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Cap. 1: Alguien más, poeta

Capítulo dedicado a: KBarbosaK

«La vida es muy simple, pero
nos empeñamos en hacerla difícil»

Confucio.

«Servida sobre su regazo, ambos cuerpos hicieron presión con el del otro, esperando que se fundieran con el calor de sus deseos sudados, explotados hasta por los poros de sus pieles, mientras que sus manos buscaban sin quietud encontrar los puntos más sensibles para jugar con ellos en una tortuosa competencia, en tantos sus bocas se devoraban sin frenesís, con desesperación, quemándose con tan solo rosarse.

Encima y con ambas piernas a los lados de sus muslos, empezó a frotarse, exhibiendo frente a él sus ganas de ir más allá... Mucho más allá, a su infierno personal, próximo a intimidar en las llamas de lo prohibido»

—Maldito... —Trago saliva con dificultad, sintiendo que me falta humedad en mi sistema y una cuerda en flamas amarra mi cuello.

—¿Qué tal quedó?

—¿Cuál es tu afán de hacerme leer estas cosas tan temprano, antes de entrar a clases? Maldito escritor porno.

—Tú eres el que insiste en leer cada cosa que escribo —Eleva con lentitud su pierna izquierda, recostando el brazo del mismo lado sobre él y su cuerpo sobre el tronco del árbol que nos cubre del sol—. Yo solo cumplo con tus caprichos.

Una sonrisa minúscula se curva por sus comisuras cuando lo observo con desaprobación y le entrego su celular, mientras me levanto del pasto y empiezo a caminar en círculos, tomando y soltando mi camisa repetidas veces para enfriar mi cuerpo, incluso si hace bastante frío, y evitar que el calor del relato se extienda hasta lo peligroso.

Finalmente el maldito de Hades Harrison termina de sonreír, burlándose de mi voluntad, queriendo evitar estar durante toda la mañana con una erección incomoda haciéndome doler los testículos; no era la primera vez que pasaba, últimamente la inspiración del quien dice ser mi amigo ha puesto en mis manos una gran variedad de escritos eróticos.

Su necesidad debe ser enorme estos días de otoño.

—Debo conseguirte una novia —dije en su dirección, recibiendo una risa seca de su parte.

—Intenta hablar, pero por ti —Con un ligero movimiento de cabeza me señala sutilmente a un grupo de estudiantes que no estaban muy lejos de desaparecer por el pasillo. Siento de nuevo el calor invadir mi cuerpo cuando me percato de quien formaba parte él—. ¿Y bien?

Pudo ser imaginación mía, pero juro que una gota de sudor recorre mi rostro cuando oigo esa pregunta y de mucha casualidad el grupo se detiene en la esquina, donde ella para de frente a un chico y lo saluda con una sonrisa y un beso en sus labios, despidiéndose de sus amigos y continuando su trayecto a clases junto a él.

A pesar de mis esfuerzos no desvío la mirada hasta que me sensorio que se ha ido definitivamente, la garganta de nuevo se me cierra y debo hacer un maleficio para no ahogarme con mi propia saliva, de la cual nunca sabré si sale más por verla cada día más hermosa o la rabia que me produce cuando está con Jerry Caulfield.

—Ay, Nico —La risilla de mi amigo me devuelve a la realidad y volteo, pasando la manga larga de mi caqueta por mi boca, quitándome los restos de baba. Hades sigue mirando por donde se fue la pareja—. Creo que este tampoco será tu año con Amanda.

—Tiene que serlo... —suelto junto a un suspiro.

—¿De verdad piensas hacerlo? —pregunta mirándome de reojo con mucha seriedad.

Me encojo de hombros, sonriéndole de medio lado sin muchas ganas. Me inclino a tomar mi mochila y sacar de ella una pequeña libreta verde jade, junto con un lápiz del bolsillo de adelante. Busco una de las páginas marcadas y cito:

La fortuna está al lado de quien se atreve.

—¿Quién lo dijo? —Pone una mano del tronco del árbol y se levanta.

—Virgilio, un poeta romano.

Hades, alza la vista hacia arriba, cerrando un poco los ojos al estar de frente a los huecos de luz entre las ramas y hojas rojizas del árbol, después la baja y saca su teléfono, tecleando algo de inmediato y tras acabar lo vuelve a guardar. Sonrío al ver su típico gesto, dando un paso hacia adelante con intenciones de caminar con él hasta la entrada para despedirlo.

—Nos vemos más tarde —dice mediante vamos llegando.

—¿Puedes mandarme ese relato luego?

—Pajero —Ríe con algo de fuerza.

—Lo terminaré en la noche —pido en voz baja, mirando de reojo como sonríe derrotado y asiente, saliendo de la institución.

—Recuérdala a ella mientras lo veas —sugiere cuando ya está del otro lado de la carretera, muy lejos como para darle un golpe y romperle la boca por decir algo tan estimulante con alumnos pasándonos por los lados.

Debo bajar la mirada cuando un par de chicas y una mujer se me quedan viendo con desaprobación, seguro pensando en algo que no está muy lejos de la realidad. Me doy vuelta algo avergonzado y me dirijo al interior de la preparatoria.

Maldito Hades, maldito escritor porno.

Es martes, a primera hora toca artes; respiro con suavidad acercándome a mi casillero por mis materiales, recordando que la semana pasada el profesor había mencionado que hoy tendríamos una actividad y que estuviéramos preparados para lo que sea, que no daría tiempo al terminar después de su hora ni mucho menos lo dejaría llevar para la casa, pero la verdad es que nunca lo hacía y siempre terminábamos los trabajos en clases.

Lápices de dibujo, mi block, colores básicos, borra y sacapuntas en la mochila y parto a clases, sintiendo con fuerza el peso esparciéndose por toda mi espalda; siempre recuerdo tomar lo que necesito, pero luego olvido sacar lo que no y ando jorobado por los pasillos cinco días a la semana.

Al llegar la puerta está cerrada y me detuve, sabiendo que adentro me la encontraré a ella, siempre es la primera en llegar; irremediablemente mi pecho se encoge y crece muy rápido, palpitando con intensidad, debo aspirar aire para calmarme una vez que tomo la manilla y abro la puerta, efectivamente topándome con su delgada figura sentada en una de las bancas frente a su mesa de trabajo, la cual se remueve al escuchar la puerta abrirse y levanta la cabeza para mirarme.

Para no ser muy obvio hago como si no supiera que está en la misma aula que yo y me dirijo a mi asiento, dejando con urgencia mi mochila sobre la mesa y sacando mis materiales para no estar corriendo cuando el profesor entre y explique qué trabajaremos ese día.

Desafortunadamente mis manos sudadas de los nervios no sujetaron bien mi estuche de lápices y la tapa floja se abre, haciendo que todos en su interior cayeran al piso y con el impacto llamara la atención de sus ojos de nuevo, que me parecieron chiquitos cuando sonríe con diversión viendo como corro a recoger los lápices antes de parecer más torpe de lo que soy.

Teniéndolos todos me levanto del suelo y acomodo mi mesa, borrando mi evidencia, pero era tarde, ya había hecho el ridículo y ahora no dejaba de obsérvame con curiosidad. «¿Y bien?». Las palabras de Hades recorren mi cabeza, haciéndome levantar la vista y sujetarla sobre la suya, quien me tendía su mano con un lápiz en ella.

—Creo que te faltó uno —Sin esperar se pone en la silla de mi lado y coloca con delicadeza el objeto en mi mesa. La observo sin que se me escape un movimiento y asiento en agradecimiento—. Buenos días, Nicholas.

—Buenos días, Amanda... —digo, tratando por todos los medios de no delatar mis nervios por su cercanía.

No soy una persona tímida, me gusta hablar con las personas, pero cada vez que estoy con ella mi mente se queda en blanco y me es difícil parecer normal como con el resto. Espero que por ahora no lo note.

—Me alegra verte —Mi interior tiembla; empezamos mal—, estabas desaparecido, me dijeron que estabas enfermo, ¿es verdad?

Me remuevo en mi asiento y me dejo caer sobre mi block de dibujo, esperando que mi suerte tapara lo suficiente mi rostro; perfecto, esto va mal, de todos los temas ese era el último que quería tocar con ella.

—Un simple resfriado, me dio algo de fiebre, pero estoy bien ahora, gracias —Alzo un poco la mirada, recibiendo una sonrisa aliviada de sus labios.

Dios, no merezco esa sonrisa, soy un puto mentiroso, ¿por qué me torturas?

—Eso es un alivio, menos mal que solo fue eso, no te vi en clases y eso me extrañó, le pregunté a Quiin y tampoco sabía y... —Se detiene y toma aire—. Bueno, eso.

—¿Cómo supiste que me enfermé?

—Ese chico... Tu amigo con el que siempre andas temprano, ¿el que no estudia aquí? Ese.

—¿Hades? —Salgo de mi refugio, impresionado, recibiendo otra de sus sonrisas junto con un amistoso asentimiento—. ¿Vino aquí estos días?

—Sí, lo vi el jueves de la semana pasada en la entrada, estaba buscándote, creo que pensó que habías regresado ya, cuando le negué eso simplemente dijo gracias para irse, ahí le pregunté y ya el resto lo sabes.

—Ya, ya... —Vuelvo a recostar mi cabeza entre mis brazos, era temprano, pero seguía con sueño, anoche no dormí muy bien.

Aun cerrando mis ojos no dejo de sentir los de Amanda sobre mí, unos que podía recordar sin tener que verla: son tan marrones como un exquisito chocolate derretido, y tan suaves y cremosos como la leche; indicados para una chica como ella.

Inconscientemente sonrío, sin ningún miedo de ser descubierto por ella, agradecido a que mis brazos me cubren la mitad del rostro desde de la nariz, no quiero tener que dar explicaciones de porque sonrío tan de repente en medio del salón de artes, casi como un idiota, a la chica que me gustaba.

De pronto lo pienso, viniéndose una idea a mi cabeza: estamos solos; cerca el uno del otro, solo tendría que abrir la boca y decir dos palabras, tres jodidas silabas, y ella sería consciente de lo loco que estoy por abrazarla y robarle un beso.

Quizás...

—¡Nico! —"Olvídalo". Gritan desde la entrada, abro un ojo y veo como una de nuestras compañeras entra y se nos une, dirigiéndose principalmente a mí—. ¡Regresaste! Qué bien, faltaste una semana, ya me estaba preocupando...

—Estoy bien, gracias, Ceci —Le sonrío, cortando a la pequeña rubia de coletas trenzadas; creo que era la más bajitas del curso, casi parecía una niña, pero pelea como mil demonios si se lo dices.

Se acaba el tiempo de caridad con Amanda en cuanto Ceci llega y se instala en su silla, que está al lado del mío, empezando a interrogarme también sobre mi falta y luego, como todo el tiempo, insistir en que un día de estos deberíamos salir los tres y Albert, otro compañero, al cine o a cualquier parte; pero conociéndola como la conozco, bien que lo dirá y dirá, más al momento del ir es la primera en cancelar, siempre hay un imprevisto y si voy termino solo, comiendo un helado en Mc'donnall's, así que esta vez digo que paso, poniendo la excusa de que gracias a mi faltas tengo trabajo acumulado para esa semana, lo cual es verdad.

Por otra parte, dejando de lado que la minions arruinó otra posibilidad para tomar valor e invitar a salir, solos los dos, a Amanda, me alegra verla de nuevo; en las habitaciones del hospital y mi casa hacía demasiado silencio y, aunque Hades me hacía compañía por las tarde, extrañaba su energía y exageraciones, junto con el ambiente escolar.

Los minutos pasan, los demás alumnos y el profesor llegan, dando paso al inicio de las clases, la cual, como predije, no fue nada diferente a lo de siempre, pero no estuvo mal: el profesor dio su teoría, trajo muestras y ejemplos, dijo que sacáramos el block y acabamos la hora con un dibujo cada uno, el que el profesor firma antes de concluir y nos deja libres.

Recojo mis cosas con tranquilidad, ralentizando mi paso para quedarme el mayor tiempo posible y pasar unos minutos extras contemplándola de cerca, ella siempre entraba de primera, pero al salir se tardaba un poco más que él resto para culminar sus dibujos, que no eran exactamente obras de artes, pero que podría darles una sonrisa de aprobación con tal de verla sonreír antes de irme a la siguiente clase.

—No quedó mal... —susurro a su lado, recibiendo una pequeña sonrisa de su parte; me siento realizado ahora.

—¿De verdad? Yo pienso que se parece más a un hipopótamo subiendo un tronco de papaya —Hace una mueca, recorriendo una vez más su dibujo, no puedo evitar reír por la idea que evaluaban sus ojos, pero no estaba muy alejada de la realidad, una línea no cuadraba con otra, más eso no se lo diría.

—Solo necesitas practicar, Amu —Le quito el block y lo observo con cuidado.

Con una buena mano se podía arreglar, tal vez si...

—¿Quieres que te ayude? No soy el mejor artista, pero creo que algo puedo hacer.

—¿En serio?

—Sí, ¿lo intentamos?

—Serías... —Suspira con anhelación—. Mi héroe, Nico.

—Todo por ti...

Y luego me abraza. Ladeo la cabeza curvando una sonrisa, no está mal la idea, podría ser en mi casa, estaremos solos, merendaremos algo... Sí, eso haré.

Respiro hondo, preparándome para hablar y contarle a la verdadera Amanda, no la de mi mente, mi sugerencia; listo para soltarlo todo me detengo viéndola de frente, ya con sus cosas recogidas y su bolso al hombro. Mi pulso se acelera cuando suelta su cabello castaño rojizo oscuro y se lo peina con los dedos, fijándose en la pantalla de su teléfono si no quedaba nada suelto y podía salir del aula decentemente.

La cuerda de fuego vuelve a aprisionar mi garganta, esta vez con más fuerza, el relato de Hades hizo que imaginara que los tirantes anchos de su vestido los cayeran de sus pecosos hombros, que tuviera que usar mucha fuerza de voluntad por no acercarme y enrollar una mano en su pequeña cintura, que sus piernas se vieran más largas y suaves de lo que eran, envueltas en esos leggins oscuros, que mi imaginación volara, creando consecuencias; debo salir de ahí o será demasiado tarde.

—¿De verdad piensas hacerlo?

—La fortuna está al lado de quien se atreve.

"¡Si eres maldito, Hades!".

Antes de cualquier movimiento que resultara sospechoso trato de calmarme y suspiro, atrayendo su atención, no iba a echarme atrás, no podía, era algo simple y una perfecta excusa para estar juntos, no quería echarlo a perder, no iba a hacerlo.

—Oye, Amu, ¿no quieres...?

—¿¡Am!?

Un balde de agua fría cae helado hasta mis pies, el inoportuno de Jerry llega a buscarla y le sonríe galante en la entrada del aula, partiéndome el alma cuando ella se la devuelve con dulzura, lo nombra y va a besarlo.

Ahora sí, debo irme de aquí.

Cuando se separan camino hasta ellos y doy un pequeño toque en el hombro pecoso de ella, interrumpiendo su jueguito de miradas y regalándome una de consuelo de su parte, quien me sonríe mientras le devuelvo su block de dibujo y paso al lado de su novio para salir del salón, poniéndome mis auriculares en medio del pasillo para que el ruido de los alumnos, la detestable risa de Jerry y la dulce de ella pasaran a un segundo plano, con mi música a todo el volumen resonando en mis oídos.

Sin embargo, aún continuaba un problema: ya no la veo, ya no la escucho, pero si como mi corazón hace «crush» recordándome que ella le sonríe con amor a alguien más.

_____________________

¡Holiwis, my loffes!

¿Quién dijo hoy? ¡Yo dije hoy!

¡ES HOY, ES HOY!

TURURUTUTUUUU

OFICIALMENTE 

FRASES PARA AMANDA

COMIENZAAAAAAAAAAAAAAAA

[Inserte baile rarito porque su servidora no sabe bailar]

jajjajaja

Pero ajá

Uy, que comienzo tan SAD

Arriba esas manitas si su crush tampoco les para :'v

¿Qué les pareció Nico loquillo? En lo personal es uno de los personajes que más he amado escribir :'3

¿Y Hades bb? Cuidenlo que está chiquito <3

Pero  bueno, ya me he alargado :'v perdón, la emoción.

Mucho, mucho.

The end

Nos vemos pronto <3

¡En el próximo cap conoceremos un poco más a Amu!

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