Catorce.
(TW⚠: Mención de violencia/golpes, abuso sexual y TCA
Weno, ya saben, jaja, 300 comentarios para la próxima actualización, jeje.)
—Revisando a Anired he visto que su cuerpo está muy delgado —analizo la rubia escribiendo unas cuantas notas—, siempre ha sido una niña delgada, pero a pesar de no haberla pesado estoy muy segura que no llega al indicado, también me preocupa esa enorme cantidad de golpes en el cuerpo —observo al matrimonio que estaba frente a ella—, es como si alguien llevara demasiado tiempo haciéndolo...
—Y debido a la pérdida de peso, puedo notar laceraciones en la parte de la espalda, al parecer estuvo haciendo ejercicio de forma excesiva —Draco completo la información de su esposa—...no resultó herida de estar en el lago y tampoco es que el lago haya absorbido sus nutrientes, me refiero a que todo esto ya lleva tiempo.
Fred y Anirak escuchaba con atención al matrimonio Malfoy, claro que habían notado la pérdida de peso de Anired, siempre intentaron que comiera bien y en varias ocasiones hablaron con ella, la adolescente se excusaba con cualquier cosa, el matrimonio se había puesto de acuerdo para que una vez que Anirak regresara su viaje de trabajo si o si la llevarían a ser revisada por el sanador que atendía a toda la familia, nunca creyeron que se fuera suscitar algo como eso.
—¿Alguien ha golpeado a Anired?
El pelirrojo no evito apretar la mandíbula al escuchar eso, no se explicaba quién podría golpearla, Anired era una niña demasiado delgada que ante cualquier golpe resultaría herida con facilidad tampoco se metía en peleas, de todos sus hijos era la más tranquila, y siempre su instinto de protección fue muy fuerte por ella, verla tan frágil y delicada como una muñeca de cristal que puede ser dañada con cualquier cosa, desde que era una bebé todos se encargaron de protegerla evitando que nada la dañara y ahora saber que alguien la golpeaba le resultaba un sabor muy amargo.
—Sí y no ha sido una sola vez —analizo Tanith leyendo los pergaminos con la información de la menor—, tiene hematomas que son de hace días, semanas quizá, la piel de Nired es demasiado blanca y delicada por lo que las marcas no desaparecen con facilidad, al igual que varios recientes —soltó un suspiro evitando que la voz se le cortara, sentía horrible el solo imaginar en qué clase de situación habría estado su ahijada, esa niña que era tan dulce e inocente—. No me puedo imaginar quien le haría esa clase de daño...
Anirak se llevó las manos al rostro limpiándose las rebeldes lagrimas que le recorrían las mejillas, siempre se esforzó por proteger a sus cuatro hijos, no dejar que nada los dañara y ahora saber que su adorada Anired, su mayor deseo...su pequeña hija había sido herida le rompía el corazón en miles de pedazos, dándose cuenta que estaba muy lejos de ser una buena madre, ya que debido de protegerla para evitarle algo como eso.
—La salud de Anired no es muy buena, tal vez lo mejor sería que se tome unos días de descanso y regrese a la casa Black-Weasley.
Draco trataba de mantener el rostro sereno, pero por dentro un nudo de enojo se formaba en el estómago queriendo saber quién había provocado todo ese daño en Anired y al parecer no era el único, Jerome Delacour que se encontraba sentado con los brazos cruzados sobre el pecho, no decía nada, pero todos conocían esa expresión en el rostro, que indicaba que no descansaría hasta saber quién golpeo a la menor y muy probablemente lo haría sufrir de las peores maneras que pasaran por su cabeza, si bien Jerome era una persona demasiado racional, cuando lastimaban a las personas que le importaban dejaba de serlo volviéndose en extremo vengativo.
—Por el momento no le podemos dar el tratamiento adecuado —explico Tanith para que comprendieran la sugerencia de Draco—, en San Mungo podremos revisarla bien, y saber que tan fuerte es la anemia que está desarrollando...y también porque su extrema pérdida de peso.
El chirrido de una silla arrastrarse lleno el lugar.
—Necesito un poco de aire.
Explico Fred dándole una pequeña mirada a su esposa, la que solo asintió, ambos se conocían tan bien que era como si se hablaran con tan solo verse, Anirak comprendió que estaba lleno de enojo y necesitaba un momento a solas antes de explotar en ira.
El pelirrojo salió de ahí sobándose el puente de la nariz, su hija se encontraba demasiado mal, no podía ni siquiera pensar todo lo que habría sufrido.
¿Por qué no se lo dijo?
¿A caso Anired no confiaba en él?
Si ella le hubiera dicho que alguien la daño o tan solo le alzaron la voz habría puesto un alto de inmediato, por Anirak y por Anired era capaz de poner el mundo de cabeza con tal de conservar sus sonrisas, eran lo más preciado que tenía, para él resultaban como unas joyas preciosas, conocía que eran fuertes, pero al mismo tiempo tan frágiles, tanto que les había inculcado a sus hijos varones a cuidarlas por todos los medios.
¿George y Regulus no se darían cuenta de lo que le pasaba a Anired?
No entendía esa parte, conocía a esos dos mocosos a la perfección y nunca permitirían que alguien le hiciera daño a su hermana menor.
De repente la imagen de cierto castaño paso por su cabeza.
Ese pequeño hijo de puta...Deyan Granger-Krum.
Era el novio de Anired, le seria facial hacerla guardar silencio, también manipularla porque Anired era demasiado pura para ese mundo aparte que no contaba con la experiencia para darse cuenta de todas las alertas.
Tal vez estaba exagerando, pero algo dentro de él le indicaba que fue ese mocoso.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar unos pasos apresurados, giro a la izquierda para toparse con la azabache menor que corría con prisa, la respiración agitada y espesas lagrimas salpicaban el fino rostro, una imagen que perforo el corazón de Fred.
—¿Anired?
Anired detuvo los pasos para verlo, los ojos estaban irritados.
—Papá—murmuro ahogando un sollozo.
—Nired —Fred se acercó más a ella para verla buscando si estaba herida—... ¿Qué te paso?
La azabache bajo la mirada tratando de aguantar las lágrimas.
—¿Te pue...do pedir un favor?
El pelirrojo llevo la mano al rostro de su hija para alzarlo y hacer que lo viera, parecía demasiado herida, alcanzo a ver los hematomas en sus pómulos al igual que la delgadez.
—S...í...lo que quieras, cielo...
—Ya no quiero estudiar en Hogwarts —las lágrimas no paraban al contrario aumentaban preocupando más al mayor—...no quiero estudiar —murmuro —...no me obligues por favor.
—Pero...Anired, tú siempre has dicho que el estudio es lo primero...
Murmuro acariciándole los hombros buscando como calmarla.
—Lo sé...papá...pero—hizo una pausa—...me puedes cambiar de escuela...por favor, no me obligues a estar aquí —cada palabra reflejaba el sufrimiento que guardaba—...puedo volver a la casa, por favor...papá....
Anired lo veía de manera suplicante, Fred se mordió el labio inferior, Anired siempre había amado estudiar en Hogwarts y que ahora le suplicara que la sacara de ahí lo hacía preocuparse aún más.
—Anired, si te saco ahora perderás el año.
—N...no importa...puedo entrar al Instituto de las Brujas de Salem...donde estudio mamá... ¿lo recuerdas? Antes de entrar a Hogwarts me mandaron una carta ofreciéndome una vacante —sus pequeños dientes hicieron presión contra el labio inferior, un gesto que compartía con Fred cada que estaban nerviosos—...incluso...puedo ayudarte en la tienda en lo que inician las clases...también te prometo que sacare buenas calificaciones...y seré muy buena empleada en Sortilegios Weasley... también seré una buena hija...por favor.
—¿Y tus amigos, Anired?
—Hare nuevos amigos —observo a Fred nuevamente sollozando esta vez más trato de contenerse, pero ya no podía más, se sentía completamente rota—...por favor...papá...sácame de aquí.
El lugar que un día Anired considero el más divertido y que tan feliz la hacía, se había vuelto su infierno personal, esperando que alguien la liberara de ahí.
—Nired —murmuro Fred al sentir como le rodeaba el cuello con los brazos, la tomo de la cintura alzándola con facilidad como si fuera nuevamente una niña pequeña —...mi amor ¿Quién te hizo tanto daño?
Anired no respondió para llorar sin consuelo ocultando el rostro en el cuello dejando escapar su dolor, buscando una forma de liberarse, porque ya no podía más, su cuerpo y ella se habían rendido deseando que su padre la sacara de ese horrible lugar, que la dejara volver al calor de su hogar donde nadie le haría daño.
Fred dejo que se aferrara a él acariciándole la espalda, su corazón se marchitaba al escuchar los dolorosos sollozos de su hija, dándose cuenta de lo mal padre que era, tan mal padre que no pudo evitarle un dolor como ese a su preciada Anired.
Observo a Stefan acercarse corriendo que suspiro aliviado al ver que su prima se encontraba a salvo.
—Stefan —llamo Fred viendo al pelirrojo menor— ¿Qué fue lo que paso para que Nired este así?
Stefan desvió la mirada, notaba que su tío se encontraba lleno de ira y enojo por ver a Anired en ese estado, se debatía internamente por decirle la verdad o no, pero ya se encontraba demasiado cansado de callar.
—Anired y yo salimos a caminar por unos minutos —explico viendo los ojos avellanas del mayor que los miraban con intensidad para que hablara—, escuchamos unos ruidos extraños de un salón...y cuando entramos —Stefan se apretó la mano con la que golpeo al búlgaro, estaba demasiado seguro que se habría roto algún hueso por el dolor que lo llenaba—...nos topamos con Deyan...Deyan—hizo una pausa, Fred parecía entender lo que estaba a punto de decir—...estaba con otra chica...ya sabes...acostándose con ella...Anired vio todo...
La azabache tembló al escuchar el nombre de Deyan y sollozo aún más al recordar todos los mal tratos que sufrió, no quería volver a su lado nunca.
—Maldito mocoso—murmuro Fred apretando su hija contra de él—...me las va a pagar...
Fred al enterarse de eso, haría todo lo posible para que ese bastado pagara todas las lágrimas que derramo su hija por él, porque ese mocoso no se las merecía, nunca había merecido estar tan siquiera cerca de Anired.
[...]
De manera desenfrenada entro corriendo al dormitorio escuchando los pasos de la chica tras él.
—Tienes que calmarte —pidió ella al ver su estado—...pareces un desquiciado, deberías de estar feliz te acabas de quitar una piedra demasiado molesta de encima.
Él giro bruscamente para verla, sus ojos verdes parecían dos filosas y peligrosas dagas.
—¿No te das cuenta, Stella? —mascullo yendo al armario—...sus padres están aquí...si ella les cuenta un poco de lo que ha pasado no solo voy a ser expulsado del torno...si no que hasta voy a terminar en Azkaban ¡No se trata de que se haya dado cuenta de que estoy contigo, si no de que cuente todo lo demás!
Deyan había sido impulsivo diciendo esas frías palabras a Anired, a pesar de ser ciertas debió de haber hecho otra cosa que fuera a su favor. Ahora se encontraba demasiado seguro que ella contaría todo, aunque claro, tal vez el anillo no la permitiría hablar.
Pero, aun así, estaba asustado de lo que le harían, ya que no solo sería la familia Black-Weasley la que se vendría sobre él y eso lo sabía muy bien.
Si hacia una comparación de su época actual con siglos anteriores, el matrimonio Black-Weasley serían los emperadores del mundo mágico, sus hijos los príncipes, pero lo más importante sería la única princesa de esa familia: Anired, la cual no solo contaría con la protección de ellos, si no también con los Weasley-Delacour, los Malfoy entre otras familias reconocidas. Si seguía con esa comparación los aurores serían caballeros, los cuales estaban liderados por:
Jerome Delacour.
Nunca lo tomo como un potencial peligro, pero pudo notar como incluso Lyubomir le temía, al investigar más a fondo pudo descubrir que fuera de esa mascara de amabilidad y mujeriego existían una persona demasiado fría y vengativa, alguien que no temía usar la tortura o incluso matar, por algo es que la mayoría de magos oscuros se retiraban cuando él estaba cerca.
Y ni decir de enfrentarse a él y a Anirak Black-Weasley, que era igual o peor que Jerome, si bien era una mujer racional, al tratarse de sus hijos no tenía piedad por nada ni por nadie.
Soltó una maldición mientras se mordía la uña del dedo pulgar izquierdo de manera nerviosa.
Ni siquiera sus padres podrían salvarlo de ellos.
Estaba muerto.
Debía de eliminar cualquier rastro que indicara que maltrato a Anired, si aún el anillo evitaba que hablara tendría mucho a su favor.
De manera brusca saco el tonto peluche con forma de conejo que ocultaba en el armario, Stella se había encargado de obtenerlo e incluso sabía que ella y Hannah provocaron el accidente de la azabache.
Pensaba devolverlo porque Anired estaba formando un escándalo por una estupidez como esa, si bien fue una broma la Black-Weasley se tomaba las cosas a pecho, ahora ya no podía tenerlo ahí porque si lo encontraban todos le echarían la culpa.
—Deshazte de esto—le ordeno a la castaña lanzándole el conejo de peluche—, llénalo de piedras y lánzalo al lago negro para que nadie lo encuentre, hazlo ahora que es de noche...es muy probable que Anired este llorando con sus padres así que no tengo mucho tiempo antes de que alguien de su familia venga a tratar de intimidarme...
—No puedo creer que les tengas tanto miedo—tomo el peluche acercándose al mueble donde descansaban unas cuantas cosas y tomo una navaja—, solo son simples magos...como nosotros.
—Stella, tú eres hija de muggles, no entiendes nada de poder o sangre en este lugar —mascullo Deyan viéndola con desdén, la quería, pero su estupidez le resultaba insoportable—, solo existen dos familias de sangre pura en este mundo, las vuelve realeza, nadie hará nada en contra de ellos ¿no lo has entendido? El poder te hace intocable.
Si bien, su familia tenía poder y conexiones no era nada a lado de ellos, y si todo el mundo mágico se enteraba que daño a la heredera de los Black-Weasley cavaria su propia tumba.
Stella corto la espalda del peluche para sacarle una buena cantidad del esponjoso relleno.
—Deja de preocuparte por una niña estúpida —dejo la navaja de lado —, iré a tirar esto, estás pensando demasiado las cosas.
Domerling decidió dejarlo solo, no entendía porque actuaba tan aterrado.
Ella se sentía por fin plena, había llegado el momento que tanto espero, que Deyan rompiera con esa mocosa molesta, fue demasiado difícil pero ahora podría estar a su lado, como siempre debido de ser.
Anired nunca le termino de agradar con esa actitud de niña fina y delicada con la que todos parecían caer a sus pies, comportándose como el centro de atención, no tenía nada de especial, quizá solo lo bonita que era.
A pesar de todo, Stella reconocía que la Black-Weasley gozaba con una enorme belleza por la que más de una vez se puso celosa. Cuando estaban en Durmstrang, tanto ella como Hannah eran el centro de atención por ser hermosas, pero en cuanto pusieron un pie en el castillo toda esa atención fue disipada por las demás chicas, especialmente por Anired.
Pero, ahora estaba segura que Deyan solo estaría con ella, ya no tendría que preocuparse por esa tonta niña que parecía querer quitarle lo que le pertenecía.
Una vez a las orillas del lago comenzó a alzar diversas piedras metiéndolas en "Copito", ese tonto peluche que ya no era más que un rastro de tela, una vez que fue lo suficiente pesado tomo su varita para hacerlo flotar hasta una cantidad lejana donde lo dejo caer. Ni siquiera con un Accio alguien podría sacarlo sin terminar de romper.
—Reid, deja de darme esa mirada de acusación.
Pidió Stella al toparse al cobrizo amigo de Deyan y alguien que los apoyaba con todos sus planes.
—¿Qué era eso?
—Ya sabes, el tonto peluche de esa mocosa —Stella le sonrió, Philippe Reid siempre los apoyaba en todo e incluso los cubría en diversas ocasiones—, al parecer por fin nos hemos librado de ella.
Stella no comprendía mucho el comportamiento de su amigo, por lo regular era más hablador y siempre se estaba burlando de cualquier cosa, en cambio ahora parecía algo ido y como si la juzgara con la mirada.
Philippe se acercó a ella, dejándola entre su cuerpo y un árbol.
—Pareces demasiado feliz ¿no? —el varón enarco la ceja—, al parecer lograste lo que siempre quisiste.
—Me costó demasiado, pero si —comento con una felicidad notable—, aun así, si intentan recuperar al tonto peluche lo romperán en el proceso, no hay forma de salvarlo.
—¿Lo llenaste de piedras para que no fuera fácil?
—Exactamente, solo un completo loco entraría nadando por algo tan insignificante como él.
—Creo que tú eres más insignificante que el conejo...
El tono de voz de Philippe cambio, era más ronco y lleno de enojo.
—¿Qué tienes, Philippe? No me digas que también te gusta ella... ¡¿Qu...?!
Ni siquiera pudo a completar la frase cuando la gran mano del varón termino sobre cuello empujándola contra el árbol y haciendo una presión que no la dejaba respirar.
—No eres más que una estúpida y hueca sin cerebro, Stella —Stella abrió los ojos con sorpresa al ver como el cabello cobrizo se volvió rubio—. Vuelve a acercarte a Anired y serás tú la que termine en lo profundo del lago negro porque te voy a arrancar la maldita garganta.
Stella no comprendía como es que Maxence D'Acanto parecía tan seguro e incluso se atrevió a amenazarla, estaba demasiado segura que seguía bajo la advertencia de Deyan.
—También dile al imbécil de Deyan —una sonrisa torcida adorno el rostro de Max que tenía un brillo en los ojos azules demostrando que todo el temor había desaparecido—: que si vuelve a tan siquiera ver a Anired voy a matarlo con mis propias manos, y que mantenga su distancia con mi hermana y Scorpius —hizo una pausa soltando con brusquedad a Stella que tuvo que sostenerse del árbol para no caerse—, puede tragarse sus malditas amenazas, porque ya termino su estúpido juego...ahora lárgate, antes de que te hunda al lago negro.
Stella estaba atemorizada por el cambio de actitud de Maxence, sin pensárselo se alejó de ahí.
El rubios destenso los hombros caminando a la orilla del lago negro, le había prometido a Anired que le llevaría a Copito y sin duda lo cumpliría.
Scorpius y él habían hablado con los padres del Malfoy, los cuales creyeron sin dudar en sus palabras prometiendo que lo ayudarían para parar a Deyan, lo siguiente era recuperar a Copito para ir a ver a Anired después de eso hablaría con sus padres, estaba decidido a no volver a permitir que nadie dañara a la azabache, no volvería a cometer el error de dejarla sola nuevamente.
Soltó un suspiro sabiendo lo que tendría que hacer, sin duda el agua del lago negro estaría helada a mitad de la madrugada.
Se quitó la ropa de manera rápida quedando simplemente en bóxer, tomo su varita y con facilidad conjuro un casco burbuja para poder respirar bajo el agua hasta encontrar a Copito.
Se detuvo por unos segundos sin estar muy seguro, no tenía ni idea de que criaturas habitarían ahí.
De pronto la imagen de Anired recostada sobre la cama de su dormitorio abrazando a Copito vino a su mente de golpe, recordando cada centímetro de su sonrisa
«Gracias por cuidar a Copito mientras estuve en clase de vuelo, Max, no sé qué haría si un día lo perdiera, es mi posición más preciada.»
La dulce voz de la azabache sonaba en su cabeza, ella amaba a Copito, era una de las cosas que más feliz la hacían.
Y Maxence D'Acanto quería ver siempre feliz a Anired Georanne, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de cuidar su sonrisa.
Con ese pensamiento salto al Lago Negro tragándose todo el miedo que lo hizo dudar por unos segundos, gracias a su varita pudo iluminar la oscuridad. Sabía nadar, varias veces lo hizo así que no tuvo dificultad en ir hacia el centro del lago donde la profundidad aumentaba.
Alcanzo a ver a algunas Sirenas y peces nadando a gran velocidad e incluso al pulpo, al parecer no lo consideraban ninguna amenaza o tal vez estaban acostumbrados a que los estudiantes se metieran a nadar.
El agua estaba helada, le calaba los huesos que se sentían más rígidos, pero no estaba dispuesto a regresar sin Copito, no le interesaba el tiempo que tuviera que buscarlo.
Toda su vida, toda su infancia y adolescencia creyó que estaba en un hoyo negro, la que estaba destinada a seguir a pesar que él no la quería continuar, ese hoyo negro monótono que giraba sin detenerse sumergiéndolo en sus inseguridades una y otra vez, pero cuando apareció esa chica de rebelde cabello negro y ojos tan grises parecidos a unas joyas fue como apareciera ese tope que tan espero para detenerlo, siendo demasiado aliviante para él.
Anired era la que lo hacía esforzarse, por muy cursi que sonara se había vuelto la luz que llego a disipar la espesa bruma de oscuridad que cubría su vida, y no estaba dispuesto a continuar más tiempo lejos de ella.
El alivio recorrió su cuerpo al reconocer el peluche, tuvo que esforzarse y emplear demasiada fuerza para poder tomarlo, debido al peso de las piedras lo hacía volver al fondo una y otra vez.
Después de intentarlo varias veces logro llevarlo por él.
El Maxence D'Acanto de hace unos meses, aquel que no gustaba de nadie y solo se acercaba a la gente por un beneficio nunca habría hecho una cosa como, nunca habría nadado a media madrugada por recuperar un peluche.
Pero, Anired era la clase de persona por la que valía la pena hacer una cosa como esa, como decían, el amor te volvía loco y Maxence no era la excepción, era incluso capaz de enfrentar cualquier cosa por ella.
Anired lo volvía más fuerte, era lo que lo hacía esforzarse por volverse una mejor persona.
Saco el peluche dejándolo en el pasto y a los pocos segundos salió él, el frio aire estremeció su cuerpo tensando cada musculo al estar semi desnudo sentía más frio, llevo la mano a su cabello haciéndolo hacia atrás dejando que las gotas de agua le recorrieran el rostro bajando lentamente hasta perderse por su cuello y torso.
"AGBW"
Leyó las iniciales en la pata del peluche al que le saco las piedras, no tenía mucho relleno, le faltaba un ojo resultando demasiado maltratado.
También tendría que arreglarlo, estaba demasiado seguro que con un hechizo no quedaría tan fácilmente pues la faltaban demasiadas cosas al peluche.
Con ayuda de magia se secó al igual que a lo que quedaba de Copito para vestirse sin perder más tiempo regreso corriendo al castillo donde como lo supuso estaban Amalie e Itziar esperándolo, pero lo que más le extraño fue a ver a los hermanos Malfoy, ambos tenían una extraña expresión en el rostro.
—Recupere a Copito —explico Maxence antes que cualquier cosa—, lo tendré que arreglar, pero tengo que decirle a Anired que ya apareció.
No negaría que estaba emocionado por decirle eso a ella, pero le extraño demasiado que Scorpius no mostrara ningún rastro de emoción, incluso Amalie e Itziar parecían demasiado mortificadas.
—Max —llamo Amalie sonriéndole suavemente—...me alegro que lo hayas encontrado.
Maxence reconocía ese tono de voz que su hermana solía usar para animarlo antes de darle una mala noticia.
—¿Qué paso? —enarco la ceja exigiendo una explicación que nadie le dio — ¿Qué demonios tienen? —Anired paso por su mente y miro fijamente a Alex seguido de Scorpius— ¡¿Le paso algo a Anired?!
Alexander decidió hablar pues al parecer Scorpius aún seguía demasiado consternado.
—Anired...acaba de dejar Hogwarts.
—¿Cómo? ¿De qué mierda hablas, Malfoy?
No comprendía como es que la azabache había dejado el colegio.
—Anired está enferma —murmuro Alexander sin querer dar mucho detalles—, mis padres sugirieron que se tomara unos días para poder revisarla mejor en San Mungo...pero...Anired —hizo una pausa y cerró los ojos para abrirlos como si con esos rompiera el nudo que se le formo en la garganta—...Anired descubrió a Deyan con Stella...y al parecer alguien la estuvo maltratando físicamente...no estoy muy seguro de los detalles, pero en resumen Anired no quiere saber nada ni de nadie de Hogwarts, le rogo a sus padres para que la sacaran de Hogwarts.
—¿Hablas de forma definitiva?
El mundo de Max comenzó a caerse en pedazo al escuchar las palabras del Malfoy menor.
—Sí, al parecer de forma definitiva.
—Esto debe de ser una mala broma en serio —murmuro Maxence negando varias veces sin creer lo que decían — ¿Scorpius?
Cuestiono, el peli plata movió las manos de forma extraña.
—Maxence...mierda...prometimos cuidarla... protegerla de Deyan —hablaba rápidamente—...y ni siquiera pudimos darnos cuenta de cómo caía en un maldito trastorno alimenticio frente a nuestros ojos —paso la mano por su rostro—...yo...yo...no...no estuve para cuando más me necesito, deje sola a Anired...la dejamos sola, Max.
Las palabras golpearon al rubio, todas las acciones que creyó correctas lo llevaron a su fin.
—Reparare a Copito —murmuro apretando el peluche en su mano—...e iré a buscarla a la casa Black-Weasley...
—Es probable que no quiera ni verte...cuando yo fui a verla se hizo la dormida y a los mellizos ni siquiera dejo que pasaran...
Max se mordió el interior de la mejilla.
—No importa, si no me quiere ver cuando vaya, iré al día siguiente —afirmo con seguridad—, y al siguiente, no me interesa cuanto me cueste o si tengo que ir todos los días a buscarla, no voy a volver a dejarla sola, no voy a volver a estar lejos de ella.
Fue lo último que sentencio para ir al carruaje, parecía demasiado seguro de cumplir lo que acababa de decir.
Estaba dispuesto a que las cosas fueran diferentes, no volvería a alejarse de Anired.
⚜⚜⚜
Observo a través de la ventana viendo el enorme jardín de Hogwarts, no podía evitar sonreír al recordar las buenas noticias que circulaban por el castillo:
"Anired Black-Weasley ha dejado Hogwarts"
La sonrisa se volvió más grande como la primera vez que escucho esa noticia, de eso ya había pasado una semana con la cual era más feliz que nadie.
Sin Anired cerca su plan marchaba a la perfección, más que esa niña había sido destruida tanto físicamente como emocionalmente, era muy probable que nunca volviera a ser la misma después de todo lo que sufrió en esos meses.
Ahora solo tendría que centrarse en los mellizos, y estaba demasiado decidida a lograrlo ese día.
Paso los dedos con suavidad entre las plumas del cuervo que era su fiel mascota y mensajero, el cuervo parecía disfrutar de la caricia pues se quedó completamente quieto.
—Espero Regulus haya recibido mi carta...
Murmuro, si las cosas iban como lo tenía en mente era cuestión de tiempo para que el azabache se presentara en su habitación, con esa idea en la cabeza se puso de pie para ir al baño donde se lavó la cara y cepillo el dorado cabello deteniéndose a observar su reflejo.
Sin duda, nuevamente su belleza le ayudaba a obtener lo que deseaba, si bien había usado ayuda de la magia de su tía Samara, los mellizos desde un inicio se habían sentido atraídos a ella, siempre había sido ella.
Después de unos minutos salió del baño, se alegraba de que Stella estuviera ocupada en otras cosas dejándole la habitación para ella sola, incluso encontró como quitar el tonto hechizo que puso Lyubomir para que los varones no entraran.
Busco en el armario de donde saco una vieja caja la cual abrió con cuidado dejando ver una vieja daga la cual le había entregado Samara al cumplir cinco años y contarle cuál era su destino al igual que todo lo que les había pasado a sus padres, desde esa tierna edad supo que tenía que vengarse de los Black-Weasley por el dolor provocado.
Si bien, no estaba siguiendo las indicaciones de su tía las cuales eran esperar hasta la tercera prueba, Hannah ya no toleraba estar más con George Sirius, el cual a pesar de estar hechizado parecía no tolerarla, ni siquiera quería tener sexo con ella, más de una vez uso la magia para hacerlo, pero el pelirrojo no lograba mantener una erección y no mostraba ningún interés en tocarla.
Saco la fina daga dejándola en la cama, ese sería el día en que los dos mellizos Black-Weasley morirían, matándose el uno al otro.
No negaría que se sentía emocionada, todo resulto aún más fácil de lo que creyó, aunque aún seguía algo preocupada pues sus muñecos Voodoo había desaparecido de la habitación, no les tomo mucha importancia ya que nadie más que ella, Stella y George Sirius entraban por lo que lo más seguro es que estuvieran en algún lugar del dormitorio.
Se sentía ansiosa al saber que hoy por fin obtendría aquella venganza que tanto deseo, estaba segura que Anirak no toleraría la idea de saber que sus hijos se habían matado al pelear por una chica.
Tenía todo perfectamente calculado, una vez que iniciaran a pelear uno de ellos tomaría la daga, sin duda se apuñalarían y el otro usaría alguna maldición provocando la muerte de ambos, iría con el director Lyubomir llorando para decir que ellos comenzaron a pelear por ella y termino en una terrible desgracia.
Disfrutaba el sabor amargo de la venganza, tantos años preparándose para llegar a ese punto, nada ni nadie lo evitaría.
Escucho un insistente golpeteo en la puerta que la alegro demasiado, era la misma emoción que cuando hizo magia por primera vez.
Se sentó en la cama cruzando la pierna derecha sobre la izquierda causando que la falda se le subiera de manera provocativa dejando ver gran parte de su muslo y del ligero de encaje azul cielo que utilizaba.
—Adelante...
Ronroneo para que la persona entrara, ella puso la mejor sonrisa que tenía al distinguir al varón azabache que sostenía el pedazo de pergamino que le había mandado.
—Hannah...
Murmuro Regulus entrando con cautela, recibió la carta de la rubia y de inmediato vino, al parecer estaba dispuesta a negociar para dejar a su hermano libre, no le importaba el precio, el azabache daría lo que quisiera con tal de recuperar a George Sirius.
—Me alegro saber que recibiste mi carta —comento deteniendo la mirada en su mano—...llegue a pensar que no vendrías.
—Sí, tu cuervo la trajo —respondió deteniendo los ojos grises en el ave que se encontraba parado en el borde de la ventana, lo veía fijamente algunas veces llego a creer que se trataba de una persona ya que los ojos del cuervo parecían mostrar más que los de un animal común—...claro que vendría ¿Qué es lo que quieres, Hannah?
Hannah soltó un suspiro de decepción al ver la mirada de Regulus, ya no existía ningún rastro de ternura como antes, ahora solo un enorme enojo y rencor.
No podía negar que en esos últimos meses el azabache estaba dejando el cuerpo de un adolescente para volverse en un hombre con un buen cuerpo, al igual que George Sirius, ambos tenían masas musculares parecidas al igual que facciones muy masculinas que los volvían demasiados guapos, era una lástima que su belleza fuera desperdiciada pues iban a morir.
—Eres tan grosero... y pensar que la pasábamos tan bien juntos —paso la mano sobre sus piernas en un intento de provocar al azabache que no parecía ni inmutarse un poco — ¿A caso ya no me deseas como antes, Reggie?
Regulus arrugo el entrecejo al escuchar como lo llamaba, antes le resultaba encantador ahora solo le provocaba una enorme molestia.
—No estoy para tus juegos, Hannah —mascullo apretando la mandíbula, al parecer había sido una pésima idea creer en ella —...dime de una vez que es lo que quieres, te lo daré y todo terminara aquí y ahora.
—Tienes razón, Regulus...todo terminara aquí y ahora —puso una extraña sonrisa, que Regulus nunca le había visto antes a Hannah, se levantó y acerco a paso lento al más alto que solo la veía apretando su varita —...solo es una cosa demasiado sencilla la que deseo.
Regulus estuvo cegado por tanto tiempo, que le costaba creer que realmente Hannah fuera malvada y que con tanta facilidad hubiera aceptado que hechizo a George Sirius, aunque tal vez era porque quería demasiado galeones para dejarlos en paz.
—Dímelo y te lo daré.
Hannah se detuvo frente a él, llevo la mano lentamente hasta la corbata de color rojo que utilizaba el mayor, paso los dedos entres ella jugando hasta que la jalo para hacer que él se agachara dejando ambos rostros a la misma altura, reconoció el aroma a café, pólvora y frutos rojos que lo caracterizaba, era un olor lindo, un aroma que quería recordar por más tiempo ya que la hacía sentir una extraña calidez que nunca antes experimento y que siempre ansió.
—Tú y yo la pasábamos muy bien juntos...con tu hermano no es lo mismo —murmuro rozando los labios de Regulus—, es tan brusco y no parece importarle que yo lo disfrute...en cambio tú siempre has sido tan complaciente y dulce.
Regulus la veía a los ojos entendiendo al punto que quería llegar.
—Ve directo al grano, Hannah.
Ordenó manteniendo la seriedad.
—Quiero tener sexo contigo, una vez más y todo terminara.
Regulus asintió.
—Cumple con tu palabra, Hannah.
Alejo la mano de la rubia para quitarse la corbata con facilidad lanzándola a un lado y desabrocharse la camisa, Hannah sonrió para verlo siguiendo cada movimiento, la camisa blanca quedo en el suelo dejando ver el torso definido de Regulus, su pálida piel resaltaba gracias a la luz de la habitación, Regulus movió los hombros hacia atrás destensando los músculos resultando en un movimiento atrayente y demasiado sexy para Hannah.
Regulus la vio y la tomo con brusquedad del rostro para besarla, cosa que fue devuelta.
Los brazos de Hannah rodearon el cuello del azabache que la alzo dejando que colocara las piernas alrededor de su cadera, la guio a la cama donde la coloco poniéndose a horcajadas de ella.
El beso le resultaba asqueroso, pero haría cualquier cosa, solo era hacerlo con ella.
Se separó dejando una hilaza de saliva entre ellos, observo el rostro de Hannah que le resultaba anteriormente encantador y ahora solo aumentaba su odio.
Bajo los labios a su cuello acariciándole los hombros para ir hacia los botones de la camisa, los suaves jadeos de Hannah inundaban sus oídos.
Regulus que le besaba el cuello observo como la pequeña vena en ese lugar se movía, desde esa vista parecía ser tan frágil, subió una mano para acariciarle la piel admirando la diferencia de tamaño.
El cuello de Hannah era delgado y frágil, que con un poco de fuerza se rompería, en cambio su mano era grande y tenía la suficiente fuerza...
—¡¿Reg...?!
Las palabras de Hannah fueron cortadas por la falta de aire, la gran mano de Regulus le rodeo el cuello a la rubia para comenzar a hacer presión y pronto llevo la segunda quitándole más aire.
Hannah trataba de quitarlo, le golpeaba los brazos y el pecho, pero era imposible moverlo.
Regulus sonrió al ver como Hannah parecía a punto de quedarse sin oxígeno.
—Espero que estés sufriendo demasiado, Hannah...
Murmuro viendo la agonía en sus ojos y escuchándola balbucear, incremento más la fuerza, solo quería ver como la vida escapaba de ella. Sabía que Hannah no liberaría tan fácil a George Sirius, entonces él acabaría con ella como su propia venganza por lo que les hizo.
Estaba seguro que faltaba muy poco cuando lo empujaron fuerza causando que cayera de la cama de golpe.
—¡¿Qué mierda haces, Regulus?!
George Sirius observo a ambos, viendo a Hannah toser con fuerza y dar grandes bocanadas buscando el aire que había perdido por culpa del azabache.
—¡Ella te hechizo, es una maldita bruja malvada que merece la muerte!
Hannah se sobaba el cuello con los ojos llenos de lágrimas, sintió la muerte tan cerca que no negaría que el miedo que sentía en esos momentos era real.
—¡Se metió a mi habitación! —logro gritar entre jadeos por el dolor en el cuello— ¡Como no quise tener sexo con él trato de abusar de mi nuevamente!
—Regulus —llamo George viendo a su hermano con completo cansancio— ¿Estás loco?
—¡Ella te está utilizando! —pudo ver como el pelirrojo negaba y soltó un gruñido—¡Quítate de mi camino, terminare con esa maldita bruja de una vez!
—¡Estas actuando como un maldito loco, Regulus, tienes que calmarte de una vez!
Regulus al ver que George Sirius no parecía dispuesto a quitarse decidió no pensarlo más, sabía que Hannah lo controlaba por lo que solo era cuestión de tiempo para que actuara como un maldito salvaje que se le vendría encima así que le soltó el primer golpe que hizo que retrocediera, para continuar golpeándolo, para su sorpresa él no parecía tratar de defenderse.
Hannah observo a los mellizos dándose cuenta que George Sirius no actuaba como ella esperaba y para su sorpresa Regulus llevaba la ventaja, así que se puso de pie para ir al armario donde estaba su varita y también buscaría rápidamente los muñecos Voodoo pues Regulus parecía dispuesto a matarla.
Con desesperación removía las cosas, miro de soslayo a los mellizos viendo a George Sirius en el suelo recargado de la pared, al parecer Regulus lo venció esta vez, el menor se acercaba a ella así que con la varita evitando que llegara a ella lo ataco sin pensarlo para que retrocediera varios metros golpeándose con la pared de lado.
El azabache se quejó y Hannah siguió buscando los muñecos que no parecían estar por ningún lado, la frustración la recorría dándose cuenta que las cosas no estaban yendo como quería, seguía sin entender porque George Sirius no actuó de manera salvaje y golpeo a Regulus como siempre.
—George...
Llamo Hannah volteando a verlo, el pelirrojo alzo la mirada dejando ver la gran cantidad de sangre que salía de su nariz, tenía el labio roto, mientras Regulus recobraba la conciencia debido al golpe con la pared.
Los ojos de Hannah y George Sirius se cruzaron, y ella no evito sentirse aliviada al ver como se ponía de pie.
—Regulus —llamo el pelirrojo caminando a la cama, la daga se encontraba en el suelo pues al parecer con el movimiento de los adolescentes sobre ella se había caído—...creo que es hora de que terminemos todo esto.
Regulus vio a su hermano y trago saliva cuando tomo la daga, Hannah sonrió sintiéndose más tranquila para seguir buscando los muñecos sabiendo que George se encargaría del azabache.
—Estoy cansado y harto de ti—hablaba George Sirius con la mirada fija y la daga en la mano —, eres una completa molestia, como una patada en el culo. Estoy demasiado seguro que nadie en tu vida te soportaría —Hannah escuchaba los pasos de George, no quería voltear, prefería evitar ver esa brutal escena—, resultas una persona aburrida y no tienes ninguna virtud —las palabras del Black-Weasley estaban llenas de veneno y parecía decirlas desde el fondo de su corazón—, no sabes cuánto espere por este momento...
Los pasos de George Sirius se detuvieron y el silencio reino la habitación, Hannah solo esperaba escuchar un grito del azabache y posiblemente unas maldiciones, solo debía de esperar un poco tiempo.
—Estoy deseando ver cómo te pudres en el infierno —un escalofrió recorrió toda la columna vertebral de Hannah al escuchar ese tono tan vacío y seco—, me hiciste hacer tantas cosas que no quería y lastime a varios por tu culpa —Hannah no entendía porque de repente tenia tanto miedo y frio, como si algo malo estuviera a punto de pasar —...Hannah ¿A caso buscas esto?
La rubia sintió una presencia detrás y giro de golpe, la punta de la navaja se detuvo en su cuello sim hace mucha presión, una sonrisa torcida adornaba el rostro de George Sirius lleno de sangre y en la otra mano sujetaba los tres muñecos Voodoo.
—¿Qu...é?
—Fuiste demasiado estúpida al creer que no me daría cuenta —la voz de George Sirius estaba cargada de superioridad, Regulus observaba la escena completamente sorprendido—...no sabes el odio y asco que siento por ti, Hannah...debería de cortarte la garganta yo mismo por lo que le hiciste a mi hermano —vio a Regulus de reojo—...ya párate, Regulus y deja de verme así.
—¡¿De dónde sacaste eso?!
—Ni siquiera sirves para esconder algo —hizo más presión con la punta de la daga en el cuello de Hannah del cual salió un pequeño hilo de sangre—...vuelve a acercarte a mi familia y no tendré consideración contigo...agradece que mi hermano está aquí o ya te habría matado yo mismo...
Hannah se quedó en completo estado de shock, su tía le aseguro que él no sería capaz de quitarse la magia Voodoo de encima.
George guardo los muñecos en su bolsillo, tomo la varita y alejo la daga del cuello de Hannah, donde permanecía una pequeña marca, y sin darle tiempo a reaccionar la dejo inconsciente con un poco de magia cayendo al suelo en un golpe directo.
—Regulus, vámonos de aquí...
El azabache estaba demasiado consternado para decir algo, tomo su camisa y corbata siguiendo los pasos de su hermano, el cual iba demasiado callado.
Ambos salieron del barco de Durmstrang sin levantar sospechas ya que era normal ver a George Sirius con sangre gracias a las peleas en las que últimamente se metía por culpa de Hannah.
Se alejaron de ahí viendo el cielo nocturno pues ya era demasiado noche.
George Sirius se detuvo en la orilla del lago donde lanzo la daga lejos de él.
—¿George Sirius?
Cuestiono Regulus sin estar seguro que era su hermano.
—Georanne siempre tuvo razón —murmuro George viendo el lago, sintiéndose culpable por no haber podido hacer algo antes—...siempre la tiene ¿no?
—¿Cómo te liberaste?
El pelirrojo soltó un suspiro.
—Encontré los muñecos...creo que...fue porque Hannah no sabe hacer las cosas bien —murmuro, la voz le temblaba al igual que el cuerpo dejando ver lo asustado que estuvo todo ese tiempo—, no sé cómo se termine de romper completamente, pero tome los muñecos que tenía y los he traído conmigo...estuve buscando el momento para decírtelo...pero con todo lo que ha pasado —giro para ver a su hermano menor que lo miraba fijamente, ambas miradas grises reflejaban el gran temor que estuvieron experimentando por tanto tiempo—...Hannah me controlaba...yo no quise hacer varias cosas...mucho menos traicionarte, Regulus...nunca lo haría...tampoco quise golpearte o dañarte....lo siento, hermano...en serio, lo siento...Reg...
George estaba dispuesto a aceptar que su hermano nunca lo perdonara o que incluso lo odiara toda la vida por lo que hizo, pero le sorprendió demasiado la acción del azabache.
Regulus no espero más para abrazar con fuerza a su hermano que a los pocos segundos dejo escapar espesas lagrimas como un niño pequeño, se sentía tan roto, pero al final completamente liberado.
Regulus tampoco pudo controlarse y pequeñas lagrimas salieron de los orbes grises, de alguna manera había recuperado a su hermano, a su otra mitad que tanta falta le hizo.
Ambos permanecieron de esa manera por algunos minutos, mostrando lo vulnerable y temerosos que eran a pesar de su aspecto y carácter, aún seguían siendo unos niños que necesitaban ser protegidos.
Rompieron el abrazo para verse y sonreírse.
—Tenemos que ir con mamá —informo George Sirius—, no sé si el hechizo este completamente roto...aparte que también quiero saber cómo esta Geori...y tengo que disculparme con ella.
Regulus asintió indicándole que caminaran hacia el sauce boxeador como varias veces lo hicieron.
—Anired no la está pasando bien—murmuro recordando cuando hablo con su padre—...ha estado yendo a San Mungo e incluso al psicólogo...tiene un trastorno de conducta alimenticia —se mordió el interior de la mejilla—...y creo que depresión, no deja que nadie de nosotros hable con ella...creo que nos odia.
—Me merezco que me odié...no cumplí con lo que le prometí—paso la mano entre su cabello—...soy un pésimo hermano.
—Somos...ninguno estuvo para ella, es normal que no odie...
Pero a pesar de eso, ambos sentían que por fin había un poco de luz al final de ese túnel lleno de oscuridad en el que estuvieron tanto tiempo por culpa de Hannah MoongBlaxott-Blyley.
⚜⚜⚜
Jerome soltó un suspiro lleno de aburrimiento y preocupación, en otras circunstancias habría amado pasar todo el día con Anired, pero no de esa manera.
Debido al trabajo de Anirak y Fred ambos tuvieron que salir por lo que le pidieron que la cuidara, no le molestaba eso, pero no sabía qué hacer.
Extrañaba a la Anired que bromeaba, que platicaba y que estaba con él por todo lado.
Le partía el corazón ver a la azabache menor en esos momentos, estaba demasiado delgada y no hacia otra cosa que llorar sin salir de su habitación, todos había tratado de hablar con ella e incluso la llevaron a distintos psicólogos, pero ella no decía nada.
También la obligaban a comer, varias veces Anired lloro y grito pidiendo que no lo hicieran, dejando ver la magnitud de su trastorno alimenticio que aún no estaba definido, creían que se trataba de alguna especie de anorexia.
Quería ayudarla, pero ella no parecía querer la ayuda.
Sabía que Deyan la había engañado, quería ver sufrir a ese mocoso, pero justo ahora tenía otras prioridades como llevarle esa copa de helado de chocolate con menta a su sobrina.
Era el postre favorito de la menor, por lo que esperaba que lo comiera.
Hace rato logro que comiera un tercio de comida, Anired parecía querer llenarse pura agua o líquidos por lo que también moderaban su consumo.
Dudas invadían su cabeza, esos golpes en su cuerpo, le preguntaron diversas veces, pero la menor se negaba a hablar, parecía dispuesta a llevarse ese secreto a la tumba, aunque él estaba seguro que Deyan fue él que hizo todo eso, sin embargo, no podía proceder contra él de forma legal si Anired no declaraba.
Se sobo las sienes y tomo la copa de helado para subir las escaleras conociendo a la perfección la casa.
Consideraba a la casa Black-Weasley su hogar, fue el lugar donde siempre le han abierto la puerta y enseñado lo que era una verdadera familia, y ver como los miembros de esa familia eran dañados lo estaba matando.
Especialmente darse cuenta que Anired estaba tan herida y parecía ni siquiera confiar en él.
Se sentía un completo inútil.
Anired siempre dijo que era su príncipe azul, pero...
¿Qué clase príncipe se supone que era si ni siquiera estuvo para evitarle ese dolor?
Entro a la habitación de Anired sin siquiera tocar, observo la cama donde siempre estaba ella y se extrañó al no verla acostada por lo que dejo el helado en el mueble junto a la cama.
Miro en el pasillo para ver si no estaba ahí, pero no había ni rastro de ella.
Sin embargo, la curiosidad lo recorrió al escuchar unos ruidos extraños del baño, como si alguien vomitara, así que camino al sanitario que se encontraba en el dormitorio de la azabache, la puerta estaba entre abierta, empujo un poco quedándose completamente helado con la imagen.
—¿A....Anired?
El corazón se le partió por completo, no era anorexia lo que tenía, no había dejado de comer de la noche a la mañana y por eso perdió tanto peso...Anired...se provocaba el vómito a su misma.
La vio con los dedos en la boca y de cuclillas frente a la taza del baño, al escuchar la voz del mayor se dio la vuelta con los ojos llenos de lágrimas dándose cuenta que fue descubierta de la peor manera.
—L...lo siento —murmuro con un hilo de voz bajando la mirada avergonzada—...te juro que quise evitarlo —las lágrimas le recorrieron las mejillas—...pero...no puedo...no quiero ser gorda...no quiero ser más horrible de lo que soy.
Jerome no dijo nada para acercarse a ella y abrazarla con demasiada fuerza tratando de esconderla en su pecho, como si con eso pudiera protegerla.
—¿Quién te dijo esas estupideces, Anired? —murmuro sintiendo los ojos arderle—...Por Merlín.... Eres solo una niña...
Murmuro sintiéndola temblar, Anired ya no podía contenerse más, sabía que poco a poco estaba decepcionando a todos.
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¡Hola!
¿Cómo están?
¿Qué les pareció el capítulo?
Bueno, tal vez las cosas están mejorando un poco.
Si tienen teorías de lo que podría pasar próximamente me gustaría leerlas, jaja.
¿Creen que Max y Anired estén juntos?
Bueno, nos leemos en unos días, lovu♥
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