Dieciocho.
(Holaa, antes que nada, me quiero disculpar por no haber actualizado en bastantes días.
Este mes ha sido demasiado pesado para mí, desde la escuela, el trabajo y también la pérdida de dos personas importantes para mí, llevar mi duelo es lo que me ha dejado sin ganas de escribir.
Pero, espero que aún haya alguien que lea y disfrute de esta actualización.
Espero actualizar de manera más seguida o volver a las actualizaciones semanales.
Así que nos leemos en la próxima, ya saben +300 comentarios (si es que alguien lee)🫠
Pd. La parte de Maxence transcurre después de la parte de Anired)
Soltó una maldición mientras se limpiaba la sangre de la nariz y se quitaba la corbata que estaba rasgada, saliendo de esa vieja pirámide maldita.
—¿Estás bien?
Escucho una voz femenina a su lado por lo que se volteo a verla de reojo.
—Sí, solo fue porque esa porquería me saco volando —se notaba en su tono de voz lo molesto que estaba, y no tanto por el hecho del golpe si no que por culpa de eso su celular estaba roto—... ¿cuánto nos falta?
—Dos pirámides más y terminamos—explicó sacudiéndose el polvo de las rodillas—, los demás del equipo se encuentran en las dos traseras, solo ha habido dos heridos, pero las maldiciones ya han ido cesando, así que en aproximadamente dos días estaremos de vuelta.
El rubio soltó un suspiro lleno de frustración. mientras pasaba la mano entre su cabello que ya estaba un tanto largo.
—No creo que estés tan molesto y frustrado por la misión, ¿te pasó algo?
Max se mordió el interior de la mejilla, para ver a Rosier, no le gustaba hablar de sus problemas personales con nadie, pero justo en esos momentos sentía que si no lo hacía terminaría volviendo loco.
—Tiene más de una semana que no veo a Anired —soltó de golpe—...apenas y hablamos, que a comparación de antes es muy poco, solo para saber cómo estamos, y de hecho, la deje en visto y ahora no tengo celular para disculparme —no quería ver a la castaña por lo que observaba a la nada quitándose los restos de corbata para lanzarla al suelo —, justo ahora mis suegros también me detestan y ni decir de los demás miembros de la familia de Anired, hasta Lyssandre está molesto conmigo por lo que pasó el día que nos íbamos a ir de viaje, y créeme que eso no me importaría menos... pero, siento que poco a poco mi relación con Anired se está muriendo—hizo una pausa—...y no quiero eso, la amo...pero, realmente el trabajo no me deja nada de tiempo.
Andrea permaneció callada por unos minutos pensando en lo que estaba por decir, deseando que no fuera un comentario fuera de lugar.
—Creo que te estás enfocando mucho en el trabajo, sé que eres el jefe y que tienes que dar lo mejor de ti —lo miro y se mordió la mejilla por dentro—, pero creo que ni Leiftan se centraba tanto como tú, estás dejando toda tu vida personal por el trabajo, sé que debes de dar lo mejor de ti, pero también tienes una novia y una responsabilidad con ella, al igual que con tu familia...deberías de tratar de encontrar un balance entre tu vida personal y profesional.
Max escuchó las palabras de su asistente, pensando una y otra vez en cómo hacerlo, no quería decepcionar a Leiftan ni nadie por fallar en su trabajo, pero al mismo tiempo sentía que se estaba fallando así mismo y lo peor, a Anired, a quien sin evitarlo la estaba haciendo a un lado poco a poco.
—Vamos a la siguiente pirámide.
Andrea no supo qué pensar de la respuesta de Maxence, no comprendía si sus palabras lo molestaron o qué, pero el alemán permaneció con un rostro estoico cumpliendo con cada uno de sus deberes, parecía más concentrado en el trabajo, sin embargo, tenía una mueca llena de frustración como si estuviera peleando contra sí mismo por saber qué hacer.
La castaña iba a agregar algo más cuando terminaron de las maldiciones de esa pirámide, sin embargo, al salir unas fuertes náuseas acompañadas de un mareo no le permitieron hablar, más que correr a unos metros para vomitar.
—Oye... ¿estás bien? —cuestionó Maxence a su lado, mientras otros de sus compañeros se acercaban a ver su estado—, desde hace unos días que te has sentido mal, te dije que si sigues así mejor te quedaras de guardia en la oficina.
Andrea agradeció cuando Shawn, uno de sus compañeros, le extendió la botella de agua para enjuagarse la boca.
—Solo fue una náusea, supongo que es por el trabajo pesado...
—Llevas más de dos semanas así —sentenció Max con un tono de voz serio dejando ver que no acepta excusas—, regresa a la posada, que Shawn te acompañe, los demás y yo terminaremos con lo que falta. Que te atienda el sanador que vino con nosotros y regresas a Londres.
—¿Qué? ¡Aún hay trabajo que hacer!
Replicó Andrea no contenta con la orden de Max.
—Sí, pero enferma no me sirves, Rosier —respondió el rubio dejando ver su mal humor—, has lo que te digo. Shawn, llévala.
El último nombrado asintió para seguir con las órdenes de D'Acanto, Andrea no pudo protestar al ver como él se daba la vuelta para seguir con el trabajo.
Andrea con muy mal humor tuvo que acatar las órdenes de Maxence, quien sin duda no cambiaría su decisión ni, aunque el trabajo aumentará.
[...]
Entró a la vieja caseta telefónica que parecía luchar por permanecer de pie, en toda su vida nunca había usado una, pero en lo que iba a la ciudad muggle más cercana perdería mucho tiempo, tomando en cuenta que probablemente no venderían un celular que le gustara o una sim con lada de Londres.
Observo las desgastadas instrucciones que estaba por perderse para comprender cómo funcionaba, una vez que lo tuvo claro tomó la bocina de teléfono para colocarlo en su oreja y comenzar a marcar la lada, seguido del número telefónico.
No se sabía números telefónicos de memoria, ya que siempre confiaba en tener el celular, pero al menos el propio y el de su novia los tenía bien grabados.
Sintió como unas pequeñas patitas frías le recorrieron el cuello para ver a Moswen en su hombro, cuando la grabadora hablo introdujo las monedas necesarias, esperaba que Anired atendiera el teléfono y no que la ignorara por ser un número desconocido y con lada de otro país.
—Sí, Moswen, yo también la extraño...
Murmuró viendo al gecko que se acercaba al teléfono, como si quisiera meterse para ir con Anired.
Pasaron varios segundos y tonos, que Maxence pensó que se iría directo a buzón hasta que escucho la voz que tanto lo alegraba.
—¿Hola?
La interrogante era notable en ella, Max no evito sonreír, con tan solo escucharla su día parecía mejorar.
—Mein Herz —la llamó con ese apodo que desde hace años le dio—...soy Max.
—¿Max? ¿Y tú teléfono? —cuestionó de inmediato—... ¿pasó algo? ¿por qué me llamas de un número de otro país?
—Sigo en Egipto —comenzó a explicar—, durante la ruptura de una maldición mi teléfono se rompió y también la SIM, y el pueblo muggle más cercano me queda muy lejos, por la hora es difícil que encuentre una tienda abierta, y dudo que encuentre una sim con lada de Londres o Alemania.
—¿Estás bien? ¿Moswen y tu equipo también lo están? —podía escuchar la preocupación en la suave voz de la azabache—... ¿Quieres que te compre un celular y sim? Te lo puedo mandar para que no estés tanto tiempo incomunicado, sé que tienes a Barlow, pero un mensaje es mucho más rápido que una carta.
Max se quedó en silencio por unos segundos, disfrutando de escucharla hablar.
—Anired, te amo—soltó de golpe escuchando como Anired daba un suspiro—...perdón por ser un pésimo novio estos días.
—Yo te amo más, cielo —el escuchar como lo llamaba y el tono dulce lo hizo sentir peor consigo mismo, al darse cuenta que ella ni siquiera parecía estar molesta—... ¿sabes? Te extraño mucho, estos últimos días han sido demasiado difíciles.
—¿Por qué no estás enojada conmigo, Anired? Reclámame, grítame, insúltame, di lo mal novio que he sido contigo—pidió con la culpa acabando con él—...estás en todo tu derecho de estar enojada.
—No puedo estar enojada contigo, porque te amo, aparte comprendo lo pesado que es tu trabajo, Max...solo que cuando vuelvas... ¿te parece si tenemos una cita? —escuchaba que estaba ilusionada con eso—, podemos ir a cenar a un lugar bonito.
Max sonrió recargándose del cristal de la vieja caseta telefónica, esperando no caerse.
—Me gustaría ir a una cita contigo —afirmó—... ¿Quieres que escoja el lugar?
—No, esta cita la quiero organizar yo—podía escuchar que Anired sonreía detrás del teléfono—...así que ya apúrate a volver y no salgas herido, ¿quieres? Ten cuidado, sé que luego eres impulsivo.
Max soltó una risita por el comentario de su novia...como le gustaba llamarla de esa manera...su novia, su Anired.
—Estas rodeada de puro hombres impulsivos, kleiner hase...pides mucho diciendo que no lo sea...
—Me gusta escuchar tu risa —confesó Anired ganando que el mayor se sonrojara y probablemente su cabello tomará un color rosado como cada que estaba con ella—, espero que nuestros hijos no sean impulsivos, con eso de que su padre, abuelos y tíos los son...
Maxence casi se ahoga con su propia saliva al escuchar las palabras de Anired.
Claro que había pensado en tener hijos con ella, quería formar una familia, pero era un tema que no tocaban muy a menudo, en parte por sus visiones las cuales no sabía cuándo cambiarían y también por el estado de salud de Anired. Varias veces reconfortó a la menor cuando los diagnósticos médicos indicaron que era demasiado probable que no pudiera tener hijos, por lo que él prefería no comentar nada para no hacerla sentir peor.
—¿Hijos?
—Sí —escucho la voz de Anired titubear—...bueno, solo es un comentario...no me hagas caso...
—Anired —llamo Max al escucharla hablar más rápido, cosa que hacia cuando se ponía nerviosa y ansiosa—...me gustaría que tuvieran el color de tus ojos o tu cabello negro.
Anired suspiro aliviada y Max no evitó soltar otra pequeña risita al sentirse tan cómodo de hablar de eso.
—En mi familia la mayoría somos pelinegros y de ojos grises.... me gustaría que tuvieran el color de tu cabello—escucho como Anired abría algo que parecía ser una soda—...o el de tus ojos, son demasiado azules con motas verdes, serían preciosos.
—No tomes tanta Coca-Cola, que luego el azúcar no te deja dormir—riñó levemente conociendo que Anired tomaba mucho refresco y que el azúcar la pone hiperactiva, especialmente antes de dormir—... ¿cuántos hijos quieres?
—Solo es una coca chiquita, lo prometo —se quejó la Black-Weasley, y Max ya se la imaginaba frunciendo el ceño y haciendo un mohín de niña consentida, como él solía llamar ese gesto—... ¿me darás los que yo quiera?
—Creo que eso debería de preguntar yo...finalmente la que los llevará en su vientre y darás a luz eres tú, cariño.
Anired se quedó en silencio por unos segundos, como si pensara lentamente la respuesta.
—Entonces, ¿depende de mí? ¿Qué hay si quiero una familia muy grande? tengo tres hermanos, así que me gustan las familias grandes...
Max tenía una expresión relajada en el rostro, demostrando lo mucho que le estaba gustando esa conversación.
—Solo tuve una hermana, y por lo regular mi familia ha sido chica, de no más de tres integrantes —Maxence no contaba a su abuela, ya que para él ella no era parte de su familia—, pero no me molestaría tener una familia grande como la tuya.
—Podríamos empezar con uno y ver cómo es eso de tener hijos —escucho como Anired sorbió su refresco—...aunque no me gustaría que lleven demasiada diferencia de edad.
—¿Quieres que los tengamos seguidos? —cuestiono—...para eso tenemos que practicar mucho...demasiado.
—Y esa va a ser tu parte favorita, de seguro.
Max sonrió para asentir como si Anired lo estuviera viendo.
—No te voy a mentir, voy a disfrutar demasiado la parte práctica —se mordió el labio inferior—...extraño demasiado cogerte y escuchar tus gritos, también como gimes mi nombre pidiendo más.
—¡Max! —chillo la menor—...alguien te puede escuchar...
—No es mi culpa que mi novia sea tan jodidamente caliente, que me haga querer estar todo el día dentro de su delicioso coño.
El rubio podía jurar que tendría el rostro rojo y los labios entreabiertos mientras balbuceaba alguna respuesta.
—Apúrate a terminar tu trabajo—el tono de voz de Anired bajo para agregar una frase que dejó a Max con la boca abierta—: que mi mojado coño y yo te extrañamos.
Anired no era de decir palabras sucias, muy debes en cuando decía frases morbosas, pero que lo soltara así de la nada solo aumentaba el deseo del alemán por estar con ella.
—Te prometo que lo haré lo más pronto posible.
Escuchó otra voz, la que reconoció como Anirak quien llamaba a la menor de los Black-Weasley.
—Maxxie...tengo que irme —comentó la azabache—...mi mamá me está esperando para cenar...te amo mucho, ten cuidado y te estaré esperando.
—Te amo mucho más, Nir...nos vemos en unos días.
Finalmente se despidieron entre palabras cursis.
Con esa llamada de casi media hora, el rubio pudo sentirse más tranquilo y con más energías para concentrarse en el trabajo y haciéndolo lo más rápido posible, ya que lo único que deseaba era volver a Londres en donde su amada Anired lo esperaba.
⚜⚜⚜
Dio un sorbo a su té para finalmente terminarlo mientras miraba a su amiga la que no quería abrir el sobre frente a ella.
—No pensé que irías a querer venir a la tienda de té de Anired —comentó la pelirroja viendo a Amalie—... ¿ya te disculpaste?
—Pienso hacerlo —sentenció alzando la mirada para ver a Itziar—, quedamos de salir el sábado.
—¿Acepto así sin más?
—Hable con ella, y quedamos en ir por un café o algo parecido—se encogió de hombros—, es muy seguro que mi hermano también vaya, se supone que el viernes en la noche regresa de Egipto.
—Pensé que nunca te disculparías.
Amalie suspira jugando con la fina taza entre sus manos.
—Me equivoque...y sé que quizá sea demasiado tarde para tratar de remendar mis errores—Itziar se daba cuenta que su amiga realmente estaba arrepentida, podía verlo en su mirada y tono de voz—, cause mucho daño con mis acciones y palabras —hablaba con sinceridad—, tanto a Anired como a mi hermano.
Itziar le sonrió sin mostrar los dientes, desde que Amalie había dejado de juntarse con Inara se podía notar que estaba cambiando y poco a poco volviendo a ser la misma de antes.
Sin duda, la influencia de aquella mujer la había afectado demasiado, Itziar solo deseaba que ya no volviera a frecuentarla.
—Yo opino que es bueno que trates de solucionar las cosas, será bueno para ti —le sonrió—, aparte, si ellos llegaran a casarse van a terminar siendo familia, lo mejor es que se lleven bien.
—No sé bien cómo está su relación, pero Lyssandre y la familia de Anired están molestos con Max por lo que pasó ese día—Itziar supo que hablaba del día en que Stella la obligo a ayudarle a dar a luz—...y no sé cómo están ellos dos, no la he visto en la casa o con Max, igual por el trabajo, Max ya no tiene mucho tiempo.
—Probablemente después se arreglan...solo Max debe de tratar de balancear sus tiempos, entre el trabajo y Anired —señaló con los ojos el sobre que tenía Amalie— ... ¿no piensas abrirlo?
—Quiero disfrutar de mi té antes de ver los estudios... ¿qué tal si estoy enferma? —suspiro—...me da miedo que pueda ser lo mismo que padeció mi madre —se mordió el labio inferior—, fue lo que me explicaron en San Mungo, que debido a que tengo sangre muggle puedo padecer enfermedades que solo atacan a los muggles...es lo mismo en el caso de Max.
—Vas a ver que todo va a salir bien —le dio una sonrisa conciliadora—, a lo mejor no sea nada del mundo muggle, y solo sea alguna infección estomacal.
Amalie quiso creer en sus palabras, estaba por contestar cuando escucho como la campanilla sonaba dejando ver la presencia de cierto azabache acompañado de una mujer que no conocía.
—No voltees, pero acaba de entrar "ya sabes quién" —Itziar alzó las cejas con curiosidad—...con la misma mujer que lo vimos ese día...
Itziar negó con la cabeza, dispuesta a decirle que no le interesaba nada que tuviera que ver con él, cuando escuchó su voz y risa pasando a un lado de su mesa.
—Creo que no había venido a la tienda de té de Anired—era Regulus quien, por primera vez, usaba un tono de voz demasiado amable y cariñoso, que solo se escuchaba cuando hablaba con sus hermanos o familia—...ya que cuando fue la inauguración estabas en Brasil.
Amalie e Itziar observaron de reojo a los recién llegados, era una mujer alta, no tan alta como Regulus, pero si lo suficiente para decir que iba llegando al metro y ochenta, cabello corto de un castaño oscuro, delgada y de piel apiñonada, pero lo que más resaltaba eran los ojos azules que veían todo con curiosidad.
—¿Cómo ha estado Anired? —cuestiono para sentarse en la mesa de al lado, donde las dos amigas podían escuchar perfectamente su conversación—, he hablado con ella, y la he escuchado muy feliz en estos últimos meses...
—Está bien, las cosas le están saliendo bien, tanto su carrera de modelo como negocios —sonrió dejando ver el orgullo que sentía por su hermana menor—, estoy seguro que una vez que sepa que estás aquí se emocionara por verte.
La castaña sonrió cuando la mesera se acercó para poder tomar su orden, los dos ordenaron con facilidad para continuar con la plática.
—Yo también quiero verla, no es lo mismo hablar por teléfono que en persona—miró a Regulus—, gracias por ir por mí al aeropuerto y por ayudarme con mis maletas, espero no causar molestias en tu casa por los días que me quedaré.
Regulus negó rápidamente dándole un guiño, de esos que eran tan característicos en él.
—No es ninguna molestia, sabes que mis papás te aprecian mucho y ni qué decir de mis hermanos y de mi —recargo las manos sobre la mesa en un gesto relajado—, estamos felices de que vengas a Londres y te quedes con nosotros, esperamos sea mucho tiempo, Seline.
Tanto para Amalie como para Itziar era extraño ver a Regulus de esa manera, no era coqueto como de costumbre, sino amable, atento y caballeroso, faceta que solo habían visto que empleaba con su madre y hermana, o con la misma Hannah.
Al pensar en ella un escalofrío recorrió a las mujeres que sin querer no podían apartar el odio de la conversación de los recién llegados, aumentando su curiosidad por saber quién era esa mujer castaña de nombre Seline, que parecía ser tan cercana a Regulus, estaban seguras que era cercana a su edad.
Amalie tuvo que apartar la mirada lo más rápido posible al ver cómo llegó cierto pelirrojo que conocía demasiado bien.
George Sirius se acercó a Regulus y la chica, para saludar a esta última con un abrazo muy fraternal y sentarse con ellos, lo que hizo que la curiosidad de Amalie e Itziar fuera en aumento ya que nunca en su vida la había visto, sin comprender que fuera tan unida a esos dos miembros de la familia Black-Weasley, y recordando que la última vez que los vieron de esa forma fue con Hannah, y las cosas no terminaron para nada bien.
Amalie hacía lo posible por no voltear para que George Sirius no la descubriera viéndolo, mientras Itziar mantenía una sonrisa burlona.
—No eres nada discreta.
Comento la pelirroja.
—Cállate —pidió Amalie virando los ojos y finalmente abriendo el sobre, ya que prefería que su atención estuviera en otra parte—, mejor ve esto.
Arwen miro de manera fija y con curiosidad a su amiga, siguiendo cada uno de sus movimientos. No lo admitiría en voz alta, pero al igual que Amalie también quería saber qué clase de lazo los unía a esa chica, y por qué eran tan cercana, ya que era una persona que jamás habían visto, ni siquiera en el tiempo que estuvieron en Hogwarts.
Podía escuchar las risas animadas del trío, quienes parecían disfrutar demasiado de estar charlando, incluso el mismo Regulus John parecía más simpático de lo apático que era.
Soltó un suspiro para agitar la cabeza, repitiendo una y otra vez que eso a ella no le importaba, finalmente no tenía ninguna relación con los Black-Weasley, ni amigo eran, y aún tenía en mente las palabras de su padre, quien le pidió que se mantuviera lejos de ellos, especialmente de Regulus, ya mucho había hecho, por lo que no quería decepcionar aún más.
Salió de sus pensamientos al escuchar un pequeño jadeo proveniente de su rubia amiga, al verla noto su cara que reflejaba angustia, sorpresa y confusión, alzó las cejas sin comprender porque estaba de esa manera.
—¿Amalie? —llamó Itziar aumentando su preocupación, porque los resultados fueran algo malo—... ¿qué pasó? ¿Dice algo malo?
Amalie que aún se encontraba en una especie de shock solo logró atinarle a dar la hoja en su mano, la que temblaba debido al estrés que estaba sufriendo en esos momentos.
Itziar que no entendía nada, de inmediato tomó la hoja para leerla de manera rápida, varias palabras no las comprendió ya que eran términos médicos.
Pero, llegó a unas que la dejaron en shock al igual de Amalie, comprendió la reacción de la rubia:
"Positivo a embarazo"
⚜⚜⚜
Parpadeo varias veces tratando de enfocar la mirada, pero las cosas alrededor se movían sin control por lo que el mareo no disminuye y mucho menos el dolor de cabeza que parecía atormentarla de manera tan seguida.
Se sobo las sienes y tallo los ojos tratando de comprender en donde se hallaba al sentarse sobre el lugar donde estaba recostada.
—Señorita Black-Weasley—escucho como le hablaban para ver frente a ella, a una mujer mayor que usaba una bata blanca—, me alegro de ver que ya despertó.
Miró como la mujer se levantaba tomando el estetoscopio para acercarse a ella, dándose cuenta que estaba sobre una camilla, en lo que parecía ser la enfermería o la sala de un doctor muggle, ya que no reconoció muchas de las cosas que se encontraban en ese lugar.
—¿E...en dónde estoy? —cuestionó con voz hueca—... ¿Qué me pasó?
—Se encuentra en el Thames Health Centre—explicó con amabilidad la doctora—, voy a revisar tus signos vitales ahora que te encuentras despierta— la doctora ajustó el estetoscopio y se inclinó hacia la paciente, colocando el extremo del instrumento en su pecho para escuchar los latidos cardíacos, hablándole con un tono más familiar para que la menor se sintiera cómoda. Mientras realizaba la revisión, la azabache notó que la doctora llevaba un distintivo que indicaba su nombre como Dra. Elizabeth Thornton—. Bien, señorita Black-Weasley, ¿puedes decirme tu nombre completo?
—Es Anired Georanne Black-Weasley.
Respondió, notando que cada palabra pronunciada le causaba un leve dolor en las sienes.
La doctora Thornton asintió y procedió a medir su presión arterial.
—Ahora, intenta recordar, ¿puedes decirme qué fue lo último que recuerdas antes de despertar aquí?
Anired frunció el ceño, tratando de encontrar algún recuerdo en su mente nublada.
Parpadeó varias veces, recordando imágenes borrosas de lo que parecía ser la oficina de Dorothea.
—Recuerdo que tuve una reunión y posteriormente una discusión con dos de mis compañeros—arrugó los labios con molestia recordando el motivo de su discusión que fue causado debido a que le ocultaron la relación que mantenía, cuando ella siempre les había contado todo—...iba a irme, cuando me mareé y después todo se volvió oscuro.
La doctora Thornton escuchó atentamente la descripción de Anired sobre sus últimos recuerdos, mientras continuaba con la medición de la presión arterial.
Anired poco a poco sentía como el dolor de cabeza iba desapareciendo al igual que su vista parecía enfocar aún más.
—Entiendo, Anired. Las discusiones y el estrés pueden tener un impacto significativo en nuestra salud.
Anired le daba la razón a la doctora, últimamente su vida estaba llena de estrés por el lado que la viera, tanto que ya ni siquiera podía dormir bien, lo único que añoraba era tener un poco de paz en esos ajetreados días que parecían dispuestos a terminar con ella de una vez por todas.
La azabache agradeció cuando la doctora terminó de medir los signos vitales para verla con curiosidad, deseaba ya salir de ahí para ir directo a su casa y recostarse por el resto del día para no saber nada de nadie.
La doctora Thornton terminó de medir la presión arterial de Anired, y le dijo
—: Hemos llamado a su contacto de emergencia, que es la señora Anirak Black-Weasley, por lo que se encuentra afuera llenando el papeleo—Anired asintió sintiéndose mal por preocupar a su madre de esa manera, que sin duda la llevaría a San Mungo una vez que salieran de ese hospital muggle—. Tu presión está un poco baja, pero dentro de lo normal. No es nada grave, pero debes cuidarte más, sobre todo por el bebé.
Anired abrió los ojos de manera desmesurada, viendo a la doctora con confusión ante lo último que dijo, creyendo que tal vez escuchó mal.
—¿Qué bebé?
La pregunta salió de los pálidos labios de la azabache provocando que la doctora Thornton la mirara con sorpresa, debido al estado y tiempo en el que se encontraba.
—¿Cómo que qué bebé? El bebé que llevas en tu vientre, señorita Black-Weasley—por inercia la delgada mano terminó sobre el plano vientre abrigado por una sudadera de Maxence —. El bebé que tiene cerca de dieciséis semanas...
La menor se quedó helada, sus labios se entreabrieron sintiendo la garganta seca procesando de manera lenta las palabras que acababa de decir la mujer frente a ella.
—¿Embarazada? —Anired tartamudeó, luchando con la idea que acababa de ser revelada—...no...eso no puede ser posible. Hace años me dijeron que era poco probable que pudiera tener hijos...
Negó varias veces mirando como la doctora se alejaba para ir al escritorio en donde tomó algunos documentos, de los cuales le extendió uno.
—La señora Anirak aceptó que se te hicieran diversas pruebas para verificar tu estado de salud, en la que incluía una prueba sanguínea de embarazo—Anired tomó el documento leyéndolo rápidamente—, como puedes ver indica que es positivo y marca dieciséis semanas de gestación.
Los ojos grises de Anired leían las palabras, varias en ese momento no las comprendió, pero hubo cinco que quedaron grabadas en su mente:
"Positivo"
"Dieciséis semanas de gestación"
—Entiendo que esto puede ser abrumador, Anired—la doctora podía observar el rostro lleno de preocupación y confusión de la menor que no parecía comprender nada—. Sin embargo, quiero tranquilizarte. Durante la revisión, observé que tu bebe está muy bien, e incluso tiene un fuerte latido —le sonrió de manera calmada tratando de brindarle un poco de calma a la pálida chica que tenía los ojos llenos de lágrimas y respiraba agitadamente—, parece estar creciendo de una manera saludable, creo que eres de las pocas mujeres que he atendido que lleva un embarazo saludable a pesar de no saberlo.
Las palmas de la mano de Anired apretaron el plano vientre, como si pudiera sentir el latido del neonato. Toda ella era una mezcla de emociones que ni siquiera sabía cómo reaccionar.
—Y...yo nunca pensé que sería posible —titubeo mordiéndose el labio inferior con los dientes delanteros—...pase, por tanto, y siempre creí que esa posibilidad se había desvanecido.
Anired nunca se lo había dicho a nadie más que a su madre, pero ella realmente deseaba tener un hijo en algún futuro, incluso cuando Tanith le dijo que sus posibilidades de un embarazo eran muy bajas después de su trastorno de conducta alimentaria, ella había decidido que en algún momento adoptaría.
Pero el hecho de saber que una nueva vida estaba creciendo dentro de ella provocaba extraños sentimientos en su corazón, que aumentaban al darse cuenta que era su hijo e hijo de Maxence, su amado Maxence, con quien quería formar una familia.
—La vida puede sorprendernos de maneras inesperadas—la doctora le apretó el antebrazo de la menor de manera conciliadora—. Tu cuerpo ha demostrado ser más fuerte de lo que pensabas. Ahora, estamos aquí para apoyarte en este viaje, tanto física como emocionalmente. ¿Hay algo en particular que te preocupe o que quieras discutir?
Anired aún choqueada apretó la prueba en su mano, para sorber de la nariz y sentir cómo la comisura de sus labios poco a poco comenzaba a levantarse.
—¿Es seguro eso? —preguntó aún sin poder creerlo, deseando que no se tratara de una simple ilusión— ¿No puede haber un margen de error?
A pesar de todo lo que le había dicho anteriormente la amable doctora aún no podía creerlo, no quería ilusionarse y después romper todos sus deseos.
—Señorita—habló la mujer mayor con una cálida sonrisa al ver ese brillo de emoción en los ojos grises—...es completamente seguro...así que muchas felicidades.
No sabía cómo sentirse en esos momentos, era un mar de emociones, desde el miedo hasta la incertidumbre de todo lo que se enfrentaría a partir de ese momento y todos los cambios que se venían en su vida, pero poco a poco una sonrisa adorno el pálido rostro ante esa noticia, que si bien era apresurada no le disgustaba para nada, por el contrario, la hacía sentir tan feliz, que sentía no caber en sí misma.
Sus manos se aferraban al plano vientre que no parecía mostrar el embarazo, pero ahora que lo sabía, quería sentirlo, sentir como su bebé crecía poco a poco dentro de ella, como su cuerpo formaba una vida, un hijo de ella y de Maxence.
[...]
Veía como los autos de al lado pasaban a altas velocidades, mientras ellas tomaron el carril de baja velocidad, dándose cuenta que su madre estaba preocupada por su estado de salud que incluso manejaba con más cuidado.
—Tu padre quería venir de inmediato a verte cuando supo que me llamaron del hospital —informó Anirak dando una vuelta en u fijándose en todos lados para no tener un accidente—, sin embargo, lo convencí de que no dejará solos a George Sirius y a tu tío George con la reunión de los proveedores, ya que últimamente se sale mucho del trabajo...
Anired asintió comprendiendo porque su padre no estaba con ella, y fue algo que agradeció en esos momentos, porque conociéndolo ya estarían en San Mungo en el ala de urgencias o probablemente habría ido buscando directo a su padrino Draco para que la atendiera sin importar si tenía algún otro paciente, una sonrisa traviesa adorno su rostro al imaginar la escena que tantas veces pasó.
Aún recordaba la primera vez que tuvo el periodo y solo estaba con su padre y hermanos, a pesar de no ser un tema tabú en la familia llena de hombres, tomó a todos por sorpresa y terminaron en San Mungo debido a los cólicos que la golpearon.
—Papá sigue preocupándose mucho, a pesar de que debe de guardar más reposo —un escalofrío recorrió su columna vertebral al recordar a su padre en la cama llena de sangre—...se preocupa demasiado.
—Sabes que tanto a ti como a tus hermanos los ama demasiado —la miró de reojo—...pero, tú eres la luz de sus ojos, odia verte que te enfermes o que te hagas daño...o que te lastimen...
Sabía a qué se refería con eso último, o más bien a quien.
—¿Sigue muy enojado con Max?
Anirak asintió suavemente.
—No lo quiere ni ver en pintura —se encogió de hombros—...no te voy a mentir, yo también estoy molesta con él, me pudo haber dicho que se tenía que ir de viaje y no entrar a la reunión, pensé que hablo contigo antes de entrar y que quedaron en irse después de que terminara, nunca me imaginé que te fuera a dejar pl...
No quiso decir la palabra, no queriendo herir a su hija, la que no estaba en estado como para preocuparse aún más.
—¿Plantada? —cuestiono dándose cuenta de la palabra que no dijo su madre—...sé que me dejó plantada, mamá, pero trato de comprenderlo...su trabajo es demasiado demandante.
—Y el tuyo también, Anired...pero siempre haces tiempo para él —frunció los labios con molestia, apreciaba a Maxence, pero le enojaba que fuera esa manera, que no quisiera darse cuenta del daño que le estaba haciendo a su hija al actuar de esa forma—... ¿Al menos has hablado con él sobre cómo te hace sentir?
No necesitaba que Anired se lo dijera, la conocía muy bien como para saber que seguramente se estaba guardando las cosas para ella misma, porque desde niña era así, prefería no decir cuando algo le molestaba o cuando sus sentimientos eran lastimados para no incomodar a los demás, a pesar de que Fred y ella siempre trataron de hacerle ver qué no tenía nada de malo quejarse o reclamar, pero era una cosa que no podían cambiar de su personalidad.
—Mamá—murmuró Anired queriendo desviar el tema de conversación, no era una plática que quisiera tener —...hablaré con él, lo prometo.
Sabía que ahora, más que nunca debía de hablar con él, después de todo debía de decirle que estaba embarazada, se cuestionaba una y otra el cómo reaccionaría... ¿Estaría feliz o no? ¿Quería tener hijos en esos momentos?
Eran dudas que la atormentaban, varias veces hablaron de casarse, pero nunca sobre la opción de tener hijos, quizá porque ante sus ojos era algo imposible después del diagnóstico dado, siempre decían que su cuerpo era débil como para formar un bebé y sin embargo en esos momentos uno se estaba formando dentro de ella, por inercia llevó la mano a su vientre para sentirlo y morderse el interior de la mejilla tratando de evitar sonreír.
—Está bien —Anirak suspiro sabiendo que su hija haría lo que quisiera—...vamos a San Mungo, quiero que Tanith te revise, eso de que el desmayo fue por estrés no me tiene tranquila, quiero que revisen bien que te pasa.
Si su padre era sobreprotector, su madre aún más a pesar de no demostrarlo tanto como Fred.
—¿Podemos ir mañana? —pregunto sabiendo lo que le dirían una vez que fuera a la revisión médica, por lo que quería decírselo ella misma a su madre—...tengo ganas de ir a Sunny Day...
Anirak la miró alzando la ceja y volviendo rápidamente la vista a la carretera.
—¿Ya no te sientes mal, no preferirías ir a la casa?
Anired negó mordiéndose el labio inferior.
—Quiero ir a la cabaña —comento refiriendo a Sunny Day, una casa de campo que tenían sus padres a las afueras de Londres, lugar que visitaba muy seguido cuando era una niña—...no tengo ganas de ir a la casa, podemos comprar algo de cenar y tener una noche de chicas, ¿Qué piensas? Si mi desmayo fue por estrés eso serviría para desestresarme —dijo esperanzada porque aceptará la idea—...si vamos a la casa me voy a estresar más, porque papá y mis hermanos casi casi me van a obligar a ir a San Mungo...aparte, me vendría muy bien un poco de paz...
Anirak lo medito por unos segundos, pero finalmente asintió dándole la razón, si estaba demasiado estresada lo que más necesitaría sería un poco de paz, paz que no tendría en la casa Black-Weasley debido a los varones que habitaban ahí, los amaba, pero podían ser demasiado ruidosos y latosos.
—Está bien, le hablaré a tu padre y le diré que nos vamos a quedar en Día Soleado para que mañana nos traiga ropa—Anired asintió con una sonrisa—...pero, no te libras de hablar con él por teléfono y explicarle lo que dijo la doctora.
Anired suspiro sabiendo que la interrogaría hasta recibir una respuesta que lo dejara lo suficiente satisfecho, y si ninguna le convencía iría por ella, ya podía escuchar su voz diciendo que estaba por hacer una aparición, en la que probablemente sus hermanos lo acompañarían.
[...]
Se estiró en la enorme cama, disfrutando de la suavidad de las mantas y no evitó verse el estómago que se veía más grande, aunque eso no era por su embarazo si no por comer mucho pollo frito y puré de papas de Kentucky fried chicken, comida que le encantaba y la volvía loca, tanto como para comerse orden y media de puré ella sola y también cuatro piezas de pollo.
Cada que lo compraban y estaban sus hermanos era una competencia por ver quién agarraba la última pieza de pollo, sin embargo, ese día pudo hacerlo con tranquilidad ya que nadie amenazó con quitarle su pollo.
—Parece que comiste mucho —comentó la mayor picándole el estómago de manera cariñosa —...espero no te de dolor de estómago.
Se acostó a lado de su hija, la que se removió sobre la cama para irse a acurrucar con Anirak, quien la abrazó acariciándole el cabello con ternura.
—No creo, tenía mucha hambre y antojo de pollo —sonrió—... mamá —llamó mirándola con ojos brillantes—...cuando te dijeron que no podías tener más hijos, después del nacimiento de mis hermanos ... ¿Lo aceptaste así sin más?
Anirak alzó las cejas, pero lo pensó por unos segundos y negó.
—No, digamos que al inicio fue como un "que pase lo que tenga que pasar"...como que lo quise asimilar, pensando que con tres hijos era suficiente —le acaricio la mejilla pasando por los lunares lentamente—...pero, conforme pasaban los días, sentía que algo le faltaría a mi vida, veía a las mujeres embarazadas disfrutar tanto su embarazo que las llegaba a envidiar —sonrió con un deje de triste nostalgia —...luego veía a mujeres con hijas, viendo el ese lazo que tenían, como las arreglaban, como pasaban el tiempo con ellas....que me sentía peor y mi deseo aumentaba, dándome cuenta que mi vida no estaba completa, eso me hacía sentir vacía, así que comencé con tratamientos, pero ninguno funcionaba, por el contrario tenía síntomas secundarios pero ningún embarazo —acarició la graciosa nariz de Anired, la que siempre se movía cada que hablaba o sonreía, pareciendo la un conejo que olía todo a su alrededor—...tu padre estaba muy preocupado por los síntomas secundarios que cada vez eran peor, así que finalmente deje los tratamientos y me obligue a aceptar que no podría tener más hijos, así pasó más de un año y medio...
Anired la miró y sonrió, a pesar de tener una expresión de tristeza podía ver el brillo en los ojos de su madre, la que parecía llegar a su parte favorita de la historia que tantas veces escuchó: su nacimiento.
—¿Fuiste muy feliz?
Anirak sonrió quitando unos cuantos mechones de oscuros cabellos de la frente de su hija en la que dejó un cariñoso beso.
—La más feliz —confesó con una cálida sonrisa que solo le dedicaba a sus hijos y esposo —...Fred y yo dejamos de cuidarnos como por más de un año, creyendo que no podría volver a embarazarme, poco a poco ambos nos hicimos a la idea de que por más que lo deseamos no sucedería.... Recuerdo que días anteriores tenía muchos antojos de cosas raras, galletas de chispas de chocolate con mayonesa, sandía con mostaza, chocolate con puré de Kentucky, incluso tu padre me molestaba con eso, porque siempre que me veía comerlo él terminaba con náuseas—Anired no evitó hacer una mueca de asco ante la imagen de esos alimentos—...pero lo relacione con que me llegaría el periodo, así que no hice mucho caso, hasta el nacimiento de Zed... fuimos directo al hospital porque a Lys se le rompió la fuente, ese día tuve dolores en el vientre, pero creí que eran cólicos—sonrió con diversión—...cuando estábamos en la habitación con Zed recién nacido tuve tanto dolor que perdí el conocimiento —miro a Anired—, pateabas muy fuerte—la menor soltó una pequeña risa por su comentario—...cuando volví en sí, Draco me dijo que entre en labor de parto y que era urgente empezar, no comprendida mucho y tu padre mucho menos, pero hicimos lo que nos dijo tu padrino...finalmente, después de mucho dolor...nació una hermosa niña de cabello negro—delineo la nariz de Anired con mucho cariño—...el deseo más grande que tenia se hizo realidad, por fin tenía todo lo que deseaba en la vida —le apretó la mejilla—...y mírate, ahora eres una mujer, y no sabes cuándo te amo y lo orgullosa que estoy por ser tu mamá.
Anired la abrazó con fuerza escondiendo el rostro en su hombro, disfrutando del aroma y calidez de la mayor, que era la mujer que más amaba.
—Te amo tanto, mami—dijo con voz ahogada—...gracias por ser mi mamá.
—Gracias a ti por ser mi hija, mon désir —le beso el cabello—...Anired.
—¿Qué pasó?
Llamó sin querer dejar de abrazarla, sabía que debía de hablar con ella sobre la noticia que se acaba de enterar, pero aún no encontraba el momento, sin embargo, la pregunta de su madre la dejó helada.
—¿Estás embarazada?
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¡Hola!
¿Qué les ha parecido el capítulo?
¿Creen que Maxence finalmente logré balancear su vida? ¿O será muy tarde cuando lo haga?
¿Qué tendrá Rosier?
¿Quién será Seline y por qué es tan unida a los mellizos, especialmente a Regulus?
¿Qué hará Amalie con esa noticia?
¿Itziar se sentirá celosa de Reg?
¿Anired le dirá a Maxence?
¿Cómo creen que reaccione Max al enterarse?
¿Por qué Anired habrá hecho esa pregunta? ¿Cómo reaccionara ante la noticia?
Y lo más importante, ¿Cómo reaccionarán Fred y los hermanos de Anired? ¿Lyssandre? ¿Los demás miembros?
Muchas preguntas, en fin, nos leemos♥
Loviu
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