Capítulo 07
|¡No, Kacchan!|
— ¡Ahhhh!
Las esmeraldas de Izuku no podían brillar más de lo que ya lo hacían.
— ¡No puedo creer que ya sepas saludar, decir tu nombre y el mío y además decir sí o no, Kacchan! —chilló a su lado emocionado, agitando sus brazos. — ¡Eres genial, eres maravilloso, eres, eres...
Bakugou alzó la ceja confundido, pareciera que Izuku por un segundo entró en shock.
Se quedó quieto mirándole, congelado y muy cerca de su rostro.
— ¡¡ERES PERFECTO!! —continuó.
Bakugou rodó los ojos mientras observaba como Izuku saltaba a su lado, caminando por el largo sendero de árboles frondosos y brisa fresca.
Izuku vivía a la lejanía del pequeño pueblo, pues disfrutaba de la naturaleza.
Su hogar desbordaba de ello, grandes árboles y limpios ríos. Un sin número de animales que vivían en el bosque y una enorme pradera de la que sólo se observaba un verde hermoso lleno de vida.
Grandes montañas se observaban durante su camino. El pueblo quedaba a cuarenta y cinco minutos caminando.
Era una caminata llena de reflexión y paz, pues la única amenaza que se veía eran los pajarillos que iban en busca de pequeños gusanos para entregárselos como alimento a sus crías.
Izuku solía ir a pie siempre, le agradaba caminar.
Además, aún no había ahorrado lo suficiente para comprar un caballo.
El peliverde continuaba saltando a su lado, entonces Katsuki le tomó del hombro y le miró con cara de pocos amigos.
—No, quiero. —gruñó con sus escarlatas impacientes.
—U-uhmm, ¿quieto? —preguntó Izuku confundido, deteniendo sus saltos de manera abrupta.
—Sí. —respondió éste, quitando su mano de su hombro.
— ¡Ah, lo siento! —exclamó, sosteniendo su cesta de mimbre para sus vegetales y carne que compraría en el pueblo. —E-es solo que me emociono mucho, ya sabes, estoy yendo con Kacchan hacia el pueblo, hehe.
—Tch.
Izuku soltó una risa nerviosa y entonces notó como las casas comenzaban a divisarse en su campo visual.
— ¡Ah, ya estamos llegando! —exclamó.
Bakugou miro ilusionado y observó un nuevo ambiente, lleno de cosas parlantes.
Sí, habían demasiadas cosas parlantes.
Y todas esas cosas parlantes por alguna extraña razón, le miraban como si fuese algo raro.
— ¡Buenas tardes Midoriya! —saludo un joven rubio acomodando sus lechugas.
— ¡Ah, Kaminari-kun! —exclamó Izuku aproximándose al rubio. —Buenas tardes. —saludo sonriente, siguiéndole una enorme presencia que quedó cruzado de brazos a sus espaldas.
—Hace mil años que no te veía por aquí, que bueno verte de nuevo. —dijo contento, notando cómo unos ojos escarlatas le miraban enojados. — ¿Y ese joven quién es? —preguntó curioso.
Izuku miró hacia atrás para observar a Katsuki a su lado. —Él es Bakugou. —respondió sonriente. —Un amigo —agregó.
Katsuki sólo gruñó y le arrebató una lechuga, acto seguido a esto comenzó a comérsela con brusquedad sin despegar sus carmines furiosos del rubio.
Kaminari parpadeó exactamente cuatro veces seguidas.
— ¡K-Kacchan no puedes hacer eso hasta que yo lo pague! —reprendió, quitándole la lechuga de la boca.
Kaminari miraba sonriente la escena.
— ¡No pasa nada hermano! —exclamó sonriente. —Te la regalo, un pequeño presente para tu hambriento amigo. —agregó divertido.
Izuku suspiro y con preocupación le miró. —Gracias Kaminari-kun, prometo pagarlo apenas pueda. —respondió avergonzado.
Ahora mismo tenía miedo, quizá no fue muy buena idea traer a Bakugou al pueblo tan pronto, pero es que estaba muy emocionado por sus avances.
Y no le gustaba verlo encerrado siempre.
Además, se notaba que se divertía caminando por ahí, observando los puestos de vegetales de manera curiosa.
Izuku no podía decir que Bakugou Katsuki había nacido debido a sus experimentos, pues lo podían acusar por brujo cuando no era así, la alquimia era ciencia y no brujería, pero ellos simplemente no lo entenderían y no habría manera de cesar el caos en caso de que esto ocurriese.
Pero bueno, lo importante era que Kacchan aprendería muy rápido y sería una buena persona que no levantaría sospecha alguna.
¡Sí, definitivamente será así!
Decía Izuku a sus adentros, ilusionado.
— ¡Vamos a por legumbres, Kacchan! —añadió sonriente, mirando hacia atrás. — ¿Kacchan?
—Ehhh... Si buscas a tu amigo, ya se fue hace un buen rato hermano. —habló Kaminari a su lado.
— ¿¡QUÉ!? —exclamó infartante.
Empezó a hiperventilar.
— ¿¡Dónde está Kacchan!? —exclamó desesperado.
¿En qué momento se había escapado? Hace apenas unos segundos estaba pateando piedras y enlodando su bota negra en el charco más grande que estaba junto al pequeño rancho de cerdos cercano a los puestos de vegetales.
Pensaba infartante.
—Hombre relájate. —añadió el rubio sorprendido. —Seguro y regresa pronto.
— ¡¡NO LO ENTIENDES, KAMINARI-KUN!! —exclamó Izuku con sus esmeraldas desesperadas, zamarreando al rubio entrando en crisis de pánico. — ¡Kacchan podría hacer algo! —añadió.
— ¿Ah? —soltó Kaminari de manera relajada, permitiendo ser zamarreado por el peliverde. —Bueeeeno, no pasa nada. Ahora te ayudo a buscarlo, vamos. —añadió sonriente. — ¡Sero, cuidame mis lechugas!
—Si, si. —respondió el pelinegro ordenando sus tomates.
— ¡Y tranquilo, seguro está observando algún puesto o está sentado por ahí!
Izuku suspiró. —Tienes razón, Kaminari-kun. —dijo de manera optimista, intentando calmarse. —Kacchan debe de estar haciendo eso. —añadió sonriente, caminando con el ambarino a lo largo del pueblo.
.
.
.
— ¡TÚ, MALDITO BASTARDO, ¿QUIERES PELEAR?! —exclamó un campesino con una hacha.
— ¿¡HAAAAAAAH!? —soltó el otro. — ¿¡CREES QUE TE TENGO MIEDO, PERRA!?
Bakugou estaba sentado en el césped, observando aquello con sus ojos escarlatas brillantes desde la lejanía.
Se estaba divirtiendo mucho.
Sobre todo el observar cómo se gritaban.
— ¡YA SÉ QUE FUISTE A VISITAR A MI MUJER AYER CUANDO YO ESTABA CON MI GANADO, JODIDO INÚTIL!
— ¿¡Y QUÉ SI FUE ASÍ!? —exclamó el otro. — ¡SOLO LE PEDÍ LOS PUTOS PATOS QUE ME DEBÍAS HACE YA MÁS DE UNA SEMANA, CUANDO TU JODIDO PERRO SE COMIÓ LOS MÍOS!
— ¡¿Y POR QUÉ MIERDAS NO ME LOS PEDISTE A MÍ?!
— ¡¡NO SE ME DIO LA PUTA GANA, MINETA DE MIERDA!! —exclamó. — ¿¡Y QUÉ CREES!? YA SÉ QUE ELLA NO ES TU MUJER, ES SOLO UNA PRIMA TUYA, MENUDO MENTIROSO DE MIERDA!
— ¡¡AHORA SI YA VALISTE, MONOMA BASTARDO!!
— ¿¡HAAAAAAAH!?
— ¿¡HAAAAAAAAAAAAAAAH!?
Y comenzaron a golpearse, a rodar en el suelo y a seguir insultandose.
Menudo espectáculo de mierda que estaban dando.
Y todo en frente de los ojos de Bakugou, quien les aplaudía emocionado.
—Ha. —soltó el rubio ceniza mientras observaba como una de las botas de aquellos dos caía.
—Haaaa. —intentó otra vez, pero no le salía igual a ellos.
Entonces frunció el ceño y pateó el árbol, él debía hacerlo incluso mejor que esos dos.
— ¿HAAAAAAAH?
Y sonrió triunfal.
Hoy había aprendido muchas palabras nuevas que debía de poner en práctica.
Pero de pronto, vio una mota blanca caminar a unos cuantos metros de él.
Sonrió aún más y corrió, abandonando la pelea.
|
¦
|
¦
|
¦
|
— ¡Oye, Midoriya! —Exaltado exclamó un pelirrojo con un palo en sus manos. — ¡Tu amigo se quiere comer mis ovejas!
Kirishima había visto la llegada de Izuku junto a Katsuki hace un par de horas, él quería conocerlo cuanto antes.
Pero nunca espero conocerlo junto a su rebaño de ovejas.
Todo se vio en cámara lenta al instante.
Izuku palideció y acabó arrojando al suelo todos los huevos, la canasta con cebollas, ajos y naranjas y por último el trozo de carne que acababa de comprar mientras estaba en busca de Katsuki.
Había confiado que el rubio estaría tranquilo en algún lado del pueblo.
No se había esperado para nada un giro así.
La expresión en su rostro pecoso era realmente única, nadie en el pueblo lo había visto con ese nivel de nerviosismo, preocupación y vergüenza jamás.
Su boca se abrió junto a sus ojos esmeraldas mientras buscaba con desesperación al causante de todos sus pensamientos desesperados que de la nada llegaron a su mente.
Hasta que lo divisó, ahí estaba persiguiendo a las ovejas sonriente y muy emocionado. Noto al de cabellera rubia ceniza lanzarse sobre una mientras la intentaba ahorcar con su brazo derecho.
Izuku palideció.
— ¡Kacchan, por favor regresa ahora mismo! —exclamó corriendo desesperado al pequeño monte donde estaban las ovejas, que ahora asustadas corrían de un lado a otro.
Si Katsuki mataba a una oveja literalmente estarían sin comer por dos semanas o incluso más.
— ¡Que tú amigo es un salvaje hombre, no escucha! —Seguía exclamando avanzando con el palo, notoriamente molesto el de cabellos rojizos.
—P-Por favor Kirishima-kun, no lo golpees, el entenderá déjamelo a mí. —rogó Izuku mientras daba un salto sobre las vallas que mantenían a las ovejas.
Ni loco permitiría que lo golpearan, y no era por temor a que le hiciera daño, él sabía perfectamente que el rubio con la personalidad agresiva que poseía no tendría problemas para defenderse.
Lo que realmente le preocupaba era la reacción de éste, aún no conocía su límite, es más, recién estaba comenzando a conocerlo y ya tenía todo un desastre en el pueblo.
Por otro lado, Katsuki entendía perfectamente que Izuku estaba en desacuerdo con su actitud, y eso le encantaba.
Tenía a la oveja en el suelo, rendida y preparada para la muerte.
Comenzó a quitar esa cosa blanca esponjosa que tenía, era realmente satisfactorio tocarlo entre sus dedos, sacaba de a enormes cantidades con brusquedad y se lo guardaba en los bolsillos, eso debía llevarlo a ese extraño lugar donde dormía sí o sí.
— ¡Que te detengas ahora mismo! —exclamó Izuku ahora a su lado, interponiéndose entre él y la oveja.
Katsuki lo miró con furia y pesadez.
¿Por qué interrumpía su momento feliz?
—No. —gruñó, mientras con furia sacaba todo el algodón que logró reunir de sus bolsillos y se lo metía a la boca.
— ¡Kacchan, compórtate por fawgsw—
Un montón de lana fue metida en su propia boca con furia a la fuerza.
Gruñó y pateó cosas observando como Izuku escupía la lana, desesperado.
— ¿¡Qué haces, Kacchan!? Lo que acabas de hacer está muy mal. —reprendió con su ceño fruncido, acercándose al rubio señalándole con el dedo, esperando una pizca de arrepentimiento de parte de Katsuki.
Estaba muy avergonzado, ahora mismo estaba haciendo el ridículo y todos le observaban.
Katsuki simplemente se le acercó y con una enorme sonrisa orgullosa, se cruzó de brazos frente a él.
Y como si hablase con su mirada carmín, observó al oji esmeralda de manera baja sin quitar esa enorme sonrisa junto a su ceño fruncido.
— ¿Haah? —soltó desafiante, dándole a entender a Izuku que él era superior a todos, inclusive a él.
Izuku estalló y un tic en su ojo izquierdo nació.
— ¡Muy bien! ¿Lo quieres por las malas? Lo tendrás por las malas. —habló enojado, sacando una correa y un collar metálico de una bolsa de tela.
— ¡Esperaba no tener que usarla, pero tú me has obligado! —exclamó, lanzándose sin pensarlo en contra del rubio, aprovechando que este se había inclinado de manera repentina para observar con mayor cercanía una roca roja de manera curiosa.
Gruñó y comenzó a moverse con brusquedad como si de un toro se tratase al sentir al pecoso colgado del cuello sobre su espalda.
Kaminari y Kirishima miraban preocupados la escena.
—Esto... ¿Deberíamos ayudarle? —habló Kaminari preocupado, aproximándose a las vallas de las ovejas.
— ¡E-Estoy bien chicos, no se preocupen! —exclamó Izuku aún colgado de Katsuki apenas observó como Kaminari y Kirishima saltaban las vallas para ayudarle.
—Hombre, no estás para nada bien... —murmuró Kirishima observando como Izuku ya algo mareado intentaba colocarle el collar a Katsuki quien embravecido, se lanzó al suelo para que así Izuku lo dejara ir.
De pronto se escuchó un sonido metálico y por un segundo Katsuki se quedó quieto, seguido a esto comenzó a sentir frío en su cuello.
Los gruñidos y pataleos no demoraron en llegar apenas sintió el collar aprisionando su cuello, trato de sacarlo a la fuerza con sus manos pero no había respuesta.
También mordió la correa y escarbo en la tierra como un animal salvaje.
Izuku suspiró cansado. —Muy bien, nos vamos. —habló de manera repentina, levantándose para luego sacudir su ropa que tenía césped y tierra.
— ¿Necesitas que te acompañemos? —preguntó Kirishima preocupado, observando como Katsuki era arrastrado por el césped, aún luchando para liberarse.
— ¡No pasa nada, nosotros jugamos así, estamos bien Kirishima-kun! —exclamó Izuku sonriente. — ¡Nos vemos!
—Ah, él huyó. —soltó Kaminari observando como Izuku corría veloz, perdiéndose rápidamente.
— ¡¡NOOOOOO, DEKUUUUUUUUUUUUUU!!
—Y él obviamente no está jugando, está muy enojado. —murmuró Kirishima observando cómo el cuerpo de Katsuki se perdía, aún escuchándose sus gritos.
.
.
De manera decidida y firme lo jalaba de la correa, escuchando los gruñidos del rubio y observando por el rabillo del ojo como este continuaba mordiendo la cadena de metal con sus colmillos.
—Deku... —agregó con tono amenazante mientras se le acercaba con furia al pecoso quien al notar esto, aumentó su paso asustado.
— ¡YA BASTA, NO CORRAS! —exclamaba Izuku, siendo arrastrado por el mismo suelo del largo sendero que habían recorrido al inicio.
—Arrrghh.
Era lo único que decía el rubio mientras continuaba corriendo desenfrenado por la tierra, teniendo a Izuku firmemente agarrado de su propia correa envuelta en su muñeca.
Ambos, levantaron una nube de polvo enorme que se veía incluso desde el mismísimo pueblo.
_________________________________________
¡Al fin al salida a por víveres!
Y sale mal.
JAJAJJA
Me divertí mucho escribiendo esto, ¡espero les agrade!
Gracias por el apoyo que me entregan corazones, estaré gustosa leyéndolos!
Un besho 💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro