Tuve un sueño, como un cuento de hadas. Con un final feliz. Tú eras mi rescatador y yo la víctima. Estaba atrapada en la oscuridad, y la tristeza se acumulaba en mi interior. Poco a poco iba desapareciendo. Nadie me ayudaba. "Nadie te salvará" decía una voz en mi cabeza. Y pensé que tenía razón. Pero, te escuché llamándome. Venías corriendo hacia mí. Tenías lágrimas en los ojos, y yo al verte así empecé a llorar y me sentía fatal. "No te vayas" me dijiste. "Ya es tarde" te dije llorando. Me faltaba muy poco para desaparecer. "¡No es tarde!" me gritaste y me abrazaste fuertemente. Me impresioné cuando me abrazaste, no me lo esperaba. Poco a poco fui cobrando vida otra vez. Sentí mi corazón latir de nuevo. Sentí las ganas de vivir, otra vez. "Siempre estaré a tu lado" me dijiste aún abrazándome. Y en ese momento volví a sentir la felicidad y pude estar contigo para siempre.
Desperté. Y al no verte a mi lado pense: "Era demasiado bonito para ser verdad". Pero, después apareciste con una sonrisa que me llenó el alma de alegría.