fragmented pain
Debajo de las suaves sábanas azules que compartíamos en las noches, suelo pensar y recordar partes de mi vida que más adelante olvidaré, como olvidé tu nombre y tu cumpleaños.
No podía evitar que los recuerdos se borraran de mi cabeza, pero sí podía evitar olvidar sus esencias, sus sentimientos, sus raíces. Todo permanecía allí, a excepción de las imágenes y conversaciones, y todo lo demás que implique un recuerdo. Todo funcionaba como un círculo eviterno, siempre era el mismo proceso, no había fin. No existía fin para mi eterno sentimiento.
Un dolor tan sempiterno que quemaba lo más profundo y sano de mis entrañas. Me consumía por dentro.
A mi mente llegaban leves fragmentos de cuando disfrutabas mi compañía. Te veías tan radiante y feliz que no me cabía duda de que yo también lo era, porque, a pesar de todas las cosas difíciles que nos rodean día a día sin parar, algo tengo claro, y es que soy feliz a tu lado. Eres y serás la única y exclusiva razón de mi felicidad y también de mis tristezas. Eres un fragmento de vidrio cristalino atravesado en mi corazón, si sales, no sé si podré soportarlo.
Ya casi no recordaba nada de ti, la única imagen que tengo de tu persona es aquella muchacha nostálgica de amor y espectáculo, rezando sin una pizca de fe durante las cenas, intentar curar algo incurable.
Tratando de ignorarme diariamente solo para contener y controlar tus lágrimas, pero aun así oía tus sollozos en las frías noches invernales y silenciosas mientras acariciabas mi hombro con cuidado de no despertarme y delatarte, delatar el dolor que siente tu alma tan destrozada al verme desintegrarme por completo, al ver cómo dejo de ser yo y me transformo en otra persona. Al ver cómo te olvido con el tiempo.
Solía recorrer hábilmente los arcos de tu corazón, siempre siguiendo el mismo correcto patrón. Patrón que olvidé para siempre.
Todos los días solías despertarme para ir a caminar, habías leído en un artículo que quizás eso me ayudaría a preservar mi memoria por más tiempo.
Ya no sabía cómo coordinar mis piernas, te estaba fallando, como siempre. Apenas podía levantarme de la cama sin pedir tu ayuda, pero aun así seguiste allí, a mi lado.
Por las madrugadas, me recostaba a mirar tu rostro, pues no quería olvidarlo. No quería olvidarte.
Todos los días procuraba tener tu nombre escrito en mi mano, para hacerte sentir un poco esperanzada, y cuando te enteraste, simplemente quedaste más destrozada.
Lamento todo el dolor que causé, todas las esperanzas que deseché y todas las veces que olvidaba qué debía hacer.
Y aunque tu esencia me había abandonado, quizástemporalmente o quizás eternamente, en mi mente todavía quedaban los fragmentosde tu sonrisa, y eso era algo que el tiempo no iba a poder quitarme.
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