Capítulo 06
|Grandes avances|
Habían pasado ya unos cuantos días desde que habían salido a observar a los lobos durante la noche.
Días en los que Izuku se había esforzado mucho para conseguir que Katsuki continuara con su aprendizaje.
Era una meta muy difícil de conseguir, ya que Katsuki era bastante temperamental y se irritaba fácilmente si algo se volvía aburrido o rutinario.
Hace unos días atrás, Izuku consiguió al fin presentarle la habitación a Katsuki.
¿Cómo logró que el rubio abandonara la sala de estar?
Trasladando su preciada alfombra hacia su habitación.
— ¡Esta es tu habitación, Kacchan! —exclamó Izuku ilusionado, abriendo la puerta con delicadeza.
Katsuki observó de inmediato aquella alfombra estirada en el piso, muy limpia y suave.
—La he lavado y perfumado, sé que te gusta mucho. —respondió, observando como el rubio se sentaba en ella automáticamente. Avanzó lentamente y comenzó a señalar. —Esta es tu cama, aquí puedes dormir si quieres. —dijo, sentándose en ésta. —Es muy cómoda, Kacchan. Además tienes una mesita de noche y un pequeño librero.
La cama era grande y muy cómoda, tenía una manta roja muy suave al tacto. Tenía además un peluche de conejo blanco que él mismo había hecho hace ya un tiempo.
Su mesita de noche con una velita y un pequeño escritorio junto al librero, además de su guardarropa café oscuro.
Tenía una ventana mediana al lado de su cama, en la que se apreciaba con nitidez el frondoso bosque que rodeaba su casa y el enorme cielo estrellado.
Era una habitación muy acogedora.
—Está será tu habitación. —dijo Izuku, emocionado. —Mi habitación está aquí al frente, en caso de cualquier cosa tu solo debes entrar y despertarme.
Katsuki le escuchaba de manera detenida, entendiendo claramente todo lo que el pecoso le decía.
—Muy bien, espero que te guste mucho, elegí esta habitación para ti para que puedas ver con mayor claridad las estrellas. —Le sonrió, pasando por su lado de manera lenta y tranquila.
Katsuki le miró confundido, entonces pensó por unos segundos, deteniendo su vista en sus pies.
Luego de un tiempo, alzó su vista escarlata con su ceño fruncido, y comenzó a hacer muecas.
Izuku le observó con paciencia y sonriente, esperando escuchar qué era lo que el rubio quería decir.
—T-Tuu nuo estellada. —balbuceó con dificultad, señalando hacia las estrellas de su ventana.
Él está preguntándome…
Pensó Izuku a sus adentros, emocionado.
— ¡Oh, no! —Le respondió automáticamente, sabía perfectamente qué era lo que le quería decir. —Desde mi habitación solo puedo ver a Sussie y mis cultivos, y algo de la pradera, hehe. —dijo, sonriente. —En cambio tú, puedes ver el bosque y las estrellas.
Katsuki pareció entenderle y sonrió mientras asentía.
— ¿Te gustó tu nueva habitación, Kacchan? —preguntó el pecoso de manera preocupada.
Katsuki asintió nuevamente, acomodándose en su alfombra.
—Me alegra mucho que te guste. —soltó aliviado. —Bien, te dejaré para que conozcas tu habitación, cualquier cosa que necesites ya sabes donde estaré. —Le sonrió, saliendo de la habitación y cerrando suavemente la puerta.
—Qué alivio… —susurró Izuku, dirigiéndose a su habitación. —Por un momento pensé que se molestaría. —dijo, cayendo en la cama.
Estaba cansado, muy cansado.
Las enormes ojeras que tenía en su rostro eran la evidencia de ello.
.
.
.
04:05 A.M.
Izuku dormía plácidamente.
Luego de caer en la cama, no supo nada más de nadie. El cansancio le había vencido, entregándose en los brazos de morfeo sin dudarlo.
Estaba tranquilo, pues sabía que Katsuki también dormía a unos cuantos metros de él.
De pronto, el pecoso se removió con molestia.
Su cuerpo temblaba, tenía frío.
Abrió lentamente sus esmeraldas y entonces se estremeció totalmente en medio de su inesperado despertar.
Sintió una presencia, no estaba solo.
Con esfuerzo dirigió sus esmeraldas hacia un lado de la cama y palideció.
Unos enormes ojos rubíes se encontraban a su lado derecho de la cama, observando de manera fija su respirar, a sólo unos cercanos centímetros de su rostro.
Con rapidez actuó y encendió la vela de su mesita de noche, sentandose de manera drástica.
Y con su corazón a punto de estallar, lo vio.
Observó al rubio ahora de pie, con su cabeza media inclinada, totalmente desnudo frente a él.
Le miraba de manera fija, serio y sin pestañear siquiera, consumiendolo lentamente con la mirada. No movió un solo músculo, aún siendo consciente de la enorme irregularidad del respirar de Izuku debido al miedo.
El gran bombeo del corazón de Izuku le hacía sentir que todo su cuerpo palpitaba.
—¿K-Kacchan? —preguntó en un hilo de voz.
Aunque por dentro, se sentía aliviado. Realmente se había asustado, pero ya sabiendo que se trataba de Katsuki, podía volver a respirar.
Bakugou en silencio seguía observando. — ¿Su-sucede algo? —volvió a preguntar, aclarando su garganta, mientras comenzaba a sacar los pies de la cama.
Retrocedió de manera abrupta al notar al rubio acercarse de pronto. Se le acercó en silencio, y con una mano apoyada en su cama, le gruñó.
Izuku pudo notar que en su lado derecho de la comisura de su labio tenía un pedazo pequeño de papel higiénico.
Ya entendió, tenía hambre.
¡Pero que irresponsable se sentía!
Kacchan moría de hambre mientras él dormía.
Observó su pequeño reloj de reojo que se encontraba en su mesita de noche, eran las 04:06 A.M.
Sonrió. —Lo siento Kacchan, ahora mismo te prepararé algo. —respondió, saliendo con cuidado por el otro lado de la cama, debido a que Katsuki tenía bloqueado todo el lado derecho de ésta.
Al salir de su habitación, vio el enorme desastre en el pasillo, tres papeles higiénicos totalmente destruidos con marcas de colmillos, un plátano hecho puré pero sin comer, un libro con todas sus hojas sacadas, algunas hechas bolitas y bañadas en saliva.
Dios… hoy demoraría más de lo normal en terminar sus quehaceres y tendría que ir por más papel higiénico al pueblo.
Negó suavemente con su cabeza, sonriendo aún con ello.
Rápidamente llegó con unas cuantas galletas que sabía que a Katsuki le encantaban, además de un vaso de leche.
—Ten, por ahora come esto. En un par de horas desayunaremos bien. —dijo, entregándole una pequeña bandeja con la comida.
—Puedes comer aquí si quieres. —añadió con un bostezo. —Yo dormiré un poco más y luego iremos a por el desayuno, ¿si? —susurró, entrecerrando sus ojos a su lado en la cama, observando como el rubio se relamía la leche que había quedado en sus labios con gusto.
…
06:47 A.M
Izuku despertó, observando el rubio plácidamente dormido a su lado. El vaso vacío había quedado en el suelo y tenía migajas de galleta por el alrededor de toda su cama.
Soltó una pequeña risita, notando cómo éste abrió sus escarlatas de manera rápida.
— ¡Oh, lo siento! —exclamó. —No era mi intención despertarte.
Katsuki se estiró rápidamente, levantándose.
Izuku le imitó y se colocó sus pantuflas. —Bien, vamos a por el desayuno, como te lo prometí durante la madrugada. —dijo, caminando de manera animosa.
Observó como el rubio le seguía y entonces Izuku abrió la puerta.
La cerró rápidamente al notar que Katsuki tenía todas las intenciones de salir.
—Espera. —dijo, observando a Katsuki que le miró molesto. —Sabes que para salir debes vestirte, Kacchan.
—Tch.
Un chasqueo de lengua había salido de parte de rubio antes de perderse por los pasillos. Volvió luego de unos instantes con su pantalón de algodón, abrigo y sus pantuflas.
Izuku le sonrió. —Muchas gracias. —dijo, al instante en que abría la puerta, observando como Katsuki salía de los primeros.
El pecoso avanzó observando como Pato y Sussie dormían plácidamente.
Una de sus gallinas estaba pasando sus patas por sobre un charco sin cesar.
Unas cuantas estaban dormidas, y otra salía de manera somnolienta del pequeño gallinero con todas sus plumas desordenadas.
—Buenos días. —Les saludo Izuku, dirigiéndose a la leña.
Busco unos cuantos palos, observando como los primeros rayos del sol comenzaban a salir.
Con su carga de leña sobre sus brazos se giró, notando cómo el rubio tocaba la textura de uno de los palos de leña que yacía de manera ordenada en el suelo, curioso.
Izuku se sobresaltó al notar cómo el rubio soltó un pequeño gruñido.
El rubio observó su dedo y luego con furia pateó el palo, mandandolo a volar de una manera casi inimaginable.
Y comenzó con ese, y luego con otro y otro, enceguecido de la ira.
Izuku dejó caer todos sus palos que tenía sobre sus brazos y se aproximo algo temeroso hacia el rubio intentando ver qué sucedía.
— ¡No Kacchan! Si lo sigues haciendo no podremos desayunar. —dijo, tomando sus manos con suavidad intentando calmarlo. —Es sólo leña, ¿porqué lo haces? —preguntó, notando a Bakugou observar con furia su dedo índice de su mano derecha.
Comprendió de inmediato y rápidamente tomó su mano derecha entre sus manos.
—Ah, es una astilla, tranquilo yo la sacaré. —murmuró observando su dedo, cogió su antebrazo derecho y lo dejó firme entre sus brazos, pues sabía que el rubio no cedería tan fácil.
Lo escucho gruñir en su oreja y golpearlo en la cabeza, aunque no tan fuerte como él esperaba que lo hiciera. —Ya casi, tranquilo. —dijo de manera paciente aún siendo golpeado por el rubio. Sacó la astilla con precisión y la dejó entre sus dedos, noto el automático suspiro algo confundido de Katsuki. Se giró y se la enseñó.
—Esto era lo que tenías, una astilla. —Le acercó la enorme astilla a sus ojos.
Katsuki la quedó mirando por mucho tiempo, ante esto Izuku cogió su mano nuevamente y se la dejó en la palma. —Esto es parte de los árboles. Suele doler mucho, por eso debes tener cuidado, Kacchan. —dijo cogiendo los palos que había arrojado al césped anteriormente para dirigirse a la cocina.
Una vez dentro, posicionó la leña dentro de su cocina y encendió un fósforo, esperando a que su cocina a leña estuviera funcional.
Comenzó a pelar manzanas mientras que esperaba que su cocina comenzará a calentarse. Corto las manzanas en cubitos y prosiguió con las naranjas, estrujandolas en dos vasos.
Estaba tan concentrado en lo que hacía, que de pronto lanzó un grito.
Frente a él tenía una oruga amarilla clavada con una astilla, retorciéndose.
—Hm. —escuchó del rubio, quien le acercaba la oruga con la astilla clavada a la boca de Izuku, quizás quería que se la comiera, no lo sabía.
Entonces lo notó masticar.
¿Se había comido una?
—Gr-gracias… —recibió la pobre oruga que aún se retorcía entre sus dedos y noto al rubio mirándolo, esperando a que se la comiera.
Izuku la dejó a un lado. —K-Kacchan ya casi está el desayuno, ve a la mesa. —dijo señalándole con el dedo, mientras que el rubio solo miraba la oruga.
De un segundo a otro la aplastó con el puño y le gruñó al pecoso, furioso. Le había rechazado su comida después de todo.
Izuku solo se limitó a reír de manera nerviosa mientras le daba la espalda, su mirada de un momento a otro se había vuelto amenazante.
Comenzó a freír los huevos y un filete. Sus manos temblaban, se sentía bastante observado.
Soltó un suspiro y entonces le sonrió con calma.
—Ya está casi. —dijo, observando cómo Katsuki le ignoraba totalmente.
Soltó otro suspiro.
El desayuno estaba listo, le sirvió dos huevos fritos junto a un enorme filete y de postre, manzanas picadas en cuadritos junto a un vaso con jugo de naranja natural.
Procuró cortar la carne en trocitos, para que así el rubio pudiera comer mejor.
Pero sí, Katsuki ya podía comer comida normal.
Adiós a la papilla.
Izuku sonriente se sentó frente a él con sus manzanas en cuadritos, su huevo frito y un trozo de filete, además de su jugo de naranja.
Ya se le estaba acabando la comida, pronto debía ir a por más.
Él podía permitirse pasar hambre, pero ahora que estaba Kacchan se esforzaría para que al menos él comiera bien.
Katsuki comía como desesperado, con sus manos sucias tomando los alimentos con sus manos llenas de tierra y masticando con ira, bebiendo su jugo y el de Izuku también, quien miraba paciente pero a la vez algo preocupado la escena.
A la próxima recuerda lavarle sus manos antes de comer.
Pensaba el pecoso observando con calma al rubio.
Terminó de comer y se levantó de manera abrupta de la mesa y seguido a esto continuó sacando hojas de los libros, de manera curiosa y sonriente, al parecer le gustaba hacer destrozos.
Izuku se levantó y comenzó a lavar los platos, se dio una ducha a sabiendas que Bakugou pateaba cosas por ahí, se puso su camisa blanca y sus pantalones verde musgo.
Con sus pantuflas aún puestas procedió a buscar al rubio.
—Muy bien, es hora de seguir con las clases.
.
.
.
Habían pasado tres semanas en las que Izuku y Bakugou se habían dedicado a estudiar de manera muy constante.
—Entonces Ka-cchan. —enseñaba con una varita, señalándole. —Dilo.
Katsuki rodó sus ojos y con disgusto formuló.
—Kacchan. —Su voz grave resonó en toda la biblioteca.
— ¡Muy bien! —exclamó Izuku emocionado. — ¿Cómo te llamas?
Katsuki soltó un suspiro. —Katsuki Bakugou.
— ¡Bien! ¿De dónde eres?
—De Rusia.
— ¡Exacto!
— ¿Y yo cómo me llamo? —preguntó emocionado.
—Gallina. —respondió sonriente.
— ¡Kacchan! —exclamó disgustado. —No es divertido.
—A mí divertirme. —respondió, enseñando sus colmillos.
Izuku soltó un suspiro. —Estoy muy orgulloso, Kacchan. —dijo con sus ojos llorosos. —Eres tan inteligente y aprendes tan rápido… —murmuró. —Eres genial.
Katsuki le sonrió. —Sí. —Le respondió, orgulloso de sí mismo.
— ¡Muy bien, te mereces un premio! —exclamó, contentísimo. — ¡Hoy al fin conocerás el pueblo, vamos a por víveres!
— ¿Víveres? —preguntó Bakugou, curioso.
— ¡Sí! —respondió Izuku, colocandose su abrigo. —Es hora de conocer nuevos ambientes. —Le respondió sonriente.
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¡HOLA!
Espero estén súper, corazones 💕
Ya han surgido muchísimos avances, Katsuki ya puede hablar así que comienza lo bueno :D
Lamento mucho la tardanza, he estado algo ocupada con lo de la universidad.
¡Espero les haya gustado!
Como siempre, espero y tengan un lindo findesemana 💕
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