Capítulo 10
|El correo ha llegado|
— ¿Gustas de recibir las noticias, escucharlas e incluso verlas? ¿Quieres mantenerte informado e incluso apreciar consejos de cocina? ¿Tienes niños en casa para educar? ¡LA NUEVA TELEVISIÓN ES PARA TI! —
Izuku había detenido su cuchillo rápidamente, atento a lo que la pequeña y antigua radio informaba.
Sus esmeraldas se veían centradas, entonces se llevó la mano al mentón.
—Hmm... —soltó observando sus verduras frescas. —Creo que sé que tipo de televisión es... —susurró. —Todoroki-kun antes de marcharse me contó que en Estados Unidos había un aparato muy famoso en el que él a veces podía ver algo llamado película.
¿Tienes niños en casa para educar?
Sus esmeraldas observaron hacia atrás, dejándose ver un rubio ceniza que jugaba con harina que había extraído de su recipiente, en el que minutos atrás estaba haciendo pan.
— ¿Servirá algo así para Kacchan? —Se preguntó Izuku sin detener su mirada jade sobre el rubio.
Las escarlatas le miraron fijamente, mientras detenía su juego con la harina.
— ¿Qué? —soltó Katsuki mirándole con molestia.
Izuku soltó una sonrisa nerviosa. —Oh, nada, nada, hehe. —respondió mientras continuaba de cortar aquellos vegetales.
—Bueno, supongo que hacernos un pequeño regalo de vez en cuando no estaría mal. —murmuró.
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Los días pasaron y la puerta sonó ante los pequeños y constantes golpes.
— ¡Es el correo!
Se escuchó desde fuera.
— ¿¡HAH!? —exclamó Bakugou girando su cabellera rubia ceniza y levantándose con rapidez y molestia. — ¿¡QUÉ ES CORREO Y POR QUÉ DEMONIOS ESTÁ EN MI TERRITORIO!?
Izuku corrió rápidamente hacia la entrada, dejando de lado su libro de experimentación dentro de la biblioteca.
— ¡Kacchan, espera! —exclamó, frenandolo al instante tocando su pecho, impidiendo que éste abriera la puerta. — ¡E-es el correo!
Bakugou fue frenado por las manos de Izuku rápidamente. — ¿Y? —soltó éste cruzándose de brazos. — ¡A mí no gustar que vengan acá, Deku! —gruñó frunciendo el ceño.
Izuku alzó sus cejas con ternura, entonces se acercó a su oreja con suavidad. —Es un regalo, te gustará. —susurró el pecoso sonriente.
Entonces notó cómo Katsuki abría sus escarlatas y le miraba con curiosidad.
— ¿Un regalo? —preguntó. —Oi, Deku, ¿qué es un regalo? —agregó parpadeando de manera inocente, esperando a que éste hablara.
Izuku sonrió ampliamente. — ¡Es un objeto que podría gustarte y que otra persona lo hace como sorpresa para ti! —exclamó. Entonces aclaró si garganta. —Pero bueno, si quieres recibir el regalo...
Katsuki asintio al instante.
— ¡Atrás de Deku, sin romper cosas y ser educado! —exclamó Katsuki emocionado, quedándose tal y como si se tratase de una estatua detrás de Izuku.
—Sí, sí. —susurró Izuku acariciando sus cabellos cenizas. —Muy bien, abriré la puerta.
Katsuki asintio en silencio, observando como un rubio cansado le miraba desde la entrada.
— ¡Bonjouuur~! —exclamó elegantemente, lanzando brillitos. — ¡Midoriya Izuku, el correo ha llegado para ti~! —añadió con su mano por sobre sus ojos de una manera excéntricamente elegante.
Izuku le sonrió al instante. —Buenos días, Aoyama-kun. —respondió cogiendo la gran caja que Aoyama tenía entre su brazo derecho. —Gracias por traerla hasta aquí.
Aoyama le sonrió. —No negaré que fue realmente agotador. —respondió el rubio con sudor bajo su sien. — ¡Pero es el trabajo del cartero! Además me sirve para ejercitar mis hermosos bíceps. —añadió sonriente.
Izuku asintio contento. — ¿Gustas de jugo o agua?
Aoyama se negó automáticamente.
—Muy bien... —susurró entonces, sacando un bloc y un lápiz. —Firma aquí. —indicó.
Izuku no demoró mucho en firmar, entonces Aoyama se despedía de manera elegante.
La puerta se cerró e Izuku observó a Katsuki contento.
— ¡¡ES UN REGALO, ES UN REGALO!! —exclamó Katsuki emocionado, saltando de un lado a otro.
Izuku asintio sonriente.
—Sí, debemos abrirlo con cui—
Katsuki empujó a Izuku y se abalanzó hacia la caja. — ¡CIERRA LA BOCA, DEKU! —exclamó mordiendo la caja con brutalidad.
Izuku lanzó un suspiro mientras se levantaba del suelo luego de aquel empujón.
—Ya se me hacía extraño que te comportaras tan bien... —susurró con sus jades cansadas. Entonces notó como Katsuki mordía con una fuerza abismal la caja. — ¡Kacchan, si no lo haces con cuidado la romperás! —exclamó Izuku con sus manos en la cadera.
Katsuki le ignoró completamente, aún con sus dientes más que clavados en ésta.
— ¡KACCHAN, NO LE HAGAS ASÍ! —exclamaba Izuku intentando despegar a Katsuki de la caja tal y como si se tratara de una babosa.
— ¡NO METAS! —exclamó Katsuki furioso aún intentando abrir la caja. — ¡ESTA MIERDA NO SE ABRE! —continuó.
— ¡Tu vocabulario! —exclamó Izuku a su lado.
— ¡Y UNA MIERD—
Katsuki detuvo su palabrería al instante en que sus ojos se llenaron de lágrimas, quedándose estático en el lugar.
Izuku parpadeó al instante, entonces se inclinó hacia él preocupado.
— ¿¡Kacchan!? —exclamó, quedando a su lado. — ¿¡Qué sucede!?
Katsuki había clavado sus dientes en la superficie metálica de la televisión, por lo que con la fuerza que había ejecutado en su mandíbula, le había dolido más que mil demonios dándole patadas en el trasero.
— ¡¡AHHHHHHHHHHH!!
Exclamó Katsuki furioso, levantándose con sus escarlatas llorosas mientras pateaba la caja con brutalidad.
Y con su mano por sobre su boca, intentando que el dolor de sus dientes se calmaran con ello.
Izuku lanzó un suspiro aliviado en cuanto había logrado salvar la televisión que había caído en sus manos.
— ¿Lo ves? —soltó Izuku con sus cejas alzadas. —Debes calmar un poco tu temperamento o terminaras herido. —susurró acariciando sus cabellos cenizas.
Katsuki le gruñó en respuesta, corriendole la cara.
Izuku le sonrió.
—Los objetos no representan amenaza alguna, Kacchan. —continuó, cargando la televisión a un mueble cercano. —El cómo tú los uses, sí. —añadió, enchufando la televisión para que la imagen en blanco y negro apareciera.
Katsuki abrió sus escarlatas de par en par apenas notó a dos cosas parlantes en miniatura hablar en el interior de esa caja.
Izuku lanzó una pequeña risa apenas noto la mirada impactada de Katsuki cercano a la televisión.
Katsuki rodeo está, intentando sacar a aquellas dos cosas parlantes con sus manos.
Izuku aclaró su garganta. —Esto es una televisión, la usaremos para mantenernos informados.
Katsuki asintio embobado, mientras observaba la televisión frente sus escarlatas.
— ¿Ellos están dentro? —preguntó curioso.
—No, es un sistema de señales. —respondió Izuku acomodando la televisión. —Esas personas están en algún lugar del mundo, informándonos por una cámara.
Katsuki pareció entender mejor, sonriendo con curiosidad y emoción.
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Eran las tres de la madrugada e Izuku en cama dormía plácidamente.
Y dormía tranquilo, pues sabía que Katsuki hacía lo mismo en su habitación luego de haberle dado su leche.
Pero entonces, un sonido totalmente horrible llegó a sus oídos.
— ¡UN TERREMOTO! —exclamó al instante, escuchando un sin número de platos romperse en la cocina.
Sus ojos esmeraldas asustados parpadearon para entonces caer de la cama tan rápido como un rayo.
Entonces corrió, para ver que demonios sucedía.
Pues estaba claro que un terremoto no era.
— ¡ARRRRRGH!
Exclamaba Katsuki caminando de manera imponente, haciendo una real mierda los edificios de loza que había estado construyendo toda la noche.
Vasos, platos, fuentes.
Incluso un pobre florero.
La hermosa y perfecta colección que Izuku había conseguido de Francia, estaba echa mierda también.
Y Katsuki exclamaba como un monstruo, mientras caminaba con sus piernas bien separadas y con sus manos apegadas a su torso, dando la impresión que tenía sus brazos cortos.
— ¡ARGHHHHHHHH!
Exclamó una vez más, moviendo su cabeza de un lado a otro de manera feroz, para entonces derribar el último edificio de loza que tenía Izuku...
Rompiéndose todo al instante.
Izuku encendió la luz y con sus ojos más que abiertos exclamó.
— ¡KACCHAN!
Las escarlatas de Bakugou se quedaron estáticas y entonces gruñó.
— ¡GODZILLA! —exclamó éste, continuando con sus pasos excesivamente lentos y amenazantes. — ¡ARGHHH!
Izuku soltó un enorme suspiro mientras caminaba por donde podía, pisando vidrios rotos para apagar la televisión.
Justamente en donde Godzilla atacaba la ciudad.
Se rascó la cabeza, observando como Katsuki continuaba con sus pies descalzos pisando loza.
Aquel lugar era altamente peligroso para el rubio.
Por lo tanto no lo dudó y con sus cejas decididas lo tomó por las piernas.
Katsuki al sentir el agarre de Izuku abrió sus escarlatas a más no poder.
Pero Izuku le ignoro, aún sintiendo golpes en su espalda, y lo llevó rápidamente a su habitación.
— ¿¡QUÉ!? —exclamaba Katsuki molesto mientras le golpeaba la espalda, siendo cargado por Izuku. — ¡¡SOY GODZILLA, ARRRRGH!!
Izuku lo acostó en su cama y le miró con sus jades preocupadas.
— ¡Son las tres de la madrugada, Katsuki! —exclamó con sus cabellos verdes despeinados y con su pijama desarreglada. — ¡Debes tener tus ocho horas de sueño! ¡Además rompiste toda la loza que tenía, ¿ahora en dónde es que comeremos?!
Katsuki frunció el ceño. — ¡LAS LODAS COMEN SEMILLAS DESDE EL MISMO SUELO! —exclamó. — ¿¡POR QUÉ DEMONIOS NOSOTROS NO PODEMOS HACERLO!?
— ¡PERO NOSOTROS NO SOMOS GALLINAS! —exclamó Izuku golpeando su propia cabeza en contra la pared.
Cálmate, cálmate, cálmate...
Inhaló y exhaló, buscando calma.
Entonces abrió sus ojos, observando a Katsuki notoriamente molesto.
—Bien, comencemos de nuevo... —susurró, sentándose a su lado. —Godzilla, por favor no causes tantos desastres cuando yo esté durmiendo o esté ausente. —pidió amablemente. —Podemos jugar juntos la próxima vez.
Katsuki le sonrió contento.
— ¿¡Sí!? —exclamó saltando en la cama. — ¿¡Deku podría ser los autos!?
Izuku soltó una carcajada, recordando que los autos quedan irreconocibles por Godzilla.
—Sí, yo podría ser los autos... —susurró.
Entonces observó los pies de Katsuki.
Suspiró aliviado.
Por un momento pensó que se había clavado algún trozo de vidrio o loza en aquel desastre.
Pero por fortuna no había sido así.
Katsuki bostezo, acomodándose en la cama. —Dormiré en cama de Deku por hoy. —susurró. —Deku puede dormir con Sussie.
Izuku le miró con ternura. —Dios... No me quites mi habitación, Kacchan. —dijo sonriente, abandonando la habitación. —Dulces sueños. —susurró para luego apagar la luz.
Se dirigió a la cocina y una pequeña lagrimita se escapo de sus ojos al tomar el mango de una fina taza.
—M-mi colección de Francia... —lloriqueo observando el desastre en la cocina.
Definitivamente esta noche no dormiría.
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La mañana había comenzado, en donde el gran gallo de la casa de Izuku daba la hora de despertar.
Katsuki abrió sus escarlatas rápidamente, saltando de la cama.
Entonces notó que Deku no dormía a su lado como siempre lo hacía cada vez que le apetecía dormir en su habitación.
Frunció el ceño para avanzar por lo largo del pasillo, llegando a la cocina.
Y lo encontró.
Izuku dormía sentado en una de las sillas y con su cabeza apoyada en la mesa.
La cocina estaba reluciente y bastante más vacía de lo que ya estaba.
Katsuki fue corriendo hacia él, sonriente.
— ¡OI DEKU, DESAYUNO! —exclamó Katsuki a su lado, zamarreandolo de un lado a otro. — ¡OI, DEKUU!
Izuku abrió sus jades con dificultad, mientras observaba de manera borrosa a Katsuki frente a él.
— ¿Uh?... —soltó con un bostezo enorme y gigantezcas ojeras. — ¿Ya es de mañana? —agregó, levantándose con dificultad.
Katsuki asintio. —Debemos ir a ver a Sussie. —agregó emocionado. — ¡Vamos, Deku, vamos! —exclamó.
Izuku asintio, caminando con dificultad y con enormes ojeras.
—Sí... Deberíamos i—
Pero entonces Izuku cayó como peso muerto al suelo.
Y los profundos ojos granates de Bakugou se abrieron de par en par, encimandose sobre Izuku al instante.
— ¿¡DEKU!? —exclamó, zamarreandolo de un lado a otro. — ¡¡DEKU!!
Su rostro se veía altamente preocupado, notando como Izuku respiraba de manera profunda con sus ojeras oscuras.
...
— ¡Sussie! —exclamó Katsuki preocupado, con Izuku entre sus brazos. — ¡Es Deku! —exclamó enseñándole a Izuku dormido frente a ella.
Sussie olfateó a Deku para luego pasar su lengua por todo su rostro.
— ¡Muuuu!
Respondió esta.
— ¡No, no es eso! —gruñó Bakugou. — ¡Algo mal, algo mal! —exclamó con sus cejas preocupadas.
Entonces Sussie le hizo señas a Pato.
Pato despertó de su sueño entre la paja para dirigirse hacia Katsuki, haciéndole señas al interior de la casa.
— ¿Hah? —soltó Katsuki preocupado, notando como Pato le miraba.
—Cuack.
Katsuki observó a Izuku con preocupación.
— ¿Están seguros que estará bien? —inquirió preocupado.
—Cuack, cuack. —respondió éste, dándole señales de que entrara a la casa.
Katsuki trago saliva y entró a esta.
Observó su rostro inconsciente entre sus brazos.
Su piel pálida y sus notorias ojeras le hacían pensar que quizá Deku estaba enfermo.
Su respiración se torno pesada, entonces observó hacia el pasillo.
Avanzó con él entre sus brazos hasta su habitación, dejándolo sobre su cama.
Y lo arropó al instante, para luego sentarse a su lado, pendiente de él en todo momento.
—Deku... —soltó en un susurro, con sus escarlatas fijas en él.
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Izuku abría sus ojos una vez más, totalmente repuesto.
Lanzó un largo suspiro, entonces observó a sus alrededores.
— ¡DEKU! —exclamó Katsuki.
Izuku le miró con sus mechones verdosos desordenados.
— ¡Ah, buenos días Kacchan! —exclamó sonriente, mientras se rascaba su ojo izquierdo. — ¿Qué hora se—
Se quedó de piedra apenas notó su reloj de pared.
16:23
— ¿¡EHHHHHH!? —chilló preocupado. — ¡¡Es muy tarde y no has comido!! —exclamó levantándose rápidamente de la cama.
Katsuki frenó su caminata, para mirarle con preocupación. — ¿Estas bien? —preguntó.
Izuku asintio, entonces recordó que realmente se había desmayado frente a Katsuki.
— ¡Ah! —soltó elevando sus cejas con sorpresa.
Entonces notó la mirada escarlata sobre él, y el agarre de la mano de Katsuki sobre su muñeca que no parecía querer soltarse.
— ¡Ah, por favor no te preocupes! —exclamó. —Yo la verdad no he estado durmiendo muy bien, seguro eso me afectó... —murmuró analizandose. —pero no volverá a suceder, Kacchan. —agregó sonriente.
Entonces lanzó un suspiro.
Se sentía tan irresponsable... Seguro y Kacchan tendría mucha hambre ahora mismo.
— ¡Bien, en un momento prepararé la comida! —exclamó contento, para comenzar a caminar.
Pero entonces el agarre de la mano de Katsuki sobre su muñeca se hizo aún más intensa.
—Deku, no muevas. —respondió con su voz ronca, obligándole a que éste regresara a la cama.
Izuku le miró con sorpresa, observando como Katsuki se levantaba de la cama para entonces, coger una bandeja.
—Para ti. —agregó, entregándole la bandeja con fruta picada perfectamente, un vaso de agua y sandwiches de jamón y ensalada.
Izuku abrió sus esmeraldas a más no poder.
— ¿¡K-KACCHAN HIZO ESTO PARA MI!? —exclamó impactado.
Katsuki rápidamente giro sus escarlatas hacia un lado, sonrojado.
—Solo no te acostumbres, Deku de mierda... —gruñó.
...
— ¡Uaaaah! —soltó Izuku emocionado. — ¡La ensalada de frutas está en verdad muy deliciosa! ¡Y las hojas de lechugas están tan frescas que me hacen sentir totalmente vivo! ¡Además, el sandwich está tan sabroso que siento que explotaré de—
Katsuki tapó su boca con pereza, mientras le miraba con seriedad.
—Ah, lo siento, lo siento, hehe. —soltó Izuku rascando su nuca con vergüenza. —Mal hábito mío, es que está todo muy rico. —añadió contento. —Muchas gracias, Kacchan, eres fantástico.
Katsuki inclinó sus hombros. —Como sea. —gruñó.
Entonces Izuku le miró preocupado. — ¿Tu has comido algo? —preguntó, dándole una mordida al sándwich.
—Hace ya más de tres horas, idiota. —gruñó éste en respuesta.
—Oh, lo siento. —susurró Izuku. —Prometo que no volverá a suceder...
Katsuki miró hacia la ventana y lanzó un suspiro.
—Sólo promete que dormirás bien... —gruñó notoriamente molesto. Entonces clavo sus escarlatas sobre él con molestia. — ¡Sussie, Pato, las lodas y el estúpido de señor Pickles te necesitan! —exclamó sonrojado. — ¡No puedes asustarlos así, bastardo!
Izuku le miró perplejo, sintiendo como un calor enorme invadía su pecho.
—Kacchan... —susurró. — ¿Estabas preocupado por—
Katsuki abrió sus escarlatas y su sonrojo se intensificó. — ¡CLARO QUE NO! —exclamó éste, levantándose rápidamente de la cama. — ¡YO NO ME PREOCUPO, DEKU DE MIERDA! —agregó, para luego huir de la habitación.
Izuku le miró totalmente enternecido y embobado para entonces acariciar su propia oreja con ternura, dejándose notar un agradable sonrojo invadir sus mejillas pecosas en silencio.
Entonces sonrió, doblemente embobado de lo que ya estaba.
Kacchan había sido tan cuidadoso que incluso le había preparado el desayuno.
Y todo estaba tan hermosamente bien hecho, que solo provocaba que en su interior nacieran pequeñas y dulces como también agradables mariposas.
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Luego de un par de días, la televisión seguía siendo el centro de atención.
Izuku solía poner canales de programación infantil para que Katsuki pudiese aprender más rápido números y letras.
— ¿Ya terminaste la tarea, Kacc—
Sus escarlatas estaban ensimismadas sobre la televisión, en una escena en dónde se veía con claridad la muerte del protagonista de la película.
Sus entrañas salían mientras éste gritaba de dolor.
Y Katsuki aplaudía emocionado mientras sonreía de manera sádica.
—Esto me gusta. —soltó sonriente, observando como la televisión se apagaba al instante.
Izuku le observaba con sus brazos cruzados.
— ¿Qué fue lo que dijimos? —preguntó con sus jades molestas.
—Dijimos que eres un imbécil. —gruñó éste cruzándose de brazos.
— ¡Katsuki, no debes ver este tipo de programación, lo sabes!
— ¡Y una mierda, a mí me gusta! —exclamó. — ¡Además así aprendo más rápido, es más, te sacaré las putas entrañas ahora mismo, bastardo!
Izuku se tocó la sien. —Es justamente por esto que no me gusta que veas este tipo de programación. —respondió molesto. —A terminar la tarea.
— ¿¡HAH!? —exclamó levantándose. —No lo haré.
Izuku lanzó un suspiro, para entonces cambiar al plan B.
El plan A era imponerle y ordenarle a Katsuki que cumpliese sus deberes.
El plan B, era ser más dulce con él aún si por dentro moría de ganas de amarrarlo a una silla y enseñarle buenos modales.
Izuku le miró y sus ojos jades se transformaron lentamente en los ojos más dulces que pudiese ver. —Vamos, Kacchan, la haremos rápido. —agregó el pecoso cogiendo de sus manos con suavidad. — ¿Por favor?
Y sus jades brillaron, mientras que una dulce sonrisa adornaba su rostro.
El ambiente rápidamente se torno en uno tan agradable y placentero que incluso Katsuki trago saliva impactado.
Entonces frunció el ceño y desvió sus escarlatas hacia un lado.
Como odiaba esas malditas esmeraldas.
Eran jodidamente peligrosas.
—Tch. —soltó para levantarse con molestia.
—Cierra la puta boca. —gruñó, para dirigirse a la biblioteca.
— ¡Sí! —exclamó Izuku, caminando tras él en calma, sonriéndole con dulzura.
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Debo admitir que Katsuki es como Stich en la escena de Godzilla JAJAJA
Mil perdones por mi tardanza, ahora que ya tengo más tiempo libre podré estar más activa.
Por otro lado, muchas gracias por el hermoso apoyo que me entregan mis bellezas.
♡ Deseo que estén teniendo un día/noche maravilloso♡
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