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Capítulo 22

Jungkook POV

Resulta que la próstata es una cosa maravillosa. Especialmente cuando Jimin te mete su polla.

Han pasado dos días enteros, y es todo en lo que he podido pensar. Menos mal que no he tenido que hacer nada de trabajo de campo para este asunto del concurso, porque incluso durante la tutoría de anoche, me quedé en blanco y me distraje.

El sexo nunca había sido así. La intensidad de ser penetrado y poseído aún me arde en la sangre. El saber que fue mi cuerpo fue quién lo llevó al placer me llena de una satisfacción tan profunda que me desborda.

─Ya estamos listos ─dice Eunwoo subiendo, corriendo las escaleras delanteras para reunirse conmigo en la cubierta.

Echo un vistazo a las carpas y a las plataformas que cubren el césped de Greek Row. Las catorce casas están participando y, en poco más de una hora, cada fraternidad o hermandad competirá para crear... algo. Ponerle el nombre de un programa de televisión en el que la gente puede cocinar de verdad me sigue pareciendo ambicioso, pero al menos todos tienen objetivos.

Ambos lados de la calle están cerrados y hemos reunido a todos los voluntarios de las casas para que recojan las entradas en cualquiera de los lados o para que recorran la multitud con disfraces de magdalenas, recogiendo donaciones. Ya hay un camión cargado de comida para los espectadores y concursos y rifas para que la gente participe, y tenemos ex alumnos de cada casa que vendrán a juzgar el concurso de pasteles.

Por mucho que a la casa Kappa le guste competir en cosas como ésta, Eunwoo tuvo dificultades para encontrar voluntarios que participaran en la competición. La mayoría de nosotros hemos crecido con cocineros y apenas podemos calentar una comida preparada. No es algo de lo que esté orgulloso, pero oye, caridad. De eso se trata este día.

─Hola, Kook.

Se me revuelven las tripas al oír la voz y miro hacia las escaleras justo cuando Jimin las sube. Tiene un aspecto increíble, como siempre, pero hay algo que me quita el aliento al verlo de improviso.

─El decano está a bordo.

Mi boca se abre para responder, pero se me ocurre que no tengo ni idea de lo que está hablando.

─¿A bordo de qué?

─Del juzgado. Será el voto que decida en caso de empate.

Trago saliva. ─¿Lo has invitado?

─Nop. Tenemos que mantenerlo de nuestro lado. Este asunto se ha convertido en una bola de nieve, ¿quién iba a saber que a la gente le gustaba ver cocinar?

─Literalmente todo el mundo en el Food Channel.

Jimin sonríe. ─Pensé que sería una buena jugada de relaciones públicas para la universidad el mostrar las fraternidades y la universidad trabajando juntos para recaudar dinero para una buena causa.

Odio admitirlo, pero es un buen punto.

─Bueno, ahora la presión está ahí fuera.

─No más que antes.

─Definitivamente más que antes. ─Cuanto más pienso en que el decano está aquí, prestándonos atención, más pánico me da─. Se supone que debemos impresionarlo desde lejos, no invitarlo aquí mismo donde cualquiera podrá decir cualquier cosa y no podremos refutarlo. Jesús, Jimin. ¿Qué pasa si alguien menciona la aplicación o los mensajes o peor, se los muestra? Eso hará que todo esto... ─Mi discurso se interrumpe al ver cómo me mira. Ojos suaves, pequeña sonrisa─. Basta.

─¿De qué?

─Te estás riendo de mí.

─No. ─Su sonrisa crece─. Pareces tan... enfadado. Eres lindo cuando estás enfadado.

Mis mejillas se inundan de calor. ─Ya está bien de eso.

─Respira, Kook. Todo irá bien. Al decano no le interesan los chismes que no tienen sustento. Las publicaciones malintencionadas han desaparecido. Es un gran día, y ha sido una semana reveladora. ─Me guiña un ojo y miro a Eunwoo para ver si me presta atención, pero está ocupado leyendo su lista─. Así que relájate y diviértete por una vez.

─Tengo un mal presentimiento...

─Tomo nota. Ahora, empuja esas emociones hacia el fondo de un cajón en algún lugar, y vamos a empezar este día. Namjoon y Yeonjun van a patearles el culo a todos.

Eunwoo resopla, aparentemente ha terminado con su lista. ─¿Namjoon? ¿En serio has elegido al menos paciente y suelto de tu casa?

─Me encanta la forma en que lo subestimas, Eunwoonie.

Eunwoo echa la cabeza hacia atrás. ─Basta de apodos tontos. ─Eunwoo se vuelve hacia mí─. ¿Verdad, Kook?

Antes de que pueda responder, Jimin interrumpe. ─Te lo dije, se llama Jungkook, mierda.

Su tono no deja lugar a la discusión, ni a nada, si el silencio que nos rodea es una indicación.

Me obligo a reír.

─Bueno, buena suerte para ti y tus hermanos. Que gane la mejor fraternidad. ─Me tiembla la voz y me gustaría poder patearme a mí mismo. Jimin debe de darse cuenta también, porque aparta sus ojos de Eunwoo y me dedica la misma sonrisa que me ha regalado durante años.

Porque piensa que soy lindo. Frunzo el ceño.

─Puede que estemos en una tregua, pero hoy vuelven a ser el enemigo. ─Jimin se frota las manos.

─Si hacen algo, la tregua se cancela. Esto es una competición amistosa.

─¿No lo son siempre? ─pregunta Jimin.

─No. Ustedes siempre van demasiado lejos.

Se encoge de hombros. ─Tal vez sólo somos más amigables que ustedes.

─Arg, basta. ─Agarro el brazo de Jimin y lo dirijo hacia las escaleras─. Vete.

Pero cuando estoy a punto de soltarlo, la mano de Jimin se cierra sobre la mía y susurra:

─Apuesta lateral. Revisa tu teléfono.

Se va, y Eunwoo me lanza una mirada de qué carajo.

─Sí, ni idea de lo que era ─digo. Es sorprendentemente fácil comportarse normalmente cuando Jimin no está cerca.

Me manda un mensaje de texto enseguida, y yo entro para encontrar el mensaje: El presidente de los perdedores invita el próximo café.

Me ahogo en la risa.

Yo: ¿Eres un Sigma o no? ¿Café? Pon

tu dinero donde está tu boca, literalmente. El presidente perdedor se pone de rodillas en Hush Hush esta noche.

Jimin: Estoy tan confundido si eso es una pérdida o una victoria.

Yo: Tampoco lo tengo claro. Es un trato.

Jimin: Estás en ello. Además, somos muy malos en las apuestas.

Me masajeo el puente de la nariz.

Yo: O tal vez sólo somos muy, muy buenos en eso.

Me meto el teléfono en el bolsillo y vuelvo a mis cosas. La mañana pasa tan rápido que no tengo oportunidad de volver a hablar con Jimin. La gente entra en tropel desde ambos extremos de la calle, y Eunwoo tenía razón en que había más interés del que pensábamos. Uno de los hermanos Delta ha montado su consola y equipo en el porche delantero, y la música se filtra por la calle mientras los novatos corren arriba y abajo haciendo... mierda, no quiero ni saber a qué saben esas magdalenas de colores brillantes. Todo el ambiente es relajado y feliz, muy lejos de los rumores sobre las novatadas y los bajos fondos de la vida de las fraternidades.

Estamos enviando un mensaje muy claro sobre cómo esa mierda no vuela en la universidad. Somos una comunidad. Una hermandad unida. No somos tan estúpidos como para herir o traumatizar a nuestra propia gente.

Los rumores se olvidan más o menos cuando llegan las doce. Jimin y el presidente de Alpha Chi saltan a una plataforma en medio de la calle mientras los hermanos que hemos alineado para competir se preparan.

─Por favor, estimados asistentes ─dice Jimin─. Gracias por venir a presenciar a un grupo de universitarios tratando de cocinar. Aunque el Gran Concurso de Cocina de la Greek Row suena prometedor, no les miento, esto va a ser un desastre.

Jaebeom toma el megáfono, pero mis ojos no dejan a Jimin. Es tan... genial. Fácil de llevar. No es difícil ver por qué todo el mundo quiere ser su amigo o follar con él, y de alguna manera, se ha decantado por mí.

En todo el tiempo que lo conozco, apenas lo he visto con alguien, y teniendo en cuenta la forma en que algunos de sus hermanos tratan a las mujeres de por aquí como si fuera un buffet de todo lo que puedas comer, se notó rápidamente que Park Jimin era exigente.

No tengo ni idea de si eso es verdad o es una total idiotez, pero se corrió la voz y, de repente, Jimin se convirtió en uno de los productos más calientes de la calle, incluso antes de ser presidente.

Con ese tipo de estándares, me sorprende que esto entre nosotros haya empezado, y mucho más que siga en marcha.

─... una hora y media ─dice Jaebeom─. Una vez que el límite de tiempo se termine, eso es todo. Los jueces probarán tal cual, y todos cruzaremos los dedos para que salgan vivos de aquí.

Bueno, si están muertos, no saldrían de aquí, ¿verdad?

Debería haber dejado la charla a Jimin.

Por suerte, Jimin vuelve a tomar el megáfono, inicia la cuenta atrás y, en cuanto llega al uno, toda la calle cobra vida. Mis hermanos corren a la cocina para agarrar todo lo que necesitan. Aparte de los hornos que hemos transportado hasta aquí con la ayuda de múltiples alargadores, todo lo demás tiene que conseguirse dentro del límite de tiempo. Tenemos todo alineado en el mostrador del interior, pero cuando miro hacia la casa Sigma, parecen estar mucho más adelantados que cualquier otra casa de la calle, y mientras observo...

─Esos malditos tramposos.

Bajo las escaleras de mi casa y corro por la calle, abriéndome paso entre la multitud de gente que me rodea.

─¡Jimin!

Se vuelve hacia mí con una sonrisa de comemierda en la cara.

─¿Sí, Kook?

─¿Qué demonios es eso? ─Señalo hacia donde Namjoon y Yeonjun están descargando las mochilas que llevan Yoongi, Sungwoon y Soobin.

─No sé si te has enterado, pero hoy tenemos un concurso. La Gran Greek Row...

─Sabes que no me refiero a eso. ─Su sonrisa se amplía.

─¿Lo sé?

─Jimin. ─Es mi mejor tono para cortar la mierda, pero sus cejas se elevan─. Jimin. Las reglas decían específicamente que nadie podía ayudar.

Se golpea la barbilla. ─¿En verdad?

─Sí. Todos estuvimos de acuerdo en que sólo las dos personas que hornearan completarían esto.

─Recuérdame la redacción.

─¿La redacción?

Su sonrisa es la más grande hasta ahora. ─Sí, la redacción que todos firmamos.

Frunzo el ceño, pensando en el trozo de papel en el que todos los presidentes anotaron viñetas antes de firmar.

─Sólo dos personas y...

─... y todos los demás no pueden tocar. ─Jimin extiende los brazos hacia sus hermanos como ta-da─. Mira, Kook. Sin manos.

Ese bastardo tiene razón. Juro que me sale vapor por las orejas. Namjoon y Yeonjun son los únicos que tocan los ingredientes y todo lo que necesitarán. Parece que cargaron las tres mochilas dentro y luego las descargaron aquí.

Y como llevaban mochilas, los demás no tenían nada que hacer.

Mierda.

Jimin me palmea el hombro.

─Lo sé, lo sé, estás decepcionado de mí, aunque para ser justos... ─Su palmadita se convierte en un apretón─. Yo también estoy decepcionado contigo. Deberías haber elegido esto.

Se ríe y sube corriendo al andén, dejándome volver a casa ligeramente molesto. No rompieron las reglas, esos imbéciles nunca lo hacen, pero también saben cuándo están haciendo cosas que operan en el gris de la conducta deportiva, y eso es definitivamente lo que fue. No les ha dado mucha ventaja, pero no creo ni por un segundo que eso sea todo lo que tienen bajo la manga.

Hoseok está en nuestro jardín delantero con el resto de nuestros hermanos.

─¿Lo sabías? ─pregunto uniéndome a él.

─No, pero me imaginé que algo pasaba. Yoongi no podía dejar de soltar una risita tonta cada vez que se mencionaba el concurso de pastelería.

Niego con la cabeza. ─Algún día les ganaremos en su propio juego.

─Claro que sí. Todavía quedan dos meses para lograr lo que no pudiste en cuatro años. Es bueno ver que te pones metas realistas.

─Has estado saliendo demasiado con tu novio.

─Si tuvieras un novio, sabrías que eso es imposible.

¿Pasar demasiado tiempo con una persona? Definitivamente es posible. Pero luego pienso en lo mucho que anhelo a Jimin básicamente siempre y pienso que Hoseok podría tener razón. En una tierra hipotética en la que Jimin y yo tuviéramos la oportunidad de ser algo, ¿pasar tiempo juntos sería algo natural, o nos hartaríamos el uno del otro?

Dejo escapar un largo suspiro. Eso no es algo de lo que tenga que preocuparme nunca.

─A menos que ya tengas uno.

Mi cabeza se levanta de golpe ante las palabras de Hoseok. ─Ah, ¿qué?

─Nada. ─Me mira─. Sólo me preguntaba.

Levanto la cabeza para dar la ilusión de confianza y me encuentro con su mirada. ─No hay novio. Estaré en Cornell en unos meses, así que no tendría sentido.

─Ajá.

─Y no hay nadie por quien sienta eso. Además, yo... siendo mi sexualidad lo que es... ─Me aclaro la garganta─. No hay nadie.

Hoseok se ríe. ─De acuerdo, hagamos como si te creyera.

─No hay nada que...

─Jungkook, me importa un bledo. Está bien. Puedes tener tus secretos.

Expulso todo el aire de mis pulmones. ─Gracias.

─Aunque probablemente no deberías enrollarte en los armarios de la casa Sigma si no quieres que la gente lo sepa.

Mis mejillas se inundan de calor y sé que tengo que decir algo porque Jimin me odiará si alguien se entera de lo nuestro.

Hoseok me agarra del brazo.

─En serio, relájate. No lo he hecho y no se lo diré a nadie.

─¿Ni siquiera tu novio?

─No. No me corresponde sacar a la gente. Si no es de mi incumbencia, se queda fuera de mi boca. Sólo quería que supieras que no estabas siendo sutil.

─Mierda. ─Mis hombros se desploman─. Gracias.

─De nada. Ahora, ¿supongo que deberíamos animar?... Han añadido la cosa a la cosa.

Y esto es por lo que Hoseok no está ahí en la competición.

─¿Es por eso que también están usando la otra cosa?

─Sí, creo que es para que puedan... ─Su mano rueda como si buscara la palabra─. Hacer la cosa.

─¿Mezcla?

Chasquea los dedos. ─Eso. Sí. Lo mezclarán y hornearán, y habrá comida al final. Ahora anímate, maldita sea.

El público se entusiasma, supongo. A su favor, toda la hora y media pasa rápidamente, y el entusiasmo nunca decae. No miro a propósito hacia la casa Sigma, porque si se están saltando más reglas, no quiero saberlo. Estamos aquí para recaudar dinero. No importa.

Desde luego, no me parece que esté al borde del encanto.

Cuanto más tiempo pasa, más me interesa. Hoseok y yo animamos a nuestros chicos, pidiéndoles que se den prisa y gritando instrucciones e indicaciones a medida que el tiempo avanza y sus... Inclino la cabeza. Ni siquiera estoy seguro de lo que están cocinando... pero parece descubierto y sin terminar.

─¿Posibilidades de que quedemos entre los tres primeros? ─ pregunta Hoseok aplaudiendo.

─Empezando por el final, tal vez.

Se ríe a carcajadas y aplaude un poco más. Hoseok sólo lleva un año con nosotros, pero ha sido estupendo ver cómo poco a poco va encajando con sus hermanos y se va integrando en el grupo. Incluso con la relación que tiene, ha demostrado una y otra vez que es un jugador de equipo.

Exactamente una hora y media después, Jaebeom toma el megáfono y comienza una cuenta atrás de treinta segundos a la que se unen todos los que nos rodean. Mis hermanos tienen una prisa loca, tratando de dar los últimos retoques, cuando dejo que mi mirada se desplace de nuevo a la casa de Sigma. Y yo... me prometí a mí mismo que no buscaría una razón. Jin tiene algo en la boca, ¿brillos? ¿Brillantina?, y lo está agitando locamente de un lado a otro, mientras creo que Yeonjun está de cabeza, pero el bulto de Namjoon está en medio, y Jimin está bombeando con el puño y animando por algo...

Le quito los ojos de encima. No. No quiero saberlo.

Sin embargo, una cosa se puede decir de los chicos de Sigma: saben cómo montar un espectáculo.







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