Cuando pensamos en un ser invisible, por obviedad nuestra mente piensa en un algo o alguien que nuestros ojos no pueden ver...

Sin embargo.

A veces nosotros mismos podemos convertirnos en seres invisibles, ya sea por opinión propia o ajena, de personas ajenas a nuestra mente que hablan y sueltan palabras que hieren cómo cuchillas afiladas.

A veces nos sentimos tan insuficientes que buscamos cambiar todo en nosotros, cómo si paso a paso intentamos romper todo nuestro ser para construir algo nuevo con todos los trozos.

"Tal vez deba empezar a comer menos"

"El ejercicio no me haría daño"

"Quizá nunca sea como todas esas personas"

A veces buscamos encajar en un estereotipo para ser aceptados, porque el simple hecho de ser juzgados y objeto de burla de los demás va a afectarnos a un nivel que nos dejará por el maldito suelo.

Pero... ¿Encajar en la sociedad nos da seguridad de estar bien con nosotros mismos?

Tal vez los adolescentes de esta generación no nos sentimos bien con nosotros mismos porque no aceptamos que tenemos imperfecciones, porque no podemos brillar igual los unos que los otros y por eso terminamos en el fondo de un mar de tristeza mientras otros flotan a costa de la belleza superficial...

Todos podemos pensar distinto, y está bien...

Tal vez si lees esto sientes que eres un ser invisible, por tus inseguridades, por tus miedos, por todo lo que genera en ti una tristeza incontrolable y se transforma en odio hacia ti, pero hey, ánimo...

Aquí tienes a otro ser invisible que te entiende, sabe por lo que pasas y como te sientes.

No estás tan solo como crees.

-Moon.