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Cap. 3: Alcanza, no midas

Capítulo dedicado a: oriohistorias

«No me digas que el cielo es el límite, cuando hay huellas en la luna»

Paul Brandt.


—¿Cómo te fue? —La voz de Hades se fue arrastrando por toda la casa hasta hacerse más fuerte, entrando a mi habitación. Levanto la mirada con desanimo y la vuelvo a bajar.

—Bien... —Miento y él sabiendo eso se cruza de brazos.

—Ajá... La misma historia —No le hace falta ni preguntar qué pasó.

—La misma historia —Suspiro, confirmando sus pensamientos y él niega, seguro pensando que no tengo remedio.

—No tengo que decírtelo, pero igual lo haré —Elevo la mirada encontrándome con una mirada que mostraba lastima y a la vez burla—. Es misión imposible.

—Si te pagaran por dar charlas motivacionales ya estarías en bancarrota.

—Perdón —Me desconcierta su disculpa y lo miro de nuevo buscando la trampa. Mi amigo se suelta de brazos y los alza a los costados, agitándolos sin mucho esfuerzo y sin sonreír—. Nico, Nico, ra-ra-ra.

Solo Hades, damas y caballeros.

—Ya cállate —Le lanzo una almohada junto con una mirada fulminante, aguantándome las ganas de reír.

Por el contrario, la inusual risa de Hades enciende la habitación, llamando no solo mi atención, sino también mi curiosidad; lo veo de arriba abajo y lo analizo, finalizando sin ninguna conclusión lógica que justifique su buen humor. Él nota eso y para de reír, recuperando sin ningún esfuerzo su fachada de chico malo.

—Tranquilo, nadie te vio —Desvía la mirada de mi intento de burla y se alza de hombros.

—¿Y bien? —Me mira con una chispa de diversión amenazando por levantar sus comisuras de nuevo—. ¿Qué planes tienes para hoy?

La situación toma otro giro. Quito mis auriculares de mi cuello y me echo el cabello hacia atrás, compartiendo la señal cómplice de mi mejor amigo mientras saco de debajo de la colcha una carpeta, la abro y se la paso a Hades.

—No inventes... —murmura, sacando de su interior un par de identificaciones falsas y otro de pases VIP—. ¿Cómo las conseguiste?

—Steffan conoce a alguien —Me encojo de hombros y me levanto de la cama para pasar a ver mi armario—. ¿Listo para esta noche?

—Tengo dudas —Analiza las identificaciones—, pero sí, ¿cuál es el objetivo?

Dejo de mirar mis camisas al encontrar justo la que buscaba, una negra con líneas grises verticales, y voy hacia mi mochila, dejando ambos objetos sobre mi cama, para abrir el segundo, sacar mi libreta y tirarla hacia las agiles manos de Hades que la toma sin complicaciones, sin dañarla o doblar alguna hoja, y va hacia mi lista de objetivos.

—Número treinta y seis —Le aclaro mientras tomo de mis gavetas un par de medias negras y unos boxes, sin mencionar una bolsa escondida en un rincón.

Volteo al escuchar el familiar sonido de mi libreta cerrándose con fuerza, y tal vez molestia, pienso en la dura y seria mirada que me dedica luego de leer el objetivo, no me inmuto y sigo con lo mío, algo así ya me esperaba de él.

—Cuando acordamos esta lista dijimos que serían cosas que estuvieran al nuestro alcance, Nicholas.

—El alcance de nuestros logros no se mide, Hades.

—No puedes estar hablando enserio —Se pega la libreta de la frente.

—Ya me iré a arreglar, tú dime —Tomo mi toalla y la hago girar chocándola con su cara, haciéndolo gruñir.

—¿Nereida sabe de esto?

—Tiene turno nocturno en el hospital —Dejo la toalla de lado y me despojo de mi camisa.

—¿Y Carmín?

—Con su novio —Agarro de nuevo la toalla y voy hacia la salida de mi habitación, inmune a su persuasión.

—¿Y tu cordura y dignidad?

—Se fuero junto con el resto de mi vida —Salgo de la habitación, cerrando la puerta detrás.

—¡Nicholas! —dice en voz alta regañándome y entre risas bajo a bañarme, seguro que al no obtener otra respuesta se ha lanzado a mi cama para mentalizarse de que no hay vuelta atrás

. . .

—Te lo advierto, si alguien me reconoce te dejaré solo en este juego.

—Por supuesto —Le guiño un ojo—, y luego regresas para la siguiente partida.

Una mirada asesina más tarde, el guardia nos deja pasar y ya estábamos dentro del club nocturno. En medio de la corriente de gente, Hades gruñe entre diente cual perro rabioso encerrado en una jaula, mirando como el propio depredador a quien pasase, asustándolos tanto que nos terminaban por dar el paso.

—¿Te diviertes? —pregunta al verme sonreír.

—No tienes idea.

Oh sí, yo también se cómo molestarlo.

—Vamos, relájate un poco —Lo tomo de los hombros y lo sacudo hasta que con un movimiento brusco me quita de encima.

—Tal vez cuando termine esta pesadilla —murmura un poco alto, la música ya estaba a todo volumen, mirando desde nuestra esquina a las personas aglomerada en la pista—. Es martes, ¿por qué hay tanta gente?

—Steff mandó una foto de este mismo club el sábado —Río alto viendo sus labios fruncidos y sus cejas enojadas—, esto no es el cuarto de personas que había. Agradece que eligiera hoy y no esa misma noche.

—Maldito... —Me mira de reojo—. Ambos —Completa y vuelvo a reír.

—Entonces, ¿quieres tomar algo?

—Ni se te ocurra.

—¿Bailar? —Lo codeo, sabiendo que era una pregunta trampa.

—Lograste traerme hasta aquí, no pasara de eso.

—¿Acabamos con esto?

—Muévete —Me da un pequeño empujón al dar la opción que quería.

—Andando —Exhalo y empiezo a caminar.

Igual bailaremos, así que no pierdo nada. Bueno, tal vez solo un poco el orgullo y es lo que más Hades odia de este objetivo, ¿pero cuando no lo hemos perdido? Es más, ¿dignidad?, ¿qué es eso?, ¿se come?

Mientras que el malhumorado va a cambiarse yo me cuelo entre la pista y llego hasta el DJ, el cual es amigo de Steffan y conoce el plan, al verificar que al final si vinimos me guiña un ojo y me confirma de su participación; esto será divertido.

Por consiguiente camino tranquilo al baño y me encierro en el cubículo al lado del que usa Hades para pasarle lo que le falta. Fue gracioso escuchar sus quejidos cuando encuentra el maquillaje teatral y aún más cuando le acerco unos capazones para los pechos y grita rotundo:

—¡Ah no, eso no! —Y me lo lanza por arriba, pegándomelos a la cabeza.

Una media hora y poco más después ya estamos listos y solo debo mandar un mensaje para alertar al amigo DJ para que paralice la música y nos dé un lugar en medio de la pista para pasar meneando nuestras faldas de paja al sonido del tambor de las bocinas del centro nocturno.

Mediante vamos pasando tal cuales indios pintados y enloquecidos, la multitud responde sorprendidos y divertidos, riendo y aplaudiendo mediante la música iba pasando de tambor a electro y nos adueñábamos del lugar entre movimientos sensuales cerca de las mesas y personas, con pasos locos de baile que le hice aprenderse a Hades la semana anterior con la excusa de que era solo diversión de una tarde.

Sí, claro, una tarde. Es otra de las razones por la que gruñía tanto esta noche, le he engañado de nuevo para que no pudiera decirme que no; pero claro, ambos somos conscientes que él se deja en secreto.

La multitud gritaba encantado, algunos hasta grababan y yo no puedo estar pasándomela mejor; sin embargo todo llega siempre a su final, unos tres minutos más tarde los guardias se dieron cuenta de que algo no estaba bien en el local y se alzaron entre las personas para alcanzarnos, tiempo suficiente para tomar nuestras pertenencias, agradecer al amigo DJ y correr antes de que nos atrapen.

—¡Buenas noches, son los mejores! ¡Gracias, Santa Mónica! —grito a un metro de la entrada, recibiendo un último grito de la audiencia mientras hago sonar mi falda de paja mediante voy corriendo.

Aunque algunas personas nos ven raro por nuestro singular atuendo, paramos en una plaza a unas cuantas cuadras para descansar. La adrenalina hace bombardear cada centímetro de mi cuerpo, ha pasado tiempo desde que corrí tan rápido en mi vida, se siente bien, los latidos de mi corazón y la respiración acelerada me recuerdan que sigo vivo.

—¡Eso fue increíble! —digo eufórico, poniendo mis cosas de un lado y sentándome en una banca.

Hades, totalmente en desacuerdo, niega y me imita, limitándose a recuperar el aliento. Es una lástima, tiene una condición óptima para participar en deportes y no la aprovecha, al contrario, es un vago de primera y no está en forma para este tipo de maratones, se cansa de nada.

—¿Y ahora qué? —Jadea—. ¿Caminamos hasta tu casa de nuevo?

—Oh no —Sonrío, quitándome la cinta con plumas de la cabeza y los aros falsos de las orejas—. Compremos algo aquí cerca —Saco mi teléfono del pantalón que llevaba antes y compruebo la hora—, ya vienen por nosotros.

—Si es él prefiero caminar.

—A mí tampoco me importaría lucir estos muslos peludos y bailar un rato más con esta falda por toda la ciudad —Me levanto de la banca y meneo la cintura—, son muy cómodas.

—Quiero un té helado —Termina por ceder y se levanta de la banca, empezando a caminar sin mí.

Sonrío para mí y me apresuro a alcanzarlo. Caminamos un rato y nos detenemos en una cafetería cercana, naturalmente muchos se sorprenden por nuestra ropa y empezaron a murmurar.

Antes de que matara a alguien me acerco a Hades y luego de pedir permiso a uno de los empleados, inventando que veníamos de una fiesta de disfraces, usamos el baño para cambiarnos y ponernos la ropa con la que habíamos ido al club, también para quitarnos la pintura blanca, naranja y negra de la cara, ojos y hasta el cabello.

Salimos y de nuevo algunos se nos quedaron viendo, pero luego de percatarse de la cara de perro de Hades, desvían la atención a sus asuntos; río en voz baja y le señalo una mesa para que tome asiento y descanse mientras yo voy por un par de té helados y una orden de galletas de mantequilla para llevar. Pago y me siento con él a esperar, haciendo chistes de cómo se equivocó en algunos pasos y de cómo algunas chicas, pasando por alto su vestimenta y el maquillaje, en el club se lo devoraron con la mirada.

Hades solo pone los ojos en blanco y suelta la pajilla de su té ya terminado, poniéndolo en la mesa y recostando la cabeza del vidrio de la cafetería, quedándose alrededor de diez minutos en silencio mientras yo tarareaba las canciones que ponían en el local y tamborileaba con mis pies por debajo de la mesa.

De repente mi celular comienza a sonar y río un poco alto, ya Steffan ha dado con los videos que montaron de nosotros en el club y hecho un par de memes; sin poner reparo se los enseño a Hades y las líneas de su frente se vuelven a acentuar.

No lo culpo, suele impórtale una mierda lo que los demás piensen de él. "Son mis acciones", dice, pero su orgullo no le deja pasar que se burlen de él y en vista de que fue prácticamente obligado esta vez y Steffan no es del todo su agrado, su mal humor vuelve a endurecer.

—¿Dónde está? —pregunta apartando el teléfono y tomando sus cosas.

—Dice que afuera —Lo imito tomando mis pertenencias y la bolsita de galletas. Me detengo cuando llega otro mensaje—. También que el estilo hawaiano te sienta muy bien... «Uff, esos pectorales, papito», escribió —Le leo y se tapa el puente de la nariz para esconder sus mejillas rojas cuando las chicas de la mesa más cercana me escuchan y ríen en voz baja.

—Vamos... —murmura molesto y lo sigo hasta la salida de la cafetería, despidiéndome amablemente del empleado que nos dejó usar el baño en antes.

Persigo a mi amigo hasta el otro lado de la calle donde vemos el familiar y bien cuidado auto de Steffan. Hades delante de mí camina con rapidez y se asoma por la ventana asustando al conductor, un chico tan blanco como la leche con manchas rosadas de espinillas exprimidas en su adolescencia, con un inconfundible y delicioso olor a churros manía, desprendiendo de su cuerpo.

Ese es Charlie. Y atrás estaba Steffan, echado en los asientos y riéndose de lo que sea que ve en su teléfono, eso antes de que nos notara y saltara a reír más fuerte cuando Hades lo amenaza con la mirada.

—¡Ya son virales! —dice Steff mostrándonos la pantalla de su celular donde salemos bailándole al todo aquel que se nos pusiera en la pista—. No puedo creerlo, ¡de verdad lo hicieron! —Y vuelve a reír tan fuerte que siento que Hades va a explotar.

—Hola, Charlie —Saludo al hermano de Steff.

Pobre alma que siempre colocaba al volante desde hace unos meses con la escusa de enseñarle a manejar, pero que en realidad lo ha convertido en su chofer hasta que saque la licencia.

—Terminen de subir —dice con una mueca, recostando un brazo del marco de su puerta. Otro que está de mal humor.

Le doy con el codo suavemente a Hades para que deje de aplastar su boca entre si y entre en el asiento del copiloto mientras que yo con Steff en la parte de atrás. Quiero ver los videos, no lo voy a negar, pero en realidad deseo agradecerle por los trajes y todo lo demás, algo que insiste como otras veces que no le tome importancia y que contaba con él para lo que necesitara. Steffan, al contrario de Hades, apoya todas mis locuras.

Mientras nosotros atrás nos divertimos leyendo los comentarios del video, Charlie y Hades se ponen al corriente; el hermano de Steffan, opuesto al mismo, se llevaba bien con mi mejor amigo, comparten gustos musicales, la flojera en los deportes, la manía de quedarse en casa sobre salir y el acuerdo mutuo de algún día colgar a Steff de cabeza en un árbol.

A veces temo por mi cómplice, suele ganarse enemigos con facilidad, entiendo que a veces es muy pesado, pero es un gran sujeto y de confianza; lo mejor: te trae churros gratis de su trabajo. ¿Qué mejor que eso? ¡Es un tipazo!

—¿Cómo te fue hoy? Regresabas a la prisión —Río a su forma de referirse a la clases.

—Bien... —Repaso mi día y recuerdo la primera clase, mi sonrisa desaparece—. Vi artes —Me eché en el espaldar del asiento.

Los tres, sabiendo a que me refiero solo asienten y guardan silencio, dejándome solo en mis pensamientos. No es que no me ayuden, pero unos días después de darme cuenta de mis sentimientos, Amanda y Jerry empezaron a salir, por lo que lo vieron imposible luego de ver que no era una relación de pocos días.

Eso ya hace casi cinco meses y Amanda Richards parece cada vez más enamorada del mismo soquete mientras yo solo puedo conformarme siendo su amigo y, desde que comenzó este curso, verla cada martes a primera hora en la clase de artes.

Suspiro sintiéndome patético. En el camino pasamos comprado unas hamburguesas, ni Hades ni yo sabemos hacer más que quemar el agua, y luego ambos hermanos nos dejaron en mi casa, deseándonos, en especial a mí, suerte en lo que restaba de la semana; por alguna razón siento que la necesitaré.

Siendo la hora que es dejo que Hades se quede a dormir, él ya acostumbrado se sube a una silla y saca de arriba de mi armario su funda de dormir y se tira rendido en el suelo sin molestarse en apagar la luz.

Sonrío viéndolo mientras me desvisto, quedando en boxes y después me siento en la cama; pensando en que será lo siguiente tomo mi libreta y tacho el objetivo de hoy, ya realizado.

#36 Ir a un club nocturno y hacerme viral bailando hawaiano.

—Sigo pensando, ¿qué tan retorcida debe estar tu mente como para querer hacer algo así? —dice ronco Hades sin inmutar su cómoda posición.

—Pensé que estabas dormido —digo sin verlo, marcando el próximo objetivo.

—Nadie puede pegar un ojo con las luces encendidas, imbécil —recrimina dándome la espalda.

—Ya entendí, espera un segundo... —Me levanto y apago las luces.

Suspiro, pensando en las posibilidades del próximo día, gracias a lo de hoy espero no tener repercusiones. No puedo detenerme ahora, no quiero.

—Nico... —La voz de Hades me saca de trance.

—¿Sí? —Me siento de nuevo en la cama mirando la hora desde mi reloj de mesa. Media hora pasada la una de la mañana.

—El alcance no tiene límites, ¿verdad?

—Solo el que pongamos, ¿por qué? —Trato de mirarlo en la oscuridad, no se ha movido.

—Tú no tienes límites entonces... No quiero escuchar la misma historia.

Una sonrisa se desplaza por mi rostro mientras me acomodo en la cama y cierro los ojos, haciéndome retractar de lo que dije más temprano, si a Hades le pagaran por dar charlas motivaciones ya hubiera acabado con el hambre mundial.

—Lo prometo...

______________

¡Holiwis, my loffes!

Keni, ¿ayer no actualizaste?

Pos no :'v

Culpen a mi querido vecino que se quiso hacer el gracioso >:'c

Pero ajá, a buena hora lo mejor se hace esperar y este capítulo JAJAJJAJAJA 

Sin duda lo valió.

No importa cuantas veces vea esa escena, la adoro.

¿Qué piensan de las ideas locas de Nico?

¿Cual creen que sea su próximo objetivo?

¿Qué tal les cae Hades hasta ahora?

¿Ustedes bailarían tambor electro en un club nocturno?

El amigo DJ JAJAJAJAJA

Steffan es un loquillo y Charlie es un amors, pronto verán más de ellos :'3

Bueno, bueno, ya me he extendido.

The end!

¡En el siguiente capítulo alguien será jodido!

CHAU CHAU

ATT: Keni

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