Cinco.
(Debido al aumento de lectores fantasmas, he decidido no actualizar hasta que llegue a 500 comentarios, siendo un capítulo de 15k palabras, espero lo comprendan..)
Las familias siempre son distintas y de diferentes tamaños, algunas más unidas y otras un desastre, pero siempre habrá algo que las una, tal vez un lazo sanguíneo o el amor.
Louis-Philippe nació en un hogar disfuncional, lleno de maltratos e insultos, aunque siendo el hijo menor era más ignorado y nadie esperaba nada de él, tal vez un punto a su favor.
Las únicas personas que lo querían eran sus dos hermanos: Jerome y Lyssane, siempre trataban de estar al pendiente de él, aunque con la diferencia de edad era algo difícil sumado al padre que compartían.
Aprendió a pasar desapercibido y a actuar como si todo estuviera bien, llegando a excluirse y siendo demasiado difícil para él hacer amigos o integrarse, su vida era tan monótona que no tenía ningún interés en lo que sucediera, varias veces estuvo a punto de abandonar el colegio ya que sus aspiraciones eran igual a cero, al menos Beauxbatons lo termino expulsando después de la primera pelea en la que se perdió, aunque fue algo bueno ya que pudo escaparse de la mansión Delacour y comenzar a vivir con su hermano mayor, pero debido al trabajo de este todo era difícil, seguía pasando mucho tiempo solo.
Pero, todo cambio ese día en el hospital en enero de dos mil veinticuatro, hace más de diecisiete años cuando conoció al joven matrimonio Black-Weasley, nunca creyó que ellos se volverían sus padres adoptivos.
Fred y Anirak desde que lo conocieron le brindaron la atención que siempre había buscado, preocupados porque comiera o su sentir respecto a la situación que estaba experimentando, la azabache cuenta con un instinto maternal demasiado fuerte siendo muy cálida con él y comportándose como una verdadera madre, Fred a pesar de ser tan bromista, se tomaba el tiempo para pasar con él después del trabajo.
Temió tanto cuando el Delacour mayor se atrevió a pedir su custodia, creyó que volvería a ese infierno en Francia, a pesar de ser una enorme mansión se sentía como una prisión cada vez más chica, tenía que comportarse e incluso vestirse tal como Pierre lo decía, solo importaba lo que el mayor quería y nada más.
Pero, sin embargo, ese día se volvió el mejor de su vida, cuando Fred y Anirak pelearon por su custodia nombrándolo oficialmente su hijo ante todo el mundo mágico y pasando a cambiar ese apellido que tanto odiaba tomando el Black-Weasley, gracias a ellos conoció los que eran unos verdaderos padres, aquellos que darían cualquier cosa con tal de verlo a salo y feliz.
Incluso, los hijos del matrimonio de volvieron sus nuevos hermanos para los cuales siempre trato de ser un ejemplo, cuidándolos y guiándolos durante su crecimiento, y ni decir de cuando nació Anired, nunca creyó ser tan celoso y protector como con ella.
Su familia se fue haciendo más grande con la llegada los hijos de Lys y George, incluso el matrimonio Malfoy lo trataba como un sobrino y ni decir de Sirius, Regulus y Laetitia que nunca hicieron diferencian entre él y sus hermanos, todo lo contrario, lo seguían malcriando hasta más no poder.
Y justo ahora, su familia volvía a crecer.
No pudo evitar que pequeñas y rebeldes lagrimas escaparan de sus ojos al ver al bebé rubio que yacía en brazo de Mónica, era tan pequeño y gordo.
Y su primer hijo.
Nunca pensó llegar a tener algo como eso, siempre pensó que terminaría siendo amargado como Pierre Delacour, pero todo eso cambio gracias a la mujer de ojos grises y el pelirrojo que lo veían de forma orgullosa en esos momentos.
Puso al bebé en brazos de Mónica para acercarse a sus padres los cuales de inmediato lo abrazaron.
—Mamá, papá...ya nació mi hijo...
Murmuro con un hilo de voz escondiendo el rostro entre los hombros juntos de los dos mayores, esas personas que llegaron a mejor su vida en todos los aspectos, demostrando lo que era una verdadera familia en la que no importaba compartir un lazo sanguíneo si no el gran amor que se tenían los unos a los otros, gracias a ellos aprendió demasiado y se volvió el adulto que era.
Louis nunca terminaría de agradecerles que ellos salvaran su vida, quien sabe que habría sido de él su hubiera seguido bajo la tutela de Pierre.
—Estoy tan orgullosa de ti, cielo —murmuro la azabache acariciándole el corto cabello, el rubio de inmediato noto su voz acuosa así que supuso que estaba llorando—...merlín, siento que fue apenas hace unos cuantos días la primera vez que me llamaste mamá y mírate ahora, acabas de tener un hijo.
—Te amo, mamá, y a ti también, papá.
—También te amo, enano —susurro Fred el cual no quería hablar mucho ya que su voz se cortaba cada que decía algo y las lágrimas que contenía saldrían si evitarlo—...no puedo creer que me haya hecho abuelo tan joven.
Louis soltó una pequeña risa para alzar el rostro y verlos reconociendo esas miradas de cariño y orgullo que siempre le daban.
De algo estaba demasiado seguro, no cambiaría nada de lo que paso a lo largo de su vida, incluso lo viviría una y otra vez si tenía la certeza de que ellos estarían en ella.
—Queremos conocer al bollo...
El momento de nostalgia fue roto por tres voces demasiado conocida, los ojos azules del rubio se detuvieron en la puerta y no evito sonreír al distinguir a sus tres hermanos menos que incluso aún estaba en pijama, les hizo una seña y los adolescentes sin esperar se acercaron a Mon que les enseño al recién nacido.
—Esta...arrugado —comento Anired acariciándole la mejilla con la punta del dedo con el mayor cuidado que podía como si estuviera a punto de romperse—...parece una pasita... ¡Me encanta!
Los mayores soltaron una risa por el comentario de la azabache menor, incluso se escucharon algunos sollozos por parte de Anirak la cual era abrazada por su esposo, claramente no era un llanto de tristeza sino de felicidad.
—¿Y entonces...?
George Sirius veía con curiosidad al bebé aun sin animarse al tocarlo pues temía dañarlo con algún movimiento brusco.
—¿Cómo se llama?
Regulus compartía la misma mirada que su mellizo, era como si estuvieran viendo una especie de criatura mágica, claro que conocían los bebés, pero nunca habían visto a un recién nacido —bueno, a su hermana, pero era muy distinto ya que en ese entonces eran solo unos niños de dos años—, pero ambos parecían ansiosos por lograr cargarlo o acariciarlo.
—Gideon Geron —respondió Mónica para ver a Fred que la miro con sorpresa—, Geron por mi padre... y Gideon...por el padre de Louis, queríamos que llevara el nombre de dos de los mejores hombres y más valientes que hemos conocido, aparte que han marcado nuestras vidas de forma muy especial.
Y con esas palabras, Fred Black-Weasley no pudo contener más las espesas y calientes lágrimas, su hijo mayor lo abrazo con fuerza mientras Anirak iba con la mujer recién aliviada para ver de cerca a su pequeño y primer nieto.
—Así que el pequeño Giga nació en una fecha mágica —murmuro Anired sonriendo—, veintidós de febrero del dos mil veintidós...
—¿GiGi?
George Sirius y Regulus John la voltearon a ver con curiosidad ante el nuevo apodo.
—Es más corto de Gideon Geron, aparte que suena lindo, así que a partir de hoy es GiGi.
Mónica sonreía escuchando lo que decía su cuñada menor y asentía dándole el visto nuevo por el apodo.
—Bueno...entonces, GiGi —George Sirius paso la mano por la cabeza casi sin pelo del recién nacido—...te adelantes mucho.
—Se supone que nacerías en abril, GiGi —menciono Regulus John a lado de sus hermanos—...no pudimos terminar de cenar porque tuviste que interrumpir, grosero.
Louis sonreía lleno de felicidad la que aumento más al ver entrar a sus dos hermanos mayores: Jerome y Lyssane, seguidos de George, Freddos y Zed que venían emocionados por conocer al nuevo miembro.
Sin duda alguna, Gideon Geron Black-Weasley sería un bebé lleno de amor por parte de todos los miembros de su familia que lo esperaban con tantas ansias.
⚜⚜⚜
El aroma a cerveza de mantequilla inundo sus fosas nasales, a pesar de no ser tan fan de las cosas dulces disfrutaba demasiado de esa bebida, especialmente de aquella que preparaba en Las Tres Escobas, desde que llego a Escocia se había vuelto un cliente regular y al menos en Hogwarts los dejaban visitar el pequeño pueblo mágico cada fin de semana y de esa forma ir de inmediato al pub en busca de una, en algunas ocasiones iba solo, en otras con Valentia o Deyan, y justo como ahora; con su padre.
El Moldovan mayor bebía un gran vaso de hidromiel mientras sonreía con suavidad viendo a su hijo, que parecía un niño pequeño emocionando con la cerveza.
—Pareces disfrutar tu estadía en Hogwarts.
Comento Razvan dejando el vaso en la mesa.
—No me quejo —Lorenzo le dio un gran sorbo a la bebida frente a él sintiéndose en la gloria al probar el delicioso sabor—, el torneo va bien y las clases son normales —se encogió de hombros restándole importancia—, lo normal.
—¿Y tus amigos qué tal?
Las conversaciones de los dos varones variaban de sus humores, ambos se conocían tan bien que con tan solo ver sus posturas al sentarse sabrían si alguno estaba enojado, y en ese momento ambos se encontraban relajados.
—Valentia al parecer está saliendo con un chico —conto con tranquilidad—, así que últimamente está más con él, por otro lado...Deyan...creo que se está volviendo loco.
—¿Val está saliendo con alguien? ¿Cómo es que alguien se atrevió a salir con la pequeña cola cuerno? —enarco la ceja, adoraba a su sobrina, pero a veces los adolescentes le daban miedo —... ¿Por qué dices que Deyan se está volviendo loco?
—Si...aun no es oficial, pero al parecer está saliendo con él...de hecho —los ojos caídos de color verdoso se guiaron hasta donde un joven pelirrojo paseaba entre las mesas ateniendo a distintos clientes o entregándoles las bebidas—...él es el chico, el mesero de cabello de señal de transito...
—Las señales de tránsito por lo regular son amari—dejo las palabras en el aire al reconocer de quien se trataba—... ¿Qué? ¿Con el flacucho colorado?
A Lorenzo le extraño la expresión de su padre que era una mezcla de sorpresa y como si no creyera lo que le dijera.
—Eh...si —respondió confundido—, deja de verlo, pareces un acosador... ¿Lo conoces o por qué actúas de esa forma?
Razvan lo miro con una mueca de obviedad y sin creer que no recordara de quien se trataba.
—¿No lo recuerdas o reconoces? —el menor negó bebiendo nuevamente la cerveza de mantequilla— ¡Por Merlín! ¿A caso necesitas lentes o eres tonto? Es Esteban...Stirling...ay, no recuerdo su nombre. Pero, es el sobrino de Charlie, el hijo del esposo de tu madre, o sea, tu hermanastro.
—¿Él? —vio al pelirrojo que volvía a la barra con algunos vasos sucios —... ¿En serio? ¿Stefan?
Razvan asintió varias veces.
—Sí, sí...no pensé que a Valentia le gustaría un Weasley...
—La mayoría que tienen ese apellido son muy populares en Hogwarts —comento Renzo terminando la cerveza—...es como si por todos lados hubiera uno de ellos.
—Sé que la familia de Charlie es demasiado grande, no me sorprende que haya mucho...creo que solo Carlos y los hijos de un hermano de Charles no llevan el apellido Weasley.
—¿Los Black-Weasley?
—¿Los conoces?
—Uno es profesor de vuelo, también tomo clase con uno de ellos...y una amiga era muy cercana a otro, e incluso me llevo con la menor...
—¿La novia de Deyan? —recordaba a la azabache que fue a llevarles comida cuando estaban en Hogwarts instalando todo para la segunda prueba—...esa cría es muy agradable.
—Ex novia, de hecho ¿Recuerdas que te dije que Deyan estaba actuando como un loco? —Razvan asintió viéndolo con curiosidad—...pues se debe a su rompimiento y a muchos rumores alrededor de eso.
—¿Qué clase de rumores?
Lorenzo siempre había sido demasiado callado, algo que le sirvió de mucho para enterarse de cualquier cosa, ya que nadie creía que estuviera poniendo atención en lo que decían a su alrededor.
—Pues es que Anired, antes de que rompieran comenzó a tener un amigo, estudiante de Beauxbatons al cual Deyan odia porque está seguro que siente algo más por Nired, pero bueno —hizo una pausa para seguir hablando—, el chiste es que Anired y el de Beauxbatons se veían muy cercanos, y varios comenzaron a decir que ella le ponía el cuerno a Deyan con él, pero todo se volvió peor cuando su relación oficialmente termino, Anired y Maxence siempre están juntos, varios dicen que están saliendo...y a Dey eso no le agrada, todos los rumores lo dejan a él como el cornudo y como alguien remplazable, ha hecho todo lo posible para volver con ella, le manda regalos, cartas y todas esas cosas cursis, pero Anired lo sigue rechazando, incluso ni siquiera ha querido aceptar tener una conversación con él.
Razvan estaba completamente sorprendidos, cuando fue adolescente nunca escucho tantos rumores juntos como esos, lo pensó por unos segundos y hubo algo que le preocupo: las personas solían ser demasiado crueles cuando una mujer terminaba una relación y rápidamente iniciaba otra.
—Lorenzo... ¿Qué piensas de eso?
—¿A qué te refieres?
Lorenzo alzo las frondosas cejas.
—Ya sabes... ¿Qué opinas de que Anired haya dejado a Deyan?
—Era algo que se veía venir —recargo el mentón en la palma de su mano—...me refiero a que Dey a veces era demasiado imbécil con Anired, tenía actitudes y a veces se refería de forma muy grosera...de cierta forma me alegra que hayan terminado, Anired es buena persona, creo que es de las que más me agrada de este colegio... sin embargo no todos piensan igual, especialmente mis compañeras y compañeros de Durmstrang, para ellos Deyan es la víctima y a ella la tachan de zorra.
Razvan se alegraba de escuchar lo que decía su hijo, se sentía orgullo al ver que él no cometía los mismos errores que cometió en su época de estudiante.
—Espero no la pase tan mal, es una niña muy dulce —los ojos del mayor cambiaron a un brillo lleno de picardía—...mencionaste a otra amiga... ¿Quién es?
Lorenzo se encogió en su silla.
—Yo...ah...se llama Alyssa...pero, prefiere que le llamen JJ...
Razvan enarco la ceja incitándolo a hablar.
—Prosigue...
Las mejillas del chico de cejas frondosas pasaron a un suave tono rosado.
—Empezamos a llevarnos después de algunas cosas...es agradable y pasamos mucho tiempo juntos—la mirada inquisitiva de su padre comenzaba a molestarlo— ¿Qué más quieres saber? ¡Es todo!
—Tú nunca me hablas de chicas —analizo alzando las comisuras en una pequeña sonrisa—...no me digas...te gusta...
—Cierra la boca, viejo.
—Uy, mi pequeño está enamorado, nunca pensé tener tanta vida para llegar a ver esto... ¿Qué sigue? ¿Qué me digas que pedirás su mano en matrimonio?
Lorenzo paso la mano sobre su cara negando varias veces demasiado avergonzado por lo que decía Razvan.
—¡Por Merlín! —mascullo—...a veces me caes demasiado mal, no puedo creer que digas esas estupideces.
Lorenzo tenia demasiadas ganas de estrellar su propia cabeza contra la mesa frente a él hasta perder el conocimiento.
—¿No me la piensas presentar?
—¡Solo es mi amiga!
—Y te gusta...
A veces Lorenzo parecía ser el papá y Razvan se comportaba como un adolescente, justo como en ese momento, que canturreaba una tonta canción
—: Son novios, son novios, se gustan, se quieren —cantaba de forma burlesca disfrutando de ver a su hijo tan avergonzado—...se besan sus bocas, se pasan las ranas de chocolate...se tocan sus partes.
—Ya basta...si me gusta, pero no pasa nada de eso, así que ya cállate, anciano.
Soltó poniéndose de pie, Razvan tenía una sonrisa divertida para imitar la acción de su hijo y dejando los galeones suficientes para pagar su consumo y seguirlo.
Las nevadas habían terminado, pero con ello dejaron varias lluvias gusto como en ese día. Razvan se acomodo el enorme abrigo que usaba y evitaba pisar los charcos al igual que Lorenzo, que aun seguía con las mejillas teñidas de rojo por la estúpida canción que su padre seguía repitiendo una y otra vez.
Razvan dejo la canción en el aire al distinguir a una joven pareja, pero lo que más le llamo la atención fue el varón que le acomodaba una chaqueta de cuero, que le quedaba enorme a la chica. Lo que lo hacía voltear no era la ternura o dulzura en el amor adolescente, si no a quien le recordaba ese chico.
Alto, delgado, pero de espalda ancha y cabello corto de color de un oro brillante, al igual que los movimientos y esa sonrisa ladeada que le dedicaba a la adolescente frente a él:
Lyssandre Delacour.
Fue la primera persona que paso por su mente, tuvo que tallarse los ojos varias veces hasta que la voz de su hijo lo hizo caer en la realidad.
—Hey...
Saludo Lorenzo a los dos adolescentes que estaban a unos metros de ellos.
—Hola, Renzo... ¿Es tu papá?
Cuestiono Anired con curiosidad, Maxence solo saludo con un movimiento de cabeza tratando de buscar donde hacer que la Black-Weasley se colocara ya que la lluvia la estaba mojando demasiado, pero a ella no parecía importarle a pesar de estar temblando.
—Ah...sí, es Razvan Moldovan...papá —llamo al mayor que les sonrió aun algo descolocado—...ellas es Anired, aunque creo que ya la conoces...y él es Maxence, un compañero de clases.
—Hola, cría —saludo tratando de mantener la calma—...un gusto, Maxence.
—El gusto es mío.
Respondió por educación el rubio.
Razvan escuchaba platicar a los menores, pero no ponía nada de atención a la conversación, solo atinaba a contestar con monosílabos o cualquier cosa sin sentido.
Trataba de recordar lo último que supo del Delacour, que fue cuando terminaron toda clase de relación que tenían a las afueras del ministerio de magia británica después de decirle que tendría un hijo con la que en ese entonces era su pareja: Morena Ramirez, nunca se arrepentiría de haber tenido a Lorenzo, pero le hubiera gustado que su vida no cambiara tan drásticamente.
Decidió volver al punto de partida antes de caer en la nostalgia y sumirse en aquellos felices recuerdos que lograban entristecerlo.
No estaba seguro, pero recordaba que Lyssandre no había tenido ningún hijo, al menos que él supiera y más para la edad que tenía ese rubio frente a él, parecía ser de la edad de Lorenzo, le calculaba entre unos dieciséis y diecisiete años, así que era sumamente extraño que no supiera de la existencia de él.
Al parecer, a pesar de los años, Lyssandre, sin siquiera estar presente, aun causaba algo en él sin siquiera estar presente.
Soltó un suspiro y maldijo para sus adentros.
Apretó el pequeño paquete contra su abdomen tratando de controlar esos nervios que le provocaban hasta nauseas, no estaba segura de lo que estaba a punto de hacer.
Tomo una enorme bocanada de aire tratando de juntar valor.
Por lo regular siempre había gozado de una enorme valentía haciendo honor a su nombre, pero cuando se trataba de Denvers todo era distinto.
Nunca creyó experimentar eso, siempre estuvo rodeada de Dragones o de los adolescentes estúpidos que tenía por compañeros en Durmstrang, sin embargo, Stefan no entraba en eso.
Era alguien sensible e inteligente.
Y le sorprendía el enorme talento que lo caracterizaba, a pesar de ser algo callado e introvertido resaltaba todas esas cualidades que lo hacían único cada vez que platicaba con él.
Sabía que le gustaba mucho, pero no estaba segura de como hacérselo saber.
Pensaba en decírselo de forma directa... ¿Sería demasiado?
Aunque su padre siempre dijo que se debía de tomar al dragón por las alas.
Debía de armarse de valor y justo cuando pensó que lo lograría tres pares de ojos grises la veían con un brillo de curiosidad y diversión, se quedó estática dándose cuenta que Stefan no se encontraba solo en la mesa del comedor como acostumbraba a estarlo durante el cambio de clases.
Regulus, George y Anired intercambiaron miradas al reconocer a la morena que los veía, o más bien a Stefan con demasiada curiosidad.
El pelirrojo menor abría el regalo que Scorpius le entrego, a pesar de que su cumpleaños cayo entre semana y no pudo ir a ver a su madre se la estaba pasando bien en compañía de sus primos que le prepararon un pequeño pastel y varios regalos, les agradecía mucho que se tomaran la molestia siendo que tenían cosas más importantes que hacer.
Kairo, su rata, descansaba plácidamente en su hombro comiendo un pedazo de pastel, veía a Anired, Zed y Alex bromear, mientras Scorpius y Freddos se quejaban porque ellos seguían sin cumplir los diecisiete en cambio Denvers ya podría usar magia fuera del colegio, Regulus y George hacían bromas como de costumbre, sin duda no cambiaría esos momentos por nada.
Aunque quisiera agregar algo1 más o más bien a alguien:
Valentia Romelli
Desde el día de la prueba que no hablaban mucho, y era por su culpa y de esos estúpidos celos que lo golpeaban, el chico moreno con el que la vio hace días aún se quedó un tiempo más en Hogwarts como "visitante" y siempre rondaba a Romelli cosa que lo hacía rabiar y al mismo tiempo sentirse mal.
Busco varias formas de acercarse a ella y tratar de preguntar qué clase de relación tenían, pero siempre que hablaba de él, Valentia saltaba con miles de halagos sobre Gael —sí, porque "ese" tenía nombre, y muy tonto, por cierto, al igual que su apellido: Pintilie... ¿Qué clase de apellido era ese? —, que provocaban que todas sus ganas de indagar más desaparecieran temiendo de la respuesta.
Soltó un quejido de frustración ganando la risa de Scorpius y George Sirius que eran los que conocían más a fondo su problema de celos.
—Si no hablas con ella nunca sabrás que es lo que sucede.
Comento el pelirrojo mayor metiéndose el ultimo bocado de pastel a la boca.
—No ganas nada solo atormentándote con la duda—apoyo el Malfoy mayor —, en cambio sí le preguntas podrás por fin saber qué hacer.
—No es tan fácil —se quejó Stefan—...y...es que...si es su novio o él gusta de ella yo no soy competencia... ¿lo vieron? —los miro de forma inquisitiva—...Tiene músculos en los músculos y es guapo, yo soy mierda de hipogrifo a su lado.
—Deberías de tener un poco más de confianza en ti mismo, Stef —comento Scorpius—, a las mujeres les gustan los hombres con confianza en sí mismos y no los inseguros.
—¡Pero no es tan fácil! —soltó con los labios fruncidos en una pequeña mueca—...es que no es como que pueda ir y decirle: "¿Quién es ese? ¿Por qué hablas tanto de él? O sea, no hay forma de que haga eso, ni mucho menos se en que momento hacerlo.
—Pues ahora es un buen momento para que lo hagas—volteo la mirada al escuchar la voz de Zed y Anired hablando a la vez— ¡Hola, Val!
Saludaron a la morena para despedirse junto con Alex.
—Nos vemos, Stefan...
Murmuro Scorpius haciéndole una seña a Freddos que lo siguió de inmediato.
—Suerte, Stefanito —murmuraron con una sonrisa los impostores y cuando pasaron a lado de Valentia le sonrieron de manera extraña—...nos vemos, Romelli.
—Eh...adiós —se despidió Val con un movimiento de mano, poco había hablado con ellos, pero no le resultaban desagradable sino todo lo contrario, aparte que los mellizos con sus bromas siempre hacían reír a todo mundo—...hola, Stefan.
Saludo algo nervioso y moviendo los dedos sobre el pequeño paquete que llevaba con ella, Stefan trago saliva esperando que no hubiera escuchado nada de la conversación que tuvo hace unos minutos con sus familiares.
—Hola, Val... ¿Cómo estás?
Se trono los dedos dejando las manos frente a su estómago siendo una forma de sacar un poco de los nervios que le provocaba estar frente a la morena.
—Bien... ¿y tú?
—Bien, también...
Y con facilidad se formó un silencio incomodo entre ambos, ya que ninguno sabía que hacer o decir.
Valentia fue la que decidió romper ese extraño momento.
—Escuche por ahí que hoy era tu cumpleaños —murmuro y le extendió el paquete de golpe—...feliz cumpleaños, Stef.
El pelirrojo lo acepto con una pequeña sonrisa apenas notable.
—No...no debiste molestarte, con una felicitación me habría bastado.
Valentia negó varias veces.
—Lo vi y de inmediato pensé en ti...crei que te gustaría.
Denvers los abrió con demasiado cuidado de romper la envoltura, y no evito sonreír al ver el contenido:
Un diario de arte para acuarela Strathmore que tenía múltiples hojas sin acido que soportaban lavados, y de los cuales se podría remover el pigmento e incluso utilizar la técnica de raspar, junto unas acuarelas y pinceles para su uso.
—Mierda...enserio...enserio...muchas gracias, Val...
Respondió apenas tratando de contener la emoción que le provocaba ese regalo, quería estrenarlo de inmediato.
—Recordé que me dijiste la otra vez que querías empezar a utilizar acuarelas en tus dibujos —comento Valentia sonriendo al ver que le había gustado el regalo—...así que supuse que sería un buen regalo.
Stefan se sintió sumamente bien al darse cuenta que Romelli recordaba algo que le había contado, solo se lo menciono una vez, pero ella aún se acordaba.
—Me encanto, simplemente lo ame, muchas gracias.
Val vio el techo mágico que reflejaba una noche estrellada y tomo aire para cuestionar
—: ¿Estas molesto conmigo?
—¿Qué? —Stefan aparto la mirada del cuaderno y los pinceles para verla— ¿Por qué lo dices?
—Últimamente...apenas y hablamos, pensé que las cosas entre nosotros después de lo del baile de navidad serian distintas—hizo una pausa para seguir—...pero no de esta forma.
El corazón de Stefan se contrajo al ver la expresión de Valentia, podía notar que estaba triste, dándose cuenta que nuevamente la cagaba, estaba tan sumido en lo que él sentía y no en lo que ella podría sentir al comportarse de esa forma.
—Estoy molesto...pero no es contigo.
Respondió buscando las palabras para explicar todo lo que le pasaba sin quedar como un maldito celoso ante ella.
—¿Entonces? ¿Por qué cambio? ¿Hice algo mal?
Y de repente, como si su cerebro no controlara lo que decía las palabras comenzaron a fluir, sin tener un fin.
—Conmigo mismo, estoy molesto conmigo mismo...porque no debería de sentirme celoso, pero por más que trato de evitarlo no puedo —no dejo que Valentia hablara para proseguir—...y es que...si ese tal Gael quiere contigo lo entiendo, eres maravillosa, pero me siento celoso al verlo contigo y escuchar como hablas una y otra vez de él llenándolo de halagos, aunque no te lo niego, hasta yo considero que es guapo y no me extrañaría que tú pienses lo mismo, y por más que trato de repetirme una y otra vez que tú tienes todo el derecho de decidir con quién estar no puedo evitar sentirme molesto y demasiado celoso...
—Me gustas.
Interrumpió Valentia de una vez por todas, Stefan se quedó con los labios entre abiertos viéndola con suma sorpresa marcada en el rostro sin creer lo que acababa de decir.
—¿Qué? ¿Yo? ¿Y Gael?
—Gael es mi primo, somos demasiado unidos ya que después de que falleciera mi madre, él y mi tío fue lo único que me quedo de la familia de ella —explico, el alivio recorrió al pelirrojo quitándole un enorme peso de encima—...y sí, me gusta tú, Stefan, crei que era demasiado obvio desde el día del baile...
—¿Segura que yo te gusto?
Cuestiono aun sin poder creer que ella sintiera lo mismo.
—Sí, lo haces...me gustas demasiado, Stefan.
Contesto llena seguridad y buscando la mirada castaña del más alto que veía a todos lados de manera nerviosa.
—Es que...tú también me gustas.
Respondió en un murmullo lo suficiente audible para que Valentia lo escuchara.
—¿Entonces...?
—¿Tú...ya sabes...quisieras salir conmigo? —la vio a los ojos por unos segundos perdiéndose en la profunda y oscura mirada— ¿A citas y todas esas cosas de parejas?
—Me gustaría salir a citas y todas esas cosas de parejas —le respondió sonriendo, Denvers se acercó un poco dudando si besarla o no, Val al ver esto no evito soltar una pequeña risa—...ya sabes...podrías besarme.
—Estaba justo por hacerlo.
Le sonrió y rompió la distancia de ambos dando inicio a un tierno beso, ambos adolescentes se sentía igual de contentos, por fin habían podido decir lo que realmente decían y dar ese paso que ambos ansiaban, aunque Stefan no negaría que le daba ansiedad el no ser una buena pareja o aburrir a la rumana porque aún no creía ser demasiado interesante como ella decía que lo era.
Los labios de ambos se movían con maestría y poco a poco el beso comenzó a subir de intensidad, el pelirrojo coló la mano dentro de la delgada blusa acariciando la piel del abdomen de la chica estremeciéndola ante ese toque.
Amalie le mordió el labio inferior ganando un gruñido del varón sobre ella momento que aprovecho para introducir la lengua y llevar ella el beso, George Sirius dejo que ella lo hiciera.
El dormitorio del Black-Weasley se sentía demasiado caliente, tanto que dejo que D'Acanto le quitara la camisa deslizándola por los anchos hombros, una vez que llego al codo se la quitó el mismo lanzándola lejos sin importar en donde terminaba justo como la corbata esmeralda que se encontraba sobre el piso cerca del armario en conjunto con el saco de la rubia.
George sabía que no debían de estar haciendo eso en el dormitorio ya que sus compañeros en cualquier momento podrían volver de la última clase a la cual no entro por estar un rato más con Lie, realmente no espero terminar en esa situación, pero no quería detenerse.
Echo los hombros hacia atrás cuando las uñas femeninas acariciaron la piel de su pecosa espalda provocándole una deliciosa sensación, subía la mano sobre el vientre de Lie mientras la otra le acariciaba el muslo izquierdo para subir la pierna hasta su cadera y acomodarse mejor quedando en medio y empujando la pelvis contra la entrepierna de la rubia, que soltó un jadeo en medio del beso.
George dejo los labios de D'Acanto bajando por el cuello que chupaba y besaba una y otra vez, los jadeos inundaban la habitación, y las caricias de la chica solo provocaban más al pelirrojo que tenía una marcada erección, saco la mano de la camisa para desabotonarla lentamente y se alzó por unos segundos para verla y sonreír.
—Eres tan preciosa.
Los ojos grises eran hambrientos, llenos de deseo por la imagen de la rubia bajo él, recorrió lentamente su femenino y bonito rostro siguiendo por el cuello y deteniéndose por varios segundos en los marcados pechos cubiertos por un sostén azul claro, le dedico una sonrisa que aumento el sonrojo de la rubia para besar el inicio de sus senos de forma dulce, disfrutando de la sensación de estar tan juntos.
Amalie solo podía acariciarle el cabello y jadear suavemente, cada caricia y beso aumentaba su libido, George la trataba con demasiada ternura que no quería detenerse, se sentía completamente bien, el pelirrojo se tomaba el tiempo para probar cada centímetro de su piel, como si tuvieran todas las horas del mundo, a pesar de ser siempre una persona brusca en esos momentos parecía medir toda su fuerza.
George Sirius succiono la piel del pecho izquierdo de Amalie formando una enorme marca roja y se alejó unos centímetros dejando una hilaza de saliva para inclinarse y lamer lentamente el canalillo que se formaba en medio de los senos mientras disfrutaba de las caricias que le proporcionaba.
Amaba el efecto que tenía Lie en él, era una persona que le brindaba paz y tranquilidad, disfrutando de sus caricias, que en lugar de alterarlo como normalmente lo hacia el contacto físico, lo hacía sentirse pleno, como si nada más importara que ella.
"Eres una veela, Amalie, por eso los hombres siempre se acercan a ti, George Sirius solo está detrás de ti por tu belleza y porque no puede resistirse a tus encantos, en cuanto dejes de ser su juguete nuevo o se dé cuenta que está enamorado de alguien más dejara de prestarte atención"
_La voz de Hannah se hizo presente en la cabeza de la rubia, recordando aquella advertencia, y de repente la duda la carcomió:
¿Y si realmente era una veela?
¿George Sirius la besaba y tocaba de esa manera porque realmente la deseaba o solo por esos encantos que tal vez poseía? Su mente comenzó a volverse un remolino de pensamientos que solo la hacían sentirse peor.
De repente los besos del pelirrojo ya no se sentían bien, si no incomodos, la incomodidad de estarlo forzando a hacer algo que él no quería realmente, llevo las manos a los hombros del varón empujándolo suavemente.
—George....
Llamo, el Black-Weasley seguía concentrado en besar la piel expuesta que solo atino a contestar
—: ¿Mmh?
Lie de repente lo empujo con fuerza haciendo que se separara.
—¡Basta, George!
El pelirrojo se alzó completamente confundido para verla llenados de preocupación por quizá hacer algo que ella no quería.
—¿Lie? —cuestiono tratando de analizar su rostro, pero ella de inmediato salió de la cama acomodándose la camisa— ¿Qué paso? ¿Hice algo que no querías?
Se levantó para seguirla, parecía demasiado alterada y él no lograba explicárselo, hace unos minutos ambos parecían pasarla bien o ¿es que acaso estaba incomoda y no se dio cuenta?
—¡Solo olvídalo! —pidió Lie con desesperación y llena de culpa para alzar su saco y colocárselo—...me tengo que ir, quiero estar sola...
—Pero...Amalie —siguió sus pasos tratando de detenerla—...si hice algo que no querías solo dímelo, no quería forzar nada...pensé...pensé que estábamos bien...que te gustaba lo que hacía.
La rubia tomo su mochila conteniendo las lágrimas.
—Déjalo así... ¡Quiero estar sola!
George la iba a tomar de la mano para detenerla, pero la puerta se abrió dejando ver a tres varones más; los compañeros de dormitorio del pelirrojo que solo observaron la escena igual de confundidos.
Amalie aprovecho ese momento para salir de ahí sin explicar nada más dejando a George Sirius completamente lleno de culpa y dándole vuelta a todo lo que sucedió sin lograr encontrar donde estuvo el error.
¿Debió de haberse controlado y no terminar en la cama con ella de esa manera?
Se arrepentía demasiado, quería ir a buscarla, pero si estaba igual de alterada no lo escucharía por nada del mundo, decidió ir a ponerse en la camisa en lo que pensaba que hacer.
Escuchaba a sus compañeros hablar, pero ni siquiera les ponía intención, lo único que quería era aclarar las cosas con Amalie.
⚜⚜⚜
El Weasley termino de acomodar todos los ingredientes en el armario de Slughorn mientras veía con molestia a Alexander, ya que por su culpa los habían castigado con terminar de limpiar el salón de pociones sin nada de magia.
El Malfoy se acercó a Zed que le daba la espalda para pasar los dedos lentamente.
—Zed—murmuro con voz de niño regañado—...no te enojes...lo hice sin querer.
El más alto se dio la vuelta para encararlo y mirarlo de manera seria sin creer en sus palabras.
—Lo hiciste porque estabas celoso—acuso cruzando los brazos sobre su pecho, Alex solo puso los ojos en blanco al verse acorralado— ¡No puedo creer que le pusieras polvos pica pica en la ropa a Zoe!
—¡Te estaba coqueteando frente a mí! —respondió con enojo—...le tenía que poner un alto...
—Y por eso terminamos castigados y con quince puntos menos, ahora hasta me tengo que disculpar con ella porque cree que lo planeamos juntos, Alex.
—¿Para qué te vas a disculpar con ella? —enarco la ceja con un puchero—...ni que fuera para tanto.
—Alexander, Zoe es mi amiga, lo que le hiciste no estuvo nada bien...la hiciste pasar un feo momento.
A veces Zed le debía de tener demasiada paciencia al platinado menor que en algunas ocasiones se seguía comportando como un niño pequeño y tenía esos arrebatos cada que se ponía celoso sin medir las consecuencias o en cómo se sentiría la persona que salía herida por culpa de eso.
—Lo superara, la vida sigue.
Respondió encogiéndose de hombros, en algún momento considero a Zoe su amiga, pero ver que le coqueteaba a su novio lo hacia rabiar, aunque claro, también estaba el hecho de que ella no sabia nada de la relación que mantenían Zed y Alexander, aun así, para el más bajo eso no importaba, lo único que deseaba es que la rubia se alejara del Weasley.
—Enserio, Alex, te estás pasando con tus celos.
Se alejó del peli plata para ir a la mesa de trabajo donde aún se encontraban unos calderos que debía de guardar.
—Vamos, Zed, no te molestes por eso.
Murmuro siguiéndolo, odiaba tener que pedir perdón por algo que él no consideraba nada malo, al contrario, resulto demasiado divertido ver como Scamander se rascaba como loca, y soltó un suspiro agitando la cabeza, los celos lo hacían volverse una persona completamente distinta.
—Sí, estoy molesto por eso.
Zed se dio la vuelta encontrándose con Alexander que le quito el caldero de las manos para ponerlo nuevamente en la mesa, a pesar de ser más bajo que él, el Malfoy imponía con el rostro serio que tenía en esos momentos.
—Zed, no volverá a pasar —susurro acercándose peligrosamente a su novio que desvió la mirada al sentir las mejillas rojas —, no te enojes por eso...en lugar de pelear deberíamos de aprovechar que tenemos el salón completamente solo para nosotros.
—No vamos a aprovechar nada, sigo enojado contigo.
—Zeddie...por favor.
Pidió inclinándose y dejarle un pequeño beso en la mejilla.
—No, Alex, no se soluciona con un simple por favor, debes disculparte con Zoe.
Alex frunció el ceño al escuchar ese nombre y bajo los labios por la mejilla de Zed dejando varios besos y formar un camino hacia su cuello, el rubio se estremeció, pero no lo alejo dejo que continuara ya que se sentía demasiado bien esos pequeños, pero húmedos besos que dejaba por toda la piel expuesta.
—Me disculpare cuando ella deje de coquetearte.
Las agiles manos del rubio recorrieron el torso del más alto cubierto por la camisa, ya que la túnica yacía en una de las mesas, acariciaba con suavidad bajando peligrosamente al pantalón.
Zed echaba la cabeza hacia atrás dándole más acceso a su novio, mientras paseaba las manos por los brazos del más bajo dejando suaves caricias y sintiendo como una erección comenzaba a hacerse presente. Alex sentido contra la piel del Weasley al llegar a la hebilla del cinturón y ver que no lo había frenado, con facilidad lo desabrocho al igual que el botón y bajo el cierre metiendo la mano para tocar el pene ya erecto sobre el bóxer robándole un fuerte y ronco gemido a Zed.
—Mierda...Alex.
Murmuro cerrando los ojos y mordiéndose el labio inferior, Alex succiono su piel para formar una enorme marca sin dejar de acariciar su erección de manera lenta y tortuosa para Zed que solo jadeaba una y otra vez, trataba de contenerse, pero era imposible ante ese toque.
Zed gruño cuando Alexander dejo de besarle el cuello y abrió los ojos con sorpresa al ver como el más bajo se arrodillaba frente a él.
—Me gustaría que Zoe viera esto, a ver si sigue coqueteándote al saber que eres mío.
Alex resultaba una persona demasiado celosa y posesiva, pero a Zed en lugar de desagradarle le gustaba aún más, acaricio sus mechones plateados y dejo que le bajara el pantalón.
El Malfoy beso la erección de su novio sobre el bóxer y paso la lengua para tentarlo más, sintiéndose con demasiadas ganas de hacerlo al escuchar los jadeos y gemido que él provocaba, estuvo durante unos segundos así hasta que bajo el bóxer, casi deja escapar una exclamación al verla erección de su novio ya que nunca había visto un pene a parte del suyo, bueno quizá algunas veces en las duchas cuando terminaba de entrenar Quidditch o incluso una vez que vio porno, pero, nunca tan cerca de su rostro.
Por unos segundos la duda de si lo haría bien lo invadió, pero decidió armarse de valor ya que no habría otra oportunidad como esa, se armó de valor y lo tomo en la mano para acariciarlo por varios segundos y después guiar la punta a sus labios donde paso la lengua de manera lenta.
Zed gimió fuertemente el nombre de Alexander cerrando los ojos y sintiendo las piernas temblar cuando un escalofrió que pronto se transformó en una corriente eléctrica recorrió su espalda, la lengua húmeda de su novio resultaba maravillosa, era demasiado delicioso el como la pasaba una y otra vez sin frenar las caricias.
Cada que ver se sentía mejor y él solo podía jalar el cabello suavemente mientras daba suaves empujones indicando que lo metiera en su boca.
Alexander al ver sus reacciones seguía haciéndolo con más estimulo, e incluso se atrevía a meterlo de forma lenta y sacarlo repitiendo la acción varias veces, cada que escuchaba como gemía su nombre lo hacía nuevamente, todo su temor por no hacerlo bien había desaparecido y se sentía demasiado pleno consigo mismo al descubrir algo que le gustaba tanto a su novio.
Zed recargo las manos en la mesa de trabajo tras él echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos para gemir con fuerza sumergiéndose en todo el placer que le brindaba Alexander, varias veces se habían masturbado él uno al otro, pero tenerlo de esa forma era una maravillosa sensación que lo recorría desde la punta de los pies hasta la cabeza.
Ambos adolescentes estaban tan sumidos en disfrutar de ese momento que ni siquiera escucharon el sonido de una cámara, una cámara que acababa de tomarles una foto que los dejaba demasiado comprometidos.
Dicha persona sonrió complacida para darse la vuelta e irse de ahí sin dejar de sonreír sabiendo todo lo que iba a hacer a partir de ese momento.
Tuvo que desviar su camino cuando salió de las mazmorras y se topó con Regulus y Frederick, que gracias a Merlín no pusieron demasiada atención a lo que sucedía alrededor.
—Entonces... ¿Terminaron? —cuestiono Regulus demasiado sorprendido—...pero, todo iba bien entre ustedes ¿Qué paso? ¿La terminaste por tu miedo al compromiso?
Freddos soltó un suspiro, aun sin saber si la decisión que tomo fue la correcta.
—Iba bien, hasta se podría decir que excelente, pero no, no terminamos por mi miedo al compromiso —hizo una pausa para soltar un bufido al ver que caminaban a la biblioteca—...es que, de repente Brooke se volvió demasiado...intensa.
—¿Cómo qué intensa?
Indago con confusión sin entender a que se refería su primo, conocía desde hace tiempo a la rubia y era demasiado agradable, claro que no lo trataría igual como al que era su novio.
—Intensa respecto al hecho de querer conocer a mis padres y de presentarme a los suyo...incluso hablo de matrimonio e hijos... ¡Merlín! Apenas voy a cumplir diecisiete, no estoy para hijos o bodas —explico moviendo las manos efusivamente—, aparte que ya no podía casi ni ir al baño solo porque decía que no le dedicaba tiempo suficiente, quizá si debí de acortar mis horas con ellas después de que mi papá me regañara, pero no sé, siempre quería estar sobre de mí, no me daba mi espacio...
—Vaya...no pensé que Brooke fuera así, se me hacía más relajada en ese aspecto...
—Lo sé, pero de repente se volvió de esa manera...
—¿No será porque estamos a punto de graduarnos?
Freddos alzo una ceja viendo a su primo con insistencia.
—¿A qué te refieres?
—Nosotros terminamos este año la escala, tú aun te quedaras un año más —explico deteniéndose en la entrada—...a lo que voy, es que no se verán igual que antes, ella no podrá verte del diario como este año, me imagino que quería pasar más tiempo contigo, aunque eso no explica su intensidad porque conozcas a sus padres o ella por conocer a los tuyos.
—Mierda...ahora no se si hice bien en terminarla.
Regulus se encogió de hombros.
—A mí no me preguntes, al menos hoy Hannah no ha estado tan encima de mí.
Freddos asintió, últimamente era raro poder hablar con Regulus de esa forma ya que Hannah siempre estaba a su lado e iba a todos lados tomada de su mano.
—De hecho...es raro eso, no la he visto en todo el día.
—Yo tampoco, ni en el desayuno, pensé en ir a buscarla, pero he estado ocupado.
Soltó un suspiro al distinguir a su hermana en una de las mesas.
—¿Siguen sin hablarse?
Cuestiono Freddos que sabía de la pelea de los dos azabaches, era tan raro ver como Anired ni siquiera le sonreía a Regulus o incluso ni siquiera le dirigía la mirada y mucho menos la palabra ni, aunque estuvieran frente a frente.
—No...ella se niega en hablarme...he tratado por todos los medios y no me hace caso —paso la mano entre su oscuro cabello con frustración—, quiero disculparme, pero Anired no lo permite y es mucho peor cuando esta con Maxence....
—¿Por qué peor? Pensé que te llevabas con él.
—Sí, pero me imagino que se enteró de que Anired y yo peleamos —explico mientras ambos hablaban en voz baja viendo a Anired y Max que se encontraban en una mesa a varios metros de la entrada—...y cada que él está presente se comporta como el perro guardián de Anired, solo le falta gruñirme, si ella lo voltea a ver literalmente el interrumpe o se la lleva evitando que tan siquiera le diga que hablemos y estoy seguro que si por Max fuera ya me habría roto la cara, y sé que me lo merezco por lo que le dije a Nired, pero no me dejan disculparme.
Explico con un deje de tristeza, Freddos solo le palmeo el hombro para hacerle guiarlo a una mesa vacía.
El rubio recargaba la barbilla en la palma de su mano derecha, soltando un suspiro de aburrimiento, mientras que la mano izquierda vagaba sobre el pálido muslo de la chica a lado de él que seguía demasiado concentrada en su lectura sin prestar mucha atención de sus quejidos por estar en la biblioteca durante tanto tiempo.
—Max...
Llamó la azabache sintiendo los largos dedos de D'Acanto jugar con la licra que usaba bajo la falda, probablemente evitaría todo para que nadie lo notara, pero como la mesa los cubría se sentía más relajada permitiendo ese toque.
—No me pones atención —se quejó el más alto buscando como meter los dedos viendo el pequeño sonrojó de la Black-Weasley—...solo te la pasas leyendo, llevas como cinco veces con la misma hoja—parecía un niño pequeño exigiendo atención, pero es que Anired apenas y hablaba con él —...podemos hacer otra cosa, incluso dejare que me maquilles o me peines o lo que sea, pero ya deja eso.
—Ya casi termino...
Murmuró tratando de ignorar el nerviosismo que le provocaban las caricias de Maxence, desde aquel día en su habitación la relación entre ambos cambió, y no para mal, si no que era más física, últimamente ninguno podía permanecer sin tocar el cuerpo del otro o besar sus pieles, aun sin llegar a tener sexo o tan siquiera besarse.
—Eso dijiste hace una hora...
Soltó un gruñido en el momento que ella alejó su mano para levantarse.
—Voy a dejar esto—mencionó enseñando el libro de defensa contra las artes oscuras.
Los ojos azules la siguieron al ver cómo se metía en uno de los pasillos formado por los libreros.
Anired con ayuda de magia logró colocar el libro en la repisa más alta, decidió buscar otro más sobre el mismo tema ya que sus Timos estaban más cerca de lo esperado y temía fallar en ellos.
Brinco suavemente al sentir unas manos rodeándole la cintura, de inmediato reconoció el aroma a tabaco mezclado con vodka y tierra mojada tan característico de D'Acanto.
—¿Ya me vas a poner atención?
Murmuró con voz ronca inclinándose para rozarle la oreja con los labios.
Anired se mordió el labio inferior sintiendo las mejillas arder cuando algo duro golpeó contra su trasero.
—Tienes las hormonas al tope.
Susurró haciendo la cabeza a un lado en el momento en que los húmedos labios de Max le besaron la piel bajo la oreja.
—Es tu culpa, Kleiner Hase —con suavidad la empujó un poco más contra el librero acariciándole la cintura y bajando una mano a sus muslos hasta meterla dentro de la falda—...y de tu bonito culo.
Anired sentía el calor del rubio golpeándola aumentando el propio, era tan abrasador que la cabeza le daba vueltas nublando sus pensamientos racionales y solo ansiando por sentir las caricias del varón tras ella, no sabía que tenían las palabras que salían de forma ronca de la boca de Max que provocaba que su entrepierna cosquilleara.
—Mmh...Max...
Jadeo de forma baja sintiendo los dientes morder la piel, sabía que no podían hacer mucho ruido o cualquiera podría descubrirlos en esa situación.
Maxence sentía su erección palpitar siendo apretada por el bóxer, movió la pelvis rozando más contra el carnoso trasero de la azabache tanteando su muslo cubierto por la licra hasta acariciarle la cara interna en medio de ambas piernas. Su otra mano logró colarse debajo de la camisa y chaleco del uniforme para tocar el abdomen subiendo peligrosamente hasta el inicio del sostén.
—¿Puedo?
Cuestionó jugando con el sostén si tocar aún los pechos de la azabache, Anired confirmó con un movimiento de cabeza, él sonrió para meter la mano debajo del sostén tocando por primera vez uno de sus senos.
La palma áspera de Maxence cubrió toda la pequeña montaña de piel sintiendo como el pezón se volvía duro en el momento que el frío metal de los anillos que usaba ese día golpeo el pequeño dardo de carne, lo apretó con suavidad para no lastimarla.
—Es tan suave—susurraba el rubio moviendo su erección contra el trasero de Nired—...cabe perfectamente en mi mano...
La azabache se mordía el interior de la mejilla buscando como callar sus gemidos y jadeos.
—¿Está bien así?
Inquirió el rubio masajeando su pecho y rozando la punta de los dedos justo en medio de sus piernas.
Anired sentía como sus bragas cada vez estaban más mojadas llegando hasta la tela de la licra, apretó las piernas cuando los dedos de Max subieron peligrosamente a su ingle por dentro del pequeño short.
—S...si, me gusta así...
Respondió con un hilo de voz, D'Acanto mordió suavemente el delgado cuello para succionar y chupar por unos segundos, al soltar dejó una pequeña marca roja.
—Estas tan húmeda...
Murmuró pasando los dedos de manera lenta sobre la delgada tela de la braga, Anired trago saliva al sentir ese suave golpeteo bajo su vientre que bajó rápidamente hasta su entrepierna volviéndose un cosquilleo ante esa sensación, no lo pudo evitar y soltó un audible gemido.
Un fuerte "Sh" llenó toda la vieja biblioteca, Anired sintió el rostro arder y escucho la ronca risa de Maxence contra su oído.
La mano del rubio que estaba acariciando el pecho desnudo de Anired terminó sobre la boca de la menor callando los pequeños jadeos que comenzaban a salir de sus labios cada que pasaba los dedos sobre la misma zona.
—Sh...Sh—murmuro el rubio sobre la oreja con un tono burlón y la voz completamente ronca—... ¿Quieres que toda la biblioteca escuché como le meto los dedos a la princesa de Slytherin?
Anired negó varias veces, sabía lo mal que estaba aquello que hacían en la biblioteca y que si alguien los descubría sin dudar los expulsarían, pero había descubierto que amaba experimentar de esa forma con Maxence, el rubio le enseñaba varias cosas que nunca creyó que pudieran hacerla sentir tanto, como esos intercambios de caricias subidas de tono o que él le hablara con palabras sucias, todo era aún mejor que lo que leyó varias veces en aquellos libros eróticos, su cuerpo era recorrido por diversas olas de calor y corrientes eléctricas, todo de ella reaccionaba con los toques del alemán haciendo que la bragas terminarán completamente húmedas, no negaría que siempre se quedaba con ganas de más.
Algunas veces le sorprendía su disfrute y gozo, era sorprendente como con Max, que lo conocía de hace poco tiempo, se sentía tan cómoda y ni siquiera se avergonzaba, todo lo contrario que cuando estaba con Deyan dónde cada momento físico se llenaba de incomodidad y ni siquiera lograba disfrutarlo un poco.
Los dedos del rubio volvieron a recorrer sus pliegues aún cubiertos por la delgada tela, otro gemido fue ahogado por su mano y ella por inercia se removió rozando el duro miembro viril con su trasero, escucho un pequeño gruñido de parte de Max, que se encontraba igual o más excitado que ella.
La tensión formada entre ambos era sorprendente, sus cuerpos ansiaban estar aún más unidos.
Maxence no negaría cuánto la deseaba y mientras más estaba con ella sus sentimientos aumentaban, no solo era lo físico y lo que Anired despertaba carnalmente en él, sino también lo mucho que le gustaba su forma de pensar y de ser, era ese pequeño rayo de luz en su monótona vida, que lo hacía pensar que valía la pena intentar ser una mejor persona.
Anired soltó un pequeño gruñido en cuanto las caricias de Max se detuvieron, se sintió sumamente confundida cuando saco la mano y de un jalón la dejó tras su espalda.
El rubio sintió una mirada sobre ellos y de inmediato alejo a la azabache de la vista de cualquiera para girar la mirada y toparse con unos verdosos ojos que lo observaba con superioridad y odio.
—¿Se te perdió algo?
Cuestionó completamente serio, Anired al escuchar su tono de voz supuso que estaba molesto con la persona que los vio, y al pensar en eso la vergüenza la recorrió ya que los observaron a mitad de "eso", se dio la vuelta para acomodarse la ropa de forma nerviosa sintiéndose aún peor al reconocer la voz
—: No te vengo a ver—el acento búlgaro resaltaba en cada una de sus palabras—...quiero hablar con Anired.
Max chasqueo la lengua, si fuera otro asunto lo mandaría directo a la mierda, pero no quería que Anired pensara que era un controlador aun cuando ni siquiera sabía si podría considerar que estaban saliendo o solo era algo momentáneo, desvío la mirada para ver a la menor que terminaba de acomodarse la ropa.
—Ahora no tengo tiempo—respondió la Black-Weasley parándose a lado de Max—...tengo que ir a clases —tomo la mano del más alto jalándolo suavemente para que caminara.
—Anired —llamo Deyan frunciendo el entrecejo al ver cómo se tomaban de la mano—...solo serán unos minutos.
Pidió el búlgaro frustrándose por la actitud de la menor, por más que trataba de hablar con ella de una u otra forma lo evitaba.
—Tengo que ir a clase, en serio, luego hablamos...
Le sonrió con suavidad para hacer que Max la siguiera, el rubio solo le sonrió de manera burlona y con una mirada altiva dirigida al Granger-Krum para seguir los pasos de la más baja.
Ninguno de los dos adolescentes dijo nada más para guardar sus cosas y tomar las mochilas, Max tomo el peluche de conejo de Anired: copito, para llevarlo con él y salir de la biblioteca.
En varias ocasiones Maxence se molestaba aún más al sentir la miradas que juzgaban a Anired, claro que todos escuchaban los rumores y el cómo llamaban a la Black-Weasley, incluso considero en tratar de seguir comportándose solo como su amigo frente a los demás sin tomarla de la mano y caminar algo alejado de ella para que los demás dejarán de hablar de ella, pero no quería ni podía, menos al darse cuenta como Anired lo tomaba de la mano como si él fuera su salvavidas cuando estaba a punto de ahogarse en un enorme océano.
—¿Vas a volver con Deyan?
Soltó de golpe la pregunta que llevaba varios días en su cabeza, sabía muy bien que Anired y el búlgaro se conocía desde hace mucho tiempo así que era evidente que los sentimientos no desaparecerían tan rápido, y con eso estaba demasiado temeroso, le aterraba el pensar que de la noche a la mañana la azabache regresaría con el castaño y le dijera que no deberían de volver a verse.
Le entrego el conejo de peluche que Anired recibió para abrazarlo con un brazo y pegarlo a su pecho, cualquiera nunca se imaginaria que esa adolescente leía libros eróticos o ni siquiera creería lo que acaba de hacer en la biblioteca, Maxence no negaría lo orgulloso que estaba al saber que era el único al parecer que conocía la faceta caliente de Anired, esa en la que dejaba ver que era una adolescente llena de hormonas.
—No—respondió con facilidad y sin siquiera pensarlo—...a pesar de que se ha vuelto insistente y me ha mandado cartas diciendo que las cosas cambiarán y todo eso...yo ya no lo veo en mi futuro.
Ambos se detuvieron frente al salón de Defensas Contras las Artes Oscuras, dónde Nired tendría clase en unos minutos. D'Acanto no evito sonreír al escuchar la respuesta que le dio.
—¿Y a mí me ves en tu futuro?
Indagó recargándose de la pared y llevando la mano de la chica para rozar sus labios contra los nudillos.
Ante ese gesto, ella se sonrojó sintiendo su corazón dar un vuelco.
—Eso...depende de ti.
—¿De mí? —Max alzó la mirada topándose con las lagunas grises en las que tanto le gustaba perderse —... ¿Cómo depende de mí?
—Depende de si tú quieres estar o no...
El más alto la jalo con suavidad para acercarla más a él y poder acomodar uno de sus rebeldes mechones de cabello detrás de la oreja.
—Creo que la respuesta es muy obvia ¿No crees?
El corazón de la menor latía con intensidad, sin lograr entender cómo es que podía sentir tanto con tan poco, Maxence se encontraba en la misma situación que ella.
Max se encontraba asustado, pero al mismo tiempo gustoso de todo lo que Anired Black-Weasley le hacía sentir, era como una montaña rusa de emociones y experimentaba por primera vez el sentirse nervioso con una chica ante la cual todas sus defensas desaparecían.
—¿Por qué no me has besado? — Soltó Anired viéndolo a los ojos en busca de una respuesta— ¿No me quieres besar?
Max sonrió y negó con la cabeza.
—No es eso...es qué —desvió la mirada a otro punto evitando los ojos de la menor—...si te lo digo vas a burlarte porque es demasiado cursi y tonto.
Anired alzó las cejas con curiosidad viendo cómo el rostro de Max se teñía de rojo e incluso su cabello estaba rosado, siempre que le preguntaba él porque del cambio de color él desviaba el tema, así que no tenía mucho caso seguir cuestionando.
—Dime...te prometo que no me burló.
Max la vio y tenía esa expresión de niña regañada que la hacía ver sumamente tierna sumado al peluche en sus brazos, y soltó un suspiro dándose cuenta que ella estaba teniendo mucho control sobre él.
—Es que...bueno, tú y yo nos hemos besado antes, la vez del baile, aunque no lo recuerdas —Anired asintió dándole la razón—...y claro que quiero besarte...pero...ya sabes —se rasco la nuca con nerviosismo, ella lo hacía incluso volverse cursi, cosa que nunca fue y sentía que quedaría como un ridículo—...quería que si te volvía a besar fuera...especial y que te quedará un buen recuerdo de ello.
Anired lo vio enternecida por su declaración, era ahí donde notaba las pequeñas diferencias entre su ex relación con Deyan y aquello que estaba sucediendo con Maxence, el rubio la hacía sentir viva de cierta manera, a pesar de su semblante con el que parecía estar enojado y ser alguien muy duro era todo lo contrario.
—¿Dónde estuviste toda mi vida?
Max soltó una pequeña risa por el comentario de Anired.
—En Alemania, en una ciudad llena de Muggles.
Anired se acercó a él para dejar pequeños besos en su mejilla que comenzaba a ponerse más roja. Max le rodeo los hombros con un brazo atrayéndola hacia él, Anired dejo de besarle la mejilla para recargar la frente en el hueco que se formaba entre su hombro y mandíbula rodeándole el torso con los brazos sin dejar caer su peluche.
Estuvieron algunos minutos abrazados de esa manera ignorando las miradas de los curiosos y chismosos que comenzaban a murmurar sobre ellos, hasta que Robert Burke hizo acto de presencia por lo que la menor tuvo que entrar a la clase despidiéndose del rubio.
Max que por el momento no tenía clases decidió volver al carruaje de Beauxbatons, aprovecharía a dormir un rato hasta la hora de la merienda ya que los directores los habían citado.
Al entrar al carruaje le extraño ver a su hermana en el salón leyendo, por lo regular siempre que tenía tiempo libre se iba con George Sirius a vagar por los enormes jardines del castillo.
—¿Qué haces aquí? —interrogó dejándose caer en el sillón a lado de ella—...pensé que estarías con el cabello de menstruación...
Amalie le dio una mala mirada para cerrar el libro de golpe.
—Pasando el rato.
Respondió con simpleza, Maxence pudo notar que estaba extraña ya que tenía el entrecejo demasiado fruncido para ser ella.
—¿Peleaste con él o por qué pareces enojada?
Lie resoplo recargando la cabeza en el respaldo del sofá y viendo al techo.
—No exactamente —recordó todo lo que pasó la noche anterior en el dormitorio del pelirrojo, y de cierta forma entendía porque él no había ido a buscarla, había actuado como una completa loca—... creo que está enojado conmigo, de hecho, en el desayuno viste que ni siquiera volteo a la mesa o fue a saludarme como todo el día, e incluso no entro a las clases que tomo con él...creo que me está evitando.
—Es raro que no esté contigo como siempre... ¿Por qué dices que se molestó contigo?
—Cosas...nada importantes —decidió no contarle a su gemelo ya que no quería preocuparlo con esas cosas —...supongo que tratare de hablar con él después de la cena.
—Después de la cena te será peor, todos los Slytherin se van juntos a los dormitorios y no creo que quieras que te ignores frente a todos ¿o sí? —enarco la ceja—...si está molesto y te ha estado evitando tal vez lo haga aun después de la cena.
Amalie soltó un quejido dándose cuenta de que su hermano tenía razón y después de pensárselo por más de una hora decidió ir a buscarlo, con suerte no estaría en clases.
Le explico a su hermano lo que haría y se fue de ahí decidida a hablar con George Sirius.
No debido de comportarse de esa manera y dejarse de llevar por las palabras de Hannah, era imposible que ella fuera una veela, no había forma de que eso resultara cierto.
Recorrió los jardines y paso al campo de Quidditch donde no hubo rastro del pelirrojo, entro al castillo buscando por los pasillos e incluso pregunto por el en la sala común de Slytherin, pero era como si la tierra se lo hubiera tragado.
Mientras más caminaba su corazón latía con más fuerza y una extraña sensación la recorría, incluso las manos le sudaban y un nudo se le formo en la boca del estómago como si algo demasiado malo estuviera a punto de pasar.
Soltó un suspiro de alivio y nunca se sintió tan feliz de ver a Freddos, Regulus y Damián como en esos momentos, sin pesárselo entro al gran comedor y se acercó de inmediatos a ellos que la saludaron como de costumbre.
—¿Por qué estás tan agitada?
Cuestiono Freddos notando la respiración irregular de la rubia.
—No...no sé...me siento nerviosa —explico sobándose el pecho tratando de calmar esos latidos que más parecían cientos de caballos trotando con fuerza—... ¿No han visto a George?
Regulus alzo la ceja con confusión.
—Pesaba que estaba contigo...no lo he visto desde el desayuno.
Comento con extrañeza, y el azabache no logro explicarse el escalofrió que lo recorrió sintiéndose demasiado extraño, no lograba explicar, pero de repente las ganas de llorar lo inundaron, cosa que casi nunca le pasaba, decidió ignorar eso concentrándose en la rubia.
—Yo tampoco...ni siquiera entro a las clases que tomamos juntos.
—Eso es extraño en canuto —Damián que lo conocía desde primer año sabía que era demasiado extraño que no entrara a una clase sin avisarle a Regulus—...de hecho tampoco entro a las que Gryffindor y Slytherin comparten.
Los cuatros adolescentes no lograban explicarse la desaparición del pelirrojo, y decidieron esperan a la merienda, si el Black-Weasley mayor no aparecía lo irían a buscar a la enfermería e incluso le preguntarían a Slughorn a ver si él sabía algo.
Los minutos aumentaban la ansiedad de Amalie y de Regulus que no lograban explicarse porque se sentían tan extraños.
Los alumnos comenzaron llegar al comedor justo a las seis, por lo que Amalie se fue a la mesa de Hufflepuff donde comían los de su casa, no lograba concentrarse en nada más y Regulus se encontraba en las misma.
En corto tiempo todas las voces llenaban el lugar, al igual que las risas y los profesores tomaban asiento esperando a la directora.
Regulus veía insistentemente a la puerta en espera de encontrarse a su hermano.
Y eso que tanto ansiaba sucedió...pero, no de la forma que esperaba.
Las ganas de vomitar lo llenaron por completo al igual que la ira, escuchaba las voces de Damián y Freddos junto con varios murmullos sin poder creer lo que veía, incluso se tallo los ojos y se pellizco pensando que aún seguía durmiendo y estaba teniendo una pesadilla, porque no podía creerlo, se negaba a aceptar esa imagen frente a él.
George Sirius tomando la mano de Hannah MoongBlaxott-Blyley...
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¡Hola!
¿Cómo están?
¿Qué les pareció el capítulo?
Sobre la nota al principio, no pensaba ponerla, pero realmente se me hace algo feo tener lectores fantasmas cuando me esfuerzo en escribir capitulos de un rango de 10k-20k, espero me comprendan.
Muchas gracias por sus votos, comentarios y lecturas, loviu❤️
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