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Mi mejor sonrisa, se conviertió en mis peores lágrimas.
Mis ganas de vivir, se conviertió en ganas de morir.
Me volví una adicta, una adicta a autolesionarme.
Lo intenté una vez, otra y otra, nada funcionó.
Hagan lo que hagan, seguiré haciéndolo.
Al fin y al cabo, todos acabamos en los brazos de la ansiada muerte.
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