Dieciséis.
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El sastre caminaba de un lado a otro observando el traje que utilizaba el varón parado en el pedestal, se podía ver la sonrisa en sus labios ante tal creación, todo lucía muy bien, excepto la cara de su cliente que no parecía nada cómodo con el traje a pesar de estar hecho a medida y basado en las características que le dieron, nadie podría hacer un trabajo más perfecto que ese.
O al menos, eso era lo que el sastre mágico pensaba, ya que el cuello del chico picaba al no estar acostumbrado a utilizar ese tipo de ropa, quizá era un dramático, pero le resultaba un tormento tener que probarse ese traje.
—Te ves muy guapo con el traje —sonrió su madre dando vueltas alrededor de él para ver cada uno de sus ángulos—, te queda perfecto... ¡Ay, cielo, estás tan precioso, que nadie te va a dejar de ver!
Él solo pasó la mano entre su cabello con el rostro rojo ya que sastre y dependientas de la tienda lo veían.
Pero, una pequeña sonrisa adorno sus labios al ver lo feliz que lucía su mamá, cualquier persona que la viera sabría qué estaba pasando por un momento demasiado agradable.
—Se supone que nadie te tiene que dejar de ver a tí—sonrió quitándose el saco para entregárselo al sastre que lo recibió para ir a colocarlo en un gancho donde gracias a la magia la ropa permanencia pulcra y sin ninguna arruga —, es tu boda, mamá, tú eres la persona que tiene que lucir hermosa y ser el centro de atención.
Kaira sonrió, la sonrisa iluminó sus ojos dejando notar la enorme emoción, solo era cuestión de semanas para que se casara con Robert Burke, después de tantos años y todo lo que paso a lo largo de su vida finalmente estaba obteniendo la felicidad que siempre deseo desde niña, la cual comenzó en el momento que su pequeño hijo nació, se volvió su alegría y fuerza para continuar día con día a pesar de los problemas que enfrentó a ser una madre joven y soltera, sin embargo siempre tuvo personas que la ayudaron que poco a poco se convirtieron en una familia que la apoyó en cada momento de su vida al igual que a Stefan.
—Pero, quiero que mi hijo luzca hermoso —le apretó las mejillas de manera cariñosa—, ya quiero verte a tí en traje y a Anired en ese lindo vestido que va a juego con la corbata, se verán muy guapos.
Kaira pidió que Stefan fuera uno de los padrinos de Robert y su adorada sobrina una de sus madrinas por lo que el vestido de la azabache combinaría con la corbata de Stefan, contaba los días para ver a esos dos en su boda, sin duda se verían hermosos.
—Me dijo que iría a recoger el vestido hoy en la tarde y te pasaría a ver mañana para enseñarte cómo le queda.
Kaira soltó un pequeño chillido de emoción, desde hace unos meses que no veía a la azabache menor más que solo en revistas o anuncios publicitarios.
—Preparare una rica comida, deberías de invitar a Valentia, podríamos pasar un buen rato juntos.
Stefan sonrió, alegrándose de que su madre se llevara muy bien con su novia, incluso su prima se llevaba también bien con Valentia, así que podía pasar tiempo con ellas sin que el ambiente se volviese incómodo..
—Yo la invitaré.
—Bien, iré a que ajusten los pequeños detalles de tu traje, por mientras ve a cambiarte.
—Sí, mamá.
Stefan obedeció a su madre para ir al vestidor en donde se encontraba la ropa que comúnmente utilizaba.
Se quitó el chaleco junto con la corbata sintiéndose más libre al mismo tiempo que se desabotonó la camisa.
Iba a tomar la suya cuando el sonido del celular robó su atención, arrugó el entrecejo al tomarlo y ver que se trataba de un mensaje de un número no conocido.
Con extrañeza, pero con cierta sospecha abrió el mensaje, la arruga en el ceño de Stefan se volvió más notable al igual que ante cada palabra que leía una mueca de enojo le adornaba los labios.
"Stefan, por favor reunamos, no es justo que me hagas esto, después de todo sigo siendo tu padre. Debería de darme una oportunidad, podemos tener una verdadera relación de padre hijo, piensa que si tu madre y su esposo ese, tienen un hijo te harán a un lado, sólo puedes contar conmigo."
Sabía muy bien quien era el remitente de ese mensaje, Bill Weasley, su progenitor, desde que la invitaciones de la boda de su madre fueron repartidas, él lo buscaba ya fuera físicamente o a través de mensajes de texto o llamadas, como bloqueaba los número, el mayor conseguía algún otro teléfono para seguir tratando de establecer algún tipo de comunicación con el pelirrojo menor.
Stefan se sobo el puente de la nariz en un intento de calmar su enojo, procedió a eliminar el mensaje y bloquear de inmediato a Bill Weasley, no dejaría que él siguiera interfiriendo en su vida, quería cortar toda especie de comunicación con él, en ocasiones deseaba que el Weasley solo desapareciera de la faz de la tierra o que un dragón se lo comiera para que lo dejara de molestar.
—Stef, ya vámonos.
La voz de su madre lo hizo salir de sus fantasías en las cuales Bill Weasley era engullido por un dragón, tuvo que tragar saliva para moderar el tono de voz, no iba a arruinar la felicidad de su madre y mucho menos dejar que se enterara de los mensajes del hombre que tanto daño le había hecho.
Era mejor de esa manera.
—Sí, ya voy, mamá.
Respondió con un tono amable para terminar de quitarse la ropa y vestirse lo más rápido posible, mientras trataba de idear qué hacer, no quería que Bill lo buscara y mucho menos que se fuera a presentar en la boda de su madre, ese momento que Kaira esperaba con toda ilusión.
Stefan se sentía sumamente abrumado al no saber que hacer, siempre había sido muy inteligente, pero en esos momentos era como si su cerebro se apagara dejándolo en blanco.
Stefan Denvers solo deseaba un poco de paz y que Bill Weasley desapareciera de sus vidas de una vez por todas.
⚜⚜⚜
Al estar dentro de esa casa una calidez la invadió, dándose cuenta que estaba de vuelta en su hogar, incluso el aroma le trago una nostalgia, nunca pensó que extrañaría tanto estar en ese lugar.
Su sorpresa fue más grande al darse cuenta del orden que reinaba, ni parecía que dos hombre estuvieron viviendo solos por dos meses, esperaba encontrar un desastre, más que nada por su hermano el cual nunca recogía nada del desorden que hacía, por el contrario, provocaba más sin volver las cosas a su lugar, pero ese no era el caso en esos momentos.
Escucho como se cerraba la puerta y unos pasos seguidos de la rueda de la maleta que era arrastrada por el varón que la seguía.
—Todo esta tan ordenado—murmuro viendo alrededor—, pensé que tendrían un campo de guerra o parecido.
—Anoche, después de cenar limpiamos un poco —explicó dejando la maleta junto a las escaleras—, nos dividimos la tarea, tu hermano se encarga de la cocina y yo del salón principal, lo demás los dejamos para los fines de semanas o en cuanto tenemos un día libre lo hacemos para que la casa permanezca limpia.
No evito sonreír al recordar las cientos de peleas que tenía ellos dos por la limpieza y porque su gemelo no quería hacer nada en la casa.
—Me alegro de escuchar eso, pensé que nunca llegarían a ponerse de acuerdo en cuanto la limpieza.
El mayor se encogió de hombros con una diminuta sonrisa ante los recuerdos de las peleas que en diversas ocasiones tuvo con su hijo menor, ahora las cosas eran mucho mejor que antes y se podía decir que la paz reinaba en esa pequeña familia.
—En estos meses que no has estado las cosas cambiaron mucho —explico en pocas palabras—, poco a poco nos pondremos al corriente, veras que finalmente podremos vivir como una familia normal.
Ella no evito sonreír como si fuera una niña pequeña ante las palabras de su padre.
—Puedo notar que incluso pareces emocionado al decir eso—él no pudo evitar asentir, de nada servía tratar de ocultar las cosas que eran más que evidentes —...y a todo esto ¿Dónde está Maxence? Se suponía que los dos irían a recogerme e iríamos a comer los tres juntos.
Cuestiono con curiosidad ya que su gemelo no llego al aeropuerto en compañía de Lyssandre, este último llego solo, Maxence solo le mandó un mensaje diciendo que no iría, sin dar explicaciones, a pesar de los días no cambiaba ese defecto en él, nunca decía dónde estaba o el porqué de las cosas.
—Emergencia de trabajo—relato Lyssandre viendo a su hija —, un accidente surgió en la Abadía de Westminster e involucro a los rompe maldiciones y aurores.
—¿No deberías de estar ahí? —alzo las cejas—, se supone que eres el director de seguridad mágica.
—Pero, prometí que iría por ti ¿no? —Amalie asintió—, y yo siempre cumplo mis promesas, así que más vale que Max y tú sigan mi ejemplo y siempre cumplan con lo que diga.
—Vaya, acabo de llegar y ya empezamos con las clases de moralidad.
Comento burlonamente, por fin se sentía relajada y tranquila al estar de vuelta en su casa, lo mejor era saber que las cosas estaban bien entre los otros dos miembros de su familia.
Temió por mucho que Maxence no aceptara la ayuda, pero finalmente él cedió entrando a terapia y rehabilitación, cosas que le sirvieron demasiado, tanto que incluso ya estaba trabajando, siempre supo que su hermano era inteligente, pero nunca pensó que tanto como para aprobar todas las pruebas para volverse rompe maldiciones en un tiempo tan corto, incluso su especialidad la termino en menos de medio año exentando varias asignaturas y demás cosas que sirvieron para adelantarse en su curso, sin duda era sorprendente y no podía estar más orgullosa de él.
Ahora solo esperaba que la felicidad reinara en sus vidas.
—¿Qué te puedo decir? Tengo que criarlos bien —comento con gracia haciéndole una seña para ir a la cocina —, en lo que llega tu hermano vamos a comer, aunque sea un poco y de ahí vamos a cenar a donde quieras.
—Me parece perfecto.
—¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Fue lo que esperabas?
Amalie hizo una mueca.
—Sí...pero me dejo con un sentimiento amargo —hizo una pausa buscando las palabras correctas para describir todo lo que había vivido durante ese año en Australia—, fue un trabajo demasiado largo para lograr desmantelar ese campamento que traficaba con criaturas mágicas, varios eran magos oscuros y bien preparados por lo que debíamos de tener un plan de como inmiscuirnos, finalmente lo logramos gracias a la ayuda de los aurores —entro detrás de su padre a la cocina—, pero...fue horrible ver como todas esas criaturas se encontraban en una situación horrible, pequeñas jaulas en las que apenas y podían moverse, llenas de excremento que se mezclaba con su comida —Lyssandre hizo una mueca al imaginarse la escena—, logramos liberar a todos los que pudimos, sin embargo, algunos murieron por esos horribles cuidados, estaban heridos y no se pudo hacer mucho. Los otros aún se encuentran en observación y zonas protegidas pues aún no sabemos si podrán volver a sus zonas de hábitat debido a lo mal que la pasaron.
—Son procesos terribles los que viven las criaturas por el egoísmo de algunos magos—Lyssandre buscaba en el refrigerador que comer, dándose cuenta que pronto tendrían que surtir la despensa—, pero, al menos lograron salvar a la mayoría, estoy seguro que ellos estarán demasiado agradecidos porque los libraron de ese infierno, entiendo el trago amargo que experimentas, pero lamentablemente en ocasiones no podemos salvar a todos, lo sé de primera mano.
—A veces desearía que el mundo no fuera tan asqueroso.
—Creo que es un sueño guájiro que todos tenemos.
Amalie compendio las palabras de su padre, quizá para él fue aún más pesado ya que en años anteriores, cuando Lyssandre aún era auror mucho antes de ser el director de Seguridad Mágica, debió de enfrentarse a mago peores, los llamados Mortifagos que en más de una ocasión trataron de atacar al ministerio de Francia, al menos el no participo en la segunda guerra mágica.
Sin duda, fueron épocas horribles, pero gracias a todo el esfuerzo de cientos de magos, el mundo mágico finalmente era un lugar tranquilo en el que se podía vivir en paz.
Amalie y Lyssandre siguieron platicando de todo lo sucedido en ese año, poniéndose al corriente de como estaban las cosas y como iban sus trabajo al igual que su vida, a pesar de que Lyssandre y Maxence le escribían cartas y un par de veces fueron a visitarla no era lo mismo como estar reunidos nuevamente, solo esperaba con emoción que su gemelo finalmente llegara para que la pequeña familia finalmente estuviera reunida.
Como si su deseo fuera escuchado, el sonido de la puerta abriéndose llego a los oídos de los dos rubios magos seguido de unos pasos y una voz demasiado conocida
—¡No vas a creer quien está en Londres y me tope en medio del accidente en la Abadía!
La voz de Maxence tenía un tono extraño, al igual que la expresión en su rostro cuando atravesó la puerta de la cocina aun creyendo que Lyssandre se encontraba solo, se podía notar que estaba emocionado, pero al mismo tiempo enojado.
Lyssandre lo miro con preocupación, recorriéndolo rápidamente con los ojos en busca de cualquier señal de herida, pero parecía estar perfectamente bien a excepción de las manchas de hollín en su ropa, cara y cabello.
—Tu hermana está de regreso...
Menciono Lyssandre dándose cuenta que al parecer se había olvidado por completo de eso.
—¿Amalie?
Maxence se movió rápidamente para ver a su hermana que lo miraba de forma acusadora con los ojos entrecerrados.
—Pensé que irías por mí—reprochó la rubia—, pero, ahora incluso pareces más emocionado por quien sea que te topaste—los ojos azules de la alemana se llenaron de burla viendo a su hermano, pero ese brillo de inmediato desapareció al ver lo que llevaba en las manos, reconociendo a quien salía en las portadas de esa revista. De forma rápida ato cabos y un presentimiento que era más que cierto se hizo presente entendiendo el porqué de la emoción de Maxence —...No me digas —mascullo entre dientes—....¿Estuviste con ella?
Lyssandre no comprendió la actitud de Amalie, dándose cuenta como su sonrisa pronto se volvía una mueca de enojo adornándole el rostro y veía a Maxence con reproche el que apretó las revistas en su manos algo molesto al tono tan despectivo que uso su gemela.
—¿Por qué pareces tan molesta? ¿Qué tiene si estuve con Anired o no?
Cuestiono Maxence borrando la pequeña sonrisa que comenzaba a surcar sus labios y viendo a Amalie con interrogación.
—¡¿Qué?! ¡¿Anired está en Londres?! —interrumpió el mayor de los tres rubios— ¡¿Y cómo que estuvo en el accidente?! ¡¿Está bien?! ¡¿Se hirió?!
—No sé cuando llego, pero tuvo una sesión de fotos en la Abadía, si se hirió, pero no está en peligro—explico Maxence al notar la preocupación de su padre, sabía que quería a Anired como a su propia hija por lo que era normal esa actitud—, aun así, deberías de llamarla para que le preguntes como esta, estoy seguro que le encantara hablar contigo.
Amalie los miraba con el ceño fruncido, y fue peor al ver como su padre salía de la cocina con el celular en mano.
—¿Por qué pareces tan enojada, Amalie?
Indagó Maxence cruzando los brazos sobre su pecho y viéndola fijamente.
—¿Es en serio? —Amalie lo miraba con reproche— ¿Después de todo, puedes seguir sonriendo como idiota por verla? ¿No llegaste a tu limite después de lo que sucedió? ¿Eres tan masoquista que vas a seguir buscándola cuando ella no quiere saber nada de ti? ¡Te recuerdo que te bloqueo de todas sus redes sociales, llamadas e incluso no te quiere ver, ni siquiera recibe tus cartas! ¡¿A caso no tienes dignidad, Maxence?
Amalie odiaba que Maxence fuera de esa manera con Anired, como si nada más importara que ella, el mundo podría explotar y por la única persona que se preocuparía seria por la Black-Weasley menor, a pesar de que ella lo rechazaba.
Al inicio, cuando apenas la conoció, pensó que era lindo que Maxence se volviera de esa forma por primera vez con alguien, pero al ver como lo afecto el hecho de que Anired lo dejara, deseo que nunca se hubiera conocido, no quería ver a su gemelo sufrir de esa forma nuevamente.
—¿Por qué te pones de esa manera, Amalie? Yo fui el que cago las cosas con ella, claro que está en su derecho de ponerse de esa manera...
Amalie negó varias veces.
—Por dios, pensé que la terapia te serviría, pero veo que sigues igual de cegado con ella —escupió con enojo para caminar a la puerta de la cocina—, en serio, Maxence, estas obsesionado, debería de entender todo de una vez, que a ella no le interesas, ni una vez fue a verte a rehabilitación ¿o sí? Ni una carta ni nada.
Maxence apretó la mandíbula ante las frías palabras de su hermana, pero de repente recordó lo que le dijo Regulus, recordando que Amalie culpo a Anired porque terminó en coma.
Y sin poder detenerse salió de la cocina para seguir a su hermana la que subió las escaleras de manera rápida y azoto la puerta con enojo.
A Maxence no le importo que la puerta estuviera cerrada para abrir de golpe.
—¡Oye, no entres si tocar! —chilló la rubia—... ¡Vete de mi habitación, no quiero verte ni seguir escuchando como te arrastras por alguien que no te valora!
—Amalie—llamó Maxence tratando de mantener la calma, ya que su discusión se estaba volviendo más fuerte y de seguro faltaba poco para que Lyssandre se diera cuenta de lo que sucedía—...dime ¿Qué le dijiste a Anired exactamente?
—¿Qué? —Amalie lo miró sin comprender — ¿De qué hablas? ¡¿Qué te dijo ella?!
—Anired no me dijo nada —chasqueo la lengua—, pero por lo que veo si es cierto, dime en este momento que demonios le dijiste, Amalie.
—¡No le dije nada!
—¿Por qué demonios la culpaste por qué termine en coma?
El reproche era notorio en la voz y mirada del menor que mantenía los brazos cruzados sobre su pecho, cierta parte de él quería que su hermana le dijera que eso no era cierto, que ella nunca culparía a Anired de algo así, pero al ver su expresión y la actitud que tomaba se daba cuenta que las palabras que le dijo Regulus eran ciertas.
—¡¿Por qué te lo dijo?!
Y con esa respuesta las cosas para Maxence eran más que confirmadas.
—¡Anired no me dijo nada, fue Regulus quien me lo dijo! ¡¿Por qué le dijiste una mierda como esa cuando sabes que no fue así?!
—¿Qué? ¿Por qué te dijo eso? ¿Cómo supo eso?
Amalie recordaba que solo Anired y George Sirius...sin duda fue el pelirrojo quien le conto, de cierta parte le sorprendía que nunca le reprochara por las palabras que dijo, aunque eran ciertas, esperaba que hiciera algo, pero solo permaneció en silencio al igual que Anired.
—¡Yo qué sé! ¡Dime porque la culpaste de eso, cuando sabias muy bien que ella no era culpable!
—¡Claro que fue culpable, ella sabía lo mal que la estabas pasando y te dejo en tu peor momento! —su voz estaba cargada de reproche contra Anired, pues sabía que Anired era la única persona que pudo haber ayudado a su hermano en momentos como eso, sin embargo, lo dejo a su suerte— ¡Te abandono cuando más la necesitabas, tú siempre estuviste para ella y Anired simplemente huyo cuando las cosas se pusieron complicadas! ¡Debió de ayudarte!
—¡Amalie! —gruño Maxence negando varias veces— ¡Anired no es un maldito centro psiquiátrico al cual yo tengo que acudir cada que este mal! ¡Anired es una persona, no es justo que cargara con toda la mierda! ¡Yo estaba mal, yo necesitaba tocar fondo para poder aceptar la ayuda, para aceptar la terapia! ¡Si ella se hubiera quedado probablemente nunca me habría dado cuenta de lo mal que estaba por mi parte! ¡Por Dios, Amalie, no puedo creer que la hayas culpado de algo así, ella no tuvo la culpa de nada, siempre trato de ayudarme!
Amalie negó varias veces.
—¡Si ese día no te hubiera dicho esas cosas no habrías terminado en coma, tenía más opciones antes que golpearte y decirte todo eso que te hirió, pudo quedarse y tratar de comprenderte!
—¡¿Te estas escuchando?! ¡¿Al menos recuerdas lo que yo le dije?! ¡Hice de menos su dolor, la trate de infantil y más cosas, la lastime tal como lo hacía Deyan, no esperes que estuviera muy feliz! ¡Yo fui el que la hirió, no al contrario, Anired no tenía ninguna culpa, tú no tenías el derecho de culparla! ¡¿Tan siquiera te detuviste a pensar en lo que pudo sentir con tus palabras?! ¡¿Lo qué pudieron ocasionar?!
Amalie iba a responder cuando Lyssandre entro a la habitación de su hija mirando extrañado al ver como discutían.
—¿Qué les pasa? Sus gritos se escuchan por toda la casa...
Cuestiono tratando de analizarlos, pero ambos parecían sumamente enojados el uno con el otro, nunca los había visto de esa forma.
—¿Por qué no le dices, Amalie? —cuestionó Maxence viendo a su gemela afiladamente—...anda, cuéntale a Lyssandre porque discutimos...cuéntale como culpaste a Anired porque termine en coma.
Lyssandre miro a su hijo y después a su hija con sorpresa ante lo que acaba de decir Maxence.
—¡¿Qué hiciste qué, Amalie?!—Amalie desvío el rostro ante las dos fuertes miradas azules sobre ella— ¡¿Por qué demonios le dijiste eso?!
Era como ver dos gotas de agua, Maxence y Lyssandre tenían la misma expresión de molestia en el rostro, Amalie se mordió el labio inferior.
—¡Porque es cierto! —soltó de golpe cruzándose de brazos, molesta porque los dos se pusieran en contra de ella— ¡Si Anired no lo hubiera dejado ese día, Maxence no habría terminado en coma por un mes! ¡Lo abandono cuando sabía que más la necesitaba, fue una egoísta con Max!
—¡¿Cuándo le dijiste eso?!
Pidió una explicación Lyssandre.
—El...día que...llevamos a Maxence al centro de rehabilitación—murmuro sintiéndose como niña regañada ante los ojos fieros de Lyssandre—...cuando llego con George Sirius al centro de rehabilitación.
—¿Anired fue al centro de rehabilitación cuando me internaron?
Maxence miraba a Lyssandre y a Amalie sin poder creer lo que acababa de escuchar.
Lyssandre paso la mano entre su cabello y negó sin entender esa actitud de Amalie, nunca espero que culpara a alguien de esa manera.
—Amalie, que Maxence terminara en coma no fue culpa de nadie y lo sabes muy bien—Maxence veía a sus hijos—, y no es justo que digas que Anired abandono a Maxence o que es una egoísta cuando sabes muy bien que estuvo todos los días que Max se encontró en coma en el hospital, no se movía de su lado ni para comer—Maxence estaba en una especie de estado de shock procesando cada palabra—, sabes muy bien que ella fue la que estuvo cuando Maxence recobro la conciencia, también fue cuando Maxence se internó en la clínica —Lyssandre suspiro sintiéndose culpable al decir todo eso—, Anired estuvo al pendiente de toda la recuperación de Maxence, Amalie, no es justo que digas cosas tan hirientes a alguien que no tuvo la culpa ¿A caso te detuviste a pesar en cómo se sintió cuando se las dijiste? Recuerdo que te consideraba su amiga, incluso varias veces salieron, cuando estaban en Hogwarts hasta te ayudo con lo del vestido para navidad, nunca vi que fuera grosera o egoísta contigo o con Maxence.
Amalie se quedó en completo silencio con las mejillas rojas sin saber que decir.
Maxence vio a su padre consternado.
—¿Anired siempre ha estado al pendiente de mí?
Lyssandre volvió a suspirar dándose cuenta que ya no lo podría ocultar más.
—Siempre —asintió—, no hay ni una sola vez que no pregunte por ti, esta herida por lo que le dijiste, pero créeme que lo que siente por ti es más fuerte de lo que cualquiera creería, ha sido enormemente doloroso separarse de tí...
Maxence solo asintió, era una mezcla extraña de sentimiento que experimentaba en ese momento al enterarse de tantas cosas.
—Hablemos mañana —murmuró Maxence antes de que dijera algo que realmente no pensaba—...quiero estar solo.
Sin decir más salió de ahí.
—Amalie... ¿Por qué le dijiste eso? No te entiendo.
Amalie se sintió mal al ver la mirada de su padre, era la primera vez que sus ojos reflejaba eso cuando la veía...decepción.
—Estaba molesta por todo lo que le estaba pasando a Maxence...por ver como se iba de su lado cuando más la necesitaba...
Lyssandre negó mirándola con una enorme decepción.
—Sabes muy bien que no se fue realmente, si se alejó de Maxence...pero, era lo mejor para los dos antes de que se hirieran más de lo que hicieron—hizo una pausa—, nadie tuvo la culpa del coma de Max, él necesitaba sanar y si Anired se quedaba a su lado saldría muy lastimada y era algo que tu hermano nunca se iba a perdonar.
Analie bajo la mirada nuevamente sintiéndose avergonzada.
—Deberías de pensar mejor en lo que dijiste y si fue correcto el culpar a alguien, Amalie —pidió Lyssandre caminando a la puerta—, date cuenta de lo hirientes y del daño que pueden causar las palabras.
Amalie se quedó completamente sola en su habitación pensando en las palabras de su padre...quizá...si estuvo mal que culpara a alguien más, pero es que justo en ese momento no se detuvo a pensar en nada, ni nadie más que en ver cómo su familia poco a poco se hundía desde la muerte de su madre.
Y ahora, al parecer las dos únicas personas que le quedaban se encontraban completamente decepcionadas de ella.
⚜⚜⚜
Las risas y las voces llenaban la casa, dejando ver lo felices que se encontraban los miembros de esa familia al finalmente estar juntos.
—No saben lo feliz que estoy porque por fin todos mis hijos están de vuelta —comentó la azabache viendo a sus cuatro hijos que se encontraban en la sala—, es lindo volver a estar todos reunidos.
—Pudimos hacer una fiesta o algo—se quejó Fred viendo a sus dos hijos azabaches—... ¿Por qué no nos dijeron que volverían hoy?
—Quería que fuera una sorpresa —se quejó Regulus—, pero con el accidente en la Abadía se terminó arruinando todo.
—Yo...no sabía si los vería hoy, la sesión de fotos era muy larga por lo que podría terminar hasta la madrugada así que no quería emocionarse —explico jugando con Gigi el cual estaba sentado a su lado, a pesar de tener tres años era un niño grande —, planeaba avisarles que estaba de vuelta una vez que terminara la sesión de fotos, pero como sucedió el accidente se canceló.
—díganme que se quedaran más tiempo—pidió Louis viéndolos fijamente mientras peleaba con George Sirius por la botana en la mesa, Mónica, que estaba su lado se encontraba en medio de los dos varones por lo que trataba de frenar su mini pelea antes de que las botanas terminaran sobre ella—, la última vez Anired solo vino un día y se fue, pudimos verla más seguido porque la íbamos a visitar, pero no es lo mismo, al igual que con Regulus, viajar a Australia es demasiado cansado, aparte de que hay arañas gigantes y canguros que parecen querer golpear a todo lo que se mueve.
Regulus soltó una risa al recordar que una vez que fueron a visitarlo unos canguros terminaron persiguiendo a George Sirius, Louis y a él mismo, casi acaban golpeados por esos marsupiales que parecían boxeadores.
—Metí un oficio para pedir vacaciones por seis meses —explicó Regulus pasando las manos por detrás de su cabeza mientras se estiraba—, si es aprobado estaré aquí un largo tiempo, aparte que espero que ya no me asignen misiones tan lejanas...por el momento planeo ayudar en Sortilegios Weasley.
Anirak y Fred sonrieron ante esas noticias.
—Eso será bueno—afirmó Fred dándole un trago a su vaso con refresco—, podremos pasar más tiempo juntos... ¿Y tú, bebé, tienes que regresar en estos días?
Cuestiono viendo a Anired que era abrazada por Gigi con fuerza dejando ver lo mucho que la extrañaba, llamándola una y otra vez "Niled"
—MagicDream quiere que esté en la agencia que se encuentra en Londres para algunos nuevos trabajos, y Elite tiene la agencia matriz aquí, asi que será fácil para las sesiones de fotos, en algunas ocasiones tendré que viajar —hizo una pausa viendo a su familia para sonreírle mientras explicaba cómo las agencias para las que trabajaba la querían en Londres—...pero, fuera de eso...regresaré a la casa, ya al cien por ciento y no viniendo cada fin de semana o quince días.
Fred que era el que estaba sentado al otro lado de su única hija la rodeo con el brazo atrayéndola hacia él y ganando un pequeño reclamo de Gigi, que no parecía nada feliz porque alguien más tocará a su amada tía.
—Me alegro tanto de que vuelvas a la casa y ya de forma normal —Fred le beso la sien ignorando los reclamos y pucheros de su nieto, que finalmente se sentó para jugar con sus carritos —, había extrañado mucho a mi pequeña princesa, sin ti la casa no es lo mismo.
Anired sonrió dejando que su padre la mimara como era costumbre, demostrando el enorme amor que se tenían el uno por el otro.
—También extrañaba mucho estar con ustedes.
Murmuró Anired, en esos meses había extrañado de sobre manera estar en su casa a lado de sus padres y hermanos, a pesar de disfrutar de su carrera ansiaba el volver a casa de manera normal y no solo unas cuantas veces al mes, aunque cierta parte de ella era inundada por la ansiedad sabiendo que ahora sería más fácil toparse con Maxence, por lo que tarde o temprano tendrían que hablar. Algo que le aterraba.
—Yo también volví—la voz de Regulus interrumpió el momento padre e hija—, y no veo que me digas lo mismo que a mi hermana.
Fred sonrió alzando la ceja con suma diversión.
—¿Celoso?
Regulus desvió la mirada topando una enorme porción de la botana por la que George Sirius y Louis peleaban.
—Ya quisiera.
Fue lo que dijo para meterse todo lo que pudo a la boca, Fred soltó una risita al ver que su hija, realmente estaba celoso por algo como eso, sin duda a pesar de ya tener veinte años seguía siendo un completo niño pequeño.
[...]
A pesar de ya estar entrando la noche el callejón Diagon aún contaba con gente en el, recorriendo las diversas tiendas, varios buscaban regalos para llevar antes de partir pues la navidad estaba a punto de entrar, en unos cuantos días más la primera nevada llegaría y con ellos las casas y locales de magos se cubrirán de adornos navideños con nieve por todas partes.
Una fecha que emocionaba a todos.
Y ante los ojos grises, la cafetería no era la excepción, podía notar como pequeños adornos comenzaban a cubrir el lugar.
Era extraño el sentimiento, pero no lograba explicar o comprender porque su ritmo cardiaco se había acelerado, un poco menos, pero demasiado parecido como cuando entro a su casa nuevamente.
Trató de no hacerle caso concentrándose en la voz de su hermana la que caminaba a lado de él mientras se acomodaba la bufanda cubriendo el delgado cuello.
—Quiero unos Puits d'amour, también unos macarons de cereza, croissant aux amandes...oh, y quiero unos Crêpes Suzette
Regulus la miró con los ojos entrecerrados mientras negaba.
—¿Piensas comerte todo eso sola? ¿No debes llevar una dieta? —indago alzando la ceja—, pensé que como modelo te restringías de comer dulces.
Anired arrugó el entrecejo acomodando la boina sobre su oscuro cabello, gracias al frío aire que corría en Londres se le había caído más de dos veces por no colocar el hechizo de permanencia temporal.
—Llevo una buena dieta, no me prohíbo nada, la comida es demasiado buena como para dejar de comerla —Anired le sonrió cuando le abrió la puerta para que entrara primero—, hago mucho ejercicio así que puedo permitirme comer dulces.
Regulus no evito sonreír, después de tanto finalmente Anired había vencido su TCA, fue complicado al inicio, incluso temieron que recayera cuando terminó esa extraña relación que tenía con Maxence, la preocupación aumentó en el momento que llegó la propuesta para ser modelo, pensaron que con ese estilo de vida podría enfrentarse a otro TCA peor, pero, no fue así, todo lo contrario, y eso lo hacía sentir alegría por ver como su hermana cada día estaba mejor.
Aun su salud era algo débil, por lo que tomaba demasiadas vitaminas, pero poco a poco todo mejoraría.
—En ese caso te compraré todo lo que quieras, solo porque ya me pagaron.
—¿Te dieron mucho dinero por el trabajo en Australia? —cuestionó la menor colgándose del brazo de su hermano— ¿No me quieres comprar un Rolls Royce Boat Tail?
Regulus hizo una expresión de sorpresa al recordar el precio de ese auto que pedía su hermana.
—¿Qué? Estoy seguro que tu ganas más como modelo, que yo como auror, tú deberías de comprarme un auto.
Anired hizo un puchero.
—Pero, si te compro un auto, tengo que comprarle también a Louis y George Sirius, en cambio solo tienes una hermana, por lo que tienes que comprar un solo auto.
—Sí, no lo creo—Anired le enseñó la lengua—, mejor ve a escoger los postres.
Comentó al entrar a Azus, el calor y el aroma a pan combinado con café inundaron sus fosas nasales, las paredes seguían de un color azul pastel, nada parecía haber cambiado.
Observó como su hermana se acercó a donde estaban todos los deliciosos postres por lo que la menor tanto babeaba.
Después de cenar su familia había decidido que querían algo dulce, Regulus y Anired fueron los que perdieron una partida de snap explosivo por lo que tuvieron que salir de la casa.
Teniendo tantas opciones a donde ir a comprar, desde panaderías muggles de repostería fina, Regulus decidió que fueran a Azus, hace un año que no pisaba ese lugar por lo que le sorprendió gratamente al ver que no había cambiado de forma abrupta, el inmobiliario parecía nuevo por lo que compraron algo nuevo o bien lo pintaron.
Regulus miró a sus alrededores, pero sólo distinguió a Dalila, la ayudante de la dueña de la cafetería, quien fue la persona que atendió a Anired armando el pedido de cada postre que pedía la menor, le era extraño no ver al tomate molesto en su local.
Frunció el ceño para encogerse de hombros, camino para tomar asiento en una de las sillas cercanas a la cocina como le era costumbre, pero su atención fue robada por el ventanal distinguiendo a dos figuras a los lejos.
Trato de enfocar la vista lo mejor que puedo para distinguir mejor.
Se trataba de su primo, James Potter, podía reconocerlo en cualquier lado ya que siempre se encorvaba cuando se ponía de pie, una pésima postura característica del primogénito de Harry Potter era uno de sus peores defectos, uno de los miles que tenía, si se parara de esa forma su madre y padre ya lo habrían regañado, hasta incluso hechizado para que permaneciera con la espalda recta, ya que la postura era una de las cosas más importantes para dar una buena impresión.
Pero, no era su pésima postura lo que le llamaba la atención o lo feo que era, si no la persona con la que estaba, no reconocía de quien se trataba, pero era una mujer la que lo abrazo, y Regulus estaba seguro de algo:
Esa mujer no era Itziar Arwen.
⚜⚜⚜
—Esto es una estupidez—murmuro la castaña viendo al varón frente a ella— ¿Por qué vas a hacer esto? Pareces un obsesionado con ella, pensé que por fin dejarías todo por la paz.
—Cierra la boca—gruño el más alto poniendo los ojos en blanco— ¿Compraste el boleto o no?
Indago acomodándose la capucha de la sudadera que llevaba para cubrirse el rostro y que nadie lograra distinguirlo.
—¿Qué se supone que vas a hacer ahí, Deyan? —cuestiono la mujer entregándole un boleto—, sabes que a la primera que te vean te pueden meter a Azkaban.
—No tengo ninguna orden de aprensión, soy inocente —sonrió el búlgaro—, vamos, Stella—le acaricio la mejilla a la mujer frente a él—, se buena novia y no hagas preguntas estúpidas...solo tengo que aclarar algunos malos entendidos, no me pasara nada.
—Soy tu novia, Deyan, pero estoy cansada de todo esto, no nos podemos lucir como una verdadera pareja porque siempre estas huyendo.
Deyan chasqueo la lengua con molestia.
—Sabes que es por pedido de mi madre, pero pronto las cosas serán mejores, solo tengo que arreglar algo por mi mismo —le sonrió con un brillo extraño en los ojos—, en menos de que te lo imaginas seremos una pareja normal, solo le tengo que hacer una pequeña visita.
—¿Para qué quieres verla?
—Ya te lo dije, deja de preguntar —acepto la pequeña bolsa de tela que le entrego Stella— ¿Cuánto es aquí?
—Cien galeones, fue todo lo que pude conseguir.
—Esta bien, me servirán—le beso los labios de manera corta— ¿Sabes lo que vas a decir en caso de que mi madre pregunte por mí?
—Salimos de viaje como le dijiste en la nota, volveremos en unos dos días, si quiere hablar contigo le diré que estas en la ducha o en el baño, incluso en alguna tienda, siempre evitare que hable contigo.
—Excelente—la beso cortamente, por unos escasos segundos—, entonces, nos vemos en unos días, preciosa.
Stella asintió respondiendo a su ultimo beso para verlo alejarse, un sentimiento de culpa y enojo la recorrió al verlo irse, había hecho todo lo que le pido, pero no estaba demasiado segura que las cosas fuera a resultar tan bien como él decía.
Solo esperaba que no se metiera en ningún problema, ni que terminara nuevamente en alguna prisión mágica.
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¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Creen que Bill haga algo para arruinar la boda de Kaira?
¿Qué opinan de la actitud de Max y Amalie? ¿Cuál estuvo equivocado?
¿Lyssandre y Max estarán enojados con Amalie?
¿Cómo creen que se haya sentido Max al enterarse de que Anired siempre estuvo al pendiente? ¿Hará algo al respecto?
¿Quién fue la mujer a la que vio Regulus?
¿A dónde ira Deyan?
¿Qué creen que vaya a hacer?
Les dejo esta actualización, espero la disfruten, no se olviden de comentar y votar, nos leemos en unos días.
Loviu♥
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