Capítulo 29
Jimin POV
Estoy tan distraído que casi olvido que viene el decano. Anoche fue una locura. No sólo fue una gran apuesta a ser atrapado, sino que dije cosas que no debería haber dicho. Cosas que eran desconcertantemente ciertas.
No podía quitarle las manos de encima. Nos duchamos juntos, nos vestimos juntos, nos escabullimos de nuevo en la habitación, donde nos acurrucamos juntos, intercambiando besos y palabras suaves hasta que tuve que dejarlo ir, y la pequeña distancia entre nosotros me mató.
Como ahora, verlo hablar y reír con Hoseok y Eunwoo me llena de tanta envidia que me estoy conteniendo para no ir hasta allí y reclamarlo.
Y maldita sea, quiero reclamarlo. Cada centímetro de su estructura altiva, fácil de ofender y escandalosa.
Antes de que pueda seguir ese pensamiento, llega el decano y todo el mundo se pone en guardia. Con un poco de suerte, en algún momento de la próxima media hora, Wonho llamará identificando a este hijo de puta pillado por las cámaras metiéndose con los Kappa.
La presión está aumentando para que este plan funcione. Si no lo hace, no tengo ni idea de cuál debe ser nuestro siguiente movimiento porque nuestras pistas no llevan a ningún lado. Los chicos han estado preguntando por ahí, pero quien sea no debe estar hablando.
Jungkook le cuenta al decano Choi quiénes fueron los ganadores y sus premios, y yo trato de mantener mi atención en ellos y no en el otro extremo de la calle, donde la casa Kappa parece inmóvil y vacía.
Las apariencias engañan.
Tengo todo cruzado para que esto funcione. Entonces, al desaparecer las estúpidas reclamaciones, podré centrarme en la graduación... y en Jungkook.
Que ni siquiera debería ser una consideración.
Me paso la mano por el pelo, deseando volver a la época en la que compartimentar era mucho más fácil. Conocer a Jungkook además de todo el sexo ha sido demasiado. Mi cerebro se está volviendo loco y está atrapado en esa trampa de que esto puede ser más de lo que es.
¿Estoy preparado para ahogar mis sueños olímpicos? Está claro que no, o ya habría salido.
No sé si eso me convierte en egoísta, estúpido o impulsivo.
Me gustaría pensar que estoy tan centrado en mis objetivos que nada puede apagar ese fuego, pero soy demasiado consciente de lo ciertas que fueron mis palabras de anoche. Lo fácil que sería decir a la mierda todo y alejarse e intentar algo real.
Jungkook y yo nunca hemos tenido esa conversación. Nunca ha dicho específicamente que algo así estaría sobre la mesa, pero no sé, hay algo ahí. Puedo sentirlo cuando nos tocamos, cuando hablamos, cuando nos mandamos mensajes. Ni siquiera tengo la confirmación de que soy el único con quién se acuesta. Sólo lo sé.
Tal vez eso me convierta en un ingenuo, pero cada día me hace confiar más en Jungkook y en lo que tenemos.
Me doy una patada metafórica recordando que lo que tenemos es el principio. Apenas algo. Un acuerdo que podría llegar a ser increíble, pero que necesita ser detenido antes de que lleguemos a ese punto. Nunca he sido uno de esos chicos que creen que el amor es todo lo que necesitas y lo que sea. Tengo metas y ambiciones, a las que no quiero renunciar, y si Jungkook me hace cuestionar eso, no puede ser una buena señal.
Lo jodido es que no me ha pedido que cuestione nada. Me ha ofrecido sexo y amistad, y soy yo quién se deja llevar por todo. Incluso anoche, él había estado todo el tiempo con un rapidito y asegurándose de que no nos descubrieran, y todo lo que yo quería hacer era tocar y probar cada parte de él que pudiera alcanzar.
─Cuando quieras ─dice Yoongi levantando su teléfono.
Eso me saca de mis pensamientos y me devuelve a la parte importante. Choi Dongwook lee los ganadores y anuncia la cantidad que hemos recaudado. Cada segundo que habla parece más lento, y no puedo dejar de mirar una y otra vez hacia la calle.
Estoy nadando con los nervios. Jungkook también, si la forma en que frunce los labios y levanta la cabeza es un indicio.
Quiero apurar al decano, pero una gran parte de esto era para mostrar que estamos jugando bien y que estamos por el espíritu de la universidad o lo que sea.
Cuando termina la grabación, su mirada se desvía hacia nuestra puerta principal.
─Esa es una decoración interesante ─dice.
Y cuando me doy la vuelta para ver lo que le ha llamado la atención... ¡hijo de puta! Nuestro trofeo de la Cacería de Héroes está colgado en un lugar privilegiado.
Y cuando digo trofeo, me refiero a un consolador rosa brillante con piezas de trofeo pegadas. Los ojos de Yoongi se han abierto cómicamente, y yo espero que la cubierta delantera se abra y me trague completamente.
Namjoon, por su parte, se rie a carcajadas.
─Se nos da bien improvisar.
─Hmm...
─Formaba parte de un evento en toda la calle ─me apresuro a explicar─. Una de las grandes cosas de esta comunidad es la forma en que nos unimos todos. Los eventos son uno de los más importantes. Las tradiciones que existen desde que se fundó la universidad son otra. Ese trofeo es una tradición que se nos ha transmitido.
El decano Choi asiente secamente, y me doy una patada por no haber quitado esa estupidez. Pero ese trofeo ha estado colgado ahí desde que soy una Sigma Beta Psi, y por eso luchamos tanto por ganar la caza del tesoro cada año.
─Buen trabajo con el dinero ─dice─. Jungkook, los veré a ti y a tus padres la semana que viene.
Se dan la mano y el decano se va. Todos nos quedamos allí, intentando actuar con normalidad hasta que se va, y entonces agarro mi teléfono para enviar un mensaje a Wonho.
Ni siquiera un minuto después, lo veo trotar por la calle.
─¿Algo? ─pregunto.
Niega con la cabeza y se me revuelven las tripas.
─No apareció nadie.
─Mierda. ─La esperanza a la que me había aferrado se derrumba─. Mierda.
─Oye, está bien. Haremos otro plan. ─Jungkook me da un rápido apretón en el brazo, y me mata que no pueda tener más.
─Otro plan. Más tiempo dedicado a esto carajo.
─Vaya ─dice Jin─Está bien, lo resolveremos.
─¿Lo haremos? ─Y claro, no es propio de mí tener este tipo de arrebatos, pero no puedo parar─. No sabemos quién es este imbécil. No sabemos por qué lo hace ni cuáles son sus planes. No sabemos una maldita cosa, y parece que este imbécil está jugando con nosotros.
─Estamos haciendo todo lo que podemos ─dice Jin.
─¿Y si no es suficiente? ¿Y si realmente nos cierran? Y entonces soy el presidente que hundió a Sigma Beta Psi. Qué legado para dejar atrás.
─No es tan malo.
─¿No es tan malo? ─Me tiro del pelo─. Mi historial tiene que estar limpio. ¿En primer lugar por qué crees que me uní a una fraternidad? ¿Por qué crees que me convertí en presidente? No fue porque no tuviera nada más que hacer. Me rompí el culo por ese oro. Es lo único que me ha importado, pero una mierda así viene con consecuencias. Viene con la notoriedad y la gente queriendo indagar y descubrir toda la mierda sobre ti. Mi historial tiene que estar limpio para que cuando suba a ese podio, no tenga ni un solo arrepentimiento en el puto mundo. ─Mi mirada se desliza hacia Jungkook, y tengo que apartarla de nuevo─. Todo mi enfoque durante los últimos tres años ha sido lograrlo. Estoy muy cerca. La universidad está a punto de terminar, y ahora un imbécil aburrido en el puto sótano de sus padres está intentando echar todo por tierra porque, ¿qué... se cree importante? ¿Tiene algo que demostrar? ─Me doy la vuelta y golpeo con la palma de la mano el poste de la puerta principal. El dolor me sube por el brazo, pero aprieto los dientes para evitarlo.
Jungkook se pone delante de mí y me agarra de los brazos.
─Oye, ya es suficiente. Hoy no ha pasado nada, eso es algo bueno. Nos da más tiempo para pensar. ─Su agarre se hace más fuerte─. No me he unido a un bando perdedor.
Y quizás por primera vez, es él quien me calma. Y funciona. La convicción me ayuda a recordar que, con todos los peores escenarios traqueteando en mi cerebro, ninguno de ellos ha sucedido todavía.
Tenemos tiempo.
Sólo que cuando me levanto de la cama a la mañana siguiente, estoy aturdido y desorientado. Me he quedado dormido sin el despertador y me he perdido el entrenamiento de la mañana. Por primera vez desde que entré en la universidad y ¡mierda! Son casi las nueve. Si no me doy prisa, también me perderé la clase de la mañana.
Tengo un mensaje de mi entrenador para ver dónde estoy, junto con una llamada perdida de un número privado. Hago clic en el buzón de voz y pongo el teléfono en el altavoz mientras me apresuro a agarrar la ropa, pero me detengo en cuanto una voz que casi reconozco llena mi habitación.
─Soy Jisoo, llamo desde el despacho del decano Choi. El decano requiere una reunión urgente con usted. Si pudiera volver a llamar en...
Se me seca la boca. ¿Qué demonios es esto?
Tardo dos intentos en marcar el número porque me tiembla la mano, y cuando Pamela no me cita más temprano que a las cuatro, quiero mandarla a la mierda con su reunión "urgente". Pero mantengo la compostura, forzando mi inquebrantable calma a la vanguardia.
Y cuando me dejo caer a un lado de la cama, con la cara entre las manos, un pensamiento es más fuerte que los demás.
Quiero a Jungkook.
El impulso es tan brutal que lo llamo antes de poder pensarlo. Antes de que pueda hablar conmigo mismo sobre todos los riesgos y recordarme a mí mismo de mantenernos callados.
Es que... estoy agotado.
Responde al tercer timbre.
─¿Dónde estás? ─pregunto antes de que pueda decir algo más que hola.
─Umm, en casa. A punto de salir a clase.
─¿No puedes dejar de ir?
Hay una pausa. ─¿Qué pasa?
─Tengo una reunión con el decano hoy. No me han querido decir de qué se trata, pero al parecer, es urgente.
El silencio es asfixiante, y tengo miedo de que diga que no. Estoy pidiendo mucho, y sé que no es justo.
─¿Qué necesitas? ─pregunta.
─A ti. Sólo a ti. ─No el sexo. No alguien divertido con quien pasar el tiempo. A él.
─Entonces, ¿voy hacia ti o vienes aquí?
El alivio es inmediato. ─Ahora mismo bajo.
Me ducho rápidamente, me visto y al salir, me detengo para agarrar mi sudadera de natación y cambiarla por la que tiene él. Corro por la calle y subo las escaleras de su casa, y entro sin llamar. Hay gente en la sala de estar, pero no me molesto en frenar para ver quién es, sino que sigo hasta el pasillo y me dirijo a la habitación de Jungkook.
Me deslizo dentro, cierro la puerta e inmediatamente me apoyo en ella antes de lograr una enorme inhalación.
Los ojos de Jungkook se llenan de simpatía mientras cruza la habitación para abrazarme.
─¿Estás bien?
─No tengo ni puta idea. Las cosas están en espiral y no sé cómo detenerlas.
─Pero lo haremos. Lo sabes, ¿no?
Me rio en su hombro. ─Esperemos.
Los labios rozan mi cuello. ─¿Quieres ir a algún sitio? ¿Hacer algo?
─¿Cómo qué?
─Cualquier cosa que te distraiga.
Me echo hacia atrás y bombeo las cejas.
─Tener sexo me distraerá.
Se ríe. ─No es lo que tenía en mente.
El mero hecho de estar cerca de él ha ayudado a calmar parte de mi creciente pánico. Le entrego mi sudadera con capucha y me encanta cómo se le ilumina la cara a Jungkook antes de que se la lleve a la nariz.
─¿Seguro que te parece bien faltar a clase?
─No debería. ─Se encoge de hombros y se deja caer en la silla de su escritorio─. Pero cada día, Cornell parece más lejano.
─¿Qué quieres decir? ─Me dejo caer en el lado de su cama y me apoyo en mis manos.
─Cuando estabas hablando ayer... me di cuenta de que nunca me había sentido así por nada. No hay nada por lo que renunciaría a todo en mi vida para conseguirlo. Me han educado para seguir este camino, para actuar de cierta manera, para pensar ciertas cosas y... lo odio. ─Su risa sale en una ráfaga de aire─. El derecho es doloroso. Soy inteligente. Lo entiendo cuando lo intento, pero es como estas pequeñas cuchillas bajo mi piel cada vez que entro en un aula o intento argumentar un caso. Especialmente cuando la persona a la que debo defender es culpable. Yo... ─Gruñe─. Dijiste que soy apasionado, pero nunca, nunca he sentido esa necesidad ardiente de algo como tú.
Hay algo en sus palabras, en su tono, que me hace tragar saliva y preguntar: ─¿Alguna vez? ─Porque Jungkook es una de las personas más apasionadas que conozco. Me resulta imposible que no tenga ese impulso dentro de él, que lo impulsa hacia adelante, que llega a cada parte de su vida.
Entonces sus ojos se encuentran con los míos. Y traga con fuerza. Y de repente, no tiene que responder.
Pero quiero que lo haga.
─¿No sobre... nada? ─pregunto.
Sus mejillas se manchan y la emoción baila en mis venas.
Y cuando levanta la cabeza, la barbilla se inclina un poco más hacia arriba, me quedo indeciso sobre si va a decir lo que creo que va a decir o va a mentir.
─Nunca. ─Mentira entonces─. Hasta ti.
─Kookie...
─No pido nada. No hay expectativas. Sé que esto entre nosotros va a terminar, y me dije que nunca te diría lo que siento por ti. Pero entonces... creo que... bueno, tú también lo sientes, ¿no?
Tengo el cuello rígido, pero asiento.
─De acuerdo... ─Sonríe antes de agachar la cabeza─. Esto no cambia nada. Tú sigues yendo a la Costa Oeste, yo sigo yendo a la Costa Este. Pero... gracias. Es bueno saber que no estoy solo en esto.
─No lo estás. ─Mi voz hace un crujido incómodo y me apresuro a aclararme la garganta─. Me gustaría poder cambiar las cosas.
─No. Esto no va así. Ambos somos realistas, pero significa que todo lo que compartamos hasta entonces será mucho más dulce.
Estoy de acuerdo, porque ¿qué otra cosa puedo hacer? Nada de lo que dice no es cierto. Pero tener ese recordatorio definitivo de lo limitado que es el tiempo que nos queda me hace estar más desesperado por aferrarme a él.
La forma más fácil de tener eso es salir del armario. Decirles a mis hermanos la verdad y que se jodan con lo que piensen.
Jungkook se coloca entre mis piernas y sus suaves dedos me acarician la cara.
─Voy a ir contigo hoy. A ver al decano. Desde ahora hasta la graduación, somos compañeros en todo, y eso incluye esto. No vamos a caer sin luchar.
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