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Capítulo 16

Izuku asintió instantáneamente, sonriendo contento. —Es un riesgo que estoy dispuesto a correr, lo supe desde un principio. —respondió sin desviar su mirada. —Y si me llegasen a quemar en la hoguera por al fin conseguir interactuar contigo, entonces... —Su sonrisa se amplió aún más. —Entonces moriré satisfecho, Kacchan.

Katsuki se mantuvo firme observando cada una de las expresiones del rostro de Izuku.

Y fue entonces que por primera vez, suspiró de manera pesada mientras se rendía, relajando sus músculos.

—Realmente eres un idiota. —gruñó para llevar su primera cucharada de comida hacia la boca.

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Deseos descubiertos


Sus dedos permanecían firmes sobre el lápiz y papel, con una pequeña vela que era testigo de todos y cada uno de sus escritos.

«Los días han pasado muy tranquilos y agradables, Kacchan cada vez está más abierto a aprender conmigo. A pesar de sus ya recurrentes cuestionamientos acerca de su propia existencia, hemos logrado adaptarnos a ello y lo hemos hablado a profundidad.

Siento que falta muy poco para que Katsuki sepa la verdad, espero que su evolución continúe a esta velocidad.

Aunque, si soy honesto... Tengo miedo.

Un dato curioso de hoy: Katsuki Bakugou posee una fuerza anormal, tal y como lo he mencionado con anterioridad.

Hoy ha levantado a Sussie sin problemas. ¿Cómo es posible que pueda encargarse de una vaca tan fácil?

Incluso la levantó y sacudió sin delicadeza alguna, quería que escupiera leche con mayor facilidad.

Realmente fue preocupante.

Ya le he explicado que así no es como funciona y le he propuesto enseñarle cómo hacerlo. Él está muy emocionado por aprender a ordeñar a Sussie mañana por la mañana, así que supongo que ya no tendré más de que preocuparme... »

༺༻

Su espalda fría se sintió bastante incómoda de pronto. Su ceño se frunce y sus labios se presionan levemente ante la molestia detectada, entonces abre sus ojos con excesivo cansancio.

Y un suspiro agotador sale de él automáticamente en cuanto reconoció su lugar.

Estaba en el suelo, otra vez.

Hace apenas un par de horas atrás, se había acostado en su cama. Y por algún motivo, él ya no dormía sólo.

Desde la primera vez que Katsuki durmió con él, con el pasar de las noches, el rubio ceniza había comenzado extrañamente a adueñarse de su cama, sus almohadas y hasta de su propia habitación.

Y a decir verdad, no le molestaba en absoluto, más bien le divertía y enternecia. Pero ahora mismo se sentía incómodo durmiendo en el suelo, siendo expulsado descaradamente de su propia cama otra vez.

Ahora mismo le dolía toda su espalda y sentía que le faltaban horas de sueño.

- 03:27 -

—Ah, con razón. —soltó con pesadez una vez vio la hora en su pequeño reloj.

Se levantó y se estiró con suavidad en su lugar, dejando escapar a su vez un bostezo extenso y perezoso con sus cabellos verdosos despeinados.

Entonces notó la cabellera rubia hundida en las dos almohadas blancas, aquellas piernas extremadamente abiertas y los brazos ubicados de manera extraña en toda la cama.

Sus esmeraldas agudizaron por un segundo hasta que se cerraron rendidas. Él no caería en esa cama aún si hiciese su mejor esfuerzo, no con el rubio durmiendo así sobre ella.

— ¿Qué hago? —inquirió susurrante de pie a un costado de la cama, observando a aquel rubio que dormía con su ceño fruncido y dejando escapar incluso ronquidos.

Negó suavemente y avanzó. —Es mejor que me vaya a dormir a su habitación. —soltó con pesadez mientras se daba por vencido y abría de manera lenta la puerta para retirarse, somnoliento.

La puerta apenas y crujió.

De pronto, aquellos gruesos ronquidos cesaron reemplazandose por un silencio sepulcral.

— ¿A dónde demonios crees que vas, Deku?

La voz ronca había resonado en toda la habitación, aún si Katsuki Bakugou no abrió sus escarlatas.

Un pequeño sobresalto nació en el pecoso ante aquello. Entonces giró su mirada hasta la nuca ceniza. —Ah, yo, uh, iba a dormir a tu habitación, lamento si te desperté, Kacchan. —Se disculpó con rapidez, realmente le había tomado por sorpresa.

— ¿¡Hah!? ¿¡Es que acaso piensas irte de aquí, Deku!? —esta vez había gruñido.

Efectivamente, últimamente Katsuki Bakugou no dejaba de sorprenderle.

Izuku Midoriya se había quedado sin habla por largos segundos, intentando procesar lo que acababa de escuchar.

Entonces deslizó su mano tras su nuca. —Eh... ¿No? —suelta dudoso sin saber qué responder. —Solo iré a dormir a tu habitación. —corrigió el pecoso, notando a su vez el cómo Katsuki se levanta de la cama, acomodando su cuello.

Las escarlatas poderosas se clavan sobre él instantáneamente al oír esa respuesta, y su mirada se vuelve amenazante. —Tú no irás a dormir a ningún otro lado que no sea aquí. —gruñó para entonces darle un empujón y dejarlo caer sobre la cama.

Izuku parpadeó por un segundo, entonces volvió a insistir. —Creo que esta cama es demasiado pequeña para los dos, entonces mejor iré a dormir a tu habitación. —soltó de nuevo, levantándose con rapidez.

Bakugou Katsuki frunce su ceño. — ¿¡No recuerdas que mañana ordeñaremos a Sussie!? ¡Ya deja de fastidiar por un demonio y déjame dormir! —gruñó jalandolo y dejándolo caer en la cama, aprisionandolo con su brazo, envolviéndolo instantáneamente.

Y un sonrojo notorio nació en Izuku ante ello, mientras su respiración pareció agitarse velozmente. — ¿K-Kacchan? —susurra.

Bakugou Katsuki gruñe y presiona su brazo en contra él con firmeza, apegandolo en contra su cuerpo. —Si te mueves, te mataré. —suelta en un susurro sobre su oído, para caer dormido automáticamente.

Izuku tragó saliva mientras su corazón estaba a punto de estallar.

Últimamente... ¿Qué era lo que estaba sucediendo con Kacchan?

{...}

No sabía porqué, pero desde que había descubierto la palabra hermano y familia, algo había cambiado en Katsuki. Como si esto produjera un desbloqueo y entonces, su cuerpo comenzó a reaccionar y exigir.

Deseo protegerlo.

Deseo estar con él.

Deseo dormir con él.

Deseo verlo, escucharlo, sentirlo.

Deseo, deseo, deseo.

Deseo a Izuku Midoriya.

Eran emociones y sensaciones que sencillamente no podía explicar pero que le guiaban continuamente a su accionar.

Porque si su cuerpo lo pedía a gritos, entonces lo haría. Estaba decidido.

Izuku Midoriya tendría que estar con él y para él.

{...}

Había despertado producto de un hormigueo en todo el lado derecho de su cuerpo. Medio abrió sus ojos, totalmente inmóvil cuando divisó que la mitad de su cuerpo servía ahora de colchón para Bakugou. Si podemos sacar algo positivo de esto, es que al menos sus ronquidos habían cesado, ahora solo respiraba con suavidad en contra su mejilla pecosa.

—Esto... ¿Kacchan? —preguntó somnoliento, intentando acomodarse mejor sin respuesta alguna.

—Kacchan. —insistió de nuevo, pero el silencio reinaba.

— ¡Kacchan!

— ¿¡Qué demonios quieres!? —exclamó el rubio malhumorado, abriendo sus escarlatas de manera abrupta.

—Es hora de ordeñar a Sussie. —continuó Izuku de manera calmada. —Me harías un enorme favor si me desataras.

Katsuki alzó una ceja confuso. — ¿Por qué estás durmiendo con una sábana envuelta en todo tu cuerpo? —inquiere.

E Izuku lanza un suspiro agotado. —Lo hiciste mientras dormías, para cuando volvía del baño. —responde girando su mirada. — ¿Puedes desatarme? —insiste.

Bakugou lanza un chasquido de lengua y le desata rápidamente. No recordaba haber hecho algo tan extremo.

—Gracias. —suelta Izuku para entonces levantarse y comenzar a estirarse.

—Oi, Deku, ¿ya es hora? —preguntó emocionado, recordando el día que era.

Izuku asiente sonriente.

Y una enorme sonrisa nace de Katsuki, al instante en que baja de la cama con velocidad.  — ¿¡Y qué esperas!? —exclama saliendo de la habitación con su mano alzada. — ¡Apresúrate, jodido Deku! —añade invitandolo con su mano y perdiéndose en los pasillos.

— ¿¡Qué habíamos hablado acerca de las groserías!? —exclama el pecoso de manera reprobatoria mientras se estiraba con insistencia, sabiendo que debía gritar para que este le escuchase. Aún debía despertar a todo su cuerpo y sobre todo calmar un poco sus dolores, había dormido de una manera espantosa.

Y una mirada escarlata aparece frente a él de brazos cruzados, mientras observa aquellas esmeraldas perezosas frente a él.
—Oi, ¿quieres que te amarre de nuevo? —preguntó, mientras sus ojos se clavan amenazantes sobre él. —Apresúrate. —añade comenzando a caminar hacia la salida.

Izuku simplemente suspiró dándose por vencido.

{...}

— ¡¡¡¡Muuuuuuuuuuuuuuu!!!!

— ¡¡Kacchan, no tan fuerte!! —exclamó Izuku con preocupación observando a la vaca que sus ojos parecían estar blancos ante los gritos.

— ¿¡Haah!? ¿¡No dijiste que debía hacerlo con seguridad y sin malditos titubeos!? —gruñe Katsuki en respuesta, jalando con furia la ubre de Sussie para llenar el balde.

— ¡No, es decir, eso no es seguridad y decisión, como sea es suficiente, suéltala ahora mismo! —reprendió Izuku, mientras le quitaba la mano de la ubre, sintiendo la mirada furiosa de Katsuki sobre su cabeza. —Escucha, debemos hacerlo despacio o de lo contrario Sussie no nos dará más leche. —explica con rapidez.

Y Katsuki abrió sus escarlatas de inmediato ante ello. — ¿Nunca más? —preguntó de manera infartante,ya que por primera vez en su corta vida, se había preocupado.

Izuku asiente instantáneamente. —Sí, nunca más. Debemos ser muy cuidadosos. —responde de manera amable, mientras acaricia la barriga de Sussie que estaba apenas recuperándose de aquella tortura. —Bien, esto es lo que haremos, quiero que me toques la mano mientras lo hago, Kacchan. —pidió el pecoso mientras cogía otra ubre y comenzaba a ordeñarla con suavidad.

No pasaron muchos segundos para cuando sintió la cálida mano de Katsuki sobre la suya. — ¿Así, ves? —preguntó ladeando su cabeza suavemente para observar aquellos ojos escarlatas clavados en él.

—Sí. —soltó Bakugou ensimismado en el trabajo.

—Bien, continúa así. —formuló el pecoso mientras quitaba la mano y observaba a Katsuki continuar.

Así fue como luego de largos minutos, su trabajo se había realizado exitosamente.

—Hoy hiciste un gran trabajo Sussie, bien hecho. —habló Izuku mientras le dio suaves palmaditas en su cabeza.

Y Bakugou parpadeó ante ello, prestando especial atención en ese toque. Dio un paso al frente de inmediato. — ¿Y yo? —interrumpió ahora de pie con el mango del balde lleno de leche en su mano, observando las caricias de Izuku.

Izuku clava sus esmeraldas sobre él y de inmediato se vuelven extremadamente cálidas y dulces. Da un paso hacia él y desliza su mano sobre su cabellera suave ceniza, en movimientos cariñosos. — ¡Tú has hecho un trabajo sorprendente, buen trabajo, Kacchan! —exclama.

Las palmaditas en su cabeza eran suaves, Katsuki pensaba que se sentía como la caricia de un algodón.

Y Katsuki se deja acariciar, desviando su mirada escarlata hacia un lado en silencio y en calma, para entonces sentir el desliz de la mano del pecoso por su propio rostro y finalmente, deshacer el toque.

Automáticamente, Katsuki le mira.

Y una sonrisa suave nace de los labios de Izuku instantáneamente. —Como recompensa, ¿qué quieres de comer hoy? —inquiere dejándose hundir por aquellas escarlatas que le miran neutrales pero a su vez, más intensas que nunca.

Deseo a Izuku Midoriya.

Y una brisa envuelve su cuerpo, Katsuki avanza y observa hacia las nubes pensativo. Entonces gira su rostro y su mirada se clava sobre Izuku con seriedad. —Algo picante. —responde.

— ¿Uh? ¿Algo picante? —inquiere el pecoso curioso, entonces posicionó su mano sobre su mentón en cuanto le vio alejarse. — ¿Desde cuándo es que Kacchan conoce que existen alimentos picosos? —suelta confuso.

Fue cuestión de tiempo para cuando se encontraba agregando especias picosas a su almuerzo, entonces observó la fecha de su calendario.

—Ah, es cierto. —suelta dejando el cucharón a un lado. —Mañana tendremos que ir al hogar de Kaminari-kun. —añade pensativo.

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