scorpius y Regulus observaban toda esa escena con diversión, esperando a ver quién daría el primer golpe.

—¿Con qué? No estoy diciendo ninguna mentira ¿o sí? —el más bajo soltó un gruñido de enojo—, no es mi problema si tú no te das cuenta de lo preciosa que es Amalie y prefieres estar seduciendo a otra.

—Tú no sabes nada, cierra la puta boca.

Itziar notando la incómoda situación decidió intervenir o no tendrían tiempo de practicar.

—Ya, calmen su maldita testosterona —Regulus puso los ojos en blanco al escuchar la voz de la francesa—, se supone que estamos aquí tratando de averiguar algo de la prueba y no viendo quien golpea a quien.

—Que aburrida.

Murmuro Max ganándose una mirada fulminante de su gemela, al darse cuenta de ese gesto se encogió de hombros alzando las manos de manera inocente.

George Sirius no tenía planeado eliminar esa expresión de cinismo y mirada retadora, mucho menos ser el primero en romper el contacto visual.

Christopher no lo tolero por mucho tiempo, desvió la mirada y con enojo tomo su mochila para ver a Amalie

—: ¿Te quedas con este imbécil o vienes conmigo?

La rubia lo vio y negó con suavidad.

—Tengo que dar lo mejor de mí para la primera prueba, no voy a estar yéndome de aquí por una estupidez.

Laurent maldijo por lo bajo y salió dando grandes zancadas llenas de molestia, George le lanzo una mirada llena de diversión a Amalie, ella al notarla solo puso los ojos en blanco provocando que la sonrisa del Black-Weasley mayor se hiciera más grande.

—Bien, he analizado lo que me ha dicho Regulus sobre la primer prueba —el rostro de George se volvió serio para que todos los vieran con curiosidad—, si es mostrar valor, evidentemente los harán enfrentarse a algo, en el torneo pasado fue contra un drago para recuperar un huevo —dejo la mochila junto con el chaleco y la túnica del uniforme un una silla de al lado para arremangarse las mangas has los codos dando un aire más casual a su típica elegancia—, evidentemente no será igual y por lo poco o mucho que sabemos será un lugar alto.

Regulus observaba a su hermano con admiración, siempre le había gustado el ver como tenía un gran control cuando hablaba con alguna multitud de gente, todos sus movientes demostraban seguridad y usaba mucho el contacto visual reflejando que sabía de todo lo que hablaba.

Varias veces sus padres y él mismo le habían sugerido a George Sirius que se convirtiera en profesor de Hogwarts, ya que era demasiado inteligente y tenía una gran facilidad para explicar temas que eran de difícil comprensión.

—Si bien, no sabemos que criatura mágica utilizaran esta vez, podemos avanzar demasiado si Amalie y Regulus se enfrentan a sus peores miedos —saco la varita del bolsillo izquierdo—, por eso, después de insistirle demasiado tanto a Robert como a Louis conseguir que me prestaran esta aula y algunas cosas que el profesor Burke utiliza para su clase —apunto con la varita a la puerta que daba hacia el despacho del profesor para abrirlo y con otro moviente un gran armario de fierro viejo se acercó a gran velocidad deteniéndose a unos cuantos metros—, al enfrentarse a sus miedos podrán hacerlo contra cualquier cosa.

—¿De dónde sacaras sus peores miedos? Dudo que de ese viejo armario lo consigas.

Cuesto Maxence con aburrimiento mientras se mordía el interior de la mejilla.

—Evidentemente no, por eso utilizare algo aquí —señalo la puerta del armario—, un boggart, como bien sabemos es un ser que cambia forma y toma la imagen de nuestro peor miedo, si fueran varios enfrentándose contra uno solo sería una gran desventaja para él, sin embargo, en la prueba estarán solos, y si sumamos la adrenalina o terror al estar en un lugar de varios metros de altura en el que una caída aseguraría una muerte segura, es evidente que el boggart tendrá una gran ventaja.

Amalie y Regulus intercambiaron una mirada entre ellos, ambos parecían preocupados al no tener la certeza de lo que enfrentarían, si era un boggart o algo peor.

—¿Entonces...ellos deberían de enfrentar al boggart en este momento?

George observo a Itziar para asentir.

—Si logran tener a su peor miedo enfrente y no alterarse, ya llevarían las de ganar, claro, si no se caen y mueren—los rostros de todos se volvieron completamente serios — ¿Quién primero?

—Amalie, tú primero.

Ofreció Regulus, no se sentía demasiado seguro de pasar, aparte que en realidad su miedo era demasiado ridículo.

—Si...voy...

D'Acanto soltó un suspiro poniéndose de pie con la varita en mano y deteniéndose frente al armario a lado de George Sirius.

—¿Recuerdas el hechizo? —Lie asintió—, bien, solo piensa en tu peor miedo y transfórmalo en algo gracioso —ella lo vio con una mala cara y él sonrió a modo de disculpa para pasar acercarse a su costado inclinándose unos centímetros para murmurarle al oído—: cualquier cosa, estoy aquí, preciosa.

La voz ronca y el tono bajo que utilizo George Sirius mezclado con el cálido aliento golpeándole la oreja la hizo estremecer, él sonrió parándose de forma recta yendo a recargarse a una vieja mesa que estaba pegada a la pared.

—Vamos, Lie...

Apoyaron Scorpius, Regulus e Itziar pegándose a las paredes para no interferir, Maxence le lanzo una mirada de apoyo observando cada detalle fijamente.

—¿Lista? —interrogo George.

Amalie tomo una bocanada

—Si...

De la varita del más alto salieron unas chispas rojas que golpearon el pomo de la puerta del armario para que este se abriera, un grito demasiado audible salió de la boca de Amalie al ver las miles de pequeñas cucarachas voladoras que iban hacia ella.

—¡Ir...riddikulo!

Apunto con la varita, pero nada salió, por el contrario, más insectos comenzaron a salir de ahí dirigiéndose a ella.

—¡Amalie, concéntrate en algo gracioso!

Pidió George Sirius, quería interceder, pero sabía que debía de enfrentar su miedo ella sola.

La sensación de los insectos rozándole el cuerpo era asquerosa al igual que su imagen frente a ella, trataba de pensar en algo gracioso, pero nada se le ocurría, su mente solo se concentraba en los insectos, todo fue peor cuando un gran caracol lleno de baba se formó a unos centímetros.

Tomó con fuerza la varita y apunto hacia el insecto con mano temblorosa al igual que su cuerpo, temía que la varita se resbalara y una imagen demasiado graciosa se formó en su cabeza.

—¡Ri...ri...riddikulo!

Esta vez lo dijo con más esmero, el sonido de un latigazo se escuchó seguido de varias carcajadas, Amalie tampoco pudo evitar reír al ver la imagen frente a ella:

Su gemelo con una cara llena de enojo mientras el varonil cuerpo era cubierto por un corto traje que asimilaba a ser el de una sirvienta, en la mano izquierda llevaba un plumero y un pequeño gorro en la cabeza.

El Maxence-Boggart retrocedió ante las risas, Amalie tenía los ojos empañado de lágrimas por tanto reírse, una vez que regreso al armario, George cerró la puerta con magia.

—Te odio, Lie.

Mascullo Maxence algo sonrojado y con las puntas del cabello color rosa, al darse cuenta de eso paso la mano entre su cabello haciéndolo hacia atrás para que no se vieran tanto, eso de traerlo un poco largo a veces le complicaba ocultarlo.

—Te veías demasiado bien, guapo.

Se burló Scorpius, Max le enseño el dedo de en medio sin ninguna expresión de risa.

Aun riéndose Regulus se puso de pie tomando el lugar de Lie, se secó las palmas llenas de sudor en contra del pantalón oscuro para tomar la varita y dándole una mirada de su hermano, el mayor la capto de inmediato para apuntar al pomo de la puerta.

Regulus tomo una gran bocanada de aire buscando de esa forma calmar su nerviosismo, George Sirius espero durante algunos segundos para abrir la puerta.

El azabache apretó los ojos con fuerza queriendo desaparecer de ahí para no ver lo que estaba enfrente de él, los demás presentes no pudieron evitar soltar una pequeña risa distinguiendo lo que se formó frente a ellos.

Regulus se forzó a abrir los ojos y toparse con la imagen de una gran vaca pedaleando una bicicleta color azul oscuro.

El Black-Weasley sabía que su gran miedo era una estupidez, pero desde niño, cuando una vez salió de paseo con su "querida" abuela Molly y lo correteo una vaca les agarro un gran pánico, y ni decir de las bicicletas, no podía subirse a ellas sin caer al suelo, dos cosas que realmente le asustaban juntas le provocaban demasiado terror.

Se concentró en lo más gracioso que se le vino a la mente y apunto con la varita para conjurar con voz temblorosa.

—¡Riddíkulo!

La vaca cayo de la bicicleta que se transformó en un perro de globo, Regulus no pudo evitar reír ridículamente y a base de hechizos logro que volviera al armario.

Los mellizos intercambiaron miradas, y Reg pudo notar el brillo de orgullo en los ojos de su hermano, sintiéndose aún mejor.

Repitieron una y otra vez hasta que Amalie y Regulus lograran enfrentar al boggart sin temor, fue un poco difícil ya que ambos llegaban a congelarse en momentos, pero al final lograron hacerlo con éxito.

La práctica resulto demasiado cansada para los dos competidores, Amalie se sentó sobre una mesa recargando la cabeza del hombro de Itziar mientras Regulus se acostó sobre el escritorio que utilizaba Robert Burke, sin duda, si lo viera de esa manera se llevaría un buen regaño.

El Malfoy y D'Acanto estaban inmersos en ver un viejo libro de magia antigua Scorpius le decía algunas cosas a Max que provocaban algunas pequeñas risas, George tenía el libro de animales fantásticos y donde encontrarlos en las manos, buscando alguna bestia que fuera lo suficiente grande como para presentarse como un obstáculo en la prueba.

Alzo la mirada al escuchar la puerta del armario abrirse, ya que era el único que se encontraba frente a él y si bien recordaba la cerró con magia siendo imposible de abrir al menos que el hechizo se rompiera.

Los ojos de George Sirius expresaban temor viendo la puerta del armario abrirse, cierta parte de él sabía lo que vería y la otra parte se negaba a aceptarlo, Regulus y Amalie soltaron un jadeo de sorpresa al distinguir de lo que se trataba, mientras Itzar, Scorpius y Maxence retrocedieron unos pasos hacia atrás reconociendo a la persona que salía del armario.

—¿Por qué tienes esa cara? —George llevo la mano hacia atrás buscando con desespero su varita— ¿Tanto te asusto? Si somos unos —la voz no tenía ningún rastro de amabilidad, el pelirrojo estaba demasiado asustado que no podía concentrarse por no apartar la mirada del hombre frente a él —...vamos, George Sirius, deberías de aceptar nuestra naturaleza de una vez ¡Somos unos asesinos! ¡¿Por qué reprimes tus impulsos?!

Logro tomar la varita, pero estaba tan nervioso que la varita se cayó al suelo, todos se encontraba en shock al ver que el boggart George Sirius era él mismo, solo que tenía varias gotas de sangre en el rostro y camisa, el cabello completamente despeinado, los ojos no tenían ningún brillo y en la mano izquierda llevaba unos largos cabellos oscuros llenos del líquido carmesí. Veía al verdadero George con diversión al observar el temor en su rostro.

—¿Qué? ¿Creíste que puedes seguir engañando a la gente con esa mascara de amabilidad? ¡Todos lo saben, somos asesino, por más que trates de reprimir tus sentimientos sabes que esa ira que te corroe pronto explotara! —mostró el cabello, el verdadero pelirrojo palideció aún más reconociéndolo—, Reggie, Louis y nuestro padre trataron de defenderlas como siempre, ya sabes, cualquiera daría la vida por nuestras adoradas madre y hermana—soltó una amarga risa—...mamá como siempre, trato de detenernos si atreverse a dañarnos, pero al final tuve que cortarle la garganta...y Geori, nuestra querida Geori, tan dulce con nosotros y la única que siempre dijo que sentirse segura a nuestro lado ¿Recuerdas cuando casi estuvo tan cerca de morir por nuestra culpa cuando éramos niños?...fue tan magnifico por fin ver la luz escapar de sus ojos, escuchar cómo nos decía que nos amaba tratando de pararnos...

—¡Riddíkulo!

El George-Boggart se transformó en un pequeño conejo de tonalidades gris y negras que retrocedió para meterse al armario dando pequeños brincos.

Regulus y Scorpius se acercaron de forma rápida conjurando algunos hechizos para cerrarlo bien.

La falta de aire se hizo presente en George Sirius, sentía como si estuviera en un cuarto que cada vez se hacía más chico, las miradas preocupadas de Amalie e Itziar provocaron que un pequeño enojo fuera creciéndole en la boca del estómago, y sin decir nada a paso bruscos y rápidos se metió al despacho del profesor.

Regulus asintió hacia Maxence en forma de agradecimiento ya que fue el único que logro conjurar el hechizo para detener al boggart, fue como si todos se hubieran congelado al ver al pelirrojo lleno de sangre y hablando de esa manera, el azabache sentía los ojos escocer y demasiadas ganas de llorar recordando cada palabra del boggart, sabia con lo que siempre lidio George Sirius, pero verlo así lo dejo demasiado afectado, creía firmemente que él nunca dañaría a nadie.

Nadie sabía que decir o que hacer, Amalie quería ir a ver que George Sirius se encontrara bien, pero tampoco quería molestarlo o hacerlo enojar, Regulus y Scorpius se encontraban en la misma situación, incluso Itziar que siempre tenía algo que decir se encontraba en completo silencio.

Max guardo la varita y se acercó a Scorpius ayudándolo a mover el armario que era demasiado pesado, ni siquiera tenía ganas de usar magia, las náuseas lo recorrían y cierta necesidad de buscar a la menor de los Black-Weasley se hacía más grande en su interior.

Toda la tensión fue aliviada al ver que la puerta del aula se había, Regulus se sintió aliviado y se acercó corriendo para abrazar a la persona que acaba de entrar.

—¿Reg? ¿Qué tienes? —murmuro contra el pecho de su hermano, aun así, le rodeo el torso con los brazos— ¿Tan mal les va en la práctica?

—Mierda...miedra...miedra—repetia varias veces besándole la coronilla de la cabeza—...maldita sea... ¿Dónde estabas, Anired?

—En la cabaña de Hagrid —murmuro alejándose viendo el rostro preocupado del mayor — ¿Qué paso? Pareces asustado ¿estabas llorando? —una sonrisa traviesa adorno su rostro— ¡George, te dije que no fueras tan duro con Reggie! —al no escuchar respuesta desvió la mirada para buscar en el aula, noto las caras de todos y se dio cuenta de que algo estaba mal—...Reg ¿dónde está George? —el mellizo menor no respondió soltándola, Anired de inmediato vio una varita tirada en el suelo y se acercó a alzarla — ¿Dónde está mi hermano? George nunca dejaría su varita tirada como si nada, es demasiado cuidadoso con sus cosas.

Reconoció la serpiente grabada en la madera oscura, sabía muy bien que era la de George Sirius, y él siendo alguien demasiado ordenado y quisquilloso en sus cosas no se iría sin ella.

—Nired —Scorpius decidió explicar la situación al darse cuenta que nadie tenía las palabras correctas—...George Sirius...vio a su boggart...la imagen fue demasiado fuerte —los ojos azules iban de la puerta del despacho a la azabache—...creo que quería estar solo. Al parecer lo afecto demasiado.

—¿Esta en el despacho? —el peli plata asintió, Anired se acercó a la mochila de George donde rebusco entre sus cosas logrando encontrar un pequeño frasco y una botella de agua que siempre iban ahí — ¿Qué fue lo que vio?

Amalie la vio a los ojos, y al reconocer ese brillo de preocupación Anired no necesito más respuesta, fue corriendo al despacho en búsqueda de George Sirius llevando las pastillas con ella.

La azabache cerró la puerta tras ella, al no ver a su hermano ahí camino al pequeño sanitario, varias veces estuvo ahí cuando ayudaba a Robert con algunas cosas de la clase o cuando Zed, Alex y ella le iban a preguntar dudas sobre las tareas.

Iba a tocar cuando escucho una arcada y después un sollozo que reconoció a la perfección, se mordió el labio inferior y abrió la puerta con cuidado.

Soltó un jadeo al ver el estado de su hermano, sentía el corazón romperse.

El pelirrojo termino de vomitar para sentarse frente a la taza del baño, grandes y espesas lagrimas bajaban por sus mejillas y la piel estaba más pálida de lo normal con una expresión desahuciada, parecía un niño pequeño completamente asustado y algunos sollozos escapaban de sus labios.

Anired saco la varita para lanzar un muffliato a la puerta y cerrarla tras ella.

—¿George Sirius?

Llamo acercándose de manera lenta al no saber qué tan alterado estaba, confiaba en que él no la dañaría, sin embargo, recordaba varios de sus ataques de ira y conocía que era mejor ir con cuidado.

—Vete—pidió con voz cortada—...vete...

—George...soy Geori...tu hermana.

Se detuvo frente a él, George alzo la mirada y al verla su mirada reflejo una gran cantidad de arrepentimiento y dolor.

—Yo...él...yo...te dañe —murmuro sin saber en esos momentos que era real y que era falso—...te hice daño...junto con mamá.

—Claro que no, George Sirius, nunca me dañarías.

George Sirius se alejó a gatas pegándose a la esquina de la pared, era de nuevo un niño lleno de terror y lágrimas, el cuerpo le temblaba y veía a todos lados alterado.

—Aléjate...tarde o temprano te dañare —murmuro—, siempre dañare a las personas que me importan.

Anired camino hacia él y se puso en cuclillas para verlo.

—No me dañarías, eres mi hermano mayor —extendió la mano con calma buscando la él—, eres George Sirius, la persona que siempre me ha cuidado y protegido desde niños.

—¡Él lo dijo...tarde o temprano...yo matare...los matare!

La menor logro tomar su mano acariciándola con suavidad, como varias veces Anirak lo hizo para calmarlo después de sus ataques de ira o cuando tenía ataques de ansiedad como en esos momentos.

—No dañarías a nadie, George...mírame —pidió guiando la mano del mayor hasta su mejilla—...lo que te haya dicho él no es verdad, solo es tu boggart, sabes que usan nuestro peor miedo para dañarnos...

George Sirius negó varias veces tratando de alejarse, pero Anired no se lo permitió.

—Te...voy a lastimar, Georanne.

Anired dejo la mano de George sobre su mejilla, sintiendo lo fría que estaba al igual que su aspereza.

—Si quisieras dañarme, ya lo habrías hecho ¿ves? trata de respirar como yo lo hago.

George le puso atención concentrándose en la respiración pausada y calmada de la azabache, trato de imitarla sintiendo como su llanto disminuía poco a poco.

—Él...dijo que es mi naturaleza...soy un asesino...

De nuevo las lágrimas volvieron a él, Anired negó y rompió la distancia abrazándolo con fuerza.

—No eres un asesino, George Sirius, eres mi amado hermano mayor—le acaricio el cabello hablando en voz baja—... tú nunca dañarías a nadie, eres la mejor persona que conozco, no creas en lo que te dijo tu boggart...

—Era yo...yo mismo...yo hare daño...soy...soy una mala persona...

Ella lo abrazo con más fuerza al escuchar las palabras que repetia una y otra vez.

—No...no eres una mala persona, Georgie...eres todo lo contrario a eso...

George se concentraba en las palabras de la menor, aferrándose a su pequeño cuerpo y a la esperanza de que todo lo que decía fuera cierto, que él no era un asesino y que nunca heriría a nadie.

Desde que fue diagnosticado con trastorno explosivo intermitente en un nivel medio alto, temió el herir a sus hermanos y padres, incluso se alejó de ellos llegando a pasarse encerrado en el sótano y sin jugar con los niños de su edad cuando tenía siete años, hasta que Fred y Anirak lo hicieron ver que no era peligroso, desde entonces se comprometió a tomar todos los medicamentos que le recetaran y reprimir las emociones fuertes para no explotar ante el menor estimulo.

Y si, su mayor miedo era él mismo y lo que era capaz de hacer, porque en el fondo sabía que llegaría algún momento en que no se podría controlar.

[...]

Todos decidieron no hablar de lo sucedido hace unos minutos y seguir practicando, solo que evitando tocar nuevamente al boggart, Regulus y Amalie tenían un libro de hechizos y maldiciones de grado avanzado, se enfrentaron contra Max, Scorpius e Itziar imitando un duelo real, pero sin llegar a herirse.

El azabache evito enfrentarse a al a pelirroja, porque se conocía muy bien y si ella decía un mal comentario o algo que lo hiciera enojar terminaría atacándola sin pensar muy bien y tal vez, solo tal vez la heriría.

Regulus quería ir a ver a su hermano, pero conociéndolo se pondría peor, varias veces tuvo ese tipo de situaciones, y las únicas personas que lograban calmarlo eran sus padres, sabía que Anired tal vez lo haría ya que era una persona tranquila y que pensaba ante de hablar, y evidentemente más de una vez se asomó para ver que todo estuviera bien o que su mellizo no se hubiera puesto peor.

—Toma —el Malfoy le extendió un paquete de galletas—, no has comido nada.

—Gracias —le sonrió aceptándolo—, no tengo mucha hambre, me siento demasiado nervioso por todo lo que va a pasar con la prueba.

—Amalie y tú se están preparando, siento que saldrán ganadores.

—Sin embargo —soltó un suspiro dejando la varita en la mesa—, probablemente Deyan ya sepa cuál es la primera prueba, nos lleva una gran ventaja.

—Es obvio que sabe —interrumpió Lie—, madame Dubois dijo que Lyubomir fue capaz de pagar a alguien del ministerio para que le dijera sobre las pruebas —explico bebiendo de una botella de agua—, y ella también lo intento, pero no tiene ningún conocido que sea capaz de darle esa información.

—Mi tío es el director de seguridad mágica, él que vino la vez pasada y está encargado de organizar el torneo—murmuro de manera pensativa para después negar—, pero, no me daría esa clase de ventaja, al igual que mi madre cree que el trabajo duro es lo más importante para forjar el carácter, así que nadie me dirá cuál es la primera prueba.

Los ojos de Scorpius se iluminaron.

—¿Y la tía Lys? Es la ministra de Francia, ella debe de saber algo al respecto.

Regulus soltó un suspiro negando repetidas veces.

—Le escribí después de la respuesta de mamá y del tío Jerome...fue lo mismo, digo que me esforzara y que esperaba que por mis propios méritos pasara a la siguiente prueba, que si ya me metí en esto es mi obligación dar lo mejor de mí.

Amalie bufo cansada, tenían poco o nada, su directora no sabía absolutamente nada, le había facilitado una gran lista de hechizos y practicado con ella, pero nada era seguro.

—Es injusto que el búlgaro tenga esa ventaja, es evidente que así se llevara toda la delantera —se quejó Itziar acariciando el cabello de Amalie, la cual estaba acostada sobre sus piernas —, deberíamos de decirle a los organizadores...

—Lyubomir tiene dinero y contactos, nadie nos creería si lo acusamos.

Comento Scorpius.

Regulus puso los ojos en blanco para lanzarle una mala mirada a Arwen, con tan solo unas palabras —que fueron demasiado estúpidas—, lograba ponerlo de malas, si sus ojos fueran dagas ella ya estaría cinco metros bajo tierra.

—¿Ves ese movimiento que hiciste con la boca hace un segundo?

Itziar lo miro con la ceja enarcada

—¿Hablas...de —pensó por un segundo lo que había hecho—... dar una opinión?

—¡Si! ¡Eso! —movió las manos dándole más énfasis a lo que diría—...no más de eso, es demasiado molesto.

—¡Eres un maldito cerebro de troll!

Gritó molesta, Regulus solo se empezó a reír de manera escandalosa.

—Pareces un tomate a punto de explotar.

Lie solo negó con la cabeza suspirando, Scorpius y Maxence se reían con suavidad por la situación, disfrutando de ver a esos dos pelear, hasta que escucharon unos pasos.

El azabache dejo de prestarle atención a Itziar y dirigió la mirada hacia enfrente viendo a sus dos hermanos acercarse, George Sirius comía lo que parecía ser una barra de chocolate mientras Anired se acomodaba el cabello en una coleta demasiado despeinada por el corto cabello.

—Y ahí viene pinocho con sus mentiras —señalo a Anired la cual le enseño la lengua—, hola, traidora.

—¿Ya vas a llorar?

Le golpeo con suavidad la cabeza en cuanto estuvo a su lado, George Sirius solo les sonrió suavemente actuando como si nada hubiera pasado, una vez que los tres estaban juntos se podía notar el gran parecido que los caracterizaba, pieles iguales, ojos del mismo color, si no fuera por la diferencia de edad se podría decir que eran trillizos.

—Anired —llamo Scorpius con una sonrisa coqueta, Maxence al verlo puso los ojos en blanco teniendo una idea de lo que diría—, sin duda, cada día eres más hermosa, nos deslumbras a todos con tu belleza.

Anired le dedico una dulce sonrisa.

—Eres tan dulce como siempre, Scorpius.

Regulus y George carraspearon la garganta viéndolos de mala forma.

—¿No se suponía que estarías de traidora apoyando a tu novio? — Regulus la miro dolido ya que no estuvo con él como siempre—, deberías de ir con él.

—Pues, fíjate que esta traidora sabe cuál va a ser la primera prueba —todos la vieron con sorpresa—...pero, como estas molesto me imagino que no querrás que te diga nada, así que mejor me voy a buscar a Zed.

—¿Es enserio que sabes sobre la primera prueba? —Anired lo miro con ceja enarcada y el mayor murmuro—, lo siento...crei que preferías apoyar a tu novio antes que a mí.

—Deyan es mi novio, pero tú eres mi hermano...siempre vas a estar primero —le sonrió para besarle la mejilla—, eres un celoso de lo peor.

—George también lo es, y no le dices nada.

—A mí ni me metan —jalo la silla sentándose frente a Amalie que aún seguía recostada en las piernas de Itziar — ¿Estas demasiado cansada?

—Me quiero morir.

Murmuro con un pequeño puchero, quería preguntarle como estaba, lo veía algo decaído a pesar de sonreír e incluso no tenía ese brillo característico en sus ojos.

—Yo también —le guiño el ojo volviendo la mirada a sus hermanos —... ¿Ya nos dirás?

Anired recorrió a los de Beauxbatons con la mirada para ver a Regulus a espera de una explicación.

—Estamos en una especie de acuerdo... George sugirió que era mejor trabajar juntos...ya sabes, Amalie es su amiga...entonces confiamos en ellos —respondió rápidamente y murmuro para él mismo—, aunque la cabello de tomate no me agrade.

La menor asintió tomando la varita y lanzando dos hechizos no verbales a la puerta que conocía muy bien: un antialohomora y muffliato, varias veces los utilizaba cuando platicaba con Zed y Alex para que nadie se enterara de algunos secretos que tenían entre ellos.

—Bueno, Lyubomir logro comprar a alguien del ministerio que le está pasando toda la información sobre las pruebas, aun no sé quién es y de eso se está encargando el tío Jerome de investigar —comenzó a hablar tranquilamente—, Deyan me comento algo ayer, sobre que se trataría de recuperar alguna cosa que se encontraba en un lugar demasiado alto como un risco, no estaba demasiado seguro de contarme más porque sospecharía que le diría a Regulus.

Todos la escuchaban atentamente.

—¿Cómo hiciste para que te terminara de decir?

Cuestiono Scorpius imaginándose lo peor.

—Deyan...suele ser alguien demasiado egocéntrico cuando se trata de Quidditch y de la escuela, ahora con lo del torneo está demasiado emocionado y no controla muy bien su lengua —sonrió de manera inocente—, tuve que alimentarle el ego y él hablo por si solo...igual utilice otras cosas, pero no les diré qué.

—¿Te acostaste con él?

Regulus la vio con una mezcla de enojo y sorpresa.

—¡¿Qué?! ¡No, imbécil! —le golpeo atrás de la cabeza alejándose de él—, no todos caen con sexo como tú, pito fácil.

Él la observo ofendido por sus palabras, Itziar estaba conteniendo las ganas de burlarse del azabache para evitar una discusión.

—¡George, dile algo, eres el mayor!

—No dijo nada que no fuera verdad —se encogió de hombros guardando la envoltura en el bolsillo del pantalón—, Geori, continua con lo de la prueba, por favor.

—Los odio— cruzo los brazos sobre su pecho frunciendo los labios.

—Bueno, para la prueba utilizaran un traslador que los llevara a distintos acantilados, tienen que cruzar un sendero demasiado pequeño que está a un nivel del mar extremadamente alto y si la marea sube los puede llevar con ella, así que espero sean buenos nadadores —se sentía algo aliviada sabiendo que Regulus era un nadador nato que si caía al mar podría salir con facilidad de ahí—, evidentemente eso no es lo peor, en el sendero hay plantas venenosas que con solo un roce los dejaría inconscientes, pueden usar algún hechizo para eliminarlas o bien evitarlas.

Lie se levantó para poner mayor atención, Maxence escribía en su cuaderno palabras clave y anotando unos cuantos hechizos que podrían servirle a su hermana.

—Sí, bien, eso suena difícil sigue lo peor...al llegar al centro del acantilado entraran en una pequeña cueva, donde hay una especie de caja al tenerla en las manos eso los hará volver.

—Eso es lo más fácil, solo deben de entrar y tomarla —comento Itziar con confusión ya que, si lograban pasar todo lo anterior, obtener una caja sería lo más sencillo.

—Ese no es el problema, lo difícil es lo que la custodia, lo que tienen que enfrentar para mostrar su valor, si bien un dragón da miedo—hizo una pausa tomando una bocanada de aire—, hay algo...que podría ser peor.

—¿Qué cosa? Un dragón te podría comer vivo.

Scorpius frunció las cejas.

—Sí, pero...los cadáveres reanimados serian algo peor.

—¿Qué? ¿De qué hablas, Geori?

—Se dice que en la época de Voldemort, durante la primera guerra él utilizo cadáveres de humanos poseyéndolos con magia oscura para volverlos una marioneta, el abuelo Sirius y el abuelo Regulus se enfrentaron a ellos, incluso el tío Remus, pero, son difíciles de destruir—dio una breve introducción—, son conocidos como inferius, no poseen ninguna habilidad mágica en sí, si solo fuera uno no habría gran problema en vencerlos, pero, dudo que solo sea uno.

Al darse cuenta que estaban buscando hechizos equivocados la mayoría soltó un gruñido de frustración.

—Tendré que ir a la biblioteca en búsqueda de otros libros —menciono George poniéndose de pie—, aún queda algo de tiempo... ¿sabes con que hechizo se enfrentara Deyan a ellos?

—Petrificus totalus, pero, no estoy demasiado segura, si no apunta a todo el hechizo podría no funcionar al cien —analizo—, le he mandado una carta a el abuelo Regulus, sé que él tiene más conocimientos en esas cosas, sin embargo, no sé si me llegue a responder antes de la prueba, de igual manera, mañana veré a Deyan y veré que está estudiando para decirles.

—Bien, como nos queda trabajo por hacer, nosotras iremos por comida —comento Lie para seguir a Itziar que caminaba a la puerta—, también les traeremos a ustedes.

—Yo iré al baño.

Regulus y George Sirius salieron juntos dejando a Anired en compañía de Scorpius y Maxence, el Malfoy se puso de pie para ir al armario y llevarlo con ayuda de magia hasta el despacho del profesor.

—Quien diría que eres inteligente —menciono Maxence acercándose a Anired con una sonrisa burlona—...pensé que tu cerebro estaba tan plano como tu pecho, Kleiner hase

La azabache lo vio con molestia sentándose sobre la mesa.

—Eres molesto, cállate.

Max negó con la cabeza, se estaba volviendo su cosa favorita molestarla.

—¿Estas de mal humor o acaso tu estúpido novio te contagio su horrible carácter?

Ella se apretó el puente de la nariz tratando de tener paciencia con él.

—Pareces un niño de cinco años con tus insultos, Max Steel, ¿por qué no vas a ver si alguien más te da la atención que necesitas?

—Tú pareces un niño de cinco años con ese pecho plano, tabla de planchar.

Anired llego a su límite tomando la varita y apuntándolo de forma brusca, los ojos del alemán se abrieron con sorpresa al ver esa acción.

—Vuelve a llamarme pecho plano y hare cenizas tu escuálido culo.

Él enarco la ceja pasando la lengua en el interior de su mejilla y sonreír al ver esa mirada amenazante en los ojos de la menor.

—¿Qué me vas a hacer? ¿Sacar flores de tu varita? —paso los dedos sobre la varita de Anired —...ambos sabemos que no me atacarías, Anigget...las niñas buenas como tú no lo hacen

Ella solo sonrió para conjurar

—: ¡Desmaius!

Maxence ni siquiera pudo defenderse para salir volando unos cuantos metros hasta estrellarse contra la pared detrás de él.

Scorpius que iba saliendo observo el rayo de luz golpeando a su amigo que volaba de manera rápida, se acercó de inmediato al rubio.

—¿Qué demonios? —el Malfoy observo a Max que parecía un poco aturdido tratando de pararse — ¿Por qué te ataco?

—Mierda —murmuro viendo borroso —, no la crei capaz —en lugar de enojarse soltó una pequeña risita —, Nigget está loca.

—Parece que dices Nugget en lugar de Nired —se burló viendo a la azabache que estaba sentada con tranquilidad leyendo un libro—, te advertí que si seguías molestándola te iba a atacar.

Max decidió quedarse sentado en el suelo esperando que el dolor en su espalda cediera, escucho las palabras de Scorpius y desvió la mirada a Anired, cualquier otra persona habría pensado un poco antes de atacarlo de esa manera, por lo regular tenía el efecto en las personas para que no se enojaran con él, al contrario, parecían nerviosas con su presencia o le coqueteaban, en cambio ella cada día lo sorprendía más con su forma de reaccionar.

—Nugget...es sorprendente.

Murmuró reconociendo que su hechizo había sido perfecto y con demasiada fuerza, definitivamente si hubiera apuntado a su pecho o cabeza lo habría dejado inconsciente.

Ella ni siquiera parecía preocupada por el daño que le hubiera causado, estaba tan centrada en su lectura que ni escuchaba lo que los varones hablaban.

—Maxence...tu forma de coquetear es demasiado extraña.

[...]

Regulus observó hacia los lados y atrás poniendo atención en que nadie lo siguiera, una vez que estuvo seguro siguió caminando por los grandes jardines del castillo.

El frío de invierno le golpeaba el rostro provocando que las mejillas se le volvieran rojas, a esa hora debería de estar en su habitación dispuesto a dormir, pero cuando la lechuza de plumaje gris llegó con una pequeña nota, la reconoció de inmediato al notar que tenía el rostro blanco y solo había una persona con ese tipo de ave, así que salió de la cama sin pensarlo para abrigarse e ir a los jardines buscando como salir del castillo sin que nadie lo viera.

Se acomodó la bufanda cubriéndose el cuello y parte del rostro para tratar de calentarse, sentía como le dolían los huesos, pero su curiosidad era más grande, y más cuando se trataba de ese tonto azabache que tanto la hacía enojar.

Desde chica había sido una niña curiosa, esa gran curiosidad siempre la metía en grandes problemas e inclusive resultaba molesta para algunas personas, como dice el dicho:

"La curiosidad mató al gato"

Itziar sabía que era demasiado peligroso seguirlo, pero quería saber cómo es que siempre rompía las reglas y nadie le decía nada o lo descubrían, no podía ser tan bueno escabulléndose y cierta parte de ella estaba casi segura que haría trampa para el torneo, por algo no quiso acusar al competidor de Bulgaria, y a lo que escucho tenía demasiados contactos como para tomar la delantera contra su amiga.

Observó cómo se perdió debajo del sauce boxeador después de tocar un nudo dejándolo completamente quieto, sin pensarlo por más tiempo entro corriendo cayendo por una especie de resbaladilla, Regulus John caminaba muy rápido y se movía con agilidad así que tendría que apurarse si no quería perderlo de vista.

Siguiendo el pasadizo termino en una extraña casa llena de polvo, tuvo que acallar un estornudo con las manos y evito tropezarse con una vieja mesa, escuchaba los pasos del más alto a los lejos, se sacudió la chaqueta y camino de la manera más silenciosa iluminando con la punta de la varita todo a su paso para prevenir cualquier accidente.

Salió de la construcción que parecía estar en ruinas, el frío le hacía arder el rostro y la neblina le nublaba la vista aun así no quiso detenerse, en el trayecto el pie se le sumió en el lodo, no le gustaba ese clima tan húmedo le esponjaba el cabello y lo volvía imposible de manejar.

Tuvo que trotar, pero la sombra del Black-Weasley desapareció dejándola desorientada en medio de la nada, tragó saliva sin saber bien donde estaba. Lo único que conocía cerca de Hogwarts era el viejo pueblo mágico al que iban los fines de semana, pero era pésima orientándose.

Se armó de valor para seguir caminando por el pequeño sendero, escuchaba el ulular de las aves, el paisaje le daba la imagen de esas espeluznantes películas de terror del mundo muggle que tanto odiaba, trataba de calmar su nerviosismo pensando en otra cosa.

Busco con la mirada a Regulus, pero ni rastro de él como si hubiera hecho una aparición en algún otro lugar, el alivio la recorrió al darse cuenta que después de la larga caminata llegó al pueblo mágico, para su desgracia todas las tiendas se hallaban cerradas y los faroles alumbraban muy poco.

Cerro los ojos durante unos segundos con fuerza y los volvió abrir, seguiría el camino hasta donde se supone que los carruajes se detenían cuando llegaban de Hogwarts de ahí seguir ira el camino hasta el viejo castillo, solo esperaba no ser regañada por el celador que tenía un pésimo carácter al igual que su gata.

Escucho unos pasos acercarse y giro de inmediato con la varita en mano, pero no había nadie, tal vez estaba comenzando a alucinar por culpa de tanto frio o el eminente temor que se instalaba en lo más profundo de ella al no saber que podría atacarla por la espalda.

Centro la vista al frente, sus pasos eran más rápidos, pero antes de seguir un extraño hombre se detuvo frente a ella.

—¿Por qué estás tan sola, preciosa? No son horas para que una señorita vague por estos rumbos.

Itziar tomo la varita con fuerza apuntando al varón frente a ella, que también tenía la varita en mano.

—No...ya me iba.

—¿A caso estás perdida? Te puedo acompañar si quieres

Una sonrisa torcida le adorno el rostro, tenía ropa vieja y sucia, parecía no haber tomado una buena ducha en bastante tiempo.

—Gracias...ya me iba.

Se dio la vuelta y detrás de ella estaban otros tres hombres con el mismo aspecto que el anterior, trago saliva, aunque lo intentara, ella perdería, todos llevaban varitas en mano y la apuntaban.

—Podemos mostrarte un poco de diversión, pelirroja, no tienes por qué irte —uno sonrió mostrando que le faltaban dos dientes de enfrente, su rostro se asemejaba al de un viejo perro —, ven con nosotros.

—Tengo...tengo que volver.

Alguien la tomo de la muñeca con fuerza atrayéndola hacia el lado izquierdo donde no había nadie más.

—Dudo que ella vaya con ustedes, gracias por su preocupación —de inmediato reconoció la ronca voz —, pero no está sola.

Regulus noto la escena desde que salió del cabeza de puerco y reconoció esa larga cabellera roja, al inicio decidió dejarla sola y que volviera como pudiera, pero al ver como se le acercaban varios hombres de aspecto desagradable decidió ir, era evidente que ni él se podría enfrentar a tantos.

—Vamos, idiota, déjanos en paz con la chica.

—¿Y si no quiero?

Regulus la empujo con suavidad dejándola detrás de su espalda y con la varita en mano, eran cuatro, podría atacar al de en medio primero causando una pequeña distracción para que Itziar se alejara de ahí corriendo, tal vez a él solo lo torturarían, pero de eso no pasaría, si dejaba a la pelirroja con ellos su destino sería peor.

—Deberían de pensar antes de atacar —una nueva voz se hizo presente—, si no quieren terminar en Azkaban en menos de dos segundos se irán de aquí, que realmente no estoy de buen humor para estas estupideces.

Itziar por un momento pensó que se trataba de Maxence, pero al verlo más de cerca noto que se trataba de un rubio que parecía pasar de los treinta portando un traje gris oscuro y la fina varita se encontraba en la mano izquierda con una expresión de enojo y autoridad.

Reconoció de inmediato que se trataba de Lyssandre Delacour, el director del departamento de seguridad mágica, los hombres al verlo bajaron el rostro y las varitas, sabían que era un duelo perdido contra alguien como él y sin decir más se alejaron lentamente de ahí.

—¡Regulus! —rugió Jerome acercándose a paso rápido— ¡Te dije claramente que no quería que trajeras a nadie más! ¡Maldita sea, no puede ser que nunca me hagas caso! ¡Controla tus malditas hormonas y después ves a tu noviecita o lo que sea, no estoy de humor para estas estupideces, suficiente tengo con venir a ver que tu culo salga a salvo de este maldito torneo!

Itziar retrocedió unos pasos al escuchar el tono de voz y ver tan molesto al Delacour.

—¡Ella no es mi novia! ¡Yo no le dije que viniera!

Se pasó la mano entre el cabello, odiaban cuando lo regañaban, no era raro que Jerome lo hiciera ya que era su mentor para volverse Auror, aparte que tenían esa relación de padrino- ahijado, se llevaban demasiado bien, pero en días como ese que el mayor estaba demasiado estresado explotaba con facilidad.

Tal vez en otros momentos, el azabache habría hecho un comentario diciendo que su mal humor era por culpa de edad o que le hacía falta un buen polvo, pero entendía la gravedad del asunto, Jerome había puesto en la nota específicamente que no llevara a nadie y se tomó la molestia para venir a aconsejarlo, si bien no le dijo nada sobre la prueba, si le enseño algunos hechizos que podría utilizar a lo largo del torneo.

—¡Debiste de ser más cuidadoso y vigilar que nadie te siguiera! ¡Si no hubiera salido, seguramente habrían terminado ambos muy mal! ¡Eran cuatro contra dos, mayor numero y mayor experiencia, solo era cuestión de minutos para encontrar sus cuerpos!

Itziar bajo la mirada dándose cuenta de que, si había arriesgado demasiado por querer seguir a Regulus, definitivamente actuó muy mal.

Regulus soltó un suspiro tratando de calmarse y no responder, no quería hacerlo enojar más.

—Lo siento —mascullo, y su enojo hacia la Arwen aumento—, debí de tener más cuidado.

—Vuelve al castillo con ella...te veré mañana en la prueba—Regulus asintió y Jerome suspiro—...ven aquí.

El azabache soltó a Itziar, ya que aun sostenía su muñeca para ir con su padrino.

—Gracias por venir hoy...me siento más tranquilo.

—Suerte, mocoso —murmuro y lo abrazo con fuerza cosa que fue devuelta—, tienes que salir vivo de ahí ¿entendido? si sientes que no puedes solo tienes que lanzar las luces rojas y yo iré de inmediato por ti.

—Saldré vivo, lo prometo.

Jerome amaba a Regulus como su propio hijo, lo había visto crecer, estuvo presente en sus primeras palabras, primeros pasos, siempre habían estado juntos y la idea de perderlo en ese estúpido torneo le asustaba demasiado, no estaba dispuesto a verlo morir, ya había perdido demasiado como para tolerar ese dolor otra vez.

—Más te vale—rompió el abrazo—...sé que puedes esa tonta prueba, eres buen mago y confió en que saldrás ileso.

—No te defraudare, tío Jerome.

El rubio chasqueo la lengua.

—Todo era más fácil cuando eras un niño pequeño que siempre estaba detrás de mi gritando —murmuro de manera nostálgica—, vuelvan al castillo o se darán cuenta de su ausencia, espero ella no diga nada.

—No le conviene, nos vemos...cuídate.

Le palmeo el hombro y Jerome observo a los adolescentes esperando que se alejaran de ahí.

—Vamos.

Regulus la tomó de la muñeca sin ninguna delicadeza para hacerla caminar de manera rápida.

—¡Oye, suéltame!

—Cierra la boca, no estoy de humor para escuchar tus estupideces.

—¡Yo no te pedí que me ayudaras! ¡Lo tenía todo bajo control!

—¿Es enserio? —Regulus se dio la vuelta encarándola— ¡Me seguiste hasta aquí! ¡Si no hubiera sido por mí y mi tío estarías...habrías terminado mal! ¡No te iban a asaltar o a retarte a un duelo!

Amabas miradas se encontraron, se notaba la furia y el odio que sentían el uno por el otro.

—¡Yo no te seguí, no te creas tan importante! —comenzó a caminar a la vieja casa —... ¡Eres un idiota, nunca pedí tu ayuda, serias al último que le pediría algo, idiota!

—¡Por Merlín, mujer, te crees lista, pero ni siquiera lo eres! —se mordió la lengua tratando de no decir más— ¡Eres una estúpida molestia pelirroja, a la próxima no me meto y dejo que te hagan lo que quieran!

—¡Tú eres el estúpido, creyéndote intocable y él que todo lo puede!

Cruzaron el sendero para entrar a la casa de los gritos, Regulus apretaba la mandíbula, era tan molesta que cada vez la toleraba menos.

—¡Si soy tan estúpido no sé qué haces siguiéndome como una maldita loca! ¡Deja de ser tan puta orgullosa y solo agradece que evite que esos imbéciles te hicieran lo que pensaban hacerte!

—¡Ni en un millón de años!

Itziar quería llorar, era una mezcla de sentimientos, de un lado aún estaba asustada porque sabía muy bien lo que esos cuatro hombres querían hacer con ella, por otro lado, quería agradecerle a Regulus, pero su actitud no ayudaba en nada.

—¡Solo no te entrometas en mi vida, Arwen!

Fue lo último que dijo el azabache lanzando un hechizo dejando ver unas escaleras para salir de ahí.

Una vez que volvieron a Hogwarts, Regulus la dejo en los jardines sin decir nada y volver al castillo, aún estaba demasiado enojado, no entendía porque ella parecía estar tan obsesionada con él, quizá le había hecho algún comentario grosero hace algunas horas, pero no fue para tanto.

Agito la cabeza tratando de borrar la imagen de la pelirroja con el rostro lleno de temor cuando esos asquerosos se acercaron, también estaba molesto porque ella misma se puso en peligro ¿acaso no media los riesgos? ¡Las francesas definitivamente estaban locas!

—¡Regulus!

Escucho como alguien lo llamaba y se detuvo para girar, no pudo evitar sonreír viendo a la rubia que se acercaba corriendo.

—Hannah —murmuro acercándose para rodearle la cintura y abrazarla apegándola a su pecho— ¿Qué haces aquí? Deberías de estar en el barco.

—Quería verte —le sonrió dulcemente rodeándole el cuello con los brazos—, mañana será la primera prueba y quería desearte suerte, estoy segura que ganaras.

—Gracias por venir a verme, me hace sentir feliz.

—Me alegro —se paró sobre las puntas de sus pies acercándose más a él—, estaré apoyándote desde las gradas.

Regulus sonrió inclinándose un poco más, ambas bocas se rozaron por unos segundos para romper la distancia moviendo los labios con sincronía y suavidad.

Las varoniles manos del azabache marcaban círculos invisibles introduciéndolas bajo el grueso abrigo y blusa que cubría a la rubia tocando su cálida y suave piel, ella se estremeció ante eso, soltó un suave jadeo que el Black-Weasley aprovecho para introducir la lengua iniciando un beso francés demasiado húmedo.

Los dedos de Hannah se perdían entre el sedoso cabello, tratando de pegar más ambas anatomías si eso era posible, rio suavemente entre el beso al sentir las grandes manos de Regulus apretarle el trasero y frotarla contra la marcada erección.

—Quieto, león—murmuro sobre sus labios para romper el beso—, tienes que dormir, mañana es la prueba.

—Pero...

Ella lo interrumpió acariciándole la mejilla.

—Si sales bien en la primera prueba, tal vez te ganes un premio —dejo un suave beso en los labios fruncidos del azabache—, suerte mañana.

Regulus suspiro soltándola para que ella retrocediera algunos pasos, se lamio el labio inferior y asintió.

—Nos vemos mañana, hermosa.

Se dieron un corto beso y cada quien fue por su camino, el mal humor de Regulus había desaparecido con esos besos, Hannah cada vez se volvía más importante para él y se alegraba saber que él no le era indiferente, todo lo contrario.

Sabía que debía de dormir, pero estaba tan nervioso que no podría así que decidió bajar a las mazmorras para ir a la sala común de Slytherin, se tenía suerte George Sirius se encontraría despierto debido al insomnio que casi siempre sufría.

Después de dar la contraseña logro ingresar distinguiendo los colores esmeraldas que tanto caracterizaba a las serpientes, incluso en las ventanas alcanzo a ver como el calamar pasaba nadando, muchas veces termino asustado por la culpa de ese animal que cuando estaba de malas embestía las ventanas como si quisiera romperlas.

Sonrió al ver a sus dos hermanos en los sillones y a un lado a Stefan y Freddos que estaban completamente dormidos.

—Hola —murmuro quitándose la bufanda y chamarra — ¿Qué hacen?

—Estábamos buscando algo más que fuera de ayuda para la prueba —suspiro George Sirius—, aun no tenemos nada, y...un ave extraña le trajo a Geori un regalo, tratábamos de averiguar quién era, Scorpius y Alexander ya se subieron a dormir, y estos dos tontos se quedaron completamente dormidos.

—Son las dos de la mañana —se sentó en medio de ambos viendo la pequeña caja de color rojo—... ¿Qué te enviaron, Anired?

La llamada vio a su hermano con las mejillas roja leyendo una pequeña nota.

—Una pulsera y una nota.

—A ver.

Regulus se estiro tomando las cosas y arrebatándole el papel de pergamino a la menos, que bostezaba mientras se tallaba los ojos.

—"Mientras más te observo, me doy cuenta que tienes demasiadas cualidades que acaparan toda mi atención. Definitivamente admiro tu Valentia. En mi país natal existe una ciudad de piedras preciosas, se caracteriza por ser productora de amatistas y ágatas, me he dado cuenta que el ágata roja va demasiado contigo, su significado me recuerda a ti."—Regulus alzo las cejas bajándola y así sucesivamente con aire pícaro sacando de la caja una pequeña pulsera dorada decorada con varias pequeñas piedras de ágatas rojas que brillaban con intensidad —...vaya, es lindo... ¿Fue Deyan?

—Me imagino que si —George Sirius se encogió de hombros—, Bulgaria tiene varias ciudades productoras de diversas cosas, no sería extraño que alguna se encargue de joyas preciosas.

—No estoy segura de que haya sido él, aun así---después de la prueba le preguntare al respecto.

—Y si no es Deyan —Regulus sonrió traviesamente—, eso quiere decir que nuestra hermanita tiene un admirador secreto.

—Mientras no sea un idiota como Deyan.

Murmuro George entre dientes, agradeciendo que Anired tenía tanto sueño que ni siquiera noto el comentario, Regulus asintió dándole la razón.

⚜⚜⚜

Soltó una maldición pisando las hojas secas bajo sus pies, siempre se perdía en los jardines del gran castillo, definitivamente no debió de separarse de su esposo y así ya estaría en el lugar donde daría inicio la primera prueba.

Era buena orientándose, pero el día de hoy estaba tan nerviosa porque su hijo participaría en ese estúpido torneo, hubiera hecho lo que fuera para que no se enfrentara a eso, incluso pensó en sacarlo de Hogwarts, sin importarle que perdiera el año, pero Regulus no acepto la idea, a veces le hacía enojar el gran parecido que él tenía con Fred y Sirius, siendo tan osados y sin pensar en las consecuencias de sus actos.

Suspiro tratando de calmarse al distinguir la cabaña de Hagrid, recordaba que sería en el campo de Quidditch si seguía el sendero lograría llegar, lo más seguro es que su esposo, Lys, George y Jerome ya se encontraran ahí.

Se sintió aliviada a reconocer a cierto rubio que iba unos pasos más adelante que ella, sin duda Jerome sabría por dónde ir, lo que le extraño fue que no portaba uno de sus característicos trajes como cada que trabajaba si no que llevaba unos jeans desgastados y una gruesa chamarra verde militar, le restó importancia tal vez quería estar más cómodo para el evento.

—¡Jerome! —lo llamo apresurando el paso, pero parecía ignorarla — ¡Jerome, maldita sea, espérame!

Murmuro para tomarlo del brazo, él varón giro bruscamente y Anirak retrocedió unos pasos, la impresión y al igual la duda la invadió al notar que no se trataba de Jerome, bueno...era demasiado parecía, como si estuviera viendo a Jerome más joven, de la edad que lo conoció.

Eran tanta la sorpresa que sintió marearse y tuvo que parpadear varias veces para volver a la realidad.

—¿Disculpe? —reconoció el marcado acento, era alemán— ¿Se encuentra bien? Esta demasiado pálida...

—Merlín...eres idéntico a él.

Murmuro para sí misma, hasta los gestos de confusión eran idéntico al Delacour.

Al notar que él rubio la seguía viendo decidió hablar.

—Lo siento —le sonrió de manera amable—...te confundí con alguien, eres demasiado parecido a un amigo...Soy Anirak Black-Weasley.

Le extendió la mano que él acepto viéndola como si la reconociera.

—Black-Weasley—relaciono de inmediato los apellidos con el gran parecido a Anired, definitivamente era su madre—...soy Maxence D'Acanto, un gusto... ¿Es la madre de Anired?

—Si...soy yo, ¿eres su amigo?

Él no evito sonreír para asentir.

—Sí, somos muy amigos.

Anirak sonrió, teniendo eso en común podría hablar un poco más con él, por lado del alemán era lo mismo, podría saber un poco más de Anired por medio de su madre.

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¡Hola!

¿Cómo están?

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Cuál creen que sean los boggarts de los demás personajes?

Ahora sí, la primera prueba será en el siguiente, jeje, ¿a cuál de los tres competidores apoyan?.

Bueno, ya saben, mientras más comenten actualizo más rápido, Lovu♥

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