Capítulo 15
Katsuki, quien escuchaba con atención las palabras del pecoso, permitía que Izuku le acariciara con suavidad su propia frente con las yemas de sus dedos, con delicadeza.
Ni siquiera noto para cuando se había quedado profundamente dormido nuevamente, apoyando su cabellera rubia sobre el hombro de Izuku, quien también se había dormido, uniendo su cabellera aceitunada con los suaves cabellos dorados de Katsuki.
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Primeros cuestionamientos
Si alguien le hablase en ese instante, solo dos preguntas saldrían de su boca.
¿Cómo es que había terminado en aquella tan incómoda situación?
¿Qué era lo que hacía exactamente?
El olfateo continuo a centímetros de sus propios labios, que ahora mismo se encontraban presionados firmemente con timidez, solo ocasionaba que el ritmo de su corazón aumentara cada vez más.
Izuku Midoriya en esos momentos sentía su rostro arder y Katsuki Bakugou ante ello sonreía curioso, sin poder desviar su mirada de aquellas pecas enrojecidas y aquellos intentos de balbuceos que emergían de los labios del pecoso con su intento de hablar.
Nuevamente un olfateo suave llego hasta sus labios, y Katsuki Bakugou alzó su rostro para observar aquellas esmeraldas contra el césped. —Huelen a frutilla. —informó.
El pecoso, quien se encontraba tirado en el césped teniendo a Katsuki sobre él con los rayos solares cálidos chocar contra ambos, simplemente no sabía qué responder.
Le había sorprendido, él estaba regando sus plantas por la mañana como siempre lo hacía, y como de costumbre había sacado una frutilla y con ella en la boca se había dispuesto a hacer sus labores.
Su sombrero de paja había volado por los aires en cuanto Katsuki se había lanzado contra él sin pensárselo, quedando la regadera tirada a unos cuantos metros lejanos a ambos y humedeciendo el césped.
Izuku tragó saliva, observando frente a él aquellas escarlatas mirarle neutras, casi, como si en ese momento estuviese siendo analizado por el rubio.
Fue lo que pensó en cuanto observó aquellos granates clavarse y agudizarse sobre él en silencio.
Llevó su dedo tembloroso hasta su mejilla pecosa y mientras rascaba nervioso, desvió sus esmeraldas hacia un extremo, deshaciendo el contacto visual de inmediato. —Ah, sí... Es que acabo de comerme una. —explicó.
Lo siguiente a ello sólo provocó el enorme estado de alerta en el pecoso, debía huir.
—Hm.
Fue lo único que salió del rubio junto con aire a por sus narices, con aquella mirada granate curiosa que parpadeó dos veces exactas antes de tomar su decisión.
Así, fue como con su lengua saboreó aquellos labios al instante en que tomaba de la muñeca la mano libre de Izuku y la estampaba contra el césped.
Entonces, un chillido y un continuo removimiento de parte del pecoso bajo él le había interrumpido.
Y una sonrisa divertida salió de él en cuanto le observó otra vez. —Hah, rojo. —soltó con burla, observando aquel rostro pecoso sonrojado en extremo. —Divertido. —añadió para regresar a lo que estaba, lamer sus labios.
Así fue como deslizó su lengua nuevamente, notando que Izuku esta vez había desviado su rostro de manera rígida y presionado firmemente sus labios humedecidos, evitando que continuara con eso.
Fue entonces que sus ojos carmines se encendieron juguetones, mientras se saboreaba sus propios labios sin desviar su mirada sobre él, al instante que presionaba un poco más sus muñecas aprisionadas.
— ¡B-Basta Kacchan! —exclamó Izuku mientras forcejeaba, levantando ahora sus rodillas para huir.
Katsuki ante aquella inquietud le soltó confundido, mientras que sentado en el césped le observaba hacia arriba. El pecoso no había demorado un solo segundo en levantarse y estar ahora de pie observándolo con su antebrazo cubrir sus labios y con un excesivo sonrojo sobre sus mejillas e incluso orejas, mientras respiraba agitado.
Fue entonces que Katsuki le sonrió burlonamente. —Sí, saben a frutilla. —dijo para entonces de un impulso levantarse y caminar hasta Izuku nuevamente, sin despegar sus granates de él.
Izuku de inmediato dio pasos hacia atrás, mientras le señalaba con el dedo índice. —¡E-eso q-que acabas de hacer, n-no se hace!
Katsuki movió su rostro hacia un lado. — ¿Qué tiene de malo? —preguntó sin dejar de dar aquellos pasos lentos pero invasivos, siguiendo al pecoso. —Tú me limpias la boca y yo no te digo nada. —añadió.
E Izuku detuvo su caminata y negó, listo para corregir. —Te la limpio, pero con una servilleta. —dijo para mirarle aún nervioso, pero a su vez, con su ceño levemente fruncido, bajando sus esmeraldas hasta el suelo. —Pero tú lo hiciste con... con... —Y el sonrojo aumentaba, además de su nerviosismo.
— ¿Con qué? —preguntó Katsuki deteniendo sus piernas, ya que estaba a apenas centímetros cerca del rostro pecoso.
Izuku negó para entonces caminar hacia otra dirección, quedando cerca de donde estaba Sussie sentada cercana a un montón de paja. — ¡S-sabes perfectamente a lo que me refiero! —exclamó de nuevo mientras retrocedía notoriamente nervioso ante la altitud del de ojos escarlatas frente a él, tocando sus propias manos en un enredo inentendible.
Y Katsuki desvió su mirada por un segundo sobre la vaca para entonces posicionar sus manos sobre su cadera. —Yo no lo sé, ¿tú lo sabes Sussie? —preguntó observando a la vieja vaca, que con el collar de campanita meneaba la cabeza hacia los lados de forma negativa. Fue entonces que sus granates observaron aquellas esmeraldas de nuevo, para mirarle con inocencia. — ¿Ves? Ni Sussie sabe a qué te refieres. Eres divertido.
Izuku tragó saliva, buscando el modo para calmarse. Sabía perfectamente que Katsuki no entendía el significado de lo que acababa de hacer, mas eso no evitaba que él hubiese quedado tan sorprendido y nervioso.
Fue entonces que negó y dio sus últimos pasos para detenerse. —E-en fin... i-iré a terminar de preparar el almuerzo. —murmuró nervioso para comenzar a correr.
Y la regadera se había cruzado en su camino, provocando su caída inevitable sobre el montón de paja, quedando completamente hundido en ella.
El rubio ceniza alzó una ceja ante ello, segundos después sonrió burlonamente.
—Hah, Sussie dice que eres un idiota. —sonrió con sorna mientras se retiraba aún con sus manos sobre la cadera, pasando por el lado del pecoso y clavando aquellos granates con superioridad en la figura peliverde que yacía aún tirada por un segundo y continuar avanzando hacia el interior de la morada.
Una vez que la cabellera rubia se perdió dentro de la casa, Izuku exclamó mientras inflaba sus mejillas pecosas con enojo.
— ¡Sussie no diría algo así de mí! —exclamó con su ceño fruncido golpeando con sus manos el montón de paja a su alrededor. Luego de ello lanzó un suspiro rendido y cansado, levantándose con pesadez mientras sacudía su ropa. — ¿Verdad, Sussie? —preguntó observando a la vieja vaca que, sin hacerle caso alguno, se echó entre medio de la paja para dormir.
Izuku ante ello, nombró a Sussie en un chillido desafortunado.
{...}
Y era que no lo entendía, realmente no lo entendía.
¿Qué era lo que exactamente había sucedido hace un rato?
Eso era lo que se cuestionaba mientras mantenía sus manos en el lavado, quitando la espuma acumulada. Fue entonces que tragó saliva y con un sonrojo evidente y esmeraldas titubeantes, observó hacia el pasillo disimuladamente.
La reacción pasada de Bakugou realmente le había interesado tanto que hasta se atrevió a seguirle el juego, quería ver qué tan lejos podía llegar con su amenaza de muerte.
Pero ahora...
Regresó su mirada veloz al lavabo mientras abría su boca y lanzaba un pequeño suspiro cansado.
Ahora había sido totalmente diferente.
Cerró la llave y presionó levemente sus labios, y entregándose ánimos a sí mismo se dispuso a buscar a Bakugou.
Con sus antebrazos humedecidos caminó a través del pasillo. Debía cerciorarse de saber al menos su ubicación.
Fue entonces que aclaró su garganta. —Uh... ¿Kacchan? ¿Dónde estás? —inquirió observando hacia todas las direcciones posibles, llevando su mano derecha hasta su pecho de manera inconsciente.
Y una puerta en particular yacía entreabierta; su laboratorio.
Detuvo su caminata por un segundo al notar aquel detalle y entonces, sus pies avanzaron con velocidad hacia el interior.
Entró con sigilo, observando aquella silueta rubia observar cada una de las estanterías viejas en donde una multitud de frascos se encontraban.
Con sus manos en sus bolsillos y sus granates agudizadas, observó con paciencia cada especia.
Plantas suspendidas en el interior de los frascos, trozos de anatomía y muestras conservadas cuidadosamente en una solución exacta y precisa para evitar su descomposición.
Sus propios pies se detuvieron a tres pasos de la silueta de Bakugou, observando con sus manos juntas y descansando al frente con neutralidad.
Y Katsuki sin mover su mirada de aquellos frascos, habló. — ¿Yo tengo algo de esto en mi cuerpo, Deku? —inquirió sin poder evitar observar sus continuas cicatrices obtenidas a lo largo de su cuerpo, observando específicamente las que mantenía en sus antebrazos y alrededor de sus propias muñecas.
Aquella pregunta le había tomado por sorpresa, y había provocado que se hundiera en sus más profundos pensamientos, olvidándose del ahora.
Y ante ello pareció reunir aire en calma para caminar hacia él, clavando sus esmeraldas también en su material de estudio.
—Quisiera hablarte de tu nacimiento, realmente quiero hacerlo. —murmuró a su lado con sus esmeraldas centradas y a su vez, vacías. Bajó su mirada con un aura deprimida envolverle. —Pero aún es muy pronto para eso. —añadió guardando sus manos en sus bolsillos con un rostro pecoso duro y vacío.
El rubio ceniza tragó saliva y giró sus escarlatas hacia él, observándole con su entrecejo fruncir lentamente. —Sabes, es frustrante no entender bien qué rayos sucede. —soltó convirtiendo sus manos en puños. —No comprendo a los humanos, y por sobre todo, no te comprendo a ti. Me confundes, hay veces que actúas raro, ¿por qué los humanos son así? Cambiantes, extraños.
Izuku Midoriya abrió sus ojos y su boca pasmado, para luego tragar saliva. —Kacchan... ¿desde cuando es que hablas tan bien? —soltó sorprendido.
Bakugou se cruzó de brazos instantáneamente. —Resulta que ver a esa estúpida caja parlante me ha servido bastante para evolucionar. Pero no me desvíes el maldito tema, Deku. —gruñó clavando su mirada granate sobre él.
Deku...
De pronto aquella mención había provocado un revuelo de emociones en el cuerpo del pecoso.
Como si hubiese tenido un repentino viaje de nostalgia extrema.
Mas notó que se había quedado en silencio y que Katsuki esperaba impacientemente una respuesta.
E Izuku lanzó un suspiro para entonces deslizar su mano tras su nuca. —Ahh... —soltó. Entonces tomó una de las manos de Katsuki y con su dedo índice recorrió cada una de sus cicatrices con delicadeza.
Su mirada jade luego de unos largos segundos, se alzó y chocó con el par de granates demandantes. —Creo que el más humano aquí, eres tú. —confesó para entonces soltar el agarre del rubio y darle la espalda. —Es la hora de la comida, te veo allá.
Katsuki no podía creer la estúpida respuesta que había obtenido, fue por eso que le tomó del hombro y lo jaloneo con la suficiente intensidad para darle vuelta de un toque. —Eso es lo que más odio de ti... sueltas mierdas que no entiendo ¡y que me dejan más preguntas que respuestas! —gruñó alzando la voz en eso último, azotando el puño contra la estantería en modo de amenaza, provocando el inevitable movimiento de todos los frascos suspendidos en él. —Basta de malditos juegos, Deku.
Y los ojos de Izuku por un momento se abrieron con increíble sorpresa.
Titubeantes... Expectantes.
Y así se mantuvieron por largos segundos para entonces aclarar su garganta y con su derecha abotonar su camisa desabrochada de la muñeca, retomando su mirada neutral, inclinada más hacia la seriedad. —Si te preguntas por esos frascos, solo tengo componentes medicinales y curativos que he descubierto en mis años de investigación, es todo. —respondió para entonces deslizar su mirada y clavarla sobre Katsuki.
Dio un paso hacia adelante, deslizando suavemente el borde de su dedo índice por la mandíbula del rubio y susurrar cercano a él. —Y si te preguntas si hay algún componente que se encuentre ahora mismo en tu cuerpo, —añadió para detener el toque bajo su barbilla y girar sobre sus talones, mirándole por el rabillo de ojo desde la lejanía. —la respuesta es no. —sentenció al instante que salía del laboratorio.
Bakugou giró su rostro sorprendido hacia un lado, para entonces chasquear la lengua ahora absolutamente solo en el lugar.
—Yo realmente no lo entiendo, pero lo descubriré... Voy a descubrir qué demonios es lo que oculta. —gruñó agudizando sus granates observando por el umbral de la puerta. —Debe haber una razón del porqué tuve que ser creado en estas condiciones.
Eso salió de sus labios para entonces comenzar a dar pasos con firmeza hacia la cocina, decidido.
Fue entonces que lo vio cortando vegetales en calma. Y apoyó ambas palmas de sus manos con firmeza en contra la encimera, causando que Izuku alzara suavemente su mirada.
—Tranquilo, ya casi está. —habló el pecoso con paciencia, entendiendo que seguramente Katsuki tenía hambre.
Pero Katsuki negó de inmediato para entonces quitarle el cuchillo de las manos y clavarlo sobre la madera. — ¿Por qué demonios me creaste? —inquirió demandante.
E Izuku parpadeó de manera inmediata ante ello, para entonces mirarle confuso y fruncir levemente sus cejas. — ¿Qué es lo que te sucede hoy, Kacchan? —inquirió dando la vuelta y llenar un vaso con agua con ayuda de su jarra de cristales de colores cambiantes y de tonalidades suaves.
Y Katsuki rápidamente le dio vuelta de manera forzosa. —Mírame cuando te hablo, no huyas como sabandija, no desvíes la pregunta y responde, maldita sea. —soltó frunciendo su ceño, perdiendo la paciencia.
Izuku ante ello lanzó una risita nerviosa mientras rascaba su mejilla pecosa de manera incesante con su dedo índice. — ¿Ehhh? En serio, hoy estás muy extraño. —añadió riendo suavemente intentando calmar el ambiente. —Hoy he hecho katsudon, y—
Pero un golpe nació en contra la pared e Izuku se interrumpió a sí mismo de inmediato. —Está bien, está bien. —soltó de inmediato, cediendo y bajando su mirada. —Vamos a sentarnos y hablemos de ello en calma. —respondió sirviendo ambos platillos y sentándose en tranquilidad, observando a Katsuki sentarse frente a él sin intenciones de comer, desviando el plato hacia uno de sus extremos.
Izuku llenó de aire sus pulmones para entrelazar sus propias manos apoyadas en la mesa. —Te he creado porque realmente debía hacerlo, era, es y será mi único objetivo de vida, tú eres simplemente el fruto de la esperanza y a su vez, el fruto del conocimiento y la magia de la alquimia.
Y Katsuki ante ello alzó una ceja. — ¿Hah?
El pecoso negó suavemente con su rostro y se levantó, apoyando las palmas de sus manos sobre la mesa. — ¡E-es complicado de explicar! —exclamó para entonces fruncir su ceño de manera decidida, señalándole con su dedo índice de inmediato. — ¡Es por eso que quiero que aprendas pronto, una vez estés lo suficientemente preparado, entenderás todo! Y es ahí, en ese momento... —respondió para esta vez bajar su mirada pensativo. —En ese momento serás libre, Kacchan. —añadió esta vez para sonreírle dulcemente, sentándose con tranquilidad pero a su vez manteniendo su mente hecha un caos en aquellos instantes.
Un caos que Katsuki Bakugou no lograba detectar.
—No sé de qué hablas, yo estoy preparado. —soltó el rubio ceniza inmediatamente.
E Izuku negó con suavidad. —Aún no, aún no lo estás Kacchan. Pero ante tus evidentes avances, no queda mucho tiempo más para que sí lo estés... —susurró.
Fue entonces que el rubio ceniza se acomodó en su asiento y aclaró su garganta. —Hace tiempo mencionaste algo de lo peligroso que sería que descubrieran mi verdadera existencia, ¿por qué?
—Porque nos pueden acusar de herejía. En estos tiempos dícese la existencia de verdaderos brujos que causan estragos a lo largo de todo el mundo. En algunos países eso está controlado, en otros debo decir que increíblemente los hechiceros han tomado el control de naciones. En este mundo la magia y creación también está ampliamente ligada por la ciencia, a mí me pueden tachar de brujo fácilmente, y como suelen ser una amenaza, les purifican en la hoguera según sus creencias religiosas ligadas a un supuesto dios, quemandolos vivos. —respondió posicionando sus manos sobre su regazo. —Realmente dicen que la existencia de los brujos es verdaderamente real y yo puedo asegurarlo, mas me considero un fanático científico apasionado por la ciencia, mi camino es muy distinto y lo llevo en la sangre.
Bakugou acercó su platillo en calma. — ¿Realmente te arriesgarías a que te quemaran vivo por esto?
Izuku asintió instantáneamente, sonriendo contento. —Es un riesgo que estoy dispuesto a correr, lo supe desde un principio. —respondió sin desviar su mirada. —Y si me llegasen a quemar en la hoguera por al fin conseguir interactuar contigo, entonces... —Su sonrisa se amplió aún más. —Entonces moriré satisfecho, Kacchan.
Katsuki se mantuvo firme observando cada una de las expresiones del rostro de Izuku.
Y fue entonces que por primera vez, suspiró de manera pesada mientras se rendía, relajando sus músculos.
—Realmente eres un idiota. —gruñó para llevar su primera cucharada de comida hacia la boca.
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Jueves 25 de Noviembre, 1683
«Los grandes avances de Katsuki cada día me sorprenden más, aprende de manera muy veloz.
Su personalidad es agresiva, aunque yo me empeño para que esto cambie, no hay hasta el momento solución alguna, es como si simplemente su naturaleza fuese así.
¿Habrán influido las condiciones en la que se desarrolló? Creo que hay un serio desorden emocional que debemos organizar de alguna manera. Tal causante debe ser en su mayoría el estrés y frustración a lo desconocido, lo nuevo y novedoso para él.
Pero a pesar de que es agresivo, es también muy inteligente y aplicado cuando quiere hacer algo. Creo que su agresividad está ligada fuertemente a sus habilidades físicas, aunque es solo una supuesta y pronta hipótesis.
Aún con ello, ha habido cosas que me han dado qué pensar y que realmente me inquietan. Kacchan ya entró en la fase en donde se está cuestionando su propia existencia, en donde quiere resolver todos los cuestionamientos posibles acerca de su propio surgimiento.
Eso es algo difícil de explicar y es demasiado pronto, si le dijese ahora mismo la verdad, no sabría cómo manejar la situación. Es precisamente su agresividad lo que me impide ser transparente con él.
Me mantendré firme en pensar que aún no es el momento.
Hay otra cosa que me ha inquietado mucho desde ayer, esta vez se trata de mí.
Últimamente la palabra Deku me ha entregado ciertas sensaciones similares a un déjà vu, pero no lo logro entender y solo me confunde.
Creo que la ansiedad y estrés también me está afectando. »
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La trama principal en un inicio para cuando se me ocurrió comenzar a publicar este fic estaban muy confusas, pero para el día de hoy ya lo tengo más que claro.
¿Qué se hace cuando se te ocurren tres finales en una misma historia? No sé si llegados a ese punto pueda escoger cuál, dios xD
Aún falta bastante para eso, pero cada vez la trama se pondrá más turbia, lamento esto.
Sé que en un inicio me ha gustado poner fluff y cosillas pero la esencia del fic está media loquita... Como Deku (?
Y ya hemos llegado al punto en que Katsuki puede comunicarse y hacer ver sus propias frustraciones, crecen tan rápido 🥺
¡Gracias por el apoyo que me entregan! Un abrazo gigantón, que tengan un buen inicio de semana 💕
Pd: Así me imaginaba a Izuku regando sus plantitas ❤️
Y aquí las imágenes que les compartí durante la lectura:
La de Katsuki no tenía firma :c la saque de Pinterest, en realidad, todas las saco de Pinterest, bendito seas Pinterest(?
Esta me gusto muchísimo tambiénn, sale tan bonito ><
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